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XXI Olimpíada  Argentina de Filosofía

“Estado, Sociedad Civil, Integración: ¿a partir del Eros/Ágape o del Simulacro de la Existencia?”

En el presente ciclo, en la  XXI Olimpíada Argentina de Filosofía / Secretaria de Educación Media/


Universidad de Buenos Aires / Argentina, desarrollaremos el tema: “Estado,Sociedad Civil,
Integración  A partir del Eros/Ágape o del Simulacro de la Existencia?”. Sabemos desde Hegel que la
Filosofía está vinculada a la historia, por lo tanto la razón muchas veces es una razón histórica. A lo
largo de la historia de la filosofía hubo, a partir del siglo XX, un giro lingüístico que consiste en el
tratamiento de los problemas del lenguaje vinculados a la Filosofía: en el mismo se trabajan los
problemas lingüísticos semióticos y semiológicos. Estas posturas nos han servido para dar mayor
calidad y precisión a la escritura del lenguaje ordinario, según la Escuela de la Filosofía no Continental,
en el pensamiento científico y filosófico. En este sentido, el Círculo de Viena ha sido paradigmático
en estas cuestiones, como así también el primer y segundo Wittgenstein.

Asimismo nos hemos reencontrado con el giro hermenéutico, que consiste en la interpretación de
textos, símbolos y prácticas sociales. La gran discusión entre los años 1960 y 1980 ha sido entre por
un lado el estructuralismo, es decir el privilegio de la estructura, o por otra parte la producción de
sentido. El giro hermenéutico ha condicionado tanto a las Ciencias Históricas y Sociales, como a las
Ciencias vinculadas al Derecho. Gadamer, Peter Winch, Ricoeur y otros relevantes autores han
vigorizado esta línea de pensamiento dentro de la Filosofía continental contemporánea.

Finalmente podemos mencionar un tercer giro, el giro descolonizador, es decir, aquella modalidad
de pensamiento vinculado a recuperar los núcleos éticos míticos propios de cada cultura. Ya el joven
Juan Bautista Alberdi en 1837 afirmaba que tener una Filosofía es tener un concepto de Nación, es
decir, un comercio, una educación o una industria, que no signifique la importación de paradigmas
foráneos o extranjeros.Sino recuperar los núcleos ético- míticos creadores de cultura o el mundo de
la Vida o lebenswelt según el segundo Husserl.

Así, J.B.Alberdi, fue más bien conocido como el creador de Las Bases, pero profundamente
desconocido por ser el primer filosofo latinoamericano, reconocimiento dado por Leopoldo Zea,
Gregorio Waimberg, Salazar Bondy y Henrique Hernández, quienes lo asumieron como el primer
Filosofo Latinoamericano.

Esta línea de pensamiento intenta favorecer en los sujetos un pensamiento propio emergente de
cada región, país o lugar.. Esto ya había sido vislumbrado por Karl Jaspers en su obra “Origen y Meta
de la Historia”. Pero propiamente el giro descolonizador se ha originado con el Filósofo
Latinoamericano Enrique Dussel, creador de la Filosofía de la Liberación. Asimismo por sus
compañeros de ruta Walter Mignolo y De Souza Santos, pensadores que resignifican el mundo a
partir de la descolonización.

Esto significa señalar los intereses de la razón, como señala J Habermas en su primer periodo de
pensamiento, más cercano a los fundadores de la escuela de Fráncfort, es decir en la obra
«Conocimiento e interés».

A lo largo de estas páginas nos blanquearemos algunas perplejidades de la sociedad actual, en la


relación entre los Estados Nacionales y la Sociedad Civil. Teniendo en cuenta la validez o no de las
manifestaciones sociales en las prácticas sociales a nivel de la mundialización o globalización que
atraviesa a los países en los comienzos del siglo XXI. Esperamos que éste sea un insumo o
material teórico que facilite a nuestros alumnos y jóvenes ciudadanos en la reflexión y
reconocimiento de sus derechos civiles, sociales y políticos, y que facilite a su vez a nuestros
coordinadores esta reflexión que surge de las prácticas sociales cotidianas en Argentina y en el
mundo actual, tan cruel, paradojal, que nos llena de perplejidades.

Cada uno de los participantes podrá elegir trabajar durante el presente ciclo lectivo 2017 un eje y
profundizarlo en las tres instancias con sus coordinadores que, no dudamos, son un aporte
fundamental en la profesión educativa, como coordinadores escolares, zonales o jurisdiccionales,
fundamentales en la tarea de dar dignidad y jerarquizar los procesos aulicos de enseñanza y
aprendizaje y las Politicas educativas en Filosofía, con las cuales buscamos Humanizar las prácticas
sociales, Educativas, Politicas ,económicas, Jurídicas, sanitarias, en una humanidad atravesada por
la ausencia de lazo social, Reconocimiento del Otro y con una Tecnologizacion del mundo de la vida
( guiados por imágenes que nos hacen construir la realidad, wass-up, comidas y relaciones y estudios
fast-food, Redes Sociales intituyentes de imágenes) sin tener, además, encuentros significativos y
vivificantes con el Otro. Nos adentramos a pensar, procesar, este mundo. Esperemos salir más
integrados, a la salida de la caverna postmoderna.

Eje A: ÉTICA

AUTENTICIDAD vs. SIMULACRO

Al final de la Avenida, de esa inmensa ciudad, un salón descuidado, con


ladrillos despintados a la vista, ventanales antiguos con rejas desteñidas y una puerta azul de dos
hojas como invitando a la entrada. Allí decidieron reunirse un colectivo de ciudadanas y ciudadanos,
con lecturas propias, autónomas y críticas sobre la sociedad en la que se encuentran insertos.

En la entrada, estilo zaguán, paredes semi despintadas con un poco de humedad y a la


izquierda, colgado, un cuadro moderno contrarrestando la estética del lugar, probablemente donado
por alguno de los participantes, en el mismo dice: ”Hablar de democracia y callar al pueblo es una
farsa. Hablar de humanismo y negar a los hombres es una mentira” Paulo Freire.

Siendo las 9 am de un día sábado, un día en el que el viento por la mañana hace sentir los primeros
fríos pero se asoma el sol radiante que luego será el que temple el lugar, van llegando…son ellas y
ellos (filósofos y filósofas), los que se reúnen para organizarse, organizar el colectivo social - de
ciudadanos libres, si vale aclarar-.

Los primeros en llegar: Aristóteles y Platón (Antigüedad), quienes como miembros de la polis
griega, se encuentran transitando las ideas desde la areté o virtud al bien común; sostiene Platón que
los gobernantes deben gobernar en beneficio de los gobernados y dice Aristóteles que la sociedad
civil debe constituirse como agrupación de ciudadanos libres (ellos traen un concepto de libertad
reducido, -no son considerados esclavos, niños y mujeres-) pero a los participantes de este encuentro
le es significante esta idea del Bien común.
Minutos más tarde ingresa al viejo salón el Sr. E. Kant (Modernidad) quien trae en mano un texto que
con algunas ideas subrayadas, comienza a comentarlas y dice: "La ley de la ciudadanía mundial debe
estar limitada a condiciones de una hospitalidad universal". (Respeto)

Buscar ante todo acercarnos al ideal de la razón práctica y a su justicia; el fin que nos proponemos –
la paz perpetua– se nos dará por añadidura”.

Y entran aquí a circular comentarios sobre la libertad individual y la libertad colectiva y el


reconocimiento en el ámbito de la Eticidad de la boca del Sr. Hegel.

Toma la palabra el humanista, sentado al fondo del salón, con sombrero y café, rodeado en la mesa
de escritos y papeles sueltos, su nombre es Jean Paul Sartre (Contemporaneidad). Sostiene
radicalmente que es urgente aclarar nuestra idea de libertad. Dice:- “Estoy condenado a existir para
siempre, más allá de mi esencia, más allá de los móviles y los motivos de mis actos; estoy condenado
a ser libre”

Porque para él ser libre implica actuar. Porque el hombre está siempre haciéndose. Libertad
del hombre es libertad de elección, pero a veces actuamos de mala fe, cuando huimos de nuestra
condición humana: la libertad.

En este entramado del debate se vuelven presentes en todos los comentarios las categorías de
libertad, reconocimiento y libertad colectiva. Alguien se acerca a los participantes activos del debate,
es el Sr. Axel Honneth, quien nos advierte que la libertad puede presentar patologías.

El colectivo social de ciudadanos pensantes y actuantes reunidos esta mañana fría de otoño
en este viejo salón comienza a tomar conciencia de las implicancias del ejercicio de la libertad y de
su ejercicio en el espacio público como el espacio de la apelación, espacio de la manifestación.

Se escuchan comentarios sobre los valores líquidos (Bauman) que imperan en este contexto
social global regido por el capitalismo.

Ellos se encuentran aquí reunidos motivados por la incapacidad del estado para dar
respuestas a sus demandas y a la de tantos ciudadanos que merecen ejercer plenamente su libertad.

Merecen ser reconocidos, y sobre esta idea entra al dialogo, con carácter templado, el Sr. Paul
Ricoeur y declara que: - el objetivo del reconocimiento es doble: el otro y la norma. Reconocer es
identificar a cada persona en cuanto libre e igual.

El concepto de respeto que ha planteado Kant ofrece un punto de referencia indispensable. La lucha
por el reconocimiento se da en el plano jurídico y es relevante el aporte de Hegel y la lectura que del
mismo hace Honneth.

Así entra en juego la idea de reconocimiento en el espacio público. Al comentario se le suman


el Sr. Fillieule y la Sra. Tartakowsky, quienes hablan de las identidades colectivas; estas se construyen
estratégicamente, sostienen, pero con la intencionalidad de hacerse comprender, ser reconocidos y
crear espacios en derechos que les permitan ejercer su libertad.
A esto suma su comentario el Sr. Federico Schuster, para quien las protestas sociales forman
parte del espacio público pero sin dejar de lado la ética pública.

Estos colectivos culturales que utilizan los mecanismos de protesta social crean la identidad
ipse, es decir, el “nosotros exigimos”, que nos conforma como parte de la ciudadanía y nos da un
lugar para ser reconocidos. Nos hacemos este lugar por medio de la lucha, por medio de la toma y
creación de nuevos espacios públicos.

Para ser reconocidos debemos establecer un vínculo con el otro, para esto se requiere que el
otro sea tratado como a si mismo buscando el reconocimiento del otro del que nos habló Ricoeur,
señala el Sr. Marcelo Lobosco.

Sumándose al debate, la Sra. Alicia Farinatti -siguiendo algunas ideas de Hegel- dice: - La ley
es el principio de moralidad pública (…) la idea de libertad gira en torno a un individuo que afirma su
particularidad. Sostiene que cambió el espíritu del pueblo del que nos habló Hegel.

Luego de estos aportes al debate, este grupo de pensadores activos queda en silencio,
mirándose unos a otros, donde sus gestos dicen más que sus palabras, y el Sr. Sartre con potente
tonalidad dice: “Miren por la ventana, lean ese pasacalles!”

Luego, salen, y allí se encuentran con un grupo de extranjeros -quizás- que vienen hace
tiempo luchando por su reconocimiento, sentados en las veredas, debajo de los arboles, inspirados
por el aire fresco porque sus raíces son naturaleza; ellos son los latinoamericanos, que tratan de decir
por sí mismos y ser escuchados en sus reclamos ante la integración planetaria porque no quieren
quedar afuera, seguir siendo periferia. Luchan por su reconocimiento conformando una identidad
desde la autenticidad existencial, desde la libertad humana.

Entonces toma la palabra con seguridad en su decir, el impulsor de la filosofía de la liberación,


el Sr. Enrique Dussel: “Es necesario una participación directa de todos los ciudadanos”. En este
momento quienes estaban sentados en las veredas se paran y comienzan a aplaudir.

Luego de transportarnos imaginariamente a un ámbito donde los filósofos de las diferentes


épocas han expresado su pensamiento e intercambiado ideas, les contamos que nuestra intención
es abordar la problemática de la Libertad y el Reconocimiento del ciudadano realizando una lectura
en clave ética para entender cómo juega el reconocimiento como presupuesto del mundo ético.

Partimos de Hegel ya que el término reconocimiento lo tomamos de la Fenomenología del


espíritu, designando una relación recíproca entre individuos en la cual cada sujeto ve al otro como
igual. Así, el reconocimiento es la garantía de la individualidad. El movimiento del reconocimiento en
esta dialéctica presenta la identificación del otro. Ahora nos preguntamos junto a Hegel, ¿Requiere
de la lucha conseguir el reconocimiento? Y respondemos que Sí. Porque la relación con otra
autoconciencia libre es conflictiva.

El término reconocimiento no es unívoco. Aquí desde la lectura de Hegel lo llevamos en clave


moral a las lecturas de Honneth y Ricoeur considerando el reconocimiento en la sociedad civil. Para
Honneth el reconocimiento es esencial para vivir en la diversidad; el reconocimiento es una condición
para la justicia social. Ya no se lucha por las estigmatizaciones económicas sino también por las
culturales. Ricoeur nos habla de la lucha pero de las luchas que reivindican el derecho de los
ciudadanos, para avanzar dentro de la sociedad civil -encontrar el bien común-. Estas luchas se dan
en el espacio público por medio de las manifestaciones de los ciudadanos (Tartakowsky).

Rescatando el pensamiento latinoamericano, retomamos desde Dussel la relevancia de la


participación directa de los ciudadanos en sus lugares, donde vivenciando la opresión toman la
palabra para exigir por sus derechos. Continuando la lectura en clave ética nos apoyamos en los
aportes de Farinatti quien sostiene que no hay estado sin vida ética.

EJE B: POLÍTICO

Violencia vs. Ciudadanía Autónoma

“La falta de libertad se transforma en opresión cuando los agentes son forzados a actuar
contra su voluntad y a sufrir, en consecuencia, por no poder actuar de acuerdo con sus deseos y por
encontrarse haciendo lo que no harían por propia voluntad. Sin embargo, no toda falta de libertad es
vivida como opresiva; con frecuencia ocurre que, al cumplir con reglas e imperativos que ellos no han
creado ni elegido, los actores no se sienten en situaciones penosas ni deplorables.”

Partiendo de esta cita de Zygmunt Bauman podemos comenzar a acercarnos a la


problemática que se ha vuelto cada vez más y más notable alrededor del mundo en la actualidad: el
distanciamiento que se produjo entre el Estado y la sociedad civil. ¿Es esta una brecha vivenciada en
parte como una falta de respuesta, de contención, de acción incluso, por parte del Estado? Más aun,
dicha ausencia de respuestas –si la hubiere- por parte del Estado puede estar relacionada no con los
ciudadanos nativos únicamente sino con los extranjeros. Decimos con los extranjeros y no con el
extranjero en tanto figura ya que lo importante es no perder de vista que esta problemática de índole
política no nos sumerge en una discusión meramente teórica acerca de las formas y acciones del
gobierno sino en conflictos en cuyo centro se encuentran personas que portan dignidad. Pero al
ahondar en el fenómeno, lo que podremos también comenzar a plantearnos es si esta supuesta falta
de integración, no es en verdad consecuencia de la forma actual en que se relacionan la sociedad civil
y el Estado.

Según la concepción que se tenga tanto del Estado como de la sociedad civil se verá
determinada la manera de juzgar y responder a las situaciones de conflicto o insatisfacción que se
puedan presentar entre ambos actores. ¿Cuáles son las funciones y atribuciones del Estado? ¿De qué
manera los ciudadanos pueden reclamar y actuar por sus derechos y los de sus conciudadanos? Es a
partir de interrogantes de este tipo que plantearemos la tensión del sub-eje y exploraremos las
respuestas que se han presentado a esta problemática en los últimos tiempos, principalmente la
manifestación y la protesta. Nos preguntamos si se trata de una demostración de descontento, una
queja, una reacción a demandas no satisfechas; ¿o es la manifestación social la que genera
descontento entre los demás actores sociales que ven en ella al tomar la vía pública un impedimento
al derecho al trabajo? Pensaremos a lo largo de este sub-eje esta problemática que nos llena de
perplejidad desde distintas perspectivas.

Por otro lado, desde Aristóteles nos acercaremos a una delimitación de lo político que se
distingue principalmente por su carácter público y participativo. Ambas nociones, con sus respectivos
recorridos y resignificaciones, han sido sin lugar a dudas elementos centrales de la discusión socio-
política hasta nuestros días.

Nos detendremos en uno de los autores paradigmáticos que presenta esta problemática.
Hegel en su obra Principios de la Filosofía del Derecho de principios del siglo XIX, afirma que sólo a
través del Estado pueden los ciudadanos alcanzar la autorrealización individual, ya que aquel es la
garantía del mantenimiento de las condiciones de posibilidad de esta. Comenzaremos a preguntarnos
por un lado por el rol del Estado como instrumento para la realización de cada individuo que lo
compone, de cada ciudadano, y su vigencia. ¿Posibilita la integración entre Estado y sociedad civil o
ésta como comunidad en coordinación ó colaboración con el Estado? Axel Honneth, de la tercera
generación de la Escuela de Frankfurt, presenta una reactualización de la teoría del derecho
hegeliana. Lo que estará en debate entonces es si hoy en día el Estado es el instrumento que permite
alcanzar la propia realización de los ciudadanos, o si la sociedad civil en tanto comunidad alcanza sus
propios fines.

La problemática que se desarrolla entonces es la de si acaso es el Estado mismo quien no


cumple con su rol y los valores que se propone instaurar y sostener o si es la sociedad civil la que no
llega a cumplir sus objetivos. Si la participación en los asuntos públicos es lo que permite y asegura
la libertad del ciudadano, como afirma Hannah Arendt, y el Estado sería el espacio público por
excelencia, como propone Hegel, uno de los puntos sobre los que reflexionaremos es si, como
asegura Bauman, en la actualidad lo público en tanto tal se ha tornado líquido. Si en el presente
tenemos - en vez de “lo público”- la publicitación de lo privado, si la lógica de la interacción del Estado
con la sociedad civil deja de ser política para dar lugar a una lógica de mercado y las categorías que
determinan a los ciudadanos dejan de ser políticas para convertirse en categorías relativas al
consumo, entonces las interacciones que como sociedad llevamos adelante con el Estado deben ser
replanteadas, como nos propone que reflexionemos Bauman.

Lo que podríamos preguntarnos, y proponernos analizar, como lo hace Enrique Dussel, es si


hoy en día el Estado da cuenta de la soberanía de los ciudadanos sobre sus propias vidas. Es decir, si
se cumplen las condiciones necesarias para que una integración se lleve adelante y no un simulacro
en dónde los ciudadanos son tales sólo de nombre. Dicha soberanía se desprendería del hecho de
que la fuente del poder político siempre será la comunidad política, o también como la llamaba
Hernández y también ahora Dussel: “el pueblo”. Frente a esta afirmación toda institución a la que se
le asigne el poder de gobernar poseerá un poder obediencial, poder que ha sido delegado por la
comunidad política y que por lo tanto responde a ella. De todo lo cual se desprenderá también que
toda institución puede, y en algún momento deberá necesariamente, ser cambiada por el pueblo,
nos dirá Dussel. Qué tipo de relación se establezca entre comunidad política e instituciones, o
podríamos decir entre ciudadanos y Estado, Dussel nos dirá que dependerá del contexto geopolítico
que rodea al concepto de razón que tengamos. Una noción también compartida por José Martí, para
quien lo importante era mantener la mirada en los elementos propios y característicos de cada
pueblo, no copiar modelos externos, y crear el gobierno adecuado para cada país.

Eje C: ESTÉTICO

Eros-Agape vs. simulacro


“Me gusta”, afirma el depresivo sujeto de rendimiento.

Hace mucho tiempo que la sociedad de la soberanía forma parte del pasado. Ya no existe un exterior,
ni una trascendencia, ni una soberanía del poder al que estuviera sometido el sujeto de obediencia.
La sociedad actual no es una sociedad de la soberanía. Vivimos en una sociedad de rendimiento.
(Han) El sujeto de rendimiento es soberano y empresario de sí mismo libremente –o al menos, eso
cree el sujeto.

El sujeto de rendimiento está sometido a sí mismo. La desaparición de la instancia de


dominación externa no suprime su estructura de coacción. Libertad y coacción coinciden. El sujeto
de rendimiento se libra a la coacción para maximizar el rendimiento laboral; de este modo se
autoexplota. La autoexplotación es más eficiente que la explotación por parte de otro porque viene
acompañada de un sentimiento engañoso de libertad: víctima y verdugo a la vez, amo y esclavo.

El trabajo en nuestra civilización es en gran parte utilización social de los impulsos agresivos y
es asi trabajo al servicio de Eros. El trabajo que creó y aumentó la base material de la civilización fue
principalmente trabajo con esfuerzo, enajenado, doloroso y miserable (Marcuse). Por eso, el hombre
soberano de Nietzsche es un contramodelo culturalmente crítico del sujeto de rendimiento, agotado
y deprimido del siglo XXI. El hombre soberano de Nietzsche es casi un sujeto que se precia de su
ociosidad, de su satisfacción desinteresada. Y esto quiere decir, al menos para Kant, no tener ningún
interés práctico en lo que se manifiesta o en lo representado. Esto es lo que caracteriza al
comportamiento estético. (Kant / Gadamer)¿Cuál es la base antropológica de nuestra experiencia del
arte? Símbolo, juego y fiesta. (Gadamer) Por eso proponemos que la experiencia artística -a través
de los conceptos de lo bello, juego, eros y agape-, se presente como posibilitadora de superar o
mitigar al sujeto de rendimiento.

“Fair is foul and foul is fair”, esta famosa afirmación del dramaturgo William Shakespeare en
boca de las brujas al final de la escena I del Primer acto de Macbeth admite dos traducciones: “lo
bello es feo y lo feo es bello” ó bien: “lo justo es injusto y lo injusto (es) justo”; esta levedad axiológica
bien resume el mundo que habita el sujeto de rendimiento de Han, esto es, nosotros.

Nosotros habitamos un mundo que recuerda nostálgicamente el mundo antiguo griego, en el


cual lo bueno y lo justo eran lo mismo; decimos recuerda aunque algunos creen que lo emulan, con
poco éxito porque nuestro mundo es radicalmente distinto al de los antiguos griegos.

Al contrario que la sociedad de los antiguos griegos, cuyos dioses dirimían pleitos a fuerza de
sangre (Han), la actual sociedad cada vez más valoriza positivamente la ausencia de dolor, la ausencia
de una herida, le gusta ver cuando no se expone a una vulneración. Así, el arte de Jeff Koons solo
invita a ver, a palpar, mucho para interpretar no hay, todo está ahí, a la vista, al tacto. Sin embargo,
sensibilidad implica vulnerabilidad, implica la posibilidad de una herida. Nuestra experiencia forma
parte de vernos en algún momento vulnerables, expuestos, heridos. Solo está excluido de la
vulnerabilidad y el dolor lo que nos es habitual, lo ya conocido, que no implica riesgos. Lo que
permanece igual, sin exposición, sin compromiso. La sociedad actual cada vez valoriza más el arte
pulido de Jeff Koons, el arte que no genera shock sino un “me gusta”, el arte que se deja consumir
por el público.
Pero el público es ese ciudadano cansado de hoy, agotado en la esclavitud de su propia
libertad. Libertad para trabajar, cada vez más. Es el sujeto que ha internalizado la violencia, el sujeto
que ya no necesita un amo más que a sí mismo. Que ve belleza en las formas pulidas. Que se deja
empujar por las coerciones y las necesidades, y que por lo tanto no da lugar al juego (Schiller, Kant,
Gadamer, Marcuse, Han) ni a la belleza, cuando la belleza es la expresión de un juego libre, sin
coerción ni finalidad.

Sin embargo lo bello va más allá de la sensación estética. Para Aristóteles lo bello (to kalón) y
la ética estaban relacionados: la felicidad es una ética de lo bello. Introduce el término lo bellamente
bueno (kalokagathia). Platón incluye la justicia como lo más bello. Y la política ideal es la política de
lo bello (en donde bello y bueno se identifican) Retomamos a Shakespeare: fair is foul and foul is fair.
Ahora traducimos: lo bello-justo es injusto; lo injusto, bello-justo; en el despertar de la Modernidad,
irrumpe una inversión del orden griego.

Eros, Storgé, Philia y Agape son las cuatro clases de amores que nos han llegado desde el
antiguo mundo griego. Tomamos a Eros entendido como impulso creador freudiano, de vida y de
construcción, y socialización; a Agape como el amor libre de deseo, amor desinteresado, que
comparte, comprensivo, que se brinda sin pedir. Creemos que este sujeto del siglo XXI, este sujeto-
nosotros, hijos de la sociedad del rendimiento, si queremos evitar caer presos de la pérdida de
autenticidad de nuestras vidas, si queremos evitar vivir en simulacro, solo podemos dar lugar a la
integración de otro –ese Otro que el proceso de globalización ha rápidamente colocado a nuestras
puertas, en nuestro vecindario (Bauman)- desde una actitud de apertura-Agape, erótica asumiendo
el riesgo que conlleva una experiencia frente a un Otro quizás radicalmente distinto a nosotros, una
experiencia que puede acarrear riesgo, que nos puede exponer y hacernos vulnerables (Han) pero
que por sobre todo nos hace más comprensivos.

EROS y ÁGAPE:
Agápē es el término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el que el
amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado. Algunos filósofos griegos del tiempo de Platón
emplearon el término para designar, por contraposición al amor personal, el amor universal,
entendido como amor a la verdad o a la humanidad. Aunque el término no tiene necesariamente una
connotación religiosa, éste ha sido usado por una variedad de fuentes antiguas y contemporáneas
incluidas la Biblia cristiana.
En la mitología griega, Eros era el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el
sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.

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