Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Acurdate de m
Adis
En un lbum
Hubo un tiempo...Recuerdas?
La destruccin de Senaquerib
La gacela salvaje
La partida
No volveremos a vagar
Ir a: A media voz
Ir a: Traducciones de poesa
poesia@amediavoz.com
Esta pgina se ve mejor con su fuente original. Si no la tienes,
bjala a tu disco duro, descomprime el fichero y cpiala en:
Windows/Fonts:
Georgia
Acurdate de m
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando est mi corazn
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Adis
Adis! si dicha se concede al hombre
de una plegaria en premio, sta tu nombre
elevar hasta el trono del Seor.
Promesas, quejas, llanto, fueran vanos;
ms que el lloro, exprimido, ya sangrante,
de ojos sin luz, tenaz remordimiento
esta palabra dice... Adis! Adis!
Secos estn mis ojos, extinguida
mi voz, pero al dejarte, de mi vida
se aduea para siempre un gran dolor.
Aunque el pesar y la pasin torturan
mi corazn, quejarse no le es dado...
Yo slo s que en vano hemos amado...
Slo puedo sentir... Adis! adis.
Y est bien.
Tras tanta palabra dicha,
el silencio. Es lo mejor.
En el silencio no hay dicha?
y hay valor.
Versin de F. Maristany
Cancin del corsario
En su fondo mi alma lleva un tierno secreto
solitario y perdido, que yace reposado;
mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,
como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.
Versin de F. Maristany
En un lbum
Sobre la fra losa de una tumba
un nombre retiene la mirada de los que pasan,
de igual modo, cuando mires esta pgina,
pueda el mo atraer tus ojos y tu pensamiento.
La destruccin de Senaquerib
BAJARON los asirios como al redil el lobo :
brillaban sus cohortes con el oro y la prpura ;
sus lanzas fulguraban como en el mar luceros,
como en tu onda azul, Galilea escondida.
La gacela salvaje
La gacela salvaje en montes de Judea
Puede brincar an, alborozada,
puede abrevarse en esas aguas vivas
que en la sagrada tierra brotan siempre;
puede alzar el pie leve y con ardientes ojos
mirar, en un transporte de indmita alegra.
La partida
Todo acab! La vela temblorosa
se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariosa
en donde queda la mujer hermosa,
ay!, la sola mujer que puedo amar.
Si pudiera ser hoy lo que antes era,
y mi frente abatida reclinar
en ese seno que por m latiera,
quiz no abandonara esta ribera
y a la sola mujer que puedo amar.
No volveremos a vagar
As es, no volveremos a vagar
Tan tarde en la noche,
Aunque el corazn siga amando
Y la luna conserve el mismo brillo.