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Pablo Casals/

artista universal

Sc han cumplidu lus cien años sals; la inauguración del monu-


dcl nacimi^ntu dc Pablo Casals. mcntu en Muntserrat, señalarun
Scílu tres antes sc había c^rrado verdaderus acontccimientos hu-
cn Puertu Ricu la travccturia vital manu-musicalcs.
larguísima dc unu dc lus músicos Crco que en la última expresión
cspañules con más amplia pruycc- puedc hallarse el puntu de parti-
ciún intcrnaciunal. La efemérides da pa ^-a el comeniario cn tornu a
tuvo, cumu nu podía pur menus lu quc Casals significa en la his-
de ucurrir, eco cn cl mundo entc- toria de la música española, del
ru. Lus humenajcs dc tudu tipo, arte sin fronteras, cuando su ac-
cumentarios, cstudius, cunfcrcn- titud fuc siempre un ejemplu de
cias, audiciunes dc sus ubras, re- altura de miras, empeñado el mú-
cdición dc sus discus, programas sicu en servir con perfección sus
a cargu de quienes sc cunsideran aportaciones y el hombre en enal-
herederus y discípulus, sc han tcccr cunsignas de paz quc cantan
multiplicadu. En España, los ac- lus más hondos pentagramas pro-
tos han tenidu particular rclieve: pius: los del oratorio «EI pesse-
desdc los celebrados en El Ven- bre», sobre textos poéticos de un
dr-cll, ticrra natal, a lus quc sc rin- gran amigo y colaboradur Joan
dierun en la capital del país, fun- Alavedra.
didas las voces entrañables de) «Nu pienso c^mo los viejos.
Orfcú Catalá, el curo queridísimo, Tengo ilusiunes de jovcn. Adoro
cun las instrumentales que osten- la música y la belleza más que
tan el nombre de Orquesta Nacio- nunca. Tengo vocación de vivir.»
nal. Esu, los conciertos en e) Pa- Estas manifestaciones las Formu-
lau de la Música barcelonés, sede la Pablo Casals cuando tiene no-
tantos años, dc los del propio Ca- venta años. Pudo suscribirlas seis

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más tarde, meses antes de la Casals lucha, trabaja en misio-
muerte, porque hasta el momento nes profesionales, se forja en el
último luchó por mantener en alto propio esfuerzo. Toca en cafés, en
el espíritu y merecer aquella fra- fosos de teatros... Viaja a Madrid,
se que un día pronunció el presi- en busca del apoyo del conde Mor-
dente Kennedy, después de oír su phy. Con él, cvn el de la familia
recital en la Casa Blanca: «Usted real, se traslada a Bruselas, en
ha hecho que nos sintamos hu- donde la incomprensión de quien
mildes.^ había de ser su maestro le hace
Humildes fueron los comienzos desistir. Unos meses en París re-
gistran dificultades, pero tambic:n
de Casals, hijo de músico, él mis-
experiencias, antes del regresv a
mo artista desde que nace. EI sol-
feo, el piano, la flauta, el violín, Barcelona, el trabajo en cl Conscr-
tentativas en el órgano que toca vatorio, en la Orquesta del Licev...
su padre, bocetos de cvmposi- y la vuelta definitiva a París.
EI conocimiento de Lamoureux,
ción... Todo ello, para arropar lo
el entusiasmo del gran maestrv
que ha de ser ilusión permanen-
que le abre las puertas de sus con-
te: el violoncello. Cuando llegan
ciertos sinfcínicvs -«qucda nom-
a su ciudad pequeña unos paya-
brado, para siempre, caballcro dc
svs musicales y advierte cómo unv
la Orden del Cello»- ^s tambirn
toca una pipa en forma de cellv,
el arranque de la gran carrera.
él descubre Iv que anhela por ins-
Porque desde entonces cl mundv
tintv. No ha de tardar en pvseer
todo conoccrá su arte: de Vicna
uno rudimentario, una calabaza y Berlín, a Nueva York y Rusia.
vacía, con cuerdas, clavija, arco,
Casals, ya el primer vivloncr-
del que es constructor para él un
Ilista, el más prestigiosv, une su
barbera La decisión se afirma arte al de los mejores concertis-
cuando escucha un trío de verdad, tas, los más grandes maestros, Ivs
en el que figura José García, prv- conjuntos de más relieve. A ve-
fesor de violoncello en el Conser- ces, para concursos esporádicus,
vatorio barcelonés. La madre, no tales como Ivs que le ligan a
sin grandes sacrificivs -primervs Strauss, Furtwacnglcr, Nikish, Pa-
de una larga cadena que rinde ai derewsky, Kreisler... A veces, cvn
hijo en el que tanta fe tiene- le permancncia fructífera, tal en el
compra el primer violoncello. trío quc forma con Cortvt y Thi-
Vendrá, luego, el traslado a Bar- baud.
celona, el encuentro en una libre- ^ Y cómo drfinir su forma dc
ría de viejo de un manuscrito que tocar? Los que hemos tenidu la
le colma de emoción: aquel que suerte de oírle -y personalmente
recoge las «suitesn para violonce- pude gustar sus versivnes en dos
llo solo de Bach, que le hacen momentos separados por más de
sentir firme presentimiento de que veinticinco años- no olvidaremus
ahí está su destino. ^ Y no es her- nunca su arte. Pvr muchas causas.
moso pensar que cerca de nvven- Primera, quizá, la de una musica-
ta años más tarde sea la interpre- lidad profundísima, una honda ex-
tación diaria de estas obras, una presión que humaniza las versiv-
por día de semana, con cualquie- nes, evita asepsias y huye de ama-
ra repetida en domingo, algo como neramientos. Después, por la téc--
sus ejercicios espirituales, su acer- nica siempre renovada, poderosa,
camiento a la verdad? completísima, forjada en toda una

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vída de estudio y análisis. Por fin, tocarse en concierto, noticias del
quizá antes que nada, por el so- alzamiento. Casals pide a todos
nido bellísimo, intenso, dulce, li- que sigan tocando la obra hasta el
gado, perfecto en la igualdad y el fin, «para ellos mismos=.
«vibrato». No es aventurado afir- Después, al frente de muchas
mar que como Casals no tocó orquestas de todos los países,
nunca nadie. Y no por aspectos ofrece la lección de su profundo
de un mecanicismo brillante que saber de músico.
otros pudieron alcanzar, como él, Y es también el buen músico
sino por esos dones de la persona- que en él hay, quien dicta las ta-
lidad en el sonido y la expresión. reas creadoras. No fundamentales,
De ahí que los más insignes co- no comparables a las violoncellís-
legas buscasen consejos, colabora- ticas, pero sí meritorias y demos-
ciones y se pusiesen a sus órde- trativas de que es mucho más que
nes, todos los últimos lustros, en un buen instrumentista. En sus
los Festivales de Prades, de Puer- canciones bellísimas, en su «Him-
to Rico. Y que ahora sean los no» para las Naciones Unidas, en
primeros en exaltar el culto a la su Sardana para violoncellos, tan-
personalidad excepcional desapa- tas veces interpretada por orques-
recida. tas que forman docenas de instru-
mentistas de esta cuerda, muchos
La de Casals, por todo ello, co-
bra signos pedagógicos y orienta- de ellos concertistas que se con-
vierten, para homenaje al «mes-
dores, de maestro y mentor, muy
tre», en profesores de atril; en,
acusados.
sobre todo, «El pessebre», Casals
Pero no se reduce a ello su con- se nos aparece como un composi-
díción de músico. En lo interpre- tor de filiación clásíco romántica,
tativo, el director de orquesta co- muy lírico en lo melódico, muy
bra notoriedad forjada no por ca- firme en lo construct^vo, siempre
minos de un «divismo» que Ilega con buen gusto y con medios téc-
a considerarse pecaminoso, sino nicos para reflejar sin problemas
de una musicalidad, un servicio a sus ideas.
las partituras, una preparación ri- «Creación sígnifica emoción. Dí-
gurosa de ellas, en el previo aná- galo siempre», me pidió un día,
lisis, en el ensayo, que tiene mu- cuando le sometí a la tiranía de la
cho de ejemplar. entrevista periodística. «Un nuevo
Casals, sí, lleva al podio su pro- árbol. i Qué milagro! i Hay tanto
pia experiencia de músico. AI crear que admirar! » El, admirador de
la Orquesta Pau Casals, a la que Juan Sebastián Bach, servidor de
da no sóto el nombre, sino tam- su obra, devoto, como él, patriar-
bién los medios de existir, baluar- ca del arte, ha ganado con el suyo
te único muchos años de la vida el derecho a un recurdo que sal-
barcelonesa, trabaja con afán de vará, de cierto, el fielato del tiem-
iluminado. Hay un hecho, mucho po. Que, discurrido el del centena-
más que anecdótico, que habla de rio, persistirá para ejemplo y lec-
su entrega: en 1936, cuando co- ción de todos los que, por músi-
mienza la guerra civil. llegan a cos, son sus herederos y se consi-
Barcelona, a la sala en la que rea- deran sus discípulos.
liza el ensayo general de la «No-
vena sinfonía», que ya no podrá AHTOHto FERNANDEZ CID

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