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Héctor Hernández Montecinos,
Compilador

Halo
[19 poetas nacidos en los 90]

J · C · Sáez Editor
Halo [19 poetas nacidos en los 90]
Para Alo G.H.

Aquellos Bergottes mozos –el futuro escritor con sus herma-


nos y hermanas– indudablemente no eran, ni mucho menos,
superiores a otros jóvenes más finos y graciosos que tenían a
los Bergottes por muy bulliciosos, un tanto vulgares e irritan-
tes con aquellas bromas suyas, características del “género” de
la casa, medio simplón, medio presuntuoso. Pero el genio, y
aun un gran talento, proviene más bien que de elementos, in-
telectuales y de refinamientos sociales superiores a los ajenos,
de la facultad de transponerlos y transformarlos. Para calentar
un líquido con una lámpara eléctrica no se trata de buscar la
lámpara eléctrica más fuerte, sino una cuya corriente pueda
dejar de alumbrar, para derivarse y dar en vez de luz calor. Para
pasearse por los aires no se requiere el automóvil más potente;
lo que se necesita es un automóvil que no siga corriendo por la
tierra, que corte con una línea vertical la horizontal que seguía,
transformando su velocidad en fuerza ascensional. Y ocu-
rre igualmente que los productores de obras geniales no son
aquellos seres que viven en el más delicado ambiente y que tie-
nen la más lúcida de las conversaciones y la más extensa de las
culturas, sino aquellos capaces de cesar bruscamente de vivir
para sí mismos y convertir su personalidad en algo semejante
a un espejo, de tal suerte que su vida por mediocre que sea
en su aspecto mundano, y hasta cierto punto en el intelectual,
vaya a reflejarse allí: porque el genio consiste en la potencia de
reflexión y no en la calidad intrínseca del espectáculo reflejado.

En busca del tiempo perdido


(Volumen II, A la sombra de las muchachas en flor)
Marcel Proust

[5]
Lluvia o temblor

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Un país de juguetes
Sí, son poetas nacidos en los noventa. Esa es la primera expli-
cación que tuve que dar cuando comencé a armar esta antolo-
gía el año pasado. Muchos pensaron que se trataba de una con-
tinuación de otra aparecida hace algún tiempo en esta misma
editorial1, que efectivamente era de poetas que comenzaron
a publicar en dicha década y con cuyo título y subtítulo quise
crear una zona de tensión y diálogo. Nada más. Comparten un
tiempo, es verdad, uno ciertamente espantoso y anómico, pero
entre ambas promociones no sólo hay una infancia, que es
un modo de decir una vida, que los separa sino un país com-
pletamente distinto. Los primeros nacieron entre fines de los
sesenta y comienzos de los setenta por lo que el contexto de su
niñez será plena dictadura. En el prólogo del libro recién men-
cionado, Francisca Lange contextualiza a estos poetas como
“los niños de los ochenta” y señala entre otras características
la influencia de la televisión a tal punto de convertirlos en “la
primera generación de niños chilenos propiamente televisiva”.
Este dato no es menor, ya que como señala Luisa Eguiluz2
sobre estos autores:

En esa época surgen otras voces, aún cautivas de lo que suce-


dió en su infancia, y que observan el exterior como desde una
cámara, mostrando la vertiginosidad de los cambios que los
hace verse perdidos en la ciudad.

1
Lange, Francisca. Diecinueve (poetas chilenos de los noventa): Santiago: J.C.
Sáez editor, 2006.
2
Eguiluz, Luisa. Las Últimas Noticias, 27 de mayo, 2014.

[7]
Esta sentencia es muy clara en mucha de esta poesía,
pero sobre todo en algunos autores de entre ellos que ac-
tualmente se han dedicado a la narrativa como Alejandro
Zambra o Leonardo Sanhueza vitalizando y visibilizando
un corpus principalmente de novelas al que se ha llamado
“literatura de los hijos”, nombre de uno de los capítulos
de Formas de volver a casa3 del propio Zambra. En el artí-
culo “Nosotros, los culpables”4, Lorena Amaro analiza del
mismo autor, Mis documentos5, pero regresa a la anterior y
abre un panorama para llamar la atención de que ya desde
comienzos del nuevo siglo, e incluso un poco antes, existían
obras narrativas con ese registro tal como En voz baja6 de
Alejandra Costamagna o Mapocho7 de Nona Fernández, aun-
que se olvida, por ejemplo, Memorias prematuras8 de Rafael
Gumucio. La académica agrega:

Si me refiero a todos esos libros, es para decir que no basta con


que hayan existido: para que un problema exista en el mundo
del pensamiento, de la cultura, alguien debe darle nombre y
ese nombre no llegó ahí, con ellos, sino que llegó más bien
con la novela de Zambra, una novela que en otros artículos he
llamado “de tesis”. Es el momento en que se nombra, el que
moldea un problema, lo hace visible.

La literatura de los hijos en Chile, a diferencia de lo que


ocurre en Argentina, donde existen otros humores para en-
frentar el tema -sin exceptuar el desparpajo-, es una literatura
cargada de culpas. Quizás porque la dictadura fue tan larga
que dio tiempo a que los niños crecieran y entendieran lo
que estaba ocurriendo, pero no duró tanto como para que

3
Zambra, Alejandro. Formas de volver a casa: Barcelona: Anagrama, 2011.
4
Amaro, Lorena. “Nosotros, los culpables”. Revista virtual 60 watts, 9
de enero, 2014.
5
Zambra, Alejandro. Mis documentos: Barcelona: Anagrama, 2013.
6
Costamagna, Alejandra. En voz baja: Santiago: LOM, 1996.
7
Fernández, Nona. Mapocho: Santiago: Planeta, 2002.
8
Gumucio, Rafael. Memorias prematuras: Santiago: Sudamericana, 1999.

[8]
pudieran combatirla realmente. Como estudiantes secunda-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


rios esos niños alcanzaron a movilizarse tardíamente, en el
borde de un tiempo nuevo que los traicionó. Quizá la culpa
en estas historias tiene que ver con la falta de realizaciones,
con la ausencia de lo político en un tiempo que debió seguir
siendo de luchas. Culpa en el gesto conformista de esa clase
media que se esforzó por enviar a sus hijos a la universidad y
que votó por el “No” masivamente, pero que tras el cambio
de mando hizo la vista gorda y aprobó los “consensos”.
Pareciera ser que existiese una pulsión edípica y biopolí-
tica que crea la necesidad argumentativa de volver ahí, a ese
cruce entre infancia y dictadura, entre deseo y miedo. Tres
hechos concretos se suman a esta sincronía temática. El pri-
mero de ellos es el grupo de ensayos agrupados bajo el título
Hablan los hijos9 editado por Andrea Jeftanovic que amplía el
campo de lecturas a otros géneros y latitudes; la antología de
crónicas Volver a los 1710 a cargo de Óscar Contardo y el con-
greso “En el país de nunca jamás: narrativas de infancia en
el cono sur” realizado el 2 y 3 de octubre de 2013 en la Pon-
tifica Universidad Católica de Chile. Sean o no coincidencias
es cierto que la trama se hace recurrente desde hace unos
años. Moda editorial podrán decir algunos, la despolitización
nostálgica de la violencia dirán otros. No es el lugar aquí
para dicha discusión. “En el país de nunca jamás” fue donde
los ya mencionados Zambra, Costamagna, Fernández, Gu-
mucio, Jeftanovic o Contardo junto a una decena de otros
escritores, periodistas y especialistas del cine se dieron cita
refiriéndose al tema. Este último, en una entrevista11 sobre
Volver a los 17 señala que la clausura de los espacios públicos
fue un motor para que las personas se volcaran de manera
tan personal hacia el mundo de la televisión y agrega:

9
Jeftanovic, Andrea. Hablan los hijos: Discursos y estéticas de la perspectiva
infantil en la literatura contemporánea: Santiago: Cuarto Propio, 2011.
10
Contardo, Óscar. Volver a los 17: Recuerdos de una generación en dictadura:
Santiago: Planeta, 2013.
11
Contardo, Óscar. La Tercera, 31 de agosto, 2013.

[9]
Creo que ninguno de los autores extrañamos esa época. Ese
pasado de la infancia es un lugar que uno recurre para enten-
derse uno mismo. Aunque creo que hay un hilo conductor en
los relatos, que es el sentimiento del miedo.

Las preguntas que uno se puede hacer hoy es por los sig-
nificados que subyacen a ser niño en dictadura, a su inocen-
cia política, a su no-compromiso, a su irresponsabilidad ob-
via con respecto a los juicios que se han hecho con el pasar
de las décadas, a favor y en contra. Lo mismo sucede con
la espectacularización mediática que significó el boom de la
televisión y los medios en general a modo de correlato de la
economía del ‘milagro chileno’, la publicidad como disten-
sión de la lucha social y la sorprendentemente rápida subyu-
gación a la dictadura neoliberal de los que anteriormente se
habían reconocido como “pueblo”. ¿Qué hay de esa intoca-
bilidad en los ya adultos que vuelven a este lugar? ¿Cómo leer
dicho candor?, en el caso que lo fuera. A diferencia de estos
autores por ejemplo, Alberto Fuguet escribió y concluyó un
par de libros en dictadura que se publicarían poco tiempo
después del Plebiscito. Allí no es el niño el protagonista sino
el que media entre el adolescente y el adulto joven, aquel que
ya es punible de infringir la ley con el crimen, el consumo
de drogas o el robo a mano armada, pero que sobre todo
es consciente, como producto y síntoma de este cruce entre
mercado y medios. Algo que la gran mayoría de escritores y
artistas tanto a fines de los setenta como en los ochenta no
percibieron ni menos visualizaron en sus obras.
Si Amaro hablaba de una culpa y Contardo de un miedo
son justamente esos los principales efectos del éxito de la
Revolución de derecha que comenzó con Pinochet y que se
ha mantenido intacta en sus fundamentos a lo largo de cua-
tro décadas hasta el día de hoy. El Plebiscito es el hito que
marca la transición o también llamada postdictadura, que no
es más que el fin de la posibilidad de la vía armada en aras
de devolverle al Estado su poder mediante el reforzamiento

[ 10 ]
de sus instituciones, eso sí, sin tocar a los involucrados mi-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


litares y civiles en los casos de tortura y crimen político, la
privatización y el sistema binominal. Esa será la tensión de la
“alegría” prometida que nunca llegó y el clima anímico sobre
el que decantan los gobiernos transparentes de la Concer-
tación, la Alianza por el Cambio y la Nueva Mayoría, o lo
que he llamado post e hiperdictadura que corresponden a los
escenarios políticos durante los cuales nacen y crecen estos
nuevos autores que presentamos en este libro.
El nuevo milenio los alcanza en plena niñez, de hecho, el
mayor de ellos no habrá siquiera pasado su primera década
de vida, y el menor recién este año ha alcanzado la mayoría
de edad. Si bien es cierto, son parte también de una cultura
massmediática sus referentes son ya la televisión por cable, y
no la nacional, pero sobre todo el internet. De hecho para-
fraseando a Lange podríamos decir que es la primera gene-
ración de niños chilenos propiamente internauta. Asimismo,
la telefonía móvil, las redes sociales y las memorias extraíbles
son útiles escolares más en sus colegios o en los primeros
años de universidad a los que asisten. En una de las mesas del
Seminario Nueva Poesía Chilena celebrado en marzo de este
año, uno de ellos hablaba de la nostalgia que les producía
como generación no haber sido parte de la historia reciente
del país o en otras palabras su desvinculación temporal con
la dictadura en el contexto hoy de las nuevas revueltas polí-
ticas estudiantiles de las cuales muchos de los acá presentes
fueron protagonistas, líderes y férreos manifestantes. De allí
que con su sola irrupción en el medio se conviertan en una
pregunta a la autoridad literaria, o dicho de un modo paródi-
co, a la “literatura de los padres” por ser ellos parte de la de
los hijos de los hijos. A pesar de aquello, esta antología no
es edípica, pero sí pone en escena varios complejos del cam-
po cultural. Principalmente en escritores mediocres, críticos,
editores o académicos temerosos a cambios que ellos no po-
drán ni sabrán leer. Los principales estereotipos en reseñas,
dictámenes o ensayos tienen que ver con afirmar que los li-

[ 11 ]
bros de los poetas jóvenes, o las antologías que los incluyen,
son siempre obras en proceso y que la mayoría quedará en el
camino. Ese tipo de aseveraciones no se puede entender el
día de hoy más que con una teoría de hace ciento cincuenta
años que se llama darwinismo.
Un poema está consolidado de manera cabal o simple-
mente no es un poema. Toda la literatura reside en un cons-
tante proceso, abierto, rizomático, nómade, lo cual quizá sea
lo único interesante como fenómeno a lo largo de la civi-
lización, y por cierto, es lo que la mantiene unida a la vida
misma. Con respecto a la selección natural y el tentativo éxi-
to de ciertos autores y obras es evidente de que depende
de múltiples factores, demasiados. La mayoría de ellos son
prejuicios, autoridades intelectuales poco generosas o espa-
cios de caución que nada tienen que ver con el talento, pero
de entre todos éstos los menos importantes son justamente
los propios críticos, editores o académicos. La lista de errores
garrafales, asesinatos literarios e historias infames es lamen-
tablemente larga tanto en Chile como en el extranjero. Basta
recordar la carta del editor Marc Humblot a Proust cuando
este le mandó el manuscrito de En busca del tiempo perdido que,
entre otras cosas, dice: “Por más que me devano los sesos
no acierto a ver por qué alguien necesita treinta página para
describir cuántas vueltas da en la cama antes de dormir”12.

12
Bertolo, Constantino. El ojo crítico. Barcelona: Ediciones B, 1990. Vale
recordar que también André Gide como parte de la “Nouvelle Revue
Française” y asesor de Gallimard rechazó la novela y en carta a Proust le
comenta: Haber rechazado este libro quedará para siempre como el más
grave error de la ‘’NFR’’, y (como tengo la vergüenza de ser en gran parte
el responsable de esto) una de las tristezas, de los remordimientos más do-
lorosos de mi vida (…) Y ahora no me basta con amar este libro, percibo
que siento por él y por usted mismo una especie de afecto, de admiración,
de predilección singulares. No puedo seguir... Tengo demasiados remordi-
mientos, demasiados dolores. No me lo perdonaré jamás. (Cartas a André
Gide. Buenos Aires: Perfil Libros, 1999).

[ 12 ]
Es este Halo un libro con espacio y luz suficiente para

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


los más nuevos escritores, es más que el anuncio de lluvia o
temblor, no sólo porque reactualice un arte de tres mil años
de existencia sino porque además propone nuevas entradas
y nuevas clausuras a lo que hemos decidido llamar presente.

Una breve antología de antologías de poetas jóvenes


(1994-2014)
En Chile la historia de las antologías poéticas es la his-
toria de una guerra en la que ciertamente nunca hubo ni
habrá ganadores pues todos pierden, desde el antologador
que siempre será acusado de nepotismo literario hasta los
antologados que aunque no sean amigos del susodicho son
partícipes de la sospecha, la habladuría y el rencor. Por su
parte, quienes las defienden, algún interés tendrán y quienes
las atacan hablan desde el resentimiento por no haber sido
incluidos. No hay antología sin escándalo y tal vez eso sea su
plusvalía más transversal: remover lo apoltronado de una es-
cena y la culpa de quienes pudieron haberla hecho antes pero
no la hicieron. Una antología es un mundo que construye
el observador, en este caso el antologador, pues detiene el
caosmótico flujo de infinitos poemas, posibles e imposibles,
para crear relaciones que en el mundo real no existen o no
serían visibles si alguien no los hubiera reunido en un con-
junto. Dicho de otro modo, recrea una intuición de un lector
perspicaz que en cada uno de sus antologados reconoce una
parte de esa visión que tiene que ver más bien con un estilo
que con una época, con una conciencia que con un lugar.
No hay fotografía de generación, ni graduación de una etapa
literaria formativa, pues lo que una antología apela tiene que
ver con ser un libro donde los posibles lectores del mañana
puedan sorprenderse y encontrar allí su propio presente. He
hablado hasta acá de “antología”, “generaciones”, “estilo”,
que son paradojas conceptuales en torno a justamente la idea

[ 13 ]
de juventud en su cruce con la poesía misma, por eso es que
mediante un breve panorama de trabajos compilatorios de
poetas jóvenes chilenos aparecidas en el transcurso de dos
décadas quiero discutir dichas nociones y llevarlas hacia una
zona más bien de pliegues que de genealogías.
El año 1994 parece ser una fecha particularmente llamati-
va en lo que se refiera a la publicación de antologías a lo largo
de todo Chile. Yanko González aparece relacionado con dos
de ellas en nuestro sur. Una es en Voz sero13, libro que recopi-
la material del taller que dirigió en la ciudad de Valdivia. Allí
se selecciona a Mauricio Gómez, Gloria Santana, Cristian
Ahumada, Claudia Serrano, Anthony Díaz y Víctor Palacios.
La otra es la antología Jóvenes poetas de La Unión14 que lo tuvo
a él y a Claudio Cárcamo como encargados de la muestra.
En el prólogo de Voz sero, Yanko se pregunta in situ como
referirse a la emergencia de la producción juvenil en materia
del arte sin analizar el fenómeno como problema ni menos
como identidad fija y halla una respuesta en la sociabilidad
horizontal, en la comunidad creativa, cooperativa y pulsional
del taller.

Todo esto creo, fundamenta que un factor de primera línea


para entender estos fenómenos, la encontramos al interior de
un microespacio social fructífero que desencadena en la emer-
gencia: El Taller. No siendo el único obviamente, contiene los
elementos suficientes -y a la mano- para acelerar el proceso de
“creérselas” y “enfrentarse”; y sin duda, uno de los factores
integrantes de la causalidad de estos fenómenos de generación
y reproducción

13
González, Yanko. Voz sero: antología poesía joven: Valdivia: Barba de Palo,
1994.
14
González, Yanko; Claudio Cárcamo. Jóvenes poetas de La Unión : antología:
Valdivia: Corporación de Promoción Social de Valdivia, 1994

[ 14 ]
También del año 1994 son otras iniciativas en su mayor

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


parte productos de diversos talleres o concursos como Pri-
meras cosechas15 editada por Nelson Navarro y José Teiguel
en Puerto Montt o Primeros juegos literarios 199416 a cargo del
Departamento de Cultura de la municipalidad de la misma
ciudad. No obstante, la que aparece como un hito en el sur
de Chile es Zonas de emergencia17 compilada por Bernardo Co-
lipán y Jorge Velásquez, auspiciada por el Fondo Nacional de
Fomento del Libro y la Lectura. Allí Colipán agrega:

El propósito de realizar una arqueología precoz de la poesía jo-


ven, consiste en seguir un camino, un método que nos permita
acercarnos a este fenómeno que, por su misma complejidad,
está plagado por elementos no dichos, de subplanos, de aque-
llo que se muestra, pero no se manifiesta del todo.

Es destacable el hecho de que la revitalización del que-


hacer poético postdictadura haya surgido desde el profundo
sur donde tanto los estragos de la represión y la censura mi-
litar como la soberbia de la transición fueron menos intensas
o vividas con una celeridad distinta a la de Santiago. De he-
cho, una parte importante de los poetas que se visibilizaron
principalmente en la capital desde fines de los ochenta y co-
mienzos de los noventa tampoco eran nacidos allí como es el
caso de Jaime Luis Huenún, Sergio Parra, o Alexis Figueroa.
Estos dos últimos junto otros poetas como Malú Urriola,
Guillermo Valenzuela, Víctor Hugo Díaz, Jesús Sepúlveda y
algunos más, tuvieron una lectura de grupo en Ciudad Poéti-
ca Post18 de Luis Ernesto Cárcamo y Óscar Galindo quienes

15
Navarro, Nelson; José Teiguel. Primeras cosechas: segunda antología poesía
escolar: Puerto Montt: Ediciones Polígono, 1994.
16
VVAA. Primeras juegos literarios 1994: Puerto Montt: I. Municipalidad de
Puerto Montt, 1994.
17
Colipan, Bernardo; Jorge Velázquez. Zonas de emergencia : poesía-crítica
poetas jóvenes de la X región: Valdivia: Paginadura ediciones, 1994
18
Cárcamo, Luis Ernesto; Óscar Galindo. Ciudad Poética Post: Santiago:
INJ, 1992.

[ 15 ]
prefirieron hablar de de “recorrido sobre cierto paisaje de
signos” debido al carácter eminentemente urbano y “posmo-
derno” de sus poéticas. Agrega Cárcamo:

El lenguaje de los jóvenes poetas chilenos de fines de siglo tie-


ne rutas, desvíos y fugas tal vez más flexibles, haciéndose cóm-
plices de la “relatividad” de estos “tiempos” democráticos, en
que se mueven no sólo la sociedad chilena sino que la mayoría
de las sociedades del Occidente y Este del mundo (…) En este
mapa poético –por lo menos en sus momentos más interesan-
tes- encontramos los “difusos” rastros de cierta sensibilidad
ciudadana y epocal post, como: el impacto del espectáculo ur-
bano, la “agonía de la realidad”, la influencia multilateral de la
cultura de la “imagen” (la televisión, el video clip, el cine), la
pérdida de “pureza” de la lengua nacional y la transnacionali-
zación de las hablas (giros angloamericanos) como expresio-
nes de la condición internacionalizada de la cultura actual.

Ese mismo año aparece en Santiago 22 voces de la novísima


poesía chilena19 a cargo de Carlos Baier y Cristián Basso, quien
afirma que es la primera antología que reúne a los poetas de
la generación del noventa. De algún modo es así, pues en su
clara voluntad de carácter nacional, compila en sus páginas
más bien a representantes de ciertas tendencias poéticas de la
época aunque de algún modo validadas en el hecho de que la
mitad de los integrantes hayan participado de los talleres de
la Fundación Neruda, otros tantos poseían premios e inclu-
so algunos habían ya publicado sus primeros libros. Teresa
Calderón señala en el prólogo:

Así encontramos poesía que regresa a la matriz nerudiana,


poesía “etnocultural”, poesía cuya principal preocupación es
el lenguaje, la configuración de la imagen y la metáfora; anti-
poesía, textos de voluntad neo vanguardista y urbana, re-cono-
cimiento y recorrido por el cuerpo a través del lenguaje, poesía
lárica y, también lírica, una sorprendente reinscripción en las

19
Baier, Carlos; Cristian Basso. 22 voces de la novísima poesía chilena: Santia-
go: Tiempo Nuevo, 1994.

[ 16 ]
formas clásicas, ya sancionadas por la tradición, si no es que ya

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


todas las corrientes reconocidas más arriba son, a estas alturas,
tradición (…) Observamos que los más jóvenes son los que
buscan de preferencia en la tradición poética y presentan me-
nos intenciones rupturistas o neo vanguardistas, consiguiendo
con esto una poesía cuidadosa de la unión entre forma y senti-
do, y centrada en un especial hincapié en la voluntad de trabajo
de la metáfora.

Poesía chilena para el Siglo XXI20 fue compilada en el seno


de la DIBAM por Floridor Pérez, Thomas Harris y Mario
Salazar Castro luego de un encuentro nacional relativo al
tema. En el libro se dan cita veinticinco poetas, de entre los
cuales Damsi Figueroa y Carolina Celis, de 1976 y 1977 res-
pectivamente, son las más jóvenes. Dos años después se pu-
blica en Concepción quizá la muestra más voluminosa hasta
el día de hoy. Nos referimos a Poetas Chilenos Jóvenes, antología21
cuya selección y presentación corresponden a César Valde-
benito. Eduardo Asfura escribe al respecto:

La presente antología da cuenta de 86 poetas nacidos entre los


años 1964 y 1981, y nos entrega un panorama amplio y signi-
ficativo de las novísimas voces que actualmente enriquecen el
inconfundible territorio de nuestra poesía. En estas páginas
conviven poetas que registran los más diversos cauces de es-
critura y, al mismo tiempo, se nutren de una vasta pluralidad
de vertientes. En definitiva, aquí coexisten las más complejas
sensibilidades: aquellas que recogen el valor de la tradición y
la herencia junto a las que establecen una óptica personalísima
al explorar innovadoras líneas estéticas. Sin duda, una escritura
bella, provocativa e intensa recorre y da vida a esta selección.

20
Pérez, Floridor et al. Poesía chilena para el siglo XXI: 25 poetas, 25 años:
Santiago: DIBAM, 1996.
21
Valdebenito, César et al. Poetas chilenos jóvenes, antología: Concepción:
LAR, 1998.

[ 17 ]
El año 1999 también pareciera ser un año intenso no sólo
en cuanto a la aparición de antologías de poetas jóvenes, sino
de eventos como el Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes
“La angustia de las influencias: los poetas leen a los poetas”,
que tuvo lugar en la Universidad de Chile entre los días 22
y 24 de septiembre, organizado por Alejandra del Río, Ve-
rónica Jiménez y Javier Bello con financiamiento del Con-
sejo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura. De ma-
nera paralela, Paula Ilabaca y quien escribe organizaban en
la Universidad Católica, de manera autogestionada, el ciclo
“Flor de Lepras” que reunía a autores que no sobrepasaban
la veintena de años con poetas principalmente de los ochenta
como Carmen Berenguer, Soledad Fariña, Elvira Hernández,
Verónica Zondek, Eugenia Brito o que habíamos conocido
en algunas de las antologías anteriormente nombradas como
Sergio Parra o Malú Urriola. Aquí se me perdonará la digre-
sión, pero de algún modo al leer ese corpus vivo sentíamos
que nuestras búsquedas estaban más cercas a esos autores
que a los de la propia década que llegaba a su fin. Las nuevas
voces que ya comenzaban a perfilarse para el nuevo siglo ge-
neraban un corte a la poesía que se produjo en la transición,
tensión que se mantiene aún en la actualidad y que ha hecho
correr bastante tinta y pixeles.
Decíamos de la vigorosidad de aquel 1999. Tres antolo-
gías aparecieron ese año: Vivos pero desdoblados22, a cargo de
Matías Ayala y Cristóbal Joannon, que recoge el trabajo, a
parte de ellos mismos, de Andrés Anwandter, Jaime Bristilo,
Héctor Figueroa, David Preiss, Matías Rivas y Rafael Rubio.
La edición cuenta con el apoyo financiero de la FEUC y el
auspicio de la municipalidad de Vitacura mediante un fondo
concursable. Genetrix23 fue otra de dicho año que también
estaba financiada con un fondo concursable de la misma mu-
nicipalidad. Acá aparece un grupo de poetas ligados a la Uni-
22
VVAA. Vivos pero desdoblados: Antología de poesía joven: Santiago: Editorial
ediciones, 1999.
23
VVAA. Genetrix: Antología de poesía joven: Santiago: Endecaedro, 1999.

[ 18 ]
versidad Católica y al taller de Samir Nazal. Nos referimos a

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Francisco Leal, Pablo Barceló, (ambos compiladores), Rafael
Rubio, Manuel Rodríguez, Fernando Pérez, Cristián Basso
y Mónica Montero. Los datos, no menores, de los modos
de producción de estos libros y de otros refuerza lo dicho
anteriormente con respecto al retorno de la democracia y
la potencia que recobraron los aparatos del Estado como el
Instituto Nacional de la Juventud, el Fondart, la Biblioteca
Nacional, los fondos edilicios y sobre todo el mundo acadé-
mico y las universidades llamadas tradicionales.
Finalmente, de todos estos libros quizá el más conoci-
do por los lectores y reconocido por la prensa cultural fue
Antología de la poesía joven chilena24 de Francisco Véjar. Si bien
es cierto no estuvo exenta de críticas, en términos genera-
les llegó a posicionarse como una compilación importante
que daba el cierre a la poesía escrita por jóvenes en el Chile
de fines de siglo y los perfilaba para una inserción cultural
y repercusión mayores, hecho que aún está en proceso de-
bido, por un lado, a la alta visibilidad y reconocimiento en
el campo cultural de figuras como Alejandro Zambra en la
narrativa, Matías Rivas en la edición o Julio Carrasco y su co-
lectivo Casagrande en lo que son las intervenciones urbanas
a gran escala, en contraste con la desaparición total de otros
de ellos.
Dos años más tarde se consagra una segunda edición
de este libro con sustanciales cambios. Se excluye a Matías
Ayala, Santiago Barcaza, Juan Herrera, Cristóbal Joannon y
Samuel Soto; en su reemplazo se agregan David Bustos, Ber-
nardo Chandía, Cristián Formoso, Mario Meléndez y Marce-
lo Rioseco. Esta permuta se hizo notar y fue Marco Antonio
Coloma25 quien hace una rotunda crítica a varios aspectos de
la edición, como la decisión de no actualizar el prólogo o la
mentada exclusión y agrega:
24
Véjar, Francisco. Antología de la poesía joven chilena: poesía de fin de siglo:
Santiago: Universitaria, 1999.
25
El Periodista nº36, 2003.

[ 19 ]
pero convengamos que ni Chandía, ni Formoso, ni Meléndez
aportan novedad a la antología, y que su trabajo está muy por
debajo de la poesía, por ejemplo, de Juan Herrera (que además
era el único penquista en la selección original).

En Bahía Blanca, Argentina, el año 2001 la editorial Vox


publica Al Tiro26, selección a cargo de Germán Carrasco
y nota introductoria del anterior más Cristián Gómez. El
nombre previo del libro era Los cabros chicos que no deja de
resonar en Los nenes27 de Patricio Fernández, el cual se pu-
blica casi una década después y en la cual las generaciones
parecieran ser un espacio común. También en el extranjero
aparece Carne Fresca: poesía chilena reciente28 de Yanko González
y Pedro Araya. El nuevo siglo abrió la curiosidad del resto
de Latinoamérica en torno a lo que pasaba con la poesía chi-
lena de postdictadura y su tirantez con las nuevas voces que
ya publicaban sus primeros libros y proponían un desvío de
lectura. Por ende, acá ya es patente la tensión que se daba
principalmente entre lo que la crítica llamó “náufragos”, es
decir, a un grupo de poetas del noventa y a la “novísima”
que representaban a los del nuevo milenio, superlativa deno-
minación que sin proponérselo la escritora y periodista Ale-
jandra Costamagna utilizó en una entrevista29 para referirse
a la nueva escena y no sólo a un cierto tipo de poéticas que
volvían a politizar el discurso, recuperar el afuera del poema
y visibilizar los desfalcos de las identidades de género, clase,
edad, etnia, etc. Cantares30 de Raúl Zurita es el primero que
recoge a estas nuevas poéticas y las contrapone sin dicha in-

26
Carrasco, Germán. Al Tiro, antología: Panorama de la nueva poesía chilena:
Baía Blanca: VOX, 2001.
27
Fernández, Patricio. Los nenes: Barcelona: Anagrama, 2008.
28
González, Yanko; Pedro Araya. Carne Fresca: poesía chilena reciente: Ciudad
de México: Desierto, 2002.
29
Costamagna, Alejandra (Manuela Román). Las Últimas Noticias, 21 de
abril, 2002.
30
Zurita, Raúl. Cantares: nuevas voces de la poesía chilena: Santiago: LOM,
2004.

[ 20 ]
tención con las de los noventa, lo cual divide las opiniones de

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


la crítica. Por una parte, se consolidan ciertas voces de dicha
década como Germán Carrasco o Javier Bello, pero a la vez
ingresan al campo de lecturas autores como Paula Ilabaca,
Pablo Paredes, Gladys González, Felipe Ruiz y sobre todo
Diego Ramírez. Sin duda, esta ha sido la antología más polé-
mica y comentada de los últimos tiempos que a una década
de su publicación sigue generando acaloradas, entretenidas y
algunas, por cierto, bizarras discusiones. Ese mismo año par-
te de estos poetas recién nombrados organizan y celebran en
Santiago el primer festival de poesía latinoamericana Poquita
Fe, el cual trae a jóvenes autores de Argentina, Perú, México,
Ecuador. Uruguay, Brasil, etc.
Como decíamos al comienzo, en 2006 aparece Diecinueve31 de
Francisca Lange, la cual se presenta como el estudio más con-
cienzudo con respecto a los poetas de la generación del noven-
ta. La autora comentaba en el Seminario Nueva Poesía Chilena
en marzo de este año que aquel libro como idea original era una
investigación de la presencia e influencia de Enrique Lihn en los
poetas jóvenes de aquella época, que no obstante se convirtió
en una muestra representativa de aquel periodo. En una reseña
Roberto Careaga32 sobre el libro comenta:

Náufragos. Así llamó Javier Bello a los poetas de los 90 a fines


de esa década. Hablaba de sujetos perdidos que ingresaban al
poema sin saber cómo regresar. Puede ser el influjo de Enri-
que Lihn y su desconfianza ante el lenguaje. O el descampa-
do ideológico de los 90 y la transición interminable. Por ecos
literarios, efecto de la historia y variables aún en exploración,
durante la década pasada la poesía chilena parece haberse ale-
jado de los discursos sociales. Se replegó. Bajó las banderas
y se dedicó a mirarse a sí misma. Se dispersaron las poéticas.

31
Lange, Francisca. Diecinueve (poetas chilenos de los noventa): Santiago: J.C.
Sáez editor, 2006.
32
Careaga, Roberto. La Tercera: 4 de noviembre, 2006.

[ 21 ]
Hace poco tiempo apareció en Proyecto Patrimonio el artí-
culo “Los hijos de Pinochet o la poesía líquida de los 90” de
Omar Cid. En él se hace una descarnada crítica:

Es curioso como la poesía, parece quedarse afónica, en este


periodo histórico donde las contradicciones entre justicia y
medida de lo posible; amnesia y memoria, acuerdo o conflic-
tos sociales, juegan sus cartas (…) Resulta llamativo constatar,
cómo un grupo de jóvenes seleccionados y concertados, para
irrumpir en la escena poética en tiempos de la transición po-
lítica, lejos de la inocencia e introducidos de modo rápido y
eficiente en las reglas del juego del mercado, ocuparon con
una facilidad que impresiona, el espacio generado desde las
aulas universitarias. Si la década de los 80, perteneció a Los
prisioneros, la de los noventa, es la de La ley. Si los escritores
de los ochenta, generaron espacios de resistencia, los de los
noventa, en su aparente fragilidad y renuncia a toda rebeldía,
construyeron las redes necesarias y los canales precisos, para
conseguir sus objetivos.

Desde el norte de Chile aparece en edición virtual Un poe-


ma siempre será nada más que un poema33. Allí se encuentran Juan
Podestá Barnao, Tito Manfred, Eduardo Jeraldo Farías, Víc-
tor Munita Fritis, Mauro Gatica, Danitza Fuentelzar, Ashle
Ozuljevic, Carol Vega y Daniel Rojas Pachas. No podemos
no referirnos a la necesidad de que se emprenda una ma-
yor cantidad de trabajos recopilatorios de poetas de nuestro
norte, tanto de jóvenes como de autores mayores, pues sin
duda hay una clara importancia y densidad que ha sido un
tanto olvidada como puede ser por ejemplo la presencia de
Magallanes Moure, Romeo Murga, Guillermo Deisler, Lud-
wig Zeller, Mahfud Massis, Benjamín Morgado, Braulio Are-
nas, Stella Díaz Varín, Raquel y Alejandro Jodorowsky, entre
muchos otros, por no mencionar a Gabriela Mistral, quien

33
Rojas Pachas, Daniel. Un poema será siempre nada más que un poema: antolo-
gía de jóvenes poetas del norte chileno: Cinosargo ediciones/ Groenlandia, 2010.
Virtual.

[ 22 ]
con Jodorowsky encontraron un reconocimiento válido en

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


México, país que ha estado desde siempre, baste recordar a
Neruda y Bolaño, muy atento a nuestro quehacer poético.
De hecho, varias son las editoriales aztecas que cuentan con
autores jóvenes nacionales en su catálogo como asimismo
su presencia en encuentros y festivales. El año 2012 en la
Feria del Libro de Guadalajara que celebraba a Chile como
invitado de honor aparece Doce en punto34 a cargo de Daniel
Saldaña Paris quien señala en su prólogo una idea que creo
pertinente para este trabajo:

Son responsables de obras que han modificado nuestra lectura


de sus predecesores. Ese me pareció un criterio de inclusión
que, aunque difícil de definir, valía la pena defenderse: la tra-
dición, en contra de lo que suele creerse, no es unidireccio-
nal, sino que conforme se añaden piezas a su diseño se va
alterando el dibujo completo (…) Me parece que no está de
más poner el acento en esta forma de relación con la tradición
como criterio del antólogo, pues la capacidad para dialogar
activamente con el pasado es una característica exclusiva de las
obras más logradas, mientras que las más endebles se limitan
a balbucear de cara a un pretérito que les queda grande o a
falsificar las rutas de un futuro sin chispa.

Me interesa esta idea borgeana de que los nuevos autores


cambian el modo en que leemos a quienes les preceden, de
hecho, es un poco el espíritu de este libro, desacomodar lo
que entendemos por poetas del noventa o del dos mil y gene-
rar un hilo que tensione sus obras a tal punto de leerlas aun
como obras y no como documentos ni mucho menos archi-
vos. Lejos se está de cualquier intento de monumentalización
por más que algunas de ellas cumplan veinte o quince años
de existencia. Las nociones de generación, antología y estilo
sólo serán problematizadas con nuevas generaciones, nuevas
antologías y nuevos estilos. Esa es más menos la visión de

34
Saldaña Paris, Daniel. Doce en punto: poesía chilena reciente (1971-1982):
Ciudad de México: UNAM, 2012.

[ 23 ]
lo que aquí se propone y es por donde quise ir al hacer una
de las últimas muestras de poesía chilena escrita por jóvenes.
Me refiero al libro que se me encargó para la editorial guate-
malteca Catafixia en una colección donde trece poetas de di-
versos países harían lo mismo en los suyos, por ejemplo Er-
nesto Carrión en Ecuador, Manuel Barrios en Uruguay, etc.
La llamé Réplica35, pues había hecho una hace algunos años
con el nombre de Terremoto36, y la condición era el número
de poetas incluidos además de un corte epocal determinado.
De este modo emprendí el libro que abre con Antonio Silva
(1970-2012) e incluye a Morales Monterríos, Germán Ca-
rrasco, Yanko González, Rodrigo Gómez, Gustavo Barrera
Calderón, Pedro Montealegre, Paula Ilabaca Núñez, Felipe
Ruiz, Arnaldo Enrique Donoso, Diego Ramírez Gajardo,
Pablo Paredes, Roxana Miranda Rupailaf y Felipe Becerra,
éste último parte del colectivo La Faunita que aún tiene mu-
cho que decir junto a otros como Camilo Herrera, Sebastián
Baeza o Andrés González.
Para finalizar, como se verá el gesto fratricida que ha sido
parte de nuestra continuidad literaria nacional puede tener
un giro más bien creativo. Leer hacia atrás con nuevos ojos
y desterritorializar los sedimentos líricos y las placas semán-
ticas con el fin de reconocer los pliegues de las obras y sus
fugas sin culpa, ni miedo ni odio. En sí, las antologías, mues-
tras, selecciones o como se les quiera llamar han sido parte
importante de nuestro paisaje poético. Se visibilizan autores,
se evidencian intenciones, se confrontan y se critica, lo cual
ha sido así desde la Selva lírica que por lo demás está pronta
a cumplir su centenario. Por ende, ninguna antología es rup-
turista en ese sentido, ni menos de quiebre, pero lo hermoso
de todo esto es que su coeficiente de ruptura siempre tendrá
que ver con los que quedaron fuera y no adentro. Eso las
35
Hernández Montecinos, Héctor. Réplica: poesía chilena contemporánea
(1970-1985). Ciudad de Guatemala: Catafixia, 2012.
36
Hernández Montecinos, Héctor. Terremoto. Asunción: Felicita cartone-
ra, 2008.

[ 24 ]
deja abiertas para siempre para que alguien las continúe a tra-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


vés de los siglos como nuevas epopeyas ojala anónimas del
mismo modo que las de Homero, el Cantar de Roldán, las Mil
y una noches o inclusive una pieza como la Antología Palatina.
Obras colectivas y sin inscripción que se escapan a los vaive-
nes de la vanidad y el deseo. Libros escritos desde el futuro
que vemos a lo lejos como señales en el cielo, anuncios de un
mañana aún posible, la sobrevivencia de la poesía.

¿Existe algo así llamado poesía joven?


No sé si es porque sea el comienzo de un milenio en
que todo lo nuevo pareciera tener un carácter fundacional,
de primera vez o el hecho de que las sociedades patriarca-
les estén viviendo una suerte de puerizacion por la enorme
cantidad de juguetes tecnológicos y entretenimiento es que
la pregunta por la poesía escrita por jóvenes, y no poesía
joven, es decir, sustantivo y no adjetivo, ha adquirido un ca-
rácter que antes no tenía. Será debido a una madurez y con-
ciencia literaria más prematura, es posible. Será el acceso a
más información pertinente debido al internet y los nuevos
modos de leer, también. Sea como sea, desde el dos mil lo
joven ha ido tomando un protagonismo cierto y pertinente
que primero se percibió en el ámbito artístico, que nosotros
vimos en especial con la poesía, luego en lo social gracias
a las revueltas del movimiento estudiantil y actualmente en
lo político con varios de esos ex líderes en el Congreso. Pa-
reciera ser que el famoso futuro que sería tomado por los
jóvenes era hoy, pero bajo ningún punto de vista ha sido
fácil ni mucho menos ideal. Las precauciones y reservas al
respecto son evidentes, pues miramos hacia atrás como, por
ejemplo, la academia ha querido ir ampliando su canon de
intervención sobre las comunidades indóciles. Si durante los
ochenta la atención institucional recayó sobre la mujer, en los
noventa fue sobre lo gay, en el dos mil sobre lo mapuche y

[ 25 ]
en esta década sobre los jóvenes y estudiantes. Las sospechas
son innegables tanto en el ámbito social en cuanto a las iden-
tidades o al Estado y en el literario que ha querido frenar la
velocidad de entrada de estos muchachos y muchachas salvo
por instancias casi excepcionales como los talleres de Balma-
ceda Arte Joven donde gran parte de ellos, como nosotros,
tuvo una primera formación o en menor grado en los de la
Fundación Neruda.
Al pensar en la relación entre juventud y poesía volvemos
en primer lugar, y ya casi como un clisé, a Rimbaud, aquel
niño genio que pintó las vocales y describió el infierno antes
de la mayoría de edad. Quizá sea el ejemplo más concreto de
una metáfora arriesgada que piensa a la misma poesía como
un agenciamiento siempre jovial, eterna constante de la pri-
mera vez de la belleza. Tanto así que lo joven pareciera ser
un subgénero dentro de la poesía moderna y las antologías
retomar ese espíritu rimbaudiano en su gesto abrupto, precipi-
tado y temerario. En los estudios literarios chilenos aún da la
sensación que lo joven connota inmadurez o apresuraminento
en ser parte de un canon que la academia cuida celosamente.
Allí recién están entrando autores que sobrepasan los cuarenta
años y las lecturas son más bien tímidas y contextuales. No
han sido muchos los críticos que se han referido a la poesía
escrita por autores jóvenes de los últimos 25 años. Entre ellos
se puede mencionar a Patricia Espinosa, Naín Nómez o quie-
nes han publicado libros sobre el tema como Walter Hoefler
con Presuntas re-apariciones37, Luisa Eguiluz, citada al comienzo
de este texto, con Santiago: Fragmentos y naufragios38 y Magda Se-
púlveda que quizá sea la primera en formalizar estas escrituras
dentro de un panorama integral de la lírica nacional a lo largo

37
Hoefler, Walter. Presuntas re-apariciones: Poesía Chilena. Poemas 1973-2010.
La Serena: Universidad de la Serena, 2012.
38
Eguiluz, Luisa. Santiago: fragmentos y naufragios: poesía chilena del desarraigo
(1973-2010). Santiago: Catalonia, 2014.

[ 26 ]
de cuarenta años en su libro Ciudad quiltra39 que reúne dichos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


acercamientos proponiendo nuevas entradas de lectura como
las hospederías, la fiesta o la discoteca.
Aunque debemos reconocer que en su momento sí hubo
una extrañeza con la poesía escrita por jóvenes una vez ter-
minada la dictadura. Un desconcierto que afortunadamente
ha ido in crescendo, pero que por otro lado en la crítica ha
tenido un movimiento contrario. Las muestras editoriales
son cada vez más pocas, los apoyos estatales no dan cuenta
de la riqueza del fenómeno y los escasos acercamientos al
respecto vienen de los propios poetas que se han visto en
la urgencia de escribir sobre sus promociones, espacios de
circulación y movimiento editorial. La primera lectura siste-
mática de los poetas del noventa la hizo Javier Bello bajo el
nombre de “los náufragos”, a pesar que hubo otros inten-
tos como el más reciente propuesto por Julio Carrasco con
“la retaguardia”, nombre también del seminario al respecto
con el cual se pretendía tensionar su lugar entre la escena
de vanguardia de los ochenta y los despuntes vanguardistas
que se han leído en los poetas del dos mil. Carrasco40 agrega:
“Fuimos la última generación literaria del milenio, la bisagra
entre lo análogo y lo digital, entre la Guerra Fría y la guerra
contra el terrorismo” a lo que Rodrigo Rojas complementa:
“Lo que tienen en común es la diversidad. Es una generación
que se educó en los 80, en una época de poca circulación
de autores nacionales, y muchos se empaparon de literaturas
extranjeras. Esto genera una multiplicidad de poéticas”. Algo
similar sucedió con los poetas del nuevo milenio. A pesar de
haber llamado a atención sobre varios de ellos, cierta parte
de la crítica puso el ojo en lo que se llamó la “novísima”,
nombre que por lo demás como se ha visto en este contex-
to se viene usando hace veinte años. Es evidente que hay
muchos más poetas que “náufragos” y “novísimos”, por lo
39
Sepúlveda, Magda. Ciudad quiltra: poesía chilena (1973-2013). Santiago:
Cuarto Propio, 2013.
40
Carrasco, Julio. El Mercurio, 31 de mayo, 2012.

[ 27 ]
cual esta antología sirve a modo de presión para conectar y
ampliar los registros.
Raúl Zurita dijo una vez que no hay poetas jóvenes, sino
escrituras nuevas o nada. Ciertamente ese es el espíritu de
Halo. No es una apología a la juventud, ni siquiera a la ju-
ventud de estas escrituras sino ciertamente a la potencia y
singularidad de este corpus que aquí se presenta. Chile es una
tradición ininterrumpida de poetas que encuentran en lo más
insólito de sus empresas una peligrosa sinergia que no se da
en otros puntos geográficos, sin embargo dicha inestabilidad
se contrapone al excesivo optimismo nacional por las insti-
tuciones y los conductos regulares, a una oficialidad ciega,
fría e ingrata. Muchos son los poetas olvidados en aquellas
antologías de las que hablamos anteriormente y muchos más
serán obviados en las que sigan, lo mismo quienes permane-
cen en la autogestión, la autonomía y la desconfianza en las
instituciones culturales o educacionales. No es una antología
de poetas jóvenes sino de poetas menores que usted que tie-
ne este libro en sus manos y el hecho mismo de reunirlos
no pretende más que una cartografía de lecturas, no de es-
crituras, que incite al diálogo, la recuperación y ciertamente
resucite nuevas polémicas, diatribas y recriminaciones que
hacen por lo general que este tipo de libros sobrevivan y de
paso que la poesía tenga un lugar en el ruido ensordecedor
del campo cultural.
En España un poeta joven puede tener aún cuarenta años,
o en México treinta y cinco, no obstante en Chile la acelera-
ción en la producción poética se inaugura en este libro con
un muchacho de dieciocho. Varios de estos poetas los conocí
en talleres que impartí o lecturas donde los pude escuchar.
Terminan la enseñanza media, llamada secundaria en otras
partes, o están en sus primeros años de universidad. Son casi
todos inéditos y comienzan a participar en recitales litera-
rios o publicaciones en internet. Conocen la poesía chilena
mucho mejor que varios de nosotros y se ven interesados
en el quehacer en Latinoamérica y España. Es en este país

[ 28 ]
donde una coetánea de ellos, Luna Miguel (1990), ha promo-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


cionado a estos autores bajo el nombre de posnoventista41
y justamente la ha difundido sobre todo en internet. Es la
compiladora de la antología Tenían veinte años y estaban locos42
publicada allá con poetas nacidos desde fines de los ochenta
en adelante. Han creado fanzines virtuales, espacios especí-
ficos en la red y socializan vertiginosamente sus escritos. La
prensa cultural española ciertamente habla de un fenómeno
inusual que no tan sólo tiene una enorme cantidad de segui-
dores sino algunos detractores que ven todo esto como un
“babyboom” mediático entre cibernautas.
41
Jacob Steinberg (1989) arguye la paternidad del concepto ubicándolo
como una continuación de la poesía argentina de los noventa con nombres
como Cecilia Pavón, Cucurto o Gabriela Bejerman. No obstante, en una
discusión en el grupo de Facebook “Los perros románticos” le argumen-
taba que dicho concepto yerra en muchos frentes, pues han pasado quince
años desde que se acabaron los noventa y en ese tiempo han sucedido mil
cosas para negarlas de plano y saltarse de esa década al día de hoy, es decir,
dar ese plumazo a una década y media de poesía a nivel latinoamericano es
un error conceptual. No se puede comparar una era sin internet a una con
tanta presencia de él, no se puede comparar Eloísa cartonera como fenó-
meno a las cientos de cartoneras que hay ahora en todo el mundo, no se
puede comparar las condiciones políticas de los noventa con lo que suce-
dió luego de las Torres Gemelas. Sin ser mala onda, creo que ese concepto
agoniza en su nacimiento, pues mientras más nos alejamos de los noventa
más su significación se diluye y se hace necesario explicarlo y cuando nece-
sitamos más conceptos para explicar uno quiere decir que no va. Yo sí creo
que los poetas nacidos en los noventa tienen un tono distinto a nosotros
que somos los dos mil y más aun con los que empezaron a publicar en los
noventa que es gente que nació a fines de los sesenta y comienzos de los
setenta. La autogestión por ejemplo que hablaba Jacob como característica
en los noventa argentinos es algo que ha sucedido en toda Latinoamérica,
el tono coloquial ya lo puso en boga un joven poeta de cien años que se
llama Nicanor Parra, e internet no es un síntoma actual. Por eso, hacer
una continuidad de todo eso me parece un tanto irresponsable y miope
con muchos procesos culturales, sociales, políticos y sobre todo creativos
en Latinoamérica, como festivales interamericanos, editoriales asociadas,
cuerpos críticos de lecturas, antologías, etc.
42
Miguel, Luna. Tenían veinte años y estaban locos. Córdoba: La Bella Varso-
via, 2011.

[ 29 ]
En el mundo anglosajón se habla de esta nueva promoción
como la Alt Lit, que, según algunos, es la abreviación de Alter-
native Literature o para otros hace referencia a las teclas Alt con
las cuales cambiamos las funciones de un código. Se caracteriza
por la enorme influencia de internet y las redes sociales además
de un estilo de vida asociado a la publicidad virtual, el consumo
pop, las drogas blandas de posible transacción en línea e incluso
de una nueva sensibilidad cibernética al borde de la legalidad de
la identidad. Les interesan más los blogs o tumblrs que publicar
en papel y prefieren la no ficción o autoficción más que el con-
cepto de obra literaria. El rostro más visible es el neoyorquino
Tao Lin, que de algún modo recuerda a la obra de Fuguet pero
un cuarto de siglo después. Otro hecho que engloba a esta nue-
va generación es el proyecto multidisciplinario “89plus” funda-
do por Simon Castets y Hans Ulrich Obrist, quienes investigan,
antologan y publican a autores nacidos desde 1989, fecha que
no sólo invoca la caída del Muro de Berlín sino la primera oleada
de masificación del internet en el Primer Mundo y en Chile la
caída de la dictadura militar.
Hay en los 19 autores que componen Halo algo que los une
al resto, pero a la vez los separa. Un interesante movimiento
de pliegues se puede construir en su lectura que se sobrepone
a lo lineal, a lo encasillable, a lo cómodo de una idea de antolo-
gía, de nueva generación, de estilo común. Si bien es cierto se
puede decir de manera general que no temen en visibilizar su
clase social, su género, su pertenencia racial o sus condiciones
minoritarias y que hallan una nueva emocionalidad más cerca-
na a Rojas que a Parra, a Teillier que a Lihn, a Zurita más que
a Martínez, por mencionar su contexto en la poesía chilena, o
más actualmente a la poesía del dos mil que a la del noventa.
Lo suyo es más devenir que genealogía y viven los sentidos de
comunidad y creatividad de modo integral en la autogestión.
Si la poesía que les precede significó un primer momento de
crisis ellos llegan a confirmarla, pero sobre todo a visibilizar
un nuevo locus menos territorializado y tal vez sí, más digital,
pero no por eso menos real.

[ 30 ]
En un momento pensé hacer de este libro un solo poema

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


dividido en 19 partes indicando sólo al final la pertenencia autoral
correspondiente. Desistí. Al menos por ahora creo es necesario
que el lector desde las primeras páginas hasta las últimas pueda
individualizar cada voz y tono, cada propuesta de obra, cada estilo
que hay acá y que hacen de Halo algo más que una suma de sin-
gularidades. Epopeyas insólitas e imaginarios exóticos que hallan
en estas nuevas épicas la reactualización de un canon imaginario
(Matías Tolchinsky). El uso de los nuevos lenguajes tecnológicos,
los nuevos códigos de la tribu global pero sobre todo de su po-
tencial de desajuste en lo que es el holograma que hemos llamado
mundo (Daniel Olcay). Reactualizaciones de la infancia reempla-
zando el miedo por el deseo con toda la celebración del tabú,
lo secreto, la desarticulación de cualquier reforzamiento moral
(Julieta Moreno). Nuevas experiencias de la metaliteratura sin la
ingenuidad del anhelo de responder por la poesía en la poesía
sino que justamente preguntando por la vida en la vida misma
(Maximiliano Andrade). El giro en la ampliación del placer como
concepto fundante y la bella imposibilidad de la transformación
de un corpus en un cuerpo (Alexander Correa). Visitas al con-
cepto de familia como disciplinamiento y su corrosión desde la
religiosidad popular que esconde nuevas variantes del gozo (Fer-
nanda Martínez). Una lectura del Chile actual desde la violencia de
su inmovilidad exhibiendo las fisuras de un modelo en el cual la
verdad es siempre verdad de sí (Benjamín Villalobos). La amplia-
ción afectiva a las ideas estereotipadas sobre la pobreza llevando
los márgenes sociales hacia los márgenes íntimos biopolíticamen-
te (Nicolás Meneses). Parodias, ironías y sarcasmos sobre íconos
de la cultura de masas como los cuentos de hadas, las princesas y
las brujas posmodernas (Ronald Bahamondes). La ominosa inco-
modidad de acostarse uno y despertar otro, es decir, las transfor-
maciones del yo en la vertiginosa casa nacional (Roberto Ibáñez).
Genealogías íntimas del universo que no son más que los eclipses,
las ecuaciones y el efecto doppler de nuestras propias vidas ex-
puestas a la luz de la luz (Christopher Vargas). La locura, la en-
fermedad y la muerte vistos desde sus propias paradojas, sus pro-

[ 31 ]
pias ficciones, su propia opacidad (Claudia Maliqueo). Utilización
de espacios simbólicos como metáforas de nuevas afectaciones,
humores públicos y delirio indócil (Francisca Vidal). Reconstitu-
ción de una historia imaginaria entre los sedimentos simbólicos
de una tradición secreta de la lengua y sus fracturas como pro-
greso (Pablo Apablaza). Las máquinas, las memorias extraíbles,
los registros encriptados en la oposición de las borraduras del re-
cuerdo, la desmantelación del olvido (Catalina Ríos). Deslindes
de las soberanías nacionales americanas mediante la actualización
de cosmovisiones ancestrales que actúan como inconsciente del
mundo de hoy (Pablo Lara). Nuevos tanteos a las éticas de la in-
fancia vistas desde su alegoría primordial y la edipización de Chile
(Yerko Ostap). Rebeldías, violencia y el fulgor del resentimiento
ante la conformidad patriarcal de la ley (Aukán Martínez). La me-
taforización de una deriva tanto a nivel país como en la geografía
emocional de una voz que relee los últimos cuarenta años como
el despertar de una pesadilla colectiva (Daniel Medina). Estas son
sólo algunas de las entradas de lectura tanto a los autores como a
las materialidades mismas del libro. Como decía antes, no es una
fotografía de grupo, pero sí tal vez una fotografía de este nuevo
siglo que cada vez pareciera querer recuperar el horror del XX
aunque de manera subrepticia fundar un nuevo pacto basado en
la creatividad. Halo no es sólo la primera muestra de estos nuevos
autores nacidos en los noventa, sino quizá la última mirada a la
civilización tal como la entendemos hasta el día de hoy.
Finalmente, el poema que aparece como cita a continua-
ción y abre este libro es del poeta Ignacio Sáez Gallardo na-
cido en 1999 y con quien hubiese querido cerrar Halo. No
obstante, por razones que escapan a su voluntad y a la mía no
pudo ser así. Sea la publicación de este poema un reconoci-
miento a su enorme talento y que como se dice ahí una invi-
tación a descubrir esta hermosa época, que es lo mismo que
decir, un nuevo amanecer y estas luces que brillan en el cielo.

Héctor Hernández Montecinos


Santiago, agosto, 2014

[ 32 ]
Todos entraron a esa hermosa época
de todos es el metro oleado
el centímetro de sal que flota en la espuma de mis
queridos héroes.

Yo no fui el que manchó ese bello mar de sangre.

Tengo una flecha enterrada en mi cabeza


y alguien rabioso se esconde frente a mí
bajo la barba los gusanos se comen mi cuello.

Mi nombre se clava en la guerra


esa flecha raspa mi cerebro como la brisa a mi ombligo,
sentado en la gloria.

Ese héroe mira hacia el cielo, mira a sus soldados,


recordando a cada uno de ellos,
tallándolos en una larga y angosta piedra llamada Chile.
Matías Tolchinsky
(Santiago, 1990)

Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas


(Universidad de Chile). Actualmente trabaja en
su primer libro, Pergaminos de Persia.
Candelaria

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(fragmento)

Una caravana de mercaderes errantes es nuestro primer con-


tacto, y esto lo sabemos no debido a su lengua –de la cual
no entendemos palabra- sino gracias al caduceo que asoma
grabado por fuera en sus carruajes.

Camastreando, camastreando, querían sacarnos oro con


cualquier excusa. Chamarileando, cambalacheando, vaya
cambullón se estaba armando. Cangalleros, cangalleros, no
cabe ni la menor duda.

Concha indistinta del loro y el mono, vaya confusión que se


armó, entre por un lado mis compañeros que a cada minuto
querían llevarse algo y por el otro estos cicateros que por
vender habrían vendido las yescas de sus abuelos.

Quisieron comprar un par de caballos en esa feria de imi-


taciones baratas y falsificaciones piratas, pero se las vieron
con el mayor chalán del continente. Hasta que, finalmente,
después de uno que otro chanchullo y por concepto de un
par de doblones, aquel zurullo avariento aceptó no vender-
les, pero sí al menos llevarlos consigo a través del concreto
de osamentas molidas.

[ 37 ]
Así de sencillo fue, todo resultó ser permutable para estos
cíngaros degenerados, idólatras de todo cuanto contara o so-
nara a contrabando.

Gitanos enflautadores, escamoteadores de billetes. Que en-


señaras las manos y si no lo hacías te escupían. Ingenián-
doselas para hablar con un acento tal que siempre parecían
estar negociando. Charranes, timadores: mi experiencia
desaconseja cualquier trato con ellos.

En el camino paramos en una hostería un par de horas para


almorzar y descinchar la caballería. Y, habiéndonos bien des-
hinchado y proveído nosotros (aunque es más lo que derro-
chamos) salimos soplados a toda velocidad por la carretera.

Llegamos a un inmenso país de arquitectura ciclópea donde


la gente (si así puede llamársele) se comporta como hormiga.
Una cáfila impresionante que tan pronto anda a pie como
nada zambullida en medio de los canales que por todos lados
la inundan.

Luego de varias vueltas hemos encontrado por fin el merca-


do central. Aquí -nos dicen- se sirven los mejores manjares y
churdones la mar de refrescantes al mejor de los precios. Es
así como terminamos en el puesto de una anciana con dos
dientes (a esta mujer me parece haberla visto antes).

[ 38 ]
Menu del dia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


PARA DEGLUTIR

CONSOMÉ DE CANGREJO, CHUPE DE CHURO


TALLARINES BRISCADOS CON ALBONDIGAS
LOS MEJORES POSTRES, LOS MEJORES FLANES
LOS MEJORES ENGAÑOS, LAS MEJORES DELICIAS

INCLUYE
CARRASPADA O SUMO DE GUAYABA

Ya donde la vieja, a la mesa. Bajo las faldas del mantel un


gato devora una cordilla. ¿Se sirven sopa los señores? Se-
guro. Y nos alcanza unos caparazones a modo de pocillos
donde flotan, suspendidos por la ebullición, tiernos trozos
de caguama.

¡Canastos señora, qué sabroso calapé!


(El cielo de la boca nublado, casi negro de tan quemado)
Y de pronto mi compañero que se desploma
¡Retiro lo dicho, señora, mire cómo se ha puesto mi amigo!

Ya tu camarada colapsa. Algo le cayó mal es indudable. Su


fascinación por chuparle la médula al osobuco hasta desha-
cerlo le pasó la cuenta. En coma, tu pobre amigo. Trae pro-
blemas, esto de embucharse cualquier cosa.

[ 39 ]
(Y ya más tarde, vagar camarientos por la ciudad juntos, cis-
cando y manchándolo todo, con un dolor francamente inso-
portable en el duodeno).

¿Mas para qué recordar lo malo? Si bien la correncia casi nos


mató a ambos, sobrevivimos.

Y la señora, con su jerga: “Curiquingue, caracara paramuno,


matamico carunculado”, algo así como dar a entender que del
gusano al nido hay un paso y que del nido a la semilla otro.

Felizmente en una tienda de antigüedades pudimos hallar


unos calepinos que, aunque casi desintegrados, nos sirvie-
ron para entrar en contacto con el vendedor. Gracias a él
resolvimos un montón de dudas, y conseguimos de llapa una
conchabanza en un cotarro viejo donde sobrevivir al menos
parecía algo factible.

LA CIUDAD
Leche de jaguar. Hombres con hasta cinco gibas en el dor-
so. Taparrabos color caqui. Mujeres con cuellos circinados
pulverizando manzanas a pata pelada (y esto me recuerda en
algo mis batallas pasadas y este gusto mío de pisar encéfalos
hasta hacerlos papilla). Hombres a la cordobana (a la que te
criaste, con carimbas pesimamente disimuladas), bebiendo la
cañahua de las mismas carcas hirvientes.

[ 40 ]
Niños de rostros nodulares, de panzas descomunalmente ro-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


llizas, resultado de la cantidad de bollos tragados. Mercancías
cedizas, puestos de chindas, restos de reses carneadas a vista
y paciencia de medio mundo.

LA CIUDAD

Calles enteras pasadas a cascarilla quemada, un olor de los


mil chunchules. Minas donde trabajan casi todos y donde el
más anciano no ha cumplido treinta años. Y, en pleno cen-
tro, tal como dicta la norma, el coloso: un templo fabuloso
donde por cada zancada dada un mendigo te quita un ojo. El
rigor, finalmente, de un orujo para renovar el alma.

GRAN EMPORIO GRAN

FERIA

-CAMBUR (UNIDAD) -CAROSIERAS (KILO)


-CALABAZA (KILO) -CARROCHA (DOCENA)
-COBO (NACARADO) -CAMINÍ (MOLIDA)
-CAÑADILLA (DESCONCHADA) -COENDÚ (FAENADO)
-GORGOJOS (A GRANEL) -SALTAMONTES (A GRANEL)
-CANGUI (TONEL) -CHABELA (LITRO)
-CHARAPA (ENTERA) -CETINA (ENVASE)
-ALMÍBAR (FRASCO) -PICOROCOS (FRESCO)

ARTESANÍAS

CORROSCAS
CUÁCARAS
TEXTILES DE CONCHIL

[ 41 ]
TINTURAS DE GRANA COCHINILLA
SANGRE DE TUNAS
ALEPÍN
ESTAMEÑA

CURIOSIDADES ENSERES CHAMUCHINAS

SE ACEPTAN CAURIES Y OTRAS


CONCHAS PRECIOSAS
COMO PAGO

Por no hablarte, Candelaria, de los congorochos carameliza-


dos, las conservas, los consumados, los costillares de jabalí
y de llama, el alhelí, la cúrcuma, la col, el berro y la mosta-
za, las criadillas de tierra y trufas guisadas, las reducciones,
las escritillas, los anticuchos, los tamales, el zumo de culle
fresco, el ají cumbarí y el ajo chalote; el cúmel, el cumis, el
cardamomo, el humus, el churumo de chirimoya y papaya re-
cién exprimida, los concentrados, las cubas de cubanito, los
fermentados de maíz y trigo y las cientos de otras sustancias
más que nos metimos al cabo de un par de meses de visita
en las chinganas.

En tu ciudad también conocí y frecuenté a herreros cuyas la-


bores se celebraban en crazas de un solar naranjo. Olí y pro-
bé el cinglado del circonio en crisoles hirvientes, Candelaria,
rebosantes de líquidos incandescentes. Herreros, muchos de
los cuales eran mancos, jugando a poner a prueba las más
raras tierras con su docimasia milenaria.

Y sin embargo. No obstante. Hay ciertas cosas que siguen


sin cuadrarme del todo. ¿Qué era lo que se fraguaba, qué

[ 42 ]
se muflaba en la copela, dónde martillaba el demiurgo, por

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


ejemplo? ¿Cómo babeaba, su lengua de lantano, dónde re-
cocía? ¿Cuándo fermentaba al recogerse esa cinta de erbio y
por qué demonios se escondía?

No sé qué hacer, es época de carnavales, cencerros zumban


por todas las plazas. En todas partes cuchipandas, serpenti-
nas, guirnaldas, asados y niños salvajes jugando a la cucaña.
El catastro indica que aquí en un solo día de fiesta muere al
menos un diez por ciento de la población.

Salgo a la calle, me abro paso entre los ensambles y la con-


gerie enfervorizada. La vía pública se halla congestionada,
en cada cuadra cornamentas y cornamusas bailan inducien-
do al mareo, en cada manzana bolsistas y broncas surgen
ante los asuntos más nimios. Los pueblerinos van todos con
la mona, todos a empellones empinando el codo y cayendo
al suelo como tablas (pero el cacho de su colodra, el concho
de su cuerna, ellos no lo convidan ni lo sueltan nunca - es
algo sagrado).

Sigue el bochinche. Desde lo alto de una espadaña en frente


de la plaza mayor un hereje pronuncia discursos enardecidos
acerca de la llegada de un profeta distinguido. Por razones
que son obvias, hoy la gente prefiere ir por tierra que por
agua para celebrar la endiablada. Pero, como para ti la intriga
es irresistible (y las conglutinaciones y los choclones into-
lerables), tú te vas derecho al muelle más cercano y de un
brinco te subes a una de las tantas barcas que por lo pronto
permanecen vacías.

[ 43 ]
La explotación de hombres y pueblos enteros pude verla con
mis propios ojos. Aquí y allá fuerzas de orden público (ese
desaguisado que es la policía) correteando a las masas, ya
sordas por las detonaciones. A un lado y otro coritos embru-
tecidos, derrumbados por las llamaradas de las circunstan-
cias. Cada tarde al caer el sol vense pasar las almas en pena,
desmadejadas y vejadas por los malos tratos. Vienen de las
montañas (donde acaban de morir) con el dolobre todavía
inserto entre las sienes.

(Muñones, en este pueblo sólo veo muñones y criaturas des-


lomadas por la avaricia de las parentelas y las corruptelas,
que son la misma cosa). Aquí te quitan tu casa con la excusa
de cualquier decomiso, y si se llevan a alguien de fu familia
eso pues ya es corriente. Aquí la gente trabaja con los pies y
las manos hasta desangrarse.

Y sin embargo, nadie dice nada, nadie parece alborotarse;


pues en cuanto hay más de dos personas juntas de inmediato
vienen y las separan para prevenir disturbios, que aquí ellos
llaman malas formaciones (incluso las herramientas más rús-
ticas, cuestiones tan triviales como las cucharas, me cuentan,
las confiscó el amo por temor a ser asesinado).

Y no es que me sorprenda el maltrato del hombre por el


hombre (eso lo doy por descontado de inmediato), pero este
nivel de codicia de los opresores casi roza lo crisúleo, de
modo que acá el dinero es como si se disolviera y a la postre
todos, hasta los más ricos, resultaran pobres.

Un régimen draconiano, sin duda. Según ellos no habían he-


cho más que domesticar e imponer orden. “Les enseñamos
a vestirse a estos mandriles, le dimos color y categoría a sus
pulguientas, toscas telas”.

[ 44 ]
Y si bien es cierto que la situación de los locales mejoró par-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


cialmente con la llegada de los inmigrantes, esto se debe úni-
camente al hecho de que estos pobres diablos no tuvieron
más remedio que integrarse a la pirámide social en calidad
de napa y de cloaca, otorgándole así a los pueblerinos cierta
vaga sensación de flote, a fin de cuentas, estacionaria.

Lugares bajos, paredes manchadas por las violaciones y los degüe-


llos. Hablamos de mundos de disolución y desilusión, del desen-
freno de todos los vicios en un ambiente materialmente pobre.

Pero nada de esto me impresionó tanto como el asesino en


serie con el que tuve la desgracia de coincidir durante mi
estadía en estas tierras nauseabundas.

X X
X X

Cielo santo, alguien tendría que documentar todo esto...

La concupiscencia los hace salir de noche del camastro. Les


han hablado de unas caldas turcas de miedo. En las calles,
carcamales vagabundos poseídos y desvanecidos por el em-
paste, salen a su encuentro. Cellencas y malandras bajo cada
farol, tras cada esquina, exigiendo cigarros y monedas. Aho-
ra la aparición de una pandilla en plena pasarela los obliga a
capear un asalto. Ciando, siempre ciando como los cangrejos.
¿Será normal tener que evadir siempre los enfrentamientos?

[ 45 ]
Pasado el mal rato, encuentran las caldas. La calina es tal que
entran tropezando. Una vez duchados, bajan al chiribitil. Es
evidente que al menor descuido aquí les cortarán los dedos.
Haciendo caso omiso de los riesgos, en seguida nos pedimos
la candiota de mayor calibre y uno que otro combinado: por
doquier los cubiletes y los destilados ruedan. En cosa de un
par minutos canecos, bien canecos, quedamos puestos (con
la cefalea, con la cañaduz del ron al otro día tendremos que
vérnosla).

Sigue siendo muy difícil para mí entender cómo pudo ser


posible que tú, Candelaria, justo tuvieras el acierto de pasar
por ese callejón donde a mí y unos amigos nos estaban pa-
teando el trasero. Y digo que fue un acierto, porque ninguno
de estos infelices (y mucho menos yo, que no tengo un solo
pelo de adivino) se esperaba que fueras tú una auténtica ase-
sina a sueldo.

Y no sé qué viste en mí, ni que te movió a hacerlo, lo cierto


es que me libraste de la muerte y que de buena gana me
tomaste por tu compañero, no sin antes haberles dado una
contundente paliza a todos los demás presentes (incluidos
mis amigos, quienes no fueron capaces de quitarte la vista de
encima en ningún momento).

No tengo dominio sobre mí mismo en este momento. He


conocido a una mujer sin nombre que me ha hecho olvidar la
moral y que me ha traspasado el gusto por las barricadas. Yo,
por mi parte, le he enseñado a ella a hacer unas bombas de
miedo, y también un método para incinerar botellas con cosa
de chascar los dedos. Ella ha celebrado mi enseñanza, y aho-
ra se refiere a mí como ‘el mago’. No queriendo ser menos,

[ 46 ]
o tal vez sólo porque el anonimato me produce vértigo, yo le

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


he puesto también un nombre: Candelaria, de pila ígnea, ama
de los candelabros, llamada Pilar de la Candela. La ceremonia
ha resultado de lo más ceremoniosa, prolongándose aún por
lo que va quedando de noche. Cuando amanezca, si todo ha
salido bien, no habrá una sola arteria en esta ciudad sin alma
que no despierte ahogada por las llamas.

Al otro día: afiches de SE BUSCA con su foto. Vaya qui-


lombo, sus cabezas estimadas en varios quilates de oro. Tan
fervientes son las ganas de empalarlos, que a pesar del fana-
tismo religioso de la clase dominante, no hay dextro alguno
en toda la provincia que pueda darles asilo.

Hay que huir, a pesar de la carpanta, eso está claro. Pero la


resaca por la mañana algunos damnificados no se la pueden,
y quedan tendidos en medio de la acera. Sobre la cuneta,
rendidos y desplomados la mayoría de nosotros. Ejecutados
los más, muriendo de a poco los menos.

De modo que los que pudimos escapamos. Desamparados.


Con chinches metidos hasta en el culo. Y si de cameladores
habíamos dado grandes pruebas la noche en que nos cono-
cimos, Candelaria, otro tanto probamos tener de camélidos
después de las mil leguas que nos vimos obligados a reco-
rrer casi sin beber otra cosa que el sudor que nos corrió por
la frente.

Contrechos, tullidos y baldados. Nos escapamos sin tener la


menor idea de quién podría estar ofreciendo tan cuantiosa
suma por nosotros.
 

[ 47 ]

 
Toca Buriel tu cálamo calamitoso, habla de lo que en esos
parajes junto a tu nueva amiga les aconteció, y cómo fue
que terminaron calcinándose en las corcovas calamochas del
desierto (con las resquebrajaduras de tus errancias anteriores
abiertas, de par en par, abiertas de nuevo).

De cómo comenzaron a cernir ese calvario, desprovistos de


lo más esencial. A pasos de chupalandero, ante el más incier-
to de los derroteros. Cara a cara frente a miles de manadas
de chacales y caracales hambrientos. Acosados por bullires y
campanilleos de aves y sierpes funestas, de lleno en el tristí-
simo escenario de llevar incontables noches durmiendo a la
intemperie, bajo la carama, congelados.

Pero menos mal somos de fiel complexión yo y Candelaria - tú


y Buriel, y más de alguna artimaña conocemos. Así que al pi-
llarnos el invierno agarramos la cancagua acumulada en la hu-
medad de las dunas y con ella nos improvisamos un refugio lo
más acogedor posible. Y allí, previsiblemente, nos la compo-
nemos esperando que las tormentas de agua y arena mengüen.

Desarrolla tu cantal Buriel, despierta tu ritmo élego de piedra


eriaza. Cónsone tras cónsone, arpegio tras arpegio narra tus via-
jes extenuantes, y cómo fue que llegaron con Candelaria hechos
unos calandrajos a través de la tierra campa: todos cubiertos de
cangalla y de ceniza, todos llenos de congoja y de canicie, tan
cascados que ya casi ni hablar podían: tanto era el cansancio.

Refiérete al sabor de ese extraño chortal que fueron a encon-


trarse cuando su flujo sanguíneo ya casi había mermado por
completo, cuando todo en ustedes apuntaba a ser no más
que otro amasijo volcánico.

[ 48 ]

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


De ese clima que churruscaba. Cavar y cavar en torno a no-
sotros cavaduras con formas de ausencia. Chupetear hasta las
bostas de los animales para obtener algún líquido. En cual-
quier momento salía de en medio una culebra y se cargaba
a alguno, pero nuestro corazón se mantuvo siempre cerne,
protegido por una extraña alineación de céfiros y corrientes.

Siempre firmes y aparejados, resistimos. La combinación de


una serie de zafiros y diamantes nos permitió encantar toda
suerte de escorpión, toda forma de naja que se interpuso en
el camino.

¿Y de las catacumbas, de la arena movediza, hablarás algún día?


¿Y de las momias, vampiros, fantasmas y nigromantes que bajo
esas galerías con tu antorcha y casi sin aliento te encontraste?

No hablaré de estas peripecias sino de una distinta que en


este momento me parece definitivamente más clave. Clave,
digo bien, pues el engendro con que me choqué casi en el
límite de los arenales no era sino el rostro vivo del enigma.
Me refiero, cómo no, a la ya tantas veces célebre y mentada
Esfinge.

La Esfinge, escombro de asteroides, en esa abra de montañas


la encontré entorpeciendo el camino.
La Esfinge, un vasto oso con melena de avestruz y alas de
león que no hacía más que roncar y taparnos el paso.
La Esfinge, mediano escollo, algo me dice que a este androide
hay que desvencijarlo.

[ 49 ]
La Esfinge, solicita que nombre tres raíces aperitivas más
aparte de la eringe.
La Esfinge, lo que se me pide contestar es descabellado.
La Esfinge, efigie de lo fantástico, las cosas se vuelven delu-
sorias bajo el haz de su entresijo.
La Esfinge, si no contesto nada me dejará sordo.
La Esfinge, hay en mí la huella, acaso heredada, acaso entre-
oída, de una rigurosa estrategia para salir del paso en casos
como estos.


 
<Busca madera>
<Hazle agujeros> 
<Hazte una flauta>
<Ponle los dedos>
 
<Si el astrónomo tiene su telescopio>
<Y el carpintero su escoplo>
<¿Cómo se llama el objeto>
<Que usa el capador de potros?>
 

 
“Basta ya”
“Tú me embaucas, monstruo.”
“Echas mano de dilogías y laberintos.”
“Tú finges y finges permanentemente.”
“Crees estar por encima de mi ingenio.”
“Ya no me embeleques, merezco algo más que eso.”

No quisiera mostrarme yo altanero (falta que me haría) pero


la verdad es que mis respuestas hicieron palidecer al pobre
esperpento que se me puso enfrente. Es el caso que tam-

[ 50 ]
bién yo había asimilado el arte mimético de los esfíngidos,

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


también yo había aprendido a mudar de piel y desactivar a
voluntad mi propio organismo como hacen las gárgolas.

A pesar de su fiero ímpetu, estando yo todo vuelto de piedra,


todo envuelto como estaba en mi turbante, se le hizo total-
mente imposible a este demonio asfixiarme.

Las circunstancias me beneficiaron. El hecho de que las


ideas se disociaran con facilidad en mi cabeza jugó a favor
mío, y mis disyuntivas en desmedro suyo, que todo lo quería
bien aprehendido (sin duda producto de los innumerables
problemas de esfínter que debía provocarle al mamarracho
su anatomía estrambótica).

Fue así como encarándolo bien encarado lo encaré, y me-


diante un puñado de dibujos en cuña que logré plasmar con
mis uñas, hice cuadrar los dígitos dados con tanta destre-
za que el adefesio, despertando abruptamente de su som-
nolencia, salió de su cueva huyendo y dando chillidos hasta
desaparecer a lo lejos, no sin antes habernos deseado a mí y
a Candelaria ¡lo que son las cosas! un muy feliz matrimonio.

¿Cómo fue que conseguimos salir de aquel desierto? Yo ten-


go una versión diferente de los hechos.

Es cierto que llegamos -y parecía mentira- a estos cucuru-


chos montuosos que veníamos mirando desde hace varios
meses sin poder jamás alcanzarlos, y que justo cuando creía-
mos haber superado el congosto volvieron a sobrevenir las
adversidades. Pero no fue ninguna Esfinge lo que allí nos za-
marreó, que esas alimañas no existen más que en los papeles
con que mi buen amigo se vuela los sesos.

[ 51 ]
Pasó más o menos así: no debíamos llevar más de un par de
horas de que habíamos comenzado nuestra escalada entre
los pináculos y las chimeneas de hadas, cuando de pronto
sentimos que por ambos lados de la vía rodaban escombros.
Pequeños guijarros, al principio, pero ya más tarde camotes
de magnitud considerable.

Y no nos costó demasiado trabajo darnos cuenta entonces


que se trataba de una emboscada (si bien mirando todo esto
en retrospectiva ahora parece un poco más confuso).

¿De qué manera contemporizar algo que ocurrió sin haber


ocurrido?

Seré escueta: lo que allí nos salió al encuentro fue una tropa
de sádicos trasgos y pérfidos troles, armados hasta los dien-
tes de machetes, hachas y linchacos. Y no es que nosotros
hayamos estado con mucho ánimo ni mucho menos, pero las
energías igual las terminamos recuperando.

Y como ya nuestros oponentes estaban a punto de tocar el


suelo -pues los muy brutos con la excitación habían perdido
el equilibrio sobre sus bastiones- sin darnos tiempo de pes-
tañear si quiera, lo mejor que nosotros atinamos a hacer fue
seguir subiendo.

Y eludiéndolos uno por uno, como quien esquiva una estam-


pida de antílopes o meteoritos, fue así como conseguimos
alcanzar exitosamente la cima, al tiempo que nuestros con-
tendientes pasaban de largo y se precipitaban por el barran-
co, echándonos a Buriel y a mí toda clase de improperios y
maldiciones antes de perderse para siempre en el abismo.

[ 52 ]
Lo que ocurrió después, eso sí, ninguno de los dos lo sabe.

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Estábamos allí, en esa gran cumbre, contemplando aquel
panorama perfectamente desconocido para ambos que, por
cierto, ni siquiera era capaz de sorprendernos - tan exiguas
eran nuestras fuerzas.

Y no sabemos si fueron nuestras propias piernas que fla-


quearon o una pedrada que nos fulminó por la espalda, lo
único relativamente cierto es que perdimos pie y que resba-
lando nos fuimos de hocico a las tinieblas.

[ 53 ]
Daniel Olcay Jeneral
(Arica, 1990)

Estudiante en 5º año de Psicología (Universi-


dad de Tarapacá). Ha participado en el taller de
poesía a cargo de Daniel Rojas Pachas. Ha sido
invitado al II Festival Internacional de Poesía
“Ariquepay” (Arequipa, 2013) y a “Festín Mu-
tante” (Iquique, Arica, Tacna, 2013). Aparece
en Tea Party (Cinosargo Ediciones/ La Liga de
la Justicia Ediciones, 2012) y en Predicar en el
Desierto: Poetas Jóvenes del Norte Grande de Chile
(Fundación Neruda, 2013). Publicó Asfalto_
(Cinosargo Ediciones, 2014).

http://cyber-mind.tumblr.com/
Señales

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
Imagina
que el cuerpo es un aparato inerte, un hardware que necesita
de un software básico para poder funcionar y simular que está
viviendo.

Imagina
que existe un Banco de Memoria; un gran dispositivo de al-
macenamiento de software. Una especie de Biblioteca con Vi-
das-Preset / genéricas / sin embargo, individualizadas.

Imagina
que a pesar de la extrema-seguridad de dicho lugar _(((an-
tivirus autónomo que se actualiza cada 5 minutos, firewalls,
información encriptada)))_ alguien vulnera el sistema.

Imagina
que El-Viejo-Ramírez es al mismo tiempo El Maniático Pró-
fugo / La Perra del Sumo Nigromante / M / El hueón de Z
/ El Niño con Piel de Lagarto / El Joven X / El Bastardo /
La Niña con Pecas en el Rostro / El Hijo de Nadie / Hijo de
Puta / El Niño de los Ojos Cansados / Enlace / El Pequeño
Eunuco Mentiroso / Night-Rider.

Imagina que la Gran Máquina es Gorgona.


Imagina que Gorgona es la Gran Máquina.
Imagina que los cables gangrenados babean por más.
Imagina que El Primer Sueño, simplemente se nos fue de
las manos.

[ 57 ]
01100110 01110101 01100011 01101011
01111001 01101111 01110101

>X:/ERROR
>X:/OPEN TRANSMISSION_ █

[ 58 ]
Ciclos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
El organismo y la entropía de los átomos.
El caos inevitable.
La bio-muerte.

* *

Cada centímetro de ciudad permanece aferrado en el asfalto.

[ 59 ]
Gorgona: new update

>>
La gente ríe porque olvida.
La gente olvida porque ríe.
All hail the Great Machine!

[ 60 ]
Presentimiento

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>X:\ENTER CODE: R234\_ █

>>
[>X:\stage 1]
Él despierta en alguna parte del desierto aún adormecido
por la anestesia general. Huye sin rumbo fijo, confundido y
horrorizado; de vez en cuando pierde el equilibrio, pues no
está acostumbrado a correr con una extensión MultiProtóni-
ca ensamblada a su brazo.
En el cielo, aparece una NaveMilitar Omega.
Los soldados de la Gran Máquina lo han localizado.
Disparan.
((The holy stone with skulls around it))

* *

[>X:\stage 2]
Él despierta en una blanca habitación, muy iluminada y vacía.
Está desnudo.
La luz intensa de la habitación está siempre encendida,
pues si la luz se apaga,
él comienza a asfixiarse.
((Paranoid flies on a rusty hardware))

* *

[>X:\stage 3]
Él despierta en un extraño lugar de la ciudad.
Su pecho sangra / la herida / Gorgona / El Símbolo.
Un grupo de ratas se come a un vagabundo.

[ 61 ]
((La MacroLuna desconoce los puntos cardinales))
Él decide avanzar por el camino de piedras.
Él cree tener un presentimiento.

[ 62 ]
El círculo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
Caminar desnudo y seguir a las hormigas
hasta aquel lugar infinitesimal…
La necesidad de sacrificar el cuerpo por aquello que se escon-
de entre dientes. La celebración para el desterrado que busca
venganza. La tecnología como una proyección de nuestros
sentidos. La violencia natural de un ego mutilado. La ternura
del porno mainstream mass-media. La condena del homínido
disociado. La tragedia de un héroe atemporal.

* *

La mugre se acumula detrás de mi oreja y cuello.


El proceso está comenzando.
Empiezo a perder cabello y estoy seguro que esta sensación en
[mi espalda no es normal.
Las hormigas forman el círculo perfecto.
Estoy rodeado.
El hexagrama.
Descubro una misteriosa caja que estaba escondida en mi
[cerebro.
Aún no sé qué haré.

[ 63 ]
Hoy no tengo ganas
>X:\ENTER CODE: W455\_ █

>>
El Gordo-con-El Símbolo-tallado-en-su-frente
le susurraba al oído:
–La ventana es el ojo dirigido hacia las ruinas;
la decadencia un espejo líquido
que se empaña cada vez que silencia los gritos.

Y allí estaban,
ambos ocultos bajo la piel…
La joven se esforzaba en llamar
a cada héroe por su nombre pero
el Gordo-con-El-Símbolo-tallado-en-su-frente
le señalaba que todos ellos
dormían preocupados por el mañana.

–Podría conocerte realmente;


o sea, conocer el verdadero olor y sabor de la inocencia
a medida que abro tu pequeño cuerpo…- decía
el Gordo-con-El-Símbolo-tallado-en-su-frente
mientras intentaba recuperar la respiración
–… sin embargo, tendría que hacer mucho esfuerzo.
Lo mejor, es dejar todo fluir… ver simplemente
el río de sangre fluir
>>
>>
***Cuerpos colgantes en advertencia adornan***
a los pocos árboles en pie.
Un loco anuncia la llegada del fin del mundo.

[ 64 ]
YYZ: Experimento Ludovico, versión 86.08.432

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
[start secuence 1: press enter]
(perro busca su cola / día soleado / Gorgona te señala
con el dedo / bebé riendo / flores en el campo / El-
vis Presley bailando en blanco y negro / eclipse solar /
monstruo de Frankestein / paraíso tropical / bomba H /
huevo frito / el desierto)
[repeat: Y(es) or N(o)]

[start secuence 2: press enter]


(bebé naciendo / colisión de automóviles / manzana po-
drida / pescado degollado / Gorgona masturbándose /
caníbales almorzando / incendio forestal / soldados de
la Gran Máquina marchando / beso al atardecer / dir-
ty sánchez / pareja de ancianos en la plaza / gloryhole
amateur)
[repeat: Y(es) or N(o)]

[start secuence 3: press enter]


(enano sodomizado / suicidio masivo / la Luna estallan-
do / neo-napalm / silla eléctrica / lobotomía / mujer
torturada / niño quemado a lo bonzo / hombre tortu-
rado / fuegos artificiales / stand-up comedy / Gorgona
durmiendo / asado familiar)
[repeat: Y(es) or N(o)]

[start secuence 4: press enter]


(estática: imagen & audio)
[repeat: Y(es) or N(o)]

[ 65 ]
* *

El Niño-de-los-Ojos-Cansados,
en la entrada principal de El Domo,
escribió con sus muñecas llenas de sangre:
<<toc – toc – toc>>

[ 66 ]
Sonríe, sonríe

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
Gorgon sings a lullaby.
On the streets, people dance / raining blood.
Shut-down.
Now… the new beginning…

* *

–Cuéntame esa historia… antes de ir a dormir…


…la historia de El Pequeño-Eunuco-Mentiroso
que vivió feliz hasta que dijo la verdad.

* *

#El Anti-Cuervo #Software de Acceso


#Fear of the dark #Infección
El equilibrio jamás ha sentido culpa.
La eternidad es un mito.

[ 67 ]
Turn me on, baby!
>X:\ENTER CODE: F206\_ █

>>
Siendo sincero, antes del encuentro, yo pensaba que Enlace
era una especie de sexy femme-fatale. Imaginaba que Ella llega-
ría en motocicleta, utilizando un traje de cuero negro ceñido
a su cuerpazo, resaltando sus tetas. Al sacarse el casco, arre-
glaría ese largo cabello oscuro con mechas azules, y su mira-
da eléctrica sería tan intensa como la noche. Naahh!!… qué
chucha!… parece que las películas antiguas, de principios del
siglo XXI, me tienen un poco ahueonao’.
Enlace, en realidad, era un pendejo que aún se comía los mo-
cos. Llegó puntual al encuentro. Me pasó un maletín con el
dispositivo. Hablamos solamente lo necesario. Al despedirse,
dejó caer un cuchillo y una nota. Esta decía:
[“El Sol caerá. ¿Olvidaste aquel camino de piedras?”]
[>X:\NeuroNexus: R 70 %]
[Off]
(…)
Ahora intento descifrar la nota que Enlace dejó caer. A ve-
ces pienso que sería genial morir calcinado por el Sol. Sin
embargo, tengo esta híbrida reminiscencia del futuro: dicho
mensaje no es literal. Pensándolo bien, creo se refiere a lo
sucedido el día de ayer. Oí que un Ángel-con-El-Símbolo-ci-
catrizado-en-su-espalda pasó por este lugar. Estaba armado.
El único incauto, que se atrevió a mirarlo directamente a los
ojos, fue acribillado en la mitad de la calle. Algunos dicen que
las alas se veían suaves y hermosas mientras jalaba del gatillo.

[ 68 ]
Sigo buscando el pulso de las piedras.

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>>
>>
***Sin despedida Sin dolor***

[ 69 ]
Desde ese día

>X:\ENTER SCRIPT CODE: X??Y#Y


>X:\ACCESS ALLOWED\RUN SCRIPT_█
>>
En casa, mi hermano y yo bebíamos un par de cervezas.
Cuando ya nada importaba, recuerdo me habló
de su teoría sobre las arañas; me dijo cómo ellas podían
[salvar al mundo
Descansé los ojos un rato / y a la vez, prestaba atención
Descansé los ojos un rato / nunca más lo volví a ver

Desde ese día, siento que la luz artificial de la MacroLuna


brilla sobre mí intensamente.
En casa, una cerveza medio-vacía espera sobre la mesa.

[ 70 ]
>X:\ENTER MAIN CODE: 0X06FKU001

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


>X:\ACCESS DENIED
>X:\ENTER MAIN CODE: 0X0X6FKU001
>X:\ACCESS ALLOWED_

01110111 01100101 01101100 01100011


01101111 01101101 01100101

[ 71 ]
Julieta Moreno
(Buenos Aires, 1990)

Profesora en Lengua Castellana y Comunica-


ción (Universidad Academia de Humanismo
Cristiano). Ha participado en talleres de poesía
a cargo de Elizabeth Neira y de narrativa con
Juan Pablo Sutherland, José Antonio Rivera
y Gustavo Barrera en Balmaceda Arte Joven.
Ha sido invitada al Encuentro Internacional
de Jóvenes Escritores “Trasandes” (Mendo-
za, 2011). Obtuvo el Tercer lugar en Cuentos,
categoría escolar, del Concurso Literario de
la Revista Grifo (2007) y la Beca del Taller de
Poesía de la Fundación Neruda (2013). Actual-
mente se desarrolla como parte del colectivo
poético Niñas con Palillos”, proyecto ganador
del Premio Mustakis a Jóvenes Talentos (2014).
La infancia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Esa noche
empezaríamos a cavar
en el fondo del patio
enterraríamos la cruz
que mamá nos regaló

ella quiso que estuviera


en la cabecera de la cama
-decía que era para protegernos-

pero siempre nos dio asco


la sangre y el cuerpo de cristo

de niños
nos llenamos de pesadillas
no sabíamos dormir
ni podíamos orar

mamá
biblia en mano
repetía la palabra del señor

y por debajo de las sábanas


nos tocábamos la punta de los dedos
helados

entonces se hizo la promesa:


al crecer
vamos a quemarlo todo
en el nombre del padre

[ 75 ]
y siendo adolescentes
ya no quedaba más salida:
teníamos que enterrar al cristo.

[ 76 ]
Cuerpo de cristo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


El camino es hostil

se encienden
barricadas en tus bordes
la habitación arde en llamas

debajo de la cama
se acurruca el diablo
mientras yo
escalo murallas y sillones
me deslizo
acecho

punta
talón

me abro paso
entre las sábanas
hasta llegar a tu pecho
que se dibuja en forma de cruz
sobre mi cama

admiro
tu cuerpo
sus formas

te comparo con el cristo


que cuelga en la pared

[ 77 ]
el cristo (también) eres tú

los miro a ambos

duermes
tu pecho sube
baja en insufrible vaivén

me acuesto a tu lado
pienso en que duermo
bajo cristo
sobre el diablo
y contigo.

[ 78 ]
Vigilante

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


En la pared
cristo llora
sangra
sus ojos declinan en reproche mortal

hija mía
¿porqué dejaste de creer en mí?

su piel se tiñe de rojo


lentamente

sus pulsaciones desaparecen


y ahora
toda la habitación es roja

padre
nunca creí en ti

golpeo la muralla donde pende cristo


mis nudillos ahora también se manchan

la cruz choca con la pared


y pareciera que alguien tocara a la puerta con rabia

el llanto se vuelve inmenso:


este cristo que me quitó la vida
se pone a llorar de rodillas frente a mí
me llena de angustia su frente espinada
comparte conmigo esta angustia como antaño solías hacerlo

[ 79 ]
pecadora pecadora mil veces pecadora
tan niña y me sentía sucia con el pecado
marcado en la espalda

tanto era mi pesar


que imaginaba el bautizo
un ritual enfermo donde los curas
con un cepillo de ropa lavaban el cuerpo del niño
para borrarle las manchas negras del pecado original

y en mi jardín me rompía la espalda con ortigas


para ver si ese vigilante
que colgaba sobre mi cama
me dejaba un rato en paz.

[ 80 ]
Funeral

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


es la flor que se derrite en tu sien
para contarles a los pájaros que no quisiste velarla
cerraste los ojos y las piernas
rezaste el rosario de memoria
traidora
vestiste luto engañando a tu sangre
mientras coqueteas con un hombre
que lleva tus mismos ojos
que lleva el color de tu pelo
que lleva tus dos apellidos

sucia
no digas que tu tía
no te avisó

eso se llama incesto


el infierno será tuyo

[ 81 ]
Colecciono Vidas

Yo me convierto
en todo aquel ser inmaculado
que fui alguna vez:
en el futuro
o en el presente
o cuando el hombre inventó
que yo era sagrado
y que toda mi estirpe
tenía el nombre del cielo en las pupilas.

Yo recorrí
las maderas cansadas
y las veredas de cemento
subí árboles plantados en la calle
escalé montañas de arroz
y volé en un ave con alas de fénix
desde ahí
pude escapar de las miradas
de los implacables críos.

Me pusieron en una mesa de centro


adornando la casa
y todo lo que en ella había

pero yo nunca quise adivinar


lo que estaban pensando ellos
porque no me interesa
ni la dicha
ni la vida

[ 82 ]
yo sólo soy

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


y quiero ser por siempre
y habitar en la Tierra

aun cuando el hombre


haya muerto de angustia
en la propia desgracia
de ser hombre y de estar vivo.

[ 83 ]
Premura

A la mañana siguiente, por la ventana abierta entraba el sol.


Por la ventana abierta entraba el sol.
Inexplicablemente, el sol.
Como no tendría que haber salido nunca.

Poldy Bird

1.

Merlo se dibuja como un país imaginario


donde nunca soñamos volver
donde nunca quisimos estar
donde dejamos nuestras pesadillas infantiles
nuestras canciones noventeras.

Los pies descalzos corriendo por una calle de tierra


mientras el corazón de mi abuela se triza en un hospital

a mis 7 años
ya tenía la más horrible certeza
la de su muerte.

El mismo día en que su padrino llegó en bicicleta


avisando que la habían internado
una niña de pelo largo se esconde en el baño
para pedirle a diosito que no se la lleve,
que no se lleve a su abuelita
la que le hace la leche

[ 84 ]
la que le lee la biblia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


la que le cuenta los misterios dolorosos
enredados los dedos en rosarios de plástico e hilo blanco.

2.

Julio se duerme contigo en un rezo, se apaga tu jardín


te cerramos los ojos y te pusimos el mejor de tus vestidos
floreados,
pero aquí ya no hay nada que quiera volver a nacer.

Tus pies desolados transitan esa calle polvareda


que de niña te recibió
traías: en una mano tu bolso de tela
en la otra un puñado de semillas

apenas sabiendo cuidar de tu vida


bajo tu piel criabas otra.

3.

Un día más en este país se hace insoportable


tu figura se desenvuelve en la habitación
un mal sueño se hace presente cuando despierto
la conciencia se hace parte de la transición hacia la realidad

salir de un barrio
para evitar la soledad de las cuadras que camino sin ti ahora
nunca más iremos a comprar el pan juntas
nadie más me contará sobre Jesús y sus misterios
ni porqué existe la desgracia en el mundo de los vivos
el camino se abrirá lo recorreré sola
y puedo ver las escenas de mi vida creciendo en otros jardines.

[ 85 ]
Polvareda

Me preguntas sobre Merlo. Merlo es la pregunta y la incertidumbre.

La patria se retuerce en las venas


como herida recién abierta
como golpe o moretón que tiñe la piel

las estrellas nos huyen en la noche


doblamos la vista y el paisaje es niebla
en cada calle un niño quemado se moja los pies en la zanja.

Llueve con sol en las esquinas de mi barrio


salimos de mañana con poca ropa y volvemos empapados
de sorpresa y llanto
las piernas ardiendo entre ortiga y mosquitos.

Pasamos por la iglesia del barrio donde creímos


que expiaríamos las culpas
pero la iglesia del barrio no es más que un recuerdo anclado
en el pecho
en realidad
no queremos pisar esas baldosas
mojarnos la frente con agua bendita
ni hacer la señal de la cruz.

Ahora el lado izquierdo me reclama cuando rezo


y en ese entonces la niñez se esparcía con violencia
sobre los muros de Matera.

[ 86 ]
Oración para antes de dormir

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


odiarte
odiarte repetidas veces como rezando un padrenuestro
como rito como biblia como objetivo / engañarte con to-
dos los chicos de nuestro barrio en cada sillón de cada living
de esta puta ciudad / escupirte un poco después de follarte
con rabia con golpes / morderte la cara sacando pedazos
de tu rostro logrando así dejarte irreconocible /que no haya
fracción de segundo que quedes fuera de mí porque quiero
estar en eso y quiero estar en todo / en tus pasos en tu pena
infantil en tus tragos de licor amargo / dolerte
finalmente dolerte / ser augurio constante de fin de mundo
que yo te duela como muestra del desarrollo de tus soledades
angustiadas
y desear
desear que jamás encuentres otro cuerpo que tenga olores
ácidos a los que puedas potencialmente / llegar a generar
una adicción / una dependencia.

[ 87 ]
Las torres del barrio

me senté en las torres para desenamorarme. pensé en ti. en


las descargas eléctricas. pensé en todos los muertos que di-
bujamos con stencil. me subí a la torre más alta de la cuadra.
ya no vienes al barrio a ver a los cabros. las vibraciones ince-
santes me hacían abrazar la idea de ti de tus torres tus ojos.

sentí los golpes: pequeños electroshocks en los brazos hasta


llegar a mis uñas y mi pelo. me enredé en los cables. esa tarde
entendí que no aparecerías.

nunca más apareciste y dibujé todas las C que existían en mi


corazón por las rendijas de tu casa y de tus torres. las escalé
sola, las dibujé de nuevo. cada día subo otro escalón hacia el
cielo por las torres y estoy a punto de abrir la luna.

[ 88 ]
Maximilano Andrade
(Santiago, 1990)

Licenciado en Comunicación Publicitaria (Uni-


versidad de Santiago de Chile). Ha participado
en el “Laboratorio de Escrituras de las Améri-
cas” (LEA). Publicó su primer libro Sangre de
pájaro I [viaje al centro de las cosas] (89plus/Luma
publications) para el festival “Poetry will be
made by all!” (Zurich, 2014).
 

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(Dejemos de contar)

podríamos decir entonces señor, que no existe ningún futuro


ni presente
pues el cerebro recibe de tus glándulas oculares
el pasado más cercano a esto
entonces señor
no existe la palabra
ni mucho menos el tiempo
no existe lo perfecto ni imperfecto
ni acaso lo perfectible
sólo puedo asegurarle señor que
no existe nada más perfecto que un error

(homófobo)

hay que dejar


en claro

[ 91 ]
que no soy
ningún homófono
escribir y escribir
suenan igual pero
se escriben
bien distinto

amar y amar puede


(punto)
que sea justo
justo por eso amo
o justo por eso escribo

incomplet
las palabr
que suenan pasajeras
que van van van van van
y no vuelven
que van van van van van
van van
y caen

he de irme de lo topos en que he nacido


pues profetas ciegos
muertos terminasen siempre
a la luz del recuerdo empírico
los imperios no se van
sólo caen
las palabras no se caen
sólo llegan

[ 92 ]
 

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


¿son palabras que confundo por la boca?
si ventana fuese eso y no palabras
no serían los recuerdos de las cosas que conozco
lo que el puente de mis ojos
conectase con el viento
y los llantos de la gente que vi un día
y no miré
y seguí caminando
recordando las bocas
que confundo por las cosas
ya mis manos no serían manos sino palabras

la ventana que conozco yo la hice


negando los recuerdos que confundo
y mojando los pies en la arena más cansada
y secando la ropa con los soles con un tarro
es lugar y no cosa
pues es algo algún o alguien
y no una cosa que se come o se toca
yo me acuerdo de las cosas más profundas
y el olvido me devuelve aquí sin nada

profundamente
lamento
que la mente poco profunda humana
sea capaz de tan poco

[ 93 ]
sean por capas de libros
creerse libre al tanteo
y creer que rompiendo los credos
liberarse de nuestras palabras
podrían
pudrían
abras las tumbas con palas
rotas las tapas del libro
podridas
podrían
libres romperse las patas
salir de la tumba y ser libre

poiesis

y borrar con
la goma
del r e c u e r d o
lo escrito con
el lápiz del
olvid

[ 94 ]
Melancólicos anónimos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


eran los ojos negros en el suelo
sentados y sus bolsas
la risa
las preguntas
las risas
era la música insoportable que resulta
de las muecas exageradas y la falta de silencio
la ventana gigante llena de puntillismo incendiario
del alambrado público o el abismo tierno
y la posibilidad imaginaria
que una chispa nos quemara
y dejase cenizas de ciudad iracunda

¿me quieres?

¿cuánto?
de aquí al universo o
del universo hasta acá
depende donde quieras estar

los lobos corrían tras la mampara


me acerqué al vidrió y los vi
la vida salvaje y el pasto seco
las crías de zorros jugaban a morderse el pescuezo
cerca del río los lobos
cinco o seis trepando las ramas
y el cielo iluminaba los campos

[ 95 ]
una toma con la cámara aérea
y los pinos millones de pinos
y el mar

un lobo solitario se acerca a las crías de zorro


cuando las pequeñas se acurrucan a mamar de sus tetas
el mar se abre de fondo

“la madre hizo lo mejor”


decían los subtítulos
una montaña a lo lejos
y un oso

ahora los zorros cerca de las flores amarillas


y unos pájaros en el lago
unos nadaban y otros de patas largas
se hundían de a poco
el cielo inmenso
de nuevo
y la niebla

seis o siete aullidos de lobos en la nieve


pasamos de otoño a invierno
en síntesis de segundos

me enteré por las palabras que no eran lobos sino coyotes


guardias de los cuerpos muertos
protectores de su propia carroña
poca fue la sangre que vi
muchos los dientes en sus bocas
la vida salvaje estaba
detrás de una mampara
en un banco del centro

[ 96 ]
3

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


tasas de interés en el mismo lugar que una montaña
en el mismo lugar que los lobos
en el mismo lugar de los guardias
en el mismo lugar de las filas
y la sangre y la vida salvaje

comienza la pelea de los alces


sus cornamentas se enrielan
en cada golpe
y el oso sediento de lucha
los mira excitado por la pantalla

miles de búfalos chocando


clac
cabezas con cabezas
y la toma se acaba
un paisaje una pantalla una fila y un banco

la nieve
que da muerte a las aves
marca el camino

los cachorros llevan colgando


del hocico unas carnes desgarradas
y una mujer de treintaicinco años
me pregunta
¿señor lo atiendo?

un aullido de lobo olvidado


el documental debiera ser de una fila

[ 97 ]
y mi respuesta fue no
yo no hago la fila
estoy aquí por gusto
para ver la vida salvaje

[ 98 ]
Centofobia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


las veces comenzaron a repetirse
y cada músculo decía:
- la vida cambia de vez en cuando-
- la vida cambia de vez en cuando-
- la vida cambia de vez en cuand

crispando los talones supe


que el suelo me había dejado para marcharse no sé dónde
y la vida que seguía donde mismo
se plegaba por cada punto perro de mi cuerpo
con ella el miedo profundo
como profundo el sueño donde la vida
se plegaba en mi perro cuerpo
seca

ya es de noche y me abandona el sentimiento solidario


pues soy yo el prójimo lindo
postrado inválido paraperpléjico en la cama

olvidados los niños del boleto de la micro


olvidados los niños que se pierden en manhattan
olvidados los huachitos de neoprénico soplido

estoy ahí
aquí en la cama
repitiéndome
-olvídate del poeta del yo-

[ 99 ]
y
el
cielo
se cae
a pedazos
*

(el miedo y la noche)

el ruido a perro noctámbulo


se disfraza de estrellada primavera
y heladitas las sábanas dibujadas
se copiaban las noches una a una

abrazados a películas de niños perdidos en manhattan


o perdidos en boletos de la micro
jamás jamás serán encontrados
ya han dejado de ser niños
y son noctámbulos ruidos perros
olvidados una noche de estrellada primavera

(niño)

que un día fue vida


y al otro nocturno momento
se hizo palabra
que un año fue carne
y todos los lustros decía
se acaba el poeta del yo-
se acaba el/
su cielo
se cae
a
pedazos

[ 100 ]
ven niño

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


clavemos a diosito en un madero
y que el olvido se haga tiempo
para huir en barcos de costillas
y nadar en botes de alcachofa

¿has caminado por las alamedas cubiertas de fuego?

los cráneos se hacen pocos


para tanto ozono
y los buitres demasiados
como muchas las piedras
hirviendo en la Natria

no queda más que nadar


y seguir corriendo por las aguas
acompañando a nuestras ballenas
en la guerra contra las fabricas del humo

no queda más que abrir el sueño profundo


y chorrearnos por el río que ha rodeado nuestras plumas
ríes
pues el riesgo te parece innecesario

qué ventana más preciosa


la del hijo carpintero
que se enciende con el fuego de las calles
que se arroja y se crea en sueños

qué ampolleta más hermosa


la del hijo que la enciende
y la quiebra y se hace luz
y se corta las muñecas

[ 101 ]
qué sangre más viva
la del niño que es tu sangre
que se enciende con el fuego de los sueños en las calles
que se quiebra con la luz arrojada a la ventana
que acompaña a las ballenas a dar muerte al poeta
que se abre de sus sueños más profundos
que un año fue carne
que un día fue vida
y que esa vida
cambia de vez en cuando

[ 102 ]
Las fábricas del humo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


han acumulado todos los peces de este río
y de aquel otro
han puesto precio a la cabeza de los sapos
y si acaso se acercasen a las fábricas del humo
sus versos se derramarán por escritura automática

la advertencia está hecha


nadie tocará las fábricas del humo
pues la grandilocuencia de la obra
es más importante que cualquier aire o respiro

si han de venir esos que dicen que vienen con pancartas


soltarán a los perros que no ladran
para comer incipientes armas poéticas
que planteasen terminar con el humo en cadena

si bien es sólo una hipótesis


“los humos caerán por su propio peso”
es poco probable que ocurra
con todo esto de las leyes físicas
el humo pesa menos que un paquete de cabritas

este recorrido me está agotando un poco


parecía oír en cada rincón de la sala
no sé si es humo lo que cubre las paredes
o son orejas
lo cierto es que ambas se ensamblan donde mismo

[ 103 ]
*

primero llegó un niño


(sin ninguna pancarta alusiva)
se sentó en la parte de atrás de la micro
y comenzó a leer unos cuantos poemas
era como encender la tele
y ver “La realidad de la población”
ver gritos y peleas y risas y las drogas
y todas esas cositas clichés que vienen a romper con la literatura
y después se calló
dijo basura
las piedras duelen más que los textos
y en algo así como un acto paranoico
lleno de vigor e ironía
se comió los papelitos escritos a impresora
sonrió
como si el hambre se fuera

entonces dijo
perdón si causé algún inconveniente en su viaje
dama caballero
dejemos de aspirar el humo
una moneda regaló a cada pasajero que miraba a la ventana
y a todos terminó por ver a los ojos

y yo aquí
una bomba en mi mochila
y menos ímpetu que el niño

la gran columna de humo


salía a un lado del sol
nunca lo tapó
para eso existían los dedos

[ 104 ]
nos quedó absolutamente claro

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


cuando lo vimos en un spot de 30 segundos
esa columna es el progreso

mira como avanza el progreso


mira como avanza la poesía
nos decíamos para caernos bien
y hacernos un huequito en la fila

y la poesía venía a nosotros


en esa extensa y angosta faja de humo
era como si la vida se nos sirviese en bandeja como si la
pelota entrara sin patear el penal como si los pacos nos pe-
garan por lindos como si los narcos nos regalaran la primera
para hacerse uno adicto como en las películas de bandoleros
cibernéticos que navegaban en porno y otras canciones de
bob marley como los perritos que murieron en el sur por ser
plaga como esa vida que siempre quisimos tener de justicie-
ro rebelde en una moto como el che guevara o el renegado
como la espada o el cavernícola de los monitos gringos o
las metralletas y los vaqueros chinos como el pan tostado
con la cara de jesucristo que salía de forma recurrente en las
noticias de relleno (para mi las más importantes) como los
peluches coleccionados con las esquelas y cartitas de peque-
ñas compañeras que no habían ensangrentado sus calzones
como el viento tibio que viene antes de ponerse a llover y
la pelota hecha de papel y scotch posterior a la pelota que
era un mapamundi como la pizarra cuando quedaba blan-
ca y uno sabía que ahí alguna vez hubo una pizarra negra
rayada con tiza como las oraciones del mes de maría y los
mariscos carísimos de semana santa como la marea roja y la
contaminación como los periodistas con acentos extraños
diciendo que hubo un asalto en el barrio alto o la ropa ame-
ricana cuando uno se preguntaba si existía una vida que usó

[ 105 ]
antes ese mismo pantalón como las modas pasajeras que bai-
lamos y reímos o como las otras que duraron un tiempo más
como los resúmenes de los libros que jamás quisimos leer o
las trenzas apretadas para marchar un 21 de mayo como los
alcaldes de pequeños municipios que soñaron con ser presi-
dentes y sus esposas machistas que soñaron con ser primeras
damas como los campos y montañas que vimos por la tele
en documentales o los mamíferos que ponía mi abuelo para
dormir toda la tarde como el auxilio que prestó carabineros
a una mujer parturienta que escuché una vez en un relato
de mi tía o las historias de terror los viernes por la noche
como los lápices mordidos las tapas perdidas o esos lápices
que nunca se devolvieron como los perros que caminan a un
lado de las personas que vuelven muy tarde a sus casas o las
otras que eligen no volver jamás como los niños delincuentes
del juzgado de menores como el tiempo pasado que siempre
fue mejor o el recuerdo de las cosas que imaginamos para
el futuro como las piedras que rompieron vidrios de veci-
nos iracundos o las piedras que romperán bancos y plazas
públicas como las tormentas que vendrán una vez estemos
muertos o como los muertos que nunca conoceremos como
el gusto por las golosinas de cumpleaños y las tortas del su-
permercado hechas con las sobras de otros productos como
el porcentaje de impuestos que nunca nadie supo calcular
como los niños que esperan una respuesta completa y no un
porque sí como historias de kinder que uno no recuerda ni
recordará nunca o esos compañeros que nunca fueron tus
amigos o esos amigos que se fueron como el humo

yo aquí
una bomba en la mochila
y el recuerdo de mi fábrica de humo

[ 106 ]
Alexander Correa
(Santiago, 1991)

Tienes estudios en Lengua y Literatura Hispa-


noamericana (Universidad Alberto Hurtado).
Ha participado en talleres de poesía a cargo de
Paula Ilabaca Núñez y Gladys González y de
narrativa con Juan Pablo Sutherland también
en Balmaceda Arte Joven. Aparece en Versos/
Diversos (El Perro y la Rana, 2010) y Ó (Erizo
editorial, 2011). Obtuvo Mención honrosa en
el Premio Roberto Bolaño a la Creación Lite-
raria Joven, categoría Poesía (2009) y Mención
honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mis-
tral (2012). Publicó Lud Mía, en co-autoría con
Angélica Panes (Autoedición, 2011) y Ariel (o
los ecos en mi garganta) (Proyecto Editorial Itine-
rante, 2012).
Ariel [o los ecos de mi garganta]

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(selección)

Que/daría de manos sobre mis pies


el roñoso placer de guardar un corazón
un pequeño corazón / corazón que tengo por nadie
y nadie vuelve a callarme esta noche
quizás pronuncie mi delito reiterado
Ariel te traspaso mi condena
te traspaso poco a poco el dejo de otros
guardarte cerradito en mi diario
guardarte secreto para plegarte con calma
con ansias de saciar esta voz desentonada
desarrapada de rubores de los boqui-abiertos.

Un retorno sin caricias -pausa-


el uso -nuestro miedo Ariel-
la complicidad de estos ecos chorreados
fluidos bucales devenidos de un vacío Matrio
dormitado en los ribetes de tu edad y mis 17 años
creerse cuerpos fulminantes atiborrados
de posiciones inconexas -la tragedia-
de suponernos mártires de una historia
deconstruida a nuestro antojo.

En un ruego al padre –nuestro-


suelo Ariel –suelo-
llevarte de rodillas a mi rezo
bucólico, convexo
la ventana entre/abierta
tan pálida tu mirada obscena

[ 109 ]
el impacto caliente -o los dedos derretidos en la pared-
en un reniego de todo esto
de todos esos que re-significan tu nombre
en mi auto castración púber
de tenderme en todos esos hombres que no conozco.

Si me miras y cuando no,


siempre estás ahí.
cuando ríes -limitas- y cuando no,
te abandono cuando quiero
cuando no me resulta
cuando la presencia denota castigo
no te ves -no te oyes-
no te oigo - re/frotar
las notas que vuelan en un sueño de invierno.
o los mensajes que guardan tu olor
esta noche el sol se ha partido en rojo.

Si oscilo una palabra -un sacrificio-


los sonetos de amor cargados de espinas
corridas- lágrimas- derretidas
en el cuerpo virgen /otros 17 años
dejan huellas -llagas en mi boca-
Ariel nuestras pupilas dilatadas
detonadas en púrpura
las córneas esquivas
arrugadas -maceradas- en los versos
tus rasgos carcomidos en la ventana
desequilibrio entre un yo y un él
en su búsqueda de anidar y así poder
ovular /callar -alimentar con hiel-
ese sueño tan blando –liquido-
pegado en las manos para recrear mi forma
imaginaria la simulación del des/goce
una mandíbula que atrofie
esos ecos que tras/tornan tu garganta.

[ 110 ]
Quiero verte correr por estas manos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


quiero verte sentir el dejo de otros
que salives el útero efímero
y soples tan fuerte Ariel -tan fuerte-
para que al pujar no duela.

No puedo interpretar /no


puedo sentir eso como tú quieres
mi animalidad trans /crita
el cuerpo imberbe –enfocado-
la morfología de decir Ariel dice
el acto a la espera de la cama
mi cama cada vez más esta prisión corpórea
para reiterar el delito ese/este
que balbucea en cosa de ciclos
que me lleva -me traslada-
a lo que buscas bajo estas sábanas
él dice mis sábanas tan húmedas
y el polvo que las escurrió.

Te molesta tanto que gustas


de la boca que salivas todas las noches
reitera mi historia completa -ficticia-
porque te daña/ te encanta que no
sea más de lo mismo
dices sabes tan bien
el cuento del príncipe/niño
tan bien que me gustaría ser el tuyo
Ariel no entiendo no
puedo creer que creas en esa/esta
mi mentira del enganche tan púber
tan púber y te encanta
saber sí, saber si soy lo incorrecto
si doy el que da vueltas de compás
vueltas que trasladen/ que nos suelten
vociferaciones de los ecos que nos brotan desde/
él dentro.

[ 111 ]
Soy ámbar de veneno perdido
en un recuerdo sordo -inconexo-
revelado en lo volátil
un susurro que traslade -sostenga-
la malformación del oído infeccioso
(o nuestro cuerpo lleno de cicatrices)
Dicen Ariel querrás que sea tu consuelo
el consuelo de las noches al soñar-lo despierto
en un sosiego de preguntas con un millón de respuestas
que se insertan a un él y yo performativizado
descorporizado a mi propio imaginario.

El agua sucia se deshace en boca


porque te irrita/intoxica el hecho
esta nueva forma de disolver Ariel
una sonrisa borrada en el recuerdo amnésico
violentado nuestro retorno -suicida-
el enjambre-origami que soltaste esta noche
perdida en la decodificación del sentido.

Mantendré mi descendencia continua


hasta que el maltrato traiga
el forcejeo ingrato de otros años
la lealtad que guardaré a mi madre
entonada en el recorrido de la propia voz
del propio arranque perpetuo Ariel
esconderé los ecos de mi padre en un chirrido
en otro en-canto que sea tan tuyo
pregonado en nuestras noches de delirio.

Tu autorreferencia me da náuseas equívocas


no toques -que no escucho-
no no no no no no no no no no no
pisadas caen/caes entre mis brazos
quebrando-lo todo -todo lo que tocas a tu paso-

[ 112 ]
Vuelven como ecos retorcidos de trasnoche

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


saturaciones del corroer en rosa
perfilar mi cuerpo en señal de su mandato
adormezco todo lo antes instaurado en
esta/esa enfermiginación nocturna
o el eco acuna el estrépito salival este
trans /mutar y decir leche y miel
Ariel -para dormir despierto-
Ariel en un quejo de este pecho arruinado
cuidadoso en lo peligroso del toque
-tranquilo- / toca
toca y erecta mi pierna reemplazante
toca este puño fallido
toca y mis dedos se pierden en boca
toca su entrada y salida
toca y me vuelvo rítmica
críptica
rítmica
críptica
críptica.

En su asfalto regenera dice


el recuerdo cíclico -la nueva voz -
empuñada en los labios -revelados -
(o el eco barroso que vuelca tantos)
en el rezo que tanto te gusta/que tanto
aprendiste a vomitar cada noche.

Si cayeran como muertos de boca –abierta-


las manos destiladas al roce –perpetuo-
el perfil Ariel de comenzar a brillar /sí
absorbe cada luz iluminada
en un eco trans /figurado en un signo
ambiguo sería el nombre de aprender
a desdoblar todo –movimiento-
incoherente me re-vuelca y dice

[ 113 ]
iluminada no relumbra
tosca es mi nueva manera
de recomenzar a parodizar todas
esas antiguas fijaciones sexuales,
padecer la enfermedad de cada uno de sus cuerpos.

Me desnudo y extrañaba la época –repartida-


me dejaste en el destello de su cama
solitario encontrándome con los de la otra noche
con los de siempre, los noctámbulos/los atrevidos
podría volver limpio y derramar
cada eco Ariel asomado
penetrado por tu figura plástica
aquel juicio que ganaste sin manos.
Ariel de rodillas te sometes y gustas
del premio lechoso mayor
nuestra subversión invertida.

esta vez no quería


esta vez no me tragas contento
esta vez no siento lástima por ti.

[ 114 ]
Embrionario [o la salivación del cuerpo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


antes de nacer]
(selección)

Primera posición Él Des/garró

Desgarrar lo dormido de la figura intacta


lo pulcro de su / arranqué unas cuantas libras de la
[mandíbula.
Deglutir/retener/ expulsar/caminar.
Vuelco de voces y ecos su trastorno
La caricia de un par de dedos y ojalá
no sangre viscosa la comisura mal parida.

Expulsar se llama el 5º acto

sangrar será el próximo desmayo


la inalcanzable fílmica de esta nueva figura busca
el minucioso De-letreo infame /
No mezclar la carne con un beso, sería lerdamente mortal.
Me prometieron virgen /me casaron con pliegues y partes anexas
al cuerpo seré porcelana dije invadida por el tacto del Nicotinoso.

El tabaco cura las ojeras/ retiene el hambre/hambre


me asumí ante él y como él por pecado.
El conteo vuelve solo dos por noche/ repite
el conteo siempre dice no calla nunca a la hora de chorrear-les

[ 115 ]
2º Canto (la arritmia)

rojo es el margen/ el mecanismo de su


empalme no ha de recibir amarguras /
el que sea manchado en pecado que lance la primera piedra.
La del 5º acto ha tenido tantos/tantas arritmias que pausa/
detiene y cansa al conteo que dispara y recibe el palabreo de
su versatilidad

Tercera Cópula (la succión)

Al revés del Acuoso que todo lo mama


que todo lo gira a tras/tiendas / su ano y su boca su mismo
tanteo enfocado al propio eje.
La personificación de un yo sin yo
y en ese lugar sacar el carné en rosa
e invocar su manía de llevárselos todos a la boca /
ahora será succión/ pregona y repite succión seré succión
dice
adosada a las restregadas y mal gastadas gargantas.

Absorbida en su presencia continúa el Saleroso, doblegando


volantes
2 desgarradas por una mal-gastada al precio de una mordida
de pastel

4º Chirrido

La cinta de la silueta misma historia/histeria


la enfermedad que nunca reconocí ante el espejo
las prefería diluidas todas para que pasen rápido
para que pesen menos las estrías que carcomo
dos rebanadas sin sal ni aceite, eso duele dije

[ 116 ]
eso me reventaría la boca repite la escarchosa probando

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


un té sin almíbar que ahogue el bolo de la enfermedad.

Sexto estado / expulsar: (La Malformación)

Quema tanto como dices gracias


por venir esta noche diré a cual no prefiero
la de la escotilla baja rasura rápido y vuelve
son sólo 30 minutos agudiza y ríe
yo quiero más degusto a más y pago por ver
cuantas prendas cuelgan en su cama
olvide el algodón para taponear su
sangroso desgaste replíca camina y dice
no hay oro que me pague ni billetes que me sobren
dando vueltas en sus bragas bajas
al recuerdo de los estribos del saleroso
quien sólo mira y sólo pide malformaciones
serán los dedos y su llanto que acompañe
el retenimiento de su peligroso arranque.

7 plagas y una pulsación (llagar )

La pastilla que tragas aparentas


ciclos de sal e insomnio pegados
atascados en lo místico de aquella mal-formación

Parte de la perfora / quejidos incestuosos


la majadería de su estambre ha de ser
la compaginación del nuevo cuerpo.

Las locas callan ante el lúgubre


las locas castas puras y dulces
agarrárselo por un caño dice la otra
llagarle el culo mientras coja

[ 117 ]
las caderitas nocturnas apagadas nigrománticas
requebrar en llanto y palidecer en tres
castigos adosa el Nicotinoso
coger –llorar y volver
como la niña tri-partida que de noche solía ser.

8 tiempos de la perfora

Ternura sólo al que se la rompa


nunca fui de mezclas piensa
cuantas veces nombre tónicas,
tenderse sólo a la que venga, a la que pesca
suturas comprimes despacio dice
mientras más tenga menos me interesa
comenzar el día a la hora antes de dormir.
piensa en el hijo en la madre que se aqueja
no valen la pena, todas son un cuerpo al caer la noche.

Esperó a unas pocas mientras/ tientas


el sonido del calambre asfixia
Necromantica reemplaza, otra nueva cojida mía.
La más palpable de todas dice
deslumbra el Nicotinoso en esta su nueva aparición
así la alargada le llega de pronto
directivo instanteo a su viejo corazón,
ese es su punto, el quiebre con el ombligo
alínea la cicatriz que mancha y mancha
los harapos con supuro estado de su putrefacción.

Así mismo ha de ser querido
así mismo aprendió a quemarse con tantos otros
barros y otros recuerdos
limitaciones de una ciudad que se escapa
que se encuentra con ella misma
suma tras suma de lugares

[ 118 ]
baños públicos plazas multicolores

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


devenidos delirios tacones que se rompen
medias que se agujeran al caminar.
atascado en la salida/ rodeada siempre queda
una llaga por satisfacer, el tosco vacío inmenso.

El conteo respira como si nada


le bastará rasgar tres veces el ciclo de los 14
días en que todo traspasa al azar
así como la lengua se aqueja del territorio
y el territorio resguarda su cuerpo
tiempo y espacio en que el todo y nada
se pronuncia mientras cae el anochecer.
Renuncia a su cuerpo al espacio
al todo por el todo /cuenta un engaño
las pocas monedas que le quedan por valer
piensa en lo filoso del eje
mientras creía en dioses de la ignorancia
mientras en cinta el cassete se atasca y se atasca
el mecanismo tiroidal le acompaña
la secreción de insulina, el alto colesterol
y la materia grasa que aflora celulítica entre sus nalgas.
Así ha de ser trastocada dice
transfigurar la salivación poco fina /poco natural
el maquillaje que lleva en sombras y luces de neón
el delineado del oxido rebaje que hizo a tientas.

Nueve gajos (mi cuerpo mecénico se reparte)

Gasto el pintalabios como cuantos culos deje sangrando


ese tumor que nunca le correspondió
binarismo que más parece intermedio.
Acunado en su llanto sin ver-le
tropiezan unos cuantos en su flora
nunca me he rebajado a tantas

[ 119 ]
nuevas malformaciones repite el saleroso
al ritmo de la invaginación.

Todas son luces al caer la noche repite


contiene despacio y dice
cuantas poses viole ante ti
nadie queja el todo pasa/ una por una
brusco por brusco, neón por neón.
Necromántica olvida la antigua regla
esa que habla del viejo corazón
a él si le caben todas estas piensa
en la madre y el padre
o el Nicotinoso que una a una las parió.

Imagina como el enlace le recobra sudores


errantes de soplos fugaces
un estigma temeroso de vellos que le abundan
entre piernas que sobre/salen
caminos cojos que nunca recorrí.
reinventa la fiebre y los puntos del enjaule
así todo le puede volver a comenzar,
brillar desde el somnífero instante
en que la belleza y el descuido les amorfa cada parte
ciclo con ciclo coquetea el luminoso
aprendiendo lentamente lo que es el mal sabor.

[ 120 ]
Las Cachorras

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(selección)

Los perros son tan complejos, su domesticidad, el discurso social y en


cierto modo sentimental de la mansedumbre hacia el amo, pero hay que
considerar sus colmillos más que filosos y la potencia del ladrido que no
nos deja dormir.
Diamela Eltit

Un manifiesto con fichajes de ajedrez que reporte el acon-


tecer que nos impone este gran cuerpo, un informe psi-
co- anárquico que detalle cada uno de sus avenimientos, las
alucinaciones;
él caminar/él pensar,
él detenerse, /él
musicalizar vocalizaciones del perraje en lumbre, adosar
cada uno de sus acentos, tatuarlos en lengua gangrena. Don-
de el cuerpo adopta un nuevo truco/aprendizaje, el vocablo
que subvierte, los cruces peatonales que tan sólo la perra
mayor convexa, los resignifica a su imantación mandibular,
los caninos, los premolares, el hocico, la salivación en rabia
de este nuevo lenguaje/hibridaje, sinonimias del quehacer
poético del sujeto hablante.

Y qué dice la perra?


La perra utiliza los ladridos necesarios para que no sea deco-
dificada toda esa información, la perra contiene la lengua, la
lengua relame a la perra, ella maneja el transitar del todo, des-
de el molar mayor hasta el canino inferior. Donde el cuerpo
jerarquice, ponga en escena toda esta maquinación, Donde el

[ 121 ]
cuerpo deja de ser abstracto, y que en ese abstracto también
se contenga ella. Recrear un cuadro plástico con focos de
turbiedad de lumbrera.

Qué predica la perra?


Aquí la perra ya no se enuncia desde la escucha de su ladri-
do, lleva toda esa prédica, toda esa rabia a un conjunto de
movimientos inconexos, como si en este recuadre de la plaza
estuviésemos en presencia de un ataque epiléptico. Pero la
perra es pilla, quiltra, dama de primera, ella sabe que siempre
que todo lo que tenga relación con padereces y refrote de
cuerpos atrae adeptos. Seguidores de las verbo-diarreas de
la perra. Las políticas des higinezadas las más insurrectas, se
posiciona hocico al suelo ejemplifica se curva y dice todas las
castraciones de los días, de las levas. Las adeptas, cachorras
pre-milicas. Las nuevas.

Y qué sueña la perra?


Los colores de la leva fueron determinantes en la fluidez de
ese sueño multi-ovárico. La perra hizo la separación de las
levas, tal moisés separando aguas, acuosidades rojo turbias,
blanquecino transparentes. En ese ir y venir de imágenes
determino cual es cual, la leva más leva, la leva-dura, la le-
va-blanda. Analizó los puntos del requiebre, los distinguió
entre menopaúsica y menárquica, así tal cual, nos predice,
nos corporiza en este recibir el cáliz , o las turbias, sus levas.

En situación de tormenta, se asienta en la determinante de


la paralela.

[ 122 ]
No es por mal intencionar, debemos decirlo, pero si tuviése-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


mos acceso a los diarios íntimos de la perra, esos diarios en
donde se escribe desde el interior y deja de ser perra, asumi-
da en el lingüístico, ahora es, cachórrica quiltra, multiacuosa
en infección. Es ahí donde ahonda los estados precisos del
no decir, del escribir íntimo; las alargadas, las corridas, las
dormidas y los ensambles de cuerpo. Las vendidas, las citas
nocturnas con el ojo mayor, lo que nadie supone, porque
madre perra es madre, aguda, lo sabe todo y por lo mismo no
puede intranquilizar todo ese criadero perruno interior. Por
donde se prende y se sonroja, haciendo valer su imantación
sulfato rabiosa, lo verdereo no le toma a este atuendo, o los
tacones y trompesarme y evadir las balas chiclosas en este
intento de fusilaje.

La perra elige la plaza como lugar de su nidar.


La delimitación del cuadrante en esta escena, tiene directa
relación con la potencia sonora del ladrido. Madre perra cir-
cunscribe santiago, lo mitiga de cánticos, verborreas caninas,
se tiñen y se hunden, santiago, el criadero, la plaza, todo se
baña de perrajes, sucumben, atiendan, dan sentido a que ella
manda, ella dicta, simula, confiesa; en este intimaje cadérico
ensamble, recurrí a todas las tonalidades, las llamadas, mis
levas, todo con tal de quedarme en cinta, recaer, parir en el
cemento, ceder que perdí el lugar, la ilusión de mantener a
mis cachorros hambrientos, sumidos/paseo huérfanos, hua-
chos todos, yacer aquí sola, ovulada, imperiosa en escarchas,
carentes de la sed y con ansias de él. Ejercer la constitución
política, con tonos de prostitución poética. Como nos ha de
adiestrar este sistema.

Y qué la hace única?


(Diarios a modo de confesión)

[ 123 ]
Hay que matar a la perra para que se acabe la leva...
Pinochet

En este carraspeo acuoso de levajes endométricos, aturdo el


tracto, lo tamponeo el uteraje de retazos discursivos, lo lleno
de poemas en donde se dice que el ojo mayor debe matar a
la perra, así nos acabamos todas juntitas, así nos erradican
de la plaza por no ser dignas de la visita ilustre, del papado,
del momificado, de este bendito estado, que nos pensó y nos
mató sin titubear dos veces en este centro neurálgico. O peor
aun, no identificar el verdadero llamado, el ladrido que atur-
de desde la perra, de hocico convexo, llama, reúne, relame.
Relame la glándula en pos de su calostro, en tacto papiloso
de su lengua, han de salir por el pezón, así tal cual reflejo
de eyección. Oro líquido, aminoácidos identitarios, nuestra
inmunización.

Se le vienen bombardeos
PA
RA
SI
TOS

Salivas convergen, hocico mostrando el colmillo, mandíbu-


la con rabia, la rabia es la fuerza bacteriana, es más amplia
que la rabia, la rabia se transmite por mordedura el parásito
por mala junta, y he de inmunizar a los caninos los míos,
darles su calostro, oro líquido para que explote el necúmen,
reviente la hiel, y quedemos todas negras, enfermas, trasmi-
tamos por sondaje rectal esta marca parasitaria, que la guarde
y la saque y que por favor no olvide mi nombre, Cachórrica,
multirabiosa en infección. Y yo infecto porque santiago es
mi centro, la plaza es mi encuentro, mi hocico es su centro,
parasitaje que cubra el plan AUGE.

[ 124 ]
Almíbar a pelo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


montura disuelta, los estribos las carnaciones
incrustaciones del arnés me rodean
comprimes despacio dices; sugiero
en este desalojo moral he de reflotarme hocico al suelo
encontrar el contagio por manada/mamada -diversificar-
usar retóricas que ahuyenten al hombre lobo, al hombre solo
quien mira y se admira del buco-lenguaje
recurrí a la taxidermia para sostener esta perfo-cadérica
la energía o el traspaso del cual hablo
Madre perra/ seis tetas sé /sus-leva(s)

Y si se sus leva castigo le dará le dará


madre perra castigo aprendió a dar
de su imantación levosa/sulfato ferrosa
flora metálica que protege el cuajo
la obertura a modo de vagina/infierno
canino dentibus albis
-incisión-

Y dónde quedé? me perdí en el intento del remonte, no- nadie


se monta dos veces en el mismo despelote. Aquí supuse que
todo será acto de la involución- y que pasó con la sorpresa
de la escena? Con la Verticalidad de la plaza de armas, y que todas
y todos converjan hacia a ella- que se quiebre, que
resuene, cómo suena el pisoteo de una quijada en la acera?
cómo morder la acera y cuidar a los caninos, los incisos,
los inferiores? y que en ese retener la saliva tenga un
contador por centímetro cúbico-

(Parótida + submaxilares) Saliva (que deviene por contagio)


al cubo es a la leva / La leva hay que soltarla por el hocico

[ 125 ]
Si la saliva contiene/ la rabia contagia
caninos
caneros
incisivos

La perra dicta:
Dónde el cuerpo?
(Donde el cuerpo es la distribución jerárquica realizada por la
perra cabecilla en jefe)

Donde el cuerpo es una residencia cardiaca de la domestica-


ción física
Donde el cuerpo recaen infectados en la madriguera posta
Donde el cuerpo se tiende a un banco fijando el ojo en direc-
ción infinito
Donde el cuerpo firmando un acta para validarse como sujeto
civil
Donde el cuerpo peregrina descociéndose el hocico mientras
paga manda
Donde el cuerpo enloquezca y pueda recorrer cada una de
estas escenas
Donde el cuerpo se uniformaliza en línea hizando la bandera
en el colegio municipal
Donde el cuerpo yace recluido bajo la mirada de un panóptico
obsesivo
Donde el cuerpo descansa y se entierra vertical en los nichos
del cementerio general

Donde el cuerpo se inclina al leer donde el cuerpo en cursiva

Salivas, diarreas sus levas. Dónde el cuerpo?


Todo contagio me parece lastimoso, las bestias mis parótidas
Parásitos recaigo en los parásitos

[ 126 ]
que interceden en esta fluidez.

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Indulgencia plenaria, las guatas reventadas
Jeringar- trasladar este parasitaje perraje
Contagiar?
Contagiar desde mi lamparilla lagrimal
Escurrir cascada llanto leva llanura -llantina-
Arruga de tres surcos que con los años encierra el ojo
Lo condenan- lo limitan-
Conservar mirada mandona -esclavista-
Una esvástica asomada como espina en este cuerpo calloso
Rosáceo serpentín mi tempestad y su templanza
Aserruchar en cruz con mi navaja dentaria
Sesear
sesenta
veces
digo;
imantar por cesárea
/deseo.

Desvanecerse en ebulliciones,
(sonidos del oleaje/levaje)
Cómo suenan los ríos de levas?
Los pedrajes del río son castraciones del cuajo abortivo.
He dicho, un pedraje ruge-
Un pedraje magulla desde la trompa
a este río de sangre que es sólo fluir,
Fluir endometrio cascadas desde un dentro
fluir en picada -fluir en piquete-
piquetear jeringa del tipo mariposa,
la mariposa higiénica se paró y se adosó
a la rivera del calzón en este río/obertura
se adosó y tractó en su estilo sangroso
-sustracción.--

Solidez, levaje, hay una estría que marca

[ 127 ]
somos fieles a las coordenadas de su tino.
Hay una cuña mal formada en esa resistencia
algo se doblega, algo me evadiera--
Tetra -plegía-
Tetra se angustia y madruga labrando
dormita en el piso para contenerse las babas
del hocico han de pender lagunas
salivas multiparasitarias
toda bacteria adquirida por boca
es y será objeto mal-nutrido de
efervescente marfil-o.

Ennegrecer; dormirse junto al batro

Es por eso que el matadero/roperro aún no ha podido ser


trasladado de escena, el palacio canil fue instalado como un
comando táctico un búnker en el cual se encubrían las más
perráticas perversiones.

Alguien ahí dentro cuenta perro metros de pelaje canero, al-


guien ahí, en ese mismo dentro selecciona los pellejos para
retocarlos en barniz de leva. Alguien de ahí nos cuenta que
la madre procesa el cuero de su hijo quiltro huacho para
exiliarlo, para enviarlo fuera del país y poder traficarlo.

[ 128 ]
Fernanda Martínez Varela
(Santiago, 1991)

Estudiante en 5º año de Sociología (Pontificia


Universidad Católica de Chile). Ha participado
en talleres de poesía a cargo de Rafael Rubio y
Paula Ilabaca Núñez. Obtuvo el Segundo lugar
en el Concurso Literario UC, mención Poesía
(2010). Aparece en Cuentos y poemas de mujeres
(Ilustre Municipalidad de Rancagua, 2007).
Publicó Ángulos divergentes (Autoedición, 2007).
Trabaja en su segundo libro, La Sagrada Familia.
La Sagrada Familia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(selección)

Escribir sobre nosotras me recuerda una casa para más de


una persona El cuento de cerditos donde el lobo sopló y co-
lorín Pero hablar de mí resulta hablar de las cucharas con un
poco de helado Oír alaridos preguntarse qué inquieta tanto
al tenedor Las copuchas de la taza con el plato El invierno
subido de peso cuando estamos todas aquí No es dar nin-
gún ejemplo es decir etcétera en fin No quiero un balancín
porque ella recuerda si araña la niña debajo de casa Es que
abajo hay un telar Y dos elefantes dirán es esta la ronda de
san Es decir la pena es mucha Son muchas las botellas que
debajo de la cama tú vuelves a llenar Es ponerme la cabeza
es sacarme la cabeza Que digas más linda me veo sin Escribir
sobre una casa para habitarme en ella No escribir cuando te
sientes más feliz que yo

[ 131 ]
Nadie está más solo en esta casa que quien escribe sobre
casas donde hay gente El arroz huele a zanahoria pimentón
El horno a costilla al ajo y merquén Como si fuésemos un
panal de abejas El amor un pie de limón sin aquella parte que
astilla la garganta Como moscas clavándonos las patas que se
lamen con ansía el pie Nadie está más solo en esta casa Que
quien escribe sobre casas de muñecas en el árbol la abuela
la tele el perro no me deja dormir la siesta Aunque tema
que la taza esté vacía más té quieras y no haya Y buscando
nada encuentres se deshagan de origami las orejas del perro
las paredes Te parezca que la casa se sostiene sobre líneas
pero curvas Que no basta con que escriba qué perladas tie-
ne uñas si pujando las incrusta y tripas masca Que no basta
acicalarla si gatea con muñones en los codos como bestia
Me decías sobre líneas si no llora no preguntes Nació pues
alegre! Como si de lana fuese el amor y no fuese el amor
sólo simples ganas De comerle las costras al otro Pero tú no
viste que entrelíneas me arrancaba el pelo trenzas yemas de
los dedos un lunar Ni en tus brazos viste vetas de color rubí
Cuando dije tu sangre es linda Y quisiera besarla para llorar
Cuando te pregunté A qué hora se me pierde la cabeza Y
dijiste dos Pasos antes de mí

[ 132 ]
Estoy solo estoy feo si pongo la cabeza en el suelo como

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


avestruz Y no me la quito de una vez mientras me das el
último cigarro que te queda E insistes fume lento que las
puertas no se abrirán Las ventanas la luz impaga alguien toca
la puerta preguntando si hay alguien allí Y dices no Aquí
sólo hay cosas que están agitadas Una sopa de letras frita
un corazón con moscas en la mitad Tú correteándolas con
el plumero Guapa te ves parecida a mamá y yo a la parte
que quiso Estoy feo estoy solo pero tú sigues a mi alrededor
Poniéndote plumas pues viene el invierno y nadie hospitaliza
al pájaro loco Estoy solo y despuntas las medias que no te
rajé Por comerme las uñas de nervio Si pongo la cabeza en
el suelo y carolín juguetea con cráneos de vaca Estoy tan
sola que incluso solo me siento también Si dices sueñas que
despierta sin ojos de botón de pantalón El pelo de pita pin-
tado con témpera artel Estoy solo Y algo duele en esta casa
Que esa muñequita con los ojos de botón me habla Mientras
duermo con el tenedor Yo dije hubo un día y sólo uno por-
que no tengo tiempo de poner los pies sobre la tierra Pensé
si la cabeza pero recordé la asfixia E imaginé los pies emplu-
mados la cabeza en el piso No quise ser avestruz Quien tiene
la cabeza en la tierra no quiere ver pensé Quien tiene los pies
en la tierra ve cosas realmente oscuras

[ 133 ]
Entonces compraste zapatos alfombras vistosas la viga en
la puerta acá nadie va salir ni entrar Entonces pensaste en
esposo la nana las cuencas los diosito salve jardines de hule
un perro charol Los ojos de dios
con un tic nervioso

[ 134 ]
Los ojos dios volteó atrás para dar impulso los pulsó en re-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


sortes puso cara de cristo en la pared con su crueldad Des-
enrolló la lengua y sin querer pisé ay! una canción de cuna y
una en rondas pensó aún lesa la cabeza dando tumbos daba
vueltas Cruentas tuve sensaciones yo creía masticaba ya roí-
dos moretones E hice gárgaras de sangre pegajosa y rallé pa-
pas de calcetas rallé ojos y en el óculo hubo sendas caracolas
de colores tales céntricos circuitos donde ella se marea como
en una lavadora que refriega sus vestidos pues la sangre es
pegajosa! Soy tu efigie dije al rato y dios se puso vanidoso

[ 135 ]
He pensado en formas prudentes de matar

[ 136 ]
Halo [19 poetas nacidos en los 90]
Toda forma de matar es prudente

[ 137 ]
Estoy solo estoy feo es necesario insistir que estoy propor-
cionalmente a mi altura Estoy ancho de manos que rompo
caricias Hosco de boca que bajo mi lengua de besos que he
dado tengo la mitad Estoy que descalzo recorro gritando
polillas me entran por las orejas apagan la luz Vi que tenía
humedales de sangre en el corazón Ganchos y arpones entre
las palmas tuve cerradas tuve pavor de arañar justamente la
parte preciosa de ti Pero decías la mente es la única mal De la
cabeza yo era de esas que tuve jaqueca desde los tres escarbé
con pinzas polillas y abejas y ni sólo una cesa zumbar Dar
cabezazos en la ampolleta como si ellas tuviesen jaqueca a la
vez estoy con alambres de púa abrazado Son años que solo
me encuentro con lúgubres lumbres que hurgan mugrientas
las partes sombrías que no quiero Ver solías la culpa en las
manos sangrar Mantuve la palma escondida mamá me decía
qué tienes ahí

Nada
Pero tiene pelos
Nada
Pero tiene patas
Nada
Me gustó más que el acto
de comerme el corazón

[ 138 ]
Cubierto en miel de damasco

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


un corazón rebosado en mer-
quén Sin olvidar la salpimenta-
ción Hágase asado o al horno
Puede producir alergia si no
consume al dente

Pero la carne más cerca del


hueso tiene un mejor sabor
Cuando se ahúma a la parri-
lla a distancia del fuego Sólo
y siempre sea tomada con los
dedos Y éstos relamidos minu-
tos después

[ 139 ]
Estoy solo estoy feo si pongo la cabeza en el suelo como
avestruz Y no me la quito de una vez mientras me das el úl-
timo cigarro que te queda E insistes fume lento que el fuego
no tardará Ya abrí las ventanas y el aire y el fuego He leído el
horóscopo y sé que la unión Lancé la colilla y ardía un retazo
en su pelo de sólo hace falta prenda el vestido El vino era
sangre no era al revés Decías quiero ser madre porque soy
mujer y si muerto no importa si nace o no nato Madre fui lo
que pasa es que poco duró Es un gesto de amor tan grande
El hijo alimente al padre en todas las casas ocurre al revés Y
el día es bonito que ganas me dan de incendiar también tuve
charol en vestidos con vuelos y en bache unas perlas y en
ojos unas de decoración Te dije colgar collares o confesé Te
dije mi pena es linda Así como con tripas de mostacillas Así
como con baches minerales Así lamento fuera de ornamenta
Estoy Quitándome el hollín como si fuese culpa poniéndo-
me la carne por su reverso masticando las costras de tu co-
razón Estoy solo estoy feo te dije a ratos puedo querer con
ansiedad El amor son las ganas de al otro comer Sé que si es
una buena persona Su sangre tendrá el color rubí y tenerla en
mis manos chorreando tal luz estridente en la palma tuviera
que sólo bastara empuñar salpicar Como si fuera ampolleta
de vidrio Como si fuera el mismo principio nervioso estaba
escribiendo que a punto de ocio o de ansía desové tus ojos
con un tenedor Y cóncava toda quería de orquídeas llenarte
ponerte las piernas en jarras de nácar y ámbar amoratado
tiñendo en decoro la putrefacción Te hablé de zanjas y napas
abría violáceas purpúreas te dije collares colgarme quisiera
con tus molar estaba escribiendo un día de estos que llegan
nublados verás cómo cae el ave de hollín Allí carolín con
la boca tapaba iba como atragantada con sangre arenosa de
viejos rubí está como gangosa Te dije la lengua tampoco le
quédate callado me contestó!

[ 140 ]
Halo [19 poetas nacidos en los 90]
Y el silencio a mi lado se puso mañoso

[ 141 ]
Benjamín Villalobos Baranda
(Santiago, 1991)

Estudiante en 4° año de Licenciatura en Ac-


tuación (Pontificia Universidad Católica de
Chile). Ha participado en cursos y talleres de
dramaturgia a cargo de Juan Radrigán y Luis
Barrales y de poesía con Paula Ilabaca Núñez.
Ha estrenado dos obras de teatro de su autoría,
Que se mueran los feos y Podría parecerse a vivir bajo
el agua, ambas en 2013. Actualmente trabaja en
su primer libro de poesía.
Las noches que son mis noches

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


1

los militares que bailan con mi hermana


gritarán de alegría cuando una de sus balas
llegue a mi corazón
porque me habrán visto
oh pecador
putear a las estatuas de chile
que me descueran y me miran feo
porque saben que si estuvieran vivas
yo les escupiría en la cara
para ver como esa parte de mí
cae por sus bigotes
entra por su lengua
y sale por el ano con sus pulmones en mis manos

yo que sólo enfrenté la derrota de mis noches


no sabría si reírme
o llorar mi muerte
si quedarme en silencio
o pagarle a estas putas
para que se rían conmigo
y todo esto sea más triste

porque de pura pena


volviendo a mi casa
bailé con todas las que encontraba
y las descubría en su juego de ser militares
con sus caras rojas

[ 145 ]
tetas grandes
y ropita de camuflaje
para que no se les notara la vergüenza

esa ropita yo se las sacaría


- A los militares para que los maten más rápido y
- A ellas para amarlas aunque sean militares

yo les silbo a todas espérame tal como lo hiciste

borracho y con rock and roll en medio de la fiesta

montado en la bici bajo los mismos focos que te


alumbraron por primera vez

cantando puteadas que ya vuelvo a buscarte

les silbo a todas para siempre

la ciudad desaparece cuando aparecen los recuerdos


y podemos inventarlos
para que nunca sean nuestros
y si no los inventamos
te los compro
o te los cambio
o te los vendo
porque soy la industria
yo pecador
de este país sin industrias

yo cambio amor por palabras


aunque salga perdiendo
porque soy la industria, mi amor,
y siempre salgo perdiendo

[ 146 ]
a ti no te comprará nadie que no sea yo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


porque yo soy la industria de tu corazón
y estas palabras no las comprará nadie sólo tu
porque son para la primera que me quiso un poco

entonces échele el rush a sus labios


péinese su chasquilla
deje de mirarme así
Y póngase ese short cortito que tanto me gusta
ese por el que se le asoman los labios de la vagina, échele
ruch a esos también, wachita rica, que tengo ganas de rom-
perle esas prendas minúsculas a mordiscos y hacerla recagar
en la baquedano que es la plaza más grande del mundo vien-
do como las estrellas se mueven van y vienen de nosotros
mientras regamos el pasto con el jugo que emerge de tu sexo
a raíz de mi sexo en tu sexo que es el sabor nuestro capaz de
alimentar la tierra

y los pacos a un costado nos ven con envidia


y la gente cruza las calles amaestrada con el semáforo
Y los pazos de zebra //////////////////// rojo
//////////////////// amarillo ////////////////
//////////////////////////////////// verde

se hacen los que no nos miran por la vergüenza de querer


sumarse a esta fiesta que es la orgía del mestizaje con cariño
ellos que prefieren celebrar en sus casas a los muertos que
nadie sabe con exactitud qué fue lo que hicieron por este
país que ya pocos honores se merece salvo el de celebrarnos
a nosotros los vivos con el amor de nuestros cuerpos en las
plazas que debieran ser nuestras

[ 147 ]
3

la ciudad habla por sí sola


la destrucción siempre puede ser un error
el sol sale cuando quiere
y nadie se quiere ir
se despiden para siempre
se quedan olvidados
alguien sigue bailando
y yo que no tengo ni para la sopaipa por la chucha
ni para un cariñito
ni para unas palabritas de amor
no se puede ser feliz sin ser puta
Y una de esas se acostará conmigo
y cuando sea mía por un rato
veremos si la propiedad cumple con la promesa de la alegría

pero la noche pasa los recuerdos


pasan and here comes the sun tra la la la
y parece que ninguna me gusta tanto
o yo ya no le gusto a ninguna
y no sé que es peor

todos nos tapamos la cara con las manos


las estatuas de chile me descueran

ya no está esa que me hacía reír

ya no hay nadie esperando por mí

las prostitutas que se ponen al lado de las universidades don-


de se estudia el fenómeno sociológico de sus culos con pre-
cio y de su sexo suceso indefinido

[ 148 ]
no saben que hay pendejitos snobs que pagan por escuchar

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


sobre ellas en las salas y no en sus camas
y que además hay otros pendejitos no tan snobs pero que
escriben poemas sobre ellas sin haber pagado nunca un puto
peso por su amor porque tampoco nadie ha pagado un puto
peso por ellos

se besan se tocan
se ocultan las caras
se duermen en los paraderos
se sacan fotos frente a las estatuas de chile
se afirman las manos
se ríen de ellos mismos
se terminan de querer
cruzan la calle como si cruzaran el mundo
y yo me quedo mirando
cómo es que se ama
sin amar de verdad

no hay nada más triste que un río seco


y desde la altura
meo la tierra que fue el caudal
que un día nos fundara
alimentando el desierto origen de este mundo
con mi orina remedio de amor
mientras yo pecador voy pidiendo perdón,
no por mí
por él
por ellos
por ustedes
por los ricos y lo de siempre
por la mierda
lo mismo de siempre
Los ricos

[ 149 ]
Los pobres
Los putos
La vergüenza
Los discapacitados
El rock
El frío
Las promesas
Los desnudos

nos veremos
todo
¿cuánta ropa te puedo sacar?

quiero verte desnudarme


desnúdame desátame

quiero verme
desnúdate
muéstrate recupérame
cuando me pierda

no será lo mismo

la ciudad
si se aparece con los recuerdos
en los recuerdos
se aparea

lo recuerdo

¿qué es estar enamorado?


el rocanrol, nena
es estar enamorado

[ 150 ]
lo ofrecí todo y nadie aceptó nada

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


7

me pasaré por la raja este poema


y a las que me no regalaron su amor
y a los que no me quisieron vivo
me pasaré por la raja a quien lo lea
yo seré su único destinatario
y si mi madre lo lee
me la pasaré por la raja
y si mi profesor lo lee
me lo pasaré por la raja
y si mis amigos lo leen
que aguanten un momento mientras me los paso por la raja

aunque esto sea de mentira


puro blah blah
pura poesía
-a nadie le importa
que mierda es la poesía-
porque jamás podría pasarme a alguno de ustedes por la raja
que han escuchado o leído con tanto cariño este poema
que será mi único compañero

mi epitafio es la sorpresa

Mijito
Si usted anda caliente
Obsceno
Cochinón
Vaya a su pieza o a su baño
se encierra un ratito
Y ya sabe lo que tiene que hacer

[ 151 ]
Así no molesta a nadie

Mijito
Si usted anda enojón
Con furia
Rabioso
Encuentra que este mundo es tan pero tan injusto
Entonces enciérrese un ratito en su pieza y grite
hasta quedar afónico
Done sus cuerdas vocales para un mundo mejor
Pero no ande divulgando este tipo de cosas
Mire que todos tenemos de qué preocuparnos
Y nadie se quiere preocupar de usted

Pero si yo sólo quiero que alguien me cite algún día aunque


sea para decir que valí callampa
Que alguien diga:
como el venja decía, o como el venja escribió
una persona, la que sea,
cualquiera de estas putas que veo camino a mi casa
y mi madre no cuenta en esta lista,
y espero no suicidarme a los 33 años como Cristo o como
Lira o como Nicanor Parra que no está muerto está vivo y
culiando el muy hijo de… no, no podría decirle puta a ella
que tantos niñitos con valor parió para enriquecer este país

Ven aquí,
ven conmigo
Ven conmigo, baby
Seamos lo prohibido
Lo pro híbrido
Lo pro histeria
Lo pro pio
Lo pro caz

[ 152 ]
Lo pro bseno

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Lo pronto
Seamos
prontamente
El sexo sangrante
Que sangra por la garganta
En exceso
El ex sexo
El ex tasis
sí está en nosotros
Sin taxis boys ni
Sintaxis válida
Todo está caliente
Todo arde
Todo pide cuerpo
Mi cuerpo pide salsa
Todos piden deseos
En los hoyos manos
En los penes bocas
En las vaginas lenguas
En todas partes
Sexoamor
Sex amore
Sex appeal
Sex symbol
Sex pistols
Oh
Oh
Oh
Yeah
Yo
No le pido perdón a nadie
Jesús
Tú sabes
Que yo pecador no me arrepiento de lo que hice sino de lo
que no hice

[ 153 ]
Aunque no podría haber sido de otra forma
Jesús
Tú eres sabio
Inventaste la pedofilia la necrofilia la zoofilia y la benjafilia
Y despachaste a tu familia
Te felicito
Aunque hayas hecho que mi hermana siguiera bailando
con los militares
Que me dispararán uno de estos días
Te felicito
Porque oh, Yisus Craist,
Tú y yo somos lo mismo:
seguiremos
por los siglos de los siglos
sin interesarle a nadie,
ni siquiera a nuestras madres
y yo seguiré gritando puteadas a las estatuas del chile que
me descuera
Así como tu seguiste gritándole al mundo que eras el hijo
de algún dios
Cuando todos sabíamos que eras el hijo de un carpintero
pobre

[ 154 ]
Estas banderas blancas de la rendición

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Reescritura de “La orgía parisina o Paris vuelve a poblarse”
A. Rimbaud

I
los vencidos de siempre a los putos vencedores

Aquí la tienen
La ciudad es de ustedes
Mírennos agitar las banderas blancas de la rendición osada
Y celebren nuestra derrota
Derrochando vuestra victoria
El sol ha secado los rastros de una población anterior
Desolada por la violencia infausta
Que pisoteó hasta el corazón de los ideales bellos.

Hoy yacen las quimeras quebrantadas


Esparcidas por la tierra
¡Recolectemos esos pedacitos obsoletos
para archivarlos como piezas de un museo estridentemente
íntimo!

Esta ya no es la ciudad Santa


Ya no la cuna de América Latina
Ya no la pachamama
Sino la barbarie del imperio en nuestras carnes.

Esta ciudad es de ustedes


Porque ustedes la han convertido en esto

[ 155 ]
Los sensatos que quedamos en pie
Ya no podemos defenderla
¡Es suya!
Hagan de ella lo que quieran
Lo que ella les permita
Nosotros, los vencidos de siempre
Volvemos a casa.

Ustedes, vómitos del sol


Con lo ardiente de sus rabias y sus deseos de penetrar
La vida ancestral de los muertos de hambre
Se olvidarán de todo y no les importará nada.

Que las diosas del amor insoluble sigan intentando


colmar sus bocas con sus pechos enormes
colmar su indolencia con sus bailes exóticos
colmar sus lánguidos aullidos con la belleza
de sus labios sidosos
Sigan comiendo todo lo que puedan
mientras son observados
Traguen sin respirar hasta que sus panzas los mareen
Y húndanse en sus propios vómitos
que ya no los limpiará nadie
Porque ustedes
Los cobardes de siempre
Nunca han podido limpiar nada
Ni sus propias fecas ni sus propias babas.

II

Cuando el sonido de las bombas


Quedó mudo ante el espanto
Ellos no se inmutaron
Y nuestras madres lloraron treinta noches enteras
A la perdida ciudad en la guerra del odio

[ 156 ]
El fuego avanzó como olas furiosas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Y lo quemó todo entre sus brazos flameantes
No limpiaron la sangre que fue nuestra
Compartieron su violencia con los vecinos
Y cantaron sus glorias lo más fuerte que pudieron
Les quitaron la piedad a las niñas
Y les enseñaron a disparar a nuestros niños
Para que pudieran defenderse cuando grandes.

III
los vencidos de siempre a esta ciudad inconquistable

Qué le puede importar a este gran Santiago


bautizado por un dios que nunca pisó estas tierras
Si sus culos se quedan sobre ella
Este gran Santiago es más fuerte que nosotros.
Después de tanta agonía
Oh, Santiago
Reina de chile
Después de tantos tajos que has recibido
y que sigues recibiendo con dolor
Después de tanta miseria
Oh, Santiago
Qué más tienes que hacer por nosotros
Oh, noche herida
Ciudad de la desidia.

Aunque sea espantoso verte cubierta así


el poeta te dice: tu belleza está perdida.

Nuestra tormenta te ha hecho poesía


Y el inmenso bullicio de las fuerzas te desalienta.

El poeta ya no puede hacer suyo el llanto del infame


Ni el odio del forzado, ni el clamor del maldito
El poeta es uno más de los derrotados

[ 157 ]
Tiene cuerpo para asumir una sola voz
Y un arrojo para enfrentar lo limítrofe
De la voz propia
Cuando no está atrofiada
Podrá ser un llanto infame
Un odio forzado
Y un clamor maldito
Pero todo seguirá
En este que nunca fue nuestro lugar

IV
el poeta -no yo- a sí mismo

¿Acaso no se ven impávidos ante este desierto de riquezas?


Las monedas de oro no dejarán de reinar entre los hombres.

[ 158 ]
La Inocencia: la ciudad el río y la lluvia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


1

No. Yo, no. No podría. Ella. ¿Por qué?


¿Cuánto tiempo más podíamos resistir?
La ciudad está distante. A veces se escucha.
Aún quedan algunas noches de fiesta.
Está nublado. Hay muchas nubes oscuras en el cielo. No hay
cielo.
Es como si la lluvia no quisiera caer. Y ya no. Ya no sé. Él.
Dejaron a un hombre tirado en el suelo.
Hace frío. De ese frío que hace antes de llover.
¿Pero quién sería capaz?
La mierda, la concha de su madre, yo no,
Yo. Yo no.
Ya no.
No se aparece ante mí.
Y todo esto se trata del odio entre los hombres.
Pero yo.
Yo no.
Lo dejaron votado, casi muerto, arrepentido, inolvidable.
El está ahí. Se despierta y no sabe.
Piensa en irse. No sabe a dónde.
Ella está lejos. Piensa en volver.
Nunca pensó en dividirse.
Escaparon juntos.
Él no volverá nunca. Ella tampoco. Ella quizás.

[ 159 ]
2

Antes de irnos dejamos las camas desechas.


Todo tirado, desordenado, como si fuéramos a volver algún
día para ordenar.
Y no.
Nadie sabe cómo se unen algunos sueños con la realidad.
Nadie sabe cómo se unen algunas cosas.
Yo no.
Hay cosas que no se tienen que.
¿Cuánto podían resistir las formas que conocíamos?
No se tienen que unir.
Y pareciera que hace siglos no estalla una guerra y de pronto
la necesitamos.
Quizás me confunden. Pero yo. Quizás me confundí. No.
No querría. No hubiese querido jamás.
Yo no. No me hubiese gustado. A nadie le gusta.
A ella no le gustaba. Me acuerdo de ella. Ella se acuerda. No.
Él no recuerda.
Yo.
La memoria.
No pude olvidar nada más.
Y quisiera, de verdad que sí, recordar algo que alguien más
recuerde para no ser la única persona con este recuerdo de
la puta madre.
No me gusta, a nadie le gustaría.
La solución.
Los desconocidos.
La única salida.
Nadie nos quiso ayudar, de verdad.
El cielo se acumula.
Dejaron a un hombre solo.
Se fueron. Al río. No sé. Al río no.
Se fue con ella. La salida.
Todo se ve lejano y difuso.
La única respuesta es desaparecer.

[ 160 ]
3

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Si me dijeran que el mundo se salva si la mato a ella quizás
no podría hacerlo.
Mirar a los ojos a alguien y dispararle. Yo no. No podría.
No pude. ¿O sí?
Nos abandonaron, nos convirtieron en nuestro enemigo.
La disolución.

Las nubes se juntan se electrifican se mueve la corriente eléc-


trica entre las nubes del cielo pero las gotas de agua no caen
llegan al límite observan la ciudad observan a dos personas
que se bañan en un río como si fuera la primera vez que se
ven así desnudos o así alguna vez en la vida pero las gotas no
caen no quieren molestar a nadie

Todo será inmediato


Haremos una cadena
puede ser rápido.
Y no ser la única persona que siente así
Saber que nadie más recuerda lo mismo que tú.
Yo no puedo. No es confiar. No se puede.
Los van a matar.
Van a quedar a la vista de todos y nadie los va a recoger.
Habrá que creer que cada uno de nosotros morirá aunque ya
no se me aparece la imagen del dios caído.
Ya no en sus manos.
En las nuestras.
En nuestras propias manos.
Alguien no nos dejará respirar con sus manos.
Las manos ya no son.
La ciudad está distante.

[ 161 ]
Hay un pequeño río que corre.
Dos personas se bañan en él.
Se mojan. Una se ríe y la otra no.
Las fiestas. Las noches.
De pronto todo parece una fiesta.
Y yo no sé cómo hacerlo, cómo hacerlo aquí en la hipocresía.
No recuerdo nada.
Nadie me recuerda o eso siento y es así: lo siento así.
No siento a nadie recordándome o queriendo hacerlo. Es
decir. Si las cosas se olvidan, es por algo.
Y renunciar no es olvidar. Es ser sensato.
Y de repente todo se vuelve un poco más claro y claro, a la
vez un poco más oscuro.
Es más complejo, como todo. Todo es más complejo.
Todo aparece tan lindo mirado desde aquí.
Todo perfecto, el recorrido perfecto.
Claro, es que ya no queda nada.
En un momento yo fui feliz.
Y pensé en volver a ordenar las cosas, tomar las sábanas, las
frazadas, el plumón para el invierno.
Hace frío. Pero no tanto.
Del frío que hay después de que llueve.
Ella está aquí. La recuerdo. Debemos acompañarnos.
¿Y al final, qué habremos ganado? Seguir con vida, y eso ya
es demasiado.

Sobre un pequeño río dos personas hablan algo que nadie


escucha. De pronto bailan, bailan como si la música estu-
viera muy fuerte. Pero yo no escucho nada. Llega alguien y
todos se callan. La invención de lo irrepetible. Las formas
que ya no aguantan el peso de nosotros los inmortales, los
irrepetibles.

[ 162 ]
Quizás la única salida sea matarnos entre todos, extinguirnos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


para extinguir. Disparos en la sien, en cadena, yo elijo a quien
dispararle yo elijo quien me dispara. Habrá que confiar.

El frío que hace antes que llueva. No se congela nadie. Al-


guien sale a caminar. Nadie puede ser tan cruel como para
hacer llover con tanto frío. Y ya no vuelve a aparecerse ante
mí la imagen del dios caído. Las palabras no salen como yo
quisiera pero salen de todas formas, y a veces todo se trata de
eso, de que las cosas salgan aunque no puedan salir. ¿Enton-
ces por qué no cae la lluvia? Por qué no cae como palabras de
mi boca, las gotas son como las letras, la lluvia como una de-
claración de amor aunque la cama seguirá desecha y alguien
esperará a que volvamos, aunque sea para dormir una siesta
y así todo se vuelve un instante precario, todo esto, la lluvia,
la cama, el río, esto, la espera, todo se vuelve
irrepetible/incorregible/imperfecto.
Y un dios caído no puede ser un dios, así como la lluvia que
no cae no es lluvia.
Intento unir
Hay quienes no unimos nada.
La lluvia no quiere caer y no lo soporto más.
Escapar.
Alguien quiere escapar.
Lo dejaron solo.
Se fueron a un río.
Un pequeño río.
Quizás no.
Escapar a la ciudad.
Escapar de esas nubes.
La ciudad no es segura.
Aquí estoy. Yo no.
No fue mi culpa, ni de nadie.
No queda nada por decir.

[ 163 ]
Siempre hay algo por decir pero esta vez no lo diré yo.
Lo dirá algún otro.
Alguien querrá decir las cosas.
No me queda nada.
Ganas. No tengo. Tú ganas. Soy lo que tú ganas.
Alguien ganó. Yo no. No gané nada. O eso parece.
No hay lluvia que no caiga del cielo.
Yo no caigo de ningún lado.
Yo. Yo no. No.
Es que cuanto podían resistir las formas que conocíamos.
No. Cuanto pueden resistir ahora.
Si ellos se rieran, todo esto sería más triste.
Ahora esa ciudad de la que nos fuimos
No se parece a este lugar donde estamos.
Ella se ríe. Hay otro hombre que la mira bañarse.
Él se levanta. No sabe.
El hombre la mira.
Ella piensa en algo.
Bailan.
Alguna vez
En alguna esquina nueva bailaron juntos.
Ahora no.
Ahora ni siquiera llueve.
Nada se mueve de su lugar.
Todo está en silencio. En pausa. Nada. No hay movimientos.
La lluvia encarcelada en sus nubes. No caen. No invaden.
Fuimos invadidos.
Nos robaron lo más parecido al amor.
Todo será de mentira cuando la lluvia caiga.
No recuerdo nada.
Ya no queda nadie.
No llueve.
Sólo hay un pequeño río y dos personas bañándose en él.

Creo que es mejor no estar atado a nada.


Estar contigo no es estar a atada a algo.

[ 164 ]
No me refería a eso

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Parece que va a llover. Volvamos.
No. Creo que no.
Sí, mira el cielo, está nublado y tampoco hace frío
Sí, sí sé que va a llover, pero no nos vayamos todavía.
¿Por qué no?
Ven, quiero estar aquí cuando llueva

La ciudad está lejos y a veces se escucha. La cama seguirá


desecha. El frío antes de la lluvia. Dos personas se bañan, se
congelan, y yo no soy capaz de unir nada. No soy capaz de
decir algo, de hacer algo. Hace frío pero no es para tanto. No
es tanto por el frío. No sé que sería. Pero a veces se escucha
la ciudad y todo parece tan cercano, todo parece tan extraño.
De pronto no sabemos qué hacer. Y si ya no podemos con-
fiar, entonces ya sabemos lo que nos queda.

[ 165 ]
Nicolás Meneses
(Buin, 1992)

Estudiante de 2º año en Pedagogía en Caste-


llano (Universidad Metropolitana de Ciencias
de la Educación). Ha participado en talleres de
poesía a cargo de Carlos Cociña y Gladys Gon-
zález en Balmaceda Arte Joven. Obtuvo el Pre-
mio del Segundo Concurso de Poesía Manuel
Rojas (2013) y Mención honrosa en los Juegos
Literarios Gabriela Mistral en los géneros de
Poesía y Cuento (2013). Actualmente trabaja
en su primer libro.
Gira

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


El primer punto de encuentro después de la escuela es la casa
del Chelo. Lo llamamos y vamos a ver el Gato Cósmico a la
pieza de su mamá. Al rato llega la señora a ver la teleserie
colombiana y tenemos que correr a la casa del Lalo. Instala-
mos el Nintendo en el living-comedor y nos ponemos a ju-
gar Donkey Kong. Aprovechamos hasta que llega su mamá a
desconectar todo para ver la teleserie venezolana. De ahí nos
viramos a la casa del Caco. Ponemos la tele en los Supercam-
peones hasta que llega su mamá y la cambia la teleserie brasi-
leña. Entonces vamos a la cancha de enfrente, armamos dos
equipos, nos tiramos al cachipún y pichangueamos hasta que
terminan todas las comedias en todas las partes del mundo.

[ 169 ]
La nieve

Mi hermano conoció la nieve una vez que faltó al colegio.


Subió a la punta del cerro y se tiró en una bolsa de basura a
todo full. Se fue a otro país.

Mi hermano contó que la nieve quema cuando se acaba el em-


pinado. Da registro fotográfico: espalda despellejada y sin alas.

Acusados por el despertador. Mareados sin levantarnos al


colegio. Macerando la esperanza de comparar nuestras zapa-
tillas roñosas con el blanco de la cordillera.

El día ofrece el fulgor de la tierra blanca. Como babosas


rociadas con sal nuestras caras se deshacen pegadas al vidrio
del bus.

[ 170 ]
Retroalimentación

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Mi hermano es el hombre de la casa. Siempre me va a esperar
a la bajá de la micro. Se sienta en el paradero y juega con las
piernas en el aire. Mira como aparecen y desaparecen bajo
la banca.

[ 171 ]
Navidad

Mi hermano no pasó la navidad con nosotros. Se fue lejos


en la casa rodante. Atraviesa peajes y cordilleras. Se tomará
fotos con las manos en sus oídos.

En el árbol de pascua reposa su regalo. Lo tanteo para adivi-


nar qué es. Trato de abrirlo. Mi abuela enojada me lo quita y
lo esconde en la pieza.

Salgo a esperar el regreso de la casa rodante. Bordeo las es-


quinas. Me subo a los árboles del pasaje. Me voy a caminar
al paso nivel. Me apoyo en la baranda y cuento los vehículos
de norte a sur.

Trato de encontrar el regalo de mi hermano. Está arriba del


clóset. Entre el papel rajado aparece una toalla más chica que
la mía. Tiene un dibujo de un cocodrilo y un quitasol.

[ 172 ]
Canción de camarote

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


DO

Mi hermano no puede dormir arriba. Cada vez que lo hace


tiene pesadillas. Se cae al piso y sigue durmiendo en el suelo,
como si nada.

DO

Bajarse es la acción evasiva de la filial. Jugarse la vida en peda-


zos de alfombra que amortiguan la fuga del colchón meado.

MI

El castigo recae siempre en los dos. Mejor esperar a que la


abuela se levante y pelear para ver quien ocupa el lado calen-
tito de la cama y el control de la tele.

SOL

Esperar a que vengan las tundas. Que alguien aparezca a


asear las sábanas. Revolvemos nuestra atención con zapping.
A ver si encontramos algún héroe que salve el mundo.

[ 173 ]
Caza menor

Mi hermano me invita a pasar el fin de semana al cerro.


Arrastra un galgo de collar negro. Dice que no es hediondo.
Se baña con champú Ballerina y agua de la manguera. Nos
acompañará todo el camino.
z

Explica cómo matar a una liebre. Dice: Antes de apuntar hay


que encandilarlas con un foco. No se mueven si les alum-
bran las pupilas. Hay que darles al primer intento: el ruido
las espanta.

Nuestras discusiones son punto muerto. Todo gira apunta


de rifles y escopetas que gente mayor le confía. En su frente
refulgen cañones. De su mano gotean cartuchos y postones
que inscriben cementerios en parcelas abandonadas.

No sé en qué se diferencian nuestras armas. Será por las tun-


das. Por el reloj de arena en su frente que dio un giro antici-
pado. Que ganó la carrera. Aunque tuvo que andar saltando
alambres.

[ 174 ]
En la esquina hay un gato reventado en el pavimento. Parece

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


una alfombra cagada. Mi hermano se ufana de haber levan-
tado la roca. Rodeo el cadáver. Voy a acusarte, digo. Me pega
un combo en el hocico. No me atrevo a levantar más piedras.

[ 175 ]
Desajustes

Nuestro diámetro de juego más extremo es sobre un camión


de cemento. La masa ocupa la mitad de la calle enfrente de
la cancha. Arriba es posible rozar el tendido eléctrico. Una
vez mi hermano saltó de ahí para hacerse el bacán: su gran
salto al vacío.

Intento llevar la cuenta de los segundos que mi hermano


ocupa la tele. Le gusta ver la lucha libre. Sus reflejos son
de llaves ante la violencia de la luz. Salta en la cama y eleva
su cinturón. Pronto comenzará a retarme por el título de la
pieza.

Mi hermano se sube a los techos y saca las pelotas que se


le caen a otros niños. Una vez se le hizo tira un pizarreño
y cayó a la cocina de una casa. La abuela tuvo que pagar el
arreglo. El de mi hermano nadie lo facturó.

[ 176 ]
Cantos de la gallina

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Se sabe que su sangre va a plagar nuestras venas cavas. Que
se achicharran nuestros brazos en la mañana cuando la abue-
la grita todos los monos bailan sandarasa. ¿Llegará la cresta a teñir
nuestro pelo con el frío de la cantinela oxidada? El alarido
que aceita nuestras articulaciones para tirar piedras a la lluvia
de moscas.

[ 177 ]
A orillas del otoño

En un tarro de petróleo queman hojarascas de un nogal mu-


dado por el viento. El recipiente tiene el logo de una almeja
deshecha, óxido en sus cavidades ultra venosas y su pintura
roja se escurre como una hemorragia de fuego.
El humo se extiende por las páginas de un muro. Cerca un
perro observa el fuego. Junto a él, un señor acumula hojas
secas. Viste gorro, suéter, zapatos de tierra en las hojas y
sólo se exponen cuando patea las más lejanas a un lado de
la hoguera.
Se acomoda el suéter y saca un fajo de papeles del bolsillo
izquierdo de su pantalón y lo arroja. Las sirenas no están de
acuerdo con el acto. Dos sujetos lo atenazan por la espalda
largándolo al suelo. El perro ladra descontrolado. Al sospe-
choso le revienta un ojo y se sacude como un pez.
Los bomberos y curiosos llenan de humo sus bocas y expul-
san gravilla. El tarro deja ya de imponer humo. Los aguafies-
tas temen por una nueva sequía. La certidumbre del perro se
convierte en sirena, llevada túrgidamente por la superficie de
las hojas.

[ 178 ]
Justicia

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


z

La casa a veces es como un zoológico. Nuestra hermana nos


saca pica por ser la atracción principal. Su mirada luce el me-
jor de los tratos.

Mi hermano y yo tenemos un pacto. Siempre dice que la mo-


lestemos. Le decimos no importa china-cochina. Nosotros
tenemos el control de la tele. Tenemos una alianza inque-
brantable en los márgenes de la pieza.

Se pone a llorar frente a nuestra abuela. Apunta a los sospe-


chosos sin levantar un dedo. Su boca retuerce a los culpables.
Los mastica y los escupe al mismo río. La sal de la piel so-
porta las olas. Las botellas flotan vacías con los cuerpos. La
madera húmeda aparece al fondo prendiendo la calma.

Nuestra abuela escoba en mano nos espanta como ratones.


Metidos bajo el catre esperamos a que pase la tormenta. En
la cama se siente un coro de risas: las risas falsas de las tele-
series mexicanas.

[ 179 ]
El pequeño charro

Las rancheras que acompañan la urdimbre de nuestra abuela.


Sus dedos cuadran en el bolo de harina. El anillo impregna el
sabor a nupcias con la masa. Desliza su mano empolvada a
la radio y da vuelta el caset. Se oye su ranchera favorita. Nos
ofrece cien pesos si la cantamos.

[ 180 ]
Auxiliar

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Termina la programación. Cortan las transmisiones. Me le-
vanto despacio. Le tapo los pies a la abuela. A mi hermano le
pego un chirlito en la frente. Presiono el botón de power. La
pantalla de plomo a negro.

[ 181 ]
Ronald Bahamondes Álvarez
(Valparaíso, 1992)

Estudiante en 4º año de Psicología (Universi-


dad Andrés Bello). Ha participado en el taller
de poesía a cargo de Diego Ramírez, y de na-
rrativa con Guadalupe Santa Cruz y Andrea
Ocampo. Publicó Devenir Princesa (Moda y Pue-
blo, 2014).
Halo [19 poetas nacidos en los 90]
Devenir magia
en la resistencia
olvidar es demasiado
cuando se trata de amar princesas.

[ 185 ]
Las habitaciones de atrás

Con un poco de suerte, habría sido una belieber


J.B

Anna Frank no pasó por Disney, su pequeña introversión


ocultaba un amor intraducible, Lucy. Ana Frank se negaba
a sí misma, hablaba de Peter para renunciar al deseo y su
pequeño cuento se desparramaba en una colección de ma-
niobras fractales.
Anna Frank no pasó por Disney. Si Ana Frank se visitera
como Blancanieves habría despertado con un vestido de
vuelos imaginarios y una lucha por ser la primera en la histo-
ria, pero los príncipes azules no soportan los tonos grises, la
historia de Ana Frank se construía desde una memoria que
le sobraban cicatrices en las piernas y le faltaban corazones
en los calcetines.
Ana Frank no pasó por Disney porque su madre no la odió
lo suficiente como para desterrarla de su corazón en blanco
y negro. Nadie te escribió un príncipe azul, Ana Frank nunca
jamás paso por Disney, Frank Frank A-25060 las princesas
saben que en los cuentos que leías no llegaba un príncipe a
despertarlas, porque si nosotras leyéramos tus cuentos sería
renunciar a estar escrita, sería ser nuestra propia madrastra.
Pero yo sé Ana que existe un deseo que se esconde en la
habitación de atrás, que se cumple todos los días y sólo para
ti, para tu silencio de entretecho que va surcando el universo
a propulsión.

[ 186 ]
Nuestros deseos tenían límites geográficos, oh, como desee

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


a mi padre Ana Frank, tú no tienes idea porque Lucy no era
la escolta infinita, la que se aferra a la escena que no apare-
ce en el libro pero sí en la película, Lucy era tan breve que
cerrar los ojos bastaba para olvidar que tras Peter había una
Lucy que soñaba con alargar su nombre y se esforzaba por
aparecer más veces, por ser re escrita. Quisiera poder creer
que lo que hago es suficiente como para hablar contigo y que
despertaré mañana como un personaje, pero no, a tu novela
le seguirán faltando Lucys que como yo se atrevan a omitir
palabras en diarios de vida.

[ 187 ]
Las veces que intenté ser Audrey

Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas y son los
que más me gustan
Audrey Hepburn

Cuando la conocí Audrey, yo supe que debía escribir de us-


ted, escribir y sólo eso porque la boca no me da para conver-
sar con mis amigas y no quedar como una tonta al no saber
cómo se pronuncia el nombre que me hace pintarme para
siempre y lentamente la boca con que besaste a Fred.
En tus gestos hay un movimiento involuntario que entorpe-
ce, intenté tomar leche en una copa, tener un pobre gato sin
nombre, pero soy demasiado egoísta para dejar de nombrar-
lo y hacer como que no me pertenece. Audrey qué me dices?
No es una princesa pero mira con la misma pobreza los dia-
mantes con que yo miro a un príncipe y nos detenemos en
Tiffany´s, desde el otro lado del espejo nada nos pertenece
porque al otro lado de la vitrina existe un precio para un
estilo de vida y nosotras en cambio, tomamos desayuno, pa-
gando el precio eterno de estar fuera de ella.

[ 188 ]
Supe que Audrey filmó una película en que es una princesa

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


de cabello rubio o negro, que escapa de su casa y vuelve a ella
no siendo la misma. Supe que Audrey en ese viaje tomo hela-
do, hubo un hada dicen, que agitaba su varita para ella, hubo
un príncipe que era un periodista, pero no lo suficientemente
príncipe como para dejar de hacer preguntas.
Audrey después de esa película no volvió a ser una princesa,
para qué? Si nadie viene por nosotras. Para qué? Si tenemos
un hada que agite la varita.

[ 189 ]
Breakfast at Swarovski

Yo fui la primera en Chile en usar diamantes Swarovski.


Adriana Barrientos

Corrección, yo fui la primera

Y me sacaron una foto en el costanera, mirando un reloj


de diamantes afuera de Swarovski, en la vitrina; yo detenida,
huyendo de Hitler y sus canciones.
Conociendo la inmundicia de habitar un lugar costoso y no
ser la dueña de lo que te lastima.
Hilter por ejemplo, me persigue porque sé como brillar y
no apagarme en una de sus canciones, me confunde con un
hada madrina y no está en mis planes apagarme como mu-
chas cuando él decidió soplar las velas. Prefiero los suici-
dios parciales, mirar diamantes en Swarovski y mi desorden
abundando mil veces, prefiero tu voz, interrumpirte y hacer-
te preguntas sobre las fotos que me tomaste en el costanera
mirando un reloj de diamantes afuera de Swarovski.

[ 190 ]
Quebrando el universo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


No hay maneras Disney
de escribir sin decepcionarse
cada personaje quiebra
en el contacto
ser Cenicienta
miedo a tocarte
a perder un zapato
en una caída ininterrumpida.

No hay maneras Disney


de despedirse
sin acabar
quebrando
la punta de los lápices
en un monólogo perverso
escritura autoerótica.

No hay maneras Disney


de erotizar un objeto
sin quedar atrapada en ello
perder un zapato
regalar su ausencia
fascinación por coronitas de cristal
por perderlo y construir un final con sus pedacitos.

[ 191 ]
Existir en voz baja

Después del baile


olvidar es demasiado
existir en voz baja
un deseo
con toque de queda
escuchar los cover de tus canciones favoritas
hacer cover de tus textos favoritos
y con los pedacitos
armar un cumpleaños
pero se mueren de miedo
compran antifaces de Pikachu
arman una mesa
destruyen un pedazo de la fiesta
no llega el príncipe azul
se imaginan que detrás de ese antifaz
se esconde un universo-se anula un universo
olvidar es demasiado
podría correr con la piñata
perderme y destruir
llorar después
tuve un sueño con nombre de príncipe
y corrí detrás él
devine Pocahontas
caí por la escalera
se abalanzaron sobre mí
cortaron mis vestidos
cuan hermanastras
deshicieron mi universo.

[ 192 ]
El deseo de cumpleaños

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Quién nos enseña a desear después de soplar las velas?
formando un pedacito de historia
gritos que se unen en una explosión
el deseo de cumpleaños
el deseo de volverme ella
iluminar la torta
un mordisco de su especie
donde un labio absorbe al otro
cae una princesa al pedacito de historia
y despertó un día
siendo yo
vistiéndose como yo
y deseó por mí
para siempre
deseó
tan fuerte y dentro de su cabeza
que un día no fue necesario morir
para despertar siendo Marilyn Monroe
no fue necesario escuchar tu nombre
porque ya no era el tuyo
le cantaban a ella

y
derrama
se encanta
se todo
para ella misma
los gritos
la crema

[ 193 ]
cayendo
un deseo de ser esta vez
para siempre la otra
la de la página siguiente
la de la otra escena
no ésta
no la que le cantan
no la que desea
que muerde
cayendo en el pedacito de historia.

[ 194 ]
Qué hace una manzana ahí?

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Llévala lejos, al bosque, donde pueda cortar flores. Y ahí mi fiel
sirviente... ¡la matarás!
Reina Grimhilde

Qué hace una manzana sino atravesar un deseo?


Si la Reina Grimhilde hubiera sido una verdadera madrastra
habría dejado a Blancanieves hacer lo que mejor sabe hacer
caer
pero no
azar del que habita
el destino del deseo
eco de su imagen
no es lo suficientemente eterno
como para desdibujar a Blancanieves del árbol familiar
nadie escribió la escena de la reina
del pasaje imaginario
que desborda un universo
en el que falta una palabra para ser un poquito más grande
Reina Grimhilde si usted hubiera sido una verdadera madras-
tra habría atravesado el corazón de Blancanieves con una pa-
labra que resonara
una palabra que destruyera cazadores y que por corazón pu-
siera en su lugar un espejo mágico
que como a ti no dejara de atormentarla
Reina Grimhilde usted condenó al universo a buscar en la
geometría de una manzana un final perfecto.

[ 195 ]
Y hoy
Blancanieves está viva escuchando Taylor Swift en algún lu-
gar del mundo.

http://www.youtube.com/watch?v=Zlot0i3Zykw
Suena más lindo así.

[ 196 ]
Mascada

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


La manzana oxida al deseo
corroe y desarma la estructura que simula existir
en algún lugar
como líneas de escritura
la manzana congela la palabra
me di cuenta que estoy Yo
dentro de esa palabra
y que cuando
en el mordisco de Blancanieves
un pueblo muere
otro se condena
porque al caer la manzana al suelo
cae una generación entera
y otra se levanta asustada
con los labios pintados
nace una princesa
y en Valparaíso
justo a tiempo
para caer infinitas veces
con una parte menos
para gritar infinitas veces
después del deseo
en una gramática que resuena
cada noche en
where’s my happy ending
me gusta imaginar que mientras cae

[ 197 ]
corta
y el deseo con un bisturí
muerde
y que la cama de los enanos
existe
para nosotras
para terminar de caer en ella.

[ 198 ]
Think Pink

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


La gente piensa que soy estúpida. Pero soy más simpática que la
mayoría de la gente.
Paris Hilton

Si escribieras Paris Hilton en Google y apareciera en las bús-


quedas, Google pensaría en rosa.

Paris Hilton de piernas cruzadas, sobre su cama y por horas


mirando una zapatilla des-tacada.
Libros sin leer bajo la mesa, los dedos marcados en las por-
tada y post it señalando algunas cosas o editando la forma en
que se debe mirar el espejo.
Si un espejo duplicara a Paris Hilton, primero tendría que
estar colgando en la pared.
Por todas partes, vasos con conchos de bebida desvanecida,
deformando la manera de tomar un vaso. En el piso, azúcar
en sobres que sacó de un servicentro y guardó en sus bol-
sillos.
Si Paris Hilton se escribiera con diminutivos no habría Star
are Blind.
Baja las escaleras en cámara lenta y con efectos especiales.
No se sabe la tabla del siete y tiene un piano en el que pone
su ropa limpia.
Los viernes en la noche Paris Hilton se queda dormida en el
sillón, comiendo doritos y viendo un reality show, para des-
pertar por la mañana en el mismo lugar, y la noche siguiente
lo vuelve a hacer, con el celular en la mano y quitándole letras

[ 199 ]
a su nombre para que el mensaje de texto no supere el límite
de caracteres.
Paris Hilton pide presta luca con el rut de su papá o llama
por cobro revertido cuando tiene señal.
Si fuera presidente podría aprender a tocar piano, pero por
hoy se sienta y pasa las uñas por las teclas.
Si Paris Hilton no se sentara de piernas cruzadas habría edu-
cación gratuita.
Las chicas ya no quieren ser Julieta ni tener sus cuentas paga-
das, Paris Hilton compra con la tarjeta Junaeb y revende los
productos para comprar ropa en Zara.
Si Paris Hilton usara lentes no sería Paris Hilton, si siguiera
fumando en el baño y guardara las colillas en una concha, su
nombre se seguiría vendiendo como cigarro suelto.

[ 200 ]
Roberto Ibáñez Ricóuz
(Neuquén, 1993)

Estudiante en 2º año de Licenciatura en Letras


Hispánicas (Pontificia Universidad Católica de
Chile). Ha participado en talleres de poesía a
cargo de Julio Carrasco, Raúl Zurita y Paula Ila-
baca Núñez. Obtuvo una Mención honrosa en
los Juegos Literarios Gabriela Mistral (2011) y
el Premio Roberto Bolaño a la Creación Litera-
ria Joven, categoría Poesía (2013). Pertenece al
Taller de la Fundación Pablo Neruda. Actual-
mente trabaja en su primer libro.
I. Esta noche han vuelto los dolores

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


se escurren entre las sábanas.
Por la ventana no veo ningún satélite
[rondando.

II. ¿Siempre caen los ángeles?


La pregunta me come el estómago y te
digo: miénteme esta noche, sólo esta.

III. Escribí todo el día:


sí, todo el día. Dejé caerme sobre la hoja
intentando guardar un trozo de paraíso.

IV. Estos dolores no me dejan dormir


haciéndome un ovillo dentro de la cama
observo los insectos que andan por el
[suelo.

V. Pienso en viajar, sería buena idea viajar


pero en ningún lugar hay agua ahora
y si no hay lagos ¿dónde entonces?

VI. Además, me encanta la idea del movimiento


todo vibra, todo vive
y todo lo vivo es efímero.

VII. Creo que me gustaría ser una piedra:


rodar por la pendiente del tiempo
cayendo a ningún sitio.

VIII. Es probable que muera esta noche


te pido ¿Podrías botarme al mar?
Sólo así sería único y múltiple.

[ 203 ]
IX. La muerte no me aterra
pues todo lo eterno está muerto:
la verdad es temer de lo vibrante.

X. ¿Y si decido quedarme en cama a la


[hora del amanecer?
¿Y si nunca amanece?
Las horas pasan. Lentas.

XI. Suelo rezar en momentos así


me calmo y trato de beber agua
pero las llaves ya no botan ningún líquido.

XII. Mientras atardecía te escribí cartas


que jamás enviaré
¿Te importa si las quemo?

XIII. La vida y la muerte valen lo mismo


ir de la luz a la luz
o de la oscuridad a la oscuridad.

XIV. Pero pienso en los amaneceres de mi vida


las abejas zumbando en los jardines de la
nueva jornada, los árboles tocando el
[cielo.

XV. Las estaciones del año me sobrecogen


las divisiones del tiempo
las manijas del reloj.

XVI. La vida y la muerte valen lo mismo


pero ¿cuánto?
pienso en las abejas, en las flores marchitas.

[ 204 ]
XVII. El ruido del viento contra el vidrio

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


me hace temblar.
Oigo las hojas flotando.

XVIII. Me levanto contra la noche


y espero el alba
sentando bajo en el umbral de esta puerta.

XIX. El cielo es una cámara lenta


lloro estrellas
y rezo:

XX. Ángel de mi guarda, dulce compañía


no me desampares ni de noche ni de día
ni en la hora de mi muerte.

XXI. Quizás nunca amanezca


y he decidido enviarte las cartas
pero ningún cartero vendrá a mi umbral.

XXII. Todo parece en calma


sin embargo, sé que los insectos se mueven
a estas horas, en estos intervalos.

XXIII. He vuelto a caminar por las calles que


[amabas
y todo sigue igual
espantosamente igual.

XXIV. Dios caminó conmigo


vomitando recorrió las calles
y luego me habló de tus manías.

[ 205 ]
XXV. Pero parece que el cine sí ha cambiado
ya no pasan la película que vimos
[cuarenta veces
ahora sólo está repleto de mendigos.

XXVI. El frío me corta los pies


y todas las galaxias habitan en el umbral
[de esta puerta
bendecidos todos, la noche, la luz.

XXVII. Todo me lo has dicho


con un tono extraño (y qué color)
ahora lo vuelvo a oír: esta noche.

XXVIII. Ganas no tengo de leer ni comer fruta


[alguna
el aire trae alergias a este sitio
y, quizás, pienso, la primavera se acerca.

XXIX. Nada se logra oír, pero conozco el silencio


moviéndose ahí, en lo oscuro.
El alba aguardando el repunte, quizás.

XXX. La ciudad no cambia y yo tampoco


en los bosques el tiempo no pasa
digo: amargura infinita.

XXXI. Me pregunto por dios,


me pregunto por su habitación en la bóveda
ninguna respuesta: rezo.

XXXII. Las estrellas se marchan


como las personas
como los amores.

[ 206 ]
XXXIII. Pienso ahora en la última vez que te vi

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


claro que desde entonces mi espalda no
[para de doler
pienso ahora en lo último que te dije.

XXXIV. La oscuridad: ¿Es profunda o sólo ausencia?


Podría afirmar que todos mis órganos
[habitan
en la más profunda de las oscuridades.

XXXV. Me enferma el orden de las cosas:


las prioridades, los asuntos
dejaría todo para el final.

XXXVI. Los incendios no me importan


tampoco el vuelo de las aves
un lenguaje, un nuevo dios.

XXXVII. Este pulso me está matando


y el mismo ritmo envuelve al paisaje
en este umbral, en este umbral.

XXXVIII. La noche se marcha lanzando


cánticos. Va y viene jugando
a ser desaparición.

XXXIX. Todos los dibujos, las canciones,


las cartas, los llantos, los arrojos,
los orgasmos que me hiciste.

XL. La última estrella me mira y dice:


-todo es mentira-. Y yo le creo
profundamente, le creo.

[ 207 ]
XLI. Tímido el alba arroja bellas luces
y ya no les creo nada
y lloro todo eso que no les creo.

XLII. Pienso ahora en todas esas cosas que no


[hicimos:
armar un rompe cabezas
como la gran ironía de nuestra relación.

XLIII. Siquiera sostener lo que flota


lo anclado en el piso, pienso
vuelvo a llorar, vuelvo a rezar.

XLIV. Quizás se oyen algunos cantos de


los pájaros que se posan en los árboles.
Quizás, sólo quizás.

XLV. ¿Cómo nombrar la noche?


¿Cómo darle existencia?
El alba repunta.

XLVI. Esta noche han vuelto los dolores


esta noche, esta noche
¿se irán al alba?

XLVII. Quisiera tomar el primer avión con


destino a todos los países
y aterrizaje en la noche.

XLVIII. Grandes ruidos explotan en mi hombro


y tiemblo antes del amanecer
la vida vale lo mismo que la muerte.

XLIX. La lluvia no me preocupa


tampoco las flores
la lluvia cae afuera, ante este umbral.

[ 208 ]
L. Los errores, las equivocaciones

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


las equis de más y de menos
las llamadas que no hice.

LI. El ritmo del mundo es dos:


de luz a luz, cénit a nadir
el ritmo del mundo es dios.

LII. ¿Qué estarán discutiendo las estrellas?


Susurran, cantan, deslindan
me comunican algo, un aire.

LIII. El alba, el alba, el alba


miro las altas cumbres
y todo me parece igual.

LIV. Los lagos lloran, los ríos


las aguas del mundo lloran
en la noche, en la noche.

LV. Traducir el paisaje y hablar


cómo se llueve el mundo
cómo se queman los bosques.

LVI. La simetría del lenguaje


decir sí en dos tiempos
una pregunta y una afirmación.

LVII. Triste es la noche cuando todo


marcha silente como un latido
triste la noche cuando acaba.

LVIII. Tengo miedo del desvelo,


de la primera luz y
del dios hecho verbo.

[ 209 ]
LIX. Nada ha cambiado y todo
permanece en el mismo lugar, pero:
¿Es el mismo mi corazón?

LX. La imposibilidad de ser gris


es la línea entre la noche y el amanecer
es mi cuerpo tendido en los rosales.

LXI. La luz, la luz, el día, una muerte


por aparición, por desvelo, un dios
que asciende, una lengua que se mueve.

LXII. Poco a poco se levantan las montañas


las sombras que proyectan las nubes
el hielo derritiéndose en la altura.

LXIII. Unas abejas zumban en lo solar


de su danza, un baile y su lenguaje,
las flores, su vida naciente.

LXIV. Arribemos a la luz como santos, verdaderos


santos, a la luz como santos,
verdaderos santos.

LXV. Creer en la sanación cuando estos


dolores se han ido. Subir al cielo y creer
creer en la mañana y su levante.

LXVI. Contestábale el santo a la imprecación


y díjole ardiente grito, mustia
tibieza y punzante helada.

LXVII. Todo un paisaje del alba, un sueño


interrumpido, una cortina que se levantó
¿Es esto religioso o terrible?

[ 210 ]
LXVIII. Movimiento primigenio de las aves

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


que circunda mis árboles
me pregunto, me pregunto.

LXIX. Ha llegado el alba y sólo encontré


la muerte. Y llegué a comprender
que ninguna luz es visible.

LXX. Entonces caigo al piso


enceguecido y moribundo. Ha
llegado el alba y sólo encontré la muerte.

LXXI. Ahora entiendo el color de las mañanas


de caza. El ígneo de los zorros
escapando entre los árboles del bosque.

LXXII. Los hielos siguen transformándose en agua


sopla aún el viento, los árboles se mecen:
ritmo tranquilo y yo muerto en medio.

LXXIII. La visión del mundo a través de la luz


pero un santo logró decirme al oído
y le creí todo: recé la noche.

LXXIV. Las flores se abren, los animales


andan en cinética por los campos
y sigo muerto, muerto y llorado.

LXXV. El cielo me dedicará unas formas


y así me habrán llorado
la flora y fauna del mundo.

LXXVI. Dios es un lugar al que todos


los zorros van a lamentarse:
un cuerpo tendido en la hierba.

[ 211 ]
LXXVII. Pienso ahora que quisiera conocer
la Sagrada Familia y terminar
de morir al finalizar su construcción.

LXXVIII. Pienso ahora que Cuba sería


mi respaldo de verano, un
libro ansioso, una eternidad.

LXXIX. Pienso ahora que estoy muerto y ningún


viaje sería tal, ningún viaje serviría
para darte a beber agua como antaño.

LXXX. El colofón de una vida sería:


“Que todos los zorros lloren en mi
hombro. Sean benditos todos”.

Nota final: Ha llegado el alba y sólo encontré la muerte.

[ 212 ]
Insectos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Pero mi amor te digo, ha quedado adherido en las rocas, el mar y las
montañas
Raúl Zurita

I
April is the cruellest month, breeding
Lilac out of the dead land.

T.S Eliot, ‘The Wasted Land’.

Papá siempre me regalaba


ventanas rotas para mi cumpleaños.
Mira, decía, mira, aquí hay tierras
baldías, ten cuidado, la tinta las man-
cha. Siempre el vidrio roto tras la
cortina y yo con mis manos man-
chadas arruinaba todo. Mira, de-
cía, mira, llega abril, en tus manos
lilas muertas que vienen del mar.

Papá siempre dijo que el atardecer


era incierto. Siempre hay caminos.

Mira, decía, mira, hay mil ventanas


que son de oro. Quiébralas, pues son
lo único que tengo.

[ 213 ]
Al atardecer me duermo entre las orquídeas.
Parece que pocos recuerdan aquí el tornasol
de tu rostro fatigado por años de rapto.
Al final del día me duermo entre los arrozales,
tu corazón es un ópalo en el que destellan
colores aborígenes.

II

Londres 38

Voy a morir en todos los silencios


que pactamos. La muerte de mi his-
toria es también la tuya, la que ayer
cubierta de flores destellaba en ma-
drugadas de sol tibio. Voy a morir en
la marea de todas las cosas que se es-
conden en vetustas casas. Al margen
de mi vida queda todo el mundo con
sus luces de artificio el mundo. Me
dice morir es no estar solo me dice cuando
viajas al fondo de la tierra hay hombres que
chocan sus brazos con los tuyos me dice
qué es un rumor de claridades me dice el
infierno a un paso, las galerías, olor a café,
olor a crepúsculo. Voy a morir en todos
los silencios que sin saberlo prome-
tí en esta tierra. Pasarán mil años y
otros asomarán aquí sus narices y
sentirán el olor de las cosas cuando
ya no sirven, sentirán el olor de ca-
bellos caídos y el silencio al verlos en
un piso embriagador. Sentirán la des-
dicha que yace en las habitaciones sin
objetos sentirán como yo me desan-

[ 214 ]
gré aquí. No me olvides. La niebla se

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


disipará. No me olvides. Acá conflu-
ye todo pero parecemos tan ocultos,
nadie nos oye tras las campanadas de
un santuario. No me olvides. Te pre-
guntarás ¿por quién doblan las cam-
panas? Te preguntarás y no habrá
respuesta. Te preguntarás y no habrá.

III
por favor padre
quién rezará por ti en un desierto florido
quién abrazará una montaña que arda en los cielos
quién ojos de flores mirará retratos
cubiertos de polvo de lluvia
dios es un lugar donde todas las mentiras son posibles
por favor padre
que este latir no se me escape entre los dientes
que tu boca clame por mis gotas derramadas
que tu boca sea el sesto donde caigan todas mis hojas secas
dios es un lugar donde todos los zorros se van a lamentar

entre los hálitos de mi cabeza se oye tu palabra


no la odies cuando se pare y se vaya

antaño danzábamos todos


en tu camino de miel
no nos odies cuando hallemos el amargo en el barro
no esperaremos a que cierres lo ojos para hacerlo
mi voz será alud y
esperaré algunos milagros entonces
es todo lo que podría necesitar

dios es la pendiente por donde todo se cae

[ 215 ]
por favor padre
ya otros amarán todo lo que has dejado
no odies mi lengua cuando se pare y se vaya

en otro tiempo habré de entonar cantos


que se perderán entre el enjambre
de abejas que eran tus piernas

que tu risa sea más suave entonces


la vida es todo lo que no podrías esperar
dios es el mar que se escapa a nuestra vista
dios era el don que cayó en mala hora
padre eres todo lo divino que no se puede revelar

IV
E la casa se está llenando de insectos,
recorren la puerta, asoman sigilosos a las ventanas,
se escondían en el entretecho y yo no los pude escuchar.
E la cocina invadieron, un grupo de hormigas
se roba las ollas, los sartenes,
abren la despensa y hacen caer todo.
Dos cucarachas se pelean un cuchillo
mientras un zancudo observa el vaivén
de sus patas sobre el acero.
Una polilla llora y llora ahogada en los vapores que
van a dar al techo. E la casa E las termitas
devoran las paredes y voy viendo como caen tus
retratos, los libros, los relojes E las memorias
se van flotando en lo que parece un océano
visto desde kilómetros
de distancia, la casa E. ¿Dónde dormiremos esta noche,
entonces?
Una lombriz se arrastra pálidamente entre los muebles,
busca un cajón donde esconder sus anillos,
su moverse barroso y húmedo terminó por agotarla. Cincuenta

[ 216 ]
mil caracoles están sentados a la mesa, conversan,

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


su baba cae al piso, sus conchas chocan y se
trizan, parlotean, chillan, siguen conversando, la casa E
la casa, ¿Dónde dormiremos esta noche, entonces?
E nuestra habitación se está llenando de insectos.
Una araña teje una red que se pareció a mi pasado,
que se parece a mi presente
y que se parecerá a mi futuro.
E la habitación E nuestra cama parece sacudida
por un montón de escarabajos, por una turba
de zancudos sedientos, por miles de avispas
que veloces todas me quitan las mantas con las
que estoy tapado. Y las termitas E ellas
se comen las frágiles paredes que me
ocultaban, abren la madera y la luz
entra escandalosa hacia este sitio, me hace
arder los ojos. Las paredes se caen, el techo
se quiebra, la habitación desaparece. Los
insectos se llevan todo E ¿Dónde dormiré
esta noche, entonces? ¿Dónde imaginaré tus brazos?
E yo me estoy llenando de insectos.
Miro mis manos y ahora son miles de libélulas
revoloteando. Ya no hay dedos ni uñas, no hay
líneas ni montes, no hay muñeca ni palmas,
no hay nada. Mis brazos se han convertido
en el solitario sonido de un grillo de medianoche,
en el resplandor de estrellas, en el oscuro fondo
del cielo y tus ojos. Mi cuello se oculta tras un
montón de orugas. Con el tiempo, miles de
mariposas harán volar mi cabeza, se llevarán mis
ojos y mi nariz, seré un calor al mediodía,
un calor que flota en el aire. Un alacrán abre
mi pecho, mi corazón se muestra
y el aguijón penetra certero, me tiño del color
terrible del veneno. En mi vientre dos mantis
religiosas copulan en un ritmo frenético. Los observo E

[ 217 ]
los observo en su ir y venir sexual.
La cabeza del macho rueda ahora
hasta mi propio sexo. La hembra la sigue y
devora mi entrepierna. E me estoy convirtiendo
en un volar efímero, en una muerte temprana.
Ya no oigo tu voz E se me confunde con el zumbido de
cien moscas ¿Recuerdas el sueño
que me contaste la otra noche E? Dijiste que
nos quedaríamos encerrados por la eternidad, pero
me estoy escapando. Tu voz E tu voz ahora
es el zumbido de cien moscas. Mis piernas
son un panal de abejas. He desaparecido. Me
he perdido entre tanto desenfreno.

E tu voz es ahora el zumbido de cien moscas.

Poema de los herederos sin padres.

We ain’t going to the town


we’re going to the city.

Interpol “NextExit”.

Quisimos ser la generación brillante del siglo vein-


tiuno y nos encontramos con la muralla en nues-
tras caras los escupos en el piso y las colillas de
cigarro apagadas bajo pies rendidos. Quisimos ser
muchos quisimos ser diferentes quisimos ser la tur-
ba que grita frente a las instituciones y nos encon-
tramos con las caras sonrientes de la televisión en
un abrazo fraterno y vacío con nosotros al medio.

[ 218 ]
Quisimos gritar y pudimos: gritamos en los ba-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


ños de los amigos aletargados intoxicados fue-
ra de nosotros mismos. Pudimos gritarnos pero
nunca entendimos qué quisimos decir. Quisimos
saberlo todo y creímos que el mundo estaba en
nuestras manos crecimos y el mundo se descon-
troló y nos lo quitaron. Nos pegaron en la frente
un cartel que decía sentido y tenía flechas infinitas
y tratamos de seguir cada una de ellas y llegába-
mos al mismo punto y nos mirábamos con cara
de no soy nadie y tratábamos de llorar pero no
estaba permitido y tratamos de soñar en nuestros
asientos y chocábamos contra el techo y tratamos
de pintar la muralla pero todo siempre fue blanco
y tratamos de derribar la muralla pero era infinita
y tratamos de reírnos pero la amargura era infini-
ta. Quisimos ser nosotros mismos pero nuestras
pieles estaban destrozadas no supimos si éramos
nosotros o si éramos el otro o si nosotros éramos
nosotros mismos nunca supimos nada nuestras
pieles estaban destrozadas y nos desparramába-
mos por el piso y fluíamos por la ciudad dando
baladros de alegría y de viento verde por la ciudad
dando saltos de paracaídas dando tumbos planeta
en planeta edifico en edificio buscando la habi-
tación donde sentarnos a hablar mirándonos las
orejas y las pestañas cortándonos las uñas fuman-
do un cigarrillo sin filtro buscamos la habitación
donde dormir abrazados donde bailar sin alam-
bres de púas en las rodillas en el paraíso terrenal
buscamos un purgatorio don-
de acrisolar nuestros humos inciertos
buscamos los libros donde desparramarnos y es-
condernos y no encontramos nada nunca nada
y comprendimos que nuestra eterna búsque-
da nunca tuvo resultados y nunca los va a tener

[ 219 ]
porque buscamos lo incomprensible la nada bus-
camos la nada mientras otros tiesos de pavor se
quedaron en sus casas mirando las pantallas espe-
rando que algo asombroso ocurriera esperando un
milagro de dios en sus tronos de felpa en sus camas
celestiales en los inodoros sagrados donde cuentan
cuántas vacas han muerto por minuto se quedaron
ellos ahí esperando un milagro del dios en el que
nunca creyeron se quedaron ahí en la primera co-
munión mientras el santo padre les sobaba el sexo
flácido blanco y puro se quedaron ahí cuando el
sexo ya había endurecido y buscaron los agujeros
de la eternidad para el mete y saca en nombre de
dios del hijo y del espíritu santo y nosotros al otro
lado de las murallas escuchábamos los gritos de
horror y las súplicas silenciadas ¿y qué hacíamos?
Nada. ¿Y qué decíamos? Nada. Y cuando a uno de
los nuestros lo encerraban en esos lugares oscuros
donde la gente camina todo el día tampoco dijimos
nada y cuando nos metieron pastillas y nos droga-
ron por el culo tampoco dijimos nada y cuando la
propaganda nos violó tampoco hicimos nada no
hicimos nada porque nos inventaron los demonios
de la sociedad y luchamos contra ellos sin darnos
cuenta luchamos contra la mano invisible del polí-
tico siempre sonriente y cuando nos dimos cuenta
ya era muy tarde y lloramos cada uno en su casa
solo entre multitudes y cuando nos dimos cuen-
ta ya habíamos perdido la ternura y la candidez y
cuando nos dimos cuenta ya habíamos follado en
el espacio franco de la vida terrenal ya habíamos
empezado a fumar y a escondernos dentro de los
músculos. Quisimos ser la turba que paralizó a las
instituciones pero nos dimos cuenta que todo era
inventado cuando quisimos luchar contra el tirano
nunca lo encontramos y ahí quedamos en las ban-

[ 220 ]
cas de las calles de esta hermosa ciudad apagada

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


en las calles de las cuales nos tenemos que despe-
dir compartiendo quizás el último cigarro sincero
la última carcajada desde adentro el último abrazo
sin puñales ¡ay! estas calles en las que estuvimos
sentados y vimos pasar a la gente y a veces nos
reíamos y muchas veces nos quedamos en silencio
esperando la campana la señal para ir a encerrar-
nos a jugar a ser nación a jugar a ser ciudadanos
responsables y serios. Qué pena me daba vernos
en un espejo qué pena cuando quisimos volvernos
locos no resultó nos dimos cuenta de que había-
mos nacido locos sin rostros ahí al medio cuando
todos estaban preocupados de armar el puzle que
nos quedó de país ahí nacimos nosotros los sin
lemas los que no tenemos nada por lo que luchar
ahí nacimos nosotros los ciudadanos de una patria
mejor y más justa ahí nacimos nosotros los que
caíamos al piso embriagados con vino y no con
marxismo ahí nacimos nosotros los de las risitas
inocentes e idiotas ahí nacimos nosotros los que
creímos saberlo todo y no quisimos saber nada
después ahí nacimos nosotros los melancólicos
imperecederos ahí nacimos nosotros con la cabeza
hacia atrás y los ojos desorbitados ahí nacimos no-
sotros sin banderas ni manifiestos ahí nacimos no-
sotros con la llama primigenia en nuestros cuerpos
ahí nacimos nosotros fumando pipa y divagando
entre los huesos ahí nacimos nosotros los que hoy
nos vamos de esta mole de cemento para entrar
a la mole de verdad ahí nacimos nosotros en una
jaula de flores amarillas a punto de quedarnos dor-
midos ahí nacimos nosotros entre los laureles de la
patria ultrajada ahí nacimos nosotros simplemente
nosotros difusos y extravagantes despreocupados
y desaliñados mirándonos en todos los espejos del

[ 221 ]
mundo sin obtener respuesta simplemente noso-
tros con un pie en el cielo y el otro cortado cami-
nando mancos por las grande alamedas con hojas
caídas dejando nuestras manos ahí botadas en el
pavimento. Fuimos caminando desde Plaza Italia
hasta la Moneda con un pie cortado sin manos fui-
mos caminando y tuvimos que agachar las cabezas
cuando pasábamos frente al banco se nos cayeron
los dientes se nos cayó la nariz se nos cerraron los
ojos y seguimos adelante como un vaho eterno y
pueril. Y aquí estamos. El eco de nuestras voces se
acabará por extinguir entre estas paredes no hay
manchas de sangre nuestra sobre las más antiguas
quizás quedará el esfuerzo de la generación que
quiso ser y no pudo.

[ 222 ]
Christopher Vargas
(Santiago, 1993)

Estudiante en 1º año de Licenciatura en Lengua


y Literatura Hispánicas (Universidad de Chile).
Ha participado en los talleres de poesía a cargo
de Diego Ramírez y en el “Laboratorio de Es-
crituras de las Américas” (LEA). Actualmente
tiene un proyecto musical Blueliar www.sound-
cloud.com/blueliar y trabaja en su primer libro.
Halo [19 poetas nacidos en los 90]
/Primero fue el sonido/

Cuando despertamos por primera vez


nos encontramos en el centro del cosmos observando
atentos la transformación de la carne, que era nuestra carne

El sonido más dulce fue el sonido de la creación que más tar-


de se transformaría en los poemas que cantaban arquetipos
de ballenas bajo las primeras aguas

La era primigenia comenzó con un respiro y con las primeras


palabras de un dios que despertaba de la muerte–Una rueda
de madera en mi pecho comienza a girar- Una gran Y sujeta ahora
el Universo:

/Primero fue el sonido/

[ 225 ]
Αα= Tú eres una gran Y
Una gran Y sujeta ahora el universo

Bβ= [Este poema aún no lo acabas de soñar. Había un gran


árbol. En el centro de tu pecho había un gran árbol con la
forma de una Y. Los antiguos la llamaron μαθηματικά (Mate-
mática), o también ποίησις (Poesía) que era lo mismo que decir
“la voz de Dios”]
[Aα + Bβ = Tú eres la voz de Dios]

La voz de Dios – Tiempo y espacio

/Primero fue el sonido/


Una eternidad de enormes colisiones atómicas fue testigo
del comienzo de la vida Altos y bajos el sonido eran las co-
rrientes marinas que hacían ensordecer las palabras desarti-
culadas que se perdía en los mares remotos del pasado Esas
tus primeras palabras formaron atardeceres rosas que no su-
pimos pronunciar

Las corrientes marinas eran los cantos de arquetipos de ba-


llenas de distintos colores en el cielo que ya conoces porque
las has visto en sueños sobre tu cabeza En el momento en
que las imaginaste los ojos antiguos se abrieron y se hizo la
luz En aquel tiempo todas las dimensiones eran una y tra-
gábamos agua como si de eso dependiera nuestra existencia

La ópera, la cantata de los monstruos voladores,


al pasar formaban bosquejos de nubes -pasaban llorando-
matizaban los atardeceres que no podíamos pronunciar
el cielo es verde, con tintes de metal colorado,
acuoso y sangripesado

[ 226 ]
El Primer universo fue un gran mar de sonidos que confor-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


maba la geografía celeste de un primer mundo lleno de áto-
mos en ebullición Al finalizar la primera eternidad pude ver
al fin los brazos de la niña de ojos de agua y el nacimiento del
primer ángel Poco a poco los ojos de mi hermana llenaron
el espacio de agua transformándose en una pequeña nube
húmeda a la deriva de los golpecitos eléctricos El universo
era ahora un mar en el pasado donde las ballenas celestes
pudieron nadar pensando que se soñarían a sí mismas por
siempre:

Mi hogar es una estrella en llamas Mi hogar es una


explosión en cámara lenta Mi hogar son mi pa-
dre-madre ardiendo en el centro de la muerte de
un planeta deshabitado Mi hogar es homónimo de
“Nerviosismo Helado” Mi hogar es la enfermedad de
los niños Mi hogar es la futura autodestrucción del
primer ángel Mi hogar es el recuerdo de la primera
muerte de la que guardo secretos escondidos bajo
las tapas de los sesos y de la que procuro resucitar
en noches como ésta

Ahora escucha:

El sonido eléctrico de la corriente de la voz de las


partículas de los átomos que forman los senos de
las montañas de ketamina bajo el microscopio del
ojo del infinito son las tetas de mi madre que son
los cantos de las ballenas que vuelan en el cielo
junto a grandes grupos de bolsas humeantes que
bailan como cometas de colores y se mueven en
dirección a El sonido eléctrico de la corriente de la
voz de las partículas de los átomos que forman los
senos de las montañas de ketamina bajo el micros-
copio del ojo del infinito ///////

[ 227 ]
Mil años de soledad son para el universo un abrir y cerrar
de ojos
Las guerras nos han obligado a morir tantas veces Las gue-
rras del silencio acabaron con todo – El hijo al padre: Es-
tábamos llenos de silencio, nos sentíamos llenos de silencio; el silencio
es el más perfecto de los asesinatos- Repetíamos convencido de
nuestras verdades Los agujeros negros en los pechos de los
hombres arrasaron con la luz de nuestros ojos Nos desper-
taron una noche –Arriba-Abajo- para quemarnos matarnos
de hambre de pena –Te pedí respuestas matemáticas a todos; Las
cenizas se pierden entre la brisa de ese mar de la nostalgia; ¿Lo recuer-
das? Sólo diez años antes de la carnicería; Eres el dios astro, huacho
en el espacio-

-Las luciérnagas se han detenido en el cielo


por siempre para formar la última constelación que seremos-

* *

La era estelífera produjo las estrellas y los planetas y todas las


manchas en el universo

De los cristales amatistas que cubrían las orillas de este caos


congelado nacía la carne que ya es cuerpo P E D A ZO A P
E D A Z O Recuerdo el nacimiento de la carne y recuerdo
al padre y a la madre flotando en la oscuridad de este mar de
aguas turbias Recuerdo a las dos primeras estrellas que vi en
mi vida y como me pasaba horas pensaba que el espacio era
una gran tela negra agujereada Recuerdo las dos primeras
estrellas que vi en mi vida: Una es roja y la otra azul

[Estoy soñando, soy un niño por eso estoy soñan-


do. En el cielo hay dos estrellas. Las llamé a cada
una Padre y Madre. En el cielo hay dos estrellas.
Una viene hacia mí la otra se aleja. Una es azul y la

[ 228 ]
otra roja. En el cielo hay dos flechas. Una de ellas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


me quiere ver muerto. Ambas me cuentan un se-
creto. Las dos juntas me dicen quién soy: El lugar
donde nací es un espejo en el universo. Sólo hay
una estrella.]

X’

Yo: [0,0]
Yo: x + x’
Yo: Un punto en el espacio [x,x’]

Sueño Sueño Sueño Sueño Sueño Sueño SueñoSueñoSueño-


SueñoSueñoSueñoSueño

Sueño con el segundo ángel La madre:

[Estoy soñando, soy un niño por eso estoy soñan-


do… Imagino la Tierra y ahí están mis pies Ahora
miro hacia arriba y sin saber por qué pronuncio
la palabra Cielo Secretamente estamos ante el na-
cimiento de un Dios Horizonte es una luz en el
horizonte, pero también es mi hermano, horizonte
es también un Dios]

[ 229 ]
Madre y tierra y polvo y huesos Estoy soñando, etc
Una mujer me canta un rezo a la luna porque debo tener
miedo porque no debo tener miedo La luna está hecha por
los huesos de los niños recién nacidos que fueron asesinados
por sus madres -La madre frente a mis ojos con un martillo
muele al chiquillo como a un espejo y no debo tener miedo-
La madre es el segundo ángel

Una mujer no me canta nada pero apunta con su uña a las


palabras que he inventado miro hacia arriba y hay dos lunas
pero no debo tener miedo El cielo siempre está en movi-
miento –Yo quiero ver las estrellas-

En el cielo siempre hay alguien muriendo

Este es el reencuentro con las ballenas de mis sueños Miro el


cielo y se escucha el canto de los hologramas que me sueñan
y así nos gastamos transformándonos en un juego de acele-
ración continua hacia el infinito

Sólo basta un sueño para poder destruirlo todo

Los huesos de los niños enterrados en el polvo comienzan a


arder para formar el cielo nocturno Mi cuerpo yace podrido
bajo centímetros de tierra en el cementerio maldito donde
descansa nuestra infancia Una llama negra se expande como
humo desde mi boca hacia afuera Mis palabras son fuego
negro que quema todo a su paso –Una llama desde mi boca como
humo hacia afuera- El país donde comencé a morir está poco
a poco ardiendo y desaparece Mi país es una isla de cristales
en el océano pacífico que arde en fuego negro Mis bosques
se queman porque he comenzado a hablar de las catástrofes
del futuro Mis ríos caen como brazos en los brazos de los
nocturnos Mis montañas se derriten y se oye el grito de un
pájaro La madre santa me ha enterrado en este pedazo de

[ 230 ]
tierra Mis huesos están rotos dentro de un saco de ropa y

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


ya nada podemos hacer para que este incendio nos perdone

Mi isla ya no existe el fuego ha consumido todo Me encuen-


tro en el centro de una llama que alcanza el cielo y explota El
mar que rodeaba mi cuerpo ya no es distinto del cielo sólo
hay oscuridad –Arriba-Abajo- El cielo es lo mismo que el
mar sólo oscuridad sólo llamas negras que salen de mi boca
El cielo nocturno es una llamarada de pena que se devora a
las estrellas y a los planetas que nunca conoceré A esta hora
ya quisiera estar muerto quisiera ser sólo un cielo nocturno
en llamas y destruir (te) porque sabes que (te) odio Sabes
que soy un monstruo de trece años que arde bajo este pe-
dazo de sábana tierra en el pacífico Ahora mismo cuídate
de soltar este libro que expele humo ardiente Cuídate de no
salpicar con mi sangre las sábanas o las cortinas o el mantel
que seguramente arderían en un segundo y también morirías
conmigo Cuídate de esconderte bajo la cama que a ratos es
una isla que flota en la última noche

ESTE LIBRO ACABA DE ARDER CONMIGO

Los colores de esta noche han muerto


El horizonte es esto:

El hijo en lo alto de la cruz / el hijo desarmándose en el de-


sierto: Madre Soy preso de la maldición de esas moscas que
roen tus entrañas Madre déjame lamer la sangre seca de tu
hijo derramada en el piso Madre te prometo que si miras al
horizonte verás cómo los colores apagados de esta noche se
vuelven poco a poco luz de día

[ 231 ]
Los colores de esta noche han muerto
bajo el velo negro de todas las vírgenes Marías del mundo
Las únicas que logran comprender el pesar de este quebranto
son ellas porque son ellas las Madres de todos y todos hoy
nos convertimos en agujeros podridos en el ojo de una esta-
tuilla de mármol

Los colores de esta noche han muerto


y en el fondo de las calles se oye el sonido de mis uñas rotas ardi-
das en las paredes buscando palabras que oír de esas boquitas
de cardenal que habitan mis sueños La noche ha palidecido y
creemos que es el fin del mundo pero no la noche se ha vuelto
blanca y creemos que es el fin del mundo y sí mis uñas en los
callejones se oyen ardidas en el pecho de una ramera tuerta

Los colores de esta noche han muerto


Sus brazos rotos en el desierto se han vuelto dos ríos encar-
nados en mis ojos que atrapo con dedicada angustia desde lo
más alto del cielo Ángeles de papel como cirios encendidos
observan la escena a un costado del fin del mundo pero no
interfieren porque se saben tan culpables como los son estos
infanticidas que transforman los cuerpos en agua ácida para
dejar dos marcas secas en el piso

Las estrellas son las flores de mi funeral brotando en el cielo


Son tu boquita que se abre y se cierra deseándome un buen viaje

[ 232 ]
       *    

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


 
                                                             *                                                                                                                                              *  
 
*          
                                                                             *  
 *                                                                                                              *    
 
                             *                                                                                                                                                          *  

Este es el cielo

°
Me llamaste con el nombre de mi padre desde el día en que
supiste que cada recuerdo mío se transformaría en un poema
Me llamaste niño dios para que soportara las noches blancas
del fin del mundo en el desierto
-Me llamaste Juan pero esto es un secreto-

Me llamaste Me llamaste Me llamaste

Esta es la tierra
Ahora estos dos ríos son mi carne convertida en sangre

El horizonte es esto:

Soy el niño dios del ’97 Mi sangre se transformó en tu sangre


Mi nombre es Juan pero también me llamaron Horizonte

[ 233 ]
como si esas fueran las letras del nombre de un Dios al que
había que asesinar Mi nombre ya no es mi nombre pero es
luz en el punto donde unimos el cielo con la tierra Tu cuerpo
es el desierto Madre y a esta hora me ves nacer una vez más
rosado sobre la arena Mi nombre es niño dios y mi cuerpo
une el tuyo con el cielo

Los colores de esta noche han muerto Ahora sólo hay una
gran luz brillando en el fin del mundo

       *    
 
                                                             *                                                                                                                                              *  
 
*          
                                                                             *  
 *                                                                                                              *    
 
                             *                                                                                                                                                          *  

Esto que brilla soy yo

***

AGUARDAMOSELNACIMIENTODE TEAR-NUR

He nacido y conmigo nacerán todos y todo y nada que es


el material ambivalente de mi primer hijo dibuja mi paraíso
personal Las aguas sin forma transportan el sonido de mi
voz y voluntad Lo primero y último serán esos pequeños
cuerpos luminosos en los que he transformado mi carne Sí
mi carne que existe como espectro y materia dará inicio a la
sangre de tu sangre en forma de cristales Todos somos Dios

[ 234 ]
y estamos hechos de cristales Todos somos Dios y somos

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


piedras preciosas flotando en la infinidad del universo To-
dos somos Dios Todos al inicio y al final seremos pequeños
cuerpos luminosos

Del nacimiento de la estrella roja

En mi memoria43: una tina llena de piedras y colores nos


rompían cada esquina de cada uno de los huesos – La muerte
de la Serpiente se repite en el recuerdo de las imágenes que dibujó bajo
el colchón cada noche que oía la estática perdida de la madre; en el
aire- Nos moríamos de sed entregados al bosque de pescados
agonizantes que resbalaban entre los tobillos de dos Demo-
nios que éramos nosotros Arboles de extensiones oscuras
eternas rancias eran el hogar de sombras de pájaros que nos
hacían volver a la incomodidad del útero –Al amanecer, con un
dedo unimos el cielo con la tierra, que no era tierra- El horizonte es
ahora una fotografía que fue puesta frente a nuestros ojos
mientras dormíamos Somos peces en estado de putrefacción
y círculos vidriosos que contemplan extasiados cómo sin
darnos cuenta fuimos inmortalizados en nuestros mutuos
reflejos –Los casquetes vitrales que caían rompieron el suelo para
formar nuevos mapas en nuestra bitácora Unas manos se desparrama-
ban en la habitación para alcanzar cada uno de los pedazos de nuestros
cuerpo –

Los ángeles nacen hacia


adentro y arriba
en vaivenes de tiempo y juegos placenteros
que forman los secretos luminosos en nuestras vía lácteas

43
O simplemente me moría

[ 235 ]
°

Había oro en su cielo; pero ángeles de leche en el vaivén


aún aguardaban por ser abortados –Salgamos del bosque que tan
fácilmente pronunciamos con la garganta apuñalada de traiciones, sal-
gamos ahora- En el fondo de toda belleza yace algo inhumano
que quisiéramos robar para sentir que somos amados aunque
sea por una noche Ahora somos todo eso que no podemos
imaginar: dos agujeros negros enlazados en sus órbitas que
es lo mismo que decir los dos demonios del bosque de cris-
tales que bailan que es lo mismo que decir esos dos ángeles
que practican el autoexilio del edén escondidos el uno en el
otro ofuscándose el uno al otro en cada recoveco de carne
santa que nos va quedando –de esa carne que no es carne ni tierra
ni árbol ni polvo-

Recémosle a esos juegos placenteros

Nos moríamos de nuevo y ya esta era la tercera Nos moría-


mos Nos moríamos Nos moríamos Para no descansar en
paz en el hueco de ningún árbol ni ser comida de ningún
carroñero de dos patas Sólo nos moríamos porque si porque
por qué No ha sido nuestra culpa pero este bosque ha vuel-
to a pisarnos los talones jadeantes de cansancios de perros
callejeros –Los colores de la pena en este punto ya nos queman las
mejillas- Y como siempre una vez más esas mariposas que
no hemos mencionado porque son sólo sombras nos ator-
mentan y se devoran a los pájaros en nuestros vientres Les
arrancan la cabeza y nos escupen las plumas de muerte que
usamos como abrigos para soportar la escena –Cansado tan44-

44
O simplemente me moría

[ 236 ]
En el entre luz y sombra vamos desapareciendo el uno al otro

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


muriendo el uno para el otro –Los musicalidad de tus bramidos
cortan las entrañas; de la garganta- Porque ahora sólo podemos
ser esos Demonios de Creta perdidos en este bosque de pa-
pel y palabras que revolotean tajeándonos las extremidades –

Cierro los ojos antes de poder ver, no necesito manos para tocar(te-me)-
Si de alguna manera pudiéramos volver dos párrafo atrás
recordaríamos la escena del éxtasis El cielo ya casi se nos
desborda encima en toda su magnificencia y colores para te-
ñirnos de canciones de cuna –Aguardemos el nacimiento de la
estrella roja- Los cementerios comienzan a crecer desde las
raíces de esta tierra mojada –El último vistazo del ángel frente al
espejo para abandonar para siempre los meta universos-

Los ángeles nacen hacia adentro y arriba….


-Cuando despertamos por primera vez
nos encontramos en el centro del cosmos observando
atentos la transformación de la carne que era nuestra carne-

Ángel de leche te posas sobre esta carne que no es carne


sino es tierra santa de cuantos árboles formen mi cuerpo Mi
nombre es Demonio maldito Mi nombre es bosque de Creta
Mi nombre se escribe con las siete letras de la última palabra
que vas a pronunciar – En el cielo se forma la última señal que ter-
mina donde comienza a escribirse la estrella roja- Tear-nur Tear-nur
Tear-nur tres veces y la última muerte que será la tuya acaba
con la formación de esta nueva constelación en mi interior
Aquí acaban las cuatro vidas que forman el comienzo de la
estrella roja en mi interior

[ 237 ]
MIRESE
ESTA
CAIDA
COMO
LA
VEZ
QUE
MAS
CERCA
DEL
CIELO
ESTUVIMOS

Mis últimas palabras son las partículas de luz que nos pro-
metió la eternidad:

[Gabriel en el piso escucha tus pasos, Antón. Gabriel en el


piso es una sábana estrujada llena de tierra y ambrosía. Ga-
briel bello como ángel tiene una herida abierta en la espalda
y ¿tú Antón? Gabriel es un montón de tierra, acurrucado y
desnudo en el suelo de este bosque con la cordillera expues-
ta a los huesos palpitantes. Ya nada importa Gabriel, te digo
yo. Ya nada importa. Gabriel tu nombre es idéntico al mío y
el cielo que se emblanquece como si la percepción lumínica
fuera directamente proporcional a las ganas de arrancarme
las uñas Hacia atrás, Gabriel. Me muero y quiero escalar tu
espalda abierta por la blanca línea que separa tus hemisferios
verticales, Gabriel verte por verte por verte hasta llegar a ver
la nuca de un gigante de piedra que llora de dolor en el suelo
de un bosque que antes de comenzar a dibujar este poema ya
olía a musgos podridos y cadáveres de pájaros hinchados. Tu
nombre es idéntico al mío, Antón. Treinta y tres veces escala
mi espalda abierta y conocerás el sabor del arsénico Mi cuer-
po se derramará por los costados y te enseñará un punto en
oriente donde cederemos a la representación del nostos hacia

[ 238 ]
el Edén Pero y ¿tú Antón? Que eres dos partes de una sola

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


en este bosque. Te quedaste parado mirando cómo el cielo
emblanquecía, Antón. Lo miraste tanto tiempo que sentí que
mi muerte se aletargaba y mi espalda comenzaba a sanar Qué
aterradora sensación aquella, me decías, Gabriel. Me repetías
dos tres quince veinticuatro treinta y tres veces quiero que es-
cales mi espalda, Antón Gabriel en el horizonte se refleja tu
silueta como una gran pirámide Gabriel verte por verte por
verte treinta y tres veces treinta y tres veces Antón me dicen
que soy la columna del mundo Antón sólo quiero llorar Ga-
briel te quiero matar para evocar la representación del Edén y
llegar a la cima de tu cuerpo donde ocurre el magnífico asesi-
nato del mundo. Antón a esta hora sólo quedamos tú y yo que
es lo mismo que decir: me siento tan solo Gabriel a esta hora
ya el universo completo se desborda de sus orbitas Antón las
aguas Gabriel despierta Antón Gabriel el único consuelo que
me queda es la promesa de la eternidad:

Me encuentro en la cima de tu cuerpo muerto a esta hora


sólo soy yo y las aguas y la cordillera vertebral de tu memoria
rodeada por las aguas Gabriel las aguas Gabriel las aguas…

[ 239 ]
-La imagen de una boca llena de flores es ya ahora un lugar común-
Estas mis voces caen gota a gota en el charco del último de
los anti paraísos –Porque quién quiere ahora paraísos- y forman
una laguna inmensa de color lucífago –Si la tinta en mis venas es
obviamente negra- Aquí me encuentro con todos los amores
resplandecientes que han muerto degollados bajo la misma
pena que ayer me tragaba los brazos El reducto de los ma-
res elementales me hipnotiza con los ojos blanqueados de
placer mientras miro el cielo mí cielo nuestro cielo infrahu-
mano quién diría que cuando decíamos paraíso en realidad
decíamos infierno en un lenguaje antiguo en el lenguaje más
antiguo ese lenguaje del primer sonido –La estática de mi madre
como gemidos submarinos- Aquí abajo el reino de los cielos es la
tierra húmeda de tus pies Hablo del agua que es ahora firma-
mento de nuestras noches más felices

Estas páginas están llenas

De

Sonido

There’s nothing to fear and nothing to doubt

Escucha el sonido del océano mientras digo esto:

[a] Mis ojos ven manchas en la oscuridad son como mapas:


Cuando niño mientras levitaba pensaba que con mis ojos
veía continentes y llaves y todas las noches eran la misma
dentro de un sueño que sentía en los poros de la lengua

[ 240 ]
[b] Al parecer estoy despierto pero no me puedo mover: Una

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


torre de gasa un camino que se desenvuelve eternamente
para formar torres de gasa Todas las noches el mismo sueño
mientras levito

Haz que tu cuerpo se rompa de frío mientras flotas a la


deriva junto al mío paralizado:

[c] Temo no poder recordar esta noche en que tú Temo no


poder recordar esta noche en que Temo no poder recordar
esta noche Temo no poder recordar Temo

[d] Despierto

Mírame como si te miraras en un espejo


mientras mi cuerpo se aleja
y mi rostro se enciende en
luminiscencias refractadas:

Se cierra el telón

[Los cuerpos se han detenido]

AQUICOMIENZAELSUEÑODELOSMARESELEMENTALES

[ 241 ]
Claudia Maliqueo Lagos
(Santiago, 1994)

Estudiante en 1º año de Pedagogía en Inglés


(Universidad Alberto Hurtado). Ha participa-
do en el taller de poesía a cargo de Paula Ilaba-
ca Núñez en Balmaceda Arte Joven.

http://detodasesascosas.tumblr.com/
(Sólo dejó de respirar)

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


1

En la casa se respiraba la muerte


Hace días
Hablábamos despacio
Para no alborotar
Al alma agonizante

36

Inhala Exhala
Te estás muriendo

Siempre a esta hora pasa lo mismo


Todo queda en silencio

37

Lo único que se escucha


Es el crujir
De los huesos de mi cuello

Me falló la memoria
Siete días antes
De que se me secara la lengua
No dejándome hablar

[ 245 ]
38

¿Cuando no hablas
Empiezas a
Recordar?

¿Cuándo uno se muere


Vuelve a vivir lo mismo
Una y otra vez?

39

Dime que sí
Porque tengo miedo

Noches atrás
Alguien a las 00:00 hrs
Dejó de respirar

40

Pero nadie se acuerda


Yo en esta noche congelándome
Lo hago

En el hombro tengo marcas de guerra


Estoy viva

[ 246 ]
41

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Guerras en mis brazos
Mi boca
Y
Hasta en la saliva que trago
Estoy manteniéndome viva

Las cicatrices me las miran todos


Es que mis huesos son atractivos
Y las cicatrices le dan un toque de muerte y locura
Que llama la atención

42

Cicatrices curiosas en mis huesos


Que nadie ve

Es que el cuello me duele


¿Sabes?
(Es que ayer vomité toda la noche
Porque me quise sentir vacía
Pero no se lo dije)

43

Nunca digo esas cosas


Porque no quiero que nadie
Se preocupe

[ 247 ]
9

Te clavaste en mi costilla
Me dijeron loca
Pero nunca
Nunca más
Te moviste
De ahí

44

Yo sé que sigues ahí


El dolor no se ha pasado

10

Las pastillas no lo solucionan todo


Se te quedan en la tráquea
Plasmadas
Hasta dejarte morir

45

Por eso yo no tomo pastillas


Prefiero que el acto de morir
Sea rápido

11

Tomé el último metro a mi casa


No llegué ese día
Ni el siguiente
Ni ningún otro

[ 248 ]
46

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


No sé dónde he llegado
Ni donde estoy
Perdí la cuenta
De todas las cosas

12

Me sentí aparte
Eso fue todo
No supe como despedirme
Creo que desde ahí que me siento
Aparte

47

Aún no me despido de ti

13

Sólo me fui para que me doliera un poco


Pero no
Me duele

48

Porque no me alcanza el cuerpo


Para más
Dolor

14

Las ojeras de su espalda se le notaban


En su forma de caminar

[ 249 ]
49

Y en su forma de moverse
Hacia mí

15

Todo da vueltas

50

Todo sigue dando vueltas

16

Fue de a poco
La sangre
Recorría mi cuerpo dejándome estática

51

Dejando mi mente inquieta

17

Estás en mi costilla
Sólo déjame
Caminar

52

Ya me cansé de caminar
Sólo
Quédate

[ 250 ]
18

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Te estás empezando a mover
Acalambras mi cintura

53

Acalambras mi vida

19

Lo supe desde la médula espinal


Hasta el cráneo

54

Desde la lengua
Hasta la garganta

20

Estás cerca
Algo así
Como en mis pestañas

55

Estás cerca
Estás en mis ojos

21

Un accidente que tenía que ocurrir


Dejándome la lengua inválida

[ 251 ]
56

Un accidente que me dejó


La lengua
En rehabilitación

22

Deja la ventana entreabierta


Para escucharte

57

Deja la ventana abierta


Para que me grites

23

El cielo estaba escalerado


Abismo terminal entre mis dedos

58

Espacios de mis dedos


Rellenos de mis cabellos

24

La pieza estaba más cálida


Que la sangre que recorren mis venas
Las venas que llegan
Hasta el corazón

59

Que recorren mi cuerpo

[ 252 ]
25

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Afuera se oían maullar gatos
Adentro se oían suspiros de agonía

60

Afuera se oía el viento


Adentro las puertas moviéndose

26

La muerte arrastraba los pies


Y hacía crujir el piso

61

La muerte arrastra los pies en el techo


Dejándome posar la mirada en el aire

27

Las costillas
Se encajan y desencajan
Déjame salir
Por favor
Déjame

62

Las costillas
Se están
Rompiendo

[ 253 ]
28

Soñé que los gritos de mi cabeza


Me despertaban
Y serpenteaban
Hasta mi garganta

63

Pero no era un sueño

29

La sequedad entre los dos


Me secó
Los pulmones
Me dolía respirar

64

Déjame respirar

30

Las hojas de té
Me recuerdan
A las hojas de otoño
Muriéndose solas en el suelo

65

Yo muero sola en el suelo

[ 254 ]
31

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Las espinas de mi garganta
Atraviesan una a una
Dejándome la lengua sangrante
El alma intranquila y el corazón
Anestesiado

66

El infierno pasaba por mi esófago


Haciendo que vomitara fuego hiriente
De todas las cosas que callé en vida

32

La muerte entra por la ventana


Se escabulle y llega a mi pecho
Y como la agonía
Recorre mi cuerpo

67

La agonía que ahora descansa en mi cuerpo

33

Exánime hacia el pecho


Boca quieta
Boca chueca
Mirada más tranquila que en vida

68

No necesito atormentar la mirada


Porque la muerte ya llega

[ 255 ]
34

He escrito tres cartas de despedida

69

Tres veces que creí morir

70

Últimos violentos fallos en mi cabeza


Prepara un segundo caso de ilusión cero
La salud se entrega
Pierde e inicia

71

Se disminuyen las penas


De erradicar
Mi violenta condena

Una violenta herida


Consternada por salvar su vida

Abandona las vulnerables


Preocupaciones de su condena

74

Es un monstruo
Culpable
Que amanece bloqueado
En acción
Esperando su
Descenso

[ 256 ]
75

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Fallidos intentos
Se concentran durante meses
En giros de eliminación

76

Paran en contra el pasado


En un riesgo amenazado
De un nuevo recorrido que nos
Conectará

77

Esta noticia no tiene cierres


Sólo ganas de llorar

78

Decisión que quiebra voces


De lesiones leves
Que asumen acciones
Aptas para el daño

79

La triste injusticia de los últimos hechos


Sentencia a todas las víctimas y culpables
A recordar

80

Los segundos de esta historia decepcionan al destino

[ 257 ]
81

Se repite la fórmula
De encarnar una enfermedad

82

Se revelan escenas de
Circuitos definidos
Que mencionan reflexión de controversiales
Experiencias productivas
Y malas noticias

83

Impactos bruscos
Problemas optimistas
Suenan a limitadas distancias
De efectos simples
Necesarias para la salud

84

El tiempo conoce rastros de alertar accidentes


Para crear
Trasladar
Y comenzar

85

Las señales fallan


Y el resultado
Es el cuidado de la muerte

[ 258 ]
86

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Problemas de temperatura
Exigen conocer y medir de forma sensible
Al mal peligroso

87

Lanzaron cambios
Que desataron criticadas formas de hacer lo correcto

88

Corresponde realizar evidencias


De nuevos augurios
Para el último fin
De un trágico acontecimiento
Del destino

89

Profecías caóticas acabaran con mi caso


Exploraran mis secuelas
Y todo eso será el comienzo
De una gran novedad

90

Breves viajes a mi cuerpo


Definirán una vieja decisión

91

Motivo de un viaje interpretaron distintas


Situaciones

[ 259 ]
92

Me identifican
Escapando
Sabiendo que volverán

[ 260 ]
Resonancias

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


(fragmento)

Compré vidrio roto para que doliera


para recordar las heridas
para querer más que nunca
para el silencio.

Incrusté todos esos vidrios en los pedacitos de mi mano


Quise tantas cosas
Matarme, sentir.
Escalar lo más alto.

He escrito cartas con tinta azul


Porque mi sangre no es roja.

La muerte es real
No perfecta
Todo es sangre
Nada es así.

Que se crucen
Entonces
Dos pájaros muy grandes en el cielo
Que choquen y formen una sombra muy grande
Una ilusión fúnebre.

Yo sabré como será la enfermedad de las cosas


De sentirse sola

[ 261 ]
La enfermedad no matará
Hará vivir.

Todo seguirá igual


Porque siempre fue así.

Tomé dos plumas muy grandes


Y enterré cada una
En mis antebrazos.

La casa se ha llenado de burbujas que colorean todo.


Todo es tan transparente que hace enceguecer.
He mirado el cielo diez noches.
Diez noches oscuras, donde todas las estrellas se multiplica-
ron porque hay tantas burbujas que duele.
Se han escuchado voces, voces que cuentan mis secretos,
voces que hacen que todo duela. Por la ventana hay revela-
ciones, hay personas, murmuran cosas que no comprendo.
Repiten melodías como los pájaros y no siento calor, sólo
frío. Todos parecieran que tienen algo que contar y no puedo.
Yo no tengo recuerdos, están en todas las burbujas que no
quiero romper, en todos los reflejos que no quiero mirar.
Y cierro los ojos, y creo, por fin, que algo hice bien.

Recuerda, recuerda las mil palabras


que dijiste alguna vez en un encuentro
Una, dos o nada
Canta la canción más aguda, esa que te haga morir
Hoy es 26 de abril y mañana será 26 de marzo
La vida desde ahora retrocederá
De 30 en 30 y entonces recordarás
Respira, di algo
Luego veamos, luego sintamos
Hoy, sólo hoy
Después ayer
Y mañana no habrá

[ 262 ]
Y profecías no existirán

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Sólo pasado, pasado que dolerá
Cuántas veces dejaremos a nuestros demonios irse y volverse
Entre nuestros pulmones que exhalan muerte
Y esa muerte se convierte en el sueño de invierno
De despertar abrazada a ti
Me preguntaba hasta donde podía llegar el odio
Y hasta donde podía llegar el amor.

Hoy de nuevo nos recordamos canciones


que nos hacían olvidarnos
Los recuerdos borrosos me recuerdan a ti
La vida entera lo hace
El portal de mi alma tenía dos alas muy blancas
Para una sola persona que era el
Pero yo nunca lo supe.

Los ruidos de mi cuello me recuerdan a ti. Existía el cielo y


tomar su mano. Los días. Las mañanas. Todas las mañanas
frías eran de un corazón frío que late sin resistencia.
Cuando volví a repetir las palabras <no te vayas> sentí el
calor que es tener a alguien tan cerca de ti y esperarlo siendo
que existen todos los secretos del cielo.
Todas las estrellas eran para él
Todas las canciones más pequeñas
Todas mis cartas
-y yo nunca lo supe-

La única salida era su voz


Lo único que me importaba era donde se iban a juntar los ríos
Formando el cauce más grande
Ese que llegara a mi corazón
Anduve con los pies descalzos
Y la palabra vidrio se rompió
Cuando todo estaba roto.

[ 263 ]
Y las heridas en mis pies me hicieron arrodillarme y arrodi-
llarme me hizo acostarme y cuando me acosté lo único que
quería era tenerlo a mi lado. El único lado que quiso todo su
amor.

Entonces, todo fue muy profundo


El color azul se cayó a pedacitos desde el primer pulmón que
empezó a respirar aire puro en la tierra
Se levantó a tierra desde las hojas de los árboles
Dos ojos se cerraron esperando el primer sueño
Ningún corazón paró de latir esa noche
Y eso se parecía a la perfección
Todas las burbujas que tengo
se parecen al infinito de su color favorito
Multiplicándose en miles de canciones
Esas que nadie quiere pedir.

Rompe mil palabras que sepan a polvo cósmico. Sube al bar-


co que me recuerda a ti. Ese que está detrás de la piedra, ese
que se ve desde la playa. Sube al barco que son mis manos
que tocan el violín, tu melodía que suena a cuerdas. Ronde-
mos el último círculo.
Tengo las manos muertas, cansadas. Supe que me iba a morir
cuando vi a los delfines suicidándose y yo me preguntaba
por qué. Y nadie nunca, nunca supo responder. Me clavó los
dientes tan fuertes pero a la vez despacio en mi espalda que
quedaron marcadas las heridas por siempre. Todo de repente
se olvida y pienso en las buenas cosas.
Me echaba mucho de menos.
Toqué su pelo porque mis manos estaban frías, pero sólo lo
imaginé en un sueño.
En un sueño donde estaba sola y los otros no entendían.
La soledad en ese entonces no era para muchos.
La gente caminaba rápido. Nunca miraron a alguien.
Tenía todo fracturado.
Nunca me saqué el abrigo negro, roñoso.

[ 264 ]
Me aferraba a él porque era lo único que tenía cuando escu-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


chaba las canciones que me entumecían el corazón.
Crujían mis pies al pisar, todo se descascaró en muchos pe-
dacitos que los guardé en mi mano. Se me congelaba la mano
izquierda y el corazón izquierdo también.

Quise dibujar un farol


Resultó ser una persona lejana mirando el mar
Dibujé entonces un camino de piedras
Para que los pies descalzos sintieran calor
Pero resultó ser un muro de piedra que tapó a una persona
mirando el mar
Esa persona pudo haber sido yo.

Era sorprendente, mejor que muchas otras cosas.


Y de repente todo se respiraba fuerte, todo eso hacia doler
la garganta.
Tengo miedo, tengo mucho miedo de terminar con él.
Que él gane el juego. Pero las cartas me han dicho otra cosa
mucho más lúgubre.
Todo se supone que saldrá bien. Pero el juicio final no lo ha
dicho.
Sentí su olor ese invierno. Era la lluvia que nunca más paró
de llover.
Yo quiero vivir ahí, donde llueva desde el cielo y desde la
tierra.
Todo mojado, era tan terrible.
Que los huesos de las manos se me congelaron.
Estaba sola, completamente sola.
Y me iba a morir sola.
En la última casa que me vio.
De repente me vio y dijo
Cenizas, cenizas pegadas en unos labios resecos y todos con-
gelados que no pedían nada, que no querían nada.
Y yo le dije que qué más iba a querer en esta vida.
La más horrible angustia de la foto que nos retrata.

[ 265 ]
Francisca Vidal Gajardo
(Santiago, 1994)

Estudiante en 2º año de Antropología Social


(Universidad Alberto Hurtado). Ha participa-
do en talleres de poesía a cargo de Diego Ra-
mírez, José Ángel Cuevas y Nadia Prado y de
narrativa con Cristóbal Soto y Andrea Ocampo
en Balmaceda Arte Joven.

http://lanochedetodaslasangres.blogspot.com/
Los años de la sangre

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


I

Acaso creímos en la eternidad de los años


que eran nuestros
salimos a cantar una noche y hacía frío
y los huesos pasaban la cuenta, astillando la memoria
pero fuimos porque eran nuestros amigos
y era eso, no pedían más, no pedíamos más
que cantáramos alzando el puño con fuerza
como celebrando una ficción tan libre, compañero.
Yo llevo décadas respirando a través de esa promesa
a veces, en las fauces se me confunde con la tos
y creo que me voy a morir
pero los tigres de mi sangre no me dejan fallecer
desgarran el pecho desde adentro
me pulen las astillas, me lamen los huesos
y ahí seguimos
cantando, hasta la victoria, compañero.
¿Cuánto demoran cuarenta años, podrían acabar mañana?
Se viene adelantando al pasado
y lo cierto es que llevamos tanto tiempo
a cuestas de la espera
pero no levantamos polvo, ni pateamos piedras,
ni mascamos lauchas
nos ponemos a cantar y alzamos el puño
se nos aprieta el pecho
porque los tigres de la sangre
nos arrastran todavía al malembe
colorido, carnavalesco, que construyó la muchachada

[ 269 ]
que parimos.
Ellos aprendieron la letra y la cantan también, pero
ellos no la conocen, y los vemos desde lejos, felices,
creyendo alegrías llegadas
en fin.
Felinos que crecen en la oscuridad nos vienen a buscar
esta noche han crecido
desgarran la muerte de nuestro envase
nos llenan, nos viven, nos habitan.
Sabemos claramente que estamos vivos
con tigres gigantes
encerrados entre las venas del corazón.

II

De una violencia obvia, inmersa e inherente


enamoraba a los abuelos y marinos del Mapocho
se bañaban brazo por brazo
mano a mano
a orillas de los cuerpos de la deriva:
eran sirenas pegadas al cemento húmedo
que se ponían al sol y secaban las penurias
la cara se les llenaba de escamas
y se sentían tan hermosas
que el mundo entero espiaba a través de los barrotes
para admirarlas
parieron diez mil misterios desamparados
imaginaban enormes leonas custodiando
la entrada a sus ovarios
rugían, aclamaban, dolían calentonas
y la mugre se adhería a sus piernas
y las cerraba, las sellaba
se volvían aletas infértiles
sin vida sin gritos sin consignas
poco a poco el humo lacrimógeno habría

[ 270 ]
de ahogarlas y esparcida pintura negra

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


con escarcha por todo el rostro
naufragio anfibio de los dolores:
el humo no las dejaría ver
ni gritar ni enamorar.
Iban a dejar de parir, hijo mío
por el bien del mundo, y el
futuro de sus bastardos.
Ahogarse, y llegar hasta el fondo
con una fotografía en blanco y negro
clavada al pecho.

III

Quedaron mis mantas celestes, pulcras ensuciadas


por abajo y encima de los adoquines
pulcras y ensuciadas
por la ciudad se atraviesa y a cubre el río
que la destroza
no la limpia
y la ahoga
por abajo y encima del puente mis mantas
arrastran los pasos de la gente
que yo, recuerdo, quedó mutilada y doliendo.
Me pregunto
¿cuánto demoran cuarenta años?
lloro por encima del río
y balanceo mi cuerpo sobre la baranda
pretendo caer encima a lo mojado a lo llovido a lo llorado
no he sido bautizada
porque nací sin Madre
lloro y el río crece lentamente conmigo
a un ritmo de pena, como recordando
como acunando a mis seis millones
de hijos

[ 271 ]
que dormitan ahogados, llenos de
agujeros por donde se les sale
el agua, y aprovechan el sacramento.
Lavo mis mantas a la orilla de Santiago
y humean, se queman, se ahogan también.
Me pregunto llorando
¿cuánto demoran cuarenta años?
le pregunto a mis hijitos y ellos
afirman sus paraguas boca abajo,
navegan sobre otros cuerpos
que también fueron mis hijos y
después de cuarenta años, desbordan la ciudad
a mí se me cansó la pena, me pesa el país ya no insisto
las lágrimas pintan el yeso resquebrajado
de mi silueta, formas fálicas y otro par de
senos por encima de las ropas
en mi pecho proclamo y me niego
al perdón y olvido por la muerte de mis hijos
y los ahogados vivos que no insisten
porque ya no insisten lloro por ello
ni resisten, ni construyen
ellos solamente aguantan.

Ahí vienen a buscarnos, hijo


Ahí vienen a buscarnos, madre
Ahí vienen a buscarnos, abuelo
no te ahogues todavía
no te olvides todavía.

[ 272 ]
Levito

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Este día se va a soltar
de tanto tira y afloja
tira que tira y se afloja.
Se afloja
Se va a soltar
nos pondremos a flotar mientras agarramos el vuelo
cada voz lleva sus versos
cada vena lleva su canción
yo no llevo nada, y levito
nunca había sido tan de día ni el sol tan Luna
estoy seguro, este día está a una coma de soltarse
se aleja la noche luciérnaga
y yo, que nunca fui cemento
el barro se pinta piel
y fractura las calles que iba a andar.
Hubo tienditas callejeras que vendieron cosas viejas
de aluminio, de lata, cosas plateadas como elegantes
también seres esquizofrénicos custodiando las alamedas
una vez uno me dijo “yo escribo la poesía al revés”
soy el tonto más grande del mundo
y preguntaba ¿usted sabe escribir así?
me pregunto ¿hay acaso otra forma de hacerlo?
No quiero ser ciudad no quiero ser campo
ni estas palmeras adheridas a la fuerza
ni cubrir estos agujeros negros con torres celestiales
que pisotean nuestras galaxias
y las enredan.
Confundieron las estrellas de la sangre
vinieron agujas en picada y las amarraron

[ 273 ]
ya no pueden escaparse, el cielo volcado
harán tropezar con sus lastimeros nudos
forzados a las torres celestiales
no seré astronauta, ni escritor si quiera constructor:

Una selva, una Virgen, una Madre loba,


un Tigre de la Sangre
que queda rugiendo entre cuatro cementos.
Anochece.

Ato la diestra al lomo


Libero la zurda me lanzo al abismo, así escribo al revés
desde el desastre, a partir de la nada angustia
con el peso de un país
Al revés al revés
a L r ev É s.

[ 274 ]
Norte

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Salvarse el sur a medias
del dolor por árboles y agüita;
refugio follaje
río caudal
flor fauna
verde vida
en tierra mojada y cielo con ojos de justicia
renueva miles de latiendos
gritando razas furias, llantos.
Me violenta me apena
me desconsuela el oficio del Sol
soberbio verdugo
de la sangre coagulada roja llamas rabia
degollado trabajo sudado hediondo
no alcanzaron a salvarse
ni a secas del sufrir
¿Dónde iban a esconderse?
dónde si hay puro aire y tierra lija
que se les metió en los ojos
cuando casi logran no ponerse a llorar
y entonces secos.

Al extremo de abajo se llueven la boca quedando limpios


hacia arriba poco queda:
ofrezco mis llantos a quienes necesitaron
agua y consuelo hasta el resto de los días.

Norte por ser caliente la rabia


y tu espalda tajada.

[ 275 ]
Citadino

Yo vengo a hablar por ti


cuando ya cocí, comí, dolí, lloré, herví y volé
vine a hablar por ti

La gente no entiende, o hace como que no quiere entender


y por eso no me sirve que rimes tanto
o que fueras a ahogarte entre las palabras
esas palabras que escribes y vas rayando en la tarde
y se cae la noche encima y hay que encender la luz
y llegan las polillas, tontas como ellas solas
chocando a la luz, a la noche
igual no te interrumpen, no te molestan
y entonces parece que nada de eso importara
porque sigues escribiendo
Eso a mí no me importa, ni me sirve
si fuese a llegar a alguna parte acaso,
salirse del camino de tierra, sacar los pies del barro
caminando a tientas
hasta un atisbo de la estruendosa ciudad allá afuera
a fuera de verdad
porque aquí aunque saliéramos pa’ fuera seguimos adentro
sigue siendo la tierra mojada y el polvo que levanta el piso
de adentro de la casa
y nos quedamos a salvo, comiendo pan y cenizas
Yo vine a hablar por ti
El tiempo letargo y reflejo de un año,
de dos y la vida entera
a mí no me hace daño, se me viene encima ligero

[ 276 ]
como cubriendo del frío y hasta me canta

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


se enhebra el tiempo entre la claridad y el cielo negro,
negro como noche
y se hace uno
enebra sin aguja y sin hache entre medio
porque en hacerlo no hay silencio
es ruido, es puro estruendo
vida de adentro, sin salirse del camino
de enhebrar el día con la noche sin darse cuenta
de un año
ni diez encima
ponerse viejo y no darse cuenta
y llegar a presentarse a la muerte así
tranquilo, sin nada que decir
cuando la hache ya vaya haciendo falta
y se hace uno y yo no siento el cambio de uno a otro
del día a la noche
de un año a diez
será porque sigo aquí adentro, no salí del camino

Viniste a hablar por mí


dices que el mérito no es tuyo, que nunca lo fue
porque escribir lo hace cualquiera y yo no, nunca aprendí
y escribir para qué, a ti te bastó el desvío
un tropiezo intencionado
y no puedo decir que de intrépido, ni de valor
alguna ilusión te habrá crecido adentro
que te fuiste a dar un salto de aquí hacia allá
del campo a la ciudad
a escribir, a hablar por mí

Me quedo a salvo, comiendo pan y cenizas


y sin embargo el mérito no es tuyo
el mérito es mío
porque vuelves siempre cada vez
siempre.

[ 277 ]
Emprende Chile

La hostilidad del trayecto me saca el letargo de encima y me


hallo entre la ventana y la vieja: Una vieja, de las que visten
emprendimiento y trabajo honrado rozándome al ladito mío;
con sus rollos dignamente bien puestos me roba el aliento y
mi espacio, corrompiendo mi jovenzuela desfachatez de va-
gabunda holgazana, retándome con una mirada que traspasa,
y que me quita el derecho al asiento que por subir los pelda-
ños de esta verde, ignorando el validador, no me correspon-
de. Montón de arrugas tostadas por este verano esforzado y
de Vega Central, chorreando por sus costados una serie de
rabias tragadas y sueños sopeados; ella me mira y de entre la
ausencia de unos dientes y otros amarillentos pretendiendo
fulgurar oro, me regala su última y sonriente alegría del día.
Le devuelvo el gesto y entonces, ella revuelve su gordura
en el asiento cuando otra curva en la micro hace bailar sus
bolsas matuteras, y en su intento seboso de atraparlas, suelta
el hedor más puro de esfuerzo y su eterno quehacer en la
vida, me mareo con su fragancia de mujer, de mujer sufrida,
de curvas, maciza con los pies negros y sus brazos obesos de
decencia; yo abro la ventana sin que vaya a ofenderse Señora,
que ahora su esfuerzo se mezcla con Alameda a oscuras y un
rojo que no parpadea.
Mareo, sofoca y admiro su trabajo, sus kilos infinitos envol-
viendo mi flaqueza de niñita.
No vaya a creer que la ignoro, que me hago la tonta al lado
de usted, porque mi sonrisa quedó pequeña y amarga frente
a la suya, pero fue sincera, que no mentí en mi conmoción de
saberla al lado mío tan cerca, tan tierra, sangre y verdadera.

[ 278 ]
El paradero de su casa ya la alcanzó, toma fuerte su trabajo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


entre las manos venosas y sale de mi día sin mirar atrás. Yo
deseo del alma que el Sol no le pegue fuerte mañana, que la
pega esté buena, la quieran mucho y enhorabuena se bajó an-
tes de encontrarse con este terno y zapatos bien lustrados al
lado mío, apestando Agua Brava y que ya emprendió hace rato.

[ 279 ]
Actos subversivos

Mis actos subversivos consisten en escribirte para mal a ti,


frente a ti; a la mami, al Benji, al Pepe, la otra mami, que es de
la Flaqui y en general toda esta trole de adefesios que nos en-
vuelven a mi desclasada mamá y a mí esta tarde/noche post
Navidad. Entre un juego de tazas donde cabe una cagada de
cafecito, y empanaditas con una cagada de queso derretido
y las galletitas con su surtido de salsas de aceituna, cebolla
morada y berenjena, anhelando ser caviar. Ay! que este es mi
primo, el primito y esta la tía, y esta otra la querida amiga de
la infancia, ay mi amiga. Y yo no entiendo qué chucha es lo
gracioso, y ya es como la quinta vez que le alaban el nuevo
corte de pelo al Benji, Benji te ves más grande, mi Benji que
se pegó el estirón y tan grande y caballero que está, cuando el
Benji es un pailón grandote de dieciséis años, pasmao que no
abre la boca para nada más que embutirse una papita restó
con ciboulette entre los frenillos y se queda pegado al touch.
Pero quién te va a culpar, Benji, si aquí todos tenemos touch
y ojo al charqui con el wasap por si mandan un mensajito...
Mi mayor acto subversivo consiste en levantar la vista cada
dos o tres frases que escribo y entregar en una mirada bien
desclasada y discreta todo mi odio, mi resentimiento y la ra-
bia que nace y crece en mí desde esta tarde en que los conocí.
Una risita de fábrica flota en el aire con música en inglés y
volumen moderado, cuando a mi mamá se le escapa de entre
las piernas una tallita en doble sentido y nos delata de poca
clase y falta de mundo. Yo sospecho que ellos desenmasca-
raron nuestra cruda verdad desde que cruzamos el umbral,
y soltaron risitas burlonas en su interior al vernos esmero-
sas, estrenando nuestros mejores trapitos de Noche Buena.

[ 280 ]
No sirve de nada tanto esfuerzo, los piojos danzando sobre

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


nuestros moños se hacen notar jubilosos y todos sienten
asco; la primi y la mami a puros trágame tierra y ofrecen un
pisco sour para salir del empache. No te esmeres, mamá, a la
hora de contar los planes de las próximas vacaciones siempre
vamos a cagar, porque dos semanas en Villa Rica le ganan
por lejos a los cinco días en el Quisco.
Un día livianito y hueco enseña en el transcurso de su lán-
guido ritmo pequeñas lecciones de sobrevivencia: riámonos,
riamos sin razón todo el puto tiempo de anécdotas familiares
que no tienen brillo ni aventura alguna, soltar en volumen
casi bajito el chilenismo weón, porque es arriesgarse al otro
mundo peligroso y desconocido, y eso es fascinante, porque
diciendo weás nos sentimos buenos para la talla, chacote-
ros, súper dicharacheros. De paso, entregamos la dicha de
ofrecer un gesto de caridad e inclusión a la mamá y su hija,
que hoy despegaron sus mugrientos culos de su periférica
realidad, atravesando Santiago entero para visitarnos. Qué
amorosas que son.
Mi mayor acto subversivo no fue rechazar la invitación, ti-
rarle la salsita de aceitunas encima del vidrial o indignarme
y salir de un portazo. Qué dicha hubieran sentido... No. Me
saqué un moco y lo pegué sutilmente a la pared. Se me salió
un puta la weá, que la mami escuchó y se le arruinó la sonrisa
de porcelana fina en el montón de arrugas encremadas. Mi
pequeña revolución fue resistir esta violencia y mascarme la
rabia con galletitas, susurrarle en el oído a la pequeña Ferni
que el Viejito Pascuero no existe, que no sea weona. Fue
que mi desclasada madre encontrase entre tanto burgués un
pedazo de orgullo propio y preguntara melodiosa, frente a
todos, qué es eso que tanto escribía yo, sentada en el sofá.
No quieren leerlo, dije sofisticada.

[ 281 ]
Pablo Apablaza Azócar
(Santiago, 1995)

Estudiante en 1º año de Licenciatura en Letras


Hispánicas (Pontificia Universidad Católica de
Chile). Ha participado en el “Laboratorio de
Escrituras de las Américas” (LEA).
Eunuco I

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Hilvanado de Dios

De tanto mirarme la Michelangelo1


se me escaparon las tetas
Vieras cómo lo hizo directo a los ojos
Ni un respeto
Vieras cómo
puso su cámara en frente mío
en primer plano
molestándome
No soy precisamente la Juana de Arco2
pero sí doña Dreyer3 es como doña Michelangelo
Hay comparación te diré
mas no la tanta como para que me mire así
Sepa usted que mi vida es precisamente una inmoralidad
y claro que soy muy guapo
o muy guapa
y me visto así tan decentemente
que no hay problema con que los artistas me miren
que los cineastas me graben
por que sepas te diré
que aún soy la más cochina
de las más cochinas
entre todas las que juegan
a ponerse calentonas.
1
Podría referirse a Michelangelo Antonioni, el cineasta italiano, o a Miguel Ángel.
La distinción no da a lugar en todo caso.
2
Juana de Arco: Jeanne d’Arc: santa y heroína francesa. Heroíno. Si ven la versión
de Carl Theodor Dreyer, usted se preguntará cómo dios la identificaría, si es un hombre
o una mujer; cabría para los entendidos, quizá, el género de eunuco.
3
Dreyer: Carl Theodor Dreyer: director de cine, danés, filmó la Pasión de Juana de
Arco y el descabellado pero espiritual Dies Irae.

[ 285 ]
Eunuco II
Amarrado al corazón de Eutropio1

Ya deja de mirarte en el espejo


Está bien que te hayas tirado
a San Virgilia y te las des de poeta
Pero mijita no está bien
que sigas usando escote
muestres esas tetas
y para más remate
no te depiles los bigotes.

1
Eutropio de Éfeso: funcionario romano que comenzó su carrera en el palacio de Teo-
dosio. Después de la muerte del emperador (385 d.C.), logró fama y prestigio, tanto por
convenir el nuevo matrimonio del nuevo emperador, Arcadio, con Eudoxia, como, luego,
transformarse en divino consejero imperial y también ser el primer eunuco nombrado
como cónsul.

[ 286 ]
Eunuco VII

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Ego Sum

Nadie dijo coger con la muchacha persa


Darío1 se nos moja –batallón–
Nadie dijo muertos –sólo llegamos–
y así como fueron los ejércitos de Garcilaso2
la mujer infancia clara se animó
y quemó y nos vinimos –las ranas y el falo de la Mary Renault3–
con la pinta del más Klee4 Rompecadavérico.

1
Darío: nombre de origen persa: puede referirse a una serie de nombres de la Dinastía
Aqueménides de Persia: Darío III: último rey de la dinastía, tomó el mando de los
ejércitos persas para combatir contra Alejando III de Macedonia; muere en la batalla
de Gaugamela.
2
Podría referirse al poeta renacentista español, Garcilaso de la Vega, o al sobrino-nie-
to de éste, nacido en Cuzco, conocido como Inca Garcilaso de la Vega.
3
Ambientada en Persia y narrada por Bagoas, joven persa de familia aristocrática
que es capturado por los enemigos de su padre, castrado y vendido como esclavo al rey
Darío III, la novelista Mary Renault publica esta novela, “El muchacho persa”.
4
Podría referirse al pintor alemán, Paul Klee.

[ 287 ]
Anotaciones de Farinelli

Como una madre pidiendo


las lágrimas | como el hijo
que pide de vuelta a su ma-
dre las lágrimas | como loco
y enfermo y mortal | como
llorando y olvidándose de sí
mismo |

[ 288 ]
Disposiciones generales

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


1

Mallas de mariscos
arriba de la carreta.
Mi hijo con hambre.

En la punta de Tara
arenas rojizas mueven
flamencos piedras falos.

Me tiro en la noche.
Las tetas della
angelicales en la boca.

La única red
es la de la vela
que quema la casa.

Mi única preferencia
es la discoteque
y la petaca de quina.

[ 289 ]
6

Choca el pesquero
con la ola muerta.
La labia como caña.

El sol como cortina:


insecticidas
como el cardumen.

[ 290 ]
El corral de cachurretas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Les dije yo no tengo
otra cuestión
que un ánima
para los peces
cuando no hay más
ánima que no haya
para ningún pez.

[ 291 ]
Materia reunida

Rezongar bajo la cubierta al salirse del bote.


Respirar sobre el techo, mover la mano y pillarlo
con la botella en la boca. Viene un hombre
que espanta a los chicos. Bajo los puentes
las gotas pican el rostro. La punta gris
del anaquel, todas las cicatrices de la mano.
En puntillas se soban las narices para no hablar.

La entrada es a las siete.


La bruma del puerto hace desaparecer a los perros.
A regañadientes juntan dos cordeles
para pincharse los dedos. Se trabaja a ahorcadas.
La pesca no es para involucrarse con desapariciones:

Respirar la foto,
sonrientes.

[ 292 ]
Catalina Ríos Muñoz
(Santiago, 1995)

Estudiante de 2° año de Lengua y Literatura


Hispánicas (Universidad de Chile). Ha parti-
cipado en talleres de poesía a cargo de Óscar
Saavedra y Carlos Cociña en Balmaceda Arte
Joven. Actualmente forma parte del colectivo
artístico Pez Soluble y trabaja en su primer li-
bro Infinitivos.
[Comunicación virtual]

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


comunicación virtual

generar
suposiciones
a doble espacio

iniciar
la espera

visualizar
_ fluorescencia
tipográfica

[gritar_ entre comillas,


suspirar_ entre paréntesis]

[ 295 ]
Adjetivos posesivos en crisis de identidad

mi país
es predicado sujeto a correcciones

[ 296 ]
JPG

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


en un abrir y cerrar de ideas
nevó polvo
sobre nuestros archivos en jpg

no existe paño
que limpie
la virtualidad del iris

[ 297 ]
Estenopeico

escupir instantes reciclados


de bienestar público

fotografiar sombras

agonizar por sobredosis


de humanidad

[ 298 ]
Perfiles

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


restaurar
nuestras fotos:
el formato digital
de lo ocurrido

llorar en lugares públicos


bloquear la conversación emergente
cerrar las pestañas

escribir
para no roerme
las muñecas con los dientes
esperar a que me quites
los poemas de la boca

despedazar
tu lenguaje monofónico
porque no hay modo
ni manera ni lugar
no hay número de serie
semanticidad arbitrariedad
productividad
desplazamiento

sólo

perfiles indocumentados
c e d i e n d o e s p a c i o
a :/suposiciones/

[ 299 ]
finalizar la llamada
entre
[mor][fe][mas]
y
/f/ - /o/- /n/- /e/ - /m/ - /a/ - /s/

interferencias celulares

poemas con trasfondo


not found

[ 300 ]
Manos comprimen

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


no respira

no siente
olores

no distingue
lasdimensionesdelespacio
que ordenaste
construir

[ 301 ]
Pez soluble

La verdad se apoya en los juncos matemáticos del infinito


y todo avanza al mando de águila ecuestre,
mientras el genio de las flotillas vegetales golpea en sus manos
y el oráculo es revelado por peces eléctricos fluidos.
André Breton.

los pájaros pierden primero los colores, después las formas


[se reducen]
picotean laureles arcaicos
[el cielo se desprende del mar]
fulgores violetas
peces mastican partículas suspendidas en la estratósfera

las plumas blancas


de su rostro caen
lento
escamas
lluvia5

la ausencia es prostituta su palabra también

los peces eléctricos carcomieron con sus garras


al oráculo

5
gracia eterna /solución diluida de ácidos sulfúrico-nítrico.

[ 302 ]
cae al fondo de ti mismo /cae lo más bajo que se pueda caer

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Vicente Huidobro, Altazor.

(a)
las pozas
toman la forma de tus pisadas

(b)
barro con la lengua
el agua de tu rastro
tu suela ausente

[ 303 ]
15-83

hidratar
la comida instantánea
en la panorámica de este silencio

[ 304 ]
<nos dan la espalda>

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


<nos lanzan

//piedras>

[ 305 ]
Apuntes

*las palabras se desvían /no las leen.


*los papeles se invierten.
*las zanahorias se descomponen en el basurero.
*el pensamientos se inocula/no cede.
*la conversación también se descompone.
*el tiempo descuartiza los estantes de poesía universal.
*las moléculas reclaman voces.
*la imagen no distingue miopía.
*el lenguaje se hunde.
*el jota aguirre se refleja.
*yungay se humedece.
*mi cromatismo y tu miopía
se extinguen.

[ 306 ]
Pablo Lara Buizú
(Valdivia, 1995)

Estudiante en 1º año de Medicina (Universi-


dad de Concepción). Ha participado en el ta-
ller de poesía a cargo de Rafael Rubio. Publicó
Buscando el sol (Autoedición, 2005), Camino a la
luz (Autoedición, 2007), Catarsis (Autoedición,
2010) y Volando raso (LAR, 2013).
Cherokee

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


I

El cherokee abre su encéfalo hasta cavar


la piedra
se postra erguido, las gotas caen, la sangre,
rocas repicar siniestras,
sonrisa ilusa, impostando la voz,
colgando el hueso
el cherokee hunde en la tierra una palabra,
ergo cortase su propia lengua,
luego machacase una parábola.

Los hierros de las pampas asedian la


hipotenusa de la sierra.

Los lobos maman ensimismados, azules en la


estepa melódica,
la muerte mata de forma apabullante,
el cherokee y sus plumas, su cintillo de piel de
animal terrible, el péndulo, el vaivén, los taladros
en las bocas.

El perro hunde sus colmillos en la niebla,


el cherokee alza una mirada lenta a
borbotones:
su brazo es un alicate fracturado,
tembloroso,
la sangre cae, repicar siniestra
en la mácula de los ojos

[ 309 ]
en la fóvea de su dolor,
en la metástasis metamórfica.

El cherokee ve sus manos y lugares y


las tiendas
y el carcaj de su espalda
como una turbulencia feroz.
El cuerpo se desploma,
el polvo resbala hasta el águila mayor
hasta la moto-sierra,
la rumia de los orangutanes;
el fosfato, los cañones naranjos:
América miró el momento,
en que la loba mató al cherokee
y las flechas brotaron de su cabeza tatuada
hasta cavar la piedra
y el espasmo brutal.

II

El sol se postró sobre el observatorio


la piedra mugía del musgo cóncavo, una vez
la oceanidad del suelo, de botes de almidón
chapoteando como disparos tartamudos en la
oscuridad del lago Texcoco.

Los dioses nos faltaron el respeto,


no una vez
“riéndose con un tótem pagano en la mano
diestra”
y la sangre emanó de los hermanos, jaguar
ardiendo escuálidos como mártires,
aspas y abejas en colmenas amarillas
yeguas españolas con carruajes y lingotes de
inmortalidad
peñascos, pellizcándose la lengua

[ 310 ]
unos a otros.

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


El oro brotando de los paladares
como una sinestesia,
como saliendo de los capullos de las flores
y el tiempo atrapó el reloj,
—agónico, clínico—
y las serpientes enroscadas en los brazos de
los hombres
la mesa de sacrificio como un poema
rectangular,
montañas fugaces en el huracán sináptico
del pensar del azteca, las cosas
girando, desparramadas, los disparos de los
dioses minotauros
violando mujeres y entrecortando
la hemoglobina
de la sangre que cae a borbotones.

El azteca abrió los ojos un instante


y la inmensidad del mar,
el fuego quebrando jade, piedras,
una empalizada,
los maremotos azules son llagas ciclónicas
como voltios.

Las frentes de los hombres con dagas y


el veneno
escupido por los pájaros,
un tulipán planeando un monopatín
abriendo un volantín torcido, bocas
llorar, salpicar las gotas de la sangre
y los ampere en la luz, girando locos.

Tenochtitlán se abre en su alzar monstruoso


una noche de vidrios quebradizos.

[ 311 ]
Tenochtitlán pide auxilio con una soga para
matarse,
los niños no verán a Tenochtitlán llorar,
antes morirán los niños.

Tenochtitlán se ahoga con las estalactitas


invertidas,
y los crucifijos al revés,
los relámpagos zigzagueando
y las plumas, cereales y lanzas, danza espacial
—Tenochtitlán—,
el observatorio girando, piedras quebrándose
—Tenochtitlán—,
cantares estelares, labios oblicuos
—Tenochtitlán—
estrellas y dientes azulinos, catacumbas
cilíndricas:
Tenochtitlán se hizo pedazos.

Me quedé riendo un rato


y Quetzalcóatl sonreía junto a mí
de brazos cruzados,
esperando mi aprobación.

[ 312 ]
III

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Me hice a un lado, apeándome a mi soledad,
Viracocha y su bastón penetró en el templo
con llagas en los pies y metáforas en el cuello.

Sus palabras lanzando rayos ultravioletas como


lámparas
el trueno mirándonos actuar, expectante:
cuchillos marcados con pigmentos violáceos.

Las tambores ruedan sobre América del Sur,


oigo sonar metales
y niños con herrumbre entre las piernas
similares a robots,
el palpitar de la hiedra, haciendo sonar
el telar volcánico de una señora.

Niñas entonando lenguas melancólicas como


Babel
arañando la corteza terrestre,
el silicio silencioso, disonante.

Viracocha escupió arena de su boca gris


y Atahualpa miró con indiferencia al columpiarse
en sombreros infinitos.

Rasgué la sonoridad inca de mi pecho


y la ultratumba del Quisco quechua
y sus trabalenguas.

El equinoccio comprendió de a poco


la morfología de mis uñas,
huyó de mí, asustado de sí mismo.

Viracocha releyó el rigor mortis de mi piel


las abejas que zumban asesinando alpacas,

[ 313 ]
el desierto y cacerolas de metal fundiendo
arena,
más grava y más metal,
más azote brotando en las entrañas de los
indios,
más aire destilando aire
destilando cal:
caliche brotando del abismo.

La pirámide de mi humanidad, el Perú se


esconde
porque viene un hombre malo llamado Pizarro
a robarle un hijo a cada madre.

La camanchaca de tus ojos pasa volando,


es un cátodo de cobre terrible.

Yo miro el bastón de Viracocha como un sable,


las aves pasan oyendo los microsismos.
¡Minerales!
Saliendo del telar de cada madre,
entonando una canción frente al
Tahuantinsuyo,
mío, el Tuahuantinostro, el rostro de la inca
junto a mi piel,
sollocé a los pies del titán de piedra.
El farfullo de las llamas y un peñasco
interminable
la sinérgica Machu-Picchu que lo puede todo,
los caminos infinitos de América del Sur,
escaleras de piedra sobre la Tierra, me quedé
mirando a los extraterrestres un segundo,
bajando en un maremoto de estrellas
un dios metálico con brazos de espada
y tendones de acero inoxidable.
Me hice a un lado, apeándome a su
soledad.

[ 314 ]
IV

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


La región abdominal de las siluetas,
un martillo junto a un pehuén, una palabra
monofónica, el reflejo del mapuche junto al
agua.

Las canoas de los onas y su estrepitar brillante


la espuma de las olas como jabón, un puma
silbante,
un perdigón veloz, una rueda de carreta hecha
vinagre,
una escalera de montañas:
un cóndor pasa volando.

Un ramillete de troncos como


cartas titubeantes,
las caracolas en las playas y los terremotos.

El epéndimo de la tierra yace erguido en los


volcanes
la fragua de la tierra
arraigados en ella, dormitados,
los selknam hacen salir de sus ojos
dos lanzas feroces.

Pingüinos desnudos, lámparas de piedra caliza


siluetas morenas, pelaje de errante.

Canelos adorados como dioses, el trueque entre


dos diaguitas,
las orejas de un lobo y las gaviotas
columpiándose.

Un sol blanco sale del horizonte siempre tarde


un satélite desdibujado corta los brazos de

[ 315 ]
Caupolicán.

Una maza violenta, color Michimalonco,


un símbolo,
la cabeza rodante del káiser español
sale de los cráteres de cada puerta.

Una flecha lautarina


posa su mirada sobre un treile,
un pueblo infinito machacando la voz.

[ 316 ]
Chaâlis

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Una piedra desnuda, un crucigrama
una voltereta ciclónica, las hojas
caen de los árboles, copas multicolores
en Chaâlis los cirios
son más cilíndricos, los microsismos
más agónicos
tal vez,
más hipócritas.

La garganta de la tierra es húmeda como un funeral


pero Ermenonville es más profundo
que la muerte, más espeso.

Es tarde en Chaâlis y yo nunca,


volteé para mirar la puesta de sol.

Cae del monasterio una lágrima rota


y te amo como el sol a las estrellas que cubren el priorato.
La abadía es un túnel donde terminan las puertas
los ventanales arrojan promesas, las esfinges
brotan solemnes sus cabezas,
los pájaros,
posan sus cuerpos sobre el musgo de las piedras,
una flor de lis
una sinestesia cubre tu boca de estatua,
las tapicerías de Chaâlis vibrando,
los cojines donde reposan las piernas de los que rezan,
las ruinas de piedra bajo un cielo azul
la agonía del norte como una brújula marina

[ 317 ]
atrapado un amor bajo una viga de ferrocarril
una estrella fugaz, un relámpago mortuorio:
Chaâlis, tu nombre es una promesa.

[ 318 ]
INRI

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


¿Sabías que mi nombre era entonces?
Cuando no había dolor, cuando yo en otra parte.
Cuando caminé junto a ti,
como escondido en los parques
cuando escapó tu voz, apedreando la noche.
Y los niños resbalar, silbando una estrofa
¿Sabías acaso que mi nombre era Pablo?
Yo lo busqué
pero no quise encontrarlo,
a metros de ti, lejano en el torque
como un año luz,
como gaviota en tu mano.

Para que no nos hiera el dolor,


y menos una palabra,
ergo traté de enterrarlo, bajo la tierra mojada.

¿Qué importaba mi dolor,


o el dolor de las cosas?
La pena de las casas.

Para que no nos hiera tu voz


y no nos duela nada
estiré mis brazos y mi plateada lengua
la amígdala oscura en ti
posada en mis dolores
crucificada en mí
tatuada en la arteria.

[ 319 ]
Mi nombre es una sentencia como INRI
como mi narcicismo
y marcaré con el
El hierro de la pampa
El helio de tu boca
El hielo de la zarza.
Yerko Ostap
(La Serena, 1996)

Prepara su primer libro Sirio.


Querida Hubo poemas que no escribí una noche como ésta Hubo poe-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


mas que se escribieron solos en la tina de mi baño Tuve miedo Tuve
tanto miedo de ser quemado en el fuego de los ojos de mi madre Tuve
tanto miedo a ser acusado de suicidio accidental Tuve tanto miedo de
morir ahí desangrado Una tina desangrada Óxido y metal a medio
cromar Tuve miedo de correr en la punta de mis dedos Tuve miedo de
no tener dedos en los talones Tuve miedo querida Tuve tanto miedo
Hubo poemas que se escribieron solos en la tina de mi baño Y eran
mil cardenales norteños Todos inflados de hombría La que fluía fuera
de mí Tuve tanto miedo de ser quemado en el fuego de los ojos de mi
madre Volaron querida Volaron muy lejos Destapándose con el óxido
Arrancándose las plumas Volviéndose los petirrojos más bellos en esta
tina Los petirrojos más bellos naciendo de mi pie Tengo un paraíso com-
pleto en mi talón Tengo el infierno guardado entre las uñas Tengo los
petirrojos más bellos de esta tina naciendo de mi pie Tuve tanto miedo
Tuve miedo a morir tiritando Tuve miedo a temblar Miedo al sismo
de mí Miedo a romper las paredes bañadas en sangre de mis manos
De ahí no nacen cardenales ni petirrojos Nacen ratas de ahí Nacen
estranguladas ¿Nunca las has visto? Se ven tan lindas al nacer con el
cuello mirando hacia atrás Así nací yo del pie de mi madre y tuve miedo
Tuve tanto miedo de ser quemado en el fuego de los ojos de mi madre
Que no me miraron hasta respirar mi nombre No me miraron hasta
existir las letras inaudibles de mi nombre Tuve tanto miedo como ahora
Tengo tanto miedo de morir Nunca vi tanta sangre Nunca la sangre se
desangró tanto de mí Tengo miedo querida Porque soy un cobarde que
perdió su hombría con la partida de los cardenales de mi tina La sangre
se desangró de mí

[ 323 ]
Fue la primera de mis mañanas en el día negro Granizaba el
sudor de mi cama la noche anterior y yo juntaba las piedras
diamantinas de mi cielo en un pedacito de mi boca Lo dejaba
siempre a los pies de la puerta que imaginábamos con mamá
Luego lo llevábamos con papá a la cocina A papá también
lo imaginábamos con mamá Y ahí en la mesa que hicimos
con nuestras piernas posábamos el granizo Ese era nuestro
festín invernal Nunca logré explicar por qué las ratas no se
iban si no les gusta el hielo al desayuno Entonces comimos
y bebimos de ese sudor de las nubes Ese sudor de mi cama
la noche anterior

[ 324 ]
Hay un niñito inocente de mí

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Hay un niñito de pino
Inconsciente de ser pino
Hay un niñito inocente que
Se cree perejil
Un perejil en medio de una sopa
Cómo le gustaría un sorbito de aceite
Un poquito de sal
Un pedacito de carne
Un pedacito de pan

Hay niñitos inocentes de mí


Perdidos en mil razas
En mil casas imaginarias
Mil casas imaginarias
Creando un nuevo país
Un país hecho por niñitos
Inocentes de mí

Hay pinos que son más inocentes que algunos niñitos


Hay niñitos inocentes de mí
Pero los pinos no son niñitos inocentes de mí
Los pinos no son mis niñitos
Los pinos son la gran muralla de la casa que imaginé
Para mamá
Los pinos son como el marido que imaginé
Para mamá
El papá que imaginé para mí

Hay niñitos llorones de mí


Niñitos como mil cabezas peladas
Mil cabezas con tiña
Niñitos con la tiña de mí
Soy un perro vago en el invierno
Un perro vago Un niñito llorón de mí
Hay niñitos poetas de mí

[ 325 ]
Grandes narices leyendo sin poder escribir
Un poema llorón de mí
Una canción narigona
Niñitos poetas sentados en el borde de mi cama
Recitando tres poemas mudos
Tres poemas narigones
Poemas que abundan en las calles
Donde yo abundé como un niñito llorón
Imaginando una casa y un papá

Hay niñitos soldados de mí


Hay niñitos que batallan contra el sol en el día negro
Niñitos preparados con cascos de vidrio
Y esponja de lechuga
Sordos de mí los niñitos
Sordos por mi culpa
Sordos como yo
Soy sordo Un sordo niñito de mí
Preparado para la guerra con balines de plástico
Cargando la pistola de un amigo
Preparado para la guerra contra sí
Con una pistolita cargada
Preparado con cascos de vidrio
Y esponja de lechuga

Hay niñitos suicidas de mí


Hay mil escaleras al cielo
En la casa que imaginé en mis sueños
Hay mil pasillos Mil corredores
Mil escalones Mil paredes
Mil niñitos suicidas de mí
Hay un brebaje al final de la pirámide
Que construí en el centro
Hay un arcoíris al final del túnel
Esa fue mi primera visita al hospital después de nacer

[ 326 ]
Hay niñitos esquizofrénicos de mí

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Los persiguen fantasmas y miles de colmillos negros
En un pasillo que no es de barro
Ni se siente como de piedra
Los persiguen fantasmas cacareando
Los persiguen colmillos mudos
Los persiguen niñitos humanos
Nos da tanto miedo
Leímos una vez en un cuento que
Para espantar a los niñitos humanos
los colmillos y los fantasmas
Debíamos escondernos en el alambre
Untar las púas en nuestra sangre
Ser la gallina rebelde
Así morí por primera vez
Mártir de las gallinas rebeldes

Hay niñitos tontos de mí


Algo así me dijo mi abuelo
Cuando corrí muy lejos de la casa que imaginé
Corrí con la sangre entre las piernas
Con una vaca entre mis manos
Con algo de tierra en la frente
Fui un mapuche en ese patio inmenso
Fui el error más grande cometido por mi abuelo
Fui el error más grande que duró una tarde completa
Una tarde completa que se me hizo años
Fui un mapuche una tarde completa
Fui el error más grande de mi abuelo
(Soy un error orgulloso)

Hay niñitos sin recuerdos de mí


Porque están atontados
Tirados unos sobre otros en el patio inmenso
Todas las noches se escuchan los gritos del holocausto
en el patio inmenso

[ 327 ]
Descubrí que era Dios cuando me bañé en la bendita agua
de mi balde No conocí la ducha hasta los cuatro años Tenía
entonces tres años cuando utilicé mi divino poder para leer a
la edad en que debía ser un tarado como soy ahora Debe ser
porque No conocí la ducha hasta los cuatro años Me dije que
sería un afamado escritor Sería el Neruda sin nariz Debe ser
porque No conocí la ducha hasta los cuatro años Antes de
los cuatro años viví sumergido en un balde de pintura Pudo
ser Cerecita o Tricolor el remplazo al útero de mi madre Era
el tubo del niño Dios Era el túnel al más allá con un arcoíris
al final (Por este detalle creo que era Tricolor) Descubrí que
era Dios cuando me bañé en la bendita agua de mi balde
Cuando descubrí que era la sangre de los niñitos amontona-
dos luego del holocausto en mi patio

[ 328 ]
Me ha pasado eso de no saber escuchar Es una herencia de

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


pequeño Es un recuerdo de las estupideces de un niño de
hielo Un granizo del sudor de mi cama la noche anterior
La noche anterior es una leyenda sorda como yo Quedamos
solos los dos una tarde escuchando lo que no debimos escu-
char Habían serpientes en mis orejas gritando Habían otras
gritando en las orejas de la noche anterior La noche anterior
era la hija imaginaria de mamá y era el ser más odiado por
papá después de mí La noche anterior y yo fuimos como dos
niñitos sordos al atardecer Cantando canciones de cuna que
suenan como el sudor de mi cama la noche anterior Cayen-
do en mi pedacito de labio puesto en la puerta que imaginé
para mi casa Somos dos niños sordos sin orejas Papá se las
puso de collar junto con las suyas Papá es sordo igual que
nosotros Pero nosotros sabemos escuchar los besos de las
espinas que se me clavaron en las piernas la noche anterior
Se nos clavaron a los dos Lloramos los dos Caímos los dos a
un pozo en sueños que tuvimos la noche anterior Soñamos
con una eterna caída

Ese fue nuestro único sueño diferenciado

Todos los demás fueron uno Y ese uno se apoderó de todas


nuestras noches anteriores Somos sordos No sabemos es-
cuchar las caricias de las noches futuras Somos dos niñitos
sangrando por los oídos de tantas mordidas de serpiente Las
serpientes que caían junto al sudor de mi cama la noche an-
terior

[ 329 ]
Cuando fui muy chico hace mil años atrás No jugué con Max
Steel Nunca jugué con una Barbie Nunca tuve juguetes por-
que me daban miedo Era como jugar conmigo Me parecía
ya demasiado vudú Yo tenía un autito de juguete que para
mi papá era un auto de verdad Salíamos a manejar por los
prados al fondo del pasillo Atropellamos varias vacas pero
nunca se lo dijimos a mi abuelo Correteábamos a los ratones
de los muebles A veces los chocábamos Teníamos nuestra
propia pista montada en la cocina que imaginé a un lado del
riachuelo que corría por entre mis pantalones Nos gustaba
avanzar a la velocidad de las gotas de sudor cayendo la noche
anterior ahí fuera Aquí las nubes trabajan en la faena de un
italiano que llega todas las semanas con un tractor del tama-
ño de mil soles Es un autito de gigantes Quizá el italiano es
como yo y tiene un papá imaginario también Quizá también
juega en mi riachuelo allá lejos Quizá atropella a las vacas y
no se lo cuenta al abuelo Quizá el italiano soy yo Pero no Soy
un niñito de pino Soy el error más grande de mi abuelo Soy
un niñito de pino jugando con autitos que para mi papá son
de verdad Porque no tiene un auto grande como el tractor
Mi papá no tiene un papá imaginario El papá de mi papá no
juega con él Yo tampoco tengo papá para que juegue conmi-
go Por eso lo imagino Quizá mi papá me imagina para que
juegue con él

Aún no sé dónde está


Quizá se lo llevó la tierra
Quizá se lo llevaron los humanos allá lejos
Mi mamá me cuenta una historia
Me dice que nací de su leche
Que soy un chorro al aire
Que maté a una vaca en la india
Y que por eso me odian allá lejos
Que soy la vía láctea
Soy el niñito Dios bebiendo de la leche de mi madre
Soy la leche negra bebiendo la leche blanca

[ 330 ]
Sin saber que eran las hermanitas que quise tener

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Soy el niñito Dios celoso de mis hermanitas
Sin querer
Soy el niñito Dios
Un chorro al aire
Un chorro accidental
Un niñito sin papá
Un niñito hijo del espíritu santo cardenal norteño

Mi mamá me cuenta que todos los pajaritos son santos


Cuando son norteños
Pero yo nací en el sur mamá
No nací en el norte
Ese que salió de tu pie no existe
Ese que salió de tu pie no soy yo
Soy una ilusión mamá
Soy el niñito Dios
Nací en el sur donde los santos no existen

No tiene papá mi niñito Dios


No tiene papá
Es un guacho mi niñito Dios
Es guacho como todos los Dioses solares
Es el guacho niñito Dios

(La noche anterior me contó que los dioses viejos son abu-
rridos Quiso decir que me quería por ser el niñito Dios)

[ 331 ]
Changos
Atacameños
Diaguitas
Chiquiyanes
Picunches
Pehuenches
Puelches
Poyas
Cuncos
Mapuches
Huilliches
Caucahues
Chonos
Alacalufes
Tehuelches
Onas
Yaganes

[Podrás ver en cada nombre una sinrazón de rostros]

[ 332 ]
Chile es un nombre pintado en la cara de un niñito

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


golpeado por las bombas que cayeron de la boca del niñito negro

Chile es un nombre pintado en los ombligos de los niños en la calle


de los niños amontonados
En las inmensas calles
armadas en el patio inmenso

Ese patio ya no existe


es una mancha en mis recuerdos del mañana
Ahora debe haber un edificio ahí
algo como una torre de babel actualizada
un artificio de las aves que llueven de abajo hacia arriba
porque quieren tocar a Dios

Pero nadie más que el niñito Dios está a su alcance


y nadie quiere a un niño que tiene la palabra Chile pintada
en la cara
porque
Chile es un nombre pintado en la cara de un niñito
despreciado por los niñitos pintados en su ombligo

Los niñitos en el ombligo de Chile son las costras


que dejaron las estrellas kamikaze
del niñito negro
Son los berrinches del niñito Chile
llorando por el ombligo
por mil costras
por mil bocas abiertas que botan la sangre del niñito Chile

El niñito negro sigue cubriendo los cielos


nada ha cambiado
excepto que el cielo ahora está más negro que antes
Ya no hay niñitos blancos que suban
y acompañen a las estrellas
para volver blanca la noche

[ 333 ]
El niño negro se apoderó de los días también
Mientras la luna negra nos ilumina en el día negro
Todo lo cubrió el niñito salido del cuartel
Era el hijo directo del látigo que se escuchaba a lo lejos
estando yo a los pies de la teta más grande en este lugar
la teta santa dibujada en todos los cuadros
en todos los enfoques
en todos los planos
El látigo se escuchaba a lo largo y ancho del cerro
era el padre del niñito negro de sangre seca

Por eso se ponía cada vez más negro


porque las costras seguían llorando sangre
las costras del berrinche del niñito Chile
Debería sacárselas
debería colgarlas del cielo negro Niñito malo
debería gritarles fuera
debería volverse más negro que el cielo en el día negro
o en la noche blanca
debería sangrar el niñito Chile
sin costras
sin costras que le lloren sangre al niñito negro

[ 334 ]
El niñito Chile se alejó del niñito Dios

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


ya no existe hermandad entre los ángeles blancos del techo
de mi habitación

Y la sangre del niñito Chile


las costras siguen ahí No se mueven
no se van
no nos quedamos

Nos vamos nosotros a la cordillera


nos perdemos para siempre de las heridas
del niñito frente pintada
Después del holocausto
todos los niñitos tomaron en brazos los peces
que recorrían el cielo marino
porque estaban ya cansados de proteger el ombligo
del niñito Chile
estaban agotados del bombardeo constante
estaban hartos de los llantos de niñitos
Estábamos hartos del bombardeo del niñito negro
en el cielo

Y más harto estaba yo de ser igual a ese niñito

Porque tenía que vestirme de arena


para no diferenciarme tanto
porque tuve que vestirme de nieve cordillera
de blanco semen
de blanca sangre
de blanca piel para que los niñitos no quisieran comerme
para que los niñitos mis hijos no quisieran comerme

Caminamos
caminamos todos juntos tomados de los pies
agachados Con las rodillas casi en el piso
porque podríamos transformarnos
en una sola gran roca sin ombligo

[ 335 ]
si es que el niñito negro en el cielo
quería escupirnos un último sol
Caminamos
todos juntos tomados de los pies
llorando la tragedia
queriéndonos aún más
Han sido varios milenios ya sin escuchar nada del sol negro
Me dijeron que vive en el estómago
del niño negro en el cielo
que no sonríe
que está apagado
que es un pergenio mudo igual que La niñita muda
que no grita más
Sus rayos no gritan más
Le cortaron los rayos de la cabeza
y los enterraron frente a él
haciendo de sí su propia muralla
cárcel y pena

El niñito sol no brilla más sobre el niñito Chile


ni los soles viejos de la cocina
ni el sol tímido
ni el sol pedante

Los soles aquí son los padres considerados


los padres que lloran al niñito sol
El niñito sol es como el niñito Dios

Y el niñito negro es el más joven de los viejos


dioses aburridos que
nunca imaginaron una carrera con sus padres
en las carreteras de las estrellas
nunca imaginaron un padre
ni una madre
nunca imaginaron más que su ego
y su poderío

[ 336 ]
(Hay veinte mil estrellas brillando en los ojos del niñito

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


negro en el cielo Son los cabellos de La noche anterior
diciéndome Me voy No volveré jamás)

[ 337 ]
Los niñitos siguieron subiendo la montaña seca Sin frío El
niñito negro tenía el calor de mil soles en sus ojos ciegos No
podía verlos Niñitos blancos en sus ojos negros Caminaron
hasta más no poder y lloraban la teta de su madre La lloraban
Querían leche de donde ya no hay Donde estaba el cuartel
ya no había leche Habían llantos de niñitos sonrientes Esos
niñitos ya no existen Se los dieron al niñito negro Son más
sangre seca para sus dientes El niñito negro seguía creciendo
Los niñitos blancos seguían corriendo lejos del cielo marino
ahí abajo donde las costas no tenían olas Ahí todo era mar
Las aves cantaban con las ballenas Ahí estaba perdido mi
cardenalita Estaba rondando por ahí

Mil niñitos cayeron en la subida Son las rocas protegiendo


el camino Son rocas sin ombligo Rocas negras de tierra Son
niñitos pecadores Más parecidos al niñito negro en el cielo
Más parecidos a mí

Han pasado menos de diez años y los niñitos siguen subien-


do Los niñitos tienen hambre Los niñitos se comen entre
ellos Los niñitos tiñen de rojo la frente del niñito Chile Los
niñitos son la sangre derramada en la bandera Los niñitos
se comen unos a otros y tengo miedo Tengo miedo de ser
igual al niñito negro del cielo Tengo miedo de que quieran
comerme Tengo tanto miedo que comienzo a correr más
rápido que nunca Diez años más para llegar a la punta sin ni-
ñitos Diez años más para que los niñitos se coman allá abajo
y el niñito que llegue tiña la montaña de blanca cordillera De
blanca nieve Niñito blanco No sobreviven los niñitos a mi
lado Todos mueren Se comen entre ellos Y me río como el
niñito negro en el cielo Me río del miedo por ser negro

Los niñitos blancos están algo viejos Son los primeros án-
geles caídos del techo Los primeros ángeles muertos Los
primeros ángeles negros fuera del negro cielo marino Las
primeras decepciones del niñito Dios

[ 338 ]
El niñito Dios no me cae muy bien

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Porque mi mamá me dijo que el niñito Dios era como yo
Que soy el niñito Dios Homicida Soy como el niñito negro
en el cielo
Este es mi holocausto Estos niñitos son parte de mí Nacie-
ron de los nudillos de mi mano izquierda Blanquitos niñitos
pequeños No como mi cardenalita tan lindo Mi niñito car-
denalita Debe estar volando con las águilas fuera del tiempo

Todo continúa sin mí Ahora miro desde la cima de la


montaña en la frente del niñito Chile En medio del volcán
Cómo la nieve se esparce roja espesa y brillante por las
montañas de su cabello Y es la primera vez que veo la nieve
Es la primera vez que lloro en el cabello del niñito Chile

[ 339 ]
Dígase de sí el movimiento
Sirio por sobre todos los colores Las estaciones
 

Mi casa boca arriba


por sobre todas las nebulosas La inversión
 

Una paradójica explosión


de mi cabeza en el mar La resultante
 

[ 340 ]
Aukán Martínez Kramm
(Osorno, 1996)

Estudiante en 1º año de Realización Cinema-


tográfica (Escuela de Cine de Chile). Ha parti-
cipado en el taller de poesía a cargo de Roxana
Miranda Rupailaf. Obtuvo Mención honrosa
en el Primer Concurso Juvenil Pablo Neruda
2013. Publicó Harakiri con banda sonora (Carto-
nera Helecho, 2013).
A todos quienes dicen ser mis padres:

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Yo no les esculpiré un tótem, pero heredaré orgulloso las
manchas de sus pieles, yo no los llamaré progenitores, acep-
taré su memoria con la cabeza en alto.
A todos quienes dicen ser mis padres:
Miren lo rápido que arden las fondas, parece que el coligüe
y la paja son material para una hoguera. Escondo la caja de
fósforos en mi espalda y pongo carita de huaso bueno. Veo
la ampolla en el índice decorando el dedo como anillo de
victoria.
Tikitikiti-tikitikita
Prendo en llamas esta Nación de eucaliptus baratos
Tikitikiti-tikitikita.
Esparzo bengalas desde mi carruaje de canelo, de pie, firme
en mi costilla de araucaria y mis pulmones de laurel.
Pero no olvido las manchas de mi piel, no olvido a las Ma-
rilyn’s clamando justicia, no olvido que vengo de esa fonda
donde la cueca la bailé solitx.
No olvido
No olvido
No olvido y no perdono
Porque el perdón no es salvaje ni humano.
Este Chile que no es mío, pero yo tampoco soy su hijo.
Un Chile que huele a la sazón de la cebolla
Puros llantos
Pura telenovela
Esperando que alguien tome el cuchillo y termine la tarea
culinaria metiendo a hervir a la prensa, la radio, la televisión
y al ratón Mickey, y que deje como resultado un platillo tí-
pico para tragármelo entero, una cazuela Cambpell’s con un
condimento fuerte para que la población coma y digiera un
Estado.
Pasado y presente
Que el sabor amargo nunca se largue de nuestras lenguas,
que quede como las manchitas en mi piel, algunas a la vista

[ 343 ]
y otras ocultas bajo mi ropa como los huesos de esos tíos
lejanos que aún nadie pilla, que aún nadie reclama.
Nos atacarán con las lacrimógenas picantes, sin embargo,
entre mi colección de cosas heredadas tengo un paladar más
que listo para los sabores fuertes, y sus gases que viajan por
el aire no hacen más que avivar las llamas de nuestros cuer-
pos molotov
Nuestros cuerpos de proyectiles
De pintura y piedras
Nuestros cuerpos de cadena que cortan la luz de todo un
país, un país de nadie, y lo dejan a la merced de sólo un brillo:
Nuestro incinerar.

[ 344 ]
Ícaro quiso alcanzar el cielo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Extasiado planeaba entre esas divas solares
Deidades incandescentes
-Madonna’s & Monroe’s-
Planeaba entre las luces tornasoles
que emanaba esa peste rosa
Con aroma a plástico quemado
Al nylon de sus alas hechas con bolsas de basura y revistas de
moda o del cable que se derretían e incendiaban haciendo de
él la espectacular súper-nova que siempre deseó

Sin embargo

A diferencia de sus ídolos


Éste bajaba en picada
-Como una esfera disco que se desploma hasta la pista de
baile, dejaba de ser una transmisión sonora de lo más IN y
pasaba a ser el sudor que empapa las paredes del recinto-

Por suerte entre Ícaro y yo existe algo en común


No tenemos intenciones de dar lástima.

Él podrá tener una carrera efímera


que termina en plumas calvas
Él podrá haber caído desde la alfombra roja
Desde las únicas estrellas de las cuales un individuo
abandonado en un hoyo de smog puede hablar
Él cayó de esas, de los astros que yo veo en mi tv pagada a la
mitad de un contaminado firmamento
Él bajó de los cuerpos celestes de la bandera de los cincuenta
estados.

Se ha dado contra un suelo sub-desarrollado


Un suelo decadente
Un suelo de segunda mano

[ 345 ]
Pero Ícaro desde abajo mira desafiante

No pide lástima
Ladra, grazna, maúlla
Se siente feliz, excitado
Se revuelca con el populacho
Con nosotros sus hermanos
Que le acuñamos en el hueso un manifiesto:

No tenemos pieles, tenemos piel


No tenemos perfumes, tenemos olor
No somos eróticos, somos obscenos
No te raspamos, te acuchillamos.

El Ícaro de alas amputadas


Es pleno
No le brilla a la tierra
Viste flúor en ella.

[ 346 ]
Mis pitillos y mis bototos se mueven al ritmo de una banda

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


sonora de alguna película que de seguro ya no está de moda.
Veo los camiones de basura, siempre inútiles ante el lente de
la cámara, los perros que acompañan al camión me huelen
y me siguen. Ellos también son basura en el centro de esta
ciudad tan neoliberal.
Les gusta el frío y yo soy Fuego
Sí. También soy basura
Pueden llorar en paz, yo nací en los noventa
y entre americana y americana sigo amando ser basura
Vivo en una ciudad fría y soy Fuego
Vivo en una ciudad que me mantiene en su mira con la lluvia
marcando balazos en el asfalto, pero se evapora en mi cuerpo
andrógino
Mi ser caliente quema tus cuadernos y revienta lápices
Salpicando
Acabando en mí con su tinta
-que también se evapora-
Pero los cuchillos y abanicos no arden, son de llamas
Mis bolsillos son amplios
Y ya no hay audífonos, son parlantes
No necesito un ejército
Sólo nosotros.

Vivo en una ciudad fría y nosotros somos El Fuego


El tren parte y ustedes no saben qué hay en la carga
La web se envenena
Las fuentes de agua están secas, por ellas corren gases infla-
mables muy susceptibles a mi caminar de niñx mal
Vivimos en una ciudad fría y nosotros somos El Fuego.

Soñamos con la maldad y el diablo


Aunque no lo creas
No tenemos miedo
Nos encanta

[ 347 ]
Despertamos
Avanzamos con coronas de copihues
Rojos, flameantes, esbeltos y flexibles
Copihues
Mis copihues nacidos en este sur sin patria
Copihues sin sangre
Porque cuando les dijeron que era chilena
La regurgitaron toda.

Vivimos en una ciudad fría y nosotros El Fuego


Con tijeras que parecen puñales (y quizás lo son) recortamos
pantallas y papel cuché, construimos libros pop-up que se
alzan con el filo de la hoja a rebanar la víctima, porque
Vivimos en una ciudad fría y nosotros somos El Fuego.

[ 348 ]
Hilos borrachos tanto beber bencina

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Volantines en un abrazo constrictor con el cableado eléctrico

-cortocircuito-

Niños jugando a rebanar sus dedos

¿Por la razón o la fuerza?


Los niñitos jugamos
Eso es razón
Y es fuerza

Y las cometas planeaban sobre nuestros rostros

Lanzando su ceniza roja


Y su electricidad caliente

Sonreímos
Sólo sonreímos

Con cicatrices que nos embellecen


Sonreímos

Con el tatuaje de poder en mi cara

Jugamos

Con arrugas secretas que muestran una juventud latente

Aún
Somos
Porfiados.

[ 349 ]
¿Y qué cosas van quedando de esta adolescencia tan barroca?
Ganas de cortar, romper
Ganas de matar-me
Matar-te
Matar-nos
Matar-los

Ganas de romperlo todo con mis huesudos codos


Y recomponerlo con mis dedos finitos
Finitos, finos, finitos

Me van quedando los sueños húmedos


Que arden en llamas más literales de lo que a los 5 habría
deseado
Llamas que corroen los posters de mi pieza
Y mi ropa de lolo pos-moderno
Y prenden mis cabellos
Y su corte pseudo-alternativo

Y me consumo
Y de mi sólo quedan los escupos y las flemas
De la botella de cerveza compartida

Sólo va quedando este Amerindio partido


Y con ganas de
Partir-me
Quebrar-te
Destrozar-nos
Romper-los

Sólo va quedando este Amerindio mal educado


Al que hay que gritarle o más que eso
O más que eso
Para que escuche
Pero para variar no haga caso
Sólo va quedando el Indio desubicado

[ 350 ]
El niñito desobediente

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


¿Sueños a futuro?
Si es que hay futuro
Sólo me va quedando
El sueño
De ser
Tu
Mala
Influencia.

[ 351 ]
Soy tan antropocéntrico que no puedo dejar que otro ser
vivo respire
Soy tan egocéntrico que no puedo dejar que el resto de los
humanos respiren

Transmuto el oxígeno en humo


Con mi piel pirotécnica
Mis huesos pirotécnicos
Mi sangre pirotécnica

Cada vez que tomo el colectivo


Lo hago estallar
-bencina-

Cada vez que tomo la micro


La hago estallar
-bencina-

Cada vez que tomo el taxi


Lo hago estallar a domicilio
-bencina-

Cada vez que sueño con tomar el avión


Este cae como los volantines en llamas de mi
Despierta
Obscena / Estética
Realidad
-bencina-

Y siento como los adolecentes


Bucólicos
Y a la vez imperfectos
Románticos
Y a la vez diabólicos
Atizan mi cuerpo
Meten con fuerza sus dedos deformes

[ 352 ]
Dándole más vida a mis costillas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Mis ramas crepitando al son de la fogata
Que esta generación tanto necesita

Mi garganta
Mis genitales
Y mi corazón
Disparan antorchas
Para que estos lolitos jineteen a incendiar
Sus casas
Sus colegios
Y sus baños públicos

Para que enmarquen en fuego


Las fotografías normadas que adornan la cuna
De la guagua aún no retratada

¡Yo!
El cañón de pólvora
Que me auto flagelo
Con orgullo
Con placer

El que tira la colilla del cigarrillo


Para prender los rollos de las películas pornográficas
Donde las estrellas usan ropa
Y quemar ese cine
Con todos ustedes dentro

Muchos dirán que tengo rabia

Yo sé
De un niñito X
Que es feliz.

[ 353 ]
Los demonios del tamarugal
La gente que se revuelca

Color pirotécnico
Fuego artificial

Se pasean por mi casa


Y mi celda
Incineran mi diario de vida
Y su fe de erratas

Emergen de mis dedos fósforo


Mi hocico encendedor

Soy piedra que se golpea


Soy chispa
Que juega a volar
Como latinoamericano noventero

Caigo
Sobre el hilo largo y angosto
De bencina
Que ha dejado a su paso
El defectuoso camión de patente norteamericana

Prendo en llamas mi país


Con este fuego
Que es todo
Que es de todo
Menos sumiso

Puedo
De que puedo puedo
Tengo derecho
Aunque no lo necesito
Ni me importe tenerlo

[ 354 ]
De quemar las tumbas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Las lápidas
¡Porque sí!
Mi fuerza es tal
Para prender como paja
La imitación de granito que forma la sepultura

Puedo quemar los ataúdes


Porque sé que los cadáveres no están en su lugar
Cajas vacías
Rojas
Ardiendo
Se transforman en enormes bombas caseras

Colosales
-A mí me gusta lo colosal-
Colosales

Que caen sobre la moneda


Se revientan

No hubo tiempo de aviso de bomba

Sólo las astillas y tablas


Que volaron al estallar
Que volaron al estrellarse
Contra ese cemento blanco

No lo triza
Lo quiebra

Las ruinas ya negras


Bajo la nube de cenizas

Y se escucha a lo lejos un aullido


Que no es de pena

[ 355 ]
Ni de dolor
Es el alarido de la fiesta
De los fuegos fatuos
Compartiendo algunos de sus misterios con el pueblo
El misterio de brillar
La verdad de quemar
La realidad
De Luchar.

[ 356 ]
Somos estrellas por derecho ancestral

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Y mi país-cuerpo
Territorio pop-lítico
Me haces estallar
¡Estallar!
ESTALLAR

E S T A LLLLLLLLLLLLLL A R

Somos supernovas por derecho actual


Adolescentes cardumen
De medusas de fuego
Lamparitas voladoras
Que se accidentan y caen
Se rompen
Con su aceite de broncear /inflamable/

Bíceps – Abdómenes planos

Los dedos de nuestros pies


Brillan con nuestro cutex rojo

Pisamos y pateamos

Una explosión.

[ 357 ]
Nos gritamos claves y contraseñas
Salimos a la calle
Con nuestros penes-dinamita
Erectos
Dispuestos para explotar

En medio asfalto
Media noche

Y bañar en fuego
En trozos de nuestra carne
Las propagandas que estorban en mi pasarela

Y contaminar con los pedazos de mi cuerpo


Infectados
Aún ardiendo
El photoshop pegado a mis veredas
Que le roba al transeúnte
Territorio público

Y borrarle la sonrisa
A los candidatos extraterrestres
Ante el brillo cegador
De nuestra eyaculación francotiradora.

[ 358 ]
El Santo

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Y que sus funerales vikingos nunca se acaben
Y ardiendo sin apagarse
Se alcen en el agua
Animitas de cuero

Con ofrendas de tachas


Con ofrendas de pitillos
Con ofrendas de piercings

Infestando un mar amado


Un mar apátrida

De tinturas de cabello
Que cubren las banderas como anilina misma
Y manchan los escudos
Que los viejos decoloraron con blondon


Los lolitos miramos sin cara de pena
Desnudos y floreados
En el agua salada
Las barreras de una cuarentena
Que no contendrá nuestro virus sudaca

Somos la generación cabronx


Nos peinamos como María Antonieta
Y te rebanamos con el abanico
Pero nosotros no moriremos en la guillotina
Nacemos de ella

[ 359 ]
Somos adolecentes transgénicos
Dando pasos por esta arquitectura adaptada al continente
Que sólo vemos a la luz del flash

Somos el amor
El cariño
Que se le pone al destruir el material público
Al perforar la mesa del liceo

Rayarla
Blasfemarla
Patearla

Y leer su tacto
Áspero / chicle / tajos
Rompiendo la mesita
-metro cúbico-
Que pretende
Sólo pretende
Desmembrar los pedacitos
Del collage
De armas y revistas
Un collage
De muñecos y rouge
Que es
Latinoamérica.

[ 360 ]
Daniel Medina Lillo
(Santiago, 1996)

Estudiante en 4º año de Enseñanza Media


(Instituto Nacional). Ha participado en el taller
de poesía a cargo de Paula Ilabaca Núñez en
Balmaceda Arte Joven. Actualmente trabaja en
su primer libro.
Fueron terribles 40 años

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


en el desierto

1° Casi 2000 años después de la caída del


primer Sol y todavía seguíamos hacien-
do de carpinteros, cortando los terribles
Árboles inmensos, negros de tanta tinta
y sangre escoria esparcida — pintado el
mundo con el hedor de la Carne de tan-
tas criaturas Señor, tantas criaturas.

2° Humeante Tierra escupí así — sus chi-


meneas arribaban sobre el Cielo cual
muelle, y los pobres tipejos eran peces
boqueando los endemoniados contornos
nubosos — sangre azul y gris boqueaban;
las muchas dimensiones se entrelazaban
y se podían ver colores nuevos más allá
del firmamento — antes de la tinieblas,
sí, así fue.

3° El Bastón de mando no era ya de nadie;


ningún reptil llevaba el timón de la Tie-
rra y éramos todos unos perdidos pobres
diablos esperando su naufragio cósmico
y terrible. La imprenta de las Verdes Raí-
ces iba carcomiendo el fantasmagórico

[ 363 ]
esqueleto del mundo; invisibles rompían
los meridianos, los paralelos — el mundo
se había vuelto más real de lo que era,
y toda cosa ya ni espejismo — pues to-
das las mentiras y todas las verdades se
habían horriblemente fundido; habían
copulado en la Gran Orgía, y la imagen
del atroz Desierto se cernió al fin sobre
nosotros.

4° Fue un largo Éxodo hacia ningún lugar.


Ni siquiera nos habíamos movido de las
viejas Tierras; nuestro Exilio era interior;
adentro de nosotros mismos nos per-
díamos, Señor — perdidos por siempre,
por siempre solos. Por siempre libres.
Por siempre enfermos. Por siempre lo-
cos. Por siempre atormentados. Pero por
siempre dormidos, Temblor.

5° Las Dunas, las Lomas, los hermosos De-


siertos de tan terribles se abrían en inmen-
sidad; eran un universo entero y vacío.
No hacían falta los látigos, no; nuestros
pueblos estos caminaban solitos— Bas-
tardos ellos frente a las Doradas Puertas,
Bastardos en una Tierra tan ajena como
propia. La Arena se les colaba en los Ojos
y lloraban, Señor, lloraban de tan necios
y estúpidos borregos, lloraban; salpicaban
la roja esa y lagrimeaban por la Tormen-
ta seca — y aún se oyen sus aullidos, sus
quejas, sus silbidos haciendo eco en la in-
mensidad, Oh.

[ 364 ]
6° Nos congregaba a todos el desgraciado

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Viento, y las mustias ramas de los árboles
ya sumergidos en la cobriza Arena aún
silbaban pardas y endebles en lontanan-
za. Nuestros pies se iban cubriendo de
arenosa sangre y, entonces, di cuenta del
daño, del mucho daño y del grito de par-
to de la puta Tierra y me sentí en afrenta
terrible — escuché las Voces rogarme la
muerte desde adentro — en aquel mo-
mento nacieron los Blancos Cuervos de
mis ojos, Horror.

7° Otra mañana en los olvidados Desiertos,


ya formados. Se puede oír el viejo tic-
tac y el traqueteo de las gentes en las con-
denadas Urbes, sus pasos y los empolva-
dos Templos — las Tinieblas comenzaban
a llegar de nuevo, después de trillones de
años — entonces, vi cegado por el Sol del
ocaso las reliquias flotantes de las Verdes
Raíces consumir el mundo desde arriba;
veía cómo los hombres se volvían verda-
deras estatuas con el pasar monocromo
del Atardecer de la civilización.

8° Venas de acero y rayo atisbaba, mons-


truosos seres ataviados de gris se erigían
y sus cabezas plomas me deslumbraban
el Miedo. El Cielo estaba más triste que
yo y las Tinieblas principiaban ya a cons-
tituirse. Por segunda vez tuve Miedo —
las articulaciones mecánicas se movían al
son de una Danza sumamente horrenda
y triste, y de sus llagas solares se podía
deducir el fin de aquella Era; y de sus me-

[ 365 ]
lancólicos pasos se podía beber el Atar-
decer, y embutirse un montón de Cáp-
sulas lunares por la garganta para jamás
despertar.

9° Recuerdo que vivíamos en madrigueras


en aquel entonces; vivíamos en cuartos
para uno repletos de Espejos, hasta el
tope; vivíamos dentro de un montón de
Esferas llamadas las Burbujas del Senti-
do, que eran puro Signo y nada de Sen-
tido al reventarse de un soplo, y motivo
de llanto para muchos — Oh, claro, claro
que sí, Terror.

10° Ya al décimo año no sabíamos pronunciar


palabra alguna que no estuviese plagada
por las apestosas Algas del sinsentido —
muertas y asquerosas Algas, dije; por ha-
berlas ingerido alguna vez quedamos todos
marcados como Caín pero de números
verdes rojos azules, números en las frentes
sudadas y viejas, y nuestros niños nacían
con la puta Marca y no hallábamos qué
hacer. Hasta el día de hoy supongo que la
Marca sigue allí, porque aún no puedo con-
templar mi propia frente malavida, no.

11° Garbosas torres, alzadas torretas albas


lilas mancillaban el pequeño Sol, y en su
polvo se podía ver la Mano Negra de los
antepasados rasgando el Mapa del mun-
do. Aquel Mapa perdido hace mucho,
mucho tiempo — Oh, se dice que era tan
perfecto y Real aquel Mapa, que terminó
confundiéndose con la Tierra misma.

[ 366 ]
12° Eran los Terremotos, Señor. Eran los

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Sismos tremendos, las sacudidas de la
Tierra, sus contracciones, se cree. Por un
momento allí pensé que verdaderamente
las placas se movían. Años más tarde des-
cubrí que eran las Ciudades nuestras, que
nuestras ciudadelas se estaban resque-
brajando desde adentro y aquellas pulsa-
ciones suyas estaban volviendo loca a mi
Corazonada Estrella. Pero nadie más sin-
tió nada. Todavía dormidos estábamos
— pues nosotros seguíamos creyendo en
las Ciudades; vivíamos en ellas como si
hubiesen estado en pie, como si el Sol no
hubiese estado ya cubierto de Tinieblas
y Polvo levantado y telúrico, como si no
nos hubiésemos estado muriendo de Sed
y Amor.

13° Por ese tiempo la Tempestad me su-


mergió. Estaba rodeado de Tormentas,
Huracanes y Tifones de Arena y sequedad.
Toda nuestra Ciudad Espejismo estaba cir-
cundada por círculos y círculos concéntri-
cos de estepario Viento, por hermosos y
bíblicos Pentagramas; y nuestro trigo mar-
chito y negro de Tinta se había doblado
como por magia y se hacían figuras antes
de cosechar. Eran mensajes divinos, pensé
años después. Pero nunca desde el Cielo
los vimos — ni en la Tierra ni en el Cie-
lo, Señor, pues éramos del Limbo terrible
y vivíamos como vegetales muertos en su
propio Sueño comatoso, Agh.

[ 367 ]
14° Se escucharon graves, gravísimas Trom-
petas y cuernos y tristísimos violines. Nos
preguntábamos si era ese el Canto del
Dios triste, o si era el chillido piadoso de
los trigales, o si era el silbido lastimero del
Viento altiplánico cayendo. Se sacudían las
Flores delirantemente melancólicas con el
grisáceo Viento manchado de sombras, y
sus pétalos violáceos se embellecían con la
escala fosforescente de pardos — parecía
tal foto sin colores pero llena de brillos.
Sepia y barro y grafito y polvo y ceniza
juntos: la Tierra se estaba oscureciendo de
tanta Tiniebla y nosotros seguíamos cami-
nando tranquilos, recorriendo caminos de
piedras y guijarros, amasando pan, reco-
lectando iridiscentes Objetos, degustando
baratos vinos y filmando tristes películas
pornográficas.

15° Hasta que de pronto llegó el día en que


la Tierra y el Cielo perdieron todo Color
y hasta nuestras truncas y gruesas y acor-
tezadas almas se removieron aunque haya
sido un poco. Se veían lanzas y alabardas
y grandes marchas, monótonas marchas y
todo tipo de Objetos por encima de los
Campos. Nos comenzábamos a movilizar,
pero ya era demasiado tarde. Habíamos
quedado como esparadrapos deslavados
toda la comarca. Sí, sí — con la ida de los
Colores toda cosa viva se iba haciendo
más muerta, y parecía Sueño el despertar
tanto como el dormir — confundíamos
saltamontes con ranas e invisibles Lagos
con el Cielo — increíbles criaturas qui-

[ 368 ]
méricas nos asaltaban sin la necesidad de

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


consumir humos, y de nuestros rostros se
iba borrando de a poco todo vestigio de
cálida humanidad.

16° Pronto confundíamos lo confundíamos


todo; trastornaban a los hombres las co-
sas; se visualizaban a ellos mismos como
Objetos inmensos y de carne. La Reali-
dad se distorsionó por el infierno triste
del Desierto y la Ciudad, rota e ilusoria,
mantenida apenas por el perfecto Mapa
perdido, invisible sobre ella. Todavía yo
extraño los Colores.

17° El brillo en nuestros Ojos se perdió — y


dicen que el Horizonte se rompió como
una ígnea Pecera, y esos Peces caídos cha-
poteando agónicos eran nuestras miradas
perdidas, Tremor; nuestros sollozos fue-
ron tantos y tanto por no poder ver a Co-
lores, y con todo lo opaco encima y sin
Horizonte y sin Sol y pura Tiniebla en el
Cielo. No nos abandones ahora, Señor,
no nos abandones, decíamos.

18° El Huracán de la Conciencia no impor-


tó más. Bebíamos de secas y putrefactas
Aguas, que eran puro miasma — Él lo
sabe — los tiernos Pastizales, ya no más
tiernos, me susurraban, entonces; y yo
podía sentir sus débiles y tiernos chilli-
dos, su frote con el triste Viento — el Sol
era una palabra, eso me querían decir —
el Sol no es más que un Número, gemían.
El Sol ya no es más, Señor, ya no es más.

[ 369 ]
Así dijeron. Pero yo seguí corriendo por
los campos mientras la Neblina me daba
todavía un poco de visibilidad, Error.
Mis pies se hundían como fosas en el ba-
rro tan joven.

19° Las cosas evolucionaban profusamente.


De los resquicios crecían Musgos imagi-
narios. Etéreas vestimentas del Pasado,
pensamos todos, pues los fantasmas co-
menzaban a recorrer las Ciudades como
en el ayer, y las vivas Plantas y las vie-
jas Nubes comenzaban a poblar nueva-
mente nuestra roja Tierra. Mas no era
así. Era imposible tocarlos a ellos, y ellos
ni siquiera aspiraban a saber de nuestra
existencia. Los Magnos Planos se habían
fundido. Me creyeron loco cuando recor-
dé el perfecto Mapa y sugerí que podía
estar fallando. Pero los Árboles comen-
zaban a aparecer, e Imaginerías enferma-
das de otro tiempo brotaban, invadiendo
las granulosas calles — insectos vivos
arrimándose a los hombros de las gentes
sin brillo ya en los Ojos — la Ciudad yer-
ma parecía y sólo parecía entonces más
limpia, y el aire sabía a azul y un verde
espectral era lo único que podíamos ver
— pero nada de eso existía en realidad.
No, Señor.

20° Llorábamos de pura pena y nues-


tras vidas se caían a pedazos como las
Estrellas en las Tinieblas desde el Ho-
rizonte muerto. La desertificación
avanzaba. Los Ecosistemas fantasmas se

[ 370 ]
estaban desvaneciendo — ahora sé que

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


ese era un premonitorio aviso — las cosas
volvían a su trastornado y normal sinco-
lor, y los Ojos habían perdido todo brillo
o reflejo — el Ocaso de la civilización no
iba más patrullando las Costas y el Sol era
negro como las Tinieblas que se erguían
— eran lobos, temibles lobos de justicia,
de terror, de venganza; eran lobos, gemía
— granizaba y era pena el Granizo, y ni
Humedad sentía en la piel sino la horrible
certeza de que la Oscuridad iba hacién-
donos su penoso esclavo, su penoso y
servil atormentado.

21° Un Águila negra se vislumbraba desde el


Limbo, y era el Cielo y nada más. Por ese
entonces yo no lo sabía, pero el Tiem-
po y el Espacio habían dividido la Tierra
en cinco pedazos de barro, y estaban to-
dos sumidos en esa arenisca— sumidero
nuestro, pensaba pesaroso, como si las
Aves hubiesen estado cantando el Him-
no de mi Amor: una cántara que sólo yo
puedo escuchar — y como dije, el Sol no
era más que un Número, pero además
todos y todo éramos Números, terribles
Números numerados en serie; éramos la
Configuración de la Civilización que se
estaba descascarando de a poco como
una muralla mal pintada — y nosotros
éramos esos Signos esmirriados en hi-
leras escurriéndose en lo invisible hasta
llegar al árido suelo de la soledad.

[ 371 ]
22° Números, rojos Números. Azules núme-
ros. Verdes números. Números mancha-
dos de sangre. Números con cadenas en
los tobillos. Se podían ver sendos Nú-
meros acongojados y encorvados por
el peso del Sol — Negra Águila, y sus
Ojos incoloros mancillados por las Ti-
nieblas también estaban llenos de Nú-
meros. Niños Números, mujeres Núme-
ros, hombres Números, viejos Números
marchando en círculos concéntricos, en
los campos, en los sembradíos — era su
Éxodo taciturno y contorneado y ultrate-
rrestre — Hoy recuerdo que en un Sue-
ño Él me dijo que esos Números eran la
Raíz de toda tragedia.

23° Y los Números formaban una serie como


las proteínas — y los Números codifica-
ban un mensaje como mi ADN — y los
Números escaleraban unos Signos como
los Verdes Papeles y las Verdes Raíces y
todo modo que deviniese de ellos — y
los Números éramos nosotros empaque-
tados en un sinfín de cintas y de lenguas
rojas como cintas y en áridas estanterías
— y los Números eran abundantes como
la Serpientes mordiéndose la cola — y los
Números eran un montón de huevos en
el Desierto huecos y empastados — y los
Números 1.1.2.3.5.8.13.21.34.55 éramos
todos nosotros — y los Números π e y
Φ eran los lóbregos 3 Ojos de Él — y los
Números seguían en corridas columnas
escalando por los vacíos así lo vi — y los
Números eran rojas y verdes hormigas

[ 372 ]
en el Desierto que es la Civilización — y

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


los Números eran vetustos lagartos pre-
históricos con cables en el cerebro —y
los Números vestían a la moda como en
un circuito de carreras — y los Números
se inyectaban cosas para ver olores — y
los Números eran niños llorando entre
paredes de concreto sentados y escri-
biendo — y los Números eran decrépitos
ancianos contando cuántos años les fal-
taban para morir — y los Números eran
pobres mujeres arrastrándose entre los
barros tan secos de nuestras Arenas tan
pobres — y los Números eran Abejas es-
quizoides libando de la miel Real que es
el Amor universal — y los Números eran
mis dedos arácnidos ordenados para ras-
gar tablillas y sangrar — y los Números
eran altos edificios tan blancos hechos
para explotar como el Sol que no se ve
— y los Números eran collares de cuen-
tas bañados en mierda y en vírgenes imá-
genes de falsos Ídolos — y los Números
eran las Burbujas del Sentido chocando
con la costa desde el Mar de la Abun-
dancia — y los Números eran el maldito
hospicio de los hombres con una soga al
cuello — y los Números eran Aves vo-
lando hacia el Sol para morir como si este
fuera un Águila Negra y voraz — y los
Números eran un lenguaje extraño para
los que habían mutado y para los que ya
habían muerto — y los Números eran un
sueño tan despierto y del que no se podía
salir — y los números eran mi padre y
mi madre llorando por mis hermanos no

[ 373 ]
natos — y los Números eran el Cielo y la
Tierra y el Agua y el Diluvio y las Plantas
y las Nubes y yo mismo golpeando y llo-
rando sobre las Doradas Puertas — y los
Números éramos como venenosas espi-
nas a los lados del ascendente Camino
— y los Números ∞ — y los Números
0 — y los Números — y los N° — y los
— y — Ø.

24° Me estaba quedando ciego. O era que to-


dos nos estábamos quedando ciegos. Y
es que los Colores se habían ido. El brillo
se había ido. Las pupilas se habían ido. El
Sol se había ido. La luz se había ido. Nada
nos quedaba excepto el Arenal entre las
manos. Pero yo no sabía nada sobre el eje
de la Tierra. Yo no sabía nada sobre los
pétalos y las brácteas de las Flores. Yo no
sabía nada sobre las hojas de las Plantas.
Yo no sabía nada sobre las conchitas de
los caracoles. Yo no sabía nada sobre los
ocelos de los insectos. Yo no sabía nada
sobre los Cristales de Hielo — Yo no sa-
bía nada.

25° La Tiniebla numérica era más calurosa


que el mismo palenque y nuestras carnes
se chamuscaban como barro seco quebra-
do en pedazos. Los Números ya no lucha-
ban. Éramos el Rebaño de Él y estábamos
más dormidos que la Noche misma. A ve-
ces Aves acusaban en mis manos. Los Tu-
lipanes, las Orquídeas, las Hortensias, las
Rosas, las Camelias, las Magnolias: todas
me lloraban. El chillido de esos Campos

[ 374 ]
para siempre en mi memoria — las nostál-

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


gicas imágenes se chorrean en mi mente y
un escarabajo caleidoscópico me dice que
salga al fin de la Caverna.

26° Los Números querían crecer cada día,


crecer y más. Los Números luchaban
por elevarse sabiendo que jamás alcan-
zarían el ∞ — se arrancaban los agujeros
unos a otros, los Ojos ciegos y opacos;
se empujaban en tropel al ver las Dora-
das Puertas en sus Sueños — contrario a
lo que se podría pensar, los Números no
se marchitaron en la Planicie, sino que se
vieron obnubilados por las posibilidades
de su infinidad numerológica. Los vi de-
macrarse, entonces. Los vi desgarrarse las
mandíbulas. Los vi encenderse Estrellas
en la garganta y gritar. Se desparramaron
como montañas — ellos eran lo único
que importaba, cada uno, solo, elevándo-
se exponencialmente hacia el ∞ — así fue
como caímos en las terribles Depresiones
intermedias de nuestro Eriazo, Agh.

27° Rompimos con todo equilibrio. Las po-


lillas nos comían desde adentro, llenos
de mierda. Girábamos y girábamos en
torno a nosotros mismos, mareados ante
el Mar de la Abundancia, en el vértigo,
invadidos por el asco, la náusea. Fuimos
olas enteras de Números haciéndose es-
puma contra las Doradas Puertas — nos
perdimos en el Sueño sin saber nada de
Sueños. Nos quedamos dormidos sobre
el Fuego helado del Desierto. El Error,

[ 375 ]
Oh Señor, el Error. Vagamos errantes.
Siempre lo hicimos por tantos años.
Todo había sido sólo un Sueño. Y jamás
nos movimos.

28° Múltiples agujeros en la Estepa. Nos


estábamos cayendo en tantos agujeros.
Circulares agujeros redondos, oscuros,
viscosos — arácnidos Gusanos. Resba-
lábamos por ellos cayendo, siempre ca-
yendo hasta jamás tocar fondo. Éramos
mínimas Estrellas tomando cientos de
distintos Caminos hacia las Tinieblas
subterráneas — la numérica Sombra
de nosotros mismos — arrastrándonos
penosamente — y por un momento de
verdad, Señor, pensé que sí habíamos
metamorfoseado en Gusanos, enormes
Gusanos babeando la Tierra desde sus
entrañas, mordiéndose entre ellos y en-
gordando y llorando fosforescentes por
querer seguir devorando la Arena. Ex-
plotábamos y nuestros jugos salpicaban
toda pared; pegajosos chapoteábamos
sobre nuestra propia hiel y chillábamos
haciendo tremolar las Placas. Nuestras
pieles con restos de pus yacían fláccidas
sobre la oscura Arena neblinosa. ¿Qué
éramos?

29° ¿Qué éramos? ¿Qué éramos entonces,


Señor? — ¿Éramos Sangra? ¿Éramos
Placa? ¿Éramos Bicho? ¿Éramos Ri-
pio? ¿Éramos Sombra? ¿Éramos Obje-
to? ¿Abundancia? ¿Éramos? Sí, Señor;
Abundancia en el Mar éramos como una

[ 376 ]
vertiente grasa, correa de articulaciones

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


luxadas y — muchos artrópodos; exoes-
queletos rotos por la mitad, espinazos en-
teros de cuajo y cadavéricas ropas en los
estómagos — el ácido y la hiel extendidos
como un Río bajo Tierra — yo estaba ba-
ñado por ajenos zumos de pies a cabeza
y no sabía qué forma tenían mis manos
ni mi lengua. El angustioso Horror —
y entre los túneles me perdía — entre cá-
maras y sin resplandor alguno.

30° De los pliegues algo escapaba. Eran ru-


bíes, esmeraldas, joyas preciosas; y se
veían con brillo por primera vez los co-
fres — de nuestras pieles difuntas y putre-
factas asomaban agudos Objetos de plata
y oro —quiero ver los Colores — dije, y
me introduje en esos sacos hediondos a
fiambre y Humedad, podredumbre. Hallé
fragmentos de fierro caliente en aquellos
cráneos ahuecados. Me engarcé las ma-
nos con sus amatistas huesos e iluminé mi
Camino hasta la salida. Él sabe que de allí
salí, salí de allí. Tenía una Cola hecha de
apestosas vertebras y colgajos arrastrando
— yo llevaba las profundidades conmigo
esta vez.

31° Ya afuera luego podía ver y eran puros


Cuerpos muertos, reanimados y torpes:
dormidos caminando taciturnos sobre la
faz. Su hedor era como el calor que me
hacía ver palmeras y Oasis que no podía
tocar. Me atacaban extraños pájaros con
piel morada y de reptil, y sus bilis me

[ 377 ]
embadurnaron de arena los párpados y
las sienes y la frente. Como un brujo me
llevé los dedos hacia arriba y vi extraños
lagartos ancestrales reptar por las Arenas
— y descubrí que era yo mismo ese par
de lagartos, y que me tenía que despren-
der de mi cola si quería ser libre y morir
sin tener pagarle un céntimo al barquero
— entonces, acepté y me arrastré hasta
los derruidos Templos de nuestra Ciu-
dad, y traté de hablarle a esos remansos
caminantes y durmientes que eran mis
hermanos — pero estaban en su Sueño
Pesadilla y nada podía hacerlos volver, no
— habían sido consumidos por los Nú-
meros en sus Almas.

32° Y tenía que llegar hasta el Templo Viper-


ino en donde — Él me lo dijo — estaba
el Amuleto con el que podría devorarme
a mí mismo en un Sacro Suicidio Ritual
— pero la ausencia del Tenebroso Sol era
tan abrasadora que me estaba derritiendo
por los sonidos en mi mente y, descon-
certado, no sabía qué hacer — de pronto
vi a todos mis muertos caminando por la
Ciudad y me miraban con sus Ojos sin
pupila y se abalanzaban sobre mí y tenía
Miedo por tercera vez. Eran todos y me
gritaban desgarradoramente como voces
de ultratumba, y sus chillidos a ratos se
confundían con los del Campo tierno, y
me parecía verles Flores en vez de cabello
— y eso en cierto modo me complacía y
adormecía como un somnífero o como
estar dentro del vientre materno — así

[ 378 ]
que me dormí enfermo entre las Dunas

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


— y antes de llegar a ese arcano Templo,
estaba derrumbado por completo.

33° En mi Sueño terrible todos vivíamos en las


Cloacas, debajo de los Continentes — me
sentía yo mismo una Cloaca — y las Sier-
pes parecían brazos mutilados por todos la-
dos, en cada piedra, ladrillo. Los fantasmas
me recorrían inquietos y tras los pilares—
siniestros gemidos de mujeres — curiosos
animales atormentados por la Sombra for-
maban olas y olas bajo mis pies, como un
vómito terrestre y resbaladizo — yo dije
algo sobre los movimientos telúricos y mis
pies cayeron por las Manzanas — mareado
al borde del vértigo corrí danzando todas
las Cloacas y sus pasadizos hasta llegar a un
roto Templo abierto desde arriba, como
atravesado por un meteorito; y la Luz pa-
saba a través del agujero — ¿Quién eres?
— decía la Voz desgarrada y constreñida
por el tiempo — yo no respondí — crucé
el lugar en busca de las escaleras, pero sólo
me encontré con un arcano altar y un arca
coronada de ratas — el arca se partía en
dos pedazos y revelaba el Amuleto con el
que tendría que masacrarme. Con una cuña
en un trance marqué muchos Signos con
un Sentido sobre la Arena Tierra Placa Ins-
cripción en el altar.

34° La Luz me estaba haciendo polvo,


como si yo la hubiese estado esperando
congelado, arcilloso, centenario. Eran tan-
tos haces que, cuando me desustancialicé,

[ 379 ]
mis ojos fueron un par de huevos partién-
dose en dos — reflejando esa Luz y des-
corriendo el Telón Universal. Mis Ojos
eran ese exacto Telón. El globo terráqueo
se descubría con serpientes encaramán-
dosele a los lados e inyectándole turbias
Aguas — esa fue mi Visión — el Telón
estaba compuesto por Números, cataratas
de Números — milagro bestial, pensé yo
— o inaudito Simulacro era todo nuestro
mundo desértico rodeado de esas casca-
das ontológicas. Circular fue mi caída ha-
cia el despertar umbroso del que mis pes-
tañas chamuscadas jamás se recuperarían.

35° Simulación Simulacro Espejismo Ilusión


Desierto Tierra Aguas Ascensión — esas
palabras paupérrimas eran deletreadas en
mi cabeza por oscurecidos ventrílocuos
externos — se me congelaban las pier-
nas de tan sólo intentar recordar — y
entonces, recordé — eran muertos con
turbantes, con túnicas, con aretes, con al-
hajas, con urnas con cestas, con pastos,
con pedazos; eran muertos — la Voz era
despiadada con mi mente y sentía que
esta última terminaría sus días conmigo
en la inconmensurable Visión. Era férrea
Espiral desesperante; me erguía yerto y
yo hacía gárgaras temibles con las sierpes
subiéndome por los tobillos, y era náusea
la cosa que sentía por la tos efervescente:
acupuntura la energía desintegrándome
los poros sintomáticos y postrados so-
bre mi cuerpo — que más que cuerpo,
alfombra radiante y cargada de Dolor.

[ 380 ]
36° Los Números simulaban una cortina, un

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


Telón multicolor de pececillos algebrai-
cos, aritméticos, imaginarios, racionales,
irracionales, artificiales, y naturales — no
tan Reales — bajaban y subían a distin-
tas velocidades; yo era consumido por
el vértigo y el óxido — culebroso me
contorsionaba entre esas dimensiones
catastróficas llevando el Divino Mensa-
je en mi Corazonada Estrella — se des-
moronaba el edificio de la mentalidad y
las rocas pasaban rozando mi cráneo al
caer — la Luz se veía al final, pero yo era
consciente entonces de que en realidad
no existía — sólo me quedaba chocar
contra la nave de mi mente allí arriba y
despertar — despertar y, sí, despertar.

37° Entonces pude vernos de nuevo en el


Desierto tenebroso, y seguíamos mirán-
donos en el Espejo — me sentí triste
ante tanto oscurecimiento de la realidad
porque no éramos felices amándonos así
— estábamos atrapados en esa burbuja
al otro lado del reflejo, en esa Agua más
oscura que las Tinieblas — y definiti-
vamente esa no era el Agua de nuestro
Amor — era el Agua del aislamiento, de
la incomprensión, de la falta de lenguaje
o, más bien, la ausencia de unión.

38° Ya no quedaba mucho sobre la Tierra; yo


veía meteoritos caer sobre las arenosas
avenidas. Habrá sido mi mente, pensé,
pero los trigos me chillaban, me chilla-
ban. Después del Dolor y la Visión supe

[ 381 ]
que el Agua sobrevendría algún día, sí, al-
gún día. Mi Corazonada Estrella se agita-
ba como un pájaro enjaulado o un come-
ta. Mi cráneo estaba repleto de Estrellas
por primera vez, y eso que mi memoria
no las reconocía porque hacían años que
no se veían bajo el Cielo. Pude ver dos
Estrellas inmensas que no dejaban y no
terminaban de acaecer — tan hermosa la
Visión, tan hermosa.

39° Mis manos tocaban apenas ese Oasis Es-


pejo Lago cuando el Desierto comenzó a
cerrarse sobre mí. Me había dado cuen-
ta y los Números jugaban en mi contra.
Podía ver a los demás atrapados en esa
Agua inexistente y fría y turbia como la
Tormenta. Los números se colaban; eran
pegajosos los fláccidos gusanos — se
empequeñecían los círculos que me pe-
rimetraban y era puro Número esa hor-
da de variados colores que no podía ver
— me empezaron a comer porque yo no
era deNúmeros — la Irrealidad era de-
masiada para mí y sentía que me estaban
transportando a otro lugar muy lejano y
en otro tiempo — lo último que devo-
raron fueron mis pupilas que por cierto
conservaba y — pude atisbar con ellas el
retazo de mi muerta familia, es decir, la
humanidad — el blanco y el negro es-
taban babeando; su mirada no me decía
nada, pero tenía ganas de vomitar — sin
embargo, carecía de tripas para expulsar
cualquier cosa — mi Corazonada Estre-

[ 382 ]
llada devorada todavía se sentía palpitar

Halo [19 poetas nacidos en los 90]


desde un lugar que no era mi propio
pecho — sentí que mi Alma estaba de-
jando de ser Números y que mi cuerpo
se transformaba en otra materia de la al-
quimia que me era desconocida — metí
unas manos fantasmas siendo comidas
por gusanos que me parecían mariposas
o polillas en medio de mi esternón y abrí
los Ojos.

40° El Amor — como materia prima — de


la metamorfosis — pues mi vida — y mi
muerte —nunca fueron — y el tiempo
— era un cosa — en mi entrecejo —
yo no morí.

[ 383 ]
Índice

Lluvia o temblor........................................................................ 7

Matías Tolchinsky .................................................................... 35


Daniel Olcay Jeneral................................................................. 55
Julieta Moreno........................................................................... 73
Maximilano Andrade ............................................................... 89
Alexander Correa ................................................................... 107
Fernanda Martínez Varela ..................................................... 129
Benjamín Villalobos Baranda ............................................... 143
Nicolás Meneses ..................................................................... 167
Ronald Bahamondes Álvarez ............................................... 183
Roberto Ibáñez Ricóuz ......................................................... 201
Christopher Vargas................................................................. 223
Claudia Maliqueo Lagos ........................................................ 243
Francisca Vidal Gajardo ........................................................ 267
Pablo Apablaza Azócar ......................................................... 283
Catalina Ríos Muñoz.............................................................. 293
Pablo Lara Buizú .................................................................... 307
Yerko Ostap ............................................................................ 321
Aukán Martínez Kramm ....................................................... 341
Daniel Medina Lillo ............................................................... 361

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