Sei sulla pagina 1di 5

PROYECTO DE LEY No.

Nº 278 de 2010 Cámara, 081 de 2009 Senado, “POR


MEDIO DEL CUAL SE REGULA LA INCLUSIÓN DE LA ECONOMÍA DEL
CUIDADO EN EL SISTEMA DE CUENTAS NACIONALES CON EL OBJETO DE
MEDIR LA CONTRIBUCIÓN DE LA MUJER AL DESARROLLO ECONÓMICO
Y SOCIAL DEL PAÍS”.

Respetados Colegas:

Saludo e introducción

Aunque solo resta por aprobar el título del Proyecto reseñado, y teniendo en cuenta que por
no hacer parte de esta Corporación no tuve oportunidad de participar en el debate de esta
importante iniciativa que ya pronto será Ley de la República, considero conveniente
compartir con ustedes una serie de consideraciones sobre los propósitos, oportunidades y el
alcance de la misma.

En primer lugar, permítanme señalar que como representante de ese amplio y creciente
movimiento ciudadano que es el Partido Verde, registro con enorme complacencia que el
Congreso de la República haya dado trámite, sin objeciones ni modificaciones, a una
iniciativa que tiene como propósito contribuir a cerrar la brecha de inequidad y de
exclusión que aún subsiste frente a la mujer y sus derechos. Para no extenderme en los
argumentos contenidos tanto en la exposición de motivos como en los informes de
ponencia presentados, basta observar la situación que registra este recinto. Siendo las
mujeres un poco más del 51% de la población de este país, brillan por su ausencia un
número proporcional de representantes a la Cámara. Otro tanto se puede señalar en relación
con el Senado.
Específicamente sobre el tema central de este proyecto, el trabajo de hogar no remunerado,
se pueden señalar los siguientes datos: el 72% de los hombres ha trabajado de manera
remunerada, mientras que sólo el 43% de mujeres ha tenido este mismo tipo de trabajo.
Frente a la actividad no remunerada la proporción se invierte de manera dramática: Del
100% de mujeres, el 90% de las mujeres ha trabajado de manera no remunerada y sólo el
55% de los hombres ha ejercido esta actividad.

Armonía entre el proyecto y el programa verde

Ante esta situación, el Partido Verde ha fijado como una de sus líneas programáticas la de
promover acciones en todos los niveles de la sociedad para mejorar la calidad de vida de las
mujeres y promover la igualdad de género. Este objetivo, por el cual continuaremos
luchando en los distintos escenarios en donde llevaremos a cabo nuestra acción, no quiere
solamente hacer realidad los principios Constitucionales sobre la materia, ni los
compromisos adquiridos por el país en el marco del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, sino que constituye una verdadera apuesta para fortalecer la democracia e
impulsar transformaciones culturales determinantes para construir un país más incluyente.
El programa del Partido Verde reconoce con total claridad que “Las mujeres constituyen
más de la mitad de la población de nuestro país y son base fundamental de la democracia
y el desarrollo. Colombia necesita adquirir un compromiso real, efectivo y equitativo con
las mujeres mediante políticas públicas capaces de vencer los obstáculos al pleno ejercicio
de sus derechos, y que les permitan incidir directamente en la agenda de país.
Fortaleceremos su inclusión, respetaremos su diversidad y reconoceremos el papel
protagónico que tienen las mujeres, a través de acciones orientadas a asegurarles una vida
digna, su desarrollo integral, su seguridad y protección, y su participación social y
política. Dichas acciones de cambio cultural se concretarán en el acceso a servicios y
oportunidades y en estrategias de educación, información y comunicación”

Cuando seamos gobierno, y aspiramos a serlo en un número importante de municipios y


departamentos cuando se lleven a cabo las elecciones de autoridades locales y regionales el
próximo año, continuaremos con las políticas en materia de igualdad de género que ya
tuvimos oportunidad de poner en práctica al frente de las alcaldías de Bogotá y de
Medellín. Al mismo tiempo, ejerceremos el control político sobre las acciones que en este
campo emprenda el gobierno nacional próximo a comenzar su tarea y buscaremos que éste
acoja algunas de nuestras iniciativas que tienen como propósito:

1. Lograr que las políticas públicas incluyan un enfoque de derechos que responda a
las necesidades particulares de las mujeres, permitiendo un tratamiento diferencial
para garantizar la equidad de género.
2. Cumplir con al marco legislativo aprobado en las últimas décadas en materia de
bienestar y desarrollo de las mujeres colombianas.
3. Dar prioridad a las políticas educativas de género desde la primera infancia en el
sistema formal y no formal.
4. Promover un cambio cultural a través de un plan de comunicaciones que busque
legitimar el estatus ciudadano y participativo de las mujeres en el desarrollo del
país.
5. Erradicar toda forma de violencia de género en Colombia.
6. Que se dé cumplimiento a la jurisprudencia de la Corte Constitucional que exige y
garantiza la protección y restitución de los derechos vulnerados a las mujeres, en
especial a las víctimas de violencia y desplazamiento forzado.
7. Garantizar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva y a las formas de
control de natalidad, para reducir la morbilidad y mortalidad maternas y el aborto.
8. Democratizar, transformar y equilibrar las relaciones y los roles en el espacio
doméstico, promoveremos el reconocimiento cultural, económico, jurídico y
político de la economía del cuidado, así como su aporte al desarrollo del país.
Estableceremos políticas de conciliación doméstica que incluyan medidas
legislativas para liberar tiempo de cuidado de las mujeres.
9. Buscar la igualdad de derechos y el respeto por la diversidad sexual como una
dimensión legítima del desarrollo humano.
Reconocimiento a la deliberación y las autoras del proyecto

El trámite de esta iniciativa es una demostración clara de que sí es posible sacar adelante
iniciativas importantes en el Congreso de la República sobre la base de la deliberación, del
intercambio de argumentos. Quiero felicitar sinceramente a las autoras del proyecto,
Senadoras Cecilia López Montaño (Partido Liberal) y Gloria Inés Ramírez (PDA), a las
ponentes del proyecto en el Senado, Yolanda Pinto Afanador (Partid Liberal) y Daira de
Jesús Galvis (Cambio Radical), a mi colega la Representante Nancy Denise Castillo García
(Partido liberal), a quien ha correspondido defender la iniciativa en esta Corporación, y a
todos los colegas que han intervenido en su discusión y apoyado su trámite.

Resumen y pertinencia del proyecto

El proyecto de ley en comento tiene como objetivo incluir en el sistema de Cuentas


Nacionales el trabajo de hogar no remunerado1, por medio de cuentas satélites2. Se busca
este objetivo para i) reconocer públicamente el impacto que tiene este tipo de trabajo
femenino en el desarrollo del país y, por otro lado, ii) encontrar una herramienta precisa
que contribuya a generar políticas públicas al respecto.

El reconocimiento público del trabajo no remunerado de la mujer es fundamental para


“modificar la precepción social del trabajo de la mujer”, valorar la magnitud de este tipo de
actividad frente al desarrollo del país, alimentar una reflexión alrededor del papel del
trabajo no remunerado de la mujer y de su rol asimétrico en la familia y la sociedad.
El proyecto de ser ley sería una herramienta de transformación cultural fundamental para
Colombia.

La información para aplicar esta ley se obtendrá por medio de una Encuesta del Uso del
Tiempo que realizará el DANE. Ésta permitirá “conocer la dimensión y tendencia del
trabajo de hogar no remunerado, tener un panorama completo de cómo se resuelven en el
hogar y en la sociedad las necesidades (…) y (medir) el impacto de los cambios en las
políticas públicas sobre el uso y distribución del tiempo en los miembros del hogar.”
Permitirá también visualizar la división sexual del trabajo familiar.

1
El trabajo de hogar no remunerado “hace referencia al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con
mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de
trabajo remunerado.” Margaret Reid la define como “todas las actividades desarrolladas por y para los miembros del
hogar que podrían ser delegadas a una tercera persona y que producen bienes o servicios mercantilizables (en el sentido de
pasibles del intercambio mercantil)” . Involucra actividades como la crianza de los niños, las tareas de cocina y limpieza,
el mantenimiento general del hogar y el cuidado de los enfermos o discapacitados.
2
“Las cuentas satélite subrayan la necesidad de ampliar la capacidad analítica de la contabilidad nacional a determinadas
áreas de interés social de una manera flexible y sin sobrecargar o distorsionar el sistema central.” (Marcelo Ortúzar Ruiz-
Jefe de Cuentas Naiconales CEPAL). El fin de una cuenta satelital es señalar la importancia económica de la actividad en
cuestión. La cuenta satélite del trabajo no remunerado funciona de forma paralela a las cuentas nacionales, sin alterar los
totales nacionales, ofreciendo cifras que cuantifican la contribución real del trabajo no remunerado al Producto Interior
Bruto (PIB) y permitiendo la comparación con otros sectores económicos contemplados en la contabilidad regional o
nacional.
Temas para el debate nacional que sugiere el proyecto

El proyecto de ley busca ayudar a resolver un tipo de exclusión hacía las mujeres: la
desvalorización familiar, social y económica hacía el trabajo de hogar no remunerado.
Culturalmente es a la mujer a quien se le ha indilgado la responsabilidad de las tareas
domésticas y de cuidado de los niños, niñas y demás miembros de su familia, a la par que
ha existido un desconocimiento de lo que eso significa en términos de tiempo, esfuerzo y
trabajo. Por esta razón, su aporte es invisibilizado en lo económico, lo social y lo político.
Esta ausencia de reconocimiento tiene su base en la división sexual del trabajo entre
mujeres y hombres.
En un gran porcentaje de relaciones de pareja continua siendo el hombre el proveedor
económico y quien en últimas adopta las decisiones en el hogar. Se asume como dueño de
la casa, porque se ganó los recursos con los cuales cancela el arrendamiento, los estudios de
los niños y niñas, provee para la ropa, da para el mercado, desconociéndose el aporte
permanente que realizan las mujeres en la casa como contribución al bienestar de todos sus
miembros. Esta situación genera una total o parcial dependencia quedando las mujeres, en
muchos casos, en desventaja en la medida que se desconoce el aporte efectivo que realizan
en el hogar. Para las mujeres que trabajan con o sin compañero o cónyuge, se extiende la
doble jornada en la medida en que los oficios domésticos y de cuidado siguen recayendo
sobre ella como responsable principal o única. Este desempeño productivo de trabajo no
remunerado en casa no ha sido reconocido social ni económicamente y, por el contrario,
para las amas de casa, es tal el grado de subvaloración que se escuchan frases como “de qué
se queja si se la pasa en la casa”.
Estos hechos afectan directamente a la mujer en su autoestima: “soy poca cosa”, o si salen a
buscar oportunidades en el mercado laboral, son recriminadas porque “desatienden los hijos
y la casa”, ocasionando sentimientos de culpa, frustración y una sobre exigencia ante las
múltiples obligaciones que se ven impelidas a cumplir.

La tensión y el estrés que se produce en el inequitativo reparto de las responsabilidades de


cuidado y roles de poder al interior del hogar afecta directamente las relaciones de crianza
de los hijos/as y es generador de hechos de violencia al interior de la familia. Esta
violencia está relacionada con el abuso del poder sobre los miembros “más débiles”
afectando principalmente a los niños, niñas y mujeres. Según datos de Medicina legal
(2009), el 89% de mujeres han sido víctimas de violencia de la pareja y el 11% de los
hombres reciben este tipo de maltrato. Al sumar todas las variables tenidas en cuenta para
medir la violencia intrafamiliar (violencia de pareja-violencia entre otros familiares-
violencia infantil-violencia al adulto mayor), se obtiene que el 78% de las mujeres han sido
víctimas de violencia intrafamiliar y el 22% de los hombres han sufrido del mismo tipo de
violencia

La promoción y defensa de relaciones más equitativas y democráticas entre hombres y


mujeres dentro de las diferentes formas de organización familiar, contribuye a un mayor
respeto interpersonal, de los derechos humanos de sus integrantes y a la formación de
sujetos democráticos capaces de asumir colectivamente responsabilidades de cuidado
superando la tradicional división de roles: los masculinos productivos y reconocidos, y los
roles femeninos de cuidado, crianza y poco reconocidos. Uno de los factores sociales que se
destacan dentro de la multicausalidad de la violencia intrafamiliar es la dependencia
económica que causa esta división del trabajo y su diferente reconocimiento.

A través de largos años de experiencia, como investigadora social, y como Directora del
Departamento Administrativo de Bienestar Social, hoy en día Secretaría de Integración
Social del Distrito Capita, he tenido oportunidad de conocer, de manera directa, las
principales causas de la violencia intrafamiliar: tuvimos que asumirlas, enfrentarlas y
generar políticas públicas para superar ese grave problema social que es la violencia
intrafamiliar hacía las mujeres, niñas y niños:
- Los celos son una fuente importante de violencia intrafamiliar
- Haciendo trabajo de campo, observaciones y entrevistas logramos entrever que el
rol de poderes al interior de la familia generaba una actitud autoritaria por parte de
los hombres y una reacción sumisa de las mujeres. Esta situación permitía que los
hombres se sintieran con derecho a maltratar verbal y físicamente a las mujeres y
éstas no denunciaran ni se empoderaran de sus derechos.

El establecimiento de una plena ciudadanía para la mujer debe permitirle disfrutar de los
tiempos necesarios para la educación, el trabajo remunerado y la participación social y
política, que demanda un reconocimiento del trabajo de hogar no remunerado y políticas
públicas para que éste no descanse exclusivamente en el esfuerzo de las mujeres sino de la
sociedad como un todo.

Oportunidades del proyecto

Una vez concluya el trámite de aprobación del proyecto de Ley en cuestión, y cuando la
misma sea sancionada por el Presidente de la República y se convierta en Ley, es nuestro
compromiso trabajar con las organizaciones de mujeres, con la Academia, con las
organizaciones sindicales, con los líderes de opinión y los medios de comunicación, en fin,
con todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad, para lograr que esta importante disposición
sea explicada y comprendida en sus fundamentos y en sus alcances, y se alimente una
discusión pública alrededor de los derechos de la mujer, sus aportes a la sociedad y la
magnitud de la violencia que existe hacía ellas. El propósito en relación con la misma será
que sirva de ejemplo en una tarea urgente que hemos denominado de “pedagogía
legislativa y política”, la cual tiene como fin inmediato promover el conocimiento sobre los
procesos políticos y sobre los procedimientos para la adopción y puesta en ejecución de la
Ley, y que tiene como objetivo último contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia
deliberativa, convirtiendo la Ley en un hecho político, haciendo posible que ésta sea
cabalmente comprendida, interiorizada, apropiada y convertida en instrumento para
promover la igualdad efectiva de derechos en que se fundamenta nuestro ordenamiento
constitucional.

Por otro lado, al convertirse este proyecto en ley puede contribuir a focalizar políticas
públicas sobre este asunto. El Plan Nacional de Desarrollo del actual gobierno debería tener
en cuenta los temas fundamentales de este proyecto de ley y proponer políticas precisas al
respecto.

Potrebbero piacerti anche