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Toma el nombre de Dios el que jura, pues jurar es poner a Dios por testigo de
la verdad de lo que se dice.
Para que el juramento sea lícito debe reunir las tres condiciones: que sea con
verdad, que sea con justicia, y que haya verdadera necesidad . No es lícito
jurar con duda. Debes estar moralmente cierto. La certeza moral excluye toda
duda razonable, pero no excluye en absoluto el temor a equivocarse. Con todo,
cuando se declara ante un tribunal se debe tener absoluta certeza de la cosa:
como ocurre con lo que se conoce por propia experiencia, o se ha oído de
personas que ofrecen total garantía. En este segundo caso hay que dejar bien
claro que lo que se jura es haberlo oído a personas dignas de crédito. El que
jura con mentira peca gravemente, si advierte que jura y sabe que miente.
Poner a Dios por testigo de una falsedad es injuriarle gravemente.
Jurar sin justicia es jurar hacer algo malo o que sea en perjuicio del prójimo. El
pecado será grave o leve según que lo que se jure sea grave o sea levemente
ilícito.
3. Santificarás las fiestas:
Todos los domingos son una conmemoración de este gran día de Pascua.
En los Hechos de los Apóstoles se nos cuenta que los cristianos se reunían los
domingos para celebrar la Eucaristía(621).
Y la «Didajé» escrita entre los años 80 y 90 de Nuestra Era afirma que los
cristianos asistían a Misa el domingo(622).
Están obligados a oír Misa entera los días de precepto todos los bautizados
que han cumplido los siete años y tienen uso de razón .
No satisface el precepto quien la oye por televisión. Aunque oír Misa por
televisión siempre será unan cosa laudable, pero no suple la obligación de ir a
oírla personalmente, a no ser que haya una causa excusante.
4. Cuarto Mandamiento:
Honrar a los padres es obedecer, si se vive bajo su potestad, sus mandatos;
mientras no manden lo que es pecado, pues «es preciso obedecer a Dios antes
que a los hombres»(626). También asistirlos en sus necesidades y
reverenciarlos con amor. «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso
le gusta al Señor»(627).
En algunas traducciones del Evangelio hay una frase que puede entenderse
mal. Dice Jesucristo: «El que no odia a sus padres no es digno de Mí»(628).
Hay que tener en cuenta que la palabra «odiar» en hebreo no tiene el mismo
sentido que en castellano. En hebreo significa «tener en menos». Por lo tanto
el sentido de la frase es: «El que antepone sus padres a Mí, no es digno de
Mí».
5. No matarás:
El desear la muerte a sí mismo o a otro, es pecado grave, si se hace por odio o
desesperación rebelde . El odio es incapaz de liberar a nadie. El odio sólo sirve
para fomentar el odio, y en la historia humana nadie ha conseguido ser libre
gracias al odio. El odio nunca está justificado para un cristiano .
Las riñas , los insultos, las injurias, etc., pueden, a veces, llegar a ser pecado
grave si se desea en serio un mal grave a otro, si se falta gravemente a la
caridad, y si son la exteriorización del odio.
Cuando dos riñen, de ordinario cada uno tiene la mitad de la razón y la mitad
de la culpa; pero cada cual mira la parte que él tiene de razón y la que el otro
tiene de culpa. Por eso no se ponen de acuerdo.
7. No robarás.
Tan ladrón es el atraca con metralleta, como el que roba con guante blanco
aprovechándose de la necesidad para sacar el dinero abusivamente. Pueden
ser pecado grave los precios injustos que se ponen al abrigo de ciertas
circunstancias.
8. No dirás falso testimonio ni mentirás.
Este mandamiento prohíbe manifestar cosas ocultas que sabemos bajo secreto.
Hay cosas que caen bajo secreto natural. No se puede revelar, sin causa grave, algo de
lo que tenemos conocimiento, que se refiere a la vida de otra persona, y cuya revelación
le causaría un daño. Esta obligación subsiste aunque no se trate de un secreto confiado,
y aunque no se haya prometido guardarlo.
Para que sea un secreto legítimo no es necesario que se refiera a materias graves:
secretos de Estado, secreto profesional, etc. Aunque el nombre de secreto no sea el más
adecuado, cae también en este ámbito la legítima reserva que toda persona guarda sobre
su vida privada y familiar. En la mayoría de los casos se trata de cosas conocidas en el
círculo de los amigos, es decir, más que de ocultar algo se trata de no darle una
publicidad innecesaria.
Pero sí sería pecado murmurar con rabia contra Dios porque no te da más; y
tener envidia de los bienes ajenos.