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uvonl voaroriais Zereary WET op of0po1g ~ GVCININGA VT AC VOLLSIN VT — NVGGI Adda ' 7 ZEPEBENE “QOTT “UR “wuojsoeg 9p wIeIeZTED *y § sserdooy-wapumesyy sod vuedeg uo oso] ¥L/O66 62 We © Kyguagy & uoysouog qoruoge rsofty, soxsonu 2 & smpoug 109 7 RRUUANVE Fa YE SOTWD !a9mIEPE, ombgeseyy oupeqteey 24.5, “TEU BO OTHE, pS eIeLIL FLEE ep axquewoit 2 soUnO}E SHOE op ‘,oxekine spinw xy, 2MIOgLD ap upPENseTT auwaainy omg seonbeyg i j i a | Capfruto Panaro ‘EL PROBLEMA QUE NO TIENE NOMBRE Hl problema permanecié latente durante muchos afios en Ja mente de las mujeres norteamericanas, Era una in- quietud extrafia, una sensacién de disgusto, una ansiedad que ya se-sentia en 1os-Estados Unidos a mediados del-sigio- actual. Todas las esposas luchaban contra ella, Cuando hacfan las camas, iban 2 la compra, comfan emparedados con ss hijos o los Mevaban en coche al cine ios dias de asucto, incluso cuando descansaban por la noche al Jado de sus maridos, se hacian, con temor, est pregunta: gEsto ¢s todo? Durante ‘mis de quince afios no se dijo uns palabra sobre esta ansiedad entre los millones de palabras que se esctibicron acerca de Ja mujer en articulos de -perid- “ dicos, libros y revistas cspecislizados, cuyo. objeto er s6lo buscar la perfeccién de ia mujer como esposa’'y mae dre. Repetidamente la mujer oy6 Ia voz de Ix. tradiciéa y el sofisma de Freud de que una mujer no puede desear ua micjor destino que’ la sublimaciéa de su propia femi- nidad. Los especialistas en temas femeninos Je explicaron Ja forma de atrapar a un hombre y -conservatlo,-cémo amamantar y vestir 2 ua oifio, obo luchar contra las rebel- dias“de los adolescentes; cémo comprar una’ miquina Invaplatos, amasar el pan, guisar unos caracoles y construir 35 tuna piscina con sus propias manos; cémo vestitse,-mirar, ser mis femenina y dar mas atractivo a la vida conyugal; cémo prolongar lo més posible la vida de su matido y evitar que sus hijos legusen a ser, witos: deliacuentes. A la mujer se le enseiié a compadecer a aquellas mujeres neuréticas, desgraciadas y carentes de feminided que pre- tendian ser poetas, médicos o polfticos, Aprendi6 que las mujeres verdaderamente femeninas no aspiran 2 seguir una carrera, a recibir una educacién superior, a obtence Jos derechos politicos, la independencia y las oportunidades por las que habézn Juchsdo Jas antiguas-sufragistas. Algu- rpas mujeres, entre los cuarenta a los cincuenta afios, avin recordaban con pena su renuncia a aquellos suefios, pero la mayorfa de las j6venes ya no pensban en ello. Miles de voces autorizadas aplaudfan su feminidad, su com- | postura, su nueva madusez, Todo lo que tenfan que hacer | era dedicarse desde su més temprana edad a encontrar ma- \tido y a tener y criar hijos. “ Hacia el final de la década 1950-1960, ei promedio de Ma edad en que contraia matrimonio la mujer en los Es- Feados Unidos descendié a veinte aiios y atin continué [bajando. Catorce millones de muchachas estben prometi- jdas a los diecisiete afios. La proporcién de mujeres que ‘ban a Je Universidad, en comparacién con los hombres, jdescendi6 de un 47 por 100 en 1920 @ un 35 por 100 fea 1958. Un siglo entes, la mujer habie luchado por ob- tener una educaciéa superior; ahora las muchachas than —a-la Universidad-a-"pescar” -matido, Ea 1955, un\.60 por 100 salié de la Escuela Superior para casarse, 0 porqué temian que una educacién excesiva constitairfa una ba- | srcrapara ci matrimonio. En las sesidencias escolares se establecieron dormitotios para matrimonios de estidiaates, pero” los estudiantes eran casi siempre los maridos. Se fereé un nuevo grado para las esposas (P.HLT., Putting °°} Husband ‘Throngh): ayudar al marido a estudiar. Las chicas norteainericanas comenzaron a casarse-du- sante el Bachillerato. Y las revistas. femeninas deploraron las alarmantes estadisticas que resultaban de estos -jévenes 36 wb | ‘ ‘matrimonios ¢ influyeron para que se ereasén cursos y cone sejeros mattimoniales en las escuclas de ensefianza media, Las chicas empezaron 2 tenet novio formal a jos doce y a los trece afios. Los confeccionistas de sopa interior fe- ‘ienina lanzaron sostenes con falsos senos dé espuma de goma pata nifias de diez afios. Y en un anuncio tamafio} tres por seis centimetros de ropa para nifia, en el New York! Times del otofio de 1960, se leia: “También pueden in-| corporatse ellas a la caza del hombre.” : Hacia 1960 la natalidad en los Estados Unidos estaba alcanzando el nivel de Ja Indie, Se pidié al movimiento de control de natalidad, rebautizado con el nombre de Pa- | temidad Dirigids, que buscase un método que permitiese | seguit teniendo hijos a Jas mujeres a las que antes se les habia aconsejado evitar el nacimiento de un. tercero 0 cuarto hijo porque podian nacer muertos 0 defectuosos. Los estadisees estaban particulermente alatmados por el fantistico aumento del nimero de hijos que tenfan los es- madiantes. Asi como. anteriormente solian tener dos_hijos, ahora tenian cuatro, cinco o seis, Las muchaches que en otro tiempo estudiahan para seguir una carters, iban a la Universidad para tener hijos, esto dio motivo a que la{ revista Life entonase en 1956 un canto de alegtia por el) triunfo del movimiento en favor del segreso al hogar de Ia | mujer norteamericana, Ba un hospital de Nueva York, una mujer suftié un amque de histerismo cuando le dijeton que no podia ame mantar a su hijo. En otros hospltales hubo mujeres.cn- fermas de cincer que se negaron 2 tomar un medicamento ‘en-cuya expetimentacién se habfa comprobado que podia salvar Sus vidas, peto cuyos efectos secundarios, se decfa, provocaban la estetilidad, “Si sélo tengo una vida, dé jenme vivirla de rubia”, exclamaba una hermosa € inex. presiva mujer desde un anuncio a toda plana en periédicos y revistas y en enormes carteles en los escaparates.y, como consecuencia, a través de vodo el territorio de los Estados Unidos, tres de cada diez mujeres se tifieron el pelo de rubjo. Las mujeres comfan una especie de yeso ilamado 37 se decfa, de las mujeres de todo el mundo. Las amas de casa norteamericanas, liberadas gracias a Ja. Ciencia y a los aparatos electrodomésticos de sus duras faenas, de los metrecal como todo alimento, para amoldar su talla.a la jde las jévenes y delgadas modelos. Los ‘fabricantes de ropa Hfemenina informaron que la talla de Iz mujer norteame- {siceaa habia disminuido ea tres y cuatzo puntos. “Las peligtos del parto y de las enfermedades de sus abuclas, saujeres tratan de adaptarse al tamafio del vestido, cuando ‘tan sanas, hermoses y bien preparadas; se ocipaban sélo debia set al revés", dijo un comprador de modelos fe- de sus maridos, de sus hijos y de sus casas. Habian encon- menino: uado la verdadera ocupacién femenina, Como amas de Los decoradores de interiores disefiaban cocinas con casa y madres etan respetadas ea Ia misme forma que mosaicos y pintmras murales, ya que la cocina habla vuelto Jo eran sus maridos ea su mundo, Podian elegir libremea- a'ser el cenwo de la vida de la mujer. Coser en casa se te sus automéviles, sus trajes, sus aparatos electiodomés- convistié ei una industria poderose. Muchas mujeres 10 ticos, sus supermercados; tenfan todo to que la mujer bs: bia sofiado siempre. Quince. afios después de la Segunda Guerra Mundial, }* esta mistica de la perfecciéa femenina se convistié en el | ceatro de Ja cultura contemporinea nortcamericana. Mi- { Hones de mujeres vivieron sus vides segiin Ia imagen que sugerfan aquellas fotografias de las amas de casa norte- americanas despidiendo con besos a sus muridos desde la ventana, conduciendo su. furgoneta atestada de_nifios Jn escuela y sontiendo mientras hacfan funciosar su queva ‘pago de una hipoteca. O bien se trataba de vindas que te- enceradora eléctrica sobre el inmacalado suelo de su co- nian que mantener una familia. Cada vez habia menos cina, Amasaban su propio pan, cosian sus vestidos y los salian de sus casas si no eta para ir de compras, llevar a i | | i mujeres que efectuasca un trabajo profesional. La escasez | de sus hijos, tenfan sus _méquinas de lavar y secar fon- | | | | | pascar asus hijos o acompafiar a sus matidos a alguna fiesta social ineludible, Las mujeres fueron educadas pera ocuparse exclusivamente de su hogar. Hacia el afio 1960. se observd “un SUH viraje sociolégico; una tercéra parte de Jas mujeres trabajaban, pero en su mayorfa no ean | jovenes y muy pocas habfan seguido una carrera. Eran | mujeres cassdas que tenlan empleos durante parie del dfa, como vendedoras o secretatias, para ayudar a conttibuir al de enfermetas especialisas en asistencia social y profeso- cionando todo el dia, Cambiaban az ‘stbanas de les ca: res. ocasioné serios problemas en casi todas las ciudades mas dos veces por semana en Ingar de una, aprendian a de fos Estados Unidos. hacer. ganchillo y se compadecian de sus pobres madzed, Preocupados por Js sapfeinacla dé la’ Unién Soviética mujeres’ frestiadas que habfan sofiado con estudiar uns)» ~erita-cantere del espacio, los sebios norteamericanos obser- carrera, Su Yinico sucio ta set perfectis esposss ¥ mo yaroa que la mayor fuente no utilizada de potencia inte- des; cener cinco hijos y una hermosa casa; sa nice la- Jectial era femenina. Pero las jévenes no querian escudiar cha: “pescar” y conserver un matido, No ten‘an ninguna Fisica: “no era fervenino”, Una muchachd rechaz uoa opinién sobre ios problemas no femeninos del mundo: de- bec en el Hospizal John’s Hopkins para. colocarse en una seaban que’ fuese el hombre el que tomara las decisiones agencia “inmobiliaria. Lo tinico que deseala, dijo, era f imporamtes. Se glorificaban'de su papel de mujeres y es- Jo mismo que cualquier otra chica norteamericana: casarse, cribjan orgullosamente en la hoja de empadronamientos: ‘ener cuatro hijos y vivir en una bonita casa de ua barrio : “profesién, ama de casa”. residencial, “ i Durante més de quince afios Ja licetamra destinada a Jas mujeres, Jos temas de conversacién de las amas, de case, Set ama dé casa en un barrio residencial. era-cl -sueiio mientras sus maridos sentados-en el extremo opuesto de dorado de todas las jévenes norteamericanas y Ja envidia, 38 39 la habitaci6n. hablaban de ‘sus. negocios, de- politica -y de fosas sépticas, gitaban en torno a los problemas de sus hijos, al modo de hacer felices a sus miridos, de mejorar Ja educaciéa de Jos nifios, de cémo solucionar la -escasez de servicio, 0 de laymanera de asar un pollo o hacer fundas para los mucblesf/Nedie discutfa_si_la smjer_era_superior © inferior al hombre; simplemente, cran_ diferentes. Pala- ‘bims como “emancipacin” y “carrera” sonaban de for- ma extrafia y emberazosa; nadie las hebia utilizado du- j tante muchos afios, Cuando una escritora francesa: Hamada | Simone de Beauvoir publicé un libro titulado “EL Se- gundo Sexo", un critico norteamericeno opiné que era evidente qué aquella mujer “no sabia Jo que ere la vida”, Ademds, se tataba de la mujer francesa: el “problema de Ja mujer” en Jos Estados Unidos ya no existia, Cuando durante la década de 1950 a 1960 una mujer tenfa un problema, era porque algo iba mal en su ma- trimonio o en ella misma. “Ottas mujeres estéa satisfechas con la vida que Hevan —pensiba—. ;Qué clase dé mu- jee soy yo, si no soy capaz de comprender ese miste- riosa satisfaccién de encerar el suelo de mi cocina?” Se sentia, tan avergonzada de tener que admitir su descon- tento, que no llegabs a datse cuenta de que otras mujeres Jo compartian, Si se decidiera a decftselo 2 su matido, éste m0 comprenderia de qué le hablaba. Ni ella misma | verdaderamente lo entendia, Durante més de quince afios 2 la mujer, ea los Estados Unidos, le resultaba mis em- ‘batazoso hablar de esta. cucstién que de los problemas sexnales. Ni siquicra los sicoanalistas tenjan un nombre para definislo, Cuando una mujer recurria a un siquiacra, ‘cosa que ocusria con frecuencia, decia “ yada”, © “debo tener una neurosis tersible”. “No sé qué es lo que va mal ea Ja mujer de hoy —afirmé un siquia twa. Sélo sé que hay algo que m0 va bien en la vida femenina, ya que Ia mayorfa de mis pacientes son. mujeres. ¥_su problema no es sexual.” No obstante, Ja gran mayo- sla de las mujeres 20 iban 2 consultar a fos sicoanalistas. 40 Realmeate no me ocurre nada, se decfan a st’mismas, ni tengo ningin problema, : ~Peto una. mafiana de absil de 1959 of decir a una ma- dre de cuatro hijos, cuando estabe tomando café en com- Paiiia de otras cuatro madres, en un bacrip’ residencial a quince millas de Nueve York, en un tono de desesperacién: “EL problema.” Y las otras cuatro sabfan que no estaban hablando de un problema relacionado con su marido, sus hijos 0 sus casas. Sibitamente se diczon cuenta de que todas tenfan el mismo problema, el problema que mo tenta nombre, Comenzason, con cierta vacilacion, hablar de ‘Gl. Mas tarde, después de haber ido a recoger a sus hijos a la guarderia infantil, de haberlos Mevado a casa y de acostarlos, dos de ellas, al dasse pogrfin cuenta de sit 50- edad, tuvieron una crisis nervios Poco a poco llegué a comprétcier que el problema que 80 tenfa nombre era compartido por innumerables mu- jeres de los Estados Unidos. Como sedactora de una re- vista, entrevistaba a menudo as. mujeres sobre Jos pro- Dlemas que teafan con sus hijos, con sus maridos, en sus, hhogares © con sus vecinos. Pero al cabo de algiin ticmapo expect a reconocer los signos delatores de este oto pro- blema, Vi iguales sintomas en las casas de os bacrios residenciales y en las de la clase media, en Long Island, en Nueva Jersey y en Westchester; em las casas. coloniales de una pequefia ciudad de Massachuserts; en las casas de vecindad de Meafis, en Jos chaless de las afaerss y en tos apastamientos de la ciudad. Algunas veces sentia el pro- lema no desde el punto de vista del periodista, sino desde el de ama de casa de un barrio residencial, ya. que due rante este tiempo también yo eduqué a mis hijos en Rock- land County, ea el estado de Nueva York, Percibi ecos del problema en Jos dormitorios de los colegios y en las guatdesias infantiles, en las reuniones de la P. TVA. (*) y en los almuetzos de la Lige de Mujeres Electoras, en las (7). Parents and Teachers Association (Asociaciéa de Padres ¥ Maestros). (NN. del E.) 41 reuniones legantes, on Jas salas de, las .estaciones y en. Jas conversaciones que escuchabe por casualided: en el restau- rante. Todas estas frases que ofa decir a otras mujeres, en. las tatdes apecibles, mientras los aifios éstaban en li es- cuela, 0 en las veladas tranquilas, mientras los ‘matidos trabajaban hasta muy tarde, cteo que las comprend{ como mujer-mucho antes de darme cuenta de Ja gran impor- tancia de sus implicaciones sociales y sicolégices. {En qué consistia exactamence este problema que 20 viene nombre? Cufles etan las palabras que empleaban Jas mujeres cuando intentaban expresarlo? Algunas ve- ces, una mujer Jo describia asi: “me encuentto vacia... en cierso modo incomplera”. O “me perece como si a0 exxistiese”. nas veces logeaba eliminar esta sensacién com un tanquilizante. Oures penseba que el problema exa origi- nado por su marido © por sus hijos, 0 que lo que real- mente necesitaba era volver 2 decorar ia casa, mudarse de barrio, adquiri un determinado aparato. doméstico 9 te- net oto hijo. A veces acudia al médico quejindose de ‘vagos sintomas que apenas podfa explicar: “Un senti- mien de cansancio...-me enfado tanto con los nifios que me asusto... siento ganas de gritar sia ningtin mo- tivo” (an doctor de Cleveland lo lamé “cl. sindsome del ama de casa”). Ciertas mujeres dijeron que se les for- maben empollas sanguinolentas en brazos.y piernas. “Yo lo Ilamo la epidemia de las“amas de~casa —dijo-el mé- _..dico.de-una familia de Pensilvania—, Ultimameate lo en- cuentro a menudo en esas esposas jévenes con cuatro, cinco y seis bijos que limitan, su vida alas coateo paredes de su cocina. Pero no se trata de una aletgia ptoducide por los detergentes, ni-se cura con cottisona.” ‘A-veces se tataba de una mujer que me decia que aquel sentimiento se hacia tan fuerte que tn obligaba- 2 sali corriendo de su casa y a pasearse por las. calles. O Dien ‘se quedaba en casa, Hlorando, O sus hijos Je cones. ban un chiste y no se refa porque ni siquiera Jo. habla ofdo..Hablé con mujeres que durante afios habjan recx- 42 i i | | i i tido. al_sicoanalista .echéndose .en.'€l sofé de la consulta pate conseguir su adaptecién a su papel femeniho, paca “cumplir como esposa y como madre”. Pero cl tono deses- perado de sus voces y la expresién de sus ojos esa cl mis- io tono y la misma inirade de otras mujeres que cstaban seguras de no tener ningtin problema, aun cuando expe- rimentaban un’ extrafio seatimiento de desesperacién. ‘Una madze'de cuatro hijos, que habia salido del cole- gio a los diecinneve afios para, casarse, me com ‘incentido ‘hacer todo lo que se supone que hacen las mia jeses: Dobbies, jardineris, hacer amistad’ con mis vecinas, formar parve de comicés, organizar reuniones de la P.T.A. en mi casa. Puedo hacerlo todo y me gusta, pero no deja tiempo pata pensir en 16 que una © realmente, Nunca he sentido el deseo de seguir wna carrera. Todo lo que descé fue casarme y tener cuatro hijos. Quiero a mis hijos, Bob y ami hogar. No tengo wi problema al que pueda dérsele’ un nombre determinado. Pero estoy desesperada, Enpiezo a searir-que-no-tengo personelided: Soy: la-que— sirve Ja comida; la qle viste a los nifos y hace les ca mas; alguien a quicn pusde Mamarse cuando se desea algo, Pero, gquién soy yo realmente?” Owa madse de vein- titrés afios, con pantalones amules de. vaquero, me dijo: “Tengo salud, hijos sanos, una cacenradora casa nueva, bastante dinero. Mi marido tiene un gran porvenis como ingeniero electrénico. El no experimenta ninguna de estes sensaciones. Dice que quizi lo que yo necesito son usas © vacaciones. y que debemos it a pasar un fin de semana a Nueva York, pero no ¢s eso. Siempre he tenido la idea de que las cosas debjamos hacerlas juntos. No puedo po- nerme a leer un libro yo sola. $i los nifios estiai durmieado y si tengo una hora libre, me la paio andando por la casa, esperando a que despiercen. No doy un paso hasta que n0 sé hacia dénde va el resto de la geate, Es como si, desde que era nifia, hubiese habido siemipte alguien o algo” que dizigiese mi vida: mis padres, el colegio 0 algiin n0- vio, el nacimiento de un hijo o el mudarse a una nueva 43, casa. Luego una despierta una buena mafiana y:no hay nad cuya Hlegada se esté descando.” ‘Una joven espose de Long Island se explicabs asi: “Pa- rece que duermo mucho. No sé por qué tengo que estar tan cansada, Esta casa no es tan dificil de limpiar como lo era el piso que tenismos cuando tabajeba, Los nifios <5- tin todo el dia en ia escuela; no es el trabajo. Sélo que no me siento viva.” En 1960, el problema que no tiene nombre reventé como un forinculo oculto bajo la imagen de Ia feliz ama de-casa norteamericana. Eo los anuncios de la tclevisién, las dindas amas de casa seguian sonriendo entre sus cace- rolas, y un chiste en Ja primera pagina del Times sobre Las Esposas del Barrio Residencial, un fendmeno ame- sicano, se protestaba: “ILo pasan demasiado bien... como para que nos creamos que son. desgraciadas!”. Pero la jvetdadera infelicidad del ama de casa norteamericana fue repentinamente puesta de manifiesto. Desde el New | York Times y ol Newsweek hasta el. Good. Housekeeping ' {y la Televisin (“El Ama de Casa cogida en Ja teampa”), ‘asi todo’ el_mundo que hablaba de ello‘ encontraba algu- 1 razba_suiperticl serio, Se atti- | Bay, por ejemplo, a la incom los técnicos Jen. reparar los aparatos clectrodomésticos (New York | Times) o las distancias a las que se tenfa que Ilevar \ } a los aifios si se vivie en Jos battios residenciales (Témes), a demasiadas reunions de In P.T.A. (Redbook). Algn- nos. dijeron_que.se.tratuba del problema eterno: Ia edu- cacién. Cada.vez habia mis mujeres con una gran cultura, I Gu, naturaimente, Jas hacle sentirse desgraciadas ea su papel de amas de casa: “Se ha encontrado que el ca- mino desde Freud al reftigerador, desde Séfocles a ck (*), esta Meno de baches”, informaba el New York ‘imes (junio 28, 1960). “Muchas jévenes —-no todas, -na- turalmente—, snmergidas por su educacién en'un maz de ideas, se sienten asfixiadas en sus casas. Encuentran sus (4), Famoso médico, autor de libros de pediatela, (N. del .) 44 | vidas -ratinarias y sin relacién con lo que han estudiado. < Al igual que Jos seclusos, se sienten excluidés de-mundo, En el-afio tltimo, el problema del-ama de casa con cul- tua fue el tema de miiltiples conferencias dadas por los disectores de colegios femeninos que, muy preocupados por Ja gran cantidad de quejas escuchadas, afirman que dieciséis afios de ensefienza universitaria constituyen una prepataciéa realista para ser esposa y madre.” Se sintié mucha compasién hacia dl ama de casa cultie vada (es como ua esquivofsénico con dos cabezas.:. unas vveces esctibe un ensayo sobre Ios poctas fiinebres; otras esctibe notas para el fechero, Hubo un tiempo que era capaz de determinar ef punto de cbullicién del écido sul- Firico, Ahora calcula el punto de su propia ebullicién por Ja tardanza del operario que ha llamado para reparar algo en su casa... El ama de casa se ve a menudo reducida a gritos y lagrimas... Nadie, al parecer, y ella menos que nadie, se da cuenta de la clase de persona en que se con- vierte. durante el. proceso. de_su.evolucién de grufiona), Los especialistas en economia doméstica sugitieron una prepesaciéa més sealista de las amas de casa, tal como ta- Heres para el aprendizaje de los menesteres casetos. Los profesores de los colegios propusieron reuniones xis frecuentes en que se discutiera 1a manera de Mlevar Ja casa y Ia familia, a fin de preparar a la mujer para sa adaptacién @ Ia vida doméstica. Apatecieron multitad de articulos en Jes sevistas popslares explicando “las cincuen- ta y ocho maneras de hacer més atractivo su matrimonio’ No pasaba un mes sin que spateciese un auevo libro de un siquiatr 0 un sexélogo dando consejos. técnicos para “conseguir una vida més complete atendiendo a la cuestiéa sexual”, Un humorista afirmé en el Harper's Bazadr (julio 1960) gue el problema, tendria que resolverse retirando el voto ala mujer, (Ea Is épocn anterior a In enmienda 19, la mujer norteamericana ea plicida, .educada y se_sentfa segura de su papel ea la sociedad norteamericana. Dejaba 45 tisa_a_ { | | i todas las decisiones politicas a°su. marido, y “a su vez, Je dejaba 2 ella todas Jes decisiones familiares. Hoy la mujer tiene que tomar tanto las décisiones familiares como las politicas.y esto ¢s demasiado para ella.”) | Varios educadores propusieron seriamente que no se admitiese a le mujer en los colegios ni en tas univer- sidades:' con la creciente escasez de colegios, la ensefianza ‘que se daba a las muchachas y que éstas n0 podiaa utilizar como amas de casa, podia scr aplicada a los muchachos que tienen que prepararse para la era atémica, EL problema fue siempre dado de lado con. soluciones dristicas que nadie podia tomar en serio, (Una escritora propuso en el Harper's que se reclutara a las mujeres ‘pare un servicio obligatorio como auxiliares de enferme- ras y nifferas,) o bien se ke quité importancia con las viejas panaceas “cl amor cs su solucién”, “la inics solucién consiste en ayudarle moralmente”, “el secteto. para que legen a un estado perfecto: los hijos”, “un medio par- ticnlar de perfeccién intelectual”, “para curar-este dolor de muclas del espiritu, la fSrmula més sencilla consiste en ‘entregarse uno mismo y su voluntad a Dios” ?. | EY problema fae dado de-lado asegurando al ama de feasa gue no se da cuenta de lo feliz que es; ella ex su _ | propio jefes sin horas de oficina, sin un colega més joven Jimpaciente por ocupar su puesto. Si elle no es feliz... | gees ecnto que el hombre lo es en este mundo? ¢Desta a, realmente, en su fuero interno, ser hombre? {Se da cuenta ~~ }de-le-suette que tiene de-ser-saujer? Finalmente, ef problema quedé olvidado, afirmando con tin encogimiento de hombros que no tenia soluciéaz esto es lo que significa ser mujer; zqué es lo que va mal en la mujer estadounidense para que no scepte de buena ‘gaoa’ su papel? Como decia el Newsweek en sn mimero de I7 de marzo de 1960. “Esth descontenta a pesar de poscer muchas cosas que las mujeres de otros paises sélo pueden sofiar. Su descontento es profundo, agudo e impermeable @ los remedios ‘superfi- ales que se Je ofrecen en todas partes..: Un ejército de in- 46 vesiigadores superficiales ha: determinado ya las principales faeatcs de ese descontento. Desde el principio de los tiem- - pos, el.ciclo sexual femenino ha definido y limirada ‘el pa- ‘pel de Ia mujer..., s¢ pens6, bastndose en las afirmaciones de Freud, que el destino cxth predererminado ‘por Ie anacomfa’, Aungue ningén grupo femenino ha exrendido tanto estas naramales restricciones como el de las exposas nortcamericanas, parece que atin 20 ha aceptado estas pocas de buena ganz... Una madze con muchos y hermosos hijos, con encanto ¥ talento, sc disculpa por despreciat sx papcl en Ia vide '2QuS s0y?', se la oye decir: ‘Nada, sélo.una ama de casa” 7 ‘Al parecer, una buena educacién ha dado a este tipo de} mujer, que deberfa ser el ideal de las mujeres, capacidad | pars comprcader al valor de todo, a excepeiéa de su pro-| pio mérito... Y¥ de esta suerte In mujer debe aceptar el hecho de que “la infelicidad de la mujer moderna es simplemente el tributo fltimo que debe pagar por la conquista ‘de sus derechos; se -ajusta al-tipo-de ama de case-feliz descubierto- por la revista Newsweek, “Debemos saludar a la maravi Hosa libertad que todos tenemos y estar orgullosos de’ nucs- tra vida actual. He ido al colegio y he tabajado; pero ser ama de casa es el papel més satisfactorio y prove- choso... mi madre snca intervino en los asuatos y nego- cios de mi padre... estaba ligada a su casa y @ sus hijos. Pero yo soy igual a mi marido, puedo acompafiatle en sus viajes de negocios y tomar Barts en los actos sociales.” La slternstiva ofrecida suponia una elecciéa con Ia qué pores mujeres se decidieran a. Para -decislo con las Compasivas palabras del New York Times: “Todas econocen que se sienten profundamente frustradas, a. ve- ces por la falta de reposo, por el trabajo fisico excesivo, Jo tutinatio de la vida familiar, su claustraciéd, No. obs- ante, ninguna seaunciaria a sucess y 2 su familia si padiera elegic de nuevo.” La ‘revista afirmaba: “Pocas ! ‘uajeres deseasian sbandonat a sus maridos, sus hijos y sa hogar para vivir su vida. Las que lo hacen pueden ser} 4 | personas de talento, pero rtamence-son_auténticamente mmajeres.”" ay ito ‘en que hizo explosién el descontento de las mu- jeres norteamericanas, se demostré también (Look) que més de 21.000.000 de mujeres cstadounidenses, solteras, vyindas o divorciadas, no cesaban, incluso después de los cincuenta afios, en su loca y desespetada bisqueda de un hombre. Y la busqueda comienza temprano, ya que cl 70 por 100 de las mujeres norteamericanas se casen actual- mente antes de los veinticuatro afios, ‘Una linda seccetaria de veincicinco afios cambié teinta y cinco veces de empleo, en seis meses, con la fiitil es- peranz de hallar marido. Las mujeres pasan de un club politico @ otro, asisten a cursos nocturnos de contabilidad © navegacia, aprenden a jugar al golf o a esquiar, cam- bian de seca religioss, frecuentan solas Jos bares, todo ello en una incesante biisqueda del hombre. De Jos miles de mujeres que actualmente consultan al- igén siquiatra en los Estados Unidos, las casadas estin des- contentas de sus maridos, las solteras empiezan padeciendo ansiedad y, finalmente, depresién, Es cutioso que las pacientes solteras se sientan menos desgraciadas que las casadas, Asi fue cémo en la puers de todas aquellas lindes casas de los bartios residenciales se abrié una griet que permitié ecker una ojeada en le vida privada de miles de amas de casa que se enfrentaban a solas con un pro- blema del que, sepentinamesite, todo el mundo comeniz6 a —heblar,-dando-su-existencia. por sentada, al igual que esos otros 7 reales problemas de la vida norteamericana que | munca podria ser -resueltos, como el desarme atémico. Ea \ 1962, fa angustia de Ia mujer norteamericana se habfa con- vertido ya en un juego de saldn nacional. Ediciones en- { teras de revistas, secciones de periédicos, libros ernditos y \frfvolos, conferencias educativas y programas de televisién | estaban dedicados al. problema, {Aun asi, la mayorla de los hombres y-slgunas aujeres \ seguian sin darse cuenta de que era auténtico. Pero aque. Hos que se habia enfrentado con é{ honradamente se 43 ban que todos los. semalios. superfic je : ios. superficiales, los “ci compasivos, las palabras de reprimenda y tas frases core foses. eran algo que-no etacaba al fondo del problema. Se empezé a ofr Je tisa amargada de las mujeres horseameri-: * “abas, “Eran admiradas, envidiadas, compadecidas hasta tal ‘Punto que’ sentian néuseas; se les ofzecian soluciones drds: ticss 0, alternativas necias que’ nadie tomaba en serio, Recibieton toda clase de consejos de los crecieates ejée citos de consejezos matrimoniales, pueticultores, siquiatras ¥ Sicdlogos sole Ja forma de adaptarse a su papel de amas de casa, Ningiin oto camino de perfecciba se oftecié a la mujer norteamericana al mediar el siglo actual, La mayo- tia se adapté a su papel y padecié 0 igaoré el problema ne no tiene nombre. Puede set menos dotoroso, para una mujer, no escuchar Ja voz desconocida e insatisfecha que resuena en su inter! No es posible ignorar por més tiem; 1pO aquelia voz, no hacer caso de la desesperscidn de tantas mujeres nortarae, icanas, ‘No se trata-de algo inherente a ia condiciéa fettie ea oe See sae Higa Tbs_sspscialisn. EL su- frimisat Thamano siempre tiene un motivo; quiad este ‘morivo no he sido encontrado por no haber sabido hacet Jas preguntas exactas 0 no haber insistido bastante. No se acepta ia respuesta de que no existe tal problema, ya que Ix mujer norteamericana tiene comodidades que’ las mujeres de owos tiempos y otros paises jams. sofaton: pobieza, enfermedad, hambre, frfo: la mujer que padece esee problema tiene un hambre que el alimento material no puede satisfacet. EL problema existe ‘tanto en’ las mu jeres de modestos internos de hospitales'o pasantes, coma en Ta de fainosos médicos y abogados; en las esposes de cra- bajadores 0 directores con ingresos que van de los 5.000 a Ios 50,000 détares anuales, Su origen no esti en la es casez de. recursos materiales; puede sez, incluso, que mujeres preocupadas por los problemas de Ja comida, la pobreza 0 Ja enfermédad, nolo teagan. Una mujer que empiece creyendo que el problema puede resolverse ‘eon 49 © a}... “Paso. amis dias -atareada pero aburtida. “Todo lo que tengo que hacer es prcocuparme de la comida. ifs dinero, con wna casa ids’ prandey win segundo’ auto: movil, el traslado a un ‘barrio residencial més lujoso, termina a- menudo -por -descubrir que ¢ualquiera de’ esos 3 : ‘Me levanto a. 4as_.ocho, hago. el desayano, lavo. semedios es peor que Ja enfermedad. # Jos platos, almuetzo, vuelvo a lavar los platos y ‘Ya no es posible echar Ja culpa del problema a la pér- } algo de topd, y arreglo Ie casa por Ia tarde, Luego. dida dela feminidad; decir que ia educaciéa, la-indepen- L Javo Jos platos de In cena y me siento’ algunos -~ dencia y la igualded con Jos hombres haa hecho 2 Ja mu- i minutos’antes de acostar a los nifios... As{ trans- jet norteamericana poco femenina. $é de tantas mujeres | cure. cualquier dia de mi vida. Hxactamente igual que se esfuerzan en mo of es vox interior de‘provesta, que el de cusiquier otra espose. Monétono. La mayor ;porque la realidad no se ajusta al lindo cuadro que de fa i Parte de'mi tiempo lo paso vigilando alos nifios.” [feminidad Jes pintaron los expertos. Creo, realmente, due 4} “Bueno, zen qué invierto mi tiempo? Me levanto a ésta es la primera clave del misterio: el problema no puede | jo mayor y Inego le preparo el plantearse ea los términos generalmente' aceptados; en { desayuno. Después, lavo los platos y baiio y doy de comer’ al bebé Luego almmerzo y, mientras los nifios duermen Ia siessa, coso, remiendo 0 plancho y hago otras costs que no he fenido tiempo de hacer antes del mediodia. Luego hagola cena pars toda Je familia, ceaamos y mi matido mira Ja tele- “~~. yisiéa_ mientras friego- los platos. Después, cnando- los nifios se han acostado, me arreglo el pelo y me voy a dormir.” 2) “Mis preocupaciones son siempre el cuidado de Ios nfs, como las de cualquier esposa de cualquier pastor de cualquier parroquia; nunca las mfzs pro- Bias.” ‘ 2) “Si se filmese wna tipice mafiana mfa ea case, se pa- receria a uns viefa pelicula de los hermanos Marx. Lavo los platos, mero prisa a los nifios mayores ‘para que-vayan a Ia escuela, salgo al jardin @ regar Jos y Jos que se han basado Jos cientificos para estudiar 4 la | mujer, los médicos para tratarla, los mioraliscas para acon- | sejarla y Jos escritores. para describirle. Tas’ mujeres a las que atormenta este problema, en las que esta vor resuena, ban. vivido siempre dedicadas a la persecuciéa de la per- fecciéa femenina, No son mujeres que haa esridiado’ una carrera (gunque esas mujeres pueden tener otros proble- mas); som mujeres cuya ambicién ha sido el matrimonio y los hijos. Para sus padres, estas mujeres de Ja clase media no podian tener otro snefio. Las que ahora estin entre los cuarente y los cincuenta, que en su juventud tuvierba otros suetios, renunciason a ellos y se consagzaron con alegria a su vida de amas de cass, Pata Jas mis jévenes, son-las: que-ahora-empiezan.a vivir su papel de esposis y ma- dres, Este fue el tinico suetio. Son las que abandonaron ‘el-colegio para casarse 0 las que renunciaron a un trabijo que reaiizaben sin entusiasmo para casarse a su vez. Estas ctisancemos, yuelvo apzesuradamente para hacer una mujeres son muy “femeninas” en el sentido general de lamada telefénica sobre una reunién-de. comieé a palabsa, También, sin embargo, las hace suftir el mis- | ayudo a mis hijos pequetios a construit una casa de smo. problema. . juguete, paso quince minutos hojeando Jos. pesié- f — @Son las mujeres que Iegaron al término.de sus estudios dicos pata estar bien informada; por fin, me ocupo | universicarios, las que una vez sofiaron. con. ser algo. mas ‘dela colada y Je lavadora mecinica Java Ia ropa gue amas de casa, las que més sufren? Segiin los expertos, sucia scumulade por. tres mudas a la semana, lo que si. Peto oigamos lo que ellss dicen: supone una cantided de ropa como para tenet 2 un, e150 SL pteblo primitivo lavando un afio entero. A medio- df, puedo sentarme un tatico; muy poco de lo que he hecho, ha sido realmente necesatio 0 importante, Darante el dia me siento como hostigad= por ua armamiento del exterior, Me considero a mi mis- ma como una de las amas de casa més descansadas de Je vecindad. Muchas de mis amigas se_sicaten atin més inquietas que yo. Durante los witimos se- senta afios se ha Hegado a cesrar el-cfrculo y el ama de casa norteamericana esti ova vez encetrada en una jaula de ardilla, Si la jaula es ahora una bonita y estupenda ville o'un moderno apartamien- to, [a Siuacién no es menos dolorost que cuando nuestra ebuela se sentaba a hacer ganchillo o 2 bordar en su dorado saln, sefunfuiiando maibu- moradamente acerca de Jos derechos de Ja mujer.” | tas dos primeras mujeres de la encuesta nunca habian Jido al colegio. Viven en bastios industrisies de Levitowa |(Nueva Jersey) y Tacoma (Washington), y fueron inte- rrogadas por un grapo de sociélogos que estudiaban Ia situaci6n de las esposas de los obreros®, La tercera, esposa |de un pastor protescante, escribié en el cuestionario que | nunca habia. deseado escudiar una carrera®. Ia cuarta, di- | plomada en ancropologfa, es hoy ama de casa de Nebras- (ka 7 tiene tres bijos’ La respuesta de todas ellas parece indices que las amas de casa de cualquier nivel escolar | padecen -cf-mismo-sentimionto de desesperacién. Hl hecho es que ninguna mujer discute hoy dia acalora- damenté sobre los “derechos de Ja mujer”, aunque cada vex hay més mujeres que van a la Universidad. Ea un re- ciente estudio hecho sobre las promociones del Colegio Barnard®, usa minorla significative de las promociones ‘ds antiguas se lament6 de que su educacién les hizo de- sear “derechos”, Jas promociones intermedias culparon 2 su educacin de Haberlas hecho soar con estudiar una ca- rera, en tanto que las més recientes. achacazon. al colegio ef haberles hecho sentir que no era suficiente limitarse a 52 ehiabs set’ ama de-casa’ y' madre; "no querfan sentirse culpables “ por no leer libros 0 por no participar en actividades s0- idles. Pero”si“lw educacién no ¢s el origen del problema, sl hecho de que la educacién emponzoiia a estas. mujeres puede constitair una de sus claves. Si'el secreto de Ia realizacién del destino de la mujer consiste en tener hijos, nunca tants mujeres ban tenido, con su libre consentimiento, tantos hijos en tan poco tiempo y de tan bnen grado. Si consiste en el amor, nunca mujeres. lo buscaron con tanta decisidn, Pero_existe una creciente sospecha de que el problema puede n0 ser somal aur raced tebe sir racomde con elses He 900 «eae aces Bo ee Blemas sexules entre el matido y x mujer: bambre se xual en las esposus, tan grande que sus maridos 90 pueden satisfacerla, “Hemos hecho de la mujer una criatura se- xual” —dijo ua siquiatra en el consultorio matrimonial de ‘Margaret Sanger—. La mujer sélo tiene. personalidad como esposa--y- madge:-No -sabe-lo-que-ella-“misma-es.-Espera todo el dia a que el matido regrese a casa pata que, por la noche, Ia haga seatirse “viva”. Pero ahora es el marido ef ‘que no esti interesado. Es tertible para la mujer acostatse, cada noche, esperando que su matido la haga seatizse “tic va". Por qué existe una tal demanda de libros y de ar Helos que oftercen esesoamieano robre estes temas? HL tipo de organizacién sexual que las estadfsticas de Kinsey desenbrleron on is tleimas gonecatones femarine be pee sece haber resuelto este problema. Por el contratio, se descubrea auevas neurosis entze las mujeres: casos rodavia sin denominacién clinica que Freud ¥ sus discfpuios 20 previeron, con sintomas fisicos, ansic- dades y mecenismos de defensa semejantes a los provocados pot Is represién sexual. Aparecen también nuevos traiios problemas en Jas generaciones accuales de nis cuyas madres siempre estuvicron a st lado, ayudéndoles? en sus tareas: incapacided para soportar el dolor o le dis. ciplina, © para: llevar a tézmino cualquier ‘proyecto.ide Bastarse a s{ mistio, un haseio devastador frente a la vida.’ 5B cao Lie a8 ss [RP Sofo sns awe opruoy wey seasipepodso sop anb oa1) - ‘sexembss £ seasesadss soy sopoa ® opeijessp ef ‘ond pepma wun vpeq smuon 2 uezmtar anb —xsozqusose ay 204 vppabe reypnaso & esnpio ‘Opyqey ay aub seq woo sozofner seyjenbs ‘oBreqme wis ‘x goprara vy anb suy 20d sepmdaoe + S[Faopuaued sepepsoa sey eBayu anb ‘wozeuy 20a vpnbe ; 9 xa vidosd ns ap saayeayy soy 3p onusp peprea Bj open soa solnas von spond ouaye? : ‘sueumpoyy wodumor as px UoA 98 ON. "Sespey souospap £ sexydusoou! sopepyea Woo “Sopeoad 2210 Tear soysay A seoupH32 se5py too supolsdy soUapED tog. fear ts uo £ avuaus oidord us uo usdsim ojys ed “En, Ts & Uae vf anb smapt> sup omg ‘odeman ns ap sep a SeNUBUOD sof ‘S2yepUApIsOs SoA so[ ap BH op ‘ware qe uefoSuaoe onb soiazuc> sayper9p sof 39A Tey sep wUgpednoossd vpor wb 94 25 & a2 ‘uepos UN SWI} 2y, “xP [> oper ua zNNI0 BA ype ab 2P wppesuss y woo —uvssp— wegen wy sod musidsop IN, sore red “seived ea 38 oMFOD TegEMO] soTePUPpIsar SoItIeq so} 2p ese op sore smgonyy “sone qpabusn worwosr seq song. “awis ye ‘ofdumsls rod “rex i A osioonsrp und yp Jo amwnp wse9 2p ueeqES enb qOSG “EypeTAssaw. von MDs} gPESp soe 9 | ous anb ‘0961 ® OSGI =P epeEzp wy v2 compaus Tr sto © uerony sozafnar swum onb oy opursurs 3pquss2 sie ‘SOunt Sof ® wysandv.‘oj[s ap rauaNd asopuyp ‘nb J> oprr “aI nS © sDOA v onb “epeo xuouqglum om pe ep WP Puig Ty ‘asrenuau09 ap punoey vf oprpzed wy “odinay oua-3s- <-fseaszaar oj9s “soxqry oo wed’ odtasqy susiy oa!” Yped ¥ soimuu aouinb ap spar sxorpop apand ony “ Soo TRWE ns © sellooar ured ‘gp*p sof 2p wan Te “uoioasD ee ¥s 1p 4 "padsgo op esopeas 9p ‘oyRq ap asep vy % zokeu vine TT Jeaa]j jo-“optosoutiodas pp “eisuollsng vy ‘ropes p> ‘ouoy. * “gpa. 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He descubierto muchas claves hablando con mé- “dicos de los barrios residenciales,. ginecélogos, tocslogos, pediatras, asesores de ensefianza media, profesores de cole- gi0s, consejeros matrimoniales, siquiatras y sacerdotes, pre- guntindoles no sobre sus teorfas, sino sobre sus observacio- ‘ne directas ent su trato con Jas mujeres. Se oftecié ante mi vista un creciente campo de realidades, mmchas de las cuales 0 habjan salido a Ja Iuz piblica porque no se ajustan al actual modo dé pensar sobre la mujer: realidades que ponen en tela de juicio los tipos actualmente estable- cidos para determinar Ja normalidad femenina, la adapta cién femenina, I realizacién completa de In feminided y Ja madurez femenina, normas por las cuales la mayorla de las mujeres estin todavia intentando vivir. Comencé a ver bajo una nueva y extrafia Juz el retorn0 del pucblo nosteamericano al matrimonio temprano y a las familias numeroses, que estin causando el aumento verti- ginoso de Ia poblacién; la reciente tendencia a no limitar ‘el mimero de hijos, 2 que los amamante la madre; la men- talidad de los, barrios residenciales y las ouevas neurosis, Jas personalidades patoldgicas y os problemas sexuales ~~ de-que-han-dado-cuenta-los-médicos.Comencé a ver nut ‘yas facetas de los viejos problemas feineninos que se ha- bian dado por sohicionados: molestias de la menstruacién, frigider sexual, promiscuidad, miedos durante el embarazo, depresién después del parto, ef alto porcentaje de crisis emocionales y suicidios entre las mujeres de veinte 2 trein- tm afios, la crisis de la menopansia, la pisivided en madnrez del hombre modemno norteamericatio, ia desproporciéa entre Ia capacidad inteleceual de la mujer, mucho mayor ea Ja nifiez que ea la madurez, lo variable de Ia edad en que" empieza’ el organismo sexual-adulto en las mujeres 56 orteamericaias y ‘los. persistentes problemas en Ia “sicore- mapia y educacién de ta mujer, ~-Si-estoy-en lo cierto, el problema que’no tiene nombre en Je menic de tantisimas mujeres de hoy no es un asunto dé ‘pérdida. de “feminidad 0 de excesiva,educaciéa, 0 de exceso de trabajos domésticos. Es mucho ‘més importante! de Jo que todos creen, Es Ja clave de estos otros nuevos y viejos problemas que han estado tornurando a Ins mujeres ¥ @ sus maridos e hijos, intrigando a sus médicos y eda- cadores duranié muchos afios. Puede muy bien sér Ia clave de nuestro futuro como nacién y como-cultura. No pode. mos dejar de escichar por més tiempo aquella vox inte- riot de las mujeres que dice: “Neccsito slgo mas que mi marido, que mis hijos y mi hogar.” : Carir.o I LA FELIZ AMA DE CASA. UNA HEROINA @Por qué tantas esposas norveamericanas soportaron esta dolozose sensacién de descontento, creyendo, cada una por st parte; que s6lo ella 1a soportaba? “Tengo los ojos ane- gedos en lagrimas de pura alegria al saber que mi inquiecad interior es compartida por otras mujeres”, me esctibié ung. joven esposa de Connecticut cuando -comencé a tratar abiercamente este problema +. Otra mujer me escribié desde una pequefia ciudad de Ohio: “Codntas veces cref que la Yinica soluciéa ere consultar a ua siquiatra (momentos. de célera, resentimiento y frustracién general’ demasiado suimerosos para mencionarlos en detalles), sin senet idea de que cientos de mujeres estaban sintiendo lo mismo que yo, iMe encontraba tan completamente sola!” Orre me decta, en su carta: “La sensacién de encontrarme casi: sola frente +a mi problema era lo que hacia que éste me: pareciese atin més insoluble, Doy gracias a Dios por tener uaa familia, 57

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