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microorganismos unicelulares que, al igual que las bacterias, tienen morfología procariota (sin
núcleo ni, en general, orgánulos membranosos internos), pero son fundamentalmente
diferentes a éstas, de tal manera que conforman su propio dominio y reino.
Las arqueas son un dominio (y también un reino5) que se divide en cinco filos reconocidos,
pero se están identificando más. De estos grupos, Crenarchaeota y Euryarchaeota son los más
estudiados. La clasificación de las arqueas todavía es difícil, porque la gran mayoría nunca se
han estudiado en el laboratorio y solo se han detectado mediante análisis de sus ácidos
nucleicos en muestras tomadas del ambiente.
Las arqueas y bacterias son bastante similares en tamaño y forma, aunque algunas arqueas
tienen formas muy inusuales, como las células aplanadas y cuadradas de Haloquadratum
walsbyi.6 A pesar de esta semejanza visual con las bacterias, las arqueas poseen genes y varias
rutas metabólicas que son más cercanas a las de los eucariotas, en especial en las enzimas
implicadas en la transcripción y la traducción. Otros aspectos de la bioquímica de las arqueas
son únicos, como los éteres lipídicos de sus membranas celulares. Las arqueas explotan una
variedad de recursos mucho mayores que los eucariotas, desde compuestos orgánicos
comunes como los azúcares, hasta el uso de amoníaco,7 iones de metales o incluso hidrógeno
como nutrientes. Las arqueas tolerantes a la sal (las haloarqueas) utilizan la luz solar como
fuente de energía, y otras especies de arqueas fijan carbono;8 sin embargo, a diferencia de las
plantas y las cianobacterias, no se conoce ninguna especie de arquea que sea capaz de ambas
cosas. Las arqueas se reproducen asexualmente y se dividen por fisión binaria,9 fragmentación
o gemación; a diferencia de las bacterias y los eucariotas, no se conoce ninguna especie de
arquea que forme esporas.10
Inicialmente, las arqueas era consideradas todas metanógenas o extremófilas que vivían en
ambientes hostiles tales como aguas termales y lagos salados, pero actualmente se
encuentran arqueas en los más diversos hábitats, tales como el suelo, océanos, pantanos y en
el colon humano. Las arqueas son especialmente numerosas en los océanos, y las que forman
parte del plancton podrían ser uno de los grupos de organismos más abundantes del planeta.
Actualmente se consideran una parte importante de la vida en la Tierra y podrían desempeñar
un papel importante tanto en el ciclo del carbono como en el ciclo del nitrógeno. No se
conocen ejemplos claros de arqueas patógenas o parásitas, pero suelen ser mutualistas o
comensales. Son ejemplos las arqueas metanógenas que viven en el intestino de los humanos
y los rumiantes, donde están presentes en grandes cantidades y contribuyen a digerir el
alimento. Las arqueas tienen su importancia en la tecnología, hay metanógenos que son
utilizados para producir biogás y como parte del proceso de depuración de aguas, y las
enzimas de arqueas extremófilas son capaces de resistir temperaturas elevadas y disolventes
orgánicos, siendo por ello utilizadas en biotecnología.
Euryarchaeota: Es el grupo más variado, cuatro clases son metanógenas, tres son
termoacidófilas y dos hiperhalófilas. También abundan en ambientes marinos.
Grupo TACK:
Grupo DPANN:
Las arqueas individuales tienen un diámetro variable (de 0.1 a 15 micrómetros) y pueden
presentar múltiples formas, como esféricas, espirales, y hasta rectangulares.
Sus flagelos presentan composiciones diferentes a los de las bacterias, pudiendo ser mucho
más largos y gruesos. Las arqueas, según sus formas, pueden presentar procesos metabólicos
muy distintos entre ellos.
El funcionamiento y las relaciones internas de las arqueas, aunque propias, son más similares
al funcionamiento eucariota que al bacteriano, en cuanto a sus procesos proteínicos.
. Tienen células sin núcleo, sin mitocondrias, sin membrana nuclear y con una pared celular
rígida que rodea la membrana plasmática. Algunos organismos cuentan con una capa viscosa
formada por azúcares.
3. Se encuentran en todo tipo de hábitats acuáticos y terrestres. Incluso algunos hacen del
cuerpo humano su “hogar”.
5. Se mueven gracias a la presencia de cilios o flagelos, aunque algunos son casi inmóviles.
6. Tienen una morfología variada que puede ser redonda, con forma de tirabuzón o
sacacorchos, de bastón y hasta con una forma que recuerda a las comas (,).
7. Su forma de nutrición es muy diversa, aunque lo hacen de dos modos básicos: o son
heterótrofos o son autótrofos.
Los procariontes autótrofos sintetizan sus alimentos a partir de sustancias inorgánicas. Los
procariontes heterótrofos son saprofitos si las sustancias se encuentran en descomposición,
pero si viven sobre o dentro de otros organismos vivos son parásitos.
–Arqueobacterias. Son organismos sin núcleo celular al igual que las eubacterias, pero tienen
características singulares. Algunos científicos creen que estos seres deben estar separados de
las eubacterias.
Son capaces de vivir en hábitats extremos que incluyen géiseres o cuerpos de agua alcalina.
Estos organismos extremófilos se dividen en halófilos, termófilos, alcalófilos y acidófilos en
función de las condiciones de su entorno: salinidad, calor, alcalinidad y acidez,
respectivamente. Otros científicos las dividen en metanógenos (que generan metano),
halófilos y termófilos.
Las algas verdeazules son simbióticas y muchas veces se asocian con organismos eucariontes,
lo que da lugar a los líquenes. En términos generales, se encuentran en todos los hábitats
acuáticos y terrestres.