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LAS HUMANIDADES Y LA HISTORIA

- Una visión aproximada del contexto social histórico-

Lic. Juan Fernando Vargas Béjar[1]

Resumen

La importancia que tiene el estudio y la aplicación del contenido de las Humanidades, en la


formación de la conciencia social, está ligado al soporte historiográfico y académico que genera
la Historia como ciencia en su gran bagaje de información trascendida durante todo el proceso
de formación de las sociedades (incluso antes de la escritura, donde la transmisión era
básicamente oral). Es en base a esta percepción de nuestra realidad que debemos tomar en
cuenta el impacto que debería tener la aplicabilidad de las Humanidades dentro del contexto
social histórico.

Abstract

The importance of the study and application of the content of the Humanities, in the formation
of social consciousness, is linked to historiography and academic support that generates History
as science transcended its wealth of information throughout the process of formation
companies (even before the writing, it which was basically oral transmission). It is based on the
perception of our reality that we must take into account the impact it should have the
applicability of the Humanities within the historical social context.

Palabras claves

Ciencias Sociales, Historia, Humanidades, Cultura.

Introducción

La Historia como ciencia (no como simple relato), permite el conocimiento y análisis del pasado
de una manera cronológica y sistematizada, para poder entender nuestro desarrollo cultural y
usarlo como referente en nuestro presente; de esta manera, se puede vincular ese conocimiento
para el consiguiente desarrollo futuro, ya sea social, económico, político, ideológico, etc. Y es
precisamente en este sentido, que la Historia abarca todos aquellos acontecimientos que
definieron y marcaron nuestras vidas, y en ese largo camino, poder rescatar lo más trascendente
(noble y digno) que se encuentra entre las aspiraciones desarrolladas por la humanidad.
Entonces es una fuente importante que desprende información para un adecuado uso presente
y de proyección.

Discusión

Empezaré con la siguiente frase que utiliza Jareño Alarcón: “los estudios humanísticos deben
permanecer como una parte esencial de nuestra formación cultural y de nuestras vidas, entre
otras razones, porque responden a la necesidad de encontrar sentido a la vida y al ansia de
identidad individual que siente el hombre hoy no menos que en el pasado" [2]

La importancia que contempla las Humanidades a nivel social incluye, en su contenido, el


proceso emocional de la sociedad, involucrando en su beneficio la labor de generar propuestas
y alternativas de solución a la variedad de problemas que existen en la actualidad. Es por ello
que los estudios humanísticos llegan a convertirse en el eje principal ante la vorágine
modernidad.[3] La angustia está democratizada, pero ¿qué es lo que ha cambiado para que
exista tanta repercusión e importancia?, ¿cuál es el desempeño del gobierno y las instancias
respectivas para hacer frente a este clima de peligrosidad y riego?, ¿cuáles son las alternativas
de solución que se están articulando?, ¿de dónde debe venir la solución, y por qué se pretende
hacer necesario poder contemplarlo desde el tema de las Humanidades y la Historia?

La Historia, con todo su proceder metodológico, tiene a su cargo presentarnos una línea de
tiempo con todos los sucesos de la humanidad, hechos que están entremezclados y que
devienen en trascendentes de acuerdo a la óptica de los investigadores sociales, debido ello a la
dialéctica con que se desplaza esta ciencia.[4] Es precisamente al desempeño que la Historia
tiene, que cumple también el rol de propulsar un criterio social adecuado, respeto y tolerancia,
patrones de vida, modelos sociales, identidad y demás, en base a su conocimiento del pasado,
presentándose muchas veces como un alternativa viable dentro del proceso de desarrollo de las
sociedades, encaminándose como un gran referente (como por ejemplo, el análisis sobre el
proceso de colonización en América, la corrupción en el Perú, los partidos políticos, etc.).

Lo cierto es que el Humanismo planteó, ya desde sus orígenes en Grecia, el desarrollo de las
facultades humanas, y eso pasó de Europa a convertirse en un punto de partida para
comprender -mediante las ideas filosóficas- una forma de vivir plena.

Con la llegada de los españoles comprendimos que las sociedades van evolucionando de
acuerdo a sus exigencias y conforme a sus particulares formas de vida que han ido canalizando
a lo largo de su historia. Dos mundos con contextos diferentes, condiciones de vida
dependientes de sistemas distintos, formas de pensar y connotaciones antropológicas y
sociológicas que responden a realidades antagónicas; por un lado, nuestra historia andina nos
recuerda un pasado de cooperativismo, solidaridad y bienestar social (aunque paternalista y
hasta conformista) y por el otro está el modo de vida europeo, con sociedades en constante
conflicto y desigualdad socioeconómica (impulso de progreso). Al combinarse estos sistemas de
vida, generaron un producto simbiótico de resultado cultural nuevo.

“De hecho, los estudios humanísticos parecen estar ligados a la educación de minorías que
privilegian una formación fuertemente individualizada”[5]. Y es que la política educativa limita
el real conocimiento que deben tener los estudiantes universitarios cuando eligen profesiones
donde el sentido de riqueza es mayor al sentido de identidad, al sentido de servicio, al desarrollo
de la convivencia, al desinterés individualista, en fin… la riqueza es superior al hombre.

El problema de fondo viene de atrás: “la promoción de la educación social y humanística en la


enseñanza secundaria […] la Historia no era una materia de los bachilleratos universitarios del
siglo XVIII, surgió como tal casi al hilo de la creación de los estados nacionales de carácter liberal,
apareciendo cuando era más necesario hacer un esfuerzo ideológico de convertir a los antiguos
súbditos en voluntarios ciudadanos del nuevo Estado, basado en la soberanía del pueblo”. [6]

A esto también se debe incidir en la importancia y rol que cumple el hogar como eje o engranaje
de la sociedad, sumar las nuevas tecnologías (el facilismo), la sobreprotección, en tener que
pensar que los jóvenes de hoy necesitan mayor atención, mayores espacios, pero menor cariño
y con ello mayores riesgos.

Briceño-León tiene razón en comentar que “la familia es quizá la institución más importante que
se transforma con la ciudad”[7], y es que los tiempos han cambiado definitivamente, la
socialización que se brinda actualmente en el entorno familiar es menos eficiente y menos
activa, puesto que al subir nuestras necesidades, se incrementan también las horas laborales,
pero se acorta el tiempo de permanencia en el hogar; entonces la vorágine dinámica de la
sociedad, estará limitando y condicionando inclusive, patrones de conducta dentro de la familia:
“El control de los jóvenes por parte de los padres, que siempre resulta muy difícil con los
adolescentes, se ve impedido por estas circunstancias, y los factores de socialización son los
medios de comunicación de masas y los grupos de pares, con los cuales pueden permanecer
más tiempo fuera del hogar”.[8]

No es de extrañar entonces que la delincuencia sea más un factor producido que


experimentado, debido a la falta de importancia y débil encaminamiento de los adolescentes y
jóvenes desde el seno del hogar. De similar forma influye el colegio, porque es una institución
continua al hogar, pero en muchos casos cubre los vacíos dejados por responsabilidad de los
padres; inclusive ellos piensan que el colegio debe encargarse de la formación completa (cursos
vacacionales para que no estén en casa y “pierdan el tiempo”). Empero, existe un gran vacío que
no se está considerando mucho como eminente riego, y es entre el colegio y la casa (círculo
social de amigos, redes sociales -que incluyen desconocidos-, las cabinas de internet, los
videojuegos, etc.). Este “paquete” de nuevas tecnologías y sus efectos, aporta mucho en que
especialmente niños y adolescentes estén cada vez más expuestos, aunado esto a la extrema
sobreprotección en el hogar, termina por fabricarse un potencial ciudadano de riesgo social pero
a la vez vulnerable: sabe de sus derechos pero no de sus deberes y obligaciones. “Hay una
tensión entre la escuela y la familia que no logra resolverse fácilmente, pues la escuela puede y
debe ser fuente de cambio social e innovación en las familias”[9]. Este joven quedará aislado de
las instituciones y por una u otra razón la escuela se ha quedado entonces en su nivel
instruccional y no cumple su labor de controlador social importante.

Es aquí donde las Humanidades y la Historia cumplen un papel preponderante, porque sirven de
soporte de entendimiento en el tiempo y espacio. Nuestras formas de vida son resultados
culturales, continuidades muchas veces de sistemas establecidos, con modificaciones en
criterios de acuerdo al contexto socio-económico, pero importante referente en la proyección
hacia el futuro. Todo lo “bueno” y “malo” debe servir de ejemplo, al menos como un indicio.

Las Humanidades y la Historia tienen injerencia directa en nuestras vidas porque “nos hablan de
nuestros intereses, de la comunidad a la que pertenecemos, del sentido de identidad y de los
propósitos que tenemos o que no podemos alcanzar. Buscan decirnos lo que somos y cómo
somos, en el contexto de la sociedad y de la cultura. Nos aportan un conocimiento acerca de
cómo podemos y debemos vivir, y en ocasiones incluso nos dicen, de manera franca y directa,
como deberíamos llevar nuestras vidas”[10]. Entonces, al ser antropocéntricas, invita a pensar
a la vez en términos de sociedad y de naturaleza, por lo que “La complejidad de lo humano se
hace manifiesta cuando atendemos al hecho de que lo humano es tan sólo una instancia, un
momento o un nodo –tres maneras diferentes para expresar una misma idea–, de un conjunto
esencialmente abierto e indeterminado. La manera más sencilla de designar a este conjunto es:
medioambiente”.[11]

Vivimos en sociedad y al desenvolvernos, sobrevivir y subsistir, también vamos dándonos cuenta


de que formamos parte de un mismo sistema, pero el ¿cómo queremos vivir?, nos diferencia
enormemente. Por ejemplo, constantemente solemos tener noticias sobre las guerras en
relación con las doctrinas religiosas y el pensamiento e ideología que cada grupo social defiende,
específicamente haciendo referencia a grupos extremistas.[12] Cada sociedad tiene las
herramientas históricas necesarias para definir su futuro (improductivo resultaría también solo
conocer ese pasado sin precisar en propuestas coherentes o en alternativas de solución).
Este conocimiento social (individual, colectivo e interrelacionados), “es un conocimiento
particular con respecto al conocimiento general de la realidad en la medida en que lo social
constituye a su vez un sector concreto y diferenciado de la realidad total”.[13] El saber que las
cosas funcionan de una manera (sistema, gobierno, estamentos, leyes) y hacerlas de otra forma,
implica que no estamos entendiendo nuestra responsabilidad cívica dentro de un constructo
social activo. Tenemos un esquema social que incluso premia la “viveza” y de eso saca ventaja
el que se cree más astuto y saca mayor provecho sin importarle el resto, es decir “la cultura del
más vivo”. [14]

Conclusiones

- El hogar es el principal motor y fortalecimiento en la estructura social que pretendamos tener


y acceder. Su logro llega a ser un resultado colectivo.

- Importantes resultan las políticas educativas porque tienen un rol preponderante en cuanto a
su difusión real, en base a su contenido y a su eficiente realización y práctica.

- Las Humanidades facilitan la creación de una conciencia social, así como a la valoración de los
hechos en el marco de la cronología histórica, permitiendo a la vez poder configurar la identidad
en cada uno de los habitantes de una determinada sociedad, profundizando el conocimiento y
análisis de su realidad.

- El estudio de la Historia, se convierte entonces en el soporte académico e instructivo al cual


recurrir sobre el trajín de las sociedades, de su ritmo y peculiaridades modernas para poder
encaminar mejor su condición de persona y permitirle una verdadera calidad de vida.

Bibliografía

BRICEÑO-LEÓN, Roberto. “Violencia y desesperanza. La otra crisis social de América Latina”. En:
Revista Nueva Sociedad, Nro. 164. Caracas, 1998. pp. 11.

JAREÑO ALARCÓN, Joaquín. Las Humanidades ante un siglo incierto.

http://www.hottopos.com/mirand12/joaqjar.htm

MALDONADO, Carlos Eduardo. Complejidad de los sistemas sociales: un reto para las ciencias
sociales. Universidad del Rosario. Bogotá, 2009.

PRATS, Joaquín. "La enseñanza de la Historia y el debate de las Humanidades". En: Tarbiya.
Revista de investigación e innovación educativa. Monográfico: La Educación científica y
humanística. Madrid, 1999.

http://www.ub.edu/histodidactica/index.php?option=com_content&view=article&id=80:la-
ensenanza-de-la-historia-y-el-debate-de-las-humanidades&catid=24:articulos-
cientificos&Itemid=118

PRATS Joaquim. Las Ciencias Sociales en el contexto del conocimiento científico. Universidad de
Barcelona. Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales. Barcelona, 2002. pp. 21.

SOBREVILLA, David. “Los estudios humanísticos Origen, cuestionamientos, importancia actual y


replanteamiento”. En: Horizontes de la reflexión humanística en el mundo contemporáneo»,
como parte del ciclo de conferencias en homenaje a los 450 años de la Facultad de Letras y
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Marcos. Lima, 2003. pp. 34.
[1] Docente de la Escuela Profesional de Historia - UNSAAC.

[2] BULLOCK, Alan. La tradición humanista en Occidente. Cit. JAREÑO ALARCÓN, Joaquín. Las
Humanidades ante un siglo
incierto.http://www.hottopos.com/mirand12/joaqjar.htm (Consultado el 3 de marzo de 2016).
Pássim.

[3] No es extraño en nuestros tiempos tener que vivir y “soportar” tiempos violentos. Según la
apreciación de Roberto Briceño-León: “La violencia que hoy muestra América Latina es
cuantitativamente distinta a la que podía encontrarse en décadas anteriores, y, de alguna
manera, muestra una situación social diferente, de cambios ocurridos en la sociedad que nos
señalan otro rostro de la crisis que vive la región. A la caída de los indicadores socioeconómicos
se suma una crisis irresuelta de expectativas en los sectores urbanos pobres, que protagonizan,
en especial los varones jóvenes, un círculo vicioso de víctimas y victimarios”. BRICEÑO-LEÓN,
Roberto. Violencia y desesperanza. La otra crisis social de América Latina. Revista Nueva
Sociedad, Nro. 164. p. 122.

[4] Ningún hecho histórico se da por concluido, sino que depende de las constantes
investigaciones que se van desarrollando, por lo que a la luz de éstas se van generando nuevas
interpretaciones, nuevas propuestas o rectificaciones. Recordemos que nuestra historia
(historiografía tradicional) estuvo escrita por cierto sector de intelectuales, inclusive solo se
mencionaban aquellos sucesos realizados por los notables (únicos que pasaron a la Historia,
como es el caso de los vencedores, reyes, nobles, emperadores, gobernantes, presidentes, entre
varios más), sesgando la participación del otro sector importante a la vez, que fue la clase
popular (vencidos, vasallos, campesinos, castas menores, esclavos).

[5] SOBREVILLA, David. “Los estudios humanísticos Origen, cuestionamientos, importancia


actual y replanteamiento”. En: «Horizontes de la reflexión humanística en el mundo
contemporáneo», como parte del ciclo de conferencias en homenaje a los 450 años de la
Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Marcos. Lima, 2003. p. 23.

[6] PRATS, Joaquín. "La enseñanza de la Historia y el debate de las Humanidades". En: Tarbiya.
Revista de investigación e innovación educativa. Monográfico: La Educación científica y
humanística. Madrid,
1999.http://www.ub.edu/histodidactica/index.php?option=com_content&view=article&id=80:
la-ensenanza-de-la-historia-y-el-debate-de-las-humanidades&catid=24:articulos-
cientificos&Itemid=118. (Consultado el 21 de mayo de 2016). Pássim.

[7] Op. Cit. BRICEÑO-LEÓN, Roberto. p. 126.

[8] Ídem.

[9] Ídem.
[10] SMITH, R. The Norton History of the Human Sciences. New York: Norton & Co. 1997. Cit.
por MALDONADO, Carlos Eduardo en “Complejidad de los sistemas sociales: un reto para las
ciencias sociales”. Universidad del Rosario. Bogotá, 2009. p. 3.

[11] Ibíd. p. 6.

[12] La ciencia histórica permite abordar el tema con un sustento adecuado y con la
comprensión del contexto en que se desenvuelve el medio: sus orígenes, características,
consecuencias, análisis de su desarrollo y proceso, etc., pero no siempre se toma en cuenta hasta
que ya es inminente tener que conocerlo y generar un referente situacional. El conocimiento del
pasado y las particularidades de cada suceso, es potencialmente necesario para prever
situaciones futuras semejantes.

[13] PRATS Joaquim. Las Ciencias Sociales en el contexto del conocimiento científico.
Universidad de Barcelona. Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales. Barcelona, 2002.
p. 8.

[14] En un blog por internet, una venezolana relata una anécdota muy instructiva sobre este
caso. Menciona que se encontraba en Suecia y se le antojó un helado y al ver un surtidor
pregunta cómo hay que hacer para obtenerlo, porque no había alguien que los venda, entonces
le dicen que solo había que tomarlo, pero luego no había a quien pagar, entonces un estudiante
universitario le dice que mire al lado cuánto cuesta el helado en la lista de precios y lo que cuesta
lo debía poner en una caja. Ella indica que su “cerebro latino no podía entender la magnitud del
sistema”. Así que regresó y preguntó nuevamente al estudiante si ese sistema funcionaba y si la
gente pagaba lo justo. La respuesta fue: “por supuesto, si la gente no lo hace, el sistema no
funciona”. El “truco” era no hacerse el vivo y es que en Suecia como en otros países más
avanzados, muchas cosas funcionan basándose en la conciencia de la
gente. http://www.tcalo.com/index.php/la-cultura-del-mas-vivo.htm. (Consultado el 28 de
mayo de 2016).

Publicado por Juan Fernando Vargas Bejar en 15:22

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