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Ángel Silva

Desde que tengo memoria siempre fui una persona muy desconectada de todo lo
que me rodeaba y no le prestaba especial atención a nada de aquello que los demás
consideraban como “importante” como por ejemplo los estudios o la iglesia, a menos que
encontrara algo que me llamara la atención, por esa misma razón, la primera vez que el
grupo me dijo que probablemente haríamos el Trabajo de Campo en E.M.A.J.E.A, no
pensé nada especial de la institución y solo me dije que sería un Trabajo de Campo más y
solo había que hacerlo y ya. Todo cambio cuando llegamos por primera vez a la institución
y pude ver al entrar, que una especie de bosque era parte de la institución y a lo lejos
luego de un camino en bajada se podía ver una edificación bastante antigua de la cual
pensé que solo era una casa grande, luego nos confirmaron que ese era el edificio
principal de E.M.A.J.E.A. Cuando vi el bosque de árboles por primera vez me encantó y
entonces ahí recordé una de las razones principales por la cual le preste atención a la
iglesia por primera vez, más específicamente al grupo de Acción Católica Argentina al cual
me había unido cuando tuve 6 años ya que mis hermanas también iban y yo no me quería
quedar solo en casa los sábados. De la A.C.A no me llamaba la atención nada en especial
hasta que un año después fui de campamento con ellos, en mi primer campamento
fuimos a Tandil, y en el lugar en el cual acampamos había un bosque que me encantó, en
ese momento me di cuenta que quería conocer más paisajes llamativos como ese y por
eso decidí quedarme en la A.C.A. Ese bosque que se encontraba en Tandil era similar al de
E.M.A.J.E.A, por eso cuando vi el bosque de la institución me emocione mucho sin saberlo
y ese recuerdo de mi primer campamento cruzó mi mente por un instante. En ese mismo
campamento en Tandil visitamos El Calvario, que constaba de un sendero en subida a
través de un bosque y unas formaciones rocosas mientras llevábamos un bolso a cuestas
con el almuerzo y bastante agua. El recuerdo de El Calvario vino a mi mente la primera vez
que nos retirábamos de E.M.A.J.E.A ya que para salir de la institución debíamos subir el
camino hasta la salida y al costado se encontraba el bosque que era similar al de mis
recuerdos de campamento por eso me emocionaba cada vez que iba a la institución a
realizar observaciones o entrevistas.

Por otro lado las personas que constituían la institución siempre fueron muy
amables y cooperativas hacia nuestro grupo, haciéndonos dar cuenta de que la institución
está conformada de buena gente, feliz de trabajar ahí y también orgullosos de ser parte de
E.M.A.J.E.A. Gracias a este recibimiento tan positivo de parte de la institución estaba feliz
de que podamos hacer el Trabajo de Campo en tan hermosa institución. También estaba
feliz de poder disfrutar de la caminata que hacia entre el Jumbo y E.M.A.J.E.A que
constaba de un poco más de 20 cuadras de un barrio que me hacía recordar al barrio de
mi tío Miguel al que visitábamos durante las fiestas de fin de año cuando yo era pequeño.
Por todas estas razones la institución me llamo la atención y pude realizar el
Trabajo de Campo con mis compañeros con toda la atención que se merece tan hermosa
institución.

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