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- Creer en el progreso social es pensar que mañana será mejor que hoy y que, por lo tanto, se puede
apostar desde ahora a esa mejora todavía venidera y actuar en consecuencia. Para los sujetos sociales se
vive a través de los proyectos concretos que ponen en práctica cotidianamente, orientados hacia un
porvenir que asegurará una mejoría en su situación.
- Salimos del capitalismo industrial y entramos en un nuevo régimen capitalista: “gran transformación”.
- Plantear la cuestión de las desigualdades supone la superación de ese punto de vista del enfrentamiento
de clase contra clase. La sociedad se constituye alrededor de un continuo de posiciones salariales que son
a la vez diferentes y están estructuralmente relacionadas entre sí, puesto que forman parte de un mismo
conjunto interdependiente. Esta estructura es la de la sociedad salarial.
- La sociedad salarial funciona en la distinción. Son las grandes categorías socio-profesionales homogéneas
que componen la sociedad salarial sobre la base del lugar que ocupan en la división del trabajo las que
participan del juego de la distinción. Cada una se compara en su relación con las otras, aspirando a
acercarse a la categoría del estrato superior y a alejarse de la del estrato que se encuentra por debajo de
ella. Competencia entre grupos de profesionales.
- Así, las desigualdades pueden parecer soportables porque no están establecidas. Se pone en juego lo que
podría llamarse un principio de satisfacción diferida en función del cual cada grupo, llegado el momento,
puede programar la mejora de su condición. Reducción progresiva de las desigualdades, cada categoría
social ve cómo mejora su situación y se consolidan sus conquistas: un salario por lo menos igual al Salario
Mínimo Interprofesional de Crecimiento, un derecho al trabajo que reduce progresivamente la arbitrariedad
patronal, protecciones eficaces la enfermedad, el accidente, la suspensión del trabajo (jubilación).
- Ésa es la lógica del “compromiso social” del capitalismo industrial. Un compromiso entre intereses
divergentes. Del lado del capital, las relaciones de producción permanecen inmutables, el salariado no fue
abolido sino que, por el contrario, se extiende y se instala y sigue siendo una relación de subordinación que
el mundo del trabajo está obligado a aceptar. Pero del lado de ese mundo del trabajo, la condición salarial
se ha consolidado y en adelante está rodeada y atravesada de protecciones.
- El proletario convertido en asalariado dotado de un estatuto de empleo tiene en adelante mucho más que
perder que sus cadenas. El trabajador es el basamento de una sociedad salarial que le garantiza a él
mismo, a su familia y a la mayoría de los miembros de la sociedad las condiciones de base de su
independencia económica y de una seguridad social extendida. Transformación fundamental de la
condición salarial.
La dinámica de la descolectivización:
- Peter Wagner llama la “modernidad organizada”. El conjunto de la sociedad está atrapado en sistemas de
regulaciones colectivas que preservan cierta redistribución de los recursos, y sobre todo garantizan
protecciones extendidas a la gran mayoría de los ciudadanos de las democracias occidentales.
- En adelante, aunque las desigualdades permanezcan, la ciudadanía social conquistada sobre la base de
su trabajo le permitirá formar parte de un continuo de posiciones sociales, que es también un continuo de
derechos. Dependía de la inscripción de sus miembros en colectivos: colectivos de trabajadores con el
peso de la gran industria; colectivos sindicales que asumen los intereses homogéneos de grandes
categorías socio-profesionales; convenciones colectivas gracias a las cuales no es ya un trabajador aislado
al que se contrata, sino que se apoya en logros que fueron negociados o impuestos en forma colectiva;
regulaciones colectivas del derecho del trabajo y de la protección social; y, coronando todo, el manejo del
Estado social, que es la instancia del colectivo por excelencia.
- Presencia fuerte del Estado social que daba un carácter legal y obligatorio a los equilibrios negociados
entre los intereses del capital y los del trabajo.
- A lo largo del desarrollo del capitalismo industrial se había producido una desindividualización progresiva
de las relaciones de trabajo correspondiente a la promoción del “trabajo abstracto”, es decir, al
reconocimiento de la significación colectiva del valor trabajo. El asalariado dejó de ser un individuo aislado.
- En adelante está inscripto en los sistemas de garantías colectivas del estatuto del empleo y de la
protección social.
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- La gran transformación producida por el advenimiento del nuevo régimen del capitalismo postindustrial. Es
una dinámica de descolectivización, o de reindividualización.
- En el plano de la organización del trabajo, primero, asistimos a una individualización creciente de las
tareas, que exige la movilidad, la adaptabilidad. En su punto límite, el colectivo de trabajo puede ser incluso
completamente disuelto, como sucede en el trabajo en red, donde algunos individuos se conectan durante
el tiempo de realización de un proyecto, y se desconectan cuando está terminado.
- El trabajo se organiza en pequeñas unidades que autoadministran su producción, las empresas apelan
más ampliamente a los temporarios y a los contratados, y practican la tercerización en una gran escala.
Los antiguos colectivos de trabajo no funcionan y los trabajadores compiten unos con otros, con efectos
profundamente desestructurantes sobre las solidaridades obreras.
- Dejan de lado a otras categorías de individuos que carecen de los “capitales”, en el sentido de Bourdieu, o
de los soportes o los recursos de base. Son así amenazados de invalidación social, ya sea porque se
desconectan de los soportes colectivos que les procuraban las condiciones de base de su independencia
social, o porque no logran inscribirse.
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condición de tratarlo también como un sujeto de derecho. La cuestión esencial de la reorganización del
estado social es hoy, a reorganización del derecho.
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- Más que de “trabajadores desechables” exprimidos a voluntad, el nuevo capitalismo tiene y sin duda
tendrá cada vez más necesidad de operadores responsables, móviles, polivalente, capaces de adaptarse a
los cambios incesantes, de tomar iniciativas.
- El derecho al trabajo y la protección social constituyeron los soportes de la independencia económica y
social de los trabajadores, pero a menudo también de su eficacia profesional. Si bien es cierto que las
nuevas reglas de juego del capitalismo exigen siempre más movilidad, flexibilidad, competitividad, también
podrían exigir nuevos modos de protección y de seguridad para aquellos y aquellas cuyo trabajo también
es esencial para que el mercado marche bien.
- Una nueva economía del trabajo también podría imponerse en función de otros factores como los
demográficos. Con el envejecimiento de la población y la llegada al mercado de trabajo de generaciones
menos numerosas la proporción de los activos disminuye. Si los trabajadores se vuelven más escasos, la
relación de fuerzas tan desfavorable a los asalariados en periodo de desocupación masiva puede
modificarse en su favor. El salario no está necesariamente destinado a constituir para siempre la principal
“variable de ajuste” sobre la cual se puede jugar para maximizar las ganancias y minimizar los costos. Por
cierto, si los trabajadores se vuelven proporcionalmente menos numerosos, también se puede intentar
hacerlos “trabajar más”, con mayor intensidad y más tiempo, sin que su situación deje sin embargo de
degradarse.
- La situación actual no está totalmente gobernada por un determinismo económico que iría en el sentido del
arrasamiento de los derechos del trabajo y de la protección de los trabajadores. Coexistencia de varios
paramentos. Carácter aleatorio del porvenir. La creencia en el funcionamiento armonioso del mercado
“autorregulado” se derrumba y los Estados y los fondos públicos están de regreso, por lo menos, para
salvar a los bancos.
- Imprevisibilidad del porvenir. La búsqueda de un nuevo compromiso, diferente pero homologo al del
capitalismo industrial, entre una exigencia de competitividad-flexibilidad por el lado de las empresas y una
exigencia de protección-seguridad por el lado de los trabajadores, aparece como la articulación que sería
necesario promover para que los trastornos actuales no desemboquen en una salida por la parte inferior de
la sociedad salarial, cuyo desenlace sería una re-mercantilizacion completa del trabajo.
Del método:
- La primera es que una situación actual siempre debe ser planteada en el seno de un proceso de
transformación. Es necesario hacer una “historia del presente” que comprenda la actualidad como el punto
de desenlace provisional de una dinámica que hunde sus raíces en el pasado.
- La segunda postura, esta vez en la sincronía, es que no sería posible aislar una situación social como si se
la pudiera analizar en sí misma. También aquí se trata de deslindar procesos transversales que recorren
amplios sectores de la sociedad y configuran las situaciones concretas. En particular los problemas que
parecen plantearse en la periferia de una formación social, como el inmenso problema del vagabundeo en
las sociedades preindustriales o el “problema de los suburbios” en la actualidad, deben comprenderse
como una relación de margen al centro y del centro al margen que remite tanto a lo que se juega en el
corazón de una sociedad como a lo que ocurre en las periferias. Nadie está fuera de lo social, y a menudo
son las posiciones que parecen más alejadas del centro las que más dicen sobre la dinámica interna de
una sociedad.
- No creo que se pueda acceder a una comprensión del comportamiento de los actores sociales, incluso de
lo que experimentan y de lo que los motiva, sin dar un gran lugar a las coerciones objetivas que moldean
también su vivencia más personal. Precisamente el objetivo de la sociología que yo trato de poner en
práctica es deslindar esos soportes necesarios para responder al desafío de existir en cuanto individuo en
una sociedad siempre dominada por la coerción.
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individuos que ocupan en la sociedad una posición “inempleables”, desempleados o empleados de manera
precaria, intermitente. Para muchos, el futuro tiene el sello de aleatorio.
- 1960: matriz básica de la “sociedad salarial” moderna. Amenaza de fractura que acosa a las sociedades
contemporáneas: precariedad, vulnerabilidad, exclusión, segregación, desafiliación, relegamiento.
- ¿Qué es lo que distingue las antiguas situaciones de vulnerabilidad de masas y la precariedad actual? ¿De
qué problemas actuales se trata para restituir la memoria?
- Problemática de la integración o de la anomia. Reflexión sobre las condiciones de cohesión social a partir
del análisis de situaciones de disociación. Nuevo dato contemporáneo: la presencia de individuos ubicados
como en situación de flotación en la estructura social.
- Fuerte correlación entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo y la participación en las redes
de sociabilidad y en los sistemas de protección que “cubren” a un individuo ante los riesgos de la
existencia.
- La ausencia de participación en alguna actividad productiva y el aislamiento relacional conjugan sus
efectos negativos para producir la exclusión, o más bien, como tratare de demostrarlo, la desafiliación. La
vulnerabilidad social es una zona intermedia, inestable, que conjuga la precariedad del trabajo y la
fragilidad de los soportes de la proximidad.
- La composición de los equilibrios entre estas “zonas” (integración y desafiliación) puede entonces servir
como indicador privilegiado para evaluar la cohesión de un conjunto social en un momento dado.
- Pueden existir grupos fuertemente integrados aunque cuenten con pocos recursos.
- Relaciones que existen entre la precariedad económica y la inestabilidad social.
- Hablar de desafiliación no es confirmar una ruptura, sino retratar un recorrido. El concepto pertenece al
mismo campo semántico que la disociación, la descalificación o la invalidación social.
- La zona de vulnerabilidad ocupara una posición estratégica. Reducida o controlada, ella permite la
estabilidad de la estructura social, sea en el marco de una sociedad unificada o sea bajo la forma de una
sociedad dual consolidada. Las poblaciones que habitan en esas “zonas” ocupan por este hecho una
posición homologa en la estructura social.
- En segundo lugar, los procesos que producen estas situaciones son también comparables, es decir,
homólogos en su dinámica y diferentes en sus manifestaciones.
- En el momento en que el salariado libre se convertía en la forma jurídicamente consagrada de las
relaciones trabajo, la situación salarial estaba aún asociada con la precariedad y la desdicha, y esto se
prolongó por mucho tiempo. Enigma de la promoción de un mecanismo distribuidor de la riqueza que
instala la miseria en su centro de difusión. Y hoy mismo habrá que sorprenderse del extraño retorno a partir
del cual, después de haberse superado el mal trance, el salariado corre el riesgo de volver a convertirse en
una situación peligrosa.
- Por problematización entiendo la existencia de un haz unificado de interrogantes. La “cuestión social” es
una aporía fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar
el riesgo de su fractura. Pone de nuevo en cuestión la capacidad de una sociedad para existir como un
conjunto vinculado por relaciones de interdependencia.
- Década de 1830, revolución industrial, victimas del pauperismo. Divorcio casi total entre un orden jurídico-
político fundado sobre el reconocimiento de los derechos del ciudadano y un orden económico que suponía
miseria y desmoralización masivas. El lugar de lo “social” debía desplegarse en el espacio intermedio,
restaurar o establecer vínculos que no obedecían a una lógica estrictamente económica ni a una
jurisdicción estrictamente política. Lo “social” consiste en sistemas de regulación que no son los el
mercado, instituidos para tratar de llenar esta brecha. En ese contexto, la cuestión social se convertía en la
cuestión del lugar que podían ocupar en la sociedad industrial las franjas, mas desocializadas de los
trabajadores. La respuesta a esta cuestión fue el conjunto de dispositivos montados para promover su
integración.
- La cuestiona así planteada es también la cuestión del Estado, del papel que el Estado puede ser llamado a
desempeñar en esta coyuntura. El estado social se constituyó en la intersección del mercado y el trabajo.
Regulaba el crecimiento económico y la estructuración de la condición salarial. Si la economía se re-
autonomiza y la condición salarial se desmorona, el estado social pierde su poder integrador.
- Estamos en una encrucijada: aceptar una sociedad sometida enteramente a las exigencias de la economía,
o construir una figura del estado social a la medida de los nuevos desafíos.
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- A principios del SXX, la solidaridad debía convertirse en la asistencia voluntaria a la sociedad por ella
misma, y el estado social seria el garante. En los albores del SXXI, cuando las regulaciones puestas en
obra en el marco de la sociedad industrial se ven a su vez profundamente quebrantadas, es sin duda ese
mismo contrato social lo que hay que redefinir, recomenzando desde el principio. Pacto de solidaridad,
pacto de trabajo, pacto de ciudadanía: pensar las condiciones de la inclusión de todos para que ellos
puedan tener comercio juntos, es decir “hacer solidaridad”.
La elección de la desigualdad:
- Hablar de la “elección” de la desigualdad. Grupos e individuos largo tiempo excluidos del circulo de la
igualdad y los derechos han terminado por acceder a él. Se han sustituido las desigualdades biológicas por
diferencias culturales juzgadas irreductibles, que exigen la separación y la protección de las culturas, a la
vez que se acepta el postulado de la igualdad de la “naturaleza humana”. Las sociedades blancas
dominantes ya no tendrían que defender su superioridad racial; deberían “protegerse” en nombre de su
diferencia y su cultura.
- Las desigualdades se refuerzan, se apoyan en los mecanismos económicos que presuntamente ahondan
las desigualdades sin que lo deseemos, en beneficio de la pequeña minoría que con ello tiene todo para
ganar.
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- El retorno de las desigualdades seria independiente de nuestra voluntad, porque la competencia en que se
embarcan las economías y los Estados de Bienestar generaría necesariamente desigualdades sociales, en
tanto que las existentes entre los países parecen, al contrario, reducirse.
- Elegimos con frecuencia desigualdades sociales en la medida en que no ofendan nuestros principios
democráticos, e incluso cuando estos las legitiman.
El 1% y los demás:
- El crecimiento de las desigualdades sociales a lo largo de un extenso periodo y en una gran cantidad de
países fue materia de análisis para muchos economistas. Todos ellos ponen de manifiesto la concentración
de la fortuna en el grupo del 1% más rico.
- Los más ricos someten a los gobiernos a sus intereses mediante la presión de los lobbies y el peso de una
ideología neoliberal que induce a pensar que la fortuna de los ricos es buena para todos.
- “No es que la globalización sea mala o perversa, lo que ocurre es que los Estados la manejan muy mal,
esencialmente en provecho de intereses particulares”. Lo que ahonda las desigualdades no son las leyes
implacables de la globalización, sino las relaciones de fuerza ideológicas y políticas dentro de cada
sociedad.
- Como esas desigualdades dependen de nosotros, bastaría con que los “indignados” se hicieran con el
poder y denunciaran a esa casta al margen del mundo que actúa contra las sociedades y los Estados.
- ¿Cómo es posible que la gente se indigne sin ser verdaderamente capaz de actuar en sociedades
democráticas que, sin embargo, han puesto la igualdad en el centro de sus principios?
- Si el 1% arrasa con las riquezas a expensas del otro 99% que se indigna pero no hace nada es porque
estos últimos no son un bloque homogéneo capaz de actuar como tal.
- Si se profundizan las desigualdades entre el 1% y los demás, y se profundizan asimismo en el vasto
conjunto de estos últimos, no es solo porque existan mecanismos económicos implacables; es también
porque el 99% no conjuga sus esfuerzos, por la sencilla razón de que sus prácticas sociales as banales
participan en la producción de las desigualdades. Es en ese sentido que decimos que las desigualdades se
“eligen” o para ser un poco más sombríos, que se elige no reducirlas.
Separatismos:
- El centro de las ciudades se gentrifica y se aburguesa, las periferias se empobrecen, las clases medias que
no pueden vivir en el centro se alejan de la ciudad y los pobres se alejan aún más para huir de las
urbanizaciones degradadas. El precio del terreno determina las elecciones, pero esos precios son en sí
mismos el producto de las preferencias separatistas.
- Los individuos no buscan las desigualdades, pero sus elecciones las engendran. Cuanto más se ahondan
las desigualdades sociales, más se estrechan las interacciones entre quienes se asemejan desde el punto
de vista económico, cultural y a veces “étnico”.
- Si los “guetos de ricos” son producto de una elección y las clases medias huyen de las zonas consideradas
“difíciles”, al final del proceso el resultado es la creación de barrios que concentran todas las desigualdades
y todas las dificultades sociales. Por poco que esos barrios se transformen en enclaves, que las familias de
inmigrantes se hayan instalado en ellos luego de la huida de las clases populares y medias, que el
desempleo afecte allí a casi el 40% de los hogares.
- El gueto urbano termina por constituir un mundo propio cuya sociabilidad se cierra sobre sí misma, se
protege. Así, el gueto participa en su propia producción, aunque en verdad sus habitantes nunca hayan
tenido la opción de vivir en otra parte.
- Ya no solo se percibe a los pobres como clases populares explotadas, se los ve como “clases peligrosas” y
“extranjeros”.
- El barrio que podía definirse como pobre, popular, obrero se percibe entonces como patológico, peligroso,
lamentable, al margen de la sociedad, y estas categorías de juicio se interiorizan con tanta fuerza que sus
residentes se esfuerzan por escapar de ellos no bien pueden hacerlo, para alejarse de quienes son más
pobres, más extranjeros, más lamentables y más “peligrosos” que ellos mismos.
- Esos juegos de separación no proceden únicamente de la intensificación de las desigualdades; derivan de
la transformación de la naturaleza misma de estas. La antigua estructuración de las desigualdades en
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clases sociales organizaba un mundo muy desigualitario, pero en el cada grupo podía apoyarse en su
cultura y su conciencia de clase. “nosotros los obreros” y “nosotros los burgueses”.
- Por eso las desigualdades de clase podían manifestarse como un orden social injusto, pero también como
un orden estable, en el cual se atribuía a cada quien una posición y una identidad. La destrucción gradual
de ese régimen modifica profundamente la experiencia de las desigualdades sociales.
- Somos desiguales “en cuanto” mujeres/hombres, diplomados/no diplomados, jóvenes/viejos,
sanos/enfermos, estables/precarios, etc. La conciencia de las desigualdades se individualiza, se acentúa y
se aprecia con exactitud. Lo importante, por tanto, es diferenciarnos de los más desiguales y marcar
nuestro rango y nuestra posición, porque siempre estamos bajo la amenaza de ser desiguales y
“despreciados”.
- La experiencia de las desigualdades incita pues a denunciar las grandes desigualdades al tiempo que se
consagra a defender las “pequeñas” que son las que marcan las diferencias esenciales. Las empresas
venden desigualdades que las sociedades compran con pasión.
La escuela:
- La elección de la desigualdad no solo tiene que ver con posiciones simbólicas y distinciones; es también un
problema de elección racional cuando los individuos se encuentran en una situación de competencia por la
obtención de bienes relativamente escasos o muy jerarquizados.
- Hasta comienzos de la década de 1960, las desigualdades escolares estaban inscritas en la organización
misma de la escuela, que yuxtaponía la escuela del pueblo a la de la burguesía.
- La escuela se ha vuelto más igualitaria y la cantidad de egresados se ha multiplicado. La masificación
escolar constituyo una democratización del acceso a los estudios.
- Las desigualdades escolares son consecuencia directa de la distribución desigual del “capital cultural” y de
la proximidad de la cultura escolar y la cultura burguesa. En el fondo, mientras haya desigualdades
sociales, la escuela no podrá sino relejarlas y reproducirlas de generación en generación.
- Al mismo tiempo que la masificación escolar abrió las puertas de la escuela, desplego una competencia
generalizada en la cual cada uno está interesado en obtener los bienes escolares más escasos y rentables
en el mercado de trabajo.
- Los padres saben que el desempeño escolar de sus hijos tendrá un papel decisivo en su futura trayectoria
social, y que los títulos tienen mucha influencia en el acceso al empleo y el nivel de ingreso.
- Principio de justicia indiscutible: la igualdad de oportunidades meritocrática.
- No todos los establecimientos valen lo mismo, no todas las disciplinas valen lo mismo.
- El sistema escolar es elitista porque el modo de producción de las elites rige todas las jerarquías escolares
y todo el sistema de formación, y porque determina la experiencia escolar de todos, incluidos los que
ignoran la existencia misma de las formaciones de elite.
- La propia oferta escolar se torna desigualitaria.
El miedo:
- Esta inclinación a culpar a las víctimas se fortalece en la medida en que los más favorecidos y frágiles
están relativamente cerca y plantean una amenaza de caída social y desclasamiento.
- Los riesgos reales de caída y dasclasamiento se han transformado en un verdadero pánico moral.
- Cuando la adhesión a las pequeñas desigualdades se mezcla con el miedo al desclasamiento, resulta
difícil imaginar que pueda constituirse un frente común de combate contra las desigualdades.
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- Los asalariados tienen miedo, sin duda, de perderlo todo si renuncian a las protecciones estatutarias para
compartir los riesgos, pero no es ilegitimo pensar que defienden también las desigualdades de las que se
benefician.
- La cuestión es más bien tratar de comprender porque el sentimiento solidario que induce a querer la
igualdad de todos se ha debilitado tanto, y saber qué es lo que podría fundar hoy una movilización en favor
de la solidaridad. La distancia creada entre el principio de igualdad y las desigualdades sociales invita, por
tanto, a interrogarse acerca de los fundamentos de la solidaridad, y en particular, sobre sus dimensiones
simbólicas e imaginarias: la fraternidad.
Malestares en la solidaridad:
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- Disociación entre las pruebas colectivas y las apuestas individuales, esto es, el sentimiento de no
reconocerse en la sociedad y sus representaciones. El sentimiento de solidaridad está en problemas. Es
probable que los individuos sufran al ver el grado de debilidad que alcanzo la fraternidad, a pesar de que
existen numerosas manifestaciones de las solidaridades más inmediatas (familias, barrio, etc).
- El retorno del pueblo y los populismos es una acción de repliegue y exclusión, dado que solo contempla la
construcción de una fraternidad a través del rechazo a quienes no son semejantes. Por otro lado, los
populismos también involucran deseos de solidaridad que movilizan “grandes relatos” convertidos en
encantamientos: el relato de la nación como comunidad y el del pueblo-clase.
- Los lazos y los sentimientos de solidaridad son el producto de largas construcciones económicas y políticas
y de relatos que terminan por forjar los imaginarios de la fraternidad necesarios para los progresos de la
igualdad.
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huestes revolucionarias; se trataba de establecer una redefinición de la propiedad que anticipa el principio
agrarista de la posesión vinculada con el afincamiento y el trabajo.
- Estado articulador de una idea de la democracia que abarca lo económico, lo político y lo social, como
modelo integral de sociedad y garantía para la consolidación de la libertad nacional e individual; ya que el
efectivo ejercicio de las libertades individuales sólo era posible en la medida en que se protegiera la
libertad de las comunidades donde estos hombres convivían.
- Desde esta perspectiva, el artiguismo plantea la organización nacional a través de estadios sucesivos de
articulación social y regional. En cada una de las comunidades, el gobierno estaría asentado en la
soberanía popular —el “gobierno inmediato”— una forma de democracia directa que suponía el ejercicio
del poder por el consenso de las mayorías participando en asambleas plenarias.
- El proyecto de Artigas —una república democrática, igualitaria, independiente, susceptible de integrar a las
capas étnicas y sociales marginadas por el dominio colonial, con fuerte inserción en las tradiciones,
creencias y culturas populares— encontrará la drástica oposición del patriciado de las ciudades con su
racionalismo ilustrado y mercantil.
- Las propuestas de Artigas, Bolivar, Hidalgo y Morelos entre otros, van a conformar las primeras
expresiones políticas de esas otras ideas de América Latina que, hasta entonces, se alimentaran
subterráneamente en las rebeliones, en las resistencias culturales y en la vida cotidiana de una vasta
población del continente a quien el esquema colonial les había negado su condición humana.
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- La Primera Guerra ha conmocionado al mundo y su resultado producirá un reordenamiento geopolítico de
gran magnitud, un nuevo equilibrio de poder entre las principales potencias capitalistas. El triunfo de la
Revolución Rusa evidencia la posibilidad de destrucción del capitalismo y motoriza una reformulación en
las realidades políticas de los principales países europeos. Darían lugar a un intenso debate entre las
fuerzas políticas de extracción marxista. La revolución socialista en Europa parecía estar a la orden del día:
es el viejo continente que conocería Mariátegui.
- Hacia 1924, sin embargo, la política europea comenzaba a tomar otros rumbos. La muerte de Lenin inicia
la lucha por el poder en la URSS que culminará más tarde con el ascenso de Stalin y el destierro de
Trotsky.
- Durante la segunda mitad de los años veinte y a lo largo del decenio de los treinta, ya signado por la crisis
mundial, el crecimiento arrasador del fascismo en Italia y el nazismo en Alemania imponen nuevas líneas
de reflexión al pensamiento marxista europeo, acosado además por el sectarismo stalinista. Los
interrogantes sobre el desarrollo de la conciencia social, en términos más complejos que los planteados por
Marx y simplificados por Lenin, se sitúa como uno de sus centros nodales.
- Las dos más grandes revoluciones que se están procesando en esos años: “Mucho ganaría la humana
justicia si todos los pueblos de nuestra América y todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que
la causa del México Revolucionario y la causa de Rusia la irredente son y representan la causa de la
humanidad, el interés supremo de todos los oprimidos...”.
- Resurgen con vigor los patrimonios populares ligados con las antiguas culturas precolombinas, latentes en
la masa de población indígena y mestiza. Junto a una definición del papel del Estado y las organizaciones
sociales, el nacionalismo popular encuentra sus cauces en la literatura y especialmente en el arte pictórico,
acompañando la recuperación y el reconocimiento del exquisito despliegue estético de la artesanía
tradicional.
- Vigorosa corriente de ideas populares e indigenistas, que revalorizan los patrimonios nativos y mestizos
frente a las actitudes miméticas con el pensamiento europeo. Señalan el dualismo y el conflicto entre los
dos mundos que la conquista y el posterior dominio oligárquico han generado en Latinoamérica; y serán el
sustento de las grandes propuestas políticas con vocación nacional y social.
- Haya de la Torre propone la creación de una Alianza Popular Revolucionaria para América sustentada en
cinco líneas principales: la acción contra el imperialismo norteamericano, la unidad política de América
Latina, la nacionalización progresiva de tierras c industrias, la internacionalización del Canal de Panamá y
la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas. Búsqueda de una matriz ideo-política autónoma,
capaz de comprender la especificidad de los problemas y las soluciones nacionales y sociales de estos
países.
- Matriz nacional-popular autónoma con un sentido decididamente antagónico, en su concepto de “lo
nacional” — como reivindicación de identidades sometidas— respecto del nacionalismo aberrante con
vocación imperial que se estaba consolidando en Alemania, Italia y Japón; y también de los nacionalismos
“democráticos” que en Inglaterra, Holanda, Francia, Bélgica o los Estados Unidos fundamentaban la
legitimidad de sus propias vocaciones imperiales.
- En la historia de América Latina, esos períodos de repliegue de las mayorías sociales luego de grandes
derrota, hostigamientos, traiciones o distorsión de sus identidades políticas, suelen dar la imagen de una
aceptación sumisa de los proyectos dominantes. Sin embargo, continúa un procesamiento subterráneo de
concepciones y resistencias culturales que, como tendencia general, antes o después en el tiempo y según
las particularidades de cada país, han vuelto a rearmarse en nuevas propuestas de corte nacional-popular.
- El paralelismo de ciertos rasgos esenciales entre las experiencias políticas de América Latina, remite a
patrimonios culturales profundos que se transmiten a través de las generaciones —con las peculiaridades y
transformaciones que cada una de ellas aporta en ese desarrollo— y actúan como el alimento más
sustantivo para la construcción de los proyectos populares en las distintas coyunturas de la historia.
- La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a tornarnos cada vez más
desconocidos, cada vez, menos libres, cada vez más solitarios.
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a) Ciencia, política y cultura:
- La multiplicidad de corrientes teóricas, las disimiles fundamentaciones, líneas de interpretación y
metodologías de análisis presentes en el campo de los estudios del hombre, evidencian la relatividad del
conocimiento acerca de lo histórico y lo social. Con su sola presencia cuestionan la ciencia libre de valores
y los postulados de objetividad y universalidad. Evidenciando el carácter hipotético, controvertido y
controvertible de las humanidades y las ciencias sociales.
- Las ciencias humanas están intrínsecamente vinculadas con proyectos históricos y políticos de vasto
alcance, están siempre preñadas de política. Esta relación históricamente condicionada entre la producción
teórica y los procesos políticos, obliga a definir el lugar, la perspectiva desde donde se interpretan los
fenómenos sociales y problematiza la pretensión de aquellas posiciones que se autoatribuyen el patrimonio
de la ciencia considerando a las otras formas del pensamiento como políticas, ideológicas, valorativas o
precientificas.
- Son los condicionamientos políticos del presente y las posibilidades de encontrar puntos de acuerdo, las
que pueden facilitar una recuperación de la propia historia.
- Es posible recuperar, sistematizar y reelaborar en términos de rigurosidad teórica, el pensamiento popular
latinoamericano que históricamente se ha manifestado bajo la forma del discurso político o como
expresiones discursivas no académicas.
- El liberal-funcionalismo, una de las corrientes dominantes de las ciencias sociales, formula el requisito de
establecer compartimientos estancos, divisiones del saber susceptibles de desarrollos autárquicos, sin
considerar la vertebración de cada una de esas particularidades con los otros fenómenos que, en muchos
casos, inciden de manera decisiva sobre el específico problema en estudio.
- Aquello que se pretendía diferenciar “verticalmente” en supuestas ciencias autónomas vuelve de hecho a
articularse “horizontalmente” en función de las distintas concepciones que dan cuenta, desde una visión
integral, de la problemática socio-histórica.
- El análisis crítico de las corrientes de pensamiento desde una óptica global, “transdisciplinaria”, susceptible
de dar cuenta de la incorporación de los fenómenos sociales dentro de las coordenadas que trazan las
grandes líneas interpretativas, se conjuga con el requisito de abordar los fenómenos sociales e históricos
desde una determinada idea de totalidad. Totalidad como una mirada que no solo contemple en sus
principales tendencias los factores y contradicciones que juegan en una sociedad determinada sino,
además, la articulación de estos procesos en su relación con otras sociedades, con la dinámica
internacional en un momento histórico dado. Visión comprensiva, abierta y dinámica.
- Una idea de totalidad que reconoce la riqueza y complejidad del desarrollo de las sociedades y plantea la
elaboración de hipótesis, diagnósticos o supuestos acerca de las tendencias fundamentales que actúan en
los fenómenos sociales, sin caer en un generalismo abstracto o en negar la relativa autonomía con que
puede encararse el conocimiento y la investigación de aspectos específicos.
- Las vertientes de origen liberal son las que más enfatizan en la parcialización en el análisis de los
problemas históricos, políticos y sociales, negando la posibilidad científica de abordarlos desde una
perspectiva de conjunto.
- Preguntarnos hasta donde, una vez más, el debate del Norte occidental incluye solo una parte del relato.
En la otra parte, AL padece las presiones del endeudamiento externo y el comportamiento de los grupos
locales de poder económico-financiero que actúan con una implacable voracidad sobre los recursos
nacionales, desgajando a nuestras sociedades entre un bloque social concentrado, excluyente y
modernizante, y amplias capas de la población que se van empobreciendo día a día.
- Planteamos un concepto de totalidad que, sin caer en totalizaciones reduccionistas, sea capaz de develar
los silencios de las corrientes hegemónicas en las ciencias sociales y de hacer emerger las voces de los
otros protagonistas de la historia.
- Las formulaciones teóricas están inmersas en contextos culturales, son expresión de épocas históricas
particulares y se vertebran con las mentalidades predominantes en diferentes capas de la población de un
país.
c) Matrices y paradigmas:
- La idea de matriz de pensamiento presenta algunas similitudes con el concepto de paradigma. El
paradigma hace referencia a las “realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto
tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”, y conlleva teorías,
métodos y normas de investigación casi siempre inseparables entre sí.
- Un primer punto de diferenciación estaría dado en el hecho de que, mientras el paradigma hace referencia
específica y restringidamente al campo científico –sin tomar necesariamente en cuenta las llamados
factores externos-, las matrices de pensamiento serían las formas más sistemáticas y analíticas de
fundamentación teórica y metodológica de esos factores externos.
- Un segundo eje de diferenciación nos permitiría establecer que, en tanto el paradigma tiende a enfatizar los
momentos de crisis y ruptura de los modelos predominantes en las ciencias durante un periodo dado y su
reemplazo por nuevos patrones científicos, las matrices buscan más bien establecer las líneas de
continuidad histórica de determinadas corrientes de pensamiento, vinculadas con la recuperación explícita
o implícita de concepciones y valores fundantes que se reproducen en las distintas vertientes o
actualizaciones desarrolladas a partir de un tronco común.
- El conocimiento no es nunca un estado, sino un proceso influido por las etapas precedentes del desarrollo.
- La persistencia de los patrimonios culturales establece líneas de continuidad histórica, transmitidas de
generación en generación.
- Puede considerarse que las matrices de pensamiento son formas de tematización de determinadas
visiones del mundo que han sido procesadas por las mentalidades sociales.
- En el campo de las ciencias sociales los factores externos tienen una influencia decisiva en el desarrollo
conceptual.
d) Matrices y “epistemes”:
- Episteme: estructuras profundas, subyacentes, que delimitan al campo más amplio del conocimiento y la
percepción en una época histórica determinada.
- Fenómeno subterráneo, inconsciente, que establece el “lugar” donde los hombres están instalados y desde
el cual se conoce y actúa.
- En el marco de una misma episteme pueden convivir distintas concepciones o matrices de pensamiento.
- Tres principales matrices del pensamiento occidental predominantes: la matriz del liberalismo económico,
la matriz derivada de la filosofía jurídico-política liberal y la que estructura el marxismo.
- Argumedo: “se trata de ver cuál es el potencial teórico, las concepciones autómatas inmersas en esos
códigos ignorados, los significantes que expresan esas voces silenciadas.
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