Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
En la escena vaca un piano. Despus de una pausa, una mujer vestida de largo con un traje
rojo muy entallado y enmarcado en joyas, saluda al pblico y se dispone a tocar. Arremete con
furiosa vehemencia. El piano no suena. El silencio embarga la sala. Es el silencio del no sonido.
El inesperado silencio de un piano vehementemente pulsado por ella. Silencio que, por unos
instantes, parece querer derrotar o disimular o encubrir con su vehemente ejecucin. Como si
ella y el pblico, an sabiendo que Beethoven no suena, fueran capaces de construir ese otro
concierto misteriosamente pactado, inexistente. Despus de la pausa creada por la pianista
tocando en silencio, ella se levanta inesperadamente del teclado y, visiblemente disgustada, se
dirige al pblico.
Con profunda emocin arremete. Se ha olvidado completamente todo. Intenta tocar la Pattica
y sus dedos, oxidados por el tiempo de inactividad, no le responden. Intenta desesperadamente
recuperar su posibilidad de tocar como antes, como entonces, pero cuanto ms se empecina,
ms fracasa y de sus dedos salen horrendos sonidos que evocan malamente la sonata,
deformados sonidos cuya torpeza hiere los odos. Golpea las teclas con los puos. Se enardece
de furia y de impotencia, golpea su cabeza contra el teclado como intentando arrancar de las
entraas del piano aquella msica que tiene dentro. Despus el sonido se interrumpe. Hay una
larga pausa en la que ella trata de reponerse. Comprueba que el piano ya no suena. Vuelve al
pblico, hace una pequea y digna reverencia, y, con el mismo pattico silencio, vuelve a
sentarse en el taburete y toca con dignidad el piano silencioso. Las luces la dejan ah, tocando
nada, mientras disminuyen hasta el apagn final.