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¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA SER SALVO?

Es esta una tremenda pregunta que se han hecho muchos a través de


los siglos. Pero, ¿a quién deberemos preguntar para que lo que nos
responda realmente nos garantice que no cometeremos el error más
grave de nuestras existencias?

Preguntemos a quien verdaderamente sabe: A Jesús, y veamos qué


dicen también sus discípulos.

Primeramente, veamos qué dice Jesús: (Mat. 19:16-21a)


16
Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida
eterna?
17
El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
18
Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás
falso testimonio.
19
Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
20
El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
21
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto…

Vemos dos condiciones básicas: Cuando le pregunta por qué le


llama bueno, es para ver si verdaderamente le reconoce como
quien Jesús es, es decir, le pregunta si al llamarle “bueno” se da
cuenta de que Jesús es el Señor mismo, ya que todo judío con
formación en la Escritura sabía que sólo hay uno que es bueno. Esa
es la primera condición: reconocerle como quien es: SEÑOR.
Luego le instruye la segunda condición: obedecer los
mandamientos. No nombra los más importantes, sino sólo algunos.
En obedecer los mandamientos se pasa de “decir” que le
reconoces, a “demostrar” que reconoces que Jesús es el Señor
mismo en la tierra.

Veamos qué dice Pablo: (Rom. 10:8-10)


8
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.(B) Esta es la
palabra de fe que predicamos:
9
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.
Aquí se nos da a entender que la cosa está sólo en el corazón y en
la boca. En el corazón creer que fue levantado. En la boca
reconocerle como Señor. Pero nada dice de mandamientos.
2
¿Se contradice lo que dice Pablo con lo que dice Jesús?

Jesús habla de reconocerle y demostrarlo en hechos. Pablo


habla de reconocerle y demostrarlo en palabras. Omitiendo el
hecho de que no podemos contrastar la Palabra del Creador mismo
con un simple mortal como es Pablo, haremos una comparación
asumiendo que son de igual autoridad, porque Pablo no hubiera
deseado contender con el Señor, sino decir lo mismo, aunque en
otras palabras. Y veremos esto antes de ir a Santiago, que aclara
muy bien esto. Veamos lo siguiente.
En la trascripción que hemos hecho de Romanos 10:8-10, vemos
que hay una llamada “(B)” a la mitad del versículo 8; Veo esa
llamada también en mi Biblia Reina Valera y está en otras
versiones también. ¿A qué hace referencia esa pequeña llamada?
Pablo, que era un reconocido maestro en Israel, al escribir estas
palabras, estaba haciendo referencia a una Escritura que él
conocía muy bien, pues la está citando con palabras muy similares
A ese pasaje hace referencia la llamada “B”. Dicho pasaje está en
la Torah, o Pentateuco, parte medular de la escritura, más
precisamente en el libro de Deuteronomio o Devarim (palabras). Es
en el Capítulo 30, versículo 14:
14
Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la
cumplas.

¿Qué es lo que dice que hay que cumplir, es decir hacer? Veamos
lo que dice en los versículos siguientes:
15
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
16
porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y
guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas
multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar
posesión de ella. [Yo lo subrayé]

Resumiendo entonces, vemos que Pablo está diciendo que hay


que:

1) CREER EN TU CORAZÓN. Este es el embrión de la salvación: creer.


2) RECONOCER JESÚS COMO SEÑOR: Ésta es la médula, luego de creer,
A
también reconocerle, pero no como “salvador”, ya que esto es la
consecuencia de reconocerle, sino como “Señor”, es decir, como
autoridad a la que hay que obedecer.
3) Hace referencia a lo qué es lo que HAY QUE OBEDECER,
y eso es a lo
que manda el que es Señor: “que andes en sus caminos, y
guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos.”
3
Vemos entonces que Pablo está diciendo lo mismo que Jesús: Creer
y demostrarlo en los hechos.
Pide Jesús expresamente que el amor hacia Él hay que demostrarlo
en los hechos. Veamos Juan 14:15:
15
Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Personalmente no tengo dudas, pero por amor a los que sufren aun
confusión, agreguemos lo que dice alguien que conoció personalmente
a Jesús, pues la Biblia dice que es uno de sus hermanos (aunque
algunos desean interpretar que era primo, pero sin sustento bíblico), y
uno de los grandes líderes de la Iglesia Apostólica, quien es Jacobo,
nombre deformado con el tiempo en Santiago. Dice en su carta, en el
capítulo 2, vers. 14:
14
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?
¿Podrá la fe salvarle?

Claro, es tema de discusión qué son esas obras, porque el ser humano,
que siempre busca cómo escapar de sus obligaciones con subterfugios,
quiere buscar una interpretación propia. Pero: ¿podrá el ser humano
inventar obras más perfectas que las que ordena el Creador a través de
la Torah o instrucción, mal llamada Ley?

Claro, debemos reconocer que aporta a la confusión el hecho de que en


las traducciones muchas veces no se diferencia cuando los apóstoles se
refieren a Torah, de Ley humanamente impuesta a través de la religión
de turno, es decir, mandatos de hombres. Como dice Jesús en Mateo 15:
9
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres.
Está todo muy claro. ¿Puede aclararse más? Sí. En Mateo 5 Jesús dice:
17
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir.
18
Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
19
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos.

Terminamos con esto: ¿Quieres ser perfecto? Si es así, piensa en qué es


lo que, ante el Creador, te falta obedecer de sus mandamientos. En esto
demuestras tu amor a El, no ante los hombres, sino ante el mismo
Creador.
4

Nota: El “cuco” de los mandamientos no es tal. Ellos son la forma en que el Creador nos
dice: hagan esto para amarme a Mí por sobre todas las cosas, y a su prójimo como a
ustedes mismos. ¿Te sientes capaz de hacerlo mejor que Él improvisando tus propios
“mandamientos”?

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