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LECTURAS

Desde la frecuente oscuridad


documentaria de la historia, surgen
rastros del proceso previo y ulterior a la
abolición de la esclavitud en el Perú.
Motivaciones sociales, políticas y
económicas se estancaron entre el estar
a favor o en contra. En el centro del
siglo XIX, en medio del torbellino, el
esclavo, el liberado, los fugitivos, en
suma, el negro y su tormentosa relación
con la sociedad.

DANIEL CONTRERAS M. (*) EL ABOLICIONISMO CAUSÓ HERIDAS SOCIALES DIFÍCILES DE CERRAR EN EL SIGLO XIX

E
L negro vino de fuera, al
igual que nuestra Indepen-
dencia. Fue esclavo el pri-
mero en llegar y lo hizo en el si-
De la dolorosa
glo XVI (1). En las centurias si-
guientes, los millares que llega-
ron sobrevivieron en el sombrío
escenario de un país como ellos
esclavizado y encadenado, pero
libertad del esclavo
y otros
matices
a las consecuencias de tres si-
glos de colonialismo.
En dicho transcurrir, la histo-
ria soslayó cómo el hombre de
raza africana iba a desarrollar
durante años de sumisión su
propia y constante revolución,
practicando disímiles formas de
alcanzar lo más cercano a la li-
bertad, convirtiéndose en una
“molesta” cronología que hoy
tiene visos de independiente, por mantuvo a lo largo del proceso para convertirse en cimarrones, activa a la esclavitud. ¿Libres,
no decir al margen. hacia su libertad una actitud aje- bandoleros o “negros alzados de Ineluctable es nombrar su ex- independientes?
Aparece así en librería El de- na y pasiva. las montoneras”. Otros robaban plotación en las diversas batallas
creto de Huancayo. La abolición en la ciudad; en los caminos a Li- por la Independencia, al ser utili- Al respecto, el reciente estudio
de la esclavitud en el Perú Negros bandoleros ma de Chorrillos, Ate, Surco; en zados tanto por los ejércitos Rea- sostiene que el proceso políti-
(2004), del historiador francés y resistentes las casas hacienda; escondiéndo- lista como Libertador “en apro- co que desembocó en dicha
Jean-Pierre Tardieu, publicado se en palenques, suerte de repú- vechamiento de su agresividad medida empieza el 28 de julio
por el Fondo Editorial del Con- En la búsqueda de los hechos blicas con sus propias leyes y au- de siervos”. Formaron batallones de 1821, cuando José de San
greso de la República. Se trata que definen el fin de la esclavi- toridades. Hacia 1854, año del enteros, de pura esperanza en el Martín declara libres a los hi-
de una investigación centrada tud se hace hincapié en la mayo- decreto, los más conocidos eran trueque de una victoria final por jos de esclavos nacidos des-
en los previos y posteriores a la ría numérica de negros manumi- el de la hacienda Nievería, en Li- la libertad ansiada. pués de aquel día (libertad de
histórica resolución firmada el 3 sos que de esclavos en el siglo ma, y otro ubicado en Huachipa; Sin embargo, el más crítico vientres). La inherente figura y
de diciembre de 1854. XIX. Ello producto de una cons- principales focos de resistencia suceso social acaeció el 28 de decisión del mariscal Ramón
Desde la desgarradora oposi- tante resistencia que los llevó a diciembre de 1835, cuando el Castilla aquel 3 de diciembre
ción (traumática posición) de encontrar disímiles maneras de Se desvanece aquel bandolero León Escobar aprove- de 1854 resulta no más que la
aquellos amos urbanos y rurales dejar atrás su condición, pese a parecer que nos chó que la capital era tierra de lógica conclusión de un proce-
de pocos alcances que vieron las mínimas posibilidades exis- nadie para tomar la casa de Go- so de lucha legal, ideológica y
concluida una etapa de estatus tentes. Solían lograrlo en un mo- lleva a sentir que el bierno y el sillón presidencial transgresora, si nos atenemos
social (“su ultima ilusión de su- mento de piedad a la muerte de hombre de origen por unos días. al término, que semanalmente
perioridad social”) hasta la cam- sus amos o al comprar su liber- Las consecuencias de esta se- se denunciaba ante la ley por
paña adversa, ideológica e im- tad progresivamente, cultivando africano mantuvo a rie de respuestas de los esclavos decenas.
presa que emprendieron los en horas de descanso parcelitas lo largo de la a su esclavitud crearon un autén- Pero la firma del decreto de
grandes capitalistas, alegando el en la hacienda o, en todo caso, manumisión una tico problema para las autorida- Huancayo se enmarca, no olvi-
derecho a la propiedad privada acordando con sus dueños obrar des y la búsqueda de una solu- demos, en un principio de tácti-
(!). Pero quizá lo más importante en diversos oficios a cambio de actitud ajena y ción inmediata; mientras que pa- ca y estrategia militar en medio
(*) Periodista.
sea el intento por desvanecer un jornal. pasiva. ra los afroperuanos, su mejor for- de una guerra civil entre el ex
aquel parecer de que el esclavo Sin embargo, muchos huían ma de presión. presidente José Rufino Echeni-

8 I Lima, lunes 21 de febrero de 2005


“En la noche del 23 se ha fugado de casa de que y Castilla, castrenses riva-
les por el poder y dos corrien- Sheila Walker
sus amos una zamba llamada Lorenza con dos tes de pensamiento distintas
hijos, hombre y mujer. La persona que diera en las altas cúpulas políticas.

razón de su paradero en la calle de Mariquitas


Por ello, la historia guarda
un pequeño enigma: si la acti-
“Nadie nos habló de los
casa Nº 95 tendrá una gratificación y quien la tud del mariscal se debió a un
acto de principios (que, se debe aportes culturales de los
oculte sufrirá las penas por la policía.” admitir, no tuvieron o sólo ro-
zaron San Martín y Bolívar por afroamericanos”
evitar conflictos con la adinera-
El Comercio, lunes 27 de marzo de 1854 da y útil oligarquía criolla) o La antropóloga Sheila Walker es directora del Centro para Estudios Africanos
presionado (¿o realmente in- y Afroamericanos de la Universidad de Austin (Texas, Estados Unidos). Hace
fluenciado?) por el círculo libe- poco recorrió el norte del Perú para dictar conferencias en conmemoración
ral, aquella intelectualidad de del mes de la historia afroamericana. Asimismo, tuvo la oportunidad de ad-
peso, presente en su gabinete. mirar el Museo Afroperuano en Zaña (Lambayeque); visitar Yapatera, el pue-
Se consideran las dos op- blo afro más numeroso del país; y de dictar charlas en una universidad y un
ciones como un todo, sin dejar instituto capitalino.
de lado que este motivo –su- No era la primera visita de Walker a nuestro país. En 1994 tuvo la oportu-
mado a la victoria de Castilla nidad de conocer el distrito de El Carmen y apreciar de cerca la realidad de
sobre Echenique en Las Pal- las comunidades afroperuanas. En ese sentido, su mayor interés reside en la
mas, la corriente antiesclavista diáspora africana que se inicia con el tráfico esclavista y la exportación de las
mundial, la crisis agrícola y la distintas etnias africanas hacia América, cuya presencia contribuyó al enri-
necesidad de poner coto al quecimiento cultural e idiosincrásico de nuestros pueblos. Precisamente, en
bandolerismo (la pesadilla de 1996, logró organizar en Austin una conferencia internacional sobre la diás-
la flora y nata)– aceleraron la pora, y los continuos lazos recíprocos entre África y América.
firma del decreto. Discutir si se “Nadie nos habló de los ingentes aportes tecnológicos y culturales de los
cumplieron las leyes, indemni- afroamericanos”, comenta. “Por ejemplo, los portugueses cuentan que la pre-
zaciones y libertad total de los sencia de africanos en las minas de oro da resultados casi ‘mágicos’. Ello se
esclavos, como que no, es debe a que los africanos de la Costa de Oro sabían dónde se encontraba el
adentrarse en un mar intermi- preciado metal. De igual modo, también son empleados en los campos de
nable de dolorosos recuerdos. arroz por los conocimientos que poseían de su cultivo.”
El Perú fue uno de los pri- En ese sentido, hace falta todo un trabajo de desaprendizaje para vencer
meros países en el mundo en las ideas preconcebidas acerca de los afroamericanos, incluso dentro de las
abolir la esclavitud. Y el cauti- propias comunidades, con el propósito de vencer la ignorancia. “Existen pro-
vo, a su vez, en demostrar que blemas de interpretación acerca de la condición de vida de las etnias africa-
todo medio, por más montaraz nas en América. Por ejemplo, la cultura de los afroperuanos, lamentablemen-
que éste fuera, es al fin y al te limitada a los estereotipos racistas, se aprecian en la comida y en algunos
cabo un camino. Sin embargo, vocablos de uso cotidiano.”
la marginación continúa hasta En opinión de Walker, es necesaria una perspectiva internacional de la
nuestros días, al resultar más diáspora africana, a fin de vencer los estrechos marcos conceptuales en que
fuerte que el recuerdo de todo se sitúan los sujetos subalternos, colonizados por los símbolos impuestos por
arrojo. No falta ser muy pers- un sistema marginador. “Debemos entender África como nuestra matriz. Par-
picaz o, por decir, más que ho- tiendo de eso nos organizamos para fomentar un diálogo articulador que tra-
nesto para percibirla en todos baje en temas de dere-
los niveles de la sociedad chos humanos, desarro-
peruana. llo social, juventud e
Sheila Walker,
Heridas, venas abiertas, co- imágenes positivas.” experta
mo metaforizara Galeano, no La apertura y el cam- en culturas
se cierran en un sesquicentena- bio de mentalidad son afroamericanas.
rio de manumisión que noso- tareas inmensas, agen-
tros, esclavos de otro orden, das pendientes en las
celebramos hoy en una nación que hay que incidir, para
de hiatos, escindida histórica- lograr cautivar la imagi-
mente, que se lamenta en el nación del otro, como
debate sobre su imposibilidad decía Edward Said acer-
de integrar el pasado prehispá- ca del problema palesti-
nico con el presente. no. En este caso, nuestra
imaginación requiere re-
Nota crear de manera vistosa,
pero en su completa di-
(1) Documentado sólo como “un
negro de Guinea”, fue propiedad de mensión, los problemas
Alonso de Molina. Presente en el concretos de nuestros
suceso de la de Isla del Gallo, es el compatriotas de ascen-
olvidado personaje número 14. Se
cuenta que en Tumbes le ofrecieron dencia africana. (GIAN-
un baño, creyendo que su color de CARLO STAGNARO)
piel era por el polvo del camino.

Lima, lunes 21 de febrero de 2005 I 9

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