Sei sulla pagina 1di 90
DEREK J. DE SOLLA PRICE HACIA UNA CIENCIA DE LA CIENCIA Estudio preliminar y traduccién de JOSE MARIA LOPEZ PINERO ipere EDITORIAL ARIEL Esplugues de Llobregat BARCELONA Titulo del original inglés. LITTLE SCIENCE, BIG SCIENCE Columbia University Press © 1963: Columbia University Press, New York © 1973 de la traducci6n castellana para Espafia y América Editorial Ariel, S. A, Esplugues de Liobregat (Barcelona) Depésito legal: B, 45.875 - 1973 SBN: 84 344 0739 : 2 Impras Popesa U n Ive rs | d a q hergag Mericans 1914. Ariel, S.4., dv. J. Antonio, 130136, Esplugues de Llobregat, Bareclona L ESTUDIO PRELIMINAR NALISIS DE PRICE Y ELA Eecrpistico Y SOCIOMETRICO DE LA LITERATURA CIENT La presente obra de Price esta generalmente considerada como uno de los titulos mds signifi- cativos de la Hamada «ciencia de la ciencia». Mas que una disciplina nueva, Ja «ciencia de la ciencia» es todavia un programa, 0 mejor dicho, una zona de convergencia de varias disciplinas. Su nticleo central es, por supuesto, el intento de aplicar los recursos de la ciencia a un andlisis de la ciencia misma, de nivel y significacién diferentes a los estudios humanisticos y filosdficos a que ésta es habitualmente sometida. Los origenes de este programa ¢ incluso del tér- mino parece que se encuentran, de acuerdo con un reciente trabajo de Osinska, en la «Naukoz- nawstwo» propuesta en Polonia a finales del si- glo xix y comienzos del actual. No obstante, el punto de partida inmediato y habitualmente acep- tado es el libro The Social Function of Science (1939) del britanico J. D. Bernal. Esta obra fue en buena parte consecuencia del impacto que pro- dujo a su autor la contribucién sovitica al Se- gundo Congreso Internacional de Historia de la Ciencia, celebrado en Londres el afio 1931. Ber- nal abordé ya en ella tres aspectos fundamenta- les: el estudio cuantitativo de la literatura y el personal cientificos, el uso de modelos matemati- cos y el anilisis objetivo de la politica y la admi- nistracién cientificas. 7 Durante los afios Sesenta esta orientacién ha Ile gado a tener cierta importancia. Sus principale hitos —aparte de esta obra de Price, que fix discfpulo de Bernal— han sido el tomo colectiy, The Science of Science ( 1964), publicado en ho. menaje al mismo Bernal, al cumplirse un cuarty de siglo de la primera edicién de The Social Fune. tion of Science, y la Nauka o nauke (1966) del soviético G. M. Dobrov. Existe incluso un reperto. rio que recoge la bibliografia consagrada a |, «ciencia de la ciencia», editado por el Centro de Documentacién e Informacién de la Academia de Ciencias de Polonia. En 1970 este repertorio inclufa casi cuatrocientas publicaciones sobre la materia aparecidas el afio anterior, Aunque el libro de Price se ocupa de problemas relacionados con la historia, la sociologia, la po- Iftica e incluso la economia y la psicologia de la ciencia, el impacto que ha producido ha afectado muy marginalmente a estas disciplinas, Es, por el contrario, un verdadero «cldsico» de un campo nuevo: el andlisis estadistico y sociométrico de la literatura cientifica,* Esta nueva vertiente de Ja investigacién biblio- grafica ha alcanzado un importante desarrollo du- rante la ultima década, como un capitulo mds de la gigantesca expansién cualitativa y cuantitativa de la Documentacién cientifica. Sus objetivos pue- den cifrarse en dos grandes epigrafes: el andlisis * Una revision sistematica sultarse en mi libro, El andlisis la literatura cientifica, Centro d ca Médica, Valencia, 1972, 8 sobre este tema puede con- estadistico y sociométrico de le Documentacién e Informati- el tamafio, creeimiento y distribucién de je be ae See. Pion rocial "one la produ- Ye ey por otra. Caracteristica distin- = 4 a metodologia es el uso de modelos ma- east s, superando el nivel meramente descrip: ihe estadistica bibliografica eee ‘ le i idadosamente dis . la que tiene que ser cuida am distinguids. djetivo «sociométrico» alude a ad | eer ce en el de ci i one eyccuocer las interacciones rane BF te Comoe vermine asoclometria> ratura cientii ca. ee etricto se entiende habitualmente en el sen i tricto und J. L. Moreno, conviene subrayar q al ae en ae ce oe a veces de ia e incluso ana a a y calidad de contribuciones ae. on este campo han realizado durante law time & car da los documentalistas cientificos y ‘am ien al gunos socidlogos e historiadores de la cien 2, explican el hecho de que el libro de Price se a como hemos dicho, un «clasico». Tanto en el ene tido de que fue un punto de partida impor ante que sigue siendo generalmente reconoci oy PrO- fusamente citado, como en el de que ya a q dado superada la mayor parte de su conten Oe La mds célebre de las contribuciones e Pr es la relacionada con el crecimiento de ie cien- cia. El gigantesco tamafio de la ciencia de nu A tro tiempo desde cualquier punto de vista y Ia extraordinaria rapidez de su ritmo de crecimien son hechos tan evidentes, que ha hecho fortuna 9 la expresién «Big Science» —creada por el nor que no Ja resuma con mayor o menor acierto y teamericano A. M. Weinberg en contraposicién , amplitud. la «Little Science» anterior— hasta convertirgy Tan undnime acogida no ha estado, sin embar- en un tdépico repetido en una interminable serie go, desprovista de criticas desde las mas diversas de articulos y libros triviales, cuyo unico interé, posiciones. Criticas, en primer lugar, irracionales, reside en que en algunas ocasiones incluyen dato; fundadas tmicamente en el prejuicio de los que cuantitativos aprovechables. La versién de est: se resisten a un estudio «cientifico» de los pro- tépico en documentacién cientifica es la famos, blemas de la ciencia, aferrandose a un acerca- «explosién informativa», expresién, por cierto miento , expuesta originalmente en su articulo «Umrisse zu einer Kritik der Nationalékonomie: (1844) en los siguientes términos: «La ciencia pro- gresa proporcionalmente a la masa del conoci- miento acumulado por la generacién precedente, es decir, en las condiciones mas corrientes tam- bién en progresién geométrica». La desarrollé des- pués en su Dialektik der Natur, escrita entre 1873 y 1883 y no publicada, como es sabido, has- ta 1925, que actualmente es considerada por los autores soviéticos como el texto fundamen- tal, entre los cldsicos del marxismo, en lo refe- rente a la interpretacién histérica y filosdfica de Ja ciencia del siglo x1x. Engels la concibe, desde luego, como un aspecto concreto de la «ley del desarrollo acelerado de la naturaleza viva y de la sociedad». Su inspiracién biolégica es directa, y en la Dialektik der Natur cita expresamente a Haeckel como apoyo para concluir «Je hiher, desto rascher geht’s». 12 La «ley del desarrollo acelerado de la ciencia» utilizada sistemdticamente como fundamen oO los documentalistas, fildsofos e historiadores rela ciencia soviéticos, pero rectificando la cur- va de crecimiento propuesta por Engels, ane. era una parabola (proporcional al cuadrado del tiem- po). La han sustituido por la curva de crecimien- to exponencial, citando en su apoyo datos es ta disticos occidentales y soviéticos, y asimi and lo e Price, cuyo libro fue traducido al ruso en 1966. Pero si aceptan la ley del crecimiento exponen- cial, rechazan por el contrario con la maxima energia su hipdtesis de la curva logistica, en Cuan to postula la existencia de un préximo limite e saturacién. La acusacién fundamental que dirigen al profesor de Yale es que utiliza un método abs- tracto como historiador de la ciencia, descono- ciendo el condicionamiento socicecondémico, poli. tico y cultural de su crecimiento. Esta critica, expuesta ya por Stoletow en 1966 en su epilogo al volumen en el que aparecio la traduccién rusa del libro de Price, ha sido reiterada después por autores tan significativos como Kedrov y Spir- kin (1967) desde la historia y la filosofia de la ciencia, y Michajlov, Cernyj y Giljarevskij (1967) desde la documentacién cientifica. En el XII Con- greso Internacional de Historia de la Ciencia, ce- lebrado en Paris en 1968, Konfederatov consagré a la misma una comunicacién, en la que insistio que un proceso logistico no puede «considerarse como una ley, sino como un despliegue de causas que impiden la ley», en este caso la del crecimien- to exponencial de la ciencia. Rechazé a continua- cién que existan tales impedimentos, pues en el 13 condicionamiento demografico, psicolégico, eco. némico, etc., se avizoran circunstancias favorables que permitiran Ja expansién indefinida de la cien- cia, de acuerdo con el modelo de Kedrov, inspira- do en Ia reaccién en cadena. La conclusién final de Konfederatoy coincide, sin embargo, con la idea bdsica de Price de un cambio cualitativo de la «Big Science», salvo en Io relativo a su interpre. tacién optimista, basada en el principio de Marx de que el hombre no se enfrenta mds que con los problemas que puede, 0 comienza a poder, solu- cionar: «Dentro de treinta afios —afirma—, la humanidad no se enfrentar4 con la senilidad de la ciencia, sino con el punto de partida de su deci- sivo paso a un nuevo y soberbio estadio cualita- tivo». Un problema inseparable del crecimiento de la ciencia es el rapido envejecimiento de la literatura cientifica, es decir, la acelerada tendencia a que las publicaciones cientificas caigan en desuso. En este libro se habla ya de dicho problema, pero el Progreso que su andlisis ha conseguido durante los tiltimos afios gracias a las investigaciones de nhumerosos autores —entre ellos el mismo Price— ha sido realmente extraordinario desde todos los puntos de vista. Lo mismo puede decirse de otros aspectos explicita o implicitamente considerados en la presente obra, como los modelos matemati- cos relativos a la productividad de los autores cientificos y a la «visibilidad» 0 impacto de sus trabajos, y sobre tedo al concerniente a la dis- persion de las publicaciones cientificas y su con- sumo (ley de Bradford). Han aparecido también temas completamente nuevos, de los que es un 14 i delo matematico de Goffmann eae: eS pamision de las ideas cientificas a a icaciones. oe ee eee del crecimiento de la ciencia, a a al aportacién del presente libro ha sido . Lae idea de los Wamados «colegios invisi- Pe En 1961, en uno de los capitulos se su libro Science Since Babyton race wile setts presion «nuevos colegios invisi spur een ra referirse a los grupos Oo ptento en lugares distintos sobre temas semejantes, intercambiaban informacién Po = dios distintos de la literatura impresa, en spe a «preprints». El término aludia, por supuss oat famoso «Invisible College» que en la ne at ora del siglo xvit condujo a la fundacién ee a Ro val Society. Price pensaba entonces que fae ee los «nuevos colegios invisibles» habia sido la re cién frente a las dificultades de comunicaciet planteadas por la gran masa de literatura cient ca y que, favorecido su desarrollo por la organiza, cién del trabajo en equipo, tenian como Hnali sustituir la comunicacién formal a través de ‘exe tos impresos por contactos personales entre os que estaban realizando avances de importancia e! un determinado campo. Naturalmente, su desarro- lo era especialmente rapido en los temas mas intensamente cultivados del «frente de investiga- cién». Afiadié que «podrian muy bien ser objeto de un interesante estudio sociolégico». , En 1963 hablé ya simplemente de «colegios in- visibles», tema al que dedicé un capitulo del pre- Sente libro, en el que conecté con el tema los estudios realizados hasta entonces sobre recuen- 15 tos de citas y consultas en bibliotecas, la cues, tidn del envejecimiento de la literatura cientificg y el problema de los desoubrimientos multiples analizado por Merton, A partir de este momento, se ha consagrado una notable cantidad de trabajos a los «colegiog invisibles», término que sin demasiada precisidn se viene utilizando para designar en el sentido original de Price a grupos de cientificos ocupados en dreas semejantes de investigacién, trabajando en diversos lugares del mundo y relacionados mu. tuamente, no sélo por la lectura de sus publica. ciones y por citas, sino por medios no regulares como correspondencia, envio de separatas y «pre. Prints», viajes de trabajo, reuniones y congresos, etcétera. Como los cientificos que los forman cons. tituyen la parte mds activa e influyente de los cul- tivadores de su tema o disciplina, el término ha pasado igualmente a designar los grupos dirigen- tes que fijan la temdtica, los métodos y la termi- nologia en cada momento, que publican en las revistas, series y editoriales mds prestigiosas y or- ganizan las reuniones y congresos «nucleares». Pero la investigacién referente a los «colegios invisibles» se ha realizado a través de dos lineas, conexas entre si, pero que conviene distinguir. La primera, mas propia de documentalistas, ha em- pleado como método de estudio Jas redes de ci- tas. La segunda, cultivada preferentemente por socidlogos, técnicas sociométricas en sentido es- tricto. No me parece posible en el momento actual lle- gar a unas conclusiones realmente fundamenta- das acerca de la trascendencia que a la larga va 16 Alisi istico y sociométrico de la ee a ello no impide que in- a os earlo desde una perspectiva general Fi omentemos brevemente las actitudes que ea mismo pueden adoptarse. dencia son los Los puntos débiles de esta tendencia jos ropios de todo campo cientifico en sus comi p a insuficiente base empirica, métodos de med i da en ocasiones improvisados y a men ° npre cisos, explicaciones unas veces super re eye as eee suficiente- Loe claras. Hace falta una buena dosis de rigor y una larga tarea de indagacién paciente y co 7 limitaciones —la incertidumbre incluso del destino final de este tipo de andlisis— son acogidas con alborozo por todos aquellos que aferran a un estudio meramente «humanistico» de la ciencia. El nuevo campo produce una evi- dente irritacién no sdlo a los que estiman que los tmicos acercamientos validos a la realidad cien- tifica son el ensayo, la erudicién histérica yla reflexién filosdfica, sino a los que, llamandose cultivadores de las ciencias sociales, no han supe- rado en realidad los métodos «humanisticos» 0 se reducen a proyectar los supuestos de una deter- minada ideologia. . En el polo Gpuesto esta situada Ja actitud de los que esperan que el andlisis estadistico y socio- métrico de la literatura cientifica —junto a los demés aspectos de la «ciencia de la ciencias— se convierta en una panacea que permita un estudio «realmente objetivo» de la realidad cientifica. Un 17 estudio que anule, por innecesarios, todos los en, foques tradicionales o «humanisticos» y que esté, Por supuesto, al margen de toda contaminacién ideoldgica. A través de lo que hemos expuesto creo que ha quedado claro, por el contrario, que el nuevo campo tiene tantas implicaciones ideolégicas como cualquier otro. El mito de una Ciencia «neutra» sélo resulta mantenible en Ja ac. tualidad desde una ceguera frecuentemente inte. resada y tinicamente los fandticos denuncian las proyecciones ideolégicas en las formulaciones aje. nas sin reconocer las existentes en las propias. En cuanto a la idea de prescindir de los métodos y de los resultados de los acercamientos tradiciona. les, o es fruto de una miopia decidida a amputar como sea la complejisima realidad de la ciencia, © es consecuencia de la pereza y la falta de vigor | de los arribistas. El nuevo campo ofrece, en efec- to, amplias posibilidades al arribismo de los que, con cuatro «recetas de cocina» estadisticas, pre tenden ahorrarse una fatigosa asimilacién de lo que hasta ahora ha conseguido Ia historia, la filo- sofia, la sociologia, la economia, etc., de la ciencia. Frente a ambos extremos —el rechazo irritado y el entusiasmo acritico— parece evidente que lo que hoy Iamamos anilisis estadistico y sociomé- trico de la literatura cientifica es simplemente la fase inicial de un nuevo método y de unas nuevas técnicas de la investigacion bibliografica. Las pri- meras disciplinas en aprovecharse de él deben ser, en principio, las mismas de las que hoy esta sur- giendo, La documentacién cientifica, por su par- ticular importancia en la investigacién en torno a un modelo tedrico de las necesidades y del empleo 18 de la informacion por parte de Ia comunidad cien- ie Z La historia y la sociclogia de la ciencia, bce =| frumento para analizar objetivamente a: cspectos confiados hasta ahora a la espe- m i itraria. = culacién arb José Maria L6pEz PINERO Valencia, julio de 1973. 19 Lag CONFERENCIAS GEORGE B. PEGRAM La ciencia desempefia un papel tan importante en el mundo actual que hay que promover los acercamientos reflexivos acerca de sus relaciones con otros aspectos de nuestra sociedad. Con esta finalidad, los consejeros de Associated Universi- ties, Inc., fundaron la serie anual de Conferencias George B. Pegram en el Laboratorio Nacional de Brookhaven. Cada serie se da a lo largo de un periodo aproximado de dos semanas, durante el cual reside el conferenciante en el Laboratorio. Esta organizacion ofrece muchas oportunidades para contactos formales e informales con el per- sonal que alli trabaja, asi como un periodo libre de otras ocupaciones. Las conferencias se llamaron asi en honor de George Braxton Pegram (1877-1958), uno de los cientificos mds influyentes de la época nuclear. Fue profesor de fisica, decano y vicepresidente de la Universidad de Columbia, y procuré que el go- bierno tomara conciencia de las posibilidades de la energia nuclear para la defensa nacional. En 1946 encabezd la comisién universitaria que pro- puso la creacién de un centro regional de investi- gacién nuclear en la zona de Nueva York, desem- pentando asi un papel crucial en la fundacién de Associated Universities, Inc. y del Laboratorio Na- 21 cional de Brookhaven. Recibié muchos premios distinciones, el ultimo de los cuales fue la medallg de oro Karl Taylor Compton para servicios dis. tinguidos en fisica. Su hicida mente y su trato cordial serdn largamente recordados por los que lo conocieron. Esta serie de conferencias en sy honor se crearon para promover su convencimien. to de que las conquistas cientificas pueden poner. se al servicio de las necesidades y las esperanzas de la humanidad. Los conferenciantes anteriores han sido desta- cados cientificos que, desde varios puntos de vis. ta, han considerado el impacto social de la ciencia y de los cientificos. El profesor Derek J. de Solla Price, cuarto conferenciante, es un historiador de la ciencia sobradamente conocido que, en cierto modo, ha decidido observar el reverso de la me- dalla. Sus conferencias, pronunciadas entre el 19 y el 29 de junio de 1962, tratan de la sociologia de la misma ciencia. Aplicando métodos cienti- ficos a una investigacién del rdpido crecimiento de la ciencia, de la nueva funcion de las publica- ciones y de la evolucién de las organizaciones cien- tificas, presenta un andlisis fascinante de proble- mas que son centrales en la vida de los cientificos actuales. Su doble formacién de fisico e historia- dor lo califica de modo tinico para la tarea que se ha propuesto. El Comité de las Conferencias Pegram para 1962 George B. Collins, Herbert J, Kouts, Irving J. Polk, Henry Quastler, James S. Robertson y Gerhart Friedlander (Presidente) 22 PREFACIO e de la Las Conferencias Pegram (eben one ie fee i icién en la so . jencia y de su posic! a rma iil de cumplir esta tarea consiste en cu rrir a la divulgacién cientifica o a a gu 0 ee ercamientos humanisticos a las relack Ores ne ie el hombre y la ciencia. Los con ore clantes anteriores han resumido los progresos $e Oe ta cia espacial o han hecho incursiones en Te aos istori iencia. Aunque p. n la historia de la cienci nque me iigate soy un historiador de la ciencia, | tengo cit tos antecedentes como fisico que me par quizd a enfocar estas conferencias de un oco corriente. ido : Mi objetivo no va a ser ocuparme del conten" ido iencia, ni Alisis de la ciencia, ni tampoco un and FS estar de sus relaciones. Voy a intenta are meen ficar esos acercamientos usuales, stand por parado los andlisis cientificos que p acerse iencia. ¢Por qué no aplicar los recur: | de la ciencia. ¢Por q! 1 ; curs OS it iencia a la ciencia misma? ¢Por qu eS ipdtesi xtraer conclu- y generalizar, plantear hipotesis y & siones? i i or un centro En unas conferencias organizadas Por un oe To atémico de la importancia | le are ea om sultaria superfluo decir que po cia se OO vertido en un aspecto crucial de 23 mana, que cuesta mucho dinero. En su desarrolly previo a la situacién actual, la ciencia ha ido ad. quiriendo una amplia serie de implicaciones ad. ministrativas, burocraticas y politicas que en sy mayor parte se han apoyado en fundamentos pu. ramente empiricos. Acostumbro lamentar que la situacién no haya sido comprendida adecuada. mente desde el punto de vista humanistico. Ey estas conferencias lamentaré, sin embargo, que no hayamos analizado suficientemente con métodos cientificos una serie de regularidades objetivables, antes de ocuparnos desde un angulo humanistico de las irregularidades que se producen porque los hombres son hombres y no maquinas. Mi acercamiento consistirA en tratar estadisti- camente, con escasa complejidad matematica, problemas generales relativos al tamaifio y la for. ma de la ciencia y a las normas basicas que rigen el crecimiento y la conducta de la ciencia a gran escala. Es decir, no voy a ocuparme de ningtin detalle de los descubrimientos cientificos, su uti- lizacién y sus interrelaciones, Tampoco me refe- riré a cientificos concretos. Considerando la cien- cia como una entidad mensurable, intentaré, por el contrario, calcular el personal cientifico, la lite- ratura, el talento y los gastos a escala nacional e internacional. A partir de dicho cdlculo espero determinar lo que es radicalmente nuevo en la era actual de Ja Gran Ciencia, en contraposicién a la etapa anterior de la Pequefia Ciencia. EI método que voy a utilizar es semejante al de la termodindmica, en la que se estudia el com- portamiento de un gas en condiciones variadas de temperatura y de presién. No nos importa en un 24 una molécula concreta llamada Jorge, que en a stante dado lleva una velocidad determinada ke i a un lugar concreto; consideramos sola-. ae promedio de un total en el que Ray m0- léculas mas rapidas que otras, estando distri ui- das aleatoriamente y moviéndose en direcciones distintas. Sobre la base de este promedio imper- sonal pueden decirse cosas utiles acerca del com- portamiento de un gas * como un conjunto, pro- cedimiento que es el que deseo seguir para analizar la ciencia también en su conjunto. De acuerdo con esta metdfora, mi primera con- ferencia trata del volumen de la ciencia, la se- gunda de la distribucién de la velocidad de sus moléculas, la tercera de la forma en la que se produce la interaccién mutua de las moléculas, y la cuarta de las propiedades politicas y sociales del gas en cuestién. DEREK J. DE SoLia PRICE New Haven, noviembre de 1962. ie Debe Tecordarse que gas proviene del griego, Khaos, termino general que significa caos. 25 AGRADECIMIENTOS Agradezco cordialmente el estimulo y la ayuda de los graduados que asistieron a mis seminarios en la Universidad de Yale, la dedicacién de mi ayudante en las tareas de investigacién, Miss Joy Day, y la atenta revisicn literaria de mi buen ami- go David Klein. Debo también gratitud a Asger Aaboe por dibujar muchas y hermosas grdficas. Agradezco igualmente a Yale University Press el permiso que me ha concedido para reproducir figuras de Science Since Babylon, que he publica- do en 1962; a la McGraw-Hill Book Company por permitirme reproducir la grafica sobre el desarro- Ilo de los aceleradores del libro de M. S. Living- ston y J. P. Blewett, Particle Accelerators; a la Addison-Wesley Publishing Company por la gré- fica sobre el crecimiento de las ciudades del libro de G. K. Zipf, Human Behavior and the Principle of Least Effort; y a la Cambridge University Press bor permitirme utilizar una adaptacién de una figura de la obra de D'Arcy W. Thompson, Growth and Form. 27 PROLOGO A UNA CIENCIA DE LA CIENCIA En una reunidn en la que una serie de grandes fisicos iba a ofrecer exposiciones de primera mano de sus importantes descubrimientos, el mo- derador inauguré las sesiones con las siguientes palabras: «Tenemos hoy el privilegio de sentar- nos junto a los gigantes en cuyos hombros nos apoyamos».' Esta anécdota ejemplifica la peculiar contemporaneidad de la ciencia, el reconocimien- to de que una proporcién muy amplia de los acon- tecimientos cientificos de cualquier clase corres- pondientes a todas las épocas se esta produciendo ahora, delante de nuestros ojos. Utilizando una definicidn razonable de cultivador de la ciencia, podemos afirmar que en la actualidad vive entre el 80 y el 90 por ciento de los cientificos que ha- yan jamas existido. Cualquier cientifico que vuel- va la vista atras, después de una biografia de dura- cién normal, encontrara que el 80 0 el 90 por ciento de los conocimientos cientificos existentes se ha J. Gerald Holton, «On the recent past of physics», Ame- ncan Journal of Physics, 29 (diciembre 1961), p. 805. Me gus- ie lamar la atencién sobre un estudio publicado durante a redaccién de esta obra: Gerald Holton, «Models for Under- qo gins the Growth and Excellence of Scientific Research», eae R. Graubard y G. Holton (directores), Excellence and ¥ mee in a Democracy (Nueva York, Columbia Universi- ee 1962), pp. 94-131, publicado anteriormente como é a llc research and scholarship: notes towards the design # ane Scales», en Proceedings of the American Academy 1 a and Sciences, 91 (n° 2), pp. 362-399 (Daedalus, marzo base ci pecicic ha aprovechado muchos elementos del tra- estemas sie en primer término, aunque su autor y yo no cedene Siempre de acuerdo en detalles y conclusiones pro- €s de los datos estadisticos. 33 2. —~ pg SOLLA adquirido desde que terminé su carrera y que, lamente un 10 0 un 20 por ciento es anteriy La contemporaneidad de la ciencia es una ¢ racter{istica tan acusada y dominante, que sip de base a muchas actitudes que los cientifig y los profanos adoptan ante la misma. A ella, debe su aspecto esencialmente moderno y acty Como historiador de la ciencia, tengo que esfy zarme todos los afios por justificar y mantener] costumbre de dedicar mas de la mitad del tiem disponible al periodo anterior a Newton, ya qu cualquier cientifico actual sabe que lo que rej mente importa es lo sucedido a partir de Einste La ciencia de hoy desborda tan ampliamente| anterior, que resulta evidente que hemos entra¢ en una nueva era que lo ha barrido todo, aa cepcién de las tradiciones cientificas bdsicas, Li instalaciones cientifficas actuales son tan gigante cas que han sido con razén comparadas con lk piramides de Egipto y las grandes catedrales ¢ la Europa medieval. Los gastos en personal e it versiones que la ciencia supone la han conve! tido de repente en un capitulo de gran importat cia de nuestra economia nacional. La enormida de la ciencia actual, nueva, brillante y todopoder sa, es tan manifiesta que para describirla se hi acufiado el expresivo término de «Gran Ciencia® La Gran Ciencia es tan reciente que muchos ¢ nosotros recordamos sus orfgenes. Es tan gigat 2. Alvin M. Weinberg, «Impact of large-scale science the United States», Science, 134 (21 de julio de 1961), p. 164 Debo muchas ideas a este articulo. Cf. también otros comet tarios en Weinberg, «The Federal Laboratories and scien education», Science, 136 (6 de abril de 1962), p. 27. 34 muchos comenzamos a lamentar el tre- afio del monstruo que hemos creado. rente de la anterior que recordamos, uiza nostdlgicamente, la Pequefia Ciencia que f en otro tiempo nuestra forma de vida, yee comprender el modo de vivir y trabajar ropio de Ja época que ahora comienza, es nece- : S que tengamos en cuenta la naturaleza del 3 io de la Pequefia a la Gran Ciencia. Resulta demasiado facil dramatizar el cambio y observar las diferencias con descuidada ingenuidad. gone hay de cierto en la imagen del cultivador de Ja Pequefia Ciencia que lo presenta como un genio solitario y melenudo, que trabaja en un atico o en un sétano, despreciado por la sociedad por incon- formista, y vive practicamente en la pobreza mo- vido por una llama interna que lo devora? ¢Hasta qué punto es verdadera la imagen que tenemos del cultivador de la Gran Ciencia? ¢Es respetado en Washington, requerido por todas las institu- ciones consagradas a la investigacién en la zona de Boston, forma parte de una hermandad inte- lectual minoritaria de expertos que son los arbi- tros de nuestro destino politico y tecnoldgico? La base del cambio, ¢ha sido la reaccién publica ante la primera explosién atémica y la impresién Producida por los cohetes militares y los satéli- tes? ¢Ha sucedido todo esto muy rapidamente, de tal forma que sus origenes histéricos no van mas alld del Proyecto Manhattan, los cohetes de Cabo Cafiaveral, el descubrimiento de la penicilina y la invencion del radar y de los ordenadores elec- tronicos? Creo que a todas esas preguntas puede contes- 35 tO que mendo tam: Es tan dife: tarse con un no terminante. Su planteamienty , demasiado iIngenuo, ya que la transicién de j Pequefia a la Gran Ciencia ha sido menos dram; tica y mas gradual de lo que parece a primey vista. Por lo pronto, resulta evidente que la Ps quefia Ciencia contenfa muchos elementos de k nueva. La moderna Gran Ciencia incluye contriby ciones de pioneros desconocidos, arrinconadas reductos académicos, que han servido de Punto; de partida a Iineas de investigacién que seran & decisivo interés hacia 1975. Las aportaciones qu abren brechas importantes son atrevidas excep ciones més que trabajos ajustados a las normas Histéricamente pueden citarse numerosos ejem plos de grandes esfuerzos nacionales. Los obser vatorios de Ulugh Begh en la Samarcanda ded siglo xv, de Tycho Brahe en la isla de Hven duran te el siglo xv1, y de Jai Singh en la India del si glo xvi, absorbieron buena parte de los recursos disponibles en sus respectivos paises. Existen tam: bién casos de esfuerzos internacionales, como las grandes expediciones del siglo xvr1t para observa el Transito de Venus. Como muestra de instalt ciones de tamafio gigantesco, pueden citarse las cnormes maquinas eléctricas construidas en Ho landa durante el siglo xvrrt, que parecifan habe! agotado las posibilidades de la ingenieria cientt fica, permitiendo al hombre manejar las mas po derosas fuerzas fisicas del universo, rivalizando incluso con los relampagos y proporcionando /4 clave para entender la naturaleza de la materia J de la propia vida. Comparativamente, resultan p* lidos nuestros suefios en torno a los aceleradores de partfculas. 36 Pero no nos distraigamos con la historia. Lo ue nos importa no es ofrecer ejemplos indicati- vos de que la Pequefia Ciencia ha sido en ocasio- nes grande y de que la Gran Ciencia es a veces pequefia, sino demostrar que el cambio producido ha sido gradual. Para conseguirlo hemos de co- menzar nuestro analisis de la ciencia realizando mediciones que, en este caso, son mas dificiles de aplicar y de interpretar que de ordinario. Nuestro punto de partida va a ser la evidencia estadistica extraida de numerosos indicadores nu- méricos de varios campos y aspectos de la cien- cia. Todos ellos muestran con impresionante con- sistencia y regularidad que, si se mide de manera razonable una zona cientifica suficientemente am- plia, el modo normal de crecimiento es el expo- nencial. Es decir, que la ciencia crece a interés compuesto, multiplicandose por una cantidad de- terminada en iguales periodos de tiempo. Mate- maticamente, la ley del crecimiento exponencial resulta de la sencilla condicién de que en cual- quier momento la tasa de crecimiento sea propor- cional al tamafio de la poblacién o magnitud to- tal adquirida; cuanto mas grande es una cosa, mas de prisa crece. A este respecto coincide con la ley que gobierna el crecimiento del numero de Seres humanos en la poblacién del mundo o de un Pais concreto, del ntimero de moscas de la fruta €m una colonia encerrada en una botella, o del numero de kilémetros de ferrocarril instalados a “omienzos de la revolucién industrial. a Primera vista puede parecer que esta ley em- ae del crecimiento de la ciencia no resulta Sperada ni significativa. Sin embargo, tiene va- 37 i rias notables propiedades de las que puede » traerse una serie de importantes conclusiones, BR realidad, es de tan amplio alcance que no dug, en considerarla como la ley fundamental pay cualquier andlisis de la ciencia. Su propiedad mds sorprendente y significatiy, es que, a diferencia de la mayor parte de los tr, zados de curvas, la validez de esta ley empiric permanece constante con gran precisién a lo lar. go de amplios periodos de tiempo. Incluso co una seleccién poco critica y cuidadosa del indice de medida, resulta fécil demosirar que el crec Miento exponencial general se ha mantenido di rante dos o tres siglos. Por lo tanto, aunque me ramente empirica a este nivel, la ley tiene mayor significacién que las habituales series temporale econémicas a corto plazo. Ello induce a sospechat que es algo mds que una ley empfrica y que, cot definiciones apropiadas de los indices que crecel exponencialmente, puede demostrarse, como lue go veremos, que posee una razonable base teé: rica. La segunda propiedad importante del creci miento de la ciencia es su sorprendente rapides, como quiera que se mida. Un crecimiento expo nencial puede caracterizarse, indicando el tiemp? necesario para que el tamafio se duplique o s° multiplique por diez? Dependiendo del indicado! que se utilice y de la forma de realizar la medi cién, el tamafio bruto de la ciencia en personal 3. Es bastante facil pasar de uno a otro, observando, com? aproximacién grosera, que los perfodos de duplicacién corres ponden a un factor de multiplicacién de 1.024, o casi a tre periodos de multiplicacién por diez. 38 do de 1 licaciones tiende a duplicarse en un perio- 0a 15 afios. El periodo de 10 afios resulta de medidas omnicomprensivas que no distinguen Jas aportaciones de baja calidad de las importan- de acuerdo con una definicién bdsica o mini- a de ciencia. El de 15 afios aparece con una definicién mas selectiva, incluyenco solamente las publicaciones y los autores cientificos mas exi- gentes. Si se eleva la exigencia, contando tnica- mente la produccién cientifica de calidad muy alta, el periodo de duplicacién se amplia, aproxi- mandose a los 20 afios. ; ; La siguiente lista, que incluye una serie de tiem- pos de duplicacién medibles y calculados, demues- tra lo rdpidamente que el crecimiento de la cien- cia y la tecnologia ha superado al de la poblacién y al de las instituciones no cientificas. en pub 100 afios Entradas en los diccionarios biograficos nacionales 50 afios Numero de obreros Poblacién Numero de universidades 20 afios Renta nacional bruta Descubrimientos importantes Fisicos importantes . Ntimero de elementos quimicos conocidos Precisién de los instrumentos 39 one vias notables propiedades de las que puede » traerse una serie de importantes conclusiones, ER realidad, es de tan amplio alcance Su propiedad més sorprendente y significatiy, es que, a diferencia de Ja mayor parte de los tr, zados de curvas, la validez de esta ley empiricg Permanece constante con gran precision a Jo lay go de amplios periodos de tiempo. Incluso con una seleccién poco critica y cuidadosa del indice de medida, resulta fAcil demostrar que el creci miento exponencial general se ha mantenido du. rante dos o tres siglos. Por lo tanto, aunque me ramenie empirica a este nivel, la ley tiene mayor significacién que las habituales series temporales econdmicas a corto plazo. Ello induce a sospechar que es algo mas que una ley empirica y que, con definiciones apropiadas de los indices que crecen exponencialmente, puede demostrarse, como lue gO veremos, que posee una razonable base ted- rica. La segunda propiedad importante del creci miento de la ciencia es su sorprendente rapidez, como quiera que se mida. Un crecimiento expo- nencial puede caracterizarse, indicando el tiempo necesario para que el tamafio se duplique o se multiplique por diez? Dependiendo del indicador que se utilice y de la forma de realizar la medi- cién, el tamafio bruto de la ciencia en personal o 3. Es bastante facil pasar de uno a otro, observando, come aproximacién grosera, que Ios perfodos de duplicacién corres ponden a un factor de multiplicacién de 1.024, 0 casi a tres periodos de multiplicacién por diez. 38 do de 10 a 15 afios. i i un perio- es tiende a duplicarse en " El periodo de 10 afios resulta i i ivas que no distinguen das omnicomprensiv: 1 : f BE taciones de baja calidad de las importan: a : acuerdo con una definicidén bdsica o mini- a de ciencia. El de 15 afios aparece con una definicion mas selectiva, incluyendo solamente as Ee cciones y los autores cientificos mas oxi ee tes. Si se eleva la exigencia, contando jinica eoite la produccién cientifica de calida muy a6 el periodo de duplicacién se amplia, aprox Andose a los 20 afios. ; a o siguiente lista, que incluye wna serie ae ene icacién medibles y calculados, u on Oe dsaen 1 crecimiento de la cien- tra lo répidamente que el ci f cia y la © nologia ha superado al de la poblacién y al de las instituciones no cientificas. en publicacio 100 afios soos Entradas en los diccionarios biografico nacionales 50 afios Numero de obreros Poblacién , Ntimero de universidades 20 afios Renta nacional bruta Descubrimientos importantes Fisicos importantes , . Numero de elementos quimicos conocidos Precisién de los instrumentos 39 40 Numero de alumnos que ingresan en Cok gios universitarios por 1.000 habitants 15 afios Bachilleres en Artes y en Ciencias Revistas cientificas Miembros de institutos cientificos Numero de compuestos quimicos cono cidos Numero de restimenes de publicacione cientificas de todos los campos 10 afios Numero de asteroides conocidos Publicaciones sobre teoria de determi nantes Publicaciones sobre geometria no eucl: diana Publicaciones sobre rayos X Publicaciones sobre psicologia experi: mental Numero de teléfonos en los Estados Unidos Numero de ingenieros en los Estados Unidos Velocidad de los transportes Kilovatios/hora de electricidad afios Numero de lIlamadas telefénicas trans ocednicas Permeabilidad magnética del hierro 1 afio y medio Millones de electrén-voltios de acelerado- res de particulas. Teniendo en cuenta el largo periodo de vigencia del crecimiento exponencial, resulta que un tiem- po de duplicacién de 15 afios, mantenido a lo lar- go de tres siglos de crecimiento, corresponde aun incremento de 20 potencias de dos, es decir, a un factor en torno a un milldén. El] hecho de que, en- tre 1660 y la actualidad, los indices correspon- dientes al tamafio de la ciencia se hayan multi- plicado por un millén, es la mejor razén que puede aducirse para explicar tanto la revolucién cientifica como la industrial. Poco después de 1660 se fundaron las primeras sociedades cientificas nacionales de cardcter mo- derno. Dichas sociedades crearon las primeras re- vistas cientificas, en las que los cultivadores de la ciencia comenzaron a publicar articulos, ademas de los libros que hasta entonces habfan sido sus nicos medios de expresidn. El total de revistas Cientificas fundadas hasta ahora en todo el mundo €s de unas 50.000 (figura 1), de las cuales unas 00 se siguen publicando. Han aparecido en ellas en torno a seis millones de articulos (figu- ta 2) con un aumento aproximado de medio mi- nm anual.* Lo mismo puede decirse, en general, © las personas consagradas a la ciencia. Mien- tras que a mediados del siglo xvi1 habia muy po- : “ Para un estudio mds detallado, cf. Derek J. de Solla Pree? tence Since Babylon (New Haven, Yale University Ss, 1961), capitulo 5. 4i AHN EG avais BERL we WN DIS O Numero de revistas -.000.000 - . . . 4 160.000 Zé 10.000 Revistas cientificas nyc i resumenes 1800 1900 2000 Fic. 1.— Numero total de revistas cientificas y de repertorit! de restimenes, en funcidén de la fecha Notese que los restimenes comienzan cuando las revistas 50! aproximadamente 300. Las cifras corresponden a Jas revist# fundadas y no a las que sobreviven. Se han incluido todas [a revistas con algtin contenido «cientifico», en lugar de list tarse a las «estrictamente cientificas». Las definiciones ™ restrictivas disminuirian las cifras absolutas en un orde? magnitud, pero la tendencia general permanece constaul® De D. J. de Solla Price, Science Since Babylon (New Havel Yale University Press, 1961). 42 de restimenes 10° 10° a Math. Rev. (paginas) 10 [ i840 ie 1800 1910 49201930 7950 1960 High i , vari isci- Li Niimero acumulado de restimenes en varias dis Plinas oj, tft . a entificas, desde ta aparicién del repertorio hasta ut" fecha determinada peseevese que, tras un periodo inicial de rapida expansion e re. aleanzar un ritmo de crecimiento estable, el a “O° Sumenes aumenta exponencialmente, duplicandose 4P ximadamente cada 15 afios.

Potrebbero piacerti anche