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VERE GORDON CHILDE (1892 – 1957)

Es un arqueólogo prehistórico que, por su trabajo y por sus enfoques, se identificó él


mismo y es considerado como antropólogo. Tenía mucha preocupación social de
enfoque marxista y así, al regresar a su país, se dedica a la actividad política. En
1921 en Europa, visita varios países del este y centro del continente y se queda en el
Reino Unido, allí publica The Dawn Of European Civilization (1925), para acabar
con la tesis de la superioridad de las culturas orientales y demostrar que el pasado
“bárbaro” europeo es necesario para la comprensión del desarrollo de la civilización
occidental. Judith M. Treistman escribe, en su artículo sobre Childe del Diccionario
de Sills:

De esta manera desarrolló métodos de clasificación y exposición arqueológica


que han sido utilizados hasta la década de 1960. Manejó grandes cantidades de datos
publicados, incluida la obra poco conocida por los arqueólogos de la Europa Oriental,
y fue analizando conjuntos de objetos asociados, identificándolos como “culturas”.
Después intentó establecer una cronología de la aparición, las migraciones y la
desaparición de estas culturas, basándose en parte en las técnicas de ordenación y
fechas y en parte también del reconocimiento intuitivo de las semejanzas estilísticas,
pero atendiendo siempre a la equivalencia (III:339)

Childe, por su orientación marxista, concibe que las «etapas de la historia» como
«clases de economías», que se ordenan cronológicamente en función del progreso,
definido como eficacia tecnológica en la extracción y la distribución de los medios
de subsistencia. Por otra parte, Childe rechaza la visión unitaria y holística de la
historia y presenta distintos «ciclos» de desarrollo local y adaptación, que forman el
mosaico de la civilización.

LA EVOLUCIÓN MULTILINEAL DE LA HISTORIA

Aunque Childe matiza su pensamiento en sucesivas obras, a medida que la


arqueología y la prehistoria aportan nuevos conocimientos sobre la evolución en las
sociedades, ya en Los orígenes de la civilización (1936) hace su primera
formulación de la evolución cultural de la sociedad. Childe mediante esta obra
sostiene que la sociedad ha tenido tres revoluciones, que son la agricultura
(revolución neolítica), la agricultura de regadío (revolución urbana) y la ciencia
(revolución en el conocimiento humano). En los tres primeros capítulos de dicha
obra Childe da cuatro fundamentos de su teoría.
En primer lugar, dice que en el siglo XIX el progreso era aceptado como un hecho,
aunque, después de la primera guerra mundial y la consiguiente crisis, han surgido
muchas dudas de la realidad del «progreso» (1965:9) y así los estudiosos han
acudido a la historia para entender mejor el progreso.

En segundo lugar, recuerda la explosión demográfica inglesa con la revolución


industrial, cuando el número de habitantes casi se duplica en medio siglo y decide
analizar las revoluciones de la historia humana, que producen una similar explosión
demográfica. En efecto, Childe quiere:

Discernir otras «revoluciones» ocurridas en las edades primitivas de la historia


humana… por un cambio de dirección. Hacia arriba, de la cultura de la población.
Deberemos juzgarlas con arreglo a la misma norma. El principal propósito de este
libro consiste en examinar la prehistoria y la historia desde este punto de vista. Es de
esperar que la consideración de estas revoluciones, tan remontas que es imposible que
nos produzcan irritación o entusiasmo, pueda servir para vindicar la idea del progreso
en contra de los sentimientos y de los místicos (1965:25)

En tercer lugar, compara la evolución orgánica y el progreso cultural, sosteniendo


que, desde la aparición de los esqueletos de Homo Sapiens en los testimonios
geológicos, la evolución corpórea se ha detenido, pues su diferencia física con el
hombre actual es pequeña, mientras que su diferencia cultural es enorme. Así, en la
familia humana, el progreso en la cultura ha ocupado, en realidad, el lugar que
tenía anteriormente la evolución organica (1981:49)

Y en cuarto lugar, Childe afirma que tal progreso cultural se manifiesta en las
edades arqueológicas, que corresponden, aproximadamente, a las etapas
económicas. Cada nueva «etapa» es introducida por una revolución económica, del
mismo tipo y con los mismos efectos que la Revolución industrial (1981:49)

1) La revolución neolítica, descrita por Childe en el capítulo V consiste en la


invención de la agricultura:

La primera revolución que transformó la economía humana dio al hombre el


control sobre su propio abastecimiento de alimentos. El hombre comenzó a
sembrar, a cultivar y a mejorar por selección algunas yerbas, raíces y arbustos
comestibles. Y también. Logro domesticar y unir firmemente a su persona a ciertas
especies de animales, en correspondencia a los forrajes que les podía ofrecer, ala
protección que estaba en condiciones de depararles y a la providencia que
representaba para ellos. Los dos pasos se encuentran íntimamente relacionados
(1981:85-86)

Childe desarrolla tres temas sobre la revolución agrícola. El primero es cómo nace
tal revolución. Para ellos, baraja distintos hechos y suposiciones: La crisis climática
final del Pleistoceno; la intuición femenina sobre el cultivo… El paso siguiente fue
sembrar estas semillas; la destreza masculina para poder domesticar a los animales
que llegan a las zonas agrícolas, la necesidad creada de guardar las semillas y usar
las pieles del ganado, que se traduce en la invención de la alfarería y el telar, etc.
Todo lo cual convierte la sociedad neolítica en mucho más compleja que la
paleolítica. Childe recurre siempre a pruebas arqueológicas y recalca los diferentes
caminos y resultados.

El segundo tema es el funcionamiento de las economías neolíticas. Estas eran


comunidades pequeñas, como lo prueban los restos arqueológicos; tenían formas de
trabajo colectivo, como se deduce de los restos de caninos. Fosos defensivos, etc.; la
nica forma de división del trabajo era la del genero entre varones y mujeres, si bien
aparecen ciertos indicios de otras formas de división laboral; las aldeas eran
autosuficientes y sólo se producía lo necesario; a pesar de esta autosuficiencia de
cada aldea, hubo formas de comercio, incluso suntuario, como lo evidencian los
restos arqueológicos descubiertos que proceden de otras zonas neolíticas distantes;
puede suponerse una organización basada en el clan y demás formas de parentesco;
no puede hablarse de una religión neolítica única, aunque haya elementos comunes,
como la creencia en la diosa madre que vela por la agricultura, y el recurso a la
magia, que confirman los muchos amuletos hallados, lo que supone la visión
evolucionista clásica de la magia como técnica a la que se acude a falta de medios
más adecuados. Pero, a pesar de esto, es clara la postura evolucionista multilineal de
Childe.

El tercer tema son las contradicciones de la sociedad neolítica, de las que Childe
recoge dos. La primera es el crecimiento demográfico que obliga a buscar nuevos
terrenos de cultivo a expensas de los grupos recolectores, lo que se traduce en no
pocos conflictos; Egipto y Europa, pues han quedado literalmente miles de
esqueletos provenientes del periodo transcurrido entre la revolución neolítica y la
… Urbana..., frente a los pocos centenares de fósiles humanos pertenecientes a la
época paleolítica(1972:81). La segunda contradicción es la precariedad del
autoabastecimiento de las aldeas, porque, aunque amenazado por muchos accidentes
naturales (sequías, tempestades, plagas, etc.), contra los que no habían defensa. Para
Childe, la revolución urbana ofreció oportunamente una escapatoria a ambas
contradicciones (1972:83)

2) La revolución urbana, surgió con la aparición de la agricultura de regadío, que


se dio sobre todo en los valles del Nilo. Del Tigres y Eufrates y del Indio. Los
agricultores tuvieron que producir alimentos en una cantidad que excedía a sus
propias necesidades para la población urbana de artesanos, comerciantes, guerreros
y sacerdotes; por otra parte, el regadío exigió una cohesión social mayor entre los
grupos diferentes por la división del trabajo y por una autoridad más fuerte para
construir y conservar los canales. Palerm explica, comentado a Childe, el cambio
cualitativo de vida que trajo el regadío, pues éste:

Modifico radicalmente estas condiciones. En primer lugar, multiplico la


productividad y elimino el problema del agotamiento del suelo al combinar el riego
con el uso de abonos. En segundo lugar, permitió un amplio incremento
demográfico comparable sólo al producido por la Revolución Industrial moderna.
En tercer lugar, obligó a la población a concentrarse en núcleos preurbanos
alrededor de los campos cultivados. En cuarto lugar, hizo aparecer formas
superiores de organización sociopolítica, indispensable para efectuar las obras
hidráulicas, distribuir las aguas, repartir las tierras, etc. En quinto lugar, permitió
el desarrollo de cuerpos de especialistas en todos los órdenes de la vida social.
(1972:17)

3) La revolución en el conocimiento humano, es una consecuencia de la


revolución urbana, que hizo más compleja la sociedad; tal complejidad exigió crear,
frente al saber del artesano, que se transmite por el precepto oral y el ejemplo, un
nuevo método de transmitir la experiencia, nuevas maneras de organizar el
conocimiento y ciencias más exactas. Para Childe, los comienzos a la escritura, y de
las matemáticas y del establecimiento de normas para pesar y medir coinciden con
la época de la revolución, coincidencia que, en su opinión, no es accidental, pues las
necesidades prácticas de la nueva economía fueron los que invocaron las
innovaciones (1981:219).

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