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Cuando Jaejoong vio al niño acuclillado cerca de la tumba de su hermano, pensó que
estaba viendo al ángel que llevaría el alma de su hermano al cielo...a ese lugar con
campos de flores, manantiales, mariposas, ríos de diferentes colores, y otras cosas
bonitas que leyó en los libros de cuentos, aquellos que el pequeño Hwanjoong amaba
oír con los ojos brillantes de entusiasmo. Jaejoong pensó que todo había terminado,
estaba completamente solo, no más risas infantiles, no más cosquillas, no más ojos de
cachorrito, y su llanto se hizo más intenso recordando cómo no hizo nada para evitar
que el cuerpecito de Hwanjoong se debilitara poco a poco, perdiendo la calidez que una
vez tuvo.
"¿Cómo se llama?" Preguntó el niño, todavía de cuclillas, sus ojos grandes e inocentes
observando los hermosos escritos grabados en la lápida, evidentemente, no sabía leer
todavía. Parecía tener alrededor de la misma edad de Hwanjoong, Jaejoong pensó, a
pesar de saber que era un ángel, pudiendo tener 127 años y todavía verse como un bebé.
"...¿por qué se enfermó?" preguntó el ángel, llevando sus dedos regordetes a una de las
rosas blancas en el arriate, aún sin mirar al mayor. Él no pudo ver cómo los párpados
hinchados de Jaejoong habían estado conteniendo, las lágrimas empozadas en sus ojos
rojos antes de que cayeran una por una en sus temblorosas rodillas, mojando los
pantalones vaqueros. Cuando el pequeño ángel vio eso un atisbo de preocupación llenó
sus inocentes ojos redondos.
"Yo lo fui...Yo soy...Tú no sabes..." Él respiro profundamente. “Tuvo fiebre por varios
días ya...Pero yo no lo sabía...No me di cuenta que estaba más pálido...debí haberme
dado cuenta que no tenía tanta energía como siempre, pero estaba demasiado ocupado
con mi nuevo videojuego hasta que mamá llegó a casa del viaje de negocios...y fue
demasiado tarde..."
"Sabes, cuando mi conejito se enfermó no lo noté, hasta que lo encontré muerto una
mañana." Los sollozos de Jaejoong se detuvieron un momento mientras miraba al
muchacho con el ceño fruncido. Algo en su mente le decía que era inútil contarle sus
cosas a un niño cualquiera, a quien Jaejoong ya no confundía más con un ángel teniendo
en cuenta el lodo seco decorando el par de zapatos gastados del niño. Y migas de galleta
en el cuello. Entonces, antes de que pudiera responder, el niño continuó: "Estaba tan
triste, pensé que era el peor amigo del mundo, hasta que mi mamá dijo que no era culpa
mía, porque...uhm...He olvidado el resto de lo que dijo ella pero dijo algo como que
ocurrió por una razón, y yo podría encontrar otro gran amigo y me dio esto..." El
muchacho rápidamente metió la mano en su bolsillo y sacó algo que parecía un peluche,
un obviamente, conejo de peluche hecho a mano del tamaño de su palma de bebé. El
cuerpo del conejo estaba pobremente hecho con telas peludas y sus dos lados estaban
pegados en vez de estar cosidos. Su color no era más blanco debido a la suciedad, y un
par de botones negros pegados en la cara del conejo como un par de ojos. Jaejoong llegó
a la conclusión que debería estar agradecido, ya que parecía como si la mamá del niño
era muy pobre, por no darle basura para hacerlo callar.
"¿Qué crees que estás haciendo, jugando a Dawson's Creek?" Le espetó Jaejoong, sin
veneno intencionado en sus palabras sin embargo. ¿Por qué sabe dónde vivo, de todas
formas?
El niño, obviamente no tenía idea de lo que Dawson’s Creek era, (diablos Jaejoong sólo
lo vio una semana antes y no le gustó ni un poco) ignoró la declaración y le saludó
alegremente. "¡Ven aquí!" Su tono era de euforia a pesar del rostro molesto de Jaejoong.
El tiempo no estaba más que frío y ventoso, y Jaejoong no entendía por qué una madre
dejaría a su hijo pequeño jugando fuera de casa en un tiempo así. El no era tan
insensible aparte del hecho de que los niños pequeños nunca habían sido de su agrado (a
excepción de su adorable hermano por supuesto). Dejando escapar un gran suspiro de
derrota, se precipitó escaleras abajo, se reunió con el niño fuera de la reja y tiró de su
brazo, en silencio dejándolo entrar. El niño siguió obedientemente a Jaejoong
observando las enormes colecciones de muñequitos de tortugas ninja y los
electrodomésticos mientras pasaban.
"¡Hace frío afuera! ¿Y cómo has llegado hasta aquí por cierto?" Replicó el niño mayor
con las dos manos apoyadas en la cintura, simulando a un adulto enojado.
"Sé dónde vives, ¿ves?" El niño sonrió, ignorando la mirada confusa del mayor y
recorriendo todo su alrededor sin demasiada gracia, examinando su colección de
videojuegos. "¡Estos son cool!" Se acercó a una de las colecciones de mini coches de
Hwanjoong.
El niño levantó las manos como un ladrón atrapado. Jaejoong suspiró de nuevo mientras
examinaba al extraño de la cabeza a los pies, dándose cuenta de que el niño era
aproximadamente de la misma edad y altura que su hermano fallecido, sólo que más
delgado y de tez más oscura. "¿Por qué viniste aquí?”
El frunció el ceño.
"Pero ¡por qué no! Mira, creo que debes sentirte triste y solo ahora, así que vine a estar
contigo... traje algunas de mis cosas..." El niño sacó algunos extraños objetos de su
bolsillo; su mirada le decía al mundo que serían más sorprendentes que el conejo de
peluche. Entre los cuales estaban, otro conejo de peluche, de botones rojos que se
diferenciaban del anterior peluche cuyos ojos eran botones negros. Éste parecía menos
un trapo que el otro, sin embargo. Otros artículos fueron dos coches de plástico, pinturas
desteñidas y deformadas. El conejito de peluche era mejor. Por lo menos era hecho a
mano.
"Aggg... ¡no pongas esas cosas sucias en la alfombra!", Protestó Jaejoong, haciendo una
mueca de disgusto.
"No, no, no está sucio, lo he lavado ayer...esto es para ti...", el niño tomó la mano de
Jaejoong, puso el conejo de peluche dentro de la palma de la mano del mayor y la apretó
con las suyas tan pequeñas. "Vi algo como esto en la televisión. Esto será como...una
señal de que somos hermanos o algo así."
"Vas en serio, ¿no es así?" Jaejoong entrecerró sus ojos y miró fijamente a los curiosos
del otro.
"¡Por supuesto!"
"Soy Changmin" El mayor dejó escapar un gran suspiro, uno de tantos ese día. Sentía
como que iba a perder mucho tiempo a partir de ahora.
"Soy Jaejoong".
"Lo sé."
"¿Eh?"
"Sé que eres Jaejoong Hyung..." Changmin sonrió ampliamente de oreja a oreja y se
arrojó sobre el mayor.
"E-Esp...Espera..." Jaejoong sostuvo los brazos del niño y lo hizo sentarse mientras
miraba esas orbes marrón oscuro. “Eres un extraño y de repente quieres ser mi hermano.
Ni siquiera nos conocemos bien, no conoces a mi mamá y yo no conozco a la tuya, y..."
"¿Mamás...?".
“Sí y ¿por qué? Quiero decir ¿por qué tan de repente? ¿Cuál es tu razón? "
Hermano...
**
En realidad Jaejoong aprendió una cosa o dos acerca de Changmin. En primer lugar,
tenía una dulce y amorosa madre. Eso, o el niño era un hijito de mamá, porque siempre
mencionaba a su madre en todas las situaciones posibles cuando los consejos eran
necesarios, 'Mi mamá dijo esto' y 'Mi mamá dice que'. En segundo lugar, su dulce y
amorosa madre era muy pobre. Changmin siempre llegaba a la casa de Jaejoong con los
zapatos rotos de siempre, los que hacían a Jaejoong sentir lástima por lo que a veces se
tomaba el tiempo para lavarlos, algo que hacía a Changmin sonreír aún más
ampliamente. Luego miraba sus zapatos recién limpiados con incredulidad, chillando un
gracias. Uno de esos días se encontró con la mamá de Jaejoong y la mujer
instantáneamente quedó presa de su encanto. Casi nunca tenía tiempo para acompañar a
Jaejoong, por lo que las visitas de Changmin se sentían como una bendición. Una vez
ella deliberadamente rompió en lágrimas y se puso en cuclillas delante del niño,
cubriéndose el rostro mojado y entre sollozos, diciendo que le recordaba al hijo
fallecido. Changmin sólo sonrió y envolvió a la señora con sus bracitos. "Sé que lo
echas de menos, ¿verdad? Calma...calma..."dio unas suaves palmaditas en la espalda de
la Sra. Kim. Muy pronto, la señora cayó en el hechizo del angelito completamente. Ella
lo llevó a la tumba de Hwanjoong una vez y lo presentó como el nuevo hermano de
Hwanjoong. Quería saber qué clase de señora crió a un chico tan dulce, y preguntó por
la mamá de Changmin. Desafortunadamente la mamá de Changmin trabajaba muy duro
por ambos, y el dijo que en realidad se suponía debería quedarse con su abuela enferma
en la tarde antes de que su mamá viniera y lo recogiera por la noche. Le contó a la
señora Kim que su madre ya sabía de ellos, pero le pidió que no le dijera nada a su
mamá sobre lo seguido que había visitado la residencia Kim, sabiendo que ella se
preocuparía demasiado. También dijo que su mamá era una mujer muy amable que
estaba encantada con la idea de que Changmin encontrara un amigo, pero estaba
demasiado ocupada como para hacer una visita, aunque la casa de su abuela, estaba a
sólo 3 cuadras de allí.
Teniendo en cuenta cómo Changmin siempre hablaba de su mamá y ni una sola vez de
su papá, la Sra. Kim supuso que al igual que Jaejoong, el pequeño no tenía papá. El
padre de Jaejoong falleció debido a un accidente de coche cuando Hwanjoong tenía 1
año de edad, dejándole en una situación muy difícil. Jaejoong se sentía solo a veces ya
que su madre no tenía más remedio que trabajar duro día y noche para mantener a su
pequeña familia, dejándola sin tiempo para estar con sus hijos como una madre debería.
Desde que Changmin llegó a su vida, la señora se sentía un poco más tranquila al dejar
a su hijo solo en la casa. Bueno, al menos sabía que cada vez que Jaejoong recordara a
Hwanjoong y llorara, alguien le ayudaría a sobreponerse al dolor, incluso si esa persona
era un niño de 5 años de edad. Ella confiaba en el hijo recién encontrado lo suficiente
como para prestarle la llave de la casa para que pudiera esperar dentro a que Jaejoong
volviera de la escuela primaria. Y Changmin estaba realmente orgulloso de ser capaz de
abrir una puerta.
La tercera cosa que aprendió de Changmin fue que el muchacho era muy torpe. A
menudo se perdía en el espacio y tropezaba con algo, terminando en lágrimas. Contenía
las lágrimas muy bien, sin embargo. Aun así, a menudo venia con los brazos y las
piernas magulladas, diciendo que se tropezó con algo y lo mal que se sentía por lo que
necesitaba un abrazo o dos para ahuyentar el dolor. Esa fue la cuarta cosa que aprendió
acerca de Changmin, el chico era un adicto a los abrazos. "Hyung, abrázame...",
"Abrázame ¿por favor...?","¡Quiero un abrazo!", "¡Pero ha pasado mucho tiempo desde
que me abrazaste!", Distintas maneras de decir que necesitaba un abrazo. A Jaejoong
esto le pareció muy lindo y antes de que se diera cuenta, él ya tenía una conexión
especial con el niño. La Sra. Kim llamó al par de llaveros de peluche con forma de
conejo Minmin y Joongjoong, Minmin era el que tenía los ojos negros y Joongjoong era
el que tenía los ojos rojos. Mientras que Jaejoong dijo que era cursi, a Changmin le
encantaron tanto los nombres que él prometió a la Sra. Kim traer uno para ella en otra
ocasión. Probablemente con los ojos azules.
Fue una tarde, pasados seis meses después de su encuentro. Jaejoong planeaba traer a
casa algunos amigos de la escuela a jugar y estudiar porque sus compañeros de clase se
habían quejado por su actitud solitaria, llamándolo autista. No es que lo hiciera a
propósito, pero había un muchacho testarudo que lo visitaba cada día y le pondría mala
cara si llegaba tarde a casa. El era un partidario de los pucheros, pero ese día él había
planeado enmendarse con respecto a su aislamiento social, no sin intención adicional
por supuesto. A decir verdad sentía el aura de un posesivo hermanito proviniendo de
Changmin, teniendo en cuenta cómo su cara se tornó agria cuando Jaejoong le dijo que
iba a estudiar más y jugar menos. Jaejoong sonrió pensando en esto, él quería hacer
sentir celos a Changmin a propósito, quería verlo en pánico, mal humorado, o incluso
llorando. El ignoraría a Changmin y actuaría frío, un trato que definitivamente haría
arder los zapatos del menor, pero luego el pagaría esto con millones de abrazos por lo
que estaría bien. Al menor le gustaba actuar como un adulto, calmado y sabelotodo,
restregándole a su Hyung tomadas de pelo y consejos. Sabiendo que estaba tratando con
un niño, Jaejoong sólo podía rodar sus ojos cada vez que Changmin comenzaba con esa
actitud, solo Dios sabe de qué película aprendió eso. Sin embargo estaba seguro que
Changmin podía estar en pánico, que podía ser emocional y no oh-tan-cool, después de
todo él sólo tenía 5 años de edad. Él iba a exprimir el lado infantil de Changmin y con
mucho gusto se reía de ello. Jaejoong reía ideando su plan.
Demasiado ocupado con sus pensamientos, no se dio cuenta que un grupo de lo que
parecían chicos de noveno grado lo rodeaban, dejándolo atrapado en el centro. Eran 4 de
ellos.
"P-Por favor...no..."
"Dios, chicos ¡vean esto! ¡Está usando un llavero de conejo!" El grupo dejo salir un
Wooow sonoro, uno de ellos intento tomar el llavero, pero Jaejoong inmediatamente
alejó la mano con un palmetazo y apretó al conejo en la suya, protegiéndolo del enorme
matón.
"En serio necesitas aprender tu lección." Al decir esto, empezaron a golpear al pobre
muchacho, dejándolo tirado en el suelo. Las lágrimas caían mientras soportaba el dolor,
rogando a Dios que pronto termine. Aburridos por la falta de respuesta, los matones
detuvieron su golpiza después de pronunciar algunas palabras como "maricón" u
"homo". A Jaejoong no le importaba, después de todo sabía que esos tipos sólo eran
niños aburridos que no tenían vida y que podrían arrepentirse en el futuro. El dolor,
sorprendentemente no se sentía tan mal. Sintió sus hombros y columna vertebral a punto
de romperse, sí, pero no se sentían tan hirientes como el lenguaje injurioso. ¿Por qué
hablaban así de Changmin? ¿Por qué no podía hacer nada?, ¿por qué era tan débil y por
qué la gente lo trataba de esa manera? ¿Qué pasa si Changmin fuera golpeado así?, ¿qué
pasa si él todavía no podía hacer nada? El muchacho pronto estaría en la escuela
primaria, probablemente en su 6º cumpleaños, ¿y si había experimentado ya este tipo de
cosas? ¿Qué debería hacer Jaejoong? Luego pasó por su cabeza, cómo no pudo hacer
nada cuando Hwanjoong gemía de dolor. Cómo el niño dijo que no quería morir en la
cama del hospital. Cómo tampoco pudo hacer nada esa vez. Poco a poco, se sostuvo en
sus todavía temblorosas piernas y se arrastró pesadamente hacia su casa. Su palma se
sintió adormecida al aligerar un poco su agarre en Joongjoong, y se sintió aliviado al
saber que el conejito estaba a salvo.
**
"¡¡Hyung!!"
Los ojos de Changmin se ampliaron con horror al ver a Jaejoong con el pelo
desordenado y la camisa sucia, moretones en el mentón y brazos. Al mirar el mayor al
niño, su cuerpo tembló más fuerte, especialmente después de ver esos ojos preocupados,
y cómo Changmin estaba en pánico buscando algo con que limpiarlo. No salieron
palabras de la boca de Jaejoong, las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos y cayeron
deliberadamente en el suelo.
"Yo...Yo..."
"Oh, Hyung..." por primera vez desde que se conocieron, Jaejoong sentía que Changmin
no sabía qué decir. En cambio, jaló de los hombros a Jaejoong para que sentara mientras
el más joven se acercaba, arrodillado con las piernas de Jaejoong entre las suyas. Los
ojos de Jaejoong estaban ahora al mismo nivel de su cuello, por lo que se inclinó para
examinar la mancha morada en el mentón de Jaejoong como si supiera que hacer al
respecto. Jaejoong se esforzó por controlar su llanto, mientras que el muchacho más
joven miró de cerca el moretón y lo tocó.
"S-Sí..."
"¿Todavía te duele...?" Las orbes marrones de Changmin le devolvieron la mirada
preocupadamente.
"Sí..."
"...¿Qué es eso?"
"Algo como esto..." Changmin se acercó y presionó sus suaves labios delicadamente en
el magullado mentón, con tanto cuidado que se sentía como cosquillas, pero Jaejoong
no hizo ningún sonido ni queja. Le devolvió una rápida mirada a los preocupados ojos
de Changmin.
"¿Todavía duele?"
“Sí..."
“Sí... "
"Lo siento..."
"No…los chicos malos lo sentirán. Voy a hacer que ellos paguen un día, Hyung..."
"No hice nada cuando me llamaron mariquita pero cuando trataron de agarrar a
Joongjoong les grité y me golpearon..."
"Hyung..."
"¿Por qué te ríes? Siempre actúas como un adulto sabelotodo, me molesta..." Jaejoong
se quejó, todavía con la cara cubierta por la camisa de Changmin. Changmin se rió más
fuerte. "Hyung..." Hizo una pausa. "Si les hubieras devuelto los golpes estarías peor que
ahora...y eso no sería nada bueno…"
"¡Pero el no hacerlo confirmó que soy un cobarde...! Yo" Jaejoong levanto la mirada
para ver la cara de Changmin, pero el niño abrazó su cabeza, cubriendo la vista de Jae
con su propia camisa.
"...en serio Minnie-ah, ¿dónde aprendes esas líneas...? "Se separó a ver el rostro del
muchacho y vio un par de ojos marrones mirándolo fijamente, mitad afecto y tristeza en
su interior, y algo mas... Evadiendo la profunda mirada de Jaejoong, Changmin abrazó a
su hyung de nuevo, más fuerte. "Con respecto a Joongjoong, la próxima vez deja que se
lo lleven, haré uno nuevo para ti...o tantos como quieras."
"¡Oye!"
"Eres tan bonito Hyung... ¿cómo podrías no ser el baby...?", Changmin aligeró su
control sobre la cabeza de Jaejoong y dejó caer su cuerpo hasta sentarse en el regazo de
Jaejoong. Rodeó con sus brazos el pecho de Jaejoong, y acurrucó su rostro contra este.
"Minnie-ah... yo no quería decir ese tipo de baby...Me gusta que seas curioso, pero
¿aprendiste a leer con las novelas románticas de tu mamá?" El niño se rió en voz alta, su
agradable risa hizo eco a través del cuarto y alivió el dolor de Jaejoong un poco. O
mucho.
"Yo sé lo sé, usted hará un...eh ¿no dijiste que era de tu mamá...?"
"...Lo que sea, mío o de mi mamá, peluche es peluche." Jaejoong no hizo ningún
esfuerzo para responder mientras su anteriormente dolorido cuerpo ahora se sentía más
relajado. Soltó a Changmin de su agarre y empujó suavemente al niño para acostarse
junto a él, mientras él seguía en su misma cómoda posición.
"Duerme, Hyung".
"Uh-uh..."
"¿Hyung...?"
"...Sí..."
[CONTINUARÁ...]
Autora: Umeboshi_heart .
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/702.html
PRÓLOGO B
("¿Qué, crees en cosas como que las estrellas fugaces cumplen deseos?")
Era verano, cuando Changmin visitó la casa de Jaejoong más tarde de lo habitual. No
era como si fuera allí todos los días, pero cuando lo hacía, venía por lo general antes de
las 2 PM y se iba antes de las 6 PM. Dijo que su mamá lo recogería a las 7, y si ella
sabía que su niño deambulaba solo, se pondría como loca al punto en el que si fuera
necesario, incluso dejaría su trabajo para cuidar de Changmin. Sin embargo ese día,
Changmin se presentó casi a las 4 PM. Al parecer, su abuela lo obligó a ver la
telenovela con ella. Jaejoong se echó a reír divertidamente con la razón, pero al final los
dos autoproclamados hermanos solo se refrescaron en la habitación del hijo mayor
mientras las canciones de una vieja radio llenaban el aire. Jaejoong jugó su nuevo
videojuego, al mismo tiempo que el otro dibujaba bocetos en papel, recostado sobre su
estómago mientras tarareaba suavemente. Así era como a menudo pasaban los días, casi
8 meses desde el día de su primer encuentro. A veces el mayor se preguntaba si no sería
mejor que Changmin fuera al jardín de niños en lugar de no hacer nada en su habitación,
pero Changmin le respondió que no estaba interesado en aprender cosas de niños y
quería algo de educación de verdad, de allí el por qué se saltaba las clases de niños
como las llamaba. Jaejoong sólo pudo asentir al ver cuán convencido estaba el niño al
explicar estas cosas, pues no quería discutir, como de costumbre. Pero entonces se
preguntó, ¿Changmin seguiría viniendo a él si tuviera otras cosas que captaran su
interés?
Aburrido del juego, el mayor apagó la televisión, y echó un vistazo a lo que el más
joven había estado haciendo.
“¿Qué es eso?" Le preguntó, a pesar que su hermanito estaba, obviamente, usando sus
lápices de colores para dibujar a Minmin y a Joongjoong. Los conejos estaban sentados
uno junto al otro en el techo, bajo el cielo nocturno adornado con estrellas fugaces y
colores –azul oscuro, ámbar, morado intenso, del tipo que recordó a Jaejoong la noche
estrellada de Vincent, sólo que más confuso.
"Tú y yo, en una noche de verano.” Respondió el niño, todavía concentrado en su dibujo
como si de una obra maestra se tratara.
Jaejoong ocultó una sonrisa tras la palma de su mano. "Pero esos son conejos."
Changmin suspiró, haciendo una cara molesta, como si Jaejoong hubiera arruinado por
completo su inspiración. "Es más fácil dibujar conejos de peluche que nuestros rostros,
se llama simbolismo Hyung, ¿nunca has oído hablar de ello?"
Si había veces en que Jaejoong sentía ganas de darle un jalón de cabellos al más
pequeño o pellizcar su mejilla, este era uno de esos momentos. Pero en lugar de hacer
eso o algo por el estilo Jaejoong decidió jugar aun más con el estado de ánimo del
muchacho.
"Es sólo porque la Sra. Kim llamó a los conejitos con la ultima sílaba de nuestro
nombre, además sería menos cool si dibujara gatos o perros."
"Los conejos son las únicas cosas que soy capaz de dibujar en este momento."
Jaejoong sonrió de oreja a oreja. Él acerco su cuerpo rápidamente al del más pequeño;
descansando uno al lado del otro sobre sus estómagos, usando los codos para apoyar sus
cuerpos. Jaejoong ladeó su cabeza acercándose a Changmin, aún tratando de interrumpir
su concentración.
“Sí. Una vez vi una revista con un símbolo de conejo y señoras en la portada. Cuando
quise ver qué había dentro, el vendedor dijo que era solo para adultos."
Jaejoong se atragantó con su propia saliva al darse cuenta de lo que Changmin estaba
hablando. A diferencia de Changmin, el comprendía cosas como esas, pero no había
tenido ni el mas mínimo interés en comprobar que más había detrás de esto. “Está bien,
me rindo", dijo él finalmente. "Lo tomo como una plegaria para que siempre estemos
juntos incluso cuando lleguemos a ser adultos..."
"Uh-uh… dijeron que vas a cambiar cuando seas grande." Changmin escondió la
barbilla en una de sus manos, la otra mano haciendo círculos amarillos en el papel,
utilizando lápices de colores.
"Bueno, por supuesto, no voy a estar de esta altura cuando tenga 20, y tu perderás esos
dedos regordetes y esas mejillas rechonchas que tienes. Vamos a ligar con chicas como
lo hacen esos tipos en la tele, salir a bares, refrescarnos con unas cervezas... "
"Qué".
"Quiero sentarme en la azotea." Mostró la obra maestra que acababa de terminar. "Así."
Jaejoong frunció las cejas antes de soltar una carcajada. "¿Por qué tan de repente...?" Se
notaba en la cara lo divertido que estaba.
"Siempre quise hacer algo como esto, pero mi techo no es tan alto..." miró suplicante.
"¿Por favor...?".
“Lo sé, Donghan-ahjussi a veces la utiliza al reparar la antena para nosotros...pero ¿por
qué quieres ir allá?"
El pequeño levantó sus dos manos al aire y chilló felizmente como respuesta.
Y allí estaban, dos niños, que de algún modo lograron encontrar su camino a la azotea.
Los dos pares de ojos muy abiertos, asombrados por la vista superior, inocentemente
inconscientes de lo que el futuro pudiera traer. Sus dedos entrelazados y sus dos bocas
ligeramente abiertas por la fascinación.
"¡Qué suerte...! ¡Hay muchas estrellas hoy...!" Jaejoong señaló una de las constelaciones
con un entusiasmo que superaba el de Changmin, que fue el que pidió observar las
estrellas en primer lugar. "Sabes, yo nunca me interesé demasiado en el cielo
nocturno...siempre dentro de mi habitación, jugando videojuegos...No sabía que
hubieran tantas estrellas en el cielo, ¡incluso en el de Seúl!"
"Hyung, estas demasiado emocionado, jejeje..." Changmin se rió entre dientes, haciendo
más presión sobre la mano del mayor.
Changmin sacudió la cabeza. "No, estoy feliz..." tomó la mano de Jaejoong y la estrechó
contra su pecho. "¿Lo sientes?, mi corazón esta latiendo de prisa."
"Lástima que no hay estrellas fugaces esta noche..." se lamentó Changmin, quitando la
mano de Jaejoong de su pecho, pero todavía apretándola fuertemente.
"¿¿Qué, crees en cosas como que las estrellas fugaces cumplen deseos??"
Jaejoong casi se ahogó, ¿de dónde aprendía el niño a hablar así? Pero entonces recordó
que este absorbía demasiado de su entorno, a diferencia de Jaejoong que era demasiado
denso como para que la sociedad influyera en él.
"Pero, quién sabe si es verdad o no, intentarlo no suena tan mal." Changmin añadió,
encogiéndose de hombros.
“Entonces, deseo que puedas ir a la escuela pronto, seas un buen estudiante, graduado
sin dificultades, crezcas como un hermoso joven con una carrera exitosa, te cases con
una esposa encantadora y vivas feliz con dos hermosos hijos. "
Jaejoong frunció sus labios decepcionado. "¡Minnie-ah! ¿Te deseo algo bueno y esa es
tu respuesta?"
"En serio Hyung, ¿no puedes pedir algo menos aburrido que eso?"
Lanzando las manos al aire, Jaejoong entornó sus ojos. "Está bien está bien, ¿cuál es tu
deseo, entonces?"
"Ah Minnie…".
"Hyung..."
"Mi Minnie...sabes, me alegro que hayas estado allí cuando perdí a Hwanjoong".
“¿En verdad...?”
“Sí...no es como si no estoy triste jamás, pero creo que si no fuera por ti no reiría así
nunca más en la vida... "
Jaejoong estaba a punto de soltar a Changmin cuando el joven lo atrajo aún más cerca.
"Ay, eres un bebé..." Acarició la mejilla del menor. "Por cierto aquella vez, ¿cómo
supiste mi nombre y mi dirección? Es extraño siempre se me olvida preguntarte esto... "
"¿Minnie...?"
"A menos que seas en realidad un agente secreto que nos ha estado espiando a mí y a mi
madre para pasar información acerca de nuestro ADN, no me voy a enojar."
"Yo no vivo tan lejos del parque, y muchas veces los veía...un día no me di cuenta de
que te seguía, hasta que entraste a la casa."
"¿¿¿En serio???"
"¿Estuvo mal…?"
“No, para nada...así que cuando me viste en el cementerio...¿fue una coincidencia? "
Changmin asintió con la cabeza antes de continuar: "Vi a una señora llamarte, así supe
tu nombre...te veías tan triste."
"¿Pero por qué...? ¿Por qué nos observabas? "
"No voy a contestar a eso, te burlarás de mí otra vez. Volvamos Hyung, hace frío
aquí..." El niño más pequeño se arrastró con cuidado por la superficie descendente del
techo, llegando a la escalera. Jaejoong miró el cielo estrellado por última vez y aspiró
profundamente, llenando sus pulmones con el aire fresco de la noche y planeando hacer
cosas como estas de nuevo en el futuro.
Al día siguiente, después de ese, y otro día después de ese, todavía no se presentaba.
Jaejoong pensó que estaría ocupado con su abuela.
No podía creer que había conocido a Changmin durante casi un año, pero no podía
responder a estas sencillas preguntas acerca de una simple identidad. Se dio cuenta que
a fin de cuentas Changmin era todavía un desconocido. ¿Cómo podía saberlo? Él estaba
allí automáticamente...en su habitación, pasando algunas horas, a veces sólo por nada, y
se marchaba justo antes de que la mamá de Jaejoong volviera a casa del trabajo. A veces
Jaejoong no le hacía caso por un nuevo videojuego, a veces por tareas...bueno... ¿quién
hubiera pensado que el niño desaparecería tan repentinamente? Ellos tenían previsto
visitar a la familia de Changmin alguna otra vez.
¿Se aburrió por la falta de actividades divertidas? ¿O encontró por sí mismo un nuevo
hermano?
Pasó un mes, y Changmin nunca regresó. Jaejoong estaba más que ansioso, estaba
deprimido. Al principio estaba preocupado, pero después de un mes esa preocupación se
agravó trayendo consigo, soledad, y pánico. Se dio cuenta de que incluso para algunas
horas de nada, Changmin había sido la cura para su alma cansada, la fuente de su
felicidad. Sin Changmin y Hwanjoong un día se sintió tan largo, tantas largas noches sin
dormir. Cuando reveló todo esto a la Sra. Kim, la señora decidió no esperar más y
buscar al niño, con la ayuda de la policía si era necesario. Ella deliberadamente tomó un
día libre para acompañar a su hijo en busca de su pequeño amigo. Después de todo ella
había descuidado a su hijo muchas veces antes, ahora no podía quedarse impasible
cuando su hijo estaba claramente devastado por perder a su único amigo.
Con sólo las palabras de Changmin como pista, acerca de que vivía cerca del parque y
el cementerio que estaban a 3 cuadras de su casa, la Sra. Kim y Jaejoong comenzaron la
búsqueda. Tocaron todas las puertas que pudieron encontrar y preguntaron a los
propietarios por un niño llamado Changmin. Era un barrio grande por lo que pasaron
casi un día entero en busca de la pista, y finalmente lo consiguieron de una señora de
edad muy bajita cuya profesión era ser costurera teniendo en cuenta la vieja máquina de
coser en la cual ella apoyaba su codo. La casa estaba desordenada, con materiales
esparcidos por el suelo.
"No, él vivía con su mamá..." Jaejoong corrigió débilmente, casi perdiendo la esperanza
después de encontrarse con Dios sabe cuántas personas, que afirmaron no conocer a un
niño llamado Changmin.
Madre e hijo aturdidos, perdieron las palabras y pensamientos coherentes que podrían
salir para responder. La información reciente era difícil de asimilar por sus mentes, al
mismo tiempo que esta llegaba abrupta e imparable, sobre Changmin cuyos padres
habían fallecido cuando él era todavía un bebé, y así fue pasando de un pariente a otro,
la última vez fue su tío, el vecino, cuyos m
alos hábitos eran beber y golpearlo, antes de que otro pariente suyo se enterara de esto y
se llevara a Changmin, mientras la anciana reportaba al tío a la policía. Demasiadas
historias para una tarde.
Jaejoong trataba con todas sus fuerzas armar el rompecabezas demasiado complicado
para su pequeña mente. Finalmente todo tenía sentido, poco a poco. ¿Por qué Changmin
solía venir con moretones en brazos y piernas, los que Jaejoong fácilmente creyó, por
sus palabras, eran producto de la torpeza? ¿Por qué él tenía tanto tiempo como para
seguir a la gente y andar de aquí para allá alrededor suyo? ¿Por qué no iba a la
guardería? ¿Por qué se negó a ser visitado?
Entonces algo en el suelo, como si fuera una de las piezas del rompecabezas, llamó su
atención. Era un pedazo de tela igual a la peluda y blanca de Minmin y Joongjoong.
"Él vino aquí unas cuantas veces para esconderse de su tío. Lo dejé jugar con el
pegamento y lo que sobraba de material. Pobre muchacho.", agregó la anciana.
Jaejoong sentía sus piernas adormecerse, su corazón latir con violencia, el ya no podía
oír la conversación entre su madre y la anciana, acerca de que esta última no tenía idea
de donde el muchacho se fue ni con quién. Se sentía mareado, su pecho iba a explotar.
Era demasiado doloroso recrear la imagen de Changmin haciendo conejos de peluche
por sí mismo, y aun así jactarse ante los demás, que fueron hechos a mano por su
madre. La imagen de Changmin, compuesta por consejos sacados de Dios sabe dónde,
pero asegurando que eran bondadosas palabras de su madre, sólo para que él pudiera
imaginar a una dulce y amorosa madre en vez de a un tío borracho. Jaejoong recordó
cómo el niño siempre quería un abrazo, probablemente porque rara vez recibía uno. Y el
último beso tan reticente en la mejilla de Jaejoong; le hizo darse cuenta, el niño ya sabía
lo que iba a pasar.
"Deseo que...no importando la distancia que nos separe, al final podamos estar juntos
de nuevo..."
Y esas fueron las últimas cosas que aprendí acerca de un niño llamado Shim Changmin.
[CONTINUARÁ...]
Autora: Umeboshi_heart .
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CAPÍTULO 1
Kim Jaejoong era un hermoso joven de 25 años que se desvivía por su carrera.
'Desvivirse' era una palabra que sus colegas no podían aceptar sin protestar,
considerando que solo recibía más y más reconocimientos con cada día. Como uno de
los periodistas más buscados de su compañía actualmente, no sólo estaba más que
cualificado en la redacción de artículos de calidad conocidos por sus descripciones
llenas de pulcritud, profundidad y belleza. Kim Jaejoong también tenía los ojos de un
tasador. La revista en la que trabajaba era una de las más prestigiosas del medio entre
los amantes del arte, y él siempre pudo ver, encontrar y sacar a la luz cada exclusiva - ya
sea de pinturas, fotografías, música, poesía - cualquier cosa, antes que otros periodistas.
"Nunca podremos llevar el ritmo de su paso feroz", dijo uno de sus colegas. Su amor
hacia todo lo relacionado al arte y su curiosidad fueron dos de las claves para alcanzar
su actual éxito.
Un adicto al trabajo eso era. Llegaba antes que nadie, estaba en la escena más tiempo
que nadie, y volvía a casa el último. Cada tema salido de su boca era sobre arte,
principalmente aquellos que más amaba, la pintura y la música. En la interpretación era
un amateur, pero disfrutaba cubrir eventos musicales y entrevistar nuevos talentos.
Admiraba a los pianistas clásicos, ya que él sólo podía reproducir melodías sencillas y
no esas complicadas partituras. Cuando los veía interpretar poniendo toda su alma y
toda su mente en ello... Jaejoong no podía evitar observarlos con los ojos de una
chiquilla enamorada. A los músicos les gustaba ser entrevistados por Jaejoong, el
hombre tenía respeto y fascinación por su obra, y cualquiera podía ver eso. Los artículos
que escribía siempre tenían reacciones positivas.
"Ya sabes, un montón de lectores piden tus artículos." Dijo el Sr. Bung, su jefe, un día.
“Buen trabajo hasta ahora, Kim." Le ofreció una taza de café la que Jaejoong aceptó con
un gesto agradecido.
"Ha sido un placer, señor. Al fin y al cabo todo lo que escribí lo hice encantado" Se
puso de pie mientras recogía sus papeles y pertenencias, preparándose para ir a casa. Su
editor nunca fue alguien que se conformara con una simple charla, así que Jaejoong
debía escapar antes de que abriera la boca y no parara de hablar. Demasiado tarde.
"¿Clásica, eh? Nunca pude entender cómo te las arreglas para mantenerte despierto
durante horas escuchando esa mierda. ¿Qué hay de bueno en algo que ha sido repetido
cientos de veces? Eran exactamente lo mismo desde…¿hace siglos?" El Sr. Bung se
burlaba, pero Jaejoong ni siquiera se molestó en responder. Se había acostumbrado al
viejo, después de todo lo que le gustaba era lo que le gustaba y nadie podía cambiar eso.
"¿Qué tiene de divertido la música si ni siquiera puedes cantar o bailar con ella? Pero sí,
de alguna manera muchos lectores nos esperan, o para ser más precisos, te esperan por
eso".
El Sr. Bung sacó un boleto. Jaejoong parpadeó ante lo que veía - una entrada para un
festival de música clásica. Muchos talentosos pianistas estarían allí. Reconoció algunos
nombres que resultaron ser sus favoritos, algo que un tipo tan plano llamado Bung
jamás podría comprender. Respondió que sólo se trataba de quien tenía las partituras
más interesantes para interpretar.
Jaejoong rápidamente cogió la entrada y la guardó en el bolsillo de su pantalón.
“Gracias, señor. Me aseguraré de demostrarle que soy el hombre adecuado para esto."
Jaejoong se alejó, dejando al viejo jefe en la sala de su oficina tenuemente iluminada.
*
*
Para el exitoso joven periodista, su pequeño pero lujoso apartamento, nunca pudo
sentirse como un hogar. ¿Cómo podía pensar en el lugar como su hogar cuando él sólo
lo utilizaba para dormir?
Un suspiro.
La soledad lo invadió como la última nota hizo eco por toda la sala. Una silenciosa sala,
donde el sonido del refrigerador malogrado del chico no podía escucharse más...había
llamado a alguien para repararlo un día antes, y lamentaba haberlo hecho. Ahora debía
aprender a lidiar con el silencio, algo a lo que ya estaba acostumbrado, desde el
principio.
Caminó hacia el estante de CDs y sacó un disco de T-Pain. Jaejoong no tenía prejuicios
para la música, él escuchaba todo aquello que le gustara. Ya era hora de mandar su
glamorosa colección de Judy and Mary a descansar y poner hip hop para avivar el
ambiente. Después de esto, se tiró sobre el sofá sin siquiera molestarse en cambiar de
ropa.
*
*
La sala estaba repleta por una multitud de personas, entre ellas famosos críticos de
música, así como gente común y corriente. Jaejoong agradeció a su jefe por el agradable
asiento en la segunda fila desde donde podía ver las expresiones de los pianistas, así
como la forma en que sus dedos bailaban con gracia sobre el teclado. Lamentablemente,
además de los pianistas que eran los favoritos de Jaejoong, el resto eran novatos cuyos
estilos no tenían nada de especial y sólo se limitaban a imitar las obras de los ya
famosos pianistas. Eso, más la falta del sueño de anoche, hicieron cabecear al joven
periodista que intentaba con todas sus fuerzas ocultar sus párpados soñolientos. Casi
decidió abandonar la sala en silencio para no lastimar los sentimientos del pianista
durmiendo durante su actuación, cuando se percató del parloteo entre el par de
emocionadas chicas sentadas a su lado.
"¿Es el siguiente?"
"No puedo creer que en verdad hayamos venido a este aburrido concierto de piano por
él... No es que me arrepienta pero... "
"Por supuesto con ese cuerpo maravilloso que tiene...¡pero entonces sería menos
cool...!"
Jaejoong entrecerró sus ojos, sintiéndose obligado a tolerar lo que estaba dentro de la
cabeza femenina. Casi esperaba que el siguiente pianista sea un aspirante sin talento con
la imagen de una estrella pop por lo que se preparó para irse de una vez. Pero entonces,
un tipo alto, delgado, de cuerpo tonificado en un ceñido traje de corte italiano apareció
en el escenario y se inclinó ante el público. El tipo se le hacía familiar y Jaejoong se
esforzó por recordar mientras el pianista se sentaba con elegancia frente al piano y
tocaba la apasionada pieza que Jaejoong conocía tan bien.
El periodista sintió los vellos de su cuerpo erizarse. Había visto a mucha gente darlo
todo en esa pieza, pero este pianista lo hizo con tal intensidad y a su propio ritmo, más
lento, más calmado, y al mismo tiempo más apasionado de lo habitual.
Sintió sus ojos humedecerse y cruzarse accidentalmente con los del pianista, haciendo
crecer su interés. Jaejoong no se dio cuenta que la pieza estaba a punto de terminar hasta
ver al pianista sonreírle con la comisura de los labios. Se puso de pie y se inclinó ante el
público una vez más al igual que los otros pianistas, pero siendo hasta el momento el
que recibió los más calurosos aplausos y por supuesto la mayor cantidad de chillidos
femeninos. Muchos pianistas aparecieron después de él, pero el periodista había perdido
la concentración, tratando de recordar al rostro familiar tocando su pieza favorita. En
ese momento el espectáculo llegó a su fin.
Jaejoong sacudió su cabeza para quitarse la somnolencia de encima y sacó una nota y un
bolígrafo, tratando de escribir su opinión acerca del espectáculo, mientras esperaba que
la fila que obstruía la puerta de salida desapareciera. Le tomó mucho tiempo escribir,
terminó siendo la única persona que quedaba en la sala, aparte de los encargados de la
limpieza y el personal del edificio.
Una mano le palmeó el hombro y le hizo dar un grito de sorpresa. Volvió la mirada y
descubrió el rostro sonriente, del hombre en el que había estado pensando en ese
momento.
Era el pianista de hace un rato. Jaejoong dejó escapar una risita nerviosa, rascándose la
parte posterior de la cabeza sólo mirando al hombre delante de él con la boca abierta,
una parte de él no esperaba que estuviera allí, la otra sorprendida por su imponente
aspecto.
“Bueno...por tu cara supongo que ¿no te acuerdas de mí...?" El pianista, más alto que él,
miró hacia abajo y sonrió.
“Eres...Dios mío, eres..." Jaejoong intentaba citar aquel nombre que ya estaba en la
punta de su lengua, pero ningún sonido salió.
"Jung Yunho."
"Ah, ¡Yunho-sshi!" El tipo más bajo señaló al pianista emocionado. “Bueno, ¡no me
extraña que siguieras pareciéndome conocido! Whoa,…¿piano? ¿Quién lo hubiera
imaginado...? Creí que estabas…¿¿no estabas loco por las matemáticas??"
Yunho soltó una risa jovial mostrando una hilera de dientes perfectos, enarcando las
cejas al mismo tiempo que sus ojos tomaron la forma de finas líneas. Su sonrisa era tan
amable.
"¿Y a un fenómeno de las matemáticas no le va el piano? Bueno, es un honor que sepas
algo así... Pensé que ni siquiera me recordabas..." Yunho frotó uno de sus codos.
"Claro que te recuerdo, el Jung Yunho que volvía locas a las chicas con su sonrisa de
niño, demasiado ocupado con su libro de cálculo para darse cuenta siquiera. Como
chico te sentí una fuerte competencia contra mi desesperado ego, así que era como
que...no quería estar cerca de ti a menos de 5 metros poniendo el virus nerd como una
excusa...pero en realidad yo solo estaba celoso.” Los dos chicos rieron de cómo el
reportero podía admitir semejante cosa sin ningún tipo de estrategia que le salvara de la
vergüenza.
"¿Te diste cuenta? No era mi intención, pero sí era un perdedor, que odiaba la derrota..."
"Ah, no hay manera que Kim Jaejoong fuera un perdedor...el que conquistaba a las
mujeres con su legendaria “voz de azúcar”" El pianista sonrió mientras los ojos del otro
chico se abrieron como platos. Jaejoong se llevó la palma de su mano al rostro para
cubrirlo y sacudió la cabeza. “Omo omooooo “voz de azúcar” no me hagas recordar eso
¡es vergonzoso!"
"En serio ¡para con eso!" El reportero abofeteó suavemente el brazo Yunho, su rostro se
sonrojó.
"El..."
"Puchero milagroso"
"¡Eres demasiado...!"
"¿Reportero?"
Jaejoong se echó a reír. “No, no, no...eso te lo dejo a ti...Tengo rodillas débiles..."
"Sólo necesitas buenos dedos para tocar el piano, las rodillas no son necesarias. Pero
sí...Beautiful Mind es realmente prestigiosa. Sólo fanáticos extremos del arte
sumamente ricos, leen esas cosas...No puedo imaginarme el ambiente de trabajo, de
cualquier forma, ¿es diferente de otras revistas?"
"Hmm...No siento mucho la presión, me gusta mucho lo que hago. Amo las pinturas, la
música, la fotografía...Me dan la oportunidad de ver todo eso continuamente, yo escribo
lo que pienso acerca de esto y la gente me paga por ello, ¿no es vivir tu vida del modo
más fácil?"
"¿Sabes qué? Creo que debemos intercambiar números, realmente me encantaría verte
en alguna parte y saber más sobre eso..." Yunho sonrió tímidamente mientras Jaejoong
ocultaba su risa con la palma de su mano.
*
*
Habían salido varias veces desde su reencuentro. Jung Yunho era un chico muy tímido,
Jaejoong podía recordar vagamente cómo el monstruo de las matemáticas acomodaba
sus gafas cada vez que se ponía nervioso y cómo siempre tuvo un asiento en la primera
fila. Las chicas en su escuela tenían esta fascinación hacia el misterioso chico, y
mientras los muchachos decían que Jung Yunho era espeluznante, las chicas se volvían
locas cada vez que Yunho pasaba junto a ellas. Siempre decían cosas acerca de Jung
Yunho como que era "realmente bueno" y "se preocupaba por los demás", pero los
chicos rara vez reconocen las cualidades de otros chicos".
Quizá por eso Jaejoong se dio cuenta que estaba interesado en los chicos. Porque él era
uno entre la multitud observándolo, pero lo negaba, actuando como si lo odiara.
Fue una tarde cuando Yunho invitó a Jaejoong a su lugar de trabajo, un mes después de
reencontrarse. Habían estado en contacto desde entonces. Al parecer, Yunho era
terapeuta en una casa de rehabilitación, donde escuchaba a los drogadictos soltando la
mierda de su vida, y les animaba a hacer algo mejor que dañarse a sí mismos. Fue aún
más sorprendente para Jaejoong saber que el piano era sólo su pasatiempo, siendo su
mayor pasión la psicología. Sentía una gran satisfacción cuando lograba hacer que la
gente, joven sobre todo, encontrara lo mejor de cada uno y sus talentos propios. Sentía
la más grande satisfacción y una felicidad indescriptible cuando volvían a Yunho
después de un tiempo, diciendo que la vida era más hermosa así con la mirada.
Los dos chicos caminaron juntos a través de un largo corredor con jardín a un lado y
cuartos al otro. Cuadros y carteles con bellas palabras alineados perfectamente en la
pared que cortaba la distancia entre puerta y puerta. Algunas habitaciones tenían
ventanas y se podía ver a través del cristal. Los residentes eran principalmente chicos de
15-20 años de edad, también había chicas y algunos pocos eran adultos.
"Creí que era muy difícil para los drogadictos, verdaderamente..." Jaejoong susurró
pasando la mirada a través de los cristales, por los que se podía ver grupos de gente
haciendo actividades grupales como pintar, tocar la guitarra, leer libros. Todos ellos
eran adictos a las drogas que trataban salir de sus autodestructivos pasatiempos.
"Así es, sobre todo cuando otras personas son las más interesadas. Aquí, a menudo
aceptan jóvenes que fueron enviados por su familia sin su consentimiento, o
adolescentes que han entrado y salido de la cárcel. A veces, el tribunal decide que deben
someterse a rehabilitación. Algunos de ellos todavía tienen malos pensamientos, no
quieren dejar de consumir drogas desde el fondo de su corazón, así que es difícil. A
menudo aceptamos a la misma gente una y otra vez porque recaen después de dejar la
rehabilitación. Pero si hay una fuerte voluntad de dejar las drogas desde el fondo de sus
corazones, no es imposible. La gente puede cambiar." Yunho explicó con entusiasmo a
lo que Jaejoong asintió seriamente. No podía influir en la gente, ni tenía la paciencia
para escuchar a mocosos llorones que no podían valorar sus propias vidas.
Una adolescente corrió hacia ellos y al ver a Yunho, aceleró el paso y se tiró sobre él,
abrazándolo firmemente. "¡Yunho oppa!", Exclamó con alegría. La chica tendría 14
años, y Jaejoong se preguntaba cómo pudo arruinar su vida a tan temprana edad, ella
estaba en la edad para babear sobre el poster de una estrella pop o seguirlo en cada
concierto. Eso era mil veces mejor que meterse en vicios. Cuando Jaejoong tenía su
edad estaba muy ocupado negando que coleccionaba discos de H.O.T. y las revistas de
Men's Health.
La muchacha negó con la cabeza. "No, porque usted ha estado ausente mucho tiempo.
No es que no quiera a Jihoon oppa como mi consejero, pero habla demasiado. Prefiero
tener a Changmin oppa escuchándome”.
La niña llamada Hyejin los dejó con un mohín cuando Yunho le dijo que continuara lo
que estaba haciendo anteriormente.
"Jihoon sí, pero Changmin es uno de nuestros niños que por cierto ha mostrado un
avance sorprendente. Había terminado su pena de cárcel de 1 año y medio, pero luego
se descubrió un poco tarde que los otros presos le daban drogas a menudo, incluso en la
cárcel, por lo que todavía era un adicto. No sé los detalles, pero de alguna manera el
tribunal decidió por él que se quedara aquí. Damos informes sobre su recuperación y si
sigue así, será liberado por completo...incluso de la observación, quiero decir. Al
parecer, lo está haciendo bien por lo que estará pronto en libertad. Ah, ese es el
muchacho. ¡Changmin-ah!" Yunho saludó al chico con la piel bronceada, tan alto como
él. El chico notó a Yunho y se acercó con una sonrisa en el rostro. Llevaba un suéter y
una camisa sin mangas, revelando sus brazos tonificados. Conforme el joven se
acercaba más, Jaejoong se dio cuenta que no tenía una típica cara coreana, se parecía
más a un tailandés o tal vez a un mexicano. Su figura delgada y los pómulos altos
podrían hacerlo parecer un modelo de pasarela europea, si sólo fuera más blanco.
Los dos chicos se dieron la mano. Jaejoong alcanzó a ver la parte interna del antebrazo
del chico y vio algunas marcas, las típicas marcas que los drogadictos se hacen cuando
la ansiedad por los restos de sustancia que quedan en su sangre los desespera. El chico
se dio cuenta que Jaejoong miraba las marcas y sonrió con timidez. "Yo fui tan
estúpido." Dijo.
"En realidad una de mis tías confía en mí lo suficiente como para dejarme trabajar en su
tienda...así que si es posible me gustaría pedir permiso al jefe para que me deje ir por un
rato esta tarde. Mi primo me va a recoger, me aseguraré de volver aquí mañana por la
mañana. Mi tía...ella necesita ayuda con los muebles en la nueva tienda, y mi primo es
el único ayudante que tiene...¿cree que al jefe le importaría, Yunho-hyung?”
Jaejoong no pudo contener su sonrisa. Había algo lindo con la forma en la que el chico
hablaba.
“Vas a estar aquí mañana por la mañana, ¿verdad? Bueno, supongo que no hay
problema, voy a convencerlo de que te de permiso. Te irás pronto de todos modos, no
tiene sentido ser demasiado estrictos contigo."
Los ojos de Changmin se agrandaron felizmente, agarró las manos de Yunho con
gratitud. "Oh Hyung, ¡eres el mejor! ¡Me aseguraré que sea la primera persona a la que
invite cuando tenga mi primer sueldo!"
"Ah Hyung, sigue faltando una semana, ¡suena como si ya me extrañara!" Los dos
chicos se rieron. Jaejoong no podía creer que un joven tan hermoso como Changmin
alguna vez fuera un adicto a las drogas, y un prisionero. Supuso que las drogas no
elegían a su víctima. Eso, o Yunho y sus colegas eran simplemente unos expertos en
curar a la gente y ayudarles a descubrir lo mejor de sí mismos. El joven los dejó,
Jaejoong le devolvió el saludo cuando el chico se despidió alegremente.
"Que joven tan hermoso...Nadie se imaginaria que alguna vez estuvo preso. ¿Qué edad
tiene?"
"Alrededor de...18 o 19, creo. Sí, lo imagino, sufrió los rigores de la cárcel cuando sólo
tenía 16. Él estaba muy grave, si no fuera por su firme determinación no lo hubiera
logrado. Su actitud es realmente buena, puede socializar bien, y es realmente
productivo. Algunos de los cuadros que están aquí son sus creaciones. Por su mirada
podemos decir que realmente está arrepentido de su error y tiene una fuerte voluntad de
cambio. Espero que pueda continuar con su descuidada educación..."
Más o menos de la misma edad que Changmin. Ahora que lo pienso, Changmin podría
verse así cuando creciera.
"¿En serio? El chico es Shim Changmin también, ¿seguro que no es él? "
Jaejoong sintió los latidos de su corazón detenerse.
¿Podría ser…?
*
*
Jaejoong arrastró sus aletargados pies a lo largo del estrecho callejón de Seúl, era ya
muy pasada la noche pero no podía dejar de pensar en lo que sucedió aquel día. Yunho
se había ofrecido a llevarlo a casa antes, pero Jaejoong se negó cortésmente. Necesitaba
dar un paseo sin preocuparse por la hora o por la dirección que tomaría, buscando un
lugar tranquilo para hundirse en lo profundo de sus pensamientos. Era un hábito.
Tomaría un bus al azar y se dirigiría a cualquier lugar que quisiera y cuando estuviera
perdido y cansado, solo tomaría un taxi.
Le molestaba cómo seguía sin poder recordar la cara de Changmin con precisión.
Recordaba un par de labios agrietados. Recordaba un par de ojos asimétricos cuando el
pequeño se echaba a reír. Pero los detalles de la cara de Changmin en su memoria
siempre estuvieron borrosos. Después de todo fue hace 13 años. Todavía conservaba el
peluche de conejito con él, pegó los bordes una y otra vez para que se mantuviera
intacto pero seguían despegándose. Su madre lo miraba con ojos un poco tristes y
nostálgicos cada vez que iba a visitar el departamento de Jaejoong.
Shim Changmin. Shim Changmin. Shim Changmin. Jaejoong se esforzó por recordar
cuántas veces había leído ese nombre, el número de personas con el mismo nombre, se
sintió como navegando por Internet, contando cuántos Shim Changmin estaban allí en
Corea. Maldita sea este país y su escasa variedad de apellidos.
Jaejoong se detuvo cuando vio a unos tipos de aspecto sospechoso envueltos en abrigos
negros reunirse en la esquina detrás de la puerta de salida de un restaurante.
Rápidamente se hizo a un lado y se escondió detrás de la incineradora que estaba cerca a
él, siendo cauteloso ya que podría presenciar una reunión de delincuentes o mafiosos. O
tal vez sólo un grupo de chicos malos, pero no sentía la necesidad de saberlo. Aún así,
debido a su curiosidad de reportero, oyó algo de la conmoción.
“...chico malo..."
"En serio, ¿cómo has podido engañar a Yunho así…?" La voz de Jaejoong estaba
tranquila, su voz sonaba más suplicante que acusadora. Changmin abrió los ojos en
estado de shock al reconocer al tipo delante de él. Dejó caer los artículos que le
proporcionarían placer en el suelo. "Jae…¡Jaejoong Hyung!"
"Pensé que estarías supuestamente con tu tía, ¿ayudándola con los muebles?"
"Yo...yo..." El chico tartamudeó. Parecía a punto de llorar, no supo qué decir cuando sus
obvias mentiras fueron descubiertas. Mientras más lo veía, más recordada los detalles de
la cara de su Changmin...Lo sorprendió realmente sentirse así. Vio un par de labios
agrietados tartamudear. Vio unos grandes ojos redondos, los mismos ojos grandes y
redondos. Su corazón latía cada vez más rápido dándose cuenta de cómo este Changmin
se parecía a su Changmin...Sintió sus rodillas débiles, se resistió a la tentación de
echarse en los brazos del muchacho, sólo porque le recordaba mucho a su Minnie. Su
dulce Minnie. Pero se dio cuenta que no era apropiado ser cursi en ese momento, así que
siguió hablando.
"Él cree en ti, ¿sabes? Él te elogia mucho, tiene mucha fe en ti..." Jaejoong se acercó al
chico debido a la falta de respuesta. El chico no podía soportar mirarlo de nuevo.
Jaejoong suspiró. "Oye, no me gusta interferir en los asuntos ajenos, no me importa el
futuro de los jóvenes de Corea o lo que sea, pero Yunho es mi amigo y no quiero que
sea tratado como un tonto. No tengo más remedio que decirle".
"¡No...!", Gritó el muchacho, con ojos suplicantes. A Jaejoong le dolió mucho verlo así.
Trató de mantener la calma y sus pensamientos en orden, ya que debía ser firme en su
decisión. "Por favor no le digas a Yunho Hyung..." El muchacho puso sus manos sobre
los hombros de Jaejoong y se inclinó hacia adelante, cuando Jaejoong miró
directamente a sus desesperados ojos. El corazón de Jaejoong latía más rápido al ver el
rostro tan cerca, a sólo unos centímetros de la suya.
Jaejoong no pudo soportarlo más, envolvió sus brazos alrededor de los temblorosos
hombros, sintió su aliento estremecerse al dejarlo salir. El muchacho lo dejó estrecharlo
sin ningún tipo de reticencia, temblando en el abrazo del mayor. "No quiero decepcionar
a Yunho... fue tan amable conmigo...me siento tan mal por haberlo engañado así..."
"Jaejoong Hyung..." El muchacho más joven entrelazó sus dedos delicadamente con los
del mayor, sus ojos turbados, acercándose al rostro de Jaejoong.
Jaejoong no sintió sus piernas cuando el más joven lo besó suavemente. Pensó que
podría estar alucinando. Sabía que no estaba bien, pero no tuvo la fuerza para rechazar
al muchacho que presionó sus labios con más firmeza, animando a los suyos a
separarse. Jaejoong trataba de no cerrar los ojos al mismo tiempo que sus bocas se
fundían en un húmedo beso, pero se sentía tan bien que sin darse cuenta se estaba
perdiendo.
Hasta que oyó un "clic".
El calor de Changmin desapareció de súbito, una risa histérica y chillona llenaba el aire.
Todo sucedió tan rápido, el cerebro del mayor estaba demasiado aturdido como para
procesar lo que estaba pasando.
"Oh, Dios mío...en serio, Joongie ajajajaja…" El drogadicto estaba riendo como loco,
una mano masajeando el espacio entre sus cejas, la otra conteniendo su estómago. Su
cuerpo temblaba con cada carcajada como si estuviera viendo una comedia americana
muy mala.
¿Qué…?
"¿¡No lo saben!?"
Jaejoong apretó los puños, su cuerpo temblaba, su sangre hervía. Tenía ganas de
vomitar. "Tú…¡estás enfermo!" Sintió como si un millón de agujas le atravesaran el
pecho, cómo pudo ser tan estúpido...
Changmin fingió una expresión de dolor. "Yunho me habló de ti una o dos veces,
¿sabes…? Dijo que trabajabas en una prestigiosa revista. Mmm...solo espero que sean
de mente muy abierta como para que tu reputación no esté en riesgo..."
"¡¡¡Ahórrate esa mierda y dime qué diablos quieres!!!" Este tipo es increíble. Está loco.
¿Cómo alguien puede besar a una persona así sólo para ponerle una trampa?
"Escucha." Changmin paró de reír, tornándose muy frío y oscuro. "No me dejas otra
opción. Mantendrás la boca cerrada acerca de lo que has visto, o yo podría hacer lo que
quiera con esta imagen. Y créeme, soy creativo. Si no te agrada la idea de que tus
colegas descubran tu homosexualidad, yo podría mostrárselo a Yunho...con mi cara de
adolescente loco de amor, diciéndole que estábamos juntos, besándonos bajo la luz de la
luna, mordiéndonos, tocándonos, acariciándonos, y todos los detalles jugosos...O quizá
no, Yunho es demasiado puro podría tener un ataque al corazón." La cara de Jaejoong
ardía mientras el muchacho seguía hablando descaradamente. Sintió náuseas.
"Kkkkkk...Estoy bastante seguro de que lo conozco mejor que tú. El tipo me ama
demasiado como para siquiera declarar “Pero yo también amo demasiado a Jaejoongie",
ingenuamente podría desearnos lo mejor, pedir por nuestra felicidad y llorar en una
esquina...Pobre Yunho, no me gustaría hacerle daño, pero sí..."
"Tú...estás loco..."
¿Cómo siquiera pude pensar que él era Changmin? ¿Cómo? Me siento tan estúpido...
"Bueno, por supuesto, puedes decirle lo que quieras, pero ¿puedes garantizar que va a
creerte más a ti que a mí? Incluso cuando mi plan no funcione, no se te olvide que
todavía puedo pensar en muchas maneras de utilizar esta foto. Piensa en ello."
Una cosa era segura, esa bestia perversa definitivamente no era su Shim Changmin.
[CONTINUARÁ...]
Autora: Umeboshi_heart .
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CAPÍTULO 2
Dolió descubrir que el hombre a quien Yunho elogió tanto fuera en realidad un loco
doble cara que nunca, ni una sola vez se arrepintió de su adicción a las drogas, e incluso
se divertía destruyendo las vidas de los demás para satisfacer sus insulsos placeres. Al
principio creyó que el chico era un alma inocente que fue víctima de las drogas contra
su voluntad, pero luego se dio cuenta de lo ingenuo que había sido al pensar de esa
manera. Pero entonces que, incluso alguien cuya especialidad era la psicología como
Yunho pudiera ser fácilmente engañado por su falsa mejoría, significaba que el tipo era
un gran actor. Si hasta las rodillas de Jaejoong se volvieron débiles viendo cómo lo
miraba...esos ojos brillantes, esos labios entreabiertos...Dios, a Jaejoong no le
sorprendería si el muchacho fuera en realidad un extraterrestre. Se había cepillado los
dientes una y otra vez con repugnancia, odiando el hecho de haber disfrutado el beso,
tan obviamente como para que Changmin riera con tantas ganas después.
¿Qué estoy diciendo? No es culpa de Yunho que esa bestia sea tan difícil de manejar.
"¡Joongie-ah!" Una voz familiar. Una náusea lo asaltó de súbito. "¿Nada que decir?
Debes agradecerle a Yunho, le dije que estaba interesado en ser un periodista como tú y
¡me dio tu número!"
Changmin tarareaba una alegre canción infantil. "Bien hecho, ese es mi chico..."
"Y deja de dirigirte a mí como te de la gana, sigo siendo mucho mayor que tú no
importa cuánto tengas que bajar la mirada para verme..."
"Lo que sea, Joongie Hyung. Estoy feliz de que haya tomado la decisión correcta para
bien suyo y de su buen nombre. Rezaré por su felicidad y la de Yunho, que Dios os
conceda un milagro de embarazo masculino..."
"Solo...cállate Changmin. No metas a Yunho en esto. Y no creas que puedes escapar tan
fácilmente. No voy a confiar en ti ¡hasta que borres esa foto en frente de mí!" El rubio
apretó su teléfono celular con fuerza, tratando de no aplastar al inocente objeto.
"Estúpido, puedo borrar la foto delante tuyo, pero haberlo guardado en la computadora
portátil antes de que lo sepas ¿cierto?”
"Tú..."
“Oye niño, yo...no sé cómo tratar contigo, ¿estamos? ¡Deja de jugar con mi mente! Haré
lo que quieras, puedes ser tan adicto como quieras, cometer el crimen que quieras,
simplemente olvida que alguna vez nos conocimos, ¡deja de joderme la vida!"
"Solamente dilo".
"Sólo voy a pedirte que te quedes callado durante 3 meses. El tribunal ha dejado de
vigilarme después de eso, así que cualquier información que puedas filtrar no me
enviará fácilmente de vuelta a la casa de rehabilitación o a la cárcel sin pruebas.
Además tengo planeado mudarme a otra ciudad...o país. Antes de irme, me aseguraré de
mostrarte que he borrado la foto".
"Trato".
Maldita sea también compartían un mismo par de ojos redondos, la misma mirada
brillante, la misma piel bronceada, ¡maldita sea! ¡Se parece tanto a Minnie!
Jaejoong estaba a punto de echarse en la cama de dos plazas cuando el teléfono volvió a
sonar. Rodando los ojos, se levantó y espetó. "¿¡Qué!?"
"No, yo estaba hablando con mi molesto editor. Tú sabes, él es…un idiota. ¡¡¡ES UN
GRQANDÍSIMO MALDITO IMBÉCIL!!!" El periodista, una vez más lamentó haber
dejado a la locura apoderarse de él. Al otro lado de la línea Yunho podría haberse
asustado.
"Gracias Yunho, tú siempre tan dulce...qué pena que no necesite nada más que mis
nudillos en la cara de ese bastardo." Un destello de tristeza se incrustó en su pecho,
sabiendo que Yunho era totalmente ajeno al tema. Qué buen tipo. Siempre tratando de
ayudar.
“Sí, a veces. De cualquier modo, ¿pasa algo malo? ¿No has dormido, Yunho? Ya es
tarde."
"Ah..." Jaejoong escuchó la agradable risa otra vez."En realidad, sólo quería
decirte...Ahm…Feliz Cumpleaños".
Los ojos de Jaejoong se agrandaron a la vez que rápidamente dio con el reloj de la
pared. Era 26 de enero, 12:00. Sábado por la noche. Lo había olvidado por completo, el
trabajo y las locuras que le sucedieron captaron toda su atención por lo que no tuvo
tiempo para pensar sobre sí mismo y Yunho fue la primera persona en felicitarlo.
La calidez se llevó un poco de la frustración al mismo tiempo que una sonrisa se deslizó
por su cara. Había pasado un tiempo desde que alguien lo trataba de esa manera, y lo
apreció mucho.
"Yunho...es tan dulce de tu parte...¿Por qué no vienes y pasas la noche aquí? Puedo
preparar algo y podemos jugar toda la noche. Tengo algunos videojuegos que podemos
probar. Ah hay un piano aquí también si no te interesan los juegos..."
El pianista se echó a reír otra vez. "Ah...me encantaría, pero ahora estoy con...¿Eh? ¿En
serio? Pero tú..."
"¿Yunho?"
Otra persona tomó el teléfono. "Jaejoong Hyung, ¡¡feliz cumpleaños!!". Una vez más,
una voz familiar.
Sintió como si lo torturaran con mil agujas mientras maldecía a todos los seres vivos
que Dios creó. El mismo Dios que estaba jugando “Es- tiempo-de-joder-a-Jae", quien
volvió la vida de Jae miserable de un soplido.
"Dime ¿te vas a pasar la vida burlándote de mí?" Jaejoong espetó en voz baja.
"Estás enfermo."
"¿En serio? ¿No te importa? Pero Yunho...ah bueno ¿quieres que te lleve algo?"
"¡Ah, eso será estupendo! No tengo nada que hacer el domingo tampoco..."
Changmin colgó.
Solo.
"Oye..." Jaejoong forzó una sonrisa, aún estando alerta. Estaba paranoico el loco podía
aparecer desde una dirección desconocida. “¿Tú...solo?"
"Ah..." Le tomó unos segundos disfrutar del gran alivio. Cuando la realidad lo golpeó de
vuelta se dio cuenta de que Jung Yunho aún estaba frente a la puerta, mirándole con
ojos inquisitivos. Un sentimiento de compasión y simpatía le llenó; este hombre había
hecho tanto por el bien de otros, y aun así ¿cómo podía alguien hacerlo tonto de esa
manera?
Estuvo con ese lunático antes. Fuera de la casa de rehabilitación, cuando no estaba en
horas de trabajo. Podrían haber estado allí en otras ocasiones cuando salían juntos de
esa manera, mostrando más lo cercanos que eran.
Jaejoong no podía imaginar cómo se sentiría Yunho cuando supiera que Changmin le
estaba engañando a propósito. El tipo era muy sensible, fácilmente podía ser leído por
su lenguaje corporal, la forma en que se frotaba la nariz y tartamudeaba un poco cuando
estaba nervioso.
Cuando lo vio en el escenario con el piano y el negro y elegante esmoquin pensó que
estaba viendo a alguien más, pero mirándolo de cerca, día a día, se dio cuenta que el
hombre seguía siendo el mismo viejo Jung Yunho que conocía. Sin decir nada, Jaejoong
se acercó y le dio a Yunho el abrazo más fuerte que pudo darle, dejando salir el alivio,
la simpatía y la frustración.
"¿En serio?", Jaejoong sonrió mientras Yunho le entregaba una caja envuelta en papel.
"No te quedes ahí, pasa." Tomó la mano de Yunho. Los ojos de Yunho deambularon
asombrados al mirar el bonito apartamento decorado totalmente con muebles blancos.
Lo primero que vio fue una TV LED de 40", conectada a un equipo de audio,
reproductor DVD y PlayStation 3.
Yunho no pudo decir que no cuando Jaejoong entusiastamente le pidió que jugaran
Modern Warfare 2. Jugaron por casi una hora. El periodista rara vez tenía la
oportunidad de desafiar a la gente con su afición, por lo que se alegraba que Yunho
fuera fácil de convencer esa noche. Yunho no estaba interesado realmente en los juegos,
a menos que fuera un juego de rol. Prefería ver anime o resolver Sudoku. Cuando el
pianista se vio confundido y fue derrotado miserablemente en el juego, el otro decidió
rendirse. Después de todo se dio cuenta que el hombre había estado mirando
furtivamente a su blanco piano.
"Uwaah...tan hermoso..." Yunho comentó mientras tocaba algunas notas. "Y suena
bien."
"Hmm...¡Sé de una canción que te va muy bien!" Los dedos de Yunho se movieron
espontáneamente interpretando la melodía de HAHAHA, un tema cursi de cierta marca
de teléfonos celulares. Haciendo salir un mohín de Jaejoong.
"Eso no es cool..."
"Oh...no uses tus pucheros en mí, Jae..." Yunho se rió cuando Jaejoong golpeó su brazo
débilmente y lo empujó a un lado para hacer espacio.
Yunho no podía dejar de mirar la cara del nervioso Jaejoong mientras este último
interpretaba, Claro de Luna de Debussy algo tenso. Algunos errores aquí y allá,
acompañados con aullidos y chillidos cada vez que las notas equivocadas salían, pero el
pianista continuaba escuchando en silencio.
"Simplemente olvidaste la partitura, eso es todo. La sensación fue muy buena. Creo que
estaría mejor si compusieras tu propia música."
“No, eso sería un mundo nuevo para mí...¡ah! ¡El regalo! ¿Puedo abrirlo
ahora?"Jaejoong se dio cuenta que había olvidado la pequeña caja sobre el escritorio.
.
"¡Por favor! Después de todo es tuyo..."
Con mucho cuidado rasgó el sobrio papel seda y abrió la caja marrón en su interior. El
regalo era un set de masaje que consistía en un palo de madera y una botella de aceite
aromático. El periodista se echó a reír estruendosamente al ver el regalo, dando un
puñetazo a un costado de Yunho con algo de fuerza. “¡Bueno, debes estar pensando que
estoy trabajando en un alto nivel de estrés y estoy tan jorobado que necesito esto!"
La cara de Jaejoong perdió su color cuando descubrió el sorprendente hecho (el cual
hubiera preferido no saber, en realidad), pero Yunho estaba demasiado inmerso en su
vergüenza para percatarse siquiera de ello.
"Al principio quise darte un perfume...pero Changmin dijo, que con tu trabajo actual
debías tener un montón de costosos perfumes, por lo que sugirió artículos de masaje
para aliviar tu dolor..."
“Sí, pero Changmin eligió el aceite. Había tantos de ellos que nuestras narices se
adormecieron probándolos uno por uno, pero al final ¡decidimos llevar el que eligió!
Pruébalo, ¿te gusta?"
Así que Jaejoong hizo lo que su cabeza le dijo, en contra de su preocupación, su nariz
no explotó. El aroma era muy agradable, a decir verdad. Percibía la esencia del eneldo y
el limón...y un toque de menta. Realmente relajante. A quien le importa quien escogió el
perfume, ¿no?
"Ah, ¡gracias a Dios que te gustó! ¡Creo que debería invitar a Changmin un gran
banquete después de esto! "
Deja de nombrarlo, Yunho. Deja de estar tan orgulloso de él. Te está engañando. No te
mereces esa clase de humillación...
"Jaejoong..."
"Oye, es tu cumpleaños..."
"¿Si…?"
Que él no pudiera poner una cara de póquer o que Yunho fuera demasiado sensible,
ambas posibilidades sorprendieron a Jaejoong. Pero entonces recordó que Yunho
estudió psicología.
"Hmm...sí...en realidad estoy pensando en cómo prometí prepararte algo de comer, pero
al final lo olvidé, mientras que usted me trajo un regalo..."
"Sólo cuéntame ¿si? No estoy seguro de que pueda ayudar, pero hablarlo con alguien te
hará-"
"Jung Yunho." Jaejoong pellizcó la mejilla del hombre y puso una cara seria. "Te estás
imaginando cosas. Tu título de consejero no tiene validez en mi territorio. Y estoy muy
feliz en este momento."
"Uh...¿en realidad estás pidiendo permiso para algo así…?", preguntó el periodista,
incrédulo.
Yunho le dio un beso a la mejilla del hombre como respuesta, lento y suave, casi con la
delicadeza de una pluma. Jaejoong se maldijo a sí mismo al tiempo que sentía ganas de
llorar, ese beso le recordaba al beso de Changmin en su mentón magullado. No podía
evitar lamentar el hecho que la persona que tenía delante no fuera Changmin. Sabía que
era cruel pensar así, Yunho era Yunho y Jaejoong no debía pensar siquiera en
sustituirlo.
"No si no quieres, pero al menos admite que hay algo que te molesta."
"¿Quiénes?"
“De acuerdo, lo entiendo. Entonces, ¿qué vas a hacer de todas formas si realmente hay
algo que me moleste?"
"¡Tú psicópata déjame ir!" Jaejoong se movió y empujó a Yunho con todas sus fuerzas.
El chico finalmente lo liberó, la sonrisa todavía pegada en su rostro mientras jadeaba.
Jaejoong jadeaba más fuerte a medida que se esforzaba por levantarse. "Estás loco..." Se
frotó la panza para que pasara el dolor, su rostro digno de compasión. "¡Eso hace
cosquillas y duele al mismo tiempo!"
"Loco bastardo… ¡MUERE!" Sabiendo que un puñetazo por sí solo no tiraría abajo a
Yunho, Jaejoong usó ambas piernas para patear el hombro de Yunho, imitando un
movimiento que vio en la película de Jet Li. Yunho jadeó mientras caía de espaldas, y
sin tener la oportunidad de escapar, ya estaba atrapado entre las piernas de Jaejoong
recibiendo las cosquillan en venganza. "A-au...está bien me rindo...khkhkh…Jae-
ay...kkhkhkhh..." La cara de Jaejoong se ensombreció en la decepción cuando Yunho no
reaccionó tan violentamente como él, además, de cómo agarró las muñecas de Jaejoong
y las quitó de su cuerpo con facilidad, no importa lo duro que Jaejoong trató de
atraparlo. El puchero de Jaejoong se hizo más evidente cuando el pianista ni siquiera se
movió y se limitó a sonreír con toda tranquilidad como si estuviera diciendo "¿Ves? Soy
más fuerte que tú."
Sin embargo un crack se escuchó cuando el pianista se levantaba.
"¿Eh…?"
"Quítate la camisa".
"¿¡QUE!?"
"¿¡Por qué te comportas como una niña!? Voy a masajear tu espalda. Debes probar mi
legendario-" Yunho se estremeció cuando Jaejoong estiró la mano, tratando de
desabrochar la camisa de Yunho.
“No, no, no, no es necesario-” detuvo la mano de Jaejoong. Su rostro, como se esperaba,
de un rojo intenso.
"¡Jaejoong!"
Haciendo caso omiso de la protesta, el periodista tomó el aceite aromático que Yunho le
dio anteriormente y abrió la tapa.
“Entonces, demuéstralo." Sin esperar una respuesta del otro chico, Jaejoong desabrochó
la camisa de Yunho a un rápidamente y la deslizó por encima de sus hombros. Yunho
gritó con sorpresa como el aire frío le golpeó, y juró que podía sentir una leve
contracción en sus pantalones. Ah, se maldijo por ser débil.
Y, por supuesto, juraba que la parte delantera de sus pantalones no se sentía apretada
para nada.
"Voy a preparar la cama, está bien. Se sentirá bien dormir después de esto. ¿Quieres
tomar un baño primero?"
Yunho dejó escapar un largo suspiro de alivio cuando Jaejoong lo dejó en la habitación.
Se quedó en la misma posición durante un rato para superar el trauma. Por último,
tratando de ignorar el dolor en sus pantalones, se puso de pie para comprobar si el
desesperado bulto era visible. Estaba contento de llevar puestos un par de cortos y
holgados pantalones y una camisa ligeramente larga. Sólo tenía que caminar con
elegancia, como si nada hubiera pasado, mientras pensaba en cosas poco masculinas
como polvo compacto L'oreal, la esencia tratamiento facial SK II, Bae Yong Jun en el
cartel promocional de The FaceShop, lápiz de labios rosa Etude, la camiseta rosa de
Forever21, los pezones rosados de Jaejoong…
Sabía que Jaejoong sólo lo veía como amigo, así que creía no tener derecho a pensar así
de Jaejoong. Sentía que traicionaba al joven.
Todavía con el rostro derrotado, Yunho se dirigió al baño después de dar las gracias a
Jaejoong. Dejó que la ducha de agua fría cayera sobre él. Enjabonó su cuerpo, sacudió
la cabeza violentamente, saltó varias veces, pero su predicamento seguía allí. Yunho se
preguntó por qué la sola agua olía al perfume de Jaejoong…el aroma de su cabello, sus
manos, su cuello, su...
Yunho se dio cuenta que estaba usando el jabón de Jaejoong, encontrando el por qué
nada pasaba a pesar de la brutal frialdad. No tuvo más remedio que utilizar la forma más
efectiva sólo para quitarse el problema de encima.
Así que tocó su erección un poco vacilante. En realidad, se sintió bien cuando
empuñaba toda su longitud con un fuerte agarre. No podía controlarlo más, su mano se
movía por sí sola acelerando el ritmo de sus caricias mientras una oleada de placer se
acumulaba en su interior con cada movimiento...sentía esa sensación de hormigueo que
no había sentido por tanto tiempo, la ducha de agua fría no pudo reducir el intoxicante
ardor que sentía en la parte de su cuerpo que tenía bajo su control. Trató de no pensar en
Jaejoong, no quería hacerlo mientras imaginaba los labios de Jaejoong, el ligeramente
descubierto vientre de Jaejoong cuando le hacía cosquillas, los cabellos de Jaejoong que
estaban pegados a su cuello cuando sudaba...
La última imagen que pasó por la mente de Yunho cuando liberó su orgasmo en la
pared del baño fue el rostro sonrojado de Jaejoong cuando jadeaba bajo su cuerpo.
Sintiendo una tonelada de culpa en sus hombros, Yunho quitó el líquido blanco de la
pared débilmente. Luego enjuagó y secó su cuerpo con rapidez, se puso el pijama y
salió del cuarto de baño.
Cuando abrió la puerta, se dio cuenta de que la habitación no era, obviamente, un cuarto
de huéspedes. Era la habitación de Jaejoong considerando algunos montones de papel,
una computadora portátil, una impresora, un montón de cajas llenas de más papeles,
algunas prendas colgadas en la pared, perfumes, libros y revistas...estaba muy ordenado
para tener tantas cosas en una habitación.
Yunho salió de la habitación para comprobar si había otra que Jaejoong pudiera utilizar,
pero no había ninguna. Al ver a Jaejoong poniendo una almohada en el sofá supo que
Jaejoong tenía previsto dormir en él.
"No, no es eso...No puedo dejarte dormir aquí mientras estoy usando tu habitación…"
"Jae..."
Yunho casi se atraganta con su propia saliva, pero luego contestó: "C-claro que no me
importa."
"Está bien".
La sala quedó en silencio por un rato, Yunho pensó que Jaejoong se había quedado
dormido cuando una voz rompió el silencio.
"Yunho..."
"... ¿Si?"
"Muchas gracias..." Sintió una mano cálida arrastrarse hacia la suya bajo la manta. Dejó
a aquellos dedos entrelazarse con los suyos.
"Ah...la Sra. Song pronto empezó a desvariar después de eso, ella estaba demasiado
enferma como para continuar con su trabajo..."
"Ah, ya veo..." Jaejoong pausó. "Yunho, solías ser tan tímido, apestabas en el canto,
tartamudeabas en las reuniones de clase...pero cuando los estudiantes atacaron a la Sra.
Song con acusaciones y malos modos, te pusiste de pie por ella con valentía, con
confianza."
"Me gusta cómo puedes ser tan seguro de ti mismo un segundo y volverte un niño
tímido al siguiente."
Yunho no sabía cómo responder a eso. Sentía el calor deslizarse por sus mejillas.
.
"No cambies Yunho. Me alegro que no lo hayas hecho. Simplemente...no cambies..."
"Jae..."
Yunho escuchó a Jaejoong respirar hondo. "Buenas noches Jae…” respondió antes de
cerrar los ojos.
Pensó que Jaejoong estaba luchando contra el aire frío cuando oyó sus ahogados
sollozos.
*
*
[CONTINUARÁ...]
CAPÍTULO 3A
"¡¡Hay que ir a la escuela!!" Siendo un niño terco como el muchacho era, siguió
molestando a Jaejoong, haciendo sacudir su cama por completo con la forma en la que
su pequeño cuerpo rebotaba en ella.
"Por qué demonios estás aquí, en la mañana." El niño de 12 años metió la cabeza bajo
la almohada, tapándose los oídos por el tono alto de la voz del menor.
Irritado, Jaejoong abrió los ojos y le regañó: " ¡¡¡No puedes ir conmigo y todavía son las
siete de la mañana!!!".
Pocos minutos pasaron para que su visión borrosa se adaptara al paisaje frente a él,
revelando el rostro de cierto tipo mirándole con una ceja levantada. El periodista pensó
que o bien lo que necesitaba era un manicomio o simplemente tenía demasiado sueño
como para no poder diferenciar entre un dulce sueño, una pesadilla y la realidad en ese
momento, por lo que decidió cerrar de nuevo los ojos y aplastar su cara contra la
almohada, esperando que la realidad sustituyera la pesadilla ante él.
Abrió los ojos pero no pasó nada todavía. Cerró los ojos otra vez.
Ser golpeado por un iceberg en pleno invierno era un eufemismo, Jaejoong estaba tan
sorprendido que dando un respingo hacia atrás, cayó de la cama, e histéricamente tiró
todo lo que tuvo a la mano con dirección al tipo...libros, papeles, lapiceros, almohadas,
el iPod...
El tipo tapó sus oídos con ambas manos para protegerlos de toda la potencia de las
cuerdas vocales de Jaejoong. "¡Cómo! ¿Crees que…?...¡ay eso duele!" Gimió cuando
Jaejoong le lanzó cosas más duras, pero se las arregló para atrapar algunos y esquivar
otros. "¡¡Oye!!"
"…¿¡Qué quieres!?"
"¡Yo debería ser el único diciendo eso! ¡Cómo te atreves a meterte en mi casa!"
Changmin suspiró, apretando los labios. "Deberías estar contento de que soy el único
que está aquí y no un maldito ladrón. Solo los idiotas dejan la puerta de su casa abierta
después de despedir a su novio."
Jaejoong recordó que Yunho se había marchado antes, se disculpó diciendo que debía
visitar a uno de los niños del centro de rehabilitación que se enfermó por la mañana y
prometió volver pronto con víveres. Medio aturdido, (Jaejoong nunca fue una persona
madrugadora) despidió a Yunho desde la puerta de entrada con un gran bostezo.
"Por cierto, ¿la noche estuvo ardiente? Supongo que tu hoyo se ha aflojado bastante con
sólo mirar tu tan poco apropiada boca abierta colgando así." Changmin sonrió.
"Mamá los gays dan mieeeeedo. Sea lo que sea, deberías agradecer que decidí darles a ti
y a Yunho intimidad para disfrutar el uno del otro...¿usó condón por cierto?" Changmin
simulo una expresión de preocupación y palmeó el hombro de Jaejoong, haciendo que
el mayor de estremeciera con enojo y se levantara de la cama.
"Me preocupo por Yunho también...” susurró el chico, Jaejoong al instante supo que no
lo decía en serio. “Pues me gustaría poder irme tan pronto como quieres, qué pena
Yunho me llamó esta mañana, dijo "Jaejoong no está muy feliz en este momento, si
tienes tiempo libre, me pregunto si ¿podrías acompañarlo? Está muy metido en los
videojuegos, a ti también te encantan ¿cierto? Yo apesto..."
Si el drogadicto fuera una casa, Jaejoong creía que nadie podría salir de ella con vida ya
que tendría demasiados pasillos y puertas. Algunos de ellos con gases venenosos.
"Así que aquí estoy y vamos a jugar cualquier juego que tengas...ah yo prefiero este."
Changmin sacó algo del bolsillo de sus vaqueros, era el maldito teléfono celular del
infierno, el que Changmin usó para capturar la imagen de los dos besándose. Jaejoong
no podía olvidar su diseño barato y aburrido. No había nada que el mayor quisiera más,
que hacerlo trizas en ese momento. Pero entonces Changmin orgullosamente le mostró
algunas fotos recién tomadas, lo que hizo a los ojos de Jaejoong agrandarse en estado de
shock por la incredulidad (como ya era su costumbre frente a todo lo relacionado con
Changmin)
"Cómo...Tú..."
"No lo hice a propósito, sólo quería comprobar el número de tu puerta, y cuando ustedes
se dieron ese abrazo ah-tan-dulce, me conmovió ¿sabes? ¡Tenía que tener un
recuerdo...!"
"Así sabré a dónde ir cuando necesite un escondite con un dueño que sepa mantener la
boca cerrada..."
"Tú..." Jaejoong estaba casi sin habla, su cara se puso más pálida. "Changmin...E-estoy
harto...deja de ser tan cobarde y para con todos esos chantajes, si tienes algún problema
conmigo solo resuélvelo como un hombre, yo..."
"No tengo ningún problema contigo, sólo tengo que asegurar mi posición, no pasará
nada si te portas bien".
"Entonces..."
"Eso era antes, pero ahora que te tengo. Es divertido verte miserable."
"¡¡Cállate niño!! Puede que no te lo parezca, ¡¡¡pero puedo meter mis nudillos en tu
garganta!!!"
"Uh-oh. Sé que te encantaría saltar sobre mí y meterme lo que sea, pero Yunho vendrá
pronto y a él no le gustaría vernos desangrados y deformados..."
"Changmin..."
"Así que seremos como ah mejores amigos frente a Yunho, todavía queda tiempo antes
de que vuelva, úsalo para aprender cómo mirarme con cariño. Te llamaré Jaejoong
Hyung y tú me llamarás Minnie-ah. Dulce, ¿verdad?"
"¡CARAJO!"
"Y sin la palabra con 'C' tampoco. Ahora voy a jugar a la Moden Warfare. Toma un
baño y vístete. Sin peros."
Las palabras de protesta ni siquiera dejaron la boca de Jaejoong cuando el más joven
apoyó las manos en sus hombros y lo empujó al baño. Podía ver por el rabillo del ojo
que el tipo estaba realmente mordiéndose los labios como si estuviera conteniendo una
sonrisa burlona. Supo al instante que el tipo vino para meterse con él, porque bien
podría haber rechazado la solicitud de Yunho, si quisiera. ¿Por qué se molestaba en
venir?
Bueno al principio pensó así. Pero después de terminar su baño de pato súper rápido
(quien no tendría miedo a dejar a un criminal circulando libremente en la casa de uno,
oigan ¡podría vender la TV de Jaejoong por heroína!) Vio al más joven profundamente
concentrado en los juegos electrónicos, frunciendo los labios y frunciendo las cejas, sin
siquiera darse cuenta de que Jaejoong se acercaba. Yunho debía haberle hablado del
Playstation 3 de Jaejoong, por eso vino: para probar la videoconsola.
Minnie...
El suave toque en su brazo todavía se sentía tan real. No se sintió como un sueño. Si
sólo hubiera sabido que ya no tendría 12 y Minnie no estaría a su lado jamás, habría
abrazado al muchacho y llorado en su cabeza y negado a dejarlo ir aunque sólo fuera en
un sueño. Sonrió al recordar cómo el dulce Changmin lo siguió en secreto a la escuela
después de haberse negado a llevarlo con él. Y Jaejoong ni siquiera se molestó en
preguntar por qué.
Jaejoong hizo lo que dijo, aún así el disgusto claramente dibujado en su rostro. Cruzó
las piernas, deslizó un cojín entre sus brazos y piernas y tomó una de los mandos,
mientras que Changmin se precipitó hacia la puerta y saludó a Yunho con una
sinceridad angelical venida de quien sabe dónde.
"¡Hyung! Aquí déjame llevar eso..." Changmin cogió una bolsa de plástico llena de
ingredientes para el almuerzo de las manos de Yunho y corrió a la cocina, mientras
gritaba suavemente a Jaejoong "Jaejoong Hyung es Yunho Hyung"
"Entonces, ¿pasaron un buen rato?", Preguntó el pianista sin tener la mas mínima
sospecha.
Se sentía tan difícil sólo voltear la cabeza y decir: "Oye Yunho", pero parecía que un
alienígena llamado Shim Changmin era más competente en este ámbito de lo que
Jaejoong pensaba. Sólo pudo seguir con el juego mientras se desarrollaba la farsa: el
tipo le contó a Yunho acerca de cómo Jaejoong se olvidó de cerrar la puerta cuando se
fue, cómo perdió en la batalla contra Jaejoong, cómo Jaejoong compartió sus historias
acerca de algunos de los eventos que había cubierto en el pasado, cómo había sido un
chico genial, etc, etc...
Jaejoong se entregó a la cocina con una sonrisa forzada, usando el almuerzo como
razón. La cocina y el baño eran los lugares donde podía liberarse de la desastrosa,
infecciosa y falsamente inocente risa de Changmin-los gérmenes se deslizaron por su
cara y sintió comezón, haciéndole querer rascarse una y otra vez. Tuvo que poner toda
su atención en picar un pedazo de cebolla china para reducir la reacción de su cuerpo,
pero por desgracia Changmin no le dejaba en paz tan fácilmente.
"¡...Yunho me lo pidió! ¿¡Crees que quiero meter mis manos en la mierda que estés
haciendo!?” Le espetó Changmin de vuelta con un volumen tan bajo como el de
Jaejoong, sus ojos entrecerrados cínicamente. Jaejoong resopló y gritó en tono evidente
teatral, asegurándose de que Yunho oyera su excusa para repeler a Changmin lo más
lejos que pudiera. "¡¡Ooohh n-n-no es necesario Minnie-ah puedo hacer esto sooolo!!
¡¡Ve y acompaña a Yunhooo!!"
"¡Estúpido...! ¡Ese tono barato! ¡Suenas tan falso como protagonista de telenovela
mexicana...! "
"¡Oye! ¡Soy 6 malditos años mayor que tú!"
"¿¡Oye, estás bien!? ¡Argh eres tan estúpido! ¡Déjame ver eso!"
"¡Cállate y vete!" Presionó con fuerza la herida con la otra mano, provocando que
Changmin le diera una palmada en la mano y regañara a Jaejoong como si el joven
tuviera 5 años. "¡No toques la herida con la mano sucia!"
"Creo que tengo uno, voy por él Hyung.” Changmin dejó a los mayores al mismo
tiempo que Yunho le agradecía. Tan pronto como salió, Yunho murmuró cosas acerca
de haber visto un rollo de gasa hidrófila en algún lugar de la casa y fue a buscarlo.
Changmin volvió a la cocina no mucho tiempo después de eso, trayendo torundas y
curitas acercándose al joven que estaba ocupado soplando sobre su punzante corte en el
dedo. Rasgó la envoltura de la torunda, agarró el dedo herido sin el consentimiento del
propietario y limpió la herida con ella.
"Lo son".
"¿¡En serio!?"
Changmin sonrió por la cara molesta de Jaejoong al mismo tiempo que ponía la curita
alrededor del dedo, mientras Jaejoong decidió no iniciar una conversación con el-ahora-
usuario-de-LSD salvo que fuera absolutamente necesario.
Yunho no vino mucho tiempo después con un rollo de gasa en la mano. "Ah ¿tienes
esparadrapo?"
Changmin asintió con la cabeza mientras tiraba la torunda utilizada a la basura. Frente
al rostro preocupado de Yunho, Jaejoong no fue capaz de objetar cuando Changmin
tomó el cuchillo y comenzó a picar el resto de los ingredientes en la tabla de picar.
"Puedo cocinar también saben, hyungs deberían hacer otra cosa y dejármelo a mí."
Jaejoong fue lo suficientemente rápido como para alcanzar a Yunho cuando se apresuró
a la sala para preparar el reproductor de DVD. ¿Por qué le gustaba dejarlo a solas con el
peligroso chico? Esperó que Changmin profiriera un comentario insultante o dos, pero
el niño ignoró su mirada llena de rencor y se ocupó en pelar los camarones. Jaejoong
estampó su puño contra la mesa amenazadoramente y dijo: "Será mejor que esté
picante." Él lo entendió como una advertencia, pero el más joven solo se echó a reír y
negó con la cabeza sin ni siquiera molestarse en mirarlo.
El sencillo guiso de mariscos con cebolla, miso y gochujang estuvo listo en un instante.
Jaejoong se negó a elogiar al plato porque pensó que era fácil e incluso un niño de
guardería podría hacerlo. Por el contrario, Yunho se deshizo en elogios para Changmin
como si hubiera sido un plato digno de un hotel cinco estrellas, y Changmin respondió
humildemente diciendo que él vivía solo, etc, etc...
Ju-on se veía en la televisión, y mientras Jaejoong pensaba que solo a los niños y a las
jóvenes les daban miedo las películas de horror, los otros dos chicos estuvieron
demasiado absortos para notar que la distancia entre ellos y Jaejoong se hacía cada vez
más corta. El periodista estaba atrapado en medio de los dos chicos cuyos orgullos eran
demasiado grandes para dejar salir un grito.
"Yaiks." Changmin lanzó un grito ahogado cuando el rostro de una mujer apareció entre
mechones de pelo, hizo una mueca una pulgada lejos de Jaejoong. Lo había hecho
varias veces ya.
"Ay". Yunho arrugó la cara y dio un respingo al lado de Jaejoong también.
Al último, la película terminó con los tres de ellos alineados como un cardumen de
sardinas secas. Jaejoong bostezó y se liberó de la opresión que los otros cuerpos ejercían
sobre él, agarró el control remoto y cambió el canal de televisión.
"¡L-l-lo siento Jaejoong pensé que amabas las películas de horror!" El tono de Yunho
estaba lleno de pesar. Jaejoong se echó a reír.
"Pero bostezaste..."
La visita terminó pronto, antes del mediodía cuando Yunho recordó que Jaejoong
necesitaba tiempo para recobrar su compostura y continuar su altamente estresante
trabajo al día siguiente. Jaejoong los acompañó hacia la puerta de salida y pronunció
palabras de agradecimiento por recordar su cumpleaños y algo dulce como que esperaba
lo visitaran de nuevo en otra oportunidad...bueno no Changmin para ser honesto.
Jaejoong pensó que era lo mejor, eso significaba que tendría que dejar de engañar a
Yunho ya que ni siquiera podrían reunirse.
"Si necesitas ayuda o dinero o cualquier cosa, no dudes en llamarme ¿de acuerdo?
O tal vez estaba equivocado. El tipo podría sacar dinero de Yunho para las drogas,
¿cómo consiguió el dinero para comprarlas la otra vez de todos modos?
El abrazo de oso de Yunho lo sacó de la sospecha. Atrajo el cálido cuerpo más cerca y
se hundió más en él, devolviendo las caricias a Yunho, sintiendo un leve sentimiento de
culpa ya que optó por guardar silencio acerca de todo ese asunto sobre Changmin
engañándolo. Pero entonces también era por el bien de Yunho, pensó.
"¿Qué?" Una leve sospecha no pudo ser evitada, después de todo el más joven había
jugado demasiado con sus nervios.
Jaejoong parpadeó.
Pensando que era una de sus bromas de nuevo, Jaejoong se preparo para el látigo de su
sarcasmo, pero antes de que se las arreglara para hacerlo Changmin cogió ambos brazos
de Jaejoong y los puso alrededor de su cuerpo, lo tomó en sus brazos. Y antes de que
Jaejoong tuviera la oportunidad de parpadear por segunda vez, Changmin lo dejó sin
decir nada.
[CONTINUARÁ...]
CAPÍTULO 3B
("Es sexo, instinto de satisfacción. Las chicas lo hacen con juguetes y pepinos".)
"No…¡Hyung...! a-ah"
*
*
Jaejoong estaba jodido. Solo Dios sabía que lo había poseído cuando camino al trabajo,
decidió tomar un tren a casa de sus padres, sin hacer caso de las llamadas perdidas de su
jefe ni de los mensajes de texto llenos de maldiciones y palabrotas en el camino.
Planeaba utilizar la diarrea severa como una razón y creyó completamente no ser
despedido con facilidad, pero aún así, conociendo cuan severo y cerrado de mente era su
jefe, el resultado no se podía prever.
Sin embargo, no quería pensar en ello en este momento. Estaba ocupado orando,
contemplando, recordando frente a la tumba de su hermano fallecido. Aparte de la casa
de sus padres, todo lo demás había cambiado. No más permiso para jugar en el terreno
al que solía llevar a Hwanjoong, no más la panadería donde su madre solía comprar
pasteles. Incluso la zona en la que finalmente supo que vivía Changmin se transformó
en una cadena de tiendas. La casa del tío de Changmin y la casa de la señora costurera
donde obtuvo la impactante noticia ya no estaban allí.
Visitó su antiguo cuarto, donde solía pasar tiempo con Changmin haciendo cualquier
cosa. Nadie fue tan unido a él o lo visitó tan a menudo como el niño. Cuando entró en la
habitación, sintió como si viera la pequeña silueta de Changmin ahí, dibujando en el
suelo.
-¿Dónde estás Kim? Ni siquiera pienses en faltar hoy, sabes quién estará aquí pronto-
-En serio Kim Jaejoong el Sr. Jo está aquí por el amor de Dios. Juro que -
El Sr. Jo. El director. Jaejoong recordó que su jefe lo había puesto al tanto antes. Pero
en ese momento realmente no le importaban las consecuencias que traería, había
eliminado todos los mensajes de texto sin siquiera molestarse en leerlos todos y marcó
cierto número.
"Bueno, nunca supe que trabajaras en este campo, nunca nos encontramos desde la
graduación..."
"Ah cállate. De todos modos, sólo puedo darte su nombre y donde vivía, ¿puedes
hacerlo con sólo eso?"
“Lo intentaré, ¿de acuerdo? No sé cuántos detalles pueda conseguir..."
"No necesito detalles, sólo quiero saber dónde está en este momento..."
“Está bien, está bien...dónde está ahora, ¿verdad? Será más fácil entonces.
"Déjamelo a mí."
*
*
Ya eran las 2 am cuando Jaejoong llegó a su oficina, recibido por la mirada gélida y los
colmillos, dispuestos a desgarrarlo en cualquier momento, de su jefe. El hombre
caminaba en círculos, frustrado, frotándose la panza y fumando un cigarrillo. Respiró
hondo, tratando de controlar sus nervios.
"¿¡Sabes que Kim!? Con tus actuales logros no me importa si quieres o no arrastrar tu
maldito trasero aquí, pero ¿¡por qué tenias que elegir HOY de entre todos los días!?" El
tipo obeso se alborotó el pelo en señal de frustración, haciendo la zona menos poblada
de su cabeza más prominente.
"¿¡Me pregunto si estuvo tan mal como mi cuello cercenado frente al Sr. Jo!?"
Bung soltó un bufido. "Debes hacerlo. Bueno de todos modos, hemos decidido el
contenido y el título de la edición especial de aniversario, sí quienes sean no creo que te
importe con tu jodido cerebro ahora...el punto es, ese tipo Jo dijo que escribimos mucho
sobre eventos musicales y quería que equilibráramos el tema y blablabla...Creo que dice
eso porque está interesado en la pintura últimamente, he oído de algunos perdedores en
la galería que acaba de pagar casi 2 millones de won por esa mierda. Bueno voy a omitir
los detalles ya que no estoy de humor para ver tu cara por más tiempo, el punto es, que
hagas las biografías de estos tipos en 3 páginas cada uno. Conoces a algunos de ellos.
Agradece no tener que rogarle a los empleados de la galería, acechar a otros reporteros o
sobornar a los chicos que entregan pizzas para saber sus direcciones, he enviado a
alguien para hacer el trabajo. Empieza a mover ese escuálido trasero mañana y presenta
los artículos en los próximos 5 días. "
Jaejoong no podía ni siquiera quejarse por la falta de tiempo. Recibió la nota y la leyó a
fondo. Habían 3 tipos que debía entrevistar lo más pronto posible para evitar que su jefe
se lo comiera. Gruñó para sí mismo. No es que odiara las entrevistas, ¿pero las
biografías? Él necesitaba saber cómo los artistas veían sus obras, que significaba la
profesión para ellos y no la vida cotidiana del artista o la historia de cómo eran
adolescentes comunes y corrientes y así sucesivamente...Escribiendo artículos como
esos lo hacían sentir como el colaborador de una revista de chismes para mujeres en
lugar de una revista de arte.
Pero no podía protestar, sobre todo después de lo que hizo. Así que tenía que llevarlo a
cabo perfectamente.
Dos nombres que figuraban en la nota no eran nuevos para el periodista. Había visto sus
obras e incluso conversó con ellos. Podía hacer sus artículos en menos de dos días. Pero
entonces el tercer nombre le hizo fruncir el ceño.
Jaejoong nunca había oído hablar de éste. ¿Por qué habría elegido un sobrenombre tan
desesperado?
“En realidad no, pero el Sr. Jo está interesado en ese tipo últimamente así que será
mejor que pongas atención especial en ese. Los 2 millones de won que he mencionado
anteriormente fueron el pago total por sus obras"
“No lo sé ni me importa, lo que sí sé es que vendía sus pinturas a bajo precio a cualquier
tipo que pasara por la calle, algunos amantes de la pintura las encontraron por
casualidad, y algunos tasadores se sorprendieron por la sensación que emitían. Los
coleccionistas las encontraron en galerías al azar, las compraron y las revendieron a un
precio increíblemente alto, y así fue como empezó el rumor. Al tipo no le importa y
sigue vendiendo sus obras en precios más bajos, parece como si sólo lo hiciera para
vivir y no le importara la profesión o la fama para nada". Bung soltó un bufido.
Permanecieron en silencio un momento antes de continuar: "Y será mejor que tengas
cuidado. Conoces a la gente que pinta para vivir, los gases que inhalan diariamente
echan a perder su cerebro. Tienden a ser difíciles."
Jaejoong comenzó la misión al día siguiente, sin embargo el entusiasmo que por lo
general tenía no estaba. Además del mal humor, el bastardo de Bung no le dio la
dirección correcta por lo que tuvo que empezar desde cero, con el talento de paparazzi
de Kim Jaejoong, el cual por cierto nunca tuvo. De hecho, la ubicación no fue fácil de
encontrar. Dejó escapar un gran suspiro de alivio cuando por fin lo hizo, después de
lidiar con desperfectos en los autobuses y discutir con algunos porfiados taxistas en el
proceso. El edificio era un apartamento de dos pisos de 4 puertas cada uno, la típica
residencia de los estudiantes universitarios. Jaejoong pensó que podría terminar en este
tipo de lugar barato si no cumplía a cabalidad esta tarea.
Había tocado la puerta varias veces. Tratando de mantenerse centrado y en calma, tocó
la puerta de nuevo, esta vez más firme, asegurándose de que la persona en el interior lo
oyera.
Jaejoong se preguntó qué pasaba dentro cuando nadie abrió la puerta mientras él
escuchaba claramente golpes sordos fuertes y suaves desde el interior. Estaba seguro
que la habitación no estaba vacía. Pero ¿por qué el propietario ignoraba al visitante?
Hizo girar la perilla de la puerta y se encontró con que no estaba cerrada con llave. La
abrió cuidadosamente con un sonido apenas perceptible. La esencia del óleo llenó su
nariz. Había una pared gris de 2 metros frente a él, una oración escrita en ella con rojo:
El periodista frunció el ceño, no podía entender el significado para nada. Pensó que ese
tipo Fiasco debía ser alguien que veía mucho Harry Potter. Empujado por la curiosidad,
se dirigió a la pequeña entrada sin puerta a su izquierda.
Sintió el corazón salírsele del pecho cuando vio la escena frente a él. Dos muchachos
estaban tirados en la cama uno al lado del otro, sin nada tapando la parte superior de sus
cuerpos, sólo con una cobija manchada de pintura blanca que los cubriera hasta el nivel
de su cintura. Jaejoong ni siquiera quería imaginar lo que había debajo. Contrario a la
expresión de Jaejoong que se asemejaba a una cabra que estaba por perder la cabeza en
un sacrificio tribal, los dos chicos se limitaron a mirarlo, levantando las cejas
inocentemente como si ser pillados desnudos en medio de una sesión de sexo gay no
fuera gran cosa. Uno de ellos hizo una mueca.
Jaejoong había perdido la cuenta de cuántas veces había deseado no ver esa cara nunca
más. Sabía que sólo debía mover sus delgadas piernas y escapar, pero sentía que a su
cerebro no le llegaba el oxígeno al grado que su cuerpo no respondía, dejándole
congelado en el sitio.
"Wow está en shock…le dirás '¿No es lo que parece?' ", preguntó uno de los chicos, al
que él no reconocía.
“No, pero diré 'si lo que quieres es un trío solo tienes que pedirlo’” dijo el otro, al que
reconoció muy bien, el que siempre le provocaba una reacción de dermatitis alérgica. El
chico lo miró un poco sorprendido, pero principalmente feliz de que Jaejoong estuviera
allí así. "Joongie Hyung ¿me extrañaste mucho eh?"
Haciendo caso omiso de sus dedos temblorosos, marcó el número del Sr. Bung.
"¡¡Oye!! No-"
Jaejoong colgó el teléfono, todavía no podía creer lo pequeño que era este mundo. Y
pensó que lidiar con artistas difíciles era su especialidad...
La puerta se abrió bruscamente antes de que lograra recuperar el aliento, revelando a los
chicos, así como su fuerte discusión. El tipo desconocido sostuvo la perilla de la puerta
mientras estaba ocupado arreglando su arrugada camisa y maldiciendo al mismo tiempo,
ignorando a Jaejoong como si él no fuera más que un mosquito. Era tan alto como
Jaejoong, sus labios eran carnosos y una hilera perfecta de dientes podía verse incluso
cuando no mostraba una bonita sonrisa.
Aun sin sudadera y vistiendo sólo unos pantalones cortos para cubrir la parte inferior de
su cuerpo, Changmin tomó una piña y trató de arrebatarle desesperadamente una bolsa
de plástico negro al chico. "¡¡¡DEVUELVEMELO SI NO QUIERES UNA PIÑA EN
TU TRASERO DE PATO, JUNSU!!!"
Hubo un silencio breve en el que Changmin frunció el ceño antes de volver a sonreír y
contestar: "No lo soy."
"Es sexo, instinto de satisfacción. Las chicas lo hacen con juguetes y pepinos".
"Es una lástima. Entonces ¿qué quieres?" Changmin preguntó, mordiéndose los labios.
Jaejoong sabía que el hombre estaba jugando con sus nervios a propósito.
"...Escucha, yo-"
Sin dejar su permanente estado de alerta, siguió al más alto a su habitación, pasando el
pequeño espacio de la pared con escritos en latín que acababa de ver anteriormente.
Ahora que ninguna escena chocante podía ser vista en la cama deshecha, dirigió su
atención a unos tablones de lienzos tirados y a unas pinturas al óleo a medio terminar
regadas por el suelo. La sala llena con el olor del óleo. Algunos colores estaban
desordenadamente embarrados sobre la pared como si los pintores solieran tirar las
brochas en ella mientras las usaban. El sol brilló a través de la ventana con cortinas
blancas, revelando una capa de polvo cubriendo el cristal. El lugar claramente no era
una vivienda recién habitada.
"Junsu el bastardo de hace un rato posee todo el edificio. Este lugar es mío siempre
donde quiera que vaya."
"No, no tengo sexo para vivir. Lo hago por diversión." El tipo lo interrumpió. Jaejoong
se sentía un poco culpable cuando el chico leyó su mente, pero trató de evitar cualquier
cambio de expresión en su rostro.
"¿Por qué necesitas saberlo de todos modos?" Él tomó una sudadera tirada en el piso y
se la puso.
“No lo hago. De todos modos, vine aquí por algo tan importante que mi cuello está en
peligro. Así que primero, espero que podamos tener una apropiada conversación sin tus
comentarios molestos que me-."
“Está bien, está bien, es broma, por favor, continúa..." El más joven cruzó los brazos
frente a su pecho y puso una expresión seria.
"Hacer qué...?"
"Molestarme..."
"Y pintura."
"El destino es cruel y aquí estás, en una misión para conseguir material para tu artículo."
Changmin se acercó a cierto estante y sacó una botella de agua mineral.
“Sí. Metí la pata con mi jefe y falté a una reunión, así que no sabía que me
asignó...bueno en realidad me dio algunos nombres, y-"
"Uno de ellos es Fiasco". Changmin bebió de la botella y su sonrisa se hizo más amplia
mientras Jaejoong se sentía más y más incómodo con la manera de ser del tipo más alto.
“Sí. Y yo-"
“Sí. Y-"
"Porque pensaba que los periodistas eran buenos con las palabras, pero tú suenas como
un gato confundido, cálmate Joongie no voy a comerte..."
Jaejoong no sabía cómo responder a eso. En secreto admitió que delante de ese tipo, su
talento periodístico y las habilidades sociales que aprendió de experiencias pasadas sólo
podían echarse por tierra en pedazos.
Jaejoong apretó los puños. "Odio admitirlo, pero sí. Mi trabajo está en tus manos. Sé
que probablemente estás contento con esta oportunidad de jugar conmigo aún más, pero
esta vez estoy listo para lo que sea que quieras. Bueno, si quieres que te dejen en paz y
en el anonimato no tenemos que publicar tu verdadero nombre o mostrar tu foto en la
revista..." Jaejoong masajeó la punta de sus dedos, tratando con todas sus fuerzas evitar
que su mal hábito de morderlos cuando estaba nervioso tomara el control.
"La historia de tu vida. Y tal vez también por qué te gusta pintar y cómo ves algunas de
tus obras"
"Puedes hacerlo."
Jaejoong odiaba los artículos falsos. Nunca hizo uno antes. Pero en este caso, vencer a
su propio orgullo era mucho más fácil que vencer a una escoria llamada Changmin. Ni
siquiera podía imaginar cuantos antidepresivos necesitaría durante la entrevista.
¿¡Por qué es tan difícil controlar mis emociones frente a este chico...!?
"Algo a cambio. Bueno, el precio será alto..." Changmin arrastró una silla de madera y
se sentó en ella, cruzando las piernas.
"¿Qué quieres?"
"Esa actitud tuya...ingenua, idiota, de mal carácter, lenta para responder y siempre
gritando,...quiero ver cómo actuarías cuando te humille, cuando examine cada
centímetro de tu piel desnuda y la plasme en el lienzo, ¿te quedarías quieto?
¿Temblarías?, ¿gritarías enfadado o solo te sonrojarías?"
Jaejoong no pudo articular una sola palabra, sólo podía asirse al borde de la mesa más
firmemente. Entonces vino, la sensación que temía, la sensación que despreciaba. La
sensación que lo empujaba hacia él cuando sea que veía ese par de ojos y ese par de
agrietados labios cerca. La sensación de sus rodillas temblando bajo los perturbadores
ojos de Changmin, la sensación de anticipar su toque.
"Yo debería ser el que pregunte eso... ¿por qué estas así, Hyung? ¿Qué te he hecho...?"
Changmin tomó la barbilla de Jaejoong, su dedo haciendo círculos en la línea de su
mandíbula. Jaejoong mentiría si dijera que no lo estaba volviendo loco.
El periodista caminó sin vida por todas esas desconocidas calles, su enmarañada mente
no podía pensar en una manera de volver a casa en ese momento. Después de algún
tiempo, volvió a recuperar el control. Su pulso era casi constante cuando una llamada lo
hizo acelerar de nuevo.
Jaejoong sintió que su corazón se detuvo. Una punzada de temor le invadió. Ese día fue
simplemente demasiado. No creía estar listo para escuchar el resultado en ese momento,
cualquiera que éste sea.
"Sí....Dime. "
Oyó a su amigo policía suspirar. "Así que...este chico, era huérfano, ¿verdad? cambió de
tutor en varias ocasiones, mudándose de una ciudad a otra...¿Aló? Jaejoong, sigues
ahí?"
"De cualquier modo...fue adoptado por una familia que vivía en Busan, así que terminó
la primaria y la secundaria allí...y-"
[Continuará...]
CAPÍTULO 4
Vio los ojos del muchacho llenos de lágrimas. Lo vio de rodillas, suplicando
desesperadamente. Un ligero sabor a sal se dosificó por toda su lengua, penetrando cada
papila, demasiado doloroso para soportarlo. Quedando grabado incluso después que el
muchacho desapareció de su vista. Mordió su lengua con disgusto, intentando desterrar
el horrible sabor. Se dejó llevar, dejó a la otra persona venida de algún lugar tomar el
control, dejándolo descubrir un mundo desconocido, la parte olvidada de sí mismo.
Una sonrisa brotó mientras el pincel bailaba, tornando ese amargo y oscuro mundo en
una nueva forma de música al chocar el vino contra su paladar. Sus pupilas se dilataron,
quería descubrir el paraíso, quería saborear los colores…
“…sufrió…”
Una señora vestida con buen gusto y a la moda lo recibió con una cálida sonrisa en su
rostro, alargando una mano para tocarlo. El muchacho dio un respingo y sintió sus
huesos crujir por todo su cuerpo. Aguantó el dolor y miró a la señora con sospecha,
mientras ella le devolvía la mirada con lástima y comprensión.
“Sr. y Sra. Park, el doctor desea hablarles”. Una enfermera vestida de blanco lo miró y
esbozó una sonrisa para él antes de cerrar la puerta. El hombre revolvió el cabello del
niño con ojos llenos de seguridad. “Espera aquí, ¿está bien?” dijo. Entonces se apresuró
a abandonar la habitación seguido de la señora.
El muchacho observó todo su alrededor –el blanco techo, la blanca cortina y muchos
envases llenos de un liquido transparente conectados a sus muñecas por delgadas vías.
Sus piernas se sentían pesadas, no podía levantarlas. Examinó sus brazos, sintiéndose un
poco sorprendido por la cantidad de sangre que empapaba el vendaje que lo envolvía.
Sus brazos se veían más pálidos y pequeños comparados a la última vez que los vio. La
superficie de su piel estaba al descubierto marcada con azuladas manchas aquí y allá. La
ansiedad llenaba la boca de su estómago.
La puerta se abrió, revelando a un tipo alto con el cabello ondulado largo hasta los
hombros, holgada camisa blanca y pantalones de mezclilla. El muchacho pensó que era
uno de esos jóvenes universitarios que salían en la TV.
“¿De qué estás hablando? Nadie va a golpearte…” El tipo enarcó sus cejas; su voz era
profunda, gentil y segura. “La gente siempre me pega…la última fue esa mujer mala
que todos decían era mi tía…”
“No hay tal señora, cutie…la única señora que estuvo aquí fue la que vimos hace un
momento ¿te pareció mala?”
“Así es. Eres Shim Changmin, solías vivir en una casa hogar, pero ahora eres mi
hermano adoptivo. Nadie te ha golpeado jamás, tus padres adoptivos te aman y te tratan
como a su propio hijo.” El tipo apoyó su mano en la de Changmin y la masajeó
afectuosamente. El muchacho entornó los ojos, muy en desacuerdo con la explicación.
“N-no entiendo…”
“¿Amnesia…?”
“Sí, significa que perdiste la memoria. Nos olvidaste, a tu familia…el doctor acaba de
explicármelo y estoy muy triste…"
“Son los efectos secundarios del medicamento, cutie. Estás imaginando cosas. Tienes
falsos recuerdos, como pesadillas, de gente maltratándote. Los recuerdos se sienten tan
reales como si fueran verdaderos, dijeron. Pero ahora que el doctor ha dejado de
medicarte, no pasarás por semejante pesadilla otra vez.”
El muchacho frunció el ceño aún más. “Estoy confundido…” Bajó la mirada, estrujando
su cobija. Hubo silencio mientras Changmin examinaba al tipo frente a él antes de
preguntarle, “Y-y…¿tú? ¿Quién eres tú…?”
“¿Te conozco?”
“En serio, casi me dio un ataque al corazón con el accidente y ahora resulta que me
olvidaste. Ya no me entristezcas más, Changminnie…Soy Yoochun, recuérdalo. Si
olvidas mi nombre aunque sea una vez juro que le daré a Harang los chocolates que
guardas en el refrigerador.”
“¿Quién es Harang…?”
“Oh Dios, lo has olvidado completamente todo excepto tu propio nombre. Escucha. Tu
nombre es Shim Changmin y eres un niño muy dulce, por eso decidimos adoptarte hace
unos años. Has estado viviendo con nosotros desde entonces. Mi nombre es Park
Yoochun, así que tu apellido es Park. No lo hemos cambiado legalmente pero lo
haremos pronto…Y Harang es nuestro perro, un compañero realmente adorable y muy
leal.”
“P-pero…” El muchacho no podía creer lo que estaba escuchando, sin embargo el dolor
de cabeza le impidió seguir protestando. Sólo se quedó en silencio, incapaz de mirar al
hermanastro que había surgido de repente frente a él.
Yoochun exhaló. “Sé que es difícil de creer…pero no pienses en nada ahora, sólo
duerme ¿está bien? Tu cuerpo lo necesita.” Se levantó y cubrió al niño con la cobija,
animándolo a acostarse. Hizo círculos en las mejillas de Changmin una vez más y
pellizcó suavemente la punta de la nariz del muchacho antes de dejar la habitación.
“No necesitamos a ningún psiquiatra, créanme. Los niños son vulnerables. Pueden
encontrar esto difícil de olvidar, pero son tan moldeables como la plastilina. Solo actúen
lo necesario, ciérrenle la boca al resto de sus parientes y muéstrenle algo de amor, lo
encontrarán en mejor estado pronto.”
La Sra. Park suspiró. “Chunnie…Me encantaría, pero sabes lo ocupados que estamos
con nuestro trabajo…”
“Ah hijo mío…” La señora lo envolvió en sus brazos y le acarició la espalda. “Eres un
chico listo…si dices que esto es lo mejor por hacer, entonces no tenemos más remedio
que aceptar…pero…” pareció vacilar. “Puedo ver que el muchacho es inteligente. Tarde
o temprano lo descubrirá…”
“Él comprenderá que lo hicimos por su propio bien. Y para cuando lo descubra, ya
estará curado…” el tipo se liberó del abrazo y se apoyó en la pared detrás suyo.
“No podemos quedarnos callados sabiendo lo que sucedió frente a nuestros ojos…”
añadió el Sr. Park. “Le diré a algunos empleados que se encarguen del papeleo y esas
cosas…” sonrió. “Bueno, parece que ya no eres hijo único, Yoochun-ah.”
Changmin aguantó el hipo. “De verdad ¿no fue…real…?” preguntó con duda en su voz
rota.
“No pareces muy contento…¿creí que dijiste algo acerca de una malvada señora
golpeándote en esa memoria...?” El tipo preguntó con cuidado. Secó una lágrima de la
comisura de los ojos de Changmin.
“Le di un peluche realmente feo que hice…pero se lo guardó. Rara vez me decía cosas
lindas…pero cada vez que le pedía un abrazo nunca se negaba…” El muchacho se frotó
los ojos, sus hombros temblaban.
“Uh-uh…”
Acurrucándose contra el pecho de Yoochun, Changmin tomó aire y continuó. “Lo dejé
sin decirle adiós… porque el lloraba fácilmente. Él de verdad lloraba fácilmente…y no
me gustaba verlo…”
“Dame una oportunidad, ¿está bien…? Éramos tan cercanos, no quiero que esta tragedia
nos separe…el dolor que estás sintiendo justo ahora, prometo hacer que se vaya…puedo
hacerte feliz, trataré de ser el Hyung a quien más ames en el mundo…pero por
favor…olvida todas esa cosas que crees han sucedido. No son reales,
Changminnie…Sólo te herirán, y a mí también…“
Tres días antes de que se venciera el plazo y Jaejoong ni siquiera había avanzado más de
lo que había reducido la medida de su cintura. Estaba como muerto en vida, su cara era
la de un pez moribundo al que le faltaba el oxígeno. Pasaba horas mirando al techo
antes de frotar sus párpados hinchados. Miraba a cierto peluche de conejito que estaba
en el escritorio, lo tocaba, aguantaba el hipo y aplastaba su rostro contra la almohada,
rompiendo a llorar. Trató de recuperar el ánimo al sintonizar la radio en su estación
favorita en un intento de escuchar algunas melodías felices, pero un grupo de chicos con
voz de tenor llenó el aire con una canción romántica a cambio:
Lanzó un grito y pateó la inocente radio, aunque pronto se arrepintió del hecho. Y así
lleno de pesar estaba. Se hacía a sí mismo demasiadas preguntas, ¿cómo pudo dejar ir a
Changmin tan fácilmente esa vez? ¿Por qué no fue tras él?, ¿por qué no lo encontró
antes? ¿Cómo pudo encontrar nuevos amigos con tanta facilidad sin hacer ningún
esfuerzo por encontrarlo, dejándolo podrirse como un recuerdo de la infancia
cualquiera? ¿Acaso siquiera tenía derecho a sentirse triste después de tanta ignorancia?
Incluso se negó cuando Seunghyun le ofreció explicarle la razón por la que Changmin
había muerto. Pero entonces, ¿no sería por causas trágicas que alguien muriera a tan
temprana edad? Jaejoong recordaba el hecho que nunca dejaba de hacerle trizas los
nervios acerca del secreto de Changmin…lo último que necesitaba para completar las
devastadoras noticias era enterarse que el niño había muerto por maltrato infantil.
El periodista había roto un sin número de aparatos a la mañana siguiente cuando los
mensajes de texto de su jefe le hicieron darse cuenta, no tenía más remedio que seguir
adelante. Encontrando una manera de lidiar con su oxidado cerebro, marcó cierto
número de la lista de contactos que guardaba en su teléfono celular.
“¿Aló…?” un tipo respondió.
“…Seungri-ah…”
“Estoy bien. Menciona alguna cosa que realmente quieras en este momento.”
“Sólo responde.”
“La tendrás mañana si haces unas entrevistas que debería hacer hoy, ¿qué tal?“
“Te enviaré los detalles por mensaje de texto.” Colgó el teléfono, sintiéndose aliviado.
El hábito de alguien al cortar la línea antes que otros definitivamente había influido en
él.
Dejando las otras dos entrevistas al aspirante, solo le quedaba una persona para ser
entrevistada. Todavía con el corazón en un puño y las piernas débiles, tomó su bolso y
salió por la puerta de su apartamento.
Los pasos de Jaejoong eran cada vez más ruidosos conforme ascendía por las escaleras
del apartamento, estrujando su bolso de mano con inquebrantable determinación. Estaba
confirmado que el drogadicto no podía ser el Changmin de su infancia. No había razón
para sentir escalofríos en la nuca o las rodillas débiles como antes.
Lo haré.
El periodista tocó la puerta tres veces. Como esperaba, nadie respondió. Acostumbrado
a la situación, giró el picaporte. Estaba cerrado. Rodó los ojos.
“Escucha niño. Vine a continuar con nuestra interrumpida negociación. Esta vez—“
Oh Dios mío.
“¿¡Pintas drogado!?”
No hubo más respuesta que el sonido de su respiración. Jaejoong gimió, dando vueltas y
más vueltas lleno de frustración. No había manera en la que pudiera publicar su artículo
en los próximos dos días si ni siquiera podía comunicarse con Changmin. Sin esperanza,
revisó el pequeño refrigerador que estaba cerca en un intento por encontrar algo de agua
fría para despertar al tipo. Se quedó boquiabierto al ver el contenido, más de lo que un
tipo delgaducho como él necesitaría para llenarse: huevos, vegetales, queso, frutas, cajas
de almuerzo de esas que se venden en los supermercados, jugo de naranja, jugo de uva,
jugo de manzana, suplementos alimenticios, jugo Tahitian noni, aceite de ajonjolí,
clorofila (la cara de Jaejoong diciendo ¡¿QUÉ DIABLOS?! con los últimos tres).
En la parte superior del refrigerador estaba el aparato de color negro con el diseño
barato que nunca podría olvidar, indefensamente tirado. Su mente hacía porras, era el
celular de Changmin. Estaría más que feliz de tomarlo y hacerlo pedacitos, pero
entonces trató de frenar su primer impulso mientras una mejor idea ocurría dentro de su
cabeza: grabar a Changmin drogado para chantajearlo después. Así que puso el celular
en modo cámara de video y enfocó al tipo.
Pero por qué ah por qué…ver esos hombros inclinados y esa jorobada espalda le hacían
perder su anterior determinación. Él no era el tipo de persona con el corazón para hacer
tal cosa no importa cuánto odiara a alguien, culpa de su madre por enseñarle la
compasión y una excesiva clemencia. Por otra parte recordó cómo Changmin había
tratado su herida cuando se cortó…pensándolo bien, talvez el chico no era tan malo por
dentro.
Talvez Jaejoong había sobreactuado debido a que el pintor le recordaba a su Minnie.
Talvez el chico había actuado así con él debido a su reacción, tú sabes cómo son los
adolescentes, les encanta burlarse de los adultos. El beso y esas actitudes…talvez no
fueran más que bromas de adolescentes. Muchos de ellos usan drogas, al menos
Changmin no robaba bancos o mataba gente por ello. Y de repente pidió un
abrazo…talvez solo era un niño demandando atención después de todo.
Sintiendo una súbita oleada de compasión, se acercó a Changmin, arrastró una silla a su
lado y prestó atención a lo que este estaba pintando.
“¿Qué estás pintando…?” Jaejoong preguntó, con los ojos llenos de asombro.
"Bueno...puedes empezar por decirme lo que piensas acerca de esto, por ejemplo..."
Suplicando por ayuda, se paseó por la lista de contactos. Muy pocos nombres la
llenaban: algunos de ellos que se encontraban en orden alfabético eran ‘MI YUNHO
HYUNG’ (Jaejoong sonrió con el nombre), ‘JUNSU TRASERO DE PATO‘
y…‘JOONGIE EL TRANSEXUAL’.
¿¿¡¡Joongie el Transexual!!??
“Escucha imbécil, tendré que sustentar una tesis importante en los próximos 30
minutos, y apuesto a que tu llamada no es necesaria…” espetó.
“¿Aló, Junsu-sshi?”
“¡¡NO!!”
“Está bien, está bien, entonces supongo que ahora estás en la habitación de Changmin y
llamaste para informarme que anoche lograste que--”
“¡¡NO LO HICE!! En serio ¿¡cómo pueden tener el mismo estilo para hacer enojar a la
gente!? ¡¡MALDITA SEA NUNCA QUISE HACERLO CON TU NOVIO, YA SEA
EN TRÍO O NO!!
“¡NO HAGAS SUPOSICIONES!” Jaejoong chilló. “Soy Kim Jaejoong, trabajo en una
revista de arte, vine aquí para hablar con él pero parece como si estuviera drogado, así
que—“
Junsu colgó el teléfono, dejando a Jaejoong sin habla y con la boca abierta.
“Aló ¿Jaebeom…?”
“Es Jaejoong.”
“…”
“¿…Cómo lo sabes?”
“Pronto creo…”
“¡¡¡Oye!!!”
“Larga historia, por ahora solo llévatela donde quieras, me ocuparé de eso más
adelante…OH DIOS MÍO el profesor está viniendo ¡¡nos vemos!!” Colgó el teléfono,
tan abruptamente como hace un rato, dejando a Jaejoong sin habla curioso y
confundido. Aún así caminó hacia Changmin y decidió hacer lo que Junsu le dijo.
Le tomó algunos segundos al pintor darse cuenta que su lienzo se había ido. La tardía
reacción entretuvo a Jaejoong. “No…no te lo lleves...” Changmin se levantó débilmente
y trató de recuperarlo pero Jaejoong lo esquivó, arrebatándole nada más que aire.
Pérdida y decepción llenaban sus ojos.
“Me lo llevo porque eres un niño malo.” Jaejoong frunció los labios, tratando de
contener una sonrisa. El pintor frunció el ceño y trató de apoderarse del lienzo otra vez,
tan lentamente que Jaejoong no necesitó hacer mucho esfuerzo para eludirlo.
“No tienen ningún respeto por mí que soy mayor que ustedes, ustedes gente tramposa...”
Jaejoong continuó, sintiéndose culpablemente satisfecho de que el más joven
únicamente podía morderse los labios. “Y tú eres un imbécil como tu novio dice.”
Contento con la recién acabada pintura y el teléfono celular como de su pertenencia,
estaba listo para dejar el lugar cuando la temblorosa voz de Changmin lo detuvo.
“Hyung…lo siento…no te vayas...”.
El tipo avanzó unos pasos hacia él. Sus ojos se veían mitad ilegibles, mitad llenos de
súplica y remordimiento. Jaejoong cautelosamente dio un paso y escondió la pintura tras
él pensando que Changmin trataría de recuperarla, pero al parecer al más joven no le
interesaba hacer tal cosa.
Lentamente, Changmin acortó la distancia entre ellos, apoyó su frente en el hombro del
más bajo y se deshizo en llanto. La humedad se filtró a través de la camisa de Jaejoong,
una mano se deslizó por su hombro tímidamente. El periodista se quedó estupefacto.
“¿¿¡¡Ahora necesitas mi maldito hombro para llorar!!??” chilló, pero lo dejó pasar sin
embargo. Pensó que Changmin estaba teniendo un mal viaje de LSD, y aunque
supuestamente disfrutaba de la victoria viendo al tipo humillándose a sí mismo, no lo
hizo.
Soltó la pintura y esperó a que Changmin se calmara, pero las lágrimas parecían no
tener fin. Suspiró dándose por vencido.
“Tú pequeño demonio, ¿cómo es que nunca podemos encararnos el uno al otro
normalmente…?” Le dio unas palmaditas en la espalda de forma repetitiva, rápidamente
al principio, luego haciéndolo más lento y finalmente se detuvo cuando el más joven
alzó la cabeza y fijó su mirada en Jaejoong con los ojos de un gato perdido. “¿Qué estás
viendo…?” Jaejoong preguntó. Changmin abrió la boca pero ninguna voz salió.
“¡¡¡Lo único real es el plazo de mi artículo que vence en dos días!!!” Sacudió el hombro
de Changmin para despertarlo pero el rostro lloroso solo se hizo más miserable. A
Jaejoong no le gustaba la punzante emoción acumulada en su interior. “Eso es todo. Me
estoy volviendo loco aquí. Será mejor que me vaya.” Empujó a Changmin, haciendo
que el joven se viera tan sobresaltado como si se hubiera derramado agua fría en él.
Abrió los ojos llenos de pánico.
“Oye hace cosquillas…” El mayor susurró, no pudiendo hacer nada para evitar que las
lágrimas humedecieran su piel. La vulnerabilidad que supuestamente había superado
volvía a él con más fuerza.
¿Por qué…?
Entonces podría jurar que su fluido sanguíneo se detuvo cuando Changmin estampó su
boca en un beso desesperado, ambas palmas agarrando su rostro por los lados
haciéndole incapaz de moverse. El beso era húmedo y obsesivo, asemejando a un niño
reclamando su primer helado después de mucho tiempo –ningún agresivo movimiento
de lengua; solo ambos labios mordisqueando y succionando con tal necesidad que el
mayor sentía como si Changmin fuera a comérselo.
Cuando el primer gemido escapó de su boca se sintió horrible. Se soltó con fuerza.
No pudo evitar que la locura controlara su mente cuando atrapó los labios de Changmin
entre los suyos.
Como un pez siendo atrapado por la carnada, Changmin respondió a la invitación con
ferocidad, acorralando a Jaejoong contra el muro, dejando salir toda la desesperación
que le desbordaba. Tiró hacia atrás el cuello de Jaejoong para revelar más del pálido
pecho y atormentar cada centímetro de piel allí, todavía con lágrimas asomando por sus
ojos entrecerrados.
Con lo poco de cordura que le quedaba, Jaejoong cerró sus ojos con fuerza y se liberó
del tipo. Corrió con pánico, su cerebro congelado. El único momento en el que pareció
funcionar fue cuando se tropezó con cierta pintura. Recordándole llevarla por delante.
“Inútil.”
“Lo haré pronto no te preocupes. De todos modos me quedare aquí esta noche.”
Changmin resopló. De repente recordó algo y abrió sus ojos, fijando su mirada en el
techo, pensando.
“Lo suficiente…”
“Oh…”
“¿Por qué?”
“¿Te hice algo…?” preguntó con incredulidad.
“Como…¿besarte…?”
“No sé…No recuerdo bien…Dios, mi cabeza, me siento terrible…” Miró a Junsu, quien
al parecer había estado surtiendo la refrigeradora. “Noooooo no eso de nuevo…..” Se
quejó al ver a Junsu sacar una botella de jugo Tahitian noni de su bolsa de plástico. El
otro tipo lo ignoró y metió la botella en el interior de la nevera.
“¿En serio…?”
“Si…”
“Soy lindo.”
“Sí, claro.”
“Y me amas.”
“…qué dulce.”
Junsu cerró la nevera y caminó hacia el exhausto joven. Se sentó en el piso, apoyado en
la cama, sus ojos estaban al mismo nivel que los de Changmin “Changmin, te lo
suplico...esto es ridículo, para con esto.” Tocó el brazo del chico.
Junsu dejó salir un largo suspiro como respuesta. Se levantó, desabrochó su camisa y la
tiró al suelo.
“¿Sabes qué? Mejor duérmete ya, como siempre esta conversación es de nunca acabar.”
[Continuará…]
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CAPÍTULO 5A
("No sé...Creo que conocí a alguien con esa cara hace mucho tiempo...")
“Quería tocar el timbre primero pero pensé que estarías ocupado—“ Hizo una pausa
cuando el aire caliente de la secadora de pelo se le soltó en la cara.
“Bueno, por supuesto, ¡Tengo tarea por hacer! ¡No es razón para treparse a un árbol
como un mono! ¡Está lloviendo afuera!”
El pequeño reprimió una sonrisa mordiéndose los labios. “Hyung…sabes que me gusta
verte concentrándote…”
“¡Lo sé!” Jaejoong señaló. “¡Moveré la mesa para que ya no puedas verme por la
ventana!” dejando la toalla encima de la cabeza de Changmin, estampó sus huellas en
el piso y arrastró su escritorio a un costado, de cara a la pared en lugar de a la
ventana.
*
Junsu prestaba mucha atención a sus pasadores, ignorando al tipo que estaba revisando
sus enseres de pintura con furia y haciendo un gran alboroto con su colección de
lienzos. Una taza de café mañanero lo esperaba, el vapor blanquecino flotando en el
aire. Sin verse afectado por el caos, siendo parte del desayuno después de todo.
“¡Gris, blanco, púrpura y azul! ¡Montones de azul! ¡Han sido usados! ¡Una paleta y un
lienzo están perdidos! Ahora dime ¡dónde escondiste mi pintura, trasero de pato!” El
furioso pintor estampó su puño contra la mesa haciendo que el café se derramara un
poco. El otro lo miró de reojo, sabiendo de antemano la tormenta que desataría después.
“¿Por qué me culpas a mí? Probablemente te los comiste de todos modos. Querías
probar los colores, ¿no?” Le dio un sorbo al café mientras metía unos papeles en su
bolsa con indiferencia.
Changmin dejó escapar un largo y cansado suspiro. Sabía que estaba lidiando con un
tipo difícil y obstinado. “Di lo que quieras Junsu…¡solo devuélveme mis pinturas!”
suplicó. ”Tú…¡tú no sabes lo importantes que son para mí!”
El universitario rodó los ojos. “Oh vamos, nunca han sido importantes para ti, de lo
contrario no las hubieras tirado por ahí. Si no las hubiera vendido a los ambulantes
nunca te habrías dado cuenta que te podrían traer dinero.”
“No tiene nada que ver con el dinero...” Bajó su tono, sabiendo que el de Junsu se
elevaría pronto. “Las que me quitaste…¡son diferentes!”
El universitario ignoró la razón y pretendió estar ocupado garabateando algo en un
pedazo de papel, dejando a Changmin mirar lo que hacía en espera de su respuesta.
Había sido testigo, de cómo se comportaba Changmin bajo la influencia de ambas, la
heroína y el LSD. Cuando estaba bajo la heroína, dibujaba lleno de euforia y amaba los
resultados posteriores. Presumiría cuán deslumbrantes eran. Diría lo bien que se sentía,
sonreiría, actuaría de manera amigable y hablaría un montón.
Junsu no estaba seguro desde cuando el pintor quedó enganchado con el último, pero
algo seguro, su efecto era terrible.
Junsu se levantó y miró directo a los ojos de Changmin. “No puedo ver la diferencia,
¿está bien? Solo veo un gran talento siendo desperdiciado. ¡Deberías dejar de
esconderte y darte a conocer al mundo!”
“¿¡Acaso hay algo más por dar a conocer!? Hasta ese amigo de Yunho con cara de niña
conoce mi paradero, ¡¡gracias a ti!!” Changmin espetó cínicamente. Junsu quedó
boquiabierto y entornó los ojos como si lo que el pintor acababa de decir fuera algo
hiriente.
“Pero seguiste dándoles mi verdadero nombre y oh, ¿¡crees que no sé cómo las pinturas
terminaron en galerías!?”
Junsu sabía que el otro tipo quería seguir en el anonimato, y vendiendo las pinturas a
galerías atraería la atención. A diferencia de los vendedores ambulantes quienes
mayormente se preocupaban solo por el dinero, tasadores y fanáticos no estarían
satisfechos solamente con un sobrenombre.
“¿Crees que yo lo hice? Sabes qué, ¡ese es el porqué apestas en el negocio! La gente
disfruta del dinero por tus pinturas mientras tú estás aquí tirado como un bulto,
¡¡dependiendo de mí para que te alimente!!”
“Porque tan pronto como sea suficiente para las drogas dirías que sí a cualquier precio,
¡¡tú adicto desesperado!!”
“NO ME IMPORTA, ¿¿¡¡ESTÁ BIEN!!?? “ Changmin gritó, azotando con fuerza una
hilera de cuadros de madera y dejándolos tirados por el piso, esperando que el ruido
pudiera cubrir sus oídos de escuchar lo que Junsu fuera a decir.
El pintor se liberó del agarre de Junsu. “¡¡ESTOY TENIENDO UNA VIDA MEJOR!! “
“¡¡NO PUEDO!!”
“¿¿¡¡POR QUÉ!!??”
Maldita basura.
“No toques esa cosa durante dos meses, Consideraré si acaso devolverte las pinturas o
no después de eso.”
Changmin lanzó una brocha en dirección a Junsu pero el tipo la esquivó fácilmente.
“¡¡¡TE ODIO!!!” clamó.
Los ojos de Junsu se suavizaron cuando una bolsa de plástico color blanco le fue
ofrecida.
Sus ojos se fijaron en éste tan pronto lo recibió y sintió su calidez. Se negó a mirar al
otro, sabiendo que también se negaría.
“Bueno...Muchas gracias.”
*
Bung le dio una calada a su cigarrillo, otra vez como muchas antes ya. Se quedó
mirando la carta tirada sin remedio sobre la mesa entre Jaejoong, un joven y exitoso
periodista cuyo rostro seguía impasible a pesar de las muchas rabietas que el obeso tipo
le había echado encima, y él.
“Escucha Kim, podemos discutirlo…” los ojos del tipo gordo fijos en la carta. “No es
una maldita superestrella…”
Jaejoong se mantuvo calmado, aunque sabía que estaba realmente jodido por dentro.“
Lo siento señor pero esto no tiene nada que ver con nadie.”
Bung resopló, tirando su cigarrillo al cenicero. “Sé que eres un tipo estoico, no aceptas
ni la derrota ni el fracaso en lo que se refiera al trabajo…pero no tienes que hacer esto.”
Tocó el borde de la carta con sus dedos regordetes. “Sabes que te necesitamos. Si es por
dinero puedes tener un aumento…”
Jaejoong inhaló, sus ojos fijos en la carta. “Odio a la gente que no puede separar sus
problemas personales del trabajo. Ahora que los problemas personales me aquejan, no
creo que pueda hacer mi trabajo como debiera. No quiero perjudicar a esta empresa.”
“¡Esa es la basura más grande que he escuchado en toda mi vida!” el tipo gordo se
levantó abruptamente, haciendo que su silla produjera un chirriante sonido. “Kim…no
sé cuáles sean tus problemas personales, pero para alguien de tu nivel…¿crees que es
fácil encontrar trabajo en otra revista?”
“Como dije, no soy capaz de hacer ningún trabajo en ninguna revista por el momento
señor.”
“Entonces sal de aquí, empaca tus cosas. En serio, no estás en tus cabales, Kim. Tanto
talento, tantos esfuerzos…” El tipo gordo soltó un gruñido, girando su silla de gerencia
de espaldas a Jaejoong. El joven periodista rápidamente fue despedido de la oficina de
su jefe, con dirección a su propia oficina para hacer lo que su jefe le había dicho.
Abrió una caja de cartón vacía y lentamente la llenó con papeles y archivos, parte de lo
que había hecho por tantos años. Leyó uno de ellos, era un artículo que contenía su
crítica hacia el álbum de un recién debutado cantante. Recordó como el cantante llamó
después a la compañía para agradecerles, y cómo poco a poco se hizo famoso después
de eso.
La compañía, a pesar de su competencia desleal y de la gente aburrida, era algo a lo que
tenía aprecio. Quedarse allí y manchar su reputación debido a su decreciente calidad de
trabajo sería lo último que quisiera. Sabía que su mente se estaba cayendo a pedazos y
que necesitaría un largo tiempo para recuperarse. Lo mejor para él sería renunciar
primero antes de que su compañía lo echara a patadas después.
Terminado el embalaje, llevó la caja al servicio de reparto a domicilio en el mismo
edificio y la envió a su dirección. Afortunadamente había pagado el alquiler por un año
así que no tenía que mudarse pronto.
El ahora ex periodista dejó el edificio y tomó un bus cualquiera. El que lo llevó a Insa-
dong.
Pasando por la hilera de tiendas, Jaejoong reflexionó sobre los altibajos en su vida. Ayer
había sido un exitoso periodista, y hoy era un perdedor desempleado.
Aún meditando, recorrió las puertas de las tiendas, en busca de un simple, y rutinario
trabajo donde ninguna idea o pensamiento profundo fuera necesario, algo con lo que
pudiera lidiar por el momento, probablemente como camarero en una cafetería o
restaurante. Atendiendo a gente que solo necesite una brillante sonrisa y una inyección
de ánimo, no había necesidad de proteger ninguna reputación haciendo o sirviendo un
chocolate caliente.
Sus ojos brillaron cuando vio un anuncio de empleo en la puerta de una tienda de
música.
Se necesita:
Hombres o mujeres
de 18 años para arriba
Solteros/divorciados
Con gran energía y diligencia
Jaejoong abrió la puerta. Era una pequeña tienda, que en su mayoría vendía CDs de
grupos ídolo considerando cuán lleno estaba el muro con sus carteles promocionales.
Nadie estaba allí todavía aparte de un delgado tipo en caja y una señora de mediana
edad la cual estaba desempolvando los estantes llenos de CDs. Jaejoong decidió
acercarse a ella.
“Jai…¿en qué puedo ayudarte?” Aparentemente su acento le sugirió que era japonesa.
“¿¡Estás interesado en él!?” Ella dejó caer el plumero, no pudiendo ocultar la emoción.
Jaejoong asintió. “De verdad necesito un trabajo, puedo hacer lo que sea.”
La señora de mediana edad sonrió complacida. “¡Oh, sabes japonés! Sólo llámame
Eriko, ¿si..?” Jaejoong respondió con una risa despreocupada.
“Así que…¿cuándo puedes empezar?” ella continuó.
“Ara…” Eriko juntó sus manos con asombro. “¡Qué jovencito para más decidido,
supongo que soy una vieja con suerte!” ella se echó a reír. “Muy bien, ahora si no te
importa, voy a explicarte algunas cosas.”
Jaejoong asintió.
“La tienda abre a las 10 am…Lo que sí, será en 15 minutos más. Tu horario de trabajo
empieza a las 9 am hasta las 3 pm de Lunes a Viernes, y de 3 pm a 9 am de Jueves a
Sábado, ¿tienes algún problema con eso?"
"Maravilloso. Oh querido te he dicho que me llames Eriko, sin el sufijo, por favor.
Quiero sentirme joven.” La señora le guiñó un ojo. "Acerca de lo que harás..." ella
continuó, caminando hacia una hilera de estantes para CDs. Jaejoong la siguió
obedientemente. "Ese que está en caja es el adorable Minho..." Ella señaló a un
jovencito, mucho más joven que Jaejoong. El jovencito le sonrió y continuó con su
trabajo en la computadora. "Él te dará la lista de precios en pocos días y deberás
asegurarte que los números pegados a la izquierda de cada CD sean los mismos que los
números escritos en la lista. Deberás recordar también el lugar para cada artista en el
estante, y asegurarte que sus CDs estén siempre en los lugares correctos, y que estén
libres de polvo."
"Cuando tengas el turno de la mañana limpiarás el lugar antes de que la tienda abra, así
que deberías venir alrededor de una a media hora antes. En el turno de la noche harás la
limpieza antes de que la tienda cierre. Te sugiero memorizar los nombres de los artistas,
será más fácil ayudar a los clientes de esa forma. ¿Crees que el trabajo es demasiado?"
La señora sonrió satisfecha, parpadeó. "Oh cariño, no puedo creer que alguien con tu
apariencia decida trabajar en una pequeña tienda de CDs como ésta, en vez de eso
¡deberías convertirte en modelo!" Ella golpeó el brazo de Jaejoong juguetonamente. El
chico se echo a reír.
Eriko entonces se limpió las manos en el delantal que llevaba puesto y se precipitó a la
caja, sacando un pedazo de papel de una gaveta. "Aquí, Minho lo ha impreso. Ahora
revisa el inventario y comprueba si es correcto o no. Es aburrido pero no te preocupes,
no haremos esto todos los días."
Jaejoong hizo como le dijeron. Contar, revisar y comprobar coloridas cubiertas de CDs
podría ayudarlo a recuperarse, pensó. No se preocupó por el salario en ese momento,
podía discutirlo más tarde. Estaba dispuesto a dejar su estilo de vida ligeramente lujoso
de todos modos. Así que empezó a hacer el trabajo, prestando atención a las cubiertas, a
los títulos de CDs y a los clientes que venían. No tenía ningún problema en memorizar
ubicaciones, siendo un frecuente comprador de música. Este era un trabajo agotador y
repetitivo de hecho, pero eso era exactamente lo que Jaejoong necesitaba en ese
momento. Más importante aún, esta señora Eriko parecía mucho más agradable que su
anterior jefe, sus regordetas mejillas color de rosa se alzaban siempre que tuviera que
hablar con alguien, una sonrisa jamás dejaba su rostro con pequeñas arrugas. Realmente
lo ayudaba mucho y respondía cada pregunta que le hacía, en su mayoría relacionada
con los clientes. Muchos jóvenes visitaron la tienda ese día, y Jaejoong trató de darles
su mejor impresión.
El tiempo voló muy rápido, el ex periodista no se dio cuenta de que ya era pasado el
mediodía. Estaba limpiando el estuche del CD de Super Junior cuando alguien le tocó el
hombro.
"¿¿¡¡Jae!!??"
"Metí la pata. De cualquier forma, ¡qué coincidencia! ¡Te ves muy bien!"
Viendo como el joven reaccionó, Yunho decidió no hacer más preguntas. "Jae…Sabes
que siempre estaré aquí para ti, ¿cierto?" eso era lo único que podía decir.
“¡Eriko-baba!”
Jaejoong respondió con una sonora carcajada mientras las orejas de Yunho se tornaron
rojo brillante. “B-B-¡¡Baba!!”
Yunho empujó a la señora de baja estatura lo más lejos posible para que dejara de
avergonzarlo, mientras la señora producía una risa que sonaba algo así como ‘fufufu’.
“¡Solo ignórala, Jae…! Ella está metida en algunos mangas extraños últimamente…”
Los dos jóvenes caminaban uno al lado del otro en esa fría tarde, examinando algunos
cafés al aire libre a lo largo de la comercial calle de Insa hasta que Jaejoong finalmente
escogió un sencillo bar de emparedados. Yunho bromeó con que Jaejoong estaba a dieta
y recibió una ligera patada del chico como respuesta.
"Vamos, dame ese gusto, pide algo consistente." Yunho le revolvió el pelo.
"Será mejor que guardes tu dinero para ti, pareciera que necesitaras entrar a un
programa de adelgazamiento justo ahora."Jaejoong dijo entre dientes.
Pasaron solo 20 minutos disfrutando de su comida antes de que Yunho caminara con
Jaejoong de regreso a la tienda. Eriko los vio venir de lejos, ella se encaramó al
escaparate de cristal y envió significativos guiños a Yunho. El pianista pretendió no
verla.
Yunho se ofreció a llevarlo a casa después que su turno terminara pero el más bajo se
negó, por lo que se separaron y volvieron cada uno a su lugar de trabajo, continuando
con sus interrumpidas labores.
*
*
Yunho llegó a uno de sus lugares de trabajo, el centro de rehabilitación para drogadictos
en una esquina de Seúl. Su sonrisa se hizo más grande al ver a uno de sus antiguos
pacientes, Shim Changmin, estaba durmiendo en la banca frente a su sala de consejería.
El terapeuta sacudió el hombro del chico con suavidad. Los ojos de Changmin se
estremecieron al abrirse. Ambos tipos rieron cuando sus ojos se encontraron.
"Hyung, casi me voy, pensé que no volverías aquí..." Changmin se levantó, bostezando
y frotando sus ojos al mismo tiempo que abrazaba al mayor.
"Pues casi me fui directo a casa, ¿por qué no llamaste primero?" Yunho giró el
picaporte y abrió la puerta. Changmin lo siguió a la sala de consejería.
"Perdí mi celular."
"¿De verdad...?"
"Y no recuerdo ningún número." El pintor se dejó caer en el sofá, no pudiendo ocultar
su cara de enfado.
"Seee, y me preguntaba si..." Changmin hizo una pausa cuando el chirriante sonido de la
silla de Yunho lo distrajo. "Me preguntaba si ¿aquí hay un trabajo que pueda hacer para
vivir? Como...¿quehaceres o limpieza?"
Yunho se inclinó para estar más cerca, curioso. "¿Por qué? Pensé que tenías un puesto
¿en la casa de tu tía?"
"No, para nada Hyung...de lo contrario no vendría aquí en busca de otro trabajo."
Lo siento Yunho, que esté buscando trabajo no tiene nada que ver con la motivación o
algo que se le parezca...
Honestamente no deberías...
"Pero sí...En realidad conozco a alguien que está buscando un empleado.” Yunho sacó
su teléfono celular, revisando los números en su lista de contactos. “Se trata de una
amiga mía, una señora. Es la propietaria de una tienda de música en Insa, dos de sus
trabajadores acaban de casarse y dejaron de trabajar allí, así que está en busca de unos
nuevos. No le importará tu pasado, estoy seguro, la conozco muy bien."
Changmin puso sus manos en las rodillas con una palmada. "Ah, eso suena bien.
¿Puedes darme la dirección?"
"Claro, puedo llevarte allí y presentarte a ella si quieres, y..." Yunho hizo una pausa. Se
veía dudoso.
"¿...y?"
"¿Jaejoong Hyung? No, no hemos hablado de nuevo desde la última vez que nos
encontramos, ¿qué hay con su trabajo?"
"¿Lloró?" El más joven preguntó de repente, sus ojos fijos en la mesa como si estuviera
pensando en algo más.
"¿Llorar? ¿Jaejoong? ¡De ninguna manera!” Yunho agitó su mano, riendo. “No parecía
muy contento, pero no así de deprimido. Es un chico fuerte hasta donde sé."
"¿Estás seguro?" El pintor frunció el entrecejo, todavía sin enfocar su vista en el hombre
frente a él.
Yunho se echó a reír con la razón. "¿Y qué tipo de cara es esa?"
"No sé...Creo que conocí a alguien con esa cara hace mucho tiempo...talvez mi amigo
de la escuela, no recuerdo bien..."
"Bueno...Si también trabajas allí estoy seguro que se pondrá muy feliz. Ustedes chicos
son muy cercanos, ¿no?"
...que no
"Oh ya has hecho demasiado, ¡Hyung! Solo dame la dirección y yo iré allí por mí
mismo ¿está bien?"
*
*
[Continuará...]
Saiai
Aisanakute iikara
Tookude mimamottete
Tsuyogatterundayo
Demo tsunagattetaindayo
Anata ga mada suki dakara
Motto nakebayokatta
Motto waraebayokatta
Bakadana tte itteyo
Kinisuruna tte itteyo
Anata ni tada aitakute
Aisenakute iikara
Kokokara mimamotteru
Tsuyogatterundayo
Demo tsunagattetaindayo
Anata ga mada suki dakara
Aisanakute iikara
Tookude mimamottete
Tsuyogatterundayo
Demo tsunagattetaindayo
Anata ga mada suki dakara
Motto nakebayokatta
Motto waraebayokattanokana
Bakadana tte itteyo
Kinisuruna tte itteyo
Anata ni tada aitakute
Fuiste el único
quien me dio un paraguas
para protegerme de la lluvia en mi corazón
______________________________________________________________________
__________
________________
**EL REENCUENTRO**
Parejas: Jaemin (principal)
Advertencias: Lenguaje, drogas, el más grande de los odios por el autor y el traductor
(por este capítulo)
Clasificación: R (o sea el peor de todos)
Resumen: La gente cambia, la gente olvida. Algunas personas encuentran esto algo más
difícil de superar que otros.
Notas de la Autora: Primero que nada, me gustaría disculparme con Park Yoochun y
Shim Changmin. Dondequiera que estén chicos, los amo demasiado. Y pase lo que pase,
seguiré haciéndolo. *solloza*
Segundo, por favor lean la advertencia y la clasificación de nuevo antes de leer este
capítulo. U_U
CAPÍTULO 5B
"Yongan dijo que tu mamá no preparó tu almuerzo, ¿es verdad?" una de las chicas
preguntó con curiosidad.
"Ella le paga a alguien para que lo haga." Él se apresuró a terminar la suntuosa comida
antes que los otros niños tuvieran la oportunidad de comprobarlo y hacer comentarios al
respecto.
"Entonces es cierto ¿de verdad no eres hijo de tu mamá?" La niña echó sal a la herida.
El chico resopló y se colgó al hombro su mochila de la escuela. Se alejó, dejando al
grupo de niños con más rumores qué esparcir.
Se dirigió al parque detrás del edificio de su escuela. Para alguien de su estatura, trepar
las vallas de su escuela nunca fue un problema. Necesitaba tiempo para estar solo y una
charla tan infantil no era algo que pudiera soportar por mucho tiempo.
Tres años habían pasado desde que se volvió un miembro de la familia Park, incluso
más, de acuerdo a los Park, pero la amnesia, ellos recalcaban, le había impedido
recordarlo. La última conversación infantil solo fue uno de los episodios más
insignificantes en los que lo fastidiaban con sus curiosidades. Changmin siempre podía
ignorarlos, después de todo era mentalmente más maduro que la mayoría de niños de su
edad. Pero a veces, solo a veces, al chico le dolía cómo los niños podían ser tan directos.
Con todo, siempre se recordaba a sí mismo que era un niño feliz y debía estar
agradecido, ya que esos niños ni siquiera tenían la mitad de la suerte que él tenía.
Llegó al silencioso parque y escogió una banca al azar para sentarse. Aspirando el aire
fresco y escudriñando sus alrededores, sacó un cuaderno de dibujo y una caja de
crayolas de su mochila. Suspiró al ver el contenido de su caja de crayolas, el uso
frecuente hizo que la mayoría de los crayones estuvieran demasiado gastados como para
servir. Eligió el rosa, uno de los pocos crayones que aún eran lo suficientemente largos
y se dispuso a dibujar un elefante. Después de un rato el resultado obtenido no le
satisfizo, así que puso sus cosas de pintura en el piso y se tumbó, disfrutando de la brisa
al mismo tiempo que esta le causaba somnolencia. Estaba a punto de sumirse en un
sueño cuando un aroma familiar le hizo cosquillas en la nariz, seguido por gentiles
dedos haciendo surcos por su cabello.
"Sé que estás aquí..." una profunda voz espantó el sueño que estaba a punto de venir.
Changmin sonrió sabiendo quién era el dueño de aquella voz, pero se negó a abrir los
ojos.
"Park Changmin está durmiendo." El chico respondió, tratando con todas sus fuerzas de
no echarse a reír.
"Me pregunto por qué no se despierta." La voz se mantuvo en calma. Changmin sabía
que el chico lo observaba más de cerca ya que el aroma se hacía más intenso. Podía
sentir la mochila de Yoochun chocando contra su pierna.
"Está enojado porque Park Yoochun no vino a la reunión de padres de familia." El chico
fingió hacer un puchero.
"Entonces...¿darte permiso para saltar una clase y unas crayolas nuevas te bajarán la
cólera?"
El chico negó con la cabeza. "¿Qué hay del examen, te fue bien?"
"Hyung..." Changmin pasó su pequeña mano por la cabeza de Yoochun. Para la mayoría
de adultos esto sería considerado un insulto pero Yoochun nunca rechazaba el gesto.
Siempre sonreía y arrugaba la nariz.
"¿Quién? Dímelo, solo yo puedo llamarte así..." Yoochun frunció los labios. Changmin
sonrió y no pudo evitar un roce al provocativo labio inferior.
"Creo que era parte de mi memoria falsa..." Sonrió, una pizca de tristeza llenó sus ojos.
Yoochun bajó al chico y lo sentó en la banca. Tiró de su brazo, haciendo que se sentara
a su lado. "¿Todavía te molesta...?" preguntó.
"¿Pero...?"
"Tú sabes Hyung…Ese Hyung que estuvo una vez en mi memoria...no puedo recordar
su nombre. Alguna vez ¿te dije su nombre?"
Yoochun enarcó las cejas. "¿Su nombre? No nunca, cutie..."
"No lo intentes...¿no es mejor que lo olvides?" Yoochun rodeó con su brazo los
hombros del muchacho y masajeó suavemente
"Hyung..."
"¡Así que me haces llorar a propósito! ¡Tú malvado!" Changmin le dio de puñetazos a
Yoochun una y otra vez, haciendo que el chico riera y lo liberara de su abrazo. Acarició
la cabeza de Changmin.
El muchacho sonrió tímidamente. "Ahora dónde están mis crayolas nuevas." Demandó.
Yoochun abrió su mochila y sacó un bonito estuche de 72 crayolas de colores con una
lujosa cubierta, la cual hizo que los ojos del muchacho se abrieran entusiasmados.
Acarició la lisa superficie de la caja y la examinó desde diferentes ángulos, alzándola
por encima de su cabeza para dejar que la luz del sol destellara en la bonita imagen de la
cubierta.
Yoochun se veía decepcionado. "¿Qué? Pensé que yo era lo más bonito que has tenido
en toda tu vida."
El muchacho se echó a reír. "Eres el vejestorio más bonito que he tenido en toda mi
vida…"
El muchacho se echo a reír de nuevo. A veces no podía creer cómo su vida había
cambiado tan drásticamente, solo porque alguien llamado Park Yoochun apareció de
repente frente a sus ojos. Yoochun era una persona muy especial para él. Era su
salvador, su mundo, su todo. Changmin no podía mencionar algún logro en su vida que
lo hiciera merecedor de alguien como Yoochun. El chico era simplemente…especial.
Podía leer a Changmin instantáneamente como si el muchacho fuera alguien que
hubiera conocido hace mucho tiempo. Siempre sabía lo que el muchacho estaba
pensando, lo que quería, lo que necesitaba. Sabía cómo reconfortarlo, cómo hacerlo
sonreír…sabía qué hacer y qué decir a cada momento.
Años pasaron, y Changmin creció al lado de Yoochun. No podía imaginar una vida sin
el mayor. Sus padres rara vez estaban en casa, eran gente ocupada, movilizándose de un
país a otro y pasando la mayor parte del tiempo fuera de Corea. Cuando volvían,
estaban pendientes de Changmin y llevaban al muchacho a cualquier lugar que quisiera,
se lo demostraban con montones de abrazos, besos y presentes. Cuando se iban de
nuevo Changmin los extrañaba, pero Yoochun siempre estaba allí así que nunca se
sentía solo.
Changmin no se dio cuenta desde cuando poco a poco sus sentimientos cambiaron. La
calma y la sensación de paz que solía sentir cuando el mayor estaba a su
alrededor…bueno aún seguían allí, pero de alguna manera los irregulares latidos de su
corazón se interpusieron. Más tarde se arrepentiría, ya que este fue el más grande error
que cometió en toda su vida.
Este fue el último año de secundaria para Changmin. Se graduó como uno de los
estudiantes con más altas calificaciones, lo que hizo a su hermanastro Yoochun, quien
vino a su ceremonia de graduación como su apoderado, sonreír orgullosamente.
Changmin estaba demasiado feliz como para dormir en la noche, así que se acercó de
puntillas al estudio de Yoochun a observar por una rendija lo que su hermanastro estaba
haciendo.
El mayor estaba ocupado tipeando algo en su portátil mientras cantaba una canción
japonesa que Changmin conocía muy bien. A Yoochun realmente le gustaba mucho el
artista, siempre escuchaba su música cuando estaba solo. Changmin admitió que la voz
del cantante era realmente agradable y relajante, pero podía jurar que la voz de Yoochun
era mucho mejor que la del cantante original.
Changmin entró de mala gana. No quería interrumpir el trabajo del mayor, pero al ver la
vaga y dulce sonrisa dándole la bienvenida, ¿cómo podía dejarlo así?
"¿Por favor...? Esta canción." Changmin pegó sus palmas, suplicando con ojos de
cachorrito.
Yoochun contuvo una sonrisa y empezó a cantar con su profunda, y relajante voz.
Changmin sintió a las mariposas en su estómago revolotear al ser liberadas.
El mayor se detuvo. "Me sentiré como una superestrella si sigues mirándome así."
Changmin le sacó la lengua. "A propósito, Hyung...¿sabes de qué trata esa canción?"
"Mmm...algo, aunque no del todo." Yoochun se encogió de hombros.
"Me da miedo."
"Porque…a veces..." Changmin hizo una pausa. "También lo creo...a veces creo que,
eres demasiado bueno para ser verdad…"
"No, es en serio Hyung…He pensado así desde el comienzo. Siento que eres como un
sueño... tengo miedo de un día despertar con alguien diciéndome que eres solo mi
imaginación...Así como-"
"Nunca estarás demasiado grande para mí. De todas formas..." Yoochun de repente
mordió el hombro de Changmin, haciendo que el chico gritara y volviera la cabeza en lo
que parecía una mirada de protesta.
"¡Hyung!"
"¡Por supuesto!"
La mirada de Changmin se suavizó al oír esa lógica tan pasada de moda. Bajó la mirada,
ocultando sus enrojecidas mejillas. "Hyung...eso es tonto..."
Yoochun restregó su cara contra la nuca de Changmin. El muchacho cerró los ojos,
tratando de calmar la conmoción dentro de su pecho.
Entonces se levantó, haciendo frente a los dulces ojos de Yoochun. Su corazón latió
más rápido al ver los labios entreabiertos del joven. Haciendo acopio de todo su valor,
se acercó y tocó los labios suavemente con los suyos. Rápidamente retrocedió y se sentó
en su anterior asiento, en espera de una respuesta por parte del joven.
El mayor levantó las cejas, tocó sus propios labios y miró al muchacho encogido a su
lado. El beso delicado como pluma fue inesperado pero no reaccionó como el chico,
cuyo rostro asemejaba a un tomate maduro.
"¡Hyung!"
Changmin era demasiado inteligente como para no darse cuenta que Yoochun lo estaba
rechazando. Después del incidente, supo que el mayor estaba guardando su distancia de
él. Disminuyó el contacto físico, no venía más a la habitación de Changmin a menos
que el muchacho se lo pidiera. No besaba la frente del muchacho para desearle buenas
noches, no bañaba al muchacho con su marca registrada, dulces y aduladoras palabras.
Al mismo tiempo, Yoochun empezó a llevar una linda chica a su casa. Su nombre era
Eunjung, y a pesar de que Yoochun la presentó como una amiga, Changmin sabía que
era más que eso. A veces pasaban el día entero juntos en el estudio de Yoochun, y a
Changmin eso no le gustaba. Solo a Changmin le estaba permitido estar allí disfrutando
del hermoso rostro de Yoochun. Lo deprimía mucho que la única persona que tenía en
su vida le fuera arrebatada.
Una noche, no pudo soportarlo más. Fue al estudio de su hermanastro para volcar todo
lo que sentía…
Changmin entró a la habitación, arrastró una silla y se sentó en ella sin mirar al otro
chico. Yoochun, quien estaba escribiendo algo en un papel, dejó el trabajo y se
aproximó al muchacho.
"¿No puedes dormir?" Preguntó, todavía con la voz de siempre llena de preocupación.
"Hyung…¿ahora me odias…?"
El mayor levantó las cejas. "¿Por qué preguntas eso, cutie? ¿Cómo podría odiarte..?"
Yoochun, por lo que el muchacho conocía, era un hombre de compostura. Rara vez
mostraba sus sentimientos. Pero esa vez, ni siquiera pudo ocultar su turbado rostro.
"Cutie…"
"Deja de llamarme así, ya no soy un niño." Changmin mintió. Adoraba cuando el joven
lo llamaba con ese sobrenombre, especialmente con su profunda, suave, y ronca voz. Le
dolía mucho actuar rudo hacia su amado hermanastro. Lágrimas comenzaron a inundar
sus ojos.
Changmin creyó que estaba imaginando cosas cuando vio los ojos de Yoochun
humedecerse. "Oh Changmin…mi Changminnie…"
Su respiración se detuvo cuando Yoochun lo tomó con fuerza en sus brazos y selló sus
labios con un beso. No se resistió para nada cuando su hermanastro presionó su boca
más firmemente y deslizó su lengua, era demasiado tentadora como para ser rechazada
después de todo. No esperaba que los labios de su hermanastro fueran tan deliciosos.
Juró que sus pulmones casi estallaron mientras respondía a tan ardiente beso.
Changmin frunció el ceño, no pudiendo comprender la reacción del joven. "¿¡Por qué!?
¿¡Por qué estás arrepentido, Hyung!?" Casi gritó. "Me gustó…Estoy feliz de que me
hayas besado…"
"¡¡Hyung!!"
Era casi de mañana cuando la esencia de Yoochun llenó su habitación. Siempre pudo
reconocer ese aroma tan bien, pero esta vez se mezclaba misteriosamente con la esencia
de algo más. Changmin pretendió no darse cuenta cuando su hermanastro se subió a la
cama. Todavía con los ojos cerrados, cambió de posición para dormir. Dormía de lado,
aguantando la respiración con anticipación mientras Yoochun lo rodeaba con brazos y
piernas desde atrás, atrapando al chico con su cuerpo.
Changmin quedó sin aliento cuando la fría mano de Yoochun se deslizó bajo su camisa,
acariciando su piel. No pudo hacer como que seguía durmiendo cuando aquellos dedos
empezaron a jugar con sus pezones. Sorprendido, se dio la vuelta para ver el rostro de su
hermano y por primera vez en su vida éste le dio miedo. Incluso en la oscuridad podía
sentir los ojos medio aturdidos de Yoochun clavarse profundamente en él. Estaban
llenos de algo que el muchacho no podía comprender. "Hyung…estás extraño…"
susurró. Empujó a Yoochun para alejarlo pero el mayor sujetó sus muñecas y las
aprisionó sobre su cabeza con una de sus fuertes manos. La mano que estaba libre
levantó la camisa de Changmin, revelando el pecho desnudo del muchacho, causando
que éste jadeara más fuerte. Yoochun sonrió al ver las minúsculas protuberancias
completamente erguidas de su hermano menor y estrelló su boca en una de ellas con
ferocidad. Changmin se retorcía mientras los dientes de su hermanastro se clavaban
contra su carne.
"Saben tan bien, Changminnie…" Yoochun cambió al otro pezón y frotó al que había
abandonado con su dedo. "Saben tan bien…" Su tono de voz era bajo, parecía hablarle a
la piel de Changmin en lugar de a Changmin. El chico se estremeció fuertemente
cuando la lengua del mayor descendió a su ombligo en un ininterrumpido recorrido al
mismo tiempo que sus manos bajaban los pantalones del muchacho. "Mmm...entonces
¿qué tal aquí, algo saldrá?"
"Pero te gusta ¿no…?" La voz de Yoochun era apenas audible a lo que el chico solo
podía gemir.
"No…¡Hyung…! a-ah…"
Changmin gritó tan fuerte cuando el horrible dolor lo apuñaló por detrás. Era demasiado
como para que su cuerpecito pudiera soportarlo, sintió que moría, sintió su cuerpo
desgarrarse.
"Oh Dios, te sientes tan bien…si lo hubiera sabido desde el principio lo habría hecho
antes…incluso desde que llevabas ese estúpido conejito tuyo..."
"¡¡Ya basta!! ¡¡Ya basta!!" Changmin suplicó miserablemente, estrujó la sábana bajo su
cuerpo que estaba mojada por las lágrimas y el sudor. "¡¡Ya basta Hyung!! ¡¡Duele!!
¡¡Ya basta!!" Lloró más fuerte mientras el mayor seguía penetrándolo sin piedad una y
otra vez.
"¿Por qué cutie…? ¿No dijiste que me amabas…? Dijiste que ya no eras un niño…esto
es lo que los adultos hacen..."
El muchacho presionó su rostro contra la almohada, conteniendo los sollozos.
"Hyung…basta…si me amas solo bésame..."
"Tonto, eso es lo que no entiendes, ¿piensas que todo termina en un beso? Todavía hay
más que eso… Esto es más que eso…"
"P-pero…es extraño…"
*
*
No cruzaron palabra después de ese incidente. Le tomó más de una semana al muchacho
recobrarse del dolor, y durante ese tiempo Yoochun jamás lo visitó en su cuarto. Sin
embargo Changmin sabía que el hombre a menudo lo observaba durmiendo por las
noches, en silencio. Pensó que su hermanastro estaba arrepentido de su proceder y no
tenía el coraje para encararlo, por lo que decidió acercarse al mayor sin tener en cuenta
lo que podría ocurrir después.
Entonces ese día, supo las devastadoras noticias. El Sr. y la Sra. Park habían muerto en
un accidente de avión durante su vuelo de regreso a Corea, y nadie le contó a Changmin
sobre esto. Él accidentalmente lo escuchó de una riña de criadas.
Por supuesto estaba destrozado, pero más que eso no podía imaginar cómo Yoochun
afrontaría los últimos acontecimientos. Así que corrió en busca de su hermano.
Encontró al tipo en su habitación, sentado en el piso, apoyado en la cama. Un frasco de
píldoras tirado junto a él. El muchacho se aproximó al mayor y se sentó frenté a él.
"Estoy triste también…y en estos momentos, pienso que nos necesitamos uno al otro…"
Changmin declaró.
El muchacho negó con la cabeza. "No…sé que estabas bebido esa noche. Y creo que lo
comprendo todo ahora…."
"Deberías odiarme."
"No podría, no lo haría…" Sostuvo la mano de su hermano con firmeza. "Te amo
demasiado, Hyung…si…te gustó lo de esa noche…si eso te hace sentir bien, soportaré
el dolor tanto como quieras…"
Yoochun respondió entre risas. "Changminnie, eres tan ingenuo…¿crees que te amo?
Solo quería tu estrecho agujero, estúpido…"
Changmin sintió como si le dieran con una barra de metal en la cabeza. "Hyung…¿qué
quieres decir…?"
"Y ahora que ya no estás tan estrecho, es hora de buscar otro. "
El muchacho se quedó sin habla. Sintió que perdía el control de sus piernas. Lágrimas
caían de sus ojos.
Yoochun sacó un celular de su bolsillo. "Sí. El está aquí. Seee, se lo llevarán tan pronto
como sea posible. " Lo deslizó de vuelta a su bolsillo y se apoyó cómodamente contra la
pared. "Ya sabes, la vida será difícil sin Mamá y Papá. Necesito dinero, y un tipo me
dará una buena cantidad por ti."
Su hermanastro quitó sus manos de encima. "Cree lo que quieras…ellos estarán aquí
pronto." Sacó una botella y un pañuelo del cajón de su mesa.
[Continuará…]
Capítulo 6
Solo habían pasado tres días, y sin embargo se sentía como un año. El muchacho ni
siquiera había asimilado apropiadamente lo que la vida quería de él. Todo había
sucedido en un abrir y cerrar de ojos, solo hace un momento era el hijo de una
acomodada familia, disfrutando de los cálidos brazos de su amado, de platos gourmet, y
al siguiente había terminado en un frío callejón de un lugar desconocido, compitiendo
con los gatos por las sobras.
Y habría sido peor si no hubiera logrado escapar del coche de esas personas.
Su cuerpo rechazó con todas sus fuerzas un poco de arroz apestoso que introdujo a su
boca. Como era de esperar, simplemente no podía. Un dolor masivo torturaba todo su
cuerpo y después de algunas pesadillas y episodios de fiebre se dio cuenta de una cosa:
Había nacido para esto desde el comienzo, esos recuerdos que ellos aseguraban ser
falsos en realidad eran reales. Algunas personas le sacaron la mierda, mientras alguien
lo trató con cariño, con amor y cuidado, llenándolo de hermosas memorias. Pero ahora
él no podía recordar ninguna de ellas, ni siquiera lo suficiente como para ocultar el
doloroso hecho en el que un hombre llamado Park Yoochun había jugado con él todo el
tiempo, haciéndole creer en su amor sincero y devoción, solo para satisfacer sus deseos
y tirarlo como basura después.
Si supiera que estoy teniendo una fiebre así, me abrazaría toda la noche, ¿ verdad?
Dejaría su trabajo para velar por mí, aunque hubiesen sirvientas y enfermeras
particulares que pudieran hacer tal cosa. Me daría de comer avena a la boca, diría que
estoy más cálido que de costumbre para que me sintiera más cómodo al ser abrazado.
Besaría mi mejilla, mi frente, mis manos, sin pausa. Me miraría directo a los ojos, con
esa gentil mirada, esa desfalleciente sonrisa, y me haría sentir la persona más amada
en este mundo. Él nunca me…dejaría pasar por algo como esto...
El muchacho rompió en lágrimas, por tantas veces ya. Sintió a su pecho contraerse, se le
hacía demasiado difícil respirar. Yoochun definitivamente fue un sueño, y debió haberlo
sabido desde el principio.
Encontró una y subió por ella con las pocas fuerzas que le quedaban en su malnutrido
cuerpo y finalmente llegó al cuarto piso, lo más alto del edificio desde donde se podía
ver la puesta de sol de brillante color naranja a lo lejos.
Lágrimas cayeron de sus ojos, manchando sus ya sucios zapatos. Se dio cuenta que los
zapatos bonitos nunca fueron para él después de todo. Dio un paso adelante, observando
los coches que pasaban por debajo. Solo un paso más, y todo habría terminado.
Él fue solo un sueño…Y fue tan hermoso...Talvez así pueda soñar de nuevo...
"¿Vas a saltar?"
Una voz le sobresaltó. Se dio la vuelta para encontrar a un chico de más o menos su
edad, talvez uno o dos años mayor, observándolo atentamente con las manos ocultas en
los bolsillos de sus pantalones vaqueros. Los mechones de su flequillo estaban cortados
estratégicamente mitad cubriendo y mitad revelando su frente, haciéndolo parecer más
temible de lo que debiera, porque a decir verdad tenía la piel tersa del color de la leche,
y sus ropas definitivamente no eran de las que un chico temible llevaría. Ni siquiera se
veían baratas. En términos simples, el chico parecía reservado.
"Te hice una pregunta, deja de mirarme con la boca abierta. ¿Eres un cabeza hueca o
qué?" El muchacho lo interrogó toscamente. Demasiado cansado como para discutir,
Changmin lo ignoró y estaba a punto de seguir con su plan cuando el chico tiró de la
tela de su camisa con fuerza, haciéndolo caer de espaldas. Su cabeza casi choca contra
el duro cemento, y habría muerto desangrado si eso hubiera sucedido.
"¿¡Por qué lo haría!?" Changmin se defendió, pero el chico le dio un manotazo con toda
su fuerza en la cara.
*
*
"¿Tu nuevo perro?" uno de ellos preguntó entre sorbos a su lata de cerveza.
La multitud abucheó. Uno de ellos comentó "Típico." Un tipo tiró una lata vacía con
dirección a Changmin, pero el extraño chico la atrapó y lo atravesó con la mirada.
Uno de ellos intervino "¿Estás seguro? Se ve demasiado puro." Exhaló el humo por la
boca.
En un rápido movimiento el líder cogió un poco de lodo del suelo y lo lanzó directo a la
cara de Changmin. Changmin se sacudió violentamente y tosió, limpiando su rostro con
pánico.
"Hyukjae, dame eso." El chico señaló una bolsa plástica tirada cerca a los pies del
susodicho.
Hyukjae se burló. "Dios, Ricky Ricón. Qué desperdicio." Abrió un nuevo paquete de
jeringas y sacó un nuevo frasco. Changmin sabía lo que esos tipos de aspecto
sospechoso trataban de hacer, y él estuvo a punto de escapar aterrado cuando dos de los
tipos lo cogieron por los brazos
Changmin tembló más fuerte. Un tipo pegó su cuerpo contra el suyo inmovilizándolo
mientras el otro se apoderó de su brazo, dejando a su líder tirar de su muñeca. Todo
sucedió muy rápido, Changmin ni siquiera tuvo oportunidad de gritar cuando le
inyectaron el contenido de la jeringa.
El pobre muchacho gemía al mismo tiempo que lo tiraban al suelo. A los pocos minutos
solo podía llorar de rabia y humillación, pero lo que sucedió después iba más allá de su
imaginación. Toda la angustia, el temor, el pesar, el rencor, y todo lo demás que había
estado carcomiendo su pecho los últimos días desapareció instantáneamente como
humo. Su cuerpo se sentía ligero, su mente fue liberada, como si estuviera rodeado por
agradables, y amorosos hermanos en lugar de monstruos psicópatas. El ambiente olía a
lavanda, sentía que flotaba.
Se sentía tan bien, se sentía eufórico.
Satisfecho con la reacción de Changmin, el chico dio golpecitos con su dedo en la nariz
de éste.
Jaejoong se quedó atónito y con la boca abierta por breves segundos antes de reírse de
manera forzada cuando Eriko le presentó al nuevo trabajador. Ajena a su estado medio
inconsciente, la señora de mediana edad daba saltitos de aquí para allá y de nuevo
hablaba sin parar acerca de cuán afortunada era al tener una versión adaptada de un
modelo de pasarela europea trabajando en su pequeña, y ahora maldita de acuerdo a
Jaejoong, tienda de música. Inversamente al miserable episodio quedándose sin habla
del ex periodista, la mencionada versión adaptada de modelo se limitó a asentir
cortésmente y manifestó que el más bajo era un conocido suyo.
Y solo un día antes Jaejoong pensó que finalmente había encontrado un poco de paz
para ordenar su mente, en un intento por recuperar al anteriormente calmado y sereno
Kim Jaejoong.
Al final Jaejoong no pudo seguir con la extraña atmósfera, y así se abrió camino con
dirección al otro sujeto justo cuando Eriko no estaba a la vista.
"¿¡Qué estás haciendo aquí!?" exigió en tono de reclamo, una mano en su cintura como
si fuera una colegiala descerebrada en una película americana para adolescentes.
Changmin, quien estaba escribiendo algo en un pedazo de papel en ese momento, le
echó un vistazo con indiferencia. Sorprendentemente fue más duro de lo imaginado
mantener su visión alejada de esos entreabiertos y agrietados labios.
Jaejoong estaba a punto de replicar pero el pintor continuó, "Y vamos a dejarlo claro.
No vine aquí para meterme contigo. Necesito un trabajo, Yunho me ofreció este, eso es
todo. No hablaré contigo a menos que sea necesario, así que puedes hacer tu trabajo en
paz."
"Oh..." El mayor apretó los labios con fuerza, tratando de negar que en realidad se
sentía incómodo. "Entonces está bien."
En efecto el pintor fue fiel a su palabra. Durante todo el día solo habló con Jaejoong dos
veces: la primera cuando le preguntó la ubicación del DVD de Perfume, la segunda
cuando le preguntó si quedaba algún CD de ss501 sin vender. Cuando su turno terminó
se despidió de Minho alegremente pero ni siquiera se molestó en mirar con dirección a
Jaejoong.
Lo creas o no, esto frustró al ex-periodista incluso más de lo que imaginaba. Reflexionó
todo el camino a casa, meditando 'qué hay de malo en mi' como tema principal.
Al día siguiente Changmin solo lo saludó con un simple "Hey Hyung" y Jaejoong forzó
su boca a tensarse simulando una sonrisa como respuesta. Evitando el escrutinio por
parte del mayor hacia él, Changmin corrió al lado de Minho en caja e hizo bromas con
él como buenos amigos.
Jaejoong solo podía fruncir el ceño cuando ellos platicaban uno al otro muy alegremente
como si él no estuviera allí. A sus ojos, el pequeño Minho parecía como un admirador
lanzándose sobre Changmin quien llevaba una camiseta de manga corta, exponiendo sus
tonificados músculos. El mayor se desplazó unos cuantos pasos más cerca a fin de
escuchar más de su conversación. No le hacía ninguna gracia esa evidente fascinación
en la cara del muchacho o su tono de porrista.
"¡Uwaaaah Hyung! Tus brazos están increíbles, ¿estás entrenándote?" Delineó la curva
de los bíceps de Changmin. Los ojos de Jaejoong se abrieron bruscamente, una
maldición fue casi proferida. Aún así el muchacho de redondeados ojos ni siquiera lo
oyó para resguardarse de ser pulverizado por la mortal mirada, entonces continuó,
"También quiero entrenar, ¡deberíamos ir al gimnasio juntos de vez en cuando!"
"No entrenes Min-ah, es mejor que te quedes delgado y lindo así como estás..."
Changmin añadió, frotándose la barbilla y examinando a Minho de la cabeza a los pies.
Jaejoong se convenció a sí mismo que no había razón para arrancar la reluciente cara de
Minho en ese momento, ninguna razón siquiera para desearlo.
Minho entonces juntó sus manos y sonrió tan radiante, que la palabra 'marica' a muy
bajo volumen casi salió de la boca de Jaejoong. "Por cierto Hyung, cuando te ríes tus
ojos se hacen asimétricos, ¡eso es extraño y lindo al mismo tiempo!" Minho apoyó la
barbilla en la palma de su mano, todavía con cara de adoración. Changmin respondió
empujando la mejilla del muchacho gentilmente con su dedo índice, haciendo que el
chico soltara una risita tímida. Así el corazón de Jaejoong se rasgó en pedazos
contemplando la vista. Mordió su lápiz tan fuerte que se quebró, haciendo que las
astillas de madera cortaran sus labios. Gimió y dejó caer el lápiz, sorprendiendo a la
melosa pareja.
Changmin suspiró al ver sangre en los labios de Jaejoong a pesar de que el joven la
había lamido para hacerla menos evidente. El corazón de Jaejoong latía más rápido,
anticipando lo que el chico estaba a punto de decir. Pero entonces Changmin lo dejó así
como así sin decir palabra, con dirección al estante para ordenar los CDs en filas.
Esto volvía loco a Jaejoong. En serio, creía que el drogadicto tenía algunos interruptores
de personalidad por todo el cuerpo. El interruptor llamado 'mimado, bebé necesitado'
para Yunho, 'amante gritón' para Junsu, 'Hyung meloso' para Minho, y 'Bastardo
molesto' para Jaejoong. Por desgracia el último ya había sido apagado, 'Extraño' era un
nuevo interruptor que estaba en pleno funcionamiento. Y Jaejoong trató de convencerse
a sí mismo que el nuevo interruptor era lo mejor para todos.
Jaejoong llegó a su apartamento por la noche, cerró la puerta de un golpe y se dejó caer
en el sofá, contemplando.
.
Esto es lo que quiero, ¿no es verdad? ¿No está bien que deje de tratarme como a su
juguete? ¿Qué hay de malo en mí?
Después de un rato, posó sus ojos sobre las cosas tiradas en una esquina de su sala. Eran
la pintura y el teléfono celular de Changmin, los cuales no había tenido el coraje de
tocar desde el incidente. Cómo podía tocarlos, si ni siquiera podía mirarlos sin recordar
ese embarazoso momento, cuando la lujuria por alguien a quien decía odiar fue más
fuerte. Además le molestaba mucho que Changmin no recordara nada acerca de ese
momento. Para empeorar las cosas, más tarde no podía creer lo que estaba viendo, ese
odiado alguien se comportaba agradable con otro tipo. Tenía ganas de cavar su propia
tumba y enterrarse allí.
¿Sabes cómo se refieren las chicas a alguien como yo? UNA GOLFA. Con mayúsculas.
Por suerte Jaejoong tenía muchos tipos de cargadores, resultado de cambiar teléfono
celular con frecuencia. Olvidó sentirse avergonzado cuando ya agachado en la esquina,
enchufaba varios cargadores uno por uno a la fuente de energía. Su corazón dio un salto
cuando finalmente encontró uno que le iba bien al teléfono de Changmin.
Esperó por pocos minutos e intentó encenderlo presionando el botón de ON. Su corazón
aumentó el ritmo de sus latidos cuando la pantalla mostró un saludo de bienvenida.
Aún necesitaba más tiempo para preparar su corazón antes de ver la foto del beso, así
que lo primero que revisó fue la bandeja de entrada. Lástima que solo pocos mensajes
quedaban allí. Junsu Trasero de Pato y Mi Yunho Hyung fueron los únicos cuyos
mensajes quedaron sin ser eliminados. Esto golpeó a Jaejoong.
¿Por qué lo olvido? De cualquier modo tiene un novio...¿Por qué debería estar celoso
de Minho?...
…
¿¿Dije celoso??
Jaejoong sacudió su cabeza violentamente y se precipitó a la cocina por un vaso de
agua. Después de terminarlo a grandes sorbos, volvió a la esquina y tocó el teléfono de
nuevo. Y éste seguía sin explotar. Suspiró de alivio.
De todos modos revisó los mensajes, y el último, como esperaba, era de Junsu.
-También te odio.-
Entonces revisó la bandeja de mensajes enviados, curioso de qué tipo de cosa habría
tipeado Changmin para su novio.
Jaejoong solo podía aspirar hondo, no pudiendo negar el dolor. Podía sentir un fuerte
vínculo entre los dos chicos, y ¿quién era él para interferir con eso? Pero entonces,
Changmin podía comportarse amablemente con Junsu, Yunho, incluso Minho a quien
apenas conocía. Tenía que admitirlo, le molestaba ser el único tratado de esa forma. Se
preguntaba, si tan solo ese día no hubiera atrapado a Changmin en medio de su
silenciosa fiesta, talvez…solo talvez, Changmin no lo hubiera etiquetado
automáticamente como a un enemigo.
¿Él? ¿Quién?
-Bueno te dejo por ahora. Voy a ver a mi tía. Di 'Hwaiting' para mí.-
-Veo a un inseguro Jung Yunho-
-Pero es tan bonito que me hace hiperventilar cada vez que está cerca…XD si no haces
algo pronto lo raptaré para mí.
-Cómprame hamburguesas o te casaré con Jaejoong Hyung-
Jaejoong sintió su cara derretirse, sus globos oculares parecían querer salirse de sus
cuencas cayendo hasta sus miembros que parecían haberse 'gelatinizado'. Sintió
escuchar canciones infantiles y villancicos navideños.
La última, por supuesto, era la foto del beso. Su mundo dio un giro completo, por poco
deja caer el celular contra el piso. Este fue el incidente que empezó con todos sus
problemas. Sin embargo no se precipitó a la cocina por un vaso de agua esta vez,
temeroso de poder estallar el cristal contra su cara en lugar de solo salpicar el agua.
Examinó a los dos chicos en la foto de cerca, sus expresiones y sus rasgos faciales. En
la imagen Changmin estaba cerrando sus ojos, una de sus manos tenía sujeto a Jaejoong
por el cuello y su boca superpuesta bellamente con la de Jaejoong. Los morenos
cabellos ocultando la mitad de su frente rozando los rubios de Jaejoong, un brillo de
sudor relucía sobre su bien formada línea de la mandíbula, sus labios estaban rojos
como sangre, su nariz era perfecta, su cuello era esbelto y tentador.
"¡¡¡MIERDA!!!"
Estoy loco. Me he vuelto loco. Necesito que Yunho me mande a un asilo para enfermos
mentales.
La tercera imagen era de Changmin y Yunho sentados lado a lado, fotografiados por
alguien más
La cuarta imagen era Junsu de nuevo, mordiendo un pan. Jaejoong rápidamente la saltó.
La quinta imagen era un conejito, en una tienda de mascotas lo más probable. Jaejoong
suspiró y dejó el teléfono sin remedio en el piso. Prosiguió con la pintura, dándose
cuenta que no había tenido oportunidad de examinarla más de cerca. La observó desde
varios enfoques.
Honestamente ese tipo de pintura era inesperado viniendo del drogadicto. Inclusive si el
joven realmente tenía la habilidad, Jaejoong supuso que sus trazos serían sobre asuntos
maduros como más reales o talvez esos de temas oscuros. Pero entonces esto podría
explicar un poco su lado infantil.
Jaejoong debía admitir que se sentía un poco culpable por quitarle a Changmin sus
preciadas pertenencias mientras para él el teléfono y la pintura no tenían ninguna
importancia.
El único modo era pedirle a Junsu ayuda, pero por supuesto sería muy difícil para él
llamar al tipo. Sedujo a su novio a sus espaldas por Dios santo.
-Solo dime que fue un error, dime que sigo siendo tuyo y lo olvidaré todo...-
Espera.
¿¿Amor??
Dos semanas pasaron desde que trabajaban en la tienda de música, y Changmin seguía
ignorando al ex periodista. Por el contrario la melosa relación con Minho se había
afianzado, su recientemente descubierto amigo. Reían y charlaban y almorzaban juntos
casi en todas las horas de descanso. A veces Jaejoong se preguntaba si Changmin habría
invitado al cajero a su casa...O lo habría besado como a él. Cada vez que pensaba en
eso, terminaba mordiendo lápices.
Al final Jaejoong no pudo más, cayendo en la cuenta, esa actividad era mala para su
salud. Se salió de control un día cuando Changmin respondió a su pregunta acerca de
algunos artículos 'x' con un simple 'ah'.
"¿Tratándote cómo?"
"¡No te hagas el tonto! ¡Sé que estás ignorándome a propósito!" Jaejoong sabía que
actuaba como una ama de casa desesperada pero no le importaba.
"No estoy ignorándote." Changmin continuó con su trabajo escribiendo. "Querías que
dejara de molestarte, ¿no? Ahora que lo he dejado, de verdad. ¿Por qué no estás
satisfecho?"
Jaejoong sintió como si se depilara las cejas una por una. "Yo…yo…"
¿¿¡¡Yo qué!!??
Bueno, no podía hacer nada sin ser etiquetado como un destructor de hogares.
Changmin era el hombre en la relación.
"Jaejoong querido, pon esto. Está demasiado tranquilo por aquí." Eriko le pasó un CD-R
impreso en rojo que quemó. A continuación dejó el lugar después de despedirse de los
muchachos, Jaejoong hizo como le dijo a pesar de que odiaba el hecho de aproximarse
siquiera al reproductor de CDs que estaba bajo la mesa del cajero, cerca a Minho y
Changmin los cuales estaban sentados uno al lado del otro.
"¿La compilación de Eriko?" Minho preguntó. Jaejoong sabía que sería infantil pero
pretendió no oírlo.
Una melodía de piano se escuchó. Jaejoong instantáneamente se enamoró de la canción
justo cuando una profunda, dulce voz que él reconoció comenzó a interpretar la letra
japonesa. Su habilidad de lenguaje era limitada pero de algún modo podía captar aunque
sea una poco el significado:
"¡Oye! ¡Me gusta esa canción!" Jaejoong protestó. "¡Era una buena canción!"
"Ésta es mejor." El chico de gran estatura le ofreció Gee de SNSD como reeemplazo.
Changmin presionó el botón de stop otra vez, hizo salir el CD e insertó Gee. "Este tiene
un significado más profundo."
"Salta ésa por favor..." El menor preguntó más suplicante pero los latidos desde el
interior del pecho de Jaejoong provenientes de la mezcla entre el nerviosismo y el
resentimiento no le permitían escucharlo siquiera.
"Si no te gusta usa orejeras." Jaejoong insistió. Estaba a punto de poner la canción de
nuevo cuando Minho quitó el CD.
"No hay necesidad de pelear por una canción Hyungs, caray..." insertó otro CD. "Aquí,
prueben la compilación de Minho, garantizando ser apta para todas las edades."
"Whoa, Min-ah. Ahora eso es lo que yo llamo buen gusto." Changmin aplaudió.
Qué mal, esto hizo que Jaejoong perdiera la fuerza para guardarse las palabrotas en su
mente las cuales había querido expresar desde hace 2 semanas atrás.
"¡¡PERRA ASQUEROSA!!"
El pobre muchacho se quedó pálido y sin habla pero Jaejoong rápidamente cubrió la
situación, "...el rap debería seguir así ¿¿¡¡nooo!!?? ¡Sería más cool tener a Yoobin y a
Sohee puteándose en el rap! ¡Ja-ja!"
"Oh..." Minho se reía mientras masajeaba su pecho. "Me asustaste, ¡Hyung! ¡Pensé que
me insultabas!"
Jaejoong combatió la reacción con una carcajada más fuerte. "Omo, ¡¡tú niño tonto!!"
"De todos modos Changmin Hyung, después de esto vamos a comer algo primero,
¿verdad? Estoy hambriento." Minho se aferró a las mangas de Changmin, sus ojos de
cachorrito hicieron a Jaejoong querer vomitar. Decidió alejarse lo más posible de los
dongsaengs, tomando un trapeador para reanudar su tarea de limpieza
Changmin esperó hasta que el muchacho hubiera dado unos pasos más antes de
aproximarse a Jaejoong y se detuvo junto a él. Mirando fijamente al más bajo sin decir
nada.
"¿¡Qué!?"
"Sabía que eras del tipo celoso." Le dio una palmada al trasero de Jaejoong y se marchó
como si nada hubiera pasado, dejando al mayor boquiabierto con su trapeador cayendo
irremediablemente al piso.
[Continuará…]
Autora: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/2845.html
Capítulo7A
Changmin se quejó, odiaba cuando el jefe lo atrapaba rememorando algo del pasado.
“Simplemente hazlo ya, dónde está mi trabajo.” Se frotó los ojos con el brazo, borrando
el rastro de lágrimas para evitar que su jefe se burlara incluso más de él. No más
acobardado, únicamente su claro resentimiento y enojo siendo demostrados.
“Wow, cálmate…¿necesitas inhalarlo tan pronto?” Hyungnim, quien obviamente no
tenía la edad legal como para beber, tomó un sorbo de su lata de cerveza y eructó antes
de apoyar su espalda contra el enorme muro de ladrillos y desnudando a Changmin con
la mirada, subestimando al chico que había crecido acostumbrándose a eso. “Los
hombres no lloran, imbécil.”
“Decirlo no basta.”
“Entonces será mejor que regreses con Hyukjae, le informaré que necesitas un polvo o
dos. Te garantizo que te bastará…oh espera. O puede ser que llores suplicando por más-
”
“Jódete.”
Hyungnim se burló y encaminó sus pies con dirección a Changmin, amenazando con
patearlo. “Omo, ¿dónde está ese niño bonito balbuceando ‘Yoochun-hyung no me hagas
esto’ en su siesta de la tarde?”
“¡Te dije que no mencionaras su nombre!” Changmin se levantó y cogió al mayor por el
cuello, azotándolo con fuerza al muro. Sin siquiera un gesto, Hyungnim tiró su
derramada lata de cerveza a un lado y de la nuca de Changmin un mechón de cabello.
Sus ojos se entrecerraron al mismo tiempo que reducía la distancia entre ellos.
"No llores. Ríete de las desgracias, diviértete con la vida de otras personas."
Frotándose los ojos por una última vez, el más joven se levantó y se metió la bolsa de
plástico al bolsillo.
“Tienes dinero, tienes comida, tienes status, tienes diferentes agujeros que probar cada
día sin tener a tus padres metiendo las narices.” Hyukjae razonó. Y honestamente
Changmin había estado demasiado acostumbrado a la escena de su compañero de cuarto
batallando inapropiadamente y cabalgando sobre desnudos muchachos en la cama que
supuestamente era para dormir, tan bien que incluso podía comer Jajangmyeon al
mismo tiempo que escuchaba los gemidos de Hyukjae y las súplicas de quien sea ‘oh
Hyung más adentro más fuerte’. En un primer momento estaba ciertamente asustado,
pálido, ido, y otras manifestaciones del trauma que tú podrías nombrar el resto, antes de
terminar encontrándose a sí mismo desnudo en la cama con un igualmente desnudo
colega subordinado llamado Donghae, después de la última fiesta que tuvieron con
algunas píldoras robadas del velador de Hyukjae. (En la cual Hyukjae vociferó
furiosamente, “¡¡Te robaste a mi chico y mi X!! ¡No hay cama para ti esta noche! Y tú,
te vas a arrepentir de esto Dong-pez, te voy a follar hasta que te desgarres y sangres y
estés tan débil hasta para limpiar tu propia leche después” – Y Donghae solo sonrió
satisfecho y alegremente, “Estaré esperando por eso”).
Gradualmente, el sexo se volvió algo tan natural para él que incluso no podía verlo
como algo más que la fricción de dos cuerpos (bonus extra algunas sustancias viscosas
muy convenientes). A veces las chicas o chicos a los que llevaba drogas de repente lo
arrastraban a una esquina y de buena gana le ofrecían (o requerían) sus servicios, los
cuales raramente rechazaba. Se siente bien de todos modos, pensaba. Sentía que
desfogaba su furia y desesperación así también como una venganza hacia la memoria de
Yoochun abusando de él, por lo que terminó haciéndolo brutal y sin piedad, lo cual
sorprendentemente hacía a esos chicos volverse adictos y pedir por más. La última vez
un colega subordinado llamado Taemin le dio una mamada ferozmente, Hyukjae lanzó
unos alaridos sobre lo afortunado que era ya que todo gay no-frígido quería metérsela a
Lee Taemin, pero Changmin solo se encogió de hombros y bostezó. El sexo nunca le
interesó demasiado fuera de esos pocos minutos antes de llegar al orgasmo.
"No tiene sentido, cómo todos se inclinan ante él como perros fieles, solo es un
chiquillo insignificante como la mayoría de nosotros." Changmin echaba humo un día, y
obtuvo risitas disimuladas de Donghae como respuesta.
"¿Sabes qué es lo más gracioso? Sólo está en la secundaria. Y tiene algo de prestigio."
“No te hará daño siempre y cuando te sometas a él. ¿Por qué se te hace tan difícil? Es
por tu propio bien.”
"¡¡Oye!! Tanto tiempo sin verte. Te ves genial." Él actuó como si fueran conocidos. La
chica al instante captó lo que el chico pretendía hacer y asintió nerviosamente. "G-
gracias...Te ves genial también."
Changmin decidió no intimar con la chica por más tiempo, mucho menos divertirse con
ella, y terminó la reunión antes que todo se pusiera feo. La transacción empezó tan
pronto como encontraron un lugar tranquilo, y afortunadamente la chica le dio más
dinero del que le había pedido, así que un largo y agotador regateo no fue necesario.
Sin embargo, la diversión de ese día recién comenzaba cuando pasó por cierto parque
camino a casa y presenció el drástico cambio de apariencia en una conocida silueta de
uniforme escolar.
Era su jefe.
Changmin estuvo a punto de caer sobre su trasero cuando oyó a su jefe responder a la
nerviosa muchacha de forma caballerosa como nunca hubiera pensado de alguien como
él, “Ah…qué bien por ti." Su voz era suave, su mirada fraternal.
“Taeyeon..."
La muchacha vaciló. “¿P-podrías besarme? Y prometo que esta será la última vez que
me veas…”
La mandíbula del subordinado cayó y volvió a subir viendo al tantas veces llamado
‘despiadado jefe’ rodear con su brazo el hombro de la chica, atraerla gentilmente hacia
sí y dejar un suave beso sobre su mejilla. Changmin se mecía adelante y atrás, una mano
en su rostro luchando contra sus carcajadas que amenazaban con echar a perder la dulce
atmósfera. Había pasado un tiempo antes de encontrarse con algo tan divertido. Incluso
el sexo con Kyuhyun no era tan entretenido.
“Oppa…te amo tanto…” la muchacha dijo entre lágrimas, ocultando su rostro más
profundo en el pecho de Hyungnim.
Changmin siguió espiando la escena con una sonrisa de oreja a oreja hasta que la
muchacha se fue corriendo, dejando solo a Hyungnim en el silencioso parque, agitando
su cabello y suspirando antes de darse la vuelta para encontrarse con el calmado rostro
de Changmin. Una mirada de sorpresa cruzó brevemente por su rostro antes de
reemplazarla con una estoica- o eso era, antes que el descarado subalterno exhibiera una
desagradable y fruncida cara, ceño fruncido y labios fruncidos.
Hyungnim apretó los dientes y pasó por delante del chico. “Cierra la maldita boca
imbécil.”
“Estoy solo tú sabes…” Changmin ronroneó, masticando la crujiente papa que parecía
provenir del cielo.
“¿Y por qué se supone que debe interesarme? Solo lárgate, a donde sea, ‘vuela’, tírate a
alguien, ¡¡DÉJAME EN PAZ!!”
“Me sorprende que no estés cometiendo ningún abuso físico para ahuyentarme.”
“Si tanto lo deseas te lo daré después, justo ahora no estoy como para ensuciarme las
manos con tus gérmenes.”
“Así que, volviendo a la chica.” Changmin robó más frituras. Hyungnim se quejó.
Changmin formó una ‘o’ con sus labios, pensando que contrario a su temple, su jefe
debía ser alguien con un excelente autocontrol. Estaba a punto de preguntar algo cuando
un mesero vino trayendo chocolate. Lo sorbió felizmente y se inclinó hacia su jefe,
“Pagarás por esto, ¿correcto?.” Hyungnim azotó su frente contra la dura superficie de la
mesa, murmurando maldiciones.
“Por cierto nunca supe por qué estás haciendo todas esas cosas…ellos dijeron que no
tienes problemas de dinero.”
Hyungnim tiró algunos billetes, que valían más que un plato de papas a la francesa y
una taza de chocolate. Soltó un bufido y se fue. Pero por supuesto, Changmin no estaba
dispuesto a perderse toda la diversión.
“¿Saben los otros lo dulce que puedes ser? Besando a una chica con el corazón
destrozado para mitigar el dolor del rechazo.”
La carnada fue suficiente como para que su jefe se diera la vuelta, incapaz de ocultar su
terrible mirada. “Oh, ellos no lo saben.” Changmin declaró, haciendo más grande su
sonrisa.
“¿A dónde irás después de esto?” Haciendo caso omiso de la amenaza, Changmin se
atrevió a caminar lado a lado con su jefe. Incluso deliberadamente tomó parte cuando su
jefe paró un taxi y de un paso entró en él.
Después de casi una hora de silencio en el carro, llegaron frente a un gran portal de
color blanco con finos tallados decorando la superficie. Los ojos de Changmin se
abrieron completamente al ver el enorme portal y las estatuas de imponentes ángeles a
cada lado.
Antes de que se las arreglara para hacer más comentarios, el portal se abrió, haciéndole
retroceder de sorpresa. Un hombre de traje negro los saludó con una brillante limosina
de color negro a su lado. Le informó algo acerca del conductor quien estaba esperando
por su joven amo mientras dicho amo prefería tomar un taxi.
Hyungnim no hizo caso a ninguno de esos reclamos. Pasó al coche, de mal humor.
Changmin lo siguió desvergonzadamente no sin antes gimotear, “Hyungnim, no me
dejeees~~~”
En pocos minutos (los cuales Changmin pasó traspasando el cristal de la ventanas con
una mirada llena de asombro) llegaron frente a una gigantesca casa de estilo Europeo
(Changmin murmuró de nuevo, “¡Solo he visto este tipo de casa en el libro de texto
Historia del mundo!") Una doncella abrió la gran puerta, sonriendo jovialmente a los
muchachos. “Rara vez trae a un amigo de fuera, joven amo.”
“¿Algo que pueda preparar para la comida? ¿O tal vez un baño tibio?” ofreció la
doncella.
“Oh.” Changmin hizo una pausa. Algo del otro lado de su cerebro pareció advertirle.
¿Por qué sentía como si esta no fuera la primera vez que trataba con alguien cuyo
hermano estaba muerto? “Debes estar solo.” Comentó espontáneamente.
“Por supuesto.”
“Sí.”
“A mí también.”
Hyungnim se dio la vuelta para mirarlo, frunciendo el ceño ante la información sin
sentido. Estaba a punto de decir algo insultante, pero terminó suspirando y
encogiéndose de hombros. “…Puedes tomar mis cosas entonces.” Se detuvo frente a
cierta puerta, la abrió y entró. Changmin irrumpió de inmediato a fin de expresar su
fascinación hacia cada aspecto de la lujosa habitación, ignorando a su jefe quien aún
estaba sosteniendo la perilla de la puerta y hacía parecer como si hubiera abierto la
puerta para él.
“Así queee…tomando en cuenta tu reacción, esa chica no era solo una chica.”
Changmin dejó de saltar por encima de la cama ortopédica pero no hizo ningún esfuerzo
por levantarse. “Déjame adivinar, en realidad la amabas pero…”
Hyungnim se quejó, pero finalmente respondió “Mi hermano la amaba. Como un loco.
Ella no lo sabe.”
“…Oh.”
“Escucha, deberías estar agradeciendo que esté un poco dolido justo ahora, pero no
esperes que siga así con respecto a tu insolencia mañana. No me importa romper
algunos huesos, ¿comprendes?”
Changmin sonrió. “Lo comprendo, Hyungnim.” Continuó paseando la vista por sus
alrededores y posó su mirada en algunos utensilios de pintura alineados prolijamente en
la esquina de la habitación.
“¿Qué tal si te las llevas y te vas?" Hyungnim ofreció, su voz rebosando sarcasmo.
“¿Qué tal si dibujamos algo juntos?”
“Mejor vete al infierno.” El jefe tiró su bolso del colegio al piso. "¿Qué tal si las usas
como te plazca y mantienes la boca cerrada mientras yo hago lo que tengo que hacer?“
Rebuscó el contenido de su bolso y sacó un libro y una cartuchera.
"¿Hyungnim?"
"Qué."
"¿Hyungnim?"
"¿¡Qué de nuevo!?"
El pobre escolar estampó su frente contra la mesa, apresando entre sus manos el libro, al
que estaba arrugando. "Deja que me concentre, ¡¡tengo tarea que hacer!!" admitió sin
reparos mientras su imagen de delincuente se hacía pedazos.
De nuevo, algo golpeó la mente de Changmin. Como un Deja-vu, sintió que alguien
también lo había regañado una vez por el tema de los deberes y este definitivamente no
era Yoochun.
El silencio volvió.
"¿Hyungnim?"
Esta vez Hyungnim lo ignoró, por lo que Changmin se acercó de puntillas a él y le dio
un golpe en el hombro, causando que el mayor volteara furiosamente y explotara,
"¡¡¡MALDITA SEA TE MATARÉ!!!"
"No puedo abrir la tapa." Changmin inocentemente le mostró a su jefe el tubo de pintura
azul con pintura seca cubriendo la base de la tapa. Para su alegría, Hyungnim le arrebató
el tubo toscamente y giró la tapa en un airado movimiento, resopló y la puso de vuelta
en la mano de Changmin. "¡¡AHÍ LO TIENES!!" espetó.
Ahora sin más problemas a la vista, Changmin comenzó a practicar su viejo pasatiempo,
deslizando colores sobre la blanca superficie mientras tarareaba una alegre melodía.
Sorprendentemente Hyungnim no comentó nada acerca de su interpretación.
Probablemente mi voz no está tan mal. Changmin pensó. Lo que el pequeño no sabía,
era que de hecho el jefe estaba tirando de su pelo en diferentes direcciones al azar.
"Imbécil…abre el cajón que está a tu lado.” Hyungnim finalmente habló después que
Changmin terminara un coro o dos. Changmin hizo como le dijo. Encontró algunas
diminutas píldoras dentro de un frasco de cristal. “Prueba eso.” Hyungnim ofreció.
“¿Qué es?”
“Te hace ver cosas. Algunas personas dicen que solo te mostrará viajes sin sentido, pero
algunos dicen que puedes ver el resumen de tu vida de una vez y hacer que tus
recuerdos más profundos salgan a la superficie, probablemente de una forma
distorsionada.” Hyungnim se echó a reír viendo los ojos de su subordinado hacerse más
grandes. “¿…Repican las campanas?” se inclinó hacia adelante y observó la desafiante
mirada. Nunca supo mucho acerca de la vida de Changmin, no es que le preocupara,
pero sabía que el chico tenía problemas con dos palabras: ‘memoria’ y ‘Yoochun’. Sin
embargo, esos murmullos bajo la influencia de las drogas y el alcohol no explicaban
nada. “Pruébalo. Ponlo en tu lengua.” Le persuadió.
La mirada vacilante en los ojos del más joven desapareció e hizo exactamente lo que su
jefe le dijo. Hyungnim continuó con sus estudios, a sabiendas de que Changmin
definitivamente se volvería mudo por las siguientes desafortunadamente pocas horas. Y
lo hizo.
No pasó mucho tiempo antes que el ardor en sus ojos y el cansancio vencieran al Ricky
Ricón que cayó dormido encima de su libro de texto, olvidando al más joven que estaba
justo detrás de él.
Recibiendo nada como respuesta, se dirigió a paso lento hacia el pintor y dejó salir un
débil grito de asombro ya que Changmin seguía dibujando bajo la influencia del ácido.
Tomó asiento cerca al chico, pasando sus ojos del lienzo al rostro de Changmin y de
vuelta al lienzo, revisando si había allí alguna expresión de cambio debido a ciertas
pinceladas, solo para encontrar que no había ninguna. Observar inusuales
comportamientos era también uno de sus pasatiempos, sin embargo.
*
*
Sus labios todavía podían percibir el sabor de una tibiamente salada lágrima, su cuerpo
sentía unos delgados brazos envolverlo, la lisa superficie de cabello lacio seguía presa
en su mano, antes que la sensación de Yoochun todo sobre su cuerpo interfiriera,
desconectándolo de esas sensaciones. Al final la pintura resultó ser un alado angelito
orando frente a un cementerio, y esto lo torturó a fin de configurar el significado.
La primera vez que probó LSD, vio a Yoochun. Tan claro como el agua. Vio a la
persona que más amaba en el mundo, su estudio, su dormitorio, su perro. Sintió su
calidez y su esencia, escuchó su ronca voz cantando y sus melosas palabras y a decir
verdad experimentó aquellos, todos esos momentos de nuevo – esos abrazos, esos
besos, e incluso esos horribles dolores. El chico necesitaba desesperadamente a su
amado hermanastro tanto así, que probó su segundo viaje con ácido solo para ver y
sentir a su ser querido, incluso sabiendo que tendría que soportar el dolor al final.
Sabía que Yoochun le había mentido acerca de su pasado, y ahora se daba cuenta que
había perdido algo importante a causa de eso. Lo molestaba cómo no podía controlar lo
que veía y dibujaba, y cómo la visión de Yoochun siempre lo atormentaba en cada viaje
y no lo dejaba recordar nada. Seguramente habían cosas que se sobreponían dentro de
su cabeza y él se estaba muriendo por desenredar los hilos.
Y le era mucho más difícil debido a cierto Ricky Ricón justo frente a él.
“¿¡Podrías por favor cerrar la boca!? ¡Estoy pensando en algo!” Changmin se quejó.
Hyungnim agarró una espátula de cocina del tamaño de una brocha de pintura y le dio
con eso en la cabeza, obteniendo un sonoro ‘Au’ del muchacho más joven. “Vete a la
mierda. Soy el dueño de este lugar, Puedo hacer lo que quiera.” Dejando salir un
indiferente suspiro, se levantó y tomó una de las pinturas que Changmin había hecho.
“Me voy a casa.”
“Pero es muy raro que venga hasta aquí solo para eso.”
Pocos meses pasaron desde que Changmin se obsesionó con las alucinaciones inducidas
por el ácido. Su ansiedad por dos sustancias a la vez era peligrosa, observar los síntomas
de abstinencia en algunos de sus compañeros le hizo darse cuenta de ello. Aún así,
necesitaba excavar en sus memorias tanto que prefería los crueles y fallidos viajes con
ácido a la euforia de la heroína. Lo asustaba cada vez más al notar que la dosis usual no
funcionaba. La ansiedad torturaba su cuerpo, pero al mismo tiempo esos lienzos que
pintaba le daban esperanza, lo hacían confiar en que había un destino al cual llegar. Que
había una vida allá afuera esperando por él, fuera de la que Yoochun había destruido.
Ignoró el hecho de que las drogas podían destruirlo completamente incluso antes de
llegar a tal destino.
Fue una tarde, en el medio de una subida en la adicción, cuando se enteró de las
noticias. Se esparcieron como fuego en la pólvora entre el grupo que Hyukjae fue
capturado en un club y la policía estaba de camino a diseccionar la red de narcotráfico.
Los chicos se lamentaban de cómo Hyungnim escaparía fácilmente con la influencia de
su familia y todo eso, mientras que no había escapatoria para ellos. Algunos de ellos
corrieron, algunos de ellos solamente atinaron a llorar pasivamente y a algunos ni
siquiera les importó. Aparentemente Changmin pertenecía al último grupo.
Apagó su celular después de leer el mensaje de texto de Donghae en el que le avisaba
que la policía estaría allí en menos de media hora. No sabía por qué, pero así como
temía no ser capaz de tomar LSD en la cárcel, su sentido común, la lógica más sana en
mucho tiempo, le decía que probablemente esto era lo mejor. Estaba a punto de tomar
una siesta cuando alguien golpeó la puerta con fuerza.
Pensó que era la policía, así que se arrastró perezosamente hacia la entrada y abrió la
puerta. Inesperadamente era su jefe, el dolor dibujado por todo su rostro.
Hyungnim chilló antes de enterrar su rostro en el pecho de Changmin por segunda vez.
Changmin se estremeció ante la alta frecuencia pero no tuvo más remedio que aceptar el
repentino y pegajoso comportamiento y no hizo ningún ademán por liberarse de los
brazos que estaban por todos lados. En cambio, sus ojos se precipitaron por los
alrededores a fin de buscar algo de agua fría para ser salpicada sobre el mayor. Puso los
ojos cuando no pudo encontrar nada. “Ugh…Hablando de eso, no crees que es mejor
que te vayas—“
Acercó sus nudillos para golpear ligeramente la frente del ebrio muchacho. “Tus padres
encontrarán el modo de liberarte de cualquier forma…” Cruzó los brazos sobre su
pecho. “…pero no sabía que me amaras tanto…” bromeó.
“…Ah.” Changmin pensó que sus oídos estaban jugándole una broma. “¿Eh…?
¿Disculpa…?”
“¿¿¡¡...HAH!!??”
Changmin juró que era la segunda declaración más impactante dirigida a él después de
la traición de Yoochun. Un tipo que lo trató como un diamante por 10 años de repente le
dijo que lo había vendido, mientras un tipo que lo trató como basura por casi un año de
repente le dice que lo amaba, ¿¿cómo exactamente funciona el mundo??
“Está bien, está bien comprendo, así que ahora…..¡¡YA!! ¡¡¡DEJA DE DILATAR LAS
VENAS DE MI CARA!!!. ”
Hyungnim bajó la mirada y juntó las palmas de sus manos antes de contemplar a
Changmin con genuinos ojos brillantes, por los cuales la necesidad del más joven por
querer vomitar emergió. “Seré el mejor de los mejores compañeros, tu hombre de
confianza, la próxima vez que llores de nuevo…¡¡Estaré allí cuando necesites un
hombro sobre el cual llorar!!”
“…Honestamente la imagen mental de un viejo bailando en bikini suena mejor que yo
llorando sobre tu hombro…”
Juro con sangre que por el resto de mi vida haré como reza lo siguiente:
Hyungnim tomó el lapicero e hizo como le dijo sin quejarse, mientras Changmin
solamente sonreía triunfalmente y trataba con todas sus fuerzas, en verdad con todas sus
fuerzas, de luchar contra las ganas de reír como un loco y correr desenfrenado por todo
el vecindario gritando tonterías, especialmente cuando leyó el anteriormente
confidencial nombre de su jefe y encontró comprensible que lo guardara en secreto. Era
demasiado lindo para un aspirante a ganster.
Hyungnim suspiró casi demasiado dramáticamente, cruzando los dedos con Changmin
al estilo de una recién iniciada amistad de niñas. “Incluso puedes llamarme por mi
apodo del jardín de niños el cual desencadenó en un trauma de la infancia.”
“Trasero de pato.”
Retener la risa a veces era mucho más doloroso que el estreñimiento, de veras.
“Seee…Supongo que te lo llevarás…” se mordió los labios y le echo una mirada al
reloj. Sabiendo lo que iba a pasar a continuación, silenciosamente lo jaló por los brazos
y lo arrastró hacia la puerta de salida.
“Changmiiiinnnn…”
“Me sorprende que me hicieras vender drogas sin pensar que al final me llevaría a—“
Changmin detuvo sus palabras al ver los ojos de su jefe llenarse de lágrimas. “Está bien
está bien, pero honestamente no es la gran cosa para mí….” Acarició el suave cabello y
se rió tontamente por lo que ya había hecho.
“Nooo…No quiero….”
Secó las lágrimas del muchacho llorón, la primera persona que le declaró su amistad y
amor, la misma persona que destruyó su vida. El mundo funciona de un modo bizarro.
*
*
*
Changmin llegó a casa por la noche, su cuerpo congelándose por la abundante lluvia y
la boca adolorida por fingir demasiado una risa fraternal, para encontrar a Junsu tendido
sin vida sobre su estómago, sin nada cubriendo su parte superior y dominando la cama,
roncando ligeramente. Puso los ojos con una mano en la cintura observando cierto
sobresaliente trasero.
Feliz Cumpleaños.
Ahora que tienes 20, búscate una relación estable y dame un respiro.
Con mucho cuidado lo metió de vuelta a la bolsa, decidiendo fingir que no sabía, y se
acercó a Junsu para mejorar la posición de sus piernas. Nada podía hacer para mover ese
pesado trasero pensó, por lo que supuso tenía que acomodarse en el pequeño espacio al
borde la cama para dormir.
Tiró la manta sobre Junsu, haciéndolo balbucear incoherentemente, “Imbécil ese
cheesecakebbrsaudhsudfd…Mío...brgtrgtgb…”
{CONTINUARÁ...}
Autora: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/3073.html
Capítulo7B
Por detrás del estante, Jaejoong no quitaba la vista del muchacho que estaba a unos
pasos de él, el pequeño Lee Minho quien estaba ocupado contando monedas del cajero
automático, tarareando una melodía y borrando la sonrisa que volvía a aparecer en sus
labios. Ciertamente había algo diferente en la forma con la que golpeaba repetidamente
sus dedos contra la mesa y movía la cabeza de adelante hacia atrás. Jaejoong no podía
evitar sentir una leve sospecha de que esto tenía algo que ver con Changmin.
¿¿Habría pasado algo después que volvieran del puesto de comida rápida??
Jaejoong examinó cada centímetro de tela y accesorio que cubría el cuerpo del
muchacho. Bueno, nada podría indicar que no hubiera vuelto a casa anoche. Al chico le
encantaba estar impecable y a la moda, pero de ningún modo podía poner tanto esfuerzo
en vestirse como hoy si acababa de tener una pijamada sorpresa.
De cualquier forma, Jaejoong decidió abandonar las sospechas y concentrarse en cómo
encarar a un monstruo aprovechado llamado Shim Changmin, aquél ante el cual no
podía evitar sentirse un poco cauteloso. El más joven lo había cogido in fraganti
comportándose como una adolescente.
Después del embarazoso incidente Jaejoong se fue a casa como espástico, su mente
volaba a ninguna parte, ni siquiera se percató cuando la lluvia empezó a caer con fuerza
hasta que un ebrio asalariado le palmeó la espalda y le dijo, "Debes estar enamorado."
(A lo cual Jaejoong chilló, "¡¡Suficiente, viejo!!") Esa misma noche, Jaejoong prendió
casi toda su colección de velas aromáticas, practicó Yoga vía DVD por cerca de 20
minutos, se engrió a sí mismo con un baño tibio y un té de manzanilla caliente, y sí, ahí
venía la tan añorada paz en su mente.
…Pero a decir verdad, se asomó a ver el celular de Changmin por una última vez antes
de dormir y recordó una cosa.
No había ninguna foto de Yunho y él abrazándose el uno al otro, aquella que Changmin
tomó la primera vez que visitó su apartamento. ¿Por qué Changmin borraría la foto de
Yunho y Jaejoong abrazándose, mientras conservaba la claramente más embarazosa
foto del beso?
¿Lo estoy?
Un sereno tú, exacto lo que un adulto necesita ser. Así se hace, Kim Jaejoong.
Jaejoong maldijo como no tenía ni pista acerca de esto. No era de extrañar que Minho se
viera tan alegre ese día.
"Oye." Jaejoong nerviosamente agarró un trapo y trató de regalar una sonrisa sincera
mientras decía, "Feliz cumpleaños."
Apoyando su cadera en el estante, Changmin cruzó los brazos sobre su pecho y examinó
al más bajo de la cabeza a los pies con el ceño fruncido. "Gracias." contestó y se alejó.
Finalmente eran las 3pm-el final de su turno. Inmediatamente después que los
empleados del siguiente turno vinieran, una Limousine negra paró justo en frente de la
tienda, de la que salía una silueta con camisa blanca Hugo Boss y bolso de mano LV. Si
Jaejoong no estuviera loco por todo lo que fuera de marca, no prestaría atención al tipo
antes de que entrara a la tienda. Desafortunadamente lo estaba, por lo que se sintió
menos sorprendido de que dicho tipo fuera Junsu.
"Aish." Fue la única reacción de Changmin al ver a su ex-jefe darle una visita.
Jaejoong pretendió estar ocupado con su trabajo pero sus oídos estaban atentos.
¿Por qué demonios estoy celoso de Minho otra vez? Aquí viene la reina.
"Me dieron ganas de una lubina caribeña en salsa de langosta. Conozco el lugar
perfecto." Junsu caminó hacia Changmin, haciendo caso omiso de los cuchicheos y
miradas de los otros clientes ante su notable presencia y escandalosa voz. Changmin
rodó los ojos y siguió haciendo su trabajo que consistía en escribir algo. "¿Y?" Preguntó
retóricamente.
"No, no…yo pagaré." Junsu le dio un leve manotazo a la billetera. "Ves cuán
considerado soy hacia tu bajo salario."
"Conociéndote, hay algo detrás de esto." Changmin entrecerró sus ojos
sospechosamente.
"Bueno…" Junsu hizo una pausa por un momento mientras le echaba un vistazo a todo
el establecimiento y finalmente sonrió cuando sus ojos se cruzaron con los de Jaejoong.
Sin siquiera molestarse en decir hola, se dirigió hacia él apresurado y sin rastro de
modales apresó el brazo de Jaejoong con el suyo como si el mayor no fuera un ser
humano, causando que la mareada cabeza de Jaejoong diera vueltas incluso más rápido.
"Él vendrá también."
"Entonces paso. Ve con él." Changmin preparó su bolso, negándose a incluso dirigir su
mirada en Jaejoong.
"No-no yo paso, No me siento bien de cualquier modo." Jaejoong sostuvo con total
naturalidad, pero ¿quién era Junsu para creer eso?
"Oh vamos imbécil no seas un idiota. ¿Qué hay de malo con que Joongie Hyung venga
con nosotros?"
Bien. No solo su cabeza daba vueltas, ahora los ojos de Jaejoong comenzaban a actuar
extraño.
"Oh vamos, ¡no hables como si fueras el tipo más agradable sobre la tierra!" Junsu
insistió.
"Como dije, puedes ser amigable con quien quieras, yo paso maldita sea."
*
*
Los ojos de Jaejoong se abrieron de mala gana ante los murmullos sordos que provenían
de algún lugar no muy lejos de la cama en la que estaba acostado con la manta
cubriéndolo hasta la barbilla. Con un gran esfuerzo ajustó la visión borrosa la cual
pronto tomó la forma del escenario de su propia habitación de apartamento, la alta
temperatura y el vértigo hacían su cabeza arder no dejándolo reaccionar como él
pensaba que debiera. Se acurrucó un poco a su izquierda, luchando contra el punzante
dolor penetrando su sien debido al pequeño movimiento, y vio una familiar espalda que
pertenecía a un tal Changmin, susurrando cosas que no podía oír apropiadamente al
teléfono.
Jaejoong alzó su mano para frotar sus ojos que escocían, los sonidos de la fricción de la
sábana hicieron que el otro notara que estaba consciente y se diera la vuelta para
sentarse en una silla justamente puesta junto a la cama.
Jaejoong quiso interrogarlo, cuánto tiempo había dormido y quién lo trajo allí, mas la
seca y adolorida garganta no permitió que su voz saliera.
"Aquí tienes." El más joven le ofreció un vaso de agua, ayudándolo a beber sirviendo de
apoyo para su nuca.
El flujo de agua tibia le hizo sentir que recuperaba la vida poco a poco. Habiendo
Jaejoong terminado el contenido, el más joven puso el vaso sobre la cabecera de la
cama. El enfermo dejó caer su cabeza de vuelta a la almohada y se retorció de dolor el
que parecía atravesarle el cráneo. Incluso en el confuso escenario él todavía estaba
arreglándoselas para percatarse que Changmin estaba observándolo, descansando la
barbilla en la palma de su mano con el codo apoyándose en un punto cercano al hombro
de Jaejoong.
Oh Dios.
No había forma que Jaejoong fuera capaz de negarlo todo empezando por esto.
Sintiendo la enorme vergüenza arañando su cara, tiró de la cobija sobre su cabeza. El
pintor se echo a reír ante tan extraña reacción y trató de echar abajo el improvisado
muro pero Jaejoong la sostenía con fuerza.
Oh.
La sonrisa de Changmin se hizo aún más amplia cuando la enrojecida cara de Jaejoong
se deslizó fuera de la cobija y desvió la mirada, al ver un tazón de avena sobre el
escritorio.
El mayor sintió la resquebrajante sensación royendo su pecho por solo Dios sabe
cuántas veces ya al mismo tiempo que Changmin le llevaba una cucharada a la boca.
Separó sus carnosos labios tímidamente y dejó que la avena caliente se deslizara dentro
de su boca, de una sola vez. "¿Tú lo hiciste?" preguntó con incredulidad.
Jaejoong se sintió un poco incómodo. No dijo nada mientras algunas cucharadas eran
llevadas a su boca una tras otra a un ritmo constante y persistente. De alguna manera no
le sorprendería que en realidad fuera la fiebre la que le estaba jugando una broma,
haciéndole creer que Shim Changmin le daba de comer. El mencionado chico incluso le
dio a Jaejoong algunas pastillas después y se llevó el tazón a la cocina para lavarlo.
Cómo deseaba huir de prisa y esconderse, pero no había forma que él pudiera hacer eso
en ese momento.
" Hyung...¿lloras?" El dolor solo se hizo más fuerte cuando Changmin extendió la mano
para tocar el rastro de la lágrima como si estuviera tratando de probar que era real.
"¿Pasa algo malo?"
"Mi cabeza duele." Evitando discutir, trató de cubrirse con la cobija de nuevo pero
Changmin atrapó su muñeca.
"¿Dónde…?"
"Mi cabeza."
"Muéstrame." El pintor entrelazó los afiebrados dedos con los suyos tan fríos y llevó su
mano a la cabeza de Jaejoong, a fin de hacerlo señalar la localización exacta. El mayor
quitó la mirada mientras señalaba cierto punto en su sien con vacilación.
"Aquí."
Sus latidos se detuvieron cuando Changmin se inclinó sobre él para estar más cerca y
depositar un suave beso allí. "¿Dónde más...?"
Las lágrimas no hacían más que caer con mayor fuerza. Jaejoong cerró los ojos a fin de
detenerse pero falló miserablemente. Sus hombros subían y bajaban nerviosos. "Aquí..."
señaló a sus ojos.
Changmin besó los párpados cerrados de Jaejoong. "Sigues llorando." Comentó como
algo muy natural, su expresión era ilegible.
"...Travieso." Una sonrisa creció en los labios del pintor mientras plantaba un beso en la
parte más baja del pecho de Jaejoong. La suave presión y la forma impresa de sus labios
fue suficiente para que las mariposas en su estómago revolotearan desenfrenadas, no
importando cuánto separara la tela sus labios de la piel de Jaejoong. Solamente deseaba
poder caer en la inconsciencia para dejar de mostrar más acciones que solo degradaban
lo que le quedaba de dignidad.
"No te comprendo..." Jaejoong le dijo entre refrenados sollozos. "¿Por qué es tan difícil
predecir tus acciones? ¿Qué hay dentro de tu cabeza?"
"Duerme, Hyung. No pienses demasiado." Changmin pasó sus dedos por el rubio
cabello, sus pulgares masajeando el espacio entre los ojos de Jaejoong de forma tan
embriagadora, parecía arrullarlo para que durmiera.
Puede ser que este sea solo un sueño después de todo…
*
*
Era ya de noche cuando Jaejoong se despertó por segunda vez con menor temperatura y
la cabeza más ligera, tan ligera que casi saltó de su cama recordando lo que había
sucedido.
Shim Changmin lo trajo hasta allí. Shim Changmin le dio de comer. Shim Changmin lo
besó.
Sin aliento, dejó caer su cabeza de vuelta a la almohada, y se dio cuenta que dos cosas
estaban puestas a su lado. Una de ellas era un pedazo de papel, otro era el conejo de
peluche. más bien de trapo, Joongjoong. No sabía la razón por la cual su corazón latía
desenfrenado al pensar que Changmin podía haber visto el peluche.
Jaejoong arrugó el papel, sintiendo la oleada de una inexplicable calidez y nostalgia por
todo su cuerpo.
Ahora que pensaba en ello, una de las imágenes en el celular de Changmin era la de un
conejito…
Jaejoong se levantó de la cama y examinó cada rincón de su cuarto en pánico, solo para
darse cuenta que Changmin no había traído su bolsa con él, mientras que el
endemoniado celular estaba dentro. Ni siquiera pudo imaginar el caos que se haría si
acaso Changmin encontrara el teléfono.
Le echo un vistazo al reloj -8.45 pm. Serían 15 minutos en taxi, tal vez llegara antes que
los empleados cerraran la tienda. Se puso una camisa de lo más simple y un par de jeans
antes de tomar algo de efectivo del velador y se fue.
*
*
Al ver que las luces de la tienda estaban encendidas, Jaejoong suspiró aliviado.
Examinó la tienda en busca de Eriko o alguno de los empleados de diferente turno, pero
no pudo encontrar a ningún otro que no fuera…
Él, haciendo su previamente interrumpido trabajo en la mesa del cajero fuera de sus
horas de trabajo. Cerca a sus brazos estaba el bolso de Jaejoong, pero el joven de
cabellos rubios automáticamente posó su mirada en los menos importantes pero
hermosos labios en lugar de a sus pertenencias.
Dale las gracias, toma tu bolso y vete, ni siquiera pienses en actuar extraño…
Jaejoong caminó hacia la mesa del cajero en silencio y se detuvo justo al lado de
Changmin. Se aferró a su bolso como a un apoyo mental mientras sus rodillas se hacían
más débiles solo por causa de su aroma.
Tan impulsivo como era, no pudo evitar que todo el contenido de su mente saliera en
palabras. "T-tú lo sabías…" La declaración se deslizó de la boca de Jaejoong.
"¿Saber qué?"
"Que…que estaba jodido por tu causa..." Su voz temblaba. Era demasiado tarde para dar
marcha atrás.
Changmin guardó su lapicero en el bolsillo de sus jeans y fingió una inocente expresión
de sorpresa. "¿…es esa una nueva forma de declararse?"
Así es.
"¡No te hagas el gracioso! ¡¡Estoy harto de todos esos juegos conmigo!!" Jaejoong
empujó a Changmin por el pecho con rudeza, soltando toda la furia que había estado
guardando dentro. "¿¡Qué ganas mostrándome tu falsa amabilidad una vez, para luego
tratarme como a un extraño!? ¿¡Qué quieres!?"
"En serio Hyung, ¿estás seguro que gritar así no te noqueará de nuevo…?"
"Está bien está bien, ya basta…" Suspiró derrotado, liberando las manos de Jaejoong y
envolviendo a Jaejoong entre sus brazos, presionándolo más cerca de su cuerpo. El más
bajo languidecía y temblaba dentro del abrazo, irradiaba calor. Changmin sentía como si
estuviera envolviendo una bomba de tiempo.
"Odio como siempre me humillas…"
"¿Qué más?"
"Tú también me dificultas las cosas, Hyung...¿sabes lo sexy que te pones cuando estás
enojado?"
Jaejoong no podía creer lo que sucedió después. Shim Changmin, en sus cinco sentidos,
colisionó su boca abierta contra la suya propia apasionadamente. Trató de liberarse, a
fin de comprobar que Changmin no estaba bajo ninguna influencia, pero la curiosa
lengua solo lo forzó para entrar más profundo, asentándose en cada rincón de la boca de
Jaejoong. La suave y cálida punta hacía cosquillas en su paladar enviando una descarga
eléctrica directo a sus pantalones, sin dejarlo evitar que su boca se abriera
completamente, provocando un suave gemido el cual liberó al demonio dentro del más
alto. Changmin succionó el labio inferior de Jaejoong, sonriendo satisfecho cuando los
gemidos se hicieron incontrolables a medida que ronroneos y jadeos los interrumpían,
haciendo parecer al mayor vulnerable y dejado sin aliento, volviéndolo loco. La mano
de Changmin desesperadamente buscaba a tientas por debajo de la camisa de Jaejoong,
dejando que toda la superficie de esta hiciera contacto con la tibia y sedosa piel de su
cintura. La codiciosa e impaciente mano estaba dividida entre tironear del cinturón hasta
quitarlo a fin de atormentar la delgada cintura o ascender para reclamar como suyas
todas las curvas del torso de Jaejoong, de una vez. Finalmente se aferró a la tela en su
espalda, mientras la otra jalaba un mechón de pelo rubio, inclinando la cabeza hacia
atrás y revelando un cuello de pálida piel con la cual recrearse.
"Buen punto."
Sin separar su boca de la tersa piel, Changmin gentilmente se llevó a Jaejoong al suelo
de modo que ambos estuvieran ocultos bajo la mesa del cajero. Dejó que Jaejoong se
sentara apoyando su espalda contra la pared, mientras sus delgadas piernas envolvían la
cintura de Changmin, dándoles a ambas caderas el acceso para chocar una contra la otra.
"La próxima vez usa una camiseta, será menos fácil desnudarte..."
"Tú bastardo..." Jaejoong se retorcía mientras un molesto dedo hacía lo propio con su
descuidado pezón.
Con todas sus fuerzas, Jaejoong empujó a Changmin, haciendo que el último cayera
sobre su espalda. No queriendo perder la oportunidad, se movió hacia adelante,
apresando la cadera de Changmin entre sus rodillas, sendas manos colocadas a cada
lado del más alto.
Ambos jadeaban, sin decir palabra se miraban con ojos llenos de lujuria, ambos
reconociendo iguales deseos.
"Quédate quieto, mantén tu lasciva boca abierta como hasta ahora y te tomaré justo
aquí, justo ahora."
Jaejoong solamente pudo estar de acuerdo mentalmente pero ni se molestó en dar una
respuesta. Ver el perfecto cuerpo de Changmin requería demasiada energía ya.
Changmin se levantó un poco, usando sus codos para apoyarse y así poder ver la
aterciopelada silueta color de nieve de hinchados y enrojecidos labios, de enrojecidas
mejillas a lo máximo que daba su lujuria. Sonrió divertido. Más que un experto,
Jaejoong parecía un niño el cual estaba impaciente por disfrutar de su nuevo juguete-
sus movimientos eran descuidados, sin experiencia y movidos por el instinto. Changmin
juraba que no podía recordar algo que lo pusiera así de duro. Lo entretenía cómo el
mayor las veía negras para desabrocharle los jeans. Finalmente se levantó del todo y
tomó a Jaejoong por la parte superior de sus brazos, evitando que siguiera violentando
su cuerpo.
"Eso es todo Hyung, el tiempo de jugar terminó." Tomó la barbilla de Jaejoong e hizo
pequeños círculos con su pulgar a lo que este último solo atinó a quedarse congelado
bajo su toque. De la forma más suave reclamó los labios de Jaejoong, solo por un
instante antes que su lengua se deslizara seductoramente a lo largo del cuello de
Jaejoong, descendiendo hasta su clavícula. "No hay forma en la que estés arriba."
Sonrió victoriosamente antes de forzar a Jaejoong a recostarse. El mayor había perdido
el poder para defenderse cuando Changmin apresó sus muñecas, clavándolas sobre su
cabeza. Solamente podía retorcerse y sin ningún resultado, y ni siquiera movió sus
manos incluso después que Changmin las liberara.
Changmin era 6 años más joven, pero su experiencia excedía claramente a la de
Jaejoong. A diferencia de las descuidadas acciones de Jaejoong, la forma en la que
liberó la endurecida longitud del mayor era la de un experto. Sin asomo de duda, lamió
la base y ascendió hasta la punta, succionando la cabeza con impaciencia antes de
introducirla por completo en lo profundo de su boca. Jaejoong se retorcía y gemía
incoherentemente mientras Changmin balanceaba su cabeza a un ritmo despiadado,
engulléndolo dentro del calor abrumador. La cadera de Jaejoong se agitaba hacia
adelante, deseando que Changmin lo saboreara por completo. La mayoría de personas
ya habría tenido arcadas y habría desistido pero el pintor lo tomaba como si no fuera
nada, como si no fuera más que un algodón de azúcar.
"Sshhh…aahh…nnhh…Changmin…"
"Baby, me encantaría oír eso más fuerte, pero podríamos espantar a la gente que pase
por…" Changmin selló la boca de Jaejoong con la propia, tornando los agudos gemidos
en apagados al mismo tiempo que su mano se apoderaba de la erección, bombeando con
ferocidad. El hormigueo de placer se acumulaba en la parte baja del vientre de Jaejoong,
en lo más profundo de este, y ya hubiera derramado la pegajosa sustancia en toda la
mano de Changmin si no fuera por el maldito tono arruinando la maldita intensidad.
"¿Aló…?"
"Oh, Junsu…"
¿¡Cómo puede este puto hablar por el teléfono mientras está haciendo una paja!?
"Espera, le preguntaré. Está aquí." Changmin formó con la boca la frase 'tu número' a
Jaejoong, con sus manos aún estrujando su miembro. Este formó la frase 'jódete' como
respuesta. Volteando los ojos, Changmin se inclinó hacia Jaejoong y susurró
amenazadoramente en su oído, "Dime tu número o no iré más rápido…"
Sin tener elección, Jaejoong balbuceó algunos números de mala gana. El listo cerebro
del más joven fácilmente memorizó los números y pasó la información por teléfono,
antes de presionar más rápido como una forma de gratitud.
Jaejoong cubrió su boca con la palma de su mano muy fuerte para evitar que cualquier
sonido saliera, al mismo tiempo que se venía, Changmin cortaba la llamada. Mientras el
mayor tenía dificultades para ajustar su irregular respiración, el menor limpiaba su
mano en un papel sin usar con total indiferencia, ni siquiera quitaba sus ojos de la
pantalla del celular. "¿Por qué diablos Junsu preguntó por tu número…?". E incluso
añadió más sal a la herida al manifestar su duda.
Aún así sabía, que por las siguientes horas Changmin simplemente actuaría como si
nada hubiera pasado, y eso sería lo más lejos que podría llegar.
"Lo siento…" La voz de Changmin flotaba en el aire al mismo tiempo que ambas
respiraciones se calmaban...
"No..." Las palabras nunca fueron tan difíciles de pronunciar así por Changmin ni tan
fácil de leer el dolor en el rostro del mayor. Sin embargo continuó. "No solo por
eso...quiero decir…por la forma en la que te sientes, por todo..."
Jaejoong sintió que una gran hacha caía sobre su cabeza, partiendo su corazón en dos.
Sabía de lo que estaba hablando el pintor.
"Entiendo…" unas cuantas lágrimas encontraron su camino desde los ojos de Jaejoong
mientras él desesperadamente trataba de apartar la mirada. "Bueno, al menos lo
aclaraste finalmente…gracias."
"Hyung, no llores…" Como un acto reflejo, Changmin alzó su mano y trató de secar el
tibio líquido, pero Jaejoong no lo dejó.
"E...es mi culpa…"
"Ya basta. Está bien. Tú trataste de terminar con todo esto pero yo me empeciné en
hacerme el puto, ¿recuerdas?"
Jaejoong se negó a oír el resto. Una razón para complicar la situación era lo menos que
él necesitaba. Tomó su bolso y escapó, dejando todo revuelto exactamente como
siempre hacía.
*
*
*
Grandioso.
El más malo de todos los malos que ha tenido la humanidad no dijo nada mientras su
(literalmente) compañero de cama azotaba la puerta, arrojaba su bolso, pateaba una lata
vacía de Coca Cola, y dejaba caer su cuerpo sobre esta.
Junsu ignoró el sarcasmo y se sentó cerca al cuerpo sin vida. Una botella de licor y un
vaso vacío estaban entre sus manos. "Tú estás más que sexualmente frustrado." Levantó
la solapa de la chaqueta de Changmin para ver la parte de su camisa a la que le faltaban
botones.
Junsu vertió el líquido marrón claro en el vaso. "Lo sé. Es difícil para ti. Así que vamos
a hacer esto y ser honestos, ha pasado un tiempo."
Changmin produjo un alto gemido que mostraba total desacuerdo, pero se levantó y sin
embargo se tragó el contenido del vaso de un sorbo.
[Después de 10 minutos]
"Así que, por lo que parece interrumpí una importante sesión de intercambio calorífico."
"Oh."
"¿Más bebida?"
[Después de 15 minutos]
"¿Por qué?"
"Si tu llamada no me hubiera traído de vuelta a la realidad me lo habría tirado justo ahí.
Duro. Seco."
"No comprendo."
"Es complicado."
[Después de 20 minutos]
"Ya veo. Así que al final le diste una paja sin corazón."
"No tuve elección ¡¿está bién?! No podía dejarlo así, y aún así ¡no se suponía que
debiera seguir el juego!"
"¿Por qué?"
"¡Porque sería un juego y eso es todo! ¡¡Él quiere más que eso!!"
"¿Y? No actúes tan puro como si esos chicos que te tiraste y luego botaste nunca
hubieran existido. Ellos se hubieran sacado los ojos por tu amor y aún así no te importó.
¿Por qué Joongie es excepcional? No entien-"
"¡¡¡TE ODIO!!!"
[Después de 25 minutos]
"Déjame adivinar el meollo del asunto en esta novela rosa, tú eres un inútil y yo tengo
sueño."
"Mmmm…, mmmm..."
"¡¡Errorl!!"
"¿Al principio planeé tomar ventaja de él pero perdí la determinación a lo largo del
camino?'
"¡¡Error!!"
"Yo...Espera. No puedo pensar en nada más. Dios, solo bebe de la botella, ¿si? Abriré
otra."
[Después de 30 minutos]
"…Eso solo lo herirá...Él quiere mi corazón, Yo no quiero más que un buen polvo."
"Oh por favor, no lo hiciste cuando la oportunidad estaba justo frente a tus narices, tú
tomaste en cuenta sus...¿¿Qué es ese nuevo vocabulario?? ¿¿'SENTIMIENTOS'??
¿Podrías deletrearlo para mí...? Lo amas más de lo que crees, ¡¡Imbécil!!"
"¡¡No puedo dejar de amar a Yoochun!! ¿¡Cómo puedo decirle a Joongie Hyung que lo
amo cuando tengo a alguien más en mi corazón!?"
"¿...ah?"
"¿¡Quién y quién!?"
"Espera un minuto...¿Recordaste?"
"¿Lo hice...?"
"Cognac."
"Grrrraaandiooosso...."
Autora: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/3540.html
Capítulo 8A
(“¿Qué clase de tipo era él? ¿Por qué lo amas tanto incluso después de lo que te
hizo, Changmin?”)
Durante sus años de secundaria, Yunho era popular por su record en maratones,
gánandose el apodo de 'piernas de acero' gracias a su velocidad y resistencia. Ocho años
pasaron, y finalmente se presentó una oportunidad de poner el título a prueba, la cual
surgió en forma de un paralizante Kim Jaejoong de cara contra la almohada, sobre sus
faldas, por casi 2 horas ya. Los dedos del pianista se sentían adormecidos, necesitaba
ahuyentar esa compasión excesivamente sentimental suya y hacer la cabeza del otro
joven a un lado, o de lo contrario tendría un par de piernas necróticas. Considerando que
iba a tener un recital el día de mañana, eso podría no ser bueno.
Para empeorar las cosas, un desfalleciente Kim Jaejoong no era el único cúmulo de
emociones con el cual debía lidiar. Simultáneamente algunos extraños mensajes de texto
comenzaron a aparecer en su teléfono, claramente tipeados por un cierto alguien que no
estaba en su estado más sobrio, confundiéndolo si lo mejor por hacer era discutir o no
discutir el contenido con el tipo sobre su regazo.
-Llévatelo. Llévatelo. Lo que sea. Llévatelo antes de que yo lo haga. Hazlo desaparecer.
Poor faavoorrr-
"Jae..." Escarbaba en el lío dorado que era el cabello de Jaejoong. "Creo que él solo está
confundido..."
"Bueno, aún así, los sentimientos pueden cambiar. No es como si la oportunidad fuera
de cero...anímate, ¿si?"
"Estoy animado."
Jaejoong frotó sus ojos, tan adorablemente que hizo a Yunho contener el aliento para
continuar estable. "Solo...Déjame estar así por un rato, ¿está bien? No es como si lo
hiciera muy seguido..."
"ah no, n-no es eso, no me importa, de verdad..."
"Talvez una taza de té, con leche y ¿un montón de azúcar?" ofreció. Jaejoong solo hizo
la cabeza a un lado y reacomodó su posición, ronroneando como un gato faldero.
"Acaricia mi cabeza."
"Ah...Está bien..."
Pobre Yunho, siempre recibía las migajas al final. Sin embargo hizo como le pedían.
Jaejoong se dio la vuelta para encarar a Yunho, aún descansando sobre la almohada.
Este último tragó silenciosamente viendo esos agacelados ojos y piel sin mácula
mostrándose en todo su esplendor bajo su cuerpo.
Yunho hizo una pausa por un momento, considerando si continuar lo que estaba por
decir o no. "Podría ser que...¿se sintiera reticente por mí?"
"...Pero créeme, no fue por eso. Él no está interesado en mí, eso es todo." Jaejoong
añadió. "Por cierto, siento el hacerte perder tu tiempo libre Yunho..."
"Jae..." Yunho seguía diciéndole a su mente que resistiera la tentación. "La próxima vez
solo llámame y estaré allí...no arriesgues tu vida caminando por la calle con la cabeza
hecha un lío, ¿está bien?"
"Te preocupas tanto por mi...Mientras yo soy tan desconsiderado..." Jaejoong hizo un
puchero, más bien enojado consigo mismo. "Se supone que debo atesorar a un
verdadero amigo más que a un flechazo cualquiera. Hablando acerca de flechazos,
¿sabes que tuve un flechazo contigo en la secundaria?"
Su cerebro se descongeló.
El malhumorado joven se deslizó de las faldas de Yunho, aliviando las piernas del
pianista de la presión, salvándolas del inminente peligro de una amputación por
necrosis. "Prepárate. Esto va a ser pecaminosamente delicioso."
Yunho se quedó mirando la esbelta figura mientras esta arrastraba sus pies a la cocina.
*
*
La otra razón por la que Jaejoong no llamó a la policía fue probablemente porque creyó
que iba a recibir el soberano cachetadón que merecía por seducir al novio de alguien
más.
"Te llamé pero el teléfono estaba apagado. No esperarás que me quede aquí afuera con
este tiempo, ¿cierto?" Junsu cruzó los brazos sobre su pecho de modo demandante.
Jaejoong avanzó hacia la puerta y buscó la llave dentro de su bolso. "Uh..." Esta no era
la primera vez que confrontaba dicha actitud de Junsu así que como que estaba
acostumbrado. "De todos modos ¿cómo sabes mi...?
"Un Changmin ebrio es fácil de sonsacar. Ahora abre la puerta odio el frío."
"Okay..." Jaejoong obedientemente sacó la llave y abrió la puerta. Junsu entró primero y
cómodamente se desplomó con los brazos totalmente estirados, en el primer sofá que
pudo encontrar.
"...de qué estás hablando, yo debería ser el que se disculpara..." Jaejoong frunció el ceño
ante la inesperada declaración.
"¿Por qué...?"
"¡...es tu novio!"
"Ah…Aquí, sentado."
Jaejoong hizo como lo dijeron, mentalmente se maldijo a sí mismo, por qué diablos le
permitía a un dongsaeng ordenarle qué hacer en su propia casa.
El mayor alzó sus cejas con incredulidad. "¿¿Eh?? Así que tú no eres...Espera, pero esa
mañana ustedes chicos lo hicieron y todo..."
"Joongie, la idea de tener sexo con él solo me da dolor de estómago, por no mencionar
hacerlo. No hay manera de que yo pueda ser su novio. Aggg."
"Oh..." Jaejoong sintió un casi impercetible y minúsculo soplo de aire fresco correr a
través de sus pulmones, ignorando cómo Junsu aún se negaba a usar el honorífico. "Yo
pensaba...que viniste a hacerme puré o algo..."
"Tarado."
Jaejoong mordió sus labios, reprimiendo las ganas de darse de cabezazos contra el
suelo.
¿Joongie? ¿¿¡¡Tarado!!??
"De cualquier modo, también vine a llevarme esa pintura que te dije que le quitaras. A
menos que quieras conservarla por siempre."
Gracias a Dios.
"No. Llévatela."
Pero de alguna manera el más joven fijó su mirada en los ojos de Jaejoong mientras
aprisionaba la muñeca del mayor en lugar de al lienzo en su agarre.
El más joven tiró de la muñeca de Jaejoong y enlazó un brazo con el suyo, antes de
hacerse camino a la puerta de entrada. Jaejoong solo se quejó y murmuró algo como
'ustedes chicos son unos bichos raros' mientras se dejaba arrastrar con fuerza.
"Solo quiero hacerte saber, por lo general soy muy agradable y sociable, pero ahora
estoy nervioso así que disculpa mis malos modos."
Junsu entró por la puerta opuesta y encendió el motor. Si Jaejoong no estuviera así,
estaría saltando y chillando a grito pelado 'Mami me subí a un Ferrari', parloteando
acerca de cuán agradable era el sonido y literalmente violado el tablero.
Pero no lo hizo, eso era lo que la gente llamaba cambio de comportamiento post-
corazón roto.
"¿A dónde estamos yendo?" Jaejoong preguntó mientras inspeccionaba el lindo interior.
Jaejoong se arrellanó más cómodamente contra el asiento del coche. "Nosotros solo nos
hemos reunido dos veces y cada uno de esos encuentros duró menos de un minuto, así
que estoy observándote. ¿Te importa?"
"Eres lindo."
El resto del viaje fue en su mayoría silencioso especialmente después que una animada
canción fuera reproducida -Torawareta kimi wa boku no fantasy~~' Solo algunas pocas
preguntas fueron proferidas una vez cada cierto tiempo, y estas eran en su mayoría
cuchicheos sin sentido.
Después de una hora de tortura la cual se sintió como una eternidad, llegaron a un
enorme y lujoso condominio donde montones de coches Europeos entraban y salían por
el portal, y para asombro de Jaejoong cada trabajador de allí reconocía a Junsu y se
inclinaba cortésmente hacia él.
"Si tienes un lugar como este, ¿por qué te quedas en el de Changmin?" Jaejoong
preguntó curiosamente, aún admirando cada rincón de la edificación mientras entraba al
ascensor y se dirigía al piso más alto.
"No lo estábamos, solo estás imaginando cosas, pervertido..." Junsu rodó sus ojos y le
dio una ligera palmada al trasero de Jaejoong.
"Con su pie bien calzado, seee. Yo solo lo modifiqué a fin de hacerlo menos rudo para
ti..." Junsu hizo una pausa, pensando. "...Oh Dios, no le digas que lo hice, seré
pepperoni."
Salieron del ascensor y se encaminaron hacia cierta puerta. Junsu tomó una llave de su
bolso y abrió la puerta, su mentón apuntando en dirección a la habitación a fin de dejar
que Jaejoong ingresara por delante de él.
El rubio se quedó boquiabierto y con los ojos brillándole al contemplar la vista ante él,
una enorme sala con montones de pinturas de varios tamaños y colores dispuestos
primorosamente sobre el muro. La sangre de un amante del arte aún corría por sus venas
después de todo, no importa cuán alejada su actual profesión estuviera. Olvidando lo
extraño, incómodo y torpe que pudiera parecer la situación, recorrió lentamente todo el
muro, admirando los trazos de las obras de arte con fascinación. Sus dedos avanzaban
poco a poco por sí mismos a fin de tocar la increíblemente hermosa superficie con sumo
cuidado.
"Estos son..."
Jaejoong observó más de cerca. Algunas de las pinturas estaban firmadas por 'Fiasco' en
la parte inferior mientras el resto estaban sin nombre.
"Algunas de ellas. La mayoría de ellas las obtuve con su permiso creo, o dadas a mí por
propia voluntad. Las que pintó en su sano juicio, me refiero."
Los bocetos eran de diversos temas, pero generalmente consistían de colores claros,
emitiendo calidez, algo que Jaejoong no creía pudiera provenir de alguien como el ex-
adicto. Uno de ellos, aquél que Jaejoong estaba tocando, por ejemplo, era el boceto de
una pareja jugueteando con agua, con un verde paisaje de arbustos y flores como fondo.
El cielo estaba tenuemente coloreado. Jaejoong estaba tan deslumbrado que olvidó
pestañear.
"Ah, él bosquejó esa en el parque que está cerca al lugar donde vive. Se quejó de cuán
desagradable la pareja era, pero al final la dibujó. Solo estaba celoso después de todo..."
Jaejoong no pudo ocultar una sonrisa, de nuevo. No sabía que el conocer ese otro lado
de Changmin resultaría tan estimulante para su corazón.
Cerca a la pareja retratada estaba la imagen de una fuente. Esta era incluso más
hermosa. No muy lejos de la fuente, un muchacho que llevaba uniforme de secundaria
estaba sentado sobre el verde césped. Junto a él, un perro de pelaje color blanco yacía
cómodamente con los ojos húmedos y brillantes. El chiquillo tenía una expresión
afectuosa, su mano se alzaba acercándose para acariciar la oreja del perro.
"Este chico se parece a ti..." Jaejoong comentó, sus ojos pasando de la pintura a Junsu,
comparándolos ambos y a la diferencia en cómo ellos dejaban salir sus expresiones.
"Ah...Esa es..."
Jaejoong juraría haber captado la misma gentileza destellar por algunos milisegundos a
través del rostro de Junsu. Era la primera vez que lo veía sonreír sinceramente.
“Ni siquiera sé cuando hizo esa cosa…” Junsu puso el mismo rostro severo de vuelta.
"Ustedes chicos son realmente cercanos. Envidio eso." Jaejoong procedió a ver la
siguiente pintura. "Quiero decir...Yo no lo comprendo, en lo absoluto."
"Bueno, él ha cambiado un montón desde la primera vez que lo vi. Solía ser tan débil y
sensible.”
La siguiente imagen era un escenario de otoño, con muchos animales jugando entre las
hojas caídas. Este era un poco más cómico.
La siguiente pintura era una aún sin terminar. Un tipo de cabello ondeado y piel pálida,
estaba arruinado por furiosas y negras pinceladas. Jaejoong se tomó algunos segundos
para observar la pintura con el ceño fruncido. "Este es..."
"¿Quién es él...?"
"...Creo que necesitas conocerlo más antes de juzgarlo como un bastardo o lo que
sea…además de preocuparte por él y viceversa.” Jaejoong no respondió, pero por la
forma de mirarlo con total atención, Junsu decidió continuar revelándole los hechos.
“Changmin lo vio en su alucinación.”
“Ah…así que ese es el por qué no deja de usar el ácido…quiere ver a este tipo tanto
así…”
¿Qué clase de tipo era él? ¿Por qué lo amas tanto incluso después de lo que te hizo,
Changmin?
Junsu no notó como el mayor mordía su labio inferior, luchando contra el dolor.
“No solo eso. A decir verdad...es algo complicado. Changmin es...bueno, de alguna
manera olvidó su pasado, y creyó que esas alucinaciones que veía bajo la influencia del
LSD le revelarían algunas partes de él. No soy quien para juzgar nada acerca de eso,
pero este pasado del que habla sucedió antes que cumpliera los siete así que…quiero
decir, esto ciertamente no vale la pena el sacrificar su cuerpo y su salud por algunas
memorias de la infancia. Solo quiero que siga adelante y sea feliz con el presente…”
“Ah, esta fue otra que hizo bajo la influencia del ácido...se la robé. Esta te hará sonreír
todo el día, realmente, realmente linda…” Junsu señaló una cierta pintura bastante
alejada de la anterior.
Jaejoong observó la pintura y esta vez, nada pudo evitar que su cuerpo se estremeciera
vigorosamente así como las lágrimas escapaban de sus párpados. Perdió la capacidad de
hablar, solo su mano, temblando, se acercó a fin de rozar el lienzo con sus dedos.
Era la vista posterior de un par de conejitos, sentados lado a lado sobre el tejado,
contemplando el cielo estrellado por encima de ellos. Uno de los conejitos alzaba su
mano al cielo, parecía como si tratara de alcanzar una estrella fugaz.
“Algo infantil pero he ahí el encanto, ¿no?" Junsu dejó su fascinación evidentemente
mostrada. "Como esas ilustraciones de cuentos para niños…realmente bello…”
¿Cómo podía Jaejoong olvidarlo? Era el ridículo dibujo del cual tan fácilmente se mofó,
mientras un niño llamado Shim Changmin puso todo su esfuerzo y deseo en la hechura.
Esta actual pintura ante él era ciertamente diferente, bien acabada y no la descuidada
obra de arte de un niño de 6 años de edad, hecha de lienzo y óleo, y no de papel
reciclado y crayones. Una cosa sin embargo él sabía con certeza: No había forma en la
que otro Shim Changmin pudiera hacer esto.
*
*
*
El entorno de Jaejoong se hacía borroso mientras ascendía por cada peldaño a través de
las escaleras del apartamento de Changmin. Cada pulgada se sentía tan lejana cuando
las ganas de lanzarse sobre su querido amigo de la infancia estaba ya en la boca de su
garganta, todos esos anhelos lo torturaron a lo largo del camino. Estaba más que ansioso
por abrazarlo, besarlo, darle un puñetazo, y decirle lo mucho que lo había echado de
menos. Habían demasiadas cosas por confesar.
Sin embargo sus previamente determinados pasos se quedaron en su sitio casi al mismo
tiempo que posaba su mano en la superficie de la puerta. La voz de una mujer era
audible desde el interior. Curioso, abrió la puerta que no estaba cerrada con llave para
poder entrar.
Decidió detenerse en el pequeño espacio con graffiti hecho a mano sobre el muro,
permitiéndole escuchar furtivamente la conversación sin ser atrapado. Dio un respingo
cuando Changmin alzó la voz, seguido por los sonidos de objetos siendo estampados
contra el piso.
"Changmin-ah..."
"¿Quién crees que luchó para que puedas ser puesto en libertad? ¿Pagó por tu fianza y
rehabilitación...? ¿Piensas que los adictos son automáticamente enviados a
rehabilitación...? Piensa, Changmin-ah, ¡¡piensa!!" La dama gritó débilmente.
Changmin dejó caer su cabeza en las palmas de sus manos, despeinando su cabello,
como si le doliera escuchar más. "Ya basta…Esas son mentiras..."
"Era un abogado, ¿olvidas eso? ¿¡Por qué debería cambiarte por dinero cuando ya tenía
un montón!? ¡Él nunca dependió de sus padres para empezar...!"
Jaejoong vio al par de hombros sacudirse. Cómo deseaba correr hacia Changmin y
ponerlo a salvo dentro de su abrazo.
"Él vio por ti desde lejos, Changmin-ah...Él no dejó que lo supieras...Pero no puedo
quedarme callada por siempre, especialmente ahora…"
"...Un hospital en Busan. Por favor, ve allí. Él está…“ Eunjung estrechó su bolso de
mano haciendo más presión. “Él está muy enfermo..."
Los ojos de Changmin parecían querer salirse de sus cuencas momentáneamente antes
de que se precipitara a la puerta de salida, perdiendo la habilidad de permanecer bajo
control.
Changmin quedó congelado por algunos segundos al ver a tan inesperado visitante,
antes de resoplar y con señas hacerlo a un lado. "Métete en tus propios asuntos.” Lo
rechazó fríamente. Sin embargo esta vez Jaejoong no solo estuvo mansamente de
acuerdo. La siguiente declaración fue dirigida a Eunjung.
[CONTINUARÁ…]
Autora: Umeboshi_heart
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CAPÍTULO 8A
Yoochun ahogaba sus palabras en el pecho del muchacho para que su respuesta sonara
apagada. “Lo estoy…”
“Ya lo hice…”
Yoochun alzó la mirada y susurró con la voz destrozada. “Yo podría…a menos que él
no esté aquí…”
“Estoy loco, Noona…No puedo reprimir este repugnante deseo de devorarlo cada vez
que está cerca…” Yoochun se ahogó. “Y abusé de él…cómo...¿cómo pude? He probado
que en realidad puedo hacerlo…y temo poder hacerlo de nuevo…esto tiene que parar-”
La voz de Yoochun temblaba. “Él aún es un niño, ¡él no comprende! Soy el único en su
vida, por supuesto ¡él no tiene opción! Esto no está bien, Noona…Quiero que lleve una
buena vida feliz, y yo podría destruirlo a medio camino…Él no merece eso…”
Eunjung le echó una mirada a las píldoras antidepresivas esparcidas por el suelo.
Eunjung estaba a punto de decir algo cuando unos tipos los cuales eran empleados de
su padre ingresaron por la puerta. Dijeron algo acerca de un coche que ya estaba listo
y se quedaron de pie obedientemente, esperando por la siguiente orden.
La joven suspiró, pasándole un pañuelo a Yoochun al mismo tiempo que secaba sus
propias lágrimas con la mano. “…Esta conocida mía es una experta en psicología
infantil. Tiene una niña pequeña, un perro, una casa confortable en un entorno
saludable. Su marido actuará como si lo salvara de esas personas malas imaginarias
sobre las que le contaste. Lo he inscrito en la mejor escuela secundaria de por allí,
justo como pediste.”
“Pero no esperes que me quede callada por siempre. Después de tratar esos impulsos
los cuales tú aseguras son tendencias pedófilas, le revelaré todo. Todo, incluyendo tus
mentiras acerca de su memoria. Él será un adulto para entonces, y no hay forma en la
que puedas sentirte estúpidamente culpable si decide permanecer a tu lado.”
*
*
*
Justo frente a sus ojos estaba el amor de su vida, reposando vulnerablemente cubierto
por la albura de las sábanas del hospital, más pálido de lo que alcanzaba a recordar. La
habitación despedía el aroma de una mezcla entre el antiséptico y la esencia que había
estado anhelando por tanto tiempo, la esencia que invadía su nariz cada vez que
aquellos episodios bajo la influencia del ácido tomaban el control de su cuerpo y mente.
Aquellos brazos con los que solía alzarlo estaban tan delgados, aquellos labios con los
que solía rozar su mejilla estaban tan desprovistos de color, aquellos ojos con los que
solía irradiar consuelo y afecto estaban cerrados.
Changmin se sintió flotar cuando reticente y paso a paso se acercó y se sentó en la silla
próxima a la cama, difícilmente produciendo un sonido, ni siquiera el de su respiración.
Movió su dedo a fin de acariciar la mejilla casi sin vida, deseando probar que no estaba
hecha de lienzo y pintura blanca.
Changmin olvidó como hablar, cómo hacer uso de sus cuerdas vocales. Temblaba, sus
manos estaban frías.
“¿…Por qué tan dulce, Cutie? Es como la primera vez que me besaste…”
Changmin no pudo más con todo ese tumulto en su pecho, dejó caer sus rodillas sobre el
piso, presionando su cuerpo contra un lado de la cama, sacudiéndose con fuerza en tanto
lágrimas y sollozos lo derrumbaban.
“Debes...compensarme a lo grande, ¿sabes? Cantarás para mí todas las noches, todos los
álbumes de Fukuyama Masaharu especialmente ese maldito ‘Saiai’, no me importa si te
desgarras la garganta, tú-” Changmin se atragantó, era difícil continuar hablando con
ese dolor embargándolo. Se secó las lágrimas con el dorso de la palma de su mano. “Te
dificultaré las cosas…Me comprarás cuadros carísimos y montones de lienzos, te
subirás a la montaña rusa que tanto odias cientos de veces…“
Yoochun soltó una risita débil, sus dedos acariciaban suavemente la mejilla de
Changmin. Cómo extrañaba Changmin aquellos ojos que formaban líneas cuando
sonreía. “Lo haré, Cutie...lo haré…“
“Di lo que quieras sobre eso, ¿si? No estoy escuchando. Esta vez...yo…esta vez ¡no te
dejaré ir! Ahora soy más fuerte que tú…¡lo suficientemente fuerte como para traerte a
rastras cuando sea que trates de abandonarme otra vez…! ¡¡Te encerraré en mi cuarto si
tengo que hacerlo!! Y…y…¿sabes qué? ¡¡No hay forma en la que te deje estar arriba
ahora!!” Changmin murmuró desesperadamente al oído de Yoochun. Este último
rompió en una débil risita antes de liberarse gentilmente del abrazo y atrapar el rostro de
Changmin entre sus manos, consolándolo con la sombría mirada llena de nostalgia y la
desfalleciente sonrisa, un pulgar quitando las tibias lágrimas.
“Cutie…has cambiado.” Sus labios fruncidos. “Te has vuelto más cute.”
Changmin tomó ambas manos de Yoochun y las estrujó con firmeza. La compostura de
Yoochun lo torturaba, sabía que tenía el corazón espinado, demonios aquellas lágrimas
eran evidentes. “¿…Por qué…? ¿Por qué nunca expresaste como te sentías, Hyung...?
Sufriendo solo, ¿ocultando todo con una sonrisa y esa falsa calma…?
Yoochun no podía decir una palabra, alzó una mano y acarició un lado del rostro de
Changmin en tanto sus propias lágrimas caían con más fuerza.
“Siempre velaste por mi…No tenía idea…¿desde cuándo...? ¿Por que no viniste por
mí…?” Changmin presionó su rostro más firmemente contra la fría palma. Su ceño
fruncido, sus ojos exigían una explicación, algo que Yoochun nunca podría darle
apropiadamente.
Sin duda se veía lo difícil que era para Yoochun decir la razón.
"...Tenía miedo..."
"¿Miedo de qué...?" Abrazó a Yoochun de nuevo, pasando sus dedos por entre los
suaves y ondeados mechones de cabello. "Cuando te dije que nunca podría odiarte, lo
decía en serio...¿Por qué no pudiste creer en eso?"
Changmin hizo como le dijeron. Dentro del cajón habían varias llaves de formas que se
le hacían familiares.
“Las llaves de nuestra casa, solo en caso de que quieras tomar algunas cosas…Aún
conservo tus pertenencias.“ Yoochun se atragantó y tosió. El otro dibujó círculos en su
espalda cuidadosamente. “Te encantaba hacer lío en mi cuarto, ¿recuerdas…?”
Yoochun cerró sus ojos y aspiró profundamente, alargando una mano para acariciar la
cabeza de Changmin.
"Se siente como un sueño...Aish." el mayor hizo una mueca cuando dos hileras de
dientes aterrizaron sobre la piel de su hombro.
Yoochun reía tontamente, su ceño fruncido por la ocurrente manera de utilizar las
palabras. "Siempre un bebé para mí..."
"¿Cómo...?"
Pero Changmin podía sentir que era difícil para Yoochun incluso hablar. Cómo la voz
se volvía más y más débil.
“Los repetiremos, incluso mejores, ¿está bien? Así que…por favor…saca el trasero de
este maldito lugar, y comenzaremos todo de nuevo…, prométeme que lo haremos..."
"Changminnie..."
"Prométeme."
“Lo sé y ahora ni siquiera me importa.” Changmin besó los helados labios una vez más.
Esta vez, fue más firme y más largo el tiempo que duró. Simplemente no quería perder
el sabor que había estado anhelando por tanto tiempo. Negó la sensación de que pronto
lo haría. Sintió más de aquél tibio líquido derramarse por entre los párpados de
Yoochun mientras hacía de ese modo.
Algunos momentos pasaron con apenas algunas pláticas, en tanto los dos cuerpos se
entrelazaban más profundamente el uno con el otro.
Hasta Changmin notó que la calidez y el pulso provenientes del cuerpo que sostenía
disminuían poco a poco.
Cuando levantó la barbilla de Yoochun, el mayor estaba tratando con todas sus fuerzas
de ajustar el flujo de aire, de aferrarse a lo poco de vida que le quedaba. Aún así, la
desfalleciente sonrisa seguía en su rostro.
“No…Hyung…”
“Odio como dices eso, no hables así...No, Hyung…Por favor…no has cantado para mí,
Hyung, no te atrevas…” Changmin zarandeó el cuerpo de Yoochun sin esperanza. ¿Qué
podía hacer? El alma no era un objeto de forma concreta el cual pudiera aprisionar, y ya
era tiempo. Con vacilante voz le exigió, “Dilo…Di esas palabras que nunca me
dijiste…”
Sabía que Yoochun hacía uso del último rastro de fortaleza que poseía para abrazarlo y
susurrarle al oído con la más dulce de las voces, aquellas palabras que había ansiado por
tanto tiempo.
{CONTINUARÁ...}
Autora: Umeboshi_heart
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CAPÍTULO 9
"...Era un niño brillante, ¿sabes? Cuando estaba triste por la muerte de mi hermano él
me reconfortó...Me dio un muñeco de trapo hecho a mano y me brindó su compañía...y
trató de hacerme sonreír..." Jaejoong escondió las manos dentro de sus bolsillos. La
temperatura no era precisamente agradable. "…pero ¿qué hice yo cuando él estuvo en la
misma situación? Nada."
La suave brisa soplaba en tanto los caídos pétalos avanzaban prontamente su recorrido.
Jaejoong cerró los ojos, percibiendo el fresco aire de primavera mientras contemplaba
todos los eventos recientes que acontecieron justo frente a su nariz.
Justo frente a él, una lápida esculpida en piedra color gris parecía devolverle la mirada
con lástima. El joven de cabellera rubia pasó sus curiosos dedos por todas las curvas
como si se tratara de un ser vivo.
"Esa Noona amiga tuya dijo que...¡hiciste a Changmin olvidar su pasado! ¡Le dijiste que
todo lo que recordaba era falso para hacerle creer que siempre había disfrutado de una
vida perfectamente feliz...!"
"Sería una mentira decir que no estoy herido, ¿sabes? ¡Yo formaba parte de esa
memoria que tú declaraste como falsa...! ¡¡Cómo desearía poder arrastrarte de vuelta a
la vida y meterte un buen golpe justo en medio de los ojos!!"
La voz de Jaejoong competía con el rugido del viento. Se dejó caer sobre el suelo,
sentándose con las piernas cruzadas.
"Pero Yoochun...¿crees que las personas pueden olvidar fácilmente algo solo porque tú
se los dices?...No. A menos que tengas una máquina lavacerebros, no. La razón por la
que él la olvidó fue simplemente porque no era tan preciada...“ Se atragantó.
“Porque...Changmin era más feliz en su nueva vida contigo..."
El reconocer esto lo torturaba más de lo que hubiera imaginado. Bajó la cabeza hasta
clavarla en su pecho.
"¿Cómo puedo ofenderme contigo por eso, por el amor que yo no le di…? Al comienzo
pensé que tú lo tuviste en tu vida por pura suerte, solamente como un maravilloso
regalo. Te envidié tanto...pensé que no era justo...pero ella dijo que incluso aquél quien
descubrió el maltrato y se levantó en contra de la anterior familia fuiste tú...y que
tampoco le dejaste saber esto..."
"Lo llenaste de amor por nueve años, incluso discretamente le dedicaste tu vida después
que él se fue, no pidiendo nada a cambio...”
"Dime qué derecho tengo yo aquí..." Clavó sus uñas en la tierra, en busca de una forma
por medio de la cual expresar su desesperación. "Nueve malditos años...¿Cómo puedo
competir con eso...? Dime...dime ¿¡cómo debería lidiar con este desastre que tú
dejaste...!?
Se agachó, hundiendo la cabeza profundamente en su regazo. La gente cambia, la gente
olvida. Es inevitable. Justo cuando pensaba que finalmente había encontrado al
verdadero Shim Changmin, al amor de su vida, se daba cuenta que ya lo había perdido.
*
*
*
Kim Jaejoong, después de ser dejado en Busan para despejar un poco su cabeza,
finalmente llegó a la estación de Seúl en menos de 3 horas. Durante el viaje siguió
pensando y pensando, pero la falta de tiempo no le dio mucha oportunidad de hacerlo
así que para el final de este seguía sin idea de cómo encarar a su amor de la infancia,
quien actualmente estaba hundido en la devastación. Incluso con la mente nublada, fue
directo al departamento de Changmin, sintiendo la punzada de la desesperación a lo
largo del camino. Él no estaba listo.
En el piso del pasillo vio a Junsu, sentado con las piernas extendidas, apoyando su
espalda contra la habitación del departamento de Changmin. Junto a él había una bolsa
de plástico por la cual las espinosas hojas de una piña y algunas cajas de comida para
llevar asomaban por encima de las asas.
Por primera vez desde que conoció al malgeniado joven, fue capaz de verlo tan
frustrado, de cara contra las palmas de sus manos. Jaejoong se repuso y forzó una
pregunta, "¿Eso es para él...?"
Ningún sonido fue audible en el momento que entró, tratando de mantener sus pies tan
ligeros como los de un gato.
Aunque lo que vio era de esperarse, aún así desgarró su corazón en mil pedazos el ver a
Changmin esconderse bajo la colcha, acurrucándose formando una gran pila de tela de
algodón, solo la parte visible de su cabello castaño y algo de sus dedos que estrujando la
manta asomaban. Jaejoong sabía que un caos silencioso estaba teniendo lugar bajo las
cobijas al ver la enrollada silueta sacudirse de arriba a abajo.
Aparte de aquellos artistas a los que había entrevistado en el pasado, Jaejoong nunca fue
bueno en persuadir a alguien, especialmente cuando sus sentimientos personales estaban
en medio.
El rubio posó la palma de su mano sobre cierto punto el cual tomó como la alta espalda
de Changmin y frotó en círculos gentilmente. "Hazlo ahora...mira, Junsu te compró un
montón..." Rebuscó en la bolsa de plástico y encontró pan envuelto en papel. Lo dejó al
lado de la almohada de Changmin. “Se ve delicioso, mira esto Min…”
Esperaba que Changmin se levantara e hiciera algo por sí mismo después de conseguir
el beneficio de estar solo, mas la encorvada silueta ni siquiera se movió de su posición
anterior. Eventualmente Jaejoong volvió al dormitorio sin apenas hacer un sonido,
derrumbándose en el piso con las piernas extendidas y la espalda apoyada contra la
pared. Sus ojos nunca dejaron al joven.
La única diferencia en la pila de colcha arremolinada fue cuando esta se sacudió y dejó
de temblar. Jaejoong cerró los ojos e intentó dormir justo en el punto donde se
encontraba, rogando para que cuando despertara, pudiera descubrir el rostro de
Changmin y la idea de cómo aflorar en él una sonrisa.
Otra hora, y la posición persistía, todavía suaves bocanadas eran perceptibles una vez
cada cierto tiempo.
Le conmocionó que su reloj de pulsera mostrara un claro 3 am, lo cual significaba que
Changmin había pasado demasiadas horas llorando, sin comer o dormir. El mayor
decidió acercarse a él, siendo sincero acerca de su presencia.
"Minnie, por favor...no te hagas esto..." Tomó al muchacho por ambos lados y lo
sacudió suavemente, las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos.
"Pero al menos bebe algo ¿está bien...? Haré algo dulce para ti…" Los ojos de Jaejoong
se precipitaron por todo el lugar a fin de encontrar algo a la mano, y mentalmente
aplaudió al encontrar una cocina eléctrica colocada cerca al refrigerador.
Apresuradamente, calentó agua en un tetera para preparar una taza de té, más una gran
cantidad de azúcar, aunque maldiciéndose a sí mismo en el proceso por el sonido
metálico que producían los utensilios de cocina acabando con el silencio del cuarto.
"No iré a casa hasta que te vea comer…o beber algo..." La tibia taza estaba lista y
siendo llevada al moreno. Jaejoong la puso sobre la cabecera. Lentamente, Changmin
salió de su escondite, revelando la agonizante vista, un húmedo y enrojecido rostro,
párpados hinchados, labios resecos, contraídas venas tratando de luchar contra los
recurrentes hipidos. Cuánto le chocaba a Jaejoong el verlo de ese modo, cuánto deseaba
que aquella habitual cara presumida esa llena de triunfo y superioridad, la cual
supuestamente le molestaba tanto, hiciera acto de presencia. Cayó en la cuenta que
aquel rostro siempre estaba tan radiante, ahora que la luz se había ido del par de ojos
redondos.
"O…al menos, ¿dormir...? Estás cansado, Min...te enfermarás…por favor, por lo menos
come algo o simplemente duerme…"
Changmin trataba de responder, Jaejoong sabía que lo hacía, pero los divididos labios
solo atinaron a juntarse de nuevo presionando con fuerza en tanto las ganas de llorar le
superaban. Al final el moreno estampó su cara de vuelta a la almohada y repitió las
deprimentes sacudidas, haciéndose un ovillo incluso más.
"Ah, Minnie..."
“Lo siento…”
Jaejoong no tenía intención de hacer que deje de llorar, no por la fuerza. Se daba
perfecta cuenta que Changmin lo necesitaba, después de aquel largo calvario de lucha y
represión, el chico necesitaba actuar de la manera en la que realmente se sentía
cualquiera que esta pudiera ser y rendirse ante sí mismo.
Jaejoong meció al joven para adelante y para atrás, suavemente como en una cuna. No
supo cuánto tiempo permanecieron en ese estado hasta que la frecuencia respiratoria de
Changmin gradualmente se estabilizó y sus hipidos disminuyeron, en tanto Jaejoong
sentía el peso del más alto sobre él.
¿Cómo podía tener el corazón para mover y despertarlo? Al final Jaejoong cambió de
posición poco a poco, haciendo uso de un tiempo bastante prolongado hasta poner a
Changmin de vuelta sobre la almohada, sin dejar ir el contacto corporal. Solamente
cuando estuvo convencido de que el joven se hubiera dejado llevar completamente por
el sueño, fue liberado del abrazo.
Terminando de poner los alimentos dentro del frigider, se dejó caer pesadamente al
suelo, apoyándose contra el duro borde de la cama y descansando su cabeza allí,
sintiéndose completamente exhausto por el largo viaje y todos los enredos. A los
pesados párpados se habían sumado adoloridas articulaciones y mareos hasta que
finalmente cayó dormido.
El sol estaba en lo alto cuando despertó sobre la cálida y esponjosa superficie que
exudaba la esencia de Changmin por toda su cara en lugar del duro borde de la cama
hecha en madera.
La puerta del baño se abrió, revelando a Changmin y su rostro ya lavado pero aún sin
vida, haciendo que Jaejoong saltara de sorpresa. "No te preocupes por la salud de otros
cuando no puedes conservar la tuya.", Changmin murmuró y se tiró a la cama, cayendo
justo al lado del mayor.
Jaejoong se sonrojó sabiendo que Changmin lo había llevado a la cama mientras estaba
dormido, pero pronto pudieron más sus ganas de saber el estado del muchacho.
"Hay pastel en la nevera", Jaejoong le informó. Esta vez estaba decidido a meterle la
comida a empujones si fuera necesario. Se precipitó a dicha nevera y tomó un pedazo de
pastel que Junsu había comprado.
Jaejoong suspiró, sabiendo que Changmin solo lo había hecho para callarlo. Aún así
estaba lejos de acabar con su paciencia, desde lo acontecido era solamente el segundo
día de duelo, ¿qué podía esperar? Por lo que se deslizó para sentarse al borde de la cama
y acarició la cabeza de Changmin dulcemente, él único camino de consuelo en el que
podía pensar. Estaba casi sin esperanza.
"Lo siento Hyung...me estoy poniendo pesado..." por primera vez, Changmin hizo su
cabeza a un lado del lado de Jaejoong, en vez de plantarla contra la almohada.
De repente Changmin se levantó, mostrándose reacio y negándose a mirar a los ojos del
mayor. “Hyung, esto es realmente molesto pero...pero...¿podrías...?”
No pudo llegar a pronunciar la petición, solo se dejó caer en el pecho de Jaejoong, rodeó
con sus brazos la cintura de Jaejoong muy ligeramente, su frente apoyada en el hombro
del más bajo. Repitieron el abrazo acurrucándose de nuevo.
Aigoo...
Jaejoong lo apretujó más fuerte y besó la parte superior de su cabeza. "Minnie, eres
justo como..." cuando eras un niño. "...un niño."
"Lo siento..."
Jaejoong no pudo evitar preguntarse si esta era la misma persona la cual lo chantajeó y
lo torturó con enigmas e irritantes comentarios. El mismo que ahora sucumbía ante él
con tanta necesidad, si bien incluso el Shim Changmin que conoció cuando niño no era
precisamente necesitado, mas bien insistente y demandante–pero sabía que el vulnerable
él que le hacía frente ahora era probablemente alguien que había estado suprimido y
negado por un largo tiempo, quien finalmente explotó para hacer su aparición.
Dolía y puede ser ridículo, pero no podía encontrar una razón por la cual sus asuntos de
la infancia tuvieran alguna importancia. Más importante aún la oportunidad realmente,
realmente ya había pasado. Changmin no necesitaba más trivialidades en su ya
complicada línea del destino, y Jaejoong no tenía ni idea de cómo contarle tampoco.
"Déjalo salir, escucharé..." Sugirió finalmente, esperando que el otro muchacho quisiera
abrirse a él.
“Minnie, no digas eso…” Jaejoong sintió que su visión se hacía borrosa en tanto los
entristecedores sollozos del menor comenzaban de nuevo.
"Yo no estaba solo...yo tuve a Junsu, yo tuve a Yunho Hyung...yo conocí a mucha
gente. Pero Yoochun Hyung...él sufrió solo...Comido por la culpa y el
arrepentimiento...¿Sabes qué...? Incluso después de contraer esa enfermedad, la única
cosa en la que pudo pensar fue en una manera de hacerme volver a la escuela sin que yo
lo supiera..."
Cuánto deseaba el rubio sellar aquellas dolorosas palabras con sus labios. Las lágrimas
que anteriormente se veían tan distantes finalmente se abrieron paso a las ropas de
Jaejoong.
“Yo pude seguir adelante, Hyung…¡pero él no pudo! Él era más débil que yo, ¿por qué
no me di cuenta de eso…? ¿Por qué no confié más en él...? ¿Por qué no volví a él...?"
Esto lo torturaba tan profundamente cuando aquellos ojos brillantes por las lágrimas
finalmente tuvieron el valor de desafiarlo, cuestionando algo que él no podía responder.
"Todos lo sabían. Todos pudieron verlo solo mirando su rostro. Tan calmado, como un
niño dormido..." Recorrió la curva del labio inferior de Changmin. "Pero no creo que
esté feliz de verte así...él ya se sintió lo suficientemente culpable, no quieres que se
sienta más culpable, ¿o sí...?"
Changmin atrapó la mano de Jaejoong con un lado de su rostro y con su propia mano,
casi desesperadamente. "Pero duele...tanto que...no puedo con esto..."
“Minnie...lo siento..." Las lágrimas bañaban su rostro así como las de Changmin el
suyo. Apresó al muchacho en un abrazo, "Te amo tanto, Minnie, te amo tanto..."
*
*
Luchar contra la depresión no era nada fácil. Todos los días Jaejoong visitaba a
Changmin antes o después del trabajo, a fin de asegurarle platos recién preparados para
comer (los cuales mayormente terminaban intactos), limpiar el cuarto o simplemente
preguntarle al más joven qué necesitaba (hasta ahora, nada), ignorando el trato de
silencio hostil y volvía a casa completamente desanimado por la noche con la
preocupación pintada en su rostro. Changmin había exigido en tono de súplica que
Jaejoong lo dejara solo y le diera tiempo, pero el mayor no podía controlar sus nervios y
dejar de preocuparse, y esto era razonable ya que Changmin estaba de hecho
autodestruyéndose. Además, 'déjame solo para darme tiempo' nunca estuvo registrado
en el diccionario de Jaejoong.
Al cuarto día, Yunho lo llamó y lo asaltó con un interrogatorio mal articulado del por
qué Jaejoong no le había contado las cosas que le habían sucedido, por qué tuvo que
enterarse de esta 'muerte de un pariente importante' por Eriko, y habría venido a la
velocidad de la luz si no fuera por la respuesta de Changmin, 'por favor dile que estoy
bien y POR FAVOR que no venga.' Junsu, por otro lado, le escribía a Jaejoong todos los
días para preguntar acerca de su compinche pero no se aparecía. Jaejoong creía que
Junsu comprendía totalmente cómo Changmin podría no apreciar demasiadas
compañías por el momento.
“¡Si pudieras no estarías así...! Y yo he estado aquí todos los días...Dios me siento tan
inútil…” Jaejoong ayudó al más joven a levantarse y tomar la pastilla, para entonces
ayudarlo a recostarse de nuevo y alzar la manta hasta por debajo de su barbilla. Le echó
un vistazo al reloj, era tarde. "Si no baja para mañana deberíamos ir al hospital."
"La última cosa que quiero ahora es un extraño metiendo las narices en mi vida..."
Alcanzado por la declaración, Jaejoong apartó la mirada, sin saber qué hacer retiró la
mano que descansaba sobre el pecho de Changmin aunque esta se había paralizado.
Notando su torpeza, Changmin suspiró. "Tú no eres un extraño, deja de poner esa
cara..." Entonces se hizo un poco a un lado y destapó la parte de la cobija que ocultaba
el espacio junto a él. "Aquí..." Apartó la mirada.
Jaejoong frunció el ceño, no pudiendo captar lo que el otro muchacho en realidad quería
que hiciera. Creyó que la enrojecida mejilla era producto de la fiebre. "¿Ah...?"
Él asintió.
"Duerme aquí esta noche, a mi lado...eso te hará tener menos pánico..."
Algunos segundos pasaron en tanto Jaejoong quedaba pasmado y sonrojado; sus ojos
pegados en el piso opaco, hasta que se dio cuenta de lo patético que se veía y lleno de
nervios se apresuró en subirse a la cama y ocupar el espacio vacío. En un primer
momento se posicionó un poco lejos de Changmin, hasta que el menor apagó la lámpara
y tiró de la manta sobre ellos antes de acurrucarse más de cerca y descansar un brazo
sobre su cintura. Muy pronto, el silencio ocupó la habitación.
Pensó que Changmin ya había caído dormido, y para su sorpresa la situación lo relajó
más de lo que imaginaba. Changmin olía como a la mezcla de cítricos, lavanda y óleo,
extraña pero relajante combinación. Aspiraba el dulce aroma mientras sus dedos
distraídamente se perdían en la oscuridad, ascendiendo desde los dedos de Changmin
hasta por encima de su hombro.
Cuando los dedos de Jaejoong rozaron accidentalmente las pestañas de Changmin, este
se percató de que el más joven no había cerrado los ojos.
La voz de Changmin flotaba en la oscuridad, casi más baja que un suspiro. "¿Y qué
si...solo estoy buscando algo de consuelo físico...? ¿Y qué si aún no puedo dejar atrás a
Yoochun, y en realidad solo te uso como una distracción?"
De algún modo Jaejoong ya era inmune a ese tipo de confesiones. Gentilmente pellizcó
la barbilla de Changmin. "Minnie...por qué te preocupas por cosas tan triviales..."
"Lo que más me duele eres tú estando así...yo no puedo preocuparme por nada más. Así
que por favor, solo piensa en ti..." la siguiente declaración hizo que requiriera
demasiada energía para Jaejoong el mantener su voz estable. “No sabes cuánto me
arrepiento, de no haber estado a tu lado cuando sufriste todos esos años...yo solo…no
quiero arrepentirme por algo incluso más…”
"Siii...Lo siento." No ahora. No es el momento. "Cierra los ojos, Changmin...y por favor
ponte mejor mañana, ¿si...?" Le dio unas palmaditas a la cabeza de Changmin.
*
*
Cuando Jaejoong abrió los ojos a la mañana siguiente gracias al sonido de las aves
gorjeando, lo primero que vio dándole la bienvenida fue la imagen borrosa de los
gráciles dedos de Changmin, incrementando su anteriormente olvidada preocupación.
Cuando su visión se hubo ajustado mejor, pudo ver a Changmin sentado en una silla
junto a la cama, dándole la cara con las piernas cruzadas, un lienzo en su regazo se
apoyaba al borde de la cama. Vio el par de ojos graves pasar rápidamente de él al
lienzo, enmarcados por un par de cejas crispándose unas cuantas veces en tanto una
mano cuidadosamente hacía bailar un pincel.
"¿¡Estás pintándome...!?"
Changmin empujó el hombro del mayor sobre la cama, evitando que cambiara de
posición. "Shh. El ángulo es perfecto."
El corazón de Jaejoong dio un vuelco al ver la largamente esperada sonrisa que había
echado tanto de menos. Su tez tornó miserablemente a carmesí cuando Changmin dejó
de pintar y dirigió su atención a él, observando cuán agitado estaba. “A-al menos
avísame primero...Debo haber estado realmente feo.” Jaejoong tartamudeó.
Tanto como Jaejoong recordaba, un beso de Changmin nunca había sido tan dulce.
{CONTINUARÁ...}
Autora: Umeboshi_heart
Música: Landon pigg - fell in love in the coffe shop
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/4141.html#cutid1
CAPÍTULO 10
El chico suspiró, hacía círculos con su silla giratoria y observaba al más chico quien
estaba sosteniendo un libro con ojos esperanzados. "Solo una vez más, ¿está bien?
Debo hacer mate.”
Una sonrisa apareció en los labios de Jaejoong al mismo tiempo que la dulce escena se
clavaba en su retina.
Una caja del nuevo lanzamiento de CNBlue había llegado esa mañana, y él estaba en
plena tarea de acomodar las copias una por una en el anaquel de exhibición, un trabajo
monótono que le permitía soñar despierto y al mismo tiempo darle término. Su turno ya
había acabado y el pequeño Minho se había ido a casa más temprano, pero él se sentía
responsable de finalizar el trabajo antes de irse a casa.
Tres semanas habían pasado desde que hubieron experimentado la tragedia, y Changmin
había estado luchando por salir del oscuro valle en el que se había adentrado. A veces
Jaejoong lo encontraba con los ojos hinchados, e incluso llorando a la mitad de un mal
sueño, pero para el final de la segunda semana tal estado no podía haber sido encontrado
por ninguna parte. El pintor había comenzado a hacer cosas por sí mismo- pintó, limpió
la casa, hasta fue a la tienda. Algunas pocas veces, incluso hacía bromas o profería
aquellas memorables ocurrencias. Jaejoong estaba tan feliz que hubiera podido llorar
justo en el momento en el cual hizo aquello.
“Qué trabajador.” Alguien tiró de su cabello, y el creyó que era parte de un sueño
despierto el ver a su amado moreno allí junto a él, ambas manos dentro de sus bolsillos.
“¡C-Changmin! ¡Me sorprendiste!” Observó los alrededores con nerviosismo, ver nada
más el rostro de Changmin era el único modo de mantenerse sereno. “Aish, qué lástima
Minho se ha ido…”
Changmin rió disimuladamente, alzando una de sus cejas. “¿Qué lástima?” Mostró
aquellas lindas hileras de dientes y recibió un leve golpe en el brazo como respuesta.
Jaejoong fingió ignorancia y continuó su tarea, de cuclillas a fin de acomodar el
contenido del estante inferior. “¿Por qué estás aquí…?”
Jaejoong hizo su trabajo más rápido. “Ah…ahora que lo pienso, ustedes chicos no se
han reunido desde hace mucho tiempo. Deben haberse gritado mucho el uno al otro.”
Sonrió, honestamente también echando de menos al malhumorado joven.
“Verlo disfrazado como Godzilla es una experiencia que solo se puede ver una vez en la
vida, es por eso que vine. ¡Pero mira esto!” Changmin estiró su brazo derecho justo en
frente de la nariz del mayor, mostrando un rastro de piel acardenalada a lo largo de este.
“¿Como una chica? Aww...él te extrañó.” Vio el amago de una sonrisa gentil en los
labios de Changmin. “Quizás él simplemente no pudo decirlo.”
“Nah, esta vez lo dijo en público y a todo pulmón…” El pintor se echó a reír. “Me tomó
dos chupetines y múltiples cachetadas el calmarlo.”
Jaejoong cubrió su boca y se rió tanto que le comenzó a doler el estómago. “Ustedes
chicos mejor sean mis mascotas, son demasiado lindos.”
“Eww, él sería una horrible mascota. Junsu siempre tiene este…extraño cambio de
comportamiento cada cierto tiempo. Creo que tiene síndrome premenstrual.”
Todos los CDs habían sido acomodados en los estantes cuando el celular de Jaejoong
vibró, recibiendo un mensaje de texto. Hablando del rey de Roma:
-Puedo confiar en ti, ¿cierto…? Él es realmente importante para mí. Confío en ti,
¿okay? Te amo, Joongie. Te amo te amo mucho-
“Uh...seee. Está en sus días.” Jaejoong concluyó con la cara de un rojo intenso y una
sonrisa llena de júbilo.
“Eh, ¿él te escribió…?” El pintor trató de echar un vistazo pero Jaejoong rápidamente
escondió el teléfono dentro de su bolsillo.
Jaejoong juraría que sus órganos internos estaban 'gelatinizándose'. Oye, ya había
pasado un tiempo desde la última vez. “Changmin…”
Ellos caminaron lado a lado, sin hablarse el uno al otro, hasta que llegaron a la parada
del autobús y se detuvieron allí.
Echando un vistazo por el rabillo del ojo, Jaejoong finalmente rompió el silencio.
“Uhm…¿pasa algo malo…?”
Changmin se enfocó en los autobuses al pasar mientras jugueteaba con las hebillas de
metal que pendían del bolso del mayor. “En realidad no…¿por qué?”
“¿Eso es malo?”
“No…pero es inusual.”
“Oh…” Jaejoong se preguntaba si Changmin sabría que esta decisión de no venir era en
realidad el resultado de lanzar monedas al aire tres días seguidos. Quería ver a
Changmin tanto tanto, la lógica se lo prohibía y el tirar monedas al aire no ayudaba
mucho. “Uhm...en realidad estaba planeando ir allí hoy, después del trabajo…”
También se preguntaba por qué el mundo reaccionaba tan rápido a algo que había
decidido solo hace unos pocos segundos.
Tomaron asiento, la extraña atmósfera persistía. Estar juntos dentro de una misma
habitación y estar lado a lado al aire libre (o en autobús, además del bolso de Jaejoong
descansando cómodamente sobre el regazo de Changmin) se sentían extrañamente
diferente.
Jaejoong se preguntaba (de nuevo) si esto era porque Changmin no quería que viniera.
En serio se lo preguntaba mucho.
“No hay forma que te deje ir antes de que cocines algo, ¿bueno?. Mi estómago está
rugiendo solo de imaginarlo.”
Jaejoong se rió entre dientes, dándole un suave puñetazo al brazo del más joven. “…Tú
barril sin fondo.”
*
*
*
Changmin nunca cerraba la puerta, esto era algo que el otro joven ya sabía. Gracias al
ya conocido no tan buen hábito, él había podido deambular libremente por todas y cada
una de las habitaciones del apartamento durante las últimas 3 semanas. Lo que lo
sorprendía era que el pintor ni siquiera la cerraba cuando salía de casa.
“Bueno, el mayor peligro que creo puedo tener aquí es Junsu y ya sé cómo deshacerme
de él.”
Jaejoong resopló y sacudió la cabeza, sabiendo que no podría cambiar una mente tan
terca.
Durante las últimas tres semanas, venía todos los días a revisar el estado de Changmin,
llevándole comida o preparando algo simple en su mini cocina. A veces limpiaba la casa
o llevaba la ropa de Changmin a la lavandería. A veces llegaba solo para encontrar al
menor ya durmiendo, por lo que pasaba horas adorando aquél rostro de ensueño antes
de irse.
Pero esta vez ninguna de aquellas tareas podían hacerse por lo que trató de hablar lo
más posible a fin de hacerlo todo menos incómodo.
“Ah, ¡He probado eso!" Rápidamente comentó al ver a Changmin beber un vasito de
jugo Tahitian noni del frigider. "Mi mamá me dio eso una vez. Fue traumático, ¿cómo
puedes tomar eso y continuar estoico?”
"A...a...a..." por supuesto, Jaejoong olvidó el sabor del maldito noni, incluso olvidó
cómo hacer para que su mandíbula no colgara de su boca completamente abierta.
Changmin sonrió con satisfacción al ver tal reacción. Sacó una botella de jugo de
naranja y bebió el contenido, “Omo, quedaste paralizado, y aquí tengo el antídoto…”, y
pasó el jugo de naranja con otro encuentro boca a boca antes que el mayor se las
arreglara para sobreponerse a la impresión.
El más alto sostuvo sus manos y caminó hacia atrás, atrayéndolo más y más cerca de un
modo tanto persuasivo como desafiante hasta que el borde de la cama chocó contra las
piernas de Changmin, invitándole a sentarse sobre la cama mientras el mayor
continuaba de pie frente a él, haciendo una distancia claramente ridícula e incapaz de
ocultar su nerviosismo.
Changmin deslizó su agarre a los brazos de Jaejoong, tiró de él y atrapó las piernas del
joven entre las suyas. Con el rostro al mismo nivel del abdomen de Jaejoong, sus ojos
enfocados en la textura de su camisa, lentamente acarició la delgada cintura que de no
ser por unos cuantos centímetros sin sentido estaría totalmente expuesta, la impudente
mano descendió instintivamente por un costado de la cadera de Jaejoong.
“Hey…¡Changmin...!”
"¡Changmin...!" El grito de Jaejoong era demasiado débil como para ser llamado uno de
protesta. Se estremeció cuando Changmin alzó la vista sin asomo de culpa, haciéndolo
encontrarse con aquellos redondos ojos castaños los cuales estaban mirándolo fija y
enceguecedoramente.
Era similar a la escena de un niño tirando de la mano de su madre por caramelos, pero
en lugar de esperar por su aprobación, este niño deshacía de manera insolente el último
botón de la camisa de Jaejoong. "Di que me deseas..." Siguió desabotonando en orden
inverso, sus ojos negándose a dejar los de Jaejoong. "Seré gentil, lo prometo..."
Su tono no era nada exigente, ni seductor.
Changmin atrajo la mano de Jaejoong a sus labios como respuesta. Rozó su nariz contra
el abdomen desnudo del mayor antes de pasar sus facciones enteramente a través de
este, cerrando los ojos por la comodidad en tanto la cálida, suave y tersa piel y el casi
imperceptible aroma a jabón lo relajaban. Entonces dejó un rastro de cortos besos, uno,
dos, tres, el último en realidad fue una lamida en el ombligo de Jaejoong, provocando
que el rubio siseara quedamente.
“Has pasado por mucho últimamente, quiero hacer que te sientas bien…no, quiero que
ambos nos sintamos bien…” Besó la palma de la mano de Jaejoong, sus dedos, la parte
interna de su brazo, con tal necesidad en su modo. Jaejoong estaba a punto de perder la
cordura.
“Sería un hipócrita si dijera que no lo deseo..." Pasó sus dedos por los mechones de pelo
que cubrían la frente del más joven y dejó escapar un nervioso suspiro. “Pero ambos
sabemos que lo lamentaremos después, ¿cierto...?”
Jaejoong notó que cada vez que mordía el lóbulo de la oreja de Changmin este soltaba
un desesperado maullido que era como música para sus oídos, y embestía contra él aún
con más fuerza. Aprendió que Changmin disfrutaba de la zona alrededor de su cintura
algo de más y descaradamente mostraba adoración hacia sus pezones, mientras Jaejoong
no podía dejar de lado su obsesión hacia el esbelto cuello de Changmin y la curva de sus
pectorales. La delineó de arriba a abajo hasta el cinturón del más joven, deshizo sus
pantalones y deslizó una mano con el único fin de reclamar el ardiente deseo como
suya.
"Hyung...nnhh...más rápido..."
Más que cumplir la petición Jaejoong bajó sus pantalones haciéndolos a un lado, las
increíblemente largas piernas y orgullosa erección fueron entonces expuestas frente a su
rostro, una de las más hermosas vistas que él haya podido pedir jamás en la vida.
Jaejoong se reía tímidamente en tanto Changmin trazaba su labio inferior con el dedo
índice. "¿¿Tú?? ¿nervioso...?" Lamió el dedo de Changmin y lo introdujo dentro de su
boca, envolviendo su lengua alrededor de este seductoramente. Changmin gimió,
luchando contra la urgencia de tocarse a sí mismo.
Jaejoong se echó a reír, haciendo que Changmin se sonrojara aún más intensamente.
Ascendió hasta besar al pintor, dos besos fugaces y el tercero profundo, sus manos
dispuestas a cada lado de su rostro. "Mi Changmin..." afirmó, esperando encontrar
rechazo y disgusto en el menor, solo para dar con nada más que una alegre sonrisa.
"Soy todo tuyo." Changmin respondió con los ojos entrecerrados, removiendo la mano
de Jaejoong a su pecho.
Su columna vertebral tembló, saboreó los labios de Changmin una vez más antes de
recorrerlo hasta abajo, dejando suaves mordidas a lo largo del camino.
"Hyung, tú...¡ah...!" Changmin se quedó sin aliento por la sorpresa cuando la boca de
Jaejoong reclamó su palpitante excitación, extrañamente no lo vio venir. Se tensó y se
retorció y ronroneó en tanto su respiración se aceleraba con cada sonido que Jaejoong
producía en la punta de su longitud.
"Hyu- ahh...nnh..."
“Uh…Minnie…¿tienes…?”
Algunos momentos de silencio hubieron pasado antes que Jaejoong estallara en risas.
Changmin se reía avergonzado, con la cara roja y a punto de echarse para atrás.
“¿¡Es en serio!?”
Changmin solo instó a que Jaejoong se recostara sobre su espalda y separó sus piernas.
“Uhm…honestamente, no.” Sin perder el tiempo, lubricó uno de sus dedos e hizo una
intrusión inicial en la entrada de Jaejoong tan lentamente como pudo.
Cuando el mayor comenzó a jadear y temblar en una forma diferente a la provocada por
el placer, Changmin lo retiró rápidamente.
“Hyung, por qué no me lo dijiste…oh Dios...es tu primera vez, ¿está bien, si soy yo…?”
“Quiero que seas tú…por favor…No es como si no supiera nada del tema de todos
modos…”
Changmin se detuvo por un momento antes de pasar sus dedos por el cabello de
Jaejoong. “…Mírame. Nunca dejes mis ojos, ¿está bien? Mírame.”
“…Oh Dios, Hyung…” Changmin no podía dejar de saborear aquella superficie por
completo sudorosa casi codiciosamente en tanto el calor de la estrecha cavidad de
Jaejoong lo engullía con cada fricción que él hacía.
“J-Jaejoong Hyung…”
“Jaejoong...di Jaejoong…”
“Sshh…ahh…Jaejoong…”
Todo era tan perfecto; los minutos pasaban con solamente gemidos llenando el aire a
medida que ambos alcanzaban la cima.
“Bésame…”
Sus labios sellaron entre sí el grito del otro al mismo tiempo que ambos llegaban al
clímax, y fue entonces que Jaejoong lo supo, aquellos dichos de la gente acerca de cómo
tu mente queda en blanco al tener un orgasmo no aplicaban a él. Incluso cuando
Changmin se vino dentro suyo, llenándolo con su semilla y cayendo rendido sobre él,
no podía dejar de pensar que el otro era nada más que un puro y hermoso ser.
Su Changmin.
*
*
Changmin estaba sentado con las piernas estiradas y a su lado, totalmente fresco y
completamente vestido, girando su conejito de peluche hecho a mano Joongjoong entre
los dedos. Jaejoong captó un breve instante a Changmin examinando el muñequito, el
cual pronto fue interrumpido al notar que el rubio había despertado, y dirigió su
atención a él en lugar de al conejito.
“Changmin….” ¿No lo recuerdas…? ¿No recuerdas algo que sostuviste con tanto
cariño, que hiciste por ti mismo…? “¿No…?”
“¿Mmm?”
“¿No…quieres desayunar…?”
Tan estúpido como siempre, Kim Jaejoong. No has mejorado ni un poquito incluso
después de perder tu virginidad con el tipo más perfecto posible.
Changmin mostró una amplia sonrisa y despeinó el cabello del mayor. “¿Siquiera
puedes caminar?”
Jaejoong se sonrojó furiosamente, doblando las piernas y plantando su frente entre las
rodillas. “…Uh…” Ahora que lo decía, sentía dolor allí.
“Eh. Déjame adivinar. Alrededor de 100-110 por minuto.” El pintor tomó la muñeca de
Jaejoong mientras fijaba la mirada en su reloj de pulsera, presionando tres dedos
verticalmente sobre esta.
“Tus latidos en este momento. Lo normal es alrededor de 60-80 por minuto, mientras
los tuyos son de 108. Hyung, vivir así no es bueno para tu salud…”
“No fui tan rudo anoche, pero no vayas a casa si no te sientes bien. Tengo que irme
ahora. ”
“¿A dónde?”
“A Busan. Yoochun me dio unas llaves en el hospital, las llaves de nuestra casa. Me
dijo que revisara el lugar.”
“Oh Minnie…”
“No puedo ser patético por más tiempo, Hyung.” Changmin lo soltó y se puso de pie, en
busca de sus zapatos. Eventualmente dio con ellos y se encaminó a la puerta de salida.
“Quiero que seas un buen chico y te quedes aquí.” El moreno frunció los labios como
despedida antes de irse.
Tan pronto la puerta se hubo cerrado, Jaejoong decidió algo. La próxima vez que viera a
Changmin, le revelaría todo.
{CONTINUARÁ...}
Notas de la Autora: Jajaja los dos últimos capítulos fueron puro arrumaco, espero no
aburrir a nadie xD la trama continuará por sí misma en el siguiente capítulo xD
Autora: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/4484.html#cutid1
(Uno verdaderamente tardío, ¡pero no sin propósito! Ahora no hay por qué temerle a los
spoilers teejejeje. Por cierto las diferentes edades mencionadas señalan la edad en cada época
vivida descrita en la historia. Mientras que para Jae y Min, ¿recuerdan que ellos cumplieron
años? xD)
Kim Jaejoong (12 años ~~ 25-26 años)
Anteriormente era un periodista de alta credibilidad y amado por sus lectores, trabajaba en
una prestigiosa revista dirigida a la comunidad de amantes del arte, Beautiful Mind, antes de
terminar como un humilde empleado en una tienda de CDs. Sus puntos de vista y actitud hacia
el amor y el trabajo son completamente opuestos. Bastante terco, llora y se encela fácilmente.
Le gusta(n): Todo tipo de arte (especialmente música), todo lo que sea de marca, Changmin,
Changmin, Changmin.
Le disgusta: Su propia debilidad.
Le gusta(n): Las pinturas de Changmin, los perros, los chupetines, estudiar (sorpresa, ¿eh?),
controlar a la gente, llamar a la gente por sobrenombres, pinchar el cuello de Changmin con
espinas de piña, enviar mensajes de texto a Changmin sin ninguna razón.
Le disgusta: Que le griten, que le den ordenes, ser inútil.
Le gusta(n): El piano, escuchar, Jaejoong, los adorables dongsaengs, las personas mayores.
Le disgusta: Casi nada.
(Adicionales)
Le gusta(n): Los hyungs guapos, el ‘contacto físico’, el dinero, cómida rápida, atención, moda,
Wonder Girls.
Le disgusta(n): Super Junior (él dijo 'vamos soy mas lindo, ¿no es cierto Hyung?' a lo cual
Changmin respondió 'Absolutamente' y Jaejoong estaba que echaba humo)
Le gusta(n): Los chicos guapos, que Yunho visite a Jaejoong en la tienda de CDs a la hora del
almuerzo.
Le disgusta: Cuando el Yunjae parece irreal.
CAPÍTULO 11A
"Hyung...es extraño. La persona a la que amo…él es como la pieza faltante del rompecabezas.
Se siente tan perfecto."
"¿Crees que...pueda intentar vivir el presente? Yo solo quiero que seas feliz allá arriba, y dejes
de preocuparte."
Trazando las hermosas líneas grabadas por última vez, sus pies lo llevaron lentamente lejos del
cementerio.
*
*
*
Un sonido chirriante se produjo en tanto Changmin introducía la llave en la puerta y empujaba
suavemente al abrirla solo para sentir una corriente de aire familiar invadir su conciencia.
Sujetándose firmemente de su bolso, el primer paso fue algo reticente como si estuviera a
punto de enfrentar la prueba más aterradora de su vida; el aire se hacía cada vez más denso en
torno a su garganta. La casa estaba, de hecho, no tan cubierta por el polvo como pensaba a
pesar de que nadie se había ocupado de ella desde que Yoochun no tuvo más remedio que
seguir viviendo en un hospital. Había dispuesto que sus empleados dejaran de trabajar alli;
sabiendo que posiblemente no volvería.
Atravesando el salón a paso tembloroso, el espigado joven recorrió la mirada por cada mueble
y trasto de un vistazo, no queriendo perder el tiempo en el desgarrador paisaje ni en sus
recuerdos. Se dirigió a su antigua habitación, solo para encontrarla exactamente del mismo
modo en el que la vio por última vez. Ni un solo elemento había sido removido de su lugar
previo, excepto por los dibujos hechos a mano pegados en la pared y algunas fotos
enmarcadas; estos ya no estaban más en el lugar donde solían estar. Todo resultó estar limpio
y ordenado, inclusive la sábana y el edredón eran los mismos que recordaba desde hacía 5
años atrás, tendidos apropiadamente.
Lo sofocaba incluso más el ver el cambio en esa habitación –las paredes estaban ahora
enteramente decoradas por sus pinturas; aquellas que Junsu había vendido. De algún modo
ellas llegaron a Yoochun, y Changmin simplemente no entendía cómo. Él únicamente sabía,
por Eunjung, que a lo largo de aquellos años Yoochun nunca había dejado de buscarlo, y aquel
incidente de las drogas y su posterior encarcelamiento fue lo que hizo al mayor descubrir su
existencia. Más minucioso entonces de lo que lo fue en su habitación, pasó sus dedos por la
superficie de todas las cosas –la mesa, la silla, los libros, armarios, la cama, con el corazón en
un puño. Era como si pudiera recrear a Yoochun tras su escritorio, escribiendo algo con una
vaga sonrisa, tarareando alguna canción de Fukuyama Masaharu. Él casi podía oír su voz,
llamándolo ‘Cutie’, persuadiéndolo para que se acercara, preguntándole qué estaba mal.
“Nada. Nada está mal, Hyung. Todo sucedió por una razón…¿no es así…?”
Sorprendido se oyó respondiéndole al aire, al mismo tiempo que extendía una mano hacia las
fotos enmarcadas puestas sobre la mesa, admirando al pasado Yoochun y a él, y su antigua, y
más sincera sonrisa, preguntándose si podría sonreír así de nuevo en el futuro. Asentando una
agridulce sonrisa en su rostro, juntó las fotos y las metió dentro de su bolso. Cuando el aroma
de la habitación ya era demasiado, los recuerdos se entremezclaron y lo ahogaron al punto de
no poder soportarlo; estaba por abandonar el cuarto cuando algo tras la mesa captó su
atención. Era una caja de madera cerrada con candado casi llegando al nivel de su rodilla, con
su foto graduándose de secundaria pegada en la tapa. Al darse cuenta que una de las llaves
que tenía en su poder era más pequeña que las otras, decidió probarla en el candado.
Afortunadamente correspondían. En efecto la caja estaba repleta de sus cosas viejas,
oprimiendo su pecho aún más. Estaban los animales deformes que dibujaba cuando niño, sus
ropas favoritas, sus juguetes, sus cassettes favoritos, sus libretas de notas en la escuela, hasta
los regalos de cumpleaños, y los mensajes escritos que se dejaban el uno al otro.
Leyó uno de ellos y no pudo evitar sonreír mientras empapaba con sus lágrimas el papel
arrugado:
Querido Changminnie,
Mi nuevo corte de cabello es cool, simplemente no quieres admitirlo.
PD: Solo si es El Hombre Araña.
Ordenó las cartas y los mensajes y los metió en su bolso, del mismo modo la caja de crayolas
de super lujo que Yoochun le obsequió una vez como presente. Este era uno de sus regalos
favoritos y le encantaba usarlo con demasiada frecuencia. Viéndolo también con candado y al
no poder encontrar la llave, cogió algunos clips de la mesa antes de conseguir marcharse del
lugar tan pronto como le fuera posible.
Aparentemente no estaba tan listo como pensaba, incluso el aire de la habitación se sentía
como alfileres.
--No hay necesidad de apresurarse. Yo solo estoy llevando a cabo su deseo, eso es todo.
Avísame cuando tengas tiempo libre, mi esposo nos ayudará a pasar por algunos asuntos
engorrosos--
Changmin suspiró. Eunjung Noona lo había llamado más temprano y le dijo que Yoochun lo
había hecho su heredero; la casa y todas aquellas propiedades eran ahora suyas. Sin embargo
él no sentía ni la más mínima alegría. Solo dolía aún más el aceptar algo por lo que Yoochun
había trabajado tan duro, y sin embargo él no tenía más opción que respetar la última
voluntad del ya fallecido.
El pintor llegó a la estación de trenes de Seúl cerca de una hora antes de la puesta de sol,
después de pasar la tarde deambulando por los alrededores de Busan, la ciudad donde él
creció. De camino a casa recorrió a pie la orilla del río sendero cuesta abajo, percibiendo el
reflejo de la puesta de sol sobre la superficie mientras sostenía la caja de crayones sobre su
pecho, por momentos intentando abrirla con un trozo de clip enderezado.
Suspiró de alivio cuando el último intento por abrir la caja fue exitoso, solo para contener el
aliento observando algo que reconocía tan bien caer al piso.
Un conejito de trapo hecho a mano estaba observándole fijamente con sus ojos de botones
negros.
El joven quedó aturdido. Este y el de Jaejoong, él los conocía. Él los conocía como la palma de
su mano.
“¡¡Devuélvemelo!!”
Una desesperada y aguda voz hizo pedazos su pequeño momento desenredando los hilos de
su memoria; se estremeció de sorpresa y dirigió su atención a una pandilla de chicos de
primaria no muy lejos de él, intimidando a un niño evidentemente más joven y más delgado.
“¡¡Mira a este maricón!! ¡¡Trae su muñeca a la escuela!!” uno de ellos comentó, agitando el
oso de peluche que acababa de arrebatarle con asco seguido por un coro de burlas
provenientes de los otros.
“No…por favor no te lleves eso…” El niño de aspecto femenino trató de recuperar su muñeco,
suplicando lleno de pánico.
El mayor de todos ellos le echó un vistazo al río y sonrió con satisfacción. “¿Y qué si lo tiro
ahí…?”
“¡¡¡¡NO!!!!” El pequeño niño gritó llorando cuando su muñeco fue lanzado a la fuerte
corriente, incapaz de encontrar algún instrumento que le evite ser arrastrado. Por un breve
momento la pandilla lo animó ante la hazaña lograda, solamente para tener sus bocas
rápidamente silenciadas cuando una alta y esbelta figura saltó al río, intentando traer de
vuelta el objeto perdido.
A medida que el agua fría lo golpeaba, hileras de escenarios pasaban por sus ojos
desplegándose como un rollo de película, mostrándole la habitación que solía ver en sus
alucinaciones, esa ajena pero familiar calidez que a menudo sentía en su sueño. Alguien cuyo
rostro él nunca puso descifrar estaba ahora gradualmente tomando forma de facciones, de
manera lenta pero segura, como pasando la palma de la mano sobre el cristal de una ventana
empañada. En tanto comenzaba a perder su conciencia, los labios rojos, las lágrimas, y el
molesto puchero que habían sido vagas imágenes eran cada vez más claras, y esto lo empujó a
entender por qué consideraba a esa persona como la pieza faltante del rompecabezas; de
hecho él era la pieza faltante de su rompecabezas.
Sin embargo cuando hubo llegado a ese estado, su pecho se hubo encogido y entonces todo se
volvió oscuro.
No recordaba nada, no sabía cuánto tiempo le tomó hasta que los tumultuosos ruidos de la
multitud de personas lo invitaron de vuelta a la conciencia.
“¡¡¡Hyung!!! ¡¡Hyung!!”
“Joven, ¡¡despierte!!”
El agua brotando de sus pulmones, enjuagando el desagradable gusto a tabaco y a mal aliento
de viejo que había estado ocupando su boca por Dios sabe cuánto tiempo.
Abriendo los ojos lentamente, Changmin frunció el ceño y apretó los dientes, luchando contra
el punzante zumbido en el oído antes de levantarse apresuradamente al comprender la
posición tan tensa en la que se encontraba.
Aún jadeando, le dio unas palmaditas a la cabeza del niño, observando fijamente en sus rasgos
femeninos teniendo en mente que no estaba en el lugar que debía estar. “Yo...yo debería ir...”
“Tómalo con calma chico, aún estás mojado…aquí, tienes suerte, traje una toalla…”
Changmin paso la toalla por toda su cara distraídamente, ni siquiera posando la mirada en los
rostros de sus salvadores rodeándole. “Ahjussi…M-muchas gracias, pero estoy en un apuro, de
verdad…”
“¿Estas deprimido, chico? Ven a mi casa, cambiaremos tus ropas y tendremos una plática…”
sugirió uno de ellos.
*
*
[Continuará…]
*
*
*
*
Solo bromeaba, aquí está el siguiente capítulo.
CAPÍTULO 11B
Jaejoong había pasado el día libre en su cómodo apartamento, viendo la televisión, tocando el
piano, escuchando música (últimamente le gustaba 'Loving you' de Minnie Riperton. ¿Por
qué? Porque era Minnie Riperton.), a veces soltando una risilla tal cual una adolescente loca de
amor. Su celular había sido olvidado en la esquina, no habiendo sido revisado por casi un día
completo.
Saltó cuando el timbre sonó repetidamente, y se apresuró a abrir la puerta solo para saltar aún
mas al ver a Changmin presentarse con el cuerpo empapado de la cabeza a los pies,
resoplando y mirándolo fijamente con los ojos llenos de furia.
“¡¡Changmin!! ¿¿¡¡Qué pasó!!??” El rubio giró sobre sí mismo en busca de una toalla pero
Changmin inmediatamente apresó su muñeca con fuerza, haciéndolo entrar de un tirón y
cerrando la puerta de una patada.
Incluso en este punto Jaejoong seguía sin poder comprenderlo mejor. “¿Extraño…? ¿P-por qué
extraño…?” Lo que sea que eso significara no se sentía bien. “N...no comprendo Changmin,
déjame cambiar tus ropas primero, ¿está bien…?” Como atontado cogió una toalla tendida
sobre el sofá y la usó para secar las gotas de agua del cuello de Changmin.
El pintor cerró los ojos hasta hacerse daño; su pecho estaba siendo estrujado de a pocos
dándose cuenta de qué había pasado desde el principio, sabiendo qué horrible dolor en
realidad había causado, sabiendo cómo habría sufrido Jaejoong solo y la vista de Jaejoong
tratándolo con tal cuidado en sus maneras solo lo hacía sentirse peor.
Sin embargo estaba demasiado ciego como para hacer algo más que desatar sus complicadas
emociones incontrolablemente.
“¿¿Cómo puedes hacer cosas como esas sin dejarme saber…??” Alejó la mano de Jaejoong de
un manotazo, haciendo que la toalla cayera al piso.
“Minnie, cálmate...habla claramente…” Cuanto más respondía Jaejoong con paciencia y cariño,
más sus emociones se encendían. Sacó a Minmin de su bolsillo y lo estampó rudamente contra
el pecho de Jaejoong. “¡¡¡ESTO!!!” Algo cayó.
Jaejoong observó fijamente al descuidado peluche en el suelo, sus ojos en shock al caer en la
cuenta de por qué que el otro estaba armando un escándalo.
“Changmin…tú…“
Y el dolor de Changmin solo se incrementó. Cogió a Jaejoong por los hombros y lo sacudió con
rudeza, provocando que este último hiciera una mueca de dolor. Qué ironía mientras él se
odiaba a sí mismo por herir a Jaejoong, en ese momento no podía dejar de hacerlo. “¿¡TE DI
UNO DE ESOS, VERDAD!? ¡¡AQUÉL EN TU BOLSO!! ¡¡¡AHORA SÉ POR QUÉ ESA COSA SIEMPRE
ME MOLESTABA!!!
Atizado por la furia, Changmin empujó a Jaejoong aun más fuerte. “¿¿¡¡POR QUÉ NO ME LO
DIJISTE!!??”, exigió, mientras el mayor se tambaleaba y chocaba contra el borde de una dura
mesa. Algunos libros quedaron regados por el piso.
Ahora estando igualmente furioso por la infantil reacción de Changmin, Jaejoong respondió al
golpe con un empujón de igual fuerza. “¿¿¡CÓMO!?? ¡¡¡TÚ ERES EL QUE SE FUE!!! ¡¡TÚ ERES EL
QUE NO RECUERDA NADA!!”
“QUÉ ESPERABAS, ¡¡¡YO ERA UN MOCOSO, DEMONIOS!!! ¡¡¡MI VIDA FUE UN ASCO!!!”
“¿¿¡¡COMO PODÍA CONTARTE EN MEDIO DE TODA ESTA RECIENTE LOCURA!!??” él cogió una
pila de escasas hojas de papel y con esto le dio a Changmin en la cara. Este último respondió
con un más desesperado empujón, haciendo que Jaejoong cayera en el sofá.
“¡¡¡¡TÚ LO SABÍAS DESDE EL PRINCIPIO, ESA ERA LA RAZÓN POR LA QUE TARTAMUDEABAS Y
ME MIRABAS ASÍ!!!! ¡¡¡PODRÍAS SIMPLEMENTE HABÉRMELO DICHO ESA VEZ!!!” Presionó
ambas manos a cada lado de los omóplatos del mayor antes de que agua fría como el hielo le
fuera salpicada en la cara.
“¿¿¡¡CREES QUE QUERÍA!!?? ¿¿¡¡CREES QUE QUERÍA DEJAR DE SER ESE INOCENTE ÁNGEL PARA
SER ESE DROGADICTO SINVERGUENZA, UN TOTAL CRETINO QUE SOLO QUERÍA FOLLARTE!!??”
“¿...Lo sé está bien?…Sé qué es lo que piensas y no te pido más, pero por qué tenías que
decirlo tan fuerte--”
“¡¡¡Hyung!!! Yo no quise decir eso AHORA, ¡¡tú sabes que es diferente ahora!!”
“Si...todo es diferente...solo es diferente… ” Las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos, y
aún peor desde que el más joven no estaba teniendo pista de cómo lidiar con esto.
“¿¿¡¡Por qué estás llorando!!??” El más joven gritó lleno de frustración antes de terminar
recibiendo más agua en su ya húmedo rostro.
“¡¡Tú estás llorando también!!” Jaejoong replicó. Su mano temblorosa buscó el bolso, tratando
de irse. “C-creo que mejor primero dejamos que nuestras cabezas se enfríen…” Se precipitó
hacia la puerta pero incluso antes del segundo paso Changmin lo había cogido del brazo,
tirando de él hacia atrás.
“AH NO, NO VAS A HUIR DE NUEVO, ¡¡NO HASTA QUE LO ESCUPAS TODO!!”
“¡¡¡NO ME DIGAS QUE HACER!!!” Con un fuerte tirón, Jaejoong apartó su reclamado brazo e
intento escapar a toda prisa únicamente logrando que su cuerpo perdiera el equilibrio y se
estrellara contra la mesa, haciendo que el vaso vacío cayera y se hiciera añicos por el suelo. Un
trozo de cristal rasgó la piel de su talón al caer, causando que siseara dolorosamente en tanto
la sangre manchaba el piso y empapaba sus jeans.
“¡¡¡YAH, HYUNG!!! ¿¿¡¡POR QUÉ SIEMPRE ERES TAN ESTÚPIDO!!??” Changmin preso del
pánico trató de tenderle una mano pero aparentemente el mayor era tan terco como él.
“¡¡¡LÁRGATE!!!”
El pintor dejó salir un alto y amenazador gruñido. Con la velocidad de un ninja, recogió la
previamente olvidada toalla, la ató torpemente alrededor del pie de Jaejoong y cargó al más
bajo en sus brazos al más disparatado estilo de una novia.
Jaejoong realmente no podía creer cuan rápido Changmin se había hecho camino fuera de su
apartamento, dejándolo sin cerrar (ante lo cual Jaejoong se quejó, ‘¡no trates mi casa del
mismo modo que la tuya!’ –pero la dejaron abierta de cualquier manera) y dominaron el
pasillo y el ascensor con la escena de su pelea, invitando las extrañas miradas y los murmullos
chismosos de la gente que pasaba por allí. Honestamente, ¿un tipo empapado de la cabeza a
los pies, cargando a otro tipo cuyo pie estaba envuelto por una toalla ensangrentada,
soltándose gritos el uno al otro? Tuvieron suerte de no cruzarse con la policía.
Cada vez que Jaejoong le gritaba a Changmin que lo bajara, el más alto solo lo miraba
ferozmente y un fuerte “CIERRA LA MALDITA BOCA”, así que la ‘novia’ solo podía protestar
mentalmente:
‘¿Recuerdas cuando me chantajeaste con la foto del beso, cuando dijiste que divulgarías a todo
el mundo y a voz en cuello que soy gay? Bueno gracias, estás teniendo éxito.’
“¡¡TÚ ESTÁS SUBESTIMANDO LAS COSAS!! ¡¡¡AL TÍO DE JUNSU LE AMPUTARON LA PIERNA POR
UNA HERIDA ASÍ!!!”
En menos de 3 minutos llegaron al hospital (ante lo cual Jaejoong rezongó, ‘¡Yo usualmente
vengo aquí caminando por Dios santo!’), justo a la unidad de emergencia para ser precisos.
“CÁLLATE.” Changmin le impidió salir del taxi por sus propios pies y llamó a un enfermero para
que trajera una silla de ruedas en su lugar. “¡¡¡SEÑOR!!! ¡¡HEMORRAGIA MASIVA POR AQUÍ!!”
Sorprendentemente Changmin obedeció, tal vez porque el mayor ya estaba en manos de los
expertos.
Como esperaba la herida no era lo suficientemente profunda para alcanzar la parte muscular, y
aún así requería de algunas puntadas. No obstante la peor parte fue la vergüenza arañando el
rostro de Jaejoong en tanto las burlonas sonrisas de las practicantes quemaban contra su piel.
Pero entonces mientras esperaba que el doctor terminara de unir el tejido separado de piel, su
previamente furiosa turbación se evaporó en demasiadas reflexiones.
Puestos a pensar en esto, era una mentira la que causó que Changmin sufriera todos estos
años. Fue la mentira de Yoochun acerca de su pasado, y más importante aún la mentira de
Yoochun acerca de su traición. El pintor estaba enfermo de mentiras. Se sentía culpable hacia
Yoochun, y ahora su culpa hacia Jaejoong estaba carcomiéndolo. Le echó la culpa a su propio
despiste y aparentemente estaba demasiado cansado y confundido para actuar de un modo
más sabio.
Después de un rato andando como un inválido hacia la sala de espera, descubrió que
Changmin estaba esperando por él en un asiento, todavía con las ropas húmedas, encorvado
sobre sus rodillas y las palmas cubriendo toda su cara. Estaba muy preocupado después de
todo.
Changmin alzó la mirada y preguntó lo inesperado con la cara en blanco, “¿Estás más calmado
ahora?”
“¡¡Esa es mi línea!!” Jaejoong chilló. Changmin ignoró la irritada mirada y dirigió su atención al
pie vendado.
“¿…Tu herida…?”
“El doctor y las enfermeras se rieron de nosotros.” Levantó el pie para que Changmin tuviera
una mejor vista. ”¿Ves? Es un corte de jardín de niños.”
“Bueno, no ‘tanta…’”
“Aún así.”
Jaejoong puso mala cara ante el último comentario aunque no había tenido intención de
herirlo.
Después de un rato, encontró su camino de salida al hospital y paró un taxi. Entró y Changmin
se le unió por la otra puerta.
“Uhm...Pensé que habías dicho que querías ir a casa.”
“Sí.”
*
*
*
Jaejoong suspiró de alivio al no encontrar rastro alguno dejado por un ladrón cualquiera
dentro de su anteriormente abierto departamento. Sin decir nada al joven más alto el cual
estaba siguiéndolo, se dirigió al closet y sacó una camiseta suelta, shorts, un boxer y una toalla,
antes de estamparlas contra el pecho del más alto.
Changmin no pronunció ni una palabra de objeción; arrastró sus pies al baño y cerró la puerta,
mientras Jaejoong se dirigía a la cocina, a poner agua en el hervidor y esperar el sonido
silbante al mismo tiempo que preparaba las hojas de té distraídamente.
Probablemente perdido en sus pensamientos por un buen rato, no escuchó los pasos
acercándose.
El hervidor silbaba al mismo tiempo que un par de brazos envolvían su cintura, un pecho hacía
presión en su espalda y una frente contra su hombro. Soltó un grito de sorpresa. “Ah…has
terminado…” Suspiró, apagando el fuego y percibiendo el aroma de su shampoo en el cabello
de Changmin. “Ves quién no se ha calmado aún…”
“…Nunca había gritado tanto en mi vida. Ahora mi cabeza da vueltas.” El pintor murmuró en su
hombro.
“…todavía no has secado tu cabello. Ven aquí.” Sosteniendo la mano del pintor, llevó a
Changmin a su dormitorio y lo persuadió de sentarse sobre la cama antes de ir en busca de un
secador de pelo.
Los siguientes minutos pasaron sin palabras, únicamente los zumbidos del secador llenaban la
habitación en tanto Jaejoong dirigía el aire cálido a la cabeza de Changmin, mientras
simultáneamente pasaba los dedos por su cabello. Changmin solo permaneció en silencio y
bajó la mirada de manera obediente, esperando que el mayor terminara.
Jaejoong acababa de presionar el botón que apagaba el secador cuando Changmin apretó su
mano. “Por favor no me odies…” el pintor dijo, los ojos fijos en sus rodillas.
Envuelto por la familiar sensación de calidez, Jaejoong alzó la barbilla de Changmin y soltó el
aire tibio del secador en toda su cara, solo por un milisegundo. “Vamos.” Dijo, con bastante
firmeza.
El pintor continuó débilmente, tropezando un poco con las palabras. “Y…yo no estaba enojado
contigo, yo solo...estaba enojado. Eso fue irritante.” Se le encogió el aliento. “Esto no fue tu
culpa, fue mía, pero yo…no debí haber…lo siento. Lo siento. Eso fue tan infantil.”
“Minnie...ya pasó…” Jaejoong puso el secador a un lado y acarició la cabeza del otro
tiernamente. Tomó asiento al lado de Changmin y lo atrajo en un abrazo, algo que al pintor
siempre le había encantado desde que era un niño.
Changmin acarició con su nariz más profundamente. “No me dejes Hyung…te necesito…”
Jaejoong sabía que las lágrimas pronto vencerían al menor de nuevo, todos aquellos incidentes
habían sacado ese lado suyo a la superficie.
Y por eso su inmediata respuesta fue un profundo beso en los labios del otro, más fuerte que
las palabras. Sonrió cuando Changmin respondió con demasiado entusiasmo, remembrando a
un niño lleno de pánico. Aún así mantuvo su ritmo lento, queriendo que Changmin sintiera su
verdadero ser más que el placer que pudiera ofrecerle.
“No lo haré, baby. No lo haré” El rubio finalmente respondió cuando se separaron. Changmin
lo miró a los ojos, un poco sorprendido, pareciendo emocionado al escuchar una cierta
palabra.
El pintor rápidamente plantó su rostro en el pecho de Jaejoong pero aún incapaz de ocultar las
orejas que estaban tan rojas como cangrejos cocidos.
“Oh Dios….” El rubio rodó los ojos pero no obstante se echó a reír. Changmin amaba el rollo
sentimental; hacía que su estómago diera vueltas sin parar como una comedia vespertina.
Changmin cogió una almohada y la puso sobre Jaejoong antes de pasarlo más allá del centro
de la cama, acomodando su posición para que Changmin tuviera un cómodo Kim Jaejoong y
una almohada donde apoyar su cabeza, mientras el último debiera soportar un pesado pintor
en su regazo y apoyarse en la cabecera. “Estaremos así por horas y no me importa si te dan
calambres en las piernas.” Era una orden.
“Hyuuuunggg…” Changmin se movió un poco, tratando de apoyar menos peso sobre el pie
vendado de Jaejoong.
Después de un rato cerrando los ojos de dicha, notó que Changmin lo estaba mirando con
ambos asombro e incredulidad.
Así que depositó un suave beso en aquella siempre tan irresistible nariz.
*
*
*
SIGUIENTE: EPÍLOGO
Autora: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/4757.html
EPÍLOGO
La mirada del joven terapeuta estaba fija en la punta de sus zapatos, sin mirar al otro
tipo acercándose en dirección suya. Estiró los brazos con un ronroneo grave y se apoyó
holgadamente en el soporte de la banca.
El parque estaba silencioso esa última tarde, en tanto la gente emprendía el retorno a
casa.
"Supongo. No es que no pueda ver cómo sus ojos brillan cada vez que se menciona el
nombre del otro. Es solo que no sabía que había toda una historia detrás." Dejó que el
otro joven tomara asiento a su lado.
El otro soltó un bufido. "Ah vamos, siempre tan seguro de eso. Creí que ibas a usar el
cliché de 'Si él es feliz yo soy feliz."
"Omo…siempre tan cínico, Junsu-yah." Yunho hizo un puchero travieso.
Junsu ignoró la protesta. Estaba demasiado ocupado jugueteando con las hilachas de los
jeans rasgados que cubrían su rodilla.
"Los amo a los dos, Su.” Yunho continuó. “De diferente manera, pero aún así...si es
Changmin puedo quedarme tranquilo. Gracias." Dio una palmadita en la espalda de
Junsu.
"Yo no hice nada. Fue el destino. No tenía ni idea de que todo el tiempo había sido
Joongie Hyung."
"Mmm..." Yunho volteó a ver al chico junto a él y lanzó una exhaustiva mirada a los
ojos de este. "Parece que no soy yo quien necesita soltarlo todo."
Tomó algunos segundos y una profunda bocanada de aire antes que Junsu finalmente
hablara. "...Joongie Hyung es tan afortunado.”
"Tómate tu tiempo.”
El petulante chico tomó aire de nuevo, disponiendo aquellas palabras que persistían
dentro de su cabeza en una línea coherente. "Él nunca culpa a Yoochun. Él nunca me
recuerda ninguna de todas aquellas horribles cosas que le hice. Él actúa como si yo no
fuera aquel que le arruinó la vida. Quiero decir, con semejante pasado, ¿cómo puede
alguien ser tan indulgente? Cómo puede nunca culpar, nunca guardar rencor alguno..."
Junsu no respondió.
"Es solo que...yo nunca pensé que me sentiría así, sabiendo que…nunca me necesitará
de nuevo. Incluso algo tan simple me afecta, como cuando fui a llenar su frigider como
es usual y ya estaba lleno…”
"Junsu-yah..."
“Bueno, aún así estoy contento de que finalmente haya encontrado a alguien, el
verdadero, quien cuide de él...pero…seee...“
“Tú solo necesitas tiempo…“ Yunho descansó una mano en la rodilla del más joven.
“Le pregunté a Changmin una vez, por qué nunca tuvo una relación seria. Él dijo que
cada vez que salía con alguien, allí estaba siempre este ‘enojado, posesivo, y malcriado
niño’ quien haría su vida un infierno. ¿Ese eras tú…?”
Junsu mostró una leve sonrisa; su mente estaba dejándose llevar por los recuerdos de su
yo pasado. “Esto es diferente. Y a mí de verdad me agrada Joongie.”
Junsu agitó una mano frente a la cara de Yunho, diciéndole que parara.
"Este tipo de conversación hace que mi cerebro se llene de musgo, Yunnie. Estoy
mareado."
Yunho soltó una carcajada y alzó una mano a fin de despeinar el cabello de Junsu, pero
el menor lo esquivó.
"...¿Sabes qué? Eres muy diferente a Changmin. No eres lindo para nada."
"Esperemos hasta que se entere que nos conocemos el uno al otro y que yo te paso toda
la información a ti. Él no será tan lindo como siempre."
Yunho abrió los ojos en son de broma, como si dijera ‘Oh qué miedo.’ Entonces alzó la
vista hacia las ramas de los árboles y sonrió aliviado. "Al final fue Jae quien hizo que
dejara de usar drogas..."
"Seee..."
"Pero antes de él, fuiste tú quien estuvo siempre allí. Él no habría llegado tan lejos sin ti,
Su…y créeme, él nunca dejará de necesitarte. Tú eres el mejor amigo que jamás hubiera
podido pedir."
Junsu solamente lo miró de modo feroz un poco más, luchando contra sus húmedos
ojos. "...Dije que basta con ese tipo de conversación."
El mayor alzó las manos, vencido. Sabía que Junsu nunca querría mostrar su lado
vulnerable. Incluso cuando aún estaba en rehabilitación, la ayuda psicológica consistía
mayormente en un Yunho siendo ignorado.
"No."
"Guárdalo."
El menor rodó los ojos pero aún así hizo tal y como le decían.
*
*
*
Mientras tanto, bajo el mismo cielo teñido de variados colores, dos chicos estaban
trepando una escalera para llegar al tejado, después de un día recorriendo las calles del
barrio de su infancia, recordando y remontándose a cada memorable punto que tuvieran
del pasado.
Bromeaban acerca de algo sobre ser tan pesados que el tejado podría partirse en dos,
hasta que ambos encontraron agradables lugares para sentarse y contentos de que la
broma fuera ciertamente falsa.
“Así que ¿dejarás de trabajar con Eriko?” preguntó el menor, sintiéndose algo
insatisfecho con la decisión que acababa de escuchar.
Changmin estiró los brazos y dobló las rodillas acercándolas a su pecho. “Ya veo…te
extrañaré entonces.” Sus ojos dejándose llevar por la puesta de sol perdiéndose a lo
lejos.
No obstante Changmin seguía diciéndole que recordaría poco a poco, y Jaejoong seguía
diciéndose a sí mismo que lo que había logrado era más de lo que esperaba.
“Bueno, ella estará aquí pronto. Estará tan emocionada de verte.” Hizo una pausa antes
de preguntar otra vez, “¿Recuerdas qué tipo de niño eras? Quiero decir…¿antes de que
fueras a Busan?”
“No realmente…“
La narración fue cortada por el ansioso abrazo de Jaejoong. “Oh Minnie, mi Minnie,
cómo puedes recordar cosas tan sim--”
“Te amo.”
“’Bien entonces, te lo haré decir una vez más por la fuerza.” Con las manos aferrándose
a los hombros de Changmin, asaltó al más joven con provocadoras mordidas por todo su
cuello, causando que este último separara sus extremidades con pánico a fin de
mantener el equilibrio.
Ellos estaban a punto de seguir compartiendo calidez de una manera más segura cuando
el teléfono de Jaejoong comenzó a vibrar.
“Espera. Talvez es mi Mamá.” Sacó su celular, presionando en este con impaciencia por
un rato y entonces siseó. “Mierda.”
“Mmm…”
“No, quiero decir mi otro teléfono, tú todavía lo conservas ¿cierto? El que te llevaste de
mi apartamento. ¿Recuerdas?”
El mayor se congeló.
“¿No recuerdas? Aquella vez cuando te aprovechaste de mi vulne—“
El pintor se echó a reír ante la reacción, observando al mayor con ojos que mostraban lo
mucho que disfrutaba el momento. “Mmmm…así que es verdad entonces…”
“¿¡Pero cómo…!?”
El intento únicamente hizo que el joven se encogiera aún más, para luego suspirar con
pesar. “Y he borrado nuestra preciosa foto.”
El pintor curvó sus labios en una gentil sonrisa. Alzó la barbilla de Jaejoong y se quedó
contemplando aquél hermoso rostro brillante por la luz del crepúsculo, y se fue
acercando mientras sacaba un teléfono de su bolsillo.
Se escuchó un ‘click’ mientras ellos se besaban, pero esta vez ninguno de ellos se
detuvo.
FIN
Autor: Umeboshi_heart
Enlace: http://umeboshi-heart.livejournal.com/4940.html