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Mi escribir

Mi escribir. El puntal del todo.


Si no hay escritura pierdo sentido, ancla, razón.
Mi letra, la palabra, mi oración, el párrafo.
La idea convertida en materia,
en lápiz o códigos en una pantalla

Yo en papel, vidas en el mundo de la red.


Soy lo que escribo, me transformo con lo que leo.
Viajo para ser escritura en un cuaderno sin líneas ni renglones.
Mi relato, mis formas, mis ritmos y cadencias.

Una playa en Panamá me descubre poeta,


un metro en París me recita una crónica.

Praga fue mi incapacidad de escribirlo todo.

Cambia mi voz y cambia el yo que se para en esta vida.


Una letra, el mundo éter convertido en mi.
Yo siendo lo que soy en palabras.
Así, tan redundante.

Tan verdad y tan mentira por igual.


Soy eso que me escribo.
Un diario en Guatemala. Una frase en un muro en Génova.
Soy todas mis rutas a la vez.
Sangre y tinta, tripa y prosa.
Mis manos que se desgarran en todo lo que tengo para contar.

Nicolás Marrero
Mayo 2016

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Las ideas en el éter

Julia Cameron dice: “así como tener sangre es un hecho innegable de tu cuerpo físico, no
lo has inventado, la creatividad es un hecho innegable de tu cuerpo espiritual, nada que
tengas que inventar.”

Nuestro Yo escritor no es más que nuestro Yo artista que se expresa en lo que


escribimos. Nuestra creatividad expresada en palabras. Entonces, una vez aprendida la
destreza de la escritura, su acto se convierte en algo natural. Simplemente está allí, solo
debemos generar las condiciones para que hacerlo.
Y aún más, la escritura es algo tan simple como pensar que es solo una pista de
aterrizaje para las ideas que sobrevuelan nuestra vida. Elizabeth Gilbert afirma que las
ideas siempre están allí, a la espera de que nos abramos a ser un canal para que éstas
bajen al papel. En el libro The Big Magic, dice: “Las ideas están movidas por un único
impulso: el de materializarse. Y la única forma en que una idea se podrá materializar es
con la colaboración de un socio humano que la escolte desde el éter hasta el plano de lo
real.”

Entonces ¿Cómo nos abrimos a la sincronía de ser los canales para todas esas ideas
que tenemos orbitando alrededor?

¿Cómo conseguir esa soltura para que todo aquello que viajamos, conocemos y, en
definitiva, vivimos, pueda ser puesto en palabras?
En estos ejercicios no vamos a explorar cómo escribir esas crónicas de viajes al estilo
“15 lugares para ver en Ámsterdam” o “Guía para viajar en Londres”. Es más, no
abordaremos cómo hacer crónicas ni relatos ni un género en particular. No vas a
aprender a definir el objeto directo de la oración ni cuando hacer buen uso de los
puntos suspensivos.
Aquí exploraremos cómo despertar nuestro músculo escritor, entrenarlo y prepararnos
para estar abiertos a todo aquello que tenemos para narrarle al mundo
Vení y pasá. El viaje recién comienza.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


1. ALIMENTAR EL MANANTIAL

“La escritura: la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo


escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida.”
Marguerite Duras citada por Enrique Vila-Matas | París no acaba Nunca

¿Te pasa a veces que te sentás y no sabés qué escribir? Escribís y borrás. Vos sabés
que esas ideas están sobrevolando, las escuchás, pero sos incapaz de concretar algo.
Te preguntas el por qué. Te frustrás y, finalmente desistís. Te decís que hoy no es el día,
que tal vez mañana lo sea. Pero mañana tampoco es el día ni el otro, ni el otro.

¿Por qué sucede esto?

A la hora de escribir hacemos uso de una base de datos privada de imágenes cargadas
de todos los sentidos. A esta fuente Julia Cameron la llama “manantial creativo”.
A dicha fuente la confeccionamos a partir de nuestras vivencias. Si tenemos una vida
rica y variada, tendremos a disposición un caudal variado de herramientas a las que
recurrir a la hora de escribir.
El problema es que, muchas veces, no nos damos lugar para realimentarlo y permitir a
nuestro Yo Artista expresarse a través de la escritura.
Es mentira que nuestra fuente creativa puede agotarse para siempre. Si hace tiempo
no podés escribir, es que tal vez no te estés dando lugar para buscar los estímulos
necesarios para hacerlo.

Entonces ¿cómo llenamos nuevamente ese manantial? Lo hacemos con imágenes.


Julia Cameron sostiene que “El arte es una ocupación del cerebro artístico, que es un
cerebro de imágenes, el hogar y el refugio de nuestros mejores impulsos”.
Entonces, nuestra creatividad debe nutrirse de imágenes dado que para crear hay que
recurrir siempre a nuestro manantial interior. Hay que tener ese estanque artístico en
constante flujo y llenarlo a través de estímulos provenientes desde nuestros cinco
sentidos, porque nuestro cerebro artístico es, ante todo, sensorial.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Cuando emprendemos un viaje, nos sumergimos en un sinfín de paisajes y situaciones:
la nueva plaza que visitaste, el bosque que nunca caminaste, el idioma que te resulta
incomprensible, las personas que jamás te cruzaste. Permití que tu cerebro artístico
persiga de cerca a tu curiosidad. Los beneficios de tan deseable persecución serán
que tus recursos narrativos se expandan hacia lugares que nunca habías explorado.

“¿Qué es escribir? Telepatía, por supuesto. [...] Fíjate en esta mesa tapada con
una tela roja. Encima hay una jaula del tamaño de una pecera. Contiene un
conejo blanco con la nariz rosa y los bordes de los ojos del mismo color. El
conejo tiene un trozo de zanahoria en las patas delanteras y mastica con
fruición. Lleva dibujado en el lomo un ocho perfectamente legible en tinta azul.
¿Estamos viendo lo mismo? Yo no he abierto la boca, ni tú la tuya. Ni siquiera
coincidimos en el año, y no digamos en la habitación. Y sin embargo estamos
juntos. Muy cerca. Se han tocado nuestras mentes.”
Stephen King | Mientras Escribo

2. EJERCICIOS PARA PONER TU PLUMA EN ACCIÓN

2.1 Cita con el Artista

Para llenar nuestro manantial artístico, Julia Cameron propone que durante una o dos
horas en la semana te tomes el tiempo necesario para hacer algo festivo y divertido
para vos mismo. No, no vas a quedar de verte con nadie. Esta vez, la cita es con vos
mismo. Te vas a encontrar con tu artista interior.
La función es la de permitir que tu fuente interior de reservas se vuelva a llenar. Pensá a
tu artista interior como a un niño que necesita sus espacios para ser un niño.
¿Qué le gusta a un niño? Jugar y divertirse, claro. El niño imagina mundos, crea su
propia realidad que le permite vivir en el estímulo constante de lo nuevo y asombroso.

Entonces, se trata de pensar en la creatividad como habilitarse a jugar.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Sí, está bien. Tal vez estés viajando y este tipo de actividades las experimentes muy
seguido. Mejor. Pero ¿cuánto tiempo de tu viaje dedicás a hacerlo sin el fin exclusivo de
“devorar lugares”? ¿Cuántas veces te apura el conocer todo lo que más puedas en el
tiempo que tenés para viajar? Si hace tiempo que estás viajando ¿cuánto hace que te
acostumbraste tanto a tu vida de viaje que perdiste tu capacidad de asombro?

Sea que estés viajando o no, durante tus paseos te vas a permitir explorar esa parte de
vos que tal vez haya quedado olvidada cuando te enseñaron que debías crecer. Te vas
a dar lugar a conectar con un Yo interior más abierto a lo que te rodea. Vas a permitirte
abrir esos poros para que el mundo llene tu manantial creativo.

Ir al mar, al cine, al teatro. Tomar un café, ir a las ferias, centros culturales, conciertos. A
caminar por una avenida comercial, a los parques, a comprarte un helado. Lo que sea.
No importa a dónde vayas, lo importante es que vayas.

La idea central es acudir a esta cita con ojos de explorador. Los mismos que ganaste en
tus viajes. Pero ahora, con la consciencia de recibir lo que se te presenta como viene.
Atendé al mundo que se te va mostrando, entregándote a todo aquello que.
Vaciate de juicios, abrite a todo lo que te llega, no solo a través de la vista, sino
recurriendo a los demás sentidos ¿Qué olor desprende ese bosque? ¿Qué sabor tiene
la comida de la calle? ¿Qué sonidos se destacan por encima del caos de la urbe?

¿Cuál es la clave?

No intentes hacerlo perfecto. Concentrate más en el misterio que en la maestría.


Un misterio puede ser algo sencillo:

Si estás viajando, hacé algo que nunca hayas hecho:


 Probá una comida sin saber qué es.
 Si sos de utilizar mapa, guardalo y perdete en las calles.
 Intentá hablar en otro idioma.
 Si te gustan los lugares tranquilos, andá a uno que haya mucho ruido y gente y
tráfico y movimiento. O viceversa.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Si no estás viajando:
 Si vas siempre al mismo café ¿por qué no ir a otro que nunca hayas visitado?
 Si tomás habitualmente el mismo camino al trabajo ¿qué pasaría si te desviaras
por otra ruta?

Cambiar hábitos automatizados tiene el poder de devolvernos, directo y sin escalas,


al ahora. Nuevos estímulos vendrán a nuestro cerebro artístico y alimentarán nuestro
manantial.

“El escritor, al momento de la escritura, debe comportarse como un niño


cuando juega: un zapato alzado sobre la mano y planeando es una nave
espacial que viaja a Urano, la cama es un barco velero que va a la deriva tras
un accidente...Si el niño no cree que las cosas sean así, se acabó el juego,
dejará de ser divertido. Si el escritor no se sumerge, no se cree, no vive la
historia que está escribiendo, deja de ser divertido, deja de ser creativo, deja de
ser escritor.” Enrique Páez | Escribir. Manual de técnicas narrativas

2.2 ESCRIBIR CON EL CUERPO

2.2.1 Caminar para descargar ideas

Muchas veces olvidamos que escribir es, también, una experiencia física.
El movimiento habilita al cuerpo a tomar el control de nuestra mente, permitiendo así
que las ideas se vayan enraizando en nuestro mundo material.

¿Te pasó alguna vez? Vas caminando distraído, con la mirada perdida en un
monumento o en la marea humana cruzando una avenida. Y de repente: bienvenida. Te
acaba de tacklear por la espalda una genial, inesperada y reluciente idea para escribir.
Aprovechá esos momentos en que te cites con vos mismo y no dejes pasar el instante
cuando una idea surja. Anotala, no importa si no está bien escrita o si aún no está del
todo elaborada Basta con que la puedas retomar más adelante.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Visualizate atrapando esa idea, poniéndole una soga y atándola a tu cuerpo para que,
cuando quieras bajarla definitivamente, siga estando allí.

2.2.2 Nuestro cuerpo como Narrador de historias

Almacenamos recuerdos en nuestro cuerpo. Toda nuestra historia: lo que somos, lo


que fuimos, lo que hicimos, los amores, desamores, frustraciones, alegrías y fracasos
quedan marcadas en alguna parte de nuestra memoria física. Para esto, nos tenemos
que dar lugar para entrar a nuestro cuerpo.

Te propongo un juego: tumbate en la cama, cerrá los ojos y comenzá a enfocarte en tu


respiración. Solo pensá en cómo el aire entra y sale. Nada más. Dejá, por un momento, a
tu mente libre de todo pensamiento. Enfocate en tu respiración y luego prestale
atención a las sensaciones de tu cuerpo. Sentí lo que te dice, ampliá tu percepción y
escuchalo. Hay lugares que se sienten más que otros ¿cuáles son?

Seguí respirando y dale entrada a ciertos recuerdos y dejá que tu cuerpo te las narre.
¿Qué sensaciones te vienen al cuerpo cuando pensás en ese amor que te dejó?
¿En qué parte se aloja ese recuerdo feliz de tu infancia?
¿Qué zona corporal se te despierta cuando recordás ese lugar en el que te sentiste en
plenitud?

Nuestra mente está muy entrenada para el rechazo, pero nuestro cuerpo siempre se
va a aferrar a la verdad.

Podés utilizar esta meditación guiada para que te sea más fácil la conexión

Ir a la meditación guiada

En la rapidez está la verdad. Cuanto más pronto se suelte uno, cuanto más
deprisa escriba, más sincero será. En la vacilación hay pensamiento. Con la
demora surge el esfuerzo por un estilo; y se posterga el salto sobre la
verdad, único estilo por el que vale la pena batirse a muerte o cazar tigres.”
Ray Bradbury | Zen en el arte de escribir

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


2.2.3 Escribir a mano y la escritura automática

Julia Cameron nos enseña a entrar en nuestro cuerpo para entrar en nuestro corazón.
Es ahí donde se encuentra “la razón del arte”. Tal como afirma, “escribir a mano nos
puede llevar hasta una verdad más profunda que nuestros dedos en el teclado. “

Cuando escribimos a mano, todo lo escrito evade el filtro de nuestra mente y el botón
“Delete” de nuestro teclado. Por lo tanto, todo queda registrado.

La escritura manual, por más torpe que nos parezca nuestra letra, es verdad literaria de
las ideas que aterrizan desde el éter al mundo físico.

Entonces, si pensamos en la escritura como un acto físico llevado a lo más simple que
es el movimiento de la mano, podemos citar a Natalie Goldberg que dice que “la regla
para la práctica de escritura es “no dejar de mover la mano”, no parar, es una manera
física de romper la resistencia de la mente y atravesar ese concepto de que escribir solo
tiene que ver con ideas y con el pensamiento.”

Una de las técnicas que propongo a los participantes de mis talleres de escritura es la
escritura automática. Me encanta por su simpleza, ya que nos invita a seguir dos reglas
básicas:
1- no levantar el lápiz de la hoja
2- no detenernos a pensar en lo que viene a continuación ¿No sé qué escribir? Pues
escribo: “no sé qué escribir”.

La escritura automática implica habilitarnos a escribirlo todo, sin límites ni


condiciones. Un lugar donde no hay margen para el error porque no es posible que
exista el equivocarse.

Aquí no se acumulan juicios sobre vos mismo, lo único que acumulás son páginas
escritas. Es libertad en estado puro. Entonces, si no nos habilitamos a ser libres
escribiendo para nosotros ¿dónde lo haremos?

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


La escritura automática también sirve para entrenar el músculo de la escritura. Sí, el
músculo. Pensá cuando salís a correr. Puede que los primeros días corras cinco, diez o
quince minutos. E incluso, puede suceder que termines ahogado y con ganas de
acostarte. Pero poco a poco, conforme pasan los días y tu cuerpo va ganando en
estado físico, podrás correr media, una o más horas. Cuando tu cuerpo responda,
comenzarás a hacer cambios de ritmos, a probar otras velocidades y te animarás a ir
más lejos.

Con la escritura es igual: cuanto más escribas, más vas a escribir. Más sencillo te
resultará entrar en el flujo de tus ideas aterrizando en el papel. Empezarás a animarte
a jugar sobre lo escrito: combinarás palabras que parecían incombinables, no te
asustará seguir escribiendo más de lo esperado, no te costará mucho escribir sobre
cualquier cosa o enfocado en eso que tenés que escribir.
Muchas veces, nuestro bloqueo se debe a que, simplemente, nuestro músculo escritor
no está aceitado. Nos paralizamos ni bien comenzamos y quedamos en blanco,
inhabilitados para continuar escribiendo aún cuando no tenemos muy claro qué
queremos escribir.

¿Cómo entrenar el músculo escritor?

Escribiendo, por supuesto. Generando una rutina que te obligue a hacerlo. Una de las
técnicas probadas son las Páginas Matutinas. ¿En qué consisten? En escribir tres
páginas todas las mañanas ni bien te levantás. No importa sobre qué, lo importante es
hacerlo.
En este link podés leer más sobre esta técnica. Ir al artículo “Páginas Matutinas”
Pero también puede ser en la noche o en la tarde. La cuestión es escribir, al menos, tres
páginas por día. No importa sobre qué ni cómo. La cuestión es hacer todo lo que esté a
tu alcance para llegar a completar esas tres páginas.

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


MIGRAR
Alguna vez creí que mis pies eran parte de mi suelo
y que mi suelo iba a ser siempre el mismo
pero un día supe que no
y que podía
reinventar mis pies para cada suelo que pisase
Migré muchos lugares
Migré besos, abrazos y "para siempres"
Migré dolores y desamores
lloré muy poco
pero por adentro lo hice con todas las ganas
como si la necesidad de seguir vivo dependiera de eso
¿Lo sentiste alguna vez?

Migré mis mochilas en rutas, muchas rutas


Migré pasiones y reencontré algunas olvidadas
Migré de vicios
algunos dulces y otros vacíos. Muchos, innecesarios
Migré de caricias en la cama
de frustraciones
de miedos a no poder
a no ser
a quedarme con el gusto en la boca del "que hubiese pasado si"
¿Lo sentiste alguna vez?

Migré tanto que en algún momento fui muchas cosas a la vez


tantas que no sabía quién era.
Siento que Migrar es atravesar miles de oscuridades
caerte de mil maneras distintas
para encontrar destellos de luz
que te levantan
de otras mil maneras diferentes
y que no Migrarán jamás
¿Los sentiste alguna vez?
Sí, porque no todo tiende a Migrar

Migrar mis palabras,


mis tildes ausentes
mis frases repetidas
tirar mis hojas escritas
incendiar todo eso que alguna vez me conté
todo lo que alguna vez te conté
todo eso que me falta por hablar
Siento que Migrar(me), en definitiva, es crecer

Nicolás Marrero
Julio 2016

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


“—El gran secreto de Stendhal, por ejemplo— consiste en escribir en el acto.
Dice Gide sobre Stendhal que su estilo, lo que podríamos llamar la malicia
de su estilo, consiste en que su pensamiento conmovido queda tan vivo, de
tan fresco colorido, como la recién nacida mariposa que el coleccionista ha
sorprendido cuando estaba saliendo de la crisálida. De ahí ese toque
despierto y espontáneo, no convenido, súbito y desnudo, que siempre
vuelve a cautivarnos en el estilo de Stendhal.”
París no se acaba nunca | Enrique Vila-Matas

3. EJERCICIOS DE ESCRITURA PARA EL VIAJERO

3.1 EL TOUR IMAGINADO


Sentate cómodo frente a tu cuaderno o tu monitor.
Dividí tu página a la mitad.

Escribí una mitad entera con nombre de calles, lugares de interés, ciudades, pueblos,
barrios, nombres de plazas, cines, locales. No importa lo disparatadas o correctas que
te suenen. Escribí sin frenar, lo primero que se te venga a la mente. Escribí, escribilo
todo.

Por ejemplo: Avenida Tribilín Suárez, Plaza de los Orientales Cachondos, Cine Emperador,
Quiosco Salsipuedes, Barrio Bella Vista, Hospital Dr. Mariano A. Damasco, etc, etc.

En la otra mitad, escribí sonidos, olores y objetos que se te ocurran.


Por ejemplo: Bocina de auto, curry callejero, poste de luz, silbato de policía, semáforo
roto, árbol, etc, etc.

Ahora, vas a elegir cinco elementos de cada una y vas a escribir como si estuvieses
observando todos los elementos que elegiste. Lo vas a hacer utilizando la primera
persona, como si fueses vos el que hiciese ese tour imaginario.

Por ejemplo: “Salí en la tarde porque había parado de llover. Por la Avenida Tribilín
Suarez, que es donde vivo, el semáforo roto resultó que estaba arreglado. Una bocina de

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auto me frenó en seco mientras el silbato del policía le hacía ademán de que esperara a
que cruce.”
Variante: también podés ir a sentarte y observar a tu alrededor. Hacé una lista de todo lo
que ves, escuchás y olés. Hacé una lista larga. Luego armá un relato utilizando, al menos,
veinte elementos.

3.2 CUENTOS DEL ABUELO FUTURO

Todos somos narradores de historias por naturaleza. Desde niños nos fascinaban las
historias y de grandes las seguimos relatando. Pensá cuando estás de viaje y te
presentás frente a personas que no te conocen. ¿Por dónde empezás? ¿Qué parte de tu
historia seleccionás para contar?

Esta vez vas a sentarte, vas a tomar una hoja y un lápiz. Vas a imaginar que sos abuelo o
abuela y tenés que escribirle una carta a tu bisnieto para que la lea cuando sea grande.
Querés dejarle una historia de quién fuiste ¿Qué elementos de tu longeva existencia
vas a incluir en la carta?

Puede ser algo que ya viviste o podés inventarlo todo. No importa. Podés contarle de
aquella época en que viajabas y decirle cómo era el mundo en ese tiempo. Podés
decirle qué te sucedió al volver a tu casa luego de un largo viaje. Podés contarle una
anécdota que te haya sucedido (real o no), o dejarle algún consejo de persona mayor
que ya las ha vivido todas. Lo que sea. Entrená tu destreza innata de narrador.

Si estás de viaje, podés enviársela a vos mismo por correo a algún lugar que sepas que
llegará y leerla en el futuro.

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3.3 LOS 4 ANTEOJOS

Este ejercicio nos servirá para explorar los diferentes puntos de vista que se pueden
tener frente a un mismo hecho. En la escritura también existe una zona de confort en
la cual nos sentimos cómodos y muchas veces nos especializamos tanto en escribir
desde un solo lugar que nos enquistamos en un solo punto de vista. Puede pasar que
siempre escribas desde la misma emocionalidad, que tus textos siempre partan desde
el mismo estado de ánimo. Pero ¿Qué pasaría si tuvieses que contar una situación
desde distinto ángulos emocionales? ¿Qué nuevos estilos aparecen? ¿Qué otras voces
aterrizan en tu papel?

Elegí un episodio que te haya sucedido durante tus travesías y hacé de cuenta que te
ponés diferentes anteojos para ver ese mismo hecho y contarlo. Para hacerlo, vas a
utilizar cuatro diferentes:

- enojo/ ira
- humor
- nostalgia
- gratitud

Escribilo como quieras: en prosa, narración, crónica, ensayo.


¿Qué otros anteojos se te ocurren? Anotalos y escribí desde los nuevos que surjan.
Preguntate ¿Qué variantes surgieron? ¿Qué diferencias en el uso del lenguaje
encontraste?

3.4 LO ESPECÍFICO
En este ejercicio recurriremos a tu manantial creativo. Sentate en algún lugar (una
cafetería, una plaza, un centro comercial, etc) y comenzá a explorar todo lo que te
rodea. Hacé una lista del uno al diez. En cada número describí un objeto que observes a

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tu alrededor junto con alguna idea asociada. No te preocupes por lo raro o ilógico que
suene.
Por ejemplo:
1. Un semáforo en la esquina. Me recuerda a la Navidad que pasé en la casa de una
tía que tenía un juego de luces que ocupaban toda la chimenea y no me dejaban
dormir.
2. Un hombre corriendo. Lo asocio a alguien escapando de una vida de oficina y
presión por resultados a fin de mes.

Luego, enumerá y describí diez objetos personales que posean una carga emocional
particular. Describí tanto el objeto como las razones concretas de su significación
emocional.
Por ejemplo:
1. La mochila pequeña color verde. Me la compré hace siete años, cuando la cargaba
con la adrenalínica idea de dejar todo y construir una nueva vida nómada. Luego
me acompañó tres años de viajes.
2. La cajita roja de metal. Me la regaló una amiga en una ciudad en San Cristóbal,
México, ciudad en la que viví seis meses. Cada vez que la abro es como volver a
esos momentos en que la liviandad de la vida me llevaba a cualquier punto del
mapa.

La idea es ir más allá de las cosas que nos rodean. Salir de la simpleza de decir: “En
Praga las calles son hermosas” o “el museo del Louvre es increíble”. Ser específicos en lo
que nos evoca cada objeto es poder tocar esa fuente creativa, es llevar nuestra vida
interior a un nivel inimaginado a través de nuestra escritura.

“Escribimos en Blanco y negro, pero para hacerlo bien tenemos que


adornar nuestra escritura de vivos colores”
Julia Cameron | El camino del Escritor

© NICOLÁS MARRERO | LETRAS DE VIAJE


Soy Nicolás Marrero. Escritor. Nómada Digital. En el 2012 comencé un
viaje que sigue hasta hoy. Llevo recorrido 40 países, 65 mil kilómetros
y un sinfín de mapas olvidados en la ruta. Podés leer más sobre mí en
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