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¿Qué es un profeta?

La palabra profeta viene del griego "profetes" que significa "locutor". El


que dice lo que la divinidad le ha inspirado. En hebreo, se
dice "nabi" que significa "el que ha sido llamado" "el que tiene una
vocación".

La identidad profética tiene las siguientes características:


El encuentro con Dios,
El anuncio de la Palabra de Dios
La fidelidad a la Alianza.

El encuentro con Dios


Este encuentro le hace sentirse débil e incapacitado para la misión
que Dios le encomienda.
La conciencia de haber sido llamado por Dios es un elemento
fundamental en toda vocación profética:
El Señor me habló así: "Antes de formarte en el vientre te conocí;
antes que salieras del seno te consagré, te constituí profeta de las
naciones.
Yo dije: ¡Ah, Señor, mira que no sé hablar, pues soy un niño!
Y el Señor me respondió: No digas: Soy un niño, porque irás a donde
yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No les tengas miedo,
pues yo estoy contigo para librarte, oráculo del Señor". (Jer 1,4-8)

El anuncio de la palabra de Dios


La misión profética se realiza con palabras y con hechos, con ocasión
y sin ella amenazados o no por sus oyentes, lo mismo ante un rey que
ante el pueblo, sin miedo a ricos ni a los poderosos.

La fidelidad a la Alianza
El profeta es el centinela de la Alianza. Su misión consiste en
interpretar el sentido de la historia y de los acontecimientos de la vida
del pueblo a la luz de la fidelidad a la Alianza. Por eso, con frecuencia
interpretan las tradiciones de Israel y critican las situaciones vividas
por los hombres de su tiempo.

"Cuando extendéis las manos para orar, aparto mi vista, aunque


hagáis muchas oraciones, no las escucho, pues tenéis las manos
manchadas de sangre. Lavaos, purificaos, apartar de mi vista vuestras
malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprender a hacer el bien.
Buscar el derecho, proteger al oprimido, socorrer al huérfano,
defended a la viuda. Luego discutamos -dice el Señor- Aunque
vuestros pecados sean como escarlata, blanquearán como la nieve,
aunque sean rojos como púrpura, quedarán como lana. Si obedecéis y
hacéis el bien, comeréis los frutos de la tierra, si os resistís y sois
rebeldes, os devorará la espada. Lo ha dicho el Señor"(Is 1,15-20)

Esta misión se realiza de dos maneras: unas veces anuncian al


Mesías y levantan las cabezas abatidas de los hombres con el anuncio
del gozo y la salvación de Dios, otras denuncian el pecado del pueblo
en el orden religioso y moral. La edad de los profetas transcurre desde
el año 750 hasta el 400 antes de Cristo.
El profeta es alguien que tiene conciencia de haber sido llamado por
Dios para transmitir al pueblo la Palabra divina, anunciando la
salvación de Dios y denunciando la infidelidad del pueblo a la Alianza.

El mensaje de los profetas


El anuncio de los profetas se puede estructurar en torno a tres puntos:

La relación del ser humano con Dios


La condición pecadora del ser humano,
La fidelidad a la Alianza.

ALGUNOS PROFETAS:
PROFETAS MAYORES
a) Isaías: Vivió en el siglo VIII a.C. unos años antes del destierro. Es el
profeta mesiánico, cuya palabra golpea y consuela. Le tocó vivir la tiranía de
Asiria que conquistó, primero, el norte de Palestina, y luego, Jerusalén. Es
un profeta de ciudad y participaba activamente en los asuntos de la clase
dirigente. Interviene enérgicamente contra la corrupción de Judá y
Jerusalén. El libro del profeta Isaías ha sido escrito por varios profetas,
discípulos de Isaías.

b) Jeremías: Vivió en el siglo VII a.C. Profeta muy delicado, dotado de gran
sensibilidad; tímido y emotivo. En el pugnan la necesidad de paz y ternura
con la dureza del mensaje que tiene que anunciar, porque vivió momentos
terribles para su pueblo: el período de la humillación y del exilio. Dos yugos
uncían al pueblo: Asiria y Egipto. ¿Cómo sacudirse este yugo?
c) Ezequiel: Vivió en el siglo VII a.C. Es el profeta del cautiverio, del exilio a
Babilonia, a donde fue deportado. En su libro, lleno de esperanza y de
consejos, busca tener viva la fe del pueblo. Pero es un profeta de
personalidad compleja. Jerusalén estaba en poder de Babilonia. Y fue aquí
donde fue llamado por Dios para que llegara a ser “bandera y centinela”
para la “casa rebelde” de Israel (cap. 1, 2 y 3). Su misión se desarrolla toda
en el exilio, entre los desterrados. Es propenso al abatimiento, a visiones
raras, para nosotros. Pertenece a la casta sacerdotal o levita. Impulsor del
culto, los ritos y el anhelo de santidad.

d) Daniel: Vivió en el siglo VIII, pero el libro se escribió alrededor del siglo II
a.C., después del exilio. Es de carácter totalmente distinto a los anteriores.
La primera parte de su obra consta de narraciones en el período de
Babilonia; la segunda trata de visiones en las que se presentan las grandes
fuerzas impulsoras de la historia.

PROFETAS MENORES,
AMÓS: Es un profeta sumamente antiguo. Vivió 770 años antes de Cristo.
Era un pastor y recolector de higos, al cual Dios lo envió a avisar a las
gentes de Israel que si no dejaban de adorar a los ídolos y si los ricos
seguían explotando a los pobres, les llegarían terribles castigos. Las gentes
no le hicieron ningún caso, y hasta el Sumo Sacerdote Amasías de Samaria
trató de hacerlo callar. Amós le anunció a este hombre que a su familia la
iban a destruir y que a Amasías lo llevarían al destierro. Todo lo que Amós
anunció se cumplió a la letra y el pueblo de Israel fue llevado al destierro y
sus ricos quedaron en la miseria por no haber tenido compasión de los
pobres.

AGEO: redactó el escrito más corto del Antiguo Testamento, sólo tres
pátinas. Profetizó hacia el año 529 antes de Cristo, cuando los israelitas
volvieron del destierro. Su oficio es animarlos a construir el nuevo templo, y
prometer que desde el templo de Jerusalén, Dios enviará la paz (Esa paz
fue enviada definitivamente cuando en ese templo enseñó y predicó Cristo
Jesús).

OSEAS: fue el primero que escribió sus profecías. Vivió 750 años antes de
Cristo y su oficio fue echar en cara al pueblo sus infidelidades con Dios.
Este profeta estaba casado con una mujer que le fue infiel, pero por orden
de Dios la perdonó y la volvió a aceptar en su casa, y Dios le dijo: así me
sucede con esta nación: no hacen sino ser infieles conmigo, pero les
perdono y quiero seguir siendo su amigo siempre. Oseas es el profeta que
recuerda a las gentes el gran amor que Dios nos tiene a todos, a pesar de lo
malos que somos con Él.

JOEL: fue un profeta que vivió en el siglo V antes de Cristo. Su mensaje es


un llamado a hacer penitencia y a arrepentirse de los pecados, y es tan
impresionante que la Iglesia Católica lo hace leer cada año en todos los
templos en la misa del miércoles de ceniza.

MALAQUÍAS: profetizó hacia el año 515 antes de Cristo. Su mensaje va


dirigido contra los sacerdotes que no cumplen bien sus deberes y contra el
pueblo que se relaja en sus costumbres. Anuncia que llegará el día grande y
terrible de Yahvé, cuando Dios vendrá a juzgar a los pecadores. Malaquías
fue el que anunció que antes de la llegada del Mesías aparecería un
precursor para prepararle su venida.

SOFONÍAS: profetizó hacia el año 640 antes de Cristo. Anuncia que si la


gente no se convierte, llegará Dios con gran poder y severidad a juzgar a
los pecadores y a dar a cada uno su merecido.

NAHUM: fue el profeta que anunció la destrucción de Nínive, y los castigos


que iban a llegar a esta ciudad por sus crímenes y pecados. Todo sucedió
como él lo dijo.
SEGÚN LOS CRISTIANOS:

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