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Una novella dos xpectos en ue inp seston aparcin deni del panna dele tua contemporine yo ue fundamental ave inento de Macondo ta sage contnaa elo “endla como dbo de leyenda te wfc ne bute par compar a fscante materia de es smundoc nove Desde que ef corel Aura Buena capers rote al plot de fslameno bor prc de ‘memo cud conc el hk hacen ble ‘lcctor lagen don pti el fonder de acon. do} hate spieato que hues Bebo er cfs en el marserito de Melquades (mint e tino del ertipe acta destin ato) Cen sor de sldad ombin ads de os elamentor gue le componen pare rela wna dimen ee recedoe del emo los concent ot rrony dal depo en quote nanan. Amborconergen Or ape aia de ete neato qe eboney rete cede te acuerdo con pecs prctous pester ne rats erando wna coespoencl goss ent el {to denontry ex acto de ere agar tne historia a nel a venvade odmiabie imtoo il vwsuedsedamecana com. olressod I POpRIS Ap OUP y PH wpa) Cien atos de soledad PUnnLaUopns pRolEp2 8 Editorial Sudamericana wot GABRIEL GARCIA MARQUEZ Cien atios de soledad EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES, Disco de ponsda: cottesia de Amoido Mondadori Edtore, Milin PRIMERA EDICION Mayo de 1967, ‘CENTESIMO VIGESIMO SEGUNDA EDICION ‘Marzo de 2001 Talo a ert reserva. Ba pba pcr oped, sen do sien pra sepa oti oe on 4 capehn dint, sng ome por gs eta ‘Sect, fnin ecticn magne seeee a ccuier ors permis eis i eee ‘escrito de la editorial, IMPRPSO EN LA ARGENTINA Queda hocbo ef depésito que (Previene la ley 11728 © 1967, Bitortal Sudamericana $A, Humberto 1 531, Buenot dies ISBN 950-07.0025.8 © 1967, Gabriel Garcia Mérquez Perens exclusvos par ARGENTINA, CHILE, URUGUAY y PARAGURY EDITONAL SUDAMERICANA 5.4, Humberto 1 #31, An, anponice Prohids mu vena eos dents pas dl dren Komi do legos eae ‘ww edsadamercana coma ‘para jomt garcia ascot ‘y maria usa elo ACO PLUWE ‘Muchos afios después, frente al peloton de fusilamiento, el co- ronel Aureliano Buendia habla de recordar aquella tarde’ remo- Teen que su padre lo lev6 a conocer el hielo. Macondo ers en tonces una aldea de veinte casas de barro y cifabrava constr tha a la orila de un rfo de aguas diafanas que se precipitaban por un techo de piedras pulidas, blancas y enormes como hue- fos prehistOricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas ‘arecian de nombre, y para mencionarlas habia que semaasias fon el dedo, ‘Todos los aftos, por el mes de marzo, una fam lin de gitanos'aesarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer fos nuevos inventos. Primero levaron el imén. Un gitano compu- lento, de barba moniaraz y manos de gorrion, que se present6 con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostracion pablica de lo que él mismo flamaba la octava maravlla de los Sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastran- {do dos lingotes metalicos, y todo el mundo se espant6 al ver que fos calderos, las pailas,1a$ tenazas y los anafes se cafan de su siti y las maderas crujian por la desesperacion de los clavos y fos tornillos tratando de desendlavarse, y aun los objetos perdi dos desde hacia mucho tiempo aparecian por donde mas se les habia buscado, y se atrastraban en desbandada turbulenta detris| de los ferros migicos de Melquiades. "Las cosas tienen vida pro: pia —pregonaba el gitano con Aspero acento—, todo es cues- tion de despertarles el &nima.” José Arcadio Buendia, cuya des- hiorada imaginacion iba siempre mas lejos que el ingenio de ka ‘paturaleza, 7 aun ms alld del milagso y la magia, pens6 que ers posible servire de aquella invenciéa intl para desentranar el bro de la tierra. Melquiades; que era.un hombre honrado, le pee vino: "Para eso no slive", Pero José Arcadio Buendia no creia en quel tiempo en Ia honradez de los gitanos, ast que cam Imulo y una partida de chivos por os dos lingotes iman’ ‘Cigula Iguaran, su mujer, que contaba con aquellos anima? 7d Z 0 Cabrio Garcta Marquee ensanchar el desmedradoparimonio domésto, no consguié di suadlilo. “My pronto ha de sobraos on pars eoipeaon ea? replics su mardo. Durante varios macs oe exe en tar elaierto de sus conjure Explor pmo pains a eon, locanive el fondo deo, arturo es dos iegnes Gens ¥ sscando en vor ata ei conjure de Melqwadee te betes loge deserter fe una simu del able $Y don ace faites sldadas por wn cascoe de Exide isto ete fesonincia haect de un enorme calabeco iene ds nce an do Jost Acadio Buena y 1s canto homies de oo eepesen lograon desaicatar ia anise, encontraron demo ge so Jeo ealticado que llevatn colgado en et eve un snl de Cobre on un nso de mua En mateo volveron lor anos, sta ver leva vn atl J y una lopa del tamano de un tambon que eahbietan oa | timo descabrimiom de los jalos de hestenany Sees um plana en tn exten de sca ioe nto In envade del carp. Median el pago de ene reles t ss soma cacy ven Baal tance do nn “Is cencla ha eliminations disancis”pregonsis Nena ‘Dent de poco, el hombre pod te a ne et aver aS dean vers de nn” Un med atdientehideron una stomboa demontactn een lee oon tesca: pusieron un monton de hierba seca en miad de ta elle {le prenicron fuego mediate la concentacion des aoe Tere oat Arcadio' Buen que aon no sesbuba Ge ooeha se po el fncaso de san imines, contd dct de lr se Ezvento como vn arma Je gueta, Melqufdes, om ve tants dima. Pero temino por acer les dos ieee tate Yt pewas de dinero cconiala cabo dela ha Ur hes de consteracién, Aquel dinero fomuba pane de oa cone eg eae do oro que su patie haba aconniate ents ag ti de prvaciones, que Els habia enierade dose oe hae fspera de una’ buena ‘casion part nent Jone A cna no tat siguies de onda catemda ens ee fin experimontostecs ton ln abnewscon ae on esas fun a Resgo de tu propia vida Twtando de deneueat i oee, tos dela hpa en la tropa encmiga, se expo loans nee Centacion de ov sy slarcsy sul quetadunsgae con ‘ition on deers y tardaron mucho tempo'es sana Aas Gen aiios de soledadt u protesas desu mujer, slamada por tan pelos inveniva, es Rive a ponto de incondas a casa Pasaba larga boas en su ca ‘Shade lon sbre es poids egies sina novedors, hasta que Togr6-componer on manval de Unt Sombrons cardad didacica yum poser de conveson ines ible Lo envio a ak sutoidades acompaado de mimeosos te Umontos sobre sus experienlasy de varios plcgoe de dibujos ‘explicativos, al cuidado de un mensajero que atraves6 Ia sierra, Se"extravi ‘en pantanos desmensrados, remont® ron tormenta: Sosy emuvo 2 punto de pereoer bajo el inte de as feta, la dlesesperacién ya peste, antes de consegor Una ruta de en ce con lag mulas del corco. A pesa? de que el vsje sla cape SS era on aquel uempo povo menos que imposible, Jue Arc Buca promenade ‘el goblem, con el fin de hacer demoseacones pricy de Su inventoant os poderes malic, yadestsroe peresnalnen- {2 enlan complicad anes dei gc sola: Durrnc varor sos txperd la reopuetia, Por limo, cansado de expert, se lament Ste Melquaties dei fncao de mi insta, y' glano do en. tones ona prucba convincente de honraden: Ie volo los do- biomes s cambio de Is haps, le dejademés unos mapas por tuguesés y varios Instramenios de navegsion. De su puto fle- testo une spreads snes de ton esttion del one Hes ‘ann,que Jej6.1 6 depose para que pudirs serie Biron, eta ye sextant, Jose Arca Baca pss we lunges meses Je Iuvia encemado en un cuartto que consiu fenvel fondo do a asa pars que male peturbars sus experimen: {Ss' Hablendsbandonsdo por completo ls blgacones domes tiie, pormaneds nodhes enterse en el pao vigndo el cso de lor sacs, estuvo a punto de contr una insolxa6on pot tata nbc un mx exact pa enon ol neo Guando se hizo experto en el tio y manejo de us inrumen- fos tuvo Una fod de espacio quc le penmilénavegat por ma. tes incognton vista femforios Geshabiados tbat ractn on sere esplendido, sin neceidad de abandonar sy gabine ter Tuc eat ln epoca en que adquiis el hiblto de hablar a #0. Its, puscdndoee por ln cas sn hacer cao. de nadie, mlentrs ‘isla y los lds se pantan el eapnazo en i hue culdando fl piftznoy is matanga, i yuca ye ame, a ahuyam Y i be fenjena Be pronto, in ningon anunclo, su acvidad fest se Ry Gabriel! Garcia Marques {errumpio y fue sustituida por una especie de fascinacion, Estu- vo varios dias como hechizado, repitiéndose a si mismo en vo baja un sartal de asombrosas conjeturas, sin dar exédito a su pro- ‘pio entendimiento. Por fi, un martes de diciembre, ala hora del almuerzo, solt6 de un golpe toda la carga de su tormento. Los niios habian de recordar por el resto de su vida la augusta so Jemnidad con que su padre se sent6 a la cabecera de la mesa, ‘emblando de flebre, devastado por la prolongada vigila y por cel encono de su imaginacion, y les revel6 su desoubrimiento, la tierr: es redonda como una naranja Grsula perdio ta paciencia. “Si has de volverte loco, vuélve- tet Solo", grits. "Pero no trates de inculcar a Ios nfios tus ide~ as de gitano” José Arcadio Buendia, impasible, no se de} ame- ‘drentar por la desesperacién de su’ mujer, que en un rapo. de ‘blera le destroz6 el astiolabio conta el suelo. Constnay® otro, reuni6 en el cuartito 4 los hombres del pueblo y les demost, ‘con teorfas que para todos resultaban incomprensibles, la post bilidad de tegresar al punto de partida navegando siempre hacia cl Oriente. Toda 1a aldea estaba convencida de que Jose Arca: ‘dio Buendia habia perdido el juicio, cuando legs Melquiades poner las cosas en Su punto, Exalt6 en publica la inteligencia de quel hombre que por pura especulacién astrondmica habia Consiruido una teoria ya comprobada en la practica, aunque des- conodida hasta entonces en Macondo, y como una prucba de sa admiracién le hizo un regalo que habla de ejercer una influen- ‘ia terminante en el futuro de la aldea: un laboratorio de alquimia, Para esa €poca, Melquiades habia envejecido con vna rapide? isombrosa. En sus primeros viajes parecia tener la misma edad de José Arcadio Buendia. Pero mientras éste conservaba su Fucr- za descomunal, que le permisaa derbar un caballo agarrindo- lo por las ores, el gitano patecta estragado por una dolencia tenaz. Era, en realidad, el resultado de milliples y raras enfer- medades coattaidas en sus incontables viajes alededor del mu do, Segin él mismo le cont6 2 José Arcadio Buendia mientras lo ayudsba & montar el laboratorio, la muerte lo seguia a todas partes, husmedndole los pantalones, pero sin deciditse 4 darle cl zatpazo final. Era un fugitive de ctantas plagas y catastrofes habian flagelado al género humano, Sobrevivie a la pelagra en Persia, al escorbuto en el archipiélago de Malasia, ala lepra et Alejandria, al beriberi en el Japon, a la peste bubdnica en Ma- Gen aitos de soledad B dagascar, lterremoto de Skis y a un naufragio mulindinsio nal estecho de Magallanes, Agel er prodigioso que dec po: Sterns caves de Nosradamnatv eran home logue, ene toren un aure wey con una mirada aan que pared Con0- tee al tre Indo deus cuss, Ussba-un sombrero grande 9 ne- fo, como las alas extendas de un curso, un caleco de te. SSpato patinado orl verdinde lo sos. Pero peat de fnmenca sabidoiay de os Ambo misetiogo, tenia un peso he trano, una Candida tereate que lo mantcri entedado en los mindeclos problemas de ia vida coudiana. Se queabt de do. Temas de vcj, sulla por lor mis insignis. perances condmicos y habia deo de tet dee hacia mucho lempo, org el estorbuto le habla asrancado los lentes sofocan- IPnediodia en que revelo tur acaetay, Jone Areadio Bucndla tivo ia conldune de que aque! ers ef principio de una gan dr emis. Los niios #8 azombraron con as fests faniston. ‘trctinoy qe tena entonecs mis de cinco ahem, bia Se fedora or el resto de su vga como Yo vio aque rd, sen tado contre Ia caridad meilicn y reverberante dela veriana, tlomibando con ou profuda vor de Ggano ls tertonos ms Scuos de a inagnacion along chomenb por sus snes Ia fgaos derrtda por el calor jose Area, i hermano mayor, Fabia de tanomie aque fnagen marsvilons, como un feeder do heveditaro, a toda su deacendencia. Ursula, en cambio, con- steve un mal recuerdo de aqucl wn, porque ent a ce te en el momento en que Melgulades rompio por disraccion Un fresco de biclonsra de merc “Shs el olor del demon ajo ell in Shela congo Melquiades Bet comprobado que cf demonio-tene propisades sulfria, y ext noes mls qe tn poco de salina slempre didtec, hizo una sbi exposcion sobre las vr des aabolcas del nario, pro Gauls fo le ho azo, ino que Se tev los ios a rezal Aquel oot mordente queda pars Sempre en su memo, vinclado al recuerdo de Melqulaes. ‘Tlvudimentaio lnborstono sin conar una profision de ucla, embudos,relonas, tos y coladores— exaba compucs. to por um alamo primlivo, une prabeta de cial de clo at ed angost,iniacion det but face yun destlasor cons bo por es propios gitancesegin las estipeones modems M Gabriel Garcia atérques Secido por la imple José Arcadio Buena mae fabuloso hallazgo det mundo se fue a la carps, Fon a un Melquiades juve fadura nueva y radiante as por el escorbuto, su tos, Se estremecicron, os nascananon, De won sn Ce ry median el pagoda ee nl, repuesto, desarmugado, Con une don Quicnes recordaben ut eas ae icacion de la piedra filosofal, ‘ormulas para doblar ef ov, ion atios de soledad a ciienos de Melgudes haan epad a exremos seis Sinent un saludable alberoro coando el anole ex Picea wlas el mecanismo de su dentadura postza Aguello le Burec6 sla vez tan sencio prodigiwo, que dela noche la Trufana perdi todo interés ef as investigaciones de lq Shino one mucea cris de mal humor, no wo a comer en for fm regulary se pasaba el dia dando voeNas por Is cass, "En el thundo ean octendo conasincrefble le dea a Ursula. "Ahi tsmo, al otro lado del 0, hay toda case de apsaton magicos, tlenirs nosotros teguimos vviendo como loa burtos” Quienes to conacan desde Tos lempos de fa fundacion de Maconéo, se tsombraban de Cuinto habia cambiado bao la infuencia de Mel spotades. Al principio, Joxé Arcadio Buendla et una especie de pai: ca juvenil, que daba instrucctones para la siembra y consejos para Ia Gnanza de nosy animals, y claboraba con todo, aun en ltabajo fisico, para fa Buena marcha cela comida. Pues. to que 60 casa fue deade el primer momento is mejor de a ae des as otas fueron atregladas as inagen semejanca. Tenia sina sca ampiiay bien iuminada, un comedor en forma dete taza con flores d2 colores sleges, dor Sormitoros, un patio con Lin cast gigantesco, tn hero bien plantado yun cwal don. de vivian en comunidad pacts Ios civos, Tos Grdos Iss p= Hints. Loe Gnicos animales prohiidos no sso en ls cis, sino en todo ef poblado, ran Tos gallos de pelea 1 laborcedad de Crmla andaba a ta par'con la de #1 ma sido, Active, menu, severs,aquella mujer de neviosingvedran- tables, « quien en singin momento de s0 vida ae fa oYO can- tar, patecn eons en tovss partes desde el amanecer has sty tniada a noche, slerpre perseguidn por el suave sur de ue pollerines de olin. Gracias a els, los pisos de berm goipeads, fos muros de barro sin encslar, ios ronicos mivebes de made: tt constuides por ellos mismos estaban sempre limpios, oe ioe arcones donde se guardaba la ropa exhaaban un sbi olor de abahace. “ose Areadio Buendia, que era el hombre més emprendedor aqie se verin pis tn Is sides, habia eepuesto de tal modo a Posicén de las casts, que desde todas pod legate aly 2ba5- froerse de agua con igual esfoerz, y tz las eales con tan buen sentido que ninguna casa recbia rhs so) que ots ft hort de 16 Gabriel Garcia Marquez calok. tn pocos aos, Macondo fae una aldea més ordenada y Inboriosa que cualquier de las Conccidas hasta entonecs por sue 300 habitanten Era en verdad Und idea fli, donde nase ert ‘mayor de tenia aos y donde nadie habia micro ‘Desde os dempos dela fandaci, Jose arcadio Buendta cons: truyo tramps ¥ aula. En poco tsp llené de tuples, ex nalios,azulejos ypetrojos no slo la propia casa Bin toda lis deta aldea, Et'conciento e tantos pijaos disntos ego ser tan aturddor, que Ursula se tep6 tos ofdoe con cea de abe- las para no perdérel sentido de lt realidad primera vex que lieg® la trib de Melquiades vendiendo bolas de viino pars et dolor de cates, todo el mundo se soxprendio de que hobo odio encontar aqucla alder perdda en el sopor de lt ce aga, y Tos gtanos confesaron que se habian ortntado por él ants de Toe pias Aquelespina de iiciativa social desaparecié en poco tem po, arastrado por la flere de lo imanes, los cilelosastrondim- fs; los suefios de tasmuacion yas ansiay de conocer las a favilas del mundo, De emprendedor y limpio, Jose. Areal Buenda se convisio en un hombre de’aspecto holgazin, des ‘uidedo en cl vest, con tna barba pavale que Udea logabe Cadrar a duras penis con un cach de cosna, No fal quien lo considerara vicina de algin extrao sortego. Pero has los mnis coavencidos desu ioeura abundonaron taba y famllas Bara Seguro, cuando se echo a! hombre sus hetramienis de des. Ionian pido el concutso de todos para abrir una trochs que tse 4 Nacondo en conto con ee grandes ive José Arcadio Buenda ignoraba por complet Ia geopafia de ta region. Sabla-que aca el orente estab la sles topencta. ble, yal oup lado de la slera a anigua cludad de Rohacha donde en épocas pasadas —segan le habia contado el primer Au- telano, Buendia, su abuelo— sir Fanci Drake se diba at de. pore de cazarcaimanes 4 taonazos, Que Neko hada remen dary rellenae de paja para levirelos ala veina fsabel En su ‘entud;ély sus hombres, con mujeres ynifiony anialesy toda clase de enseres domésticos sravesron i sert buscando wi Salida al mar, yal cabo de veimses meses desiteron dela em ‘esa yfundaron a Nacondo para no tenet ve emprender el cr fino de rereso. Er pied, unt ula que no le ifeesaba, por Ge solo podia condocito’al pasado. Al sur esaban los pana cen (len aitos de soldat 7 nos, cubiertos de una eterna nata vegetal, y el vasto universo de fa ciénaga grande, que segin testimonio de los gitanos carecta de limites, La ciénaga grande se confundia al oceidente con una ‘extension acuitica sin horizontes, donde habia ceticeos de piel Melicada ‘con cabeza y torso de mujer, que perdian a los nave~ antes con el hechizo de sus tetas descomunales. Los gitanos ns vegaban sels meses por esa Tula antes de aleanzar el cinturén ‘de tierra firme por donde pasaban las mulas del correo. De acuer ‘do con los cileulos de José Arcadio Buendia, la Gnica posibili- {dad de contacto con Ia envilizacion era la ruta del noste. De modo ‘que dot de herramientas de desmonte y armas de caceria a los thismos hombres que lo acompaaaron en la fundacion de. Ma Condo; echo en uta mochila sus instrumentos de orentacion y ‘sus mapas, y emprendio Ia temeraria aventura, ‘los primeros dias no encontraron un obsticulo apreciable. Deseentiieron por la pedregoea nbera del so hasta et gar en. ‘que afios antes habian encontrado la armaduss del guerrero, y ‘lt penetraron al bosque por un sendero de naranjos silvestres. {AI termino de la primera semana, mataron y asaron un venado, pero se conformaron con comer la mitad y salar el resto pars fos proximos dias. Trataban de aplazar con esa precauci6n la ne- cesidad de seguir comiendo guacamayas, cuya came azul tenia tun Aspero sabor de almizcle. Luego, durante mis de diez dias, ho volvieron a ver el sol, El suelo se volvi6 blando y himedo, Como ceniza voleénica, y Ia vegetacion fue cada vez mis jnsh diosa y se hicieron cada vez mas lejanos los gritos de los aj fos ¥ la bullatanga de los monos, y el mundo se volvio triste para Siempre. Los hombres de la expedici6n se siatieron abrumados por sus recuerdos més antiguos en aquel paraiso de humedad J silencio, anterior al pecado original, donde las boas se hundian fn pozos de aceites hhumeantes y los machetes destrozaban ti tios sangrientos y salamandras doradas. Durante una semana, casi Sin hablar, avanzaron como sonimbulos por ua universo de pe: ‘sadumbre, alumbrados apenas por umta tenue reverberacion de insectos luminosos y con los pulmones agobiados por un sofo- faante olor de sangre. No podian regresar, porque la trocha que iban abriendo a su paso se volvia a cefrar en poco tiempo, con tuna vegetacion nueva que casi velan crecer ante sus ojos. "No Jmporta, decia Jose Arcadio Buendia. "Lo esencial es no perder Ih orientacién.” Siempre pendiente de la brojula, siguié guiando i Gabriet Gareta Srquee Frente 2 ellos, rodeados de helechos ypalineras, Blanes’ for, Yorleto en fa slendons az de maeene ae ee 4aleon espanol. Lgeramente voleado 2 ation ae eee 2H hullaxgo det glen, Indico dela proximidad del mar, Dats el impens de Jose Arado Buenda, Consdersba canes tun obsticulo insalvable. feliano Buenda volvie a ntonces,convencido de que aquels histor no falls aioe ngendro de a imaginacin dest padre, se presents ene an Podido el galeon adentarse hata ese punts ening ene ae José Areadio Buendta no ae planed esa Ingulecsd co oe ont el mat, al cabo de crs cst das de les deat wor de dsancia del gale. Sos suctonterminaban ete mar color de ceniza, espumoso y sucic no mer los ies. 808 sactfiis de’ au aventura,” TH BO MEE Tor Hes: pagel B8R6—. Macondo est rodeado de agua por todas 1a idea de un Macondo peninsular prevaleci6 «i 16 durante mucho. ‘empo, inspirada en el mapa arbitrario que dibujé Jose Arcecho Gen atts de soda » ‘uéndta al regreso de su expedicion, Lo waz6 con riba, exage- rando de cual fe las éihtculades de comunicacion, como para Canigane a sf miaino Por la abeokta fala de sentido con que igh el higa. "Nunca legaremos a singina pane, sé lamen- fata ate Ursula, “Agut os emes ede on vids si Tee bir los benefiios dela ciencin” Esa cevidumbre, sumiada varios meses en el aiarito del laboratorio fo levo = concebir el pro~ {eet de unsladar a Macondo s un higar ms propico. ero esta Yee, Oriula se anicipé 1 sus designios febies. bn una secela ‘implacable labor de hormiguita predspuso a las mujeres dela Sidon contra la voleldad de sus hombres, que Ya empestban 2 Prepararse pars a mudanza, José arcadio Buendia no fupo en {0€ momento, nien virud de qué faereas adversas, sus planes se fueron enedando en una marafa de pretextes,contatiemspot Yevasivas, hata converte en pura y simple iusto, Ursula lo Doserv6 oon una atenciontnocente,y hasta slau por él un poco de pledad, a manana en que lo encontr6 en el ciao del fon- do comentando entre dlentes us ios de mudanza, mieniss colocaba en us caus originales las pltas del laboratri, Lo defo termina. Lo dej6elavar as eas ¥ poner 98 Iicals encima con ‘Un hisopo enlintado, sin hacerleningin reproche, pero sablen~ 440 ya que él sabia (porque se To oy deci en sus sordos mondlo- {g00) que los hombres del pueblo no lo secundarian en su em press S6lo cuando empezé a desmontar Ia puera del cuanto, Graula se atevio a preguniatle por qué lo hata, él le contest6 con una clei amafgura: “Puesio que nadie quiee nse, nos le: ‘mos solos” Craula no se aher. No nos iremos —djo—. Aqui noe quedamos, porque'aqut hemos tenido un hip ~Todavia no tenembs un mvento —dijo &—, Uno no es de ninguna parte mientras no tenga tn muerto bajo la dana ‘Grou replicd, con una suave fimera Si es necesatio que yo me muera park que se queden aqui, Nose Arcadio Buendia no crey6 que fuera tan rigida ta volun- tad de su mujer. Tato de seducitia Con el hechiza de su funtast, tn In promess de un mundo prodlioto, donde Basaba con chat once liguidos miglcos en la Were para gue las plantas dic fan fratos a voluniad del hombre, y donde se vendtan a precio 20 Gabriet Garcia Marque de baratito toda clafe de aparatos para ei dolor. Pero Cesta fue iirensible a ta asvidenca En ver de andar pensando en tus slocadas noveleris, de- bcs oeupare de tis hijos —replico—. Milos cSmo estin, aban dlonador 4 la buena de Dios, igval que low burrs. "ese Arcadio Buendta tom al ple Ge a letra Is palabras de su mujer, Mb a avs de a ventana y 0 alos dor nis des- Cie i hus solead, yo a tpwein de que slo en Sel instante habianempesado 1 exist, Concedes por el com juto. de Urmula Algo ocurio entonces en su inno algo mis terono y definitwo que lo destrtigo de su tempo acl ¥ To levd 4 la deriva por una region inexplorada de fos recuerdos Mientras Ursula sega barrendo la isa que ahort estaba sega fade no sbandonat en el resto de su vida, pormanecls com. templando aloe niios con mirada absorta, hast que foo chs se Je humedecioron y se fo secb con el dotso de i mano, y ex Halon hondo sespiro de resgnacion, Beno — dijo Dies ue vengin ayudame a scar ls comb de tos cpooee ose Arcadio, el mayor de los nis, habit cumplido catorce afis. Tenia la Cabeza cuadeada, ot pelo hissutoy ef caicer vo iuntarioso desu padre. Aunque levsba el mismo impulso de re cimiento y foralee fisiea, ya desde entonces ert eidente que ‘ects de imaginacion, Pue concebido y dado s hy durant la ‘Penosatravesia de la sicera, antes de fa Rondacion de Macondo, Ysas padres dleron gracias l cielo at comprebar que no tena hing 6rgano de animal Aurelian, e primer eer Hoan que ‘6 en Nacondo, tba a cumpli sels alos en mareo, Eat ale Cioso yretrido, Habialiorado en el viene de so mace y mac con los ojos abieriom. Mientras le coraban el ombligo movi la cabeza de tn lado a otto reconociendo las costs de custo, tcaminaba el rosto de la gente con ua Carosdad sim asc bio. ego, indiferente «quienes se aereaban a conoceio, man two la atencion concentrada en el techo de palma, que parce 4 punto de derrimbarse bsjo la remenda presion de ia luvin dima no wotvi a acordarse det itencidad Ge esa mada has- ts un dia en que el perueto Aurelian, ala edad de tres anos, ni 2 a cocina en el momento en que ela retraba dal fogon ¥ ponia en Ia mess wna cla de caldo hirvondo, El ino, Bere pijo en ia pert, ajo “Se va # ler. La ella extuba bien pucse Clon aitos de soledadt a cen el centro de la mesa, pero tan pronto como el niio hizo et ‘anundio, inicid un movimiento irrevocable hacia el borde, como iimpulsada por un dinamismo inteios, y se despedaz6 en el sue~ Jo. Ursula, larmada, le conto el episodio a su marido, pero éste lo interprets: como ua fendmeno natural. Asi fue siempre, aje no 4 la existencia de sus hijos, en parte porque consideraba lz {Infancia como un periodo de insuficiencia mental, y en parte por que siempre estaba demasiado absorto en sus proplss especw Taciones quimérias. Pero desde la tarde en que amd a los nis para que 10 ayu- daran a desempacar las cosas del laboratovo, les dedico sus ho- ras mejores, En el quarto apartado, cuyas paredes se fueron lle~ fnando poco a poco de mapas inverosimiles y grifices fabulosos, les ensefd a leer y escribir y a sacar cuentas, y les hablo de las rmaravillas del mundo no e6lo hasta donde le alcanzaban sus co- hhocimientor, sino Torzando a extremos increible los limites de 5 imaginacion, Fue ast como los nifios terminaron por apren- der que en el extremo meridional del Aftica habia hombres tan Ineligentes y pacficos que su Gnico entretenimiento era sentar- se a pensar, y que eta posible atravesar a pie el mar Egeo sal- tando de isia en isla hasta el puerto de Salonica. Aquellas alu Cinantes sesiones quedaron de tal modo impresas en la memo- fia de los nifios, que muchos ahos més tarde, un segundo an- tes de que el oficial de los ejérelios regulares diera la orden de Tuego al peloton de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendia volvo 2 vivir la tibia tarde de marzo en que su padre interrum- is la leceiGn de Fisica, y se qued6 fascinado, con la mano en 1 ale ¥ los ojos iaméviles, oyendo 2 la distancia los pifanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez mis legaban a |a aldea, pregonando el dltimo y asombroso descubrimiento de Jos sabios de Memphis. ‘Eran gitanos nuevos. Hombres y mujeres jOvenes que s6lo co- rnocian su. propia lengua, ejemplares hermosos de piel aceitada ¥ manos inteligentes, cuyos Dalles y mésica sembraron en las ca lies un pénico de alboroiada alegria, con sus loros pintados de todos los colores que recitaban romanzas italianas, y la gallina jque ponia un centenar de huevos de oro al soa de la pande- feta, y el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento, y la tmiquina molkiple que servia al mismo tempo para pegar bow" ‘nes y bajar la ebre, y el aparato para olvidar los malos recuer 22 Gabriel Gareta Marques dos, y el emplasto par asto para perder el tempo, yun mil ciones més, tan ingeniosas ¢ ins6lit 2 oot Arcadio Benge, ns stn 8, que Jose Arcadio Inblera querido tnventar la maquina oe la mena oe eee ssl eo ae propa i ares it ote pete ua, ek emai tet Ser ee Po on wa Sida secant lets rg a he eh cn eit Cai mc todas partes, para que lara los ir eerie’ ib hf ae in ee ee si te eer str pm stadt ae art he Sr Sonancia de su respuesta, "Melquades santas Sona les mui, Aus por fa tics, Joué Arado Buendla permanence eae Pot 8 ‘ts porto novedades sate de Memphis ano se una denda gue, segindetn, peer Zlsey Salomon, Tanto insiaeron, que jot realo Dacede ng los ina reales y los condujo hasta el cente dela coo ee habia un aigante de torso ped y cabeza apadn ep Glen ates de soledad B ras en las cuales se despedazaba en estrellas de colores la cla- ridad del crepisealo, Desconcertado, sabiendo que los niios es- peraban una explicacién inmediata, José Arcadio 'Buendia se Serevio.a murmursn ts el diamante més grande det mundo. No —comigié el gitano—. Es hielo, José Arcadio Buendia, sin entender, extendi6 1a mano hacia el témpano, pero el gigante se la apan6, "Cinco reales mis para Tocatlo", dijo. José Areadio Buendla los pago, y entonces puso fa mano sobre el hielo, y la mantuvo puesta por varios minu- tos, mientras el corazén se le hinchaba de temor y de: jabilo al contacto del misterio, Sin saber qué decir, pag6 otros diez re- les para que sus hijos vivieran Ia prodigiosa experiencia. Bl pe- ‘queiio Jose Arcadio se neg6 a focarlo, Aureliano, en cambio, dio tun paso hacia adelante, puso la mano y Ia retir6 en el acto, “Esta hirviendo”, exclam6 asustado. Pero su padre no le presté aten- ‘Gign. Embriagado por la evidencia del prodigio, en aquel momen- to se olvido de la frustracion de sus empresas delirantes y del ‘cuerpo de Melquiades abandonado al apetito de los calamates. Pago otros cinco reales, y con la mano puesta en el témpano, ‘como expresando tn testimonio sobre el texto sagrado, exclamé: “este es el gran invento de mvest tiempo. Cuando el pirata Francis Drake asalté a Riohacha, en el siglo XMi, Is bisabuela de Crsula fguarin se asusté tanto con el toque de rebato y el estampido de los cationes, que perdid ef control de los nervios y se sent6 en un fogén encendido. Las quema: {uras la dejaron convertida en una esposa inétl para toda la vida, No podia sentarse sino de medio lado, acomodada en cojines, yaalgo extrafio debi6 quedasle en el modo de andar, porque nun. 2 volvi6 2 caminar en piblico, Renunci6 a toda clase de hibi- tos sociales obsesionada por la idea de que si cuerpo despedia ‘up olor a chamusquina. Hl alba la sosprendia en el patio sin are- verse a dormir, porque sofiaba que los ingleses con sus feroces ppettos de asalto se metian por la ventana del dormitorioy la so ‘metian a vergonz0sos tormentos con hietsos al ojo vivo. Su ma ‘ido, un comerciante aragonés con quien tenta dos hijs, se gast0 ‘media tienda en medicinas y entietenimientos buscando la ma. nera de aliviar sus terrores, Por dllimo liquid el negocio y levo ala familia a vivir lejos del mar, en una rancheta de indios pacif. 0s situada en las estrbaciones de Ia serra, donde le construyS a su mujer un domitorio sin ventanas para que no tuvieran pot donde entrar los piratas de sus pesadilas, En a escondida rancheria vivia de mucho tempo atrés un etio lio cukiador de tabaco, don José Arcadio Buendlis, con quien elbisabuelo de Ursula establecis una sociedad tan productiva que fen pocos aos hicieron una fortuna. Varios siglos mas tarde, el tataranieto del eriollo se c2s6 con la tataranieta del aragonés. Por 0, cada vez que Ursula se salta de las casas con las locuras de su. marido, saltaba por encima de trescientos aftos de asus lidades, y maidecia la hora en que Francis Drake asalt 2 Riou hhacha, Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados hasta la muerte por un vineulo mas sélido que el amor: un comin remordimiento de conclencia, Eran pri ‘mos entze si, Habfan crecido juntos en la antigua rancheria que len arto de soledad —~ Las los aniepasados de ambos transformaron eon su trabajo y gus bue nas’ costumbres en uno de los mejores pueblos de la provincia, ‘Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al mun- do, cuando ellos expresaron [a voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedilo. Tentan el temor de que aque- lios saludables Cabos de dos razas secularmente entrecelzadas pa- saran por la vergienza de engendrat iguanas. Ya exista un pre: ‘edente tremendo. Una via de Ursula, casada con un tfo de José ‘Arcadio Buendia, tuvo un hijo que pas6 toda la vida con unos panialones engiobados y flojos, y que murio desangrido despues de haber vivido cuarenta y dos afios en el mis puro estado de Vieginidad, porque nacié ¥ creci6 con una cola carilaginosa en Forma de irsbuz6n y con tna escobilla de pelos en la punta, Una cola de cerdo que no se dejo ver auinca por alnguna mur, y {que le costs la vida cuando un carnicero amigo le hizo el favor de contrsela con una hachuela de destazar. José Arcadio Buendia, on la ligereza de sus dieciaueve afes, esolvié el problema con ‘una sola frase: “No me importa tener cochinitos, siempre que pue- san hablar", Ast que se casaron con una fiesta de banda y co- hhetes que duro tres dias. Hubieran sido felices desde entonces sila madre de Ursula no la hublera aterrorizado con toda cla: Se de pronésticos siniestros sobre su descendencia, hasta el ex- temo de conseguir que rehusara consumar el matrimonio, Te ‘miendo que el corpulento y voluntarioso marido la violara dor. ‘ida, Ursula se ponta antes de acostarse un pantal6n nudimen- tarlo que su madre le fabrico con lona de velero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro. Ast estuvieron varios meses Durante el dia, él pastoreaba sus gallos de pelea y-ella bordabe en bastidor con su madre. Durante la noche, forcejeaban varias hhoras con una ansiosa violencia que ya pareoa un sustituto del aco de amor, hasta que la jatuicion popular olfated que algo ire gular estaba ocurriendo, y solt6 el rumor de que Ursula seguia Virgen un aio después de casada, porque su marido era impo- fente, José Arcadio Buendia fue el dump que conocio el rumor Ya ves, Grsula, lo que anda diciendo la gente —le dijo a ‘su mujer con mucha calma —Déjalos que hablen —dijo ella —, Nosotros sabemos que no De modo que la situacion sigui6 igual por otros seis meses, 25 Sabret Garcta Margue haste! domingo igico en ua polen de giles Progen W sangre de si anton, 2 po Buondta para que tua fa gals Jose Arcadio Buendia le gand Aguilar. Purioso, ‘exaliado por dor se apané de Jose arco vor a tu mujer. Joe6 Ateadio Buendia, sereno, recogi6 su gallo. “Vuelvo on se. side, dio 4 todon ¥tocgo a Set ul tana to ay date pg ee endo lanes feat acne ondeds * uso en duds la decision der mado, Ti ese ro eo ue pase", murmurs fad cates en dp ae uo a de parr iguanas, raremos Dabs mics en ee pce pod cia we 20 post dorms, Ursula sao 2 tomar ages a eats ZEaudenci Agus uncle: Btabe I, co una expec muy UHR, tratando de cegtr con un tape ae eee hmucco de su garganta, No le prodjo miedo nna stan Weal 2S Sata. 2 con lo eh vit pore Iierts no salen’ dijo, Lo que pas & ue no podemos con el peso dela concicnels Dos hoc Jon noche des pués, Ursula volvi6 a ver a Prudencio Aguilar en el bafio, lavindo- $6 con el tapén de esparto la sangre eistaliads del eae mo, othe lo vio pasedndose Bao la via. José Areadio Benoa Ga (ea (lon aitos de solsdad » Lidiado por las alucinaciones de su mujer, salio al patio armedo ‘con Ia lanza. alli estaba el muerio con su expresion ise “—Vete al carajo —le grité José Arcadio Buendia—. Cuanias ve- ces regreses volveré 2 matarte. Prudencio Aguilar slo se fue ni José Arcadio Buendia se atre- vi6 a arrojar la lanza. Desde entonces no pudo dormir bien. Lo atormentaba la inmensa desolacion con que el muerto lo habia ‘mirado desde la luvia, la honda nostalgia con que aforaba a los vivos, la ansiedad con que registraba la casa buscando el agus para mojar su tapon de esparto. “Debe estar sufriendo macho", Ie decta a Ursula, "Se ve que esta muy solo.” Ella estaba tan con” movida que la préxima vez que vio al mueno destapando las ollas de la hornilla comprendié io que buscaba, y desde entonces le ‘puso tazones de agua por toda la casa. Una noche en que lo en ‘contré lavandose las heridas en-su propio cuario, Jose Arcadio Buendia no pudo resistic més. Esti bien, Prudencio —le dijo—, Nos iremos de este pue- bio, lo mas lejos que podamos, ¥ no regresaremos jams! Alto- m2 vete tranquilo, Fue asf como emprendieron Ia travesta de la siera. Varios ami- 1g0s de José Arcadio Buendia, jovenes como él, embullados con Ja aventura, desmantelaron sus casas y cutgaron con sus muje- res y sus hijos hacia la tierra que nadie les habia prometido, An- tes de partir, José Arcadio Buendia enter Ia lanza en el patio ¥ degoll6 uno tras otro sus magnificor gallos de pelea, confian- do en que en esa forima le daba un poco de paz a Prudencio ‘Aguila. Lo Gnico que se llevé Ursula fue un bail con sus ro- ‘pas de recién casada, unos pocos itiles domésticos y'el cofre- ‘cto con las piczas de oro que hered6 de su padre. No se trazs- ron un itinerario definido. Solamente procuraban viajar en sen- tido contrario al camino de Riohacha para no dejar ningiin ras- tro ni encontrar gente conocida. Poe un viaje absurdo. A los e2- force meses, con el estémago estragado por la carne de mico y el caldo de culebras, Ursula dio a luz un hijo con todas sus par- tes humanas, Habia ‘hecho la mitsd del camino en una, hamaca colgada de-ua palo que dos hombres llevaban en hombios, por- que la hinchazén le desfiguré las piernas, y las vérices se le re- ‘venlaban como burbujis. Aunque daba lstima verlos con los vienires templados y los ojos languides, los nifios resisieron et viaje mejor que sus padres, y Ia mayor paste del tiempo les re- a Gabel Garcia Miiques ‘sultd divert, Una mafana, después de casi dos afios de tra vesia, fueron los primeros mortales que vieron la verliente 0c- cident de la siesta. Desde la cumbre nublada contemplaron la fomensa llanura acudtica de la ciénaga grande, explayada has- ta el otro lado del mundo, Pero nunca encontraron el mar, Unit noche, después de varios meses de andar perdidos por entre los antanos, lejos ya de los citimos indigenas que encontraron en Elcamino, acamparon ala orlla de un rio pedregoso cuyas aguas parecian Un torrente de vidrio helado. Atos después, durante Iz Segunda guerra cvil, el coronel Aureliano Buendia trat6 de ha- cet aquella misma ruta para tomarse a Rlohacha por sorpresa, ¥ 4 los Seis dias de viaje Comprendi6 que era una locura. Sin em: bargo, Ia noche en que scamparon junto al ri, las huestes de su padre fenfan un aspecto de néufragos sin escapatoria, pero fu Amero habia sumentado durante la travesia y todos estaban -dispuestes-fy-1o-consiguieron) a morirse de viejos. José Arcadio Buendia sof6 esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciu- dad ruidosa con casas de paredes de espejo. Pregunt6 qué civ: ‘dad era aquella,y le contestaron con ua nombre que nunca habia Dido, que no tenia significado alguno, pero que tuvo en el suenio tuna resonancia sobrenatural: Macondo. Al dia siguiente conven- 6 a sus hombres de que nunca enconttarian el mar. Les ordené ‘ecrbar los drboles para hacer un claro junto al rio, en el lugar mis fresco de la orila, y alli fundaron Ia aldea “José Arcadio Buendia no logro descifrar el suefio de las ca- sas con paredes de espejos hasta el dia en que conocié el hie- To, Batonces crey6 entender su profundo significado. Pens6 que enn futuro préximo podrian fabricarse bloques de hielo en gran eseala, a partir de-un material tan cotidiano como el agua, y cons- ‘rule con ellos las auevas casas de la aldea. Macondo dejaria de ser un lugar ardiente, cuyas bisagras y aldabas se torcian de ca- lor, para convertizse en una ciudad invernal. Sino persever6 en sus fentativas de construir una fbrica de hilo, fue porque en- Tonces estaba positivamente entusiasmado con la educacién de ‘us hijo, en especial la de Aureliano, que habla revelado des- Ge el primer momento una rara intuicioa alquimica. El labora- torio habia sido desempoivado. Revisando las notas de Mel- quiades, ahora serenamente, sin la exaltacion de la novedad, en prolongadas y pacientes sesiones trataron de separar el oro de Ftesula del cascote adherido al fondo del caldero. El joven Jose lon afioe de soledadt 2» Arcadio panticipé apenas en el proceso. Mientras su padre 3610 tenia cuerpo y alma para el alanor, el voluntarioso prlmogéni- to, que siempre fue demasiado grande para su edad, se convir: U6 en un adolescente monumental. Cambio de voz. El bozo se le pobld de un vello incipiente. Una noche Ursula entré en el ‘eutito cuando él se quitaba Ia ropa para dormir, y experiment lun confuro sentimiento de vergienza y pledad: era el primer hombre que veia desnudo, después de si esposo, y estaba tan bien equipado para la vida, que fe parecio anormal. Ursula, en- cinta por tereera ver, vivid ge nuevo sus terrores de recién asada Por aquel tiempo iba a la casa una mujer alegre, deslengua- da, provocativa, que ayudaba en los oficios domésticos y sabia leer el porvenir en la baraja, Ursula Je hablo de su hijo, Pensa- ‘ba que. su desproporcién era algo tan desnaturalizado como la cola de cerdo del primo, La mujer solt6 una risa expansiva que epereuso en toda la casa como un reguero de vidio. “Al conta fio", dijo, "Sera feliz." Para confirmar Su pron6stico llev6 los nai- pes'a la casa pocos dias después, y se encerré con José Arca. ‘io en un depésito de granos contiguo a la cocina, Colocd las barajas con mucha calma en un viejo meson de carpinterla, hae blando de cualquier cosa, mientras el muchacho estaba cerca de ella ms aburrido que intrigado, De pronto extendié la mano y Io toc8, “Qué barbaro", dijo, sinceramente asustada, y fue todo o que pudo decie. José Arcadio sintio que los hues0s se le lle~ raban de espuma, que tenfa un miedo anguido y unos terribles ‘deseos de Hlorar. La mujer no le hizo ninguna insinuacion. Pero José Arcadio la siguié buscando toda la noche en el olor de humo (ue ella tenfa en las axilas y que 2e le quedo metido debsjo det paellejo. Queria estar con ella en todo momento, queria que ella fuera eu madre, que nunca salieran del granero que le dient {qué barbaro, y qe 10 volviera 4 tocar y a decsle qué birbaro, Un dia no pudo soportar mis y fue a buscaria a su,casa, Hizo una visita formal, incomprensibie, sentado en la sala ~eonun~ car una palabra, En ese momento no la desed. J ha distinta, enteramente ajena a la imagen que ins ‘como si fuera otra, Tomo el café y abandond " do. Bsa noche, en el espanto de la vigilia, la ve tuna ansiedad brutal, pero entonces no la que oe ‘ranero, sino como habia sido aquella tare ae 20 Gobi Gara Mere Dias despus, de un modo inempesivo, mujer Io lame 2 gu css, donde estaba sola con au made,» lo Re cae dormir con et petesto de ene th'wscoe Sage tonees lo toc con ata lbertad que él ions senda don ues del estemecimlento nia experinento wie ain coe Blacer ale pid que eta noche forts Bosca Hoa, de acter, por sal el pat, sabendo que No eta ane i Pero est hoche, en ia can alone, Compress cae ae ue ir Basia aunque no fers caper Se vine ae cae do en ie oscuridad la repos esptacion de su hema, ae Sos de su padre en cl conto vecino el asa de a plies ok €l pati, el sumbido de Tor mosques el bomb de Se eneaen el desmesurado buco del mand que no haben hee Ientonces, ysl la calle donmlda, Deseaba de ede eorety gue lt pucna estviera aan, 00 tnplement jr ome elie habia prometdo ere esa tees tes ah ia punta de len dodos'y low gomnes solron on queog ten yrculado qo tvouna esonancl lade en aul chon Pe 4 china en que en de medio lado} vende Se note cer rida, sino olor, Tadvia copa en sls done os tes cmos dela mor ccgaban as huacts en possenta see &T'ignonba y que no pods determina ens Unedlae at Soe te faba suaveaca a Went puri puede Sonalnes Yeientrse al de tal modo ano fera a agvoeans dee consi. Tropes con iu eos de hs hamsca aoe ee tran mo bajs elo que habia supocnt yn howe eee foncaba hata couonot servo} che suche y Sip gon Se SSpecle de dessin “tra eros” Cuando eee pene ta del dommitorto, no pao imped que topars ot Sete oe Pi. De pronto, en i oncudnd abst, compen ton a Iremediable nossiga qe extiba compleamene sesoicniu Tn in estecha fablacion dorian msde sa hie eon a Iasi y oe nor, yt mujer quell ves Weep aie Ht Bria podido sae por el lor shel lor no maser tio toda a any tan engatino yi mimo tempo ton dfs tno habia esado siempre ene pelo: Fermaneee noel Un largo eto, preguntindose asombrado cbime habia Wee Dura llegar aca sblamo de Jeampars,cunic ama ane cen {des Tos dedos extendidon que tameaba en ay thican roped a cra No se sorpen, pone sin saber fo habs Glen astes de soladad 3 estado esperindo, Entonces se confié 2 aquella mano, y en un terrible estado de agotamiento se dei llevar hasta un higar sin Formas donde le quitaron la ropa y Ie zarandearon como un cos- tal de papas y lo voltearon al derecho ¥ al revés, en una oscu- fidad insondable en la que le sobraban los brazos, donde ya no olla més a mujer, sino a amoniaco, y donde trataba de acordas ‘8 del rostro de ella y se encontraba con el rostio de Ursula, con fusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hnacia mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que niin- 2 se habia imaginado que en realidad se pudiers hacer, sin si- ber c6mo lo estaba haciendo porque no sabia donde estaban los pies y donde la cabeza, nl los pies de quién nila cabeza de quién, Y sintiendo que no podia resistir mis el rumor glacial de sus rifiones y el aire de sus tipas, y el miedo, y el ansta atolonda- da de huir yal mismo lempo de quedarse para siempre en aque] silencio exasperado y aquella soledad espantosa, Se llamaba Pilar ‘Temers. Habia formado parte del éxodo que cculmin6 con Ta fundacion de Macondo, arrastrada por su fami Tia para separarla del hombre que la viol6 a los catorce afos y signié amdndola hasta los veintidés, pero que nunca se decidio a hacer pablica la situacion porque era un hombre ajeno. Le pro- ‘met seguisla hasta el fin del mundo, pero mas tarde, cuando arreglara sus asunios, ella se habia cansado de esperaslo iden- tifeindolo siempre con los hombres alios y bajos, rublos y mo- renos, que las barsjas le prometian por los caminos de la tierra y los caminos del mar, para dentro de tes dias, tres meses o tes hos. Habia perdido en la espera la fuerza de ios muslos, a d- fe2a de los Senos, el habito de la temura, pero conservaba in- tacia Ia locura del corazon. ‘Trastomado por aquel juguete pro digioso, José Arcadio buscé su rastro todas las noches & traves del laberinto del cuarto, En cena ocasion encontrs la puerta atrancada, y tocé varias veces, sabiendo que si habia tenido él arresto de tocar Is primera vez tenia que tocar hasta Ia altima, yal cabo de una espera interminable ella le abrié la puerta. Du: ante el dia, derrumbindose de suefio, gozaba en secreto con los reaierdot de la noche anterior. Pero cuando ella entraba en la casa, alegre, indiferente, dicharachera, él no tenia que hacer ningn esfuerzo para disimular su tensiGn, porque aquella mu jer cuya risa explosiva espantaba a las paiomas, no tenia nada ‘que ver con el poder invisible que le ensefaba 2 respirar hacia 2 Gabriel Garcia Marques dentro y a controlar los golpes del coraz6n, y le habia permi- tido entender por qué los hombres le tlenen miedo a la mucr- tc, Estaba tan ensimismado que ni siquiera comprendié la alegria de todos cutndo su padre y su hermano alborotaron la casa con la noticia de que habian logrado vulnerar el cascote metilico y separar el oro de Crsula, En efecto, tras complicadas y perseve- rantes jornadas, lo hablan conseguido. Ursula estaba feliz, y has- fa dio gracias Dios por la invenciOn de la alquimia, mientras Ia gente de Ia aldea se apretujaba en el laboratorio, y Tes servian dulce de guayaba con gallettas para celebrar el prodiglo, y Jose ‘Arcadio Buendia les dejaba ver el crisol con el oro rescatado, ‘como si acabara de inventarlo, De tanto mostarlo, termind fren” fe a su hijo mayor, que en los Gkimos tempos apenas se aso- taba por el faboratorio, Puso frente a sus ojos el mazacote seco ¥ amatillento, y le pregunts: “;Qué te parece” José Arcadio, sinceramente, contest: —Mierda de’ pert. ‘Su pack fe dio con el tevés de la mano un violento golpe fn la boca que le hizo saltar la sangre y las lagrimas. Esa no- che Pilar Temera le puso compresas de Amica en la hinchazén, Sdivinando el frasco y los algodones en la oscuridad, y le hizo Todo Jo que quiso sin que él se molestars, para amarlo sin las- timarlo, Lograron tal estado de intimidad que un momento des- pues, sin darse cuenta, estaban hablando en murmullos ‘Quiero estar solo contigo —decia 6l— Un dia de estos le cuento todo a todo el mundo y se acaban los escondsijos. lla no tat de apaciguarlo. Seria muy bueno —dijo—. Si estamos solos, dejamos la impara encendida para vernos bien, y yo puedo gritar todo lo ‘que quiera sin que nadie tenga que meterse y time dices en 1f oreja todas las porquerfas que se te ocursan, Esta conversacién, el rencof mordiente que sentia contra su padre, y la inminente posibilidad det amor desaforado, le inspi- fron una serena valent, De un modo espontineo, sin ningu- hha preparacion, 1c cont tods a #4 hermano, ‘Al principio el pequefio Aurelian s6lo comprendla el riesgo, la inmensa posibilidad de peligro que-implicaban las aventuras de su hermano, pero no lograba concebir I fascinacin del ob- jetivo, Poco a poco se fue contaminando de ansiedad. Se hacia ‘ontar las minciosts peripecias, se identificaba con el suftimien- lon ais de soledad 33 to y el goz0 del hermano, se sentia asustado y feliz, Lo espe- ‘aba despierto hasta el amanecer, en Ia cama solitsia que pa redia tener una estera de brasas, y segulan hablando sin sueio Tasta la hora de levantarse, de modo que muy pronto padecie- on ambos la misma somnolencia, sitieron el mismo desprecio por Ia alquimia y la sabiduria de sa padre, y se refugiaron en fa Soledad. “Estos ninos andan como zurumbiticos", decia Ursu- Ja. ‘Deben tener lombrices." Les prepar6 una repugnante pocima de paico machacado, que ambos bebieron con imprevisto estoi- tismo, y se sentaron al mismo tiempo en sus baciillas once ve~ ces en un solo dia, y expulsafon unos pardsitos rosados que mos- lwaron a todos con gran jabilo, porque les permitieron desorien- tara Ursula en cuanto al origen de sus aistraimientos y langui- deces. Aureliano no sélo podia entonces entendes, sino que oda vivie como cosa propia las experiencias de si hermano, Porque en una ocasion en que éste expliciba con muchos por menores el mecanismo del amor, lo inlerumpio para pregunta le: "Qué se siente”. José Areadio le dio una respuesta iomediata Es como us temblor de tes. Un jueves de enero, a las dos de la madrugada, nacio Ama- santa, Antes de que nadie entrara en el cuarto, Ursula la examind ‘minuciosamente. Era liviana y acuosa como una lagartia, pero {todas sus partes eran humanas, Aurellano no se dio cuents de la novedad sino cuando sintio ia casa llena de gente. Protegido por la confusion salio en busca de su hermano, que n0 estaba fen la cama desde las once, y fue una decision tan impulsiva que 1 siquiera tuvo tiempo de preguntarse cbmo hala para sacar lo del dormitorio de Pilar Ternera. Estwvo sondando la casa va- ras horas, silbando claves privadas, hasta que la proximidad del alba lo obligé a regresar. En el cuarto de su madre, jgando con la hermanita recién nacida y con una cara que se le cata de ino- czncia, encontro a José Arcadio. rsula habia cumplido apenas su reposo de cuarenta dias, ‘cuando volvieron lor gitanos. Erin los mismos saltimbanquis ¥ tmalabaristas que levaron el hielo. A diferencla de la tbu de Mel ‘Quiades, hablan demostrado en poco Uempo que ao eran heral- dos del progreso, sino mercachifles de diversiones. Inclusive ‘cuando llevaron el hielo, no Io anunciaron en funcion de su ul lidad en la vida. de los hombres, sino como una simple cur” EI Gabriel Garcia Marques Sidad de circo. Esta vez, entre muchos otros juegos de anifiio, llevaban una estera voladora. Pero no Ia ofrecieron como un aporte fundamental al desarrolio del transporte sino como un ob- jeto de recreo, La gente, desde luego, desenterr6 sus sltimos pe- dacktos de oro para disirutar de un vuelo fugaz sobre las casas de ia aldea. Amparados por la deliciosa impunidad del desorden colectivo, José Arcadio y Pilar vivieron horas de desahogo. Fue ron dos novios dichasos entre la muchedumbre, y hasta leparon 4 sospechar que el amor podia ser un sentimiento mis reposado Yy profundo que la felicidad desaforada pero momentinea de sus rnoches secretas. Pilar, sin embargo, rompio el encanto, Estimy Jada por el entusiasmo con que José Arcadio disfrutaba de su compania, equivocé la forma y 1a ocasion, y de un solo golpe le echo el mundo encima. "Ahora si eres un hombre’, le dijo. ¥ como é! no entendié lo que ella questa decile, se lo explic’ letra por letra Vas a tener un hijo. José Arcadio no se atrevi6 a salir de su casa en varios dias, Le bastaba con escuchar Ia risotada trepidante de Pilar en la co: ina para correr a refugiarse en el laboratorto, donde los ate factos de alquimia habtan revivido con la bendicion de (rsula José Arcadio Buendia recibi6 con alborozo al hijo extraviado lo inici6 en la bésqueda de la piedta flosofal, que habia por fin ‘emprendido. Una tarde se entisiasmaron los muichachos con la estera voladora que paso veloz al nivel de la ventana del labo. ratorio levando al gitano conductor ya varios nihos de la-adea que hacfan alegres saludos eon la mano, y José Arcadio Buendia ni siquiera la mir6. "Déjenlos que suerien’, dijo. “Nosotros vola- ‘remos mejor que ellos con recursos mas cientificos que ese mi serable sobrecamas." A pesar de si fingido interés, Jose Arcadio no entendié nunca los poderes del huevo fllasfico, que simple- ‘mente le parecia un frasco mal hecho, No lograba eseapar de su preocupacion, Perdié el apetto y el sueiio, sucumbi6 al mal hu ‘mor, igual que su padre ante el fracaso de alguna de sus em: presas, y fue tal su trastomno que el propio José Arcadio Buendia lo telev6 de los deberes en el laboratorio creyendo que habia ‘omado Ia alquimia demasiado a pecho, Aureliino, por supues: ‘o, comprendi6 que Ia afliccién del hermano no tenia origen en Ia basqueds de fa piedra filosofal, pero no consiguié arrancat- Je una confidencia. Habia perdido st antigua espontaneidad De len ator de sledadt 38 ‘complice y comunicativo se hizo herméticu y host. Ansioso de soledad, mordide pot Un virulento rencor contr2 el mundo, una noche abandoné Ia cama como de costumbre, pero no fue 2 casa e Pilar Temera, sino 2 confundirse con el tuimulto de Ia feria. Después de deambular por entre toda suerte de miquinas de ar tifco, sin interesarse por ninguna, se §j6 en algo que no estaba fen juego: una gitana muy joven, casi una nif, agobiada de abalo: fos, la mujer mis bella que José Arcadio habta visto en su vida Estaba entre la mulltud que presenclaba el tste especticulo del hombre que se convirté en vibora por desobedecer a sus padi "José Arcadio no puso atenci6n. Micniras se desarrollaba et tris: te interrogatorio del hombre-vibora, se habia abierio paso por en tre la mulltad hasta la primera fla en que se enconaba Is gi tana, y se habia detenido deus de ella. Se apret6 contra sus es- paldas. La muchacha trat6 de separarse, pero José Arcadio se Epret6 con mis fuerea contra sus espaldas. Entonces ella lo sin U6. Se qued6 inmévil contra él, temblando de sorpresa y pavor, sin poder creer en la evidencia, y por dltimo volvio Ia cabeza y lo mito con una sonrisa wémbla. En ese instante dos gitanos {netieron al hombre-vibora en su jaula y la llevaron al interior dde la tienda, EI gitano que dirigia el espectéculo anunci6: “=Y ahora, seforas y sefores, vamos a mostrar Ia prueba te: rrible de la mujer que tendri que ser decapitada todas las no- ches a esta hora durante clento cincuenta aiios, como castigo por haber visto lo que no debia, ‘Jose Arcadio y la muchacha no presenciaron la decapitacion, ueron a ln carpa de ella, donde se besaron con una ansiedad ‘desesperada mientras se Iban quitando la ropa. La gitana se des hizo de sus compifios superpuesios, de sus numerosos pollscine’ de enctje slmidonado, de su inatl corset alambrado, de su car i de,abalotios, y quedo pricticamente convertide en nada. Era tna ranitainguida, de senos incipientes y piernas tan delgadas {que no le ganaban en digmevo alos brazos de José Arcadio, pero tenia una decision y un calor que compensaban su fraglldad. Sin embargo, José Arcidio no podia responderle porque estaban en ‘una especie de carpa pablica, por donde los gitanos pasaban con 50s cosas de circo y arreglaban sus asuntos, y hasta se demo- aban junto a la cama a echar una partida de dados. La limpa a colgada en la vara central luminaba todo el ambito. En una Dpavsa de las caricias, Jose Arcadio se esti clesnudo en ta cama, 36 Gabriel Garcia Mirguet sin saber qué hacer, mientras Ia muchacha tataba de alent. Una’ giana de ‘cames esplendidas ent poco despues, acom: pafada de un hombre que no hacia pute dele farindula, pero ‘qe tampoco era dela aida, y ambos empesaron a desveat Se frie a a cama. Sin propontiselo, la mujer mits 4 Jose A {aul ¥ examine con una expe de ere attic so mages Snimal en sepoeo. ~—Mtuchacho —exclam6—, que Dios te ta conserve 4a comparera de fost Arcadto les pid que los jaan tran- guile, yt pareja 56 acoso en el suelo, may cena de Ta crm, 12 pasion de fos otros despent ta feb’ de Jose Arcadion Alpe ser contacto, los huesos de la muchacha parecieron desateu- lnwe con un ero desordenado como el de un fichero de do- ‘mind, ys piet se deshizo en un sudor paid y sus ojos sles faton de Igriiasy todo su cacepo exinlo un lament Sagubse) Yun vago olor de lodo, Peo sopon el impacto oon uaa Rrme- a de carder y una valentin admirables. Joos Arado 5 sIn06 Enionces.levantado. en ilo hacia un lado. de mopincién ‘erfica, donde #1 coraz0nse'desbarat6-en un mapant de obo enidades tiernas que le entraban 1 Ia muchacha, por los otdoo ¥ le sllan por I bea taducidas a su Aioma, Era Joeves”La'no- fhe del sabado José Areadio se smart un tape fojo en ine beta ¥ se fie con los gitanos Caundo Ursula descubrié su dusencia, fo buses por toda aa: des. tn el desmantelado eampemento ‘de los ptines no habia mis que un reguero de deperdicios entre las cenzas todavia hy teantes de ls fogones apagads. Alguien que andaba por aht ‘buscando abalorios entre la basura le ao a Cisla que la aoe che anterior habia visto a su hijo en ol tumulto de i faring fa, empuhindo una esmetila con la jula del hombre-vbora, ie eto de itn, le grit ella 1 su mardo, quien no habla dado te menor seal (lan aro de soledad a te a ella todo el santoral y no logré que reaccionara con ningan nombre. Como en aquel tiempo no habia cementerio en Macon- do, pues hasta entonces no habia muierto nadie, conservaron el talego con los hnuesos en espera de que hubiera un lugar dig ‘no para sepultarlos, y durante mucho tiempo estorbaton por to- das partes y se les encontraba donde menos se suponia, siem- pre con su cloqueante cacareo de gallina clueca. Pas6 mucho tempo antes de que Rebeca se incorpocasa 2 la vida familiar. Se sentaba en el mecedoreto a chuparse el dedo en el sincén mis apartado de la casa, Nada le llamaba la atencién, salvo la miisi- ce2 de los selojes, que cada media hora buscaba con ojos asus. tados, como si esperara encontrarla en algin lugar del aire. No Tograron que comiera en varios dias. Nadie entendia como no se habia muerto de hambre, hasta que los indigenas, que se da- ban cuenta de todo porque recorsian la casa sin cesar con sus piles sigilosos, descubrieron que a Rebeca sélo le gustabe comer fa terra himeda del patio y las tortas de cal que arrancaba de las paredes con las uftas, Era evidente que sus padres, o quien quiera que Ia hubiese criado, la habian reprendide por ese habito, ues lo practicaba a escondidas y con conciencia de culpa, pro- {curando trasponer las raciones para conietlas cuando nadie la vie- ra, Desde entonces la sometieron a una vigilancia implacable, Echaban hiel de'vaca en el patio y untaban aff picante en las pa- redes, creyendo derrotar con esos métodos su vieio pernicioso, ‘pero ella dio tales muestras de astucia ¢ ingenio para procurar se fa terra, que Ursula se vio forzada a emplear recursos mis ‘drfsticos, Ponfa jugo de naranja con rulbarbo en una cazuela que ‘dejaba al sereno toda Ia noche, y te daba I pécima al dia si- ‘guiente en ayunas. Aunque nadie le habia dicho que aquel era {el remedio especifico para el vicio de comer tera, pensaba que cualquier sustancia amarga en el esiémago vacio tenfa que ha- cer reaccionar al higado. Rebeca era tan rebelde y tan fuerte a ppesar de su raguitismo, que tenian que barbearla como a un be- cero part que tragara Ia medicita, Y apenas si podian reprimir sus petaletas y soportar los enrevesados jeroglifiens que ella al- lemaba con mordiseos y escupitajos, ¥ que segtin dectan los es- candalizados indigenas eran las obscenidades mis grucsas que se podian concebir en su idioma. Cuando Ursula lo supo, com- plement6 el tratamiento con correazos. No se estableco nunca Silo que surtié efecto fue ef ruibasbo o las tollinas, 0 las dos

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