Sei sulla pagina 1di 9

Ficha de cátedra Nº 1

Temas: Reflexiones en torno a las nociones de espacio, lugar y región, desde la


historia.
Los aportes de los estudios regionales a los estudios económicos y agrarios.

Nociones como la de lugar, espacio y tiempo son elementales en las


consideraciones historiográficas ya que debemos considerar que la Historia no se
escribe fuera del espacio, las sociedades que son objeto de la historia no son aespaciales.
Puesto que: “…El espacio y el tiempo son dos ámbitos esenciales en el esfuerzo
racionalizador del Hombre, ya que brindan un cúmulo de importante información
desordenada, que al ser sistematizada, nos permiten desarrollar la ilusión de
controlarlos. El hecho de poder imponer rótulos a los diversos fragmentos y agruparlos,
según órdenes mas o menos arbitrarios, permite a los usuarios de cada cultura, creer que
están entendiendo y manipulando los hechos mismos.
El espacio en el que nos movemos es simultáneamente desestructurado y
estructurable, lo que significa que la racionalidad que les asignemos está determinada
por los parámetros culturales en que nos movemos
El ordenamiento espacial no sólo racionaliza los ámbitos espaciales, sino que le
asigna significados….”Dolores Juliano1
Este es el sentido que asumen los historiadores y quienes piensan el concepto de
espacio desde una perspectiva social. Es decir que la noción de espacio tiene una
perspectiva dinámica e histórica.
También el sentido del lugar es fundamental para la orientación en la vida, y
pude ser concebido como: una configuración instantánea de posiciones. Lo cual
implicaría una indicación de estabilidad. En este sentido puede ser concebido como una
instancia de orden (cualquiera que este sea) según el cual los elementos se redistribuyen
en relaciones de coexistencia. En esta instancia impera la ley de lo propio: es decir que
los elementos considerados están uno al lado de otros, cada uno situado en un sitio
“propio” y distinto, que cada uno define2.

Para considerar la cuestión regional es preciso reflexionar en primer lugar en la


comprensión del concepto espacio y en sus formas de construcción. En este sentido,
Milton Santos enfocó al espacio como instancia de la totalidad social, como conjunto de
formas producidas por la interacción de múltiples variables a lo largo de la historia
conformada por relaciones sociales y expresadas por respectivas acciones. Para este
autor los procesos sociales terminan adquiriendo un carácter geográfico ya que las
acciones sociales se territorializan. En esa territorialización, el movimiento social –
presente en cada acción social – se fija en un espacio y en un tiempo. Es decir que toda
nueva organización del espacio será una forma de expresar un nuevo modo de
poblamiento, unas nuevas estructuras económicas y sociales, unas nuevas formas de
poder, en general, un nuevo sistema de valores, Se desprende de ello que a través del
análisis de las huellas dejadas en el espacio, por una sociedad, se pueden reconstruir sus
perfiles y sus formas de organización. La idea de espacio aparece aquí en función de
una sociedad determinadas siendo esta la que lo organiza; precisamente la constatación

1
JULIANO; Dolores: “Los usos simbólicos del espacio.” en: GARCIA JORDAN, P.; GUSSINYER, J.;
IZARD, M.; LAVIÑA, J.; PIQUERAS, R.; TOUS, M.; ZUBIRI, M. (Coord): Lo que duele es el
olvido. Recuperando la memoria de América Latina. Universitat de Barcelona, Barcelona,
1998.
2
CERTEAU, Michel de: La Invención de lo cotidiano. 1 Artes del Hacer. México, Univ. Iberoamericana,
2000. Cap. IX Relatos de espacio.

1
de la conformación espacial sirve para apreciar el hábitat de los grupos humanos que
van a vivir en comunidad.
Sin embargo se debe tener en cuenta que el espacio existe en sí mismo, puesto
que se constituye como una instancia de la totalidad social y, por lo tanto, además de ser
producido socialmente, es productor, es determinante en tanto forma en que se
manifiesta lo social. El espacio es también condicionante de los procesos sociales en
cuanto posee la capacidad de perdurar más que la sociedad que produce las formas
espaciales. La existencia de interacciones se aprecia entre espacio productor, espacio
producido, espacio condicionante, espacio organizado, estructurando un campo de
relaciones que apunta a entender el espacio como una de las dimensiones constitutivas
de la totalidad social.
En consecuencia, como forma de introducción en la especificidad del campo de
estudio de la historia regional, se debe aclarar que el concepto de región, no nos dice
nada sin los ingredientes conceptuales de tiempo, no necesariamente lineal o
ascendente, y cambio.
Región Histórica
La región histórica se conforma como tal en la medida en que su vida social, la
de sus moradores, encuentra y muestra ciertos límites o fronteras en su hegemonía
espacial con respecto de otra matriz, tejido social y prácticas culturales distintas. Por
consiguiente las regiones y sus fronteras tienen que ver con la capacidad articuladora de
los diferentes actores sociales, individuales o colectivos, con las viejas y nuevas
realidades y también con la creación y recreación de sus contactos y vínculos sociales,
más allá de los férreos parámetros de los límites trazados para demarcarlas.3

La Historia regional.

Desde sus orígenes hasta su consolidación en el campo historiográfico, la


historia regional corrió una serie de avatares, que implicaron plantear diversas
alternativas en la concepción y construcción de esta modalidad historiográfica.
En tal proceso de construcción se nutrió de los aportes de diversas disciplinas:
entre ellas:
La geografía fue la pionera en la construcción del concepto analítico, el mismo
asumió diversas variantes (véase Benedetti).Por otra parte, tanto la economía, en su
faceta planificadora4, como la sociología con su afán cuantitativista (hacia fines de la
década del sesenta) plantaban la base material de las regiones en función de la
generación de los polos de desarrollo al interior de ellas. Los nodos centrales, sus
satélites y sus hinterland circundantes eran elementos mensurables que tomaban como
variables la dimensión geográfica y la densidad de población.
En consecuencia fue común pensar la base territorial para definir los estudios
regionales y locales. Esta visión implicaba adecuar una realidad social – económica –
cultural a un sustrato de división política – administrativa, en ese camino la historia
regional se correspondía mecánicamente con la historia provincial/departamental y
dejaba de lado los procesos inherentes a la construcción social de ese espacio. Esta
mirada implicaba también recuperar el conocimiento de lo regional como una
posibilidad acumulativa para llegar a la historia total o bien del Estado Nacional. Ello
3
Véase ARECES, Nidia: La Historia regional y la historia económica en la historiografía argentina. En:
GELAN, Jorge (Comp.): La historia económica argentina en la encrucijada. Balances y perspectivas.
Buenos Aires, Prometeo, 2006.
4
El concepto de región fue incorporado por la Economía poco antes de 1970 y la ambigüedad conceptual
empezó a ser advertida en esa época. Los economistas “regionalizaban” un país al dividirlo en espacios
caracterizados por formas distinguibles de organización de los recursos y de la población.

2
implicaba el conocimiento exhaustivo de las partes, su posterior comparación y
finalmente su estructuración en la visión de un todo y a partir de esta acumulación de
conocimiento supuestamente significativo se elaboraría la síntesis necesaria para la
comprensión del proceso histórico, en donde lo nacional era el eje vertebrador de todas
las interpretaciones.
Tales tipos de estudios distinguieron a la región como una entidad natural:
Asimismo se la conceptualizó como unidad física y humana, en la que la colectividad
ocupaba un territorio establecido. Estos elementos llevaban a analizar las
“originalidades” regionales. La prolongación de tales prácticas con el transcurrir de los
años, demostraron la ausencia de preocupación alrededor de una base de conocimientos
de características regionales.

El proceso de construcción de la historia regional entonces, se trazó a partir de


un contexto de surgimiento, en cual se rechazaba el tipo de historia que se planteaba
desde el Estado y en el caso latinoamericano, del Estado nacional5. Este rechazo, fue
acometido por la historia social quien promovió la reorientación del espacio y del
cambio de escala. Es decir que la propuesta de incluir en la historia los diversos ámbitos
de la realidad social, significó en la práctica abandonar las historias nacionales y reducir
los límites geográficos: a menor extensión, mayor profundización, en definitiva:
restringir el objeto de análisis.
Hoy, la historia regional es concebida como una de las distintas líneas de
aproximación al estudio histórico desde la historia social, sin embargo su eje no es
temático sino analítico. Es decir que este campo historiográfico no propone nuevos
temas y por ende nuevos objetos de estudio sino una mirada nueva, un nuevo
acercamiento, en definitiva un nuevo abordaje analítico.
Desde esta perspectiva la historia regional, como género analítico y como empresa
analítica ofrece diversas ventajas:

* El conocimiento más profundo y acabado que logra de su objeto de estudio


* Las lecturas y miradas que introduce desde ángulos diferentes de la historia nacional.

Sin embargo plantea también sus desventajas:

* Para los historiadores regionales que se especializan en una región, ésta puede llegar a
parecerles absolutamente única, en lugar de entender que es una combinación de
elementos y que cada uno de ellos tiene paralelos o semejantes en otras partes, sin por
ello llegar a componer un todo igual.
* Otro riesgo se centra en el “espíritu parroquial del tiempo” entendido en una manera
de hablar del cambio social si tomarlo en cuenta, obviando los procesos de larga
duración.
Para enfrentar tales riesgos es preciso acudir a la reflexión teórica. . El reto es
hacer de ella una “válida” historia regional que cuente con registros problematizadores,
mediante los cuales sea posible desarrollar la capacidad explicativa y los fundamentos
de la disciplina histórica. Recordemos que la historia en tanto disciplina por excelencia
del contexto subraya la potencialidad de la representatividad del caso en la comprensión
del todo, la interpretación de la particularidad para esbozar un plano general, la
explicación de lo singular para la complejización de lo general.

5
Para profundizar en esta temática véase: FERNANDEZ, Sandra: La historia sugerente. Los desafíos en
la construcción de la historia regional y local. En: MATA DE LOPEZ, Sara y ARECES, Nidia (Coord):
Historia regional. Estudios de casos y reflxiones teóricas. Salta, EDUNSa, 2006.

3
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
La perspectiva regional en historia económica e Historia agraria.

Quienes abordan las problemáticas históricas observan la necesidad de visualizar


y debatir los fenómenos históricos a través de las posibilidades que brindan las
intersecciones entre las distintas disciplinas del campo social. En este plano, la historia
regional es una campo propicio para potenciar esas intersecciones. Especialmente si se
tiene en cuenta que todo fenómeno histórico tiene que tener en cuenta, los aspectos
económicos del fenómeno que estudia.
La historia económica muestra una constelación de sugerentes enfoques de
difícil conjugación. Sin embargo es preciso señalar algunos planteos formulados por W.
Kula en 1973, que aún hoy continúan vigentes y que son aplicables a la historia regional
económica de las etapas coloniales:
a) Tendencia al razonamiento con categorías globales, con categorías de economía
social, contrarias al análisis de las instituciones desligadas del contexto
b) Tendencia a las concepciones cuantitativas (no exclusivamente estadísticas) para
conseguir orientaciones en orden a las magnitudes y las proporciones
c) Tendencia al descubrimiento del mecanismo funcional del sistema económico
investigado y por lo tanto, a la confirmaciones de la reproducción y la mutua
dependencia
d) Tendencia al máximo aprovechamiento de las conquistas de otras ciencias
sociales
e) Tendencia al más extenso aprovechamiento del saber sobre la heterogeneidad de
los sistemas socio – económicos existentes actualmente en el mundo.

Los temas de la historia regional necesariamente encierran aquel que está en el


podio del debate: el conflicto entre un estilo de vida occidental globalizado y los
repliegues del individuo encerrado cada vez más en sí mismo, buscaron
permanentemente caminos que lo afirmen e identifiquen colectivamente.
Por otra parte, si se tienen en cuenta los grandes temas de la historia económica: el
trabajo económico en el sentido técnico material junto con la técnica de producción, la
organización social de la producción la política económica u otros.
La cuestión central reside en cómo hacer historia económica y, en este hacer, no
olvidar los componentes del tipo de economía en funcionamiento. Para ello se debe
tener en cuenta las reglas básicas del oficio, tener presente la espacialidad, la
temporalidad y los cambios, más que el atenerse a los modelos. Aquí es donde resulta
útil la historia regional.
Hacer Historia regional entonces y en clave económica es referirse a las sociedades
de base agraria y a los enclaves urbanos, que prolongan con algunas diferencias el
mundo rural, constituyendo los productos de ese origen la base de los intercambios con
el exterior, por lo que en la producción incide notablemente el clima y sus anomalías.
(Prieto – Jorba, 1991)

Desde otro ángulo, Noemí Girbal de Blacha, en diversos estudios reflexionó


sobre el fenómeno regional y valor de los estudios de historia regional para la
comprensión de los procesos agrarios gestados en Argentina.
La autora señala que las redes familiares, las alianzas inter - oligárquicas y las
políticas acuerdistas, le otorgaron una fisonomía diferente, singular y desigual a la
Argentina moderna gestada a fines del siglo XIX, donde el “fenómeno regional no es un
hecho aislado sino que obedece, en alta medida, a las decisiones que se van adoptando

4
fuera de la región involucrada y que inciden sobre el desenvolvimiento de cada una de
las partes que componen el territorio nacional”.(Rofman, 1999) En donde se genera una
contradicción entre sistema productivo y organización del espacio; dinámico y
cambiante el primero, “configuración delimitada subjetivamente y cristalizada en el
tiempo”, el segundo6.
El modelo económico de esa Argentina, aunque caduco hacia 1930, habrá de
preservar el perfil agrario del país. Incluso el Estado benefactor, acogedor de la pequeña
y mediana empresa, termina por alentar desde 1950 la vuelta al campo, el fenómeno se
sostiene durante el estado desarrollista y el burocrático autoritario. Y aún con la vuelta a
la democracia.
La evolución histórica de la nación argentina dio muestras del mayor esfuerzo
puesto por parte de la dirigencia nacional, en preservar el país rural, en apostar a
economías alternativas complementarias. Por tal motivo la historiografía agraria
argentina, especialmente la referida a la región pampeana, agro exportadora por
excelencia, y más recientemente a la que se refiere a las economías regionales mono
productoras del interior, ocupan hoy un lugar destacado en el concierto de la historia
económica del país.

Para dar cuenta de ello analiza las tres regiones que se consolidan a lo largo del
siglo XX en Argentina: Región pampeana; Norte y Cuyo. (regiones epicentrales y
marginales) monoproductoras del interior del país..

Toma aquellas obras en que la formulación teórica se asienta en la visión


neoclásica y - por lo tanto – la región (el espacio geográfico) y no los actores sociales
explican las diferencias interregionales, como en los estudios de quienes revisan el
modelo tradicional, vinculando espacio – sociedad – economía y nutren su marco
teórico en la escuela estructural “centro periferia (Prebisch) o al de intercambio
desigual (Hinkelammert)

Las décadas de 1960 - 1970

1960
Se comienzan a estudiar las economías agro exportadoras, mono productoras y mercado
internistas vinculadas al azúcar y a la vitivinícola.
Fines de 1960: Son obras generales, de economistas, agrónomos y sociólogos. A partir
de bases metodológicas diversas, que analizan el comportamiento del sector entre 1870
y 1930.
Toman en cuenta a nivel general el grado de inserción que alcanzan a nivel nacional,
sobre la base de una interpretación geo – histórica de rasgos tradicionales. (Ortiz,
Craviotto)Aldo Ferrer modifica parcialmente esa tendencia. E incluye una quiebra del
equilibrio interregional y la subordinación del interior al eje metropolitano y a la región
litoral centro. Un análisis que retoma para referirse a la economía industrial no
integrada que se inicia a partir de 1930 y rastrea hasta 1960 hace mención a la
consolidación del desequilibrio interregional y analiza el comportamiento de las
regiones del interior como expresión de la descomposición del federalismo económico.

6
Véase: Girbal de Blacha, Noemí: La historia Regional hoy: balances y perspectivas con enfoque agrario.
En:Gelman, Jorge (Comp) La historia económica argentina en la encrucijada. Balances y
perspectivas, Buenos aires, Prometeo, 2006

5
Un cambio importante se dio a fines de 1960 se da desde la UBA, con Gino Germani
con el desarrollo de la historia social. Sus temas de investigación: Temas sociales y
médico sanitarios. La relación entre la economía azucarera y los contrastes conflictivos
agrarios. De allí se desprenden estudios vinculados a las formas de fijación de la fuerza
de trabajo, crisis recurrentes, el carácter capitalista de la fuerza de trabajo (Murmis y
Waisman). La recopilación de la legislación laboral y de seguridad social aplicada en
Tucumán. (Ostengo): desde los sociólogos.
Importancia al respecto de la revista Desarrollo Económico.
Se prestó menor atención a la historiografía de vitivinícola cuyana. En este aspecto la
sociología fue pionera con estudios vinculados al: impacto de la transferencia de la
propiedad de la tierra de la clase alta criolla a los inmigrantes y su relación con el grupo
cultural criollo bajo. (campoy)
Menor atención aún reciben por parte de la historiografía las condiciones agrarias por
las que transitan las áreas marginales. Patagonia. Sólo se difunden reproducciones de
informes técnicos económicos, viajeros, recopilación documental.

1970
La difusión de la cuantificación sistemática en las ciencias sociales y la revisión de la
teoría de la dependencia, dirigen la atención hacia los problemas de método de la
historia económica: Kula.
Cobra fuerza el estudio sobre la racionalidad económica en la interpretación de la
problemática regional. Ponen el acento en el largo polazo (Bliss)
Desde el exterior (Guy) organizan el material empírico, ponen el acento en lo histórico
político económico de la cuestión azucarera. Comportamiento empresario, durante
1880.
También en esta época cobra fuerza la Teoría del espacio polarizado y las
especialidades diferenciales – como categorías de análisis – derivadas de la escuela
geográfica francesa. Lo cual impulsa a la historiografía sobre la economía azucarera
tucumana moderna; la cual es vista como un caso de desarrollo epicentral necesario, en
relación con el crecimiento hacia fuera. (Jiménez Zapiola)
Las facetas allí consideradas son: La política económica entendida como partes de las
relaciones de las burguesías referidas al mercado nacional, al sistema impositivo y al
endeudamiento externo, en el contexto de una compleja trama de entre comunidad
ideológica y decisión política. Esto es entendido como aspecto central de las
características que adoptan estos enclaves internos a partir de esa época (1873 – 1914)
(Balán)
Matices antropológicos introduce Vessuri. O la satelización de mercado de trabajo en
Salta y Jujuy (Bisio y Forni)
En los setenta la historia vitivinícola se reseña con lenguaje periodístico (Olguin)
También son importantes los aportes del extranjero: Fleming, quien estudia el aspecto
histórico económico de la modernización, expansión y concentración empresarial
regional.
Nordeste: Universidad Nacional del Nordeste. Proceso de doblamiento regional. (Bolsi)

La década de 1980.
Durante este período es fundamental destacar la Tesis doctoral de Donna Guy. Que
amplía el estudio socioeconómico de la región del noroeste. Por su parte Daniel
Santamaría: aborda la configuración de la elite agroindustrial, el minifundio
trabajadores temporarios y alcoholismo.

6
Con la vuelta crisis de las teorías abarcadoras y la vuelta al relato, proliferan estudios
muy acotados y específicos.
Se toma como categoría de análisis central: El Ingenio. (Rosenzvaing) Santamaría,
Greenberg.
Los aportes de Van Young, el desarrollo regional es analizado en el contexto de la
política económica, hasta los tiempos recientes. (Manzanal y Rofman)
Girbal de Blacha: aborda el tema como expresión de las relaciones de poder,
conjugando en la explicación histórica la racionalidad económica (accionar del
empresario), y encarar así una reinterpretación de la vertiente institucional de la historia
económica agraria.
La década de 1990
Han dejado sus huellas las nuevas concepciones del espacio y la región que se apartan
decididamente de las sustentadas en ele orden natural y geográfico.
Se pregunta sobre la necesidad actual de una historia regional. Campi. Se decide por
hacer comparaciones.
Los estudios más generales, de largo plazo y de temprana edición señalan el carácter
irreversible del desequilibrio interregional en la Argentina. (Manzanal y Rofman)
Avances de Noemí Girbal en torno a la relación con el proceso de modernización, el
comportamiento estatal y del empresariado y el proteccionismo azucarero.
Pierre Denis. Aborda la cuestión del azúcar y los recursos naturales en el Noroeste.
Mercado laboral: Lagos, Santamaría. Modalidades de coacción Iñigo Carrera.
1993 se edita el primer número de la revista Población y Sociedad. Revista Regional de
estudios Sociales.
Durante eestos años se observa una fuerte influencia de los enfoques microhistóricos y
avances metodológicos de la Historia Política (Girbal). También durante esta etapa se
consolidan los trabajos que surgen de la Unidad de Investigación en Historia Regional,
dependiente de la Universidad Nacional de Jujuy. Algunos de sus integrantes realizan
aportes al tema azucarero en el siglo XX, y se destacan los enfoque desde la faz política
Fleitas – Campi. Créditos de la Banca. (Girbal)

En las economías vitivinícolas se impulsa la historia de las empresas, sus inestables


relaciones con el Estado. Amalgaman enfoques históricos con los geográficos.

A lo largo de estas reseñas se observa que:


El período más estudiado fue el de 1870 – 1930, tales preferencias están bien definidas
y en relación con los cambios de intereses y de las metodologías de las ciencias sociales.

Durante la primera etapa de evolución de los estudios regionales se observa que la


economía agraria regional se estudia para ejemplificar conceptos teóricos, más que para
explicar la realidad histórica.
A estas historias le suceden las de neto perfil político económico, comprometidos con
teorías globales.
1990 es la década en que los estudios ofrecen mayor eclecticismo, mayor precisión en
las propuestas teóricas, mayor discernimiento entre lo local y lo regional, mayor
asociación entre información cuantitativa y cualitativa.

Perspectivas
Girbal señala que el escenario ha cambiado mucho se ha globalizado y aparece
dominado por poderosos sectores económico – financieros en un contexto de altísima
deuda externa y ausencia casi absoluta y acelerada del Estado, el cual se muestra ajeno a

7
la reconversión del sector y a la atención del perfil ecológico sistémico de la cuestión
agraria.
En los inicios del nuevo siglo se está. repensando la región y sus actores” pues:
Control, regulación sobre las decisiones socio política, nivel de incertidumbre en el
accionar de los sujetos sociales y los agentes económicos, abre un debate teórico sobre
el perfil de las regiones que se insertan en el ámbito integrado” que llevarán a
reformular el planteo sobre la construcción social del espacio, que parece estar regido
por determinantes no siempre consensuadas con la mayoría de la sociedad y menos aún
atienden los reclamos de los actores y los espacio marginados y postergados.
Los espacios regionales en la conformación del Estado y mercado nacional
argentino7.

Existe una producción social del espacio territorial de orden natural que genera
las diferencias inter – regionales, fácilmente visibles en un país como la República
Argentina. Espacio y actor social conforman una relación – tensión entre la
fragmentación regional de los sectores dominantes y la formación de un Estado
nacional centralizado8. Una ecuación que implica reconocer en la Argentina la
conformación de un sector dirigente nacional a través de alianzas entre sectores
dominantes regionales y explicar la formación de un Estado y de un mercado nacional.
La “lógica social” (Eckert, 1996) forma parte de las leyes y de la estructura del
funcionamiento de una realidad regional. Conforme a este planteo teórico, el espacio
proviene en sinónimo de sistema socioeconómico. Esta concepción admite la idea de
cambio y permite, en consecuencia, implementar políticas regionales en función de
diagnósticos regionales. Esta corriente de pensamiento tiende a identificar los
fenómenos estructurales, globales, con la ocupación social del espacio (Rofman, 1981),
rechazando una visión lineal y estática del mismo.
El sistema social resulta así una construcción donde conviven agentes o sujetos
sociales que operan acorde a las leyes del sistema global, para acompañarlo o expresar
su conflictividad. Este conjunto en el sistema capitalista provoca diferentes capacidades
para captar los recursos que la sociedad genera y se expresa en las desigualdades de los
agentes sociales y en los desequilibrios inter – regionales constitutivos del mercado
nacional, sus características y sus crisis.
El Estado Nacional es – conforme a lo expuesto – una instancia de organización
del poder y de ejercicio de la dominación política; vale decir, una relación social y, al
mismo tiempo, un aparato institucional. Sus propiedades aparecen claramente
definidas(Oszlak, 1985):
1.- externalizar el poder
2.- institucionalizar su autoridad como expresión de las relaciones de poder,
3.-Crear un conjunto funcional
4.- Internalizar una identidad colectiva.
El Estado nacional es el resultado, pues de un proceso de lucha por la
redefinición del marco institucional adecuado para la vida social organizada y
presupone una compleja red de relaciones económicas, sociales y políticas. Procede de
7
El presente apartado es un fragmento trascripto de GIRBAL – BLACHA, Noemí; ZARRILLI, Adrián;
BALSA, Javier: Estado, Sociedad y Economía en la Argentina (1930 – 1997)
8
“El estado, lo mismo que las demás asociaciones políticas que lo han precedido, es una relación de
dominio de hombres sobre hombres basada en el medio de la coacción legítima (es decir: considerada
legítima). Así pues, para que subsista es menester que los hombres dominados se sometan a la autoridad
de los que dominan en cada caso. Cuándo y por qué lo hagan, sólo puede comprenderse cuando se
conocen los motivos internos de justificación y los medios externos en los que la dominación se apoya.”
Weber, Max. Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva. FCE, México. 1996. p 1057.

8
la sociedad y es su modo de expresión y de organización simbólica (Kaplan, 1983). Va
unido a la formación del mercado nacional y asume el poder organizador cohesionante,
y la representatividad del interés general sin perjuicio de los intereses particulares. Así
entendido, el Estado tiene un carácter dual y encierra las nociones de consenso y
conflicto, administración y burocracia: Es expresión de un sistema social determinado, y
es instrumento de los sectores hegemónicos y dominantes.
Si el estado central es definido como la cumbre de la autoridad política y
administrativa(Halperin Dongui, 1989), en la Argentina el período de conformación del
mismo arranca en 1860 y culmina en 1880; es paralelo a la formación del mercado
nacional y a la instalación de fuentes de recursos más estables y constantes (comercio
exterior – crédito externo). Es un pre-requisito para la atracción de recursos económicos
y financieros. El proceso de su organización se lanza desde Buenos Aires y no está
exento de conflictos. Su principal dilema se manifiesta en la formación de una clase
política, de una clase social dirigente, de alcance nacional /(Chiaramonte, 1989)
Las guerras por la independencia argentina es el primer capítulo de un largo
proceso de enfrentamientos y transacciones, cuando se propone la sustitución del orden
colonial por un sistema de dominación social. La resistencia a la hegemonía de Buenos
Aires abarca un largo período en el cual tienen lugar movimientos separatistas y guerras
civiles, que demoran durante cuatro décadas la formación del Estado nacional. En esas
instancias preliminares, la provincia –región adquiere identidad propia; es ella el ámbito
político del siglo XIX. Diversas coaliciones provinciales dan muestras de la precariedad
de los lazos institucionales y de los intereses económicos en pugna (Buenos Aires –
litoral – interior). Recién después de la batalla de caseros (1852) se ensaya un primer
intento orgánico de creación de un Estado centralizado. Al concluir los combates de
Pavón (1861) se produce un segundo intento, con coaliciones cambiantes y una gradual
incorporación de las burguesías del interior.
En los años de 1880, concluida la lucha contra el indio, vencida la revolución
tejedorista en Buenos Aires y federalizada Buenos Aires, legitimidad y poder
constituyen un marco adecuado para el nuevo orden institucional, cuando la provincia
es desplazada como referente de la actividad social y de la dominación política.
Centralización de l poder y descentralización del control son los nuevos rasgos que
definen al Estado nacional como una relación social y como garante y organizador de
dichas relaciones9.

9
“Por poder hay que comprender primero la multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanentes y
propias del dominio en que se ejercen, y que son constitutivas de su organización: el juego que por medio
de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas
relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen cadena o sistema, o al
contrario, los corrimientos , las contradicciones que aíslan a unas de otras; las estrategias, por último, que
las tornan efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional toma forma en los aparatos
estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales. […] El poder no es una institución, y no
es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían00 dotados: es el nombre que se presta a
una situación estratégica compleja en una sociedad dada.” Foucault, Michel. El discurso del poder,
presentación y selección Oscar Terán. Folios Ediciones, 1985. pp 174 – 175.

Potrebbero piacerti anche