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DERECHO A LA IGUALDAD César A, Rodrigues Garavito* SUMARIO 1. laldesigtaldad como problema social, econémico y politico, II. Formas de desigualdad y fuentes de opresién. III. La busqueda de la ‘gualdad a través de la Constituci6n. IV. La aplicacién constitucional del derecho a la igualdad en Colombia. V. Bibliografia I. LA DESIGUALDAD COMO PROBLEMA. SOCIAL, ECONOMICO ¥ POLITICO Para entender el contenido del derecho a la igualdad y la obligacién onstitucional de promoverlo en Colombia, es importance comenzar por Preguntarse pot qué y para qué existe ese derecho. En otras palabras, antes de adentrarnos en los aspectos constitucionales de la igualdad, tenemos que ‘mirat, por lo menos brevemente, la realidad social, politica y econémica de __ desigualded an que diclu derecho busca responder, Para encontrar evidencia del profundo.problema de desigualdad de la sociedad colombiana, basta dari una ojeada alos petiédicos recientes, que ‘ecogen los resultados del iltimo informe de la Organizacién de las Naciones ‘Unidas sobre el nivel de desarrollo humano de los pases de tod las regiones del mundo en 2005. Les resultados del informe son elocuented “Colembia ‘ocupa el puesto niimero once en la clasificacién de paises més desiguales~por Ee |” _ Director dl Cenero de Investigaciones Sacto Juiics, CIJUS. Profesor de Conssiuciin emocraci dela Universal de los Andes cerodrigeuniandeseduce Sei i Manuat ox Consrrrucion ¥ Damocnacia amala distribucin del ingreso”. En otras palabras, de los ciento veinticuatro paises incluidos en el estudio, sélo diez son mas desiguales que Colombia, Superan a nuestro pais en el deshonroso ranking Namibia, Lesotho, Borswa- na, Sierta Leona, Republica Centroafricana, Swazilandia, Guatemala, Brasil, Paraguay y Sudéfrica, Esto se debe a que en Colombia un ciudadano perte- reciente a los estratos mas altos recibe ingresos anuales equivalentes alos que ganan cincuenta y ocho ciudadanos pobres,y a que el 20 por ciento més rico de la poblaci6n consume el 62 por ciento de los bienes y servicios disponibles en dl pals, mientras que el 20 por ciento més pobre consume sslo el 3 por ciento del producto*. ‘Aunque estas cifras son alarmantes por si mismas, alguien podrfa pregun- tarse por qué la desigualdad que elas revelan es un problema socioecon6mico pririario Al fin yal cabo ~podrla decir quien hace la preguna-el problema importante es a pobreza, no la desigualdad. De acuerdo con este punto de vis ta, siempre y cuando quienes estan en las capas més bajas de ingresos no estén por debajo de la linea de pobreza, no importa cudnto més ganen quienes estén en las clases altas y medias de la poblacién. Inforcunadamente, el asunto en Colombia -y en muchos ottos paises 1no estan sencillo, por dos razones. En primer lugar, la pobreza también es un grave problema social en el pais. Aunque la cifra depende de la metodologia que se utilice, es claro que en Colombia més de la mitad de la poblacion es pobre -53 por ciento,en los céleulos de Planeacién Nacional y la cia es ‘mucho més alta en estudios como los de la Contraloria General de la Nacién (64 por ciento) y la Universidad Nacional (67 por ciento), puede ser mucho iis alta (69 por ciento). Estas cifras incluyen un muy preocupante porcen- taje (17 por ciento -31 por ciento) de la poblacién que es indigente, esto es, ‘que no cuenta con los medios para garancizar su subsistencia. En segundo lugar, numerosos estudios han mostrado que la desigual- dad es un problema grave en si mismo. Por ejemplo, la desigualdad de bienes afecta negativamente la productividad y el crecimiento econémico*. Desde l Bt Tiempo, 8 de epiembre de 2005, pigs. 12 2 poprarouto,$ deseptembce de 2005, pig 6 5 Secrrtania 5: Gosteano De Risatatoa. “Concidencas y divegencasen ha estimaci dele pobreza’ (nimeo) 4 Binosati, Naney y Lowoo%o, Juan Luis. “Asser Inequality Matters: An Assasment of the Warld Beak’ Approach to Poverty Reduction’. Amerian Ecoenic Review Papers and Pret ail DERECHO ALA IGUALDAD_ punto de vista politico, semejantes niveles de desigualdad ponen seriamente en peligro el sistema democritico, en la medida en que éste presupone que todos los ciudadanos tienen la educacién y los medios de subsistencia que les petmicen participar de manera auténoma en los procesos de toma de decisio- rcs piblicas, incluyendo las elecciones. El problema se vuelve atin més complejo ¢ importante si tenemos en ‘cuenta que, ademis de la econémica, la sociedad colombiana esta atravesada por miiltiples formas de desigualdad y discriminacién. Las cifras sobre dis- " criminacién por razones de raza, por ejemplo, son igualmente contundentes. Segiin el informe més reciente sobre el tema en Colombia, preparado por una comisién dela ONU, més de una cuarta parte de la poblacién (27 por ciento) ¢s afrodescendiente. Dentro de esta poblacién, las tasas de analfabetismo y "de mortalidad infantil son tres veces mayores que las del resto de los colom- bianos. El # por cfento de los afrocolombianos vive en condiciones de po- “pbreza extrema, y el 42 por ciento esta desempleado, No sorprende, entonces, ‘que Chocé, donde el 85 por ciento de la poblacidn es aftodescendiente, tenga, “un indice de desarrollo humano igual al de los paises més pobres de América Latina, como Haiti El problema es agravado por el sistema educativo, que reproduce estas profundas desigualdades: de cada cien jévenes afrocolombia- rns, sélo dos tienen acceso a estudios superiores*. + TI. FORMAS DE DESIGUALDAD Y FUENTES DE OPRESION Las ciftas anteriores muestran que para entender cabalmente el proble- ima y el tratamiento que la Constitucién colombiana le ha dado, es necesar _comnprencler que los ipos y las fuentes de la desigualdad son diversos. Ademé de los ingresos, la clase social y a raza, factores tales como el género, el origen €nico, la nacionalidad, la filiacién religiosa la ideologia politica pueden "dar lugar a formas de discriminacién y exclusién que violan el derecho a la igualdad. Penscmos, por ejemplo, en la discriminacién de la que son objeto en Colombia las poblaciones afrodescendientes ¢ indigenas, las mujeres 0 los ho- ing, mayage 1997 ‘Oncatzacion oe tas Nactowes Unis, Comité de Derechos Humanos.Elrcimo, a dis= minaién racial a xenafobia tar afore de dzeriminaci:Infarme dea mison a Colo ‘del Relator Expecia dela ONU, 2004, En: hep aca orypaiskéocs!408 pd. aeeeeeeieaaaenaeell Manat Ds Consrrrucion v Degocnacia ‘mosexuales, o la discriminacién suftida por los inmigrantes ilegales en paises receptores como Espatia, Alemania o Estados Unidos. Para entender la variedad y omnipresencia de las fuentes de desigual- dad, los teéricos sociales utilizan un término més general: “opresién”. Como lo indica la tebrica politica por Iris Young, “la opresién designa las desventajas ¢ injusticias que sufren algunas personas y gripos no por un poder tindnico que as coaccionen, sino por las pricticas cotidianas” de una sociedad, En otras palabras, la opresién puede existir aunque no haya tna persona o un grupo gue intencionalmente tome medidas que discriminen a otro grupo o persona, De hecho, excepro en tegimenes donde la desigualdad estd consagrada en los textos legales ~como en los regimenes de apartheid racial, por ejemplo, el de la Sudafrica de décadas pasadas- la violacién al derecho a la igualdad surge de pricticas cotidianas que responden a estructuras sociales dificiles de per- cibir pero altamente eficaces. Por ejemplo, incluso en pafses como Colombia en los que la Constitu- cin y la Ley garantizan la igualdad laboral entre hombres y mujeres, todos los. «studios indican que los primeros siguen recibiendo salarios mas altos que las segundas por los mismos empleos, y que existe una amplia gama de mecanis- ‘mos directos e indirectos —desdle el acoso sexual hasta los estereotipos sobre las habilidades de cada género, pasando por las mayores cargas domésticas que deben asumir las mujeres, ercétera— que promueven el ascenso profesional de los hombres ala vez que obstaculizan el de las mujeres. Estas miiltiples formas de discriminacién invisible ~que se suman alas conscientes y abiertas~consti- tuyen lo que algunos han llamado “el techo de vidrio” ~glas ceiling con el que se chocan los miembros de grupos discriminados, en este caso las mujeres Siguiendo a Young. un r4pida invensario de las variedades de opresiSn que generan violaciones diatias al derecho ala igualdad incluiria las siguien- tes cinco formas: Exrtoracion. Esta es una de las fuentes centrales de opresién que genera las desigualdades econémicas y sociales sefialadas anteriormente, En términos de teorfa social, desde los trabajos de Marx la explotacién denota las relaciones desiguales entre los empleadores y los trabajadores ~0, dicho con ‘mis precisién- entre los propierarios de los medios de produccién y quienes ‘rabajan para ellos y,al hacerlo, venden su mano de obra. La desigualdad que ‘Youn Isls Mation, La justice le pola del diferencia, Valencia, Cede, 2000, pig. 74 Denscuo ta 1ouatpap surge de esta relacién se refiere no s6lo a los ingresos —que son, en genera, mucho més altos para los empleadores que para los empleados-~, sino también al control sobre las condiciones de trabajo ~que el empleador tiene el poder de determina, mientras que tienen que ser acatadas por el empleado-. Esta es a forma de opresién que genera las desigualdades clasicas de los sistemas econdmicos capitalistas y que, en el caso de Colombia, se ve reflcjada por las cifras del Informe de Desarrollo Humano de la ONU citado al comi este escrito, MaxainaciOn, En las economias de mercado, sin embargo, hay una forma aiin més profunda de opresién, que afecra a aquellas personas que no tienen trabajo, 0 que tienen un trabajo informal o precario. Segiin datos recientes del DANE, por ejemplo, en Colombia cerca del 60 por ciento de la poblacién trabaja en‘la economia informal, y cerca del 12 por ciento est desgmpleada’. Como es ficil adverti, los ingresos y condiciones de vida de esta poblacién marginada son incluso menores que los de los trabadores a los que se refere el concepto de explotacién. ‘Carencta pk poner. Las oportunidades econémicas no son el tini- co bien que es desigualmente distribuido en las sociedades contempordneas, ‘También es desigual la distribucin de las posibilidades de participar y tener voz en las decisiones que afectan la vida puiblica y privada de las personas. En sociedades sexistas compo la nuestra, los hombres aiin tienen, en promedio, mis poder de decisién en el trabajo y el hogar que las mujeres. Entre canto, tun sintoma comiin de racismo es la escasez de autoridades piiblicas o altos fancionarios pertenecientes a minorias raciales ~como los aftocolombianos-. En estos y muchos otros casos, la desigualdad implica que quienes se en- cucntran en. pusicién ventajosa —los hombres y los miembros de la raza y ‘etnia mayoritaria~ tienen una incidencia desproparcionada en las decisiones ppiblicas y privadas, lo que ala vez perpettia el sistema desigual en el que est basada dicha ventaja, $ a Basta un ejemplo concreto para entender la dimensién del probiema. Si se mira répidamente la composicién de las altas cortes del pais, € cons. 120 de ~tata que las mujeres tienen una participacién minima, a pesar de que hace décadas las estudiantes de derecho constituyen por lo menos la mitad de la Poblacién universitaria en dicha disciplina. De los veintitrés magistrados de 7 Powriro.io, 5 desepeimbre de 2005, pig 1 “Manual. pe Consrruci6 v Drwocnacia la Corte Suprema, Ginicamente dos son mujeres. La Corte Constitucional tiene s6lo una mujer entre sus nueve integrantes, mientras que en el Consejo de Estado la relacién es de veinte a siete. ¥ en el Consejo Superior de la Judi- catura, de donde salen las listas de las que la Corte Suprema y el Consejo de Estado cligen sus propios miembros, hay slo dos mujeres entre sus trece ma- gistrados. La situacién es muy similar en el Congreso, en partidos politicos, cn las entidades del Gobierno y en la mayor parte del sector privado, donde las mujeres siguen sin tener una participacién proporcional en los cargos di- rectivos. Como veremos mas adelante, precisamente por esta razén la ley y la Consticucién han creado mecanismos que buscan garantizar una composi- cién de género més equilibrada, por lo menos en los altos cargos del Estado. ImpentatisMo cucrurat. Esta forma de opresin se refiere a los este- rcotipos y concepciones culturales sobre grupos desaventajados. Surge, en- tonces, de formas de pensamiento de los grupos sociales dominantes en las que las costumbres, habilidades, formas de hablar o actuar de los grupos do- minados son vistas como inferiores o incipientes. Basta pensar, por ejemplo, cn los estereotipos culturales sobre las habilidades profesionales o domésticas de las mujeres, o sobre la supuesta tendencia al crimen de poblaciones pobres 6 de color, ecétera. Dado que afecta nuestra percepcién de la realidad, este tipo de opresién es un poderoso reproductor de las desigualdades sociales. VioveNcia. La tltima forma de opresién es la que recurre ala coaccién fisica para perpetuat las desigualdades sociales. Las operaciones de “limpieza social” contra homosexuales 0 indigentes, la violencia doméstica contra la mu jery los castigos fisicos contra menores de edad son todos formas de subrayat yy teproducir, mediante el uso de la fuerza fsica la posicién dominante de los ‘grupos sexuales o las generaciones daminantes. No es éste el lugar para indagar en detalle el contenido y los ejem- plos de estas fuentes de opresién. Lo que importa es comprender que, cn la prictica, la desigualdad resulta de la superposicién de todas ellas, lo que cexplica que la proteccién constitucional del derecho a a igualdad sea tan di- ficil como urgente. Por ejemplo, los casos diarios de discriminacién contra la mujer combinan formas de explotacién—en el trabajo-, marginacién ~como Jo muestra el hecho de que la mayorfa de la mano de obra informal sea feme- nina- falta de poder de decisién en el trabajo y en el hogar-, imperialismo cultural por ejemplo a través de la visién utilitarista del cuerpo femenino que domina en la publicidad y violencia —doméstica~ I enema... | Dunzcio 4 1a 1GvALDAD. Contra este breve teldn de fondo sociolégico y teérico, podemos aho- 1a adentrarnos en el estudio del tratamiento constitucional del derecho a la igualdad, TIL. La BUSQUEDA DE LA IGUALDAD A TRAVES DE LA CONSTITUCION ‘Uno de los postulados centrales del constitucionalismo contemporé- neo es el principio liberal de la igualdad, segiin el cual se otorga a todos los ciudadanos los mismos derechos y garantias. Surgido de las revoluciones francesa y estadounidense de finales del siglo XVIII, este principio buscaba derrumbar el sistema de privilegios de los regimenes monérquicos, en los que dichas libettades') garantias eran ventajas otorgadas a una clase privilegiada yen tiltimas, dependientes de la voluntad del monarca. De alli el carécter _ reyolucionario que tuvo en su momento la introduccién del postulado liberal de “derechos iguales para todos”. La igualdad del constitucionalismo liberal, sin embargo, se refiere tini- camente a la igualdad ante /a ley. En otras palabras, lo que importa en esta concepcién de igualdad es que la ley no discrimine a ninguna persona o gtupo, y que se aplique a todos sin privilegios ni concesiones. Esta forma de Jgualdad jurdicag-que también es llamada “jgualdad formal” apunta a pro- hibir discriminaciones fundadas en razones de raza, lengua, géncro, religién, {ideas politicas u origen social. Como veremos més adelante, de hecho, esta prohibicidn es uno de los componentes del derecho ala igualdad consagrado _ en el articulo 13 de la Constitucién colombiana. La igualdad formal impe- dirla, por cjemplo, que una ley excluya de los colegios o universidades a un cierto grupo racial, 0 que el Estado proteja el derecho a la vida o el debido proceso sélo a los miembros de las clases altas, Pero es importante darse cuenta también de lo que la garantia de igual- dad formal no dice. Este concepto liberal de igualdad no implica ninguna medida que busque disminuir las desigualdades mencionadas anteriormente. "Ante la explotacién o la marginacién econémica, por ejemplo, la igualdad formal se limica a exigir que el texto de las leyes no establezca privilegios para _los sectores mas pudientes, pero no requiere que el Estado o los ciudadanos _ actiien para disminuir la desigualdad evidente que existe en la prictica. En tiltimas, como lo dijo el escritor francés Anatole France en una frase famosa que resalta las limitaciones de la igualdad formal, “el devecho, en su majestuosa ‘Manuat pe Consrrrucion v DEMocRacia sgualdad, le probib por igual a ries pobre: dormir bajo ls puentes pedi i- vmouna en la calle, orobar pan”. El problema al que apunta France, Por supues- qo, esque la igualdad ante la ley ignora las condiciones materiales que hacen tray diferentes las stuaciones de ricos y pobres en relacién con Ia necesidad de dormir o pedir limosna en la calle. Por estas rzzones, el fandamental principio de la igualdad formal ha sido complementad en ls consitucionescontempordneus pol principio de igual Gad material, Ese segundo componente del derecho a Ia igualdad ~que, como vcremos, ambién esthen el articulo 13 de la Consticucién colombiana~ surgié Ul las crlticas tedricasy las luchas sociales de los siglos XIX y XX que pusieron de presente la necsidad de reglar la operacin de las cconomias ls socedar ddes contempordneas para compensat las desigualdades mencionadas. En este scnrido, el caifcativo de “material” se refiere al intento de promover la igual- ded no slo en el papel -en la ley-> sino también en la realidad. En un Estado Social de Derecho como el colombiano, entonces es igualmente importante la proteccin de la igualdad formal como la bisqueda de a igualdad materia, ‘Las medidas que han sido adoptadas por los Estados para promover la igualdad material son muy diversas. Para mencionas slo algunas conocidas, ta mayora de los Estados tienen sistemas de subsdio a los servicios pblicos para promover el aceso de los secrores mis pobres; algunos paises ~como Brae than reservado cupos universitarios para minorias raciales en universdads piiblicas, mientras que otros como Suecia o Francia— oftecen sistemas deedu- v ecén universal de alta calidad a los que acceden tanto ricos como pobres Y> finalment, algunos Estados—como Colombia han establecido cupos especi les para mujeres y minotias énicas en el Congreso y otros érganos politicos. ‘Para retomar un caso ya mencionado, en Colombia Ia llamada “ley de ceuotas” -Ley 581 del afio 2000— establece que por lo menos un 30 por cient de los altos cargos del Esado deben ser ocupados por mujeres. Esta oblige tn se aplica, por cjemplo, alos cargos directivos del Gobierno, como los de sniniseroli), Aunque existe controvesia sobre el punto, también se plica a as vitae corres, en las que, como vimos, las mujeres constituyen menos del 30 por ‘Gento, La aplicacin dela ley de cuotas, entonces, deberia llevar a una compos” tin de género més equlibrada de las cortes y demas alos sectores el Estado®. T Vid, Rooncune Gunso, Ct A, amr de a Core” en: Ef Temp, 6de mare d= 2006, Los objetivos de medidas de promocién de la igualdad como la ley de ‘cuotas y muchas otras similares pueden ser sinterizados en dos?. Por un lado, algunas polcicas buscan darle mayor vor. los grupos desaventajacos en las ddecisiones politicas que los afectan y en el proceso de toma de decisiones pi- blicas en general. Estas politica, por tanto, pretenden contrarrestat especifi ‘camente la forma de opresién consistente en la carencia de poder de los grupos | esaventajados, que fue mencionada anteriormente. Ejemplo de estas medidas ‘en Colombia es el articulo 171 de la Constitucién, que reserva dos curules fen el Senado para candidatos elegidos por las comunidades indigenas. Por ‘tro lado, algunas politicas buscan mitigar las desigualdades o contrarrestar gus efectos econémicos y culturales. Este es el caso, por ejemplo, de los sub- dios educativos 0 de servicios pablicas para sectores pobres, o las politicas de accién afirmatjya —tambiénllamadas de “disriminacién invers’- como Ja promofida por la ley de cuotas, que dan un traro preferencial a miembros de grupos desaventajados para promover el acceso de éstos a oportunidades 0 cargos -V. gr acceso a edscacién universitaria 0 cargos direcivos— de las que hhan sido tradicionalmente marginados. ‘Como lo menciona Gargarclla, las politicas que buscan la igualdad material han sido objeto de criticas econémicas, politicas y teéricas. Por cjemplo, quienes aseguran que las politicas econémicas mis eficientes son las {que dan libre juego al mercado, tienden a critcar la intervencién del Estado "para promover if igualdad econémica y socal. Otros sostienen que medidas | como las de accién afirmativa que garantizan cupos a los grupos marginados | en universidades u 6rganos de representacin politica violan el mismo princi 1 proteger, porque discriminan a los miembros de clases, raza5 Jes dominantes por hechos que no dependen de su voluntad. ei Gomo veremos a continuacién al examinar la privsca jurdica del | derecho a la igualdad en Colombia, estos conceptos y debates ideol6gicos “y politicos tienen incidencia directa en la aplicacion constitucional de di- | cho derecho. ‘ + Gancanetia, Roberto “Tirducctén’, en R. Gagacella (comp), Derecho yerupes deserts dos, Barelons, Geis, 1999. aavnAel _ ICES! TV. L& APLICACION CONSTITUCIONAL DEL DERECHO A LA IGUALDAD EN COLOMBIA”? EL conrenipo EspEctrico Det. DERECHO A LA IGUALDAD. El articulo 13 de la Constitucién consagra el derecho a la igualdad en los siguientes términos: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirén la misma pproteccién y traro de las autoridades y gozaran de los mismos derechos, liber- tades y oporeunidades sin ninguna discriminacién por razones de sexo, raza, cotigen nacional o familiar, lengua, eligién, opinién politica o flosdfica, “EI Estado promoverd las condiciones para que la igualdad sea real y cfectiva y adoptaré medidas en favor de grupos discriminados © marginados "EI Estado protegeré especialmente a aquellas personas que por su con- dicién econémica,fisica 0 mental, se encuentren en circunstancia de debilidad ‘manifiestay sancionaré los abusos 0 maltratos que contra ella se cometan ‘Como se mencioné en piginas anteriores, el primer pérrafo de este arti- ‘culo consticucional incluye canto la garantfa de igualdad formal ~en el primer pparrafo— como la garantia de igualdad material ~en el segundo y tercer pira- fos. Al hacerlo, recoge la formula clisica del derecho a la igualdad, segtin la cual “hay que tratar igual a lo igual, y desigual alo desigual”. La utilidad de la férmula clisica radica en la inclusién de los dos manda- tos de igualdad. De un lado, la igualdad exige que las personas que se encuen- tren en circunstancias idénticas o similares sean tratadas de manera igual. Esta parte de la fSrmula proscribe, por lo tanto, las discriminaciones activas, ‘esto es, las consistentes en un acto catatal o privado que establezea una dife- renciaci6n injustificada. Con base en esta exigencia, por ejemplo, no son per- ‘itidas en la mayoria de ordenamientos constitucionales contemporincos las leyes que excluyen a un grupo racial del goce de un derecho fundamental. De otro lado, la igualdad requiere que se trate de manera distinta personas ubicadas en situaciones diferentes, cuando la diferencia es de tal proporcién o esté relacionada con bienes tan importantes que se requieran ‘medidas compensatorias de la desigualdad de hecho. La segunda parte del Estasccn esi basada en Rooaicurz Ganavito, Cést A. “Eltt de ezonabilidad yl dees @ ‘a fgualded’, en: Observatorio de Justicia Constivaconal dela Universidad dels Ande. 1998, Le (Corte Conttuconal: late del comatidecon, Bogs: Universidad de los Andes, pp. 257-289. Daancto 4 1a scvannan ipio genefal de igualdad, entonces, prohibe las discriminaciones pasi- vas, es decir, las que se configuran cuando no se establece una diferencia de trato frente a una situacién desigual. Asi por ejemplo, es discriminatoria una ley que establezea cargas tributarias iguales para todos los ciudadanos, sin tener en cuenta la diferencia de ingresos econémicos entre ellos. Pero, ;c6mo se aplica esta formula abstracta en Ia préctica, en casos cconeretos? La formula general no es suficiente para orientar una decisién en lun caso especifico. La mencién del trato igual entre iguales yal trato desigual entre desiguales es vacta sino se examinan, como lo sugiere el polit6logo ita- liano Norberto Bobbio!', tres elementos distintos en cada caso: 1. Los sujeros entre los cuales se distribuyen los bienes 0 cargas, #2. Los bienes o cargas que se dstribuyen, 3. El riterio que se utiliza para distribuirlos. Este andlisis del principio de igualdad, como lo sostuvo la Corte Cons- titucional en la senrencia C-022/96, da lugar a ures preguntas distintas: “(.) hablar de igualdad o desigualdad, siguiendo alguna variante de la femal clésica ~como la contenida en el articulo 13 de la Consticucién Politics, rigpe sentido s6lo en la medida en que se respondan las siguientes tres preguntas: gualdad entre quiénes?, zigualdad en que, zgualdad con base en que crterio? Los sujetos pueden ser todos, muchos o pocos los bienes a repartir pueden ser derechos, deberes, ventajas econdmicas, cargos, poder, ‘excéteta ls criterios pueden ser la necesidad, el méito, la capacidad, la clase, lcafuerzo, ewdiera™® En el Ambito del derecho constitucional ~cuando el juez examina un caso de distribucién de bienes © cargas para establecer'si es © no conforme al derecho a Ia igualdad consagrado en la Constitucién~ las dos primeras preguntas pueden ser respondidas mediante una constatacién delas personas afectadas y el objeto distribuido. Esta verificacién no implica preguntarse Nother. Derechaeieguerda. Rezonesysinicadr de una dtincignpoitce, Masi, Taurus, 1995, pig 36y "© Conre CoustrrucionAt, Sent C-022 de 1996, MP. Cantos Gavieia Diaz. Mantua be Consrrruci6y ¥ DEMoceAciA por la justificacién de la reparticién y, por tanto, no exige una valoracién por parte del juez. Por ejemplo, en un caso constitucional en el que se discuten las oportunidades de acceso de los menores de edad a la educacién basica, las dos preguntas iniciales llevan al juez solamente a contestar que se trata de la distribucién de un bien el conocimiento— entre los integrantes de un sector de la poblacién —los menores-. Por el contrario, el ercer interrogante no puede ser respondido en un juicio consticucional mediante la verificacién de la existencia de un criterio de distribucién de un bien o una carga. Es necesario, ademds, evaluar la justificabilidad de ese criterio de acuerdo con las reglas, pri ipios y valores constitucionales. Siguiendo el ejemplo propuesto, si las oportunidades de acceso a la educacién bisica estin distribuidas segiin el origen familiar —V. _gr silos hijos legitimos tienen prioridad sobre los naturales— el juicio const tucional de igualdad consiste justamente en evaluar la conformidad del cri terio del origen familiar con la Constitucién. Es en este tercer ambito donde se encuentra la dificultad esencial de la aplicacién del derecho a la igualdad, ‘que la Corte Constitucional ha enfrentado mediante el llamado “test de ra- zonabilidad”, cuyos aspectos esenciales son expuestos a continuacién. EL TEST DE RAZONABILIDAD ¥ EL DERECHO A LA IGUALDAD. Debe su nombre al hecho de que funciona como una evaluacién judicial de la justifi- cacion de un acto que presuntamente vulnera el derecho a la igualdad. Dado que no todo trato igual est justificado ~de acuerdo con la segunda parte del principio de igualdad~ y no todo trato desigual es injustificado -segin la primera parte del principio, el juez. debe examinar, a través del test, si el cri- terio que sustenta la igualdad o la desigualdad en cada caso es constitucional © inconstitucional, y responder asia la tercera pregunta sefalada, En otras palabras, el rest es un tamiz que permite distinguir los tra- tos iguales o diferentes que son conformes a la Constitucién, de los tratos iguales o diferentes que son discriminatorios y, por tanto, inconstitucionales. Mientras que los primeros, de acuerdo con el lenguaje utilizado por la Corte, tienen una justificacién “objetiva y razonable”, los segundos obedecen al ¢3- pricho de las autoridades piiblicas 0 de los particulares?, Laon utlindo epeidament era dissncin etre diferenciacin y dsriminacn, Vide ‘entre otras, Conrs ConSFITUCIONAL, Sent. 288 de 1995 la utlaprocede pars exigi los Cee ee Danzeno 4 1A 1GUALDAD, La Corte meneioné por primera vez el sest de razonabilidad en la sen- rencia T-422 de 1992, a través de una alusién general a la exigencia de que tas diferenciaciones establecidas por las autoridades piblicas deben estar “ob- jetva y raconablemente” justifcadas". El primer desarrollo sistemitico del yest fue hecho en la sentencia C-02 de 1996, en la que la Corte declaré in-

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