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Francis Hutcheson (1694–1746) nació en Armagh, Irlanda.

An Inquiry into the Original of Our Ideas of Beauty and


Virtue (1725)1
En esta obra desarrolla un sistema moral opuesto a la filosofía de Mandeville, muy difundida
en su época. Si bien Hutcheson quería rescatar la índole moral de la filosofía de la antigüedad,
rechazó, sin embargo, entre los antiguos, el sistema de Epicuro, por su materialismo y su ateísmo
práctico —Epicuro pensaba que Dios existe pero separado y desinteresado de los asuntos humanos
—, y por su hedonismo que pone al placer como el motivo principal de la acción. Thomas Hobbes y
Bernard Mandeville eran los grandes representantes del epicureísmo moderno en tiempos de
Hutcheson. Desde este punto de vista se entiende que el título de la primera edición de An Inquiry
into the Original of Our Ideas of Beauty and Virtue tuviera el siguiente agregado: In which the
principles of the late Earl of Shaftesbury are Explain’d and Defended against the Author of the
Fable of the Bees: and the Ideas of Moral Good and Evil are establish’d, according to the
Sentiments of the Ancient Moralists. With an Attempt to introduce a Mathematical Calculation in
Subjects of Morality.
Esta obra se divide en dos tratados, uno sobre la belleza y el otro sobre la moral, y su principal
cometido es establecer los fundamentos del conocimiento estético y ético. El primero comienza con
una teoría sobre la percepción tomada de John Locke, según la cual todos los materiales del
conocimiento racional provienen de la experiencia, entendida como algo puramente sensible. El
hombre por tanto adquiere los materiales para su conocimiento ético y estético a través de ciertas
percepciones características de cada tipo de saber. La estructura del conocimiento tanto estético
como moral es semejante, y consiste en esencia en lo siguiente: nuestras ideas tienen su origen en
nuestras percepciones y son recibidas por los sentidos; para percepciones diferentes tenemos
sentidos diferentes; las percepciones se basan en ciertas cualidades de los objetos percibidos; y estas
cualidades se pueden describir por medio de una máxima o fórmula.
De acuerdo con la estructura del conocimiento señalada, Hutcheson distingue en el saber
estético su objeto, la belleza, consistente en la “apariencia” de las cosas que refleja una “forma
interior” o “poder formador”. La belleza de las cosas es una forma o figura en que hay uniformidad
en medio de la variedad, la cual no puede ser percibida por los sentidos normales, sino por un
sentido especial, el sentido de la belleza. Extiende así la experiencia más allá de los confines de los
cinco sentidos ordinarios. El sentido de la belleza es uno de los “sentidos internos”, entre los que se
incluye también el “buen oído” o el “sentido de la armonía”.
La teoría general de la percepción desarrollada en el primer tratado de Inquiry establece las
bases para desarrollar un argumento similar en el segundo, la teoría del sentido moral, que también
pertenece a los sentidos internos, desarrollando así un nuevo tipo de experiencia sensible que ha
sido quizá más controvertida que la experiencia estética, y gracias a la cual Hutcheson es más

1 Extracto de: Elton Bulnes, María, Francis Hutcheson, en Fernández Labastida, Francisco –
Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL:
http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/hutcheson/Hutcheson.html
conocido, también por la influencia que esta teoría tuvo en David Hume y en Adam Smith.
En Inquiry, Hutcheson desarrolla su filosofía moral en controversia con Mandeville y en
defensa de los principios establecidos por Shaftesbury. Mandeville considera que los principios
morales son sólo una convención política basada en el amor a sí mismo —self-love— o interés por
sí mismo —self-interest—. Sostiene una concepción semejante a los teólogos calvinistas que
suscribían la Confesión de Westminster, según la cual la naturaleza humana está enteramente
corrompida, aunque no considera la intervención determinante de la gracia divina en las acciones
moralmente buenas del hombre como hace dicha teología, porque desarrolla sus ideas en relación
con un mundo puramente natural. Shaftesbury en cambio enseña que los principios morales del
hombre no son meras convenciones, sino que se encuentran en su naturaleza: son las afecciones
sociales y el sentido moral. Hutcheson adopta en esencia la filosofía de Shaftesbury, pero prefiere
los conceptos cristianos de “amor” como “benevolencia” para denominar las afecciones sociales.
Siguiendo una estructura de conocimiento similar a la del primer tratado, en el segundo tratado
distingue tres elementos: un objeto que son las afecciones benevolentes, un sentido especial que es
el sentido moral, y una fórmula analítica para distinguir la cualidad moral de las afecciones, según
si estas se orientan o no a conseguir “la mayor felicidad para el mayor número”.
Según la teoría de la percepción desarrollada en Inquiry, el hombre aprueba o desaprueba las
acciones a realizar, por medio del sentido moral, el cual tiene por objeto las afecciones o
disposiciones de quienes hacen esos actos, las cuales son benevolentes en la medida en que tiendan
a la mayor felicidad para el mayor número de personas a través de esas acciones, finalidad que
puede ser establecida por medio de un cálculo racional. El amor o benevolencia es pues un deseo
racional o voluntad, porque lleva consigo una consideración de los intereses de los otros. La
aprobación o desaprobación del sentido moral es una percepción sensible distinta de las demás
percepciones sensibles, la cual es evidente, es decir se puede probar por la experiencia. La
consideración de la cualidad de las acciones para satisfacer los intereses de los otros se realiza,
según la primera edición de Inquiry, por un número de algoritmos matemáticos, los cuales, sin
embargo, fueron omitidos en la cuarta edición, en que Hutcheson dice haber abandonado las
expresiones matemáticas porque algunos las consideraban inútiles y desagradables. La felicidad de
los otros que se pretende alcanzar por medio de las acciones morales es un bien natural consistente
en último término en la virtud.
En los últimos capítulos de Inquiry encontramos consideraciones de orden político. Estas
están en estrecha relación con su filosofía moral. Si la virtud es la forma más alta de felicidad, y se
basa en la benevolencia, que es un deseo libre, la libertad es la idea política central. Sin embargo,
debido a la corrupción de la naturaleza humana, las personas pueden no seguir el camino de la
virtud. La política debe basarse entonces en los buenos resultados, no en las buenas intenciones, y el
gobierno debe asentarse en la prudencia, no en las percepciones morales. La restricción de la
libertad es entonces la cuestión política central.

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