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DE NISTA_ PUNTO DE NIST rr a Ty Consejo de direcetén: Gatios Altamirano, José Aric, Mora Teresa Gromuglio, Juan Carlos Portan- fiero, HidaSabato, Beatriz Sario, Hugo: Vozotti Directora: Beatz Sario Diagramacién: Pablo Pérez Rivas Las ilustraciones de este numero son fotogratios reprocesadas de Aiget Suscripciones En Argentina: A 60,000 (tres nimeros) En el oxterior: viasuperficle USS 25 Geis nimeros) via cérea Geisndmeros) uss 30 NUMERO 38 ‘OCTUBRE 1990. Punto de Vista recibe toda su corres- pondencia, girosy chequesanombre de Beatriz Sarlo, Casilla de Correo 39, ‘Sucursal 49, Buenos Aires. Argentina, Teléfono: 953-1681 Composicién, crmado eimpresion:Ta- lletes Graficos Ltodor, Viel 1444, Bue~ nos Aires Discriminacion sexual e integrismo moral as resoluciones sucesivas que denegaron la persone- I ria juridica a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) casi no ha merecido de partidos politicos y or- ganizaciones sociales una respuesta suficientemente firme y ‘esclarecedora de los valores afectados. Es facil advertir quese ‘cometié una grosera discriminacién que niega a un grupo de ciudadanos el ejercicio de derechos fundamentales, y que lo hace fundadoen razones que constituyen, de hecho, una con- denaimpuesta por la sola raz6n de su condicién sexual subje- tiva. Por tratarse dle una minoria social sobre la que se ha ejer- cidoen historia persecucionesy castigos, por habersido vie~ timas habituales de la intolerancia y el prejuicio, y por ser to- davia objeto de formas éticamente repudiables de segregacion socitl, prejuicio moral y abuso policial,la sancién que se kes impuso debe ser calificada como una provocacién que afecta valores basicos de libertad y democracia, Muchosconfiamos fen que la restauracién de relaciones democriticas entre el Es- tado y la sociedad tracrfa aparejacto un impulso dereparacién Gticay de atencién solidaria ala situaci6n de las minorfas. Pe- roel curso presente muestra, desde el Estado, una marcha in- volutiva; i se ha anunciado el perdén de victimarios, para vic- timas no cabe esperar ni justici. ‘Unaspecto central del fallo es que rechazaen particular los objetivos piblicos de la CHA, de defensa frente a la discrimi- . UN ft io D O;E nacién social y a favor de la constitucién de Ambitos colecti ‘vos de estudio y discusién sobre el tema. A la diseriminacién autoritaria se agrega la promocién de lahipocresfa: sino pue- den ser eliminados, al menos que se mantengan fuera del es- pacio piblico. Perotal rechazoa la publicidad delproblemacs ala vez una objetiva complicidad con las vejaciones diversas que los homosexuales sufren —muchas de ellas provenientes del Ambito estatal-al amparo, justamente, del cardcter forza- damente oculto de su condicién. Lo que se rechaza con la de- negatoria planteada a su organizacién colectiva es precisa- ‘mente el empefio de la CHA en colocarla cuestién en una de- liberacién pablica que es, ala vez, condicién de la defensa de sus derechos como minoria y de la promocién de un debate que, ala luz de las repercusiones que se suscitaron, no puede decirse que carezca de importancia parasectores amplios dela sociedad. El carécter presuntamente patolégico de la homosexuali- dad ha salido a la luz, y, por otra parte, motivé un dictamen de la Academia Nacional de Medicina que la definié como “una desviaci6n del instinto sexual normal” (Pagina 12,26/8/90,p. 14), Sobre laautoridad cientfica de esa venerable entidadca- be recordar el dictamen piblico realizado hace unos afios por ¢1Prof. Osvaldo Loudct—hoy fallecidoy entonces prominen- te figura de la Academia—a rafz del crimen de los hermanos ee | do hacfa por lo menos cincuenta afios que la teoria etiol6gica de la degeneracién haba perdido legitimidad enire los espe- cialistas. El juicio conocido de los académicos que lo sobrevi- -vieron no muestra un mejor nivel de actualizacién.' De cualquier modo, en el marco de lucha democratica en elqueel problema estplanteado no es larazén cientifico-mé- dica —aunque fuera més fundada— la que est llamada a te- ‘ner una palabra preponderante, Ya que, aun sise ratarade una “enfermedad” (;schariaextensivatal prohibiciénauna socie- dad de diabéticos?) no se derivaque pueda negarse un derecho ppropiode lacondicién de ciudadanos. :Por qué rechazarelob- jetivo decrear espacios de discusi6n?, en ellos quienes sostie- nen (contradiciendo conceptosdefinidamenteestablecidos en las ciencias psicol6gicas y psiquidtricas de las ultimas déca- das) una etiologfa patolégica definida podrian exponer sus fundamentos ¢ ilustramos acerca de sus indicaciones de pre- vvencién y tratamiento, No es desde los valores y las tradicio- nes cientificas desde donde puede extracrse algdn fundamen- to para la medida persecutoria; mds bien deriva de la ideolo- ‘gla concentracionariaque inspiraba alos nazis cuando perse- guian la obra y la institucidn del sex6logo berlinés Magnus Hirschfeld. 1Lo que agut esté en juego apunta a una cuestiGn clave de Jainstitucionalidad democritica: Ia articulacién pluralistaen- tre moral privada y libertades piiblicas. Yaque, dado que el fa- lo no puede fundarseen una persecucién penal de la homose- xualidad, se sostiene en un castigo de base moral, descargado desde el Estado, que reprime bi: vente el movimiento ha- cia la puesta en discurso y 1a publicidad del problema, condi- ciones de la asociacién y defensa que dan sentidoa laentidad. Se trata, entonces, de una persecucién estatal que busca su fun- damento en la moral y avanza sobre acciones que no estiin pe- rnadas porla ley. Cuando expone sus razones se sostiene.en ar- gumentos de tres tipos: a) la homosexualidad es una desvia- cin respecto de fines morales “naturales”; b) repugna a la “moral media”; ¢) es contrariaa la moral de inspiracién cats Tica. +Laraz6n naturalista contadice abrumadoras evidencias: deconocimient identidad sexual noes resultado directo de Ccausas biolégicas naturales, En cuanto ala postulacdn de una “moral natural” supone una contradicciin en los érminos, ya + Dadoque et Secretariode snunciado entre las principales de un Forode Academtss Nacionales (Carin, 1/8/90), alaluzdeca- tos antecedentescabe interrogarsesobre el verdadero impulsoquede alli puede provenirparacl desarrollo local del cienca. Deloqueno abe duda es de su funci6n de museor del pensamicato, que, en tal ‘eariler guardan un innegable interés para historiadores y arquesto- 305 dl saber. Sai] meee Rac 0 2, CNG. Ty tee £O que ladefinicién misma de lo“natural” noescapaacontrover- sias en base a valores. Asf, por ejemplo, el celibato puede ser calificado de contrario a la naturaleza por quien piense que la pulsién sexual estéal servicio de la propagacién de la especie y puede ser juzgado como perfectamente natural por quien sostenga que la naturaleza humana se define por rasgos de li- bertad personal y accién racional con arreglo a fines. +Elargumento de la"*moral media”, evidentemente, yano habla de naturaleza sino de cultura. Dejemos de lado laestra~ falaria apelacién al ‘ser nacional” —que se verfa agraviado ppor la existencia publica de una asociacion de homosexua- Jes—realizada por el titular de la Tnspeceién General de Jus- ticia, con una argumentacién que recuerda las peores tradic nes del fascismo criollo. El fallo de la Cémara se refiere, en cambio, ala“opinién dominante”, que veria ala homosexua- lidad como un “disvalor” (Pégina 12, citado). Es claro que la, ‘mayoria rechazaria una cleccién—sies que algo ast fuera po- sible— propia y personal por la homosexualidad; por eso es ques tratade unaminorfa sexual. Pero las encuestas nomues- tran que lamayorfalarechace como tna variante sexual acep- table para otros, ¥ es manifiestamente falso que la opinién preponderante avale la prohibicién a asociarse con los objeti- ‘vos qu? sustentaron el pedido de personeria juridica. Si hay prejuicios discriminatorios respecto de a homosexualidad en el cuerpo social, también escierto que hay un nivel de respe- 10 por las libertades pablicas y practicas iniciales de pluralis- ‘mojen se sentido c! fallo norepresenia deningdn modounes- tado definido del parecer piiblico. + Queda, entonces, el inico argumento consistente: el re- pudio irreflexivo afincado en la tradiciGn represiva de la cul- tura moral catélica. Esl fundamentalismo moral (cuya ver- dad desnuda C, Beccar Varela en unacarta indignadaaLaNa- cidn: nadade"“enfermedad” es un pecado abominable que,en, su visiGn integrista medieval, se asimila a un delito) el que porta lasbases de un fallo que trasciende ampliamentclacau- ‘adel movimiento homosexual para enfrentarun valor funda- mental dela construccién democritica de la sociedad: el plu- ralismo moral. Finalmente, la torpeza de los censores ha contribuido de- cididamenteacolocar,al menos inicialmente,estascuestiones, eneel centro de unaconsideracién paiblica y generé las condi- ciones para proceder, desde la sociedad, al juicio y la sancién, de los oscuros funcionarios y magistrados que parecen empe- fladosen laempresa imposible—perono porello inocua y ca- rente de peligros— de retraemos a un Estado confesional. Por la respuesta espontinea proveniente de la sociedad queda en, claro que el sostén ideolégico y moral de los censores es resi- dual y minoritario respecto de convicciones presentes en la ciudadanta; algo que ya se vio, por otra parte, cuando! Pre- sidente de la Nacién intents en vano promover la aceptacién piblica de su arcaica propuesta en favor de la pena de muer- te. En todo caso, lo mas destacable es la perversa disociacion enire aspiraciones y valores presentes en la sociedad y la per- vivenciaen el Estado y el gobierno dentcleos cerrilmente en- frentadosala instauracién de formas democriticas deresolu- cign de tos confictos. DOE V5 Basi) Benjamin y Adorno sobre Baudelaire De Walter Benji a Theodor W. Adorno ‘Skovtostrand per Svendborg, 4 de octubrede 1938, Querido Teddie: Hace ocho dias di los dltimos toquesa lasegundaparte del Baudelaire; dos dias ms tarde la situacién europea lieg6 a un deseniace provisorio. La colusién de estas dilaciones histéri- cas y de escritura me sumergicronen una inmensa tensién du- ranie las wltimas semanas. De alliel retraso de estas lincas, Ayerpreparé el envioa Paris de varios centenaresde libros que tengo aqut. Pero ahora experimento cada vez mds las sacién de que este destino sera tan transitorio para ellos como parami. Ignoro por cuénto tiempo Europa seguir sicado ma- terialiter respirable; pero spiritwaliter después de losaconte- ccimientos de lasiiltimas semanas, yanoloes.Nomealegrale- ‘gar a esta conelusi6n, pero es imposible evitarla, Parece fuera de toda duda que Rusia tolers que se le am- putarasuextremidad europea. Y cuando Hitleraseguraque las reivindicacionesterritorialesen Europa serén objeto de acuer- do y las que tocan a las colonias no pueden desencadenar la ‘guerra, pienso que las reivindicaciones coloniales, para Mus- solini, significan la guerra. S6lo hay que aguardar un poco pa- Fa que Tiinez, poblada quizés mayoritariamente por italianos, proporcione el nuevo objeto de un “tratado”. Used imaginard fécilmente la gran inquietud quesufrflas Uitimas semanas a propésito de mi mujer y, sobre todo, de ‘Traduccién de Beatriz Sarlo, a partir de 1a versi6n francesa de Guy Petitdemange: Walter Benjamin, Correspondance; 1929-1940, edicion ida y anotada por Gershom Scholem y Theodor W. Adorno, Parts, Aubie W.B.,Letiere 1913-1940, (necolte daG. Scholem eT. W. Adorno), Turin, Einaudi, 1978; yla inglesa aparecidaen Aesthetics and , 1979. Los textos fueron también cotejados con la version, Politics, New Left Books. 1977. Eltexto de Benjamin que se discute en estas carta habia sido enviado a Horkheimer, en setiembre de 1938, para su publicaciGn en la Zeitschrift far Sozialforschung. No fue publicado entonees y aparceié en las Abhandlungen (3vols. ed. R. Tiede- ‘mann y H. Schweppenhiuser, Frankfurt am Main, Suhrkamp Verlag, 1974; vol. :2, como" Charles Baudelaire: Ein Lyriker im Zcitalter des Hoch Kapitalismus”), En castellano: “El Paris del Segundo Imperio cn Baudelaire", en W. B.,.Poesia ycapitalismo; luninaciones Il, Mi Arid, Taurus, 1972. Las canas no se publican completas en la presente traducciGn. Por otra parte, como lo sefala Susan Buick-Morss, las reforercias que Adorno hace en la suya al Institut fr Sozialforschung fueron expurgadss de la edicién que el mismo Adomo y Scholem prepararon (Briefe, 1955), Véase sobre el punto: S. Buck Morss, Origen de la dialéctica negativa, México, Siglo XXI. 1981, p. 314. Pig kW ay AAO) D #E Vo Bt A ey aa Stefan, Por el momento, me he enterado hace poco, no debo temerlopeor. Sicfan estéen Inglaterra; mi mujer intentard ce- der sus negocios sin pérdidas demasiado sensibles. Proviso- riamente, para ganar tiempo, realizard una sesiGn formal. asé diez dias en Copenhague haciendo preparar el ma- rnuscrito. Elfin del verano fue extraordinario, el mAs bello que pudierasofiarse. Peroestavez, en unaciudadque me gustatan- £20, s6l0 vilo que estaba en el recorrido entremi mesa y el apa- rato de radio enla“‘salade reunién’”. Aqui elotofio hacomen- ado con fuertes tormentas. VolveréaCopenhague el préximo ‘sébado y me quedaré una semana si no sucede nada inespera- do. Ademds, durante el verano quetermina, misrelaciones con Brecht fueron naturales y distendidas: experimento entonces laaprehensién de separarme de él, ya que esioy en la mejor de Jas posiciones para ver en nuestra comunicaciGn, mucho me- nos problemitica esta vez que lo que era costumbre, un indi- cede su aislamiento creciente. Noexcluyo por completo una {nterpretacion banal, a saber que este aislamiento lo priva del placer que le producfan las provocaciones aque recurria en su trato, pero la interpretacién més auténtica debe buscar en es- te creciente aisiamiento la consecuencia dela lealtad a aque- Ho que tenemos en comiin, En susactuales condiciones de: da, lasoledad va a mirarlo cara a cara durante todo un invier- no en Svendborg. ‘Nohelefdonada todavia de su nuevo César, porque, acau- ssa de mi propio trabajo, una lectura de este ipo hubiera sido imposible. ‘Supongo quecuandollegue esta carta, yahabré leido la se- ‘gunda parte del Baudelaire. Fue una carrera contra la guerra; y pose al miedo que me apretaba la garganta, experimenté un sentimiento de triunfo el dia en que puse a eparo de la decli- nacién mundial (frégil reparo de un manuscrito) el capituloso- bre “el flfincur”, proyectado hace quince afios. ‘Max [Horkheimer] ya le habré comunicado, después de ‘una minuciosacarta quele envié, los comentarios sobre lare- laci6n entre el Baudelaire y el plan de los Pasajes. Es impor- lante,asi le dije, que un ensayo sobre Baudelaire queno ocul- tasuslazos con la problematica de los Pasajes, pueda ser es- cerito como parie de un libro sobre Baudelaire. Loqueusted sa- be sobre el libro, después de nuestras conversaciones en San Remo, le permite per conirarium hacerse una idea bastante exacta de la funcién desempefiada por la segunda parte que ahora le presento. Habré notado que los temas decisivos —Io nuevo lo siempre-igual, lamoda, el eternoretomo, losastros, ‘el Jugendstil—estin tratados, pero ningunoafondo.Laterce- raparte deberd demostrar la convergencia evidente de las ide- as fundamentales con e! proyecto de los Pasajes. He recibido bien pocas cosas suyas después de que se mu- dara al nuevo departamento. Espero tener noticias detalladas ‘cuando termine su lectura del Baudelaire. En.esa ocasi6n, por favor, higamesaber c6mo anda suproyecto radiofnico y, so- bre todo, qué incluye. Sigo ignorindolo todo al respecto. Le agradezco mucho el libro sobre los aeronautas; por el momento descansa, con todo lo que me envid, en el fondo de Josccajones que estén lisios para partic. Anticipo con alegria su Jectura en Paris. Agradézcale con todo mi afecto a Felizitas [Gretel Adorno] este envio. A ella le escribiré desde Paris a ‘més tardar. Madame Favez le entregara Kierkegaard, que le et HU INE AT, 0 ‘agradezco, y Lowith (Nietzsches Philosophie der ewigen Wiederkunft der Gleichen, Berlin, 1935). Me lo hice enviar porque me era vil para la tercera parte del Baudelaire. De- ‘vuélvamelo, por favor, después de que lo use. De Elisabeth Wiener, por quien pregunta Felizitas, no tengo noticias, Pero el silencio absoluto de Scholem después de su partida hacia América me pesa mucho. Parece haberse disgustado por no haberme encontrado en Paris. Pero, para mi todo estaba después de mi trabajo que, sin laestricta clausura ‘que me habia impuesto, jamais hubiera podido terminar. ;Sa- bbe usted algo del? Espero con impaciencia lo que pueda decirme sobre Ernst Bloch. En attendant, miro de vez.encuando un mapa de Nuc- va York desplegado en la picza de Stefan, cl hijo de Brecht, y ssubo 0 bajo alo largo de laamplia calle que bordea cl Hudson, donde se encuentra vuestra casa, Reciba los saludos amicales desu Walter, ‘Theodor W. Adorno a Walter Benjamin ‘Nueva York, 10 de noviembre de 1938 Querido Walter: Elretraso de esta carta amenaza acusarme a mf y a todos. Peroestaacusacién ya puede empezaramezclarse con una pe- ‘queria defensa, Pues va desuyo quela tardanza de casi un mes en responder sobre su Baudelaire no puede explicarse por ne- sligencia. Las razones son exclusivamente de naturaleza objetiva. Conciernen a nuestra posicién, ladetodos nosotros, frenteasu ‘manuserito y, visto mi engagementen el problema de los Pa- ‘sajes, bien puedo hablar, sin inmodestia, de mf en particular. Espert la llegada del Baudelaire con la impaciencia més ex- trema y, literalmente, lo devoré, Esadmirable que usted haya podido terminar el trabajo en el plazo fijado. Y esta sdmira- cin vuelve misdificl la tarea de hablar sobre lo que se inter- ‘pone entre mi espera apasionada y el texto. ‘Tomécompletamenteen serio suidea dehacer del Baude- laire un modelo de los Pasajes y, un poco como Fausto a las, fantasmagorias de Brocken, me acerqué a la escena saténica, imaginando que muchos enigmas iban a resolverse. :Puede disculparse queme haya dado a mi mismo laréplica de Mefis- {feles y que muchos enigmas quedaran en pic? ¢Podri usted comprender que la Lectura del ensayo, de sus capftulos titula- dos uno “El flaneur"y otro “Lo moderno”, haya producido en mi cierta decepcién? Esencialmente, esta decepeiéntiene como motivo que,en las partes que conozco, eltrabajo ofrece menos un modelo que. un preludio a los Pasajes. Los temas estén reunidos, pero no dosarrollados. En su carta a Max [Horkheimer], usted decfa {que allf estaba su intenci6n explicita y no desconozco la dis- ciplina ascética que se impuso para no proporcionar respues- tastedricas decisivas a lascuestiones planteadase, incluso,pa- ra que s6lo los iniciados percibieran esas mismas cuestiones. ero me pregunto si tal ascetismo puede ser sostenidohasta cl fin frente a su objeto y en un contexto que muestra una preten~ DE Vi Ft 35). isa

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