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El gabinete psicopedagógico, un apoyo para la


integración escolar

Carolina Brunstein de la Redacción de Clarín


Diario Clarín – Suplemento Educación – Domingo 30 de marzo de 2003

Dificultades de aprendizaje, problemas de conducta, chicos que se aíslan de sus


compañeros. Son situaciones frecuentes en las escuelas, en todos los grados. Por eso
muchas cuentan con la ayuda de un gabinete psicopedagógico. Pero no sólo de resolver
conflictos se trata su tarea. Su función es básicamente preventiva: trabaja codo a codo
con los docentes y directivos para alcanzar los mejores resultados en las actividades del
aula y en la integración de los grupos.

En rigor, hoy muchas escuelas prefieren hablar de equipos psicopedagógicos. “El titulo de
gabinete está muy cuestionado, porque remite a un lugar pasivo donde se reciben ‘niños-
problema’ con quienes ‘algo debe hacerse'”, explica la psicopedagoga María Emilia Chuit,
integrante del portal Por Psicopedagogía (www.xpsicopedagogia.com.ar).

En cambio, dice, la idea de “equipo deorientación escolar” muestra claramente “la


necesidad de trabajar en grupo y de serorientador y no depositario de ciertas situaciones”

La directora de la carrera de Psicopedagogía en la Universidad del Salvador, Andrea


Bertán, coincide: “Un equipo supone una mirada más amplia. El rol de los profesionales
del equipo psicopedagógico es anticipar problemas que pueden devenir en fracaso
escolar”.

Cada escuela, aclaran las especialistas consultadas, trabaja con una modalidad diferente.
En la ciudad de Buenos Aires, las escuelas públicas cuentan con equipos de orientación
que no están dentro de la institución, sino que trabajan en todo un distrito (ver Un
trabajo…).En las privadas no hay un único modelo. En algunas, el gabinete
psicopedagógico es en realidad una sola persona, que puede ser psicólogo o
psicopedagogo. En otras están los dos, a veces se agrega un trabajador social o un
fonoaudiólogo. “La función de estos equipos -explica Chuit- se va delineando de acuerdo
con el proyecto educativo institucional”.
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En líneas generales, agrega, “se trata de optimizar los recursos institucionales para.
favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje, trabajando con docentes, padres,
alumnos y directivos”. Este trabajo conjunto, señala, “permite transformar la certeza de
‘fulanito no aprende’, o de ‘es agresivo’ en la pregunta ¿qué dificulta el aprendizaje o el
vínculo con los otros?”

La especialista en educación Liliana Maltz, asesora en la escuela privada Julio Cortázar,


opina que “lo ideal es trabajar no sólo cuando aparecen las dificultades, sino en
prevención”. Esto implica, por ejemplo, colaborar con los maestros de primer grado en el
diagnóstico sobre el nivel de los chicos: “Hay que formar un equipo con el maestro,
planificar las actividades en función de las diferencias. No todos los alumnos están en un
mismo nivel”.

También conviene, indica Maltz, “que el psicopedagogo pueda hacer observaciones en


las aulas, porque puede detectar problemas que el maestro no ve”.

A diferencia de un psicólogo o un psicopedagogo que trabajan en consultorios, explica


esta experta, “en la escuela lo que se hace es un trabajo muy fuerte de orientación al
maestro, darle contención y aportar propuestas para que pueda ayudar al chico con
dificultades a integrarse al grupo”.

La psicopedagoga Paula Schurmann amplía: “El gabinete no se ocupa sólo de conflictos


puntuales, sino que trabaja sobre la dinámica de los grupos, frente a situaciones
problemáticas asociadas al crecimiento, a determinados momentos en que los chicos
pueden necesitar apoyo”.

Muchas veces el gabinete -o equipo- trabaja con todo un grado. Pero en otras debe
ocuparse de un alumno en particular, por problemas de conducta, de distracción,
dificultades en la lectura o en los razonamientos matemáticos, o cualquier otra traba que
impida al chico cumplir con los objetivos planteados por el maestro.

¿Cuándo encender la luz de alerta? Según Bertán, cuando el problema se generaliza.


“Cuando algo se vuelve recurrente, hay que estar atento. Por ejemplo, si la mamá dice
que el chico se distrae en otras situaciones fuera de la escuela. En cambio, cuando el
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problema aparece en un momento o situación determinados, puede ser simplemente que


el chico necesite un tiempo de maduración”, analiza.

La psicopedagoga Trixie Levy, del colegio privado Tarbut, señala que “muchas veces se
asocia al gabinete la imagen de ‘bombero’, que viene a resolver urgencias. Pero es
importante trabajar generando espacios de reflexión junto con los directivos, los docentes,
los padres y el chico”.

A veces, dice Levy, se trata de dificultades leves que pueden resolverse en la escuela con
la ayuda del psicopedagogo, quien aporta al docente nuevas estrategias para la
enseñanza. Pero en algunos casos los conflictos exceden las posibilidades de la escuela
para llegar a una solución.

Entonces se puede sugerir a los padres una consulta con un profesional externo. “En
general, los chicos no se abren de la misma manera a un psicólogo en la escuela que a
uno particular -compara Maltz-. Y hay cosas que tal vez los padres no quieren contar en la
escuela;”

Lo ideal, coinciden las especialistas, es el trabajo conjunto entre el equipo de la escuela y


el psicólogo o psicopedagogo particular, porque tienen miradas distintas y se
complementan. “El de la escuela ve al chico en actitud grupal -detalla Maltz-. El que está
en su consultorio tiene un estilo de intervención diferente. Pero es bueno que se acerque
a la escuela, para armar redes que sostengan mejor a la familia”.

En la práctica, no todas las escuelas tienen un equipo psicopedagógico. Pero su tarea la


cubren maestros o directivos. “Muchos docentes tienen una formación adicional -aclara
Schurmann-, y estos recursos pueden aprovecharse. Se arma un grupo de trabajo y
aprendizaje qué se enriquece con la colaboración de un profesional externo que trata a
algún alumno. Así aparecen cuestiones que para el docente, hasta ese momento, no eran
observables. Y pueden servir para implementar nuevas estrategias de enseñanza.

Un trabajo interdisciplinario para el asesoramientoEn las escuelas públicas de la ciudad


de Buenos Aires, el equipo psicopedagógico trabaja puertas afuera. Un grupo
interdisciplinario asesora a los docentes y directivos de las instituciones que pertenecen a
un mismo distrito. El objetivo principal: prevenir situaciones de conflicto en el ámbito
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educativo.
Cada equipo de orientación, dependiente de la Secretaría de Educación porteña, está
integrado por psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales. En total, son entre
ocho y diez personas por distrito escolar. Según explica Susana Ortiz, directora de Salud
y Orientación educativa, trabajan básicamente en nivel inicial y primaria, aunque algunos
también se ocupan de las escuelas medias y de adultos.
Estos grupos, que empezaron a formarse en 1984, están muy articulados con las
instancias de supervisión escolar y trabajan en el marco de los proyectos institucionales
de cada distrito. Cada dos semanas, las escuelas reciben la visita de dos profesionales
del equipo, que se reúnen con los directivos. “Aunque, por supuesto, puede haber
situaciones puntuales por las que una escuela puede convocar al equipo en cualquier otro
momento”, aclara Ortiz.
Según las necesidades del distrito, programan acciones tendientes a abrir el camino para
el aprendizaje. Se realizan, entre otras actividades, encuentros con los directivos y talleres
en los que participan los padres. “En las reuniones con docentes se toman temas como el
fracaso escolar”, ejemplifica Ortiz.
El equipo también interviene si aparece algún conflicto con un alumno. “Algunos casos se
resuelven en la propia dinámica de la escuela -cuenta la funcionaria-. Pero a veces puede
hacer falta citar a los padres y sugerirles una consulta con un profesional.”
En qué casos intervieneCon modalidades diferentes los equipos psicopedagógicos -o de
orientación escolar- se ocupan de situaciones que suelen repetirse en las escuelas.
Según los especialistas consultados, éstos son los casos en que intervienen con más
frecuencia:
– Dificultades de convivencia en determinados grupos.
– Reuniones de padres(grupales o individuales).
– Asesoramiento y acompañamiento a los docentes en relación a estrategias didácticas
en el aula.
– Ante alguna dificultad en la relación docente-alumno.
– Apoyando y acompañan do a los chicos en el pasaje de un ciclo a otro.
– En talleres de orientación vocacional (al finalizar la primaria y, en algunos casos, la
secundaria).
– Ante emergentes institucionales, como alguna muerte, agresiones y otros conflictos.
– Derivación a un espacio terapéutico a los alumnos que lo necesiten.
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– Asesoramiento y colaboración en el proyecto educativo institucional.

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