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dunamis (δύναμις G1411) es: (a) poder, capacidad, física o moral, residente en una
persona o cosa; (b) poder en acción, tal como, p.ej., cuando se pone en acción para ejecutar
milagros. Aparece 118 veces en el NT. En ocasiones se usa del milagro o señal mismos,
poniéndose el efecto en lugar de la causa (p.ej., Mc 6.5), frecuentemente en los Evangelios
y Hechos. En1Co_14:11 se traduce «valor» (RV, RVR), o «significado» (VHA). Cf. los
verbos correspondientes, dunamai (véase B, Nota Nº1), dunamoo (véase FORTALECER,
etc.); dunateo (véase PODEROSO). Véanse EFICACIA, FUERZA, MARAVILLA,
MILAGRO, PODER, POTENCIA, SEÑAL, VALOR.
dunamis (δύναμις G1411) poder: (a) usado relativamente, denota capacidad inherente,
capacidad de llevar cualquier cosa a cabo (p.ej., Mat_25:15 «capacidad»; Act_3:12
«poder»; 2Th_1:7 «los ángeles de su poder»; Heb_11:11 «fuerza», VM: «poder»); véase
CAPACIDAD, A; (b) utilizado en sentido absoluto, denota: (1) poder para obrar, para llevar
algo a cabo (p.ej., Luk_24:49); (2) poder en acción (p.ej., Rom_1:16; 1Co_1:18; Eph_1:21;
3.16; Col_1:11, 1ª cláusula; 2Pe_2:11 «potencia», RV, RVR); en Rom_15:19 se traduce
«potencia de señales» (1ª mención). Véase MILAGRO, Nº 1. En ocasiones se utiliza, por
metonimia, de personas y cosas, p.ej., de Dios (Mat_26:64; Mc 14.62); de ángeles (p.ej.,
quizás en Eph_1:21; cf. Rom_8:38 y 1Pe_3:22 «potestades»); de lo que manifiesta el
poder de Dios: Cristo (1Co_1:24); el evangelio (Rom_1:16); de milagros (p.ej., Mc 6.5;
9.39; Act_2:22; 8.13; 2Co_12:12). Véanse también EFICACIA, A, FUERZA bajo
FORTALECER, Nº 4, SEÑAL, VALOR. Nota: Para las distinciones entre los distintos
términos que se traducen «poder», véase Nota al final de Nº 6.
danamis (δύναμις G1411) poder, fuerza. Se emplea del significado de lo que se dice
(1Co_14:11 «el valor de las palabras»); véase PODER, A, Nº 1, y también EFICACIA, A,
FUERZA bajo FORTALECER, B, Nº 4, SEÑAL.
EN EL SENTIDO DE «PRECIO»
Don G5486
carisma (χάρισμα G5486) un don de gracia, una dádiva que involucra gracia (caris) de
parte de Dios como Dador. Se usa de sus libres dádivas a los pecadores, traducido
«dádiva» solo en Rom_6:23: Para una consideración de todos los pasajes en que aparece,
véase DON.
carisma (χάρισμα G5486) don de gracia, don que involucra gracia (caris) de parte de
Dios como el dador. Se usa: (a) de su libre don a los pecadores (Rom_5:15,16; 6.23; 11.29);
(b) de sus dones a los creyentes por las operaciones del Espíritu Santo en la iglesia
(Rom_12:6; 1Co_1:7; 12.4,9,28,30,31; 1Ti_4:14; 2Ti_1:6; 1Pe_4:10); (c) de aquello que es
impartido mediante instrucción humana (Rom_1:11); (d) del don natural de la continencia,
consiguiente a la gracia de Dios como creador (1Co_7:7); (e) de liberaciones bondadosas
concedidas en respuesta a las oraciones de hermanos en la fe (2Co_1:11). Véase .
1ª corintios 4 Gracias doy á mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios
que os es dada en Cristo Jesús;
5 Que en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda lengua y en toda
ciencia;
6 Así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros:
7 De tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación de
nuestro Señor Jesucristo:
Clasificación.
La clasificación más usual:
• Dones motivacionales (Rom 12:4-7)
• Dones del Espíritu Santo (1 Cor 12:7-11).
• Oficios ministeriales o gubernamentales (Efe 4:11).
GENERALIDADES.
PALABRA DE SABIDURÍA.
Lo que es:
Conocimiento sobrenatural aplicado sobrenatural y divinamente.
Se refiere a los hechos futuros en la mente de Dios.
Es la revelación sobrenatural del propósito de Dios concerniente a personas,
cosas o eventos en el futuro o que señalan al futuro y de aquellas órdenes e
instrucciones que Dios da a las personas, derivados de su conocimiento de tales
eventos futuros.
Puede manifestarse mediante la voz audible de Dios, visitación angelical, sueños,
visiones, y/o a través de la manifestación de los dones espirituales de profecía,
lenguas e interpretación de lenguas.
El don es para el desarrollo de la Voluntad de Dios y la declaración de sus
propósitos ocultos, no revelada, aparte de Su Palabra.
Puede expresarse mediante una acción ilustrativa (Hch 21:11).
Su expresión puede variar de acuerdo con el don motivacional, oficio o aún con la
personalidad de aquel por medio de quien es dado, según sea la voluntad del
Espíritu.
Puede ser recibido por un niño falto de experiencia como Samuel, un esclavo en
prisión como José, o por un estadista exaltado como Daniel
Lo que no es:
No es sabiduría adquirida a través de la Palabra de Dios.
No es profundidad del conocimiento de la Palabra.
No tiene nada que ver con ningún tipo de sabiduría humana o natural.
No es la habilidad de gobernar en las cosas divinas.
No tiene que ver tampoco con un alto grado de eficiencia intelectual o moral.
No es, incluso, sabiduría divina. La sabiduría divina es, en algunos casos, natural
y en otros sobrenatural, pero ella no se trata de este don.
Evidencias.
Cuando Dios revela planes y cosas acerca de personas y situaciones que tienen
que ver con el futuro de las mismas.
Cuando Dios avisa de peligros, bendiciones y/o juicios futuros para personas,
familias, grupos y/o naciones.
Cuando Dios revela y confirma bendiciones que estarán operando en las
personas.
Lo que no es:
No es conocimiento adquirido por lo sentidos, el estudio, o la consagración, ni es
conocimiento natural.
Tampoco es el ejercicio de una facultad. ni una habilidad para adquirir
conocimientos, ni el resultado de nuestro esfuerzo natural.
No es conocimiento adquirido al estudiar, por experiencia, por deducción o por
intuición.
Tampoco es una concesión por parte de Dios de una amplificación del
conocimiento humano, ni el conocimiento profundo de la Biblia y de la teología.
Tampoco es el conocimiento real y precioso que se adquiere por la larga
experiencia de los métodos de Dios y de Sus hechos.
Evidencias.
No queriendo saber nada de alguna persona, de repente viene un conocimiento
específico.
Cuando Dios le muestra planes y estrategias del enemigo en contra de personas y
de una mismo.
Uno no tiene que estar buscando algo para que Dios le traiga alguna revelación.
DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS.
Lo que es:
Habilidad sobrenatural dada a una persona por el Espíritu Santo para poder
entender, percibir, reconocer y ver los espíritus, ya sea de una persona, en una
situación o de cualquier lugar.
Restringido a una sola clase de objetos: los espíritus, ya sean el de Dios, los
ángeles, los demonios y/o el espíritu de las personas.
A diferencia de los dones de Palabra de Conocimiento y Palabra de Sabiduría, que
pueden referirse tanto a situaciones naturales como sobrenaturales, este don solo
se refiere a seres y/o entidades sobrenaturales.
Incluye cuatro aspectos:
• Percibir cuando hay espíritus operando.
• Ver los espíritus.
• Reconocer los espíritus.
• Entender como operan los espíritus.
Sirve para identificar los diferentes tipos de espíritus, tanto los buenos como los
malos, o algún tipo de ellos, y desatar (en el caso de los buenos) o atar (en el caso
de los malos) su operación en la persona y/o situación donde están operando.
Lo que no es:
Una especie de lectura espiritual del pensamiento y/o la mente de las personas.
Discernimiento de carácter, pensamientos o corazones.
Percepción psicológica, que es un desarrollo de los poderes humanos de juicio, en
la que se relaciona el análisis del carácter humano con los fenómenos mentales.
Agudeza de penetración mental.
Poder para descubrir faltas o pecados de otros.
Discernimiento de carácter o de faltas.
El poder de exorcizar o liberar de espíritus malignos. Para tal efecto son
necesarios, adicionalmente, los dones de poder.
Percibir “algo” espiritual inespecífico.
Percibir algo de la mente y/o de las emociones de una persona.
Ejemplos bíblicos y usos de la manifestación del don:
Ayudar a liberar a los afligidos, oprimidos y atormentados por el enemigo (Mar 5:5,
Mat 12:22, Mat 9:17, 25, Luc 13:11, 16).
Descubrir a los siervos del diablo (Hch 13;9-10).
Ayudar a resistir los planes del adversario (Hch 16:16).
Exponer el error que tiene apariencia de credibilidad (1 Tim 4:1, 2 Ped 2:1).
Desenmascarar a los demonios obradores de milagros (2 Tes 2:9, Apo 16:14, Mar
1:24, Hch 16:17-18, Mat 4:24).
Revelar la existencia de principados y potestades sobre áreas geográficas,
organizaciones y/o personas.
Revelar la dirección y/o el fluir que el Espíritu Santo tiene para una situación
específica.
Revelar las intenciones y los motivos que hay en el espíritu humano.
Evidencias.
Cuando percibe y/o ve el mundo espiritual a menudo.
Percibe frecuentemente el por qué de las acciones de las personas, que clase de
espíritu las influencian, y en muchas ocasiones, llegar a ver el espíritu, si el Señor
lo permite.
Sensibilidad al mundo espiritual.
Cuidado.
Existe una línea muy fina de percepción entre lo espiritual y lo natural, y si no se
tiene cuidado, se vuelve demasiado sensible (más a lo malo que a lo bueno),
percibe y siente todo y finalmente se le vuelve una carga difícil de manejar.
Lo que son.
Es el único de los nueve dones que en sí mismo es una serie. Así como hay un
don de sanidad general (para todas las enfermedades), hay dones para cada
grupo de enfermedades (cáncer, por ejemplo) y para cada enfermedad específica
(cáncer en un órgano específico), por lo que existen muchos dones de sanidades,
y además de cada uno de ellos, diferentes combinaciones entre unos y otros.
Consisten en la habilidad sobrenatural impartida por el Espíritu Santo a un
creyente para operar como intermediario para que el poder sobrenatural de Dios
sane toda clase de dolencias ya sean orgánicas, nerviosas, mentales y/o
emocionales.
Para la sanidad sobrenatural de enfermedades y dolencias, sin medios naturales
de ningún tipo.
La manifestación milagrosa del Espíritu para proscribir toda clase de dolencias
humanas, bien sea orgánicas, funcionales o nerviosas; agudas o crónicas.
Aquel que ha sido dotado por Dios para ser el vaso a través del cual El imparte
sanidad al cuerpo físico y al alma en momentos específicos.
Diferentes tipos y operaciones de sanidades sobrenaturales de personas enfermas
o fallecidas sin utilizar medios naturales, a través de hablar la Palabra, unción con
aceite, la imposición de manos o la liberación de un espíritu de enfermedad o de
opresión (emocional).
La capacidad sobrenatural impartida por el Espíritu Santo para ser el instrumento
a través del cual el poder de Dios sana una clase especial de enfermedad la
mayor parte del tiempo.
El Señor Jesús les dio una especial prominencia en su ministerio público y en la
autoridad que dio a sus discípulos.
Las sanidades correspondientes a estos dones son realizadas por el poder de
Cristo mediante el Espíritu, por creyentes ignorantes, sin conocimientos de
fisiología, enfermedades, síntomas, drogas o cirugía. Obran tan solo conforme a la
fe.
Pueden operar mediante un toque o mediante una palabra. La distancia no
significa obstáculo (Sal 107:20, Mat 8:8)
Lo que no son.
Un alto grado de habilidad médica, quirúrgica, manipulativa o científica.
La habilidad médica para resolver problemas de salud, aunque estos sean
sumamente difíciles.
La oración de los ancianos de la iglesia.
La oración eventual por los enfermos según lo instruído en la Gran Comisión (Mar
16:15-18).
Evidencias.
Gran pasión por ver a los enfermos sanar.
Compasión por aquellos que están enfermos.
Orar por muchos enfermos y la mayoría son sanados inmediata o
progresivamente.
A menudo se le acercan los enfermos para que oren por ellos.
Lo que no es.
Habilidad humana y/o tecnológica para resolver problemas aparentemente
irresolubles.
Habilidad humana y/o tecnología que desafía el cumplimiento de las leyes
naturales.
Capacidad inventiva y/o creativa.
Evidencias.
Gran pasión por ver soluciones a los problemas relevantes de las personas.
Compasión por aquellos que están en problemas.
Orar por muchas situaciones problemáticas en lo natural y ver las
manifestaciones, las respuestas y las soluciones de Dios a los mismos, de manera
inmediata y/o progresiva.
A menudo se le acercan las personas para que ore por ellas por cualquier tipo de
situación.
EL DON DE FE.
Lo que es:
Es el más grande de los dones de poder.
Manifestación sobrenatural del Espíritu Santo dada a un creyente para tener la
habilidad de creerle a Dios con confianza por cualquier cosa en un momento
específico.
Una manifestación especial de la propia fe de Dios que nos habilita a creer con
una extrema confianza, cosas que no son posibles o milagrosas.
La gracia de Dios para recibir o creer por lo que parece imposible, sin ninguna
presunción.
Es recibido únicamente después de la salvación.
Para que el creyente pueda recibir milagros. Es milagroso.
Es un don para poder.
Don para creer en Dios de tal manera que Dios honra la palabra de ellos como la
suya propia y hace que se cumpla milagrosamente (lo que digan será hecho, Mar
11:23).
Recibe y/o disfruta cosas mediante el Espíritu.
Emplea fe activa que espera un milagro sostenido o continuado.
Es una dotación sobrenatural mediante el Espíritu por la cual aquello que es
proferido o deseado por la persona o dicho por Dios sucederá. Cubre lo que es
bendición o maldición, creación o destrucción, remoción o alteración.
A menudo sus operaciones no son observables de inmediato. En la mayoría de los
casos, aunque no siempre, es más bien un proceso, como cuando Isaac bendijo a
Jacob, en términos que tan solamente podían tener cumplimiento en un largo
período de tiempo (Gen 27:27, Heb 11:20).
Su poder de manifestación es de mayor duración que el de los dones de milagros
o de sanidades.
Parecido al don de hacer milagros, pues ambos producen milagros, pero el don de
milagros hace un milagro mientras que el don de fe recibe un milagro.
Lo que no es.
Fe natural, como la que ejerce el campesino cuando siembra su semilla.
Fe salvadora, que es anterior a la salvación (Efe 2:8).
La fe general o medida de fe que Dios nos da a cada uno (Rom 12:3).
Asentimiento mental, algo de la cabeza. Los demonios tienen fe intelectual a la
perfección (creen y tiemblan).
La fe que es parte del fruto del Espíritu, que es para el carácter (Gal 5:22).
Aquellos hijos de Dios que tienen esta clase de fe creen en Dios de tal manera
que están seguros de la salvación y creen su Palabra de tal modo que obedecen
sus mandamientos.
Evidencias.
Lo que no es.
Nada tiene que ver con la habilidad lingüística ni con la mente o el intelecto de la
persona.
No es retórica con ayuda divina.
No es una especie de jerigonza incoherente e ininteligible, una serie de ruidos
glosales ininterpretables (si no para qué el don de interpretación de lenguas).
No es para proveer guía o dirección en asuntos personales. El empeñarse en
buscar dirección mediante lenguas e interpretación en grupos es no tan solamente
contrario a las Escrituras sino altamente perjudicial.
Son diferentes a la evidencia física, externa y escritural del bautismo del Espíritu
Santo (Hch 2:4).
Evidencias.
Obviamente, poseer un lenguaje de oración particular, y ejercitarlo contínuamente.
Gozo y deleite en utilizarlo.
Como activar el don.
Comenzar a orar aunque sea en una aparente jerigonza, sistemáticamente.
Anhelar y desear el don con todo su corazón, principalmente cuando las palabras
de nuestro idioma no alcanzan para mantener la comunión y comunicación con
Dios (las palabras de nuestro idioma constituyen una limitación a la comunicación
y comunión con Dios).
No se desanime si no ve resultados de inmediato; su trabajo es creer la Palabra y
hacerla, orando, el trabajo de Dios, edificarlo en su espíritu.
Busque una persona con el don y pídale que lo active a usted en ese don.
INTERPRETACIÓN DE LENGUAS.
Este don no tendría significado alguno sin el don de lenguas.
En esto es único entre los dones del Espíritu Santo --> los que hablan en lenguas
reciben instrucción expresa de orar por este otro don (1 Cor 14:13).
Aún cuando la interpretación no está distribuída exclusivamente entre los que ya
hablan en lenguas, sin embargo, estos son los más comunes poseedores del don.
Necesitamos más fe para su operación que para una exclamación en lenguas.
Una razón para esto es que puesto que lo que decimos en interpretación es
comprendido por la mente, nuestro adversario tiene mayor libertad para
silenciarnos mediante la inevitable sugerencia de que es “invención nuestra”.
Lo que es.
Es la exposición sobrenatural, en un idioma entendible por todas las personas en
la audiencia, mediante el Espíritu, del significado de una exclamación en otras
lenguas.
Es una operación de la mente del Espíritu de Dios --> el intérprete nunca entiende
la lengua que interpreta, y no es parte de su tarea proveer términos equivalentes
en su propia lengua para las palabras sobrenaturales que se han hablado.
Es una interpretación de un mensaje en lenguas, no una traducción.
El intérprete no pone atención en el mensaje sino en Dios para que le dé el
significado del mismo, que puede ser en forma pictórica, parabólica, descriptiva o
literal.
Aún cuando el temperamento, los dones naturales, la preparación, la nacionalidad,
etc., del intérprete ejercen influencia sobre la declaración de la interpretación, no
por ello está deja de ser menos sobrenatural.
Lo que no es.
Una operación de la mente del intérprete.
Un poder general de explicar con claridad los asuntos espirituales.
No es una traducción literal sino una interpretación del mensaje.
EL DON DE PROFECÍA.
Profecía, en primera instancia, significa hablar por otro hablar por Dios, ser su
vocero, su boca.
En su forma más sencilla es una exclamación totalmente sobrenatural, ungida e
inspirada divinamente sobre cualquier cosa que afecte a una persona, pero
principalmente, sobre cosas que se relacionan con su andar en Dios (sanidad,
liberación, obediencia, relación, etc.) y con el propósito de Dios para su vida.
Lo que es.
Una exclamación sobrenatural en una lengua conocida.
En su forma más sencilla puede ser poseído por todos los que han recibido el
Bautismo del Espíritu Santo (1 Cor 14:31). Es más, sería deseable que todos los
creyentes pudieran fluir en ese don.
La voluntad humana y la fe están activas en este don, pero no así el intelecto
humano.
Al profetizar debe ejercitarse fe, y las cosas que se digan deben estar dentro del
radio de acción de la fe que se posee (Rom 12.6), no de la argumentación ni de la
lógica.
Hablar una palabra inspirada por Dios y declarar su verdad con osadía, con el
propósito de exhortar, consolar y edificar al cuerpo de Cristo (1 Cor 14:3).
Manifestar lo oculto en el corazón de las personas para que sean libres (1 Cor
14:24-25).
Edificar, levantar, animar a la iglesia (1 Cor 14:5).
Que los y las demás creyentes aprendan (1 Cor 14:31).
Convencer a los incrédulos revelando cosas que solo ellos sabían (1 Cor 14:24-
25).
Proclama el “rhema” de Dios, es decir, una Palabra viva dada por Dios para un
momento y/o circunstancia presente específica, para confirmar la voluntad de Dios
(no es para guiar, ya que la guianza es por el Espíritu Santo).
Usualmente (aunque no necesariamente ni siempre) es una “improvisación” por
inspiración del Espíritu Santo.
Este don es para hablarle a personas individuales y/o grupos congregacionales
(mayormente palabras específicas para personas individuales).
Lo que no es.
Una manifestación de la mente humana (1 Cor 12:7).
Una manifestación de los poderes humanos del pensamiento y del razonamiento.
El oficio profético. Aún cuando todos pueden procurar profetizar, sin embargo no
todos son llamados a ser profetas (1 Cor 12:28.29). Tanto los oficios como las
capacitaciones sobrenaturales reciben el nombre de “dones” (Efe 4:8, 11; 1 Cor
12:28, 30). Pero mientras que los oficios son los dones de Cristo a la iglesia, los
dones de 1 Cor 12 y 14 son los regalos del Espíritu Santo al individuo.
Predicción, ni adivinación. El don tal como se encuentra definido en 1 Cor 14:3, no
confiere el poder para predecir el futuro. Profetizar no significa predecir sino
sencillamente hablar por otro. Si pone algo al descubierto o predice algún evento
es porque el don de profecía va acompañado, ya sea de palabra de conocimiento
o palabra de sabiduría (1 Cor 14:6, Luc 1:46-55).
Guianza. No tiene la intención, y en verdad, ningún don espiritual lo tiene, de
tomar el lugar del sentido común y del juicio natural (Sal 32:9, Luc 12:57), y menos
del Espíritu Santo para guiar a la persona. El don de profecía, ni aún el oficio de
profeta, puede tomar el lugar del Espíritu Santo quién es quien debe guiarnos a
toda verdad.
Predicación. Tratar el don de tal modo es despojarlo enteramente de su carácter
sobrenatural. En la predicación, la mente natural, abastecida de la Palabra, es
operada por el Espíritu. En la profecía, la mente del Espíritu habla mediante los
órganos naturales de la voz humana. La predicación es divinamente inspirada,
pero no es sobrenatural. La profecía es totalmente sobrenatural. La predicación de
la Palabra es hablar las verdades bíblicas que han sido investigadas y estudiadas
para su exposición, es la proclamación del “logos” de Dios. Aunque muchas veces,
dentro de la predicación va incluída una proclamación profética para alguno de los
oyentes.
La mera repetición de versículos bíblicos. Esta es una obra del Espíritu por medio
de la facultad natural de la memoria, pero no sucede a través de un don espiritual.
El oficio profético y el don de profecía son distintos por las siguientes razones:
El oficio de profeta es inseparable de una persona (Efe 4:11); el don de profecía
es tan sólo un instrumento (1 Cor 12.10).
La esfera de influencia del don de profecía es exclusivamente para edificar a la
iglesia local (1 Cor 14:4), mientras que la esfera de influencia del oficio profético
puede, y generalmente lo hace, extenderse fuera de los límites de la iglesia local.
Para que una persona sea profeta se necesitan dones mucho mayores que el don
de profecía.
La revelación de cosas fuera de la Palabra de Dios –cosas del pasado, presente o
futuro desconocidos— es necesaria al oficio profético. Pero esta revelación no
está incluída en el alcance del don espiritual de profecía.
La prueba del profeta es esta revelación personal y exclusiva (Num 12:6) mientras
que el alcance del don de profecía se limita a la edificación, exhortación y
consolación.
El don de profecía es comparable al don de lenguas más interpretación, pero a
ninguno se le ocurriría equiparar estos dos dones con el oficio profético. De la
misma manera, el don de profecía no puede ser equiparado al oficio profético.
Naturalmente, el oficio incluye el don, pero no resulta a la inversa.
Cualquier creyente, todos (1 Cor 14:31) puede ser poseedor del don de profecía,
pero obviamente, no todos los creyentes pueden ser profetas. Este don no
significa que la persona que lo manifiesta sea un profeta, ni que tenga que
profetizar todo el tiempo.
Aunque el profeta, necesariamente, tiene este don. Cualquier creyente puede
profetizar pero no cualquier creyente es por ello profeta. El profeta, con las
palabras proféticas que proclama, está más orientado hacia grupos que hacia
personas (Cuerpo de Cristo, nación, Jer 1.10).