Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
TEMA I
LA AUTONOMIA PRIVADA. EL CONTRATO.
HECHOS Y ACTOS JURÍDICOS. LA DECLARACIÓN DE VOLUNTAD.EL
SILENCIO.
Jurídicamente no todos los acontecimientos que tienen lugar en la realidad social tienen
la misma transcendencia y significación.
2º Declaración de un sentimiento (perdono una deuda, art. 1.196 del C.C., los
cónyuges separados se reconcilian, art. 84 del C.C.). La eficacia se produce porque la
ley así lo ha previsto (eficacia ex lege), la declaración es lo único que cuenta, pero no
regulará su eficacia, sino que esta vendrá regulada por la ley. 1
3º La declaración puede tener el contenido de un querer, entonces se habla de
"declaración de voluntad", cuya manifestación más importante es el negocio jurídico.
La declaración de voluntad.
Clases.
Son varios los criterios a tener en cuenta para clasificar las declaraciones de voluntad.
El silencio.
En nuestro sistema no existe una regla uniforme para interpretar el significativo del
silencio, no está contemplado en el C.C.
Jurídicamente no son ciertos los aforismos de que "quien calla otorga" (qui tacet
consintere videtur) y el de "quien calle ni afirma ni niega" (qui tacet neque negat neque
utique fatetur), a de acudirse a la interpretación del contrato en su conjunto para
averiguar cual es el sentido y alcance que haya querido otorgársele.
El T.S. indica unas pautas para regular el silencio (S.T. 11.06.91, 31.12.94, 17.02.95) :
2º Si no hay pacto (art. 42, Ley 15.01.96 del comercio minorista) se han de
observar las conductas de las partes, si se deriva que hay una intervención clara,
inequívoca, determinada, de que se quiere realizar el acto, el silencio será positivo.
La autonomía privada.
1º Las Leyes : entendiendo como tal las normas jurídicas legales. En ellos se
comprenden las leyes imperativas, de necesaria aplicación.
En Derecho Civil la mayor parte de las normas jurídicas son dispositivas, permite a los
particulares excluir voluntariamente su aplicación, se aplicarán cuando la autonomía no
hubiese previsto nada. Aunque hoy en día, para proteger a la parte más débil, son
frecuentes las normas imperativas (art. 2.3. Ley General de Consumidores y Usuarios).
4
Aunque fue ampliamente recibida por un importante grupo de juristas españoles, a raíz
de la traducción española del Tratado de Derecho Civil Alemán, de ENNECCERUS,
KIPP y WOLF, llevado a cabo en los años 30 por Alguez y Blas Pérez.
La doctrina española actual admite tal categoría, como general y sin discusión, para los
negocios patrimoniales (intercambio de bienes y servicios), y la desecha, con carácter
general, para los familiares, los personales y los que afectan a la sucesión mortis causa.
Concepto.
5
Atendiendo a la función que desempeña la "vida" o la "muerte".
- Negocios jurídicos "mortis causa" : la muerte de una de las partes actúa como
presupuesto necesario de los intereses que se regulan a través del mismo y de su
eficacia (el testamento, las donaciones mortis causa).
- Negocios jurídicos inter vivos : destinados a regular intereses y a producir sus
efectos, sólo normalmente, durante la vida de las partes (la mayoría de los
contratos).
El contrato es la manifestación más clara de autonomía privada (art. 1.255 del C.C.),
aunque puede predicarse de todos los actos jurídicos voluntarios patrimoniales. El
contrato es aquel acuerdo de voluntades dirigido a la producción, manifestación o
extinción de relaciones obligatorias.
- Consensuales (consensus).
- Reales (res).
- Verbales (stipulatio).
- Literales (litteris).
6
Con posterioridad se admiten los contratos innominados, cuya fuerza obligatoria deriva
de la presencia de la causa civil de obligar (Digesto 2,14,7, párrafo 1) con la
concurrencia de un dare o un facere (entrega o hecho).
En los textos romanos (Digesto 2,14,1, párrafo 3), si se encuentra la definición moderna
de contrato (la figura general del coventio) pero no designa una figura unitaria y no pasa
de ser una definición puramente programática y sin alcance jurídico estricto. También
se conoce como el pactum (pacto), acuerdo de voluntades, de dos o más personas que,
por sí solo, no produce obligaciones ni acción, pero sí excepción. Salvo en el supuesto
de las obligaciones consensuales, se niega, en general eficacia obligatoria al nudo
consentimiento.
Durante la Edad Media se mantienen los mismos postulados, aunque se irán sentando
las bases que lleven a la formulación de la categoría general.
Concepto vigente de contrato. (Arts. 1.089, 1.091, 1.254, 1.261, 1.258, 1.274 del
C.C.).
Técnicamente el contrato es :
Art. 1.261 del C.C. "no hay contrato sino cuando concurran los requisitos siguientes":
Art. 1.278 del C.C. "Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en
que se hayan celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para
su validez".
El consentimiento.
No puede darse un consentimiento que no recaiga sobre una materia (art. 1.261,2º del
C.C.) ; o sea, sobre un objeto. El desacuerdo sobre el objeto provoca el disenso y la falta
absoluta de consentimiento.
Para la emisión válida y eficaz del consentimiento se requiere que las partes tengan
capacidad de obrar (mayoría de edad y no estar incapacitados) en caso de que no se
tenga será necesario que intervenga el representante legal o que se cuente con la
asistencia necesaria para complementar dicha capacidad.
A tenor de los preceptos de los arts. 1.263 y 1.264 del C.C., no pueden prestar
consentimiento los menores no emancipados y los incapacitados (sin perjuicio de las
incapacidades especiales que la ley establezca).
El objeto se distingue de :
- Las cosas y servicios (art. 1.271, 1.272 y 1.273 del C.C.) : son objeto, pero no
son la única materia del mismo.
- La prestación : supone confundir el objeto con la obligación.
- La obligación : es la consecuencia jurídica que se pretende conseguir. No puede,
la obligación, identificarse al contrato.
- El contenido : es la regla que se imponen las partes mediante el mismo (art.
1.091 del C.C.).
- El fin perseguido: es lo que se pretende obtener.
Requisitos:
Arts. 1.271 a 1.273 del C.C., los requisitos del objeto son su existencia, posibilidad,
licitud y determinación :
1) La existencia (no existe consentimiento sin objeto). El objeto tiene que ser una cosa
ya existente en el momento de perfeccionarse el contrato ; pero cabe también una cosa
futura mientras sea posible su existencia. No pueden ser objeto del contrato, aquellas
cosas futuras que, a pesar de su posible existencia veta la ley la realización de contratos
(la herencia futura; donación de bienes futuros, etc..)
Hay cosas que su tráfico es limitado, lo que no debe confundirse con la ilícitud, (armas,
estupefacientes, etc...), su tráfico está sancionado penalmente o sometido a
determinados controles administrativos. El objeto no es ilícito y el contrato no es nulo
civilmente, pero puede aplicarse la sanción penal o administrativa correspondiente.
10
4) La determinación. (art. 1.273 del C.C.). Es la identificación e individualización del
objeto, aunque basta la mera determinabilidad para que se cumpla. Existen dos fases en
la determinación del objeto :
- Arbitriuns boni viri (equidad), el tercero debe tener en cuenta las circunstancias a
la hora de determinar el objeto.
- Arbitrium merum (libre), el tercero decide libremente, siempre con el límite de la
buena fe (arts. 7 y 1.258 del C.C.).
V LA CAUSA. LA FORMA.
El art. 1.274 del C.C. se refiere, literalmente, a la causa del contrato, que es la función
económica que éste se dirige a cumplir.
11
La causa en el Código Civil.
Se distingue causa de la obligación (art. 1.261,3º del C.C.) y causa del contrato que se
menciona en el art. 1.274 del C.C.
Causa de la obligación :
La causa del contrato es la función que está llamado a cumplir el contrato, se puede
identificar con la función económica del mismo. Los conceptos objetivos : Función
económica ; y subjetivo : Finalidad ; son los que deben tenerse en cuenta para
comprender qué es la causa del contrato.
La causa del contrato determina la función del contrato, la clasificación de los contratos
y sirve para permitir la aplicación de determinadas normas jurídicas.
- Según el art. 1.274 del C.C., la función del contrato es onerosa o gratuita, esta
función se especifica en cada tipo contractual (compra-venta, arrendamiento,
etc...). En la compraventa la causa genérica es la onerosa que se especifica en el
intercambio de cosa por precio (art. 1.445 del C.C.). En los contratos no
regulados (atípicos) que carecen de causa especifica legal, pero se deben
encuadrar dentro de las funciones que admite nuestro ordenamiento (causa típica
onerosa o gratuita) Los motivos o finalidades subjetivas de las partes son
irrelevantes jurídicamente, no tienen la consideración de causa, pero dichos
propósitos tendrán relevancia jurídica cuando las partes lo incorporen al contrato
en el momento de su formación. Cuando los datos subjetivos se incorporan al
contrato se habla de causa concreta del mismo (se compra un solar a un precio
determinado convenido que sólo se quiere si se puede edificar en él).
- La causa del contrato determina la distinción entre onerosos y gratuitos.
12
En los onerosos se produce un sacrificio por ambas partes contratantes, a la prestación
de uno se corresponde la del otro (contraprestación). Estos se dividen en:
Requisitos de la causa.
1) La existencia : Nuestro sistema es causal, los contratos que no tengan causa son
nulos. (Art. 1.275 del C.C. ,"los contratos sin causa..., no producen efecto alguno").
El art. 1.277 del C.C. da lugar a lo que se denomina abstracción procesal de la causa
mediante lo que se establece una inversión de la carga de la prueba, se presume que la
causa existe mientras aquel a quien perjudique su existencia y licitud no pruebe lo
contrario.
Los contratos que carecen de causa son aquellos en los que se produce o bien la falta
(ausencia), o bien la deformación del elemento del contrato que permite identificar la
función (Ej: el precio es nominal o irrisorio en un contrato que se dice oneroso). La
jurisprudencia entiende que falta la causa cuando el fin o el propósito determinante del
contrato no se produce.
2) La licitud : Art. 1.275 del C.C. "los contratos ...con causa ilícita no producen efecto
alguno. Es ilícita la causa cuando se opone a las leyes o a la moral".
3) La veracidad : Art. 1.276 del C.C. "la expresión de una causa falsa en los contratos
dará lugar a la nulidad, si no se probase que estaban fundados en otra verdadera y
lícita". La falsedad se interpreta :
13
- Como causa mentida, que aparece al exterior con la finalidad de crear la
apariencia de existencia de un acto jurídico. (simulación).
- Como causa errónea equivocada o inexacta representación mental (error) acerca
de la misma, para averiguarlo deberá acudirse al acuerdo causal y a su
interpretación (art. 1.301 del C.C.) y dará lugar a que el contrato sea impugnable
(anulable) por falsedad de la causa.
La forma
Como regla general nuestro ordenamiento jurídico contempla los contratos consensuales
(art. 1.258 del C.C.), con las excepciones en que se exige una forma determinada ;
donaciones (escritura pública), hipotecas (escritura e inscripción en el Registro),
matrimonio (escritura para las capitulaciones) etc... .
Clases de formas
Nuestro sistema se rige por el principio de libertad de forma (art. 1.278 del C.C.), la
eficacia contractual es independiente de la forma ("los contratos serán obligatorios") y
el contrato es válido sin ella ("siempre que concurran los elementos esenciales" art.
1.261 del C.C.).
El art. 1.279 del C.C. no impone una forma determinada, sino que sólo confiere a las
partes la facultad de poder exigirse, recíprocamente, una forma cuando ésta sea
necesaria para el ejercicio de las obligaciones (ad utilitatem). Doctrina y Jurísprudencia
entienden, que las formas a las que se refiere el art. 1.279 del C.C., son las enunciadas
en el art.. 1.280 del C.C. (además hay que tener en cuenta las formas que se señalen en
otras leyes separadas del C.C.).
14
También deberán hacerse constar por escrito, además de las anteriores, los contratos en
que la cuantía de las prestaciones de uno de los dos contratantes exceda de 1.500 ptas.
Frente a esta, los contratos formales son la excepción, sólo pueden considerarse como
tales aquellos en los que la ley exige, para su validez, una determinada forma ; si esta
falta comporta la nulidad del contrato. Estos son:
También las partes pueden pactar, como requisito del contrato, la exigencia de una
determinada forma : se está, entonces, ante la forma voluntaria.
Distinto son las formalidades, que son las circunstancias adicionales que se conectan
típicamente a su realización (Ej: exigencia de que el contrato se realice ante una
determinada autoridad, o ante testigos, o utilizando determinadas palabras o fórmulas).
Clases de contratos:
16
TEMA II
En nuestro sistema, de estos tratos, no nace una relación jurídica, ya que se considera
una primera toma de contacto. Pero si se pueden derivar deberes jurídicos cuya
infracción pueden ser objeto de sanción (deber de veracidad y el de buena fe, deber de
información mutua de las características y condiciones técnicas). De manera que, si se
llega a celebrar el contrato, su infracción tendrá consecuencias en orden al
mantenimiento del mismo.
Este período alcanza importancia cuando el contrato llega a celebrarse, mientras estos
tratos se inician puede producirse el dolo contractual (art. 1.265 del C.C.), la violencia y
la intimidación (art. 1.267 del C.C.), es decir, los denominados vicios del
consentimiento.
La manera en que se han comportado las partes podrá ser tomada en consideración para
averiguar el sentido de los pactos (art. 1.282 del C.C.).
La doctrina alemana del siglo XIX elaboró la tesis denominada culpa in contrahendo, en
la que entendía que cabría exigir responsabilidad a la parte que frustró la conclusión del
contrato. Esta doctrina fue recogida por el C.C. alemán y más tarde por el italiano y el
portugués.
17
Nuestro C.C. no regula este supuesto, ya que no conoce una categoría intermedia entre
la responsabilidad contractual y la extracontractual, lo que plantea problemas de
delimitación
Existe ruptura de tratos, que origina responsabilidad (culpa in contrahendo), cuando una
de las partes se retira. "sin una justificación válida, de las negociaciones que indujo a la
otra parte a confiar razonablemente en la conclusión del contrato".
Requisitos:
Concepto de oferta:
Requisitos:
18
2) Que se refleje en la misma la intención de quedar obligado si la otra parte acepta.
3) Ha de ir dirigida y dada a conocer a una persona o personas concretas.
4) Que cumpla el requisito de la forma exigido en su caso.
Cuando falte alguno de estos requisitos se entenderá que se está en la fase previa a la
oferta (tratos preliminares).
No debe confundirse la oferta del contrato con la oferta pública de recompensa (ad
incertam persona) que es una obligación unilateral de obligarse (art. 1.089 del C.C.), no
existe siempre la declaración de voluntad contractual, ya que falta la determinación del
destinatario. (en algún caso puede llegar a constituir una oferta, cuando cumpliendo los
restantes requisitos, suponga una auténtica voluntad de quedar obligado ante la
aceptación).
La oferta puede extinguirse antes de que el contrato del que va a formar parte llegue a
perfeccionarse. Causas:
19
La aceptación.
Es la declaración de voluntad unilateral, receptiva, a través de la cual aquel a quien va
dirigida la oferta manifiesta su conformidad con ésta. La aceptación es la declaración
que conlleva a la perfección del contrato (art. 1.262.2 y 1.258 del C.C.).
Requisitos:
Mediante la aceptación se produce la perfección del contrato (art. 1.262.2 del C.C.), ésta
es inextinguible, una vez ya perfecta (conocida del ofertante), se hace sustantiva al
coincidir con la perfección del contrato (art. 1.262 del C.C.).
20
cualquier modificación deberá hacerse conjuntamente por las dos partes, quedando
vetada la actuación unilateral (art. 1.256 del C.C.).
Cuando el contrato se realiza entre presentes, la concurrencia de las voluntades basta
para que exista perfección y, por tanto, contrato. Cuando las partes están distantes
(contratación entre ausentes) y han de utilizar medios de comunicación que suponen la
existencia de intermediarios entre ambos, no sucederá lo mismo. El art. 1.262 del C.C.,
considera que la aceptación hecha por carta no obliga al que hizo la oferta sino desde
que llegó a su conocimiento. Pero el art. 54 del Código de Comercio, contrariamente,
dispone que la perfección tiene lugar desde que se emite la declaración de aceptación
del contrato. Doctrina y jurisprudencia tienden a suavizar los efectos de una aplicación
rígida de una y otras teorías, a través, de las teorías de la recepción y de la expedición.
Con los nuevos medios de comunicación se plantean dudas sobre su inmediatez o no, en
general, la contratación telefónica es calificada como contratación entre presentes, igual
que a través de telex, ya que la comunicación es inmediata.
21
La Ley 7/1.995, de 15 de Enero, de Ordenación del Comercio Minorista, establece para
los contratos entre un comerciante minorista y el destinatario final, que cuando no hay
plazo prefijado de desistimiento éste será de siete días.
La contratación en masa.
Debido al carácter generalizado y uniforme de los bienes y servicios sobre los que se
contrata, ha supuesto la desaparición del principio de igualdad a la hora de contratar,
esto a conducido a que las formas de contratación hayan sufrido variaciones respecto a
los modelos delineados en los Códigos Civiles. En muchos contratos la fase previa de
negociación ha desaparecido; otros se han estandarizado a través de reglas generales que
la parte fuerte económicamente (grupos o grandes empresas) utiliza a la hora de
contratar por la agilidad que se logra con ello. Este fenómeno de generalización se
traduce en la contratación en masa, que desde principios de siglo XX se conoce como
contrato de adhesión y las denominadas condiciones generales del contrato.
Estas circunstancias propician que se den situaciones de desigualdad entre las partes, en
los que una tiene una posición preferente sobre la otra (parte débil), lo que puede dar
lugar a la introducción de estipulaciones o pactos, en el contrato, que pueden ser
abusivos.
Los contratos de adhesión son aquellos en los que el aceptante no tiene oportunidad de
modificar la oferta contractual, que está determinada en el contenido del contrato, y, si
quiere contratar debe adherirse a aquella. Se caracterizan por su automatismo en el
momento de la contratación y por la predisposición que de su contenido efectúa la parte
contratante más fuerte. Las condiciones generales constituyen el contenido del
denominado contrato de adhesión.
Desde la segunda mitad del siglo XX se han realizado legislaciones especiales incluidas
o no en los Códigos Civiles, que persiguen la protección de la parte más débil. El art.
51.1 de la C.E., proclama el compromiso de "garantizar la defensa de los consumidores
y usuarios", lo que desembocó en la Ley para Defensa de los Consumidores y Usuarios.
Aunque técnicamente no existía una neta separación entre dos conceptos básicos: el de
condición general de la contratación y el de condición abusiva.
22
Las condiciones generales : concepto y caracteres.
La cuestión jurídica que plantean está relacionada con el contenido del contrato, ya que
se insertan en el mismo en la fase de perfección, de tal manera que afectan a la
formación válida y eficaz del consentimiento contractual.
1) Generalidad; son claúsulas previstas para todos los contratos que realice quien
las impone.
2) Existencia previa a la celebración del contrato (predispuestas).
3) Impuestas por una de las partes contratantes a la otra.
4) Forman parte del contenido del contrato.
5) Son escritas, tienen esta forma de presentación a través de formularios que
incluso pueden estar ya impresas.
23
6) El contenido acostumbra a favorecer la posición de la parte que las impone, bien
de manera directa, bien a través de vías indirectas con una redacción poco clara
o confusa de las mismas porque concurren además su calificación como abusiva.
Condiciones generales y condiciones abusivas acostumbran a producirse
conjuntamente, aunque técnicamente los conceptos son diferentes.
Régimen de ineficacia.
24
El art. 8 LCGC. determina la nulidad absoluta de las condiciones cuando :
Acciones colectivas.
Las acciones de cesación y retractación prescriben por el transcurso de dos años desde
el momento en que se práctico la inscripción de las condiciones. Pero podrá ejercitarse
durante el año siguiente a la declaración judicial firme de nulidad o no incorporación
que puede dictarse con posterioridad como consecuencia de una acción individual.
En cuanto a las sentencias del T.S. el art. 20.4 del LCGC dice "una vez constituya
doctrina legal, vinculará a todos los Jueces en los eventuales ulteriores procesos",
siempre que sean claúsulas idénticas y del mismo predisponente.
Las sentencias, una vez firmes, podrán publicarse por decisión judicial en el Boletín
Oficial del Registro Mercantil, el Juez, dictará mandamiento al titular del Registro de
Condiciones Generales de la Contratación para que las inscriba en el mismo.
En los contratos concluidos con los consumidores, las claúsulas sobre las que no exista
una discusión previa con posibilidad de modificación y adoptación al contrato, deben
reunir una serie de requisitos para que formen parte del contenido del mismo:
(Conceptos ya explicados de la LCGC).
25
1) Deben estar redactados con claridad, sencillez y concreción de manera que
puedan comprenderse directamente su alcance, y contenido, por el aceptante.
2) Deberán observar los principios de buena fe en la contratación y respetar el
"justo equilibrio entre las obligaciones de las partes, lo que excluye la
utilización de las claúsulas abusivas".
3) Si las claúsulas tienen carácter de condiciones generales, deberá, cumplir las
condiciones de LCGC.
En cuanto a la interpretación de las claúsulas el art. 10.2 del LGCU : "En caso de duda
sobre el sentido de una claúsula prevalecerá la interpretación más favorable al
consumidor".
IV EL PRECONTRATO.
Los contratos normativos tienen como función la de fijar una reglamentación uniforme,
general y abstracta, para que se acomode a ella quienes en el futuro quieran contratar.
26
Su misión no es la de regular relaciones concretas entre varios contratantes, sino hacerlo
de forma genérica para que así, posteriormente, puedan añadirse otros sujetos y
regularse sus relaciones jurídicas (Ej: convenios colectivos laborales).
Etapas de la interpretación:
Reglas de interpretación.
Sólo la interpretación judicial deviene vinculante para todos los interesados y resulta
especialmente condicionada por las pautas legales.
Dicho esto, es saber si las normas sobre interpretación tienen naturaleza imperativa o
puramente dispositiva. Los autores contratantes no pueden "atribuir el sentido que
quieran a sus declaraciones, dándoles uno distinto del originario". Con ello se expresa la
imposibilidad de proporcionar al Juez reglas hermenéuticas contrarias a las establecidas
por el legislador. (esto es así para impedir que el Juez interprete las normas a su manera,
art. 3 del C.C.).
El T.S. indica que la interpretación prioritaria será la subjetiva, siendo los objetivos
subsidiarios,
El art. 1.281,1. del C.C., al establecer que "si los términos de un contrato son claros y no
dejan duda sobre la intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus
claúsulas".
Esta regla es el reflejo exacto del conocido brocardo in claris non fit interpretatio, el
propio precepto acumula en el mismo párrafo la exigencia de que los términos literales
no dejen duda sobre la intención de los contratantes. Por si ello fuera poco
desconcertante, el art. 1.281,II, del C.C., enlaza con la regla tradicional, disponiendo
que "prevalecerá la intención sobre las palabras, si éstas parecieren contrarias a
aquella".
En el parecer de los autores es dominante la idea de que los arts. 1.281 y 1.282 del C.C.,
constituyen una sola norma que, siguiendo el principio espiritualista, expresa el
imperativo de atender siempre a la intención de los contratantes.
La doctrina se plantea si, tratándose de negocios que requieran por imperativo legal una
determinada forma solemne (escritura pública en la donación de inmuebles: art. 633 del
C.C.), la interpretación literal ha de resultar no sólo preferente, sino exclusiva. La
respuesta mayoritaria es que la forma solemne no puede hacer irrelevante cualquier
prueba extrínseca que sirva para averiguar la común intención de las partes.
29
Reglas de interpretación subjetiva.
Conforme el art. 1.282 del C.C. "para juzgar la intención de los contratantes, deberá
atenderse principalmente a los actos de éstos, coetáneas y posteriores al contrato", la
opinión jurísprudencial es que se aplicarán sólo en el caso de que los términos del
contrato no sean claros.
La intención a que se refiere el art. 1.282 del C.C. no equivale a la voluntad real de cada
uno de ellos. Se trata de averiguar la voluntad bilateral o común de las partes, quedando
excluida como regla general la mera voluntad interna de cualquiera de ellas o de las dos.
Además de los coetáneos o posteriores, puede darse relevancia a los actos anteriores al
contrato mismo. Con dicha ampliación, la referencia alcanza a cualesquiera actuaciones
de las partes, excluido el propio clausulado contractual (STS de 29-XII-1995), desde los
tratos preliminares hasta los actos de ejecución del propio contrato. Los actos previos
(oferta, contraoferta, publicidad, borradores de contrato, etc....), pueden sugerir una
intención contractual menos egoísta; si bien los actos de cumplimiento pueden ayudar a
fijar el alcance que los propios contratantes venían dando a su compromiso (STS 11-X-
1984).
.Los actos que se tomen en cuenta para averiguar la intención de los contratantes tienen
que ser clara e inequivocamente evidenciadores de una voluntad distinta de la declarada
(STS 10-II-1996).
Por su parte, el art. 1.283 del C.C. parece proscribir, caso de duda, la interpretación
extensiva : "Cualesquiera que sea la generalidad de los términos de un contrato, no
deberán entenderse comprendidos en él cosas distintas y cosas diferentes de aquellos
sobre que los interesados se propusieron contratar". El precepto significa que la
intención de los contratantes no puede verse superada en cuanto a los objetos (cosas)
incluidos en el compromiso ni en cuanto a los supuestos de aplicación (casos) de la
regla contractual.
Lo que en definitiva y con toda seguridad excluye el art. 1.283 del C.C. es la aplicación
analógica de la regla contractual.
El art. 1.284 del C.C., expresa una regla hermenéutica que, sobre el presupuesto del
contratante razonable, veta la interpretación derogativa, o, si se quiere, refleja el
principio de conservación del negocio : "Si alguna claúsula de los contratos admitiere
varios sentidos, deberá entenderse en el más adecuado para que produzca efecto". Este
art .no obliga a elegir el efecto mayor, sino que intenta únicamente evitar las
interpretaciones baldías o ilusorias, sin imponer un determinado sentido. Si el tribunal
de instancia atribuye un concreto significado para que proceda la aplicación del art.
1.284 del C.C., pues la regla sólo entra en juego cuando la intención de los contratantes
no ha podido ser precisado a través de las normas de los arts. 1.281 y 1.282 del C.C.
(STS de 28-IX-1996).
30
El art. 1.285 del C.C. se hace eco del canon sistemático o de la totalidad : "las claúsulas
de los contratos deberán interpretarse las unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el
sentido que resulte del conjunto de todas". La jurisprudencia asevera que la intención,
que se indaga y constituye el espíritu del contrato, es indivisible y no se puede encontrar
en una claúsula aislada de las demás, sino en el todo orgánico que constituye".
El art. 1.286 del C.C. dispone: "las palabras que puedan tener distintas opciones serán
entendidas en aquella que sea más conforme a la naturaleza y objeto del contrato". Esta
regla trae a colación el elemento finalista y presupone tener calificado el contrato.
Según el art. 1.288 del C.C. "la interpretación de las claúsulas oscuras de un contrato
no deberá favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad". Son dos supuestos
para que entre en juego la regla verba contra stipulatorem interpretanda sun:
El repertorio de reglas hermenéuticas se completa con el art. 1.289 del C.C. dictado para
despejar las dudas que fuere absolutamente imposible resolver por las reglas
establecidas en los art. anteriores. El tratamiento de estas dudas insuperables se
distribuyen en dos párrafos, según se refieran a circunstancias accidentales del contrato
o afecten al objeto principal de éste:
b) Si las dudas de cuya solución se trata recayesen sobre el objeto principal del
contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cuál fue la intención o
voluntad de los contratantes, el contrato será nulo.
31
Se aplicará siempre en última instancia el párrafo segundo del art. 1.289 del C.C., cuyo
contenido, por la solución tan drástica que impone, la nulidad del contrato, debe ser
objeto de interpretación restrictiva (STS de 19-VII-1991).
Esta última propuesta sugiere que el intérprete judicial debe completar los desarrollos
reglamentarios que las partes no realizaron (por evitar los costes de la especificación) de
acuerdo con lo que los mismos contratantes hubieran pactado, esto es, conforme a la
voluntad hipotética de las partes (cuya racionalidad, implica asignar los riesgos no
previstos a aquel contratante que puede contratarlos a menor coste).
La norma fundamental que rige entre nosotros la integración del contrato es la integrada
en el art. 1.258 del C.C., según el cual, "los contratos se perfeccionan por el mero
consentimiento, y desde entonces obligan no sólo al cumplimiento de lo expresamente
pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean
conformes a la buena fe, al uso y a la ley".
Pese al orden que guardan en la remisión el art. 1.258 del C.C., es opinión común que
los tres conceptos obedecen a una jerarquía inversa : en ausencia de voluntad expresa, la
integración se opera acudiendo sucesivamente a la ley, al uso y a la buena fe.
Por lo que respecta a los usos y costumbres, aunque pueden ser excluidos por el acuerdo
contractual, cuando falta la previsión de los interesados y debe recurrirse a ellos (en
ausencia también de norma legal) a efectos integradores, se aplican de modo objetivo y
con independencia de la voluntad presunta de los contratantes.
El art. 1.258 del C.C. mantiene la expresión buena fe, que introdujo el Proyecto de
1.851 en lugar de la referencia equidad, propio del Código francés. La buena fe que
identifica el art. 1.258 del C.C. no es la subjetiva, en el sentido de creencia o situación
psicológica de los contratantes, sino la objetiva, como comportamiento honrado y justo
(la misma del art. 7 del C.C.). La buena fe consiste en dar al contrato cumplida y debida
efectividad para la realización del fin propuesto, lo que exige comportamientos justos,
adecuados y reales de los interesados (Ej: avenirse o elevar a escritura pública el
contrato para que pueda acceder al Registro; realizar actos que faciliten al comprador la
obtención de un crédito hipotecario, etc....). Actualmente y para el ámbito del consumo,
el contenido de la oferta, promoción o publicidad serán exigibles por los consumidores
y usuarios, aun cuando no figure expresamente en el contrato celebrado, salvo que éste
contuviera claúsulas más beneficiosas y referidas a la misma cuestión (Art. 8,1 y 2
LGDCU).
33
TEMA III
El disenso.
a) Porque las partes no se ponen de acuerdo acerca del contenido esencial del
contrato o sobre las condiciones secundarias del mismo. En este supuesto no
puede hablarse de disenso, sino de que el contrato no llega a nacer (a
perfeccionarse) porque no se ha llegado a formar el consentimiento (no hay
acuerdo).
b) Aun existiendo en apariencia consentimiento, las declaraciones de las partes no
coinciden. En estos casos se estará en presencia del disenso provocado por una
equivocación o error (error obstativo), pues el contrato se ha perfeccionado,
pero, sin embargo, el consentimiento no se ha producido más que en apariencia.
Se incluyen aquí el error que recae sobre la identidad del objeto (creo comprar
una finca "la Zarzuela" cuando me están vendiendo un almacén), que comporta
discordancia sobre el mismo, o el que versa sobre el negocio (error en el
negocio) que se realiza (como si A dice que vende y B cree que la venta
significa alquiler), que supone falta de acuerdo contractual y causal. Detectada
la discordancia (el disenso manifiesto del que habla la doctrina alemana), el
contrato deviene ineficaz; en verdad, nunca habrá existido.
34
La declaración iocandi causa (sin seriedad).
En general, la declaración iocandi causa (también la denominada docendi causa) se
caracteriza por ser aquella en la que se emite una voluntad pero sin propósito de
obligarse en serio, es decir, sin una propia voluntad negocial y confiando en que los
destinatarios la calificarán en el mismo sentido (por juego, broma, ejemplo que explica
un docente en clase, etc....). Se produce aquí una divergencia consciente entre la
declaración (lo manifestado) y la voluntad (lo querido).
La reserva mental.
Elementos:
Clases:
La simulación que recae en la causa del contrato es uno de los tipos de la denominada
causa falsa. El art. 1.276 del C.C. indica que "la expresión de una causa falsa en los
contratos dará lugar a la nulidad si no se probase que estaban fundados en otra
verdadera y lícita". El negocio simulado es siempre nulo, porque no es querido, falta en
él el consentimiento y la causa (que es falsa). El disimulado puede ser válido siempre
que reúna los elementos y requisitos necesarios para su validez de acuerdo con el tipo
de contrato de que se trate.
La simulación que afecta a las partes se produce en aquellos casos en los que el contrato
se realiza a través de una persona interpuesta (el testaferro, hombre de paja). La doctrina
diferencia entre la interposición ficticia y la real. En la ficticia el acuerdo simulatorio se
produce entre los tres que intervienen (los contratantes de cara al exterior y el otro que
permanece oculto); sólo ésta es un supuesto de simulación.
El art. 1.265 del C.C. dice "Será nulo (anulable) el consentimiento prestado por error,
violencia, intimidación o dolo".
36
El consentimiento devendrá viciado bien por falta de libertad a la hora de declarar el
mismo, o bien por falta de conciencia entonces existe la posibilidad de interposición de
anulabilidad.
El art. 1.267 del C.C. regula los supuestos en los que la declaración de voluntad es
emitida sin libertad por haber intervenido en su formación una fuerza extraña :
violencia (art. 1.267 del C.C.), o intimidación (art. 1.267,2,3 y 4 del C.C.).
La violencia.
El párrafo 1 del art. 1.267 del C.C. recoge como vicio del consentimiento la violencia :
"hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza
irresistible".
Se pueden distinguir dos clases de violencia : la vis absoluta o ablativa y la vis relativa o
impulsiva. La diferencia entre una y otra radica no en el medio empleado, sino en la
consecuencia (efecto) que provoca en la voluntad negocial. Mientras en la vis absoluta o
ablativa falta por completo la voluntad negocial, en la vis relativa o impulsiva, aquélla
sólo influye en la configuración (formación) de la declaración de voluntad. Tanto la vis
absoluta como la relativa se recogen en el art. 1.267,1 del C.C.
Dos son los requisitos necesarios que deben concurrir para apreciar la existencia de
violencia : la fuerza y su carácter irresistible :
Los párrafos 2 y 4 del art. 1.267 del C.C. define la intimidación y sus requisitos. La
intimidación es la coacción de la situación de temor que se origina al contratante de
sufrir un mal que sólo podrá evitar emitiendo una declaración de voluntad. Este mal no
se ha producido, a diferencia de la violencia en la que el mal con el que se coacciona se
emplea ya.
El C.C. señala : "hay intimidación cuando se inspira a uno de los contratantes el temor
racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes, o en la
persona o bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes" y que "el temor a
desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto no anulará el contrato"
(art. 1.267,2 y 4 del C.C.).
Requisitos:
38
V EL ERROR ; TIPOS Y REQUISITOS.
El negocio concluido por error es un negocio anulable (impugnable) por aquel que lo
padeció (art. 1.300 y 1.301 del C.C.); es eficaz mientras no se ejercite la acción de
impugnación.
Señala el art. 1.266 del C.C. que "para que el error invalide el consentimiento deberá
recaer sobre la sustancia de la cosa que fuere objeto del contrato o sobre aquellas
condiciones de la misma que principalmente hubiesen dado motivo a celebrarlo",
añadiendo que "el error sobre la persona sólo invalidará el contrato cuando la
consideración a ella hubiese sido la causa principal del mismo" y que "el simple error de
cuenta sólo dará lugar a su corrección".
Conviene señalar que, de todos los errores posibles, sólo aquel que recae sobre el objeto
del contrato puede alcanzar relevancia jurídica y tratamiento como vicio de la voluntad.
Dado que el error debe referirse al objeto del contrato hay que precisar:
1) No es error vicio el que se produce acerca de la identidad del objeto (es disenso
por falta de acuerdo contractual).
39
2) En principio, el error sobre el objeto se refiere a las cosas o bienes jurídicos, se
incluyen también las prestaciones (obligaciones) de carácter personal, en las
obligaciones personalísimas se tiene en cuenta el sujeto obligado, además del
objeto, por su carácter (identificación de la prestación a través de la persona
obligada a la conducta).
3) Si el objeto es una cosa o bien jurídico, el error ha de recaer:
4) El error que recae sobre la persona puede ser, acerca de su identidad, o de sus
cualidades personales (cuando han pasado a formar parte integrante del objeto del
contrato).
Fijado sobre qué recae el error, dos son los requisitos que debe reunir esta equivocación:
El C.C. regula el dolo en los arts. 1.269 y 1.270 del C.C. : "Hay dolo cuando, con
palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los contratantes, es inducido al
otro a celebrar un contrato que, sin ellos, no hubiera hecho", el dolo debe ser grave y no
haber sido empleado por las dos partes contratantes.
40
Clases de dolo:
1) Dolo causante o grave, es aquel que determina, de manera esencial, la
celebración del contrato, de modo que sin su presencia éste no se hubiera
realizado (es impugnable o anulable el contrato).
2) Dolo incidental es aquel que, sin haber dado lugar al contrato, ha facilitado su
conclusión en un sentido determinado, de modo que si la parte hubiera
conocido el engaño lo habría realizado de forma distinta. En este tipo de dolo
el negocio se hubiera concluido igualmente; "el dolo incidental sólo obliga al
que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios" (art. 1.270,2 del C.C.).
3) Dolus bonus. Se entiende que existe, en el tráfico jurídico económico, un
cierto margen de engaño, propio de los negocios y del mercado, que los que
intervienen en el mismo como contratantes conocen y es tolerado. (Ej: las
alabanzas exageradas de los productos o servicios, realizadas a través de los
medios de comunicación).
4) Contrariamente, el dolus malus, (vicio de la voluntad) es aquel que
sobrepasa o excede de esos cánones o reglas de juego permitidos o tolerados y
hacen que el contrato sea anulable. Es una actividad auténticamente dolosa;
particularmente esto sucede cuando tiene la calificación de ser "publicidad
engañosa", art. 4 de la L.G.P.
Requisitos:
1) Es una actividad ilícita: palabras o maquinaciones, dice el art. 1.269,1 del C.C.,
insidiosas, es decir, de carácter engañoso: En cuanto a la omisión la doctrina
entiende que la omisión puede considerarse dolosa, en particular en todos los
casos que exista un deber de informar a la otra parte contratante. La
jurisprudencia del T.S. entiende que el dolo abarca "no sólo la insidia o
maquinación directa, sino también la reticencia del que calla o no advierte
debidamente a la otra parte" (STS 21-VII-1993, 29-III-1994) "en contra del
deber de informar que exige la buena fe" (STS 29-IIIi-1994).
2) Actividad de parte de uno de los contratantes : el dolo, esencialmente, es un
vicio contractual que actúa en la fase previa del contrato y que proviene de la
otra parte. Si se hubiera empleado por las dos partes contratantes tiene lugar la
compensación de dolos, de modo que el contrato se mantiene para ambas (art.
1.270,1 del C.C.). Cuando una de las partes contratantes actuó a través de un
tercero o sin haberlo provocado se aprovechó de la actividad del tercero, el
contrato podrá ser impugnado por dolo.
3) Debe existir intención o propósito de engañar (no de ocasionar un perjuicio).
4) El dolo debe ser determinante y grave en la declaración de voluntad, de modo
que sin las maquinaciones insidiosas el contrato no se hubiera llevado a término.
5) Se añade que, como actividad, el dolo ha de producir un error, el llamado error
doloso, en la otra parte contratante.
42
TEMA IV
EFICACIA Y MODIFICACIÓN
I EFICACIA CONTRACTUAL TÍPICA.
1 Como regla, la eficacia voluntaria es la "ley" del contrato (art. 1.091 del C.C.). Es
decir, el contenido del contrato (obligaciones y derechos).
2 Junto a la anterior se habla también de la eficacia legal o imperativa. Es la que la
ley impone, de manera cogente, a las partes y a la que estas no pueden sustraerse,
ya que el pacto de exclusión no es válido. Esta eficacia actúa como límite a la
autonomía privada.
3 Eficacia legal dispositiva o supletoria. Esta se deduce de la naturaleza de cada
contrato y es aquella que la ley a falta de acuerdo, predica del mismo. Las partes
pueden suprimir esta eficacia, pero si no lo hacen el contrato también la produce
(Ej: las reglas del saneamiento por vicios ocultos y evicción).
- Eficacia relativa: esto significa que únicamente se produce entre las partes
contratantes y sus respectivos herederos, siendo, en principio, inoperante frente a
terceros: "Los contratos sólo producen efecto entre las partes que los otorgan y
sus herederos" (art. 1.257,1 del C.C.). Estos efectos no se producirán, sobre los
herederos, cuando los derechos y obligaciones que proceden del contrato no sean
transmisibles por su naturaleza, o por pacto, o por disposición de la ley (art.
1.257,1 del C.C.). Esta eficacia relativa tiene una excepción que es el contrato a
favor de terceros (seguros de vida en las hipotecas), aunque no está previsto en el
C.C., lo que se prevé es que dentro de un contrato haya claúsula a favor de un
tercero.
43
- Eficacia inalterable: comporta que ninguna de las partes está legitimada para,
individualmente, producir una modificación o alteración del contrato, para ello es
preciso que cuente siempre con el consentimiento de la otra parte contratante (art.
1.256 del C.C.)
Son terceros todos aquellos que no han sido autores (partes), ni directa ni
indirectamente, del contrato ni son sus causahabientes (herederos, art. 1.257,1 del C.C.).
El contrato, como regla, sólo produce efectos de manera excepcional frente a terceros
cuando, de alguna manera, dicho tercero entre en la órbita creada a partir de la
celebración del contrato, bien porque derive algún derecho en su favor, o porque de la
existencia del contrato se derive un daño para el mismo.
Es aquel en el que las partes atribuyen de una manera directa un derecho a un tercero
que no ha tenido participación en él ni resulta obligado por el mismo.
Como ya hemos dicho antes el C.C. no regula el contrato a favor de terceros sino aquel
que contiene "alguna estipulación a favor de un tercero" (art. 1.257,2 del C.C.); sin
embargo, el contrato que, en su totalidad, se estipule a favor de tercero también es
admitido y se regula por las reglas de aquel.
44
Ej: Te vendo el coche (estipulante) pero lo pagas (promitente) a otro (tercero o
beneficiario)
El art. 1.257,2 del .C.C., señala que el tercero podrá exigir su cumplimiento siempre que
hubiera hecho saber su aceptación antes de que la obligación haya sido revocada. Hasta
que no tiene lugar la aceptación del tercero el promitente puede revocar la estipulación o
beneficio a favor de aquel. La revocabilidad tiene un límite: producida la aceptación del
tercero el promitente queda vinculado sin poder volverse atrás.
45
No se ésta propiamente ante un contrato a cargo de tercero cuando, simplemente, una de
las partes contratantes se obliga frente a la otra a que un tercero hará, dará o no alguna
cosa, pero sin la finalidad de que el tercero quede obligado a hacerlo.
Contrato con daño de tercero.
Se puede considerar contratos en daño de terceros todos aquellos casos en los que con
ocasión de la realización de un contrato se provoca una situación desfavorable a
personas que no han intervenido en el mismo.
Para que exista contrato en daño de tercero ha de poder establecerse una relación de
causa efecto (nexo causal) entre el contrato celebrado y el perjuicio originado.
Tercero es aquí considerado todo aquel que es ajeno a la relación contractual, pero que
se encuentra vinculado a las partes o a una de ellas por otra relación, o que se encuentra
en una situación de dependencia con contrato dañoso. (Ej: si un escritor que ha
concedido la exclusiva para la explotación de su obra o una determinada editorial
realiza un contrato sobre la misma obra con un tercero produce un daño al contratante
de la exclusiva).
a) A lograr que se obtenga la ineficacia del contrato, bien total, bien parcial (Ej: en
ocasiones puede estarse ante un contrato con causa u objeto ilícitos) (ocasiones
de nulidad, rescisorias, resolutorias).
b) Conseguir la reparación del daño causado como consecuencia del contrato, a
través de las reglas de la responsabilidad extracontractual.
Contrato fiduciario.
El negocio fiduciario es aquel a través del cual una persona (fiduciante) transmite la
propiedad de una cosa a otra (fiduciario) con una finalidad de garantía o de
administración o guarda. En el contrato fiduciario se produce una desproporción entre el
medio jurídico empleado (contrato transmisivo) y el resultado económico que se
pretende conseguir, que es menor que el instrumento utilizado (garantía o
administración, no la adquisición de la propiedad que es la que se corresponde al
negocio jurídico).
46
Unas tesis la configuran como "un acto formal mixto integrado por dos independientes,
pero la finalidad unitaria, uno de naturaleza real por el que se transmite el dominio, y
otro de carácter obligacional que constriñe a la devolución de lo adquirido (STS de 7-
III-1990). Estas tesis son hoy las que gozan de un mayor predicamento en la doctrina.
La titularidad fiduciaria, configurada por la causa del contrato, se caracteriza porque
autoriza al fiduciario para manifestarse, frente a terceros, como propietario, pero un
propietario limitado, pues lo es temporal: mientras no se produzca el cese de la causa
(finalice la administración o se cumpla la obligación garantizada); lo que supone que si
bien puede actuar como propietario, sin embargo, al ser limitado, si transmite, sus
adquirentes tendrán la misma posición jurídica (derecho) que él, es decir, limitada
temporalmente por la existencia de la causa.
Tipos:
El interés que se tiene en cuenta es el del fiduciante que no quiere aparecer, por la
razón que sea, como propietario. La obligación de restitución resulta de la aplicación de
las reglas que se derivan de los negocios de administración que regula nuestro Código
(mandato).
47
En la práctica, esta fiducia opera, normalmente, a través del contrato de compraventa al
que se adiciona un pacto de retroventa (se pacta que el fiduciante pueda recuperar lo
entregado, art. 1.507 del C.C.), o mediante una opción de compra; en todo caso, la
frecuencia de la utilización del contrato de compraventa ha derivado en lo que hoy se
conoce como venta en garantía.
La finalidad buscada aquí es la garantía: lograr que el deudor (fiduciante) cumpla con
la obligación, y, en el caso de que no suceda, que el acreedor vea asegurada alguna
forma preferente de cobrarse el crédito. Esto supone que es un propietario temporal y
limitado (la deuda no ser ha pagado), cuando llega el momento de cumplimiento de la
obligación debe distinguirse:
Ej: A necesita 100.000 € y pacta con B, este le deja los 100.000 € pero con la condición
de que si no le devuelve los 100.000 € en el plazo de 5 años, le debe vender su piso por
200.000 €. En este plazo A puede recuperar el piso si paga los 100.000 € más intereses a
B.
Esto tiene un inconveniente (art. 1.884 del C.C. el acreedor no adquiere la propiedad
del inmueble por falta de pago de la deuda dentro del plazo convenido), por la
prohibición del pacto comisorio.
El contrato indirecto.
Requisitos:
a) Esta formado por un contrato típico flexible, permite modificaciones sin que con
ello se varíe su estructura típica. Normalmente, en nuestro sistema. la mayor
parte de los contratos son flexibles.
b) Por una finalidad diferente propia del contrato. Esta finalidad no es un simple
motivo, sino que constituye una auténtica causa del contrato.
Ej: A arrienda a B un piso por 600 € cuando, en realidad, el valor del arriendo en el
mercado debería ser 1.200 €, en verdad está donando (regalando) aquella parte de renta
que no se corresponde a dicho valor. Junto a la finalidad (función) de onerosidad se
logra la gratuidad.
Al no ser una categoría unitaria habrá que analizarse cada caso en concreto para saber si
estamos ante un contrato indirecto válido o ante un supuesto en el que ha existido una
anomalía (simulación, fraude...) (el precio irrisorio de una compraventa no es un
negocio mixto de donación, sino, en verdad, una donación encubierta).
El Dr. Abril se refirió a lo explicado en las obligaciones. Cláusula Rebus sic stantibus.
"Cláusula sobreentendida en los contratos, en virtud de la cual se entiende que, las
estipulaciones establecidas lo son habido cuenta de las circunstancias concurrentes en el
momento, esto es, estando así las cosas, de forma que cualquier alteración sustancial de
las mismas puede dar lugar a la modificación de aquellas estipulaciones".
49
V LA CESIÓN DEL CONTRATO. EL SUBCONTRATO.
Cesión de contrato.
Se produce cuando toda o alguna de las posiciones contractuales pasan a ser ocupadas
por personas distintas en virtud de un negocio de transmisión que tiene lugar entre una
de las partes contratantes y un tercero, manteniéndose el mismo contrato.
Nuestro Código no regula la cesión del contrato con carácter general, sino que,
establece reglas particulares según los casos. Sin embargo, al amparo del principio de
autonomía privada (art. 1.255 del C.C.), doctrina y jurisprudencia admiten su validez :
de otra parte, en ocasiones, es la misma ley la que prevé esta cesión con carácter legal
(subrogación en los contratos de arrendamiento, o en el mantenimiento del contrato de
trabajo cuando cambia la titularidad de la empresa).
Requisitos:
El subcontrato.
INEFICACIA E INVALIDEZ
I INVALIDEZ E INEFICACIA. LA INEXISTENCIA
Todos los contratos inválidos son ineficaces, pero no todos los contratos ineficaces son
inválidos.
51
Los regímenes de invalidez que se recogen en nuestro ordenamiento jurídico son la
nulidad y la anulabilidad.
La inexistencia.
Con la expresión inexistencia del contrato se hace alusión a aquellos supuestos en los
que la falta al contrato alguno de los elementos esenciales del mismo o éstos se
distorsionan de tal manera que el tipo contractual concluido pierde su identificación
típica. Así, la ausencia del consentimiento, del objeto, la causa o la forma.
La nulidad : concepto.
Es nulo el contrato que a causa de una patología estructural no es apto para producir
ningún tipo de consecuencias jurídicas. La nulidad es un régimen de ineficacia
intrínseco del contrato. La nulidad recibe también el nombre de nulidad absoluta o
nulidad de pleno derecho.
Causas:
52
Efectos:
1) El negocio nulo no surte ni ha surtido (no puede producir) efecto alguno, ni a
favor ni en contra de nadie. Lo que se resume en la expresión quod nullum est
mullum efectum producit.
2) El negocio nulo no puede convalidarse ni confirmarse (art. 1.310 del C.C.) y no
es sanable por el transcurso del tiempo.
3) La ineficacia derivada de la nulidad se produce de manera automática, ipso iure.
4) La nulidad puede ser declarada de oficio por los Tribunales, no es necesario que
las partes la invoquen.
5) La legitimación para ejercitar la acción de nulidad, en principio es abierta y
amplia, ya que corresponde a toda persona. De hecho se concreta a todos
aquellos que ostenten un interés fundado y legítimo.
6) La acción para solicitar la declaración de nulidad no tiene plazo de prescripción.
7) La sentencia que admite la nulidad es una sentencia declarativa, ya que se limita
a dejar constancia de algo que ya existía (no constituya la situación de nulidad).
Consecuencias:
El C.C. contiene una serie de reglas tendentes a disponer como debe procederse a llevar
a cabo dicha restitución:
La nulidad parcial.
Se habla de nulidad parcial con referencia a aquellos supuestos en los que sólo una parte
del contrato se encuentra afectado por la nulidad.
53
El C.C. no contiene ninguna norma que determine cuáles sean las consecuencias de la
misma con carácter general, sólo para casos concretos especifica un determinado efecto.
La nulidad de parte del contrato, en ocasiones, acarrea la de la totalidad de éste (Ej: la
imposición de una condición ilícita o imposible, art. 1.116 del C.C.); en otras, la parte
nula es considerada no puesta, manteniéndose el negocio sin ella (arts. 1.155, 1.476 y
1.605 del C.C.) ; en otros, por mandato legal, se produce una reducción de la prestación
cuando ésta excede de lo permitido (Arts. 636, 654, 817 y 820 del C.C.).
La conversión.
Es el medio jurídico en virtud del cual un contrato nulo que contiene los elementos
sustanciales y de forma de otro negocio jurídico válido es salvado de la nulidad que lo
afecta mediante su conversión en el negocio del que reúne sus elementos y requisitos.
No existe una norma legal que nos defina la conversión, esta tiene carácter excepcional,
ya que actuó como un remedio in extremis que debe ser determinado específicamente
por la ley.
- Un dato objetivo, imprescindible para que pueda operar: que el contrato nulo
realizado reúne los elementos esenciales y requisitos de aquel otro en el que va a
producir efectos.
- Un principio que admite nuestro ordenamiento: el de conservación del contrato
(arts. 1.284 y 1.289 del C.C.). Intentar mantener la voluntad contractual y la
eficacia que se pretende.
Clases de conversión:
a) Formal: el contrato que no reúne los requisitos de forma indispensable es, sin
embargo, mantenido a través de los requisitos de la forma distinta que reúne (art.
1.223 del C.C.).
b) Legal material: es aquella que viene impuesta expresamente por la ley
atendiendo a las circunstancias de cada caso concreto, entendiendo lo
manifestado por las partes conforme a su posibilidad de eficacia jurídica (el
depósito nulo por haberse autorizado el uso del depositario se convierte en
camodato o préstamo, art. 1.768 del C.C.).
54
III LA ANULABILIDAD : CONCEPTO, CAUSAS. LA ACCIÓN DE
IMPUGNACIÓN. LA CONVALIDACIÓN, EN ESPECIAL LA
CONFIRMACIÓN.
Concepto, causas, caracteres.
a) Vicios del consentimiento: error, violencia, intimidación y dolo (art. 1.265 del
C.C.).
b) Falta o limitación de capacidad de obrar: contratos celebrados por menores de
edad, menores emancipados, incapacitados y pródigos sin la actividad
sustitutoria de su representante legal o sin la asistencia del curador (arts. 1.301 y
293 del C.C.). Cuando se trate de un mayor de edad que no está incapacitado, la
falta de la capacidad natural (entender y querer) conduce a la ausencia de
consentimiento, el contrato será nulo y no meramente anulable.
c) Ausencia de los consentimientos o asentimientos que la ley exija como requisito
de eficacia del acto (Ej: contratos realizados por un cónyuge sin el
consentimiento del otro).
Características de la anulabilidad :
La acción de impugnación.
Consecuencia de la anulabilidad.
Comporta la anulación, con carácter retroactivo, del contrato; éste se considera como si
hubiera sido ineficaz totalmente desde el principio.
56
La convalidación, en especial la confirmación.
La convalidación es el mecanismo que permite mantener el negocio afectado de nulidad
sanándolo. La doctrina prefiere utilizar el término convalidación del contrato con
carácter general para aludir a cualquier clase de mantenimiento de la eficacia, ya sea del
negocio nulo, ya del anulable, reservándose el de confirmación para aplicarlo a los
contratos (negocios) anulables.
Requisitos :
La pérdida de la cosa objeto del contrato también produce la sanación del mismo, por
extinción de la acción de nulidad y como sanción a la falta de diligencia de aquel, que,
teniéndola en su poder, pudiera ejercitar la acción de impugnación.
Efectos :
Concepto y naturaleza.
El negocio rescindible es aquel validamente celebrado y eficaz, pero que por producir
perjuicio a una de las partes o a un tercero, perjuicio que la ley estima injusto, puede ser
declarado ineficaz a petición del que lo ha producido. Es propia de los negocios
patrimoniales (lo que no sucede con la nulidad que es común a todos los negocios, sean
o no contratos).
En general, el perjuicio económico es lo que actúa como causa que permite solicitar la
rescisión del contrato. El art. 1.291 del C.C. contiene tres causas de rescisión :
Con todo, en el C.C. no se exige, para los contratos onerosos, la presencia de un precio
justo, basta con que exista proporcionalidad (equilibrio) entre las prestaciones.
a) Los contratos que pudieran celebrar los tutores sin autorización judicial,
siempre que las personas a quienes representan hayan sufrido lesión en más
de 1/4 parte del valor de las cosas que hubieran sido objeto de aquellos (art.
1.291,1º del C.C.).
b) Los contratos celebrados en representación de los ausentes, siempre que haya
lesión en más de 1/4 parte....
c) Los contratos mediante los que se proceda a la división de situaciones de
comunidad (cotitularidad) y se produzca lesión en más de 1/4 parte....
a) El ser una anomalía negocial que incide en la eficacia del contrato a posteriori
del mismo. "Los contratos válidamente celebrados, señala el art. 1.290 del C.C.,
pueden rescindirse en los casos establecidos por la ley".
b) Es una ineficacia provocada y no estructural, externa a los elementos del
contrato, y sólo puede pretenderse "en los casos establecidos en la ley".
c) Se configura como un remedio in extremis. La acción de rescisión es subsidiaria,
no podrá ejercitarse sino cuando el perjudicado carezca de todo otro recurso legal
para obtener la reparación del perjuicio (art. 1.294 del C.C.).
d) Están legitimados los menores o incapacitados cuando alcancen o recobren la
capacidad, los ausentes cuando se sepa su domicilio, los acreedores del deudor y
el demandante. La acción debe dirigirse contra quienes causaron la lesión, el
deudor y el demandado. Es un derecho potestativo.
e) A veces podrá derivar en una acción dirigida a la reclamación de los daños y
perjuicios causados. Así, cuando no sea posible la devolución del objeto del
contrato porque no existe o está en poder de terceras personas que no han
procedido de mala fe. (arts. 1.295,3º y 1.298 del C.C.).
f) La acción está sometida a un plazo de caducidad. "La acción para pedir la
rescisión dura cuatro años" (art. 1.299,1º del C.C.). En la actualidad es doctrina
común la que entiende que no empieza a contar sino cuando "puede
efectivamente ejercitarse la acción" (art. 1.969 del C.C.).
Efectos :
59
El negocio rescindido no pierde la condición de validez que tenía (no es inválido), por
ello, cuando la ineficacia es sólo parcial no necesariamente decaerán todos los negocios
y títulos fundados en él.
Rescisión por lesión ultra dimidium.
La acción sólo la pueden ejercitar el que enajena y sus herederos, tiene un término de
caducidad de 4 años.
5) La resolución
"La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las reciprocas, para el
caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe.
Esto se entiende sin perjuicio de los derechos de terceros adquirentes, con arreglo a los
arts. 1.295 y 1.298 del C.C. y a las disposiciones de la Ley Hipotecaria".
60
TEMA VI
Concepto.
Cuando una persona realiza un acto jurídico, lo normal es que lo realice en su propio
interés o beneficio. Si los efectos que se derivan del acto jurídico realizado por una
persona se producen indirectamente en cabeza de la persona en cuyo interés obra el
autor material del acto, se habla de representación, que en términos muy generales
puede definirse como la posibilidad de poder actuar una persona (representante) por
cuenta e interés de otra (representado).
El mandato se regula en los arts. 1.709 al 1.739 del C.C., a la representación se refiere el
art. 1.259,1º del C.C., a cuyo tenor "ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar
autorizado o sin que tenga por ley su representación legal".
A la representación, como figura distinta del mandato, se refiere también la ley 51 CFN,
según la cual "toda persona capaz puede realizar mediante apoderado los actos que
podría realizar por sí, sin otros limitaciones que las establecidos por esta Compilación".
Según el art. 1.259,1º del C.C., se admite la posibilidad de contratar por medio de
representante, de lo cual resulta que con base a una interpretación literal del precepto
debería admitirse que la representación opera únicamente en el ámbito de los contratos,
pero en una sociedad en la que predomina una economía de intercambio,
61
parece oportuno ampliar el ámbito de la representación, en el sentido de hacerla
extensiva a los actos jurídicos que pueda realizar una persona, aunque no sean contratos
o negocios jurídicos. Aún admitiendo que el ámbito de la representación se
refiere a los actos jurídicos que pueda realizar una persona, existen no obstante
determinados actos que tienen el carácter de personalísimos, en el sentido de que se
trata de unos actos que sólo puede realizar el propio interesado (derecho de familia -
matrimonio, adopción, reconocimiento de hijos no matrimoniales, potestades familiares-
disposiciones testamentarios).
El representante actúa en interés y por cuenta del representado y obra con cierta
autonomía, pues en los actos jurídicos que realiza emite una declaración de voluntad
propia. Pero en otros casos el representante puede ser la declaración de voluntad del
representado. Esta figura se denomina nuntius, o también mensajero, emisario o nuncio.
A esta figura se refiere seguramente el art. 55 del C.C., que en sede de matrimonio
permite que pueda uno de los contrayentes valerse de un "apoderado a quien haya
concedido poder especial en forma auténtica, pero siempre será necesaria la asistencia
personal del otro contratante".
Clases de representación:
Representación directa.
El representante actúa por cuenta y en interés del representado. Con ello se quiere
significar que el representante, cuando actúa, lo hace en calidad de tal, y por tanto, los
terceros que establecen una relación jurídica con él saben o conocen que los efectos de
la relación se darán directamente en cabeza del representado.
Representación indirecta.
El representante obra en nombre y por cuenta del representado; si sólo actúa por cuenta
de éste, pero omite manifestar esta circunstancia a la contraparte, se dice entonces que el
representante actúa en nombre propio, lo cual origina la denominada representación
indirecta. En dicha representación debe hacerse referencia al supuesto de que el
representante no manifieste que actúa por cuenta del representado. Sin duda será
conveniente atenerse a los intereses del tráfico, toda vez que, como afirma la doctrina
más autorizada, se dan los efectos propios de la representación directa cuando el
comportamiento del representante presupone la voluntad reconocida para el tercero de
que aquél actúa por cuenta del representado.
El art. 1.259,1º del C.C., al decir que "ninguno puede contratar a nombre de otro sin
estar por este autorizado o sin que tenga por ley su representación legal", permite situar
el origen de la representación en un acto de autonomía privado del representado o en la
norma jurídica.
62
Representación legal.
Se establece en interés de la persona que tiene limitada su capacidad de obrar, y por ello
el cargo de representante legal se confiere por regla general a quien está unido con el
incapaz por los vínculos del parentesco. Así, los padres son los representantes legales
de sus hijos menores de edad no emancipados (art. 154,2º del C.C.) y los
tutores son los representantes legales de los menores o incapacitados sujetos a tutela
según el art. 267 del C.C.
II LA REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA
Esta autorización, para actuar por cuenta e interés del representado, implica que la
consecuencia de la actuación de un tercero que desconoce la persona por la que actúa,
estará al margen de la representación y abocará generalmente a un supuesto de
mediación.
Concepto.
Será de aplicación al poder lo dispuesto en el art. 1.277 del C.C., según el cual "aunque
la causa no se exprese en el contrato, se presumirá que existe y que es lícita mientras el
deudor no pruebe lo contrario". Con la natural consecuencia de que la nulidad del
negocio causal que sustenta o da base al poder, deberá acarrear la ineficacia del mismo,
excepto en los casos en que el tercero que contrata con el representante o apoderado
ignore la ineficacia del poder por causas que afecten a la relación jurídica básica que la
sustenta.
63
El negocio de apoderamiento.
Entendemos por negocio de apoderamiento aquel en virtud del cual el representado o
poderdante legitima al representante o apoderado para actuar jurídicamente en interés y
por cuenta de aquél.
Por cuanto hace referencia a los requisitos de capacidad, cabe sostener que es suficiente
la capacidad general para contratar y no la mayor capacidad o complementos de la
misma que pueda exigir la ley para la realización de los negocios que contempla el
poder.
Respecto a los vicios del consentimiento que permiten la impugnación del contrato,
serán las que especifican el art. 1.265 del C.C., que sólo tendrán relevancia cuando
concurran en la persona del representado, en atención al carácter unilateral del negocio
de apoderamiento.
Pero fuera de los casos del poder para contraer matrimonio y de los poderes para
pleitos, en los restantes supuestos el documento público no opera como requisito de
forma ad solemnitatem, sino que tiene un valor simplemente potestativo, en el sentido
de que permite exigir judicialmente el cumplimiento de este requisito.
En el ejercicio del poder de representación previene el art. 1.714 del C.C. (por razones
de analogía) que el representante no podrá traspasar los límites del poder ; con la
prevención, en todo caso, del art. 1.715 del mismo Código, según el cual no se
considerarán traspasados estos límites cuando el negocio de concluya de una forma más
ventajosa para el representado que la señalada por éste.
En cuanto a los deberes del representante, se aplicarán los preceptos relativos al contrato
de mandato. Según el art. 1.715 del C.C., el representante habrá de actuar en beneficio
del representado, deberá atenerse a las instrucciones del mismo (art. 1.719 del C.C.) y la
responsabilidad del representante en el ejercicio del poder de representación se graduará
con mayor rigor cuando el representado le haya conferido alguna retribución. (art. 1.726
del C.C.).
Ante el silencio del C.C. sobre este punto cabe afirmar con carácter general que el poder
se extingue cuando :
En cuanto a la extinción por muerte del representante o del representado cabe hacer dos
matizaciones :
66
V EL NEGOCIO REPRESENTATIVO.
Se denomina así al celebrado por el representante (por cuenta e interés del representado)
con un tercero, actuando el representante dentro de los límites del poder de
representación. Una primera tesis sostiene que la única voluntad relevante en el negocio
representativo es la del representado. Una segunda tesis considera que la única voluntad
relevante en el negocio representativo es la del representante, y todavía una tercera tesis
que sostiene que tanto la voluntad del representado como la del representante son
decisivos en la formación del negocio representativo.
Otra cuestión es la relevancia que puedan tener las circunstancias subjetivas que
concurran en una de las partes contratantes (buena o mala fe). En este punto se cree que
cuando la ley establece determinados efectos en atención a la buena fe de una parte
contratante, esta buena fe (en el negocio representativo) debe darse tanto en cabeza del
representante como en la del representado, pues cualquier otra solución implicaría
colocar en situación de desventaja al tercero ante posibles maniobras fraudulentas.
Si una persona dice actuar por cuenta e interés de otra, pero está aseveración no se
corresponde con la realidad, ello aboca ante la figura del denominado falsus procurator
o representación sin poder. Esta figura puede originarse cuando :
- Art. 1.259,2º del C.C., el poder de representación nunca existió. "el contrato
celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o representación
será nulo..." (anulable).
- Es insuficiente para legitimar los actos que realiza el representante en interés y
por cuenta del representado, hipótesis que contempla el art. 1.727,2º del C.C.,
según el cual "en lo que el mandatario (representante) se haya excedido no queda
obligado el mandante (representado) sino cuando la ratifica expresamente o
tácitamente".
- El poder de representación existió, pero se extinguió por muerte, incapacitación,
declaración de prodigalidad, quiebra o insolvencia del representado.
- Por revocación del poder.
67
Para los casos de representación sin poder, el art. 1.259,2º del C.C. establece la nulidad
del contrato (anulabilidad) celebrado por el falsus procurator, mientras que para la
hipótesis del poder insuficiente, el art. 1.727, 2º del C.C. se contenta con afirmar que el
representado "no queda obligado" ; aunque en el último término puede que esta
expresión equivaliera a la nulidad que establece el art. 1.259,2º del C.C.
Existe, también, la tesis del negocio jurídico en estado de suspensión, subordinado a una
condicio iuris, que si se produce la ratificación, el negocio es válido desde sus inicios a
favor y en contra del representado, y si falta la ratificación, será nulo e ineficaz para él.
Con carácter general señala la STS de 18-III-1999 que la nulidad del art. 1.259 del C.C.
no es absoluta, sino que puede ser neutralizada por la ratificación expresa o tácita del
dominus negatii, conformándose así el negocio transmisivo.
La solución debe buscarse poniendo en relación el art. 1.259,2º del C.C. con el art.
1.257 del mismo Código, que sanciona el principio denominado de relatividad de los
contratos, en el sentido de que únicamente producen efectos entre las partes contratantes
y sus herederos ; de lo cual se sigue que para el pseudorrepresentado el contrato
concluido por el falsus procurator es un acto indiferente o inoperante para aquél.
Por último, según el art. 1.259 del C.C., el contrato celebrado por el falsus procurator es
válido desde que "la ratifique la persona a cuyo nombre se otorgue antes de haber sido
revocado por la otra parte contratante".
68
TEMA VIII
El contrato de compraventa es aquel a través del cual se realiza una de las funciones
primordiales en una economía de mercado : el intercambio de cosas por dinero . El art.
1.445 del C.C. nos dice que por el contrato de compraventa uno de los contratantes se
obliga a entregar una cosa determinada y el otro a pagar por ella un precio cierto en
dinero o signo que lo represente. Es un contrato bilateral y generador de obligaciones
recíprocas, fundamentalmente las de entrega y saneamiento de la cosa vendida (art.
1.461 del C.C.) y la del pago del precio (art. 1.500 del C.C.). Es también un contrato
consensual (arts. 1.445 y 1.450 del C.C.) ya que las obligaciones nacen desde la
perfección del contrato.
Es un contrato conmutativo debido a que el sacrificio de las partes se da desde el
perfeccionamiento del contrato. (sólo se debe el precio si la cosa alcanza realidad).
Es un contrato oneroso ya que supone contrapartidas y sacrificios económicos para
ambas partes. Por último, puede ser, un contrato aformal ya que se puede realizar
verbalmente.
Según el art. 325 del C.Com. nos dice que la compraventa de cosas muebles para
revenderlas, bien en la misma forma que se compraron, o bien en otra diferente, con
ánimo de lucrarse en la venta. Por tanto son esenciales don puntos :
Capacidad y Prohibiciones.
1) Los que desempeñen algún cargo tutelar, los bienes de la persona o personas que
estén bajo su guarda o protección.
2) Los mandatarios, los bines de cuya administración o enajenación estuviesen
encargados.
3) Los albaceas, los bienes confiados a su cargo.
Como puede apreciarse existe una persona que, como posible comprador, puede
determinar sustancialmente a su favor el contenido del negocio.
Otras veces las razones se fundamentan en motivos de moralidad social y orden público,
Art. 1.459, 4º y 5º ; no podrán adquirir por compra :
4) Los empleados públicos, los bienes del Estado, de los Municipios, de los
pueblos y de los establecimientos también públicos, de cuya administración
estuviesen encargados.
5) Los Magistrados, y Jueces, individuos del Ministerio Fiscal, Secretarios de
Tribunales y Juzgados y Oficiales de justicia, los bienes y derechos que
estuviesen en litigio ante el Tribunal, en cuya jurisdicción ejercieran sus
funciones.
La prohibición, comprendida en este número, también abarca a los Abogados y
Procuradores respecto a los bienes y derechos que fueren objeto de un litigio en
que intervengan por su profesión y oficio.
70
La sanción por la transgresión de las prohibiciones de los apartados 4º y 5º del art. 1.459
del C.C., es la nulidad radical ; en cambio, en las restantes, donde lo protegido son
intereses puramente privados sería la anulabilidad ; pero la jurisprudencia, y alguna
doctrina, parecen inclinarse por la nulidad radical en todos los casos.
III OBJETO : LA COSA Y EL PRECIO.
La cosa.
Según el art. 1.445 del C.C., ha de ser una cosa determinada, lo que comprende, no sólo
a las cosas específicas, sino también las genéricas, que son determinadas en relación con
un conjunto de notas comunes (art. 1.273 del C.C.). La idoneidad de la cosa para ser
materia de este contrato debe tener una triple condición : existir o poder existir, ser de
lícito comercio, y estar determinada o ser susceptible de determinación.
Por lo que se refiere a la aptitud, basta con la existencia eventual de la cosa, por tanto,
pueden ser objeto del contrato cosas futuras. Si las partes subordinan el contrato a la
existencia de la cosa, éste tendrá los caracteres de conmutativo y condicional, pues si la
cosa no llega a alcanzar realidad se tendrá el contrato por no celebrado y no hay
obligación de entregar el precio. Si, por el contrario, las partes celebran el contrato a
todo evento, de tal modo que el comprador habrá de pagar el precio aunque la cosa no
llegue a nacer, se tratará de un contrato aleatorio.
b) Determinación. La cosa ha de estar dentro del comercio, el art. 1.445 del C.C.
exige que la cosa sea determinada, pero esta determinación no es precisa que
sea actual, basta con que se pueda llegar a determinar la cosa sin necesidad de
nuevo convenio entre los interesados (art. 1.273 del C.C.).
c) Ha de ser de comercio lícito, el C.C. no hace ninguna indicación especial
acerca de este requisito, impuesto de modo general por el art. 1.271 del C.C.,
hay que atender a multitud de disposiciones dispersas por su articulado y por
las leyes especiales.
71
El precio.
Según el art. 1.445 del C.C. el precio ha de ser cierto, en dinero o signo que lo
represente. El precio se tiene por cierto (arts. 1447, 1.448 y 1.449 del C.C.) de acuerdo
con dos criterios :
- Con referencia a otra cosa cierta, indicando aquí cosa no una de ellas en sentido
físico o material o jurídico, sino algo (incluso un hecho) que signifique una base
objetiva que permita la figuración sin contar con la voluntad de los contratantes
(Ej: pagaré lo que valgan 1.000 accs. del BBVA determinado día).
- Arbitrio de persona determinada : persona que no es un árbitro, en el sentido del
llamado a dirimir un conflicto entre las partes, sino lo que se llama un arbitrador,
que puede actuar de dos maneras diversas (con criterio subjetivo), una actuando,
según su leal saber y entender (arbitrium merum), otra de acuerdo con las reglas
de la equidad (arbitrium boni viri) : el arbitrador debe ser designado por las
partes, recayendo en un tercero, persona física o jurídica. El arbitrio, tanto de
equidad, como mero, puede ser objeto de impugnación (violación de la buena fe,
vicios de la voluntad, irregularidad en la formación del acuerdo, extralimitación o
incongruencia del arbitrio). La imposibilidad o desistimiento del arbitrador
implica la ineficacia del contrato.
El precio además de ser cierto, ha de ser pecuniario : "dinero o signo que lo represente",
esta última expresión debe ser entendida como comprensiva de aquellos documentos o
títulos que incorporen créditos dirigidos especialmente al pago de una suma de dinero.
(cheques, pagarés, letras de cambio).
El C.C. no requiere como requisito necesario que el precio sea justo, a diferencia de
Catalunya y Navarra donde es requisito necesario.
La transmisión de la propiedad.
72
válido y regular, carece de acción alguna por un supuesto incumplimiento de la
obligación de transmitir la propiedad.
IV LA VENTA DE BIENES AJENOS. LA VENTA DE BIENES FUTUROS.
La inexistencia de una norma que requiera del vendedor un dado poder de disposición
sobre el objeto de la venta, añadido al hecho de que el contrato de compraventa genera
sólo la obligación de entrega, permiten afirmar con facilidad la validez de la venta de
cosa ajena. Lo vendido no tiene por qué ser del vendedor, y en consecuencia se admite
la validez del contrato de compraventa otorgado por quien al momento de concluirlo no
era propietario de la cosa vendida. Nuestro ordenamiento exige para transmitir la
propiedad :
Como único límite a la validez de la venta de cosa ajena, está el supuesto que medie
engaño por parte del vendedor (anulabilidad por dolo, art. 1.269 del C.C.). En la
jurisprudencia es claramente prevalente la tendencia a aceptar la validez de la venta de
cosa ajena.
- Si la cosa fuere mueble, al primero que haya tomado posesión con buena fe.
- Si ninguno toma posesión se prefiere al que tenga el título más antiguo.
- Si la cosa fuere inmueble al primero que haya inscrito en el Registro.
- Si no hay registro se prefiere al primero que toma posesión ; y faltando ésta, a
quien presente título de fecha más antiguo.
Muchos de los anteriores problemas quedan resueltos sin esfuerzo si el pacto de reserva
de dominio accede a un Registro previsto de la fe pública en sentido material.
V LOS RIESGOS.
En nuestro Derecho, se desprende del art. 1.452 del C.C. una regla general y una
excepción :
74
1 Regla General : Rige para las cosas no fungibles y para las fungibles cuya venta
se hace aisladamente y por un solo precio o sin consideración a su peso, número y
medida : y consiste en determinar que el daño o provecho de la cosa vendida,
después de perfeccionado el contrato, se regulará por lo dispuesto en los arts.
1.096 y 1.182 del C.C. ; art. 1.452,1º y 2º del C.C. No queda muy clara esta
solución, pues los artículos de referencia sólo nos dicen que el vendedor, en tal
caso, resulta exento de la obligación de entregar la cosa, y queda, por tanto, en pie
el problema de la subsistencia o no de la correlativa obligación de pagar el precio.
Pero, en el fondo, en el C.C. se opta por la solución romana de imputar los riesgos
al comprador (PERICULUS EST EMPTORIS). Así lo demuestra el art. 1.095 del
C.C. que atribuye al acreedor (comprador) los frutos de la cosa desde que nace la
obligación de entregarla (o sea desde la perfección del contrato), pues es lógico
que las utilidades sean compensadas con los riesgos.
2 Excepción : Rige para las cosas fungibles que se vendieren por un precio fijado
con relación al peso, número o medida, en las cuales no se imputará el riesgo al
comprador hasta que se hayan pesado, contado y medido, o no ser que éste se
haya constituido en mora (art. 1.452,3º del C.C.). Esto es así, ya que el C.C.
considera que la venta no se perfecciona, al menos como obligación específica,
hasta el momento en que la mercancía se mide cuenta o pesa. Ej: si A se compra
un coche y este queda matriculado en el concesionario a la espera de ser recogido,
si el concesionario sufre un incendio y el coche se pierde, la pérdida la sufre el
comprador ya que el coche-bien se considera ya individualizado. Este caso y
similares quedan subsanados mediante las pólizas de seguros, si las hubiere.
75
TEMA IX
La obligación de entrega
Según el art. 1.461 del C.C., el vendedor está obligado a la entrega y saneamiento de la
cosa (traditio, mode o entrega).
El estado de la cosa a entregar debe ser aquel en que ésta se hallaba al perfeccionarse el
contrato, momento desde el cual se deben los frutos, en su caso, que han de entregarse
con la cosa (Art. 1.468 del C.C.).
Arts.1.469 a 1.472 del C.C., se toma particular consideración a los problemas que la
obligación de entrega puede suscitar en relación con la cabida y calidad de los
inmuebles. Se puede sistematizar el texto legal del siguiente modo :
76
1) Caso de venta de bines inmuebles con expresión de su cabida, a razón de un
precio por unidad de medida y número, resultando una menor cabida. El Código
da al comprador una doble opción : pedir una rebaja proporcional del precio o
rescindir el contrato, condicionando esta segunda alternativa a que la
disminución de la cabida no baje de la décima parte de la atribuida al inmueble
en el momento del contrato.
2) Caso de venta de un inmueble con expresión de su cabida, a razón de un precio
por unidad de medida y número, resultando una mayor cabida. Se concede al
comprador otra doble opción : la de pagar el mayor precio, o la de resolver el
contrato, quedando, esta segunda opción, a que la mayor cabida no exceda de la
vigésima parte de la atribuida al inmueble a la hora de celebrar el contrato.
3) Caso de venta de un inmueble, hecha por precio alzado, y no a razón de un
tanto por unidad de medida y número. Se trata de una venta de "cuerpo cierto".
En este caso, no habrá lugar a aumento o disminución del mismo, ni a
modificación alguna del precio, resulte mayor o menor cabida (hay exacta
identificación del objeto).
4) Caso de venta de dos o más fincas bajo un solo precio conteniendo tan sólo la
descripción de linderos. El Código adopta la solución de venta de "cuerpo
cierto".
5) Caso de venta de dos o más fincas bajo un solo precio en el que además de la
descripción de lindero, se designare cabida o número. Estamos en presencia de
una venta de "cuerpo cierto", pero cuya "certeza" queda disminuida, porque
dentro de aquéllos se contenía algo que el vendedor no podía entregar (Ej:
enclave perteneciente a un tercero) : la solución en este caso, no puede ser otra
que la anulación del contrato por error sustancial sobre la cosa ; pero el
comprador, a su interés, y si quisiera conservar el contrato, puede hacer sufrir al
vendedor una disminución del precio, proporcional a la falta de cabida.
6) Caso de defecto de calidad, aunque no lo haya de cabida. El Código establece
una fórmula idéntica a la expresada para el defecto de cabida, a razón de un
precio por unidad de medida o número.
El art. 1.472 del C.C., establece que las acciones que nacen de los tres arts. anteriores
prescribirán a los seis meses, contados desde el día de la entrega.
SANEAMIENTO
Art. 1.461 del C.C., el vendedor responderá al comprador de la posesión legal y pacífica
de la cosa vendida y de los defectos o vicios ocultos que tuviere.
El art. 1.474 del C.C. contempla un conjunto de medidas de protección del comprador,
ante la insatisfacción de su interés por la atribución de riesgos al vendedor, a las que
añade responsabilidad en algunos casos si actuó con mala fe in contrahendo.
77
c) La cosa estuviera gravada (art. 1.483 del C.C.).
Que son medidas de atribución del riesgo lo indica el que se ponen en marcha tras la
realización de la prestación, y se imputan al vendedor con independencia de cualquier
juicio de culpabilidad sobre la inexistencia del título jurídico para vender, el
conocimiento del vicio o defecto o de la carga.
Por otro lado, y como consecuencia de la mala fe al celebrar el contrato (el vendedor
sabía de la existencia de un derecho sobre la cosa preferente al suyo, conocía los vicios),
se le atribuye una medida de responsabilidad (arts. 1.478,5º y 1.486, 11º del C.C.).
Art. 1.475,1º del C.C., tendrá lugar la evicción cuando se prive al comprador, por
sentencia firme y en virtud de un derecho anterior a la compra de todo o parte de la cosa
comprada ; consecuencia de no poder el vendedor mantener al comprador en la
"posesión legal y pacífica" de la cosa, protegiendo al comprador frente a la falta de
titularidad de aquél en el momento de la celebración del contrato. La evicción es un
hecho, y produce como efecto jurídico la obligación del saneamiento. Por tanto, el
saneamiento por evicción es la obligación de responder de ésta, es decir, la obligación
que existe para el vendedor de indemnizar daños y perjuicios al comprador cuando ha
tenido lugar la evicción.
78
Requisitos :
1) Privación por sentencia firme o resolución administrativa : Art. 1.475,1º del
C.C., la evicción tendrá lugar cuando se prive al comprador, por sentencia firme
y en virtud de un derecho anterior de compra, de todo o parte de la cosa
comprada. El art. 1.480 del C.C. lo reitera diciendo que el saneamiento no podrá
exigirse hasta que haya recaído sentencia firme, por la que se condene al
comprador a la pérdida de la cosa adquirida o de parte de la misma. La sentencia
debe ser ejecutoria (no cabe recurso alguno) para que el vendedor responda de la
cosa enajenada.
2) Derecho anterior a la compra. Art. 1.475 del C.C. El derecho en virtud del cual
se priva al comprador de la cosa ha de ser anterior a la compra. Los derechos
adquiridos por terceros con posterioridad al momento de la transmisión, no son
imputables al vendedor, que cumplió con ceder al adquirente las acciones y
derechos sobre la cosa.
3) Notificación al vendedor. Esta exigencia, tiene su fundamento, en la
consideración de que el vendedor es quien puede tener los medios de defensa
contra la demanda de evicción, y si no se le diera la posibilidad de ejercitarlos,
sería injusto hacerle sufrir las consecuencias de una sentencia condenatoria. El
C.C. considera esencial este requisito, que sólo obliga al vendedor al
saneamiento cuando resulta probado que se le notificó la demanda de evicción a
instancias del comprador. Si falta la notificación, el vendedor no estará obligado
al saneamiento. (art. 1.481 del C.C.).
4) Personas obligadas al saneamiento y que tienen derecho al mismo : La acción de
evicción corresponde al comprador y sus herederos contra el vendedor y los
suyos, independientemente de la buena o mala fe de este último, y de que el
hecho que de origen a la evicción haya sido realizado por el mismo vendedor o
por alguno de sus causantes.
En definitiva, el C.C. quiere que el vendedor deje indemne al comprador de todos los
gastos y daños que le haya ocasionado la compra de la cosa y la evicción.
Estos últimos son los que reciben la denominación de vicios ocultos o vicios
redhibitorios, porque pueden deshacer la venta. Para que un vicio de la cosa tenga el
carácter de redhibitorio se precisa, que reúna las siguientes condiciones : a) ser oculto o
encubierto ; b) desconocido del comprador ; c) nocivo a la utilidad de la cosa ; d)
anterior a la venta.
Los plazos para ejercer la acción de saneamiento por parte del comprador son de 15
años em Espanya y de 10 en Catalunya.
1) Gravámenes ocultos de las fincas. El C.C. los incluye dentro del saneamiento
por evicción, pero parece más adecuado su colocación dentro del saneamiento por
vicios ocultos (la evicción supone la privación de la cosa en virtud de un juicio
reivindicatorio) ya que el reconocimiento de la carga oculta no implica privación ni
requiere sentencia ejecutoria. Requisitos para que exista la obligación del saneamiento
por gravámenes de las fincas :
a) Que el gravamen sea oculto, o lo que es igual, que esté constituido por alguna
carga o servidumbre no aparente y no consignada en la escritura (art. 1.483,1º
del C.C.) ni conste en el Registro de la Propiedad.
b) Que deba presumirse que no hubiera adquirido la finca el comprador de haber
conocido la existencia del gravamen (art. 1.483 del C.C.).
c) Que se ejercite por el comprador la acción dentro de los plazos legales.
Efectos :
- Revisión del contrato, que ha de pedirse dentro del plazo de un año, a contar
desde el otorgamiento de la escritura.
- Indemnización correspondiente : se fijará teniendo en cuenta el importe del menor
precio que se deba atribuir a la finca por causa del gravamen (plazo de un año
desde el otorgamiento de escritura, y dentro de un período igual, desde el día en
que haya descubierto el comprador la carga o servidumbre). (art. 1.483, 3º y 4º
del C.C.). 80
2) Vicios ocultos o redhibitorios en general. Están aquí incluidos los vicios o
imperfecciones que pueda tener la cosa, cualquiera que sea su naturaleza (mueble o
inmueble).
Efectos :
1) El C.C. conserva a favor del comprador dos opciones :1) el comprador puede
desistir del contrato, abonandosele los gastos que pagó ; 2) rebajar una cantidad
proporcional del precio, a juicios de peritos art. 1.486,1º del C.C.
Independientemente de ellas, el comprador puede ejercitar la acción de nulidad
cuando pueda probarse el error o el dolo en el consentimiento.
2) Caso de mala fe del vendedor. Si el vendedor conocía los vicios o defectos
ocultos de la cosa vendida y no lo manifestó al comprador, tendrá éste la
opción de escoger la redhibición (rescisión) con indemnización de daños y
perjuicios, o bien la reducción del precio.
3) Caso de venta judicial. También tiene lugar el saneamiento por vicios ocultos
en este caso, pero se excluye la indemnización por daños y perjuicios. (art.
1.489 del C.C.).
81
Efectos :
b) Caso de muerte del animal. Art. 1.497 del C.C., Si el animal muriese dentro de
los 3 días de comprado, será responsable el vendedor, siempre que la
enfermedad que ocasionó la muerte existiera antes del contrato, a juicio de los
facultativos.
82
Pago aplazado y garantías.
La necesidad de proteger al vendedor, que se desprende de la cosa antes de obtener el
pago de ella, y al mismo tiempo la de facilitar, en beneficio de los compradores, las
ventas de crédito, justifica la existencia de estas garantías, que se dividen en
convencionales y legales.
1) Garantías convencionales :
2) Garantías legales : son distintas según el vendedor conserve aún la cosa o la haya
entregado al comprador, y dentro de esta última según el precio esté aplazado o sea ya
debido al vendedor.
a) Cosa en poder del vendedor (arts. 1.466 y 1.467 del C.C.). La garantía del
vendedor es el derecho de retención de la cosa.
b) Cosa entregada con precio aplazado (art.1.503 del C.C.). Si el vendedor
tuviere fundado motivo para temer la pérdida de la cosa inmueble vendida y el
precio, podrá promover inmediatamente la resolución de la venta. Si no
existiere este motivo, se observará lo dispuesto en el art. 1.124 del C.C.
Requisitos para la aplicación del art. 1.503 del C.C. : (no existe
jurisprudencia).
- Que se trate de compraventa de inmuebles.
- Que el precio sea aplazado y no haya todavía incumplimiento de la obligación de
entregarlo.
- Que la conducta del comprador (insolvencia, etc...) produzca el temor fundado en
el vendedor de perder la cosa y el precio.
c) Cosa entregada, con obligación incumplida de pagar el precio. Se aplica a
estos casos la regla general del art. 1.124 del C.C., y las reglas de los arts.
1.504 y 1.505 del C.C., establecidas para la resolución de la compraventa.
d) En la compraventa de bienes inmuebles exista el comiso, si se ha pactado la
resolución (art. 1.504 del C.C.) del contrato, el comprador podía pagar hasta
que el vendedor le notifica la falta de pago mediante requerimiento de
resolución judicial o notarial.
84
3) Las ventas y préstamos cuyo importe sea inferior o superior a la cantidad que se
determine por el gobierno.
4) Los préstamos garantizados con hipoteca a prenda sin desplazamiento.
5) Las operaciones de comercio exterior.
Derechos del comprador : cuando se hubiere pactado, el comprador podrá desistir del
contrato dentro de los 3 días siguientes a la entrega de la cosa, comunicándolo por carta
certificada o de otro modo fehaciente al vendedor, siempre que no hubiere usado
de la cosa vendida más que a efectos del simple examen o prueba y la devuelva, dentro
del mismo plazo, en el lugar, forma y estado en que la recibió, libre de todo gasto para
el vendedor.
El aplazamiento de la compraventa a plazos beneficia al comprador y se le reconoce la
facultad de satisfacer en cualquier momento el importe de la parte del precio pendiente
de pago. Los recargos que sobre el precio de venta al contado se hubieran aplicado, en
razón al aplazamiento del pago, quedarán reducidos proporcionalmente al periodo de
tiempo en que resulte abreviado de la duración del contrato.
Los Tribunales, con carácter excepcional, podrán señalar nuevos plazos o alterar los
convenios, determinando el recargo que deba experimentar el precio como consecuencia
de los nuevos aplazamientos.
Derechos del vendedor : si el comprador demora el pago de dos plazos o del último de
ellos, el vendedor podrá optar entre exigir el pago de todos los plazos pendientes o la
resolución del contrato. Si opta por la resolución, las partes deben restituirse
recíprocamente las prestaciones realizadas, pero el vendedor tendrá derecho a deducir el
10% del importe de los plazos pagados en concepto de indemnización, más una
cantidad igual al desembolso inicial, por la depreciación comercial del objeto.
85
TEMA X
CONTRATO DE PERMUTA
El art. 1.538 del C.C. define a la permuta como "un contrato por el cual cada uno de los
contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra". Es un trueque o intercambio de
una cosa por otra, instrumento de una economía primitiva poco desarrollada, la cual
justifica la escasez de la regulación legal, que se agota con los arts. 1.538 a 1.541 del
C.C.
Caracteres :
Art. 1.540 del C.C. Es una norma especial "el que pierde por evicción la cosa recibida
en permuta, podrá optar entre recuperar la que dio en cambio o reclamar la
indemnización de daños y perjuicios ; pero sólo podrá usar el derecho a recuperar la
cosa que entregó mientras ésta subsista en poder del otro permutante, y sin perjuicio de
los derechos adquiridos entre tanto sobre ella con buena fe por un tercero".
Si el permutante opta por la indemnización de daños y perjuicios, tendrá derecho a
exigir el valor de la cosa que ha perdido por la evicción y los conceptos del art. 1.478
del C.C.
Objeto.
- En cuanto a gastos (arts. 1.455 y 1.465 del C.C.) se desprende que cada parte
habrá de abonar, en cuanto al objeto que transmite, los gastos de otorgamiento de
la escritura pública, y en cuanto a lo que adquiere, habrá de abonar los gastos de
primera copia y posteriores.
- La entrega de la cosa (arts. 1.461 y SS. igual que en la compraventa), es posible el
pacto de reserva de dominio, hasta que la otra parte no ha cumplido sólo se tiene
el usufructo no el dominio.
- Saneamiento por evicción, se aplicarán los arts. 1.475 y SS., que pueden
aumentar, disminuir o suprimir la obligación de saneamiento por evicción
(garantizar la posesión legal y pacífica de la cosa, art. 1.540 del C.C.).
87
III CESIÓN DE FINCA A CAMBIO DE CONSTRUCCIÓN. Ley 23/2001 de 31
de Diciembre
Esta Ley regula la cesión de una finca o de una determinada edificabilidad incluida en la
finca de la persona cedente a cambio de la adjudicación de una construcción futura o
resultante de rehabilitación. Esta figura permite a los propietarios de terrenos o de fincas
edificadas obtener viviendas, locales u otras construcciones, nuevos o rehabilitados, sin
tener que intervenir directamente en el proceso de gestión y construcción de los
mismos.
El cedente tiene una facultad de resolución del contrato de carácter cautelar, esta
facultad nace cuando el cesionario no ha iniciado las obras en el plazo pactado o cuando
la licencia no se ajusta a los pactos establecidos. Se tendrá que acreditar por acta
notarial o por certificación de la autoridad administrativa que acredite que la obra no se
ha realizado en las condiciones y las características establecidas. (art. 6, 2º y 3º de la
Ley 23/2001 de 31 de Diciembre).
Para que esta resolución opere se ha de notificar fehacientemente a la persona cesionaria
y a los terceros titulares de derechos constituidos sobre la finca, y que el cesionario no
se oponga en el plazo de 15 días (art. 7).
Efectos:
88
TEMA XI
LA DONACIÓN.
Según el art. 618 del C.C. "la donación es un acto de liberalidad, por el cual una persona
dispone gratuitamente de una cosa a favor de otra que la acepta". Es el paradigma del
negocio gratuito ; es un acto de liberalidad ; es un acto dispositivo aceptado por el
donatario ; es un modo de transmisión de la propiedad automático.
La donación es ante todo un acto gratuito porque quien la realiza no recibe a cambio
ninguna contraprestación. Con la donación se origina un empobrecimiento del
patrimonio del donante por la salida de activo de su patrimonio de un bien o de un
derecho a él perteneciente.
La donación puede hacerse por generosidad, por caridad, por vanidad, por simple
pompa, por cultivar lo que hoy se llama una determinada imagen hacia el exterior o por
cualquier otro móvil. Sin embargo, siempre que exista la intención de determinar con el
negocio jurídico un enriquecimiento en otra persona hay ánimo de donación.
La donación es considerada en el art. 609 del C.C. como un modo de adquirir el
dominio, sin necesidad de contrato seguido de la tradición. Es un negocio de disposición
que efectúa directa e inmediatamente un desplazamiento patrimonial si se hace con las
formas y solemnidades legales, y no un negocio del que surgiría para el donatario un
derecho a exigir del donante el cumplimiento de la obligación de entrega a fin de
adquirir la propiedad de lo donado.
El art. 618 del C.C. nos demuestra que el legislador contempla a la donación en el
momento en que se efectúa, disponiendo el donante de algo que le es propio. Dándole el
calificativo de acto seguramente quiere acentuar la separación de la donación de la
órbita propia de los contratos como meros títulos hábiles para transferir el dominio,
creadores de obligaciones de dar para su efectiva adquisición. (se dice que Napoleón no
quiso que se llamase contrato pues la donación no surtía efectos para ambas partes, sólo
para el donante). El T.S. considera que es un contrato a título gratuito.
La estructura de la donación siempre es la misma : donante y donatario,
empobrecimiento del donante y enriquecimiento del donatario. Siendo la causa (art.
1.274 del C.C.) la mera liberalidad del donante, la intención de enriquecer al donatario.
II CLASES DE DONACIONES.
Donación remuneratoria.
A las donaciones remuneratorias alude el art. 622 del C.C., pero no se da en el C.C. una
definición específica de ellas. Generalmente se interpreta que es el art. 619 del C.C. el
que lo hace, al decir que "es también donación la que se a una persona por sus méritos o
por los servicios prestados al donante, siempre que no constituyan deudas exigibles". La
donación remuneratoria es la que se hace por servicios prestados al donante y el móvil o
motivo de la misma es el de recompensarlos.
89
El art. 622 del C.C. es, pues, un precepto inaplicable para la donación remuneratoria,
salvo que se recurra a la sustitución de "gravamen impuesto" por servicios prestados,
que es arbitraria por no poder fundamentarse en ninguna base legal.
Los actos de liberalidad como la donación y las disposiciones testamentarios son los
únicos que admiten la posibilidad de someterlos a un modo, que es una obligación cuyo
cumplimiento se impone al beneficiario, y que limita de alguna manera, por tanto, la
atribución que se le hace. Esta obligación es producto de una determinación accesoria
de la voluntad del donante, pues quiere principalmente enriquecer gratuitamente al
donatario (animus donandi), pero además pretende la consecución de otros fines ; la
liberalidad es el vehículo para su obtención.
El art. 619 del C.C. afirma que es también donación "aquella en que se impone al
donatario un gravamen inferior al valor de lo donado". La exigencia de que el gravamen
sea inferior al valor de lo donado obedece a que, si fuese igual o superior, desaparece el
presupuesto de toda donación, que es el enriquecimiento del donatario. La comparación
entre ambos valores debe referirse al momento de la donación, que es cuando hay que
calificar el acto, y cuando el donatario ha de dar su consentimiento, en el que influirá el
resultado de la valoración.
La donación modal es una donación onerosa. La imposición al donatario de una carga
no impide la conceptualización como donación, siempre que, según el artículo 619 del
C.C., el valor de la carga sea inferior al de lo donado. Ej. Se da un coche que vale
30.000 € pero se exige al donatario, la entrega de 3.000 €, la parte gratuita se regulará
por la donación, y la parte onerosa se regulará por las normas del contrato de
compraventa.
En la donación onerosa, "responderá el donante de la evicción hasta la concurrencia del
gravamen" (art. 638 del C.C.). El fundamento de esta obligación está en que el
legislador no quiere que la donación lleve un empobrecimiento del donatario.
La responsabilidad del donante debe extenderse, por la misma razón, a los vicios
ocultos de la cosa.
El art. 619 del C.C. conceptúa como donación aquella en la que el valor de las cargas
fuese inferior, quiere decir que si es superior ya no hay donación, sino contrato de
cambio. No hay donación porque para el C.C. hay una transformación de la causa : de
liberal pasa a onerosa.
La donación mortis causa está recogida en el art. 620 del C.C., a cuyo tenor "las
donaciones que hayan de producir sus efectos por muerte del donatario participan de la
naturaleza de las disposiciones de última voluntad, y se regirán por las reglas
establecidas para la sucesión testamentaria".
Atendiendo a su origen histórico, se dice que estas donaciones se hacen por causa de
muerte o de peligro mortal, o se informan del temor a la muerte, sin intención de perder
el donante la cosa donada o su libre disposición en caso de vivir.
90
2) Necesidad de que el donatario sobreviva al donante, porque la donación no
produce efectos sino post.mortem.
3) La jurisprudencia declara también de manera reiterada que a las donaciones
mortis causa se le aplicaran las reglas de forma de las disposiciones
testamentarias. Han de revestir la forma y solemnidad de los testamentos.
Capacidad.
Art. 624 del C.C., podrán hacer donación, "todos los que puedan contratar y disponer de
sus bienes", debiéndose entender que este último poder es el de disponer de los bienes
objeto de la donación.
Donatario :
Art. 625 del C.C. pueden aceptar donaciones "todos los que no estén especialmente
incapacitados por la ley para ello". Se entiende que es necesario la capacidad natural de
entender, por lo que quien carezca de discernimiento suficiente no podrá aceptar una
donación por si mismo.
Para aceptar donaciones modales u onerosas el art. 626 del C.C. exige la capacidad de
contratar, y las personas que no la posean no podrán aceptarlas "sin la intervención de
sus legítimos representantes". Intervención no significa sustitución de la persona del
donatario, sino colaboración con este. Pero al tratarse de un donatario que no tiene
capacidad para contratar, parece más coherente y aceptable hablar de sustitución.
El art. 627 del C.C. permite que la donación se haga al concebido y no nacido, que
podrá ser aceptada "por las personas que legítimamente los representarían, si se hubiera
verificado ya el nacimiento". Es una medida excepcional de protección al concebido, y
tiene como fin perfeccionar la donación a fin de que el donante quede vinculado ya,
pero el representante del donatario no puede exigir la entrega del bien al
91
no tener el concebido patrimonio ni persona que lo administre. Para la plena eficacia de
la donación el concebido ha de nacer en las condiciones del art. 30 del C.C., porque es
entonces cuando tiene personalidad jurídica.
Art. 630 del C.C. "el donatario debe, so pena de nulidad, aceptar la donación por sí, o
por medio de persona autorizada con poder especial para el caso, o con poder general y
bastante". No se pueden hablar de nulidad propiamente, pues lo que hay entonces es una
inexistencia del negocio dispositivo, al faltar el consentimiento de una de las partes.
El poder especial significa poder para aceptar una concreta y determinada donación. El
general o bastante puede entenderse como un poder en el que se faculte al apoderado
para aceptar donaciones, sin determinación de cuáles sean.
Art. 623 del C.C.., para que la donación sea perfecta el donatario tiene que aceptar. " La
donación se perfecciona desde que el donante conoce la aceptación del donatario".
Art. 629 del C.C. "La obligación no obliga al donante, ni produce efecto, sino desde la
aceptación".
Esto es así porque la donación no es un contrato es una aceptación de engrandecer el
patrimonio del donatario,
La forma.
La nulidad por defecto de forma de la donación no puede ser sanada por su ratificación,
aquiescencia o cumplimiento voluntario.
IV LA OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO.
El art. 638 del C. C. dice que el donatario se subroga en todos los derechos y acciones
que en caso de evicción corresponderían al donante. El fundamento de la liberalización
del donante se encuentra en el carácter gratuito de la adquisición del donatario, por lo
que además de la evicción hay que comprender los vicios ocultos. No obstante, tanto en
un caso como en otro, si se han producido daños al donatario conociendo el donante las
causas de la evicción o los vicios ocultos sin comunicarlo a aquél, debe repararlos
(violación de la buena fe ; responsabilidad precontractual).
Para que el donatario se encuentre obligado al pago de las deudas del donante es preciso
que se estipule expresamente. Si así se ha hecho, sólo se entenderá que queda obligado a
pagar las que aparecieren contraídas antes de la donación (art. 642 del C.C.).
V LA REVOCACIÓN. LA REDUCCIÓN.
La revocación.
La donación, una vez que han sido cumplidos los requisitos constitutivos exigidos
legalmente, es irrevocable. No obstante, el C.C. autoriza en especiales supuestos, de
interpretación estricta y no susceptible de aplicación analógica, su revocación. Es decir,
un cambio de la voluntad del donante, que se dirige ahora o dejar sin efecto el negocio
jurídico perfecto y eficaz.
1) Si el donatario cometiere algún delito contra la persona, el honor o los bienes del
donante.
El donatario no hace falta que haya sido autor, puede haber sido coautor, cómplice o
encubridor.
La amnistía y el indulto carecen de efectos civiles; no borran la realidad de la
ingratitud, por lo que no privarán de acción al donante.
94
La acción ha de ejercitarse en el plazo de un año, contado desde que el donante tuvo
conocimiento del hecho y posibilidad de aquel ejercicio (art. 653 del C.C.).
La reducción.
Si cuando se hace este cálculo, aparece que no pueden atribuirse las legítimas porque no
hay bienes suficientes en el relictum, debe reducirse el donatum. En otras palabras,
aparece que las donaciones son inoficiosas.
El art. 654 del C.C., en relación con el 636 del C.C., establece la reducción (o
supresión) de las donaciones como aquella rescisión parcial para reducir en cuanto al
exceso, las donaciones que resultan inoficiosas, es decir, las que perjudican a las
legítimas. Nadie puede dar ni recibir, por vía de donación, más de lo que pueda dar o
recibir por testamento, siendo inoficiosas las donaciones que excedan de esta medida,
dispone el art. 636 del C.C., que deberán ser reducidas en cuanto al exceso, añade el art.
654 del C.C.
95
Por tanto, en vida del causante las donaciones son válidas ; a su muerte, si aparece al
hacer el cómputo de las legítimas, que aquellas donaciones no caven en la parte de libre
disposición, se reducirán o suprimirán según el cálculo.
96
TEMA XII
Art. 1.543 C.C. "una de las partes se obliga a dar a la otra el goce o el uso de una cosa
por tiempo determinado y precio cierto". La duración temporal, y el precio cierto son
notas características de esta relación, en la que se llama arrendador al que se obliga a
ceder el uso de la cosa y arrendatario al que lo adquiere (art. 1.546 del C.C.). Es
además, un contrato que se perfecciona por el mero consentimiento, creador de
obligaciones recíprocas, y de tracto sucesivo por entenderse su ejecución durante un
período de tiempo.
El C.C. no regula específicamente el arrendamiento de cosas, sino el de "fincas rústicas
y urbanas", seguramente por estimar que son los más importantes. Pero no existe
inconveniente para aplicar la normativa del C.C. sobre arrendamientos rústicos y
urbanos a los restantes arrendamientos de cosas, con las matizaciones debidas según la
naturaleza de su objeto.
97
II OBJETO DEL ARRENDAMIENTO : LA COSA Y EL PRECIO :
DURACIÓN Y EXTINCIÓN.
El art. 1.545 del C.C. sienta una prohibición : "los bienes fungibles que se consumen
con el uso no pueden ser materia de este contrato".
Las cosas pueden ser arrendadas como unidades separadas o formando un conjunto. No
hay, en efecto, ningún inconveniente para que el objeto del arrendamiento sea una
universalidad. Como forma especial de universalidad se admite el arrendamiento de una
empresa o establecimiento mercantil, que comprende tanto su base física como los
restantes elementos que forman parte de ella (utillaje, instalaciones, signos distintivos,
etc....).
El T.S. declara que el objeto del arrendamiento de industria es un complejo de
elementos materiales, conectados y adecuados entre sí por su estructura y disposición,
destinado a un uso industrial y apto para funcionar inmediatamente; un todo
organizado. La sustitución de alguno de los elementos por conveniencia, comodidad o
deseo de mejoramiento, realizado por el arrendatario, no modifica la calificación del
contrato como arrendamiento de industria.
Como el objeto de todo contrato, también el del arrendamiento ha de ser posible, lícito y
determinado, no sólo son referencia a la cosa en sí misma, sino con referencia al uso o
goce que al arrendatario se concede.
También puede conceder el goce o explotación de patentes de invención o de modelos
de utilidad.
La cesión del uso o goce se le hace al arrendatario por un "precio cierto" art. 1.543 del
C.C., que no añade, a diferencia de la compraventa, el que haya de ser "en dinero o
signo que lo represente" art. 1.445 del C.C. Es válido el pacto de pagar una
contraprestación en especie, no solamente en dinero, e incluso en la realización de un
facere o resultado sobre la cosa (realización de obras de mejora).
El requisito de la certeza del precio equivale a que sea determinado, es decir, no
indeterminado, aleatorio o contingente.
Art. 1.547 del C.C. "cuando hubiera comenzado la ejecución de un contrato de
arrendamiento verbal y faltare la prueba del precio convenido, el arrendatario devolverá
al arrendador la cosa arrendada, abonándole, por el tiempo que la haya disfrutado, el
precio que se regule".Aunque este art. se refiere a contratos verbales ,hay
98
que entender que será aplicable también a los contratos por escrito en que se haya
omitido la constancia de la renta y no se pueda probar por otro medio su cuantía.
"El arrendador está obligado a procurar al arrendatario el goce de la cosa arrendada por
todo el tiempo del arrendamiento". Como ya se ha dicho es una obligación de hacer y de
tracto sucesivo
1º) Entregar al arrendatario la cosa objeto del contrato como condición necesaria para
procurarle el uso o goce de la misma.
2º) Conservar la cosa en estado de servir para el uso a que se la destina y hacer en ella
durante el arrendamiento las reparaciones necesarias. Todas las reparaciones del
desgaste natural de la cosa, del uso ordenado del arrendatario, de caso fortuito, de fuerza
mayor, será, de cuenta del arrendador, siempre que sean indispensables para el disfrute
de la cosa y no se puedan imputar a actos propios del arrendatario, El hacer las
reparaciones constituye no sólo un deber, sino todo un derecho.
3º) Mantener al arrendatario en el goce pacífico del arrendamiento por todo el tiempo
del contrato. El arrendador ha de responder de los hechos propios y ajenos, que
perturben al arrendatario en el pacífico disfrute de la cosa arrendada y de los vicios de
ella que le impidan o dificulten ese goce (referencia tanto a la normativa de la evicción
como a la de saneamiento)
El arrendador ha de abstenerse de realizar todos aquellos actos que puedan impedir el
uso de la cosa por el arrendatario (el arrendador no puede variar la forma de la cosa
arrendada, art. 1.557 del C.C.). También debe de abstenerse de lo que signifique atacar
la posesión en que el arrendatario se encuentra.
El art. 1.560 del C.C. exime al arrendador de las perturbaciones de mero hecho que un
tercero pueda causar en el uso de la cosa arrendada, aunque reconoce al arrendatario
acción directa contra el perturbador.
El arrendador responde de las perturbaciones de derecho, que sufra el arrendatario, y
son los ataques al uso o goce de la cosa arrendada, en los que el autor de los mismos
obra "en virtud de un derecho que le corresponde" (art. 1.560 in fine). El arrendador
debe defender de ellas al arrendatario, si bien este último soporta la carga de notificarle
o comunicarle la existencia de la situación perturbadora (art. 1.559,1º del C.C.).
4º) Pagar las cargas y tributos de la cosa arrendada que recaigan sobre la propiedad de
ésta.
5º) Abonar al arrendatario los gastos necesarios que este haya hecho en la cosa. Las
mejoras útiles o de recreo no tiene obligación de reembolsarlas.
Duración y extinción.
- Art. 1.565 del C.C. "si el arrendamiento se ha hecho por tiempo determinado,
concluye el día prefijado sin necesidad de requerimiento".
- Excepción art. 1.566 del C.C. regula la tácita reconducción : "si al terminar el
contrato permanece el arrendatario disfrutando quince días de la cosa arrendada con
equiescencia del arrendador, se entiende que hay tácita reconducción por el tiempo que
establecen los arts. 1.577 y 1.581 del C.C., a menos que haya precedido requerimiento".
Esto supone un nuevo contrato con idéntico contenido que el anterior, excepto en lo que
se refiere a su duración y a las obligaciones contraídas por un tercero (fijador). Estas se
extinguen a menos que vuelva a prestar nuevamente su consentimiento.
Se considera la falta de requerimiento como presunción iuris tantum de aquiesciencia.
El hecho de que se sigan pagando rentas después de vencido el plazo no es tácita
reconducción, porque es una mera contraprestación indemnizatoria por la persistencia
en la ocupación y disfrute.
El legislador no circunscribe la T.R. a los inmuebles, ve el origen de la T.R. en la
necesidad de la continuidad de la administración de una cosa (una casa deshabitada, un
fundo sin cultivar desmerecen).
- La prórroga del contrato es distinto de la T.R., ya que en la prórroga el contrato es el
mismo, no uno nuevo. Sólo puede producirse antes del vencimiento del contrato y
queda sujeto a los condicionamientos lícitos que tengan por convenientes. Esta facultad
no puede ejercerse una vez vencido el plazo porque la relación jurídica ya se ha
extinguido.
100
Resolución del contrato.
Art. 1.571 del C.C., otorga al comprador la facultad de dar por terminado el arriendo
vigente al verificarse la venta. Si usa de él, el arrendatario podrá exigir que se le dejan
recoger los frutos (si es arrendamiento rústico, la cosecha del año agrícola corriente) y
que el vendedor le indemnice con los daños y perjuicios que se le ocasionen.
El fundamento de la indemnización a cargo del vendedor reside en la extinción
anticipada del contrato, como consecuencia de un acto (la venta), que implica un
incumplimiento de la obligación de garantizar el goce pacífico.
Art. 1.568 del C.C., si se pierde la cosa arrendada se observará lo dispuesto en el art.
1.182 del C.C. (Queda extinguida la obligación si la cosa se pierde o destruye sin culpa
del arrendador) y el art. 1.183 del C.C. (si la cosa estaba en poder del arrendatario se
presumirá que la pérdida ocurrió por su culpa y no por caso fortuito, salvo prueba en
contrario).
A la pérdida o destrucción material debe equipararse la imposibilidad del goce de la
cosa.
El desahucio.
Conforme al art. 1.569 del C.C., el arrendador puede pedir el lanzamiento (desahucio)
del arrendatario del inmueble arrendado por unas causas taxativamente previstas :
1) Que haya vencido el contrato, por haber expirado el término fijado o el que se
desprende de los arts. 1.577 y 1.581 del C.C. (recogida de frutos, cumplido el
término).
2) Que el arrendatario haya incumplido su obligación de pago del precio ; en este
caso el arrendador podrá reclamar las rentas debidas.
3) Que el arrendatario haya infringido alguna de las condiciones del contrato,
siempre que se deba a una conducta imputable a aquél.
4) Que el inmueble se haya destinado a usos o servicios no pactados o que lo hagan
desmerecer ; o que el arrendatario no haya usado el inmueble con la diligencia
de un buen padre de familia.
Subarriendo
Efectos de la extinción.
Al finalizar el contrato el arrendatario debe devolver la cosa en el estado en el que la
recibió, salvo lo que hubiese perecido o se hubiera menoscabo por el tiempo o por causa
inevitable (art. 1.561 del C.C.). En los demás casos será responsable el deudor.
Arrendamientos de vivienda.
"Recae sobre una edificación habitable cuyo destino primordial sea satisfacer la
necesidad permanente de vivienda del arrendatario" (art. 2.1 L.A.U.).
Si la edificación no responde a los requisitos de "mora digna" habrá de considerarse el
contrato nulo.
El contrato se extiende al mobiliario, los trasteros, las plazos de garaje y cualquiera
otras dependencias, espacios arrendados o servicios cedidos como accesorios d la finca
por el mismo arrendador (art. 2.3 L.A.U.)
102
No están incluidos en los contratos de arrendamiento de vivienda :
- El uso de vivienda que los porteros, guardas, asalariados, empleados y
funcionarios, tengan asignadas por razón de su cargo.
- El uso de viviendas militares.
- Los contratos en que, arrendándose una finca con casa habitación, sea el
aprovechamiento agrícola, pecuario o forestal la finalidad primordial del contrato.
- El uso de viviendas universitarias.
- El arrendamiento de viviendas de protección oficial, que se rigen por la disp. adic.
1ª L.A.U.
Régimen aplicable.
Se regirán por las disposiciones contenidas en el Titulo II ; en su defecto por la voluntad
de las partes y, supletoriamente, por lo dispuesto en C.C. (art. 4.2 L.A.V.).
La L.A.U. no contiene disposiciones acerca de la noción del contrato de arrendamiento,
sus elementos, capacidad para celebrarlos, y la definición de las obligaciones del tipo,
que están en el C.C. y que se aplicarán de forma preferente.
Duración del contrato.
Art. 9.1 L.A.U. la duración será la libremente pactada, el plazo mínimo es de cinco
años, si se hubiese fijado un plazo menor el contrato se prorrogará anualmente. El
arrendatario puede renunciar manifestándolo con 30 días de antelación a la fecha de
terminación del contrato o de cualquiera de sus prórrogas.
Los contratos que no contengan plazo de duración o este sea indeterminado, se tendrán
celebrados por un año.
No se podrá, prorrogar obligatoriamente cuando se haya hecho constar expresamente la
necesidad para el arrendador de ocupar la vivienda para sí antes del transcurso de cinco
años.
Renta.
La renta será la que libremente fijen las partes en el contrato.
A falta de pacto en contrario, se abonará mensualmente y en los primeros siete días de
cada mes, el arrendador no puede exigir que se le adelante más de una mensualidad, con
independencia de lo que procede depositar como fianza (art. 36.L.AU.)..
- Del arrendatario.
Las pequeñas reparaciones que exija la vivienda por el use ordinario de la misma, son a
cargo del arrendatario. Las obras que modifiquen la configuración de la vivienda o de
sus accesorios, o que disminuyan la estabilidad o seguridad de la vivienda, necesitan el
consentimiento del arrendador expresado por escrito.
Subrogación en el arrendamiento.
Se permite la subrogación de determinadas personas en la posición jurídica del
arrendatario por causa de muerte, así podrá subrogarse el cónyuge, el conviviente de
hecho con independencia de su orientación sexual, los descendientes, ascendientes,
hermanos y personas con minusvalías superior al 65% hasta el tercer grado colateral
de parentesco. 104
A algunos de ellos se les exige un período de convivencia de dos años previos al
fallecimiento; a otros, la mera convivencia; y a otros, la mera sujeción a patria potestad
o tutela (art. 16.1 L.A.U.).
Resolución:
El incumplimiento de sus obligaciones por alguna de las partes, facultará a la otra para
exigir su cumplimiento u optar por la resolución del contrato (art. 1.124 del C.C.).
Causas especificas de resolución a iniciativa del arrendador :
- Falta de pago de la renta o de otra cantidad asumida por arrendatario.
- Falta de pago de la fianza o su actualización.
- El subarriendo o la cesión inconsentida.
- Realización de daños dolosos o de obras sin permiso del arrendador cuando sea
necesario.
- Desarrollo de actividades molestas, insalubres, peligrosas o ilícitas en la vivienda.
El arrendamiento y la familia.
Si el arrendatario manifiesta su voluntad de no renovar el contrato o de desistir de él, o
si abandonare la vivienda sin una manifestación expresa sobre la anterior, se permite
que se continúe el arrendamiento en beneficio del cónyuge que con el conviviera o de la
persona en análoga relación de afectividad hubiera convivido con él, al menos, dos años
anteriores al desistimiento o abandono, salvo que hubieran tenido descendencia en
común, en cuyo caso bastará la mera convivencia.
Como consecuencia de separación, divorcio o nulidad del matrimonio, el cónyuge no
arrendatario podrá continuar en la vivienda arrendada, notificándolo al arrendador en el
plazo de dos meses desde la notificación de la resolución judicial. (siempre que le sea
atribuida en virtud de la dispuesto en los arts. 90 y 96 del C.C.).
105
IV LOS ARRENDAMIENTOS RÚSTICOS : RÉGIMEN JURÍDICO.
La L.A.R. es una ley especial que regula con carácter preferente los contratos a ella
sometidos, y de la que son supletorias las normas del C.C. Se aplica a todo el territorio
nacional, salvo en aquellas CC.AA. que tengan Derecho propio en esta materia,
conforme al art. 149.1.8º C.E.
Casi todas sus normas son de carácter imperativo: establecen en beneficio del
arrendatario un contenido mínimo del contrato indisponible por voluntad de las partes,
de ahí que, como sanciona el art. 9 L.A.R., sean nulas y se tengan como no puestas las
claúsulas que modifiquen en perjuicio del arrendatario las normas de dicha Ley, salvo
que expresamente lo permita.
Arrendador.
Puede ser un titular dominical o de otro derecho real de goce, es decir, usufructuario,
superficiario, censualista u otro análogo; en tales casos el arrendamiento se resolverá al
extinguirse el derecho del arrendador, subsistiendo únicamente durante el año agrícola.
En cuanto a la capacidad, el art. 12 LAR requiere la misma que para enajenar la finca.
Los padres y tutores podrán, concertar arrendamientos sobre fincas pertenecientes a
menores por el tiempo que les falte hasta alcanza la mayoría de edad.
Arrendatario.
El art. 14 LAR exige que sea un profesional de la agricultura, Pero no lo podrán ser las
personas físicas o jurídicas que por sí o por personas interpuestas, sean ya titulares de
una explotación agraria o varias cuyas dimensiones y características se establecen en el
art. 18 L.A.R.
No lo podrán ser las personas o sociedades extranjeras, a no ser que sean nacionales de
los Estados miembros de la U.E., o de cualquier otro Estado que aplique a los españoles
el principio de reciprocidad en la materia.
Cultivador personal.
Se considera como tal al que lleve una explotación por sí, o con la ayuda de familiares,
y excepcionalmente por asalariados en exigencias de la estación del año. El cultivador
personal es considerado en todo caso un profesional de la agricultura (art. 16 LAR).
El contrato de A.R. se puede probar por cualquier medio de prueba de los admitidos por
Derecho.
106
Duración del contrato.
Los A.R. tendrán una duración mínima de cinco años, el arrendador puede recuperar la
finca siempre que lo notifique fehacientemente al arrendatario con un año de antelación.
Sino el contrato se prorrogará por tres años y así sucesivamente, a no ser que el
arrendador al término de cada prórroga ejercite su derecho de recuperación previa
notificación. El arrendatario podrá dar por extinguido el contrato al término de cada año
agrícola, siempre que se lo notifique al arrendador con un año de antelación.
La renta.
Ha de consistir en una cantidad de dinero y será la que estipulen las partes. Si se fijare
en especies el contrato será válido, y cualquiera de las partes podrá exigir su conversión
a dinero.
El pago deberá realizarse por años, en la fecha pactada y, en su defecto, con arreglo a la
costumbre del lugar.
Se prohibe el pago anticipado de rentas por más de un año, el arrendatario puede
reclamar el duplo de las cantidades indebidamente anticipadas si demostrase mala fe del
arrendador.
El pago deberá hacerse en el lugar y forma pactados y, en su defecto, en la casa del
arrendatario.
Derechos y obligaciones de las partes.
Existen los mismos derechos y obligaciones que con carácter general disponen los arts.
1.554 y SS. C.C.
Ambas partes están obligadas a permitir la realización de obras, reparaciones o mejoras
que deba o pueda realizar la otra parte, se han de realizar en la época del año y
circunstancias que menos perturben, salvo que no puedan diferirse.
Se presume que las ha realizado el arrendatario, salvo prueba en contrario.
Gastos necesarios :
Son aquellos tendentes a conservar la finca en estado de servir para el aprovechamiento
o explotación a que fue destinada; su realización corresponde al arrendador, que no
tiene derecho a elevar la renta por ello. No está obligado el arrendador a reparar los
daños producidos por fuerza mayor, no indemnizados, cuyo coste supere un año de
renta: en tal caso, el arrendatario podrá resolver el contrato o reducir proporcionalmente
la renta.
El arrendatario deberá correr con los gastos que se deban al daño doloso o negligente de
éste o persona que trabaje en la finca bajo su dependencia.
Resolución.
El arrendador puede resolver el contrato cuando :
- Por falta de pago del arrendatario.
- Por incumplimiento grave de la obligación de mejoras de la finca si el
arrendatario se hubiese comprometido.
- Por no explotar la finca, o destinarla a usos distintos a los previstos.
- Por subarrendar, ceder o subrogar en contra de lo dispuesto en la Ley.
- Por causas daños en la finca con dolo o negligencia.
- Perder el arrendatario su condición de profesional de la agricultura.
Extinción :
Se extingue el arrendamiento si la finca se pierde totalmente por fuerza mayor o caso
fortuito, sin derecho a indemnización para ninguna de las partes. Si se pierde por culpa
o dolo de alguna de las partes, la otra tendrá derecho a la indemnización.
Igualmente se extingue cuando expira el período contractual, si el arrendatario renuncia
al derecho a prórroga;; cuando expira el último periodo de prórroga y no ha habido
tácita reconducción (art. 1.566 del C.C.) ; y cuando expira el período de tácita
reconducción.
Sucesión en el arrendamiento.
Se permite la transmisión post mortem de la posición del arrendatario a favor de
determinadas personas que reúnan la condición de profesionales de la agricultura. Esta
sucesión es preferente a favor del descendiente subarrendatario, o de un legitimario o
cooperador de hecho, teniendo preferencia el primero frente al segundo. A falta de
disposición del arrendatario tendrán preferencia:
- El cónyuge no separado legalmente o de hecho.
- El heredero o legatario que al abrirse la herencia fuere subarrendatario de la finca
o cooperador de hecho.
- Los restantes herederos.
Acceso a la propiedad.
Si el arrendador pretende vender la finca, el arrendatario tiene derecho preferente a las
acciones de tanteo y retracto; y el de adquisición preferente cuando se proceda a la
108
donación, aportación social, permuta, adjudicación en pago o cualquier otro acto de
enajenación.
Deberá notificarse al arrendatario que cuanta con un plazo de seis meses para el
ejercicio de tales derechos.
El arrendatario que haya adquirido la finca no podrá enajenarla, arrendarla o venderla en
un plazo de seis años, a no ser que lo haga a favor del IRYDA. Si se produce el
incumplimiento del arrendatario, el arrendador podrá recuperar la finca.
Comodato.
Art. 1.740 del C.C. "una de las partes (comodante) entrega a otra (comodatario) una
cosa no fungible para que use de ella por cierto tiempo y se la devuelva".
Es un contrato real, se perfecciona con la entrega de la cosa.
Es un contrato gratuito, sólo el comodante se grava en beneficio del comodatario. Si
hubiese cualquier contraprestación, dejaría de ser un contrato de comodato para
convertirse en un contrato de arriendo.
Es un contrato unilateral, sólo nacen obligaciones para una de las partes, comadatario,
que debe restituir la cosa al finalizar el comodato.
Es un contrato de duración limitada, que se puede fijar por las partes, o por la que se
derive de la costumbre de la tierra; si nada se dice de todo ello se faculta al comodante
para reclamarla a su voluntad.
El comodatario no tendrá en contra del comodante acción de evicción pues ésta es una
acción propia de los contratos onerosos y el comodato es un contrato gratuito.
V EL PRECARIO.
Es precario la entrega de un bien (no fungible) para que sea utilizado, cuando no se
pacta plazo ni finalidad; es decir, la diferencia entre el Comodato y el Precario es que
aquel no puede ser resuelto (a menos que el propietario necesite el bien) mientras no
109
transcurra el plazo o se alcance la finalidad pretendida, mientras que el precario puede
ser resuelto en cualquier momento.
Contrato de aparcería.
Por este contrato el titular de una finca rústica o de una explotación cede de forma
temporal su uso y disfrute o el de algunos de sus aprovechamientos, así como el de los
elementos de la explotación, ganados, maquinaria o capital circulante, conviniendo con
el cesionario, aparcero en repartirse los productos por partes alícuotas, en proporción a
sus respectivas aportaciones.
110