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Inturrisi Giuseppina_

“Los integrismos. Ensayo sobre los fundamentalismos en el


mundo”
Roger Garaudy

Roger Garaudy es un un filósofo y político francés. Este libro nos hace


reflexionar sobre lo que son los integrismos, lo que comportan, cuales son sus
causas y cuales pueden ser sus soluciones. Se trata el integrismo como “el mayor
peligro de nuestra época”. Se analiza desde diferentes perspectivas, con muchos
ejemplos y casos particulares. El libro es dividido en cuatros partes, adelantadas
por una introducción. La primera parte trata de los integrismos occidentales,
considerando el integrismo cientificista, el stalinista y el romano. Sigue
analizando en la segunda parte los integrismos islámicos, trayendo ejemplos de
Argelia, de Irán, de Israel y de Arabia Saudí. En la tercera parte enfoca sobre la
búsqueda de un denominador común a estos integrismos islámicos,
profundizando sobre conceptos cuales la shari'a y el fiqh. La cuarta parte es
dedicada a las posibles soluciones para combatir los integrismos, examinando
cuales son las soluciones verdaderas y cuales han sido, a lo largo de la historia,
soluciones paliativas. Concluye su libro con una reflexión sobre el diálogo.
El tema fundamental de este libro es conoscer cuales son las causas que
permiten al integrismo, “cáncer espiritual” que amenenaza todas las
civilizaciones, de afirmarse y como combatirlo. Explica 'in primis' lo que se
entiende por integrismo, es decir la identificación de “una fe religiosa o política
con la forma cultural o istitucional que pudo revestir en una época anterior de su
historia”(pag. 13). Los integrismos, poseen una verdad absoluta y quieren
imponerla. De consecuencia, podemos afirmar que el diálogo es el natural
contrario del integrismo. Características de los integrismos son: inmovilismo,
regreso al pasado, intolerancia, dogmatismo.
Si hoy día los medios de comunicación nos llenan la cabeza con conceptos
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eurocentricos, se hacen olvidar que también nuestra sociedad es de considerarse


integrista. Garaudy no lo olvida y abre su libro con un exámen de lo que han
sido, y siguen siendo, los integrismos del mundo occidental. El primero es el
integrismo cientificista, que porponía trasformar la ciencia en dogma. Todo
comienza con Auguste Comte y su filosofía positiva. Esta filosofía creía
firmamente en el progreso, en la tecnología y justificaba la colonización. Es
decir, por primera vez, la colonización no se justifica por la difusión del
Evangelio, sino de la civilización científica y laica entre los pueblos primitivos.
Ponemos el caso de Jules Ferry, teórico más riguroso del colonialismo. Este
hombre razona la política colonial con tres argumentos: económico, porque las
colonias representan un mercado para colocar los capitales de los paises ricos;
político, para tener basas estrategícas en el mundo entero; humanitaria, porque
“aportamos la civilización”. El integrismo occidental sirve, desde siglos, como
justificación del colonialismo y se identifica con la pretensión de imponer las
istituciones políticas, los valores, los principios capitalistas al resto del mundo,
es decir, se da como verdadera “la creencia inviolable en la superioridad del
Occidente científico y técnico sobre todo los demás modos de vida”. Basado,
como todos lo integrismos, en una concepción arcaica, retrogada y obsoleta de
la ciencia, el cientificismo se ha transformado en un integrismo totalitario, en
que la ciencia puede resolver todos los problemas.
Partiendo de la base que cada integrismo es la manipulación de una concepto, se
pasa a examinar lo que es considerado como integrismo stalinista. El
pensamiento de Marx es una filosofía crítica, no por cierto un dogmatismo
integrista. Sabemos que históricamente la primera revolución que se proclama
marxista no se desarrolla en un contexto hipotizado por Marx. La Rusia del 1917
era el país meno aconsejable para una revolución de la clase obrera, que de
hecho, no existía. Lenin, ententó poner remedio, llevando a cabo una revolución
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proletaria sin proletariato, substituyendolo con los campesinos, aunque


consciente de las escasas posibilidades de éxito. Una preocupación fundamental
era la educación. Donde no haya cultura, no puede haber participación. La
necesidad de resistir ante la presión externa y ententar crear un poder igual a lo
de los rivales, condujo a una forzada industrialización del país. El coste humano
fue espantoso. El crecimiento se tranformó en prioridad principal y dió fin así
mismo. Esta idea de que el sistema soviético fuera el modelo único del
socialismo es integrismo, o sea esgrimir una verdad definitiva, considerando
nulas las opiniones diferentes e imponer esta visión.
El capítulo sobre el integrismo romano se fija sobre la voluntad de imponer por
parte de la Iglesia su predominio. Las misiones de evangelización en los paises
del Tercer Mundo es un ejemplo. Se trata de imponer una fe sin pensar ni
marginalmente a las culturas autóctonas. Otro punto del integrismo romano es
la solidaridad entre la jerarquía eclesiástica y el poder, fenomeno llamado
'costantinización', que se acompaña con una política centralista y autoritaria. Se
llama en causa el tema de la teología de la liberación, una corriente teológica
difusa en Iberoamérica, de fuerte marca marxista, según la cual, la salvación
cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e
ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre. El de entonces
cardinal Ratzinger, por su parte la consideró como “una evaluación negativa del
concilio vaticano II y del período posconciliar”, reprochandola de una lectura
esencialmente política de la Palabra de Dios. Otra manifestación de este
centralismo autoritario es la tutela ejercida sobre los estudios y las
investigaciones teológicas. Una instrucción, siempre del de entoces cardinal
Ratzinger, sobre 'la vocación eclesiástica del teólogo' no deja espacio al diálogo.
Aunque después del concilio vaticano II se habla de una cierta 'africanización'
de la fe, poco, sino nada, en concreto, ha sido realizado. Se trata entonces de
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descolonizar la fe y relativizar la cultura occidental para salvaguardar el valor


universal del cristianismo.
Pasando a los integrismos islámicos, a los cuales el autor se refiere llamandolos
islamismos, se intenta delinear cuales son las fuentes del integralismo hoy en
día. La primera fuente es la opresión y la represión de la identidad se una
comunidad, de su cultura o su religión. El islamismo argelino nos da un ejemplo.
La causa del islamismo argelino puede ser identificada con el colonialismo
francés, cuyo interés era la asimilación a la cultura occidental de los argelinos.
Después el fin del colonialismo, en Argelia nacieron dos corrientes de dirigentes:
una optaba la variante soviética (industrialización del país), la otra, variante
capitalista, apuntaba hacia el consumo. Ambas corrientes fracasaron, causando
el desempleo de muchos jovenes, que, desesperados, eran faciles presas de los
demagogos. Nació así, una forma de nacionalismo exasperado que rechazaba la
lengua francesa y señalaba la necesidad de un repliegue sobre el pasado. Este
repliegue al pasado se concretizó en un 'retorno a la forma', en un puritanismo
sólo formal que no tenía respuestas a los problemas reales que angustiaban al
país. Es ejemplo fue la respuesta integrista al problema del desempleo: excluir
las mujeres del mercado laboral. Una iniciativa parecida fue la propuesta por Le
Pen en Francia: excluir los inmigrantes para 'devolver' trabajo a los franceses.
La segunda fuente del integrismo es la decadencia moral del Occidente. El
desarrollo industrial occidental ha puesto en jaque el equilibrio ecológico de
todo el planeta; las relaciones humanas se desintegran y la delincuencia
aumenta. Este es modelo propuesto por el Occidente bajo diferentes etiquetas:
mundo libre, liberismo, modernidad...y es propio del rechazo de este 'modelo'
que surge la revolución de Irán, primera revolución no contra un sistema
político, sino una civilización. Durante el régimen del shah (el rey iraní), se
asiste a una progresivo acercamiento a los Estados Unidos, que financiaban
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algunos magnates y una tiranía feroz . La oposición solo podía manifestarse en


las mezquitas. Aquí se formó el nuevo movimiento revolucionario guiado por el
ayatollah Khomeini, que después una prodigiosa victoria de la no violencia
(desfiló con una multitud de gente con las manos desnudas contra el ejercito
iraní), se transformó en jefe carismático del país contra la opresión del 'Satán'
americano y del shah. La revolución iraní empezó rechazando propios aquellos
símbolos de la cultura americana. Grandes cines fueron cerrados, así como los
clubs nocturnos. Fue prohibido el alcohol y siguiendo se asistió a la
degeneracíon de esta revolución en un integrismo todavía más cerrado. ¿Cómo
pasó? Las razones son diferentes y pueden identificarse con la tradición del
'imanato' shiíta, que tende a personalizar el poder, y la guerra Irán-Irak, en la
cual todo el mundo se unió contra Irán, lo cual indujo a radicalizar el régimen.
Khomeini se justificaba ''sacralizando'' su posición política: “Desde el punto de
vista religioso, estoy habilitado para hacer lo que hago”.
El tercer factor que contribuyó al desarrollo del integrismo fue la política de los
dirigentes israelíes que continuó el nacionalismo y el colonialismo de
Occidente. Ya el fundator del sionismo, Thomas Herzl, ponía en evidencia las
ventajas política del nacimiento de un nuevo estado de Israel, visto como un
bastión del Occidente frente a las barbaries orientales. Este estado se funda en
principios arcaicos, que costuyen las características de su política: agresión,
expansión y colonización. El estado de Israel reivindica Palestina en nombre de
una concepción tribal de la religión, es decir los dioses donan la tierra a quienes
les honran. Además una reacción inevitable es que los paises árabes alrededor,
empezaron a sentirse amenazados aún más del Occidente, llevando a arraigar
sentimientos siempre más integristas.
La cuarta fuente del integrismo, es la preponderancia de Arabia Saudí en el
mundo musulmán, que, gracias a su recursos económicos derivados del
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petroleo, financia en el mundo entero movimientos islámicos para servir sus


fines. La preocupación esencial es camuflar su total sumisión al Occidente. La
exhistencia de Arabia Saudí es debida simplemente a la protección americana.
Es un estado con confines trazados practicamente con reglas, sin raíces
populares ni sostén político. En substancia es una colonia americana. Los EEUU
tienen allí sus bases, le entrega armas, aviones, misiles sofisticados y todo los
tipos de armamentos varios, sólo con la condiciones que sean utilizados contra
paises musulmanes. La dinastía de los Saud enmascara esta vasallaje con una
ostentosa defensa de lo que ellos consideran como Islam, o sea una lectura
literista y reaccionaria del Coran y veneración incontrolada y ciega por los
'doctores de la ley'.
Pero, ¿Cuál es el denominador común de todos estos islamismos? Todos quieren
el respeto de la tradición, sólo que la tradición, si no es adaptada al contexto
actual, lo degenera. Los que hacen los islamistas es extraer del Corán versículos
fuera del contexto histórico en el cual fueron revelados, para 'deducir'
consecuencias aplicables a todo tiempo y lugar. Lo islamistas operan en nombre
de la shari'a, la ley de Diós, que indica el camino de seguir. Pero la shari'a no
puede ser considerado como un código jurídico; designa una orientación moral
universal, no prescripciones jurídicas. Desde la shari'a, los musulmanos han
elaborado una ciencia jurídica que es el fiqh. A través del fiqh, los musulmanos
interpretan la shari'a. Es deber del fiqh pues interpretar en una manera justa,
que no sea integrista. En realidad en el Corán, sobre más de 6000 versículos,
sólo hay 80 que se consideran como prescripciones jurídicas, y éstos, sólo tratan
sobre aspectos bien delimitados. Los integristas confunden la shari'a, camino
indicado por Diós, con el fiqh, elaboración jurídica puramente humana e
histórica. Cada versículo del Corán es una respuesta divina a un problema
concreto, que se tiene que contextualizar en el período en el cual ha sido
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revelado. El verdadero Islam “no es un recetario de soluciones prefabricadas”,


sino un conjunto de proncipios que tienen que “inspirar la reflexión y la
búsqueda para salir de las decadencias impuestas” (pag.101).
El único renacimiento del Islam sólo puede comenzar con un cambio radical de
la religión, actualmente transformada por los integristas en puro formalismo. El
verdadero mensaje del Corán es reflexiónar personalmente, por lo que los
integristas no toleran, imponiendo sus propias visiones.
Después de haber ententado clarificar cual son los denominador comunes de los
integrismos islamicos, el autor ententa analizar cuales son las manera posibles
de combaterlos. Empieza examinando lo que no se debe hacer. El primer punto
en que se focaliza son las concesiones, que consisten en tomar prestadas al
integrista algunas tesis, es decir aceptar sus reglas de juego y situarse en su
terreno. Un ejemplo es la propuesta de Le Pen en Francia, siempre por el
problema del desempleo. Le Pen proponía la expulsión de los inmigrantes para
liberar puestos de trabajo para los franceses. Esta decisión es practicamente
moverse de un extremo a otro. El mismo ejemplo puede ser lo del velo entre las
mujeres musulmanas. Imponer de quitarlo, bajo el pretexto de la que se llama
'integración', ¿no es una imposición ciega? Y en este sentito es como si los
inmigrantes tienen que elegir dentro de una integración, con anexa perdita de
identidad cultural, y el integrismo, como medio de defensa de sus propia
cultura.
La distracciones son la segunda cosa que Garaudy identifica como algo que no es
una solucción contra los integrismos. Los plantamientos político tienden a
escamotear los verdaderos problemas, desviando de las cuestione reales. Le Pen,
en este caso también puede hacer un ejemplo importante. Afirmar que se
necesita expulsar inmigrantes para obtener trabajos, significa implicitamente no
encontrar soluciones mejores, y es mucho más sencillo fomentar el odio hacia el
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'otro', 'el diverso', algo desconocido que no nos afecta.


Otro ejemplo de lo que no se tiene que hacer con los integrismos es la represión.
El tribunal de Nuremberg es un ejemplo. Según el autor el proceso de Nurember
fue a caer en otro integrismo ciego contra crímen que, a su opinión nunca
hubieran estado actuados. Para Garaudy: a Hitler y a sus colaboradores se le
pueden atribuir lo que en la jurisdición se llaman como crímenes de guerra.
En la última parte del libro se pasa a ententar de encontrar soluciones reales. La
solución más importante es cambiar radicalmente las políticas del Occidente.
'In primis' tenemos que entender las causas de la inmigración. La inmigración
surge del deseo de alcanzar por lo meno una vida dignitosa, que, los
inmigrantes, en sus países de orígen no pueden alcanzar. Éste es debido a la
destrucción de los sistemas économicos tradicionales de aquellos países
colonizados por el Occidente. Como ejemplo se sigue tomando lo de Francia.
Los inmigrantes que 'roban' el trabajo a los franceses fueron explotados por
Francia cuando durante la guerra se necesitaba de mano de obra. En segundo
lugar, los inmigratos desempeñan los empleos por los cuales no hayan más
candidatos franceses. Además no se puede no tener en cuenta el papel decisivo
de la educación. La enseñanza escolar debería ser el primer lugar donde se da
espacio al diálogo y al conocimiento y la aceptación de diferentes culturas. Los
franceses han sido educado de manera superficial: el Islam es presentado como
“algo ajeno como el Júpiter de los romanos” (pag.132); el musulmán es
presentado como un individuo resignado, indolente y fatalista, por supuesto que
su Diós ha fijado ya su destino; la cultura árabe-islamica es desconocida en su
especificidad. Volviendo a Le Pen, se había también hipotizado un 'retorno'
planificado de los inmigrantes: pagarlos con la condición de que abandonarían
Francia dentro de dos meses. Los 'retornos' en realidad, podían ser eficaces sólo
en determinadas condiciones, cuales: organizarlos en función de la necesidad
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del país de orígen, hacerlos preceder de una etapa de formación profesional y


garantizando un contrato de trabajo a la llegada.
Concluye con una afirmación importante: “integrismo e integración son dos
actitudes simétrica que implican el repudio del otro” (pag. 135). Integración es
otra cara del integrismo, que comporta la negación de la propia identidad. Pasa
analizando los problemas de las deudas de los países del Tercer Mundo, causa
fundamental de la pobreza y ejemplo de la afirmación forzada del Occidente y
de su sistema. La única manera de combatir los integrismos es el diálogo y el
conocimiento del 'otro'.

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