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B IOPSIA RENAL 10

Coordinador
R. García del Moral Garrido
Departamento de Anatomía Patológica
Facultad de Medicina. Universidad de Granada
Expertos
F. Mampaso Martín-Buitrago
Servicio de Anatomía Patológica
Hospital Ramón y Cajal. Madrid
F. O’Valle Ravassa
Departamento de Anatomía Patológica
Facultad de Medicina. Universidad de Granada
F. J. Pardo Mindán
Departamento de Anatomía Patológica
Universidad de Navarra. Pamplona
M. Rivera Gorrín
Servicio de Nefrología
Hospital Ramón y Cajal. Madrid
E. Vázquez Martul
Servicio de Anatomía Patológica
Hospital Juan Canalejo. La Coruña

INDICACIONES

La biopsia renal es una técnica esencial en Nefrología, ya que permite esta-


blecer el diagnóstico, orientar el tratamiento y sentar el pronóstico de la
mayoría de las nefropatías parenquimatosas difusas. Aunque la indicación
es siempre individualizada, a partir de la valoración del beneficio-riesgo, las
siguientes son algunas de las indicaciones más establecidas.

RIÑONES ORTOTÓPICOS

Insuficiencia renal aguda. Necrosis tubular aguda prolongada (más de 3 se-


manas); necrosis tubular aguda atípica; insuficiencia renal aguda glomerular
(proteinuria-hematuria), y, por último, nefritis tubulointersticial aguda que no
mejora tras la retirada del fármaco responsable.

Insuficiencia renal crónica. Con riñones de tamaño conservado (más de 9 cm)


y no desestructurados: de carácter familiar no poliquístico (Alport, IgA, etc.);

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

sospecha de insuficiencia renal crónica (IRC) glomerular (proteinuria-he-


maturia).

Proteinuria. Síndrome nefrótico en niños menores de 1 año y mayores de 10


años. En el resto, en el síndrome nefrótico corticorresistente o con frecuentes
recaídas.

Se realiza en adultos siempre que no se trate de una nefropatía diabética; en


casos de proteinuria no nefrótica persistente.

Microhematuria.
• Aislada: es una indicación objeto de controversia de la biopsia renal. En
general, sólo está indicada en el diagnóstico de la nefritis hereditaria. Hay
que descartar previamente causas urológicas (hiperuricosuria, hipercalciu-
ria), infecciosas y tumorales.
• Proteinuria-hematuria: es una indicación frecuente. Se practica con carác-
ter preferente si se asocia a clínica sistémica (lupus eritematoso, vasculitis,
etcétera).

TRASPLANTE RENAL

La biopsia renal se realiza de rutina en el postrasplante renal. Sus indicacio-


nes más frecuentes son:

1. Período postrasplante inmediato. a) Retraso en el inicio de la función: di-


ferencia entre necrosis tubular aguda, nefrotoxicidad por ciclosporina y
rechazo, y b) deterioro agudo o subagudo de la función renal.
2. Período postrasplante tardío. a) Deterioro de la función renal (rechazo
crónico o agudo), y b) proteinuria-hematuria (rechazo crónico o recidiva
de enfermedad glomerular de base).

CONTRAINDICACIONES DE LA BIOPSIA RENAL

Las contraindicaciones absolutas son: riñón único (excepto el trasplante),


diátesis hemorrágica y negativa del paciente; mientras que las relativas inclu-
yen hipertensión mal controlada, riñones con hidronefrosis, con quistes o de
tamaño reducido (< 9 cm).

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BIOPSIA RENAL

TÉCNICAS DE REALIZACIÓN DE LA BIOPSIA RENAL

BIOPSIA RENAL PERCUTÁNEA

Es la técnica más generalizada. Después de comprobar la normalidad de las


pruebas de coagulación, se coloca al paciente en decúbito prono con una al-
mohada bajo el abdomen superior. Se prepara un campo estéril y se aplica
una solución antiséptica. A continuación se infiltra con anestesia local la piel
y el tejido subcutáneo; es frecuente administrar una suave sedación previa.
Se tomará muestra del polo inferior renal. Las ventajas de esta zona son va-
rias: está alejada de la pelvis renal y grandes vasos, es la que contiene el
menor número de grandes vasos y se sitúa en un triángulo anatómico en el
que el riñón es casi subcutáneo. Se prefiere biopsiar el riñón izquierdo de
primera elección, pues el operador suele ser diestro (más accesible) y se evita
la proximidad del hígado (riñón derecho).

La localización del riñón se efectúa con urografía intravenosa, radioscopia


a tiempo real, tomografía y ecografía. En la actualidad se prefiere esta últi-
ma por su bajo coste, posibilidad de visualizar los riñones en presencia de
insuficiencia renal, no necesita contraste yodado, evita la radiación al pacien-
te y al operador y se puede hacer «a pie de cama» si el paciente está gra-
ve. El mayor inconveniente para la ecografía son los pacientes muy obesos,
con riñones muy profundos o mal visualizados. En estos casos se localizará
el riñón con una tomografía.

Los dispositivos de punción más utilizados son la agujas tipo Tru-cut, manua-
les o automáticas con un calibre 14 G (manual y automática) y 18 G (auto-
mática), mientras que es poco habitual usar la aguja de Vim-Silverman. Los
dispositivos automáticos ofrecen varias ventajas: menor tiempo de permanen-
cia de la aguja en el riñón, facilidad de uso, ya que puede realizar la biop-
sia una sola persona, y menor riesgo de laceración del tejido renal. La ren-
tabilidad diagnóstica de ambos dispositivos es similar.

Una vez extraído el cilindro renal, se transporta inmediatamente al servicio


de anatomía patológica en suero salino isotónico para su procesamiento.
Muchos grupos de trabajo extraen de forma sistemática dos cilindros.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

BIOPSIA RENAL ABIERTA

Este procedimiento implica cirugía bajo anestesia general. Se realiza en ni-


ños menores de 7-8 años, paciente poco colaborador o con riesgo importante
de hemorragia (puede hacerse hemostasia directa).

BIOPSIA TRANSYUGULAR

Se indica en alteraciones graves de la coagulación, ya que al no perforarse


la cápsula renal, se reduce el riesgo de hemorragia. Pocos centros usan esta
técnica.

CUIDADOS POSBIOPSIA RENAL

Se ingresa al paciente en reposo absoluto durante 24 horas. Se vigila la pre-


sión arterial, el pulso y la aparición de hemorragia. Antes del alta, se reali-
za una ecografía de control (para descartar hematoma perirrenal).

PROCESAMIENTO HISTOLÓGICO DE LA BIOPSIA RENAL

MATERIAL MÍNIMO NECESARIO PARA EL DIAGNÓSTICO

No existe un criterio homogéneo absoluto sobre cuáles son los requisitos


mínimos para considerar una biopsia renal obtenida por punción como ade-
cuada para el diagnóstico. En general, se considera que el número de
glomérulos presentes en la muestra de microscopia óptica es el factor deter-
minante. No obstante, en una biopsia sin glomérulos es posible llegar al diag-
nóstico de enfermedades específicas (vasculitis, necrosis papilar, amiloidosis,
etc.), incluso con un número mínimo de glomérulos se podrían diagnosticar
glomerulopatías de afectación difusa.

Para el diagnóstico de glomerulopatías focales así como para determinar la


intensidad de las lesiones y su pronóstico es necesario disponer de un míni-
mo de glomérulos (idealmente más de 6). En caso de la biopsia renal
postrasplante, se ha propuesto en Banff que la muestra adecuada debe con-
tener un mínimo de 10. Así pues, para un diagnóstico de certeza suelen ser

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BIOPSIA RENAL

necesarios uno o mejor dos cilindros independientes de 1,2-1,4 mm de gro-


sor y 9-12 mm de longitud.

PROSECCIÓN DEL MATERIAL BAJO LUPA BINOCULAR

• Comprobar que el o los cilindros en fresco contienen cortical con glomérulos


visibles (los glomérulos se reconocen como pequeñas estructuras globulosas
de 1 mm de diámetro de tonalidad rojiza).
• Seleccionar para microscopia electrónica alrededor de 5 mm de tejido del
extremo cortical más distal del primer cilindro.
• Se destina el resto del cilindro al estudio de inmunofluorescencia.
• Procesar el segundo cilindro completo para el estudio de microscopia óp-
tica.
• Si es necesario realizar estudios de biología molecular, se utiliza un frag-
mento de tejido cortical no superior a 3 mm del cilindro de microscopia óp-
tica, aunque es preferible que, una vez obtenidos los cortes necesarios para
inmunofluorescencia, se dedique el resto de material incluido en OCT para
estos estudios. Por ello, deben cuidarse adecuadamente las condiciones de
congelación del tejido.

Cuando existen dos cilindros y no se dispone de lupa binocular, se aplica el


siguiente protocolo alternativo:
• Tomar 2,5 mm de ambos extremos del mismo cilindro para asegurar que
se incluye tejido cortical.
• Se mantiene el cilindro restante en una gasa humedecida en solución sali-
na.
• Es necesario procesar el resto del cilindro de donde se han tomado las
muestras de microscopia electrónica para inmunofluorescencia; se secciona
de forma inmediata el tejido congelado para comprobar la existencia de
glomérulos.
• Si en este cilindro no se demuestran glomérulos, se sigue el mismo proce-
dimiento que en la muestra limitada a un cilindro (v. más adelante).

Cuando sólo existe un cilindro:


• Es imprescindible la disección macroscópica bajo lupa binocular.
• Se seleccionan aproximadamente 2,5 mm de tejido cortical que contengan
glomérulos para microscopia electrónica.
• Se elige un fragmento del cilindro que contenga al menos dos glomérulos
para inmunofluorescencia.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

• Procesar el material restante para microscopia óptica.

Todas las cuñas biópsicas obtenidas por microlumbotomía, contienen suficien-


te tejido cortical, por lo que el muestreo del material no requiere disección
bajo lupa.

PROCESAMIENTO TÉCNICO DE LAS MUESTRAS

PARA INMUNOFLUORESCENCIA

El procedimiento más adecuado de congelación es la inmersión en isopentano


entre –50 y –70 °C tras colocar la muestra en un medio de homogeneización
de tipo OCT.

PARA MICROSCOPIA ELECTRÓNICA

Aunque existen diversas mezclas de fijadores que incluyen paraformaldehído,


el procedimiento estándar es la fijación en glutaraldehído al 2,5-3% en tam-
pón fosfato o cacodilato durante un mínimo de 2 horas y un máximo de
4 horas seguida de refijación en tetróxido de osmio. Por lo general, la inclu-
sión del material se realiza en epoxirresina.

PARA MICROSCOPIA ÓPTICA

La introducción de procedimientos moleculares de estudio de la biopsia renal


ha impuesto la fijación en formalina tamponada al 10% durante un máximo
de 24 horas seguida de inclusión en parafina mediante los esquemas rutina-
rios automatizados de deshidratación y desalcoholización.

PARA BIOLOGÍA MOLECULAR

Dado que el material de las biopsias renales es muy escaso, los estudios de
ácido desoxirribonucleico (ADN) se realizan mediante extracción según el
procedimiento convencional de fenolcloroformo a partir de 5-10 secciones de
5 µm de espesor del tejido incluido en parafina que se introducen en tubos
tipo Eppendorf. En el caso del ácido ribonucleico (ARN), de mucha menor
estabilidad, es preferible utilizar material específicamente tomado para ello

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BIOPSIA RENAL

o el tejido restante tras realizar los cortes de inmunofluorescencia (este último


procedimiento es obligado en el caso de cilindros renales únicos). Sin embar-
go, para algunos marcadores de interés en nefropatología (p. ej., factor de
crecimiento transformante β1, glucoproteína P y angiotensinógeno entre
otros), es posible emplear 5-10 secciones de tejido incluido en parafina me-
diante kits específicos de extracción de alto rendimiento, lo cual facilita en
gran medida los estudios retrospectivos.

COLORACIÓN DE LA BIOPSIA RENAL

Una vez realizadas las secciones del tejido, el diagnóstico de base de la


biopsia renal se fundamenta en la valoración inicial de la tinción con
hematoxilina-eosina. Sobre esta preparación es posible detectar la mayoría
de las lesiones elementales que caracterizan a las glomerulopatías primarias
y secundarias así como a las nefropatías intersticiales.

No obstante, es conveniente realizar diversas coloraciones complementarias


que aportan información adicional de interés, entre las que merecen destacarse:

Coloraciones tricrómicas para el tejido conjuntivo. El tricrómico de Masson-


Goldner es el más interesante, ya que permite la definición de la fibrosis
intersticial, e identificar la necrosis fibrinoide (fig. 10.1) así como los depó-

FIGURA 10.1. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Sección de cilindro renal de un paciente trasplantado con nefrotoxicidad por CsA con necrosis
fibrinoide; se identifica por la presencia de depósitos fucsinófilos en el interior y pared
de los capilares glomerulares (tricrómico de Masson-Goldner, x 400).

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

sitos fucsinófilos que se observan en los flóculos glomerulares e identificables


como cúmulos de inmunocomplejos.

Coloración del PAS. Tiñe de forma específica las membranas basales glo-
merulares, tubulares y de la cápsula de Bowman, y permite analizar los en-
grosamientos y reduplicaciones que definen a las lesiones tubulares, las
semilunas epiteliales, etc., además de colorear la sustancia mesangial, los de-
pósitos inmunes ricos en IgA, IgM y fracciones del complemento y la sus-
tancia hialina depositada en paredes vasculares y glomérulos (fig. 10.2).

Técnica de la plata metenamina. Tiñe de forma equivalente al PAS, aunque


con mayor nitidez, las membranas basales del riñón. Por este motivo, es la
técnica fundamental para observar los fenómenos de reduplicación de las
membranas basales capilares y los depósitos subepiteliales e intramembra-
nosos presentes en la glomerulonefritis membranosa.

Coloraciones para sustancia amiloidea. Entre las cuales la técnica del rojo
Congo es la de mayor utilidad.

FIGURA 10.2. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Sección de cilindro renal de paciente afecto de diabetes mellitus tipo I; destacan las membranas
basales tubulares y capilares algunas de ellas engrosadas, la cápsula de Bowman y las gotas hialinas
intraglomerulares (método del PAS, x 200).

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BIOPSIA RENAL

PRINCIPALES CONCEPTOS HISTOPATOLÓGICOS


EN NEFROPATOLOGÍA

Las enfermedades renales afectan a glomérulos, túbulos, intersticio o vasos,


que son interdependientes, de tal manera que la lesión de uno cualquiera de
sus componentes condiciona la alteración del resto. Por ello, el diagnóstico
morfológico es más fácil cuanto más precoz es la biopsia. En las enfermeda-
des glomerulares, la alteración de los túbulos sólo se produce en los corres-
pondientes a los glomérulos de nefronas más lesionados. En las lesiones
tubulares e intersticiales la alteración del glomérulo es muy tardía, aunque en
todas las enfermedades renales se produce un aumento del grosor de la pa-
red de los vasos. Las enfermedades isquémicas afectan sobre todo a los
túbulos y, dentro de éstos, a los túbulos proximales. Las enfermedades
vasculares lesionan simultáneamente la pared de los vasos y los glomérulos,
por lo que en todos los casos debe realizarse un diagnóstico diferencial con
glomerulopatías primarias.

ENFERMEDADES GLOMERULARES

En un corte normal del glomérulo se observan células mesangiales, endote-


liales y epiteliales con un amplio citoplasma por fuera de la membrana basal.
El espacio de Bowman, por lo general, está colapsado y la membrana basal
tapizada externamente por los podocitos. La membrana basal limita en el
interior con las células endoteliales y el mesangio, que está constituido a su
vez por las células mesangiales y la matriz mesangial (fig. 10.3).

Para la interpretación, descripción y diagnóstico de las lesiones glomerulares


se utilizan los siguientes términos:

Focal: se refiere a una afectación de algunos glomérulos (fig. 10.4).


Difuso: indica una lesión que afecta a todos los glomérulos.
Segmentario: indica una afectación parcial glomerular.
Global: es lo contrario de segmentario y se refiere a una lesión que afecta a
todo el glomérulo.
Endocapilar: se utiliza para referirse a la proliferación de células en el inte-
rior de la membrana basal, es decir, endotelio y mesangio. Hay lesión
endocapilar en prácticamente todas las glomerulonefritis (GN) salvo en la GN
membranosa y en la GN asociada a mínimos cambios.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.3. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Esquema de la histología normal del riñón. Arriba (modificado de W. Clapp), se observa la disposición
normal de los diferentes componentes del riñón. El rayo medular contiene túbulos proximales, túbulos
colectores y asas de Henle. Abajo, aparece la estructura normal de un asa glomerular. La relación de
todos los elementos implica que la lesión de uno de ellos afecta al resto.

FIGURA 10.4. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Glomerulonefritis segmentaria y focal en un paciente con lupus. Nótese la afectación parcial


del glomérulo.

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BIOPSIA RENAL

Extracapilar: se refiere a la proliferación de las células en el exterior de la


membrana basal glomerular, es decir, las células epiteliales, viscerales o pa-
rietales. Estas lesiones son características de las GN segmentaria y focal y de
las proliferativas extracapilares (con semilunas).
Semilunas: es la proliferación de las células que ocupan todo el espacio de
Bowman. Las semilunas caracterizan a las GN extracapilares de cualquier
origen y algunas membrano-proliferativas.
Subendotelial: se trata del espacio entre las células endoteliales y la membra-
na basal o la lámina rara interna de la membrana basal.
Subepitelial: se refiere al espacio entre la célula epitelial y la membrana basal
o la lámina rara externa.
Hialinización: es la homogeneización del glomérulo por depósito de material
semejante a material de membrana basal, material mesangial y proteínas
plasmáticas.
Esclerosis: es la fibrosis del glomérulo por depósito de la colágena I y III. La
esclerosis y la hialinización provocan la atrofia del sistema tubular de la
nefrona correspondiente. Desde el momento del nacimiento existen glomérulos
esclerosados que aumentan con la edad; en ocasiones, representan a los 70
años el 15% de todos los glomérulos.
Necrosis: es segmentaria o global y se distingue por la existencia de ca-
riorrexis, rarefacción celular e irregularidad de la membrana basal. Hay ne-
crosis en GN segmentarias y focales, GN extracapilares, lupus eritematoso,
panarteritis nodosa y en enfermedades vasculares.

La gravedad de las lesiones se establece según el número de glomérulos le-


sionados y el grado de destrucción de cada glomérulo.

Entre las principales alteraciones de la membrana basal destacan: adelgaza-


miento (enfermedad de Alport, síndrome de la membrana fina, hematuria
esencial familiar) (fig. 10.5), engrosamiento difuso (envejecimiento), plega-
miento (isquemia crónica), engrosamiento por depósitos intramembranosos
subepiteliales de inmunocomplejos (GN membranosa) o subendoteliales (GN
antimembrana basal o enfermedad de Goodpasture, coagulación intravas-
cular), reduplicación de la membrana basal (GN membrano-proliferativa
tipo I, GN aguda, nefritis lúpica). Otras alteraciones como discontinuidades,
hendiduras y rarefacción son menos específicas, ya que con frecuencia se de-
ben a depósitos anómalos como amiloides o glucoproteínas (diabetes).

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.5. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Síndrome de la membrana fina que sólo puede diagnosticarse con el estudio ultraestructural.

En todas las enfermedades glomerulares debe realizarse un estudio de in-


munofluorescencia mediante anticuerpos anti-Igs, diferentes fracciones de
complemento (C1q, C3) y otras proteínas. La interpretación de la biopsia se
basa en el reconocimiento de depósitos, su localización y su intensidad. Los
depósitos lineales indican anticuerpos antimembrana basal, mientras que los
granulares revelan complejos antígeno-anticuerpo. El tipo de inmunoglobu-
linas permite la delimitación de algunas nefropatías (nefropatía IgA, hialinosis
segmentaria y focal, lupus, Schönlein-Henoch, etc.) (fig. 10.6). La localización
permite el diagnóstico de enfermedades de la membrana basal (GN
membranosas o membrano-proliferativas) y GN con depósitos mesangiales
(nefropatía IgA, glomerulonefritis lúpica, hialinosis segmentaria y focal, etc.).

El microscopio electrónico permitió el reconocimiento de muchas alteraciones,


como los humps en las GN agudas, la localización de depósitos de
inmunocomplejos o las alteraciones de la membrana basal (membranosas,
membrano-proliferativas, síndrome de Alport), aunque actualmente algunas
de estas lesiones se detectan mediante técnicas menos sofisticadas. También
es útil para descubrir alteraciones que no podrían observarse por otros me-
dios, como el grado de alteración de la membrana basal en la diabetes
mellitus o algunas nefropatías (nefropatía de mínimos cambios, GN inmu-

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BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.6. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Nefropatía IgA. Depósitos granulares de IgA en el mesangio glomerular.

notactoide, enfermedad de Fabry, etc.). La ventaja de la microscopia electró-


nica en enfermedades difusas, es que permite el diagnóstico con el estudio
de uno o dos glomérulos, aunque en todos los casos precisa de patólogos
expertos.

TÚBULOS E INTERSTICIO

El sistema tubular de cada nefrona consta de túbulo proximal, asa de Henle,


túbulos distales y túbulos colectores; el epitelio que los recubre es diferente en
cada una de las porciones. Para la interpretación de las lesiones tubulares e
intersticiales se utiliza principalmente la clasificación siguiente:

Atrofia: es la disminución del diámetro tubular por disminución del tamaño


y número de células epiteliales. Generalmente se asocia a engrosamiento de
la membrana basal. Se divide en focal o difusa. Si aparece aislada, se debe
siempre a isquemia (fig. 10.7).
Hipertrofia: es el aumento del diámetro y tamaño del epitelio de los túbulos.
Con frecuencia es un trastorno compensatorio de la atrofia de otros túbulos
y afecta sobre todo al túbulo proximal. Es especialmente patente en la
nefronoptisis, en la que pueden semejar proliferaciones adenomatosas.
Necrosis tubular: se refiere a la muerte de las células epiteliales del túbulo.
Por lo general es masiva y se pone de manifiesto por la descamación del

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

epitelio, o pérdida del borde en cepillo y picnosis. La rotura de la membra-


na basal limita a las posibilidades de regeneración. La regeneración se pro-
duce muy rápidamente, aparecen mitosis, células multinucleadas y nucléolos
prominentes. Esta lesión es muy frecuente en procesos que causan isquemia
y en los dos primeros días postrasplante.
Tubulitis: es la infiltración del epitelio tubular por células inflamatorias, prin-
cipalmente linfocitos y neutrófilos. Su presencia indica pielonefritis, nefritis
intersticial y, en trasplantes, rechazo agudo.
Tiroidización: se trata de la presencia de material eosinófilo (PAS+), en la luz
de túbulos con epitelio atrófico, con una estructura similar al tiroides. Es ca-
racterístico de lesiones tubulares e intersticiales, sobre todo pielonefritis cró-
nicas.
Cambios degenerativos: son alteraciones generalmente reversibles, pero
anatomopatológicamente muy llamativas. Muchas degeneraciones se deben
al cúmulo de diversas sustancias como proteínas (cambio hialino), agua (cam-
bio hidrópico), grasa, glucógeno, pigmentos (hemosiderina, hemoglobina,
bilirrubina), calcio o diversos cristales (oxalatos, uratos, cisteína, etc.). La
importancia de cada una de ellas depende de la intensidad y de la causa.
La membrana basal de los túbulos puede presentar las mismas alteraciones
que la membrana basal de los glomérulos.

INTERSTICIO

El intersticio es una matriz extracelular que contiene glucosaminoglucanos no


sulfatados y células intersticiales, básicamente fibroblastos y células semejan-
tes a linfocitos; su función es desconocida. El intersticio aumenta desde el
córtex hasta la punta de la papila. Las alteraciones más frecuentes son:

Edema: se caracteriza por la acumulación de líquidos en el intersticio renal.


Si contiene muchas proteínas, se organiza y causa fibrosis intersticial.
Fibrosis: es el resultado de la destrucción y atrofia de los túbulos. Pero tam-
bién puede deberse a una lesión primaria intersticial como edema, hemorra-
gia o inflamación. Habitualmente se acompaña de un infiltrado linfoide que
permanece inactivo durante toda la vida (fig. 10.7).
Hemorragia: se observa con frecuencia en biopsias de trasplantes e indica
un rechazo vascular grave. En otras circunstancias puede ser consecuencia
de un infarto reciente.
Inflamación: se manifiesta por el infiltrado de cualquier célula de la inflama-
ción, como neutrófilos (pielonefritis aguda), eosinófilos (angeítis por hipersen-

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BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.7. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Atrofia tubular y fibrosis intersticial en un riñón trasplantado con rechazo crónico. La lesión tubular
es la consecuencia típica de una situación de isquemia crónica.

sibilidad, reacciones a fármacos), células plasmáticas y linfocitos (pielonefritis


crónica, rechazo agudo, nefritis intersticial) y macrófagos que contengan un
gran número de lípidos –células xantomatosas– (síndrome nefrótico con
hiperlipidemia).

VASOS

Los vasos son un elemento esencial en cualquier biopsia renal, ya que limi-
tan el valor de la muestra cuando son escasos y pequeños. El aspecto que más
debe valorarse en las arterias es la relación entre el grosor de la pared y el
diámetro de la luz, cuya relación normal es de 2/1, pero en algunos casos
puede llegar a desaparecer la luz.

Las lesiones más frecuentes son:

Engrosamiento con hialinización: es la lesión característica de la arterioscle-


rosis y de la hipertensión benigna. Se trata de una homogeneización de la
pared por depósitos de proteínas procedentes de la sangre y colágena for-
mada por los fibroblastos. En ocasiones aparecen focos hialinos por depó-
sitos de amiloide, cadenas ligeras o inmunocomplejos.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

Engrosamiento por proliferación: se trata de la lesión característica de la


arteriosclerosis asociada a hipertensión maligna o grave, en la que prolife-
ran los fibroblastos o se produce una hiperplasia muscular (fig. 10.8) que
puede colapsar la luz de la arteria. A veces se acompaña de depósitos de
material fibrinoide (panarteritis nodosa).
Vasculitis: es la infiltración de neutrófilos y/o linfocitos en la pared de las
arterias y venas, que se asocia a depósitos de material fibrinoide y necrosis
de la pared. En algunos casos de vasculitis sistémicas, se forman granulomas
de células epitelioides en la pared.
Fibroplasia de la íntima y fibroelastosis: en las arterias renales son poco fre-
cuentes.

Se observa hiperplasia del aparato yuxtaglomerular en las biopsias de los


trasplantes, hipertensión y en el síndrome de Bartter, y atrofia, en la amiloi-
dosis y glomerulopatía diabética.

RELACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS RENALES

La totalidad de los elementos del riñón son interdependientes; de ahí que la


lesión de uno cualquiera de sus componentes modifique la situación del res-
to. El predominio de lesión en uno u otro elemento permite el diagnóstico

FIGURA 10.8. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Hipertrofia muscular de una arteria en un paciente con rechazo crónico. Debe destacarse la relación
entre el grosor de la pared y el diámetro de la luz.

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BIOPSIA RENAL

anatomopatológico de la enfermedad primaria. En las enfermedades


glomerulares, la alteración de los túbulos sólo se produce en los correspon-
dientes a los glomérulos de nefronas más lesionados. En las lesiones tubulares
e intersticiales, la alteración del glomérulo es muy tardía. En todas las enfer-
medades tubulares y renales, se produce un aumento del grosor de la pared
de los vasos.

Las enfermedades renales acaban produciendo una lesión irreversible del


riñón que tiene una morfología similar, cualquiera que sea la etiología de la
enfermedad primaria: es el denominado riñón terminal. Es el riñón que ha
dejado de funcionar por una causa crónica. Los riñones son pequeños y de
superficie granular; en la superficie de corte se aprecia una disminución del
grosor del parénquima y un aumento de la grasa pélvica. Desde un punto de
vista microscópico los glomérulos están esclerosados y los túbulos atróficos,
aumenta el intersticio por fibrosis y es frecuente un infiltrado de linfocitos. Los
vasos sufren una fibrosis progresiva de la pared que puede colapsar la luz
vascular.

INTERPRETACIÓN DE LA INMUNOFLUORESCENCIA
EN NEFROPATOLOGÍA

Aunque ha pasado prácticamente medio siglo desde que la técnica de


inmunofluorescencia se aplicó al estudio de las biopsias renales, es en la ac-
tualidad el método más preciso y utilizado en el diagnóstico de una gran ma-
yoría de enfermedades renales. Su utilización permite no sólo identificar la
naturaleza de los depósitos inmunológicos, su distribución, intensidad y loca-
lización, así como sus características morfológicas. Los patrones estandari-
zados de inmunofluorescencia en que se basan los aspectos mencionados
permiten clasificar la mayoría de las GN.

Se utilizan como inmunotinción de rutina los antisueros fluoresceinados fren-


te a IgG, IgA, IgM, C1q, C3, C4, fibrinógeno y albúmina. En casos necesa-
rios, se utilizarán antisueros anti-kappa y anti-lambda, así como frente a
antígenos tumorales o virales.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

PATRONES BÁSICOS DE INMUNOFLUORESCENCIA


EN LAS ENFERMEDADES RENALES

Enfermedad por depósitos de anticuerpos antimembrana basal glomerular.


Presencia de depósitos de IgG y en menor cuantía de C3, en toda la mem-
brana basal glomerular; se observa un patrón lineal continuo, difuso y homo-
géneo (fig. 10.9).

Glomerulonefritis aguda postinfecciosa. Depósitos granulares discontinuos de


IgG, IgM y sobre todo C3 de tamaño regular y de localización tanto en asas
capilares periféricas (subepitelio) como en el mesangio: es el denominado
patrón en cielo estrellado (fig.10.10).

Nefropatía membranosa. Aparecen depósitos granulares regulares, finos y


discontinuos, de pequeño tamaño y constituidos por IgG y en menor cuantía
C3; se localizan de forma exclusiva en asas capilares periféricas (subepitelio)
(fig. 10.11).

Nefropatía por depósitos de IgA (enfermedad de Berger). Se aprecian depó-


sitos granulares con un patrón arborizante que indica el tallo mesangial de
IgA, IgG y C3 y ausencia, casi constante, de los primeros componentes del
C, C1q y C4 (fig. 10.12).

FIGURA 10.9. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos lineales en membranas basales de IgG (x 250).

156
BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.10. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos de C3 con patrón de cielo estrellado (x 250).

Glomerulonefritis membranoproliferativa tipo I. Se observan depósitos


granulares irregulares, de tamaño variable y constituidos por IgG, IgA, IgM
y C3, así como por los primeros componentes del C, C1q y C4. Su localiza-
ción es en asas capilares periféricas (subendotelio) y señalan la lobulación.

FIGURA 10.11. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos granulares en asas capilares de IgG (x 250).

157
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.12. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos mesangiales de IgA (x 250).

Glomerulonefritis membranoproliferativa tipo II. Depósitos granulares focales


o lineales de C3 en asas capilares periféricas, que indican la lobulación, así
como en el mesangio donde forman unos característicos anillos circulares
(anillos mesangiales). No es frecuente el depósito de IgG ni de los primeros
componentes del C, C1q y C4.

Glomerulosclerosis focal y segmentaria con hialinosis. Se detectan depósitos


granulares grandes e irregulares de IgM y C3; la distribución es focal y
segmentaria en el mesangio (fig. 10.13).

APORTACIONES DE LA MICROSCOPIA ELECTRÓNICA


AL DIAGNÓSTICO DE LA BIOPSIA RENAL

El estudio de las enfermedades glomerulares, principal indicación de la biop-


sia renal, exige siempre una aplicación metodológica que incluye la
microscopia óptica, la inmunofluorescencia, el estudio ultraestructural y, más
recientemente, la introducción de técnicas de biología molecular. La utilidad
de cada una de ellas depende del nivel de conocimiento que deseemos alcan-
zar: morfológico, etiopatogénico o valoración pronóstica.

158
BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.13. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos mesangiales segmentarios de IgM (x 375).

La aportación del microscopio electrónico (ME) en el estudio de la biopsia


renal ha sido tan importante como extensa es la historia de las nefropatías
glomerulares. El estudio ultraestructural es clave para un correcto diagnósti-
co de la mayoría de las enfermedades glomerulares: permite observar la lo-
calización exacta de una determinada lesión dentro de la compleja estructura
del glomérulo, los cambios más iniciales y los posibles mecanismos pa-
togénicos explicativos de la evolución de dicha lesión. Dada la extensión del
área abarcada sólo se comentarán aquellos procesos clínico-patológicos en
los que el análisis ultraestructural desempeña un papel preponderante.

SÍNDROME NEFRÓTICO INFANTIL

En la edad infantil, el ME es imprescindible para un diagnóstico correcto de


los diferentes cuadros que cursan con síndrome nefrótico. La observación
ultraestructural tiene como objetivo demostrar alteraciones arquitecturales,
sobre todo en la membrana basal glomerular (MBG), así como la existencia
de una basalopatía con mayor grado de complejidad.

El ME ha demostrado una alteración de la MBG en el síndrome nefrótico


congénito tanto el tipo finlandés como en la esclerosis mesangial difusa (figu-
ra 10.14). La importante alteración arquitectural de las membranas basales

159
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.14. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Basalopatía compleja en un síndrome nefrótico congénito.

han servido para considerar esta alteración como un mecanismo etiopato-


génico fundamental en el síndrome nefrótico congénito.

NEFROPATÍAS HEREDITARIAS PREFERENTEMENTE HEMATÚRICAS

El síndrome de Alport, tanto en sus formas autosómicas dominantes ligadas


al cromosoma X como autosómicas recesivas, es una de las entidades
nefrológicas en las que el ME es imprescindible para establecer un diagnós-
tico correcto (fig. 10.15). El adelgazamiento, multilaminación e irregularida-
des del grosor de la MBG se consideraban diagnósticos antes de la utiliza-
ción de técnicas de biología molecular en las que se demuestra alteraciones
genéticas en la cadena alfa del colágeno tipo IV.

La enfermedad de membrana basal fina es otra nefropatía hereditaria trans-


mitida de forma autosómica dominante, que se relaciona con el síndrome de
Alport. Su diagnóstico y descripción como entidad diferenciada, se debe al
continuo adelgazamiento de la MBG como se demuestra en el estudio
ultraestructural, siempre y cuando la alteración sea superior al 50% de las
membranas basales del glomérulo examinado.

En el grupo de nefropatías hereditarias el síndrome de Nail-Patella es una


entidad nefrológica identificada, a partir de las importantes alteraciones ultra-

160
BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.15. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Laminación de la membrana basal glomerular y depósitos granulares en el síndrome de Alport.

estructurales del glomérulo. Por lo general el diagnóstico se realiza en la


segunda década; es habitual un cuadro hematúrico-proteinúrico, y excepcio-
nal su presentación como síndrome nefrótico. La lesión glomerular, sólo ob-
servada con ME, se caracteriza por depósitos fibrilares que se identifican
como colágeno.

La glomerulopatía con depósitos de colágeno tipo III es otra entidad de re-


ciente descripción con unas características ultraestructurales muy definidas,
se observa material fibrilar que se identifica como colágeno tipo III.

ENFERMEDADES METABÓLICAS FAMILIARES


CON REPERCUSIÓN GLOMERULAR

El déficit de lecitina-colesterol-transferasa es un trastorno genético cuyo resul-


tado es la acumulación de colesterol en diferentes tejidos incluido el glomérulo
renal. Aunque suele debutar entre la segunda y tercera década, se han des-
crito casos en la edad infantil. Se aprecian en la MBG y el mesangio mues-
tra lagunas con material electrodenso a veces laminado.

En la enfermedad de Fabry, secundaria a trastorno metabólico con cúmulo


de glucosfingolípidos (galactosil-ceramida), el microscopio electrónico de-

161
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

muestra inclusiones lisosómicas típicas en el citoplasma de podocitos y de


células endoteliales.

ENFERMEDADES GLOMERULARES CON DEPÓSITOS FIBRILARES

Amiloidosis. La utilización del ME es imprescindible para el diagnóstico de


amiloidosis junto con la realización de técnicas de rojo congo y tioflavina. Las
fibras de amiloide tienen una determinada disposición, longitud y anchura,
que el estudio ultraestructural permite diferenciar de otras enfermedades
glomerulares que también se caracterizan por la presencia de depósitos
fibrilares.

Glomerulonefritis fibrilar. Es una nueva entidad glomerular que debe su nom-


bre a la demostración ultraestructural de depósitos fibrilares diferentes a la
amiloide, tanto en disposición como en tamaño o longitud (fig. 10.16).

Glomerulonefritis inmunotactoide. Este tipo de GN, estrechamente relaciona-


da con la anterior, es individualizada como entidad separada a partir de las
peculiares características ultraestructurales con un predominio de depósitos
microtubulares. La presencia de positividad en el estudio con inmunofluo-
rescencia para diferentes inmunoglobulinas, IgG o C3, es muy útil en el diag-
nóstico de la GN fibrilar y/o inmunotactoide.

FIGURA 10.16. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos fibrilares glomerulares en la glomerulonefritis fibrilar.

162
BIOPSIA RENAL

Dentro de este grupo de glomerulopatías, se han descrito nuevas entidades


en las que a diferencia de las anteriores no existen depósitos de inmunoglo-
bulinas, complemento ni cadenas ligeras. En esta categoría se incluyen la
glomerulopatía con depósitos de colágeno tipo III y la GN con depósitos de
fibronectina.

Enfermedad por depósitos de cadenas ligeras. La enfermedad de cadenas


ligeras tiene rasgos muy similares a la amiloidosis AL y es consecuencia de
la acumulación extracelular de cadenas ligeras, preferentemente de tipo
kappa. Sin embargo, los depósitos de cadenas ligeras son ultraestructu-
ralmente más densos y con una configuración más granular que fibrilar. Este
tipo de depósito es rojo congo negativo; es característica la localización de
estos depósitos en la membrana basal tubular.

SÍNDROME NEFRÓTICO IDIOPÁTICO Y SÍNDROMES


PREFERENTEMENTE PROTEINÚRICOS

La clasificación de síndrome nefrótico idiopático se basa sobre todo en sus


características al microscopio óptico; sin embargo, la utilización de ME en
estos cuadros deberá ser siempre una exigencia en el protocolo metodológico
de estudio. El síndrome nefrótico idiopático asociado a lesiones mínimas es
realmente un diagnóstico por exclusión cuando se descartan alteraciones
ultraestructurales que no se limitan a una fusión pedicelar.

El estudio de ME es de gran importancia en los períodos iniciales de la GN


membranosa, ya que el engrosamiento de la MBG no es detectable con
microscopia óptica. Según el grado de alteraciones ultraestructurales de la
MBG se clasifican 4 tipos de GN membranosa para buscar una correlación
evolutiva de la enfermedad.

Enfermedad con depósitos densos intermembranosos. Este tipo de GN


mesangiocapilar tipo II debe su nombre a la peculiar alteración ultraestruc-
tural de la MBG, con presencia de un depósito electrodenso y continuo (figu-
ra 10.17). En la GN mesangiocapilar tipo I, el ME es muy útil para la correcta
clasificación al identificar los depósitos de inmunocomplejos o C3 a nivel
subendotelial y mesangial. En los estadios iniciales de ambas enfermedades,
sobre todo en casos con excesiva exudación leucocitaria, el estudio ultraes-
tructural permite la diferenciación con una GN aguda endocapilar.

163
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.17. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Depósitos electrodensos continuos en una glomerulonefritis mesangiocapilar tipo II.

ENFERMEDADES SISTÉMICAS CON AFECTACIÓN GLOMERULAR

El ME es de gran valor para una correcta subclasificación de las lesiones


glomerulares en el lupus eritematoso sistémico, sobre todo para diferenciar
el tipo III (GN proliferativa focal) del tipo IV (proliferativa difusa), donde se
debe evidenciar abundantes depósitos subendoteliales en una extensión su-
perior al 50% de las membranas basales (fig. 10.18).

El síndrome hemolítico urémico y la púrpura trombótica trombocitopénica


cursan con idénticas características histopatológicas constitutivas de la
microangiopatía trombótica. El ME demuestra tres alteraciones fundamenta-
les para su correcto diagnóstico: las lesiones del endotelio, el ensanchamiento
subendotelial y el fenómeno de mesangiólisis (fig. 10.19).

ENFERMEDAD DEL TRASPLANTE RENAL

La aplicación del microscopio electrónico es imprescindible para un correc-


to diagnóstico de la GN del trasplante. La ultraestructura pone de manifies-
to importantes lesiones de la MBG que no sólo definen a dicha entidad, sino
que son de gran ayuda para el correcto diagnóstico diferencial con otras en-
tidades glomerulares secundarias y de manera muy especial para identificar
GN de novo o recurrentes en el injerto renal.

164
BIOPSIA RENAL

FIGURA 10.18. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Abundantes depósitos electrodensos subepiteliales y subendoteliales en la enfermedad lúpica.

FIGURA 10.19. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Hiperplasia de células endoteliales e inicio de formación de doble membrana en la microangiopatía


trombótica.

165
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

TÉCNICAS INMUNOHISTOQUÍMICAS
Y DE BIOLOGÍA MOLECULAR

PROCEDIMIENTOS INMUNOHISTOQUÍMICOS
DETERMINACIÓN DE INMUNOCOMPLEJOS

La identificación de los depósitos inmunes que intervienen en la fisiopatología


de numerosas enfermedades renales se practica en la mayoría de los labo-
ratorios mediante las clásicas técnicas de inmunofluorescencia directa que
tiene numerosas ventajas sobre otros procedimientos. Entre ellas destacan:

1. Es un procedimiento estequiométrico en el que cada molécula de in-


munocomplejo depositada en el riñón se une específicamente a una mo-
lécula de anticuerpo marcado con FITC que reacciona frente a ella. Este
hecho permite una valoración más precisa de la intensidad del depósito
inmune.
2. Como en el riñón existen inmunoglobulinas circulantes en el interior de las
estructuras vasculares, el fondo inespecífico contaminante de la inmu-
nofluorescencia directa es mínimo.
3. Es un procedimiento rápido, sencillo y de una alta reproducibilidad.

Cuando no se ha realizado la selección de material para inmunofluorescencia


o no existen glomérulos, se realiza la determinación de inmunocomplejos por
métodos de inmunoperoxidasa; sus ventajas fundamentales son que pueden
practicarse sobre el cilindro incluido en parafina y que las preparaciones no
se deterioran con el paso del tiempo o la observación prolongada. Entre los
procedimientos inmunohistoquímicos más utilizados predomina el de la
peroxidasa-antiperoxidasa de Sternberger (PAP), la fosfatasa-antifosfatasa
alcalina o recientemente el empleo de técnicas que incluyen polímeros de
dextrano conjugados con anticuerpos secundarios. Todas las metodologías
anteriores obvian el grave inconveniente que tiene el riñón de ser un órgano
rico en biotina endógena y, por ello, la tinción inespecífica de fondo que
pueden ocasionar los métodos más sensibles basados en la estreptavidina-
biotina-peroxidasa o fosfatasa alcalina.

En estos métodos, siempre es recomendable un desenmascaramiento previo


a la inmunotinción de los antígenos mediante calor o digestión enzimáticas.

166
BIOPSIA RENAL

DETERMINACIÓN DE MARCADORES CELULARES E INTERSTICIALES


Y FACTORES DE CRECIMIENTO

En la actualidad, existen dos factores que estimulan el desarrollo de este tipo


de procedimientos en patología renal: a) la ampliación del catálogo de
anticuerpos monoclonales dirigidos frente a antígenos de superficie celular,
moléculas intersticiales y factores de crecimiento, y b) la progresiva introduc-
ción terapéutica de nuevos moduladores de los mediadores de lesión más
relevantes en nefropatología (angiotensina II, endotelinas, factor de crecimien-
to transformante TGF-β1, etc.) que comienza a plantear la necesidad de de-
terminar sus niveles de expresión intrarrenales para planificar el tratamiento
más oportuno.

Por todo ello, y aunque la inmunohistoquímica renal con la excepción del tras-
plante pertenece todavía más al campo de la investigación que al de la prác-
tica diaria, es probable que en un corto plazo sea el procedimiento diagnós-
tico de elección al igual que en la década de los sesenta ocurrió con la inmu-
nofluorescencia.

Como ya se ha mencionado, es el campo del trasplante renal donde estos


procedimientos han mostrado su utilidad. De hecho, los métodos de inmuno-
peroxidasa e inmunofosfatasa alcalina permiten caracterizar el inmunofe-
notipo mediante anticuerpos monoclonales de las células inflamatorias que
participan en la reacción de rechazo del injerto. En la reunión celebrada en
Banff, en 1997, para analizar los principales problemas que aún plantea este
sistema de catalogación de la reacción de rechazo del injerto renal, se ha
concluido que la inmunotinción del infiltrado leucocitario en el injerto median-
te el anticuerpo monoclonal panleucocitario CD45 permite definir de forma
mucho más exacta la intensidad de la tubulitis, endotelialitis y glomerulitis (figu-
ra 10.20) que asocian al diagnóstico de las formas más graves de rechazo
agudo renal.

En cuanto a los problemas de retraso en el diagnóstico, que clásicamente se


han argüido frente a este tipo de procedimientos, cabe decir que tras la in-
troducción de los modernos inmunoteñidores automáticos, que realizan la
técnica en menos de tres horas, es posible disponer de esta información so-
bre secciones congeladas antes de la que se obtiene por los procedimientos
convencionales de tinción.

167
NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 10.20. OSMOLARIDAD URINARIA EN DIABETES INSÍPIDA Y POLIDIPSIA

Sección de cilindro de injerto renal incluido en parafina de paciente trasplantado con rechazo agudo
para cuantificación del infiltrado inflamatorio inmunoteñido para CD45 (antígeno leucocitario común).
Se pueden identificar depósitos en las membranas de las células linfoides en el glomérulo (glomerulitis),
en la pared de los túbulos (tubulitis) y en el intersticio renal (fosfatasa alcalina antifosfatasa
alcalina, x 100).

PROCEDIMIENTOS DE BIOLOGÍA MOLECULAR EN LA BIOPSIA RENAL

El estudio de factores de crecimiento y activación celular, así como de diver-


sos mediadores de lesión en nefropatología (interleucinas, moléculas relacio-
nadas con la apoptosis, agentes vasoactivos, etc.) se ha beneficiado sin duda
del progresivo desarrollo de los métodos basados en la reacción en cadena
de la polimerasa (PCR). Este tipo de procedimientos aunque constituyen el
horizonte diagnóstico todavía no se han introducido en la práctica clínica a
excepción del trasplante renal.

En este último caso, ya existen diversas evidencias que demuestran cómo la


cuantificación mediante densitometría de la reacción de PCR previa transcrip-
ción reversa (RT) del ácido ribonucleico (ARN) mensajero de algunas inter-
leucinas como IL7, IL10 e IL15, citocinas como perforina y granzima B y otras
ligadas al proceso de apoptosis (ligando del FAS, caspasas) permite detec-
tar un incremento notable de las mismas durante el rechazo agudo del injer-
to. En este sentido, la evaluación simultánea mediante RT-PCR del ligando del
FAS, perforina y granzima B identifica la reacción de rechazo agudo con una
especificidad y sensibilidad del 100%. En el caso de la nefropatía crónica del

168
BIOPSIA RENAL

injerto, también se ha demostrado que la progresión de la fibrosis intersticial


se relaciona con los niveles del ARN mensajero del factor de crecimiento
transformante-β1 medidos por procedimientos moleculares. A partir de todo
lo expuesto, y considerando que la punción-aspiración del injerto renal es un
procedimiento bastante utilizado en la práctica clínica, es posible deducir que
la monitorización de algunos de los factores de lesión mencionados segura-
mente permitirá resolver algunos de los problemas diagnósticos que plantean
este tipo de enfermedades.

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