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alturas de insospechade perfeccién. Ruedo 2! menos escu- char sin indignarme al critico que opina que si uno tiene presentes las metas de la aspiraciéa cultural y los medios que emplea, deberia Legar a la cor cen Ia fatiga que cuestan y su re lo pue estado insopottable para el individuo. Mi neut ve facilitada por el hecho de que yo sé muy poco de todas esas cosas, y con certeza sélo esto: que los juicios de valor de fos ser humanosdervanenterament de sus desoe de , ¥ POE tanto son un ensayo de. apoyar sus ilusiones median argumentos. Yo comprenderfa muy bien que al suien destacara el cardcter compulsivo de la cultura humana 4 jer, por, ejemplo, que Js inclinacén «limita Ia vida sexual o la de imponer el ideal de humanidad a expensas de In seleccién natural son orientaciones evolutivas que no pueden evitarse ni desviarse, y frente a las cuales lo mejor es Inclinarse como si se tratara de procesos necesatios de Ie naturaleza. Conozco también la objecién a ello: as ciones. que se tenia por incoe in sido dejadas a menudo de lado en el curso de la historia de Is humanidad, sustituySndoselas por otras. Asf, se me va el dnimo de pr sevtame ani mis pejimos como un profet y me so a su reproche de que no sé aportarles ningtin cons —pues eso es Jo que en el fondo piden todos, el rev cionario més cerril con no menor pasién que el més cabal beato—. cuestiGn decisiva para el des- su desarrollo cultural lograré, ivo en qué medida, dominar la perturba. ¢ de Ia humana palsién y de sutoaniquilamiento. Nuestra época merece uifis un particular interés justamente en relacién con est. Hoy los seres humanos han llevado tan adelante su dominio sobre las fuerzas de In oatualeza que con su auxilio les resultard fécil exterminarse unos a otros, hasta el fombre. Hos lo saben; de ch buena pare de la inquictud contemporinea, de su infelicidad, de su talante angustiado. Y ahora cabe esperar que el otro de los dos «poderes celes- tialesp, el Eros etemo, haga un esfuerzo para afianzarse en ta tucha contra su. enemigo iguelmente inmortal. ¢Pero quién puede prever el desenlace?™ 2 oracién fue agregada en 1931, cuando ya comesasba Ta-amencea que representaba Hite] 140 Fetichismo 1927) Cod 002. eT 49m he Sy ‘nad ‘couppiseo U2 uppp2 &| a1qes eroEaEAPY® P| 7D) » ‘-pigt) epiqpas yenxas upigsnduy wun op ayuaisisied wpuanga vj wisoqyoRa 35 24pH9; JOP UpIBDA|p ¥] UO» enb sousrsos ap yyy spe ogo any of rupsas wisid vponbe ug “sopyprenuodo sexzea ua! pum Jap 2878dn20 pepioa uo & “(ct “Bed “y gy) anb gestures pnasg ‘(pcogt) pemxes 2087 9p sobosua S24] so] U9 opinfur fo ‘OWISIEoIS} Jap uateRe iowud ns ug Le6t 8 suepuodseisoo yigornez v| 9p oroumnm ou ye uo A BeEL GoDuouy | va AUOAVURYTNUT 1S OYOIO OST! 989 opoygnd £ (9p “Bed ‘zc6r ‘seu0l) Lz6T: 2p 018080 9p eoeaise exoumld of ap s94ij B OpInppUOD ary oleqen =I5y 9-¢662 “#894 “g “(3100 6) Ng “orm Tenby FLT ‘OTSOS “spd ‘¢ “(soo €) NE “OH TRY 967 puasoy o2tsopnT 2p uoponpesy, “pp-LEz. ‘S89 ‘Tz “ys “om mB] $661 ‘yeavpseg 0319), 9P uoponpesy “Lee “S8pd “T at ‘g ‘aay “om 1s6t _pouoypans00 a saxorsonpes ‘Bele ‘sBpd “E “YS LET “ETI¢ ‘889d “pr “ALD 8béT Loce ‘sd “eagapunos, pun auucogionxas T¢61 Tor-cec “sBpd “IT ‘SD 8z6T “Bele ‘Spd tp gu ‘C1 “pouvogelsa "2 HT Lest PELL ‘Spd “g76T qoeurmY LZ6T upuuaye 29 SouOREPE wOIMNPOINU BON yoaioreie yino10aIsd 30 “OVd pasar acerea Su si 1955, pig. 332); desgraciadamente, no hemo: a las Actas de dicha So de prepara las Ratas» (19094), y en este hacfa un comer doso acerca del vinculo del fetichismo con el placer de oler (AE, 10, pég, 193), que mas adelante amplié en una al pie agregada en 1910 a Ia segunda edicién de los Tres ensayos (AE, 7, pag. 141). Pero poco después de es0 debe de haber discernido un nuevo y més acién de que el fetiche ocupa el luger del pene faltante de la mujer —Io ct igurado destacadament las teorfas sexuales casi inmedistamente después de que spa pie de los Tres ensayor. Atos més tarde, atrajo su atencién el peculiar problema del origen del fetichismio del pie (al cual se hace referencia ‘en el presente articulo, pég. 150). El 11 de marzo de 1914 leyé en Ja Sociedad Psicoanalitca de Viena otto trabajo, «Un caso de fetichismo del pie», que tembién permenecid inédjto pero del cual por fortune contamos con un resumen de Emest Jones (1955, pigs. 342-3). Allt se explicaba la cleccién del pie como fetiche por una pulsién de ver los Benitales que queria alcanzar su objeto desde abajo, dete rida en su camino por represin; esta explicacidn fue afd tereeta edicién de los Tres ensayas, de 1913, a la ie que antes mencionamos. En la 22* de sus’ Con de introduccién al psicoanilisis (19 informé sumariamente acerca de un jante. Si bien el anteriores concepeiones de Freud acerca tichismo, su principal interés cadica en algo muy dife rente, a saber, el auevo desarrollo metapsicolégico que in- lad ] pleando el concepto de edesmentida» («Va pecialmente en relacién con las reacciones d tar la distincién anatémica entre los sexos.? En bbasdndose en uevas observaciones. cli razones para suponer que esta «de sariamente una escisié vida, Freud retor lo hizo en su en el proceso defen: ‘uma, y en el capit pigs. 203.6. Pero aunque en estos dos sto es especialmente considersdo, Freud sescisin del yor n0 es exclusiva de aquel ne lugar, en realidad, en muchas otras situacio- yo enitenta le necesidad de erigir uns defensa 10 ocurre, no sélo en la desmentida sino ade. A —y esto més en la represin—, James Strachey opt cabamayndss os ap ofsereead © opwuneop ps9 29983) fp sisunin{ onod “opeuisos sas aigop.avesuaiod lovey opin spt gyprod os od ‘Upuvyur DU 9 UP pepuaniogiutis wel’ oprun eq anb “ivjonied. Aaa “epyo rusiop suod un 9p oul "emmbyro CUD 9p ol8IRENe [9 SS ou anb avfoifev cansnde ou om 10g "upsnop S10 ad epnp ois ‘aed [ap onmnens Un #9 BR [p smb cat too Hoge Ig “SIUOesontun“OWSHSTDY op of ype Ue DUIS oy reads azed opeadaid dons onb snusocta canes barf rouyivodis Ue sloure ap oarago #] dg ‘basa ssn #0] sopen va ony apna fap eumpdond [2 Sopncas jp vaio plate simpue |p anb wieondbor “rgjred trypod ou aed eso penn » aqeisid ‘ye opty “vpn ‘pen un pepion to vio extn] to (2915) omfg [99/8 outs apap uo ab gap ou oun Hau ne 9p eubAoHd ano ‘Hpnay seq -vurtieu mado] oxamoo aed no op fe poop morany to geen oo ond wasn clopri opis nga avoaped p-anb reRone e seap aidios omeimporajes un oanlGO 9g "a0U | to OTEGe caus sinypnoy, Uppnpucd ¥[ ¥ Opetsf> egy nb Uano{ Gin 9p pp pared ovaiguom spar Om Te “SHSN} [oP Uo!d Sole Wf © toreingqnuee eiwefuntos teboTemexy” ou fatto! opand ogo 2p upees Ua “peprrgnd oy wand sige tos ou son so1t9 9p fap Bo] “Fouone s¥Iaq0 207 SouBup tn ap foded > pod pa “wonou epi tuo puts anb sopopmey soy ungepe Tvey fp Uo sow “tod dom usa seen] ap sper fn foworaoped onbon (Untergang}. Para decitlo con mayor claridad: el fetiche es el sustituto del falo de la mujer (de la madre) en que el varoncito ha creido y al que no quiere renunciar —sabemos pues, el proceso: el varoncito rehusé darse por enterado de un hecho de su pescepcién, a saber, que la ‘mujer no posee pene. No, es0 no puede ser cierto, pues si la mujer esté castrada, su. propia posesién de pene corre peligro, y en contra de ello se revuelve la poreién de narci- sismo con que Ia naturaleéa, providente, ha dozado justa- mente a ese érgeno. Acaso el adulto vivenciaré luego pénico semejante si se proclama que el trono y el altar idas consecuencias il6gicas. Si no cas0 que el muchach de pene en la muj ifica cuando descr piece mas antigua de nuestra terminologia psicoanalttica, Ia palabra «represin» Fe ya a ese proceso pat ce se quiere separaz representacién del destino del afecto,® y reservar el término arepcesiém» para el afecto, «desmentidan («Verleugnung>) seria la designa- alemana correcta para el. de ‘ «Escocomizaciny me parece particulazmente inapr porque evoce Ia idea de que la percepcién se bora ano, de modo que el resultado seria el mismo que impresin visual cayera sobre el punto ciego de I Pero en Ia siruacién que consideramos, por el contrario, ore foe pro ‘esetiptisn de ie dementia prateos, no ha Ef Zopleo de una conesatn pelcoanaltea ara fees ge op tee tel de sapeta ‘que. agrepu alt AE, 18, pig. 117, examiné al uso que bi be empleo de ambos efenca contra andaspulsionale ‘eelamos de la 148 parece que Ja percepcién permanece y se emprendié una accién muy enérgica para sustentar su desmentida. No es correcto que tras su observaciéa de la mujer el nifio haya salvado para sf, incslum en el falo de aquella La ba conservado, pero también la ba resignado; en el con- flicto entre el peso de Ja percepciGn indeseada y Ie inten- sidad del deseo contratio se ha llegado a un compromiso como sélo es posible bajo el imperio de las leyes del pensa- miento inconciente —de_ 5 en lo psiquico la mujer sigue teniendo un pene, pero este pene ya no es el mismo que antes era, Algo otto lo ha rempla. zado; fue designado su su: jue entonces +hereda el interés que se habia ero. Y atin més: ese intesés experiments un extraordinario aumento porque el horror a la castracidn se he erigido un monumento recordatorio con Ie creacién de este sustituto, Como stigma indelebile de la represin sobrevenida permanece, ademés, la enajenacién respecto de los reales genitales femeninos, que no falta en ningén fetichista. Abora se tiene una visién panorimica de lo que el fetiche rinde y de la cual se lo mantiene. Perdura como el signo del bre la amenaza de castracién y de la protecciéa contra ella, y le ahorra al fetichista el devenis homosexual, en tanto presta a la mujer aquel cardcter por el cual se vuelve sopor- table como objeto sexual. En la cree gozar todavia de otra vei Los otros no disciernen 30 n0 lo res le con facilidad, y res én ligada con él. Lo’ que otros varo- nies requicren y deben empeiiarse en conseguir, no depara al fetichista trabajo alguno, Probablemente a ninguna persona del sexo mas. es ahorrado el terror a la castraciéi presiGn, of un fetiche y la inmensa mayorfa la supera? He al 10 sabemos para los raros deseniaces émonos con poder explicar lo torizados a desechar pro por qué algo no acontece. esperar que, en sustitucién del falo femenin: se echd de menos, se escogieran aquellos érganos 1 gue, también en otros casos subrogan al pene en simbolos. Acaso ello ocurra con bastante frecuene 449 uopenises s[ opingnye yqey ‘oxy uD ‘ouTE [> womb v sped Jpp [oded Jo soouoqua wuadurasep wasiqpna} |e ‘eiped jauD|FAEp! aayaNy BUN opsyjoxesop Bq OF OpUEND “TEIN cred up ‘soa1uoDe olsg “uoERseD F ep uopendy sun E >yeagnbs arvowsax soupnur ua :2qpnay Jp erouea onb zee “stpRay ns woo —eyseiuej v] ue vistEpRay e nb of ue exsonts 96 us ug “ofany apsep ‘taiq suemzy 9p anid v opspnus suaus gun op exanfiy 2p vloy ey so raumtrd ofno ‘seBeiq se] sen yuured Spuope £ olnis v] onb crus vqeoaUsis ‘ysqpuE JP onsou “3p of usBog “sopeUaB so] ap EDURIORD v] A sopee8 soy oya|dio> 20d vqenjno0 wiuoutnson ap tzid tis “oueq op jeu ap opour aszesn uapand anb se] ouoo ‘Seumny sei stig seun uo epssuoo axpnay ono axquioy un ua Jsy "Upp ppenist> yis2 ou enb oiuend spent “zo opesiucoua wey apuop ows sqpR25 Jep Umno ¥{ uo so ‘sopeuyas Anta sose> Ug “seine e] 3p UOENSED ¥] 2p swiaigoxd Te say} wsmypM93 Jap Prange eprpur seqonid sownodwy 9 segorowne Ae 9103 “aybs anb ofa ‘ousppnay jap upPodeDsap v] ¥ onjana 1g “DUBUWANIOG9 BIIEIBS POpTTEAE ¥] puapuioa #052 ap van ss0o%sd Bf 2p O88 sodx9 vj 1austUPUs ‘puanoasU0D Ua '2[q}50d 398 auped fp ani jurad sop aniue eqejso ‘igo! 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A partir de aqui uno cree comprender, si bien a la distancia, le con- ducta del cortador de trenzas,* en quien ha esforzado hacia re (vordringen} la necesidad de escenificar la cas- tracidn que él desconace. Su acciGn retne en st las dos ase- veraciones recfprocamente inconciliables: la mujer ha con- la mujer. Otra fa un para bls, seria I mero el pie femenino ppara luego venerar a lo mutilado como a un fetiche. Se freeria que el hombre chino quiere agradecer a In mujer hnaberse sometido 2 la castracin, x, es lcito formular este enunciado: el mo- iche es el pene del varén, asi como ese el pequefio pene real de la mujer, el hostilidad en de la mujer. La ternura y froduccion al psicoa El humor (1927) ser “Spd ‘nude ‘eouegpises v9 upp B| qos epumapy Aawpeng sows sad 10d A ‘eojooysderaur 9p souonseno sequesazeimy seunde ‘upBroula O[nopze jap [euy JP BEE] “ands ospano oxsna copoorignd any ove ouisrur as0 2p ogaio je ug “~yparqsuuy ub Opsiga|so “uopeuraw] oapseusonsg oser8UC) 5OT ‘ue 1quranes ap gt Jo plang suay rod arqmou ns us OpyoT any & *(gpt “89d ‘267 ‘souo[) 1261 9p cuso8e op eueuTos spun8es 8] ue Sosp coup Ue ofMIpTE aso oIquOSS pany “000¢-L662 ‘s3yd_ pL6T “prs ‘sied ‘¢ 8961 ven oust tg -zeshe “sd “Te “YS “or ser iDsOY OD4AOpNT 9p uoponpery, ‘ghL “sed “T gu 'g “gy “etowny Tg» C67 s0urp2459 2 souorzonped | zor siyd “Tr'S5 8z6T S-1 sBpd "Eg "pr ‘oRomy BzeT “91-6 ‘SBed “gegr qoourmry. Lz61 upwop ue souorpg counpy ng» eIIOINPOIUT BON

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