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fee re Europa, Africa, Asia VeVi ce) Marina Alfonso Mola Carlos Martinez Shaw indice 3. El nacimiento de la India del Gran Mogol 192 4. La dorada decadencia de la China Ming ... 5. El fin de la Edad Media en Japon ...... Tema 5 Una economia planetaria . : 1. La explotacién de los nuevos mundos . 2. El imperio portugués en Asia 3. La Carrera de Indias 4. El Galeén de Manila 213 215 217 220 222 Tema 6 Los otros intercambios ... so 1. La unificacion microbiana de! mundo 2. Las transferencias de cultivos.... 3. La evangelizacién de los otros mundos 4. Los intercambios intelectuales 5 6. . La imagen de los nuevos mundos . Colonialismo y anticolonialismo .... Lecturas recomendadas 253 Bloque III Siglo XVI: Europa 259 Tema 1 La crisis del siglo XVII ... 1. La crisis econdmica .... i 2. El desplazamiento de la hegemonia 3. Protoindustrializacién y nuevo colonialismo 4. 5. . 265 Refeudalizacién y ofensiva de la renta La intensificacion de la servidumbre en la Europa oriental 271 Tema 2 La crisis politica y social . 273 1. La guerra de los Treinta Aios 275 276 2. La crisis de la Monarquia Hispanica 3. Las revoluciones inglesas . 280 4. La conflictividad social 283 Teme 3 Elorden de Westfalia... as . 287 1. El fin de la hegemonia espafiole .... 289 2. La supremacia de los estados nacionales 291 3. La fijacién de las fronteras religiosas 293 4, La hegemonia continental francesa 294 Historia Mederma: Europa, Africa, Asia y América 10 indice Tema 4 La cultura del Barroco. 1. Una cultura para la crisis 2. Del Manierismo a la apoteosis del Barroco 3. Barroco y Clasicismo... 4. Cultura erudita y cultura popular Tema 5 La revolucién cientifica 319 - El método cientifico .... b 2. La matematizacin de la paturaleza 3. La nueva concepcién del universo 4. 5, . Las nuevas condiciones del trabajo cientifico . La crisis de la conciencia europea .... Tema 6 La expansion de las dos reformas 1. El encuadramiento pastoral de los fieles : 2. El proceso de cristianizacién..... eee 340 3. La uniformizacién del comportamiento religioso 342 4. Los conflictos religiosos en el seno de las iglesias 343 Lecturas recomendadas 347 Bloque IV Siglo XVII: Los otros mundos 353 Tema 1 América en el siglo XVI... 355 1. De la América ibérica a la América europea ~ 3am 2. De la Nueva Francia a las Antillas francesas .... . 361 3. Del Caribe inglés a las Trece Colonias 362 4. Los origenes de las Antillas neerlandesas a anine 5. El Brasil de los engenhos y las bandeiras .. sp sone 365 Tema 2 Africa en el siglo XVII 367 1. La decadencia de Africa sot . 369 2. La trata y los estados esclavistas de Dahomey y Ashanti... . 370 3. Los jesuitas en Etio pia mmm 4, Los portugueses y los musulmanes en el pais de Zanj - ad 5. La destruccién de los reinos del Congo y el Monomotapa 375 Tema 3 Asia en el siglo XVII ... ‘ . 1. La decadencia del imperio Otomano .... 379 Historia Moderna: Europa, Aftica, Asia y América desenvuelve bajo el signo de la crisis. Esta crisis es al mismo politica y bélica. Las guerras de religién tendrén un final = [a paz de Westfalia, que marca ademas el declive del Imperio situaci6n no priva de creatividad a la época, que vive la ple- despegue de la revolucién cientifica, mientras las iglesias vivencia y a la cristianizacién de los fieles Soci “= Paz de Westfalia. Biblioteca Nacional de Espafia, Madrid. sis del siglo XVII émica ento de la hegemonia falizacién y nuevo colonialismo én y ofensiva de la renta én de la servidumbre en la Europa oriental tesis globalizadora de una «crisis general» (tal como fue lanzada por ic Hobsbawm en 1954) y de una «revolucién general» (tal como fue uesta por Hugh Trevor-Roper en 1959) abrid un fecundo debate so- rpretacién de la centuria, en la que la historiograffa marxista vio que haber algo ms profundo que la suma de factores negativos no era explicar. Asi se plante6 el proceso como una crisis general cuya diluci- podia residir en los problemas que afectaron al propio desarrollo del ca- en el seno de la estructura tardofeudal. La expansién econdmica del rior se habia producido en el marco de unas relaciones sociales que cambiado lo suficiente para mantenerla. ;Se trataba, pues, de una capitalismo en ciernes o de una crisis del sistema tardofeudal incapaz en su interior los problemas sociales y econémicos que generaba el ito? La depresién econémica se situaba asf en un marco general de 5 sintomas eran las revueltas populares y la tensién social, la reac- iliaria para tecuperar una mayor participacién en la renta agraria, la «traicién de la burguesfa» que entra en el mundo del rentismo y la izaci6n.(siguiendo la idea de Fernand Braudel) y la revolucién politica la mayorfa de los casos, una vez sofocada, termina por afianzar a los absolutistas. efecto, el siglo XVII manifiesta una légica continuidad con la centuria 2, pero al mismo tiempo presenta una serie de rasgos que lo singula- fuerte trazo. Desde una perspectiva general, el siglo XVII ha sido estig- con el signo de la crisis: la recesién econémica, la reaccién social, la n politica, el trasunto cultural de la crisis en la afirmaci6n de la civiliza- a. Sin duda alguna, el siglo XVII asistié a la inflexién de la expansi6n secular, al aumento de la conflictividad social, al cuestionamiento de del Estado moderno y al agotamiento de las formas artisticas renacen- jentras la guerra de los Treinta Afios aparecia como una sefial apocalip- ser el punto de convergencia de todas las tensiones y todos los enfrenta- acumulados en Europa durante el Quinientos. Sin embargo, la misma tba en su seno el embridn de la recuperacién: las convulsiones del si- engendraron una Europa diferente, que habia sufrido cambios impor- Historia Moderna: Europe, Africa, Asiay América 263 Bloque III Siglo XVII: Europa tantes en la correlacién de las fuerzas econdmicas y politicas de los distin Estados, pero que en su conjunto se encontraba més dotada para afrontar retos del crecimiento futuro, para proseguir con més conviccién la expansié otros continentes y para afirmar su superioridad a nivel planetario. La crisis del siglo XVII puede ser explicada siguiendo el esquema propu’ por Peter Kriedte en 1980. Se traté de una crisis inicialmente malthusi (agtaria y demogréfica) que provocé una quiebra del sistema tardofeudal. paises en declive ensayan como respuesta un proceso de refeudalizacién: «ofensiva de la rentay con la agravaci6n de la situacién del campesinado e= Europa occidental y el aumento de las prestaciones personales con la sob: plotacién campesina en la Europa oriental. Otros paises buscan una doble da a la crisis. Por un lado, la protoindustrializacién (segdn el concept Franklin Mendels), que implica el traslado de la manufactura al campo, d se ponen de relieve considerables ventajas: salarios més bajos, mayor ela dad de la mano de obra (frente a la oferta gremial de las ciudades), «exte: zacién» de parte de los costos del trabajo y produccién masiva mas barata, susceptible de atender una mayor demanda. Por otro lado, el «nuevo colons mo» (segtin la expresién de Eric Hobsbawm), que se resume en la expa del sistema de plantacién frente a la primera economia puramente extra: en el dinamismo del trfico de esclavos y en la «apropiacién del poder ad tivo ajeno», es decir, de los colonizados. Aeste esquema, hay que afiadirle algunas piezas. Por una parte, la pr dustrializacién no se explica sin la intensificacién de la agricultura, que li mano de obra para la manufactura y que fija en el campo a una poblacién no sufre los efectos recesivos que experimentan otros Ambitos geograficos. otra, el «nuevo colonialismo» implica la incorporaci6n de otros paises eu a la colonizacién de los pafses extraeuropeos, es decir, el fin del monopols la América espafiola (que pasa a ser una América europea) y el fin del mo: lio del comercio asiatico de los portugueses (que pasa a ser un comercio peo en la época de la «revolucién comercial asidtica», segtin la conocida sién de Niels Stengaard) Finalmente, siempre siguiendo a Peter Kriedte, la contraccién econé ocasiona una contestacién generalizada, tanto en la Europa occidental © en la oriental, que en algunos lugares se manifiesta a través de grandes lew mientos campesinos (singularmente Francia y Rusia), pero que en todo imprime a la época un sello de conflictividad, la consideracién de «Si Hierro» en la expresion de Henry Kamen. La crisis politica (la «revolucién: neral» de Hugh Trevor-Roper) del Estado Moderno se salda bien con la cién de nuevos sistemas politicos mas avanzados (la repiiblica holandes2 monarquia parlamentaria inglesa), bien con una reaccién estatalista y ol 264 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 1 La crisis del siglo XVII que afecta a todo el resto de la geografia europea: Espafia, Francia, Salias, las Alemanias, Austria (caracter hereditario de Bohemia y Hun- _ Suecia (victoria de Carlos XI sobre las pretensiones de la aristocracia), rca (proclamacién de la Kongelov o Ley Real de caracter absolutista) y 2 (afianzamiento de la centralizacién estatal bajo los Romanov). CRISIS ECONOMICA crisis econémica del siglo XVII, segtin acabamos de definirla, fue original- una crisis de tipo malthusiano: el crecimiento del siglo XVI no fue capaz =sinar (salvo en contados casos) una respuesta eficaz, que hubiera consis- aumentar la productividad de la agricultura para sostener el crecimiento poblacién, sino que por el contrario el auge de esta poblacién tropezs, a é innovaciones técnicas, con el techo de una superficie cultivable limita- ‘que motivé una caida de los rendimientos que puso en marcha el ciclo de . el retroceso demogréfico y el abandono de las tierras hasta que se 2 un movimiento pendular de recuperacion ya en el siglo XVIII. proceso se verfa agravado por un severo deterioro de la climatologfa (la fia edad glaciar» del siglo xvi identificada por Emmanuel Le Roy _ con sus inviernos largos y frios y sus veranos hiimedos, los famosos étés = del historiador francés) y, tal vez, por el aumento de la morbilidad, con seas y dramaticas epidemias de peste, cuya relativa autonomia o directa i6n con el clima y con el comportamiento negativo de la agricultura es todavia de un intenso debate historiografico. crisis econémica, en cualquier caso, se manifesté por un generalizado de todos los indices identificables. En el ambito de la demografia, sre Poussou ha hablado de una contraccién que afecté al conjunto de Sin duda, la poblacién disminuy6 en el mundo mediterréneo (en que expuls6 ademas a 300.000 moriscos, y en las Italias), asi como en io, donde la guerra de los Treinta Afios dejé considerables secuelas . Francia e Inglaterra, sometidas a fuertes vaivenes (donde entran Sectores la climatologia, la morbilidad, las revueltas politicas y sociales y Seencias militares), se ven abocadas al estancamiento demografico. Muy el crecimiento incluso en paises présperos como las Provincias Unidas. ia parece haber ganado un notable excedente de poblaci6n, pero qui- tanto por el crecimiento vegetative como por las incorporaciones de territorios, como en el caso de la Ucrania oriental (al este del Dnieper capital Kiev) que Bogdan Chmielnicki al frente de los cosacos zaporogos en 1667. En su conjunto, el demégrafo francés puede caracterizar el si- Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 265 Bloque III Siglo XVII: Europa glo xvi de una forma matizada: «La imagen real es la de un agregado de miendos en el que el negro es frecuente, domina el gris, pero donde las chas vivas, brillantes, no estan ausentes». De cualquier modo, las crisis puntuales fueron muy frecuentes. Aparte los muchos episodios de malas cosechas o de duros inviernos, hay que mencidn especial a las grandes ofensivas epidémicas que jalonaron el siglo. la llamada «peste atléntica» (1596-1603) afecté a Inglaterra, a Francie al norte y el oeste de la Peninsula Ibérica. La larga «peste mediterrai (1647-1659) avanz6 con su secuela de graves mortandades por la Espaiia ori tal y meridional (Sevilla, la gran urbe del sur, perdié en el afio 1649 un total sesenta mil almas, la mitad de la poblacién), Francia (llegando hasta Paris! Italia, con altas cotas en la isla de Cerdefa, el reino de Napoles y la rept de Génova. Una nueva epidemia (1664-1665) afect a Amsterdam y a Lon La Espafia mediterranea volvié a sufrir otros embates entre 1676 y 1683. ¥ estudios locales y regionales documentan muchos otros asaltos mas local dos, como por ejemplo, sélo para Francia, la peste de Beauvaisis de 1662 de la regin parisina de 1694. Desde el punto de vista agrario, y dejando al margen algunas regios como los Pafses Bajos o Inglaterra, el siglo XVII se sittia como una época recesién entre un Quinientos expansivo y, sobre todo, un siglo XVIII done crecimiento ya enlazaria con la revolucién agricola. Sin entrar en el juego las cifras locales, en general se observa un retroceso de los cultivos, una di nucién de la produccién, una contraccién de los rendimientos, una suc: de malas cosechas y una caida de los precios como consecuencia de la m demanda. Tal circulo vicioso s6lo pudo verse atenuado en algunos lu; por la llegada de algunos productos americanos, singularmente la patata ( via sélo utilizada como forraje para el ganado) y el maiz, cuya mayor r bilidad permitio la sustitucién con ventaja de otros cultivos cerealisticos producir localizadamente los efectos de una auténtica «revolucién amari que contrarresté la tendencia depresiva que se habia ensefioreado de los pos europeos. Los pafses mas afectados por la crisis agraria y demogrdfica sufrieron bién el retroceso de todos los indices. Espaiia ha sido el pats mas estudi como ejemplo de la decadencia del siglo XVI. Aqui, en efecto, la industri desmoroné (con el retroceso de los centros més présperos, como el de la ria de Segovia), el trafico interior descendié en toda su geografia, los cults fueron abandonados masivamente, lo que no evité un proceso de rurali por la paralela pérdida de efectivos y de recursos de las ciudades, y el coms ultramarino sufrié una progresiva disminucién muy perceptible a partir tercera década de la centuria, lo que significé (por mucho que no tuviera 266 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 1 La crisis del siglo XVII a con la evolucién auténoma de la economia americana) una pronunciada 2 de las remesas de plata que habian sido el nervio de la defensa del Imperio sempos de Carlos V y Felipe II. EL DESPLAZAMIENTO DE LA HEGEMONIA. Gon los datos que anteceden en la mano no resulta extrafio que la historio- haya presentado el conjunto del siglo XVII como un perfodo recesivo en- os siglos de auge y esplendor. Era un siglo en el que se manifestaban con d las sefales de decadencia en los més variados aspectos. Su propia sim- , la del Barroco, parecia ser la mas elocuente expresién del paréntesis el Renacimiento y la Ilustracion. La interrupcién del progreso permitia explicaciones, desde las de tipo ciclico (perfodos de auge, periodos de cia), hasta las que vefan en un cambio climatico la causa del estanca- o de la produccién, 0 en el incremento de la mortalidad a causa de la or virulencia de algunas enfermedades el elemento decisivo de la caida de ién. Sin embargo, la simple suma de elementos negativos y de explica- es parciales a los problemas sectoriales no podia satisfacer las necesidades =splicacién del siglo «critico». Ademas, muchas historias nacionales contra- ala generalizacién de los factores negativos. Por ejemplo, la historiografia S Provincias Unidas, que vefa en el XVII su Gouden Eeww, 0 la francesa, que #én exhibia su Grand Siecle (el Siglo del Roi Soleil) como contrapunto, o la ==. que consideraba con justicia el siglo XVII como el del gran ascenso de la 2 del Norte, ¢ incluso la espaiola, que sin negar la crisis econémica y po- la contraponia al esplendor cultural de su Siglo de Oro. Ex todo caso, sabemos que algunos paises encontraron la via para superar sis y aprovecharla en beneficio propio frente a los restantes. En este caso, ién fue posible gracias a la introduccién de importantes novedades en Stintos sectores de la economia. Asf la agricultura conocié, en algunos un proceso de intensificacién (especialmente en los Paises Bajos, con es inversiones, obras de bonificacién, seleccién de abonado y sustitucién vos a la espera de los nuevos sistemas de rotaci6n del siglo siguiente) y, os, una aceleracién en la transformacién de los sistemas de propiedad y ia de la tierra (especialmente en Inglaterra, con la promocién del sistema sures), que permitié un mayor grado de autarquia y la superacién de la al dependencia respecto de las importaciones de cereales. =I desarrollo en algunas regiones europeas de esta agricultura intensiva se Sa otro proceso interno (el de la protoindustrializacién) y a otros dos fené- es que tuvieron lugar fuera de las fronteras europeas (la revolucién del co- Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 267 Bloque III Siglo XVII: Europa mercio asiético y la aparicién del nuevo colonialismo de plantacién) para act como palanca para el despegue econémico de algunos paises del Atlantico ropeo (concretamente Inglaterra y las Provincias Unidas), y para que la cri desembocara en una transferencia de la hegemonia econémica. Recogiendo conclusiones de Alexandra Lublinskaya, el crecimiento econémico de unos ses quedo enfrentado dialécticamente al atraso de otros, de modo que la cri no fue algo universal, sino que dependié de los diferentes niveles de desai previo y de las relaciones de produccién imperantes en las distintas dreas Europa. De ahi que haya que reconstruir una matizada geografia de los pai que suften intensamente la crisis, y de aquellos que se adaptan y resurgen co: potencias hegeménicas 3. PROTOINDUSTRIALIZACION Y NUEVO COLONIALISMO Las respuestas a la crisis vatiaron, como ya hemos adelantado. Los pai que no pudieron hacerle frente mediante el incremento de los rendimie: agrarios, la inversién tecnolégica, el cambio en las relaciones de producciém. expansi6n de sus intercambios comerciales y la introduccién de nuevos s mas de explotacién en las colonias, conocieron un proceso de refeudalizacs En la Europa occidental este proceso se identificé con la reaccién de la x para mantener la capacidad adquisitiva de los privilegiados bajo la forma mayor presién fiscal pablica y privada, y mayor presién laboral privada, mi tras en la Europa oriental se producia el recrudecimiento de la servidumbre » consiguiente sobreexplotacién del campesinado. La salida de la crisis se produjo en el mundo de la manufactura mediante complejo fenémeno que conocemos con el nombre de protoindustrializa En la definicién adelantada por Franklin Mendels, se traté de «la primera de la industrializacién capitalista, donde se asiste a un rapido crecimiento de. industrias rurales, orientadas de cara al mercado exterior y a una serie de plios cambios en la organizacién de la economfa rural», Desglosando sus té nos, hay que hablar de una industria cuya produccién se destina a un mera extrarregional o extranacional, con una participacién mayoritaria de la cién rural en la produccidn (aunque la ultima y mas especializada elabor pudiera realizarse en la ciudad), con un dominio del capital variable (sal sobre el capital fijo (medios de produccién, todavia de proporciones limita En definitiva, la protoindustrializacién nace de la extensidn del sistema méstico, del putting-out system, que hizo valer, frente a la organizacién coi tiva y mediante la inversién de capital y la movilizacién de la mano de campesina, una serie de ventajas, como fueron la reduccién de costos, la 268 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 1 La crisis del siglo XVI son para un mercado ampliado y la libertad de produccién. De este modo, ‘ocalizacién de la manufactura superé el estrecho marco del artesanado sal de las ciudades y gener6 una serie de dindmicas nebulosas industriales idas por buena parte de la geografia europea. otra parte, la cafda de las remesas metilicas fue la ocasién para el hallaz- nuevas formulas en la explotacién del mundo colonial. El comercio asiati- potencid gracias a la creacién de las Compaiijas de las Indias Orientales sonen fin al monopolio portugués en el rea. Se trata fundamentalmente snglesa East India Company (1600), de la holandesa Vereignidte Oostindische gnie (1602) y, en menor grado, de la francesa Compagnie des Indes -s (1664). Todas ellas, por un lado, presentarén batalla tanto comercial militar al Estado da India de Portugal y, por otro, ampliaran enormemente cciones mercantiles desde el Golfo Pérsico hasta el Japén. mismo tiempo, América conocfa, por un lado, la irrupcién de las mismas éas en un ambito dominado por la Monarquia Hispanica (con la unién il portugués al amplio imperio espafiol después de 1580), con o sin la lad de crear compafiias comerciales (que en todo caso nunca alcanza- impacto de las orientales), mientras por otro lado la colonizacién experi- en aquellas tierras una completa reorientacién gracias al fomento de mia de plantacién (aziicar, tabaco, cacao, algodén, café) que se suma- 4 tradicional empresa minera, lo cual tenfa como efecto derivado el de hasta extremos desconocidos el sistema esclavista, la importacién de africanos y el llamado comercio triangular. Sobre estas bases, el capita- comercial europeo conseguia una nueva plataforma para la superacin de xisis econémica, que en todo caso habia sido cosa del viejo mundo y no tinente americano. EUDALIZACION Y OFENSIVA DE LA RENTA respuesta a la crisis no fue tan positiva en todos los lugares. En la mayo- los paises (es decir, en todos, salvo en los Paises Bajos e Inglaterra y en otras regiones aisladas) se produjo una reaccién conservadora que ha bautizada con el nombre de proceso de refeudalizacién y que adopté di- modalidades. Por un lado, los pafses de la Europa occidental con un ré- agrario relativamente evolucionado optaron por la ofensiva de la renta ir, exigieron mediante nuevos contratos mayores aportaciones en meta- 2 en especie de los colonos asentados en las propiedades), mientras los con sistemas més arcaicos se apuntaron a la reaccién seftorial (es decir, taron las exacciones de la propiedad eminente y reclamaron derechos Historia Moderna: Europe, Africa, Asia y América 269 — Bloque III Siglo XVII: Europa periclitados, al tiempo que trataban de obtener més ingresos de la propiedad itil). Por otro, los paises de la segunda servidumbre procedieron a la ampli cién del dominio (es decir, extendieron la propiedad itil de los sefiores y ele ron la exigencia de prestaciones personales en sus tierras a costa de las tene: cias aldeanas, que quedaron al limite de la subsistencia cuando no atravesar dicho umbral con las consecuencias que era de prever). Todas estas practicas derivaron de la ldgica de contrarrestar la pérdida de productividad de las tie1 mediante la sobreexplotacion del trabajo campesino y no mediante la inversié en la renovacién tecnolégica. Bajo el régimen imperante en la Europa occidental, las tierras podian ser dominio sefiorial, que conllevaba la llamada «propiedad eminente» (mientras «propiedad ttil» pertenecia al cultivador directo), o de propiedad plena del fior, que sumaba asi la eminente y la util, pudiendo a su vez dar estas tlti parcelas en arriendo o bien hacerlas cultivar por asalariados 0 jornaleros. reaccidn defensiva del sefior en sus tierras de dominio eminente consistié es: cialmente en el cobro més exigentes de sus derechos, que como sabemos co: prendian el diezmo sefiorial (el champart en Francia), los monopolios (las ba lités en Francia), los derechos de transmisién 0 laudemios (lods et ventes Francia), mas los privilegios jurisdiccionales. Ademés, traté de ampliar su p: piedad util, mediante el redondeo de sus parcelas, mediante la adquisicie (compra 0 usurpacién, segtin los casos) de las tierras comunales 0 mediante ocupacién de tierras de los campesinos libres que no podian pagar los frecu tes gravamenes hipotecarios que recaian sobre sus predios, situacidn que co’ tituia uno de los mecanismos més frecuentes de transferencia de la propie Por el contrario, en las tierras que constituian su propiedad ttil, el instrum: usual fue la ofensiva de la renta, que revistié varias formas: la transformacs del tipo de contrato, mediante la exigencia de los titulos de la enfiteusis o diante la conversién de los contratos enfitéuticos 0 los arriendos de larga di cién en contratos cortos, revisables periédicamente en una negociaci6n solfa set favorable al propictario, la expulsién pura y simple de los arrendat cuando las circunstancias lo permitfan, la repercusién de las cargas de expl cin sobre los arrendatarios (construccién de cercados, reparacién de edifici plantacién de Arboles) o la exigencia a los arrendatarios de las inversiones i ciales (semillas, ganados, colmenas). Estos modos de reaccién frente a la crisis no fueron exclusivos de los sei res, titulares sélo de la propiedad eminente o también de la propiedad util, sé que fueron empleados por todos los propietarios que habjan cedido parte sus parcelas en arrendamiento y que buscaron aumentar sus ingresos a ¢ del campesinado sin tierra, que se vio obligado a la revuelta violenta, a lar tencia legal 0 a la emigraci6n a la ciudad para acogerse a las menguadas cari 270 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 1 La crisis del siglo XVIL S=banas, cuando no desaparecié pura y simplemente por la accién de los malthusianos. Hay que afiadir, por tiltimo, que no fue muy distinto el ‘iento empleado en los paises que conocieron el éxito, como Inglaterra, 2 todos estos mecanismos de ofensiva de la renta sdlo tuvieron que afiadir 4s cl combate por las enclosures 0 cercados de tierra en detrimento del Seld de utilizaci6n comunitaria (es decir, el combate por el individualismo so de raiz capitalista) y la inversion en las propiedades particulares a fin de mayores rendimientos de unos predios mejor cultivados. Este fue el del cambio del modo de produccién al amparo de la crisis en las regio- ads adelantadas de Europa. INTENSIFICACION DE LA SERVIDUMBRE EN LA EUROPA ORIENTAL El sistema imperante al este de la divisoria natural configurada por el Elba ‘ei sistema de la servidumbre. La tierra aparece dividida entre el dominio o sefiorial y las tenencias campesinas. La reserva se cultiva mediante las ciones personales del campesinado, o sea, mediante el trabajo gratuito en s del sefior, por parte del propio campesino y, a veces, de toda su fami- que participaba no sélo en las faenas agricolas propiamente dichas, sino en el transporte de la cosecha al silo del sefior o al puerto fluvial para su jue. Al margen subsisten los monopolios sefioriales, que pueden ser el pesca fluvial (como en Bohemia), el del comercio de ganado (como en fa), o el de las cervecerias y destilerias (como en Polonia). £2 economia rural de Polonia la conocemos bien gracias a los excelentes jos de Witold Kula y de Jerzy Topolsky. Se trata de una «economia agraria ecumulacién», La rentabilidad de la empresa agricola se sustenta en el tra- pese al cardcter de guerra civil que adoptarfa en una de sus etapas. Por ste, la mayoria de los Estados lograrfan sofocar la contestacién y revigori- su absolutismo de acuerdo con los nuevos datos de la recesi6n econémica acci6n social, mientras que sélo Inglaterra conseguiria imponer al precio revoluciones un régimen constitucional mas avanzado respecto a los del ite, y sdlo las Provincias Unidas lograrian sortear, aun con dificultades, ersas tentativas absolutistas que amenazaron la constitucién republicana e se habfan dotado en el transcurso de su larga guerra de independencia. mismo modo, la reaccién feudal como consecuencia de la recesién eco- <2 y la quiebra de las expectativas de promocién social entre las nuevas Historia Moderna: Europa, Africa, Asiay América 283 Bloque III Siglo XVII: Europa clases ascendentes generaron un clima de frustracién y descontento que vierten al siglo XVII, dentro del marco de una Edad Moderna siempre afe: por un alto indice de contestacidn, en una €poca de especial conflictividad cial. En el ambito urbano, la reivindicacién social desembocé en algunas siones en propuestas politicas alternativas, con lo que la revuelta se convi revolucién, aunque otros movimientos de protesta no rebasaron los limites motin de subsistencias, el motin fiscal o el estallido violento pero puntual tra las autoridades constituidas. Por el contrario, en el mundo rural, la contestacién fue mas perm: bajo la forma de magmaticos levantamientos campesinos, segtin el modelo co de la jacquerie, que fueron ferozmente reprimidos por las fuerzas aliadas la monarquia y los sefiores, cuando no se desvié hacia la respuesta mAs i dual del bandolerismo rural (a veces con proyeccién politica, como en el del popular Joan Sala, conocido como Serrallonga en la agitada Cataluiia época) 0 hacia movimientos colectivos pero que se expresaban bajo formas gales (como el de los diggers 0 «cavadores», que durante la primera revol inglesa fundaron pequefias explotaciones comunitarias, atruinadas rapida te por la accién combinada del gobierno y los propietarios vecinos), 0 no se refugié en el rechazo testimonial de la marginacién o la practica magia. En cualquier caso, el siglo XVII parecié conocer un estado de agit social permanente que le otorga esta imagen de siglo revuelto 0 de «sigle hierro» con que lo ha caracterizado la moderna historiografia. Las revueltas campesinas (fureurs paysannes, segin la formula de R Mousnier), producidas como resultado de una situacién social insoste: agravada por la crisis econémica y el aumento de la presién fiscal, se suced en Francia a todo lo largo del siglo xvi. Bajo Luis XIII se dieron algunas de: que tuvieron mAs amplia participacién y mas extensa geografia; los croqua’ Saintonge, el Angoumois, el Poitou y el Périgord (1636) y los va-nu-pieds Normandia (1639), que llegaron a crear un verdadero ejército de miser: (Varmée de souffrance). En el reinado siguiente, la rebelién mas grave por se dicalismo social y su eficiente organizacién fue la llamada de los Torrében. tuvo como escenario una regién muy feudalizada como era Bretafia y que’ manifesté bajo la forma de ataques contra castillos y mansiones sefioriales y. negociaciones de unas cargas sefioriales menos gravosas. Todas siguiero=: modelo de las rebeldias primitivas (segtin la conocida caracterizacién de Hobsbawm), fueron incapaces de imponer sus reivindicaciones y termin: con la sangrienta represién ejecutada por las fuerzas armadas de los pode y con la vuelta al punto de partida, Otro dmbito geografico donde los movimientos de contestacién social ron més continuados fue la Rusia de los primeros Romanov. Los esfuerzos 284 Historia Modema: Europa, Africa, Asia y América Tema 2 La crisis politica y social icin estatal, el aumento de la imposicién y, sobre todo, el severo agra- ‘0 de las condiciones de la servidumbre provocaron revueltas en torno a ipales ciudades, como Moscti (en 1648 y después en 1662) 0 Novgorod ). Sin embargo, el levantamiento de més largo alcance fue el protagoni- por los cosacos del Don mandados por Stenka Razin, que al frente de un r0 ejército ditigid sus acciones especialmente contra los propietarios de y de los siervos, Desde su solar de origen, la revuelta se puso en movi- en la primavera de 1667 hasta llegar al Volga, donde se le unieron nu- contingentes de campesinos que hufan de la servidumbre. Tras apode- primero de varias naves (la llamada «gran caravana del rfo Volga»), Razin 'Gespués al mar Caspio, saqueando sistematicamente la orilla persa desde a Baki, antes de dirigirse contra Astrajan en la orilla septentrional y r de nuevo el Volga y apoderarse de las ciudades de Tsaritsin (Ia actual do) y Saratov. Derrotado ante la ciudad de Simbirsk, hubo de retroce- ia sus tierras del Don, donde fue entregado por las fuerzas de la aristo- para ser ejecutado en Moscti en 1671. Su figura goz6 de una populari- que sdlo serfa igualada por la del también dirigente campesino Iemelian un siglo més tarde. Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 285 orden de Westfalia fin de la hegemonfa espajiola supremacia de los estados nacionales fijacién de las fronteras religiosas hegemonia continental francesa Cala een RN 0 Sap i eee ame = FEBS ecto oe Brarcemburgo (Estados oclesistcas (7 Rewtoics do Vere Europa, 1648 (Atlas Histérico y Geogréfico Universitario, UNED, pag. 146, nim. 23). 2 paz de Westfalia se firma en dos sedes diferentes: Minster retine a los reyes de Espafia y Francia, a las distintas potencias del Imperio y a las Provincias Unidas, mientras en Osnabriick se tratan de las cuestiones les de Suecia y el Imperio. En su conjunto, los tratados de Westfalia re- un profundo cambio en el sistema de relaciones entre los distintos esta- en el trazado de las fronteras politicas y religiosas de Europa, una primera aproximacién, Westfalia traté de ditimir una serie de gran- enilictos europeos: 1) la ordenacién politica europea hasta ahora bajo la nia de la casa de Habsburgo o de Austria; 2) la constitucién interna del 80 Romano Germnico; 3) la situacién de los Pafses Bajos y, en especial, siete Provincias Unidas del Norte, que llevaban combatiendo una guerra Aftos; 4) las fronteras entre el mundo catélico y el mundo protestante, ‘2s regiones bajo el dominio espiritual de la Iglesia Catdlica y las regiones Rabian adherido a la Reforma; 5) la hegemonia en la Europa occidental ib Espagia de los Austrias o la Francia de los Borbones; y 6) la hegemonia Europa del norte, en el espacio baltico, entre Suecia y las restantes poten- la region. Los tratados de 1648 dieron respuesta bien definitiva, bien a, a las cuatro primeras cuestiones, pero dejaron irresueltas las dos tlti- ‘ue tardaron ms de una década en encontrar solucion, FIN DE LA HEGEMONIA ESPANIOLA Bartir de 1648, Espaiia, que habia salido de Westfalia con la merma pro- por la independencia de las Provincias Unidas y por la adquisicién por Se Francia de algunos territorios significativos para la estrategia militar - se recuperé parcialmente aprovechando la revuelta interna francesa de . Asi, dominada la revuelta de Tommaso Aniello, llamado Masaniello les (1647), puso fin a la revuelta de Catalufia con la ocupacién de Bar- en 1652, mientras se estabilizaba el frente de Portugal, que de todos no se cerrarfa hasta mucho més tarde con la paz de Lisboa (1668), que ia la independencia lusitana a cambio tan sélo del traspaso de la so- 2 Espaiia de la plaza norteafricana de Ceuta. Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 289 Bloque III Siglo XVII: Europa La guerra franco-espafola rebrotaria con nueva fuerza a partir del fin revuelta de la Fronda (agosto 1653). Las victorias iniciales de Juan José Austria (Valenciennes, junio 1656, y Cambray, mayo 1657) no alterarian el sultado final del enfrentamiento, maxime cuando Francia pudo contar com ayuda de la Inglaterra de Cromwell, que pudo quedarse asf con la isle Jamaica (ocupada en mayo 1655) y con la plaza de Dunkerque (entregada junio 1658), mientras la segunda batalla campal de Las Dunas (entablada antes, junio 1658) obligaba a Espaiia a entrar en negociaciones para la firma una nueva paz. La paz de los Pirineos (noviembre 1659) significd, sobre todo, el fin de tivo de la hegemonia espafiola y el comienzo de una nueva era en la historia las relaciones internacionales. Por un lado, supuso la confirmacién de la da del Rosellén y la Alta Cerdafia, con el establecimiento de la «frontera na de Europa» entre Francia y Espafia. Por otro, una de las clausulas del do, que acordaba el matrimonio de Luis XIV con Maria Teresa de Au condicionando la renuncia de la infanta espafiola a sus derechos al trons pago por parte de Espajia de una dote de 500.000 escudos de oro (articules posible de cumplir para un pais agotado financieramente), justificaria mas de el intervencionismo francés en los Paises Bajos y, sobre todo, dejaria e: to cl camino para que la Corona espajiola recayese a final de siglo en una de los Borbones, dando paso asi a la actual dinastia reinante en Espafa. La politica exterior de la segunda mitad de siglo se resume en el relato de sucesivas agresiones francesas contra los territorios espafioles de Flandes. guerra de Devolucién (llamada asf porque la excusa jurfdica fue la reclai de unos supuestos derechos de Marfa Teresa de Austria a ciertas poblacis flamencas) concluyé con la paz de Aquisgr4n (mayo 1668), que oblig. Espafia a ceder algunas importantes plazas del sur de Flandes. La llamada rra de Holanda, en la que Espafia, amenazada por Francia, participé al la sus antiguos adversarios, se saldé con la cesién definitiva del Artois (la 1 mas meridional de Flandes) y del Franco Condado en la paz de Nimega tiembre 1678). La llamada guerra de las reuniones (porque pretendia la re de territorios a otros ya en poder de Francia, utilizando argumentos de es: nulo valor juridico) significé una nueva agresién francesa, que tuvo como tivo principal el ducado de Luxemburgo, pieza clave en la defensa del terri flamenco, aunque también incluy6 el bombardeo de la ciudad de Génova, lar aliada de Espafia, antes de conchuir con la firma de la tregua de Rats (agosto 1684), que dejaba Luxemburgo en manos francesas y Flandes de tegido. La entrada de Espaiia en una cuarta y tiltima guerra, llamada de la de Augsburgo, implicé la invasién por parte de Francia no sélo de Flan Italia, sino también de Catalufia, donde la actuacién de los ejércitos galos ( 290 Historia Moderna: Europa, Aftica, Asia y América Tema 3 El orden de Westfalia de Barcelona, julio 1691, poco antes del todavia mis terrible de Alicante, cién de Gerona, junio 1693, y de Barcelona, agosto 1697) dejarfa una de resentimiento que se sumaria a los restantes factores determinantes © actitud del Principado durante la posterior guerra de Sucesi6n, por més ea esta ocasién Luis XIV, interesado en asegurar la sucesién a su nieto de Anjou, se mostrase generoso y devolviese todas las conquistas hechas Nimega en la paz de Rijswijk (setiembre 1697). En su conjunto, Espafia segunda mitad de siglo se habia visto obligada a trocar su politica ofensiva ensiva y a sustituir la reputacién por la resignacién. SUPREMACIA DE LOS ESTADOS NACIONALES falia proclamé una nueva ordenacién individualista de Europa, frente a ebraci6n que tuviera como eje la preponderancia de la casa de Austria, Babia sido la norma a todo lo largo del siglo xvI. Europa pasé a ser un de estados independientes al margen de su confesionalidad religiosa. concedié autoridad a ninguna instancia reguladora: ni al Papa de Roma dominio dejaba de ejercerse sobre el mundo protestante y que perdia influencia sobre la vida politica del mundo catélico) ni al Emperador guedaba como un titulo honorifico vinculado a los soberanos de la Austria = pero desprovisto de contenido efectivo de gobierno, frente a sus viejos absolutistas sobre el conjunto de Alemania). De esta forma, el criterio e en esta reestructuracién politica fue el de una recién inventada «or- sen racionalista» frente al viejo «orden tradicional» heredado de la Edad De ahi que se sustituyeran las habituales guerras religiosas o ideologi- siglo XVI por unas guerras con intenciones de mera ampliacién territo- de intereses econdmicos (a menudo trasladadas al mundo ultramarino), 's asi por las apetencias seculares de los distintos estados, sin invoca- religiosas que no fueran meramente retéricas 0 propagandisticas te, la quiebra de las hegemonias del siglo XVI (especialmente el defini. de las ansias hegeménicas de los Habsburgos) entrai la instalacion en illerias europeas del concepto de la politica de «equilibrio» que, sobte de un criterio utilitarista, acabarfa por imponerse en el siglo siguiente. falia, por la misma l6gica, clausuré todos los intentos de unificar el 2 bajo el signo del absolutismo y de la confesionalidad catélica y consin- Scfinitiva fragmentacisn politica y religiosa de Alemania. Asi se puso nal a toda la serie de iniciativas llevadas a cabo por Maximiliano I, por Vy por Fernando II, de modo que los Habsburgos de Viena se hubieron en sus tertitorios solariegos (la Austria propia) y los reinos afiadidos Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 291 ~ Bloque II Siglo XVII: Europa (Bohemia y Hungria) para construir un estado primordialmente danubia Reich o Imperio se convirtié en un mosaico de unos 350 estados indepen: tes, que podian usar de esa autonomia tanto en el campo de Ia polftica int (ius territorialis) como en el de la politica exterior, concertando sus pr alianzas con otros estados (ius foederis). Ademas fue amputado de dos de: territorios que habfan estado incluidos en su érbita de influencia: Suiza y Paises Bajos. Quedaba ademis en un precario estado material, debido = devastaciones sufridas a lo largo de la guerra de los Treinta Aftos, dirimida mayor parte sobre su suclo. Se puede decir, como han sostenido diversos res, que Alemania se convirtié en una mera expresién geografica durante siglos XVII y XVIII, de modo que Westfalia significarfa la mayor humillacios frida por Alemania hasta el fin de la segunda guerra mundial. Otro grupo de estos desplazamientos de soberania se operaron en el in! del propio Reich aleman. El ducado de Baviera, estado catélico, se hizo ¢ Alto Palatinado y con la dignidad electoral (que convertia a su titular en el de los electores del Imperio). El Bajo Palatinado, con la inclusién de la di electoral, se restituyé a los herederos de Federico V, que habia sido desp de su tierra por su intervencién a favor de los protestantes checos en la gue: los Treinta Afios. En el bando protestante, la nueva potencia en ascenso fi electorado de Brandeburgo, que se hizo con la Pomerania oriental y los obi dos de Halberstadt, Minden y Cammin y més tarde con el arzobipado Magdeburgo, poniendo asi las bases de una dualidad en el Imperio Hohenzollern calvinistas al norte y los Wittelsbach y los Habsburgos catélii sur) que en Ultima instancia habia de resolverse a favor de Brandeburgo. terminarfa poniéndose al frente del proceso de la unidad alemana en el siglo El tercer conjunto de apropiaciones territoriales beneficiaron abiertame Suecia, En una imparable carrera, Suecia habfa ocupado las regiones finesas Ingria y Carelia, situadas frente a la fachada bdltica de Rusia (paz de Stol 1617), de los territorios de Livonia, de las ciudades de Elbing, Pillau y Mex de los derechos de aduanas de Danzig, hoy Gdansk (paz de Altmark, 1629) 5 las islas de Gotland y Oesel, mas el rico obispado de Bremen en Alemania, mas de obtener de los daneses la apertura del estrecho del Sund (paz, Brémsebro, 1645), Ahora la paz de Westfalia redondeaba sus adquisici concediéndole la Pomerania occidental (con lo que se hacia duefia de t regién), las islas de Wollin y Ragen, el obispado de Verden (que unia al Bremen) y los puertos de Stettin, hoy Szegedin, y de Wismar, con lo que q ban en su poder los estuarios del Elba, del Wesser y del Oder. Suecia apa comola «estrella del norte», la gran potencia ascendente en el mundo del Bales Dos conflictos quedaron sin dirimir con la paz de Westfalia: la rivalidad enfrenta a los Habsburgos espafioles con los Borbones franceses (sald: 292 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 3 El orden de Westfalia acabamos de ver, por la paz de los Pirineos) yla resolucién de los conten- pendientes en el ambito del Baltico. La guerra del Norte se inicié con el e de Carlos X de Suecia contra Juan Casimiro de Polonia (ataque que aprovechado por los cosacos zaporogos de Bogdan Chmielnicki yla == de Alexis Romanov para ocupar provisionalmente Varsovia en 1655). La Bon sueca dio lugar (en 1657) a la constitucién de un frente aliado com- Por todos sus enemigos: Dinamarca, Brandeburgo, Polonia y Rusia. Por mento, Carlos X parecié a punto de ganar la partida, pues, tras una mar- ssbre el Belt helado (uno de los canales que componen el estrecho del »- impuso el abandono de Dinamarca pot la paz de Roskilde, pero final- ‘a alianza antisueca logré la retirada de Carlos X, poco antes de ea muer- 1660. Paces subsiguientes (1660), que pusieron fin diplomético a la guerra del - se saldaron en la misma direccion esbozada por Westfalia. La paz de hague otorgé a Suecia todo el extremo sur de la Peninsula, que hasta s habia permanecido en manos danesas y que ahora completaba el so- 0: las regiones de Escania, Halland y Blekinga. Por su parte, la paz de libro al elector de Brandeburgo del reconocimiento de la soberania feu- Tainété) debido a Polonia (tal como se habia acordado en el tratado de u. 1657), mientras Suecia veia reconocida definitivamente su posesién nia (adquirida, como vimos, en 1629). FIUACION DE LAS FRONTERAS RELIGIOSAS falia resolvi6 la dilatada cuestidn de los Pafses Bajos. Por el tratado de , Espafia reconoci6 la independencia de las Provincias Unidas. Holanda = similar ocurre con expresiones como la «Monarquia del Batroco». complicado atin es saber si la revolucién cientifica es un fenémeno ti- de la cultura barroca. Puede serlo en el sentido cronolégico, en cuanto es ivacién de la ciencia del Renacimiento, sobre todo ahora que los descu- entos del siglo XVII se han visto privados del cardcter de ruptura dramatica ‘& historiograffa tradicional les habfa venido confiriendo y se tiende a ate- ‘3 raya que separaba la ciencia renacentista de la ciencia del siglo XVII. Sin los fundamentos de esta ciencia se asocian generalmente, por decirlo Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 307 =e Bloque IJ Siglo XVII: Europa asf, a la geografia del Clasicismo, a la obra de René Descartes, nacido: Francia y residente en Holanda, 0 a los sabios ingleses de Greenwich, mies los paises, también por decirlo asi, de la érbita del Barroco, la Espaiia d= Inquisicién o la Roma que condena a Galileo, parecen muy alejados del espiritual que posibilita el avance de la nueva ciencia. En sentido inverso, puede constatai mayor desarrollo adquirido por el arte y la € tura del Barroco en el mundo catélico eno paracién con el mundo protestante. Por lo & to, si el Barroco no es sdélo un arte de Contrarreforma, también es verdad que se 4 plegs con mayor vitalidad en los paises ce prometidos con la Contrarreforma. Asi le’ recordado José Antonio Maravall: «Mas cuestién de religién, el Barroco es de la Igie y en especial de la Catélica, por su cond: de poder monarquico absoluto». El Barroco produjo grandes literatos y == des artistas plastics. Asi, Miguel de Cervas es uno de los maximos representantes de la & ratura del siglo XVII. Aunque se dedicé tami al teatro y a la poesia, destacé especialm: por su narrativa, con obras considerables & género de la novela pastoril, la novela bi 0 la novela picaresca (Rinconete -y Cortads 1613). Sin embargo, donde su pluma brilla especialmente es en su obra maes El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha (publicado en dos partes, en 16 y 1615). Concebida en principio como una parodia y una satira de los libros caballerfa, su contenido va mucho més alla consti- tuyendo una licida sintesis de las tribulaciones y las esperanzas de toda una época. Por su propia esen- cia, el siglo del Barroco es asimismo la época dora- da del teatro europeo. Asi, esta centuria genera las mayores cimas del teatro espajiol, desde Félix Lo- pe de Vega (Fuenteovejuna, 1618) a Pedro Calderén de la Barca (La vida es suefio, 1635), al igual que ocurre en Francia, con Pierre Corneille (Le Cid, 1637), Jean-Baptiste Poquelin llamado Moliére (L’Avare, 1668) y Jean Racine (Phedre, 1677) Miguel de Cervantes: El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Dordrecht, 1657 (1." edicién ilustrada). Carlo Maderno: Iglesia de Santa Susanna, Roma. 308 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 4 La cultura del Barroco El barroco plastico aparece en Italia de la mano de una serie de grandes sdores. Tras el tiltimo esplendor del Renacimiento, el Manierismo, encarna- por los arquitectos Jacopo Barozzi Il Vignola (iglesia del Gest: de Roma) y -a Palladio (Villa Rotonda de Vicenza), la arquitectura barroca esta vincu- & a la obra de Carlo Maderno (iglesia de Santa Susanna de Roma) y cesco Borromini (iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane, también en ). La escultura alcanza su maxima expresién con la obra de Lorenzo i (Extasis de Santa Teresa, Apolo y Dafne), mientras la pintura del siglo = arranca de los asombrosos hallazgos de Michelangelo Merisi, Caravaggio, como pueden verse, por ejemplo, en sus cuadros para la iglesia de San Luis Ss Franceses de Roma, todavia pintados en el siglo anterior: Vocacion de San >). Como un paradigma del nuevo estilo puede considerarse el baldaquino ghar mayor de San Pedro de Roma, al que Bernini envuelve con sus exage- columnas saloménicas. Francesco Borromini: Iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane, Roma. Extasis de Santa iglesia de Santa Maria Metoria, Roma. | Geavaggio: Vocacién de San Mateo. Be S= Sen Luis de los Franceses, Roma Historia Mederma: Europa, Africa, Asiay América 309 310 Bloque III Siglo XVII: Europa Juan Martinez Montafés: San Juan Bautista. Convento de Santa Paula, Sevilla. Bartolomé Estaban Murillo: Nifios jugando a los dados. Alte Pinakothek, Munich. Historia Moderna: Europe, Africa, Asia y América Enmarcado dentro del llamado Siglo de @ de la cultura espafiola, que cuenta con not escultores (los grandes imagineros Gr Hernandez o Juan Martinez Montai magnificos pintores (José Ribera, Francis Zurbaran o Bartolomé Esteban Murille arte de Diego de Velazquez aparece come de las cumbres del Barroco europeo. Tras ducir sus primeras obras maestras en ples ventud (Vieja friendo huevos, El Aguadam Sevilla), el pintor retrata en Madrid a los = sentantes de la familia real y, en contraste bufones que deben alegrar la vida de pa junto al gran lienzo de exaltacién de los de la Monarquia que es La Rendicién de también conocido como Las Lanzas, cuades dos ellos donde ya utiliza las pinceladas & y las gradaciones cromaticas que le daras fama. Tras su segundo viaje a Italia (donde al papa Inocencio X), regresa a la Corte p ducir sus tiltimas obras maestras, inspira la mitologfa pagana (La Venus del Espejo. landeras) y por el mundo cortesano que: tuy6 su principal escenario vital y que st var a categorfa universal (Las Meninas). Diego de Vs La Venus del Espejo. National Gallery Tema 4 La cultura del Barroco Diego de Velézquez: Vieja friendo huevos. National Galleries of Scotland, Edimburgo. Diego de Velazquez Las Meninas. Museo del Prado, Madrid. Diego de Velazquez: La Rendicién de Breda o Las Lanzas. Museo del Prado, Madrid. Historia Moderna: Europa, Africa, Asiay América 311 Bloque III Siglo XVII: Europa Dentro de la paralela Edad de Oro de cultura, Holanda produce una pintura exe cional por su tematica, por su originalida por la calidad de sus cultivadores, entre que destaca Jan Vermeer (La joven de la ¢ a). Sin embargo, a figura més televante = del pintor y grabador Rembrandt van R dominador del claroscuro y creador de = tuosas escenas tomadas de la mitologta bs ca o de la mitologfa clasica, de esplénd’ retratos (entre ellos sus magnificos autorre tos a diversas edades), de episodios de la vida civil de las urbes neerlandesas (sus & Lecciones de Anatomia 0 su Ronda de No quizés su obra maestra), y ello hasta sus Jan Vermeer: La joven de la perla mos afios, donde todavia nos lega emow Mauritshuis, La Haya. cuadros como el de La novia judia de Rembrandt van Rijn: Leccién Anatomia. Mauritshuis, La Hay Rembrandt van Rijn: La novia judia. Rijksmuseum, Amsterdam. 312 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 4 La cultura del Barroco = mejor establecer su imperecedera gloria. Entre los artistas de los Paises meridionales, es decir, del Flandes catélico, la contrapartida se halla en la a de Petrus Paulus Rubens con sus grandilocuentes creaciones tanto jesas (Descendimiento de la Cruz de la catedral de Amberes) como profanas Coronacién de Marta de Médicis). Rembrandt van Rijn: Ronda de Noche. Rijksmuseum, Amsterdam. Pers Paulus Rubens: miento de la Cruz. ral de Amberes. © cLsicismo francés se aglutina en torno a la gran empresa de la construc- ==! palacio de Versalles, que define una estética para todas las ramas del S=quitectura, urbanismo, escultura, pintura, jardinerfa e incluso el marco =scuadra la fiesta cortesana) y que tendré una proyeccién en toda Europa, en el siglo XVII sino también en la centuria siguiente. Al margen, pero de la misma estética, se pueden mencionar algunos artistas excepciona- 0 los pintores Nicolas Poussin 0 Claude Gellée llamado Claudio de Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 313 Bloque III Siglo XVII: Europa Lorena, magnificos paisajistas muy in! dos por el mundo clasico. La misica se enriquece en el siglo especialmente por la invencidn de la 6} vinculada a Claudio Monteverdi, autor la primera composicién digna de este n bre, L'Orfeo, de 1607, y de la primera de obras maestras del género (L'Tincoronazi di Poppea, de 1642). Otro de los grai nombredel siglo florece en la corte de Estuardos, cuyos primeros soberanos bian recurrido al elegante pincel del fla co Antonio Van Dyck (o Antoon Dijck): Henry Purcell produce varias de una asombrosa expresividad y modi Petrus Paulus Rubens: Desembarco. E : de Maria de Medicis en el puerto dad, aunque sin duda su maximo logro: de Marsella. Museo del Louvre, Paris. la 6pera Dido and Aeneas, de 1689. 4, CULTURA ERUDITA Y CULTURA POPULAR Noes ya ninguna novedad decir que los historiadores han seguido ine: rando los fenémenos de la alta cultura dentro del marco de la historia in da que se persigue como objetivo. No podia dejarse de lado el cultivo de historia intelectual, porque seria imposible explicar el siglo XVI italiano sin ner en cuenta a Giordano Bruno, a Tasso 0 a Miguel Angel; explicar la é de Luis XIV sin ocuparse de Bossuet, de Moliére o de Lully; explicar: Tlustracién espafiola sin mencionar a Mayans, a Jovellanos 0 a Goya. Es &: que la historia total debe ocuparse de las obras de los espititus cultivados campo de la filosoffa, de la ciencia, de la educacién, del pensamiento ec mico, de la reflexién politica, de la literatura y del arte. Estas construcci del intelecto deben ser contextualizadas pertinentemente, en el sentido de «historia social de la literatura y el arte» de Arnold Hauser, que pone la artistica o literaria en relacién con el mundo que la produce, la amp. la consume. O en el sentido de la «historia coyuntural del pensamiento» Pierre Vilar, que valora una idea segiin su virtualidad para transformar el torno social: los vikingos pudieron llegar a América, pero el descubridor Nuevo Mundo ser siempre Cristbal Colén, que es quien permitié dar unos lazos ya indestructibles entre los continentes a uno y otro lado océano Atlantico. 314 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 4 La cultura del Barroco Para cumplir sus fines, el Barroco aparece, mas que otras, como una cultura seida desde el poder. Se trata de un arte que trata de «imponer un orden por agen», segtin la expresién de Daniel Arasse. De ahi los escenarios privile- es del Barroco. En primer lugar, la ciudad, como lugar idéneo para la os- scion de los poderosos. Y, mas que la ciudad, la capital, como sefialé en su Giulio Carlo Argan, porque el Barroco es el momento de exaltacién de la ied capital vinculada a las cortes de los monarcas absolutos: es la época de 2 obviamente, pero también de Madrid, de Viena o de Praga. Y, dentro = ciudad, el palacio, que parece el lugar ideal para el despliegue de la majes- = al con todo su ceremonial, y también el templo, como espacio perfecto = la hierofania. Este servicio al poder ha sido puesto por los historiadores del arte en relacion Is jerarquizacién de las lineas en los espacios arquitecténicos y en las artes as, Los movimientos de las formas arquitecténicas convergen en un vérti- inante (pero zno pasaba lo mismo en el arte renacentista?), la convergen- ia Dios 0 el Rey es norma en la ordenacién de los templos y los palacios y 1 composicién de las pinturas (pero sno ocurre igual en el arte clasico?), el de los jardines a la francesa induce a una visién y un recorrido privilegia- Sente a la pluralidad de opciones de los jardines a la inglesa (pero el jardin és, ;no es clasico y cartesiano frente al auténtico jardin barroco?). Quizés se vea més claro este caracter dirigista si analizamos el caso de la easiva de los poderes» contra la cultura popular. La época del Barroco coin- con el momento culminante del proceso de cristianizacién, que trata de e= las normas dictadas por las iglesias oficiales a la practica diaria de las =s populares. También coincide con la rigurosa introduccién de una disci- 2 social (Sozial Disziplinierung) que trata de inducir unos determinados ortamientos entre los grupos subalternos. Aunque tampoco en este caso sene exagerar: la religin oficial hubo de llegar con la religién popular a un => que —como ya indicamos al hablar del siglo xVI— podemos definir con ssoresidn de William Christian como la «religién local». En todo caso, los poderes trataron de hacer del Barroco una cultura masiva Sstegracién social, cuando el crecimiento demogréfico del siglo XVI ha pro- Sdo la «Europa llena» del siglo xvi. Asi, la cultura barroca aparece como un o de conquistar a la opinién piblica, a través de un arte que intenta ante > «alcanzar los resortes de la emocién popular» (segiin la expresién de sando Chueca), a través de un arte que trata de «subyugar a las masas por pa y el esplendor» (segiin la expresién de Victor-Lucien Tapié). Asi el Barroco llega a las masas mediante el uso de los modernos instrumen- sécnicos. La imprenta se pone al servicio de una produccién literaria para el sumo popular, como demuestra el caso de la Bibliotheque Bleue de Troyes, Historia Modema: Europa, Africa, Asia y América 315 316 Bloque III Siglo XVII: Europa estudiada por Robert Mandrou. El grabado y la estampa se imponen no como medio de democratizacién del arte, sino como modo de difundir ent publico una multitud de imagenes. El mismo objetivo tiene la publicistica crece sin parar durante el periodo a través de hojas volanderas, folletos, pli: romances de ciego, etcétera. Sobre todo, el teatro se utiliza como medio legiado de adoctrinamiento masivo, segtin confiesa el dramaturgo es; Guillén de Castro: «En su fin el procurar / Que los oiga un pueblo ent Dando al sabio y al grosero / Que reir y que llorar». Esta teatralizacion llega a la evangelizacién interior, especialmente en las misiones, uno de los trumentos preferidos de la catequesis barroca, donde los ritos de concili familiar y social se combinan con la predicacién dramatizada («los gri terror proferidos en la noche mueven a las almas hacia Dios») y con las sentaciones teatrales de los misterios sagrados. Sin embargo, al mismo tiempo, el siglo XVII inicia un proceso (que se culminado en la centuria siguiente) que separa la cultura de élites de la popular, la cual sufre un rechazo que la condena al repliegue y la marginal Robert Muchembled lo ha explicado con pocas palabras: Las causas profundas de esta mutacién, que son objeto de intermi discusiones entre los especialistas, pueden resumirse esquematicamente c= puntos: las infraestructuras econémicas se modifican en la larga transicié «tardofeudalismo» al capitalismo, las estructuras politicas se reorgani tomo a la nocién de monarquia absoluta, las superestructuras mentales marcadas por la expansién de un cristianismo militante y revitalizado. Esta represion de la cultura popular, que es una consecuencia de la « va victoriosa de los poderes», se manifiesta de muchas formas. Primero, se del «triunfo de la Cuaresma»: la represion de las costumbres sexuales, la & sicién de la moderacién econémica, la persecucién de los «ritos de viok de una cultura «corporal y agresiva», la dispersién de las «abadias de des: no», es decir, de los grupos organizadores de las fiestas de inversién, co: fiestas de los locos o el Carnaval. Segundo, se procura el «desarraigo de las piedades folkléricas»: c: contra las fiestas tradicionales, condena de las practicas definidas come persticiosas» (aunque sea muy delgada la linea que separa la oracién de la & cacién magica, el exorcismo del encantamiento o la jaculatoria del cong cristianizacién de las peregrinaciones, cristianizacién de las «devociones péuticas», sometimiento ortodoxo de las fuerzas naturales antes propi por la magia. Y, tercero, la ofensiva contra la mentalidad magica fue quizds el més sobresaliente del proceso abierto a la cultura popular en el siglo = Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 4 La cultura del Barroco mente la caza de brujas fue la ms llamativa y la més dramatica de las aciones de este «movimiento divergente entre la cultura de élites yla popular en vias de extincién», pues, segiin las palabras de Pierre u, «la brujeria crece en los bordes de la Cristiandad, donde la cultura se pervierte en una lucha sin esperanza contra una iglesia portadora de una civilizacién superior». En cualquier caso, la lucha ser larga, pues, sefiala Yves-Marie Bercé, «fueron necesarios doscientos 0 trescientos ara dispersar o transformar las alegrias populares tradicionales». Es de- necesario dejar transcurrir todo el Antiguo Régimen Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 317 revolucién cientifica odo cientifico ematizacién de la naturaleza va concepcién del universo ‘suevas condiciones del trabajo cientifico “sis de la conciencia europea neste mundo de contrastes del Seiscientos, la Revolucién Cientifica aparece como un logro intelectual verdaderamente deslumbrante. El si. glo esta presidido por el impulso cartesiano del método, de la duda yde janza en la raz6n, sirviendo de nexo de union entre los precursores del | «I nuevo horizonte cientifico que abrir el empirismo lockiano. El mundo ieza a explicar desde la Astronomia y la Quimica, y el hombre desde la sna. Se experimenta y se verifica en campos especializados en los que ya el ntimero y la necesidad de precisién: las Matematicas empiezan a ser ente insustituible, que sera legado al siglo siguiente y al que la ciencia fenunciara. controversia sobre el mayor o menor racionalismo de la ciencia del Re- *ento puede resolverse si pensamos en un gradualismo en la imposicion miento cientifico en la Europa moderna. Sin embargo, el siglo xvii da adelante y produce un avance de ese Pensamiento en muy poco espa- tiempo. Es lo que Robert Lenoble llama «el milagro de los afios veinte XVII», que consistia en «ver con ojos nuevos». Frente a la percepcién ta de la realidad se imponia la matematizacion de la naturaleza, frente fisica meramente descriptiva aparecia una fisica cuantitativa, frente al cerrado heredado de la Antigiiedad aparecfa el universo infinito descu- por Nicolas Copérnico y por Galileo Galilei. Dicho con palabras de Febvre, el Seiscientos hard el «descubrimiento de lo imposible» (es de- é distinguir lo que la raz6n admite como posible de lo que la razén re- ©omo absurdo y por tanto como imposible), de tal forma que el siglo XVII verdadera época de la «revolucion cientifica», METODO CIENTIFICO ‘siunfo de la mentalidad cientifica se afirma a partir de la obra de filésofos René Descartes (Discours de la méthode, 1637). Primero, la duda meté- © punto de partida. Segundo, el reconocimiento del primado de la ra- de la experiencia. Tercero, la certeza de la uniformidad de las leyes de la Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 321 a Bloque III Siglo XVII: Europa naturaleza. Y, finalmente, la necesidad de un les guaje matematico. A partir de ahi se abre cami la revolucién cientifica. Un camino que esta j nado de dificultades, pues son muchas las ré ras del pasado que obstaculizaban el triunfo de nueva mentalidad cientifica apoyada en la raz como su sélida fortaleza. La segunda palanca del método cientifico. segundo gran principio cientifico del siglo fue experimentacién. Uno de sus mayores impulse fue Francis Bacon (Novum Organum, 162 quien puso las bases del método experiments que seria desarrollado por los grandes gens cientificos que vinieron a continuacién. Asi, lileo Galilei asenté de modo rotundo, en su teoria y en su préctica, la primad de la observacién: René Descartes: Lettres, Leiden, 1647. Incapaz de resolver muchas serias dificultades, Copérnico habia conse: tal fe en el dictado de la razén que afirmaba con tranquila seguridad que estructura del Universo no podia ser diferente de la que habfa concebido. como Dios ha querido conceder a la inteligencia humana esta admirable cién [el telescopio] que nos permite multiplicar nuestro poder visual hasta renta veces, la nueva verdad esté ahora al alcance de cualquier espiritu dispuss y ya no hay necesidad de tener, para percibirla, el genio audaz de Copérnice Para concluir, Isaac Newton volvié a insistir, por un lado, en el rechazo las hipstesis aventuradas (Hypotheses non fingo) y, por otro, expuso las ¢| que conducfan a asentar un conocimiento realmente cientifico: observacién ¢ fendmeno, interpretacién del mismo por la raz6n, formulacién de una ley tifica y verificacién de la misma por la experiencia. _ PHILOSOPHIE NATURALIS PRINCIPIA MATHEMATICN Isaac Newton: Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Londres, 1726 (tercera edicién) 322 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 5 La revolucién cientifica No obstante, fueron muchas las fuerzas que se opusieron al avance de la ia moderna. Asi, la nueva ciencia ha de combatir contra la tenaz resisten- del prestigioso legado intelectual del pasado, la creencia irracional en los s de las iglesias cristianas y el propio orden social, politico y eclesiastico ido. De ahf que un primer combate intelectual haya sido denominado 2 «la batalla contra Aristételes», como simbolo de una concepcién de la id aceptada en la Edad Media, cristianizada por la escolAstica y reivindi- Spor la propia cultura renacentista. Ello suponfa, por un lado, la persisten- de la cosmograffa de Tolomeo frente a la concepcién heliocéntrica de ico (rechazada en tantas universidades europeas, como la Sorbona, h, Tubinga, etc.). Por otro, la defensa de Aristételes en todas las materias armente en el dominio de las ciencias de la naturaleza. En el mundo de ina, la exaltacién de la doctrina de Hipécrates frente a la evidencia ssbierta dia a dia por la investigacién empirica de los médicos, que tras des- la anatomia en el siglo anterior ahora descubrian la fisiologia, el compor- ento de la fébrica del cuerpo humano que les habfa proporcionado Vesalio. almente, estas resistencias eran el producto de una concepcién ahora re- aria que privilegiaba la especulacién sobre la observacién y la verifica- es decir, sobre el método empirico. 4s dificil {ue combatir los apriorismos dogmaticos de las iglesias cristia- Descartes hubo de excluir de su reflexién dos campos: la religién y la polf- ffpara no entrar en conflicto abierto con las iglesias y con los poderes abso- ): la revolucién cientifica hubo de proceder a una «marginacién Joldgica y provisional de lo religioso». El ejemplo paradigmitico es la vio- seaccién frente al heliocentrismo, que provino de todas las iglesias, ya protestantes (recordemos las palabras de Philipp Melanchton o la con- del astrénomo Nils Celsius por la Facultad de Teologia de Uppsala), ya ib cat6lica romana: basta recordar las condenas de Giordano Bruno y de Galilei o la sumisién de Pierre Gassendi, sobre todo porque las pe- igs victorias (la derrota del afio eclesidstico por el afio astronémico en fueron compensadas de sobras por la presién fandtica de la Inquisicién, # Indice de Libros Prohibidos y por el arsenal de medidas coercitivas puestas > por la reaccién religiosa. ra batalla: la batalla contra la mentalidad magica. Como herencia del niento, una cierta ganga magica continué adherida a la ciencia moder- © en ciertas obras de sus mas celebrados representantes. Esta corrien- sicista de la ciencia esta presente en los grandes astrénomos de la época, pueden ser Tycho Brahe, convencido del influjo de las estrellas y los ss sobre la vida de los hombres, o incluso Johannes Kepler, cultivador de slogia y famoso por sus predicciones a partir de la observacién de los as- Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 323 Bloque HI Siglo XVII: Europa tros celestes. Lo mismo ocurrfa en la quimica, que seguia sin desprenderse talmente de la alquimia y sus poderes para la transmutacidn de los meta atin més, en la medicina, que alternaba los remedios fundamentados en le periencia y la observacién con las curaciones magicas debida a supuestos res sobrenaturales. Tales excrecencias eran una consecuencia de la inmx en el milagrismo difundido desde las religiones oficiales y en la men mégica, que aceptaba toda clase de hechos extravagantes e imposibles a los se acogia una sociedad completamente desvalida y aterrorizada ante los: sarreglos de la naturaleza y el azote de las enfermedades cotidianas 0 cat ficas: el remedio sélo podia venir de los dioses 0 de los demonios, de los e tus de la luz o de las tinieblas. Finalmente, la ciencia tuvo enfrente el orden establecido, que se ve' peligro ante el avance del racionalismo. Ha sido el poeta contempo: Bertolt Brecht quien mejor ha puesto de relieve la raiz del temor de los p sos a la ciencia moderna, al heliocentrismo de Copérnico y de Galileo: Cuando el todopoderoso lanzé su gran «hdgase», Al sol le dijo que, por orden suya, Portara una lampara alrededor de la tierra Como una criadita en érbita regular. Pues era su deseo que cada criatura Girara en torno a quien fuera mejor que ella. Y empezaron a girar los ligeros en torno a los pesados, Los de detras en torno a los de delante, asf en la tierra como en el cielo. Y alrededor del papa giran los cardenales. Alrededor de los cardenales gitan los obispos. Alrededor de los obispos giran los secretarios. Alrededor de los secretarios giran los regidores. Alrededor de los regidores giran los artesanos Alrededor de los artesanos giran los servidores. Alrededor de los servidores giran los perros, las gallinas y los mendigos Los cientificos, por tanto, se vieron obligados a conciliar la verdad orden de la sociedad tradicional. Asf el propio Isaac Newton supo situarse una posicién que no violentase ni a religidn ni el orden politico y social: El mundo natural entero, que consiste de los cielos y la tierra, signif mundo politico entero, que consiste de los tronos y del pueblo. Los cielos, lo que hay en ellos, significan los tronos y dignidades y aquellos que los La tierra, con lo que hay en ella, la gente inferior. ¥ las partes mas bajas tierra, llamadas Hades [tnica concesién al mundo clasico] 0 Infierno, la baja y miserable porcién del pueblo 324 Historia Mederma: Europa, Africa, Asia y América Tema 5 La revolucién cientifica Como sostiene el historiador Brian Easlea: Los filésofos experimentales se aliaron en su mayoria con los grupos domi- nantes y privilegiados y se obligaron a interpretar el mundo natural y sus hallaz- gos en una forma que, cuando menos, no minase la legitimidad del poder de clase, sino que més bien lo reforzase. ‘Sin embargo, pese a tantos y tales obstaculos, los representantes de la revo- cientifica sabfan que sus concepciones acabarfan por imponerse. Esta *ecién aparece, por ejemplo, en las seguras palabras de Johannes Kepler: La suerte esta echada: el libro esta escrito. Si me aprobais, me alegraré; si me teprobdis, no me importa [...] Quizas tendré que esperar un siglo pata con- seguir un lector. Dios ha esperado mas de seis mil aftos para que un hombre comprendiese sus leyes. MATEMATIZACION DE LA NATURALEZA finido, como ya vimos, por filésofos racionalistas como René Descartes, pilares fundamentales del método cientifico son el lenguaje matemdtico rimentacién. En efecto, el lenguaje matematico no sélo es el instru- vital de la revolucién cientifica, sino que su progreso (unido a algunos s basicos de la historia de la ciencia) condiciona la evolucién de sus s. Asi John Napier inventa los logaritmos, que permiten una enorme ci6n de las operaciones matematicas: publicado su hallazgo en 1614, ida prepara la primera tabla de logaritmos, que ser4 culminada por Briggs. ¢ la creacién de la geometria analitica, que no es otra cosa que la apli- 2 la geometria de los procesos algebraicos: Pierre de Fermat publica en ih regia algebraica de la determinacién de las tangentes. La geometria iva avanza de la mano de Gérard Desargues (con su teoria de los polos ) y de Blaise Pascal, el famoso jansenista que ha publicado un afio an- ensayo sobre las figuras c6nicas. ahf se pasa a los maravillosos descubrimientos de las mateméticas: aan Huyghens publica (en 1657) el primer tratado completo del célculo bilidades, mientras se ponen las bases para el andlisis infinitesimal des infinitamente pequefias ¢ infinitamente grandes) por parte tam- Fermat y Pascal. Sobre esos principios, Isaac Newton y Gottfried Leibniz fundan el célculo infinitesimal (entre 1665 y 1677): toda . al variar, es una suma o integral de diferentes pequefias variaciones, Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 325 Bloque III Siglo XVII: Europa de donde se deriva la posibilidad del célculo integral y diferencial, que pe a Jacques Bernoulli (en 1691) realizar la primera integracién de una ec diferencial. Las mateméaticas podran desarrollar todas estas virtualidades largo del XVIII, segtin la metafora de Pierre Rousseau: «Leibniz habia deg trabajo para un siglo. Sus sucesores no tuvieron ms que recoger del suelo él habia barrido un montén de hallazgos». La quimica anduvo todavia perdida en discusiones basadas en hipstesis rentes de solidez. El principal elemento distorsionador fue la teorfa cone por Georg Ernest Stahl (1697), que definia el flojisto como un fluido que tia la combustién de los cuerpos; una teoria que se enfrentaba a la imposibils de una verificacién de los cambios de peso, lo que permitié la perpetuacién error, El paso més relevante hacia la aparicién de la quimica cuantitativa m na se debié a Robert Boyle: el investigador irlandés enuncié la ley de co! sién de los gases (cl volumen es inversamente proporcional a la presién), ad 16 la concepcién moderna de elemento quimico (frente a las ideas aristoté! y afirm6 la necesidad del aire para la respiracin y la combustién. El siglo Xvit fue en medicina el siglo de la fisiologia, igual que el siglo habfa sido el de la anatomfa. Entre sus hallazgos mas notables figuran el doble circulacién de la sangre (por William Harvey), el del estudio de los dos vivos (por Marcello Malpighi) y el de los glébulos sanguineos, asf co de los espermatozoides (ambos por Antony van Leeuwenhoek), que prel ria la controversia que dividirfa a los ovistas de los animalculistas. Decisiva = portancia tuvo el nacimiento de la clinica, es decir, del diagnéstico terapé (0 del régard médical, segiin la definicién de Henri Foucault), con la a practica de médicos justamente famosos, como, por ejemplo, Tho: Sydenham en Inglaterra o Hermann Boerhaave en los Paises Bajos. La farmacia introdujo un nuevo concepto, el de la iatroquimica, que era vez la explicacién de la enfermedad por reacciones quimicas y, en consec cia, la curacién por substancias quimicas. Por su parte, la curacién tradici afiadié nuevos farmacos de origen vegetal a los ya conocidos, difundiendo de América el uso de la quina o cascarilla o la ipecacuana. Las ciencias de la naturaleza atin no habfan conocido su momento de mo esplendor, que habria de hacerse esperar hasta el siglo siguiente. Sin bargo, hay que mencionar al menos la labor de Jan Swammerdam en el de la entomologia (con el estudio de las metamorfosis de los insectos) 0 la de Niels Steensen, acogido al mecenazgo de la corte de Toscana y vine por Raymond Furon con el nacimiento de la geologia. Finalmente, tam! aqui la institucionalizacién de la ciencia se apunté un logro sobresaliente com creacién del Jardin des Plantes de Paris (1626), con un vivero de mds de 1. especies de plantas, més sus tres cétedras de quimica, botnica y zoologia. 326 Historia Modema: Europa, Africa, Asia y América Tema 5 La revoluci6n cientifica LA NUEVA CONCEPCION DEL UNIVERSO El siglo XVII fue por antonomasia la época de la revolucién astronémica. En surco abierto por Copérnico caminé, en primer lugar, Johannes Kepler, el idero fundador del heliocentrismo cientifico con sus famosas tres leyes: los s describen elipses cuyo foco es el sol; la llamada ley de las reas; y la demuestra que los cuadrados de los tiempos de las revoluciones de los pla- son proporcionales a los cubos de los grandes ejes de sus érbitas, Galileo Galilei hizo triunfar el heliocentrismo en Europa, aunque ello le el conocido proceso de la Inquisicién de Roma, que le obligé a abjurar Sus convicciones en ptiblico, que no en privado, donde sostuvo su tajante icién del heliocentrismo, pronunciase o no la famosa frase: eppur si muove sin embargo, se mueve», frente a la Biblia y frente al sacro Tribunal). 4s, fue un incansable investigador y experimentador que consiguid reali- ‘sumerosos descubrimientos puntuales: los satélites de Jupiter, el anillo de 10, las manchas solares, el relieve de la luna, las fases de Venus y de Marte. onomia se convirtié asi en una verdadera mecénica celeste, que avanz6 mano de otros sabios como Edmond Halley (que hizo el calculo de la eliptica del cometa que lleva su nombre y la previsidn de la fecha de su ) 0 como Jean Picard, que realiz6 un célculo muy aproximado del radio Tierra. fisica avanz6 en la primera mitad de siglo gracias al éxito de diversos imentos puntuales. Asi, Galileo enuncié la ley de caida de los graves ), Evangelista Torricelli calculé la trayectoria parabélica de los proyecti- el propio Torricelli y Pascal perfeccionaron sus célculos sobre el vacfo y la atmostférica. Sin embargo, la fisica mecénica dio su mayor paso adelan- fas a los hallazgos de Isaac Newton, que definié la ley de la gravitacién al, con sus corolarios, el movimiento elfptico de los planetas, el movi- de la luna, el origen de las mareas, el principio de la inercia. La fisica jana, tal como aparece enunciada en sus Principia Mathematica (1687), 4 piedra angular de toda la ciencia moderna durante ms de dos siglos, la aparicidn de la teorfa de la relatividad de Einstein (1905 y 1915). NUEVAS CONDICIONES DEL TRABAJO CIENTIFICO igtin autor, como Benjamin Farrington, ha revalorizado el papel de is Bacon sefalindolo como «filésofo de la revolucién industrial» y enfa- uno de sus principios mas divulgados sobre la vertiente utilitaria de la : Natura vincitur parendo («A la naturaleza se la vence obedeciéndola»), Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 327 Bloque III Siglo XVII: Europa es decir, la observacién de la naturaleza permite inventar los medios técni para poner sus virtualidades al servicio del hombre. En cualquier caso, pronto evidente el uso de la técnica como instrumento del progreso cientifi como herramienta que servia para incrementar las posibilidades de la exp mentacién. De esta forma, aparecié una concepcién mas amplia del tra cientifico, que difuminaba los limites entre la teorfa y la practica, entre el & tifico y el inventor. Fueron muchos los instrumentos puestos al servicio de la nueva ciencia telescopio (precedido de la luneta astronémica ideada en Holanda a princis del siglo XVII) fue utilizado tanto por Galileo como por Newton. El micro pio, inventado en torno a 1600 fue objeto de una lenta puesta a punto a lols de la primera mitad del siglo. Igual ocurrié con el termémetro, que se fue feccionando también durante todo el siglo hasta llegar a la mas perfecta rea cién de Daniel Gabriel Fahrenheit en 1714. El barémetro fue el resultade las experiencias de Torricelli, que midié la presién ejercida por el aire sobs superficie libre del mercurio (1643). El péndulo permitié la medici6n de la eracién de la gravedad: su progreso estuvo vinculado a Huyghens, quien més fue el inventor del resorte espiral para el reloj de bolsillo, por lo que considera el precursor de las grandes innovaciones de la relojeria del sighs guiente. Por tiltimo, si la cartografia habia conocido ya un extraordinario de rrollo en el siglo XVI, sigue en esta época perfeccionando sus métodos, espes mente a partir de los estudios sobre el procedimiento de la triangulas llevados a cabo por el primero de los tres miembros de la familia Cassini, Dominique 0 Cassini I (sobre todo a partir de 1663). Otra de las columnas que sostuvieron los logros de la revolucién cies ca fue la proliferacién de una serie de instituciones destinadas al fomen difusién del conocimiento en este campo. Fue un movimiento generalizs por toda la Europa occidental, aunque no todas las fundaciones tuvieron vida duradera: la Accademia dei Lincei de Roma no sobrevivid a su fundados principe Cesi, mientras la Accademia del Cimento de Florencia, que pudo lizar algunos resonantes experimentos gracias a la munificencia del gran que Fernando II, sin embargo tampoco superé una década de existe (1657-1667). Otras, apoyadas por las monarqufas, por los estados mode alcanzaron una firme continuidad y ejercieron un sobresaliente influjo cult que se extendié mas all4 de sus fronteras. Fue el caso de la Royal Society: Londres que, nacida en 1645 como reunién informal de aristécratas e inte tuales, consiguié la sancién oficial de Carlos II (1662) bajo los auspicios Francis Bacon y contando con la presencia en sus filas de nombres tan ilus como el de Robert Boyle. Le siguié la Académie des Sciences de Paris (16 concebida para mayor gloria de Luis XIV por Jean-Baptiste Colbert, quics: 328 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 5 La revolucién cientifica = a figuras tan prestigiosas como al citado Christiaan Huyghens o Vincenzo jani. El movimiento académico se cerré con la creacién de la Akademie der senschaften de Berlin, por iniciativa de Leibniz y con la sancién oficial de ederico I de Prusia (1700). A su lado, surgieron otros institutos més especia~ =dos, como fueron, singularmente, el observatorio de Paris (1672), que fun- eaba ademés como laboratorio, museo y gabinete de historia natural, yel atorio de Greenwich (1675), no lejos de Londres, que llegaria a adquirir @ indiscutida proyeccién internacional. Estos centros pronto dispusieron de sus 6rganos de expresién, destinados sién a una larga continuidad. Es el comienzo de la prensa cientifica: el al des Scavants (1665, fundado por privilegio concedido por Colbert a is de Sallo), las Philosophical Transactions (1665, creacién de Heinrich (0 ) Oldenburg, diplomatico de Bremen en Inglaterra, que luego se inte- 2en la Royal Society) y las Acta Eruditorum, nacidas en Leipzig (1682). ¢, naturalmente, como ocurriera en el siglo anterior, las casas impresoras sien se sumaron al movimiento de fomento de las ciencias, como hizo por plo la familia de los Elzevir, los editores de Galileo. Almargen, florecié un mecenazgo especialmente centrado en las ciencias, y sslo en la literatura 0 en las artes plasticas. El emperador Rodolfo II fue el =eguido protector de los astrénomos Tycho Brahe y Johannes Kepler; la cor- los Estuardos acogié a William Harvey, uno de los grandes innovadores de edicina; el gran duque Fernando II de Toscana fue anfitrién de numerosos ores de ciencia, como el danés Niels Steensen; Cristina de Suecia invit6 a = Descartes a venir a su corte, Este mecenazgo estaba, en todo caso, vincu- ala aparicién de una atmésfera general favorable a las ciencias, que se stieron en tema de discusién en los salones elegantes o dieron pie a expe- recreativas en los laboratorios de las casas aristocraticas. Como dice Bachelard: «Para destacar en los salones, se estaba obligado a saber al un poco de Réaumur, de Newton, de Descartes». CRISIS DE LA CONCIENCIA EUROPEA & radical cuestionamiento de todas las supuestas certezas que configura- & cosmovisién tradicional significd, siguiendo una conocida definicién eda por Paul Hazard en 1935, una profunda crisis de la conciencia euro- ebocada a una rapida tarea intelectual que debia proceder a la sustitucién =siva de los elementos obsoletos o bien a la conservadora conciliacién de ssones opuestas, a fin de evitar el cataclismo del universo mental heredado @ate la reconstruccién de un nuevo equilibrio. La revolucién cientifica y la Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 329 Bloque III Siglo XVII: Europa crisis de la conciencia europea llevaron a su culminacién los presupuestos cos y racionalistas de la época renacentista, sin que todavia se adivinasen & consecuencias tiltimas por parte de una sociedad que se aprestaba a introduc las reformas necesarias para seguir preservando y perfeccionando el mund que habia recibido de sus antepasados. ‘Ademas de las nuevas certezas cientfficas (demostradas por Galileo o p Newton), el pensamiento filoséfico del ultimo tercio del siglo procedié a uw critica demoledora de las creencias tradicionales. En este sentido, la obra m radical fue la del holandés Baruc Spinoza, que en su Tractatus theologicus-polim cus (1670), escrito en defensa del republicano moderado Jan de Witt, soste la capacidad exclusiva de la raz6n para llegar a la verdad, rechazando de pla las religiones reveladas o las creencias recibidas, que sélo servian como insts mento del despotismo politico y en ningtin caso para la elucidacién de los gr des problemas que atafifan a la condicién humana, como la existencia del a o de Dios. Ms adelante, en su Ethica more geometrico demonstrata (1677) of cfa su concepcién panteista del mundo, que aparecia como expresin de sustancia divina. Este racionalismo seria pronto aplicado especificamente a la escrituristi ala teologia. Richard Simon utilizé la filologia como herramienta cientifica | igual que hiciera durante el Renacimiento Lorenzo Valla) para proceder 2 exégesis de la Biblia, cuyos libros fueron tratados como documentos histéri sin la proteccién recibida por su caracter supuestamente revelado o arrai en la tradici6n cristiana, en una obra capital llamada a una extraordinaria res nancia: la Histoire critique du Vieux Testament (1678). Por el mismo sendero caminaron a continuacién otros pensadores y e1 tos, como Bernard le Bovier de Fontenelle, autor de una Histoire des oracs (1686), donde rechazaba todo tipo de predicciones, milagros y hechos sobre turales en general. En esta corriente basada en la sustitucién de la tradicién p la luz de la razén jugé un papel primordial el pensamiento inglés, como se pe de observar en la difusién de una concepcidn antidogmatica de la religidn p mada en la obra de los intelectuales britanicos como John Locke (Reasonablems of Christianity, 1695), John Toland (que se inclin6 igualmente por una reli que no diera cabida a dogmas, misterios y milagros, en su obra capiti Christianity not Mysterious, 1697) y Matthew Tindal (Christianity as Old as Creation, 1730), que atinan sin estridencias tolerancia, abandono de la revel cidn y religién natural sin buscar la salvacién como finalidad de la mo Finalmente, Anthony Collins acufiaba el término de librepensamiento en obra Discourse of Freethinking (1713), poniendo en practica su teoria con su timo gran tratado, su Discourse of the Grounds and Reasons of the Christi Religion (1724), en el cual negaba que el Antiguo Testamento contuviese pro 330 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 5 La revolucién cientifica verificables en el Nuevo Testamento (cuyo cardcter canénico no reconocia) ‘hazaba la inmaterialidad e inmortalidad del alma. Toda esta linea de pensamiento encontrarfa su mas completa plasmaci6n en cedente inmediato del movimiento enciclopedista de la Ilustracién, en el sonnaire historique et critique (en dos voltimenes, 1695 y 1697) de Pierre , un protestante francés refugiado en Holanda, que ofrece su opinién sobre “emas que preocupaban a su época, siempre bajo la éptica de la razén como ento de andlisis, la moral natural como guia de conducta y la tolerancia medio de acercarse a las posiciones ajenas. Modelo a imitar en el futuro, ser considerado sin duda uno de los libros mas influyentes de su tiempo. La ctitica, que no se habia detenido ante la primera de las cuestiones provi ente marginadas de la prudente reflexién cartesiana (Ia religién), tam- lo haria ante la segunda (la politica). En este caso, frente a los teéricos del tutismo, el mas estricto y riguroso de los cuales habia sido Thomas Hobbes su Leviathan (1651), se levants la voz de uno de los pensadores que més cia habrian de tener en su siglo y en el siguiente, el también inglés John » que en sus Two Treatises of Government (1689) teorizé los principios de la iosa Revolucién» de 1688-89: un gobierno basado en un contrato libre sespeta los derechos naturales del hombre (vida, libertad, propiedad) y se iza mediante la separacién entre los poderes ejecutivo y legislativo y entre do y la Iglesia. Semejante propuesta haria de Inglaterra un modelo a por todos los criticos del absolutismo en la época de la Ilustracién. Pues ssis de la conciencia europea preludiaba asf la atmésfera intelectual del de las Luces. Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 331 expansién las dos reformas encuadramiento pastoral de los fieles proceso de cristianizacién uniformizacién del comportamiento religoso conflictos religiosos en el seno de las iglesias Lecumenismo, que alcanz6 su mayor expresién con el hoy olvidado Concilio Vaticano II, propicié una corriente historiografica que puso el acento més en el sustrato comiin y los objetivos compartidos de la a y de la Reforma Catdlica, de tal modo que ambas aparecieron como teaccién simulténea contra la religion medieval, contra esa «mitica Edad fa cristiana» de que nos ha hablado Jean Delumeau. De esta forma, por de las divisiones doctrinales, se ha prestado una nueva atencién por de los factores que separan, a los factores que unen, es decir, a los recf- influjos entre las distintas pastorales, entre las distintas teologias, llegan- a considerar al jansenismo, surgido en el mundo catélico, como un «agus- 10 de compensacién en las fronteras religiosas» con el mundo protestante, la definicién de Pierre Chaunu. Incluso, dentro de este espiritu ecuméni- se ha avivado el interés por las influencias que estos procesos de reformas iglesias occidentales pudieron producir en el seno de las iglesias ortodo- de las iglesias orientales, como, por poner algunos ejemplos, la introduc- de la ensefianza segtin los métodos catélicos en la Iglesia de Ucrania, la cci6n de obras litirgicas calvinistas por el patriarca Filarete de la Iglesia Rusia o la tenaz importacién de teologfa protestante por el patriarca Cirilo is de Constantinopla. Las dos reformas emprendieron un proceso conjunto de aculturacién. Se . por ambas partes, de realizar un esfuerzo para un mejor encuadramiento al, para ensefiar una fe mas acorde con el mensaje del evangelio, para ier la practica de los mandamientos de dicha fe mediante un sistema de es més disciplinadas, para abolir las reminiscencias de aquella «religién eval» que seguia imperando en Europa. Con palabras de Alphonse ont, durante la Edad Moderna «existié en el complejo cristiano la con- ia colectiva de una sociedad de salvacién comtin». Lo prioritario era, por . concentrarse en el objeto esencial de las distintas confesiones cristianas, ‘no era otro que el de la salvacion de las almas. Asi aparece reflejado iconogrdficamente en una pintura hasta hace poco no conocida del artista flamenco Adriaen Van de Venne custodiada en el useum de Amsterdam: los sacerdotes catélicos en una orilla y los pasto- Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América. 335. Bloque III Siglo XVII: Europa tes protestantes en otra compiten por sacar del rio que las lleva a las al los humanos, como metéfora de una comin dedicacién a la cristiani de los pueblos y de un comtin esfuerzo para lograr la salvacion de la h dad. Era légico que la atencién sobre el cuadro coincidiera con el auge ecumenismo, Es contexto, cobraba su fuerza la brill expresién de R Chartier: las dos formas contribuy al mismo tiempo = transformacién det llaje intelectual, de normas éticas y de formas de sensibils Adriaen Van de Venne: La pesca de almas. con que habia que Rijksmuseum, Amsterdam. la fe de Cristo». 1, EL ENCUADRAMIENTO PASTORAL DE LOS FIELES La Iglesia romana dedicé una parte considerable de sus energias al cionamiento de la préctica religiosa dentro del mundo propiamente cat Un primer sector donde se ejercié de forma continuada esta accién fue 2 encuadramiento pastoral del pueblo fiel. A tal efecto, uno de los princi elementos puestos a contribucién fue el nuevo papel asignado a los obi ‘Trento hizo un llamamiento al refuerzo de la autoridad episcopal, insistié funcién de gobierno de la didcesis y combatié el absentismo tratando de ner la residencia obligatoria, De Trento sali un nuevo modelo de obispe produjo «el transito de la concepcién del obispo como gran sefior a la del po como jefe espiritual>, en palabras de René Tavenaux), lo que conllevé centralizaci6n creciente de su poder y una mayor atencién a sus deberes: gilancia sobre el clero, el ejercicio de las obras de caridad, la creacién de tros educativos y asistenciales, En resumen, se produjo un progreso en la goria personal y pastoral del episcopado. La segunda piedra angular fue la promocién del clero parroquial, el estaba en directo contacto con los fieles. Aqui el primer requisito fue la ra de la vida material, bajo la premisa de que la independencia econé era la condicién basica para el cumplimiento del ministerio, lo que sup: garantia para todo el clero de unos ingresos minimos. Fue una politica 336 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 6 La expansién de las dos reformas su paralelo en el mundo protestante, como atestiguan, por ejemplo, los = de Lincoln o de Kent en el mundo anglicano 0 el caso del clero protes- renano. sato a la mejor situacin material, la siguiente preocupacién fue la mejor i6n intelectual del clero, para la cual se pusieron en pie toda una serie de =mentos, especialmente los seminarios que poblaron toda la Europa caté- esde Portugal y Espafia (donde se crearon mas de veinte en medio siglo, 1565 y 1615) hasta las regiones mas orientales de Polonia o el Imperio, = muchos hubieron de hacer frente a la dificultad de contratar un profe- > competente y a la de disponer de rentas suficientes para garantizar una aci6n continuada, El mismo esfuerzo se dio en el mundo protestante, = sebemos gracias a la obra de Bernard Vogler para el caso de Renania, se Crearon numerosos institutos para la formacién de los futuros pasto- Promovié un sistema de becas para seguir estudios universitarios de a (singularmente en la Universidad de Heidelberg, la capital del sado) y se procedié a la investidura del nuevo personal sélo tras la supe- de severos examenes, que exigian no sélo s6lidos conocimientos en ma- *eol6gica y escrituristica, sino también el desarrollo de facultades suficien. 2 una predicacién eficaz. la formacién inicial, también se sintié la necesidad de asegurar una i6n permanente, que corrié a cargo de los sinodos ecles; isticos, reunio- todo el clero diocesano donde se llevaba a cabo esencialmente una valo- de los problemas disciplinares. Fue muy notable la actividad sinodal a © de todo el siglo XVII, aunque se percibe una inflexién n las convocato- Snes de la centuria, hasta llegar a su practica desaparicién en el siglo - La funcién fue similar en el mundo protestante, donde sirvieron para =cién del nivel intelectual del clero, asf como también para el control de odoxia. re eT Ee Spore o hh Aipeahy a ap = menci6n aparte merecen finalmente las visitas pastorales, que sirvie- = ejercer una vigilancia periédica de la actuacién sacerdotal. Su empleo sual (en parte debido a ser una de las més pesadas tareas episcopales), eralmente efectivo para la centralizacién del gobierno de la didcesis mantener el vigor del clero diocesano, aparte de su utilizacion actual verdaderos informes sociolégicos, como magnificas fuentes de informa- xa la historia eclesidstica. Igual ocurrié con su réplica en ef mundo pro- las visitas regulares de inspectores, dependientes del consejo del prin- el consistorio eclesidstico, que ejercfan una severa vigilancia del clero =s del interrogatorio de notables y de nifios, de la recogida de quejas les pastores y del cuestionario impuesto a los ministros sobre el conte- su pastoral, sobre sus lecturas, sobre la gestién de los bienes de las Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 337 Bloque III Siglo XVII: Europa iglesias y sobre la conducta de sus fieles. En cualquier caso, no cabe di que todas estas medidas contribuyeron a formar un clero més idéneo pa cumplimiento de sus funciones y mas capaz de ponerse dignamente al & de sus parroquias. Ahora bien, este énfasis en la actuacién del parroco o del pastor ge una excesiva elevacién del estado sacerdotal sobre el estado laical, una « lizacién del estado sacerdotal y, mas globalmente, de las estructuras ecles (en palabras de Dominique Julia), lo cual se manifesté en una segregs cultural y hasta, en algunos casos, fisica: empleo de una lengua especifics latin), empleo de un atuendo especial (la sotana), empleo de signos parti (la tonsura), El clero, que ya era un estamento separado, pas6 a consts se practicamente en una casta. Los resultados negativos en el Ambito cat (y, mas concretamente, en el espafiol) fueron sefialados asi por Ant Dominguez Ortiz: La separacién entre ¢] mundo secular y el eclesidstico tenia faltas grav en sus fundamentos: el cleto, al espiritualizarse en exceso se desinteresé temporal, hasta el punto de que la inmensa cantidad de sermones que ents se imprimieron son de casi nulo valor para conocer la realidad social; g insistié en los aspectos extemnos de la devoci6n, en la representacién contin la muerte y el infierno como motivos de obrar y en la inanidad de lo te como excusa para no intentar su reforma La religién, pilar del trono, se iba conyirtiendo también en el «opio del blo» para utilizar la acertada metdfora de Karl Marx. En el mundo catdlico, el clero parroquial conté en el proceso de ref con el apoyo de las érdenes religiosas, como han sefialado los diversos espe listas. Ast Gabriele de Rosa ha afirmado que «las érdenes religiosas fueron elemento esencial, sobre todo en el siglo xvul, de las relaciones entre la y la sociedad». ¥ atin més, Jean Delumeau ha llegado a decir que «el pei heroico del renacimiento catélico estuvo caracterizado ante todo por la ace militante de las érdenes religiosas». Y, aunque cada una tuvo su papel, dife te segtin su geografia y segtin sus propésitos, no puede dejar de mencionars significado de la Compaiiia de Jestis, de los jesuitas, que constituyeron «el = mento mas dindmico de la Iglesia romana». Finalmente, el clero secular y el regular contaron con el respaldo de la ticipacién de grupos organizados de laicos. Asi nacieron las cofradfas como necesidad de profundizacién religiosa en el horizonte del perfeccionamie cristiano, como un «camino privilegiado de una diferenciacién personal ress to de la practica comin», para emplear las palabras de Alphonse Dupront. Ei fueron en buena parte las responsables de la exteriorizacién del culto, des 338 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 6 La expansién de las dos reformas osidad de las pompas barrocas 0 de la difusién de nuevas devociones, en at de la eucaristica (con el Corpus Christi) y de la mariana (con el impul- do a la creencia en la «inmaculada concepcién» de la Virgen Marfa). ente, fueron el punto de partida de una nueva sociabilidad especifica- = meridional. 2 proceso fue comtin a todos los paises de la catolicidad. En Italia, ya en XVI, la accién de algunos obispos reformistas (como Carlo Borromeo én) habja servido de guia a un proceso generalizado de creacién de semi- convocatoria de sinodos diocesanos y concilios provinciales, organiza- de visitas por parte del ordinario del lugar 0 apostélicas al conjunto de la . intercambio de estatutos sinodales y cartas pastorales y apoyo a las de laicos y a las asociaciones devotas. Francia, el acento se puso en la fundacién de destacados seminarios y os de formacién para sacerdotes, como el de Saint Nicholas de Chardonnet mosisimo de Saint-Sulpice. Igualmente se instituyeron celebradas con- ciones de sacerdotes como la Doctrina Cristiana (vinculada a César de ‘en 1598) y, sobre todo, el también famoso Oratorio (impulsado desde por Pierre de Bérulle siguiendo los métodos del Oratorio romano de © Neri). El resultado fue una pléyade de parrocos bien formados, entre- a sus feligreses, asiduos organizadores de cursos y conferencias sobre religiosos y que contaron con una mejor dotacién material para prevenir mulacién de funciones y garantizarles una vida digna (titulo clerical, bie- oquiales, pie de altar, porcién congrua). Esta labor pastoral se comple- ante la fundacién de numerosas 6rdenes dedicadas a la ensefianza y la ia, como los lazaristas (de Vincent de Paul), las Hijas de la Caridad (de de Marillac), dedicada a la atencién de los enfermos pobres, o las visi- as de Francois de Sales y Jeanne de Chantal, entregadas a la visita de == y enfermos desde 1610. Espafia la espiritualidad catélica alcanz6 también altas cimas. Aqui, si as representan la corriente intelectual mas comprometida con las de- es de Trento, también es destacable la renovacién de la vida regular me- la fundacién de conventos tanto masculinos (agustinos, franciscanos, ‘os, capuchinos) como femeninos (clarisas, carmelitas) y el auge de la idad laica encuadrada por la Orden Tercera de San Francisco y las del Rosario, amén de otras numerosas instituciones del mismo tipo ieron por toda su geografia. Si la escritura devota conté con figuras, sen Italia o en Francia, Espafia se ilustré con una abundante produc- ica (Juan de Avila, Luis de Granada) y, sobre todo, mistica, con las de Teresa de Jestis y de Juan de la Cruz a la cabeza, cuyas obras sobre- ademés por sus excepcionales valores literarios. Historia Moderna: Europa, Aftica, Asia y América 339 Bloque III Siglo XVII: Europa 2. EL PROCESO DE CRISTIANIZACION La accién de la reforma catélica también se propuso la cristianizacii los pueblos, ya que se consideraba que las clases populares carecian de v dera formacién en la fe cristiana y mantenfan conductas muy alejadas nuevos modelos propuestos por el concilio de Trento. Para entender el p: so Jean Delumeau ha propuesto la explicacién de la «leyenda de la Edad cristiana»: la élite reformista (tanto catélica como protestante), frente a idea tradicional, tuvo conciencia de una sociedad europea sin cristianizar mida en la ignorancia y en la supersticién, De ahi, una voluntad delibe de cristianizacion y de aculturacién, De ahi, un programa doble: la cristi zacién masiva de las masas populares y la uniformizacién del comportamis religioso. Para ello, se utilizé un doble instrumento: la pastoral educativa pastoral caritativa. La pastoral educativa consistié en realidad en un enorme esfuerzo de & truccién cristiana, que debfa actuar en una doble vertiente: la ensefianza de: fundamentos de la fe y la introduccién entre los fieles de los comportami: éticos que debian definir a una sociedad cristiana. El primer medio fue la fianza del catecismo, tanto en el mundo catslico (con la base del Cate Romano de 1566 y la proliferacién de los «grandes» y «pequefios» catecis como en el mundo protestante (con la difusién del catecismo de Lutero, el mulario de Calvino y el catecismo de Heidelberg de 1563). El complem obligado de la catequesis fue naturalmente la escuela: el aprendizaje del cri nismo debia ser previo y paralelo al de la escritura, la lectura y los nimer control de los libros era una obligacién natural y la ensefianza debia favor los nifios, estrictamente separados de las nifias. Es también la época de miento de las congregaciones dedicadas esencialmente a la educacién, & las Escuelas Pias (de José de Calasanz, 1597) y las Escuelas Cristianas Jean-Baptiste de La Salle, 1682), Antes habfan aparecido las consagradas instruccién femenina, como la ya citada de las ursulinas (fundada en 15 erigida en orden religiosa en 1612). La formacién debia conducir al auge de las practicas religiosas, es mente aquellas que resultaban esenciales para el fiel catélico: la misa y la nidn pascual. En este sentido, el control ejercido desde la parroquia gara el cumplimiento de estos deberes fundamentales y la practica de otras des nes. Sin embargo, las conductas cotidianas arrojan dudas sobre los motives los feligreses: comportamientos libres 0 condicionados por la pedagogia miedo (el infierno siempre invocado como tiltima arma para generar las puestas esperadas) o por la amenaza de penas espirituales en caso de cor tas desviadas (sepultura fuera de sagrado o excomunién). Finalmente, r 340 Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América Tema 6 La expansién de las dos reformas ll separar si una accién devota significa una expresién individual de fervor plemente una forma de conformismo ante el acoso del control social. ‘a los adultos, la ensefianza ordinaria se hacia habitualmente desde el 9 mediante la predicacién del sermén del domingo y de las fiestas de ar. Sin embargo, el instrumento mas prestigioso fue la misi6n, impulsada = conciencia de la ignorancia imperante en los Ambitos rurales (tan grande, cia, como entre los paganos de fuera de Europa) y por la insatisfaccién del > progreso de la obra reformista del clero parroquial. Todas las drdenes se ron en las misiones (jesuitas y capuchinos en Espajia, lazaristas y eudis- Francia) y, en general, todas compartieron pedagogias semejantes: la acién (en lenguas regionales a menudo), las imagenes narrativas o sim- 2s (cuadros 0 calvarios) y los ejercicios colectivos (como la ereccién de la y las representaciones teatrales de contenido alegérico), ademas de pro- == la solucién de los contenciosos, mediante las «reconciliaciones» entre eates o vecinos y las «testituciones» de las ofensas o de las deudas materia- En el mundo protestante, si bien no existié un instrumento semejante, la 2 desempefié una accién social equivalente, imponiendo la observacién 0 dominical, extirpando las conductas escandalosas y propiciando la acién de las discordias familiares 0 aldeanas. margen de la instrucci6n oral, otra herramienta de cristianizacion fue la a piadosa, al margen de los catecismos: los libros de oficios (breviarios, es), los escritos de teologia moral, la literatura de espiritualidad (produc- devota francesa o mistica espaiiola) y la literatura apologética y polémica tanto a los «libertinos» como a los protestantes, que igualmente se on fundamentalmente en una mayor frecuentacién y una mayor familia- con la Biblia). Y, finalmente, en el mundo catdlico se desarrollé una peda- de la imagen, que se expresé sobre todo a través de la estampa y del reta- © comentario visual a los misterios de la fe), aunque también mediante esentaciones teatrales (con el género caracterfstico del auto sacramen- es programas decorativos barrocos o las ilustraciones musicales (desde el Ltirgico al gran oratorio), un instrumento de socializacién religiosa espe- ente empleado en el mundo protestante. ato a la pastoral educativa, la fe de Cristo se pregona también por el tes- de la caridad. En el mundo catélico, se enfatiza su funcién. No sélo fica la perfecta unién entre la fe y las obras y de ese modo se convierte elemento central de la apologética antiprotestante, sino que es también a angular del ideal heroico de la santidad cristiana, como testimonian suras de Juan de Dios en Espaiia, Camilo de Lelis en Italia 0 Vincent de en Francia. El ejercicio de la caridad sensibiliz6 a la opinién publica sobre Sstencia a los desfavorecidos, incentivé la accién de los laicos en la ayuda Historia Moderna: Europa, Africa, Asia y América 341

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