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Baeza González (v. providencia de fs. 21.243).
Al efecto, en razón de la incorporación como Juez
Subrogante de esta Sala A de la Cámara Federal del señor Juez
Federal de Villa María, doctor Roque Ramón Rebak (Acuerdos de
Superintendencia N° 136/2009 y 148/2009 (B.O. N° 3110/2009),
en la providencia antes citada se dejó sentado la cesación de
pleno derecho de la intervención en autos de la señora
Conjuez de Cámara doctora María Alba Iriarte de Lofiego y,
por consiguiente, la declaración de materia abstracta del
incidente de recusación sobreviniente que fuera oportunamente
planteado por la querellante particular doctora Ana Elba
Gritti (v. presentación el 08.06.2009 a fs. 21.085/87).
Cabe asimismo la mención de que el doctor Luis
Rodolfo Martínez, Juez de Cámara Subrogante en este Tribunal
desde el 14.04.2009, no interviene por su parte en autos, en
virtud de su anterior intervención en los mismos como Juez de
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a) El abogado defensor doctor Norberto A. Giletta,
en representación de Heriberto J. J. G. Baeza González,
sustenta el remedio impetrado en los siguientes motivos: en
primer lugar, precisa que la resolución atacada agravia los
derechos constitucionales de defensa en juicio y debido
proceso legal que asisten a su defendido, toda vez que
quiebra lo estipulado en el art. 123 del Código Procesal
Penal de la Nación, al estimar que, sin fundamentos válidos
suficientes, resuelve el procesamiento de su defendido y, en
consecuencia, es nula.
Prosiguiendo con el desarrollo de los motivos,
refiere que la incorporación del nombrado al proceso fue un
reclamo de la querella con una endeble base, y sobre ella el
Juez lo indagó, imputándole por cargos sin precisa
definición, al entender que se le achaca alguna forma de
participación en la voladura del arsenal militar y en la
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Córdoba, dando las órdenes e instrucciones.
En el curso de la exposición de agravios, el doctor
Ibáñez plantea que el Juez valora en su resolución que,
dentro del Ministerio de Defensa, aparece con nitidez la
figura de Baeza González, expresando el letrado que no
entiende cuál es la nitidez si en once años de investigación
nunca se lo mencionó a su defendido. Refiere que el Juez cae
en error al hacer una inferencia con el nombre de la
Secretaría que encabezaba su asistido, sosteniendo que Baeza
González no podía ordenar nada a la Dirección General de
Fabricaciones Militares, ni lícito ni ilícito.
Finalmente, el impugnante desiste del agravio
planteado con relación al embargo y precisa su petición,
requiriendo a este Tribunal la revocación del auto de
procesamiento dictado en contra de su asistido (v. acta de
audiencia de fecha 12.08.2010, incorporada a fs. 21.386/89 de
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autos).
b) Al presentar su apelación los doctores Carlos
Hairabedian y José Miguel D´Antona, en representación de
Carlos Saúl Menem, ponen en cuestión el pronunciamiento, al
enumerar los siguientes puntos de agravio: “a) La existencia
del hecho conforme fuera intimado a su defendido; b) La
participación atribuida y c) La existencia de vicios en el
procedimiento que vulneran garantías constitucionales de
nuestro defendido”.
En ocasión de informar verbalmente ante esta
Alzada, esta parte recurrente se ocupa del desarrollo de
tales motivos. En concreto, el codefensor doctor Carlos
Hairabedian inicia la exposición enfatizando en la mantención
de todos los agravios esgrimidos y negando la participación
de su asistido en la comisión del hecho.
Manifiesta que la resolución de instrucción N° 378,
de fecha 15.08.2008, se sustenta básicamente en dos aspectos:
por un lado, en consideraciones doctrinales en materia penal
y constitucional, y, por el otro, en un desarrollo de la
disposición del artículo 99 de la Constitución Nacional.
Advierte que dicho marco era necesario para generar en el
lector del decisorio una perspectiva previa al análisis
concreto que luego se efectúa, según la cual el imputado es
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El apelante refiere que ello no puede ser
considerado como prueba, ni siquiera como un indicio por lo
cual valora como grave el hecho de que el Juez transcribiera
textualmente estas palabras del escrito de la querellante y
encima agrega “...su contundencia me exime de efectuar
mayores comentarios...”. A ello el letrado informante se
pregunta cual contundencia lo exime al señor Juez de motivar
o fundamentar y agrega que mucho menos explica de qué manera
se produce la legal incorporación de esta supuesta prueba.
Al respecto, el informante arguye que la citada
frase fue dicha por Menem en Río Tercero a escasas horas del
acontecimiento, con la información que el primer mandatario
tenía por lo que le había informado el Ministro de Defensa,
para arrimar cuota de tranquilidad a la sociedad
conmocionada.
Seguidamente, puntualiza la carencia total y
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dilucidación de la causa- da cuenta de la existencia de una
planificación del hecho, expresando que no hubo una sola
explosión, sino dos explosiones programadas. Subraya que ello
avala la tesis del juez —que ha sido a su vez confirmada por
esta Cámara—, en cuanto a la intencionalidad de la voladura.
Por otro lado, alude a la pericia contable, que establece el
faltante de material en la Fábrica Militar de Río Tercero,
que generaba preocupaciones en quienes estaban siendo
investigados en la causa “SARLENGA”.
El doctor Viqueira prosigue diciendo que la
querella fue la única que intentó vincular esta causa de la
voladura de Río III con el mencionado proceso “SARLENGA”, en
razón de que esta causa no se explica sin el nexo con la
“causa Armas”, toda vez que allí hay muchos elementos que
pueden ser de utilidad para autos.
Se ocupa después de referir a los testimonios
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Croacia. Señala asimismo que la política de privatizaciones
de aquel gobierno resulta también central y sustancial.
Refiere que la fábrica era entonces una institución sujeta a
privatización, que estaba en crisis total y eso permitía la
voladura.
El doctor Viqueira arguye que las razones dadas por
el Juez Valentinuzzi con relación a la teoría de Roxin han
sido al solo objeto de fundar el procesamiento, y que en
realidad la teoría no fue empleada en la resolución habida
cuenta que la calificación legal dada a la participación
penal de Menem es como coautor.
La parte culmina con la petición de ratificación de
la resolución de primera instancia en todas sus partes. Pide
el rechazo de los planteos de prejudicialidad y nulidad
articulados por la defensa técnica de Carlos S. Menem. Hace
reserva de casación y del caso federal.
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de la pericia química arrojó que había planificación, pero
ello no lleva a probar la participación de Carlos Saúl Menem.
Reitera su petitorio, ya que no han sido conmovidos por los
argumentos de la querella (v. acta de audiencia a fs.
21.391/21.393vta.).
III. DEL ANÁLISIS DE LAS APELACIONES
Sentadas así y reseñadas en los parágrafos
precedentes las diversas posturas asumidas por las partes,
corresponde introducirse propiamente en el tratamiento de las
apelaciones. A tal efecto, se sigue el orden de votación
establecido en autos, según el cual corresponde expedirse en
primer lugar al doctor Ignacio María Vélez Funes, en segundo
lugar, al doctor Roque Ramón Rebak y, en tercer lugar, al
doctor Ricardo Bustos Fierro, de conformidad a los
fundamentos que siguen:
El señor Juez de Cámara doctor Don Ignacio María Vélez Funes
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dijo:
1. Aclaración Preliminar
Previo a ingresar al estudio de las apelaciones
deducidas por las partes, considero pertinente dejar
expresamente a salvo mi criterio, sustentado en sentencia de
autos de fecha 17.11.2008 (L° 302 F° 32), acerca de la
nulidad absoluta de la resolución Nº 474 dictada el
05.10.2007 por el entonces señor Juez Federal Subrogante de
Río Cuarto, Dr. Oscar Armando Valentinuzzi, en cuanto dispuso
indebidamente –a mi juicio- la citación a prestar declaración
indagatoria, sin requerimiento fiscal, de los imputados
Carlos S. Menem y Heriberto Baeza González. Respetuosamente
mantengo al respecto mi postura intelectual según mi
interpretación del sistema judicial penal acusatorio actual.
Efectuada dicha salvedad, en atención al reenvío
ordenado por la Cámara Nacional de Casación Penal para el
dictado de nuevo pronunciamiento, tras la anulación del punto
dispositivo I de dicho fallo (v. sentencia N° 14.191 de Sala
II, fechada 01.04.2009, así como sentencia N° 13.138 dictada
por la Sala IV de la C.N.C.P. el 22.03.2010), ingreso en lo
que sigue al tratamiento de cada uno de los agravios
formulados por las respectivas defensas de Heriberto Jorge
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solicitada, por violación de lo prescripto por el artículo
123 del C.P.P.N. Repárese, al efecto, que las cuestiones
tratadas en el pronunciamiento fueron objeto de un
tratamiento específico, según puede leerse en la secuencia de
párrafos del capítulo correspondiente a la situación procesal
del imputado (v. apartado de fs. 20.060/20.072vta.), que fue
desarrollado en base al análisis del cuadro probatorio
existente en autos hasta el 15.08.2008 y a una serie de
apreciaciones generales plasmadas con anterioridad (v.
apartados de fs. 20.030vta./20.049 y fs. 20.056/20.057vta.).
Repárese en que la garantía de justicia que, en
resguardo del debido proceso penal, exige la debida
motivación se halla cubierta en la medida en que la
resolución guarda relación con los antecedentes que le sirven
de causa y son congruentes con el punto decidido, suficientes
para el conocimiento de las partes y para las eventuales
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Penal, Tomo I, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2004, pág.
180).
Sobre la base de lo prescripto en el artículo 10
del Código Procesal Penal de la Nación, se destacó entonces
que la prejudicialidad supone la concurrencia de alguna
cuestión importante para la decisión del caso penal que no
puede ser resuelta por la vía del procedimiento penal en
trámite, sino que debe ser decidida en un procedimiento
judicial autónomo o independiente de aquél, porque así lo
establece rigurosamente la ley o, al menos, lo permite, y que
normalmente genera la consecuencia de suspender total o
parcialmente el trámite del procedimiento.
A la par de ello, se subrayó que la hipótesis ha
sido delimitada a los supuestos concretos derivados del
artículo 1104 del Código Civil, que versan sobre la validez o
nulidad de los matrimonios y la calificación de las quiebras
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En efecto, es preciso reparar en que, frente a
situaciones semejantes, la regla debe ser la continuación del
trámite del proceso y la paralización del ejercicio de la
pretensión por dependencia de objetos procesales debe ser su
estricta excepción, que habrá de interpretarse entonces en
forma restrictiva (NAVARRO, Guillermo Rafael/DARAY, Roberto
Raúl, Código Procesal Penal de la Nación, Tomo I, Ed.
Hammurabi, 2° edición, Buenos Aires).
Véase en todo caso, que el eventual resultado
perjudicial que pudiere derivar de una investigación no
diferida, puede ser luego neutralizado a través del remedio
de la revisión de la sentencia, contemplado en el dispositivo
legal del art. 479, inciso 1°, del C.P.P.N., para el caso
futuro de que se acredite y compruebe que este presunto hecho
delictivo que se investiga tuviere directa e íntima conexión
con el presunto delito de contrabando de armas investigado en
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Asimismo, luego de transcurridos unos minutos de
ese primer estallido y con idéntica modalidad (intencional,
programada y organizada), se les atribuye a los mismos
imputados haber provocado, por intermedio de persona o
personas cuya identidad a la fecha aún se desconoce, otra
explosión de mayor magnitud que las anteriores en los
Depósitos de Expedición y Suministro situados hacia el sector
sur de la Planta de Carga, en cuyo interior se hallaba una
gran cantidad de explosivos, municiones y proyectiles. Esta
detonación habría generado —por simpatía— una importante onda
expansiva que dispersó centenares de proyectiles y esquirlas
sobre la población y viviendas adyacentes de la localidad de
Río III, con enorme violencia, y que afectó con mayor
gravedad al Barrio Las Violetas, como así también a otros
ubicados en las inmediaciones de la Fábrica Militar de Río
III, establecimiento dependiente por entonces de la Dirección
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pruebas colectadas a lo largo de la instrucción y se hace
alusión, en lo sustancial, a las declaraciones indagatorias
rendidas por ambos imputados (obrantes a fs. 19.563/19.564 y
19.712/19.714, respectivamente).
Seguidamente, se realizan allí una serie de
consideraciones teóricas acerca de la participación criminal,
para postular que la investigación se orientó esencialmente a
determinar la materialidad de los sucesos y el posible móvil
de los mismos. Así, la instrucción arriba a la hipótesis de
que los mismos habrían sido intencionales, con el posible
antecedente en las operaciones de venta ilegal de armas y/o
contrabando agravado que se investiga por ante el Juzgado
Nacional en lo Penal Económico N° 3 de Capital Federal, en
los autos caratulados “SARLENGA, Luis Eustaquio y otros
p.ss.aa. Contrabando”. De tal manera, estas dos cuestiones –
materialidad y móvil- son los elementos que, a criterio del
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ejercía la Presidencia de la Nación y constitucionalmente
revestía el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, como máxima autoridad de la República del ejército y
restantes armas.
En este sentido, el Juez remarca la circunstancia
de que todo lo que ocurría en Río Tercero era directamente
conducido desde la Dirección General de Fabricaciones
Militares, cuyo funcionamiento dependía del Ministerio de
Defensa de la Nación, es decir, del Poder Ejecutivo Nacional,
y, dentro de dicha estructura —siempre a criterio del
Inferior— aparece la figura de Baeza González, quien
desplegaba una función asimilable a la de Vice Ministro, y
cuya denominación técnica era la de Secretario de Asuntos
Militares, cuya propia naturaleza era cubrir las cuestiones
estrictamente militares. Esta figura es asimilada por el
instructor como una pieza de articulación del plan, al
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subsecretarías, direcciones generales y demás dependencias
que componen el Ministerio de Defensa.
Según se desprende del organigrama de dicho órgano
del Estado, orgánicamente dependían de la Secretaría de
Asuntos Militares: la Subsecretaría de Política y Estrategia,
la Subsecretaría de Asuntos Institucionales y la Escuela de
Defensa Nacional (v. citado Decreto 1041/95).
Conviene dejar sentado aquí que, paralelamente a
dicha Secretaría de Asuntos Militares, cuya titularidad era
ejercida a la sazón por Baeza González, la restante
Secretaría denominada de Planeamiento de aquel Ministerio
tenía bajo su órbita las dependencias de Subsecretaría de
Presupuesto y Administración, la Subsecretaría de Patrimonio
para la Defensa y la Dirección General de Fabricaciones
Militares. Dicha Secretaría tenía, a su vez, asignados la
consecución de los siguientes objetivos: “1. Analizar,
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habiendo cesado en la función a raíz de la presentación de la
renuncia del Ministro en el mes de julio, indicando además
que, por esa misma circunstancia de la renuncia, quedó
interinamente a cargo del Ministerio hasta la asunción del
Licenciado Jorge Domínguez.
Explicó, asimismo, que tenía a su cargo todo lo
referido al tema castrense, afirmando que era un vínculo
directo entre el Ministro y los Jefes de Estado Mayor de cada
arma. El acusado refirió tener a su cargo la responsabilidad
funcional de la visita permanente a todas las unidades
militares de las tres Fuerzas Armadas y de las de seguridad
de todo el país, a los efectos de tomar razón del estado de
cada una de ellas, así como de las inquietudes que debía
transmitir al Ministro de Defensa, que era su único superior
directo e inmediato.
En el marco de su declaración indagatoria, Baeza
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vigentes entonces según estaban aprobados por el Decreto
1041/95.
Ahora, la circunstancia de que Baeza González
hubiese brindado información inexacta o imprecisa a la prensa
en Buenos Aires la mañana de la tragedia acaecida en la
localidad de Río Tercero, en relación con las circunstancias
y consecuencias de las explosiones ocurridas el 3.11.1995, es
un dato que, por sí solo, no conduce al objeto de la
dilucidación de la responsabilidad endilgada al nombrado.
Estimo que debe considerarse verosímil la versión
exculpatoria asumida al respecto por el inculpado, al decir
que recién tomó conocimiento de lo sucedido en Río III a
través de los medios de comunicación, en momentos en que se
dirigía aquella misma mañana al Ministerio y que, una vez
allí, se puso en contacto con el Secretario de Planeamiento,
doctor Federico Etchechourri, quien le informó sobre lo
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el hecho investigado en autos por más esfuerzo intelectual
que se pretenda para establecer algún vínculo delictivo como
coautor o partícipe. A la par de lo anterior, no es un dato
menor el extremo de que Baeza González no fuera imputado de
los hechos que se investigan en la causa “SARLENGA, Luis
Eustaquio y otros p.ss.aa. Contrabando” (Expte. N° 8830/95),
con trámite en Capital Federal, por cuanto en caso contrario
podría resultar eventualmente una sospecha siguiendo la misma
línea argumental y logicidad del Juez instructor y también
esgrimida por la querellante.
En resumidas cuentas, considero que el Magistrado
ha valorado inadecuadamente lo concerniente a la imputación
delictiva que pesa sobre Baeza González, habiendo arribado a
una conclusión errónea en torno a la presunta responsabilidad
penal del nombrado en la ejecución del hecho.
Por las razones dadas, y no hallándose reunidos los
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permitido que se configurase la situación fáctica y que,
cuando menos, Menem habría advertido la posibilidad de que
las armas no tuvieran por destino Panamá y Venezuela, sino
que fueran desviadas a un país en conflicto, siendo así que
esta advertencia implica el decaimiento del principio de
confianza en sus subordinados, toda vez que habría resultado
evidente que los depositarios de aquella confianza no habrían
actuado conforme lo esperado de su rol.
Ya adentrándose en el tratamiento de la situación
procesal de Menem, el Juez menciona que, a la época de los
hechos, revestía el cargo de Presidente de la Nación y que,
en dicha calidad, era el Jefe Supremo de la Nación, Jefe del
Gobierno y responsable político de la administración general
del país. Conforme el texto constitucional, desde el momento
en que el Presidente de la Nación conserva la Jefatura de la
Administración, le cabe el control de los actos que emite, en
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dicha oportunidad. En función de todo ello, entiende que
corresponde ordenar el procesamiento de Carlos Saúl Menem,
como coautor del hecho investigado.
Tal como surge, pues, de la síntesis que antecede,
el Juez de primera instancia ha sostenido en su decisorio que
la prueba reunida resulta suficiente para ordenar el
procesamiento de Carlos Saúl Menem, en los términos
prescriptos por el art. 306 del C.P.P.N.
Así las cosas, anticipo aquí mi discrepancia con el
criterio sustentado por el Inferior, en cuanto a la
concurrencia de elementos de juicio suficientes para afirmar
la participación penal del nombrado en la comisión del hecho,
de acuerdo con el grado de probabilidad requerido para la
presente etapa procesal, así como con la valoración que el
Juez ha elaborado en base a la misma.
Considero, en este sentido, que no ha resultado
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asumen los actos típicamente consumativos, cuanto a aquellos
que cumplen actos que ayudan o complementan los otros.
El criterio deja al margen de consideración los
presupuestos de aplicación de la mentada doctrina alemana
que, según lo visto, han guiado el análisis del Juez Federal
Subrogante a lo largo del pronunciamiento, conduciéndolo a la
conclusión de concurrencia de mérito suficiente para el
dictado del procesamiento en contra de Carlos S. Menem.
Sobre el punto, debe precisarse que el argumento
planteado por la querella, respecto a que la teoría de Claus
Roxin no fue utilizada en el pronunciamiento habida cuenta
que la participación penal del encausado fue definida en la
parte resolutiva en términos de coautoría, carece –a mi
entender- de consistencia. Basta, al respecto, seguir el hilo
conductor de la motivación o argumentos del Inferior para
reparar en la aplicación de esa teoría como fundamento
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tener algún fundamento y no una llamada anónima que pueda
hacer algún irresponsable…”) no permite colegir, por sí
misma, una suerte de ánimo de encubrimiento de otra causal
ajena a la de un accidente, o un adelanto de encubrir o
justificar un hecho ilícito, aún cuando las mismas hayan sido
prematuras y sin elementos justificantes para haberlas
expresado.
Ciertamente que las citadas expresiones vertidas
por el ex presidente pueden interpretarse como conteniendo un
cariz en exceso restrictivo, ya que, sin mediar las
precisiones que sólo después de mucho tiempo las pericias
posteriores habrían de aportar, posiblemente tampoco podía
descartarse entonces otra hipótesis.
Sin embargo aquellas declaraciones, sin diferir de
las expresiones de rigor que pueden esperarse de las máximas
autoridades en situaciones de gravedad o conmoción social y
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soslayados en el análisis del Inferior y que, a juicio del
suscripto, pudieran —por su peso convictivo— inducir a la
valoración del caso que pretende esa parte. Adviértase, a
tales efectos, que la enumeración de pruebas efectuada por la
querella en el marco de la audiencia del art. 454 del
C.P.P.N. se corresponde con las enunciadas y apreciadas por
el Inferior en el auto cuestionado (v. relación de causa del
presente decisorio y auto apelado a fs. 20.039vta./20.040 y
20.046/20.049).
Merece destacarse, en este sentido, que las pruebas
consistentes en los informes de la pericia química y contable
fueron oportunamente examinadas por este Tribunal con
intervención del suscripto a la hora de establecer la
existencia del hecho. Asimismo, se efectuó un estudio global
y de conjunto, a la par de una consideración particular de
los estimados pertinentes, de los testimonios reunidos en la
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Por consiguiente, en atención a la duda que
persiste sobre el extremo y no alcanzar la certeza negativa
para sobreseer o la probabilidad para confirmar el
procesamiento, corresponde dictar falta de mérito a favor de
Carlos Saúl Menem en orden al hecho que se le endilga (art.
309, C.P.P.N.), debiendo la instrucción procurar –a la
brevedad posible- la recolección de eventuales nuevas pruebas
que confirmen o descarten su presunción originaria fijada en
la acusación realizada por el propio Juez Federal Subrogante.
5. Otras consideraciones
La solución antes propiciada en orden a las
situaciones procesales de los imputados Heriberto Baeza
González y Carlos Saúl Menem no obsta para recalcar aquí la
mención efectuada ya por el suscripto en fallo de fecha
17.11.2008 (L 302 F 32) acerca del rol cumplido en todo el
proceso por la querellante particular Dra. Ana Elba Gritti,
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Carlos S. Menem relativa a la suspensión del ejercicio de la
acción penal iniciada en contra del nombrado, atento a
hallarse en presencia de una causa penal en extraña
jurisdicción, cuya resolución resultaría –según la defensa-
una cuestión previa.
En coincidencia con el criterio plasmado en el voto
que antecede, considero al respecto que, en razón de lo
dispuesto por el art. 10 del Código Procesal Penal de la
Nación, la cuestión de la prejudicialidad se halla limitada a
las hipótesis derivadas del artículo 1104 del Código Civil,
atinentes a la validez o nulidad del matrimonio y al estado
civil o parentesco de las personas y que, por lo tanto, los
supuestos de conexión de causas –tal el caso de autos- no
revisten dicha calidad (por aplicación del art. 11 del
C.P.P.N.).
b) En segundo término, en relación con la
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orientación de la investigación —en la continuidad del
diligenciamiento por parte del Juez de instrucción— en
dirección al establecimiento de dicha vinculación y, en
especial, a la determinación —con el grado de probabilidad
requerido para la presente etapa procesal (art. 306,
C.P.P.N.)— de la presunta intervención endilgada a Carlos
Saúl Menem en la comisión del hecho aquí investigado.
IV. Por las razones dadas, estimo que el auto en
cuestión debe ser revocado en lo que ha sido materia de
recurso, debiendo seguirse la solución jurídica propiciada en
el voto precedente para cada uno de los imputados. ASÍ VOTO.-
El señor Juez de Cámara doctor Don Ricardo Bustos Fierro
dijo:
Que en virtud de las razones dadas, de las
constancias obrantes en autos y las resoluciones dictadas con
anterioridad por esta Cámara -con distinta integración- en la
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