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Enfermedades del cuerpo humano

El número de enfermedades que afectan al cuerpo humano es infinito. La Medicina ha conseguido a lo


largo de los años encontrar la solución para muchas de las enfermedades que antiguamente resultaban
mortales. Actualmente se sigue estudiando para conseguir averiguar la forma de poner remedio a todas
ellas. El número de enfermedades que afectan a los seres humanos es muy amplio, siguiendo distintos
parámetros se pueden clasificar según el órgano al que afecten, dependiendo de si tienen o no cura o por
su capacidad de contagio. También se clasifican las enfermedades por el modo en que el individuo las
contrajo. Una persona puede padecer un trastorno porque lo haya heredado, haya comido algo o haya
sufrido un accidente.

La conjuntivitis:

¿Qué es la conjuntivitis?, La conjuntivitis consiste en la inflamación de la conjuntiva, ese tejido fino y


transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo. La conjuntiva, que contiene
pequeños vasos sanguíneos, produce una sustancia viscosa para mantener húmeda y protegida la
superficie del ojo. Cuando esta membrana mucosa se inflama, los vasos sanguíneos se hacen más grandes
y visibles, lo que otorga al ojo un color rosado o rojizo, y puede provocar molestias, una mayor producción
de legañas, etc. Estos signos de conjuntivitis pueden producirse en ambos ojos o sólo en uno de ellos.

Si bien la conjuntivitis es una afección leve y no suele provocar daños importantes, sí es importante tomar
precauciones cuando se contrae, ya que la mayor parte de los casos son contagiosos.

¿A quién puede afectar la conjuntivitis?

La conjuntivitis es una dolencia común del ojo a nivel mundial que afecta tanto a adultos como a niños,
aunque es más frecuente en los menores debido al estrecho contacto que mantienen con otros niños en
las escuelas infantiles y guarderías, lo que facilita el contagio entre ellos.

¿Qué tipo de conjuntivitis hay?

En función de la causa, se distinguen varios tipos de conjuntivitis:

-Conjuntivitis vírica. Se produce cuando un virus, que puede ser de diferentes clases, infecta el ojo.
Muchos de estos casos están asociados a infecciones de las vías respiratorias superiores o resfriados
comunes. Por lo general, la infección comienza en un ojo y puede pasar al otro en los días siguientes. Se
propaga fácil y rápidamente entre las personas, aunque suele ser leve y desaparece entre los siete y los
catorce días, sin causar efectos a largo plazo.

-Conjuntivitis bacteriana. La conjuntivitis bacteriana está causada por la infección del ojo con bacterias
como el estafilococo o el estreptococo. Es más infrecuente que los cuadros víricos. Puede contagiarse con
facilidad y afectar a ambos ojos y también suele ser de carácter leve y curarse en pocos días o semanas.

-Conjuntivitis alérgica. Sucede cuando alérgenos como la caspa de las mascotas, el polen, el moho, los
cosméticos o los ácaros del polvo provocan la inflamación de la conjuntiva. Suele afectar a ambos ojos y
se presenta más habitualmente en personas que sufren otras afecciones de origen alérgico, como rinitis
o asma. Este tipo de conjuntivitis no es contagiosa.

-Conjuntivitis química o irritativa. Está provocada por una sustancia química o un cuerpo extraño en el ojo
que irritan o infectan la conjuntiva. Por ejemplo, el cloro de la piscina, el aire acondicionado o la
contaminación ambiental causada por humos, gases o vapores de sustancias químicas. También el uso de
lentes de contacto puede causarla, sobre todo si se duerme con ellas o no se limpian adecuadamente.
Este tipo de conjuntivitis tampoco es contagiosa.

¿Cuáles son sus síntomas?


Aunque existen una serie de síntomas comunes, los signos de esta afección pueden variar en función del
tipo de conjuntivitis y las causas que lo provocan. Según la Sociedad Española de Oftamología (SEO), los
pacientes con conjuntivitis vírica suelen presentar los siguientes problemas:

-Ojo rojo con molestias como ardor y escozor.

-Aumento de las secreciones.

-Incremento de las legañas, sobre todo al despertarse.

-Aumento de la frecuencia del lagrimeo.

-Sensibilidad a la luz.

-En ocasiones, puede darse hinchazón en los párpados.

-A veces, se produce también la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo.

Estos síntomas pueden durar entre una y dos semanas, aunque la enfermedad puede tardar hasta un mes
en desaparecer por completo. En el caso de la conjuntivitis bacteriana, las secreciones suelen ser más
abundantes y espesas, y a menudo adquieren un color amarillo-verdoso. Los síntomas en este caso
pueden durar desde dos días hasta tres semanas.

Por último, cuando se trata de una afección alérgica, uno de los signos principales es un picor intenso en
el ojo, que aumenta al frotarse. En general, los síntomas en el ojo de este tipo de conjuntivitis son
paralelos a los de la rinitis alérgica en la nariz.

¿La conjuntivitis es contagiosa?

Sí. Las conjuntivitis bacterianas, pero sobre todo las víricas, pueden propagarse con mucha facilidad, pues
las partículas víricas son capaces de sobrevivir durante semanas en superficies secas como sábanas,
almohadas, toallas o utensilios del baño. En este sentido, la SEO recuerda que las principales vías de
contagio son el contacto directo con secreciones respiratorias y oculares, así como con las manos y el uso
compartido de toallas para limpiarnos las manos. La infección puede ser esporádica o producirse en brotes
epidémicos en centros de trabajo, escuelas, centros deportivos o piscinas.

¿Cómo se diagnostica?

Normalmente, la conjuntivitis se diagnostica de acuerdo a los síntomas, a los antecedentes del paciente
y a un examen médico general del ojo. En raras ocasiones, pueden ser necesarias pruebas de laboratorios
como test de diagnóstico rápido o análisis de las secreciones, si se sospechan formas más graves de
conjuntivitis víricas o bacterianas.

En el caso de la conjuntivitis alérgica, es preciso descartar otras enfermedades y confirmar con pruebas
en piel o análisis de sangre que el paciente sufre alguna alergia y que ésta es la causante de la inflamación
de la conjuntivitis. En ocasiones, basta con observar cuándo, cómo y por qué aparecen los síntomas. Por
ejemplo, si se producen en primavera con la llegada del polen o ante el contacto con un animal doméstico.

¿Cómo se trata la conjuntivitis?

El tratamiento de esta afección del ojo varía también en función de la causa que la provoca, pero en
general está enfocado a paliar los síntomas y prevenir complicaciones y contagios.

En el caso de la conjuntivitis vírica, es importante realizar lavados frecuentes del interior del ojo con una
lágrima artificial –pequeños envases desechables de suero fisiológico- y aplicar compresas frías para
disminuir la inflamación. Los antibióticos son útiles únicamente frente a la conjuntivitis bacteriana, por lo
que el profesional puede recetarlos en este caso en forma de colirio o pomada para los ojos, además de
la utilización de suero fisiológico y compresas frías para paliar la sequedad.
En el caso de variantes más graves de conjuntivitis vírica, como la conjuntivitis herpética, el especialista
puede prescribir antivirales vía oral.

Por último, tanto en el caso de las conjuntivitis alérgicas como tóxicas o irritativas, es necesario evitar la
exposición a los agentes externos que provocan la inflamación. Para la primera, el especialista puede
prescribir también colirios antihistamínicos o ciclos cortos de corticoides.

La. Mononucleosis

La fiebre ganglionar (mononucleosis infecciosa) es una enfermedad del tejido linfático con una evolución
predominantemente benigna. El patógeno es una infección por el virus de Epstein-Barr (EBV).

El sistema linfático es, entre otras cosas, parte del sistema inmunitario del cuerpo. Se compone de los
vasos linfáticos y otros muchos órganos, como los ganglios linfáticos, el bazo y las amígdalas. Una parte
importante de este sistema son los linfocitos, que pertenecen al grupo de los glóbulos blancos. Los
linfocitos reconocen y luchan contra los patógenos que entran en el cuerpo.

El nombre de fiebre ganglionar de Pfeiffer se debe a su descubridor, el pediatra e internista Emil Pfeiffer
(1846-1921), que fue el primero en describir la enfermedad. Pfeiffer nombró esta dolencia según sus dos
síntomas característicos: la inflamación de los ganglios linfáticos y la fiebre, y por ello la denominó “fiebre
ganglionar”.

La infección producida por el virus de Epstein-Barr (EBV) se desarrolla de manera muy diferente según la
edad de la persona infectada. Si se padece la infección por EBV a una temprana edad infantil, los síntomas
no suelen aparecer. A veces, los síntomas se asemejan a los de una gripe común que se acompaña de tos,
dolor de garganta y náuseas. En este caso se trata de una infección EBV abortiva.

La fiebre ganglionar puede evolucionar a crónica. En el pasado se creyó que la infección por el virus de
Epstein-Barr podía ser la causa del síndrome de fatiga crónica (SFC). Sin embargo, actualmente, se
considera que no existe relación entre la mononucleosis y el síndrome de fatiga crónica.

Además, existe la sospecha de que el virus de Epstein-Barr está implicado en diferentes tumores malignos
que se han diagnosticado, sobre todo, en África y Asia, como el linfoma de Burkitt, un tumor de la
mandíbula superior o inferior que aparece prácticamente limitado en los países africanos.

Incidencia

La mononucleosis es una enfermedad muy común y se estima que el 95% de la población la ha tenido
alguna vez. Se manifiesta principalmente en niños de entre 4 y12 años y personas jóvenes de entre los 15
y los 30 años. Aunque la mononucleosis puede padecerse más de una vez, en muy raras ocasiones son
debidos a un resurgimiento de la actividad viral y solo se han visto estos casos en pacientes que han
recibido trasplantes.

La fiebre ganglionar o mononucleosis está causada, en el 90% de los casos, por el virus de Epstein-Barr
(EBV). Se trata de un virus DNA que pertenecen a la familia de los heerpesvirus. El nombre le viene de sus
descubridores: M. A. Epstein e Y. M. Barr, quienes descubrieron por primera vez el virus Epstein-Barr en
el año 1964.

La infección por el virus Epstein-Barr tiene lugar normalmente en individuos inmunológicamente


deprimidos. El virus se transmite principalmente por contacto boca a boca (por secreciones orales,
principalmente saliva). Por eso también se conoce a la fiebre ganglionar como la enfermedad del beso. La
transmisión por relaciones sexuales es mucho más infrecuente (transmisión genital).

Primeramente, los virus pasan de la saliva a las células mucosas (epiteliales) en la zona orofaríngea. En el
caso de la transmisión por contacto sexual, infectan la vagina y el cuello uterino. Así, afectan a las células
del epitelio cervical uterino, las células del epitelio ductal parotideo y las células del epitelio oral.
Ahí se extienden con fuerza los virus atacando los linfocitos B. Los linfocitos B son células del sistema
linfático que son, a su vez, componentes del sistema inmunitario del cuerpo. Estos linfocitos B producen
anticuerpos que luchan contra los patógenos que penetran en el cuerpo. El virus de Epstein-Barr modifica
las propiedades de estos linfocitos B y provoca que se dividan y extiendan.

Estos linfocitos B modificados se expanden a través de los vasos sanguíneos y linfáticos por el organismo.
Así alcanzan los ganglios linfáticos y otros órganos internos, como el hígado o el bazo. Los linfocitos B
forman determinadas sustancias que son las responsables de que los órganos nombrados se agranden.
Por eso se inflaman los ganglios linfáticos.

En el caso de las personas con un sistema inmunitario intacto, el cuerpo es capaz de eliminar los linfocitos
B infectados con otras células de defensa evitando así la enfermedad.

La mononucleosis también puede ser causada por el citomegalovirus y muy rara vez por Toxoplasma
gondii.

Síntomas:

Los principales síntomas de la mononucleosis son la fiebre, que puede ser persistente, la faringitis y las
adenopatías cervicales posteriores, occipitales, retroauriculares. Otros síntomas que pueden surgir son:
malestar, cefalea, dolor abdominal, náuseas y vómitos, esplenomegalia y hepatomegalia, exantema o
ictericia, entre otros.

El período de incubación puede ser de entre tres y siete semanas, período que puede llegar hasta los 50
días. En niños menores de cinco años la infección suele ser asintomática, pero cuando afecta a niños de
más edad o a adolescentes, pueden aparecer síntomas. En adultos jóvenes suele presentarse con fiebre y
en la mitad de los casos con faringitis. La ictericia y la hepatomegalia son más comunes en estos pacientes.

En resumen, los síntomas principales son:

- Fiebre. Durante todo el proceso de la enfermedad de la mononucleosis, los pacientes padecen fiebre
durante 10 y 14 días, la cual suele presentarse en forma de picos.

- Ganglios linfáticos inflamados. Al tiempo que aparece la fiebre, los ganglios linfáticos se inflaman en
diversas partes del cuerpo, lo cual es otro síntoma típico de la fiebre ganglionar. En especial son los
ganglios linfáticos de la garganta los que aumentan de tamaño, alcanzando diversas consistencias: pueden
ser duros, blandos o esponjosos. También pueden encontrarse ganglios linfáticos agrandados en el tórax
o en la cavidad abdominal.

- Agrandamiento del bazo (esplenomegalia). Alcanza su máxima expresión en más del 50% de los
afectados hacia el final del proceso de la enfermedad, es decir, entre la segunda y la tercera semana.
Después este agrandamiento va desapareciendo progresivamente.

- Faringitis. Una vez inflamados los ganglios linfáticos, el 80% de los pacientes desarrollan una faringitis.
La faringitis es una inflamación de las amígdalas a causa de los linfocitos B (células defensoras en la sangre)
infectados por el virus de Epstein-Barr.

Otros síntomas menos frecuentes son:

-Agrandamiento del hígado: en aproximadamente el 20% de los casos se produce hepatomegalia. Los
afectados se quejan de sensación de presión en la parte derecha del abdomen (hipocondrio derecho) y a
veces su piel adquiere un color amarillento (ictericia). Los valores delas enzimas del hígado en la sangre
están más elevados. Estos síntomas son más típicos en adultos.

-Erupción cutánea: en menos del 10% de los pacientes, aparece un exantema. La piel adquiere un aspecto
diferente y brotan pequeñas rojeces y hematomas en la piel. También pueden surgir cambios en grandes
superficies cutáneas con fuerte prurito.

-Fatiga: aproximadamente un 2% de los afectados padecen una fatiga crónica durante meses.
Rotura del bazo por agrandamiento. La rotura esplénica es una alteración potencialmente grave que
ocurre en un 1-2% de los casos.

-La sintomatología de la mononucleosis puede aparecer repentinamente, pero normalmente van


surgiendo síntomas como fiebre, escalofríos, diaforesis, anorexia y malestar. Estos problemas van
empeorando durante dos o tres semanas hasta que la infección desaparece, en general, de forma
espontánea.

Diagnóstico

En caso de sospechar que el paciente padece mononucleosis, el médico puede obtener un diagnóstico
seguro después de analizar determinados valores en sangre. Síntomas como fiebre, ganglios linfáticos
inflamados, anginas y fatiga también aparecen dentro del contexto de otras enfermedades, por ejemplo,
en una amigdalitis provocada por bacterias. Sin embargo, se debe sospechar de una mononucleosis si se
tiene faringitis con hipertrofia en las amígdalas, fiebre y adenopatías craneovervicales.

De forma característica, se observa en el hemograma un aumento de linfocitos (linfocitosis), entre dos y


cuatro semanas después del comienzo de la infección. También suelen aparecer valores elevados de
transaminasas y fosfatasa alcalina. La neutropenia y la trombocitopenia también son habituales durante
las cuatro primeras semanas.

Además, si se determina la presencia de anticuerpos heterófilos contra el virus de Epstein-Barr (EBV) en


la sangre, a través de la prueba de Paul-Bunnell, esta indicaría la existencia de una fiebre ganglionar. Esta
prueba puede dar falsos positivos, especialmente en pacientes con leucemia, linfoma, hepatitis viral y
enfermedad del suero, entre otras. También pueden aparecer falsos negativos, en niños de muy temprana
edad o si la prueba se ha realizado muy precozmente.

Otras pruebas que se pueden realizar para diagnosticar una fiebre ganglionar consistirían en detectar
anticuerpos específicos frente a antígenos que produce el virus de Epstein-Barr, por ejemplo los antígenos
de la cápside viral, antígenos precoces y antígenos nucleares. En un desarrollo atípico de la
mononucleosis, las determinaciones de anticuerpos adicionales ofrecen más indicios; por ejemplo, los
anticuerpos contra el EBNA (antígeno nuclear específico del virus de Epstein-Barr). Estos anticuerpos
aparecen a las 6-12 semanas del comienzo de la enfermedad. Una determinación del EBNA indica una
fiebre ganglionar recién aparecida.

Tratamiento

La mononucleosis requiere un tratamiento dirigido a tratar los síntomas de la enfermedad. Se recomienda


mucho reposo para que la fiebre y la inflamación de los ganglios linfáticos se alivien. Para bajar la fiebre
se pueden recetar adicionalmente medicamentos (siempre bajo la supervisión de un médico).

En algunos pacientes, los menos, pueden aparecer complicaciones: una sobreinfección bacteriana. Por lo
general, contra estas infecciones son de ayuda los antibióticos. Aquí hay que tener en cuenta que algunos
antibióticos como, por ejemplo, aminopilicilinas (Rash por aminopenicilinas) puede provocar un exantema
en la piel, apareciendo por todo el cuerpo manchas rosas. Es una erupción benigna que no da más
problemas.

Actualmente no se dispone de un tratamiento farmacológico específico y eficaz frente a la enfermedad


viral, por lo que el tratamiento de la mononucleosis infecciosa tiene un carácter sintomático, basándose
en el empleo de fármacos que alivian las molestias propias de la enfermedad:

Analgésicos y antipiréticos (paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos [AINE]), que son los fármacos
de elección para tratar los síntomas más generales de la enfermedad: fiebre, dolor e inflamación. No se
aconseja el empleo de ácido acetilsalicílico por el riesgo de Síndrome de Reye, ya que se trata de una
enfermedad de origen vírico.
Fórmulas de uso tópico a base de antisépticos, anestésicos y antiinflamatorios, cuya indicación principal
es aliviar las molestias de la zona orofaríngea.

Los corticoides, si bien acortan la duración de la fiebre, la linfadenopatía y los síntomas orofaríngeos de
la enfermedad, no están indicados en el tratamiento de la mononucleosis infecciosa no complicada. Su
utilidad se centra en aquellos casos en los que coexiste, junto con la sintomatología habitual, obstrucción
de la vía aérea, anemia hemolítica aguda, afectación cardíaca grave o enfermedad neurológica.

El tratamiento debe incluir medidas de carácter no farmacológico, entre las que destacan la ingestión
abundante de líquidos y reposo relativo para reducir el riesgo de rotura del bazo.

La utilización de antibióticos queda restringida a los casos en los que exista una infección bacteriana
documentada. En este sentido, la faringoamigdalitis exudativa que acompaña a la mononucleosis
infecciosa frecuentemente conduce a una sobreinfección bacteriana. En dicha sobreinfección está
implicado el estreptococo betahemolítico del grupo A en un 30% de los casos. Por ello el tratamiento con
penicilina o eritromicina durante diez días es necesario para prevenir secuelas postestreptocócicas. Sin
embargo, no debe olvidarse que el uso de penicilinas en una mononucleosis en la que se sospeche una
amigdalitis aguda de origen estreptocócico puede producir un exantema.

En lo referente al tratamiento antiviral, se han utilizado compuestos como aciclovir, ganciclovir,


zidovudina o foscarnet. El más estudiado es el aciclovir, y según los datos de los que se dispone, no se
aconseja su empleo en el tratamiento de la mononucleosis infecciosa, aunque sí es cierto que disminuye
la presencia de virus en la orofaringe.

Evolución

La mononucleosis suele tener una evolución sin complicaciones. Solamente en casos infrecuentes pueden
aparecer complicaciones, afectando a varios órganos y provocando problemas como:

-Una infección del pericardio (pericarditis) o del miocardio (miocarditis) en el corazón.

-Dificultad respiratoria tanto por la inflamación de los ganglios linfáticoscomo por una infección pulmonar.

-Complicaciones en el cerebro, que pueden ser del tipo inflamación cerebral (encefalitis) o de las
meninges (meningitis). En estos casos, pueden ser necesarios medicamentos antiinflamatorios potentes
como los corticoides.

-En el caso de una evolución acusada de la enfermedad puede llegar a ser necesario extirpar las amígdalas
(tonsilectomía).

-Si el sistema inmunitario se encuentra bajo temporalmente debido a la enfermedad, es posible que
aparezcan otras infecciones bacterianas o víricas.

-En casos muy infrecuentes, un bazo demasiado agrandado puede llegar a romperse. Por eso es
conveniente evitar los esfuerzos físicos. Si se rompe el bazo, deberá operarse de inmediato.

Las personas con el sistema inmunitario debilitado, como es el caso de los afectados por una infección
por VIH, con un sistema inmunológico inhibido (inmunosupresión), tras una operación de trasplante de
órganos, así como por defectos genéticos, pueden desarrollar linfomas. Si los linfomas evolucionan
desfavorablemente podrían terminar siendo malignos. Los linfomas son tumores de glóbulos blancos
modificados (linfocitos).

Las siguientes células pueden disminuir en la sangre y provocar enfermedades:

-Glóbulos rojos (anemia)

-Glóbulos blancos (leucocitopenia)

-Plaquetas de la sangre (trombocitopenia)


Prevención

La mononucleosis solo deben prevenirla las personas con defectos inmunitarios. La manera es evitar el
contacto con los pacientes con mononucleosis (prevención a la exposición). Para ello, se debe evitar el
contacto con la saliva de un afectado, por ejemplo, evitando usar el mismo vaso de bebida o lavarse las
manos frecuentemente, son medidas que pueden ayudar.

Aunque se haya superado la infección, un paciente puede trasmitir la mononucleosis hasta 18 meses
después de haberla superado. También es posible que el paciente pueda eliminar el virus de forma
intermitente durante toda su vida convirtiéndose así en un portador asintomático.

Herpes simple

El herpes es una infección causada por un virus herpes simple (VHS). El herpes bucal provoca llagas
alrededor de la boca o en el rostro. El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Puede afectar los genitales, las nalgas o el área del ano. Otras infecciones por herpes pueden afectar los
ojos, la piel u otras partes del cuerpo. El virus puede ser peligroso en recién nacidos o en personas con
sistemas inmunes debilitados.

Existen dos tipos de herpes simple:

-El herpes simple tipo 1 frecuentemente causa llagas labiales. También puede causar herpes genital.

-El herpes simple tipo 2 frecuentemente es el que causa el herpes genital, pero también puede afectar la
boca.

El herpes simple se contagia por contacto directo. Algunas personas no tienen síntomas. Otras presentan
llagas cerca del área por la cual penetró el virus al cuerpo. Éstas se convierten en ampollas que causan
picazón y dolor y posteriormente se curan.

La mayoría de las personas tiene brotes varias veces al año. Con el transcurso del tiempo, los brotes se
hacen menos frecuentes. Los medicamentos que ayudan al cuerpo a combatir el virus pueden ayudar a
mejorar los síntomas y disminuir los brotes.

El herpes es una infección viral común que provoca llagas en los genitales y la boca. Puede ser molesto y
doloroso pero, por lo general, no acarrea problemas graves de salud.

El herpes es una infección común.

Es una infección extremadamente común que permanece en el organismo de por vida. Más de la mitad
de los estadounidenses tienen herpes oralherpes genital. Por tanto, es probable que conozcas a varias
personas con herpes.

El herpes es causado por dos virus diferentes que guardan cierta similitud: el herpes simple tipo 1 (VHS-
1) y el herpes simple tipo 2 (VHS-2). la vulva, la vagina, el cuello uterino, el ano, el pene, el escroto, las
nalgas, la cara interna de los muslos, los labios, la boca, la garganta y, rara vez, en los ojos.

El herpes se contagia por el contacto de piel a piel con áreas infectadas, con frecuencia durante el sexo
vaginal, el sexo oral, el sexo anal y al besarse. El herpes provoca brotes de ampollas o llagas dolorosas que
causan picazón y que aparecen y desaparecen. Muchas personas con herpes no notan las llagas o las
confunden con otra cosa, por lo que no saben que están infectadas. Puedes transmitir el herpes aun
cuando no tienes llagas o síntomas.

El herpes no tiene cura, pero hay medicamentos que calman los síntomas y que disminuyen las
posibilidades de contagiar el virus a otras personas. Lo bueno es que los brotes suelen ser menos
frecuentes a medida que pasa el tiempo y, aunque en ocasiones puede ser incómodo y doloroso, el herpes
no es peligroso. Las personas con herpes se relacionan, tienen relaciones sexuales y viven una vida
totalmente sana.
¿Cuál es la diferencia entre el herpes genital y el herpes oral?

Dado que hay dos tipos del virus del herpes simple (el VHS-1 y el VHS-2) que pueden vivir en muchas
regiones del cuerpo, mucha gente no tiene del todo claro cómo denominar a estas infecciones. Pero, en
realidad, es muy sencillo:

-Cuando el VHS-1 o el VHS-2 infectan el área genital (vulva, vagina, cuello uterino, ano, pene, escroto o
sus adyacencias, se denomina herpes genital.)

-Cuando el VHS-1 o el VHS-2 infectan los labios, la boca y la garganta o sus adyacencias, se denomina
herpes oral. Las llagas del herpes oral, a veces, reciben el nombre de calenturas o herpes febril.

El VHS-1 suele provocar herpes oral y el VHS-2, herpes genital: cada cepa tiene una región en la que
prefiere vivir. Sin embargo, ambos tipos del virus pueden infectar cualquiera de las dos regiones. Por
ejemplo, puedes contraer el VHS-1 en los genitales si alguien con llagas en los labios practica sexo oral
contigo. Y puedes contraer el VHS-2 en la boca si le practicas sexo oral a alguien con el VHS-2 en el área
genital.

¿Cómo se contagia el herpes?

El herpes se contagia fácilmente por el contacto de piel a piel con alguien que tiene el virus. Te contagias
cuando tus genitales o tu boca entran en contacto con los genitales o la boca de otra persona,
normalmente durante el sexo oral, anal o vaginal.

El herpes se transmite aun cuando el pene o la lengua no penetran completamente en la vagina, el ano o
la boca. No es necesario eyacular para transmitir el herpes.

Basta con que haya un rápido contacto de piel a piel. También puedes contagiarte por besar a alguien que
tiene herpes oral.

La piel de los genitales, la boca y los ojos pueden infectarse con facilidad. Otras áreas de la piel pueden
infectarse si el virus del herpes encuentra una forma de entrar, por ejemplo a través de cortes,
quemaduras, erupciones u otras llagas.

No es necesario tener relaciones sexuales para contraer el herpes. En ocasiones, el herpes puede
transmitirse por una vía no sexual, como cuando un padre con herpes le da un beso en los labios a su hijo.
La mayoría de las personas con herpes oral se contagiaron cuando eran niños. La madre puede transmitirle
herpes genital a su bebé durante el parto vaginal, aunque no es muy habitual.

También puedes propagar el herpes a otras partes del cuerpo si te tocas una llaga y luego la boca, los
genitales o los ojos sin lavarte las manos. También puedes transmitirle el herpes a otra persona por esta
vía.

El herpes es más contagioso cuando hay llagas abiertas y húmedas, pues la secreción de las ampollas
propaga fácilmente el virus. Pero el herpes también puede propagarse y pasar a otras personas cuando
no hay llagas y la piel se ve perfectamente normal.

La mayoría de las personas se contagian el herpes de personas que no tienen llagas. Puede vivir en el
organismo durante años sin provocar síntomas, por lo que es muy difícil saber con certeza cuándo y cómo
te contagiaste. Por ese motivo, tantas personas lo tienen; es una infección muy silenciosa.

Debido a que el virus muere rápidamente fuera del organismo, el herpes no se contagia por dar abrazos,
darse la mano, toser, estornudar o sentarse en el asiento del inodoro.

¿Cuáles son los síntomas del herpes?

El síntoma más común del herpes son las llagas en los genitales o la boca. No obstante, la mayoría de las
veces no hay síntomas por lo que muchas personas desconocen que tienen herpes.
. El herpes puede no tener síntomas.

Es posible que tú o tu pareja no tengan síntomas visibles o perceptibles de herpes o que los signos sean
tan leves que pasen inadvertidos. A veces, los síntomas del herpes se confunden con otras afecciones,
como granos, pelos encarnados o gripe.

Los síntomas del herpes aparecen y desaparecen a lo largo del tiempo, pero eso no significa que la
infección desaparezca ni que no puedas transmitirla a otras personas. Una vez contraído el herpes, este
permanece en el organismo de por vida.

Síntomas del herpes genital

El síntoma más común del herpes genital es un grupo de ampollas dolorosas o que provocan picazón en
la vagina, la vulva, el cuello uterino, el pene, las nalgas, el ano o la cara interna de los muslos. Las ampollas
revientan y se convierten en llagas. También puedes tener estos otros síntomas:

-Ardor al orinar si la orina toca las llagas del herpes

-Dificultad para orinar porque las llagas y la hinchazón bloquean la uretra

-Picazón

-Dolor en el área genital

Si el herpes genital es causado por el VHS-2, también puedes tener síntomas parecidos a los de una gripe,
tales como:

-Inflamación de las glándulas en el área de la pelvis, la garganta y en las axilas

-Fiebre

-Escalofríos

-Dolor de cabeza

-Sensación de dolor y cansancio

Cuando aparecen ampollas y otros síntomas del herpes genital, se denomina brote. El primer brote
(también denominado “primer episodio” o “herpes inicial”) suele aparecer 2 a 20 días después de contraer
la infección, aunque a veces el primer brote tarda años en aparecer.

El primer brote de herpes dura entre 2 y 4 semanas. Si bien las ampollas desaparecen, el virus permanece
en el organismo y puede volver a provocar llagas. Son muy comunes los rebrotes, en especial durante el
primer año. Es posible que notes algunas señales de advertencia unas horas o días antes de que aparezca
el brote, como picazón, ardor u hormigueo en el área genital.

Los brotes de herpes no son algo placentero, pero el primero es el peor. Los rebrotes suelen ser más
cortos y menos dolorosos. La mayoría de las personas con herpes padecen menos brotes a medida que
pasa el tiempo y algunas dejan de tener brotes.

Los síntomas del herpes pueden ser más dolorosos y persistentes en personas que tienen alguna
enfermedad que compromete su sistema inmunitario, como en el caso de la leucemia y la infección por
el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Síntomas del herpes oral

Por lo general, el herpes oral es menos doloroso que el genital y no provoca tanto malestar. El herpes oral
se caracteriza por la aparición de llagas en los labios o alrededor de la boca, denominadas calenturas o
herpes febril. También pueden aparecer llagas dentro de la boca, pero esto solo suele ocurrir las primeras
veces que se presentan los síntomas.

Las calenturas duran algunas semanas y después desaparecen por sí solas. Pueden volver a aparecer
semanas, meses o años después. Las llagas son molestas, pero suelen ser inofensivas tanto para los niños
como para los adultos; no obstante, pueden resultar muy peligrosas para los recién nacidos.

¿Debo realizarme la prueba del herpes?

La única manera de saber si tienes herpes es hacerte la prueba. Si tienes llagas u otros síntomas de herpes,
consulta a un enfermero o a un médico.

¿Tengo herpes?

No puedes saber si tienes herpes solo por tu aspecto o por cómo te sientes. Como cualquier otra
enfermedad de transmisión sexual (ETS), la única manera de saberlo con certeza es hacerte la prueba.

Si notas que tienes llagas en el área genital o a su alrededor, ve a que te examine un médico o un
enfermero tan pronto como puedas. Otras enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis, pueden
confundirse con el herpes, pero el tratamiento es diferente. Por tanto, es importante saber exactamente
qué te ocurre. Pregunta a tu enfermero o médico si debes realizarte una prueba de herpes.

¿En qué consiste la prueba del herpes?

Puedes realizarte la prueba del herpes tengas o no tengas llagas o síntomas. Si tienes llagas o ampollas,
es posible que el médico tome una muestra de la secreción de las llagas con un hisopo y la examine.

Si no presentas llagas, un rápido análisis de sangre te dirá si tienes herpes o no. Tu médico o enfermero
puede ayudarte a determinar si necesitas hacer la prueba del herpes. Habitualmente, las pruebas solo se
recomiendan si tienes síntomas.

La idea de realizarse una prueba puede asustar un poco, pero trata de tomarlo con calma. Las pruebas de
ETS son parte habitual del cuidado de la salud que como adulto responsable debes atender. Además, las
pruebas de herpes son rápidas y, normalmente, indoloras.

¿Dónde puedo realizarme la prueba del herpes?

Puedes realizarte la prueba del herpes y otras ETS en el consultorio de tu médico, en una clínica de salud
comunitaria, en el departamento de salud o en los Centros de salud de Planned Parenthood locales.

Las pruebas de ETS no siempre forman parte del chequeo de salud o ginecológico habitual; tienes que
pedir que te las hagan. Sé sincero con el enfermero o el médico para que puedan ayudarte a determinar
qué pruebas necesitas. No tengas vergüenza: tu médico está para ayudarte, no para juzgarte.

¿Qué debo hacer para someterme al tratamiento para el herpes?

El herpes no tiene cura. No obstante, puedes tomar medicamentos para acortar los brotes, para que estos
sean menos dolorosos y porque ayudan a prevenir brotes en el futuro.

¿Cuál es el tratamiento para el herpes?

Si bien el herpes no tiene cura, hay muchas formas de tratar los síntomas y controlar la infección. Los
medicamentos antiherpéticos sirven para acortar los brotes y para prevenir que vuelvan tan a menudo.
El médico te informará cuáles son las mejores opciones de tratamiento para tu caso.

Si estás con un brote, el médico puede darte medicamentos para curar las llagas más rápido. También
ayuda a aliviar el dolor:

-Tomar un baño caliente

-Mantener el área genital seca (la humedad hace que las llagas estén por más tiempo)
-Usar prendas de vestir suaves y holgadas

-Aplicar una compresa con hielo en las llagas

-Tomar algún analgésico como aspirina, ibuprofeno (Advil, Motrin) o paracetamol (Tylenol)

¿Cómo puedo prevenir los brotes de herpes?

Si tienes muchos brotes, es posible que el médico te recomiende una terapia de supresión, es decir, tomar
medicamentos todos los días. Esto ayuda a prevenir nuevos brotes y a reducir las posibilidades de
transmitir la infección a tus parejas.

Ya sea que tomes medicamentos o no, algunos hábitos, como comer en forma saludable, dormir bien y
evitar el estrés, pueden ayudar a prevenir la aparición de futuros brotes.

No se sabe con exactitud qué desencadena los brotes de herpes genital. Otras infecciones, operaciones,
irritaciones cutáneas, las relaciones sexuales, el periodo menstrual y el estrés pueden provocar brotes.
Las erupciones del herpes oral pueden ser causadas por quemaduras solares, heridas en los labios u otras
infecciones. Si tienes herpes oral, evita exponerte al sol.

Por lo general, los brotes de herpes genital aparecen más esporádicamente y se acortan y debilitan
después de unos años, tanto si se tratan como si no.

¿Qué ocurre si no haces un tratamiento para el herpes?

Lo bueno es que el herpes no es mortal, ni siquiera muy peligroso. Puede ser molesto, pero no empeora
con el paso de los años ni provoca problemas graves de salud como ocurre con otras enfermedades de
transmisión sexual (ETS).

Si no recibes tratamiento contra el herpes, los brotes pueden tanto repetirse como ser esporádicos.
Algunas personas dejan de tener brotes espontáneamente después de un tiempo.

Hay algunos motivos por los que las personas pueden decidir no ser tratadas. Pueden decidirlo porque no
tienen muchos brotes o estos realmente no les molestan, o porque no mantienen relaciones sexuales y,
por tanto, no les preocupa tener herpes. Sea cual sea tu situación, recibir tratamiento para el herpes es
una decisión tuya.

Una persona que tiene herpes tiene más probabilidades de contagiarse el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH) porque las llagas le ofrecen a este virus una vía de ingreso al organismo. Por tanto, usa
siempre condones para prevenir el contagio tanto del herpes como del VIH.

¿Cómo se evita el herpes?

El herpes genital se contrae por tener sexo vaginal, anal u oral con una persona que tiene el virus. El uso
de condones ayuda a reducir el riesgo de transmitir o contraer el herpes.

Cómo evitar el herpes

El herpes genital se contagia por el contacto de piel a piel cuando se tiene sexo vaginal, anal u oral con
alguien que está infectado. De modo que la mejor manera de evitar el herpes y otras enfermedades de
transmisión sexual (ETS) es no tener contacto alguno con el área genital o la boca de otra persona.

Sin embargo, la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales en algún momento de sus vidas, por
lo que es importante saber cómo se puede tener sexo más seguro. El uso de protección, como condones
y barreras de látex bucales, cuando se tienen relaciones sexuales reduce el riesgo de contagio de una
enfermedad de transmisión sexual.

El virus del herpes puede vivir en áreas del cuerpo que los condones no protegen (como el escroto, las
nalgas, la parte superior de los muslos y los labios vaginales), por lo que el condón no siempre te protegerá
contra el herpes. No obstante, reduce las posibilidades de contraer herpes.
Si tienes un brote de herpes, no tengas relaciones sexuales con nadie, pues es el momento en que se
transmite más fácilmente. Sin embargo, el herpes suele transmitirse cuando no hay llagas ni síntomas,
por lo que es importante el uso de condones y de barreras de látex bucales, aunque te veas y sientas bien.

¿Cómo me aseguro de no transmitirle herpes a nadie?

Si descubres que tienes herpes, no te asustes. Hay formas para no contagiar a tus parejas ni propagarlo a
otras partes del cuerpo.

-Siempre usa condones y barreras de látex bucales cuando tengas sexo oral, anal o vaginal.

-Habla con tu médico sobre tomar medicamentos antiherpéticos todos los días porque esto puede reducir
las posibilidades de transmitir la infección.

-No tengas relaciones sexuales durante un brote de herpes, ni utilizando un condón. Puede que haya
llagas en lugares que el condón no cubre.

-Aprende a reconocer el inicio de un brote y deja de mantener relaciones sexuales al advertir estos signos.
Puedes sentir un ardor, picazón u hormigueo que te advierta que están por salir llagas.

-No tengas relaciones sexuales hasta que las llagas hayan desaparecido por completo y las costras se
hayan curado y caído.

-No te toques las llagas, pues podrías propagar la infección a otras partes del cuerpo o a otras personas.
Si tocas una llaga, lávate las manos con agua y jabón de inmediato.

-No humedezcas las lentes de contacto con saliva, ya que esto puede propagar el herpes oral a los ojos.

-Si tienes una llaga en la boca, no beses a nadie, en especial a bebés, niños y mujeres embarazadas.

-Informa siempre a tus parejas sexuales de que tienes herpes antes de mantener relaciones sexuales, de
-modo que puedan afrontar juntos la prevención del contagio. Decirle a alguien que tienes una ETS es
difícil, pero el herpes es muy común y no acarrea problemas graves de salud. De modo que trata de no
tener vergüenza ni estresarte demasiado por ello. Las personas con herpes son dos veces más propensas
a contagiarse el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que las personas que no lo tienen.

Las personas que tienen herpes y VIH tienen una probabilidad mucho mayor de transmitir el VIH a sus
parejas. Por lo que es muy importante usar condón para protegerte y proteger a tu pareja.

Cómo se vive con herpes

Enterarte de que tienes herpes puede ser difícil, pero no es el fin del mundo. Millones de personas que lo
tienen entablan excelentes relaciones y viven una vida maravillosa.

¿Qué hago si me entero de que tengo herpes?

Enterarte de que tienes herpes puede ser un duro golpe. Es probable que al principio te sientas
desesperado, desconcertado, avergonzado o enojado. Pero a medida que pase el tiempo, te irás sintiendo
mejor y verás que tener herpes tampoco es para tanto. Las personas que tienen herpes tienen relaciones
y viven una vida completamente normal. Hay tratamientos para el herpes asegurarte de no transmitir la
infección a las personas con quienes tienes relaciones sexuales.

Hay millones y millones de personas con herpes; de ninguna manera, estás solo. La mayoría de la gente
contrae al menos una enfermedad de transmisión sexual (ETS) durante su vida, y tener herpes u otra ETS
no es algo vergonzoso ni indigno. No significa que eres una persona “sucia” o mala; significa que eres un
ser humano normal que contrajo una infección muy común. La realidad es que toda persona que alguna
vez ha dado un beso en los labios o ha tenido relaciones sexuales puede tener herpes, es decir, le puede
suceder a MUCHA gente.
El herpes no es una enfermedad mortal y, por lo general, no provoca problemas graves de salud. Si bien
todos los brotes de herpes pueden ser molestos y dolorosos, el primero suele ser el peor. En muchos
casos, los brotes son cada vez más esporádicos a medida que pasa el tiempo e incluso pueden llegar a
desaparecer por completo. Si bien el virus permanece en el organismo de por vida, esto no significa que
tengas llagas todo el tiempo.

Lo mejor que puedes hacer al enterarte de que tienes herpes es seguir las indicaciones del médico para
tratarlo. Si te resulta difícil afrontar esta nueva situación, quizá te sientas mejor después de hablar con un
buen amigo o con un grupo de apoyo para personas con herpes.

Debes decirles que tienes herpes a todas las personas con las que mantengas relaciones sexuales. No es
una conversación fácil, pero es importante. Estas son algunas sugerencias:

¿Cómo les digo a los demás que tengo herpes?

Tal vez te asuste admitir que tienes herpes, pero hablar seguramente te aliviará. Puedes apoyarte en un
buen amigo que no sea crítico y en quien confíes para mantener en reserva lo que hablen. Los padres, los
hermanos, los tíos y otros familiares también pueden dar apoyo. Recuerda que el herpes es muy común,
por lo que es posible que la persona con la que estés hablando también lo tenga.

Existen muchos grupos de apoyo en línea para personas que tienen herpes; la American Sexual Health
Association (Asociación Estadounidense de Salud Sexual) ofrece una lista de grupos de ayuda.

¿Qué debo saber si tengo herpes y tengo una cita?

Algunas personas, al enterarse de que tienen herpes, sienten que su vida amorosa se acabó, pero eso no
es así. Las personas con herpes pueden tener relaciones románticas y sexuales con otras personas con
herpes o con parejas que no están infectadas.

Las enfermedades de transmisión sexual no son el mejor tema de conversación, Pero es sumamente
importante que siempre les digas a tus parejas que tienes herpes para poder prevenir el contagio.

No hay una sola manera de hablar sobre una ETS, pero te daremos algunos consejos básicos que te serán
de utilidad.

-Mantén la calma y sigue adelante. Millones de personas tienen herpes y muchas de ellas tienen pareja.
Para la mayoría de las parejas, el herpes no representa un gran problema. Trata de entablar la
conversación con una actitud calma y positiva. Tener herpes es simplemente una cuestión de salud, no
dice nada sobre ti como persona.

-No hables tú solo, involucra a la otra persona en la conversación. Recuerda que las ETS son muy comunes,
por lo que... ¿quién sabe? Quizá tu pareja también tenga herpes. Así que puedes comenzar preguntándole
si alguna vez se hizo alguna prueba o si ya ha tenido una ETS.

-Infórmate. Hay mucha desinformación acerca del herpes. Por eso, infórmate y prepárate para ser claro
al hablar. Coméntale a tu pareja que hay formas de tratar el herpes y para evitar su transmisión durante
las relaciones sexuales.

-Busca el momento justo. Elige un momento sin distracciones en el que no puedan interrumpirte y busca
un lugar privado y relajado. Si estás nervioso, puedes hablar primero con un amigo o practicar hablando
contigo mismo. Tal vez suene extraño, pero practicar en voz alta puede ayudarte a saber qué es lo que
quieres decir y a ganar confianza para cuando tengas que hablar con tu pareja.

-La seguridad primero. Si tienes temor de que tu pareja te agreda, quizá sea peligroso decírselo en
persona. Tal vez sea mejor comunicárselo por teléfono, correo electrónico o mensaje de texto, o en casos
extremos, puedes no decirle nada. Llama al 1-800-799-SAFE o visita el sitio web de la Línea Nacional contra
la Violencia Doméstica para pedir ayuda si piensas que puedes estar en peligro.
Entonces, ¿cuándo debes comunicarle a una pareja con la que comienzas a salir que tienes herpes? Tal
vez no sea necesario decírselo la primera vez que salen, pero debes hacérselo saber antes de tener
relaciones sexuales. Un buen momento quizá sea cuando la relación empieza a encaminarse en ese
sentido y percibes que puedes confiar en la persona.

Es normal preocuparse por la reacción de la pareja. Y no hay vueltas que darle: algunas personas se
asustan mucho. Si eso sucede, trata de mantener la calma y habla sobre las diferentes formas de prevenir
el contagio del herpes. Quizá necesites darle un poco de tiempo y espacio para que procese la noticia; es
normal. Además, la mayoría de las personas saben que el herpes es muy común y no representa un gran
problema.

Evita jugar a las acusaciones cuando hables con tu pareja. Si uno de los dos tiene un brote de herpes por
primera vez durante la relación, no significa necesariamente que hubo infidelidad. Los síntomas del herpes
pueden aparecer días, semanas, meses e incluso años después del contagio. Por tanto, suele resultar difícil
determinar cuándo y dónde se contrajo la infección. Lo más importante es que ambos se hagan pruebas.
Si se determina que solo uno de los dos tiene herpes, infórmate sobre cómo evitar transmitir la infección.

Comunícaselo también a tus exparejas para que se hagan las pruebas.

¿Tener herpes afectará mi embarazo?

Si tienes herpes genital desde hace un tiempo y quedas embarazada, lo más probable es que no tengas
que preocuparte; es poco probable que le transmitas el herpes al bebé en el parto. No obstante, debes
comunicarle a tu médico que tienes herpes genital si estás embarazada, de un modo u otro.

Si te contagias de herpes estando embarazada, es mucho más peligroso, en especial en los últimos meses
del embarazo, ya que puede provocar un aborto espontáneo o un parto prematuro. Si le transmites el
herpes a tu bebé durante el parto, puede haber daño cerebral o problemas oculares. Si tienes llagas del
herpes en el momento de dar a luz, el médico puede sugerir hacer una cesárea para evitar la transmisión
del virus al bebé durante el parto.

Si tu pareja tiene herpes y tú no, no mantengas relaciones sexuales vaginales, anales ni orales sin
protección mientras estés embarazada, dado que esa es la vía de contagio más común del herpes. Quizá
el médico le pida a tu pareja que tome medicamentos antiherpéticos durante el embarazo para que haya
menos probabilidades de que te transmita el virus. Echa un vistazo a “Cómo evitar el herpes” para saber
más sobre cómo evitar el contagio.

El herpes oral no es peligroso durante el embarazo o el parto. No obstante, si tienes calenturas después
de dar a luz, no beses a tu bebé hasta que las llagas se hayan curado por completo.

Varicela

Qué es

La varicela es una infección viral muy contagiosa provocada por el virus varicela zoster (VVZ). Se
caracteriza por una erupción vesicular en forma de manchas y ampollas que producen picazón. Esta
enfermedad es común entre la población infantil, aunque tiene una variante propia de los adultos, el
herpes zoster, que resulta más seria y consiste en la reactivación posterior del virus.

Causas

Se transmite a través de pequeñas gotas de líquido vesicular o secreciones del tracto respiratorio que son
transportadas por el aire, especialmente cuando el enfermo tose o estornuda. También se contagia al
estar en contacto con objetos que han sido contaminados. Por este motivo es importante que el paciente
sea aislado: la probabilidad de transmisión entre los niños que asisten al mismo centro escolar o entre los
miembros de la familia supera el 90 por ciento.

Síntomas
Generalmente los enfermos no presentan síntomas evidentes antes de que se produzca el brote de la
enfermedad, que viene acompañado por fiebre, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito. Los
síntomas comienzan entre los 10 y los 21 días después de la infección. El más característico es la aparición
de manchas rojizas y planas, que van tomando relieve poco a poco hasta convertirse en ampollas o
vesículas. Estas provocan un gran picor, se rompen con facilidad y forman unas costras que se desprenden
y desaparecen en, aproximadamente, dos semanas. El proceso se extiende hasta el sexto día de la
enfermedad.

Las manchas aparecen en todo el cuerpo, especialmente en el tronco y el cuero cabelludo en brotes
sucesivos. Los niños sanos pueden desarrollar hasta 500 lesiones dérmicas que, en ocasiones, dejan una
marca permanente. En casos graves las manchas se extienden por las extremidades y el rostro. Además,
pueden aparecer llagas en la boca, los párpados, el recto, la vagina y las vías respiratorias.

Prevención

El objetivo de la vacuna es evitar la propagación de la enfermedad, sus complicaciones y la reinfección


posterior en forma de herpes zoster. Puede administrarse en una única dosis, es muy bien tolerada y,
generalmente, no presenta reacciones importantes en niños y adolescentes sanos. Los efectos
secundarios son leves y se manifiestan en forma de enrojecimiento, dolor e inflamación en el área donde
se ha aplicado. Asimismo, puede ocasionar mareo, cansancio, fiebre o náusea.

La vacuna previene la enfermedad hasta en un 80 por ciento de los casos y se administra a niños sanos
entre 12 y 18 meses de edad. A partir de los 13 años pueden ser inmunizados con dos dosis. Puede
aplicarse junto a otras vacunas, como las del sarampión, rubéola, paperas, polio, hepatitis B o meningitis.
Sin embargo, no debe administrarse a personas con un sistema inmune débil o a las mujeres embarazadas.
Las personas que no han sido vacunadas en su momento y corren un riesgo importante de sufrir
complicaciones reciben anticuerpos una vez contraída la enfermedad.

Diagnostico

El médico suele reconocer fácilmente la varicela porque la erupción y los demás síntomas son muy
característicos. Sólo muy excepcionalmente es necesario realizar una medición de los valores de
anticuerpos en la sangre e identificar el virus en el laboratorio.

Tratamientos

La varicela requiere una terapia antiviral y sintomática. La terapia sintomática se realiza con analgésicos,
antihistamínicos y cremas o lociones que calman el picor. Su efecto es paliativo y transitorio. También son
recomendables las compresas húmedas o los baños tibios para limpiar las heridas que se producen al
rascar las ampollas y evitar posibles infecciones. En caso de infección bacteriana se administran
antibióticos y si surgen complicaciones serias se emplean medicamentos antivirales, como aciclovir o
interferón alfa.

Otros datos

Las personas que corren el riesgo de sufrir varicela o complicaciones asociadas a la enfermedad son las
que tienen unas defensas reducidas, los niños prematuros o menores de un año y los recién nacidos cuyas
madres han sufrido varicela antes o durante el parto. Las mujeres embarazadas que no han tenido varicela
deben extremar sus precauciones. Si la enfermedad se contrae durante los primeros meses de gestación
o in útero poco antes del nacimiento el feto puede sufrir diversos trastornos o incluso malformaciones.

Sarampión

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. Antes de que la vacuna se
introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias de
sarampión que llegaban a causar cerca de 2,6 millones de muertes al año.
A nivel mundial sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de que
existe una vacuna segura y eficaz. Se calcula que en 2016 murieron 89 780 personas por esta causa, la
mayoría de ellas menores de 5 años.

El sarampión es causado por un virus de la familia de los paramixovirus y normalmente se suele transmitir
a través del contacto directo y del aire. El virus infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del
organismo. Se trata de una enfermedad humana que no afecta a los animales.

La intensificación de las actividades de vacunación ha influido de forma decisiva en la reducción de las


muertes por sarampión. Se estima que entre 2000 y 2016 la vacuna contra el sarampión evitó 20,4
millones de muertes. A nivel mundial, las defunciones por sarampión han descendido un 84%, pasando
de 550 100 en 20001 a 89 780 en 2016.

Manifestaciones clínicas

El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la
exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea, tos, ojos
llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas.

Al cabo de varios días aparece un exantema, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que
se extiende en unos 3 días, acabando por afectar a las manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego
se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días
(media de 14 días).

La mayoría de las muertes se deben a complicaciones del sarampión, que son más frecuentes en menores
de 5 años y adultos de más de 30 años. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada
de edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las infecciones del oído y las
infecciones respiratorias graves, como la neumonía. Los casos graves son especialmente frecuentes en
niños pequeños malnutridos, y sobre todo en los que no reciben aportes suficientes de vitamina A o cuyo
sistema inmunitario se encuentra debilitado por el VIH/SIDA u otras enfermedades.

En poblaciones con altos niveles de malnutrición, en particular aquellas con deficiencia de vitamina A y
que no reciben una atención sanitaria adecuada, el sarampión puede llegar a matar al 3-6% de los casos.
Entre las personas desplazadas, la cifra de muertes puede alcanzar el 30%. La infección también puede
provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e incluso ser causa de aborto o parto
prematuro. Quienes se recuperan del sarampión se vuelven inmunes de por vida.

Poblaciones en riesgo

Los niños pequeños no vacunados son quienes corren mayor riesgo de sufrir el sarampión y sus
complicaciones, entre ellas la muerte. Las mujeres embarazadas sin vacunar también constituyen un
importante grupo de riesgo. Sin embargo, puede infectarse cualquier persona que no esté inmunizada (es
decir, que no haya sido vacunada y no haya sufrido la enfermedad).

El sarampión sigue siendo frecuente en muchos países en desarrollo, sobre todo en algunas zonas de
África, Asia. La abrumadora mayoría (más del 95%) de las muertes se registran en países con bajos
ingresos per cápita e infraestructura sanitaria deficiente.

Los brotes de sarampión pueden ser especialmente mortales en países que estén sufriendo desastres
naturales o conflictos, o recuperándose de ellos. Los daños a la infraestructura sanitaria y a los servicios
de salud interrumpen la inmunización sistemática, y el hacinamiento en los campamentos de refugiados
y desplazados internos aumenta mucho el riesgo de infección.

Transmisión

El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal
íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas.
El virus presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y contagioso durante
periodos de hasta 2 horas, y puede ser transmitido por un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4
días después de la aparición del exantema.

El sarampión puede producir epidemias que causan muchas muertes, especialmente entre los niños
pequeños malnutridos. En países donde el sarampión ha sido prácticamente eliminado, los casos
importados de otros países siguen siendo una importante fuente de infección.

Tratamiento

No existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión.

Las complicaciones graves del sarampión pueden evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una
buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las soluciones
de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los líquidos y otros elementos esenciales
que se pierdan con la diarrea o los vómitos). Se deben prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las
infecciones de los oídos y los ojos.

Todos los niños diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A con
un intervalo de 24 horas entre ambas. Este tratamiento es eficaz para restaurar los niveles de vitamina A,
que durante la enfermedad suelen ser bajos incluso en los niños bien nutridos, y puede ayudar a prevenir
las lesiones oculares y la ceguera. Además, se ha demostrado que los suplementos de vitamina A reducen
la mortalidad por sarampión en un 50%.

Prevención

La vacunación sistemática de los niños contra el sarampión, combinada con campañas de inmunización
masiva en países con elevada incidencia y mortalidad son estrategias de salud pública fundamentales para
reducir la mortalidad mundial por sarampión. La vacuna contra el sarampión, que se viene utilizando
desde hace más de 50 años, es segura, eficaz y barata. Inmunizar a un niño contra el sarampión cuesta
aproximadamente menos de US$ 1.

La vacuna contra el sarampión suele juntarse con las vacunas contra la rubéola y/o la parotiditis. Su
eficacia es similar tanto si se administra aisladamente como si se combina con estas vacunas. Añadir la
vacuna contra la rubéola a la vacuna contra el sarampión no supone más que un pequeño incremento en
el costo y permite compartir los gastos de vacunación y administración.

En 2016, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió a través de los servicios de
salud habituales una dosis de vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. En 2000, ese
porcentaje fue del 72%. Para garantizar la inmunidad y prevenir posibles brotes, se recomiendan dos dosis
de la vacuna, puesto que aproximadamente un 15% de los niños no adquieren inmunidad con la primera
dosis.

Respuesta de la OMS

En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud estableció tres hitos en el camino hacia la erradicación del
sarampión que deberían lograrse en 2015:

-Aumentar la cobertura sistemática con la primera dosis de la vacuna con componente antisarampionoso
en más de un 90% o más a nivel nacional y en más de un 80% o más a nivel distrital;

-Reducir y mantener la incidencia anual del sarampión en menos de 5 casos por millón; y

-Reducir la mortalidad estimada del sarampión en más de un 95% con respecto a las estimaciones de
2000.

En 2012, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Plan de Acción Mundial sobre Vacunas con el objetivo
de eliminar el sarampión en cuatro regiones de la OMS para 2015 y en cinco regiones de la OMS para
2020.
En 2016, el empuje mundial para mejorar la cobertura vacunal dio lugar a una reducción de las muertes
en un 84%. Entre 2000 y 2016, con el apoyo de la Iniciativa Sarampión y Rubéola (ISR) y de la Alianza Gavi
para las Vacunas, la vacunación contra el sarampión evitó una cifra estimada de 20,4 millones de muertes.
En 2016, aproximadamente 119 millones de niños fueron vacunados contra el sarampión en campañas
de vacunación en masa llevadas a cabo en 31 países. En la actualidad, todas las regiones de la OMS tienen
objetivos establecidos para eliminar esta enfermedad prevenible para 2020 o antes de esa fecha.

La Iniciativa Sarampión y Rubéola

La ISR, presentada en 2001, es una iniciativa mundial encabezada por la Cruz Roja de los Estados Unidos
de América, la Fundación pro Naciones Unidas, los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos de América, el UNICEF y la OMS. La Iniciativa se ha
comprometido a lograr que ningún niño muera de sarampión o nazca con síndrome de rubéola congénita;
a reducir la mortalidad por sarampión en un 95% para 2015, y a lograr la eliminación de ambas
enfermedades en al menos cinco regiones de la OMS para 2020.

Plan Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubéola 2012-2020

En 2012 la ISR presentó un nuevo Plan Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubéola para el
periodo 2012-2020.

El Plan define estrategias claras para que los gestores de la inmunización en los países, en colaboración
con los asociados nacionales e internacionales, logren los objetivos de control y eliminación de ambas
enfermedades establecidos para 2015 y 2020.

Los objetivos del Plan para finales de 2015 son:

-Reducir las muertes mundiales por sarampión en un 95% o más, en comparación con las cifras de 2000.

-Lograr los objetivos regionales de eliminación del sarampión y del síndrome de rubéola congénita.

El objetivo para finales de 2020 es:

-Lograr la eliminación del sarampión y la rubéola como mínimo en cinco regiones de la OMS.

-Tras analizar las tendencias actuales de la cobertura de vacunación contra el sarampión y de la incidencia
de la enfermedad, y sobre la base del examen intermedio de la estrategia, el Grupo de Expertos de la OMS
en Asesoramiento Estratégico (SAGE) en materia de inmunización concluyó que los objetivos mundiales y
las metas de eliminación de la enfermedad para 2015 no se han alcanzado debido a que persisten las
deficiencias de cobertura.

-El SAGE recomienda centrarse prioritariamente en mejorar los sistemas de inmunización y vigilancia en
general para mantener los progresos realizados hasta la fecha en la lucha contra el sarampión.

-La OMS continuará reforzando la red mundial de laboratorios para garantizar el diagnóstico rápido del
sarampión y hacer un seguimiento de la propagación internacional de los virus que lo causan, a fin de
coordinar mejor las actividades de vacunación y reducir la mortalidad por esta enfermedad, que se puede
prevenir mediante una vacuna.

Qué es el herpes zóster

El herpes zóster es una infección causada por el virus varicela-zóster, que se caracteriza por erupciones
cutáneas (ampollas, o vesículas dolorosas).

Causas del herpes zóster

El contagio se da en la infancia, y años después la reactivación del virus varicela-zóster, junto a un sistema
inmune débil, son la causa del herpes zóster.

Síntomas del herpes zóster


Entre los síntomas del herpes zóster destacan vesículas dolorosas, malestar general, neuralgia
postherpética, problemas oculares y otras complicaciones.

Diagnóstico del herpes zóster

El diagnóstico del herpes zóster se basa en historia y exploración. Para un diagnóstico definitivo se aísla
el virus en muestras de las lesiones cutáneas.

Tratamiento para el herpes zóster

No es posible eliminar el virus del herpes zóster mediante ningún tratamiento, aunque sí se pueden tomar
ciertos medicamentos para aliviar los síntomas.

Prevención del herpes zóster

Para prevenir el herpes zóster, lo principal es evitar la infección que causa la varicela y, para ello, es
importante la vacunación de todos los niños.

Hepatitis A

Es la inflamación (irritación e hinchazón) del hígado por el virus de la hepatitis A.

Causas

El virus de la hepatitis A se encuentra sobre todo en las heces y la sangre de una persona infectada. El
virus está presente aproximadamente de 15 a 45 días antes de que ocurran los síntomas y durante la
primera semana de la enfermedad.

Usted puede contraer la hepatitis A si:

-Come o bebe alimentos o agua que han sido contaminados por heces (materia fecal) que contienen el
virus de la hepatitis A. Las frutas sin pelar, las verduras y los mariscos crudos, el hielo y el agua son fuentes
comunes del virus de la enfermedad.

-Entra en contacto con las heces o la sangre de una persona que en el momento tiene la enfermedad.

-Una persona con hepatitis A le pasa el virus a un objeto o alimento debido al lavado deficiente de las
manos después de usar el inodoro.

-Participa en prácticas sexuales que implican contacto oral y anal.

No todas las personas tienen síntomas con la infección por hepatitis A. Por lo tanto, que muchas más
personas están infectadas de las que se reportan o diagnostican.

Los factores de riesgo son, entre otros:

-Viajes internacionales, especialmente a Asia, Sur o Centroamérica, África y el Oriente Medio

-Consumo de drogas intravenosas

-Vivir en internados o asilo de ancianos

-Trabajar en las industrias de atención médica, alimentos o manejo de aguas residuales

¿Cuál es la Hepatitis E?

La Hepatitis E es una infección viral del hígado que causa la inflamación del órgano. El virus de la Hepatitis
E es un virus de una sola fila del ARN del positivo-sentido con una estructura icosaédrica que comprende
un genoma de 7,5 kilobases. Fue clasificado inicialmente como perteneciendo a la familia de Caliciviridae
pero se ha clasificado desde entonces como pieza de la familia de Hepeviridae. Cuatro “genotipos” del
virus de la hepatitis E existen. De éstos, el genotipo 1 se encuentra en Asia y África; gentoytpe 2 en México,
República Eo Tchad y Nigeria; el genotipo 3 se ha encontrado para existir casi por todo el mundo y el
genotipo 4 se encuentra en Asia.

Transmisión del virus

Como el virus de la hepatitis A, la hepatitis E se extiende vía la ruta fecal-oral. Esto significa que la infección
está detectada cuando una persona consume el agua o la comida que se han contaminado con las heces
que contenían la hepatitis E.

La Hepatitis E puede por lo tanto transmitido si una persona come la comida preparada por una persona
infectada que no se ha lavado las manos después de usar el cuarto de baño, por ejemplo. Los Brotes del
virus ocurren generalmente después de las monzones y de los aguaceros pesados que rompen
abastecimientos de agua.

Síntomas

Los Ejemplos de los síntomas de la hepatitis E incluyen náusea, ictericia y fatiga. En la mayoría de los casos,
los síntomas tardan tres a ocho semanas a convertirse y después duran para que los días o las semanas
sigan. Sin Embargo, en algunos individuos immunocompromised, la hepatitis E puede convertirse en una
infección crónica que puede llevar a la fibrosis y a la cirrosis del hígado.

El virus es determinado peligroso en las mujeres embarazadas, en quienes un formulario agudo de la


infección puede llevar a la muerte en el 20% de casos.

Diagnosis y tratamiento

La Hepatitis E se diagnostica usando un análisis de sangre que pueda detectar los anticuerpos que el
cuerpo ha producido contra el virus. Una prueba de la reacción en cadena (PCR) de polimerasa se puede
también realizar en una muestra de sangre y la aproximación diagnóstica más efectiva es utilizar estas dos
pruebas juntas.

No hay tratamiento específico para la infección de la hepatitis E, aunque el tratamiento sin marca con
ribavarin se haya mostrado para ayudar claramente al virus en casos crónicos.

Citomegalovirus

El citomegalovirus (CMV) es un virus que se encuentra en todo el mundo. Se relaciona con los virus que
causan la varicela y la mononucleosis infecciosa. Entre el 50 y 80 por ciento de los adultos de los Estados
Unidos tuvo una infección por CMV antes de los 40 años de edad. Una vez que el CMV penetra en el
cuerpo de la persona, permanece ahí para siempre.

El CMV puede transmitirse por contacto directo con líquidos corporales. La mayoría de las personas con
CMV no se enferma y tampoco saben que están infectadas. Pero la infección con el virus puede ser seria
en los bebés y las personas con un sistema inmunitario debilitado. Si una mujer adquiere el CMV en el
embarazo, puede transmitírselo al bebé. Por lo general, estos bebés no tienen problemas de salud. Pero
algunos pueden desarrollar discapacidades para toda la vida.

Un examen de sangre puede determinar si una persona ha sido infectada con el virus. La mayoría de las
personas con CMV no necesita tratamiento. Si tiene un sistema inmunitario debilitado, el médico puede
recetarle una medicina antiviral. Las buenas prácticas de higiene, incluyendo lavarse las manos
correctamente, pueden evitar infecciones.

Encefalitis Equina Venezolana

-La Encefalitis Equina Venezolana es producida por el virus del mismo nombre, (EEVV, miembro de la
Familia Togaviridae, Género Alphavirus) el cual fue aislado en 1938.

-Es transmitida a los humanos por picadura de mosquitos infectados.


-Es exclusiva del Continente Americano. Se distribuye principalmente en Centro América, Colombia,
Ecuador, México, Perú, Trinidad, Venezuela.

Síntomas

-Tiempo de incubación: 2 a 5 días.

-En la EEV, el desarrollo de los síntomas se presenta de manera súbita y de severidad variable.

-El 94 % de los casos consiste en enfermedad febril indiferenciada (39 a 40 °C) que cede en 4 a 5 días.
Puede estar acompañada cefalea frontal intensa, postración, malestar general, debilidad, escalofríos,
dolores óseos, mialgias y artralgias, náusea, vómito, anorexia y diarrea.

-Estos signos pueden progresar hacia un cuadro neurológico de encefalitis (convulsiones, alteración del
estado de la conciencia, desorientación, somnolencia, letargo, hiperacusia), los cuales aparecen a partir
del quinto día de la enfermedad.

-En casos graves de encefalitis se puede desencadenar la muerte.

Diagnóstico

-Diagnostico virológico: Aislamiento viral o RT-PCR en tejidos, sangre o líquido cefalorraquídeo (LCR).

-Diagnostico serológico: Determinación de IgM o de IgG durante fase aguda (1 a 7 días después de la
aparición de síntomas) y en la fase de convalecencia (14 días después de iniciados los signos), usando
ELISA, técnica de inhibición de la hemoaglutinación, neutralización o similares.

Tratamiento

No hay tratamiento antiviral específico, las medidas de atención primaria incluyen reposo absoluto,
hidratación adecuada y terapia sintomática.

Factores de riesgo y prevención

Dada la rapidez con la cual las epidemias y epizootias de EEV se diseminan en las diferentes áreas
geográficas, se requiere una intervención de emergencia efectiva; una vez caracterizado un foco de EEV
en la zona, se realizan las acciones de control de foco.

Los virus de la influenza

Existen dos tipos de virus de influenza (gripe): A y B. Los virus de influenza A y B que generalmente se
diseminan entre las personas (virus de influenza humana) todos los años causan epidemias de influenza
estacional. Los virus de influenza tipo A pueden dividirse en diferentes subtipos dependiendo de los genes
que constituyen las proteínas de superficie. Durante el transcurso de la temporada de influenza, hay
circulación de los diferentes tipos (A y B) y subtipos (influenza A) que provocan enfermedades.

Tipos de virus de influenza

-Los virus de la influenza A y B son la causa de las epidemias de influenza estacional cada año.

-Cómo puede cambiar el virus de la influenza

-Los virus de la influenza pueden cambiar de dos maneras diferentes: transformación antigénica y
variación antigénica.

-Imágenes de virus de la influenza

-Gráficos de virus genéricos de la influenza

-Contagio de los virus de influenza de animales a personas


-Los virus de la influenza A también pueden ser hallados en diferentes animales como son patos, pollos,
cerdos, ballenas, caballos y focas.

-La caracterización antigénica de los virus de influenza

-La influenza H1N1 2009

-El virus de la influenza tipo A (H1N1) que surgió en 2009 causó la primera pandemia de influenza en más
de 40 años.

¿Qué es el rotavirus?

Este virus produce una infección intestinal (o gastroenteritis) que es la causa más común de diarrea severa
en niños, especialmente entre los 6 meses y 5 años de vida. En los casos más graves, la deshidratación
generada puede llegar a ser mortal.

Los adultos también pueden infectarse, aunque la enfermedad tiende a ser leve.

Este virus es muy contagioso, por lo que cualquier niño puede contagiarse.

¿Cómo se transmite?

El rotavirus puede sobrevivir durante varias horas en las manos, y durante días en superficies sólidas como
mesadas, pasamanos, utensilios, etc. La principal vía de contagio es la fecal-oral, por lo que puede ser:

De persona a persona: Esto ocurre cuando una persona sana toca partículas de materia fecal de una
persona infectada con el virus, y sin darse cuenta las introduce en su boca (por ejemplo, por no lavarse
las manos adecuadamente).

La persona que padece la enfermedad mantiene su poder infeccioso en la materia fecal durante una
semana.

Consumo de agua o alimentos contaminados con el virus. Contacto con superficies en las que perdura el
virus (un pañal, un juguete, ropa de cama, etc.).

¿Cuáles son sus síntomas?

Básicamente, se manifiesta como una gastroenteritis de 3 a 8 días de duración, con:

-Vómitos explosivos.

-Diarrea acuosa a repetición (hasta 20 deposiciones por día).

-Fiebre.

-Dolor abdominal.

El mayor peligro es la deshidratación, la que puede llegar a provocar la muerte, en especial en los bebés
y niños pequeños. Por eso, ante la presencia de estos síntomas es importante acudir al médico
rápidamente a un centro de salud.

Si el niño no tolera el tratamiento de hidratación oral (por vómitos) puede ser internado para recibir
hidratación por vía endovenosa.

¿Cómo se puede prevenir?

Se deben tomar medidas de cuidado e higiene ambiental que incluyan todos los utensilios y también los
alimentos:

-Lavarse las manos con agua y jabón, en especial después de ir al baño y/o cambiar pañales, y antes de
comer.
-Consumir agua segura. Si no hay seguridad de que el agua sea potable, es preciso hervirla o potabilizarla
con dos gotas de lavandina por cada litro de agua.

-Mantener la lactancia materna durante el primer año de vida de los bebés, ya que disminuye el riesgo de
contagio de esta infección en un 50%.

Frente a cuadros de gastroenteritis (diarrea y/o vómitos) se recomienda aumentar la frecuencia de la


lactancia (leche materna) en el caso de los bebés, y brindar permanentemente agua a los niños más
grandes, a fin de evitar la deshidratación, antes y después de realizar la consulta con el médico.

También ofrecerles una alimentación adicional y adecuada y/o recibir más leche materna al día, durante
dos semanas como mínimo. Esto le ayudará a recuperar al niño la energía perdida como consecuencia de
la afección.

Asimismo, se recomienda que los niños con diarrea no asistan a la guardería o jardín maternal, a fin de
evitar el contagio hacia otros niños.

Actualmente, existen dos vacunas para la prevención de esta enfermedad. En los casos en que se
recomiende su aplicación, el esquema de vacunación consiste en la administración de 2 ó 3 dosis según
la marca comercial a partir de los 2 meses de vida

¿Qué es el adenovirus?

De acuerdo con Ricardo Rojas, director de salud pública de la Secretaría de Salud, este es un virus que
afecta los tejidos glandulares y respiratorios, así como el aparato gastrointestinal. El funcionario aseguró
que es un virus de circulación común pero que este año su comportamiento es más agresivo. El adenovirus
varía según el tipo, todos son transmitidos mediante el contacto directo, la transmisión fecal-oral, y
ocasionalmente mediante transmisión por agua. Algunos tipos son capaces de establecer infecciones
persistentes y asintomáticas en las amígdalas e intestinos de personas infectadas

La Secretaría Distrital de Salud, dentro de la vigilancia especial e intensificada, evidenció un aumento del
adenovirus para lo corrido de este año, con un 19,5% de circulación frente a un 17,4% para el año 2010.

Síntomas Ricardo Rojas explicó que los síntomas más comunes son la dificultad respiratoria, fiebre alta,
decaimiento, inapetencia y deshidratación. Sin embargo hay otros síntomas que indican cuando una
persona tiene el virus

Respiración rápida: Niños menores de 2 meses que respiran más de 60 veces por minuto. Los menores de
2 a 11 meses que respiran más de 50 veces por minuto. Niños de 1a 4 años que respiran más de 40 veces
por minuto. Hundimiento de costillas y/o ruidos extraños (silbidos) al respirar: El niño o la niña no puede
comer o beber nada y vomita todo. Menor de dos meses que presenta fiebre y mayor de 2 meses que
presenta El menor esta anormalmente somnoliento/a y no despierta con facilidad. Presenta ataques o
convulsiones. Recomendaciones Ubicar el paciente sospechoso o confirmado de VSR, Para influenza,
Adenovirus, u otra infección viral del tracto respiratorio en una habitación privada, de ser posible, o en
una habitación con otros pacientes con la misma enfermedad pero no con otras enfermedades

En lo posible, realizar oportunamente pruebas de diagnóstico viral y de hemocultivos por laboratorio en


pacientes que son admitidos con o que desarrollan síntomas de una infección viral del tracto respiratorio
después de la admisión en las instituciones prestadoras de servicios de salud para permitir que las
precauciones de control de infecciones sean las mínimas requeridas para cada paciente con infección viral
específica

Limitar a propósitos esenciales los movimientos y traslados de la habitación de un paciente sospechoso o


confirmado de Adenovirus. Si el traslado o el movimiento es necesario, minimizar las dispersiones de
goteo del paciente haciendo que use una mascarilla

Limitar las visitas: No permitir que personas con síntomas de infección respiratoria visiten pacientes
pediátricos, inmuno-suprimidos o con enfermedades crónicas
Practicar y mantener hábitos higiénicos como el baño diario de niño/a con agua y jabón; en especial el
lavado frecuente de las manos, siempre después de ir al baño y antes de comer

¿Qué Es El Astrovirus?
El Astrovirus es un agente infección que causa gastroenteritis. Afecta a algunas especies de aves y
mamíferos, incluidos los seres humanos, vacas, ovejas y pollos. Toma su nombre de la palabra griega que
significa "estrella" debido a su forma. Al igual que otros virus, que ataca a las células en su huésped con
el fin de replicó a sí mismo.

Se descubrieron en 1975 el uso de microscopios electrónicos después de un brote de diarrea. El astrovirus


era parte de una familia recientemente descubierta del virus llamado astrovirus. Hay dos tipos principales
de astrovirus: mamastroviruses afectan a los mamíferos y las aves influencia avastroviruses. Estos se
desglosan por especie y que afecte a sus serotipos. Un serotipo es poca variación en la forma de los virus
básicos ', y hay siete serotipos conocidos del astrovirus humano. El virus se presenta como una estrella
con cinco o seis bits, de ahí su nombre, y se trata de 28 a 35 nm o nanómetros de diámetro. Su cápside o
envoltura proteica, es icosaédrica en forma y no se envuelve. El genoma del virus es una sola cadena de
ácido ribonucleico (ARN).

¿Qué Es El Norovirus?

Los norovirus son un grupo de virus que causan la “gripe estomacal,” o gastroenteritis.

¿Cuáles son los síntomas?

Náusea

Vómito

Diarrea

Calambres estomacales

Fiebre

Escalofríos

Dolor de cabeza

Dolor muscular

Una sensación general de cansancio

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