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Ora la biblia
Orar la Palabra de Dios es una herramienta poderosa en lucha por la santidad. Cuando nuestros
corazones son propensos a vagar, y somos tentados a seguir nuestras emociones, es una
bendición tener una compañera cristiana que desee orar las Escrituras contigo. Ha habido muchas
ocasiones cuando no sé exactamente cómo orar por alguien, pero afortunadamente las Escrituras
son suficientes. Algunas veces, la mejor manera de comenzar es clamando «¡no sabemos qué
hacer, pero nuestros ojos están en ti!» (2 Crónicas 20:12).
Recordatorios útiles
Mientras oramos por hermanas en Cristo, a continuación algunos recordatorios útiles:
1. Ora por los atributos de Dios.
Recuérdense unos a otros con frecuencia quien es Dios; alábenle por ser soberano, que no
cambia, santo, que lo sabe todo, etc.
2. Ora las promesas del evangelio.
Recuerda el don precioso de Dios de la salvación por medio de Cristo. Tenemos una herencia
incorruptible en los cielos para nosotros, y Dios recuerda ya no recuerda nuestras transgresiones.
Él nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad.
3. Mientras oras, recuerda quien Dios nos ha llamado a ser en Cristo.
Somos propensos a olvida que somos hijos, escogidos, redimidos y perdonados.
4. Ora a través de pasajes específicos por esa persona.
¡Abre esa concordancia y deja que la Palabra viva y activa de Dios hable! Las epístolas son un
buen lugar para orar unos por otros.
Al discipular a otros, puedo decirle alguien que se vuelva del pecado, pero el mayor
quebrantamiento surge cuando oramos Colosenses 3 juntos. Puedo decir palabras de consuelo a
alguien que lucha con la ansiedad, pero orar 1 Pedro 5:6-7 generalmente produce un mayor
consuelo. Cuando una amiga está cuestionando si el plan de Dios para su vida es bueno,
Romanos 8 tiene una palabra de mucho valor.
Mientras hacemos oraciones de alabanza y acción de gracias, mientras clamamos por provisión y
misericordia, llenando nuestras palabras con fundamentos de las Escrituras y nuestros corazones
con la verdad, esto nos lleva a tener una fe más profunda en Cristo.
¡Simplemente ora!
Frecuentemente abandono mi tiempo con hermanas en Cristo deseando haber orado con ellas o
por ellas. Orar no siempre es fácil, y no siempre es conveniente o práctico. Sin embargo, siempre
es bueno, y siempre seremos bendecidas al hacerlo.
Así que, mientras nos reunimos como mujeres—compartiendo sobre nuestros matrimonios,
nuestra crianza, nuestras luchas espirituales—hagamos el compromiso de orar unas por otras.
Abandonemos nuestro tiempo juntas, confiadas en que nos hemos hecho un bien espiritual unas a
otras.
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Traducido por Samantha Paz, República Dominicana.