0 valutazioniIl 0% ha trovato utile questo documento (0 voti)
96 visualizzazioni3 pagine
Este documento discute las malas percepciones de Hegel dentro de la filosofía analítica y el pensamiento liberal. Argumenta que las críticas de figuras como Bertrand Russell y Karl Popper se basan en malentendidos y distorsiones de las ideas de Hegel. Sin embargo, autores más recientes han ayudado a una reevaluación más positiva de Hegel dentro de estos campos al relacionar sus ideas con temas como la lógica paraconsistente y la semántica inferencial.
Este documento discute las malas percepciones de Hegel dentro de la filosofía analítica y el pensamiento liberal. Argumenta que las críticas de figuras como Bertrand Russell y Karl Popper se basan en malentendidos y distorsiones de las ideas de Hegel. Sin embargo, autores más recientes han ayudado a una reevaluación más positiva de Hegel dentro de estos campos al relacionar sus ideas con temas como la lógica paraconsistente y la semántica inferencial.
Este documento discute las malas percepciones de Hegel dentro de la filosofía analítica y el pensamiento liberal. Argumenta que las críticas de figuras como Bertrand Russell y Karl Popper se basan en malentendidos y distorsiones de las ideas de Hegel. Sin embargo, autores más recientes han ayudado a una reevaluación más positiva de Hegel dentro de estos campos al relacionar sus ideas con temas como la lógica paraconsistente y la semántica inferencial.
Introduccin (abstracto) al libro: Hegel, la filosofa
analtica y liberalismo.
Existen en particular dos tradiciones en las cuales la reputacin de Hegel es psima, a
saber: dentro del mbito de la llamada filosofa analtica y en el mbito del pensamiento liberal. Para muchos filsofos analticos la obra de Hegel sigue siendo un dechado de obscuridad y charlatanera. Para muchos pensadores y filsofos liberales la filosofa hegeliana es la simiente tanto del fascismo como del estatismo sovitico. Resulta que yo soy una persona que se form analticamente, y que adems estima que el estilo analtico de hacer filosofa es el ptimo. Tambin soy una persona que considera que la clase de arreglo institucional que suelen recomendar los liberales para las sociedades debe ser defendido y promovido. Pero simultneamente soy una persona a quien muchas de las tesis de Hegel le resultan especialmente convincentes. Me parece innecesario documentar la existencia de esta mala fama, pues creo sta es suficiente bien conocida. Empero, no me resisto las ganas de citar extensamente el delicioso testimonio de Terry Pinkard (2002): Hegel es uno de esos pensadores de los que toda persona culta cree saber algo. Su filosofa fue la precursora de la teora de la historia de Karl Marx, pero a diferencia de Marx, que era materialista, Hegel fue un idealista en el sentido de que pensaba que la realidad era espiritual en ltima instancia, y que esta realidad se desarrollaba segn un proceso de tesis/anttesis/sntesis. Hegel glorific tambin el Estado prusiano, sosteniendo que era obra de dios, la perfeccin y la culminacin de toda la historia humana: todos los ciudadanos de Prusia le deban lealtad incondicional a su Estado, que poda disponer a su antojo de ellos. Hegel desempe un gran papel en la formacin del nacionalismo, el autoritarismo y el militarismo alemanes con sus celebraciones cuasi-msticas de lo que l llamaba pretenciosamente lo Absoluto. Prcticamente todo lo que se dice en el prrafo anterior es falso, salvo la primera frase. Pero lo ms chocante es que, pese a ser clara y demostrablemente falso, y a que desde hace tiempo es conocida su falsedad en los crculos acadmicos, este clich de Hegel contina repitindose en casi todas las historias breves del pensamiento o en las cortas entradas de un diccionario. Existen razones por las cuales resulta comprensible que se sigan reproduciendo tan chocantes falsedades. Una de ellas, digmoslo con toda franqueza es que la mala prosa de Hegel, o bien aleja a los posibles lectores, o bien les obstaculiza la comprensin de las tesis que quiere defender. Sobre la prosa hegeliana hay discusiones encendidas. En contra de mi juicio de que la prosa de Hegel es mala, intrpretes con mucho mayor autoridad que la ma lo han elogiado. [] El lenguaje de Hegel viola las reglas de la gramtica, sencillamente, porque tiene cosas inauditas que decir, cosas que la gramtica anterior a l no brinda asidero (Bloch, 1949, p. 21). Por ms que esto sea cierto, lo nico que me interesa subrayar, es que el estilo de escritura de Hegel contribuye muy poco a que se entienda bien qu es lo que dice: con frecuencia sus frases son innecesariamente rebuscadas, abusa de la jerigonza, el uso de varias expresiones fundamentales no es regular y las concesiones pedaggicas al lector casi no existen. Otra razn es que la mayora de los escasos intrpretes que se han esmerado por ser claros, de hecho ofrecen unos retratos de Hegel ostensiblemente distorsionados. Pero son precisamente esta clase de comentarios de los que depende el contenido de ese montn de falsedades e imprecisiones denunciadas por Terry Pinkard. En buena medida han sido las opiniones de Bertrand Russell las que han definido la recepcin de la filosofa hegeliana dentro de la tradicin analtica. Dichas opiniones son seversimas. Russell califica a Hegel como un filsofo ignorante y estpido (Russell, 1956, p. 14) y a la filosofa de ste la describe como un frrago de confusiones (p. 12). Empero, es fcilmente documentable que los juicios de Russell sobre Hegel son infundados, que se deben a veces a un mal manejo de fuentes bibliogrficas y a veces a las puras ganas de difamar. Las violentas aseveraciones de Russell se dan dentro del contexto de algunas discusiones sobre la filosofa de las matemticas. Pero Russell alude a una Encyclopedia of Logic, que corresponde a la primera parte de la Enciclopedia de las ciencias filosficas, y en la cual ni siquiera esta esbozada la filosofa de las matemticas de Hegel (Pinkard, 1981, p. 452). La exposicin de sta aparece en la Ciencia lgica, libro que nunca es citado por Russell. Sucede que Russell le atribuye a Hegel algunas tesis que ste no solamente no suscribe en ningn lado, y de las cuales obviamente no hay respaldo documental, sino que rechaza explcitamente. Russell lea acusa de elaborar una interpretacin filosfica sobre el anlisis infinitesimal que negligentemente ignora el remplazo de los infinitesimales por los lmites. Esto tambin es falso: ya existe desde hace aos una buena monografa en que se documenta con suficiente solvencia que Hegel conoca perfectamente bien los trabajos de Lagrange y Cauchy, pero adems demuestra cmo de hecho la obra de este ltimo influy directamente en la interpretacin filosfica que del infinito matemtico hace Hegel (Wolff, 1986, pp. 197-263). Por lo dems, despus del desarrollo del smooth infinitesimal analysis de Robinson, resulta impertinente despreciar una interpretacin filosfica de las matemticas slo porque sta admite el uso de infinitesimales. Por ltimo, es interesante resaltar algunas de las conclusiones de Pinkard, las cuales bien pudieron haber sido reconocidas por Russell si ste hubiera adoptado una postura ms flexible, pero tambin ms honesta, en relacin con la obra d Hegel, a saber, que Hegel estuvo por lo menos cerca (aunque sera fatuo decir que lo logr) de definir los nmeros como clases de clases (1981, p. 460). Por otro lado, las opiniones de Popper sobre Hegel retratan con bastante nitidez la postura que en general adoptan los liberales en relacin con la filosofa hegeliana. A sta la llama historicismo histrico, y la describe como una mezcla de payasadas y de pretensiones intelectuales deshonestas. Pero adems le atribuye el ser el fertilizante gracias al cual el moderno totalitarismo debe su veloz crecimiento (Popper, 1945, p. 56). Walter Kauffman (1959) en su momento se hizo cargo ya de todas estas difamaciones, las cuales atribuye tanto a un deficiente manejo de las fuentes como a sesgos emocionales. Me gustara en cambio, dar cuenta de algunos hechos interesantes que ya han sido notados anteriormente. Por ejemplo, Franz Hinkelammert se extraa de tanta inquina de Popper contra Hegel, siendo el caso que el argumento que aqul, que toma de Hayek, en contra de la posibilidad de la planificacin central de la sociedad, es pura dialctica hegeliana (Hinkelammert, 2002, p. 24). Tambin, por ejemplo, Andy Denis Sugiere que la metodologa usada por los economistas de la escuela austriaca, punto en el cual se distinguen de los economistas neoclsicos, es dialctica (Denis, 2008, p. 151). A pesar de lo anterior, cumple reconocer que tiene ya algunos aos que la mala reputacin de Hegel dentro de los crculos mencionados va cediendo progresivamente1. Sospecho que esto se debe a varios factores. Uno es que, despus de la publicacin del libro de Peter Strawson, The Bounds of Sense (1966), la filosofa kantiana ha ido ganando una recepcin ms favorable dentro de las facultades, departamentos e institutos de investigacin en que se ensea y hace filosofa analtica. A veces esta novedosa hospitalidad de los filsofos analticos en relacin con Kant ha logrado extenderse a quienes fueron los herederos inmediatos de la filosofa kantiana: a saber los filsofos idealistas alemanes. Otro es el que el desarrollo de las lgicas paraconsistentes, como las de Newton da Costa y Marconi (1988), la de Graham Priest (2006) o las de Lorenzo Pea, han contribuido eficazmente a derrumbar algunas de las sospechas y reticencias clsicas en relacin con el pensamiento dialctico en general, tales como las de Popper o Bochenski. Importantsimo ha sido tambin el influjo de la obra de Robert Brandom (1998), quien recupera e incorpora positivamente un montn de tesis hegelianas dentro de su discurso. Es indudable que mucho del nuevo inters despertado por la obra de Hegel en ciertos lugares se debe exclusivamente al impacto de la semntica inferencialista de Brandom. Robert Brandom se sita dentro de la tradicin pragmatista y normativa propuesta por Wittgenstein y se postula a mitad de camino entre la filosofa analtica y la continental. Por ltimo, no puede dejar de sealarse el magisterio y la publicacin de trabajos monogrficos como los de Robert Stern (2009) en Sheffield; de Keneth Westphal (1989), en Estambul; de Terry Pinkard (1988), en Georgetown; de Robert Pippin (1989), en Chicago: o de Charles Taylor (1977), en Oxford y McGill, pues se trata de obra elaborada por filsofos de formacin analtica que decidieron incursionar en el estudio de la obra de Hegel. Mencin aparte merecen las monografas de Dieter Wandschneider (1995) y de Pirmin Stekeler-Weithofer (1992), por tratarse de trabajos que ofrecen interesantes reconstrucciones en clave estrictamente analtica de buena parte de la filosofa especulativa hegeliana, aunque por desgracia poco conocidos fuera del mbito de la filosofa germano-parlante.
1 Tom Rockmore, Hegel y los lmites del hegelianismo analtico.