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9 Patología psiquiátrica en población

inmigrante
P. Pérez-Sales

ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS términos, lo que finalmente llega a España


SOBRE SALUD MENTAL EN POBLACIÓN es un grupo de población que representa el
INMIGRANTE EN ESPAÑA extremo más joven, fuerte y arriesgado (y
por tanto más “sano”) del conjunto de la
A la hora de reflexionar sobre el impac- población del país de origen.
to del hecho migratorio sobre la salud men- Es difícil adscribirse a una teoría o a la
tal de la población se han manejado por otra y la práctica clínica y la epidemiología
lo general dos arquetipos de respuesta. Por dicen que ambas son miradas parciales y
un lado de aquellos que equiparan migra- complementarias de la realidad.
ción con enfermedad, que ven en el hecho En la actualidad no existen grandes estu-
migratorio un estresor grave que conlleva dios de prevalencia de patología mental en
múltiples procesos de duelo (tierra, estatus, población general en España. La mejor apro-
idioma, red social, costumbres...) y que, en ximación a un estudio epidemiológico de
su forma extrema, definen endemismos prevalencia es el estudio ESEMeD(1,2), reali-
(como el denominado síndrome de Ulises) zado en base a entrevistas individuales con
que afectarían a la vasta mayoría de inmi- una muestra aleatoria estandarizada de más
grantes, requiriéndose por tanto servicios de 10.000 personas en todo el estado espa-
especializados que puedan dar atención ñol. El estudio usa instrumentos psicométri-
adecuada a esta epidemia psiquiátrica. cos de la Organización Mundial de la Salud
Desde otra línea de reflexión se argu- aplicados ya en otros países. Los resultados
menta en sentido opuesto. La mayoría de no muestran prevalencias significativamen-
migrantes lo son desde un proyecto vital te diferentes entre población autóctona e
esencialmente de carácter económico. La inmigrante. En el Estudio de Salud de la Ciu-
migración constituye un reto voluntario y dad de Madrid(3) 2005 sobre una muestra
una oportunidad asumida no por los más de 8.504 entrevistas, 1.190 (14,4%) corres-
pobres entre los más pobres, sino por las pondieron a población inmigrante. Pese a
clases medias que acceden a los medios y que sus condiciones globales de vivienda y
recursos que permiten el hecho migratorio. acceso a bienes son sistemáticamente peo-
Los que logran llegar, además, son aquellos res que los de los autóctonos, no se obser-
que muestran más capacidad de resistencia varon diferencias significativas en la media
y adaptación a la adversidad. Dicho en otros del GHQ-12 entre ambos grupos, con un
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estimado de “posibles casos” de depresión- culturalmente sensibles, es decir, elabora-


ansiedad de alrededor del 20% en ambos dos con metodologías que combinen la
grupos de población. Paradójicamente, y mirada académica occidental (perspectiva
controlando el efecto de sexo, edad y nivel etic) y la mirada culturalmente congruente
de estudios, se observaba que el 4,2% de del que llega (perspectiva emic). Un reto que
inmigrantes versus el 10% de autóctonos debería asumir, por su magnitud, alguna de
habían acudido a un Centro de Salud Men- las administraciones sanitarias.
tal Comunitaria, lo que si resulta estadísti-
camente significativo y confirma tendencias La epidemiología esconde a personas
ya señaladas sistemáticamente en estudios Dicho todo ello, hay que añadir que las
previos(4). La misma encuesta mostraba en circunstancias de la migración son tan diver-
otro apartado, en cambio, que mientras que sas y complejas que la epidemiología pue-
el 66,2% de niños menores de 16 años de ser tremendamente injusta. Tal y como
autóctonos se consideran “muy felices”, lo se detallaba en el capítulo precedente, no
son el 54% de los inmigrantes (p < 0,01), es lo mismo ese ideal de proceso migrato-
sin que se tengan datos desglosados por rio voluntario de tipo económico (como es
zonas geográficas o por variables de tipo la mayoría de la inmigración andina o ruma-
socioeconómico o psicosocial. na) que una búsqueda de refugio en contex-
La pobreza de datos no permite hacer tos de gran violencia social y política dejan-
afirmaciones. Pero la realidad es que, hoy do atrás todo lo que se quería (como es la
por hoy, carecemos de datos objetivos que realidad de muchos inmigrantes colombia-
permitan avalar que existen diferencias sig- nos o subsaharianos). No es lo mismo un
nificativas en el nivel de patología psiquiá- camino migratorio público, que un trayec-
trica o de malestar emocional agudo a nivel to migratorio en clandestinidad, que toma
global entre el conjunto de la población en ocasiones años y que puede conllevar
autóctona e inmigrante residente en Espa- múltiples experiencias de riesgo vital y
ña. Ni la hipótesis de la hipersalud (jóvenes, supervivencia extrema (como en la migra-
sanos y resistentes) de la población inmi- ción africana o indo-asiática). No es lo mis-
grante ni las que plantean hipótesis de ende- mo un camino migratorio atenuado por un
mismos (como el denominado “síndrome colectivo importante de personas del mis-
de Ulises” u otras nosologías recientes de la mo país de origen ya residentes en la zona,
inmigración) son epidemiológicamente sos- un idioma común y una adaptación cultu-
tenibles. ral del barrio o los lugares de trabajo (como
Estos datos coinciden con los de un ocurre con mucha de la inmigración latina
metaanálisis reciente(5) que muestra, en base en grandes ciudades españolas), que la
a un número muy pequeño de estudios exis- migración asociada a políticas de aislamien-
tentes en la literatura internacional anglosa- to o dispersión practicadas en algunos paí-
jona, que no existen evidencias concluyen- ses europeos, etc.
tes para el incremento del riesgo relativo de Como hemos dicho, no hay datos que
trastornos del estado de ánimo asociados permitan avalar ni la idea de los inmigran-
a la migración. tes como personas “hipersanas” ni la de la
En todo caso se trata de una asignatura existencia de síndromes psicológicos o psi-
pendiente en España: tener datos epidemio- quiátricos de la migración. Es más útil y rea-
lógicos globales en salud mental que sean lista pensar la migración como transición
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vital y actuar desde atención primaria, como vos, en términos sindrómicos, muy simila-
se actúa frente a otras transiciones vitales. res a los de la población autóctona, sin que
El riesgo de malestar emocional no deriva- aparezcan, epidemiológicamente, datos que
ría tanto de la condición de la inmigración avalen una especificidad de perfil de deter-
en sí como de la acumulación de mayor minados síntomas o patologías. 3) El segui-
número de factores de riesgo psicosocial miento al alta es más irregular, con altas
(desempleo, hacinamiento, leyes del país tasas de abandono.
receptor injustas y vejatorias, etc.). En este Algunos datos apuntan a que la deman-
sentido, por ejemplo, en diversos estudios da oculta (población a la que la ley niega la
longitudinales de tipo multivariante con soli- documentación) que podría cifrarse en este
citantes de asilo político de diferentes paí- momento en entre 500.000 y 700.000 per-
ses en Australia(6,7) se observa, de modo con- sonas, está aún más infrarrepresentada en
sistente, que las dificultades para legalizar los dispositivos de salud mental españoles,
su situación, los interrogatorios, el maltra- siendo un colectivo que, como muestran los
to, el aislamiento o el desempleo posterio- datos sociológicos, enfrenta una acumula-
res a la llegada son mejores predictores de ción muy superior de estresores psicosocia-
síntomas postraumáticos que las mismas les y en los que algunos datos sugieren nive-
experiencias de detención o tortura ambas les de ansiedad y problemas afectivos que
previas a la solicitud de asilo. Existen datos podrían incluso duplicar al del resto de la
similares en estudios con refugiados iraquíes población y que en algunos colectivos,
en Suecia y en otros contextos(8). como el de la población subsahariana pro-
cedente de países no hispanohablantes
Uso de servicios de salud mental (Nigeria, Malí, Sudán, Sierra Leona…)
Disponemos en nuestro país de algunos enfrentados a especial persecución y discri-
(pocos) datos de utilización de servicios, de minación laboral, social y policial, pueden
perfil de demanda y de perfiles diagnósti- llegar a situaciones auténticamente críticas.
cos en dispositivos, y descripciones nosoló-
gicas y patografías con un gran valor huma-
no y de aproximación a la vivencia del otro, ELEMENTOS DE PSIQUIATRÍA
pero de los que no pueden inferirse todavía TRANSCULTURAL
resultados de conjunto.
La tabla 1 resume los estudios publica- A la hora de entender la realidad de una
dos, que sepamos, hasta la fecha en España: persona que expresa malestar psicológico
Los trabajos referenciados muestran un desde otra cultura pueden adoptarse dos
conjunto de datos pobre y que podría con- posturas. Se habla de una mirada emic,
densarse en las siguientes ideas: 1) La pobla- como decíamos más arriba, como aquella
ción inmigrante en general está infrarrepre- que persigue trabajar desde el marco atri-
sentada en los dispositivos normalizados de bucional y de comprensión la narrativa y la
la red (centros de atención primaria, cen- realidad del otro, intentando entender el
tros de salud mental y unidades de hospi- marco cultural desde el que se expresa la
talización de agudos). 2) Los que consultan queja y el modo en que se resolvería la mis-
corresponden a población ya asentada en ma en ese marco cultural. Es lo que inten-
el país, con residencias medias superiores ta la antropología psiquiátrica. Desde otra
a los 18-24 meses, y, en general por moti- mirada, que denominamos etic, se intenta
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TABLA 1.

Dispositivo/fechas Resultados Otros datos relevantes


Ochoa E, Vicente N, Díaz H (2004) (9)

Pacientes inmigrantes atendidos en Población inmigrante: 3,2% de consul- – Población atendida integrada (más de
CSM Torrejón (derivados en el 100% tas al CSM y 4% de ingresos a Unidad dos años de estancia media en Espa
de casos desde Atención Primaria) y de Agudos. Mayoritariamente subsaha- ña en pacientes ingresados y de 10
pacientes de la Unidad de Hospitali- rianos y de países del Este años en pacientes del CSM) con
zación Breve del Hospital de Alcalá – Patologías similares a los españoles características similares a la española
de Henares entre 1 junio 2001 y 31
de mayo 2002 (5,3% de población
extranjera con papeles en censo local)
Barro S, Saus M, Barro A, Fons M. (2004)(10)
27 inmigrantes sin papeles (50% 51,9% puntúan por encima de 4 en – Población con múltiples factores de
latinoamericanos) atendidos de manera ansiedad y 40,7% de 3 en depresión riesgo psicosocial: 70% sin otros
subsecuente en una consulta de (aproximadamente doble de la pobla- familiares en España, 67% en pisos
atención primaria de una ONG ción general catalana) compartidos, 32% viviendo en la
Test de Ansiedad y Depresión de calle, 56% sin trabajo
Goldberg
Quintero J, Clavel M (2005)(11)
Urgencias Hospital Fundación Jiménez Infrarrepresentación de inmigrantes – Menor número de cuadros de ansie-
Díaz (Madrid) entre diciembre 2002 y [15% urgencias psiquiátricas siendo el dad y depresión que población espa-
diciembre 2003 19,36% de población] y de latinos ñola, mayor número de cuadros de
[30% de urgencias; 60% del total de agitación y agresividad y tentativas
inmigrantes] autolíticas
Jiménez D, Sánchez S, Zazo J, Arias F, Soto A (2006)(12)
Ingresos en Unidad de Hospitalización Infrarrepresentación de inmigrantes – Aproximadamente la tercera parte
Breve del Hospital de Alcorcón [5,38% del total de ingresos] son psicosis tóxicas por hachís en
(Madrid) en los años 2004 y 2005 población magrebí. En población
latina, perfil diagnóstico similar al de
españoles
Sancho C, Lliteras M, Vázquez MD, Del Agua E (2006)(13)
Pacientes migrantes atendidos en un 19,33% presentan “trastornos menta-
Centro de Atención Primaria de Salud les”, especialmente síndrome ansioso-
a lo largo del año 2005 (n = 300) depresivo, con perfiles similares a los
reportados en la población autóctona
Vivanco E, Hernández S, Rodríguez MT, Villarde ML, García O, Cobos AM (2006)(14)
Ingresos en el Hospital Psiquiátrico de Infrarrepresentación de pacientes latino- – Los latinos que ingresan son mayori-
Basurto durante el año 2003 americanos. 4,5% del total de ingresos tariamente mujeres, con trabajos
corresponden a inmigrantes (1,3% esti- marginales, consumo de tóxicos
mado de población inmigrante en el (60%), baja cobertura familiar o de
País Vasco en el 2003) a expensas, so- amigos (50%), con pareja (50%) y
bre todo, de cuadros tóxicos en ciuda- problemática social (40%)
danos magrebíes – 40% no siguen controles al alta y
35% lo hacen de modo errático
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TABLA 1. Continuación

Dispositivo/fechas Resultados Otros datos relevantes


Matamala P, Crespo A (2004)(15)
Población atendida en el CSM de Infrarrepresentación (6% de pacientes – 63% ansiedad-depresión, 15,8%
Vallecas (Madrid) entre diciembre inmigrantes (25% de Ecuador, 6% de somatizaciones, 13,2% síntomas psi-
2002 y febrero 2003 Bolivia, 5% de Colombia, 3% de Perú) cóticos
frente al 9,5% de población inmi- – Estancia media prolongada (2,4
grante). Incidencia anual población años). El 65% de los inmigrantes de
autóctona: 11,34 por mil; inmigrantes: la muestra tienen problemas “socia-
6,48 por mil les, familiares, laborales, económi-
cos, legales y de rechazo social”
García M, Poyo F (2006)(16)
Población inmigrante que demandó – No dan datos de incidencia
atención en el Hospital Psiquiátrico – Los diagnósticos más frecuentes en
R. Lafora de la Comunidad de Madrid la urgencia y al ingreso son tras-
entre los años 1996 y 2004 tornos por agitación y descompen-
saciones psicóticas (como corres-
ponde al tipo de hospital). Un 35%
al alta eran diagnosticadas como
“psicosis sin especificar”, mostrando
dudas diagnósticas. En pacientes
latinos mayor frecuencia de tras-
tornos afectivos que de psicóticos
Gotor L, González C (2004)(17)
Comparación de una muestra de 60 Peor continuidad de cuidados. Tres El principal factor es la ausencia de
pacientes inmigrantes (41% latinoame- veces más posibilidades de no acudir a familiares cercanos o de red social de
ricanos) versus 120 control dados de la cita de seguimiento tras el alta hospi- apoyo (aumento de 10 veces el riesgo
alta entre octubre 2000 y marzo 2001 talaria (35% versus 13% [OR = 3,59 relativo de no acudir). Las dificultades
en los Hospitales Príncipe de Asturias (1,68-7,67)] económicas aumentan en 3 veces el
(Alcalá de Henares), Universitario de riesgo, aumentando hasta 8 veces con
Getafe, José Germain y Fundación ingresos mensuales inferiores a 240 €
Jiménez Díaz (Madrid)

adaptar las categorías médicas occidentales medios multiculturales con personas proce-
a las que el clínico está habituado a los sín- dentes de literalmente decenas de marcos
tomas del paciente y “traducir” la queja al étnicos, resulta sencillamente poco realista.
sistema médico propio. La psiquiatría trans- Desde una postura que aboga por la
cultural promueve este enfoque. Probable- mirada emic (trabajar desde el otro) inten-
mente sea necesaria, ante un determinado taremos en esta sección, para simplificar
paciente, una conjunción de las dos. Es la comprensión y desde la realidad de la
inevitable intentar traducir la realidad del presión asistencial y las dificultades del tra-
otro a los códigos propios. Pero eso tiene bajo en atención primaria, dar algunas pau-
claros riesgos y un alto peligro de yatroge- tas desde una mirada etic (partiendo de las
nia. Por otro lado lograr mirar la realidad clasificaciones psiquiátricas occidentales).
desde los ojos del otro cuando se trabaja en Se trata, sobre todo, de ideas clave de carác-
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ter general que consideramos deben tener- y cerradas en general, y no es tampoco extra-
se presentes para el manejo de patología psi- ño en algunas zonas de España.
quiátrica en atención primaria. A ello coadyuva la tolerancia social o el
franco aliento a las expresiones mágicas.
Síntomas psicóticos: relativismo cultural Determinadas religiones (como los cultos
de los delirios y las alucinaciones adventistas o pentecostales) estimulan por
ejemplo que la gente “hable en lenguas”,
Delirios como un estadio de éxtasis y superioridad
Hablamos de un delirio como de una religiosa. Los creyentes pronuncian sílabas
creencia irracional que la persona defiende sin sentido que se entienden como manifes-
de manera firme a pesar de los argumen- tación de la inspiración divina. Se suele citar
tos o pruebas que existen en sentido contra- con frecuencia a San Pablo quien, en su epís-
rio, y que no es consistente con la informa- tola a los Corintios, ya prevenía contra esta
ción de que dispone el individuo o con las práctica y decía: “si debe oírse en la reu-
creencias culturales de su grupo social de nión que alguien habla en lenguas, no dejéis
referencia. Los delirios deben lógicamente que sean más de tres los santos que exhiban
reflejar el tiempo y el espacio cultural en el este don, y en sucesión uno después de otro.
que se producen. Un paciente paranoide en No les dejéis hablar en lenguas a menos que
una ciudad occidental se quejará de que los haya alguien que sea capaz de entender las
vecinos lo controlan a través del televisor o palabras e interpretarlas a los asistentes. Si
de que recibe radiaciones de un satélite, toda la congregación hablara en lenguas a
mientras que un paciente de idénticas carac- la vez y un no creyente o alguien sin expe-
terísticas de un poblado africano identifica- riencia en estos dones los viera, pensaría:
rá probablemente a sus agresores con espí- están todos locos”.
ritus incomodados por alguna transgresión. La relación entre culto religioso y enfer-
Por eso, es imprescindible conocer en medad mental tiene, por otro lado, doble
detalle la matriz cultural de extracción de dirección. Las iglesias evangélicas tienden
la persona antes de decidir si sus creencias a atraer a personas con esquemas más gru-
son o no delirantes. Leff(18), en una revisión pales y colectivistas, que expresan más a tra-
clásica del tema, cita a Field (1968) para vés del cuerpo y la exteriorización pública
quien en Ghana “la gente es sorprenden- de sentimientos y a ciertos sectores de pobla-
temente paranoide. En casas, camiones, bar- ción con mayor desestructuración y desarrai-
cas, cajas de herramientas o máquinas de go (lo que incluiría a inmigrantes recientes,
coser se pueden leer frases como “No cre- personas con psicosis o trastornos de perso-
as a nadie”, “Me rodean enemigos”, “Ten nalidad, etc.). En este sentido algunos datos
miedo a los hombres y juega con las ser- apuntarían a que en grupos religiosos como
pientes”, etc. Explica que “un carpintero los testigos de Jehová habría hasta dos veces
al que le entró un cuerpo extraño en el ojo más personas con trastornos neuróticos y cua-
mientras iba en bicicleta no hizo ningún tro veces más personas con esquizofrenia(18).
intento para extraerla, sino que fue directa-
mente a ver a un adivino para que le ave- Alucinaciones
riguara quién se lo había mandado”. Este Las alucinaciones en culturas no occi-
tipo de observación suele ser parte de la coti- dentales tienen menor valor de lo que la psi-
dianidad de todas las sociedades pequeñas quiatría euroamericana les suele conferir
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como elementos diagnóstico clave en las Conviene por tanto ser cautos al consi-
psicosis. Diversos trabajos han mostrado derar este tipo de síntomas como indicado-
cómo, en nuestro propio medio, el 50% de res de patología psicótica mayor y ser con-
las personas que están en las primeras sema- servadores en el uso precoz de neurolép-
nas de un duelo por fallecimiento de la pare- ticos.
ja experimentan alucinaciones relacionadas
con la persona fallecida. En algunos casos Aspectos transculturales del síndrome
esto se produce incluso años después de esquizofrénico
la pérdida(19). En algunas culturas este tipo • El Estudio Piloto Internacional de Esqui-
de percepciones están culturalmente reco- zofrenia de la OMS y otros utilizando los
nocidas y avaladas. Así el Peyewün es la criterios de la Organización Mundial de
visión, entre la etnia mapuche, de la perso- la Salud muestran que se pueden diag-
na pocas semanas después de su muerte. nosticar cuadros de esquizofrenia en
Tradicionalmente puede aparecer en un cru- todos los países y culturas y se consi-
ce de camino, a pie o montado a caballo. dera, por tanto que, como enfermedad,
Se interpreta como que la persona aún desea sería universal.
cuidar sus cosas(20). Fenómenos similares • Hay ligeras variaciones en la incidencia
existen en culturas africanas o asiáticas. en las diferentes culturas, atribuibles pro-
Probablemente los fenómenos alucina- bablemente a las diferencias en la pato-
torios o pseudo-alucinatorios sean también génesis (del mismo modo en que hay
bastante frecuentes en nuestra sociedad pero diferencias en la prevalencia de hiper-
el estigma asociado a ellos haga que la gen- tensión, diabetes o cáncer de colon en
te prefiera callarse y no comentarlo. La tole- función de factores ambientales). En el
rancia social afecta sin duda al dintel de caso de la esquizofrenia podrían influir
aparición de las alucinaciones. En culturas variaciones en la distribución de infec-
en que tener contacto con espíritus es alta- ciones perinatales, deficiencias nutricio-
mente valorado, es frecuente que la perso- nales, traumatismos craneoencefálicos,
na manifieste tener alucinaciones visuales trastornos endocrinos o abuso de sustan-
o auditivas. Recordemos que con frecuen- cias. Esto por si sólo no explica, por el
cia uno ve lo que quiere ver. Hay nume- momento, las cifras notablemente más
rosas etnias en las que tener alucinaciones elevadas de prevalencia en ciertas áreas
no sólo no tiene connotaciones negativas, geográficas (p. ej., Irlanda, Croacia, nor-
sino que confiere un cierto estatus elevado te de los países escandinavos, o inmi-
sobre los demás. Las palabras o las imá- grantes caribeños de segunda generación
genes suelen corresponder en la mayoría en Inglaterra) por lo que deberían acep-
de casos a las de un antecesor y la visión tarse quizás algunos determinantes gené-
puede estar en relación con actos propicia- ticos.
torios o ceremoniales o con avisos respec- • Respecto a la clínica en las culturas no
to a situaciones pasadas o futuras. Las visio- occidentales la esquizofrenia se presen-
nes son un signo de llamada de las fuerzas taría coloreada por los elementos cultu-
sobrenaturales para ser sacerdote o sana- rales (aunque manteniendo el síndrome
dor. Desde este marco cultural, los muer- nuclear). Así, por ejemplo, en la esqui-
tos vivirían en el mismo mundo psíquico zofrenia en Japón hay un aumento de la
que el individuo. frecuencia de síntomas fóbicos y de cul-
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pa y aparecen con frecuencia formas lución con tendencia a la cronicidad de


exageradas de autoacusación. En China los países occidentales. No hay todavía
en la presentación se da, en cambio, gran una explicación plausible para este pro-
relevancia a los síntomas somáticos, etc. ceso de cronificación de los pacientes
Pero en una cultura u otra habría un con esquizofrenia que se asocia al medio
núcleo (delirio/pseudoalucinaciones) euroamericano, existiendo múltiples
reconocible. hipótesis en estudio.
• En cuanto a los subtipos y las formas de Las diferencias en la forma de presen-
presentación en los países occidentales tación, el curso y el pronóstico, unido a que
(exceptuando Japón) los estudios seña- los términos esquizofrenia “simple”, “hebe-
lan que se hizo el giro de las esquizofre- frénica”, “indiferenciada”, etc., son de difí-
nias con fondo afectivo o las catatonías cil aplicación en muchos países no euro-
a las formas de esquizofrenia paranoide americanos, ha hecho que, en general, se
que son actualmente la abrumadora postule que la única distinción que parece
mayoría. En las de los países no euro- útil en términos pronósticos y sobre todo
americanos este cambio se estaría pro- terapéuticos en las personas no occidenta-
duciendo ahora, y cada vez aparecerían les sea entre formas agudas y crónicas de
con mayor frecuencia personas con esquizofrenia.
esquizofrenias paranoides, en detrimen- En este sentido, para entender las psico-
to de las agudas o las de fondo afectivo. sis en el sur habría que rescatar, para Wig(21),
Este fenómeno no es tan sorprendente si psiquiatra de origen hindú, el diagnóstico
se tienen en cuenta al menos 3 factores: de psicosis histérica. En la India son muy
1) Los estudios clásicos que describían frecuentes, en su experiencia, los cuadros
cuadros catatónicos no tenían bien per- psicóticos que asientan sobre personalida-
filado el terreno en que solapan los tras- des que él denomina “marcadamente histé-
tornos afectivos y esquizofrénicos. Hoy ricas”. En todos estos casos, como en los
en día se sabe que la mayoría de cuadros referidos en África por múltiples autores,
catatónicos corresponden a síndromes acostumbra a haber un precipitante en for-
afectivos y no esquizofrénicos. Habría ma de estrés agudo. Si intentáramos resca-
pues un problema de variación de los tar el concepto evitando el término histeria
criterios diagnósticos. 2) La segunda cau- podría decirse que se trata de psicosis tran-
sa de catatonía son los síndromes orgá- sitorias mal diferenciadas, fácilmente pro-
nicos cerebrales (neoplasias, encefalitis, ducidas por desencadenantes ambientales
cuadros degenerativos...) mejor diagnos- y de aparición recurrente. No hay datos de
ticados y tratados hoy por hoy en los paí- seguimiento longitudinal de estas psicosis
ses occidentales. 3) Los síntomas catató- como para situarlas en la familia de las
nicos desaparecen rápidamente en la esquizofrenias o no.
actualidad con la administración de neu-
rolépticos y ya no reaparecen. Trastornos por ansiedad-trastornos
• En cuanto al curso clínico, en culturas por somatización
no occidentales las esquizofrenias se des-
criben como cuadros de inicio agudo y Expresión corporal de emociones
fulminante y remisión completa, frente Los cuadros conversivos o disociativos
a los cuadros más solapados y con evo- están en franca disminución en el medio
Patología Psiquiátrica en población inmigrante 141

occidental. Este tipo de reacciones han pasa- las culturas menos occidentalizadas. Se tra-
do a considerarse socialmente un signo de ta, por tanto, de una forma normal de expre-
debilidad y de falta de autocontrol. Se tra- sión de emociones displacenteras y no
taría, en nuestro medio cultural, de formas deben interpretarse necesariamente, como
socialmente cada vez menos toleradas de decimos, como una falta de recursos emo-
expresión de emociones. Algo muy distinto cionales o una falta de mecanismos “madu-
de lo que ocurría, por ejemplo, en la era vic- ros” de afrontamiento. En esta línea cabe
toriana en la que los desmayos eran signo entender que la hipocondría y los trastornos
de sensibilidad y delicadeza (el famoso bote psicosomáticos son el principal diagnósti-
de las “sales”). El diagnóstico de histeria, co psiquiátrico en hombres en medios ára-
ahora en desuso, centraba la atención de los bes, y la neurastenia el principal diagnós-
psiquiatras de la época. tico no psicótico en China. En los pacientes
Puede verse el cambio radical experi- occidentales se postula, en cambio, una rela-
mentando en apenas veinte años cuando ción inversa entre la expresión franca y
se comparan los estudios epidemiológicos abierta de ansiedad y depresión y la presen-
de tipo psiquiátrico realizados con solda- tación somática de síntomas y se conside-
dos que combatieron en la I y en la II Gue- ran normativas las formas cognitivizadas de
rra Mundial. En Europa y Estados Unidos ansiedad, hablándose de “alexitimia” cuan-
en el período entre ambas guerras prácti- do una persona no identifica o verbaliza sus
camente desaparecieron los cuadros de emociones con facilidad. En este sentido
disociación o conversivos (que eran el diag- constituiría una forma de etnocentrismo cul-
nóstico más frecuente), siendo reempla- tural hablar de “alexitimia” y considerarlo
zados por cuadros de ansiedad, neuraste- un factor patógeno a tratar, en culturas en
nia y somatización, que a partir de los 70 que lo habitual es que las emociones se
pasaron a ser cuadros de “estrés” y “psico- expresen con el cuerpo o incluso que pros-
somáticos”. Si además nos vamos a las cifras criben la apertura emocional a los demás
de estos cuadros a lo largo del siglo pue- como inadecuada o susceptible de provo-
de verse que este tipo de diagnósticos apa- car mayor daño a uno mismo o a los demás.
recían independientemente de la clase Cuando un paciente árabe insiste repeti-
social o el nivel intelectual del soldado u damente en sus dolores de espalda o mus-
oficial, lo que indica que el factor cultural culares sin evidencias físicas aparentes o sin
predominaría sobre el nivel intelectual a la respuesta adecuada a analgésicos puede
hora de determinar la forma de expresión estar expresando con ello malestar emocio-
del distrés. Dicho de otro modo, presentar nal o conflictos subyacentes sin que sea
una respuesta disociativa o conversiva tie- necesario ni se deba forzar que verbalice
ne que ver con lo culturalmente normativo textualmente emociones de tristeza, angus-
en ese momento histórico y espacio cul- tia u otras.
tural más que con la idea de tener mayor o
menor “madurez” o “inmadurez” a la hora Trastornos afectivos
de enfrentar los problemas. Se considera desde la OMS que la depre-
Los fenómenos disociativos/conversivos sión se presenta de una u otra forma en todas
(cegueras, parálisis, monoplejías, convulsio- las culturas, aunque en los países menos
nes, pérdidas de conciencia...) siguen tenien- occidentalizados lo hace, igual que ocurre
do una importancia enorme en la clínica de con la ansiedad, con predominancia de sín-
142 P. Pérez-Sales

tomas somáticos e hipocondríacos, siendo sona y el mejor modo de enfrentarlos sin


mucho menos prominentes los trastornos forzarse a distinguir entre lo somático, lo
clásicos del humor euro-americanos. depresivo y lo ansioso. b) Prestar atención
El principal problema con que se enfren- al órgano de expresión (digestivo, respira-
ta un médico occidental al intentar enten- torio...), al modo de presentación (agudo,
der los trastornos depresivos en otras cultu- subagudo, crónico...) y a las posibles situa-
ras es, por tanto, el de los diferentes modos ciones y contextos disparadores presentes
de presentación. o pasados para buscar pautas de interven-
Además, la cultura occidental ha centra- ción apoyándose en lo que sería cultural-
do el estudio de las emociones en la triste- mente esperable para resolver las situacio-
za y la ansiedad, prestando muy poca aten- nes más que en lo que el médico pueda cre-
ción a otras emociones (como el miedo o la er que sería adecuado desde su propia ópti-
rabia) que son muy importantes en otras cul- ca. c) Ampliar el espectro de emociones y
turas como marco de comprensión del psicopatología a explorar y no quedarse
malestar emocional. A ello hay que añadir solo en la tristeza. Muchas veces lo que sub-
que los criterios diagnósticos occidentales yace son reacciones de rabia/ira, miedo
resultan especialmente inadecuados en el intenso, impotencia y otros. Es bueno evi-
área de los trastornos afectivos. Por ejemplo, tar la reificación de la tristeza y estar aten-
para los psiquiatras occidentales la gravedad tos a expresiones o signos que traduzcan
de una depresión se asocia, además de a las otras posibles emociones.
alteraciones del humor y la anhedonia, al
llanto y a la existencia de síntomas biológi- Otras neurosis
cos objetivos (anorexia con pérdida de peso En esta misma línea el papel de otros
superior al 10-15 por ciento, insomnio de posibles cuadros psiquiátricos y su presen-
tercera fase con despertar precoz al menos cia o no en las consultas médicas depende-
dos horas antes de lo habitual, etc.) lo que rán de lo que sea social e institucionalmen-
puede no tener mucho que ver con los sín- te considerado “motivo de consulta”. Así,
tomas somáticos relevantes en otras culturas en el estudio epidemiológico de Wig(21) se
donde, por ejemplo, el llanto puede no resul- muestra cómo en los hospitales de la India
tar relevante, o existen otros síntomas de los diagnósticos de trastorno obsesivo y tras-
mayor peso diagnóstico como la incapaci- torno fóbico son prácticamente desconoci-
dad para mantener el trabajo diario y el cui- dos, pero no porque no existan sino porque
dado propio y de los demás. Hablar de pér- ni el paciente ni el médico consideran que
dida de peso como criterio diagnóstico en sean motivos de consulta. El problema es el
determinados contextos puede llegar a ser marco conceptual. En la misma línea cabe
una ironía. Más allá de todas estas consi- pensar respecto al tema de la neurastenia
deraciones, la idea de depresión mantiene en China. Durante décadas la neurastenia
la separación artificial entre soma y psique, ha sido el principal diagnóstico médico en
entre lo “somatoforme” y lo “afectivo”, cuan- China, donde era atendido por el médico
do en la mayoría de culturas se tiene, como general con una intervención de tipo inte-
veíamos, una perspectiva sincrética. gral(22). La progresiva introducción de los
Por eso resulta útil, en la práctica: a) Pen- modelos culturales y diagnósticos euro-ame-
sar más respecto a los problemas bio-psi- ricanos está desplazando a estos pacientes
co-sociales concretos que presenta la per- de la medicina tradicional y la medicina
Patología Psiquiátrica en población inmigrante 143

general a la atención en salud mental. Las de las adiciones, desde un modelo motiva-
consecuencias de esta intromisión para el cional, dado que cualquier intervención tera-
futuro son impredecibles. péutica parte de la propia motivación al cam-
bio del paciente. Es necesario, por tanto, el
Abuso de sustancias convencimiento (aunque sea parcial) de que
En este apartado más que en ningún otro existe un problema a resolver.
los conceptos de la medicina occidental Una entrevista motivacional intenta
deben considerarse con cautela. ¿Cómo explorar las consecuencias del consumo en
puede definirse el “abuso de sustancias” las diferentes áreas de la vida de una perso-
desde una perspectiva que sea válida en na (médica-somática, de relaciones de pare-
todas las culturas? Hay subculturas, por ja y familiares, laboral y social y legal) para
ejemplo, que en base a criterios religiosos que en la medida en que algunas de estas
o culturales exigen la abstinencia absolu- áreas sean valoradas como “problema” por
ta y consideran “anormal” cualquier con- el paciente, pueda abrirse un espacio de
sumo de alcohol. Otras, en cambio, toman motivación a la ayuda y al cambio. Para
como referencia el momento (“anómalo” avanzar en la alianza médico-paciente en
consumir en una celebración religiosa o el campo de las adicciones habrá que hacer-
durante al trabajo, “normal” el consumo en lo, necesariamente, incluyendo los elemen-
fiestas o reuniones familiares), la edad (“anó- tos culturales relativos al consumo.
malo” el consumo en mujeres, o en meno- En la práctica podría ser recomendable:
res de edad) y otras, en fin, las consecuen- a) Trabajar de modo exhaustivo con el
cias (“anómalo” cuando se asocia a negli- paciente sobre las consecuencias médi-
gencia en las responsabilidades personales, cas del consumo de la sustancia, dando una
familiares o comunitarias y “normal” cuan- información adecuada y detenida sobre
do por alto que sea el consumo no se des- el resultado de analíticas o exploraciones
cuidan las obligaciones). que muestren el daño orgánico derivado
Suponiendo que fuera este último el cri- del mismo o información escrita sobre las
terio más extendido, ¿dónde se establece el consecuencias futuras de mantener el con-
dintel, dada la gran diferencia en la toleran- sumo. b) Establecer distancia con lo que
cia social a estas situaciones? No podemos pudiera ser visto como consideraciones
olvidar que ciertas conductas “anómalas” morales o éticas o reprobación de las con-
(peleas, dormir parte de la noche en la calle ductas del paciente (“cada persona es libre
o beber esporádicamente pero de modo de hacer lo que considere. Yo sólo le infor-
compulsivo hasta la pérdida de conciencia) mo de que la situación es seria dado
son en realidad, desde algunas subculturas, que…”). c) Ofrecer información médica
hechos culturalmente “normales”. Algunos objetiva partiendo de la base que de lo rele-
autores(23) proponen que el médico debe vante no es la cantidad sino el efecto, y que
intervenir siempre que exista tolerancia fisio- en este sentido cada persona es médica-
lógica y/o situaciones de riesgo para uno mente única. d) Aceptar, cuando no haya
mismo o los demás (p. ej., uso de canna- más remedio o al menos inicialmente, que
bis o hachís mientras se conduce o uso en el objetivo no sea la abstinencia, sino la
menores de edad), independientemente de reducción del consumo. e) Dados los dife-
las normas étnicas o culturales. rentes patrones, roles y dinámicas fami-
Estas consideraciones son clave en el tema liares existentes en cada cultura, manejar
144 P. Pérez-Sales

con cautela la implicación de la familia en biarlo. d) Apoyarse en la opinión de fami-


las diferentes fases del tratamiento y con- liares y personas de referencia que le han
sensuarlo siempre con el paciente. conocido de siempre.

Trastornos de la personalidad
Cabe cuestionar seriamente la universa- BIBLIOGRAFÍA
lidad de las estructuras de personalidad,
empezando porque no hay un único con- 1. Alonso J, Angermeyer MC, Lépine JP. The Euro-
cepto de “persona” y de “yo” en todas las pean Study of the Epidemiology of Mental Disor-
ders (ESEMeD) project: an epidemiological basis
culturas. En muchas culturas colectivistas la for informing mental health policies in Europe.
persona se define no en términos de ras- Acta Psyc Scand 2004; 109 (s420): 5-7.
gos abstractos duraderos inherentes a ella 2. Alonso J, Angermeyer MC, Bernert S, Bruf-
misma, sino en términos de relación con los faerts R, Brugha TS et al. Prevalence of men-
otros. Es decir, la respuesta a la pregunta: tal disorders in Europe: results from the Euro-
pean Study of the Epidemiology of Mental
¿Cómo diría que es usted?, no sería “nervio- Disorders (ESEMeD) project. Acta Psyc Scand
so”, “extrovertido” o “maniático”, sino “fiel”, 2004; 109: 21-7.
“honesto”, o “aislado”. 3. Consejería de Sanidad. Estudio de Salud de la
En este sentido, más que pensar en tér- Comunidad de Madrid. 2006.
minos de trastornos de personalidad puede 4. Comelles JM, Bernal M. El hecho migratorio y
ser útil: a) Pensar qué maneras de actuar la vulnerabilidad del sistema sanitario en Espa-
(¿rasgos de personalidad?) de la persona ña. Humanitas 2007; 13: 1-25.
parecen ser pocos flexibles y maladaptati- 5. Swinnen S, Selten JP. Mood disorders and migra-
tion. Brit J Psych 2007; 190 (1): 1906-10.
vos y provocarle problemas en el funciona-
6. Silove D, Sinnerbrink I, Field A, Manicavasagar
miento diario con los demás. b) Intentar ave- V, Steel Z. Anxiety, depression and PTSD in
riguar con el paciente o la familia como es asylum-seekers: associations with pre-migra-
la “manera de ser correcta” (¿personalidad tion trauma and post-migration stressors. Br J
ideal?) en esa cultura (puede explorarse con Psychiatry 1997; 170: 351-7.
preguntas como: “¿Cómo le gustaría que fue- 7. Silove D, Steel Z, Watters C. Policies of Dete-
rrence and the Mental Health of Asylum See-
ran sus hijos?”, “¿Cómo intentaría criarlos?”), kers. JAMA 2000; 284: 604-11.
la manera de ser típica (¿Cómo cree usted
8. Gorst-Unsworth C, Goldenberg E. Psycholo-
que es la mayoría de la gente en su país? gical sequelae of torture and organised violen-
¿Cómo se comportaría la mayoría de la gen- ce suffered by refugees from Iraq. Trauma-rela-
te en esta situación?). El ideal de “persona- ted factors compared with social factors in exi-
le. Br J Psychiatry 1998; 172: 90-4.
lidad” budista podría corresponder a un tras-
torno esquizoide euroamericano. En el cam- 9. Ochoa Mangado E, Vicente Muelas N, Díaz
Moreno H. Asistencia psiquiátrica a inmigran-
po de lo anecdótico, se suele decir, por tes: Demanda en un centro de salud mental y
ejemplo, que entre los esquimales Inuit las hospitalización. Psiquiatría.com 2004; 8. Dis-
formas extremas de afirmación personal, de ponible en: http://www.psiquiatria.com/psiquia-
puntualidad y de toma independiente de tria/revista/131/.
decisiones, son calificadas como inmadu- 10. Barro Lugo S, Saus Arús M, Barro Lugo A, Fons
Martí M. Depresión y ansiedad en inmigran-
rez. c) Apoyarse en la idea del grado de ego- tes no regularizados. Aten Primaria 2004; 34
distonía de los síntomas, es decir, hasta qué (9): 504.
punto la persona siente que esa manera de 11. Quintero J, Clavel M. Emigrantes, inmigrantes
ser es un problema en su vida y desea cam- y estrés. INTERPSIQUIS 2005.
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