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UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA

FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS, ADM. Y SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGIA
CATEDRA: PSICOLOGIA DEL ADOLESCENTE
SECCION: “B”
PROF. MARIA INES ALCALA

TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR Y TRASTORNO DEPRESIVO


PERSISTENTE (DISTIMIA)

ALUMNA:
 VERONICA ALVAREZ CI. 27.236.400
 EMMANUEL RINCON CI. 25.709.051
 FABIOLA LOPEZ CI.23.863.431

MARACAIBO, NOVIEMBRE DE 2017


ESQUEMA

1. Definición de trastorno depresivo.


2. Enfoques teóricos.
a) Teoría Biológica.
b) Teoría de la Indefensión Aprendida.
c) Teoría Cognitivo Conductual.
d) Teoría Conductista.
e) Entrenamiento en autocontrol.
f) El modelo de Nezu.
g) La teoría cognitiva de Beck.
3. Causas y etiología.
a) Factores biológicos.
b) Los Estudios neuro-endocrinólogo.
c) Factor Ambiental.
d) Factores de Personalidad.
4. Trastorno depresivo mayor.
 Definición.
 Criterios Diagnósticos según DSM V.
 Curso.
 Prevalencia.
 Síntomas y trastornos asociados.
 Diagnóstico Diferencial.
5. Trastorno depresivo persistente (distimia).
 Definición.
 Criterios Diagnósticos según DSM V.
 Curso y Pronostico.
 Prevalencia.
 Síntomas y trastornos asociados.
 Diagnóstico Diferencial.
6. Evaluación de los trastornos depresivos.
6.1) Entrevista clínica.
6.2) Instrumentos de auto-informe.
6.2.1. Inventario de Depresión de Beck.
6.2.2. Inventario de Depresión en Niños o CIE por sus siglas en
Ingles (Children´s Depression Inventory).
6.2.3. Escala de Depresión Infantil de Reynolds.
6.2.4. Child Behavior Checklist.
6.2.5. Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes o SENA.
6.2.6. Escala de Valoración de Hamilton.
6.3) Examen mental.
7. Tratamiento.
7.1) Tratamiento cognitivo conductual.
7.1.1. Reestructuración cognitiva.
7.1.2. Resolución de problemas.
7.2) Entrenamiento en habilidades sociales.
7.3) Entrenamiento en autocontrol.
7.4) Técnicas de relación.
7.4.1. Relajación muscular profunda.
7.4.2. Control de la respiración.
7.5) Farmacología.
8. Bibliografía.
1. Definición de Trastornos Depresivos

Es un trastorno que afecta a los adolescentes y que lleva a que se presente


tristeza, desánimo, pérdida de la autoestima y pérdida de interés en actividades
habituales. Por lo tanto la APA refiere que la “Presencia de tristeza, vacío o humor
irritable”, son las primeras características que refleja el trastorno depresivo,
acompañado por cambios somáticos y cognitivos que pueden afectar
significativamente la capacidad del individuo de funcionar (APA, 2013).
En los niños y adolescentes se manifiesta dicha percepción de tristeza,
unido con otros problemas, como la perdida de la experiencia de placer,
retraimiento social, baja autoestima, incapacidad para concentrarse, trabajos
escolares insuficientes, alteración en el sueño, alimentación y sistema digestivo,
así como otros síntomas somáticos (Wicks-Nelson e Israel, 1997).

2. Enfoques o perspectivas teóricas

 Teoría Biológica
Se explica por la alteración a nivel orgánico en la persona, puede ser un
desequilibrio en la producción de neurotransmisores como la dopamina,
serotonina y noradrenalina, así como también la norepinefrina y la acetilcolina; así
como la alteración en el funcionamiento de las estructuras del sistema límbico o
del sistema neuroendocrino. Por esta razón, en algunos pacientes con trastornos
depresivos es importante el uso de medicamentos en el tratamiento.

 Teoría de la Indefensión Aprendida


Es un estado psicológico que ocurre cuando la persona piensa o percibe
que los sucesos son incontrolables, que no hay relación entre sus acciones y
resultados y por ende, que no puede hacer nada para cambiar los sucesos. Es
decir, la persona se inhibe mostrando pasividad cuando las acciones para
modificar las cosas, no producen el fin previsto. Se relaciona además, con la
teoría de la desesperanza, que plantea que hay una pérdida en la esperanza de
conseguir los refuerzos que deseamos.

 Teorías Cognitiva-Conductual
Explica la depresión como una distorsión cognitiva en la que la persona
posee una opinión negativa sobre sí mismo, el mundo y su futuro, sentimientos de
auto culpa y fracaso.
 Teoría Conductista
Es el producto de cambios en las recompensas y castigos que la persona
recibe; como existen reforzadores inadecuados, se debe de ayudar al paciente a
construir patrones de reforzamientos más favorables; muchos teóricos asocian la
depresión con la falta del reforzamiento social que incluye el amor, el dinero y el
prestigio.

 Entrenamiento en autocontrol
Tal como lo desarrolló Rehm (1977), se entiende que la depresión es el
resultado negativo de la relación entre recompensas y castigos. La teoría del
autocontrol se centra en la contribución del individuo a esta relación negativa a
través de las respuestas conductuales y cognitivas. Se teoriza que los individuos
deprimidos tienen una tendencia perfeccionista, pretenden metas inalcanzables,
se centran en los aspectos negativos de su entorno y se aplican pocos refuerzos
mientras que la tasa de autocastigo es elevada.

 El modelo de Nezu
Nezu y sus colaboradores (Nezu, 1987; Nezu, Nezu y Perri, 1989)
desarrollaron una formulación de la depresión donde la cuestión central para el
comienzo y el mantenimiento de la depresión en un individuo son el déficit o la
ineficacia de sus habilidades de solución de problemas. Nezu apuntó que había
varios trabajos en los que se demostraba una asociación entre tener déficits en la
solución de problemas y la sintomatología depresiva, tanto en los niños como en
los adultos. De modo más específico, Nezu señaló que la depresión podía ser el
resultado de carencias en alguno de los cinco componentes de la estrategia de
solución de problemas: 1) orientación hacia el problema; 2) definición y
formulación del problema; 3) generación de soluciones alternativas; 4) toma de
decisiones; y 5) puesta en práctica de la solución y verificación. Nezu (1987) indicó
que el comienzo de la depresión ocurre cuando el individuo tiene que hacer frente
a una situación difícil.

 La teoría cognitiva de Beck


Actualmente la mayoría de los trabajos empíricos sobre la depresión se basan
en la teoría cognitiva que propusieron Beck (1979), según la cual la depresión es
en gran medida el resultado de una interpretación errónea de los acontecimientos
y situaciones que tiene que afrontar el sujeto.
3. Causas o etiología de los Trastornos Depresivos

 Factores biológicos
Cabe mencionar el peso genético dentro de los trastornos depresivos, ya que
en diversos estudios se confirma que en familias con antecedentes de trastornos
en el estado de ánimo; niños y adolescentes dentro de dicho núcleo familiar puede
desarrollar algún trastorno depresivo con inicio en la infancia o adolescencia.
Igualmente, en estudios con gemelos se concluyó que en gemelos monocigóticos
existe una mayor tasa de concordancia para trastornos depresivos que en
gemelos visigóticos o en hermanos no gemelos.

 Los Estudios neuro-endocrinólogo


Se ha asociado cambios hormonales durante la pubertad y adolescencia con el
incremento de riesgo a desarrollar un trastorno depresivo. La hormona cortisol se
ha encontrado en altos niveles en personas deprimidas, por lo cual ha sido
considerada uno de los responsables de los episodios depresivos, conjunto a
algunos neurotransmisores. Al igual que en los adultos, alteraciones en ciertos
neurotransmisores, como la serotonina, dopamina y noradrenalina, puede estar
entrelazado con el desarrollo de algún trastorno depresivo, al igual que alguna
irregularidad en los patrones del sueño, el cual puede ser precursor del trastorno,
marcador biológico, síntoma o consecuencia del trastorno de ánimo (Shaffer y
Waslick, 2002).

 Factor ambiental
La convivencia con uno de los padres o parientes con síntomas de
depresión, o depresión parental, también se relaciona con la depresión en niños o
adolescentes, al igual que la presencia de un miembro del núcleo familiar con
algún otro trastorno. Dentro del núcleo familiar, el divorcio de los padres puede ser
otro desencadenante de algún trastorno, así como maltratos físicos o sexuales, los
cuales se presentan junto a ansiedad, culpabilidad, vergüenza y agresividad
(Nicolson y Ayers, 2001).

 Factores de personalidad
El temperamento en la infancia ha sido relacionado con distintos trastornos y
su predicción temprana, sin embargo, no se ha confirmado que así sea el caso
con los trastornos del estado de ánimo. Algunas situaciones estresantes, como la
muerte de una persona significativa, pérdida existencial, la cual, a partir de la
muerte de una persona, se comienza a evaluar el significado de vida de uno
mismo; el diagnóstico de una enfermedad crónica, pérdida del trabajo o falta de
capacidad de adaptación también pueden desencadenar un episodio depresivo o
una depresión mayor. Una disminución de la autoestima o estrés prolongado son
otros factores relacionados con los trastornos depresivos (Shaffer y Waslick, 2002;
Preston, 2002).

4. TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR

 Definición.

La depresión mayor es una afección de salud mental. Es un trastorno del


estado de anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración
interfieren con la vida diaria durante semanas o por más tiempo. La depresión
mayor es un síndrome o agrupación de síntomas en el que predominan los
síntomas afectivos (tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad, sensación
subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en
mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo
o incluso somático, por lo que podría hablarse de una afectación global de la vida
psíquica, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva.
La depresión también puede concurrir con el abuso de alcohol u otros tóxicos,
y con algunas enfermedades orgánicas cerebrales y sistémicas. Si bien las causas
de la depresión no son conocidas, diferentes factores podrían intervenir en su
génesis, como determinados factores genéticos, vivencias de la infancia y
adversidades psicosociales actuales (contexto social y aspectos de la
personalidad). También podrían jugar un papel importante como factores de riesgo
en el desarrollo de una depresión, dificultades en las relaciones sociales, el
género, el estatus socio-económico o disfunciones cognitivas, aunque lo más
probable sea una interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales.

 Criterios Diagnósticos según DSM V.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales


quinta edición (DSM – V), en el Trastorno de Depresión Mayor se consideran los
siguientes criterios:

A. Cinco (o más) de los siguientes síntomas han estado presente durante un


periodo de dos semanas y representan un cambio en el funcionamiento; al
menos uno de los síntomas es (1) humor depresivo o (2) pérdida de interés
o placer.
Nota: ninguna de los síntomas pueden ser atribuido a otra condición
médica.
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo
indica el propio sujeto (sentimiento de tristeza, vacío o desesperanza) o la
observación realizada por otros (por ejemplo, llanto).
Nota: En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en
todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día
(según refiere el niño o adolescente u observación de otros).
3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (por
ejemplo, un cambio de más del 5 % del peso corporal en 1 mes), o pérdida
o aumento del apetito casi cada día.
Nota: En niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso
esperables.
4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por
los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).
6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada (que pueden
ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad
por el hecho de estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse o indecisión,
casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena)
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte),
ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio
o un plan específico para suicidarse.
B. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
C. El episodio no es atribuido a efectos fisiológicos de una sustancia u otra
condición médica.
Nota: Criterio A-C representa un episodio de depresión mayor.
Nota: La respuesta a una pérdida significativa (duelo, pérdida financiera,
pérdidas por un desastre natural, enfermedad médica seria o discapacidad)
puede incluir sentimientos de tristeza intensa, reflexión sobre la pérdida,
insomnio, pérdida de apetito y pérdida de peso incluidos en el Criterio A, los
cuales pueden semejarse a un episodio depresivo. Aunque dichos síntomas
pueden ser entendibles o considerados apropiados para la pérdida, la
presencia de un episodio de depresión mayor además de la respuesta
normal de una pérdida significativa también debe considerarse seriamente.
Esta decisión inevitablemente requiere el ejercicio de un juicio clínico
basado en la historia individual y las normas culturales para la expresión de
estrés en el contexto de la pérdida.
D. La ocurrencia de un episodio de depresión mayor no es explicado por un
trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno
psicótico y otro específico y no específico espectro de esquizofrenia y trastornos
psicóticos.
E. No se ha presentado un episodio de manía o hipomanía.
Nota: dicha exclusión no aplica si los episodios maniáticos o hipo-maniáticos han
sido inducidos por una sustancia o atribuidos a efectos fisiológicos de otra
condición médica.
 Curso

El trastorno depresivo mayor puede empezar a cualquier edad, y la edad


promedio de inicio es la mitad de la tercera década de la vida. Los datos
epidemiológicos sugieren que la edad de inicio está disminuyendo entre las
personas nacidas más recientemente. El curso del trastorno depresivo mayor,
recidivante, es variable. Algunas personas tienen episodios aislados separados
por muchos años sin síntomas depresivos, en tanto que otras tienen episodios
agrupados, e incluso otras tienen episodios cada vez más frecuentes a medida
que se hacen mayores.
Algunos datos sugieren que, en general, los períodos de remisión duran
más en las fases tempranas del curso del trastorno. El número de episodios
previos es predictor de las probabilidades de presentar un episodio depresivo
mayor posterior. Aproximadamente, se puede esperar que el 50-60 % de los
sujetos con un trastorno depresivo mayor, episodio único, tengan un segundo
episodio.
Los sujetos que han tenido un segundo episodio tienen un 70 % de
posibilidades de tener un tercero y los sujetos que han tenido tres episodios tienen
un 90 % de posibilidades de tener el cuarto. Entre el 5 y el 10 % de los sujetos con
un trastorno depresivo mayor, episodio único, presentan más tarde un episodio
maníaco (p. ej., presentan un trastorno bipolar I). Los episodios depresivos
mayores pueden desaparecer completamente (aproximadamente en dos terceras
partes de los casos) y no hacerlo o hacerlo sólo parcialmente (en
aproximadamente un tercio de los casos). Los sujetos que presentan sólo una
remisión parcial tienen más probabilidades de presentar otros episodios y de
continuar con el patrón de recuperación parcial interepisódica. Por tanto, las
especificaciones de curso, con recuperación interepisódica total sin recuperación
interepisódica total, pueden tener valor pronóstico.
Algunos sujetos presentan un trastorno distímico previo al inicio del
trastorno depresivo mayor, episodio único. Hay datos que sugieren que estos
sujetos tienen más probabilidades de presentar otros episodios depresivos
mayores, tienen una peor recuperación interepisódica y pueden necesitar un
tratamiento más intenso en la fase aguda y un período más largo de tratamiento
continuado para alcanzar y mantener un estado eutímico más completo y de larga
duración.

 Prevalencia

El riesgo para el trastorno depresivo mayor a lo largo de la vida en las


muestras de población ha variado entre el 10 y el 25% para las mujeres y entre el
5 y el 12% para los hombres.

 Síntomas y trastornos asociados

El trastorno depresivo mayor está asociado a una mortalidad alta. Los


sujetos con trastorno depresivo mayor que mueren por suicidio llegan al 15 %. Los
datos epidemiológicos también sugieren que las tasas de muerte en los sujetos
con trastorno depresivo mayor de más de 55 años aumentan hasta llegar a
cuadruplicarse.
Los sujetos con trastorno depresivo mayor ingresados en residencias
geriátricas pueden tener un mayor riesgo de muerte en el primer año. De los
sujetos visitados en consultas de medicina general, los que presentan un trastorno
depresivo mayor tienen más dolor y más enfermedades físicas y una peor
actividad física, social y personal.
El trastorno depresivo mayor puede ir precedido por un trastorno distímico
(en un 10 % en estudios epidemiológicos y en un 15-25 % en población clínica).
También se estima que cada año aproximadamente el 10 % de los sujetos con un
trastorno distímico iniciarán un primer episodio depresivo mayor. Otros trastornos
mentales se presentan con frecuencia al mismo tiempo que el trastorno depresivo
mayor (p. ej., trastornos relacionados con sustancias, trastorno de angustia,
trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno
límite de la personalidad).

 Diagnóstico Diferencial

Episodio maniaco con ánimo irritable o episodios mixtos: los episodios de


depresión mayor con marcado ánimo irritable pueden ser difíciles de diferenciar de
los episodios maniacos con ánimo irritable o de los episodios mixtos. Esta
distinción requiere una evaluación clínica minuciosa de la presencia de síntomas
maniacos.
Trastorno Del Humor debido a otra afección medica: el diagnostico
apropiado es un episodio depresivo mayor y se debería basar en la historia
personal, el examen físico y las pruebas de laboratorio, si no se considera que el
trastorno del ánimo es consecuencia directa de una afección medica especifica (p.
ej. Esclerosis múltiples, infarto cerebral e hipertiroidismo).
Trastorno depresivo bipolar inducido por sustancias/medicamentos: este
trastorno se distingue del depresivo mayor por el hecho de que existe una
sustancia (p. ej. Una droga de abuso, una medicación, una toxina) que parece
estar etiológicamente relacionada con la alteración del ánimo. Por ejemplo, el
ánimo deprimido que ocurre solo en el contexto de la abstinencia de cocaína se
debería diagnosticar de trastorno depresivo inducido por cocaína.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: la distraibilidad y la falta
tolerancia a la frustración pueden aparecer tanto en el TDAH como en el episodio
depresivo mayor. Si se cumplen los criterios de ambos, se debería diagnosticar
TDAH además del trastorno del ánimo. Sin embargo, el clínico debe tener
precaución para no sobrediagnosticar un episodio depresivo mayor en los niños
por TDAH cuya alteración del ánimo se caracterice por irritabilidad más que por
tristeza o perdida de interés.
Trastorno de Adaptación con ánimo deprimido: el episodio depresivo mayor
que ocurre en respuesta a un factor estresante psicosocial se distingue del
trastorno de adaptación con ánimo deprimido por el hecho de que los criterios
diagnósticos completos del episodio depresivo mayor no se cumplen en el
trastorno de adaptación.
Tristeza: los periodos de tristeza son aspectos inherentes de la experiencia
humana. Estos periodos no deberían diagnosticarse de episodio depresivo mayor
a menos que se cumplan los criterios de gravedad (p. ej. 5 de los 9 síntomas) y
duración (p. ej. La mayor parte del día, casi cada día durante al menos 2
semanas), y que exista malestar o deterioro clínicamente significativo.
5. TRASTORNO DEPRESIVO PERSISTENTE.

 Definición

El trastorno Distimico o también conocido como distimia, a diferencia del


trastorno depresivo mayor es un tipo de depresión en la cual los síntomas tienen
una duración mayor que en la depresión, es decir son crónicos, y se puede llegar
a presentar de forma continua por un periodo mínimo de 2 años; sin embargo la
severidad e intensidad de los síntomas es menor.
Es un estado de ánimo crónicamente depresivo que está presente la mayor
parte del día casi todos los días durante al menos 2 años (APA, 2002).
Distimia, de unas palabras griegas que significan “humor perturbado”, es uno
de los trastornos más abundantes en nuestros tiempos. Se emplea el nombre
de distimia para calificar una alteración del estado de ánimo que también se
denomina con otros nombres:
 Depresión menor: Es un nombre engañoso, pues, aunque los síntomas
sean en menor cantidad o intensidad que en una depresión mayor, su
permanencia en el tiempo suelen causar malestar significativo a las
personas.
 Depresión neurótica: Nombre hoy en desuso. Se refiere a una antigua
clasificación en la que los “trastornos neuróticos” eran definidos como “de
origen psicológico”.
 Depresión crónica: Es una definición que carga el acento en la duración del
proceso. Pero también el Trastorno depresivo mayor puede ser crónico, y
es muy distinto de la distimia.
Se considera que los trastornos relacionados con el déficit de serotonina
pueden afectar al 30 % de las personas. La distimia sería el más frecuente de
ellos.
De acuerdo a Cárdenas, Feria, Vázquez, Palacios y de la Peña (2010), el
trastorno distímico o también conocido como distimia a diferencia del trastorno
depresivo mayor, es un tipo de depresión en la cual los síntomas son crónicos y se
pueden llegar a presentar de forma continua por un periodo mínimo de 2 años; sin
embargo la severidad e intensidad de los síntomas es menor.

 Criterios Diagnósticos según DSM V

Ahora bien, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos


Mentales, quinta edición (DSM – V), para el diagnóstico del ahora llamado
Trastorno depresivo persistente (Distimia), en el cual se agrupan el trastorno de
depresión mayor crónico y el trastorno distímico del DSM-IV, se deben cumplir los
siguientes criterios:

A. Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente más
días que los que está ausente, según se desprende de la información
subjetiva o de la observación por parte de otras personas, durante un
mínimo de dos años. Nota: En niños y adolescentes, el estado de ánimo
puede ser irritable y la duración ha de ser como mínimo de un año.
B. Presencia, durante la depresión, de dos (o más) de los síntomas siguientes:
1. Poco apetito o sobrealimentación.
2. Insomnio o hipersomnia.
3. Poca energía o fatiga.
4. Baja autoestima.
5. Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones.
6. Sentimientos de desesperanza.
C. Durante el período de dos años (un año en niños y adolescentes) de la
alteración, el individuo nunca ha estado sin los síntomas de los Criterios A y
B durante más de dos meses seguidos.
D. Los criterios para un trastorno de depresión mayor pueden estar
continuamente presentes durante dos años.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco o un episodio hipomaníaco, y nunca
se han cumplido los criterios para el trastorno ciclotímico.
F. La alteración no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo
persistente, esquizofrenia, trastorno delirante, u otro trastorno especificado
o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otro trastorno psicótico.
G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una
sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a otra afección médica (p.
ej., hipotiroidismo).
H. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo
social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Nota: Como los criterios para un episodio de depresión mayor
incluyen cuatro síntomas que no están en la lista de síntomas del
trastorno depresivo persistente (distimia), un número muy limitado de
individuos tendrán síntomas depresivos que han persistido durante
más de dos años pero no cumplirán los criterios para el trastorno
depresivo persistente. Si en algún momento durante el episodio
actual de la enfermedad se han cumplido todos los criterios para un
episodio de depresión mayor, se hará un diagnóstico de trastorno de
depresión mayor. De no ser así, está justificado un diagnóstico de
otro trastorno depresivo especificado o de un trastorno depresivo no
especificado.

 Especificar si:
Con ansiedad
Con características mixtas
Con características melancólicas
Con características atípicas
Con características psicóticas congruentes con el estado de ánimo
Con características psicóticas no congruentes con el estado de ánimo
Con inicio en el periparto
 Especificar si:
En remisión parcial
En remisión total
Especificar si:
Inicio temprano: Si el inicio es antes de los 21 años.
Inicio tardío: Si el inicio es a partir de los 21 años.
 Especificar si (durante la mayor parte de los dos años más recientes del
trastorno depresivo persistente):
- Con síndrome distímico puro: No se han cumplido todos los criterios para -
un episodio de depresión mayor al menos en los dos años anteriores.
- Con episodio de depresión mayor persistente: Se han cumplido todos los
criterios para un episodio de depresión mayor durante los dos años
anteriores.
- Con episodios intermitentes de depresión mayor, con episodio actual:
Actualmente se cumplen todos los criterios para un episodio de depresión
mayor, pero ha habido períodos de al menos 8 semanas en por lo menos
los dos años anteriores con síntomas por debajo del umbral para un
episodio de depresión mayor completo.
- Con episodios intermitentes de depresión mayor, sin episodio actual:
Actualmente no se cumplen todos los criterios para un episodio de
depresión mayor, pero ha habido uno o más episodios de depresión mayor
al menos en los dos años anteriores.
 Especificar la gravedad actual:
Leve
Moderado
Grave

 Curso y Pronostico

Con frecuencia, el trastorno distímico suele presentar un inicio temprano e


insidioso (por ejemplo: en la niñez, adolescencia o al principio de la edad adulta),
así como un curso crónico. Con frecuencia se encuentra en comorbilidad con el
Trastorno Depresivo Mayor lo que puede llamarse depresión doble.
El trastorno distimico cursa con síntomas menos graves y más crónicos que
el TDM y que se han mantenido durante más de un año. Cuando el trastorno
distimico tiene más de un año de duración es difícil distinguir, la alteración del
estado de ánimo del funcionamiento habitual del menor y erróneamente se califica
como un chico retraído, enojón o aislado.
Si el trastorno distímico precede al inicio del trastorno depresivo mayor, es
menos probable que se produzca una recuperación completa espontánea entre los
episodios depresivos mayores y hay más probabilidades de presentar más
episodios posteriores. El curso del trastorno distímico tratado parece similar al de
otros trastornos depresivos, exista o no un trastorno depresivo mayor
sobreañadido.
Por otra parte el pronóstico es un aspecto importante al tratar a un
adolescente con un trastorno de este tipo. Los factores que parecen predecir un
peor pronóstico son la edad de inicio más temprana, la duración de la
enfermedad, el historial de hospitalizaciones previas al diagnóstico, la forma
desadaptativa de enfrentar los problemas, la comorbilidad entre diferentes
trastornos psiquiátricos, la severidad de los síntomas y el historial familiar positivo
de trastornos de ansiedad o afectivos.
No existe un medio fiable para saber si un adolescente volverá a presentar
los síntomas una vez que han remitido con el tratamiento, pueden pasar de meses
hasta años sin una recaída. Algunos otros factores de mal pronóstico son la mala
respuesta al tratamiento inicial, la separación de uno de los progenitores por
muerte o divorcio, la alta dependencia interpersonal y la clase social baja.

 Prevalencia
La prevalencia a lo largo de la vida del trastorno distimico es de
aproximadamente 6%. Se presenta en igual porcentaje en niños y adolescentes de
ambos sexos.

 Síntomas y trastornos asociados

Las características asociadas al trastorno distímico son parecidas a las de


un episodio depresivo mayor. Los síntomas más frecuentemente encontrados en
el trastorno distímico son la pérdida generalizada de interés o de placer, los
sentimientos de culpa o tristeza referente al pasado; los sentimientos de
incompetencia; los sentimientos subjetivos de irritabilidad o ira excesiva, el
aislamiento social; la eficiencia o la productividad y el descenso de la actividad
En estos sujetos los síntomas vegetativos (sueño, apetito, cambio de peso y
síntomas psicomotores) parecen ser menos frecuentes que en los sujetos con un
episodio depresivo mayor. Cuando hay un trastorno distímico sin un trastorno
depresivo mayor previo, existe un riesgo de presentar un trastorno depresivo
mayor en el futuro (el 10% de los sujetos con un trastorno distímico presentará un
trastorno depresivo mayor a lo largo del año siguiente).
El trastorno distímico puede ir asociado a los trastornos de la personalidad
límite, histriónico, narcisista, por evitación, obsesivos compulsivos y por
dependencia. Sin embargo, la valoración de las características de los trastornos
de la personalidad en estos sujetos es difícil, ya que los síntomas crónicos del
estado de ánimo pueden contribuir a los problemas interpersonales o estar
asociados a una percepción de sí mismos distorsionada. Otros trastornos crónicos
del Eje I (por ejemplo: la dependencia de sustancias) o el estrés psicosocial
crónico pueden ir asociados al trastorno por déficit de atención con hiperactividad,
a los trastornos de comportamiento, los trastornos de ansiedad, los trastornos del
aprendizaje y el retraso mental.
 Diagnóstico Diferencial

El diagnóstico diferencial entre el trastorno distímico y el trastorno depresivo


mayor resulta especialmente difícil por el hecho de que los dos trastornos
comparten síntomas parecidos y porque sus diferencias en inicio, duración,
persistencia y gravedad, no son fáciles de evaluar. Normalmente, el trastorno
depresivo mayor consiste en uno o más episodios depresivos mayores
diferenciados que se pueden distinguir de la actividad normal de la persona,
mientras que el trastorno distímico se caracteriza por síntomas depresivos menos
graves y crónicos, que se han mantenido durante años.
Cuando el trastorno distímico es de varios años de duración, la alteración
de estado de ánimo no puede distinguirse con facilidad del funcionamiento normal
del sujeto. Si al iniciarse los síntomas depresivos crónicos, éstos son de suficiente
gravedad y número para cumplir los criterios para un episodio depresivo mayor, el
diagnóstico será trastorno depresivo mayor, crónico (si todavía se cumplen los
criterios), o trastorno depresivo mayor, en remisión parcial (en caso de que ya no
se cumplan los criterios).
Sólo se establece el diagnóstico de trastorno distímico con posterioridad a
un trastorno depresivo mayor si el trastorno distímico se produjo antes del primer
episodio depresivo mayor (p. ej., ningún episodio depresivo mayor durante los
primeros 2 años de los síntomas distímicos) o si ha habido una remisión total del
episodio depresivo mayor (p. ej., que dure al menos 2 meses) antes del inicio del
trastorno distímico.
Los síntomas depresivos pueden ser una característica asociada habitual
en los trastornos psicóticos crónicos (p. ej., el trastorno esquizoafectivo, la
esquizofrenia, el trastorno delirante). No se establece un diagnóstico
independiente de trastorno distímico si los síntomas se presentan únicamente en
el curso del trastorno psicótico (incluidas las fases residuales).
El trastorno distímico debe ser diferenciado del trastorno del estado de
ánimo debido a enfermedad médica. El diagnóstico es trastorno del estado de
ánimo debido a enfermedad médica si la alteración del estado de ánimo se
considera una consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica
específica (p. ej., esclerosis múltiple). Esta decisión se basa en la historia clínica,
los hallazgos de laboratorio y la exploración física. Si se considera que los
síntomas depresivos no son la consecuencia fisiológica directa de la enfermedad
médica, el trastorno primario del estado de ánimo se anota en el Eje I (p. ej.,
trastorno distímico) y la enfermedad médica se anota en el Eje III (p. ej., diabetes
mellitus). Por ejemplo, éste sería el caso si se considera que los síntomas
depresivos son la consecuencia psicológica directa de tener una enfermedad
médica o si no hay relación etiológica entre los síntomas depresivos y la
enfermedad médica.
Un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se diferencia de
un trastorno distímico por el hecho de que una sustancia (p. ej., una droga de
abuso, un medicamento, una toxina) se considera que está etiológicamente
relacionada con la alteración del estado de ánimo.
Es frecuente que haya indicios de una alteración coexistente de la
personalidad. Cuando el cuadro cumple los criterios tanto para trastorno distímico
como para trastorno de la personalidad, se establecerán criterios diagnósticos.

6) Tratamiento:

6.1) La entrevista clínica

Servirá para indagar en la búsqueda de aquellos criterios de diagnósticos,


así como para conocer el posible desencadenante el episodio depresivo,
antecedentes del trastorno en el adolescente o en la familia, así como conductas
las cuales pueden ser causadas por la presencia de algún trastorno depresivo,
comunes en adolescentes, como puede ser la ansiedad por separación, negativa a
asistir a la escuela, conductas antisociales, abuso de sustancias, malestar físico,
anorexia, hasta delincuencia y renuencia de asistir a reuniones familiares o
sociales. Por medio de la observación se buscarán algunos síntomas que pueda
manifestar el adolescente, como una actitud irritable, lágrimas y/o decaimiento
general. Dicha entrevista se realizará tanto al adolescente como a los padres
(Mardomingo, 1994).
La entrevista también puede realizarse por medio de cuestionarios
semiestructurados, como el Cuestionario Infantil para los trastornos afectivos y
esquizofrenia o K-SADS, desarrollado por el Dr. William Chambers y el Dr.
Joaquim Puig-Antich. El K-SADS fue diseñado para obtener la severidad de
síntomas y evaluar pasados y presentes episodios de psicopatologías en niños y
adolescentes.
Dicha prueba evalúa variables como depresión mayor, distimia y otros
trastornos dentro del apartado de trastornos depresivos, esquizofrenia y otros
trastornos relacionados, trastornos de ansiedad, bulimia, anorexia y muchos otros
trastornos psicológicos. Está dispuesto como una entrevista semiestructurada y
los enunciados pueden ser parafraseados, por lo cual pueden ser ajustados al
paciente. Al ser administrado a pre-adolecentes, se debe entrevistar primero a los
padres (Mardomingo, 1994; Kaufman, Birmaher, Brent, Rao y Ryan, 1996).
También se hace el uso de inventarios o pruebas las cuales puedan medir o
indicar la presencia de una depresión.
6.2) Instrumentos de auto-informe

Son los más habituales, ya que parte de los síntomas y criterios de diagnóstico por
parte del DSM son subjetivos. Entre estos tenemos:

6.2.1 Inventario de depresión de Beck

Se trata de un inventario que sirve de auto-informe el cual consta de 21


preguntas. Se utiliza para evaluar la depresión en pacientes clínicos y no clínicos.
Se desarrolló para realizarse en adolescentes y adultos, así que cualquier persona
mayor de 13 años puede utilizarlo. Emplea una herramienta de calificación en la
que cada pregunta está calificada en una escala de cuatro puntos que va de 0 a 3.
Donde 0 significa que no experimentas síntomas, mientras que 3 significa que
experimentas una forma severa de los síntomas.
Ejemplo:
 0: no me siento triste
 1: me siento triste algunas veces
 2: me siento triste todo el tiempo
 3: me siento tan triste o infeliz que no puedo soportarlo.

El terapeuta debe estar familiarizado con el instrumento antes de la aplicación


y se le debe indicar al paciente que en primer lugar, debe evaluar las preguntas en
base a su condición durante las últimas dos semanas así como en el día en que
realiza la prueba. Debe especificar que en el caso de que sienta que múltiples
afirmaciones describen su condición por igual, elija la respuesta con el número
más alto en la escala del 0 al 3. Por ejemplo, si cree que 2 y 3 representan por
igual su condición, que elija la afirmación 3. Por último, la pregunta 16 (cambios en
el patrón de sueño) y la 18 (cambios en el apetito) están calificadas en una escala
de siete puntos en lugar de la escala normal de cuatro. Sin embargo, estas
preguntas no tienen más peso que las otras al momento de calcular los resultados.
El sujeto debe realizar esta prueba sin la menor distracción o presión.
Para Califica las preguntas, simplemente se suma todos los puntos para
obtener la calificación. Por ejemplo, si tiene 0 puntos en la primera pregunta y 3 en
la segunda, se suma ambos para obtener una calificación de 3 para las dos
primeras preguntas.
Continúa de la misma forma para el resto de las preguntas hasta haber
sumado las 21. Entonces se obtiene la puntuación total. Esta se encontrará en el
rango de 0 a 63.
Por último se debe evaluar la calificación. No existen puntos límite
arbitrario para diagnosticar cada categoría de depresión. Sin embargo, hay rangos
de calificación que indican la categoría particular de depresión que cada persona
tiene. Una vez calculada la puntuación total, simplemente se compara con las
siguientes categorías:
 Una calificación de 0 a 13: sin depresión
 Una calificación de 14 a 19: depresión leve
 Una calificación de 20 a 28: depresión moderada
 Una calificación de 29 a 63: depresión severa
Es un instrumento muy útil porque:
 Puede identificar cualquier cambio en el estado emocional.
 Puede identificar las áreas en las que la depresión sigue siendo alta, como por
ejemplo si se dificulta dormir o si tiene pensamientos suicidas.
 Una vez identificadas las áreas que aún causan problemas, se puede empezar
a trabajar para mejorarlas.

Verificar el progreso del tratamiento con regularidad.

6.2.2. Inventario de Depresión en Niños o CDI por sus siglas en Inglés


(Children´s Depression Inventory, Kovacs, 1992)

El cual nace a partir del Inventario de Depresión de Beck. El Inventario de


Depresión en Niños pide al evaluado seleccionar entre tres alternativas aquella
que se asemeje mejor a su persona en las dos semanas previas a la evaluación.
El CDI consta de 81 elementos los cuales miden disforia y autoestima negativa.
(Wicks-Nelson e Israel, 1997; “CDI. Inventario de Depresión Infantil”, s.f.).
En la actualidad se cuenta con el CDI-II, el cual puede ser aplicado entre los
7 y 17 años de edad, el cual puede indicar síntomas de depresión temprana,
diagnosticar una depresión o trastornos relacionados, al igual que monitorear la
efectividad del tratamiento. Dicho inventario tiene una presentación completa, la
cual puede tardar de 15 a 20 minutos en aplicar, así como su versión corta de 5
minutos de aplicación (“Children’s Depression Inventory 2TM”, s.f.).

6.2.3 Escala de Depresión Infantil de Reynolds

Es otro instrumento de auto-aplicación, la cual se utiliza en niños de 8 a 13


años de edad, desarrollada con 30 ítems, con respuestas de 0 a 3, identificada por
caritas tristes a caritas felices (Wicks-Nelson e Israel, 1997; “About Me (Reynolds
Child Depression Scale)”, s.f.). Igualmente, la Escala de Depresión Adolecente de
Reynolds es utilizada en adolescentes entre 12 y 18 años de edad (Wicks-Nelson
e Israel, 1997).
6.2.4 La Child Behavior Checklist o Lista de Chequeo de
Comportamiento en Niños

Es un cuestionario para padres en donde se califican distintas conductas y


problemas emocionales del niño. Fue desarrollada por Achenbach y ha sido una
de las medidas estandarizadas más usadas en la evaluación de niños. Puede ser
utilizada en niños de 2- 4 años y de 4 a 18 años, evaluando tanto la dimensión
internalizante del sujeto, como la ansiedad, depresión y sobre-control, como la
dimensión externalizante del niño, o la agresividad, hiperactividad, incumplimiento
de normas y bajo control. Esta prueba no cuenta con traducción al Español (Inter-
university Consortium for Political and Social Research, s.f.).

6.2.5 El Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes o SENA

Es utilizado para evaluar problemas emocionales y de conducta en niños


desde los 3 años de edad hasta los 18, midiendo los mismos problemas
interiorizados y externalizados que la Lista de Chequeo de Comportamiento en
Niños, al igual que otros problemas específicos, como problemas en la conducta
alimentaria, problemas de aprendizaje y esquizotipia. También cuenta con la
capacidad de detectar áreas de vulnerabilidad del niño, así como factores
protectores ante diferentes problemas y los cuales puedan ser utilizados para la
intervención. Esta prueba viene en formato evaluado, padres y profesores (SENA.
Sistema de Evaluación de Niños y Adolescentes, s.f).
También han surgido instrumentos de evaluación para padres y/o
profesores, como es el caso del Inventario de Depresión en Niños, el cual viene
con una forma para padres y una forma para profesores, así como el Cuestionario
Infantil para los trastornos afectivos y esquizofrenia, el cual no se encuentra
traducido al español (“Children’s Depression Inventory 2TM”, s.f.; Kaufman,
Birmaher, Brent, Rao y Ryan, 1996).

6.2.6 Escala de valoración de Hamilton

La escala de valoración de Hamilton para la evaluación de la depresión


(Hamilton depresión rating scale (HDRS)) es una escala, heteroaplicada, diseñada
para ser utilizada en pacientes diagnosticados previamente de depresión, con el
objetivo de evaluar cuantitativamente la gravedad de los síntomas y valorar los
cambios del paciente deprimido. Se valora de acuerdo con la información obtenida
en la entrevista clínica y acepta información complementaria de otras fuentes
secundarias.
Si bien su versión original constaba de 21 ítems, posteriormente se realizó
una versión reducida con 17 ítems, que es la recomendada por el Instituto
Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos.
Cada cuestión tiene entre tres y cinco posibles respuestas, con una
puntuación de 0-2 ó de 0-4 respectivamente. La puntuación total va de 0 a 52.
Pueden usarse diferentes puntos de corte a la hora de clasificar el cuadro
depresivo.
Se recomienda emplear los siguientes puntos de corte:
 No deprimido: 0-7
 Depresión ligera/menor: 8-13
 Depresión moderada: 14-18
 Depresión severa: 19-22
 Depresión muy severa: >23

Para la evaluación de la respuesta al tratamiento se ha definido como


respuesta una disminución mayor o igual del 50% de la puntuación inicial de la
escala, respuesta parcial como una disminución entre el 25-49% y una no
respuesta como una reducción de menos del 25%. La remisión se ha considerado
con una puntuación menor o igual a 7, aunque hay resultados que apoyan que
este punto de corte debería de tener un valor más bajo.

6.3) Examen mental

En los trastornos depresivos se pueden alterar diversas áreas del sujeto,


por los cuales, durante la entrevista, deben ser evaluados.

Colaborador, reservado, hostil,


Aspecto Aseado, bien peinado o despeinado.
Rasgos distintivos: gafas, tatuajes, piercings…

Nivel de conciencia/alerta en cuánto persona, lugar, tiempo y


Orientación
motivo de consulta.

Humor o Estado emocional descrito por el propio paciente.


Afecto Estado emocional observado: deprimido, eutímico, maníaco.

Habla Velocidad, volumen, prosodia.


Comportamiento Calidad: coordinación, tics motores y/o vocales, estereotipias,
motor agitación, inquietud o apatía.

Lineal: capaz de organizar y trasmitir información con claridad,


Tangencial: se desvía de un tema sin regresar al mismo,
Proceso del
Circunstancial: se aleja del tema pero regresa a él,
pensamiento
Fuga de ideas: el paciente salta de un tema a otro sin relación
entre ellos. Manifestación de manía.

Autoestima, relaciones con compañeros/progenitores,


Contenido del pensamientos depresivos/ansiosos/psicóticos, etc.,
pensamiento Valoración de tendencia al suicidio: presencia/ausencia de la
idea suicida, pensamientos, planes y tentativas.

Autoconciencia del paciente de sus recursos y de la progresión


Introspección
y su enfermedad.

Capacidad de tomar decisiones apropiadas y predecir su


Juicio propio comportamiento en situaciones sociales hipotéticas (¿si
esta noche estuvieras deprimido, qué haría?)

7. Tratamiento
7.1) tratamiento cognitivo conductual
7.1.1Reestructuración cognitiva

Se dirige a la clarificación y cambio de los patrones de pensamientos del


paciente. Desarrollada a partir de la terapia racional emotiva de Ellis (1974), la
meta es ayudar a los pacientes a desarrollar la capacidad para evaluar los
incidentes potencialmente trastornarte de una manera realista.

Siguiendo las técnicas o pasos planteados por Beck, se pueden denominar


los siguientes:

1. Identificación de los pensamientos automáticos y desadaptados, de la


misma manera reconocer las estructuras cognitivas subyacentes.
2. Seleccionar un pensamiento distorsionado para trabajar.
3. Chequear la credibilidad de dicho pensamiento, pidiéndole al paciente
que califique del 0 al 100 su creencia, siendo 0 que no lo cree tan cierto
y 100 totalmente cierto.
4. Buscar evidencias a favor y en contra del pensamiento, con la finalidad
de cuestionar la lógica y los argumentos que el paciente tiene frente a
este pensamiento.
5. Evaluar las evidencias y re-chequear la credibilidad.
6. Identificar si hay distorsión.
7. Re-elaborar el significado de dicha distorsión con afirmaciones o
sugerencias elaboradas por el mismo paciente.
8. Practica la sustitución del pensamiento, indicándole al paciente un
nuevo significado a sus pensamientos con la finalidad de que se lleve a
cabo en la vida real.

A su vez Goldfried y Goldfried (1980) utilizan un procedimiento de cuatros


pasos para llevar a cabo la práctica de la reestructuración. Primero que el paciente
pueda percatarse de que las cogniciones intervienen en la excitación emocional.
En segundo lugar, se enseña al paciente a reconocer la irracionalidad de
determinadas creencias. En tercer lugar, se ayuda al paciente a ver cómo estas
cogniciones no realistas intervienen en las emociones desadaptativas. Por último,
el cliente, consciente y deliberadamente, se ocupa de hacer algo de manera
diferente cuando se siente alterado. La respuesta emocional se toma como una
señal para detener la acción y reevaluar la situación. La intención es, en cuanto a
una evaluación más realista, conducir a respuestas emocionales y conductuales
más adaptativas

7.1.2 Resolución de problemas

Esta técnica se basa en que los problemas a los que no se encuentra


solución, que no se resuelven de forma apropiada pueden crear un malestar
crónico que puede terminar en enfermedades psíquicas o físicas.
Thomas D’ Zurilla y Marvin Goldfried, idearon la técnica de solución de
problemas en 1971. Consiste en una estrategia de cinco pasos para encontrar
solución a cualquier tipo de problema. Se define un problema como “un fracaso
para encontrar una respuesta eficaz ante una situación determinada”.
Los cinco pasos para resolver un problema son:
a) Descripción del problema: Se debe explicar sistemática y
operacionalmente cual es el problema que aqueja principalmente y que
causa un malestar significativo.
b) Establecimiento de objetivos: Cuales son las metas a cumplir a largo,
medio y corto plazo.
c) Búsqueda de soluciones: Consiste en hacer una lista de posibles
soluciones alternativas siguiendo la técnica de la “tormenta de ideas” o
“Brainstorming” anotando todas las posibles soluciones siguiendo las
siguientes normas:
-Vale cualquier idea que se le ocurra, no se puede criticar las ideas
que se imagine.
-Aunque la posible solución parezca un disparate en principio es
válida.
-Es deseable producir muchas ideas de soluciones alternativas.
Entre más ideas es probable una mejor solución.
d) Valoración de soluciones: Consiste en elaborar una tabla de 5
columnas donde cada una tendrá un título para considerar si la solución
aportada en la más conveniente o no dándole un valor especifico que va
desde +3 para extremadamente satisfactoria hasta -1 para ligeramente
satisfactoria.
Posteriormente basta con restar el total negativo del total positivo. Las
soluciones que dé el mayor número positivo serán para el paciente las
más satisfactorias

Solución Resolución de Esfuerzo/Tiempo Bienestar Bienestar Total


conflicto Emocional General

 +3 Extremadamente satisfactorio -3 Extremadamente insatisfactorio


 +2 Medianamente satisfactorio -2 Medianamente insatisfactorio
 +1 Ligeramente satisfactorio -1 Ligeramente insatisfactorio

7.2) Entrenamiento en habilidades sociales

Como se ha visto, las teorías conductuales de la depresión postulan que


una baja tasa de refuerzo positivo contingente a la respuesta puede conducir a la
depresión. La obtención de refuerzo positivo está determinada, en parte, por la
destreza del individuo para aumentar la disponibilidad de refuerzo positivo y
obtener el mismo. Esto es, frecuentemente, los pacientes deprimidos
experimentan insatisfacción con su familia, su trabajo y sus relaciones sociales; la
depresión puede ser debida a la ausencia de habilidades sociales necesarias para
obtener el máximo refuerzo positivo y el mínimo castigo.
El entrenamiento en habilidades sociales es breve, generalmente no dura
más de doce semanas. Los pacientes pueden ser tratados individualmente o en
grupo. El entrenamiento comienza con la realización de distintas representaciones
de papeles para identificar el déficit que tenga el paciente en habilidades sociales.
También se utilizan otros métodos de evaluación tales como la observación de la
pareja, autoinformes, autoobservación de conductas sociales, etc.
Dado que muchas de las habilidades sociales dependen de la situación, el
objetivo del tratamiento suele ser mejorar las habilidades sociales en distintos
contextos sociales (p.ej., trabajo, escuela, interacción con el sexo opuesto).
Bellack y colaboradores, utilizando un enfoque centrado en el entrenamiento de
habilidades sociales, han demostrado en varios estudios (p.ej., Bellack, Hersen y
Himmelhoch, 1983; Hersen, Bellack, Himmelhoch y Thase, 1984) la eficacia de
este enfoque en el tratamiento de la depresión. La terapia de solución de
problemas también es eficaz en el tratamiento de la depresión en niños (Stark,
Reynolds y Kaslow, 1987), en personas mayores (Areán et al., 1993) y con
pacientes que presentan intentos repetidos de suicidio (Salkovis, Atha y Storer,
1990).

 Modelamiento: consiste en el aprendizaje mediante la


observación, buscando exponer al sujeto a modelos que
muestren correctamente conductas deseadas,
 Representación o role play: ensayo de situaciones simuladas,
utilizando las habilidades que se quieren aprender.
 Reforzamiento: busca reforzar una conducta deseada por el
terapeuta, el mismo paciente o personas cercanas a él, de
manera que dicha conducta aumente su frecuencia.

7.3) Entrenamiento en autocontrol

Para lograr un entrenamiento eficiente se realizan las siguientes técnicas:

a) Auto-observación: El entrenador debe enseñar al sujeto a atender sus


propias conductas problemáticas con el fin de modificarlas.
b) Auto-registro: Se trata de que el propio adolescente anote de manera
precisa y operacional el comportamiento problemático.
c) Auto-refuerzo: Consiste en la auto administración de recompensas
contingentes, las cuales contribuyen al aumento de las probabilidades de
realizar la conducta meta o deseada.
d) Entrenamiento en tareas entre sesiones terapéuticas: Se presentan al
individuo una serie de ejercicios que deberá de realizar entre sesiones para
profundizar y trabajar en todos los aspectos relacionados con las
dificultades de control.
e) Entrenamiento de respuestas alternativas: A través de esta técnica se le
enseña a la persona a reaccionar de manera más adaptativa, lo cual es útil
a la hora de manejar la rabia, la ira y la hostilidad.

7.4) estrategias conductuales

7.4.1. Horario de actividades

En conjunto con el terapeuta, el paciente realiza un horario de actividades


contemplando sus actividades diarias, incluso reposos y descansos del paciente.
Se le pedirá al paciente que realice la mayoría de las actividades plasmadas en el
horario, y conforme las vaya realizando, se pueden agregar más actividades,
aumentando su complejidad

7.4.2 Método de destreza-placer

Basándose en la técnica de horario de actividades, el paciente registrará su


nivel de satisfacción con dichas actividades. El paciente utilizará una “D” para
señalar destrezas, refiriéndose a aquellas actividades que le resultan simples, y
“P” para aquellas actividades que le proporcionan placer.

7.4.3 Ensayo cognitivo

Antes de realizar cualquier actividad, el paciente y el terapeuta pueden


debatir sobre los pasos que implica realizarla, lo cual ayudará al paciente a tener
un mejor desenvolvimiento en ella. También se le puede recomendar a que se
imagine realizando, paso por paso, dicha actividad, lo cual aumentará su atención
a la hora de realizar la actividad.

7.5) Técnicas de relajación.

En caso que el paciente presente mucha ansiedad, pueden enseñársele las


siguientes técnicas.

7.5.1 Relajación muscular profunda

Esta técnica de relajación fue desarrollada por Jacobson (1974) e implica el


entrenamiento en el contraste de tensión-relajación. Se instruye al paciente para
que alterne el tensar y liberar cada zona muscular importante: manos, brazos,
pecho, hombros, la parte superior de la espalda, la parte inferior de la espalda,
abdomen, trasero, muslos, músculos de la pantorrilla, pies, nuca, garganta,
mandíbula, ojos y frente.
La relajación total usualmente se realiza sentándose en una silla reclinable
e incluyendo todas las zonas musculares en una sesión de entrenamiento. Existe
la relajación diferencial que puede practicarse mientras se llevan a cabo otras
actividades al mismo tiempo. Aquí, el paciente relaja deliberadamente aquellos
músculos que no están en uso tirante una actividad.

7.5.2 Control de la respiración

Se instruye al paciente en la respiración profunda, diafragmática. Después


de exhalar, el siguiente paso es inhalar aire, en tanto, al mismo tiempo, se empuja
el diafragma hacia abajo y afuera (con lo que se forma una gran cavidad), con lo
cual se provee de espacio suficiente para que el aire fluya hacia los pulmones.
Entonces el aire se libera lentamente, mientras, a un mismo tiempo se contrae el
abdomen. Se instruye al paciente para contar rítmicamente durante el ejercicio y
emplear una cantidad de tiempo en la inhalación y exhalación.

7.6) Farmacologia

Los fármacos antidepresivos están indicados en niños y adolescentes con


depresión que no responden rápidamente a psicoterapia, depresión severa y
depresión psicótica. Los inhibidores selectivos de la receptación de serotonina
(IRSS) son los antidepresivos de elección por su seguridad, perfil de efectos
colaterales, fácil uso y fácil administración (una toma diaria).
Los efectos colaterales de todos los IRSS son similares, dosis dependientes
y habitualmente disminuyen con el tiempo (gastrointestinales, inquietud, diaforesis,
cefalea, descuido y cambios en el apetito, sueño y funcionamiento sexual),
especial cuidado se debe tener frente a la inducción de hipomanía en pacientes en
riesgo de bipolaridad. Los pacientes deben ser tratados con dosis adecuada y
tolerable por al menos 4 semanas. Si el paciente no presenta ninguna mejoría, se
debe considerar aumentar la dosis. Si se presenta alguna mejoría, la misma dosis
debe continuarse por al menos 6 semanas. Por el contrario, si no se observa
mejoría a las 6 semanas, otras estrategias de tratamiento deberían ser
consideradas.
Como segunda línea de tratamiento se recomienda cambiar el IRSS por
otro con el mismo mecanismo de acción o, si existe importante ansiedad y/ o
insomnio, se sugiere nefazodone; si predomina la letargia, hipersomnia o existe
comorbilidad con trastorno por déficit atencional se recomienda cambiar a
bupropión o venlafaxina.
Como tercera línea de tratamiento están los tricíclicos, mirtazapina o
inhibidores de la monoamina oxidasa. Además, se puede potenciar el
antidepresivo agregando litio o triyodotirorina.
Por último, estudios aislados muestran que adolescentes con depresión
resistente a tratamiento pueden responder a electroconvulsivoterapia. Dado el
contexto psicosocial en que ocurre la depresión, la farmacoterapia sola nunca es
suficiente como tratamiento. Debido a la alta tasa de recaída y recurrencia de la
depresión, la terapia se debe mantener al menos por 6 a 12 meses, en la misma
dosis en que se logró la remisión del cuadro. Posteriormente los fármacos pueden
ser discontinuados paulatinamente durante un período de 6 semanas o más para
evitar los efectos de retiro.
Se puede recomendar una terapia de mantención considerando la
severidad del presente episodio depresivo (por ejemplo: suicidio, psicosis,
deterioro del funcionamiento previo), número y severidad de episodios depresivos
previos, cronicidad, presencia de trastornos comórbidos, resistencia al tratamiento.
Es recomendable que jóvenes con dos o tres episodios de TD reciban tratamiento
de mantención por al menos 1 a 3 años. El litio y otros estabilizadores del ánimo
son útiles en el tratamiento de mantención en pacientes con depresión unipolar
recurrente. Las intervenciones descritas recientemente para el TD son las
recomendadas para el tratamiento de niños y adolescentes con distimia.
Bibliografía

 Asociación Americana de Psiquiatría (2014) Manual Diagnostico y


Estadístico de los Trastornos Mentales. España. Editorial Médica
Panamericana.
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 Cárdenas, E. Feria, M. Vazquez, J. Palacios, L. y Peña, F (2010) Guía
Clínica para los Trastornos afectivos (Depresión y Distimia) en niños y
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Fuente.
 Vázquez, F. Muñoz, R. y Begoña, E. (2000) Depresión: diagnóstico,
modelos teóricos y tratamiento a finales del siglo XX. Psicología
Conductual, Vol. 8, Nº 3.
http://www.psicologiaconductual.com/PDFespanol/2000/art02.3.08.pdf

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