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El Programa de Discipulado de Jesús para Su Iglesia

El congregacionalismo dirigido por ancianos, propongo, es el programa de discipulado de


Jesús.

La primera mitad del programa de discipulado de Jesús: la responsabilidad


congregacional

Para entender lo que el congregacionalismo liderado por ancianos tiene que ver con el
discipulado, necesitamos pensar en sus dos mitades. En el congregacionalismo, la mitad
requiere que tú, el miembro promedio de la iglesia, asumas la responsabilidad de otros
miembros de la iglesia. Te da este trabajo.

Para hacer tu trabajo, debes conocer el evangelio, estudiar el evangelio, proteger el


ministerio del evangelio en tu iglesia. Y además, debes trabajar por el progreso del
evangelio en las vidas de tus compañeros miembros de la iglesia y con los incrédulos. Para
decirlo de otra manera, debes vigilar tu iglesia manteniéndola consagrada a Dios, así como
Adán estaba vigilando el jardín, y los sacerdotes de Israel vigilaban el templo,
manteniéndolos consagrados a Dios.

Para ser claro, estoy asumiendo que la posesión de la responsabilidad viene de poseer
autoridad. Una persona no es responsable de hacer algo que no ha sido autorizado a hacer.
¡No me digas que tengo un trabajo si no me das la autoridad para hacer mi trabajo! Es como
decirme que limpie un edificio sin darme las llaves del edificio. La afirmación fundamental
del congregacionalismo es que la iglesia reunida posee autoridad porque Jesús la autoriza
expresamente y porque hace que todo creyente evangélico sea responsable de proclamar y
proteger su evangelio y a su pueblo evangélico.

La Segunda mitad del programa de de Jesús: Entrenamiento de Ancianos


Sin embargo, piensa en esto: ¿quién entrena y equipa a los creyentes del evangelio para que
hagan su trabajo? ¿Quién les enseña el evangelio y cómo el evangelio se aplica a cada área
de la vida? ¿Quién los entrena para discernir entre las profesiones verdaderas y las falsas,
para que puedan mantener la iglesia consagrada al Señor? ¡Los pastores o ancianos!

Eso nos lleva a la mitad del programa de discipulado de Jesús: es dirigida por ancianos.
La congregación necesita que sus líderes los entrenen para hacer su trabajo. Escucha cómo
Pablo lo dice: Jesús «él mismo constituyó…a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo» (Efesios 4: 11-12). ¿Qué hacen los pastores? Ellos entrenan. ¿Qué hacen los santos?
La obra del ministerio. Las dos partes trabajan juntas:

Pastores: Te brinda capacitación para el ministerio.


Congregacionalismo: Te da un servicio a realizar.
Esto en pocas palabras es el modelo de discipulado de Jesús, o podemos decirlo
matemáticamente:
Liderazgo de Ancianos + normas de la congregación = discipulado.

Suma estas dos variables y tienes el programa de Jesús para el discipulado. La gente se
preocupa de que el congregacionalismo implica poner las decisiones de la iglesia en manos
de sus miembros menos maduros.

Es cierto que si los pastores no entrenan a los santos; sí, el pueblo será inmaduro y tomará
malas decisiones. Pero es precisamente el hecho de que el congregacionalismo liderado por
ancianos no permite que los líderes simplemente impongan su voluntad a los miembros—
incluso a los inmaduros— lo que obliga a los líderes a realizar el trabajo de entrenamiento.

El programa de Jesús requiere que los líderes enseñen, expliquen, equipen, pastoreen y
guíen a los miembros hacia la madurez y capacidad de tomar buenas decisiones. Los
miembros inmaduros son como adolescentes con llaves del auto ¡Papi y mami, es mejor
que les enseñen a conducir con cuidado! No debes culpar a las congregaciones porque
conducen mal, culpa a sus maestros.

Una iglesia que da toda la autoridad a sus líderes perjudica su propia cultura de discipulado.
Al abandonar su propia autoridad, los miembros se vuelven menos responsables. Se
inclinan hacia la pasividad y la complacencia y, finalmente, al mundanalismo. Dejan a la
iglesia menos protegida.

Mientras tanto, los pastores que quitan la autoridad de sus congregaciones, irónicamente,
renuncian a una forma de su propio liderazgo al hacer esto. Se supone que ellos deben
trabajar duro para entrenar a la iglesia para que use su autoridad con madurez. Pero si se
liberan de esta responsabilidad, seguro, su trabajo será más fácil, pero no son los líderes que
Dios quiere.

¿Es el congregacionalismo bíblico una democracia? No, es una forma de gobierno mixto:
parte monarquía (la normativa de uno solo), parte oligarquía (normativa de pocos), y parte
democracia (normativa de muchos).
Jesús es Rey a través de su Palabra; los ancianos o pastores conducen; y la congregación
tiene la palabra final —humana— sobre ciertos asuntos cruciales.

Y es precisamente la dinámica entre el uno, los pocos y los muchos que cultiva una cultura
de discipulado, y que guía a los miembros inmaduros de la iglesia hacia la madurez.
¿Lo ves? Cuando Jesús y los apóstoles hablaron sobre el gobierno de la iglesia, no fue sólo
una discusión sobre la toma de decisiones burocráticas. ¡Era fundamentalmente una
cuestión de discipulado!
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Este artículo es un extracto ligeramente modificada del nuevo libro de Jonathan Leeman
Comprender la Autoridad de la Congregación (B & amp; H, 2016).

Traducido por Renso Bello, Venezuela.

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