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Universidad de Chile

Facultad de Derecho
Departamento de Derecho Privado
Derecho Civil VII
Prof. Andrés Rioseco López y Francisco Gonzales Hoch

Tratativas precontractuales y la venta de cosa ajena

IGNACIO ANTONIO RÍOS RABÍ


2017
1. ¿Qué posibilidades de actuación tiene Carmen en contra de Felipe?
Las posibilidades de Carmen dependen de la factibilidad de imputar responsabilidad a
Felipe porque ese antecedente justifica activar el aparato judicial en su contra. Sin embargo, esta
tarea resulta difícil porque la negociación entre las partes no llegó a la etapa donde se perfecciona
el contrato, fuente de obligaciones. Aún no se forma el consentimiento. Esto es problemático por
dos razones. Primero, porque en el Código civil y en la legislación chilena en general, no están
reguladas las actuaciones preliminares previas a la celebración de un contrato. La excepción es el
Código de comercio, que, no obstante, regula en forma detallada la formación del consentimiento,
desconoce relevancia jurídica al proceso anterior a la formulación de la oferta, presupone que una
de las partes ya formó su voluntad y que solo falta la aceptación de la contraparte para dar lugar a
una obligación, pero partir desde esa presunción no es correcto en todos los casos. En consecuencia,
esta excepción no salva el problema.1 Y, segundo, como consecuencia de lo anterior, la doctrina y
jurisprudencia clásicas han considerado que los actos o contratos preparatorios carecen de valor
jurídico, con la gran excepción, ciertamente, del contrato de promesa.2
Este estado de cosas se explica en parte porque la regulación del ámbito contractual en Chile
se rige principalmente por el principio de autonomía de la voluntad. Dicho principio se manifiesta
esencialmente en otro principio: la libertad contractual, de acuerdo con el cual se presupone que
todos somos fundamentalmente libres para decidir si contratar, en qué condiciones contratar y con
quién contratar. Se asume un plano de igualdad entre las partes donde la libertad contractual
aparece como la mejor garantía que pueden tener las personas de sus propios intereses.3
Sin embargo, la doctrina y la jurisprudencia se han visto en la necesidad de reconocer casos
de responsabilidad precontractual en la formación de los contratos porque la libertad contractual
no constituye garantía suficiente.4 La historia de este reconocimiento parte en las normas del
Código de Comercio como única fuente en nuestro ordenamiento que consagra situaciones de
responsabilidad civil precontractuales. Pero, este código se refiere solo a casos donde la voluntad
de una de las partes ya está completada, como se dijo. Fue necesario desprender de ellos criterios
extrapolables a otros casos de daños precontractuales donde no hubiese una oferta formulada. Es
así como se formula el concepto de responsabilidad precontractual.5
A pesar de tal tendencia, no debe olvidarse que sigue rigiendo en nuestro derecho civil la
libertad contractual y otros principios relacionados como el de libre circulación de bienes6. En
efecto, nuestros tribunales han sido especialmente cautos en el reconocimiento de responsabilidad
en esta fase de las negociaciones contractuales. Detrás de este comportamiento se observa el valor
que se otorga a los principios mencionados. En este sentido se ha señalado que los casos en que se
puede exigir responsabilidad precontractual se limitan solo a aquellos en que “una parte ha abusado
de la confianza de su contraparte infringiéndole daño”7.
Un caso que puede originar responsabilidad precontractual es el retiro injustificado de las
negociaciones. Se ha hecho un esfuerzo por definir los rasgos más característicos de esta conducta
que son: “a) la presencia de un acuerdo reciproco de las partes para entrar en negociaciones (…);
1
De acuerdo con CELEDÓN y SILBERMAN el Código de Comercio si bien suple un vacío sensible en nuestra legislación porque estipula cuándo
se formará el consentimiento, no reguló el paso anterior. Es decir, no reguló las tratativas preliminares que son donde la voluntad de contratar de las
partes adquiere forma y contenido, quitándole eficacia jurídica a dichos actos preparatorios. Parte el Código en el presupuesto que una de las partes
ya tiene una oferta completa y seria y que solo falta la aceptación de la contraparte, en: CELEDÓN, Rosario y SILBERMAN, Patricia.
Responsabilidad precontractual por ruptura de negociaciones precontractuales. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2010, pp. 108 y 109.
2
CELEDÓN, Rosario y SILBERMAN, Patricia. op. cit., p.10.
3
Ibidem, pp. 105 a 107.
4
Ibidem, p. 114
5
Ibidem, pp. 108-114.
6
ROSENDE, Hugo. Principios que rigen el Libro Primero del Código Civil, la Ley de Matrimonio Civil y los regímenes matrimoniales, y el Libro
Segundo del Código Civil. En: Revista Actualidad Jurídica N°31, 2015, p. 94.
7
BARROS BOURIE, Enrique. Tratado de Responsabilidad Extracontractual. Editorial Jurídica de Chile, 2010, [nota 172]. p.1008.

1
b) el retiro arbitrario de las negociaciones por una de las partes (…), y c) la existencia de perjuicios
ocasionados por la ruptura de las negociaciones”.8 Vamos a precisar la letra b), dado que el retiro
arbitrario no significa per se, a nuestro parecer, un caso donde se debiese hacer responsable a quien
se desiste porque forma parte de la legitima libertad contractual que se otorga a cada parte en una
negociación. Arbitrario según la RAE significa: “Sujeto a la libre voluntad o al capricho antes que
a la ley o a la razón”9. Parece que nos encontramos aún en el ámbito donde la libertad contractual
debe ser respetada. Como señalamos más abajo, debe existir al menos dolo o negligencia, que deje
entrever la mala fe que hubo en la negociación, para imputar responsabilidad.
La responsabilidad precontractual se ha justificado en los siguientes fundamentos: la
doctrina del abuso del derecho, la de los actos propios, la protección de la buena fe y la infracción
a un deber de cuidado que deben observar las partes en la etapa precontractual. La dos últimas nos
parecen las más plausibles porque logran de mejor forma un equilibrio entre los intereses en juego.
Por una parte, la férrea consagración de la libertad contractual como expresión de la autonomía de
la voluntad y, por otra, la protección del patrimonio ajeno, como una manifestación del principio
de la protección de la buena fe. Así, la necesidad de una infracción a un estándar exigible a las
personas en el tráfico jurídico cotidiano es un límite suficiente para no inhibir en exceso la libertad
de contratación, pero al mismo tiempo, dicho estándar constituye el debido respeto a la buena fe
para el correcto funcionamiento de la sociedad y de la misma circulación de bienes.10 Cabe señalar
que no la doctrina ni la jurisprudencia han establecido cuál es el fundamento preciso de la
responsabilidad precontractual se busca exaltar la ilicitud de la conducta usando todos. Sin
embargo, esto genera incertidumbre sobre cuál es finalmente el comportamiento debido en la etapa
de formación de la voluntad contractual.
Pasando a otro tema, para celebrar un contrato de compraventa o una prestación de
servicios, típicamente hay una oferta y una aceptación. Así sucede por lo general en las relaciones
de consumo. Sin embargo, en otros casos, sucede que la lógica oferta-aceptación es insuficiente y
las partes entran en un proceso de indefinición de los términos y condiciones en que el contrato se
celebrará. Se hace necesario diseñar instituciones que permitan asegurar pactos parciales o dar
garantías en el proceso, para que la negociación no se atasque.11 Los memorándums de
entendimiento, en forma muy general, “figuran pactos sobre la intención clara de contratar,
lineamientos generales del futuro contrato, acuerdos parciales alcanzados que serán incorporados
al texto definitivo e incluso un borrador casi definitivo del contrato”12. En general, se trata de
instituciones ambiguas sin una definición única. Por regla general, no son vinculantes per se dado
que siguen formando parte de negociaciones. No obstante, este documento se puede formular de
tal forma que configure un acuerdo vinculante e incluso pactar cláusulas de indemnización.13
La etapa precontractual entre Carmen y Felipe se caracteriza por el vendedor que está de
mala fe (venta de cosa ajena); además, se trata de una negociación prolongada en el tiempo donde
se producen ofertas y contraofertas entre las partes para determinar el precio; debido al
desconocimiento técnico del vendedor requieren de una tasación de la casa rodante, sin embargo,
obtenida toda la información necesaria Felipe no celebra el contrato definitivo firman en cambio
un memorándum de entendimiento en el que se detalló algunos datos.

8
CELEDÓN, Rosario y SILBERMAN, Patricia. op. cit., p. 115.
9
Diccionario de la Real Academia Española, recurso en línea, en: http://dle.rae.es/?id=3QAUXFg.
10
CELEDÓN, Rosario y SILBERMAN, Patricia. op. cit., p. 118-132.
11
PARRA, Nicolás. La autorregulación de los tratos preliminares. Análisis de las cartas de intención, memorandos de entendimiento y buena fe
precontractual. En revista de Derecho Privado N°50, 2013, Universidad de los Andes, Colombia. pp. 4 y 5.
12
Ibidem, p. 8.
13
Ibidem, p. 12.

2
Las posibilidades de actuación de Carmen son, aunque algo forzadas, las siguientes14:
demandar responsabilidad precontractual basado en los fundamentos expuestos en el siguiente
párrafo, y solicitar la íntegra indemnización de los perjuicios producidos.
La negligencia de parte de Felipe consiste en celebrar un contrato preparatorio -que, de
acuerdo con la jurisprudencia, tiene plena validez15- y se traduce en una grave desconsideración de
los intereses de Carmen que lo hacen responsable de los daños que sufre.16 Se entremezcla, la
negligencia de Felipe, con una infracción al deber general de buena fe.17 Así, de los hechos se
puede observar la construcción de una legítima expectativa respecto de Carmen en cuanto a la
celebración seria de una negociación suficiente que justifica las inversiones que hizo.

2.1. ¿Cuál es la obligación esencial del vendedor?


La primera obligación que tiene el vendedor es la de dar o entregar la cosa. Pero, estos no
son conceptos sinónimos. Por el contrario, detrás de la diferencia entre estos conceptos aparece una
de las controversias jurídicas más interesantes del Derecho Civil chileno. Precisamente, determinar
cuál es la obligación esencial del vendedor. En esencia, la diferencia entre ambos conceptos, dar y
entregar, radica en que uno implica la transferencia del dominio y el otro no.18
Don Arturo Alessandri Rodríguez es, sin duda, el mayor exponente de la doctrina que
defiende la obligación no traslaticia de dominio.19 Fundamenta su interpretación, entre otros
argumentos, en que nuestro Código habría recogido la tradición romana del contrato de venta,
donde la transferencia del dominio no era obligatoria, aunque podía pactarse que así fuese.20 La
obligación del vendedor para esta interpretación es la entrega de la cosa vendida y, esta consiste en
dar la posesión jurídica y material de la cosa a través de la tradición, la que debe permitir al
comprador disfrutar de la tenencia de la cosa como señor y dueño en forma tranquila y pacífica.21
En la práctica el vendedor de todas formas transfiere el dominio porque la forma de cumplir su
obligación es a través de la tradición.22
Nuestra jurisprudencia, sumándose a esta doctrina, ha definido el alcance de esta obligación
de entregar.23 La Corte Suprema ha señalado “Considerando séptimo: Que, en virtud de la
obligación de dar la cosa vendida, que el contrato impone al vendedor, contrae este la de entregar
o transferir al comprador todos sus derechos en la cosa. Por esto, pesa sobre el vendedor la
obligación de entregar el dominio, si es dueño de la cosa o la simple posesión con arreglo a la ley,
si solo es poseedor de lo vendido, como sucede en el caso de la venta de cosa ajena”.24
En suma, la doctrina nacional y la jurisprudencia de los tribunales aceptan esta
interpretación de forma mayoritaria.25 La obligación del vendedor no es transferir el dominio, su

14
Decimos algo forzada porque a nuestro parecer en contra de Felipe Carmen no tiene derecho de actuación debido a que, si bien se desarrolla un
proceso de negociación entre ambos en ningún momento Felipe manifiesta conformidad con la oferta de Carmen, incluso en el momento de conocer
el precio de mercado de la casa rodante, a través de un peritaje imparcial y autorizado, tampoco se convence lo suficiente como para celebrar el
contrato definitivo. Sumado a los principios que rigen nuestro sistema -mencionados supra- y al principio caveat emptor derivado de los anteriores
creemos que no puede hacerse responsable a Felipe sin un detrimento excesivo de la libertad contractual.
15
“Se sigue de estas premisas, que el establecimiento por la ley de un tipo determinado de contrato preparatorio no impide como tampoco excluye
la posibilidad concluir otros que de mejor manera satisfaga las necesidades de las partes” Considerando décimo. C.S., 12 de abril de 2012, rol
n°218-11 [en: www.pjud.cl].
16
Concepto que entrega el profesor Barros de culpa grave, BARROS, Enrique. op. cit., pp. 158 y 159.
17
DUCCI, Carlos. Derecho Civil, Parte General. Cuarta edición. Santiago, Editorial Jurídica de Chile. 2013. pp. 28-31.
18
ALESSANDRI R., Arturo. De la compraventa y la promesa de venta. Tomo I. Volumen II., Editorial Jurídica de Chile, 2011, p. 577.
19
Ibidem, p. 19.
20
ALESSANDRI R., Arturo. op. cit. pp. 654 – 659.
21
Ibidem, p. 660.
22
Ídem.
23
DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. La protección del vendedor en la venta de cosa ajena. En: Revista Chilena de Derecho, vol. 42 N°3,
2015, p.
24
C.S., 31 de mayo de 2005, rol n°3558-03 [en: www.vlex.cl. Cita online: VLEX-30941865].
25
DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. op. cit., pp. 789-796.

3
obligación es que el comprador adquiera la posesión legal y material de la cosa, que esta le sea útil
de tal forma que pueda gozar de ella como señor y dueño y, que se mantenga de forma pacífica en
el tiempo y en caso de turbación el vendedor sanee, en virtud de su obligación de garantía.
Finalmente, esta situación jurídica y fáctica conllevaría a la posibilidad de adquirir el dominio de
la cosa por prescripción adquisitiva.
Uno de los argumentos más fuertes para sustentar que la obligación del vendedor no es
transferir el dominio es la posibilidad de vender una cosa ajena. En contra de este argumento se ha
dicho, por quienes si creen que hay obligación de transferir el dominio, que la compraventa no es
un modo de adquirir, sino que es una fuente de obligaciones. Para celebrar una compraventa no
requiero tener el dominio, pero me obligó a transferirlo porque esta es la función del contrato, crear
dicha obligación.26 En este mismo sentido se niega que las obligaciones de garantía sean prueba de
que no es necesario transferir la propiedad, la obligación de evicción solo tiene sentido en caso de
que la obligación del vendedor sea la transferencia del dominio, porque por cuál otra razón estaría
obligado a mantenerlo.27 Otros artículos en los que se puede sustentar la tesis de que es obligación
del vendedor transferir el dominio son el 680, 703, 706, 1575 1793 y 1824.28
DIEZ PICAZO asevera, en otra interpretación que la obligación del vendedor puede
consistir en transferir el dominio, en base al principio general de la buena fe. Habría dos casos:
cuando el vendedor conoce la confianza del comprador de adquirir el dominio por medio del
contrato y, cuando al vendedor le conste que las finalidades económicas del comprador solo podrán
cumplirse si adquiere el dominio sobre la cosa.29 En estos casos, no trasferir el dominio es incumplir
las obligaciones que emanan de la buena fe y darían origen a responsabilidad civil.

2.2. ¿Felipe cumplió con dicha obligación?


La venta de cosa ajena es válida, dice el Código, en consecuencia, debemos constatar que
el comprador no podrá alegar la nulidad del contrato de compraventa.30 La pregunta radica entonces
en si el hecho de que el vendedor vendió una cosa que no tenía derecho a vender es un
incumplimiento de su obligación.31
Como dijimos un poco más arriba, la obligación del vendedor es entregar la posesión
pacífica al comprador. No sin algunas prevenciones, creemos que, desde un punto de vista práctico
y de utilidad social, la doctrina que no obliga a la trasferencia del dominio es la buena doctrina,
En el entendido que entregó la posesión material y la posesión legal, ya que puso a
disposición del comprador la casa rodante y también efectúo su tradición, otorgando a Raúl un
título que justifica su posesión, Felipe ha cumplido con lo que nos parece son las obligaciones que
emanan del contrato de compraventa para el vendedor.32 Sin embargo, se han propuesto otras
26
Ibidem, pp. 790 y 791 [nota n°27].
27
Ídem.
28
Ídem.
29
Véase DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. op. cit., p. 809., y DE LA MAZA, Iñigo. La obligación de transferir el dominio en la
compraventa. El mercurio legal, Santiago, 27 de abril de 2012.
30
Sin embargo, pueden advertirse algunos intentos de la doctrina de encontrar posibles defensas del comprador de una cosa ajena en defectos del
acto jurídico, como la falta de consentimiento o vicios en él, referencia en DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. op. cit., pp. 804 y 805.
31
DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. op. cit., p. 789.
32
Las obligaciones del vendedor fueron desarrolladas supra, pero queremos precisar ellas con la aplicación del artículo 1548 CC del cuál emanan
algunas para este caso. La tradición de un vehículo motorizado se rige de acuerdo con las reglas generales para los bienes muebles (art. 684 CC).
La compraventa de este tipo de bienes no exige solemnidad, sin embargo, la escritura pública y la inscripción en el Registro de Vehículos
motorizados, son para efectos de prueba y legalidad, no de validez de la tradición TORRES, Ricardo. Compraventa de Vehículos Motorizados,
Obligación de entrega y buena fe. Corte Suprema, 2 de septiembre de 2014, Rol N°14243-13. pp.194 y195. Como elemento adicional que prueba
el cumplimiento del vendedor nos remitimos al siguiente fallo: “El artículo 1.815 dispone que pueden venderse las cosas ajenas. Si estuviera obligado
a proporcionar el dominio de la cosa al comprador, podría vender únicamente aquéllas sobre las cuales tuviera un derecho de propiedad, ya que no
puede transferir el dominio el que no lo tiene. De modo que mientras el comprador goce de la cosa pacíficamente, sin ser molestado por nadie, no
tiene acción de ninguna especie contra su vendedor, por haber cumplido con su deber de entregar a este último la posesión tranquila y pacífica del
bien”. C.S., 26 de septiembre de 2011, rol n°9480-09 [en: www.vlex.lc. Cita online: VLEX-333037194]. Considerando octavo.

4
formas de incumplimiento contractual del vendedor de una cosa ajena. Una de ellas, fue
desarrollada algunos párrafos más arriba. Podría pensarse que Raúl tenía la legítima confianza de
adquirir el dominio de la casa rodante por medio del contrato, elementos objetivos de prueba son
que pensó estar tratando con el dueño (se lo preguntó) y, más determinante, el elevado precio
ofrecido presupone que está adquiriendo el dominio. De igual manera se puede decir que cuando
hay dolo del vendedor por conocer que la cosa es ajena, hay incumplimiento. Habría tres requisitos
para configurar esta hipótesis: primero, tratándose de dolo in contrahendo, deberá existir al
momento en que se perfeccione el contrato; segundo, debe haber intención del vendedor de ocultar
dicha información y obtener un ventaja; finalmente, el contrato debe tutelar en alguna forma la
intención del comprador de adquirir el dominio de la cosa, así, que la cosa sea ajena podrá, al
margen de la evicción, constituir incumplimiento.33 El incumplimiento es concebido, en ambas
hipótesis como una infracción al principio de la buena fe. Felipe se comportó dolosamente al dar a
entender por medio del cartel que colgó en la casa rodante que era el dueño y al responder a Raúl
que él era el dueño. Considerando la legítima confianza del comprador de adquirir el dominio y la
conducta dolosa del vendedor para engañar, habría incumplimiento contractual de parte de Felipe.
La fuente de la obligación incumplida es en exclusiva la buena fe, es decir, emana de la naturaleza
del contrato, o de lo que por la ley o la costumbre se entiende pertenecerle (art. 1546 CC). Sin
embargo, esta hipótesis, aunque plausible, no se ha consagrado jurisprudencialmente en nuestro
medio por lo que preferimos solo consignar esta posibilidad y señalar que el vendedor sí cumplió
con su obligación porque entregó la posesión pacífica y tranquila de la cosa al comprador.

2.3. Ante el incumplimiento. ¿qué acciones puede hacer valer el comprador?


Nuestro ordenamiento jurídico otorga al comprador un conjunto de acciones que puede
ejercer en caso de que no esté conforme respecto de la cosa objeto del contrato o cuando el
vendedor ha incumplido sus obligaciones.34 Dentro del Código, hay que distinguir entre remedios
generales y otros, especiales para la compraventa. Así el título XXIII del libro IV del Código
establece reglas sobre remedios especiales, para ciertos tipos de entregas defectuosas: la evicción
y los vicios redhibitorios. También, en caso de incumplimiento del vendedor se puede recurrir a
los remedios que establece el régimen general, típicamente la resolución del contrato y la
indemnización de perjuicios. Así, se configura el amplio abanico de acciones que tiene el vendedor
para los casos de disconformidad con la cosa o incumplimiento del contrato.35
Raúl Martínez, el comprador, es sabido que recibe la notificación de una demanda
proveniente del dueño de la casa rodante. En el sistema del Código el comprador no tiene acción
contra el vendedor mientras este haya cumplido con su obligación de ponerlo en posesión pacífica
de la cosa para gozar de ella. Solo en caso de que dicha posesión sea turbada tendrá el comprador
derecho a demandar el saneamiento de la evicción.36 De acuerdo con el artículo 1839 el vendedor
está obligado a sanear las evicciones que tengan una causa anterior a la venta. El artículo 1843 CC
prescribe que el comprador tiene la carga de citar al vendedor para que concurra en su defensa bajo
apercibimiento de perder el derecho al saneamiento. La especificidad de esta acción -para el caso
que analizamos- puede verificarse en el artículo 1852 según el cual la obligación de restituir el
precio íntegro de la cosa es irrenunciable, sin embargo, cesará dicha obligación si el comprador

33
DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. op. cit., pp. 810 y 811.
34
CAPRILE, Bruno. Las acciones del comprador insatisfecho: el cúmulo actual y la tendencia al deber de conformidad. En: CORRAL, Hernán,
RODRIGUEZ, María (coords.), Estudios de Derecho Civil II, Santiago, Editorial Lexis Nexis, 2006, p. 630.
35
DE LA MAZA, Iñigo. Disconformidad jurídica: el alcance de las obligaciones del vendedor. Sentencia Corte de Apelaciones de Temuco, 25 de
septiembre del 2015. Rol 567-2015.En: Revista chilena de derecho privado, N°25. p. 222.
36
C.S., 26 de septiembre de 2011, rol n°9480-09 [en: www.vlex.lc. Cita online: VLEX-333037194] Considerando décimo.

5
tenía conocimiento de que la cosa era ajena. Solo al vendedor de buena fe se le reconoce el derecho
de restitución.
Ahora bien, si queremos hacer valer acciones que pertenecen al régimen civil general, se
requiere una hipótesis de incumplimiento contractual que no caiga en el ámbito de los remedios
especiales de la compraventa. Típicamente la acción de resolución con indemnización de
perjuicios, sin embargo, deberá probar incumplimiento de parte del vendedor en los términos
señalados supra.

BIBLIOGRAFÍA

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Editorial Jurídica de Chile, 2011.

BARROS BOURIE, Enrique. Tratado de Responsabilidad Extracontractual. Editorial Jurídica de


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CAPRILE, Bruno. Las acciones del comprador insatisfecho: el cúmulo actual y la tendencia al
deber de conformidad. En: CORRAL, Hernán, RODRIGUEZ, María (coords.), Estudios de
Derecho Civil II, Santiago, Editorial Lexis Nexis, 2006.

CELEDÓN, Rosario y SILBERMAN, Patricia. Responsabilidad precontractual por ruptura de


negociaciones precontractuales. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2010.

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En: Revista Chilena de Derecho, vol. 42 N°3, 2015.

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Santiago, 27 de abril de 2012.

DE LA MAZA, Iñigo, TORRES, Ricardo. La protección del vendedor en la venta de cosa ajena.
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DUCCI, Carlos. Derecho Civil, Parte General. Cuarta edición. Santiago, Editorial Jurídica de
Chile, 2013.

FERNANDEZ, María. La obligación principal del vendedor en la compraventa. Tesis para optar
al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Santiago, Universidad de Chile,
2016.

PARRA, Nicolás. La autorregulación de los tratos preliminares. Análisis de las cartas de


intención, memorandos de entendimiento y buena fe precontractual. En: revista de Derecho
Privado N°50, 2013, Universidad de los Andes, Colombia.
6
ROSENDE, Hugo. Principios que rigen el Libro Primero del Código Civil, la Ley de Matrimonio
Civil y los regímenes matrimoniales, y el Libro Segundo del Código Civil. En: Revista
Actualidad Jurídica N°31, 2015.

JURISPRUDENCIA

C.S., 31 de mayo de 2005, rol n°3558-03 [en: www.vlex.cl].

C.S., 26 de septiembre de 2011, rol n°9480-09 [en: www.vlex.cl]

C.S., 12 de abril de 2012, rol n°218-11 [en: www.pjud.cl].

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