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‘La TEoRrIA DEL DesaRRoLto... 37 Theotonio Dos Santos La teoria del desarrollo y su crisis Tomado de Dos Santos, T., Imperialismo y Dependencia, México, Ediciones pra, 1978, pp. 281-287. Nota de las compitadores: La versi6n original parece corresponder a 1967. mérica Latina vive una crisis profunda. Crisis econdmica mar- cada sobre todo por una baja de las tasas de crecimiento y un endeudamiento internacional progresivo que hace distinguir las déca- das del 60 y del 70 de los afios optimistas de la década del 50. Crisis polftica e institucional marcada por los sucesivos golpes de Estado al lado de los movimientos populares de creciente radicalizacién. Crisis social caracterizada por la profunda conciencia de la necesidad de reformas estructurales. Crisis ideolégica caracterizada por el fracaso del populismo y el choque de nuevas posiciones radicalmente diver- gentes al Jado de una perplejidad evidente en vastos sectores sociales. No es el momento de profundizar el andlisis de esta crisis general.’ Lo importante para este capitulo son las consecuencias de esta situacién en las ciencias sociales. En Ia década del 50, las ciencias sociales tatinoamericanas se han caracterizado por un gran optimismo, que crecfa junto a la confianza en sf misma de una intelectualidad que buscaba afirmarse como tal. En esencia, se desarrollé una actitud critica frente a 1a produccién cientifica de Europa y Estados Unidos. Esta actitud critica ha legado 1 Un intento de andlisis de la crisis en Brasil y América Latina so encuentra en mi trabajo: Socialismo 0 fascismo: El nuevo carécter de la dependencia y el dilema de América Latina. 38 Tiworomo Dos Santos al extremo romdntico de tratar de crear una ciencia social latinoamericana.” En lo fundamental tal actitud critica ha generado 2. Se ha producido y se produce todavia un largo debate sobre el papel del cientifico social en América Latina. Las posiciones bésicas se encuentran en los siguientes trabajos: Guerreiro Ramos ha lanzado esta discusiéa en Ia sociologia con su “‘Cartilba Brasileira do Aprendiz de Socidlogo”, seguida de su Reduccién Sociolé- gica, En la misma Linea se puede incluir el trabajo de Camilo Torres Restrepo, “El problema de ia estructuracién de una auténtica sociologia latinoamericana”, en Hermes (Revista del Centro de Alumnos de Economia de la Universidad de Chile), n. 2, 1966, pp, 33-40. En la posicién mas opuesta a éste estén los trabajos de Gino Germani, La sociolog{a en América Latina, y John Galtung, “Los factores socioculturales y el desarrollo de la sociologta en América Latina”, Revista Latinoamericana de Sociologia, Vol. 1, n. 1, marzo, 1965. ‘Otros trabajos importantes: James Petras “La armonia de intereses: ideologia de las naciones dominantes”, Desarrollo Econéinico, julio-diciembte de 1966, Vol. VE, 0. 22-23, pp. 433-66. En el mismo niimero de esta revista: Torcuato di Tella, “La formacién de uaa conciencia nacional en América Latina"; Juan F. Marsal, “Los intelectuales luticoamericanos y el cambio social”. Un articulo muy ponderado es e! de Jorge Graciarena, “Le sociologia en América Latioa: algunas consideraciones sobre la cooperacién internacional y el desarrollo reciente. de Ia imvestigaci6n sociolégica en América Latina”, en Revista Latinoamericana de Sociologta, Val. |, julio de 1965, n. 2, Buenos Aires, pp. 231-42. Véaso también el trabajo de Anibal Quijano, “Imagen y tareas del socidlogo en le sociedad perusna™, separata de la Revista Letras, 74-75. Sobre el problema en la economia; Osvaldo Sunkel y Anibal Pinto, “Economistas latinoamericanos en. Estados Unidos”, Revista Economia, n. 82, ler. trim, 1964, Santiago dé Chile, y Celso Furtado, “La formacién del economista en los paises subdesarrollados”, Hermes, n. 4, 1966, pp. 5-11. Otros articulos de interés: Octavio Janni, “Socio- login da Sociologia na América Latina”, Revisia Brasileira do Ciencias Sociais, Vol. IV, n. 1, junio de 1966, pp. 154-82, Belo Horizonte, Brasil. Ea ta misma revista aparece el trabajo polémico de Antonio Octavio Cintra, “Sociologia ¢ Ciencia: para una revisio da sociologia no Brasil”. Véase también Theotonio dos Santos, “Subdesarrolio y ciencia social”, en Hermes, n. 3, 1966, pp. 13-18. Uno de los mis profundos apuntes sobre el tema estd em Wanderley Guilherme, “Preliminares de vas controversia metodolégica”, Revista Civilizagdo Brasileira, 1a. 5-4, Rio de Janeiro, marzo, 1966, pp. 77-94, Véase también el libro de Costa Pinto, La sociologia del cambio y el cambio de la sociologta, y el de Florestan Femandes, A Etnologia e a Sociologia no Brasil que marcan uns posicién propia dentro de esta amplia discusiéa que incluye muchos trabajos mds. Ea el Cougreso Latinoamericano de Sociologia, dedicado al estudio de “La sociologia en América La Teoria DEL, DESARROWO... 39 wna temdtica latinoamericana propia. Este es su aspecto principal y positive. Sin embargo, a la actitud critica frente a la “perspectiva de los centros coloniales”, no siguié una postura similar respecto a las tendencias de desarrollo interno y a las contradicciones de este desarrollo. 1. Los supuestos de fa teorfa del desarrollo La teorta del desarrollo se caracteriz6, como disciplina independiente (en América Latina 0 en otras partes), durante todo este petfodo de nacimiento, por el andlisis tanto de los obstéculos que las estructuras arcaicas imponfan al desarrollo como de los medios para realizar las metas de éste. Por esta razén, el grueso del andlisis tedrico y empirico se centré esencialmente en el estudio de las llamadas “‘estruc- turas tradicionales”, consideradas como las causantes del subdesarrolio. Claro esté que este enfoque que describimos de manera muy general’ se basa en algunos supuestos no explicitados y, en algunos casos, inconscientes. Las distintas teorfas del desarrollo tienen evidentemente grandes diferencias de enfoque y han evolucionado hacia formas nuevas en tas décadas del 50 y 60. Esta evolucién fue un reflejo de los cambios, sea de los intereses de las distintas fuerzas participantes en el desarrollo o en su retraso, sea de las mismas dificultades tedricas planteadas por 40s varios intentos de explicar el subdesarrollo y el desarrollo, Nuestro. jntento de reducirlas todas a un esquema nico, tomando de ellas Latina”, realizado on Costa Rica en 1974, se produjeron varios trabajos sobre el desarrollismo y la teorfa de Ia dependencia que serén comentados posteriormente. 3s Un balance mds detallado se encuentra en los trabajos: Andre Gunder Frank, “Sociology of Development and Under Development of Sociology”, Catalyst (University of Buffalo), a. 3, verano de 1967, pp. 20-75; Fernando Henrique Cardoso, “Andlisis sociolégicos del desarrollo econémico”, Revista Latinoame- ricana de Sociologia, Vol. 1, n. 2, julio de 1965, Buenos Aires, pp. 178-98 y en Ives Lacoste, Géographie du sousdéveloppent. 40 TuEoToNI0 Dos Santos Unicamente los que consideramos elementos esenciales, puede provo- car muchas criticas. Sin embargo, este procedimiento es legitimo como discusién de los principios epistemoldgicos que orientan posiciones completamente divergentes desde otros puntos de vista. Podriamos resumir estos supuestos en los siguientes: 1. Se supone que desarrollarse significa dirigirse hacia determinadas metas generales, que corresponden a un cierto estadio de progreso del hombre y de la sociedad cuyo modelo se abstrae a partir de las sociedades mds desarrolladas del mundo actual. A este modelo se le Mama sociedad moderna, sociedad industrial, sociedad de masas, etcétera. 2. Se supone que los pafses subdesarrollados avanzardn hacia estas sociedades una vez que eliminen ciertos obstdculos sociales, politicos, culturales ¢ institucionales. Estos obstdculos estén Tepresentados por las ‘‘sociedades tradicionales”, o los “‘sistemas feudales”, o los “restos feudales”, conforme a las distintas escuelas de pensamiento. 3. Se supone que es posible distinguir ciertos procedimientos econémi- 0s politicos y psicolégicos* que permitan movilizar los recursos nacio- nales en forma mds racional y que estos medios pueden ser catalogados y usados por la planeacién, 4, A esto se agrega la necesidad de coordinar ciertas fuerzas sociales y polfticas que sustentarian la politica de desarrollo. Asimismo se resalta la necesidad de una base ideoldgica que organice la voluntad nacional de los distintos pafses para realizar las “tareas” del desarrollo, 2. Modelo y formalismo Se puede criticar estos supuestos, y ello encierra también una critica esencial a la teoria del desarrollo que pretenda convertirse en una disciplina especifica. 4 En muchos casos se ha considerado como decisivo alguno de estos factores, fo que origina los enfoques “‘sociologizantes”, “‘psicologizantes”, etoétera del desarrollo. La ‘Teoria Det. DESARROLLO. 41 En primer lugar, el modelo de sociedad desarrollada es el resultado de una abstraccién ideoldégica (porque es formal y por tanto ahistérica). 2Qué es una sociedad desarrollada? Los modelos conocidos son Estados Unidos, Europa, Japon y Ja Unién Soviética. Seguin se cree, trétase de “llegar” a estos estadios de desarrollo. Se pretende, pues, que se repetiré la experiencia histérica de estos paises’ 0, por lo menos, que se Ilegaré a un modelo de sociedad semejante a las existentes. En general, se ha pretendido que es posible reducir el desarrollo a un modeto formal cuyo contenido serfa factible de variacién histérica. Por ejemplo, se supone que el desarrollo exige un agente impulsor, que tanto puede ser el empresario (come en el caso de los pafses capitalistas) como et Estado (en el caso de los paises socialistas), Las diferencias entre los dos regimenes sociales quedan reducidas, en éste y en otros aspectos, a simples cuestiones de variables de contenido distinto pero con la misma funcién. Pero este supuesto no tiene ninguna validez cientffica, porque se funda en principios ahistéricos. No hay ninguna posibilidad histé- rica de que se constituyan sociedades que alcancen el mismo estadio de desarrollo de aquellas que hoy son desarrolladas. El tiempo histérico no es lineal. No hay pasibilidad de que una sociedad se desplace hacia etapas anteriores de las sociedades existentes. Con Ja formacién de una economia mundial tnica a partir del siglo XVI, todas las socic- dades se mueven paralelas y juntas hacia una nueva sociedad. Las sociedades capitalistas desarrolladas corresponden a una experiencia histérica completamente superada, sea por sus fuentes bdsicas de capitalizacion privada basada en la explotacion del comercio mundial, sea por la incorporacién de amplias masas trabajadoras a la produccién industrial, sea por la importancia del desarrollo tecnoldgico interno de estos paises, Todas esas condiciones histéricamente especificas no se pueden repetir hoy dia. s En cuanto a este aspecto de lus dificultades de repetir la experiencia histérica de los pafses desarrollados, hay una conciencia bastante difundida en los paises subdesarroilados. Az ‘THpotomio Dos Santos Las sociedades socialistas desarrolladas corresponden a la experien- cia hist6rica del ‘‘socialismo en un solo pafs”, o del “‘socialismo en un solo. bloque”’, que significaron una experiencia de “acumulacién primitiva socialisia” en detrimento del sector agricola-campesino, basada en la instalacién compictamente nacional de la industria pesada Y, por ultimo, en Ja ausencia de un comercio externo, lo que gener6 la Hamada “‘cortina de hierro’”’. Asf pues, los “modelos” de desarrollo existentes no se pueden Tepetir y tampoco los ‘‘modelos” de sociedad desarrollada son crista- lizaciones de metas por alcanzar. La experiencia del desarrollo de los actuales paises subdesarrollados tiene que ser analizada, pues, como una experiencia especffica que se da en ciertas condiciones histéricas especificas. De ahf la necesi- dad de definir estas condiciones histéricas que dan el marco posible de un proceso de desarrollo. La ciencia del desarrollo (sociologfa o economia) sélo es ciencia cuando abandona el supuesto de una meta formal por alcanzar y del camino para alcanzarla y se lanza a la comprensién del desarrollo como proceso histérico. 3. Los obstaculos al desarrollo Otro error fundamental de enfoque es centrar el estudio en las resistencias al cambio de las sociedades tradicionales. Cierto es que Jas estructuras fomadas en el perfodo colonial-exportador tienen una gran capacidad de resistencia y sobrevivencia. Pero esto no se debe fundamentalmente a ellas sino al carécter mismo del proceso de desarrollo en nuestros paises dependientes. Si se continiia limitando el enfoque a las resistencias econémicas, sociales, politicas, culturales ¢ institucionales de la sociedad tradicio- nal, es imposible alcanzar una explicacién de los problemas fundamen- tales de la crisis latinoamericana. Por esto hay que centrar el andlisis, no en una relacién abstracto- formal entre dos estadios 0 sistemas (tradicional vs. moderno, capita- lista vs. feudalismo), sine en el modo de ser de estas sociedades concretas, histéricamente dadas, que son las sociedades subdesarrolladas La Teoria DEL DESARROLLO... A3 0, mejor dicho, como lo plantearemos después, las sociedades depen- dientes. El objeto de la teorfa del desarrollo no puede, pues, ser el describir un trdnsito desde una sociedad que no se conoce efectivamente hacia una sociedad que no va a existir. Es decir, el objeto de la teorfa del desarrollo tiene que estar constituido por el estudio de las leyes del desarrollo de las sociedades que queremos conocer. Cabe definir en qué medida estas eyes son especificas de estas sociedades y en qué medida se las puede identificar con las leyes del desarrollo de los pafses desarrollados, sean capitalistas 0 socialistas.* El desarrollo no es, pues, una cuestién técnica ni tampoco una transicién dirigida por tecndécratas y burécratas hacia una sociedad definida por modelos m4s o menos fundamentades en Ja abstraccién formal de experiencias pasadas. El desarrollo es una aventura de los pueblos, de la humanidad. Cabe, pues, definirlo y estudiarlo con una amplitud de vista y de enfoque que rebase los Itmites de los técnicos, burécratas y académicos. 6 Bs evideate el desconcierto de algunas tedricas frente a la especificidad de la experiencia de los desarrollos chino y cubano, desconcierto que crece en Ia medida. en que Corea del Norte y Vietnam del Norte, més Rumania y Albania afirman, como antes fo habla hecho Yugoslavia, la especificidad histérica de su camino hacia el socialismo. ‘Aunque menos comeniados, soa grandes los problemas planteados por las experiencias histéricas espectficas de Polonia, Checoslovaquia, Hungria y Ale~ mania Democrética, Estas situaciones especificas conducen a formas especificas de socialismo (a pesar de no ser esto contradictorio con una unidad basica def sistema y de los paises socialistas) y a polfticas especificas que corresponden a los distintos estadios nacionales del desarrollo socialista, Las contradicciones internas dentro del bloque socialista sélo serdn resueltas cuando se llegue a un rompimiente de lo camisa de fuerza de los viejos modelos de relaciones entre los gobiernos socialistas y del internacionalismo proletario y se alcance por tanto un nuevo tipo de relacioues intersocialistas que atiendan a los intereses especificas de los diversos pafses y redefinan sus inlereses generales en funciéa de estos cambios bésicos. Es necesario sefialar, sin embargo, que los cambios tienen que darse profundamente también en el interior de estas sociedades. 44 ‘Txzoromo Dos Santos 4. Utilizacién éptima de los recursos El tercer supuesto est4 intimamente ligado a los dos primeros. Es decir, la suposicién de que se puede codificar 1a utilizacién éptima de Jos recursos en una teoria del desarrollo. Esta suposicién se fundamenta en los dos supuestos anteriores: 1} hay metas de desarrollo definibles como tales, y 2) la utilizacién dptima de los recursos depende de ciertos Procedimientos que son caracteristicos de las sociedades modernas, racionales, industriales, o de masas, etcétera. La utilizacidn racional de los recursos tiene que referirse a una siluacién histérica dada. Lo racional lo definen los hombres y jos hombres son histéricos y pertenecen a ciertas sociedades y agrupa- mientos concretos, histéricamente dados. Esto quiere decir que la racionalidad de una medida econdémica o politica sélo puede ser definida a través de un conocimiento de la naturaleza del sistema social en que se da esta medida. Algunos ejemplos pueden aclarar este planteamiento: lo que es “yacional” en un pais desarrollado capitalista come, por ejemplo, el derroche y la industria militar,’ no lo seria para los paises socialistas adelantados. Lo que fue racional para la Unién Soviética (destinar sus recursos fundamentales a la industria pesada), no lo era para los paises de Europa socialista, como lo demostré la explosién antistalinista en estos paises, y asi sucesivamente. Una critica especial merece la idea de que la planificacién es caracteristica general de la sociedad moderna, sea socialista 0 capita- lista. La planificacién socialista somete las leyes ciegas del mercado, de la competencia, etcétera, al control politico de la sociedad. La programacién capitalista trata de guiar estas fuerzas ciegas en interés 7 Véase El Estado militar de Fred Cook, y bisicamente la interpretaci6a de Sweezy y Baran, El capital monopolista, de la necesidad de Ja industria militar, del desperdicio, etcétera, para el capitalismo monopélico. ‘La Trorta DEL DESARROLLO... 45 de las mismas fuerzas que crean el carécter anarquico fundamental de la sociedad capitalista: la propiedad privada y la ganancia. Confundir las dos formas de accién humana sobre su realidad social sdlo es posible a través de un razonamiento formal que confunde las similitudes aparentes con las conexiones reales que existen entre los hombres. Todo esto demuestra el peligro de codificar formalmente, en una teorfa “general”, los procedimientos que deben ser adoptados o creados en situaciones concretas. Y sobre todo revela el peligro de una abstraccién formalista, 5. Ideologia del desarrollo As{ también rechazarfamos la posibilidad de una ideologia general del desarrollo. Las ideologias distintas corresponden a distintos intereses sociales, b4sicamente a distintas clases sociales. El desarrollo de nuestros paises no puede resolver por sf solo las contradicciones de clase, como este tipo de enfoque harfa suponer, Las clases intere- sadas en el desarrollo son distintas y buscan diferentes vias de desarrollo. Por tanto, hay necesariamente modos no sélo distintos sino opuestos para definir lo que el desarrollo es y cudles son los medios para lograrlo. Corresponde a Ja ciencia social definir correctamente estos caminos, partiende del andlisis de los intereses globales de las clases sociales. La ciencia debe estudiar 1a viabilidad practica de estos distintos caminos. Siempre sera errado, sin embargo, el negarse a analizar estos intereses opuestos que determinan el proceso real, en nombre de la objetividad. La descripcién empfrica de los hechos aparentes oculta los aspectos esenciales de la realidad. Hay que acompajiarla de un andlisis tedrico de la sociedad global. Negarse a enfrentar este problema es una actitud ideolégica. » 6x Algunas conclusiones Podriamos resumir esta discusién en los siguientes puntos: 46 ‘Teotome Dos Santos 1] La teoria del desarrotio debe situarse en la perspectiva del andlisis del proceso de desarrollo tomado en sus distintas situaciones histérico- concretas, 2] Cabe a tal teorfa abstracr, cn estas condiciones histéricamente delimitadas, las leyes generales del desarrollo de las sociedades concretas definidas por Ja investigacién, 3] Al definir esas leyes, la teorfa del desarrollo tendr4 siempre presente las contradicciones internas de este proceso y deberd abando- nar todo intento formal de reducirlo a la transicién unilineal de un tipo de sociedad a otra. Mas bien Ja teoria habré de mostrar en qué medida estas contradicciones tienen dentro de si alguna fuerza que pueda. conducir el conjunto de Ja sociedad a formas superiores de organiza- cidn, Estas fuerzas y las formas sociales que involuctan se presentan de manera general en ia realidad presente como tendencias y no como. modelos futuros a los cuales deberemos llegar. Esta critica teérica y metodoldgica es muy importante para com- prender de antemano las dificultades del modelo de desarrollo que se produjo en América Latina en el perfodo optimista de los afios 50, Nos corresponde ahora definir los elementos generales de este modelo implicito del desarrollo Latinoamericano que ha predominado en las ciencias sociales durante muchos afios. Nuestro objetivo es (como lo hicimos con Jos supuestos de la teorfa del desarrollo) reducir esquemas y conceptos, que pertenecen a posiciones a veces en pugna, a un modelo tinico de desarrollo para Latinoamérica que a nuestro Parecer orienté y atin orienta en gran parte tanto la investigacién cientifica y las politicas de gobierno cuanto los programas de los partidos y organizaciones politicas. Stete Tests EQuivocaDAs... 61 Rodolfo Stavenhagen Siete tesis equivocadas sobre América Latina Tomado de Stavenhagen, R., Sociologta y subdesarrollo, México, Ed. Nuestro Tiempo, 1972, pp, 15-38, BL ensayo se publicé originalmente en el periddico E! Dia (México), 25 y 26-6-1965. E a literatura abundante que se ha producido en los tiltimos afios sobre los problemas del desarrollo y del subdesarrollo econémico y social se encuentran numerosas tesis y afirmaciones equivocadas, erréneas y ambiguas. A pesar de ello, muchas de estas tesis son aceptadas como moneda corricnte y forman parte del conjunto de. conceptos que manejan nuestros intelectuales, politicos, estudiantes y no pocos investigadores y profesores. Pose a que los hechos las desmienten, y a que diversos estudios en afios recientes comprueban su falsedad, o cuando menos hacen dudar de su veracidad, dichas tesis adquieren fuerza, y a veces cardcler de dogma, porque sc Tepiten en innumerables libros y articulos que se dedican, sobre todo en el extranjero, a los problemas del desarrollo y subdesarrollo en América Latina. Me referiré en este articulo solamente a varias tesis de cardcter socioldgico, ya que algunas tesis equivocadas de cardcter econémico han sido ampliamente debatidas y rebatidas por los economistas en tiempos recientes. Primera Tesis: Los paises latinoamericanos son sociedades duales. En esencia, esta tesis afirma que en los pafses latinoamericanos existen de hecho dos sociedades diferentes y hasta cierto punto independientes, aunque necesariamente conectadas: una sociedad ar- caica, tradicional, agraria, estancada o retrégrada, y una sociedad 62 Rovouro STAVENHAGEN moderna, urbanizada, industrializada, dindmica, progresista yen desarrollo. La “sociedad arcaica” estaria caracterizada por relaciones de tipo esencialmente familiar y personal, por instituciones tradicio- nales (el compadrazgo, ciertas formas de trabajo colectivo, ciertas formas de dominacién personalista y de clientela polftica, etc.), por una estratificacién social rigida de siarus adscritos (es decir, en que la posicién del individuo en 1a escala social est4 determinada desde el nacimiento, con pocas posibilidades de cambio durante su vida), y por normas y valores que exaltan —o cuando menos aceptan— el statu quo, las formas de vida tradicionales heredadas de los antepasados, y que constituyen un obstaculo al pensamiento econémico “racional’’, La sociedad “moderna”, por lo contrario, consistiria de relaciones Sociales det tipo que los socidlogos Ilaman “secundarias”, determina- das por las acciones interpersonales encaminadas a fines racionales y utilitarios; de instituciones funcionales, de una estratificacién poco rigida (es decir, con movilidad social) en que abundan los status adquiridos por medio del esfuerzo personal y determinados ya sea por {ndices cuantitativos (como son el monto de los ingresos 0 el nivel educativo), ya por funciones sociales (ocupacién), En la “sociedad moderna” las normas y los valores de las personas tienden a ser orientados hacia el cambio, el progreso, las innovaciones y Ja racio- nalidad econémica (es decir, el cdlculo de mayores beneficios con menores insumos). Seguin esta tesis, cada una de las dos sociedades que se encuentran —y se enfrentan— asf en cada uno de los pafses latinoamericanos tiene su dindmica propia. La primera, la arcaica, tiene su origen en la época colonial y aun antes, y conserva muchos elementos culturales y sociales muy antiguos. Generalmente no cambia, o lo hace muy lentamente. En todo caso, los cambios que acusa provienen de fuera, justamente de la sociedad “‘moderna’”’, y no son generados internamente, La otra sociedad, la moderna, est4 orientada hacia el cambio, genera en su send sus propias modificaciones y es, por supuesto, el foco del desarrollo econdmico, en tanto que la primera constituye un obst4culo a ese desarrollo, En un nivel mAs sofisticado, y tal vez por ello mds engafioso, la tesis de la sociedad dual se expresa como una supuesta dualidad entre el Sur Tesis Eguivocanns. 63 feudalismo y el capitalismo en nuestros pafses. Se afirma, de hecho, que en gran parte de América Latina subsiste una estructura social y econémica de tipo feudal que constituye la base de los grupos sociales y econdmicos retrégrados y conservadores, es decir, la aristocracia terrateniente, la oligarquia, los caciques polfticos locales, ete. Por otra parte, se afirma, existen los nicleos de economia capitalisia, en que actéan las clases medias emprendedoras, progresistas, urbanizadas. Implicita en esta descripcién est4 la idea de que el “feudalismo” constituye un obstdculo al desarrollo de nuestros paises y debe ser eliminado para dar lugar al capitalismo progresista, el que seré desarrollado por los grupos sociales de capitalistas emprendedores, en beneficio del pafs en su conjunto. No cabe duda que en todos los paises latinoamericanos existen grandes diferencias sociales y econémicas entre las zonas rurales y urbanas, entre las poblaciones indfgenas y las no indfgenas, entre la masa de los campesinos y las pequefias élites urbanas y rurales, y entre regiones muy atrasadas y otras bastante desarrolladas. Tampoco cabe duda de que en algunas zonas atrasadas o aisladas existen grandes Jatifundios en los cuales las relaciones de trabajo y sociales entre los campesinos y el propictario (0 su representante) tienen todas las caracteristicas de la servidumbre, si no es que de la esclavitud. Fstas diferencias, sin embargo, no justifican el empleo del concepto “sociedad dual”’, por dos razones principalmente: primera, porque los dos polos son el resultado de un tinico proceso historico, y segunda, porque las relaciones mutuas que conservan entre sf las regiones y los grupos “arcaicos” o “feudales” y los “‘modernos” o “capitatistas”” representan el funcionamiento de una sola sociedad global de la que ambos polos son partes integrantes. En cuanto al proceso hist6rico se refiere, cabe sefialar que la conquista de América tuvo desde el principio caracteristicas comercia- jes. Esencialmente, se realizé por medio de una serie de empresas mercantiles en Jas que intervenian grandes capitales privados y en que hubo participacién estatal. Es cierto que en algunas regiones, mediante encomiendas y mercedes, se crearon verdaderos feudos y, por supues- to, las poblaciones indigenas conquistadas fueron sometidas a las més brutales formas de opresién y explotacién por parte de los espafioles. 64 Rovotro SrAVENHAGEN Pero asi como la esclavitud de los negros importados desde Africa para trabajar en las plantaciones de aziicar del Caribe y del Brasil respondia esenciaimente a las necesidades de una economia mercantilista orien- tada hacia los mercados consumidores de Europa, asf también el “feudalismo” en las zonas indfgenas de América no era caracteristico de una economia cerrada de-autosubsistencia (como el clasico feuda- lismo europeo), sino respondia también, a su vez, a las necesidades de: 1) la mineria exportadora, y 2) la agricultura que abastecia a los centros mineros 0 los mercados europeos, Asi pues, durante toda la época colonial el motor de la economia americana era él sistema mercantilista-capitalista en expansion. Las colonias espafiolas y portuguesas no eran m4s que grandes abastece- doras de materias primas que alimentaban directa o indirectamenie a los diversos mercados europeos y que sf contribuyeron al desarrollo industrial de la Europa occidental. La economia “feudal”, si es que lego alguna vez a existir, no. era mds que subsidiaria de fos centros dindmicos —las minas y la agricultura de exportacién—, que a su vez respondfan a las necesidades de la metrépoli colonial, La gran cons- tante de la econom(a colonial era la busquecla y obtencién de mano de obra barata para las empresas coloniales. Primero se ensay6 la escla- vitud de los indigenas, luego se introdujo la esclavitud de los africanos, después se Megé a asegurar el concurso de la mano de obra servil indfgena, mediante una serie de procedimientos que variaban desde la encomienda hasta los repartimientos. Las condiciones “feudales” de trabajo y existencia de la mayoria de la poblacién campesina servian justamente para reducir a un m{nimo Los costos de. Produccién de la minerfa y la agricultura coloniales. Asi, el “feudalismo” en las relaciones de trabajo puede ser considerado una funcién del desarrollo de la economia colonial en su totalidad, Ja que a su vez formaba una parte integral det sistema mercantitista mundial. La economia colonial estaba sujeta a fuertes variaciones ciclicas. En el Brasil fueron desarrollandose y decayendo una tras otra la economia Primitiva de extraccién de madera, la produccién de aziicar en las grandes plantaciones esclavistas del noreste, la minerfa del centro del pafs, la extraccién del hule en la cuenca amazénica, y finalmente, en Jo que va de este siglo, la produccién de café en el sur y sureste del ‘Steve Tesis EQUIVOCADAS... 65 Brasil. Cada uno de estos ciclos trajo una época de auge y prosperidad ala zona en que se desarrollaba. Cada uno de ellos respondfa, en su momento, a la demanda extranjera. Y cada uno de ellos dejé, al terminar, una economfa estancada, subdesarrollada, atrasada, y una estructura social arcaica. En gran parte del Brasil, pues, ¢/ subdesarrollo Siguid y no precedié al desarrolio. En gran medida el subdesarrollo de estas zonas, en la actualidad, no es mds que el resultado de un desarrollo anterior, pero de corta duracién, y del desarrolJo de nuevas actividades en otras zonas del pafs. Lo mismo ha acontecido en el resto de América Latina, principal- mente en las zonas mineras que florecieron en una época y cuya economia decayé después. Los ciclos econémicos de la América colonial fueron determinados, en gran parte, por los ciclos econémicos del mundo occidental. En Mesoamérica muchas comunidades indfge- nas cerradas, aisladas y autosuficientes no siempre fueron asf. Por una parte, las poblaciones indfgenas fueron desplazadas por el colonizador a las zonas inhéspitas, en donde se vicron reducidas a condiciones de vida extremadamente miserables; por la otra, en época de depresién econémica estas comunidades, que anteriormente estaban relativamen- te integradas a la economfa global, se cerraron ante el mundo y fueron reducidas, por necesidad, a un nivel de subsistencia, Vemos, pues, que en términos histéricos el desarrollo y el subdesarrollo estan ligados en América Latina, y que con frecuencia el desarrollo de una zona implicaba el subdesarrollo de otra, También vemos que las condiciones “feudales” en gran medida respondian a necesidades de la metrépoli colonial, de la élite colonial, que nada tenian de fendales. EY tipo de relaciones que se establecié entre una metrépoli colonial y sus colonias se repitié dentro de los propios paises coloniales, en las telaciones que se fueron desarrollando entre unos cuantos ‘“‘polos de crecimiento” y el resto del pafs. Lo que Espafia representaba para sus colonias, eso mismo representaban los centros de la Nueva Espaiia (y del resto de América Latina) con respecto a las zonas atrasadas y aisladas que los rodeaban. En Ja actualidad, la misma relacién subsiste. Lo importante no es fa existencia de dos ‘‘sociedades”, es decir, de dos polos que contrastan entre sf en términos de diversos indices socioeconémicos, sino Jas 66 Ropoiro Staveniacen relaciones que existen entre estos dos “‘mundos”. En la medida en que el desarrollo localizado en algunas zonas de América Latina se basa en la utilizaci6n de mano de obra barata (zno es esto Pprincipalmente Jo que atrae a nuestros paises al capital extranjero?) las Tegiones atrasadas —que son proveedoras de esta mano de obra barata— desempefian una funcién especifica en 1a sociedad nacional y no son meramente zonas a las que, por una raz6n u otra, no ha legado ef desarrollo. Ademis, estas zonas “‘arcaicas” son generalmente expor- tadoras de materias primas, también baratas, a los centros urbanos y al extranjero. Debido a estas razones —y a otras ma4s— las dreas subdesarrolladas ienden a subdesarrollarse mds, porque en ellas intervienen los procesos que Gunnar Myrdal Ilamé de causacién circular acumulativa. En otras palabras, en las areas “‘arcaicas” o “tradicionales” de nuestros paises acontece lo mismo que en los paises coloniales con respecto a las metrépolis (v.gr., en Africa). Las regiones subdesarrolladas de nuestros paises hacen las veces de colo- nias internas, y en vez de plantear la situaci6n en los paises de América Latina en términos de “sociedad dual” convendria més plantearla en términos de colonialismo interno. Segunda Tesis: El progreso en América Latina se realizarfa median- te la difusién de los productos del industrialismo a las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales. Esta tesis difusionista se encuentra en muchos niveles. Unos hablan de una cultura urbana —u occidental— que se va extendiendo paula- tinamente por todo el mundo y que absorben poco a poco los pueblos atrasados y primitivos. Otros hablan del modernismo como de una mancha de aceite que de un foco central o punto de partida va abarcando extensiones cada vez mayores, Otros mds afirman que todo estimuio para ef cambio en las dreas rurales proviene nécesariamente de las zonas urbanas. Para apoyar estos argumentos se sefiala que hasta en Jas zonas mds remotas del mundo se conocen actualmente los radios de transistores, las bicicletas, las pastas de dientes y la Cocacola. Esta tesis lleva implicitas otras, que no siempre se manifiestan con la misma claridad: 1) que el desarrollo del sector moderno, esencialmente Steve Tesis Equivocapas... 87 expansionista, traer4 consigo ipso facto el desarrollo del sector arcaico © tradicional; 2) que la “transicién” —como la ilaman algunos estudios— del tradicionalismo al modernismo es un proceso actual, permanente ¢ ineluctible en el que se verén envueltas las sociedades tradicionales que existen en el mundo de hoy, y 3) que los propios centros de modernismo no son sino el resultado de la difusién de elementos “modemistas” (técnicas, knowhow, espiritu de empresa y, por supuesto, capitales) provenientes de los paises actualmente desa- rrollados. Estas tesis pueden considerarse equivocadas por Jas siguientes razones: a) Si bien es cierto que un sinntimero de articulos de consumo han Tegado en los diltimos afios a las zonas subdesarrolladas, ello no implica automaticamente el desarrollo de estas zonas, entendiéndose por desarrollo un aumento del bienestar social general, Muchas veces no se trata mds que de la difusion de la “‘cultura de la pobreza” a las zonas rurales atrasadas, porque no produce ningwin cambio institucional basico. b) La difusién de manufacturas industriales a las zonas atrasadas ha desplazado, con frecuencia, a florecientes industrias o artesanias locales, destruyendo asf la base productiva de una poblacién numerosa y provocando la “‘proletarizacién™ rural, el éxodo rural y ¢l estanca- miento econémico en determinadas zonas. ¢) Este mismo proceso de difusién ha contribuido al surgimiento en las dreas rurales atrasadas de una clase social de comerciantes, intermediarios, usureros, acaparadores y habilitadores que concentran en sus manos una parte creciente del ingreso regional y que, lejos de constituir un elemento de progreso, son un obstdculo para el empleo productive del capital y para el desarrollo. d) La “‘difusién” no es con frecuencia mas que la extension al medio tural de los monopolios y monopsonios, con sus consecuencias nega- tivas para un desarrollo balanceado y arménico. ©) En cuanto al capital se refiere, el proceso de difusién ha sido mds bien de las zonas atrasadas a las zonas modernas; existe una constante desca- Pitalizacién de tas areas subdesarrolladas en los paises latinoamericanos. 68 Ropetro STAVENHAGEN Esta descapitalizacién ha sido acompafiada de la emigracién de la poblacién econémicamente activa mejor preparada de las zonas atra- sadas: jévenes con un mfnimo de educacién que buscan mejores oportunidades en otras partes. Es este flujo desfavorable para las zonas atrasadas el que determina el nivel de desarrollo (y subdesarrollo) de dichas zonas, y no la presencia 0 ausencia de objetos de fabricacién industrial. f) No hay que olvidar que el proceso de “difusién’”’ al que se atribuyen resultados tan benéficos ya tiene en América Latina mds de cuatrocientos afios y que, aparte ciertos focos dindmicos de crecimien- to, el resto del continente estd en Ia actualidad m4s subdesarrollado que nunca. En realidad, la tesis correcta seria: ef progreso de las dreas modernas urbanas ¢ industriales de América Latina se hace a costa de las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales. En otras palabras, la canalizacién de capital, materias primas, géneros alimenticios y mano de obra proveniente de las zonas ‘“‘atrasadas” permite el rapido desarrollo de los “polos de crecimiento” y condena a Jas zonas Proveedoras al mayor estancamiento y al subdesarrollo, La relacion de intercambio entre los centros urbanos modernos y las zonas rurales atrasadas es desfavorable a éstas, como lo es para los paises subdesa- trollados en su conjunto la relacién de intercambio entre ellos y los pafses desarrollados. Tercera Tesis: La existencia de zonas rurales atrasadas, tradicio- nales y arcaicas es un obstdculo para la formacién del mercado interno Y para el desarrollo del capitalismo nacional y progresista. Por lo tanto, se afirma, el capitalismo nacional y progresista ~—localizado en los centros urbanos modernos ¢ industriales— est interesado en la reforma agraria, en el desarrollo de las comuni- dades indigenas, en 1a elevacién de jos salarios minimos en el campo, y en otros programas de la misma indole. Esta tesis estd equivocada: Stete Tesis Eguivocabas... 69 a) Porque, salvo raras excepciones, no existe en ninguna parte en América Latina un capitalismo nacional y progresista, ni existen las condiciones internacionales para que éste se desarrolle. Por un capitalismo “progresista” y “nacional” entendemos una serie de polfticas orientadas en palabra y acci6n al desarrollo econémico independiente del pafs, es decir, de las masas de la poblacin. Esto significarfa la formulacién y aceptacién por parte de la clase capitalista de politicas econémicas tendientes a: 1) la diversificacién de la agricultura para el mercado interno, 2) Ia transformacién de los principales recursos naturales del pais en el propio pafs, para su uso interno; 3) Ja creciente industrializacién; 4) una elevada tasa de reinversi6n en la agricultura; 5) la creciente participacién estatal en las grandes empresas econdmicas; 6) el control estricto sobre las inver- siones extranjeras, y su subordinacién a las necesidades nacionales; 7) el controt estricto sobre Ja exportacién de capitales y de benefi- cios; 8) el fomento de las empresas nacionales en vez de las extranjeras; 9) la limitacion estricta de importaciones no esenciales; 10) la limitacién estricta de la fabricacién de bienes de consumo no esenciales, y otros objetivos de la misma fndole. Estas polfticas no estan siendo realizadas en la mayoria de los paises Jatinoamericanos, y aquellos que han intentado implantarlas en alguna ocasién han sufrido tremendas presiones econémicas y polfticas det exterior. La historia reciente del Brasil proporciona un ejemplo. Después del golpe militar de 1964, realizado con el apoyo de los Estados Unidos, ia politica econémica anterior, que habfa promovido el desarrollo de un capitalisma nacional y progresista, fue liquidada en favor de un creciente control de la economia por parte de las corporaciones norteamericanas. Lo mismo ha pasado en la Argentina, Chile, Bolivia y otros pafses, Con excepcidn de México (y del Brasil en una época), la “burguesia nacional” de los pafses latinoamericanos no tiene en ninguna parte poder o influencia suficiente para hacer sentir Tealmente sus intereses. b) Porque hasta ahora —y en ej futuro previsible— existe un mercado interno suficiente entre la poblacién urbana, un mercado en constante crecimiento por las razones apuntadas en los apartados anteriores, que tiene una gran potencialidad y que alin no es debida- ric} Ropouro SraveNnHAGEN mente aprovechado, mientras que por otro lado existe, en esas mismas zonas urbanas, una capacidad industrial empleada a medias (v.gr., en la industria textil), por razones que nada tienen que ver con el mercado interno, sino con lucros, y que por mucho tiempo no necesitaré Preocuparse mds que por abastecer estas zonas urbanas. Esto quiere decir que zonas como Lima, Sio Paulo, Santiago y 1a ciudad de México pueden crecer econémicamente por tiempo indefinido, sin que ello implique necesariamente cambios profundos de estructura de las zonas turales atrasadas, de las “‘colonias internas”. Por lo contrario, el crecimiento de las zonas modernas es posible justamente debido a la actual estructura social y econdmica en fas zonas atrasadas. La cuestidn del mercado interno es esencialmente una cuestién de distribucién del ingreso. Los economistas y socidlogos hablan cons- tantemente de la necesidad de incorporar a los campesinos de subsis- tencia “‘atrasados” a una economfa monetaria, con el objeto de fortalecer ¢l mercado interno y fomentar el desarrollo econdmico. Sin embargo, en ninguna parte en América Latina es mayor la distancia entre los ricos y los pobres que en las ciudades, en donde estd creciendo répidamente la poblacidn urbana “marginal” de los tugurios, que vive en niveles desesperados de miseria. Si el mercado interno fuera realmente la fuerza motriz de la burguesfa latinoamericana, entonces los capitalistas mexicanos, por ejemplo, no estarfan buscando, como lo estan haciendo, oportunidades de inversién en América Central, 0 los del Brasil en Paraguay y Bolivia. No estarian exportando anualmente millones de délares a los bancos norteamericanos y europeos. En vez de esto, estarian dando su apoyo a una politica impositiva mds equitativa, a beneficios mds reducidos y a una mds rdpida rotacién de capital, menores precios de sus productos y niveles més altos de produccién. Por lo general, sin embargo, no apoyan ninguna de estas tendencias. Cuarta Tesis: La burguesia nacional tiene interés en romper el poder y el dominio de la oligarquia terrateniente, Se afirma con frecuencia que hay un conflicto de intereses profundo entre la nueva élite {o nueva clase alta), representada por los industria- Steve Tests Egivocanas... 71 les y empresarios modernos, y la élite o clase alta tradicional (que deriva su preeminencia de la propiedad de la tierra). Si bien es cierto que en algunos pajses latinoamericanos la aristocracia latifundista ha sido eliminada por medios revolucionarios (siempre por parte del pueblo, nunca de la burguesfa), en Jos demas no parece ocurrir ese conflicto de intereses. Por lo contrario, los intereses agricolas, finan- cieros ¢ industriales se conjugan con frecuencia en los mismos grupos econdmicos, en las mismas compaiias y aun en las mismas familias. Asi, muchos capitales provenientes de los arcaicos latifundios del noreste del Brasil, por ejemplo, son invertidos por sus duefios en lucrativos negocios de Sdo Paulo. Y en el Pert las grandes familias limefias, asociadas econdmicamente a los capitales extranjeros, son duefias de los principales latifundios “feudales” de la cordillera andina. No existe ninguna razén estructural para que la burguesia nacional y Ja oligarqufa latifundista no se entiendan; por lo contrario, se comple- mentan muy bien. Y en aquellos casos en que surgen posibles conflictos de intereses (por ejemplo, con respecto a alguna legislacién que beneficie a una de estas clases y perjudique a otra) no falta un gobierno burgués o militar conciliador que proporcione a los sectores perjudi- cados amplias recompensas. El triste especticulo de algunas “reformas agrarias”” recientes proporciona un buen ejemplo de to que se acaba de decir. Bajo el acicate de Ja experiencia cubana y la presién de los Estados Unidos, muchos gobiernos conservadores de América Latina suscribieron, en la conferencia econémica de Punta del Este en 1961, la propuesta de que seria mejor aguantar algdn tipo de reforma agraria que exponerse a una revolucién campesina. Se ha dado mucha publicidad a las “reformas” en Colombia y. Venezuela y a las leyes 0 proyectos de reforma agraria en el Brasil, Chile, Ecuador, el Peri y otros paises. Pero cuando no se las ha matado en interminables discusiones en los congresos 0 parlamentos, han sido simplemente etudidas mediante. complicados procedimientos judiciales u obstdculos institucionales especialmente erigidos (como en ¢l Brasil, Ecuador y el Peri). ¥ en aquellos casos en que algo se ha hecho (como en Colombia, Chile y Venezuela), los expertos estén de acuerdo en considerar que se ha hecho demasiado poco, demasiado tarde, demasiado caro y tan mal 72 Roporro Sravennacen planeado y ejecutado que estas “reformas” son insuficientes para mantenerse ai nivel del crecimiento natural de la poblacién campesina, y mucho més para redistribuir la tierra o quebrar la estructura del poder en el medio rural. Y no se puede decir de ninguno de estos gobiernos que esté controlado por la “aristocracia terrateniente” de tal manera que esté excluida la “burguesfa” local. Més bien al contrario. La desaparicién de la aristocracia latifundista en América Latina ha sido obra exclusivamente de los movimientos populares, nunca de la burguesfa. La burguesia encuentra en la oligarqufa terrateniente mas bien un aliado para mantener et colonialismo interno, el cual en illima instancia beneficia por igual a estas dos clases sociales. Quinta Tesis: Ef desarrollo en América Latina es creacién y obra de una clase media nacionalista, progresista, emprendedora y dind- mica, y el objetive de la politica social y econédmica de nuestros sobiernos debe ser estimular la “movilidad social’ y el desarrollo de esta clase. Tal vez no exista tesis sobre América Latina mds difundida que ésta. La sostienen estudiosos e investigadores, periodistas, politicos y estadistas. Es motivo de seminarios y conferencias, tema de libros voluminosos y constituye uno de los preceptos implicitos, pero basicos, de la Alianza para el Progreso. Se ha transformado, casi, en un dogma. Pero esta tesis es falsa por varias razones: 1) En primer lugar, el concepto mismo de *‘clase media” contiene ambigtiedades y equivocos. Si se trata, como es el caso con frecuencia, de estratos que obticnen ingresos medios y que se sitdan, por lo tanto, entre los dos extremos de una escala econémica, no se tiene més que un agrupamiento estadfstico, no una clase social. Pero generalmente el concepto se refiere mds bien a personas que se dedican a cierto tipo de ocupaciones, sobre todo en el sector terciario de la economia: el comercio y los servicios, y principalmente en el medio urbano. Se trata en este caso de empleados administrativos, burdcratas, comerciantes y cierto tipo de profesionistas. También se refiere ef concepto, a veces, aaquelios grupos sociales que no encajan dentro del modelo tradicional Steve Tesis Eguivocanss 73 de la estructura social latinoamericana en la que sélo existian, supues- tamente, la aristocracia terrateniente y los peones sin tierra. Todo lo demas, desde pequefios propietarios del campo hasta la pobtacion urbana en su conjunto, es entonces considerado “clase media”. Mientras no se definan claramente los términos, cualquier afirmacién sobre las virtudes y potencialidades de la ‘‘clase media’’ no pasa de ser una opinion subjetiva de quicn la emite. 2) Muchas veces el término “clase media” es un cufemismo para designar a la “‘clase dominante”. Cuando se habla del papel de los empresarios, de los financieros, de los industriales en el desarrollo de nuestros paises se hace referencia a una clase social que est4 en el poder, en la ciispide de la pirémide econdmica, social y politica, yque toma, en su conjunto, las decisiones que afectan a nuestros pafses. En este caso, la clase social de que se habla no es de ninguna manera “media”. Cuando ciertos autores ensalzan las virtudes de esta “nueva” clase en la politica latincamericana, es evidentemente menos comprometedor utilizar el término neutro “clase media” que identificar correctamente Ja naturaleza de este grupo en la cispide de la estructura del poder como una nueva clase dominante o élite del poder. 3) La tesis de ja clase media da la idea de una masa potencial mente mayoritaria de la poblacién que se recluta principalmente en los estratos bajos y que tarde o temprano ocuparé totalmente el universo social, en el que los extremos altos y bajos ya no tendran ninguna importancia econémica los primeros, 0 numérica los segundos. Nada més utépico y falso. Ni el crecimiento def sector terciario de la economfa es garantfa de desarrollo, ni ¢] aumento de los sectores con ingresas “medios” (una ficcién estadisticay hace desaparecer las desigualdades econdmicas y sociales en a sociedad. Por muy acelerado que sea el crecimiento de estos estratos medios, en América Latina, en su conjunto, es mucho mayor, por un lado, el crecimiento de los estratos de ingresos bajos, ya sea en el campo o en la ciudad, y por el otro el de los mindsculos estratos de ingresos clevados. Pese ala “clase media” —y en parte debido a ella—, la desigualdad econémica va en aumento en América Latina. 4) Los sectores que integran la “clase media" en su sentido estricto —pequefios y medianos empresarios, artesanos, profesionistas de 74 Ropoivo StAvENtiAGEN diversa indole, etc. (es decir, que trabajan por su cuenta 0 que reciben un salario por trabajos no manuales)— no tienen generalmente las caracteristicas que se les atribuyen. Dependen econémica y socialmen- te de los estratos altos, estin ligados politicamente a la clase dominante, son conservadores en sus gustos y opiniones, defensores del statu quo, y sdlo buscan privilegios individuales. Como clase, se han enriquecido més en América Latina mediante la especulacién y la corrupcién que con el trabajo. Lejos de ser nacionalistas, se aferran a todo lo extranjero, desde la ropa importada hasta Selecciones. Si bien son reclutados entre los estratos bajos, su bienestar econémico y social esté vinculado al de la alta burguesfa y al de la oligarquia terrateniente, sin las cuales no podrian subsistir. Por lo tanto, constituyen fiel reflejo de la clase dominante, se benefician igualmente de la situacién de colonialismo interno. Constituyen la principal masa de apoyo de las dictaduras militares en América Latina. 5) El concepto “‘clase media” es entendido a veces en términos de los hdbitos de consumo de cierta tipo de poblaciones. Asi, por ejemplo, el hecho de que los campesinos consuman cerveza embotellada en vez de chicha 0 pulque de fabricacién casera, o el que la poblacién urbana compre muebles 0 aparatos electradomésticos a crédito, es considerado por algunos como una sefial indiscutible de que estamos marchando a grandes pasos hacia una civilizacién de “clase media”. Todo el mundo en América Latina, nos dicen los autores, tiene “‘aspiraciones de clase media”. S6lo es cuestiGn de darle tiempo al tiempo Para que estas aspiraciones se hagan realidad. Estos razonamientos pueden ser considcrados equivocados por las siguientes razones, En los niveles de consumo, al igual que en los ingresos, es posible determinar, por supuesto, estratos intermedios. Asi, habr4 quienes consuman, en el extremo alto, articulos de lujo que estan fuera del alcance de la mayoria, y habr4, en el extremo bajo, aquellos que no puedan consumir cerveza ni comprar muebles o aparatos electrodomésticos a plazos. Pero toda estratificacién de este tipo no pasa de ser una manipulacin estadistica. La clase social no se define por los articutos que consume, ni el nivel de aspiraciones indica la estructura de las instituciones sociales y la calidad de tas relaciones humanas entre los grupos. La difusién de Sere Tesis Eguivocapas.. 7 articulos manufacturados de origen industrial es a la vez producto del nivel universal de la técnica y de la demanda efectiva. La mayor parie de la poblacién —sobre todo la urbana— puede disfrutar hasta cierto punto de este tipo de consumo sin que ello implique un cambio fundamental en la estructura de clases ni en las desigualdades en el ingreso, la posicién social, el poder politico y las relaciones de trabajo. En cuanto a las aspiraciones se refiere, es evidente ¢] peligro de tomar gato por liebre, es decir, de tomar los sentimientos subjetivos por una situacién objetiva. La creacién de “aspiraciones” o “necesi- dades” de cierto tipo es mas y mas, hoy en dia, el objetivo de una poderos(sima industria de la publicidad que se ha infiltrado en todos los medios y sectores sociales. El nivel de aspiraciones es cada vez mayor, y por tanto lo es también el de las aspiraciones no satisfechas. Esto, como afirman los sicdlogos, conduce también a niveles cada vez mayores de frustracién y a sentimientos de privacién. Las aspiraciones de clase media bien pueden transformarse, por lo tanto, en conciencia revolucionaria. Por lo demés, los estudios econémicos han demostrado que en América Latina la proporcién de los salarios en el ingreso nacional —de los que depende la mayoria de ia poblacién— tiende a disminuir, en tanto que la de los lucros y beneficios —de una minoria— tiende a aumentar. Esta tendencia, acelerada en aiios recientes por los procesos inflacionarios (sobre todo en pafses como la Argentina, el Brasil, Chile, Bolivia y Colombia), no cuadra en manera alguna con la idea del arménico crecimiento paulatino de la “clase media’. 6) El fortalecimiento de Ia “clase media” —ya no como hecho. sociolégico, sino como politica social— no tiene por meta esencial- mente el desarrollo econémico de un pais, sino la creacién de una fuerza politica capaz de apoyar a la clase dominante existente y de servir como amortiguadora de las Juchas de clases que pueden poner en peligro la estabilidad de 1a estructura social y econémica vigente. Mucho se lamentan los idedlogos de la clase media de que en Cuba no existiese tal clase suficientemente fuerte para hacer frente a la revolu- cidn socialista. Y por otra parte se da crédito a la “‘clase media” por el hecho de que las revoluciones mexicana y boliviana se han “estabi- lizado” ¢ “institucionalizado”. 76 Ropouro STAVENHAGEN Las Ilamadas clases medias estan estrechamente vinculadas a la estructura econdmica y politica vigente y carecen de una dindmica Propia que pudiera transformarlas en Promotoras del desarrollo eco- némico independiente. Una cosa es su relativa importancia numérica y otra sus condiciones y su capacidad, como clase, para tomar decisiones que afecten la estructura y los procesos econémicos. Es notable que los autores que con més ahineo defienden él crecimiento de la clase media poca o ninguna importancia dan al hecho de que los estratos bajos ain constituyen la gran mayoria de la poblacién en América Latina. 7) Finalmente, la tesis de la clase media tiende a oscurecer el hecho de que en América Latina abundan las tensiones, las oposiciones y los conflictos entre las clases y jas etnias; de que el desarrollo social y econémico de nuestros paises depende, en viltima instancia, de la adecuada solucién de estos conflictos; y de que el crecimiento de los “sectores medios’’ —como los Ilamara un autor norteamericano—, Por muy impresionante que sea en ciertas regiones, no constituye una solucién a estos problemas, sino mds bien su Postergamiento y a veces hasta su agudizacién. Sexta Tesis: La integracién nacional en América Latina es ‘Producto del mestizaje. Esta tesis es frecuente en los pafses que tienen problemas étnicos: aquellos con fuerte proporcién de poblacién indfgena, y el Brasil con su poblacién negra. Se parte de la base de que la colonizacidn ibérica de América enfrenté a dos grandes grupos raciales, a dos civilizacio- nes, y que el proceso de integracién nacional constituye un mestizaje a la vez bioldgico y cultural. En los paises de la América indigena se considera que la “‘ladinizacién” 0 la “cholificacién” constituye un Proceso globalizador en el cual desapareceran las principales diferen- cias entre fa minorfa dominante “blanca” u “occidental” y las masas campesinas indfgenas. Se afirma que de la estructura social bipolar tradicional ha surgido un nuevo elemento bioldgico y cultural interme- dio, el ladino 0 cholo o mestizo {o mulato en su caso), quien lleva Sue Tesis Equivocanas... 77 dentro de sila “esencia de la nacionalidad” y encarna todas Jas virtudes necesarias para el progreso de nuestros pafses. La falacia de esta tesis est4 en que el mestizaje bioldgico y cultural (proceso innegable en muchas partes de América Latina) no constituye, en s{ mismo, una alteracién de la estructura social vigente. Al igual que ja tesis de la clase media, Ja del mestizaje atribuye a ciertos elementos de la poblacién (definidos arbitrariamente, de acuerdo con criterios muy limitados) capacidades 0 caracteristicas que no poseen 9, si las Genen, son ajenas a los criterios biolégicos o culturales que sirvieron para definirlos. La integracién nacional, como proceso objetivo, y el nacimiento de Ja conciencia nacional como proceso subjetivo, dependen de factores estructurales (es decir, de la naturaleza de las relaciones entre Jos hombres y los grupos sociales) y no de atributos biolégicos o culturales de ciertos individuos. La integracién nacional (entendida en el sentido de Ja plena participacién de todos los ciudadanos en los mismos valores culturales y en la relativa igualdad de oportunidades econémicas y sociales) se realizard en las zonas indigenas no con el desarrollo de una categoria biolégica cultural nueva, sino con Ja desaparicidn del colonialismo interno. En las colonias internas de nuestros pafses los mestizos (cholos 0 ladinos o mistis, como los Ilaman en diversas partes) son justamente quienes representan la clase dominante local y regional y quienes mantienen oprimidos a los indigenas. Son ellos quienes no tienen el menor interés en una verdadera integracién nacional. Por otra parte, en el polo urbano de creciente importancia la poblacién rural jinmigrante, con frecuencia de origen indigena, se “integra” répidamente desde el punto de vista nacional, pero més por las posiciones que va ocupando en la estructura de clases que por el proceso de mestizaje. Por lo demas, la tesis del mestizaje esconde generalmente un prejuicio racista (aunque sea inconciente): y es que, en Jo bioldgico, sobre todo en los paises en que la poblacién mayoritaria acusa rasgos indfgenas, e] mestizaje significa un “blanqueai iento”’, por lo que las virtudes del mestizaje esconden un prejuicio en contra de lo indfgena. Pero como ya nadie cree en los argumentos raciales, el mismo prejuicio se manifiesta en el aspecto cultural. El llamado 78 RODOLFO STAVENHACEN “mestizaje cultural” constituye, de hecho, la desaparici6n de las culturas indfgenas; hacer de este mestizaje la condicién necesaria para la integracién nacional es condenar a los indios de América, que atin suman varias decenas de millones, a una lenta agonia cultural. Séptima Tesis: El progreso en América Latina sélo se realizard mediante una alianza entre los obreros y los campesinos, alianza que impone la identidad de intereses de estas dos clases. No podemos dejar esta visién critica de América Latina sin referir- nos a esta tesis, frecuente entre la izquierda ortadoxa. En efecto, se afirma, con base en teorfas desarrolladas por Lenin y Mao, que el éxito de la revolucién socialista en América Latina depende de que la clase obrera y la clase campesina hagan un frente comin ante la burguesta reaccionaria y al imperialismo, Si bien esto es correcto como ideal revolucionario 0 como meta deseada en la organizacién y accidn politica, debe sefialarse que si es valido el andlisis de los seis puntos anteriores, particularmente el concepto de “‘colonialismo interno”, entonces las estructuras sociales existentes y sus tendencias actuales en América Latina no favorecen de manera “natural” esta alianza ideal, aunque no deseamos desechar a priori su posibilidad. Las experiencias histricas recientes no aportan un solo ejemplo de que la alianza obrero-campesina hubiera realmente tenido lugar. La revolucién campesina mexicana tuvo lugar cuando casi no habia clase obrera urbana, y el pequefio nticleo obrero industrial fue incluso utilizado por Ja burguesia para Iuchar contra fos ejércitos campesinos de Emiliano Zapata. La revolucién boliviana, aunque beneficié grandemente a los campesinos mediante la reforma agraria, fue principalmente la realizacién de los mineros del estafio y de una pequefia lite intelectual. En afios recientes el campesinado ha apoyado al gobierno en su politica contraria a los intereses de los sindicatos mineros. Los revolucionarios en Cuba obtuvieron finalmente el apoyo de la clase obrera urbana organizada hacia el final de la rebelién armada, cuando la cafda de Batista era inminente. La clase obrera de Sao Paulo (la mayor concentracién de trabajadores industriales en el Brasil) ha elegido constantemente a los gobernadores més conservado- ‘Siete Tests Egurvocapas... 79 Tes del pais —aunque de tipo “populista”-— y no fue capaz de unir sus fuerzas a las de los trabajadores rurales relativamente bien organizados del noreste para salvar al régimen democratico de Goulart del. golpe militar que lo derrocé. En la Argentina los obreros urbanos organizados (ya sean peronistas 0 antiperonistas) no han sido capaces o no han querido establecer una alianza con los campesinos y trabajadores rurales. En otros paises la experiencia es similar. En el futuro, con el subdesarrollo cada vez mas grande de la mayor parte de América Latina y al caer ésta en forma creciente bajoel control de los Estados Unidos, a través de gobiernos militares 9 seudodemo- crticos, la situacién puede cambiar. Muchos gobiernos continuarén tratando de Ievar a cabo algiin tipo de reforma agraria, y seguramente. las fuerzas politicas de izquierda la exigirin en todas partes. Con respecto a estas reformas agrarias (ya sea que se trate de los primeros pasos de una revolucién democratica 0 de una accidn de retaguardia de una burguesia cada vez més atemorizada) es pertinente lamar la atencién a los puntos siguientes: a) Uno de los pasos necesarios en toda revolucién democratica es la reforma agraria. Pero cl acceso de los campesinos a la tierra mediante una reforma agraria no colectivista los transforma en propietarios, con intereses comunes a los propietarios en todos los lugares y todos los tiempos. b) En materia de reforma agraria los intereses objetivos de campe- sinos y obreros no son iguales. Una reforma agraria implica, general- mente, un encarecimiento inicial de los géneros alimenticios en las ciudades, que afecta en primer término a la clase obrera. En segundo lugar, implica la canalizacién de inversiones ptiblicas al sector rural, con el consecuente perjuicio para el sector urbano que, como vimos, es, en la situacién de colonialismo interno, casi el vinico sector realmente beneficiado por el desarrollo econédmice. ¢) La lucha de la clase obrera urbana —politicamente mas poderosa que la clase campesina— por mejores salarios, més y mejores servicios sociales publicos, control de precios, etc. , no es secundada por ¢l sector campesino, ya que los beneficios asf obtenidos por la clase obrera se Jogran generalmente a costa de la agricultura, es decir, de los campe- sinos, En América Latina casi la mitad de la poblaci6n econémicamente 80 Rovouro STAVENHAGEN activa trabaja en la agricultura, y sin embargo el sector agricola recibe solamente un poco mds del 20% del ingresa total, y su participacion en el ingreso total ha ido disminuyendo més répidamente que su Participacién en la poblacién total. La formacién de capital es mucho més importante en el sector no agricola, y las inversiones piiblicas y privadas (en servicios publicos, educacién, salubridad, seguridad social, etc.) benefician principalmente a las poblaciones urbanas. En otras palabras, la clase obrera urbana de nuestros paises también se beneficia con la situacién de colonialismo interno. Esta es una de las razones por las que no existe en América Latina un movimiento obrero tevohicionario. 4) A diferencia de la Inglaterra del siglo xix, en donde la expulsién de los campesinos del campo y su emigracién a los Sweat-shops industriales significaba una disminucién de su nivel de vida; a diferen- cia de la Rusia zarista en que Ja movilidad rural-urbana era estricta- mente limitada y en que la alianza obrero-campesina se hizo en el campo de batalla; y a diferencia de la China Popular, en donde esa misma alianza se forjé en la lucha contra el invasor japonés, en América Latina ta emigracidn rural no sdlo es posible para los descontentos del campo sino que representa, las mds de las veces, una mejoria econémica y social (aun en las favelas, las barriadas, los ranchos o las colonias proletarias) con respecto al pasado campesino. Puede suponerse que la conciencia revolucionaria del campe- sino aumenta en proporcidn inversa a sus posibilidades de movilidad social vertical individual, y atin més si esta dltima significa a la vez una movilidad geogrdfica, €) También podemos suponer que cuanto mds intenso sea el colo- nialismo interno en América Latina (es decir, cuanto mayor sea la diferencia entre las metrépolis y sus colonias internas, y la explotacién de éstas por aquéllas) tanto menores serén las posibilidades de una verdadera alianza politica entre obreros y campesinos. El ejemplo de acontecimientos recientes en el Brasil (la inexistencia de Ja alianza para hacer frente al golpe militar de 1964) y en Bolivia (la movilizacién de campesinos por ¢l gobierno en contra de los mineros) pueden ilustrar este punto, Stsre Tests Eguivocanas.. 81 El cuadro de América Latina que antecede puede parecer excesiva- mente pesimista. Si es asi, se debe solamente al hecho de que el cuadro que nos pintan los ‘“‘expertos” que perpetian estas siete tesis equivo- cadas resulta excesivamente optimista y conduce facilmente a subesti- mar las tremendas tareas que América Latina tiene enfrente. Tal vez el mayor obstéculo interno al desarrollo econdmico y social de América Latina (no al crecimiento localizado) sea la existencia del colonialismo interno, una relacién orgdnica, estructural entre un polo de crecimiento 0 metrépoli en desarrollo y su colonia interna atrasada, subdesarrollada y en creciente subdesarrollo. Con frecuencia ni siquiera los gobernan- tes mejor intencionados tienen conciencia de esta relacién que existe entre los niveles econémico, politico, social y cultural. Si bien es posible que un gobierno progresista pueda tomar algunas medidas de naturaleza parcial y limitada para poner remedio a esta situacion, la Yinica salida a largo plazo parece ser la movilizacién social y politica del campesinado “colonizado”, que tendré que hacer su propia lucha, con la excepcién del apoyo que recibird sin duda de los segmentos radicales de los intelectuales, los estudiantes y la clase obrera. Es significative que aun aquellos gobiernos que han reconocido formal- mente Ia necesidad de una reforma agraria no estén dispuestos a tolerar a las organizaciones campesinas independientes. Otra panacea falsa es el mito de Ia clase media. Esto no quicre decir que los hijos diplomados en los estratos de ingresos medios no tengan un papel que desempefiar en el desarrollo de su pais. Algunos sin duda dirigirdn ellos mismos las revoluciones futuras. Otros, por supuesto, seguirén administrando la industria petrolera, los ingenios azucareros, los hospitales, las universidades y las cadenas de almacenes. Se trata més bien de saber en beneficio y en interés de quiénes seran adminis- trados estos organismos. Y en este sentido, a “clase media” pocas veces ha sido capaz de mirar mas alld de sus propios bolsillos. Los miles de técnicos y profesionales latinoamericanos que emigtan anual- mente a los Estados Unidos y a puestos mejor remunerados constituyen un ejemplo fehaciente. En América Latina existe actualmente una creciente conciencia entre los sectores de la poblacién acerca de cudles son los obsticulos reales al crecimiento socioeconémico y al desarrollo politico democratico. 82 Rovoiro Stavennacen Las personas que piensan sobre estos problemas se preocupan cada vez menos de factores aislados tales como “la falta de recursos”, “‘el tradicionalismo de los campesinos”, “la sobrepoblacién” y “‘la hete- rogeneidad cultural y racial”, que atin se encuentran en las preocupa- ciones de muchos estudiosos. Por el contrario, son cada vez mds concientes de la estructura y la dindmica internas de 1a sociedad global Y, por supuesto, de la relacién de dependencia que guarda esta sociedad con respecto a la metrépoli industrial, es decir, al fenémeno del imperialismo y neocolonialismo. Esta conciencia s6lo puede conducir aun andlisis mds profundo y refinado de la situacién latinoamericana, y auna accién nueva més correcta.

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