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Una Senadora Sur Coreana

Se trata de
Cuando estall la ocupacin japonesa en Sur - Corea,
una Seora de la alta clase coreana, fue apresada por un guardia japons,
mientras intentaba, no ser reconocida, disfrazndose como una vendedora
ambulante.

El guardia la apres, y la condujo a la fortaleza.


All le leyeron su sentencia.
- maana a las 9:00, Usted ser ejecutada.

Casi no pudo dormir.


Puntualmente, el guardia lleg a su celda.
Y sali con ella, a pie, rumbo al lugar de ejecucin.

En el trayecto, la seora repas toda su vida, como una pelcula.


Se record que haba sido formada en la fe cristiana.
Y se reconcili con el Seor.
Y sinti gozo, y rebosaba de alegra - Oh, te amo Seor. Te amo Mi
amado Salvador.
A momentos, el guardia le deca cllese, Seora -

Finalmente llegaron al lugar de ejecucin.


Era una planicie en el interior de un monte.
El joven soldado comenz a cavar. Y cuando ya todo estaba listo;
entonces le dijo a la mujer:
- Seora, la voy a introducir en este hoyo, la voy a vendar, y luego le har
un disparo en la cabeza.
La introdujo en el hoyo, y la vend.
- Se le permite decir sus ltimas palabras, Seora.

Y la mujer expres:
- Mi deseo es que t te reconcilies con tu salvador, como yo lo hice camino
a este monte.
Cuando salimos de la Fortaleza, yo no era salva.
Pero en el camino, fui reconciliada con mi Salvador.
Y es lo mismo que quiero que ocurra contigo.
Entonces comenz a orar por el joven soldado, y por su salvacin.
Y, al terminar, le avis:
- ya puede disparar -
Y se qued esperando el disparo.
Pero el guardia no disparaba.

Entonces le pregunt: - Por qu no dispara?


Y as lo hizo varias veces..
- Es que no puedo, Seora -
- Pero debe hacerlo, pues entonces, si no, lo van a ejecutar a Usted.
Y l le reiter:
- Es que no puedo. Yo no puedo dispararle a mi madre
Y le cont esta historia:
- Cuando yo era chico, mi madre, una ferviente cristiana japonesa, oraba
por mi. Ella oraba por mi Salvacin, tal y como Usted lo ha hecho ahora
por mi.
Cuando Usted oraba por mi, yo visualic a mi madre.
Y no puedo matar a mi madre.
- No la puedo matar, Seora -

Escpese por esos montes, y que Dios la proteja !


En una calle coreana

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