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El Orgullo más Pecaminoso del Cristiano

Por Samuel Santiesteban

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y


esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe.
(Efesios 2: 8 y 9).

El orgullo del hombre y la envidia a Dios

La envidia y el orgullo condujeron a Satanás y a todos sus


“ángeles” caídos al destierro eterno en un lugar de tinieblas
sin la comunión con el Señor.

Este mismo deseo impuro lo tuvieron Adán y Eva en la escena


del pecado original en el huerto del Edén. Y es que podemos
observar un patrón de gloria en estas dos rebeliones
anteriores y éste sigue siendo el mismo deseo pecaminoso e
impuro que tienen los hombres de hoy.

El hombre quiere alguna "gloria", algún tipo de reconocimiento


por su "obra"; es como que hay un deseo muy pecaminoso de
querer ser Dios.

Millones de cristianos creen tener algo "digno", "valioso",


"algún mérito", "alguna gestión propia" de su propia voluntad
que les ha hecho "merecedores" del amor de Dios. Tienen
como un cierto orgullo por "estar" en los caminos del Señor y
de "guardar" Sus mandamientos.

Por todas partes de la tierra hay creyentes que sienten tener


"algo bueno" dentro de ellos que les ha hecho caminar por las
sendas del Evangelio y se sienten orgullosos de haber
decidido seguir a Cristo. Estos cristianos no están dispuestos
a despojarse de sus obras, incluso de sus propios testimonios
y de su vida moral, del éxito de su familia para dar con todo
el corazón la Gloria a Dios, a quien en lo absoluto, se lo ha
otorgado todo sin merecerlo para nada.

Es que consideran su religiosidad o sus propios diezmos


entregados, como algo valioso y digno para alcanzar la Gracia
y la bondad del Señor. Estos miran a los más débiles con
desprecio y arrogancia.

Muchos creyentes no han llegado a comprender


a profundidad que sólo en bancarrota espiritual podremos
sentir la compasión del Salvador.

Sobre la bancarrota espiritual

Habremos de puntualizar que cristianos, buenos y honestos,


llevan años caminando en el esfuerzo de sus obras y que se
encuentran tan agobiados y con tanta culpabilidad dentro de
sí mismos, que están agotados espiritualmente y por esto se
han dado cuenta de que no pueden vivir de acuerdo a sus
expectativas; que en una movida inesperada sus vidas caen
de vuelta en el pecado. Entonces comienzan a pensar en irse
a la bancarrota espiritual delante del trono Santo de Dios.

Este número creciente de cristianos que está a punto de


declararse en quiebra espiritual, pueden ser evangelistas,
pastores, maestros bíblicos, sacerdotes, religiosas, monjas,
líderes de organizaciones cristianas, etc.

Hace unos 2000 años, Cristo Jesús nos habló de esta


bancarrota cuando dijo: "Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". (Mateo
5:3).
¿Ha comprendido usted, alguna vez en la intimidad con
el Señor, que le ha fallado aun haciendo sus más elocuentes
esfuerzos? Hay esperanza en El Evangelio para el débil.

¡Suéltalo! para que puedas abrazar con todas tus


fuerzas la Gracia del Salvador.

Dios es el único gestor de la redención de nuestras


almas. Punto.
Muchos llamados seguidores de Cristo pueden declarar con
sus labios esta frase tan trillada: “somos salvos por
gracia”; pero existe un gran abismo en decirlo a llegar a
sentirlo en lo más profundo del alma. No quieren aceptar una
salvación totalmente gratis, sino que quieren cooperar en el
plan de redención del Salvador.

Si Dios es la Causa Primera de todas las cosas, si por Él


fueron hechas todas las cosas y para Él existen. Si es el
sustentador de todo el universo y de las criaturas celestiales y
terrenales que Él hizo y las cuales sostiene con la fuerza de
su palabra. Si no existe nada antes, ni después de Él,
entonces le pregunto:

¿No le parece a usted que sería una ofensa muy grande


contra Dios restarle un grano de mostaza a la Gloria que
Él sólo tiene por la redención de nuestras miserables
almas?

El cristiano debería otorgar toda la gloria a Dios quien lo ha


escogido, encontrado, conquistado, y convencido de pecado,
de justicia y de juicio.
(Juan 16:8-11).
Dios es quien nos ha salvado de la perdición eterna, no fue
nuestro libre albedrío, no fue tampoco nuestra propia
iniciativa, porque tristemente no tenemos inclinación hacia
Dios si Él no se nos revela primero. La verdad es esta: que no
tenemos gloria alguna en toda la gestión divina de la
gloriosa redención de nuestras almas.

Los planes de Dios son difíciles de comprender y todo lo


referente al plan de redención del pecador forman un
complicado misterio. Si por una parte el libre albedrío y la
voluntad propia del ser humano existen; por otra parte nunca
podrán ser más fuertes y decisivos que la Santa Soberanía
de Dios. (Romanos 8:30).

Es hora de que los cristianos acepten que el hombre nace


depravado en sus delitos y pecados. Que el pecador está
en una situación tal, que no puede salir de las tinieblas a la luz
admirable del Evangelio de Cristo sin la intervención divina
del Espíritu Santo de Dios.
(Juan 15:16).

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1 de


Juan 4:19).

La Palabra de Dios enseña que nacemos con el cáncer


de pecado congénito en nuestras almas, y que no podremos
evitar esto porque somos hijos del primer Adán. (Romanos
5:12).

He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me


concibió mi madre. (Salmos 51:5).

"Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas


nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos
todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento." (Isaías 64:6).
La religión nos hace sentir orgullosos de lo que
hemos hecho.
El Evangelio nos hace orgullosos de lo que Jesús
ha hecho.

Timothy Keller.
La Justicia de Dios
VERSUS
la justica de los hombres
Por Samuel Santiesteban

¿Sabía usted que La Biblia dice esto?


Porque en el evangelio la justicia de Dios se
revela. (Romanos 1: 17).

Escuchamos por las calles del mundo desde un continente


hasta el otro las multitudes que gritan: ¡justicia! ¡justicia!
¡justicia!

No hay un lugar en esta tierra que el hombre no anhele con


ansias la verdadera justicia. En lo más profundo de nuestros
corazones hay una sed, un fuego, una desesperación por la
justicia. ¡Queremos ver la justicia en marcha!

Personalmente he anhelado la justicia; pero he tenido que


aprender por la disciplina del Señor a esperar y a seguir
esperando porque no parece llegar la dichosa justicia.

Los pobres gritan ¡justicia!, pues los ricos les arrebatan sus
medios de producción y los explotan por miserables sueldos.
Los ricos a su vez gritan por ¡justicia! pues consideran que
son merecedores de las propiedades que poseen por sus
sacrificios y trabajos.

Los homosexuales y lesbianas se proclaman en huelgas


proclamando justicia por sus derechos y respeto. Los padres
salen a las calles, al igual reclamando por hijos desaparecidos
y gritan ¡justicia!

Los crímenes, asaltos y secuestros están a la orden del día


por todas las partes de la tierra y los gritos desesperados se
escuchan en cada noticiero: ¡justicia! ¡justicia! ¡justicia!

Vuelven los hombres en su necedad a olvidar una verdad


bíblica: ¡No hay justicia en esta tierra! Y nadie podrá hallar un
nivel de justicia perfecto y digno.

La justicia del hombre está totalmente dañada, destrozada,


desmantelada, nublada por el pecado y la maldad. Allí mismo
en el huerto del Edén el hombre perdió toda su capacidad de
juzgar correctamente. La necedad de Adán se observa de una
manera evidente en su argumento frente a Dios: "La mujer que
me diste por compañera me dió del árbol, y yo comí".(Génesis
3:12)

Es tanta la necedad de Adán que comienza de inmediato a


culpar a Dios. Esto revela su incapacidad de juzgar. No fue
capaz de tomar su responsabilidad de hombre y cabeza. No
puede reconocer el haber abandonado a su compañera o de
no haberle invitado a acompañarle en sus labores.

Dios declara que todos somos pecadores y que no hay ni aún


uno de nosotros que sea bueno. La Biblia nos enseña que
todos nos hemos descarriamos como ovejas y que cada cual
se apartó por su camino (Isaías 53:6). Que todos estamos
destituidos de la Gloria de Dios. (Romanos 3:23).

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien


entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a
una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno". (Romanos 3:10-12).
La palabra evangelio procede del griego "evangel" que quiere
decir el anuncio de un hecho histórico y transformador. Es la
coronación de un nuevo rey o de una gran victoria militar.

El evangelio entonces son buenas noticias y no son buenos


consejos. El evangelio no son instrucciones de cómo ganar el
cielo sino que es la noticia de algo grande y celestial que ha
sido hecho por nosotros: los pecadores.

¡Qué triste ha sido para mí! El haber escuchado a tantos


predicadores proclamando consejos y cosas por hacer para
alcanzar la justicia de Dios, sinceramente que creo que el
cristianismo es agotador y agobiante de esta manera. Es
sencillamente una religión.

Los cristianos evangélicos necesitamos estar seguros de que


el genuino evangelio de Cristo significa noticias de algo que
ha sucedido en la Cruz del Calvario por nosotros y que
este hecho está consumado y realizado por Dios mismo.

La justicia de Dios es perfecta e increíblemente


muy difícil de entender por los hombres.
¡Dios es Justo!

Salmo 116:5

Y esta es la justicia de Dios: "Al que no conoció pecado {a


Cristo}, por nosotros {Dios} lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en El" (2da de Corintios
5:21).

Es que Dios comprendió desde las edades eternas que todos


nosotros somos una partida muy grande de pecadores.
Ninguno de nosotros en este mundo podrá alcanzar el nivel
moral que Dios reclama para presentarnos ante su presencia.
Por tanto, Dios decide descender, bajar, hacerse humano y
morir en forma de Hijo de Dios: ¡Jesucristo hecho carne!

Dios en su justicia perfecta y en su manera más sabia


declara: "El que en él cree, no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre
del unigénito Hijo de Dios". (Juan 3:18). Todo pecador que
descanse totalmente en esta justicia operada por un santo que
muere por él, será justificado.

Es evidente que no se trata de un sencillo juego de palabras y


de expresiones religiosas. Esto es una actitud y convicción
muy profunda en el corazón del que cree. Cuya certeza y
milagro sólo lo genera y sustenta la obra del Espíritu Santo de
Dios en el creyente.

¡Qué misterio del verdadero evangelio! No adulterado.


Puedo ser considerado justo por Dios sólo por la fe en el
sacrificio perfecto de su Hijo y punto. Justificado soy por la
fe y nada más.

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados,
el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1ra de Pedro
3:18).

La Palabra de Dios puede hablar por sí misma. Y suplico a


Dios que pueda revelarse a su corazón a través de estos
versículos.

Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es


evidente, porque: El justo por la fe vivirá. (Gálatas 3:11).

Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la


ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos
creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de
Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las
obras de la ley nadie será justificado.
(Galatas 2:16).

Es que el cristiano auténtico, siempre siente esa voz


tierna y santa del Espíritu Santo dentro de su
alma: ¡Llamándole!
Nadie puede hacerse
cristiano
Por Samuel Santiesteban

Dios es quien nos hace cristianos. ¿Había usted pensado


alguna vez en esto? Cuando meditamos dentro de nosotros
mismos, y a la luz de las Sagradas Escrituras llegamos a una
conclusión muy profunda:

Podremos hacernos budistas, hindúes e islámicos. Podríamos


convertirnos al judaísmo o al espiritismo y podrán optar
algunos por hacerse santeros; pero nunca podrá el ser
humano por su propia decisión y sus esfuerzos hacerse
cristiano.

Es que el hombre no tiene iniciativa ni manera, ni modo alguno


de hacerse un seguidor auténtico de Dios. Esta iniciativa viene
del trono de la gracia y procede del Creador. Es la gracia
bendita de Dios (quien en su soberana voluntad) decide
alcanzar al infiel corazón del pecador.

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los


hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas. (Juan 3:19)

El hombre muerto en delitos y pecados, (Efesios 2:1-5) está


totalmente incapacitado para amar a Dios antes que a las
tinieblas. Dios y solo Dios es quien puede generar en el
corazón del pecador una inclinación hacia él.
Ser cristiano no es seguir una serie de rituales, asistir a la
iglesia, hacer ciertas cosas y abstenerse de otras. Convertirse
en cristiano es tener una relación personal con Jesucristo.
Dicha relación es dada a través de la fe, y en este misterio de
relación con Dios y de fe, hay dos verdades eternas:

1) Amamos a Dios, porque él nos amó primero.


(1Juan 4:19).

2) Tenemos fe en Dios, porque él nos la dio.


(Efesios 2:8).

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un


principal entre los judíos. Y este hombre se acerco a Jesús
tratando de hacerse cristiano. Jesús, (Dios-encarnado) le pone
bien difícil esta conversión y le deja saber una profundidad
teológica enteramente divina.

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no


naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios. (Juan 3:5).

Quizás no sabes qué es eso de nacer de agua y del Espíritu, (en


este caso en mayúscula). Le quiero referir al pasaje donde su
discípulo Pedro reconoce que Jesús es el Hijo de Dios y de
inmediato recibe estas palabras de parte de él:

Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo


reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. (Mateo 16:17).

Espero que Dios esté haciendo una obra grande en su


corazón a través de mis indignas letras porque sólo Dios es
quien puede revelar a su alma lo siguiente: si usted se siente
un cristiano es porque el Santo Espíritu de Dios se lo ha
revelado y lo ha convertido.

Y no se trata solo de una revelación, sino que es Dios quien lo


ha hecho a usted: un cristiano.

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de


justicia y de juicio. (Juan 16:8) ¿Quién vendría? ¿Quién nos
convence? ¿Quién nos convierte para poder amar más a la luz
que a las tinieblas?

Sólo podemos inclinarnos a Dios porque su gracia irresistible


ha decidido alcanzar nuestro corrupto corazón.

Es que el cristiano está llamado a desprenderse de toda su


gloria, para dar toda la gloria a Dios. Y parte de esa total
entrega de gloria es reconocer que Dios y solo él, es quien lo
ha hecho cristiano.

Por esto, al cordero de Dios sea toda la gloria en lo absoluto,


por los siglos de los siglos. Amén.
Apocalipsis 5:12).

La salvación es del Señor. Es Dios quien inicia,


conserva y finaliza la salvación.
¡Es el Señor quien me libra de la ira del Señor!

Dios tiene que frustrarnos para poder salvarnos. Si al


hecho de hacernos cristiano, le adjuntamos "gloria del
hombre", "victorias", "iniciativas", "éxitos", "moralidad", o
"religiosidad" estamos sencillamente restando y menguando la
gloria eterna que tiene la obra del Espíritu Santo en la
redención de nuestras miserables almas.
La gloria del hombre es como la de un globo lleno de aire.
Dios tiene muchas maneras de pinchar nuestro "globo de
gloria terrenal o carnal" y dejarnos totalmente quebrantados
y humillados para que podamos hacernos cristianos.

Dos ejemplos de este pinchazo de Dios a la gloria del


hombre podrían ser los siguientes:

Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche antes que


el gallo cante, me negarás tres veces.
(Mateo 26:34).

Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que


tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo; y
ven y sígueme. (Mateo 19:21).

Por favor, observe la letra de este himno tradicional que


dice: Él es tierno y amante cual nadie lo fue, pues
convierte al infiel corazón; y por esa paciencia y ternura,
yo sé, que soy libre de condenación.
¿Tienes un disfraz puesto o
te han dado un vestido de
arriba?
Por Samuel Santiesteban

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque


sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por
fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por
dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia. Jesucristo.

Introducción

El mundo sigue sin entender el abismo que sucumbe entre los


conceptos de la religión y la fe cristiana.

Sin embargo, desde el pecado original se observa claramente


las diferencias de una idea y la otra. Nosotros, los pecadores,
hemos caído en el error de colocar el misterio de la fe en Dios
al mismo nivel y en el mismo saco del resto de las religiones
paganas.

En el huerto del Edén, luego del pecado que cometieron


originalmente Adán y Eva se le fueron abierto los ojos y fueron
como dioses sabiendo el bien y el mal. Se ven por primera vez
desnudos y se contemplan el uno al otro con una maldad y
una sutileza que antes del pecado no tenían, entonces
deciden resolver el asunto a su manera, con sus esfuerzos y
sus propias iniciativas:
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron
que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales. (Génesis 3:7).

Dios está en control y nada ha pasado en el paraíso que Él no


conozca. Él continúa Su plan divino y a Su manera resuelve
arreglar la gran tragedia de desobediencia, orgullo, envidia y
vanagloria del hombre pecador contra Su Creador…y luego de
una serie de regaños y disciplinas del Señor, dice así las
Escrituras:

Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de


pieles, y los vistió. (Genesis 3:21)

No sólo Dios hizo las túnicas de pieles, sino que también Dios
mismo los vistió.

Dos verbos importantísimos con dos acciones significativas y


excelsas. Sin temor a la equivocación aseguro a mis queridos
lectores que las iglesias están llenas de estos dos tipos de
cristianos: los que tiene un disfraz gestionado por sí
mismos y a los que se les ha dado y se les ha vestido con
un traje muy elegante y divino de arriba.

Desarrollo

Obviamente que Adán y Eva no confeccionaron algo con sus


hojas de higuera porque tenían frío, sino porque se sentían
culpables, avergonzados, sucios, atemorizados, separados y
en rebeldía contra Su Hacedor.

De tal manera, que pensaron que con las obras de sus manos
y su inteligencia de hacerse pequeños dioses podrían cubrir
sus pecados y serían contemplados por Dios de una manera
diferente; pero nadie es salvo por sus obras, por su ingenio o
su iniciativa sino mediante la sangre de Cristo, provista por
Dios y dada por El mismo.

Esta es una lección muy espiritual y celestial. Si Dios revela a


tu alma este misterio y atesoras en tu corazón este
mensaje, dejarás de ser religioso para convertirte en una
persona de fe. Esta es la gran diferencia entre la religión y la
fe cristiana. Mientras la primera está dada por los esfuerzos
humanos, la segunda es hecha y otorgada divinamente por la
iniciativa del Salvador.

Adán y Eva no tuvieron la capacidad de cubrir sus pecados


con las obras de sus manos y usted y yo tampoco la
tenemos. Nuestros delantales de hojas de higuera no sirven
para nada. Nuestra propia hipocresía religiosa solo
nos conducirá al mismo infierno.

"Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas


nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos
todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento." (Isaías 64:6).

Hay que reconocer de una vez y por todas, la Soberanía del


Hacedor y la iniciativa de Dios, El cual descendió, se entregó,
se crucificó y vertió su sangre por nosotros, para cubrirnos de
multitud de pecados.

Los fariseos y los religiosos modernos, siguen usando sus


hojas de higuera las cuales no cubrirán su vergüenza de
ningún modo, por más alto estilo de diseño que tenga el que
las confeccione. Sus trajes, sus estribillos religiosos, sus
movimientos del cuerpo y el ornamento de sus atavíos nunca
podrán justificar el alma del religioso.
La máscara es muy usada
Por los religiosos hipócritas
Mas nadie podrá ocultar para siempre la
miseria de un corazón pobre.

Conclusiones

Hipócritamente podemos dar la apariencia (por fuera) de que


estamos andando por la senda estrecha y recta de la justicia;
pero por dentro andamos conduciendo por la autopista de la
maldad. La mayoría de los cristianos superficiales ven el
disfraz del santurrón y no la maldad que se anida en el
corazón de ellos. Hay que tener discernimiento de lo alto para
sentir el abrazo fingido, escuchar la frase cargada de
hipocresía y observar la mirada cautelosa del religioso. Doy
gracias a Dios de lo más hondo de mi corazón porque Él me lo
ha dado.

Por lo tanto concluyo que es la sangre del Cordero de Dios


(Cristo) quien nos cubre de todo pecado. (Juan 1:29). Y no
hay otra solución para nuestra vida pecaminosa y no existe en
el peregrinar de este mundo otra salida para el pecado que
nos asedia que aceptar el vestido que hizo Dios y con el cual
Él solo puede vestirnos, porque nosotros no sabemos ni
podemos.

Debes aceptar las vestiduras santificadas (El Sacrificio de


Dios) que el Señor te ofrece para que puedas entrar a Su
presencia sin manchas y sin arrugas, con un atuendo
emblanquecido por el poder de la Sangre del Santo Hijo de
Dios, quien murió en el Calvario por todas nuestras
rebeliones.
“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios" (1Cor. 6:11).

Benditos aquellos que lucen radiantes las túnicas de La


Justicia De Cristo, hechura de las manos santas del Creador
por las cuales se obtiene la abundancia de Su Gracia y la
misericordia de Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

¿Tienes un disfraz puesto o te han dado un vestido


de arriba?
La Gracia de Dios
revelada desde el huerto del
Edén
Por Samuel Santiesteban

Mi infancia estuvo matizada por cientos de historias del


Antiguo Testamento. Algunos ejemplos de estas quedaban
grabados en mi tierno corazón.

Historias como las plagas en Egipto, la esposa de Lot


convertida en estatua de sal, las dos ciudades consumidas por
fuego, las tablas de la ley, así como los holocaustos y
sacrificios de los juicios eran pan diario de cada domingo en la
Escuela Dominical.

Dios y su ira formaban las enseñanzas de estas historias del


Antiguo Testamento y desde temprana edad fui arribando a la
conclusión de un Dios lleno de ira y de mucho resentimiento
hacia todos los pecadores.

“PORQUE SU IRA ES SÓLO OOR UN MOMENTO, PERO SU


FAVOR ES POR TODA UNA VIDA; EL LLANTO PUEDE
DURAR TODA LA NOCHE, PERO A LA MAÑANA VENDRÁ
EL GRITO DE ALEGRÍA” SALMO 30

Mientras que la misericordia es un sentimiento de la


compasión de Dios, que le impulsa a Dios a ayudar o a librar
del castigo al pecador. Es decir, que Dios no nos castiga por
lo que merecen nuestros pecados.

Por otro lado la gracia divina es un favor o don gratuito e


inmerecido para ayudar al hombre a salvarlo y hacerlo santo.
También se entiende que es un acto de amor unilateral por el
cual Dios toca a los pecadores y los lleva al arrepentimiento.

Sin duda alguna que la gracia es una combinación de la


misericordia del viejo pacto y de la soberanía de Dios. Es el
favor ejercitado en pro de la criatura. La gracia es la bondad
que Dios extiende a quienes no la merecen.

Es una compasión que emana sólo de Dios y que no hay


forma alguna de merecerla. De tal forma que tampoco
Abraham la merecía, pero le fue dada:

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y


engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te


maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las
familias de la tierra.
(Génesis 12:2 y 3).

¿Quién hará la nación? ¿Quién será el que la bendice?


¿Quién engrandece su nombre? y ¿Quién la hará ser de
bendición? Sencillamente sólo la misericordia y la gracia del
Señor.

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel


después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su
mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo. (Jeremías 31:33).

¿Quién dará la ley en su mente? ¿Quién la escribirá en el


corazón? y ¿Quién les será por Dios?
Y Jehová Dios hizo al hombre y a su
mujer túnicas de pieles, y los
vistió.(Génesis 3:21).

El primer sacrificio de toda la historia de la


humanidad fue realizado por Dios.

Frente al pecado original del hombre Dios les hizo vestiduras


de pieles y los vistió. Esto sugiere la muerte de un animal, hay
sangre derramada por medio del cual ha ocurrido un sacrificio.

Dios está apuntando al sacrificio de Cristo que nos cambia de


(religión) “vestiduras de hojas de higuera” para cubrir y limpiar
nuestra maldad con la sangre derramada por su Hijo en la
Cruz del Calvario.

Querido amigo lector, si definitivamente esto llega a tu


corazón y te traslada de la religión a la relación con
Dios, puedes estar totalmente seguro de que no es por tus
comportamientos o religiosidad sino porque a Dios en su
bondad le ha placido darte el Reino. (Lucas 12:32).
¡Aleluya!

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón,


hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. (Mateo 16:17).

Esta gracia expresada en el Antiguo Testamento en forma de


misericordia y fidelidad de Dios está por todos los libros de la
ley y es la iniciativa de Dios y no la nuestra.
En medio de todas las historias bíblicas se observa la gracia
de un Dios fiel y amoroso que afronta el pecado y la
infidelidad de nosotros, los pecadores.

Y afirma el Antiguo Testamento, bajo el viejo pacto:

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,


para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro.”
(Hebreos 4:16).
Jesucristo, es la revelación
más excelsa de la gracia
de Dios
Por Samuel Santiesteban

SIN LA GRACIA DE DIOS EL CRISTIANISMO NO ES NADA. SI QUITAMOS ESTE


CONCEPTO A LA FE CRISTIANA LA CONVERTIMOS EN OTRA RELIGIÓN
PAGANA.

Si usted es de aquellos que está comenzando a dar sus


primeros pasos en la fe, algo que le recomiendo
personalmente es comenzar a leer los Evangelios, me refiero
a los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento.

Mateo, Marcos Lucas y Juan fueron discípulos de


Cristo, hombres que desarrollaron por tres años de ministerio
una camaradería íntima con Jesús. En todas las vivencias de
la vida de Cristo nos quedamos maravillados al ver que Jesús
es una muestra viviente y real de la Gracia de Dios

Algunos ejemplos tales como el de la mujer adúltera que todos


quieren apedrear y matar en público por la infidelidad a su
marido, más la respuesta de Jesús es: Ni yo te condeno; vete,
y no peques más. Jesús nos cuenta acerca de un padre que
recibe a un hijo pródigo que ha deshecho su herencia
con prostitutas, en rondas y parrandas, con amigos perversos.
¡Oh! pero Jesús nos relata de un padre que abre los brazos y
hace fiesta porque este era su hijo amado que estaba perdido
y es hallado, estaba muerto y había revivido. Su gracia se
expresa en tolerancia, amor, sencillez y humildad en todo
tiempo.
Es un Jesús que está compasivo, amigable y perdonador para
los más despiadados pecadores de este mundo. Dios mismo
encarnado en la persona de Cristo muestra en todo tiempo
su perdón para con los más impíos de este mundo.

Otro ejemplo de esta gracia de Dios revelada se


muestra patéticamente al ver a Pedro estar hundiéndose en el
mar por las fuertes olas y el viento. Aquel discípulo atrevido
no tardó en clamar ¡Señor, Sálvame! Y allí estaba la mano de
Jesús, lista siempre para ayudarle y rescatarle. Jesús,
tendiendo la mano, le agarró y le dice: Hombre de poca fe,
¿por qué dudaste?.

Ya se acercaba la hora de su muerte y había comentado a sus


discípulos que llegaría la hora en la que Él sería entregado en
mano de pecadores y por ello suplica a sus discípulos que
oren a Dios por Él. No faltaron en quedarse sus discípulos
dormidos no sólo una vez sino tres veces, pero la tolerancia
del Divino Maestro es la que conmueve mi alma.

La tempestad arrecia y los discípulos se desesperan mientras


de pronto a Jesús despiertan para acusar y culpar ¿Maestro,
no ves que perecemos?; pero el Señor con todo amor y
paciencia les calma la tempestad, da tranquilidad a los vientos
y hace grande bonanza.

La gracia del Salvador no admite violencia o furor.


Cuando Pilato le exige pruebas y ejércitos valientes de sus
seguidores. Entonces Jesús le responde: Mi reino no es de
este mundo, si mi Reino fuese de este mundo, entonces mis
seguidores pelearían para que yo no fuese entregado a los
judíos; pero mi Reino no es de aquí.
Mi mente viaja inevitablemente de nuevo a la cruz, si allí
mismo: “donde todo lo pagó, Cristo quien por mi, libremente
derramó su sangre carmesí” como dicen las letras de un
clásico himno de la cristiandad.

SI EL RELIGIOSO Y MORALISTA DE HOY NO SE SIENTE DE VERDAD UN PECADOR


E IMPÍO. NO PODRÁN SABOREAR A PLENITUD LA GRACIA DEL SALVADOR.

El reconocido autor Charles C. Ryrie, escribe en su libro “La


Gracia de Dios” “El cristianismo se distingue de otras
religiones precisamente porque encierra el mensaje de la
gracia. Jesucristo es la suprema revelación de la Gracia
de Dios. La Salvación es por gracia y es precisamente la
gracia de Dios la que gobierna y fortalece el vivir del
cristiano”.

Nada puede compararse a este derroche de Gracia. Después


de haber sido crucificado Jesús, que clavan sus manos y pies
sobre un madero, que ponen una corona de espinas en su
frente y que esperan verlo morir desangrando, entonces La
Gracia de Dios encarnada declara:

¡Padre, perdónalos porque ellos no saben lo que hacen!


¿QUE ES LA GRACIA?
Es difícil explicar un
concepto divino con palabras
humanas
Por Samuel Santiesteban

Una historia de dolor horrible

Imaginemos a una familia hermosa con un hijo de tres años de


edad, a quien aman entrañablemente. Este niño se ha
convertido en una fuente de atención y alegría para todos en el
hogar. Está creciendo y se desarrolla con plenitud. Todos en la
familia están felices con esta nueva criatura.

De pronto, en la mañana de un día fatal, cuando la familia se


alistaba para llevar al niño a la guardería infantil, al salir a la
puerta de su casa se encontraron frente a frente a un hombre
malvado que de una manera cruel y despiadada descarga
varios disparos sobre el cuerpecito de este niño y con toda
su frialdad lo deja muerto frente a sus padres y vecinos.

Este sangriento crimen deja a esta familia destrozada y sin


duda alguna, los marca a todos por el resto de sus días en esta
tierra.

¿Cuál sería la actitud de estos padres?

Opción # 1. Si ellos sacaran un revólver y lo mataran con sus


propias manos, entonces a esto le llamaríamos: VENGANZA.
Opción # 2. Si llaman a la policía y levantan cargos contra el
asesino, y esperaran que lo capturen y juzguen frente a un
tribunal. Entonces a esto le llamaremos: JUSTICIA.

Opción # 3. Si los padres de esta criatura indefensa


perdonasen a este asesino, lo invitaran a vivir en su casa, le
hicieran parte de su familia y no cesaran de contarle del amor
de Dios.

Supongamos que estos padres hacen lo indecible por conducir


a este criminal por los caminos del Señor y le perdonan de todo
corazón ¡Esto no tiene otro nombre que: GRACIA!

¿Quién puede vivir a plenitud esta gracia?

Yo sólo conozco a uno, quien fue desechado, ultrajado, clavado


en una cruz y lacerado por hombres malvados y criminales; sin
embargo sólo exclamó antes de morir: "Padre perdónalos,
porque ellos no saben lo que hacen". (Lucas 23:34).

GRACIA: FAVOR DE DIOS QUE NO MEREZCO


¿Será esto una ilustración ficticia?

Tal vez usted está pensando que jamás podría suceder algo
así; pero permítame decirle que esta Ilustración trata de
explicar en alguna forma el mensaje de la Gracia de Dios.

Usted y yo hemos ofendido a Dios y a Su Ley Divina. No sólo lo


hemos hecho en el pasado, sino que lo hacemos todos los días
de nuestra vida. Dice la palabra de Dios "por cuanto todos
pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". (Romanos
3:23).
Dios nos declara culpables de pecado y la sentencia está
establecida: "porque la paga del pecado es la
muerte". (Romanos 6:23).

¡Ah! y esta muerte no es sólo física, sino que también es una


muerte eterna, donde el alma queda totalmente separada de la
presencia y de la comunión con Dios. Quedando en un lugar de
tormento eterno llamado infierno, y la verdad que esto me
suena muy espantoso, pues estamos refiriéndonos a la
eternidad.

Si Dios permite que la sentencia se lleve a cabo Él está


haciendo justicia. Está dando a nosotros, lo que merecemos
por nuestras obras, y por nuestra propia naturaleza pecaminosa
congénita. (1 Corintios 15:21).

Sin embargo; el corazón de la Biblia declara:

Que la historia de la Gracia de Dios comienza y termina con el


Creador. Él nos envió a Su Hijo unigénito para descargar sobre
Él toda la ira que nosotros merecemos. (Génesis 3:15).

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su


Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16).

CRISTO VINO AL MUNDO PARA SALVAR A LOS


PECADORES, ENTRE LOS CUALES YO SOY EL PRIMERO.
1 DE TIMOTEO 1:15

El Dios amoroso se humana, baja, se inserta entre nosotros


y vimos Su Gloria como la del unigénito del Padre lleno de
gracia y de verdad. (Juan 1:14).
Pero usted y yo somos tan depravados que lo llevamos a la
muerte de cruz y lo crucificamos. ¿Está usted en este
grupo? Espero que Dios esté dando luz a su alma del Santo
Evangelio de Cristo.

Porque sólo reconociendo nuestro pecado horrible y creyendo


en Su Hijo y en la obra de Su Cruz, no sólo Dios nos perdona
todas nuestras iniquidades, sino que nos invita a Su Hogar, nos
hace hijos y coherederos del Reino de los Cielos.

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y


coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente
con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.(Romanos 8:17).

¿Qué nombre le pudiéramos dar a esto? Sólo hay una palabra


para describir la historia del amor de Dios, y esa palabra
es GRACIA.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no


de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe.(Efesios 2:8-9).

"Es que somos más pecadores de lo que


realmente pensamos; pero a la vez
somos más amados de lo que
creemos". Timothy Keller.

¡Que el Espíritu Santo trabaje! para que podamos mirar un


poquito a la depravación interna del pecado que mora en
nosotros. Y a la vez, que éste mismo Espíritu Divino nos
vislumbre un ápice de la Santidad Suprema de Dios.
Porque si sólo pudiéramos imaginar de una forma finita y
minúscula el abismo que sucumbe entre ambos misterios,
entonces estaríamos dando el primer paso hacia un
delgado rayo de luz de la inmensurable Gracia de nuestro
Salvador. ¿Podrá entender lo siguiente?

"Cuando veo adentro de mi corazón y percibo su infinita


maldad, creo que es un abismo más hondo que el infierno.
Cuando oro, peco; cuando predico, peco; tengo que
arrepentirme de mi arrepentimiento, y mis lágrimas necesitan
lavarse en la sangre de Cristo." Jonathan Edwards.

Por tanto, concluyo que:

Esta maravillosa Gracia de Dios, éste favor inmerecido del


Creador hacia el hombre pecador que nada merece, será sin
lugar a dudas, el tema inagotable por las edades eternas de
los escogidos de Dios.
AMOR O JUICIO
¿Qué me cautiva más
de Dios?
¿Su Amor o Su Juicio?
Por Samuel Santiesteban

Entonces, mirando a la mujer, Jesús dijo a Simón:

—¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para


mis pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con sus
lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me saludaste con
un beso, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme
los pies. No me pusiste ungüento en la cabeza, pero ella ha
derramado perfume sobre mis pies. Por esto te digo que sus
muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero la
persona a quien poco se le perdona, poco amor muestra.
Luego dijo Jesús a la mujer: —Tus pecados te son
perdonados.
(Lucas 7:44 al 48).

El Evangelio es la solución total para quienes están totalmente


quebrantados. (Mateo 11:28)

No puedes disfrutar totalmente de ese amor irresistible de


Dios (su gracia) sino no te sientes en verdad totalmente
cansado y trabajado. Y este cansancio no es físico.

“USTEDES VIVIEN SIEMPRE AGUSTIADOS Y PREOCCUPADOS


VENGAN A MÍ Y YO LOS HARÉ DESCANSAR.” JESUCRISTO
Mientras más pecador te sientas, increíblemente más la
gracia te abraza.

Muchos cristianos en el mundo son muy desconocedores de


una teología de la depravación total del hombre. Si no hay
necesidad de perdón tampoco hay necesidad de La Gracia del
Salvador.

Muchos predicadores empañan la luz divina del evangelio y


atan moralidad a los hombres. Predican con gestión humana e
iniciativa de los pecadores para alcanzar la salvación. Hacen
pensar que hay mérito en ellos y que el hombre con su
conducta puede impresionar al Amor de Dios.

Pantean incorrectamente que se puede encontrar algo de


bueno en los hombres y que por ende, podrán mover el
corazón de Dios con algo "digno de su voluntad" para
buscarle.

¡Oh! Cuanto nos hace falta más convicción del pecado que
mora en nosotros. De reconocer en verdad cuanto pecado
mora dentro de nosotros.

La necesidad urgente de un Salvador, es más auténtica


cuando estamos desprovistos de toda iniciativa humana
para conseguir al Salvador.

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en


vuestros delitos y pecados. (Efesios 2:1).
La palabra "muertos" es totalmente literal en este pasaje de
las Escrituras. Estábamos totalmente muertos y no teníamos
ningún tipo de gestión o iniciativa humana para movernos de
ese estado de mortandad espiritual.

Totalmente destituidos de la gloria de Dios.


(Romanos 3:23-26) Acaso le pregunto a usted:
¿sabe quién puede resucitar a los muertos?

¡Oh! Cuán preciosa es esa voz tierna y suave de La Pura


Gracia de nuestro Señor Jesucristo. Una voz que con amor
tierno nos invita al arrepentimiento: ¡a nosotros, los
pecadores!

Esta gracia nos cautiva, nos atrae con una fuerza inexplicable.
El amor, la tolerancia y el perdón de Dios hacen que los
pecadores puedan depositar toda su fe en el sacrificio de
Cristo en la cruz del Calvario.

Y acaso ¿de dónde viene esta fe? ¿Puede el hombre


gestionar tal tipo de fe? ¿Puede hacer sacrificios para
obtenerla?

¡No! La fe es un don de Dios; y a quienes él perdona (por


gracia inmerecida) los hace arrepentirse, los cautiva, los atrae
y pone en ellos la fe. Piensas en Dios porque él ha pensado
en ti.

“PORQUE POR GRACIA SOIS SALVO POR MEDIOS DE LA


FE; Y ESTO NO ES DE VOSOTROS, ES DON DE DIOS; NO
POR OBRAS, PARA QUE NADIE SE GLORÍE” EFESIOS
2:8Y9

Esta gracia nos guía paso a paso por el bregar en esta tierra y
nos conduce al conocimiento de Dios. La Gracia de Dios es la
única fuerza motora capaz de sostenernos en los momentos
más terribles de esta vida terrenal.

Cuando contemplo a Jesús sufriendo por mi pecado y por mis


transgresiones, llevando el castigo que yo merezco. Cuando
contemplo a Jesús suplicando el perdón por quienes lo
clavaban en una cruz y lo crucificaron.

Cuando contemplo a un Dios que deja toda su gloria y baja,


desciende, se humana y muere. Cuando soy capturado por
esa gracia es entonces que me enamoro de aquel a quien
llamo: Mi Amante Salvador Personal.

¡Basta ya! No más sermones con ira y rabia en el


predicador. Son problemas de sanidad interior en el que
predica y no es tanto la ira y el enojo del Señor. Dios me
cautiva y me atrae por su incomparable e infinito amor por
mí, que soy un miserable pecador.

Este es el favor del Señor a favor nuestro, un


misterio incomprensible de La Gracia del Salvador. Nosotros,
los pecadores estamos respondiendo a esa atracción porque
sencillamente es la fuerza inexplicable de la gracia de Dios.
No se trata de un deseo o una voluntad nuestra, sino que es el
poder de Dios obrando en nosotros hoy.

El amor de Jesús, su tolerancia, su paciencia y su ternura


conmigo son las cualidades que me atraen a él todos los días
y así quiero nutrirme más y más de un amor que no
termina y de una gracia divina que no tiene comparación.

Solo el toque de una gracia irresistible puede convencer


al más vil pecador y engendrar a genuinos cristianos,
quienes serán un poco más transparentes y menos
religiosos.

La gracia de Dios es clave en la vida cristiana. Por ella Dios


nos permite ser capturados por su amor.

Sin la gracia de Dios, somos simples mortales que confiamos


equivocadamente en nuestras propias fuerzas (esfuerzos)
nuestra propia religión para lograr la vida eterna, lo cual es
imposible.

Esto sé: Lo único que me ha devuelto a Dios es su Divina


Gracia. ¡Tesoro incomparable que Dios pone en lo más
profundo de mi corazón!

"No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas;


porque buena cosa es afirmar el corazón con la
gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los
que se han ocupado de ellas". (Hebreos 13:9).
La naturaleza de Dios y la
mía
Por Samuel Santiesteban

Una fábula dice así:

Se cuenta que una vez, un maestro oriental vio cómo un alacrán estaba
ahogándose en un pozo de agua; y él decide sacarlo fuera. Cuando lo
hizo el alacrán lo picó duramente. Por la reacción al dolor el maestro lo
soltó de inmediato y el animal cayó al agua y al instante estaba
ahogándose de nuevo.

El maestro intentó sacarlo una y otra vez; y cada vez que lo hacía el
alacrán volvía a picar con su punzón, sin vacilar.

Un joven que había observado, se le acercó al maestro y le dijo:


¡Perdone; pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente
sacar a este asqueroso animal del agua este lo picará? El maestro
respondió: La naturaleza del alacrán es picar; pero esto no va a cambiar
la mía, que es ayudarle y salvarle.

Entonces auxiliándose con la hoja de un árbol el maestro sacó al


escorpión del agua y le salvó la vida. El maestro no dejó de intentar de
encontrar formas y maneras para salvar la vida de este.

Yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió


mi madre.
(NBLH, Salmo 51:5).

Después del pecado original en el huerto del edén, el hombre se encontró


escondido de Dios, avergonzado, con miedo, con necedad en su corazón,
echándose las culpas unos a otros, con desesperación a causa de su
desobediencia y de su agravio al Creador.

Dios que en esencia es amor, busca al hombre, le encuentra, le cuestiona,


le hace túnicas de pieles, cubre su desnudez y los viste. De esta forma
Dios promete el canal de salvación eterna, apunta y señala al
Salvador. (Génesis 3:8-24).

Al igual que el maestro oriental comprendía que el alacrán le seguiría


picando cada vez que le extendiera su mano; pero decidió seguir
salvándole y extendiendo una manera de salvación: la hoja del árbol.

Dios al igual ha comprendido que el hombre en su necedad, continuará


pecando, seguirá haciendo cosas desagradables a Él, seguirá
produciendo picadas en el corazón de Dios. !No importa! Dios ha decidido
seguir amándole, Dios ha de seguir extendiendo su gracia y propiciando
un medio de salvación. ¡La sangre de Cristo, la cual nos limpia de todo
pecado!

Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida
eterna. Este concepto debe penetrar en las mentes de los genuinos
cristianos: Dios nos ama, Dios nos acepta y quiere a todo costo una
relación personal con nosotros.

Él extiende un medio de salvación incomparable e insustituible, Jesucristo


y el derramamiento de su sangre en propiciación por nuestros pecados.

Mi relación con Dios no dependerá más de mis actitudes (de mi


naturaleza) para ganar el cielo, no dependerá jamás de mi conducta o de
la manera de mis comportamientos. !soy pecador! !soy como el alacrán!,
seguiré pecando; pero Dios en su amor me seguirá amando, me seguirá
perdonando, y seguirá cada día mostrando la manera de sacarme del
hoyo cenagoso y del hueco de la perdición. (Isaías 38:17; Salmos 103:4).

Y no estamos promoviendo el libertinaje para pecar, sino que no


descansamos de proclamar el amor incondicional de Dios por el pecador.
El maestro oriental decía: "La naturaleza del alacrán es picar; pero eso no
cambiará la mía, que es ayudarle y salvarle. Evitar que perezca en el estante de
agua."

Dios no cambiará su naturaleza. El es un Dios inmutable, el alfa y la


omega (Apocalipsis 1:8) el que es antes de todas las cosas (Colosenses 1:17).
Y su esencia es el amor, por lo que ama a sus criaturas hechas a su imagen y
semejanza.(Génesis 1:26). Y hace lo increíble por librarlas de la perdición.

Dios ama al pecador, anhela vehemente lograr una relación con ellas, otorgarles
por la fe, el regalo de la salvación. Dios quiere salvarnos de la perdición eterna.
(Juan 3:16).

- MI NATURALEZA ES: Es pecar.


- SU NATURALEZA ES: Es amar, perdonar y ofrecer la Vida Eterna por
medio de la sangre derramada de Su Hijo, por mí, que soy pecador.

Oremos pues, nosotros hoy:

¡Dios Mío!, quiero vivir todos mis días creyendo por fe en la esencia de tu
naturaleza compasiva, de amor y de misericordia por mí que soy un miserable
pecador.

Señor Jesús, quiero descansar en tu gracia salvadora, para que cada día me
ayudes a serte fiel, y ser un cristiano más auténtico y menos religioso. Amén.

¡Gracias oh! Dios, por tu naturaleza, porque siendo aún pecadores


Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8).

¡Qué sería de mí si no creyera, con toda confianza, en esta


naturaleza compasiva y salvadora de Dios! Que siendo yo un pecador,
Cristo murió para salvarme.
Si no escuchas esto, no oyes nada
Por Samuel Santiesteban

Oír y escuchar no es lo mismo

Oír significa percibir con el sentido del oído las palabras que se hablan.
Cuando oyes solo puedes notar una serie de sonidos y este proceso solo
lo hacemos haciendo uso de nuestro sistema auditivo.

Escuchar involucra comprender, notar el tono de voz y darnos cuenta del


estado anímico del que nos habla. Cuando escuchamos mantenemos los
sentidos enfocados, entonces la mente trata de alejarse de distracciones y
de ruidos que puedan distorsionar lo que oímos.

Cuando escuchamos estamos poniendo atención, pensando y


razonando. Escuchar significa que estamos pensando y tratando de
entender de manera clara quién nos habla y qué mensaje quiere
trasmitirnos.

“CON MI VOZ CLAMÉ A DIOS, A DIOS CLAMÉ Y ÉL ME ESCUCHARÁ”


SALMO 77:1

Recuerdo un himno tradicional cristiano que dice:


Puedo oír tu voz llamando,
Con acentos cariñosos;
Puedo oír tu llamamiento,
Trae tu cruz y ven en pos de mí.

ESCUCHA EL SUSURRO APACIBLE DE LA GRACIA DE DIOS

“NO ORES HASTA QUE DIOS TE ESCUCHE; ORA HASTA QUE


ESCUCHES A ÉL”

La meditación con el Señor


No podemos escuchar la voz de la Gracia de Dios en medio de los altos
niveles de ruido que son comunes en las sociedades modernas en que
hoy vivimos.

A veces necesitamos retirarnos a lugares tranquilos y apartados, o bien


estar situados en una habitación a solas con Dios. Las horas altas de la
noche o bien de la madrugada suelen a veces ser horarios muy buenos
para compartir con el Señor.

Así describen los evangelios en varias citas que se encuentran sobre la


vida de Cristo.

Más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Lucas 5:16).

Si has llegado a ser alcanzado por esa gracia indescriptible de Dios que
te abraza, te ama y que quiere contigo salir a pasear, entonces debes
haber escuchado este susurro apacible y tierno de la Gracia de Dios.

Quiero dejar claro a mis amigos lectores, que conozco acerca de todas las
críticas a las que se ha sometido el canta-autor Jesús Adrián
Romero; pero vuelvo a reiterar que muchas de sus composiciones han
tocado las fibras de mi corazón.

Todos los siervos de Dios tenemos luchas y batallas y esto no significa


que no amemos al Salvador con todas las fuerzas de nuestro corazón y
que de una manera muy inexplicable Dios nos pueda usar para
la edificación de otros.

Solo quiero que medites conmigo en esta alabanza y


espero que el susurro de Su Gracia lo hayas podido
sentir algún día.
El dilema de entender o
sentir La Gracia de Dios
Por Samuel Santiesteban

Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí,


no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo.
(Gálatas 1:11 y 12).

Muchos creyentes han tratado de leer y estudiar para entender el


significado correcto de la Gracia de Dios. Tristemente tratan de
comprender un misterio del cielo como si fuese una fórmula matemática o
una ecuación de química.

Definitivamente creo que el insondable tema de la gracia de Dios es un


asunto muy mal entendido por los cristianos de hoy. Sin embargo, es la
doctrina de la gracia un aspecto fundamental y exclusivo de la fe
cristiana. La gracia de Dios es una revelación al creyente del carácter
de Dios, de su amor y perdón a favor del pecador a través de la obra
de Cristo.

Los dedicados a las matemáticas y a las ciencias abstractas han tratado


de explicar un universo infinito y los conceptos de La teoría de la
Relatividad definiendo un símbolo llamado lemniscata para describir el
infinito.

Este símbolo en las ciencias esconde los conceptos tan extraños y poco
intuitivos de los misterios de lo infinito. El símbolo del infinito normalmente
se usa para expresar las cosas que no tienen límite.

Concepto que es muy difícil de asimilar a plenitud en nuestras mentes


corruptas y finitas. Un ejemplo de ello es el concepto de un universo que
se expande todo el tiempo a velocidades cercanas a la de la luz.
Este símbolo matemático lo habremos visto en alguna vez de nuestras
vidas los que hayamos estudiado las matemáticas modernas; sin embargo
no puede la mente del hombre entender a plenitud el infinito porque
sencillamente no estamos capacitados para ello.

Estoy seguro de que este ocho tumbado y sin un punto en el que


pueda terminar su eterno recorrido no puede describir el infinito e
inmensurable amor de Dios. ¡No sé que sería de esta tierra y de
nosotros, los pecadores si la Gracia de Dios no fuera nuestro sustento
y supervivencia.

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque


nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana;
grande es tu fidelidad. (Lamentaciones 3:22 y 23).

Concluimos que la gracia de Dios no es una licencia para pecar,


tampoco es una herramienta para esconder nuestras culpas o nuestra
propia carnalidad sino que nos revela constantemente
nuestra depravación. La gracia de Dios, en verdad que nos hace amar a
Dios indescriptiblemente no por Su juicio sino por Su amor.

La Gracia de Dios nos señala a Cristo, nos presenta a Cristo, y nos


atrae a Cristo. La gracia nos enseña a vivir alabando a Dios todo el
tiempo porque nos ha enviado a Jesucristo
quien nos ha amado con un amor sin igual, quien tiene encarnada toda
la gracia y la verdad de Dios. (Juan 1:17)

Cuando un cristiano siente la gracia sabe que esta gracia le guía y


sostiene en cada momento. Que en medio de los deseos mundanos, de la
impiedad del mundo, de las obras de las tinieblas y de nuestra propia
naturaleza carnal, la Gracia de Dios es la fuerza indescriptible
del inmensurable y desmedido amor de Dios a favor nuestro.
¡No! ¡Nunca jamás por leyes cumplidas o por obras de piedad realizadas,
o bien por haber sido un cristiano ferviente y decoroso, moralista y
religioso sino por el incomprensible y soberano amor del Salvador a favor
nuestro!

Más que una cuestión de entender la gracia de Dios, y de haberla


estudiado, o incluso tener la capacidad de verla fluir en tantos pasajes de
las Escrituras que pueden ir desde el Génesis hasta el Apocalípsis, es
una cuestión de haber experimentado (alguna vez en la vida) sentimientos
muy profundos en el corazón.

¿Ha sentido usted la gracia de Dios? ¿Ha llorado alguna vez frente a
ese amor insondable que le abraza sin conocer el por qué? ¿Ha sentido
usted a un Dios soberano que le ama con un amor infinito sin tener usted
a la mano la más mínima explicación de esta bondad? ¿Ha comprendido
en lo más profundo de su alma su insuficiencia para sorprender al
Creador? ¿Has llegado a la conclusión de que es Dios quien te
sorprende?

Ojalá que mi amigo lector lo haya sentido alguna vez porque si así no ha
sucedido entonces puedo asegurar que su fe cristiana es hueca, seca
o sencillamente muy religiosa.

Los cristianos se pueden dividir en dos grandes grupos al contestar esta


profunda interrogante:

¿Disfrutamos del favor inmerecido de Dios todos los días? o ¿estamos en


una lucha constante por ganar el beneplácito del Creador?

La gracia nos traslada de las tinieblas a la luz, y de la esclavitud


a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

¡Aleluya y Amén! ¡Gloria bendita sean dadas a


esta Gracia de Dios que nos ha salvado!
ES POR TU GRACIA Y TU PERDON QUE
PODEMOS SER LLAMADOS INSTRUMENTOS
DE TU AMOR.
Por Samuel Santiesteban

"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en


vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no
yo, sino la gracia de Dios conmigo". (1Cor 15:10)

Hace pocos días un amigo pastor me llamaba por teléfono y me felicitaba


por los ensayos. El en forma de broma y muy alegre conmigo me
preguntaba si aún tenia neuronas y corazón para vertir en la red algo bello
que pudiera seguir siendo de bendición a otros.

Hay un salmista actual que ha tenido una carrera de comercio del


evangelio muy grande; pero a pesar de esto hay que reconocer que tiene
canciones con una profundidad teológica excelente.

No han faltado las críticas a Jesús Adrian Romero; pero la verdad que
creo que debe tener una relación personal con Dios para poder componer
estas alabanzas. No le juzgo sino que disfruto lo que a mi corazón llega y
hace impacto.

En este artículo solo quiero reflexionar sobre uno de sus estribillos en


esta canción, con la que anexo un video al final del ensayo.

"Y es por tu gracia y tu perdón que podemos ser llamados


instrumentos de tu amor".

Gracia de Dios: Lo gratuito, la elegancia y la belleza de Dios, en un favor


inmerecido y don concedido por Dios para ayudar al hombre a salvarse y
hacerlo santo. Y esto sucede solo por el esfuerzo, la iniciativa y el poder
de Dios. ¡Y nada puede aportar el hombre!

Es que la gracia es el sentimiento más profundo dentro de nuestro


corazón de que Dios ha estado enamorado desde las edades eternas de
nuestras almas.

¡Oh! que misterio de la deidad. Hemos recibido una señal extraterrestre,


un destello divino que parte el corazón y el alma en dos. Y desde el más
allá nos envían una santa revelación que nos dice:

“JEHOVÁ SE MANIFESTÓ A MI HACE YA MUCHO TIEMPO,


DICIENDO: CON AMOR ETERNO TE HE AMADO; POR LO
TANTO, TE PROLONGÉ MI MISERICORDIA”. JEREMÍAS
31:3

Los que recibimos esta gracia sabemos que este verso de Jeremías es
para nosotros. Y estas palabras nos llegan hasta los huesos y penetran en
lo más hondo de nuestras almas.

Ya nada; pero nada puede cambiar esos sentimientos de parte de Dios


hacia nosotros. Somos personas selladas por Dios y para Dios, desde la
eternidad y para la eternidad.

Ya no serán más nuestros esfuerzos religiosos, obras de piedad o


cualquier otro tipo de aparente religiosidad las que nos garantiza el favor
y la compasión del Señor por nosotros, sino su Inmerecida gracia.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
(Efesios 2:8 y 9)

Entonces, es por la gracia de Dios que hacemos esto o aquello, (no será
para acumular méritos y galardones) sino que es un sencillo y humilde
gesto de parte nuestra, por la correspondencia a ese amor eterno de Dios
por nosotros.

GRACIA DE DIOS
"Dios está enamorado de mí, a pesar de ser impío y pecador y
de merecer el mismo infierno”

Hemos sentido en lo más interno del corazón la sincera compasión y


fidelidad de Dios por nuestras miserables almas, y estamos seguros
de que:

“ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:39).

A los que Dios nos ha revelado esta gracia nos ha insertado un chip divino
en nuestras mentes y corazones que nos garantiza la fidelidad y el
compromiso eterno de Dios para salvarnos y de rescatarnos del mismo
infierno. Este pacto de Dios no falla y jamás se desvanece.

¡Oh¡ Aleluya, este es un aleluya genuino.. porque no será por nuestras


miserables obras de bondad en esta tierra sino porque hemos
reconocido que el bueno, el santo, el justo, el fiel y verdadero es Dios
y no somos nosotros.

El romance de Dios con nuestras almas ha sido desde antes de la


fundación del mundo. Dios ha tenido un plan eterno para con nosotros
¡Alábale! Y quienes hemos recibido esa gracia de Dios reconocemos que
somos tan malos que:

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.(1Juan 4:19).

Desde el primer día que vinimos a esta tierra Dios ha estado trabajando
con nosotros y no cesa ni un instante en hacerlo. Su gracia va
paulatinamente dando frutos y obras en nosotros, las cuales no se
generan por nuestros esfuerzos sino que el Espíritu Santo está obrando
en nosotros.

A través de cada situación y de cada detalle de nuestras vidas, Dios ha


venido enamorándonos, ha querido que le amemos desenfrenadamente y
sin reparos, donde él sea cada día más el Rey y el Señor de nuestras
vidas.

Los que conocemos la gracia divina no estamos más preocupados por


nuestras conductas sino que estamos anonadados e impactado de tanta
gracia, por tanta belleza, y por el amor y misericordia del Señor para con
nosotros.

¡Oh! en tal estado de romance divino de Dios con nosotros y de nosotros


con Dios nuestras almas quieren ofrecer “algo”.

Tienen un agradecimiento indescriptible de dar a Dios “alguna miseria” a


través de nuestras frágiles vidas y expresar en canciones, escritos,
sermones, estudios bíblicos, programas especiales, ministerios, etc. algo
de ese amor divino tan desbordante que fluye (por la gracia de Dios) en
nosotros.

La gracia de Dios no la podemos explicar del todo bien a otros. No


podemos repartirla, ni hacer que otros la sientan. Tampoco podemos
hacer que la entiendan o la disfruten como nosotros. La gracia de Dios no
es un libro de ciencias matemáticas o de astronomía. Esto es una
revelación divina.

La sublime gracia de Dios la puede repartir Dios a quien quiere, cuando


Él quiere, y en la medida que Él quiere. "Pero a cada uno de nosotros fue
dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo".(Efesios 4:7).

De ahí, el hecho de que todo lo que escribo en este portal y todo lo bueno
que de mi corazón pueda salir es solo por la gracia del Señor Jesucristo
en mí vida. Y puede estar matizado de mi pecado; pero a su vez es
santificado por la sangre de Cristo que constantemente me limpia.
Y tengo la certeza de que el amigo lector que lee y disfruta de estas
letras es porque también ha recibido la misma señal del cielo: La bendita
e inexplicable gracia de Jesucristo ha flechado su corazón y ha
hecho impacto en su vida.

Y solo por esa gracia es que vamos a danzar un baile eterno con la
trinidad. Allí no habrá más llanto, ni dolor, ni pecado mortal. Allí
estaremos en el lugar para el cual nuestras almas fueron diseñadas
para morar, por una completa Eternidad.

Meditemos en esta composición musical y prestemos atención a


la profundidad de su letra.
DIFERENCIA ENTRE LA LEY Y LA
GRACIA
Por Samuel Santiesteban

Estas comparaciones son un bosquejo profundo y bíblico de las


diferencias entre ley y la gracia.
¡Dios conceda luz a su corazón y claridad a su mente!
La Ley: es Dios prohibiendo.
La Gracia: es Dios concediendo.

La Ley: es lo que yo debería ser para Dios.


La Gracia: es lo que Dios es para mí.

La Ley: consta de ordenanzas (maldiciones por


violarla o bendiciones por cumplirlas)
La Gracia: está reglamentada por el amor de Dios para mí.

La Ley: mataba a quien la infringía.


La Gracia: vivífica a quien la quebranta.

La Ley: es un ayo (conductor) hacia Cristo.


La Gracia: es el mismo Cristo conductor hacia Dios.

La Ley: es procurar ser salvo.


La Gracia: es ser salvo sin procurarlo.

La Ley dice:! Haz esto y vivirás!


La Gracia dice: ! reposa y disfrutarás!

La Ley: custodia a Israel en un redil.


La Gracia: custodia al Nuevo Israel en un rebaño.

La Ley: era un fiscal ¡Moisés!


La Gracia: es un abogado ¡Jesucristo!
La Ley: condenaba irremisiblemente.
La Gracia: justifica gratuitamente.

La Ley: un sistema de pruebas y exigencias.


La Gracia: un tesoro de favores y misericordias.

La Ley: era Moisés en el Sinaí.


La Gracia: es Cristo en Sión.

La Ley: la oveja muere en manos del pastor.


La Gracia: el Buen Pastor muere por las ovejas.

La Ley: tenía las sombras de Cristo.


La Gracia: tiene el cumplimiento de aquellas sombras.

La Ley: tenía ritos, normas y ceremonias.


La Gracia: está llena de un espíritu de libertad.

La Ley: es la vivencia de mi "yo", (mi esfuerzo).


La Gracia: es la vivencia de Cristo en mí, (su obra).

La Ley: era el sacerdocio de Aarón.


La Gracia: es el real sacerdocio de Cristo.

La Ley: era un ministerio de condenación.


La Gracia: es un ministerio de reconciliación.

La Ley: circuncisión, sábado y fiestas


ceremoniales.
La Gracia: tres pilares: la fe, el amor y la libertad.

La Ley: hacia énfasis en las obras.


La Gracia: hace énfasis en la fe, solamente en Jesucristo
La religión cristiana versus una
fe sencilla
Por Samuel Santiesteban

ES TU RELACIÓN NO TU RELIGIÓN LO QUE HACE LA


DIFERENCIA

La religión cristiana se asienta en las tradiciones de los siglos, en los


conceptos sociales, en las categorías de pensamiento que hacen parecer
a los hombres los más morales y los más correctos. Se enfocan en las
creencias y las apariencias externas. En muchas ocasiones no meditan,
quienes la practican, sobre ¿qué hay por dentro?. Están preocupados por
los templos, el campanario, la cruz de afuera, el membrete, las cuentas
bancarias, los instrumentos. Los bancos, su posición, sus asientos, sus
esquemas, sus conventos, el púlpito, el piano, las flores, las mesas, los
candelabros, los vasos y todo lo externo. Una liturgia planeada, unas
formas estrictas y muy controladas.

Las personas religiosas, están programadas para los cultos. Las


ceremonias son importantes, las juntas de negocio, las opiniones, las
ordenanzas, las apariencias, las repeticiones y las denominaciones. Se
enfocan tanto en las obras que muchas veces pierden la comunión de sus
almas, por dentro.

En la fe cristiana las creencias se llevan dentro del corazón. Y es una


sintonía constante con el Salvador. Los hombres de fe genuina tratan de
no vivir tanto de apariencias, de no ser tan religiosos sino que cultivan esa
armonía diaria del espíritu de su alma con Cristo, quien es Su amante
Salvador.

No importan ya tanto las formas religiosas, los edificios, las liturgias, las
ceremonias porque todas estas cosas se llevan muy dentro y desde allí,
desde este punto de partida con Dios se contacta, a veces con Su voz y
otras veces con Su silencio.

Los hombres de fe, en la más sombría de las noches, en la más terrible


soledad, en el más apacible silencio, en la más angustiosa desesperación
y en el más terrible de sus pecados, escuchan la voz serena y firme de un
Dios que les ama, les rescata y les salva en el más terrible de sus
tormentos.

En la religión cristiana las actitudes tienen un valor tan importante que


unos a otros se miden (muchas veces) su cercanía a Dios por sus
comportamientos. De esta forma no pueden tener en cuenta el carácter o
el temperamento de la persona sino que lo excluyen. Ellos consideran al
sereno maduro en la fe, y al más sanguíneo y temperamental más ligero,
en su relación con Dios, ¡El Supremo!

Consideran los religiosos con mucho nivel espiritual, al académico, al


hombre de letras, al profesional religioso, al de fama en los medios
evangélicos. Las posición de los hombres tienen un significado total de su
contacto con el Ser Supremo. Los religiosos no pueden sencillamente
mirar al corazón de otros porque sencillamente no tienen la visión de Dios
para llegar a hacerlo.

La fe cristiana genuina lanza los comportamientos del ser humano a un


segundo plano y trata de mirar el corazón aún más por dentro. Nuestras
conductas son trapos de inmundicia que por muy buenas y nobles que
sean no pueden ser presentadas ante la Santidad de Dios, El Santo,
Santo, Santo y Perfecto.

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias


como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento.
(Isaías 64:6).

Los hombres de fe sencilla reconocen su fragilidad humana, el pecado


que en ellos mora, la impureza de sus méritos y la flaqueza de sus
fuerzas. Los hombres de fe genuina son humildes, bajan la cabeza, lloran
fácilmente y tratan de arrancarse sus máscaras y sus caretas.

En la religión cristiana siempre encontrarás a personas religiosas que se


esfuerzan en sus propias fuerzas. Ellos podrían saludar al hermano con
alegría, cuando no es de verdad su sintonía. Pueden cantar cuando
quieren llorar y pueden sonreír cuando sólo quieren morder.

REFLEXIONA: ¿Te sientes un religioso o una persona que tiene una fe


sencilla?

….que por fuera, a la verdad, se muestran


hermosos, más por dentro están llenos de huesos
de muertos y de toda inmundicia. (Mateo 23:27)

¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el


camello! (Mateo 23:24)

N O SE TR AT A D E CU ANCRISTI ANOS P ARE ZC A EN EL


EXTERIOR. SE TR AT A DETU REL ACIÓN PERSON AL
CON DIOS.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en


verdad es necesario que adoren.
(Juan 4:24)
...pues el hombre mira lo que está delante de sus
ojos, pero Jehová mira el corazón.
(1ra de Samuel 16:7

JESÚS NO ES RELIGIÓN ES SALVACIÓN

...sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé


propicio a mí, pecador.
(Lucas 18:13)
Los hombres de fe sencilla, se quieren pegar a La
Gracia Divina de Dios por siempre.
Alimentarse de ella a diario y por ende, que sea
Cristo quien les sostenga en las más rugientes
tormentas que el hombre enfrenta.
La gracia de Dios en un
Salmo de La Biblia
Por Samuel Santiesteban

Aunque ande en valle de sombra de muerte. No temeré mal


alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento. (Salmo 23:4).

Hace unos pocos días, visité a un amigo en la cárcel y luego de pasar un


tiempo conversando con él, le pregunté por algunos de los predicadores y
pastores que venían a dar unos cultos a la prisión.

El me mencionó varios nombres que no conocí y entre uno de ellos me


dice: a este le llaman aquí en la prisión: "el terrorista del evangelio".

¡Qué sorpresa! No pude contenerme y le dije: ¿por qué le dicen así a


este predicador?, el amigo recluso hace puños con sus manos, arruga su
frente y me dice: porque predica el evangelio con rabia y gritos.

La emoción no la pude contener del todo y mis ojos se aguaron un poco,


es que me recordó mis años de infancia y tantos sermones que escuché a
los "terroristas del evangelio".

Una doctrina de la salvación por la gracia pura del Señor y una


justificación alcanzada por el descanso en la obra de Jesús en la cruz del
Calvario van sanando poco a poco mi corazón; pero me ha tomado toda la
vida batallar con el dolor y las heridas que los legalistas dejaron anclados
en mí. Fueron muchos años escuchando el Evangelio de predicadores con
mucha rabia en sus corazones.
El valle de sombra de muerte se interpreta (por muchos eruditos) como la
muerte física; pero el apóstol Pablo dijo: “¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?...gracias sean dadas a Dios,
que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1Co. 15:55-
57).

Sabemos que El Buen Pastor nos protege de la muerte todos los días de
nuestra vida. Nosotros podemos amanecer sencillamente porque Dios nos
regala su bondad y su misericordia, las cuales son “nuevas cada mañana
y grande es su fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23).

Y “el valle de sombra de muerte” también puede ser los azotes que
tenemos en este mundo de dolor y lágrimas: el divorcio, la muerte de los
seres queridos inesperadamente, los accidentes, las enfermedades, la
falta de empleo, las familias divididas, los hijos descarriados del
Evangelio, etc. Se puede hacer una lista muy larga de tribulaciones de
este mundo.

¡Oh! El valle de sombra de muerte puede denotar la aflicción más grave y


terrible que pueda afrontar cualquier creyente.

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará
Jehová”.
(Salmo 34:19).

Librar no significa que no tengamos que afrontarlas o pasar por ellas; pero
en medio de cualquiera de ellas, el Pastor de los pastores,“en lugares de
delicados pastos nos hará descansar; junto a aguas de reposo nos
pastoreará. Confortará nuestras almas; y nos guiará por sendas de justicia
por amor de su nombre”.

¡La iniciativa de Dios está ahí siempre! Dios es quien me hará


descansar, él es quien me pastoreará, confortará mi alma, y me guiará.
Todo sigue haciéndolo él. Quien es el Pastor de los pastores para
mí que soy la oveja descarriada del redil del Buen Pastor.
“No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado
me infundirán aliento”. (Salmo 23:4).

No importa cuán descarriada esté la oveja, ella no tendrá temor


alguno porque el Pastor de los pastores promete estar allí con ella.

Si recordamos la parábola del hijo pródigo, podremos encontrar una


verdad muy enriquecedora. El hijo nunca perdió la certeza de que tenía un
padre y dijo:

"Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: `Padre, he pecado contra el cielo


y ante ti"
(Lucas 15:18).

La gracia irresistible e insondable de Dios nos muestra por toda la Biblia


que la oveja descarriada tiene un Pastor que estará con ella en el valle de
sombra y de muerte. ¡Oh! ¡qué maravilla! el hijo desobediente, rebelde y
malgastador sabía que tenía un Padre que le esperaba con los brazos
abiertos.

Es Dios quien te mete en el redil y es Dios quien te hace hijo del Padre.
No importa cuán perdida este la oveja o el hijo, es la gracia de Dios la que
cuenta, y es la que comienza y termina siempre su obra.

Querido amigo lector, quiero decirle que al escribir este ensayo meditaba
en la gran responsabilidad que tienen mis amigos pastores. ¡Oh¡ es que
llevan sobre sus hombros la responsabilidad de infundir el aliento de
Dios a sus ovejas.

Y también me preocupan tantas ovejas del redil que afanadas y turbadas


van en busca de un "pastor", las ves de iglesia en iglesia, y de ministerio
en ministerio buscando ese anhelado "pastor" porque no saben
alimentarse del Buen Pastor.

El cristiano que ha atravesado por la disciplina del Señor aprende con los
años a estar conectado con el Pastor de los pastores. A tomar del agua
que salta para Vida Eterna y a no tener sed. A comer del Pan de Vida y a
no tener hambre.

Si consideras que eres una oveja descarriada, no importa en que


despeñadero estés, no importan cuanto lejos te hayas ido. El Pastor de
los pastores esta ahí y quiere tomar su vara y su callado para
infundirte el aliento de Dios.

¿Qué es el aliento de Dios?

Recordemos en el huerto cuando Dios crea Adán y dice: “Entonces


Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. (Genesis 2:7)

Este Salmo enseña a los creyentes a confiar y descansar en la bondad y


la misericordia de Dios, porque es la gracia de Dios la fuerza y el
motor impulsor de todo cristiano.

Porque nos seguirá su gracia todos los días de nuestra vida y en la casa
de Jehová moraremos por largos días.

¿Por qué habremos de morar?

Porque la vara y el cayado del Pastor no serán más usadas para la


condenación; y nunca Él empleará sus instrumentos para dar golpes y
maltratos a las ovejas descarriadas del redil del Buen Pastor.

"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús" (Romanos 8:1).

Jesús, El Buen Pastor quiere auxiliar a estas ovejas desobedientes y


aventureras, a las que son pecaminosas y malas.

Su vara y su callado infundirán el aliento de Dios, es decir serán para


ofrecer la gracia incomprensible de mi Buen Pastor
Mira la cruz, Su más grande
prueba.
Nadie te ama como Dios.
Por Samuel Santiesteban

Todos necesitamos amor

El ser humano tiene una necesidad imperiosa de ser amado y de amar. A


pesar del avance tecnológico de hoy, los computadores de alto nivel, los
celulares inteligentes en las palmas de las manos, y la famosa red
mundial de la Internet, el hombre de nuestros días no se satisface con
nada de esto y continúa en una búsqueda a todo costo por encontrar un
"amor sincero", un "alma gemela", un compromiso "sincero", una
camaradería "excelente", una "sintonía espiritual" con uno de sus
semejantes.

Algunos de nosotros reconocemos esta sed ansiosa que se anida dentro


de nuestros corazones, mientras que otros lo llegan a ocultar o negar
irremediablemente; pero lo cierto es que el hombre necesita de un
semejante a todo costo con el cual pueda gozar, de alguna comunión
espiritual y de un amor algo "estable y duradero".

El plan del Dios desde las edades eternas

Ya hemos tratado en otros ensayos de este Portal Cristiano sobre la


armonía y la sintonía perfecta de la Santa Trinidad. Dios Padre, Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo quienes desde la eternidad coexisten en perfecta
comunión y armonía, y sigo sin encontrar palabras humanas para
describirlo.

Dios es persona y en Él hay un componente relacional muy fuerte. Dios


desea a todo costo una relación de amor, un lazo eterno, una danza por la
eternidad con Sus criaturas. No sé a ciencias ciertas por qué hay este
deseo tan vehemente en el corazón de Dios; (y no creo que le falte algo a
Dios para seguir siendo Dios) pero la realidad es que desde las edades
eternas Él tiene un plan muy complicado para ligarse a algunas almas que
divinamente han sido escogidas y que al final de los tiempos serán atadas
y controladas eternamente por las cuerdas de amor del Salvador.

Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje


con lazos de amor. Le quité de la cerviz el
yugo, y con ternura me acerqué para
a l i m e n t a r l o . (NIV, 0seas 11:4)

NINGUNA FUERZA SUPERA EL PODER DEL AMOR DE


DIOS

El pecado original destrozó nuestra identidad relacional con


el Creador.

Dice la Palabra de Dios que en el paraíso, en el cual se encontraban Adán


y Eva, la voz de Dios se paseaba por el huerto, y creemos que en tal
estado de inocencia, el hombre gozaba de una perfecta comunión con Su
Creador. (Génesis 3:8).

El pecado nos ha llevado a un caos tan descomunal que muchos


cristianos en el mundo no tienen una visión amplia y profunda de cuánto
hemos descendido debido a este fallo fatal en el huerto del Edén, y
cuando los creyentes no tienen una cosmovisión teológica clara de todas
las consecuencias del pecado original tristemente tampoco pueden
apreciar la necesidad urgente de que sea Dios en Su Santa Gracia quien
nos encuentre, nos rescate y salve, porque el plan de redención de
nuestras almas siempre ha sido orquestado por Dios.

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la


simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar. (Génesis 3:15).
El mensaje del Amor y de la Gracia de Dios

Es el hilo que corre por toda las Escrituras, y quiero una vez más reiterar
que este mensaje glorioso se expone de una manera brillante en esta
alabanza que más abajo les ofrezco para meditar.

Es el mismo mensaje que transmitió Jesús en la parábola del hijo pródigo,


y ese el centro de la Biblia en Juan 3:16. Es el amor de Dios quien
siempre ha estado esperando este momento de tu alma y de la mía, Él
quería que estuviéramos así, que le habláramos de esta manera y que
viniéramos rendidos de esta forma.

Dios sabe todo lo que hemos vivido tú y yo, Él sabe también lo que hemos
llorado y lo que hemos sufrido y ¡Es que Dios nunca de nuestro lado se
ha ido, pues nadie nos ama como Dios!

“CON AMOR ETERNO TE HE AMADO; POR TANTO, TE


PROLONGÉ MI MISERICORDIA” JEREMIAS 31:3
No hay amigo
como Cristo
Por Samuel Santiesteban

Ya no os l l a ma ré s i e rvos , porque el s i e rvo no s a be lo que ha ce


s u s e ñor; pe ro os he l la ma do a mi gos , porque toda s l a s c os as
que oí de mi P a dre , os l a s he da do a c onoc er.
(Ju a n 15 : 15 )

Introducción

La palabra siervo se usa en el contexto del Nuevo Testamento para


alguien sacrificado por su señor. Se consideraba para un esclavo o un
trabajador muy subordinado a las órdenes de su amo.

Cristo nos llama amigos y esto procede de un vocablo del griego


compuesto por a (“sin”) y ego (“yo”), por lo que amigo significa como “sin
mi yo”. Es decir que el Señor Jesús nos está ofreciendo una relación
basada en el amor, en la cual no está presente Su ego.

Cualquier servicio que podamos hacer para Dios no es para satisfacer Su


ego, Su sed, o alguna ansiedad de complacencia. A Dios se le ofrece un
servicio sin esclavitud basado en una relación de Amor Divino y de
Gracia Celestial.

Desde el mismo huerto del Edén Dios anhelaba ser un amigo del hombre y
tener una relación íntima con él, la voz de Dios se paseaba en el huerto.
(Génesis 3:8). Hay referencias en otros ensayos acerca del misterio tan
grande que encierra la perfecta comunión de las tres personas de la
Trinidad, y esto sigue siendo el anhelo más vehemente del corazón de
Dios: que nosotros entremos en una danza divina y eterna con toda la
Trinidad.

¡Dios quiere a todo costo una relación eterna y perfecta con


nosotros!

AMIGO FIEL JESUCRISTO

Desarrollo

En el orden de las cosas terrestres, sabemos que la amistad sincera no


está relacionada con intercambiar cosas, nada tiene que ver con un
espectáculo de logros de uno hacia el otro. No es tampoco para criticar o
dar sermones al amigo, no se compone de ropas, comidas o bebidas. Si
has llegado a tener un buen amigo en esta tierra, de seguro conoces que
lo único que tienes que hacer y que él quiere hacer contigo: es pasar
tiempo juntos.

Más que discutir, hacer alardes, señalar las faltas o mostrar los logros, los
amigos se cuentan sus problemas, se escuchan el uno al otro, se sinceran
sus tentaciones y debilidades, saben reír y llorar juntos, se comprenden
sus luchas y tormentos en una atmósfera de gracia y de
completa tolerancia.

Cristo desea lo mismo de una manera más excelsa y divina. Él quiere que
pasemos tiempo con Él. Los cristianos auténticos sabemos que no
tenemos una religión que nos esclaviza a liturgias y obras afanosas, sino
que tenemos una relación con nuestro Padre Celestial que es libre,
gratuita y está llena de un caudal infinito de gracia y de verdad. Tal es el
misterio de esta amistad que los pocos minutos que tenemos con Cristo
llegan a ser para nosotros los momentos más preciosos que en esta vida
terrenal podamos tener.
Hebreos 4:16 dice: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro.

Algo de mi experiencia personal

Tuve el hermoso privilegio de vivir, por un período de nueve años, dentro


de un Seminario Evangélico en Cuba y por un tiempo corto
convivimos con el fundador de esa misión evangélica en Cuba y su hija.

Recuerdo a este anciano en un viejo sillón leyendo la Biblia con mucha


paz, lo que nos mostraba que tenía una comunión muy serena y sencilla
con Cristo. Queda una escena muy fija en mi memoria.

Con una mirada dulce, y con una voz muy suave aquel anciano con casi
cien años de vida, Bartolomé Gregorio Lavastida me cantó muchas veces
lo mismo:

“yo quiero más y más de Cristo, yo quiero más de Su poder, yo


quiero más de Su presencia, yo quiero más y más de Él”

El Evangelio de nuestros días

Hoy, millones de creyentes literalmente se "enamoran" de un líder


religioso o sencillamente
del pastor de su iglesia local. Usted ve a los congregados siguiendo sus
enseñanzas ciegamente. Quieren leer sólo sus libros, tratan de aprender
todas sus formas religiosas, quieren dominar toda su jerga, predicar, orar
y hacer los gestos que ellos hacen.

Es una adicción a la admiración del líder, del “hombre de Dios” que a


veces da pena y observamos a las multitudes interrumpiéndolos con
aplausos eufóricos por cada frase y cada chiste que estos aparentes
“ungidos” declaman.
Yo me pregunto: ¿por qué la gente no quiere más y más de
Cristo? ¿por qué no platican con Cristo? ¿por qué no se alimentan de
Cristo? ¿por qué no van con sus tormentos y agonías a los pies de
Jesucristo?

Esto me remonta de nuevo a los himnos de mi infancia y me


hace recordar uno que dice así:

"Cuando estés cansado y abatido, dilo a Cristo, dilo a Cristo; Él es


tu amigo más fiel; no hay otro amigo como Cristo, dilo tan solo a
Él".
Conclusiones

Quiero dejar plasmado a mis amigos lectores que a esta edad de mi


vida quisiera llegar a mi ancianidad como aquel anciano que conocí:
Bartolomé Gregorio Lavastida.

Si Dios me permite alcanzar más años de vida, anhelo poder reflejar


alguna dulzura en mi mirada, infundir alguna paz a los que se me
acerquen y cantar desde el fondo de mi alma este estribillo:

“yo quiero más y más de Cristo, yo quiero más de Su poder, yo


quiero más de Su presencia, yo quiero más y más de Él”
PADRE, PERDÓNALOS,
PORQUE NO SABEN LO
QUE HACEN
Sólo Dios, puede pronunciar tales palabras
Por Samuel Santiesteban

Siempre hay un grupo de agnósticos y ateos que no niegan la evidencia


histórica de la persona de Jesús; sin embargo tienen un problema
tremendo para aceptar la divinidad de Jesucristo.

En este ensayo quiero dejar claro a los lectores que a mí personalmente


me bastarían estos pronunciamientos para creer en el Hijo de Dios y
aceptarlo como mi salvador personal.

La Biblia nos describe su infancia de la manera siguiente: “Y Jesús crecía


en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres". (Lucas 2:52).

El apóstol Juan nos da un dictamen teológico mucho más


contundente: "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y
la verdad vinieron por medio de Jesucristo". (Juan 1:17)

La gracia de Dios y la gracia de Jesús es la misma, y esta estuvo


entre nosotros y se ecarnó en Jesús, El Cristo: “Gracias doy a mi Dios
siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo
Jesús.” (1ra de Corintios 1:4)

A las palabras que me quiero referir en este ensayo y que diría que
encierran un desborde celestial del mismo trono de la Gracia de Dios, es
la frase que Cristo Jesús dijera acerca de quienes lo mataban de una
manera injusta y en esa muerte de cruz.

Francisco José Freeman, conocido por todos como Coco Freeman, es un


cantante cubano quien lleva ya más de 20 años de una carrera profesional
exitosa; sin embargo hace unos años atrás la Gracia de Dios lo alcanzó,
tocó su corazón y quebrantó su vida, desde entonces él dio un giro total a
toda su carrera profesional.

Hoy, reside en el estado de la Florida, y dedica su voz y su talento por


completo a la obra de Dios.

Ojalá que a mis lectores también les vibre el corazón al escuchar esta
alabanza y que puedan meditar sobre la muerte de Jesús en la cruz del
Calvario y en estas palabras tan excelsas de Jesucristo:
¡Perdónalos, Señor!

Le he preguntado a agnósticos y ateos si han conocido a otro hombre en


la historia de la humanidad que haya pronunciado tales palabras cuando
otros semejantes lo llevan a la muerte, y lo hacen sin escrúpulos.

No existe otro hombre que con la limpieza de corazón y la sinceridad


santa que caracteriza a Jesús pueda pronunciar estas palabras sobre
quienes de forma cruel y como a inocente lo asesinan:

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34).

SE NECESITA UN ESCRITOR EXTRATERRESTRE PARA DESCRIBIR


UNA PERSONA COMO JESÚS

En Jesús se contempla una vida excelsa que vive la


desbordante gracia de Dios. Y hemos de mencionar
algunos pocos ejemplos:
 El agua que sacia la sed de la mujer samaritana.
 Su reacción con una mujer adúltera.
 Su perdón a la mujer pecadora.
 Su serenidad en medio de la tormenta.
 Su amor por sus discípulos que se duermen orando.
 Su perdón a las tres negaciones de Pedro.
 Su gracia para con Tomás que quiere palpar sus heridas.

Porque no ha habido otro hombre en la historia de la


humanidad, más amoroso, más dulce y más tierno que
Jesús.

En el carácter y el temperamento de Jesús siempre encuentro


la gracia de Dios encarnada, revelada a los hombres de una
forma humana. En su perdón por los más pecadores sacio
toda la sed de amor y de justicia que mi corazón anhela.

Personalmente pienso que La Gracia de Dios es evidente en


la vida de Cristo; pero lo más sublime y celestial de Su Gracia
se observa cuando en la agonía de su muerte pronuncia
aquellas palabras célebres acerca de quienes lo crucificaban:

"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".

Porque en esta escena histórica, de Él salió todo el


amor, de Él salió la redención, con esas palabras
tan santas se derrama toda la incalculable
Gracia del Salvador.
Una anécdota de Cristo y dos
formas de predicarla
Por Samuel Santiesteban

JESÚS Y ZAQUEO

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un
varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién
era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.

Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar
por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le
dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en
tu casa.

Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban,


diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo,
puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los
pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también
es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido. (Lucas 19:1-10).

Muchas veces he escuchado este mensaje haciendo hincapié en el


dichoso Zaqueo y no se ha centrado el foco de la atención en la persona
de Jesús, de quien emana toda la luz de las Buenas Nuevas de Dios para
los hombres.

Cuando la iniciativa, capacidad y el ingenio del hombre se exaltan en la


prédica, sencillamente se cae en un evangelio torcido y erróneo. Millares
de cristianos en el mundo no tienen discernimiento para darse cuenta de
tal gravísimo error.
La buena noticia de la Salvación no enfatiza la voluntad del hombre, sino
que siempre exalta y reconoce la soberanía e iniciativa de Dios, quien
desciende y nos salva.

Zaqueo era un publicano cobrador de impuestos del Imperio Romano.


Este hombre que era pecador, estafador y rico porque pedía más dinero
del que los romanos exigían haciendo riquezas de una manera fácil,
también era doblemente odiado por todo el resto del pueblo judío.

Los que erróneamente predican sobre Zaqueo enfatizan sobre su curiosa


decisión para resolver aquella inquietud de ver quién era Jesús...

Como era bajo de estatura tuvo la iniciativa inteligente de subirse a un


árbol sicómoro para que cuando Jesús entrase a la ciudad de Jericó, él
desde lo alto del árbol pudiera alcanzar a verlo.

Esta manera de interpretar el pasaje hace hincapié en un Zaqueo con


buenas intenciones de ver a Jesús, con una gran disposición para que
Cristo Jesús posara en su casa y así continua esta forma de predicación
resaltando todas las demás “buenas obras” que hace Zaqueo para
alcanzar al Hijo de Dios.

La prédica de un evangelio correcto siempre exalta a Dios y le da


toda la gloria a la iniciativa del Salvador. Porque es Dios quien ve,
alcanza y llega al más vil de los pecadores. El Evangelio correcto siempre
ve que el plan de redención de nuestras miserables almas procede del
mismo trono de Dios y nada puede hacer el hombre para gestionar su
salvación o el destino eterno de su alma.

Este mismo Jesús que vio a Zaqueo en el árbol, le mostró a Natanael su


divinidad y soberanía cuando Natanael le dice: ¿De dónde me conoces?
Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas
debajo de la higuera, te vi. (Juan 1:48).
Y Jesús no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre,
pues él sabía lo que había en el corazón de ellos. (Juan 2:25).

Solo Dios podia haber hecho que Zaqueo subiese a un árbol de sicómoro,
considerado «sucio» porque da una fruta que alimentaba a los cerdos. En
la cultura de ese tiempo era humillante para Zaqueo subirse aquel árbol
para ver a Jesús. Definitivamente su orgullo fue crucificado con tal hecho,
de subir al sicómoro.

Solo Jesús puede tocar con su gracia irresistible al más duro de los
corazones. Este es el mensaje de Dios desde las Edades Eternas. Esto
es lo que quería el mismo Dios trasmitir a ese pueblo judío ese día, a
esa hora y en ese momento dado de la historia de la
humanidad, dejando a todos nosotros una nueva categoría de
pensamiento en los corazones de todos los hombres a través de los
siglos.

¡Que soberanía y omnisciencia la de nuestro querido Salvador, Jesús


de Nazaret! Él sabía que Zaqueo subiría al árbol, y que en ese preciso
día habría de traer la salvación a su casa.

Es Jesús quien decide levantar su vista y verlo, es quien desciende a su


pecado y tiene compasión de su alma. Esta es la historia de la redención
eterna de nuestras almas, Jesús siempre descendiendo a nuestras vidas.

Zaqueo tuvo la bendición de no sentirse condenado por Jesús sino amado


y perdonado.Esta es la divina experiencia de la gracia de Dios en mi
vida y espero que sea también en la suya. (Veáse el ensayo: "La Gloria
en el Evangelio")

El toque de la gracia de Dios a Zaqueo llenó su alma de alegría y le


condujo de veras a las "buenas obras", repartiendo así su dinero entre
todos sus hermanos judíos.
¿La Gracia de Dios sana o salva?
Por Samuel Santiesteban

LA MUJER DEL FLUJO DE SANGRE

Introducción

En el mundo evangélico de nuestros días se escucha mucho hablar de la


sanidad del cuerpo. Muchos predicadores hacen uso de la frase “en el
nombre de Jesús” para impresionar a otros con sus aparentes prodigios y
milagros.

A veces me pregunto si habrán estudiado algo sobre la Divina Soberanía


de Dios, pues parecen querer mover el poder de Dios a sus propios
caprichos y antojos.

¿Sana Dios a todos? ¿Siempre será la voluntad de Dios sanar nuestros


cuerpos de muerte? ¿Es otorgada la sanidad a todos los cristianos?

No me queda la menor duda de que Dios tiene todo el poder para sanar y
puede hacerlo a quien quiere y cuando Él quiere hacerlo; sin embargo, he
tenido que aprender a vivir con mis enfermedades y dolores, y aún en
medio de todo dar la gloria a Dios quien me permite respirar y existir
todavía.

La mujer con flujo de sangre

Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce


años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque
decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. (Mateo
9:20 y 21).

No sabemos la causa de la enfermedad de esta mujer, pero sabemos que


sufría su pena y su molestia en secreto. No se nos dice nada más, sino
que se trataba de un "flujo de sangre" o sea de hemorragias, y que ya
hacía doce años que padecía de estas. El evangelio de Marcos nos
dice: y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo
que tenía y nada había aprovechado, antes le iba peor. (Marcos 5:26).

Después de tantos años hemos de suponer que su salud había decaído, y


que se encontraba pálida y decaída. En cambio su fe era firme y enérgica
de tal manera que se había atrevido a mezclarse con la multitud para
acercarse a Jesús en público y así solo anhelaba tocar el borde del
vestido del Señor.

Sabemos que como resultado de su acto de fe, la gracia de Dios fue


derramada de una manera inmediata sobre ella, y Jesús le dijo:

Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde


aquella hora. (Mateo 9:22).

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no puede matar; temed
más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
(Mateo 10:28).

Desarrollo

La gracia de Dios en este caso no sólo sanó sino que también salvó.
Jesús hace un milagro inmediato, le concede la sanidad de su cuerpo y
le asegura la eterna salvación de su alma. ¿Qué valdrá más: ser sanado
en este mundo temporal o ser salvado de la perdición eterna?

Vivimos sumergidos en un mundo secular, materialista y humanista. Los


hombres de hoy queremos vivir más, rejuvenecer, tener más y disfrutar de
esta vida. No estamos pensando para nada en una eternidad con Cristo,
ni en la salvación eterna de nuestras miserables almas. Hoy en día la
preocupación está enfocada en el cuerpo y no en el espíritu.
Podría decir sin temor a equivocarme que la gracia de Dios salva más
que lo que sana y es que usted y yo siempre estamos pensando en unos
80 a 90 años en esta tierra y Dios no deja de estar pensando en una
eternidad para y con nosotros.

La gracia de Dios hizo que el ciego viera y fuera salvo. Jesús le


dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado.(Lucas 18:42). Fue la misma gracia
que salvó al ladrón de la condenación eterna en su muerte de cruz, sin
librarlo para nada de la aflicción y el dolor que afrontaba y Jesús le
dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas
23:43).

Fue la misma gracia que salvó a la mujer pecadora y a ella le dijo: Tus
pecados te son perdonados. Tu fe te ha salvado, ve en paz.(Lucas
7:48-50).

Esta gracia maravillosa fue la que transformó a un perseguidor de la


iglesia en un apóstol para los gentiles y sin retirar nunca su aguijón en su
carne y a él le dijo:

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.


Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo.(2da. de Corintios 12:9).

Cuando Jesús, el Hijo de Dios estuvo en esta tierra no hizo caminar a


todos los paralíticos, no dio vista a todos los ciegos, no sanó a todos los
leprosos, y no resucitó a todos los muertos.

El Evangelio de la Gracia de Jesucristo no es una noticia de orden


terrestre, sino que es un mensaje procedente del cielo, revelado desde
arriba para sus escogidos. El Reino de Jesucristo no es de aquí, tampoco
su gracia. (Juan 18:36-37)
Conclusiones

Mi amigo lector, si eres de aquellos cristianos que han sido capturado por
La Gracia inexplicable de Dios, ya has podido haber llegado a la
conclusión de que aún en medio de los dolores de nuestro cuerpo de
muerte, de nuestras enfermedades y de nuestros
sufrimientos, sabemos de que nuestras almas han sido sanadas de la
perdición eterna.

¡Oh! ¡Qué alegría y qué paz tan grande


que el mundo no puede entender!

El cristiano genuino puede estar pasando por el dolor, la enfermedad y el


sufrimiento de su cuerpo; que aunque esté afligido y triste, a la misma vez
siente una paz, consuelo y plena seguridad de que su nombre está escrito
en el Libro de la Vida por la infinita e incomprensible Gracia Salvadora de
Dios.
Dicen que escribo de
una Hiper - Mega Gracia
Por Samuel Santiesteban.

Introducción

Quiero reiterar a mis amigos lectores que los conceptos teológicos que se
derivan del indescriptible e incomprensible concepto de la Gracia de
Dios son los que hacen a la fe cristiana diferente de cualquier otra
religión.

La Gracia Divina

Es un favor o don gratuito concedido por Dios. Esta sublime Gracia de


Dios nos alienta a mirar a Aquel que pudo cumplir todos los
mandamientos a favor nuestro de forma tal, que a través del Hijo de Dios
llegamos a ser salvos y a ser santos. Entendemos que es un acto de amor
unilateral e inmerecido de Dios para el hombre depravado, perdido y
muerto en sus delitos y pecados.

Al mismo tiempo hay otro misterio importantísimo: se trata de una


iniciativa de Dios y no del hombre.

La fe cristiana no es religión

La Gracia de Dios separa al cristianismo de todas las demás


religiones que puedan existir en el mundo, y declara a un pueblo
escogido, adquirido, y comprado con sangre, el cual lleva una relación
personal con Dios a través de Su Hijo Jesucristo.

Este pueblo de escogidos está continuamente siendo sostenido y


sustentado por la Gracia del Salvador. Para este grupo de creyentes
genuinos, a quienes Dios le ha placido revelarle Su Gracia, Él los ha
convertido en Sus hijos, los ha salvado, los ha justificado y los ha
santificado. Dios los lleva de la mano desde Egipto (tierra de pecado)
hasta la Canaán prometida (Su Hogar Celestial).

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la


debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
(2da de Corintios 12:9).
“No se trata de quien eres o lo que haces, sino de Su
G que incomprensiblemente, te cubre y te abraza”
“No se trata de quien eres o lo que haces, sino de Su
Gracia que incomprensiblemente, te cubre y te abraza”

Mega, Super, Hiper y/o Ultra

Dediqué algunos minutos en la Internet para hacer un estudio básico de


los prefijos super, mega, hiper y ultra, y arribé a la conclusión de que no
son más que diferentes superlativos que se usan para describir
tecnologías modernas, o dar descripción a lo más excelente y perfecto
que pueda ofrecer el hombre de hoy.

¡Qué malas noticias tengo!

Ni super, mega, hiper o ultra son suficientes para describir la maravillosa


Gracia de Dios. Y es que estas tres palabras la usamos los cristianos para
referirnos a un amor inmerecido que recibe el pecador de parte de Dios. Y
este amor o favor inexplicable y excelso jamás podremos encontrar
palabras humanas para contarlo.

La Gracia de Dios no es sólo imposible de describir y explicar, sino que


también es imposible de entender el por qué es derramada sobre
algunas almas y sobre otras no. Pues, quiero dejarles saber que este es
otro de los grandes misterios de la Gracia Soberana del Creador, y nadie
puede presentar argumentos al único y sabio Dios.
Les invito a dar un repaso a todas las preguntas que Dios hace a Job en
el capítulo 38 de este libro. Y posteriormente, en el capítulo 40, Job
termina diciendo a su Hacedor: He aquí que yo soy vil; ¿qué te
responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no
responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar. (Job 40:4-5).

Un himno tradicional cristiano

En mi infancia y juventud no pude apreciar la profundidad teológica de los


himnos evangélicos, y he tenido que bregar por el caminar de esta vida,
sufrir y caer para poder apreciar la riqueza que contienen las estrofas de
estos clásicos.

No sé si los lectores más jóvenes de este portal conozcan algunas de


estas composiciones; pero quiero referirme a dos de estos himnos que
hacen un intento inútil por describir esta “mega” Gracia de Dios, la cual
no me canso de predicar.

Y quizás algunos de ustedes podrán al fin comprender por qué es


impropio decir que escribo de una super o mega gracia; cuando en
realidad todos estos prefijos tecnológicos y modernos son muy pobres y
cortos para describir la Gracia de Dios a favor del pecador.

El compositor describe que si fuera tinta todo el mar, y todo el cielo fuese
un gran papel, y cada hombre un escritor y cada hoja un pincel, nunca
podrían describir el gran amor de Dios que al hombre pudo redimir, de su
pecado atroz.

Imagine el concepto de Gracia de Dios que tenía este compositor cuando


toma como referencia el mar como tinta, el cielo como papel, cada
persona como un escritor y cada hoja de un árbol como si fuese un
pincel. Definitivamente que mega, ultra, super e hiper se quedaron
fuera de todas estas comparaciones.
Gracia para toda la vida

Son muchos los cristianos que han creído y defendido la idea de la Gracia
para el momento de la conversión. Creen, que en ese instante, esa Gracia
toma efecto, valor y se muestra de una manera sin igual. Y muchos
entienden, erróneamente, que ya mengua o escasea para el resto del
crecimiento del creyente.

No comprenden que esta misma Gracia es la que sostiene cada momento


de la vida del cristiano, y es su sostén hasta el final de sus días en esta
tierra.

Por eso, quiero dejar expuesto en este ensayo otro himno, aún más viejo
y menos conocido en nuestros días, que describe el gran misterio de la
Gracia de nuestro Dios: Su Gracia es Mayor.

ES SÓLO POR SU GRACIA


No es tan fácil creer y
aceptar con plena seguridad:
El amor y el perdón de Jesús
Por Samuel Santiesteban

LO MARAVILLOSO DE TODO ESTO ES


PENSAR QUE JESÚS ME AMA

Desde muy temprana edad como niños nos vamos dando cuenta de que
estamos sumergidos en un mundo de aceptación condicionada.

¿Qué significa esto de aceptación condicionada?

Pues es sencillamente que somos aceptados o bien rechazados en base


a lo que hacemos. Desde la más temprana edad cada uno de nosotros es
ubicado entre los niños obedientes o desobedientes, entre el bien Criado
o los mal-criados. Somos gordos o flacos, lindos o feos, graciosos o
desagradables, respetuosos o irrespetuosos, tranquilos o inquietos, etc.

Nuestras notas académicas en la escuela dirán a nuestros padres de


nuestra capacidad intelectual y desde muy chicos comenzamos a captar
en base a qué conductas somos amados o menos amados por los seres
más queridos para nosotros.

Es muy común: los padres que castigan a su hijo(a) con amenazas y


regaños, exhortándole al camino mejor; pero dejando saber a sus hijos
frases duras tales como: “acabas con nuestras vidas, destruyes nuestro
hogar, eres un dolor a nuestras almas, no estamos orgullosos de ti, todos
tus amigos estudian y se superan; pero tú estas siendo nuestra afrenta”
Frases como estas, dañan a las vidas de los niños de una manera
increíble, y hacen heridas en el corazón de ellos que les marcan para el
resto de sus vidas.

Es poco común: aquellos padres que llaman a su hijo(a), lo sientan a un


lado del sofá y con amor y serenidad le dicen: "Hijo(a) lo que estás
haciendo nos duele y nos produce preocupación. Creemos que no es lo
mejor para ti; pero aún si lo continuas haciendo, y si la vida te trae
resultados negativos por estas conductas.

Queremos como padres decirte que:

Tú seguirás siendo siempre nuestro hijo(a)". Nosotros siempre te


amaremos porque eres parte de nuestra vida, y de nuestra descendencia.
Tú eres nuestra herencia, eres amado porque eres hijo(a). Puedes contar
con nosotros y nuestro amor por ti permanecerá fiel a pesar de cuanto
desafío te traiga esta vida".

GRACIAS DIOS POR SER TAN BUENO CONMIGO

Quien les escribe, puede contarles con el corazón abierto que no son muy
gratos los recuerdos de la aceptación que recibí en mi infancia. Hay
heridas y dolor que sólo un Jesús muy tierno ha comenzado a sanar y
hacer su obra en mí. Él lo va haciendo a su tiempo y a su hora.

Cuando niño pude percibir por aquellos que más me amaban que pronto
me habían ubicado en el grupo de los chicos malos, rebeldes, y bien mal-
criados.

Jesús nos ama sin importar nuestro triste pasado, sin importar aún
nuestra conducta hoy. El nos ama y perdona sencillamente porque
hayamos creído que es nuestro Salvador personal y que ha derramado su
bendita sangre por todos nuestros pecados.
La Santa Biblia declara: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.(Romanos 5:1)

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:11)

Si usted es creyente le pregunto: ¿Crees que esto se logra tan


fácilmente? Muchos cristianos llevan años en la fe y aún no pueden
percibir o saborear el profundo amor incondicional de Dios.

Jesús nos ama sencillamente porque somos hijos, seamos creyentes mal
criados, desobedientes y no muy fieles. El permanece fiel porque Él no
puede negarse a sí mismo.

Es el toque de ese amor incondicional y de esa gracia irresistible la que


transformará nuestras vidas para siempre, sencillamente porque su amor
nos dejará anonadados por el resto de nuestros días. Este amor será el
motor impulsor para nosotros seguirle y ser cristianos auténticos.

Creamos esta nueva identidad de:


¡SER UN HIJO DE DIOS!

“Yo soy el buen pastor; Y El Buen Pastor su vida da por


las ovejas” (Juan 10:11).

“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. (Juan 14:18).

¡Qué bueno, nuestro Padre Celestial regresa!


He sido seducido por Su
Gracia
Por Samuel Santiesteban
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados.
(1ra de Juan 4:10).

La firmeza del amor de Dios

Creo que cuando alguien cree en el Evangelio para salvación se debe a


que Dios en su misericordia venció la resistencia y la dureza de su
corazón.

Dios es quien puede hacerlo, según Su voluntad, porque es soberano y


nada puede detener el Poder de Su Mano.
(Efesios 1:11, Daniel 4:35, Juan 10:28).

El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón
Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le
respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos.(Mateo 16:15-17).

Cuando es Dios quien enamora y conquista al pecador, ni el más impío de


ellos puede resistirse a la fuerza de su amor. Esto se llama en teología la
Gracia Irresistible de Dios.

Y es porque para Dios no hay nada imposible.


(Lucas 1:37). Y el libre albedrío del hombre nunca podrá ser más grande
que la soberanía absoluta de Dios.

Algunos creyentes no lo aceptan

Pero Charles Spurgeon, quien fue y ha sido uno de los pastores británicos
más destacados en la historia, y aún conocido como “El príncipe de los
predicadores” escribió un pensamiento que quizás no puede ser
comprendido a plenitud por todos los cristianos. Él dijo:

“YO SE QUE SI JESUCRISTO NO ME HUBIERA BUSCADO CUNADO


YO ERA UN EXTRAÑO COMPLETAMENTE ALEJADO DEL REDIL DE
DIOS, AUN HASTA ESTE MOMENTO ESTARÍA CAMINANDO
ERRANTE MUY LEJOS DE ÉL, A GRAN DISTANCIA DE ÉL Y
AMANDO ESA DISTANCIA CADA VEZ MÁS.” CHARLES HADDON
SPURGEON

Dios persigue a sus escogidos

Los elegidos sienten un llamado interno al cual no pueden resistir y es la


fuerza del Espíritu Santo que está trabajando en lo más profundo de sus
almas sin tregua alguna.

¿Ha pensado usted en Dios? Pues porque Dios no cesa de pensar en


usted. ¿Ha tratado de sacar a Dios de su vida y no ha podido? Porque
Dios no dejará perder su alma. Si lo buscamos es porque Él nunca ha
dejado de atraernos con su cuerdas de amor. (Oseas 11:4).

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda,
no hay quien busque a Dios. (Romanos 3:10-11).

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,


por su buena voluntad.
(Filipenses 2:13).
Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios
que tiene misericordia.
(Romanos 9:16).

Si estamos en el mismo sentir

Entonces mi amigo lector debe saber que es Dios quien se ha enamorado


de nuestras almas. Su amor nos ha perseguido durante toda nuestra
existencia en esta vida terrenal y después de años de combate
comenzamos a vislumbrar este gran misterio. ¡Aleluya! ¡Sea Dios
Glorificado!

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1ra de Juan


4:19).

Una escena histórica de Su muerte

Cuando El Hijo de Dios se aproxima a la eternidad, en el momento de su


muerte, se encuentran a su lado dos malhechores, dos malditos
pecadores como lo somos usted y yo. La gracia de Dios toca
indiscutiblemente a uno de ellos, y le convence de pecado.

Y uno de los malhechores declara cosas tan profundas que sólo el


Espíritu Santo pudo haberle revelado.
(Lucas 23:40-43).

1. Soy pecador, y merezco la muerte de cruz.


2. Jesús es justo y su muerte es injusta.
3. El vendrá en un Reino y suplico Su piedad.

El amor de Dios me ha seducido de tal manera, que esto es lo único que


quiere declarar mi alma: Señor Jesús, soy pecador y merezco el
infierno; pero Tú eres santo y has derramado tu sangre por
mí. ¡Acuérdate de mí cuando vengas en Tu Reino!
Éste impío arrepentido partió al paraíso con Jesús en aquella fatídica
noche de su crucifixión y nunca dio frutos por su conversión, no dio
diezmos, no comulgó el pan y el vino del Señor, tampoco se bautizó o
perteneció a una iglesia evangélica, mas Dios lo salvó por la Pura Gracia
del Salvador.

¿Qué hacer con el que no cree y no se arrepiente?

No queda otra opción que orar a Dios para que Su Santo Espíritu lo
quebrante y que Su Gracia eficaz lo alcance. Mis argumentos, "biblazos" y
amenazas con el infierno a los pecadores no darán resultados efectivos ni
serán convincentes para doblegar la dureza de un corazón impío.
(Juan 16:8).

Con lazos de ternura, con cuerdas de amor,


los atraje hacia mí; los acerqué a mis mejillas
como si fueran niños de pecho; me incliné a ellos para darles de
comer.
(DHH, Oseas 11:4).

¡Supliquemos al Señor que nos colme con alguna porción de su amor


y compasión por los no creyentes!

Que el amor de Dios pueda fluir en nuestro abrazo, en nuestra


camaradería con los impíos, y en cierta compasión sincera por lo más
perdidos y marginados de este mundo.
(Lucas 19:10).

Una alabanza que toca mi alma

A pesar de llevar varias décadas en la fe cristiana no había escuchado


esta canción y hace unos pocos días llegó a mis manos y no me canso de
escucharla una y otra vez.
Espero que seas de aquellos seducidos por el amor de Dios, y que
también hayas sentido que Su Gracia toca las fibras de tu corazón y te
atrae a Él constantemente.

Disfruta esta alabanza y da la Gloria a Dios, quien siempre ha


estado seduciéndonos con Su Amor.
El abrazo de Dios
Por Samuel Santiesteban

Hay una historia misionera sobre una decisión muy firme que hizo un
matrimonio en el lugar que se encontraban ministrando.

Resulta que había una joven adolescente que había caído en un estado
de choque emocional. Se encontraba desconectada del resto de la
sociedad. No hablaba, no expresaba sus más elementales sentimientos y
había optado por vivir una vida de aislamiento total y de terrible soledad.

Aquel matrimonio misionero hizo algunas averiguaciones de la historia de


esta joven, y era que había sido abusada sexualmente por muchos
hombres en su derredor, incluyendo aquellas personas que más debían
amarla y protegerla.

La pareja cristiana hizo un compromiso firme con el Señor, y decidieron


abrazarla todos los días a una hora determinada y pasar un rato al lado de
ella, orando al Señor. Pasaron así muchos meses y no veían el más
mínimo cambio en la actitud de aquella joven que parecía inmóvil y
muerta.

También hubo momentos de desánimo y de incredulidad para ellos, más


no dejaron de seguir en su fiel compromiso con Dios, de abrazarla y de
orar con ella.

Después de mucho, mucho tiempo, un día tuvieron una sorpresa que no


esperaban y comenzaron a observar que la joven comenzaba a tener
ciertos temblores durante sus oraciones. Ellos decidieron seguir
abrazándola y continuar orando con ella todos los días, aún cuando sólo
notaban este cambio.
Después de otro largo tiempo de espera, un día inesperado la joven
rompió en llantos y sin poder detener sus lágrimas lloraba y lloraba sin
descanso. Este fue el inicio de un extenso camino al encuentro con la
gracia de Dios. Así comenzó un largo proceso de restauración en su vida.

¿HAS SENTIDO EL ABRAZO DE DIOS?


No sé si te has sentido alguna vez como esta joven. Ojalá, que Dios haya
querido llevarte (alguna vez) a un estado algo similar; aunque no precisa
exactamente de una condición físico y psicológica como la que se trata en
esta historia.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia sois salvos)...

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:4-
9).

¿Has estado muerto alguna vez?

No puedes haber sentido el abrazo de Dios si enalgún momento de tu vida


no te has sentido totalmente desamparado, inservible, bloqueado,
terriblemente separado, alejado, obstinado, mudo, ciego y casi
irremediablemente muerto. ¿Has estado en rebeldía con Dios alguna
vez en tu vida?

Es en tal estado de quebrantamiento que el pecador recibe el


abrazo de Dios.

Y Su abrazo es sólo por la iniciativa incomprensible e


indescriptible del Salvador.
No hubo ninguna razón lógica ni obra alguna que hubiese hecho aquella
niña para motivar el corazón de aquel matrimonio misionero. Fue sólo la
compasión de Dios que hizo brotar en sus corazones este gesto de amor.
Fue la obra excelsa de la Gracia de Dios obrando a través de ellos.

La única calificación que tenemos para que Dios nos mire con ojos de
gracia y quiera darnos su abrazo es precisamente nuestra soledad y la
agonía por nuestro pecado y rebeldía.

Este matrimonio hizo un compromiso sincero y firme en dar gracia sobre


gracia. Habían decidido firmemente delante del Padre de las luces, de
ofrecer el abrazo de Dios a esta niña, muda, insensible y muerta.

Fue ese abrazo constante, estable y eterno que cambió el corazón y la


actitud de aquella jovencita y que le hizo despertar a ella al renacer de un
nuevo amanecer en su vida, a pesar del terrible caos que afrontaba su
alma.

Dios me ha abrazado a mí, mil veces así. Y mil millones de veces he


sentido que he estado como esa niña y mil millones de veces ese abrazo
de Dios ha estado ahí. ¡Aleluya!

EL ABRAZO DE DIOS ES FIRME, CONSTANTE


Y ETERNO
Porque el Dios que una vez te abraza, nunca te dejará de abrazar. El
abrazo de Dios es hasta el final. Es desde y para la eternidad. El abrazo
de Dios es tan fuerte, tan excelso, dulce, tierno, estable e incomparable
que pone al pecador a temblar.

El abrazo de Dios quebranta, estremece, toca las fibras más profundas


del corazón humano y cuando solo comienza su efecto es a Dios a quien
también quieres eternamente abrazar. Es una dinámica tan celestial que
sólo a Dios quieres amar.
Este abrazo de Dios no hay palabras en el mundo para describirlo. No
habrá nunca la suficiente tinta ni papel para contarlo. No hay manera que
el hombre pueda trasmitir con letras y palabras la descripción de este
abrazo divino.

El abrazo de Dios me salva, me justifica, me santifica y me lleva a


morar con Él.
¿Qué siento cuando
Dios me abraza?
Por Samuel Santiesteban

Cuando recuerdo el legado teológico de los himnos de mi infancia puedo


percibir que el tema de la gracia de Dios estaba presente en muchos de
ellos.

En estos días meditaba en uno de ellos y me daba cuenta que hay uno de
estos que me describe perfectamente una pregunta que me inquietaba:

¿Qué siento cuando Dios me abraza? Sentir el abrazo de Dios es


incomparable al abrazo de uno de nuestros semejantes. Esto es algo
espiritual y no de orden natural y terrenal.

¡Dulce comunión la que gozo ya en los brazos de mi salvador!

Efectivamente cuando estoy abrazado por Dios siento una dulce comunión
con aquel que ha conquistado mi corazón.

Al Dios que le debo absolutamente toda lagestión de la Salvación de mi


alma y quien me ha preservado para Él hasta los días de hoy.

Cuando Dios me abraza ya no siento más condenación ni más preguntas


por toda mi transgresión.

En sus brazos no hay reclamo por mis pecados. Mi Salvador no me acusa,


no me insulta ni me saca en cara mis fallas y mi error.
En sus brazos, Dios me ama con tal amor que allí en medio de tal abrazo
mi alma descansa en paz y reposa de toda la agonía de esta vida terrenal.

¡Qué gran bendición en Su paz me da!


¡Oh! yo siento en mí Su tierno amor.

...si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve


serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana.
(Isaías 1:18).

Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí


mismo, y no me acordaré de tus pecados.
(Isaías 43:25).

DIOS NOS AMA Y NOS ABRAZA CON SU


GRACIA
Allí soy libre y salvo, del pecado y del temor,
¡Aleluya! Soy libre y salvo, ¡En los brazos de mi Salvador!

Esta dulce comunión en los brazos de mi Salvador me ha libertado del


poder y de la agonía de toda religión.

Soy libre de todo porque estoy guardado por los brazos de mi Salvador.
No tengo temor porque estoy abrazado por los brazos eternos de aquel
que ha realizado toda la Obra de mi redención.

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están


unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida
me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. (NVI, Romanos
8:1.2).
Cuán dulce es vivir y cuán dulce es gozar
¡En los brazos de mi Salvador!
Allí quiero ir y con Él morar siendo objeto de su tierno
amor.

Porque el abrazo de Dios es tan tierno y sublime, tan cargado


de esa gracia irresistible que de este abrazo no quiero
escapar, allí me quiero quedar y quiero seguir siendo el
objeto de su tierno amor.

DIOS SABE QUE EL PECADO TE CASTIGÓ LO


SUFICIENTE, ÉL QUIERE ABRAZARTE

No hay que temer ni que desconfiar,


¡En los brazos de mi Salvador!

¡Qué triste! que no están incluidas en este video musical las dos últimas
líneas de esta estrofa porque aquí el compositor pone todo el peso de mi
perseverancia en la obra redentora de Dios a mi favor: "Por Su gran
poder Él me guardará de los lazos del engañador".

¡GLORIA A DIOS!
- No seré engañado -
Él está en control de toda la obra de la redención de mi alma.

Es precisamente allí, donde mi alma anhela estar: ¡En los


brazos de mi Salvador!
En los Estados Unidos tenemos una antigua celebración conocida
como el Día de Acción de Gracias. Comenzó en 1621 cuando los
primeros colonos apartaron un día para expresar gratitud a Dios por su
generosa provisión de la cosecha de otoño. Más tarde, George
Washington, durante el primer año como presidente, declaró un día de
acción de gracias para toda la nación. Nuestro actual Día de Acción de
Gracias se hizo oficial en 1863 durante el mandato del presidente
Lincoln.

Al recordar lo que para nuestra nación significaba darle gracias a Dios,


hoy día podría ser desalentador ver todas las distracciones que
ocurren el Día de Acción de Gracias. En medio de los festejos, el
fútbol y las ofertas de Navidad, es fácil perder de vista el propósito
original de esta celebración: darle gracias a Dios por todas sus
provisiones y bendiciones. ¿Le ha pasado algo a nuestro sentido de
gratitud?

El pecado de la ingratitud comenzó muy temprano en la historia de la


humanidad, en el Jardín del Edén, cuando Adán y Eva decidieron que
lo que Dios les había dado no era suficiente. Aunque Él había creado
un ambiente perfecto con muchos árboles de los que se podía comer,
excepto de uno, Adán y Eva no estaban satisfechos y querían más.
Cuando comieron del árbol prohibido, el pecado entró en el mundo y
se extendió a toda la humanidad.

Cada vez que no estamos satisfechos con lo que el Señor nos ha


dado y buscamos más, aun fuera de su voluntad, estamos siendo
ingratos. Por eso, los que conocemos a Cristo como Salvador tenemos
muchas razones para estar agradecidos. Según Colosenses 2.7,
deberíamos estar “llenos de gratitud”. A menudo solo pensamos en las
bendiciones tangibles que Dios nos da, como la buena salud, la familia
y la provisión material, pero no debemos pasar por alto las
bendiciones espirituales que vienen a nosotros cuando recibimos a
Cristo.

En primer lugar, nuestro Día de Acción de Gracias debe comenzar


con gratitud a Dios, entendiendo que solo Él es responsable de
nuestra salvación. Él nos escogió a cada uno de nosotros, desde
antes de la fundación del mundo (Ef 1.4) y nos dio el don de la fe con
el que pudimos creer en Él (Ef 2.8). De ahí en adelante, el Señor está
trabajando en nosotros para desarrollar un carácter piadoso. Él incluso
nos ha dado su Espíritu Santo para sellarnos como hijos de Dios,
guiarnos a la verdad y capacitarnos para obedecerle y servirle. Estas
verdades alentadoras deben llenarnos de gratitud.

Segundo, ahora tenemos el increíble privilegio de caminar con


Cristo.Aunque no podemos verlo ni tocarlo, su presencia siempre está
con nosotros. Pablo nos dice en Colosenses 2.6 que caminamos con
el Señor de la misma manera en que lo recibimos, por fe. Tenemos las
promesas en su Palabra para fortalecer nuestra fe y guiar nuestros
pasos, y cuando no entendemos algunas de las situaciones de la vida,
podemos confiar en que Dios siempre nos conducirá en el mejor
camino posible de acuerdo a su voluntad.

Tercero, hemos sido arraigados firmemente, ahora estamos


siendo edificados en Cristo (v. 2.7). Como un árbol grande con
raíces profundas que se mantiene fuerte en la tormenta, nuestra
relación con Cristo está enraizada en la Palabra de Dios, la cual nunca
puede fallar. Sabemos que estamos seguros eternamente; nadie
puede quitarnos nuestra posición en Él. También nos ha prometido
satisfacer todas nuestras necesidades, para que podamos estar en
paz al recordar su fidelidad. Y debemos anticipar con gozo el futuro,
porque sabemos que el Señor Jesucristo está preparando un lugar
para nosotros en el cielo, pues un día Él volverá para llevarnos a casa
con Él.

Cada vez que leemos su Palabra aprendemos más verdades, las


cuales edifican nuestra fe y nos transforman a la imagen de Cristo a
medida que las aplicamos a nuestra vida. Con el tiempo, reconocemos
nuestro crecimiento en Él, que es una razón para dar gracias con
regocijo. Y cuando las tormentas de la vida nos golpeen, no
entraremos en pánico porque sabremos que Dios obra en nuestra vida
a través del sufrimiento y los problemas.

Cuarto, también estamos siendo edificados en nuestra fe, tal


como fuimos instruidos (v. 7). Las Sagradas Escrituras siempre nos
instruyen en la verdad para que no nos dejemos seducir ni engañar
por falsas religiones, filosofías e ideas. Cristo nos protege activamente
con la verdad de su Palabra. Podemos tener absoluta confianza de su
protección siempre que leemos su Palabra y escuchamos sana
enseñanza.

Ser agradecidos es una decisión que podemos tomar todos los días.
Si carecemos de un corazón agradecido, debemos decidir cambiar. Si
comenzamos a reconocer y ver las maravillosas bendiciones de Dios y
le pedimos que nos dé un corazón agradecido, Él comenzará a
transformar nuestra vida. Entonces, a medida que caminemos más y
más en armonía con Dios, su bondad, amor, benignidad y generosidad
fluirán a través de nosotros hasta que estemos rebosantes de gratitud.

Fraternalmente en Cristo,
Estimados hermanos de A Través de la Biblia,

Que Dios derrame sus más ricas y abundantes bendiciones sobre todo el equipo que trabaja en A
Través De La Biblia, para Samuel Montoya y Lemuel Larrosa. Me llamo Gustavo Eloy García
Paulino y los escucho desde la República Dominicana a través de Radio Para El Alma. No puedo
sencillamente perderme ni un solo de sus programas y cuando, por alguna razón, no puedo
escucharlo durante el día, busco el programa vía web en la noche al llegar a casa.

Desde que empecé a escucharles mi vida ha cambiado y siento que verdaderamente mi


conocimiento de la Palabra de Dios ha ido creciendo en un ritmo sorprendente. Soy maestro de
escuela bíblica y ha sido de gran bendición para mi vida ministerial escucharlos. Deseo con todo
mi corazón que Dios me permita en lo adelante poder enviar mi ofrenda para que este ministerio
pueda seguir su labor que tan loable considero en favor del reino de los cielos.

Es increíble el impacto que están teniendo estos estudios bíblicos en mi vida y en las personas
que me rodean, puesto que, en todo lugar donde tengo que enseñar la Palabra de Dios, puedo
hablar de estos estudios y aplicar los conocimientos que he aprendido mientras he estado
escuchando el programa, además de que, a todos les comparto la página y los estudios que he
descargado desde la web de A Través de la Biblia.

Sencillamente, no puedo parar de escuchar los estudios y los considero tan edificantes que he
establecido mi propio ritmo de estudio. He descargado todos los audios libro por libro desde la
página y voy escuchando la serie de estudios. Pero, al ritmo que voy, creo que no me tomaré
cinco años...lo haré en menos de la mitad, pues los fines de semana cuando no trabajo, me paso
el día escuchando A Través de la Biblia.

Me han sido de gran ayuda también las notas y bosquejos pues ya no tengo que escribir las
cosas interesantes que escucho en los programas, a menos que éstas no se encuentren en las
notas y bosquejos.

Que Dios les bendiga grandemente mis hermanos, que Dios derrame sus más ricas bendiciones
sobre la organización A Través de La Biblia.

Su hermano en Cristo,

GUSTAVO
¿Quién es
el Fiel Consolador?
Por Samuel Santiesteban

...y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como


paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia.
(Juan 16:33).

Todos pasamos por situaciones duras

Todos atravesamos momentos de aflicción. Estos períodos difíciles no


siempre son de la misma manera o con la misma intensidad para
todos; pero nadie escapa de las aflicciones
y de los sufrimientos que este mundo terrenal y maldecido por Dios nos
pueda presentar.
(Génesis 3:17).

La Biblia enseña que todo ser humano está expuesto al sufrimiento y el


libro de Job nos relata: “porque el hombre nace para la aflicción,
como las chispas {en el fuego}
vuelan hacia arriba” (Job 5:7).

Como hijos de Dios, ninguno de nosotros estamos exentos de esa


realidad. El Señor Jesús dirigiéndose a sus discípulos les dijo así: “Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan
16:33).

En estos días estaba reflexionando sobre las pruebas que me han tocado
afrontar en esta vida y de pronto vino a mi mente otro himno muy
tradicional que escuchaba en mi infancia, y este trata acerca de un Fiel
Consolador.
Jesús mismo nos habla de esta Persona de la Trinidad cuando dice:

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con


vosotros para siempre. (Juan 14:16).

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi


nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que
yo os he dicho. (Juan 14:26).

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no


me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré. (Juan 16:7).

Lo que de niño no comprendía

Muchas veces escuché entonar en las iglesias que mi padre pastoreaba


este himno del Fiel Consolador; pero no podía comprender para nada la
necesidad que tenían los cristianos de este consuelo divino y celestial.

Yo no sabía lo que era pasar por el valle de sombra y de muerte. No había


afrontado el dolor, la angustia, la pérdida, la enfermedad, el pecado y sus
consecuencias; por lo tanto no tenía la menor idea del porque los
cristianos necesitaban al Fiel Consolador.

La necesidad de un Consolador

Hace más de tres mil años que a un verdadero hombre de Dios ya le urgía
esta necesidad cuando dijo: Muchas veces he oído cosas como
estas; consoladores molestos sois todos vosotros. (Job 16:2).

El libro de Eclesiastés hace otra conclusión, cuando el predicador


dice: Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y
he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y
la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había
consolador. (Eclesiastés 4:1).
En el dolor valoras al Fiel Consolador

Los cristianos genuinos no reclaman tanto a Dios por una


prosperidad económica para sus vidas. No están enfocados en que
ocurran milagros urgentes para la salud de sus cuerpos enfermos, no
están afanados por ser grandes y famosos y tampoco corren detrás de
éste o del otro para recibir una nueva unción o tener a la mano otro nuevo
don.
?
Él es quien da salud y plena libertad a los que encadenó el fiero tentador

Los cristianos, más que todo necesitamos a El Fiel Consolador, al


Espíritu Santo, la Persona de la Trinidad que nos garantiza el consuelo de
Dios en medio de todas nuestras adversidades y tormentos.

Es el Espíritu de Dios quien nos ratifica el compromiso del Salvador a


favor nuestro, quien estará a nuestro lado por siempre, sin fallar, sin
rendirse, sin dejar un momento de consolarnos en medio de
cualquier turbación que podamos afrontar en esta vida terrenal y pasajera.

Por eso Isaías lo soñaba, lo esperaba y lo contemplaba cuando


escribía: Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que
tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es
como heno?
(Isaías 51:12).

Por la Gracia de Dios he de mantener vigente este Portal Cristiano y


es que debo seguir anunciando que el Padre nos envió a El Fiel
Consolador.

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