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Cumeanos 06 henciopes bacitces 24g (195) 4 F-46. Etica de los valores. Una cuestién abierta Graciano Glez, R. Arnaz I—INTRODUCCION La incidencia relativamente reciente en Ia filosofia del 1ema axiokigico, nos puede poner en ta pista de fas diversas aproximaciones que se han hecho al tema del valor y, Jo que ¢s mds importante, nos predispone para alejar cualquier tipo de reduccionismo en su tratamiento. En realidad ct cema co- mienza # preocupar en filosofia casi a mediados del siglo XIX Sin pretender un estudio exhanstiva histérico-genético del tema axioks rico, creo que nos puede servir para nuestro propésita, poner de relieve ues grandes estadios en ef modo d abordar la problemitica, como realidad abarcadora de la totalidad del mundo. Esto mos permite entroncar «razon blemente» con el sentido y «cl por quée de le apaciciin del tema de los valores en la filosofia, y a no tratarlo aisladamente como si fuera an tema de absoluta novedad. — Cuandy echa a ander Ia filssolia, su preocupacion esencial se contea en et set exterior. La pregunta por ef principio de tide ciynis existe abvca nece sariamente hacia unas vespuestas cuyos contenidr soa catubién «cowisy mi {erafes, En una aproximacion asi, estaba vetada evalylier pregunis gue rebasara el Smbito de elo reals, Sin embargo. cra necesario pasar est etapa para captar algo decsivy: v9 solo hay arcalidads en lo que inmediatamente capio. EI estudio de os or tagoricos sobre los ntimeras (que no eran «cosasy| leva a la filoslia grieee 2 un deseubrimicats clave on la fiswria de fa filesotia: hay un mundo ideals (concepios. Felaciones ) 140 importante oss. Plain ante desarsulla al movime ex a eonvertic ast en el prucotipe de todo vis que of aseale y sie waa ser of mindy de las ese rirter del munds ide lismo_venider cro ly que nos inletexa Sefialat en selerencia al tem, © 25 GRACIANO GONZALEZ R. ARNAIZ, la relacibn que establece entee ser y bien, iniciando ast, como dice Ortega cla versign en que més reiteradamente ha preferide oculiocse et vafors Pero de Is misma manera que (os primeros filésofos eignorabany cubl era el ser en gencral que subyacia @ lo corporeo, asi ahora al hablar del Bien egaremos a vislombrar en él una forma de valor que no se traduce en un desarrollo explicito de una tcoria axiologica. — La inversion antropo6gica, conduce a la filosofia al mundo de Jo poiquieo- ‘spiritual, Si antes habla primado fu externo, la vuelta al propio yo, descu- tre una serie de parcelas insospechadas que se ven ahtora como determinan: (es de la vision de fa realidad, La axiologia, en esta aproximacién, s€ con- vievte en el calalizador, al convertirse en punto de referencia de los extados micolbgicos. Los valores no son sino las vivencias del agrado, del desco © del interés, es decir. al fin y al cabo, estados psiguicas, desde fos que «in: lerpreton y se me presenta [0 real Esta tendencia subjeivista, va a ser criticada precisamente en vietud de la anterior aproximaci6n. E} valor, dirdn, no es vivencia sino esencia, por eso xtenece al mundo d€ lo «idealn, y Por eso es capaz de marcar una mo- alidad de ser y de comportamiento (seria la postura de Hartmann). 2Qué camino proseguir? Indudablemente la situacién no es nada fécil de resolver, maxime si pretendemos incluir «el inconsciente valorativor del hombre de'la calle, Hoy esté en el ambiente normal ef cambio en la escala de valores, el valor més alto, lo que més vale, eso-seré-astpero... me parece- mejer... que colorean de un modo especial el modo de existir en la cela cién social. Todo esto nos permize cercar esta aproximacién general al tema del valor, insistiendo en la tremenda complejidad en la que se debate esta temitica Hemos dicho antes que na queriamos ser reduccionisias ¢ intentaremos man: fener esa aspiracion, puesto que 10 consideramos como un tema abiert9. Sin embargo. 2 pesar de la suma complejidad, creemos que €5 Valido, que €8 Posi: ‘vo, intentar una relenién sobre les valores en base a una adecuacién perso- ral y social. Me parece que resulta facil entre nosotros caer en posturas cerra: das y dogmaticas precisamente en este tema del valor. Tarea de la ética sevia 1.1. OwTmGA ¥ Gasser. etntroduccion a una estimativas, en Obrar Complecas, VI Madrid, 317. Para una ampliacion de toda esta tematica del surgimiento. posterior esarroilo del yalor puede verse: R. RuVER, La filosofia del valor. Mexico, 1969; R. FRonpizs. 2Qué som tos wulores? México, 1968 RB. Brant, A Theary of the Good ‘nd the Right. OXTorS, 1979. Aspectos desde Ia antropologia cultural cfr, D. DIONE, ‘The Concept’ of Value in Modern Anthropology, en 8, Tax (ed.), Anthropology Tom Sax Sclecias: 1970 dese la socokgia ee B Lae, Juccr de valor clentia 30. al. Valencia, 197 ETICA DE LOS VALORES, UNA CUESTION ABIERA esenmascarat esa8 siluaciones ¥ mantener una linea de apertura, yA que lo que hos parece insoslayable es, que Por encima de eexplicaciones y posturasy, el Comportamiento humano conlleva ya matices de valoracion que avalan el com: ponente ético del mismo® I1_PROBLEMATICA EN TORNO A LA AXIOLOGIA 2.1. CONCEPTO DE VALOX Pues bien, si como hemos insistido, la vida del hombre se mueve en un mundo marcado por las valoraciones, y esto le es algo tan «natural», gqaé_es en definitiva el valor? Podriamos comenzar diciendo con Lotze que los valores no «son» sino que «valens. Ahora bien, la comprensin del «ser» en cuanto «valer» nos Tieva a una comprensién del valor como «cualidad def ser»; pero, zqué tipo de cualidad?, porque de lo que si estamos seguros es de que discutimos de valores, incluso hay épocas en las que se descubren nuevos valores. Por otta parte, también vemos, a poco que Nos paremos a pensar, que los valores necesitan de un depositario en gue descansar» ? y entonces, equé clase de ser» es ese evalers? 2A. El valor no es algo subjetivo No cabe duda de que la inversién antropolégica operada en Ja filosofia a partir de la época moderna, predispone a concebit el valor como el sem timiento de agrado o desagrado que el hombre proyecta sobre las cosas Ahora bien, podrfamos preguntar: ¢No existen cosas que nos producen agra: do y son consideradas por nosotros como «malase? y, ¢no hay casas des agradables (una virtud...) que nos resulten dificultosas y, sin embargo, las 2, Para unos seck la econsiencia Insitas del valor (ofr. J. ORTEGA v Gasset. a. « ibid. para otras estas evaloracioness proceden de una opcign por la emancipacion (cfr. M. Markovic, Dialéctica de la prazis. Buenos Aires, 1912, 49; de un mayor enri ‘quecimiento personal ¥ social (eft, Av HELLER. Hipdtesis para’ una teoria marrisia de los valores. Barcelona, 1974, 120, de la libertad sin determinar (cfr. -P. SARTRE, L’Etre 1 le Neant, Estai dontologie phénoménologique, Paris, 1968. 76; de una relacion con ‘clo deseable» propuesta. par C. Kluckhahn, «Los valores y jay onientacionss de fn la teoria de la accidno, en T. PARSONS -E. A, Siuies, Hacin una teoria general de [a accién. Buenos Aires, (968, 44%; del analy de los eterminoss eticos (clr. RM. Hane, Moral Thinking. Oxford, 1981, 20), ete. sin referienos a los que aqui vanvs © estidiar con mas detalle 3. R FRonaizs, 0. ¢, 13. 27 GRACIAN GONZALEZ R ARNAIZ repaitamos como buenas? *. Fs mas, go poxriamos decir, con Ortega, que To apradable no lo es porque agrada, sino al contrario, agrada porque posce tina virtud objetiva? *, Parece, por consiguiente, que hemos de conceder Gicrta autonomia a los valores si no quetemos arrinconarlos en el desvan de rnucstra subjetividad més estticta. En el terreno social quird se pueds ver sto mejor. Cuando lichamos por una justicia mayor entre todos Jos hom- bbres entran en juego como dos aspectos distintos de fe realidad; uno, seria cl convencimiento interior de que dicha fucha mereceria la pena a nivel de Concienciaciéa, pero i fa vez, nos sentimos impelides 0, mejor, sobrecogidos por algo, en este caso Un valor (la justicia) al que asentimos, al margen in- ‘luso de’ Jo apradable © desageadable 2.1.2. El valor no es una cosa Pero tampoco el valor es, sin mas, una cosa, Ya hemos aludido al prin- cipio al modo de comprender Ia realidad de los primeros filésofos. Para cllos Jo? teal era lo fisico, Ins cosas que se nos presentaban defante de los ojos. Sin embargo, en el mundo de los valores vemas que éstos necesitan vi soporte. En este sentida es en el que decimos que Jos valores no son cosas, sino que poseen una ctalidad irreal. ePor qué decimos cualidad itreal? Primeramente porque no es una cosa. «Una cualidad irreal es una cualided tal que si me Ia represento artificalmente, aparte del objeto que la posee, na pueda por menos de considerarla irteal»®. En cuanto tal, dicha cual. dad estatia ajena a los exigencias de espacialidad, temporalidad y causalidad que son los caracteres cle lo real, No nos queda sino acudir al otro estatuto de realidad que va descubrieron los pitagéricos: la idealidad. Desde ella rodeos augue. sin problemas» que Ta calidad, «Ta que antes alin mos, es uiny cualidad eideab> Sin embargo, tampoco esta solucién esté exenta de dificultades; pues si lo tdeal es aquelle qae ticne fundamento y consecuencia, es claro que, aplicada af terreno de los valores nos daria como conclusién que podriamos demostrarios. «Mas he ayui que los valores no se pueden demostrar, sino que lo tinico que puede hacerse es mostrarlos» 7. Se podria pensar quizd que a fuerza de razonamientos, confeccionados silogisticamente, lograriamos de- rnostrar un determinado valor? La experiencia nos demuestra una y mil ve- ces que no. A un simple nivel de discusién de gustos, eémo lograr demostrar agg Mines Momaan = J. ZaMaGuers, Fandamentor de Alesoia, Madeid, 197. 5. 1 Onmtaa y Gassin 0 6, 122 62M. Gakels Mementh 1 ZaRAGUETA, 8. 6, 272 7 ni 28 ETICA DE LOS VALORES. UNA CUESTION aDIERTA apodicticamente la verdad de uno de los contendientes? Todo ello rs tleva ‘tla conclusién de que tampoco aqui podemos apoyer «na tcoria del valor. 213. Propiedades de los valores Ciertamente quedaria incompleta esta aproximacién que venimos des arrollando si no aludiéramos al tema de las propiedaces cle los valores. 20) Queremos decit con esto? Situéndonos en Ia tesitura de la pregunta por el set de los valotes, no cabe duda de que Jo que constiteye al valor en cuanto tal, Jo que le hace avaler» es la nodindiferencia. El valor ¢s, por antono asia, 10 que mo pasa desapercibido, lo que, de alguna manera, se presenta (0 se vive ¥ minimo, pugsto que el valor no tiene ninguna posibilidad de objetivacién. La posible pluralidad axiolégica quedaria anegada en una anarquia (en el sentido mas peyorativo del términa} imposible de superar; y lo que es mas importante, ro tendriamos la posibilidad de_traspasac la pura decisién personal ya que es ella, en definitiva, la que confiere realidad valorativa a cuanto existe a su alrededor. Desde una metodologia radicelmente diversa, pero llegando a la misma conclusién, soluciona el problema Is analitica La puta existencia «positiva» de cuanto existe, lleva al empirismo loi 1a postergar como «fuera de la realidad» (sin sentido), toda clase de juicios que no respondan a esa «entidad positivas. La llamada filosdfica a «it-alo- primero» conduce inexorablemente a la analitica al andlisis del lenguaje como Observatorio de lo real. Ahora bien, es cutiaso cSmo esa aspiracién de «ma- tematizaro el lenguaje en una exigencia de «objetividad rorals ha sido supe- rada desde dentro; y hoy resulta imposible proponer una teoria del signi- ficado sin la alusién a Ia distincién fregeana de sentido y referencia, sin Ia fuerza ilocucionatia implicita de Austin, sin la dimensién ideoldgico-prixica del mismo, derivada del marxismo, sin la referencia contextual o sin la fuer- za expresiva del mismo, desde la psico-lingiistica o la socio-lingifstica De ahi que nos podamos preguntar: gno se encuentra también Ia ana Iitica con Sa angestiosa conciencia del no-hay-salida?™. ¢Por qué empenarse en no conceder realidad a «sentimiessas» que para la persona son més deci 30. 3. Mucuraza, La racon sin esperanza: Siete trabajos y ua problema de ética, Madrid, 1977, 283-289 ETICA DE LOS VALORES. UNA CUESTION AGIERTA, sivos y «reales» que lo objetivo-empitico? ¢Por qué todo ha de tener una seRencia Logica para set real? eCémo proponer una idea de progreso (ane seEns idea moral al fin y al cabo) al margen de Ja ética? gSe puede relepar Sin més al mundo de lo desconocide el comportamiento ético del hombre? 5.2, Onyerivismo El objetivismo nace como alternativa a las exageraciones de ta tesis subjetivista, Ala dependencia «subjetivas del mundo axiolégico contrapone Ta independencia total del mismo. Los valores, did, son independientes, absolutes € inmutables. En palabras de Scheler: «...e1 set de los valores no puede deducirse nunca de forma alguna del ser realy" Pero tampoco esta posicién esté exenta de problemas. Indudablemente que al cacicter apridrico de toda esta temitica soluciona problemas que en €l subjetivismo no aparecian resueltos, pero, no supone esto encerrarse en tun universo «trascendente» dejando de lado {a realidad? Ademés, este ca- rdcier «aprioristico» de la ética corre el peligro de una cierta contradicckin al operat con términos sumamente confictuales. De alguna manera el a priori» sin que se identifique con Ia raz6n, nace de su confrontacién con fo real. Lo que ya no aparece tan claro es cémo posteriormente se da el paso a una aésencializacién» que invierte fa operacién previa, es decir, cémo Cl aa priori» pasa a ser el que confiere el eestatuto de tealidad» a lo que fscontece, Es verdad que asf nos colocamos en un lugar seguro, pero, no nos colocamos en una dptica de pétdida global de comprensién? Mas complicado atin aparece el «a prion jerdcquico», porque lo que ‘estd en juego es el acto mismo de preferir en el que se nos propone el baremo de lo axiolégico, Otro tanto podriamos decit de los criterios de clasificaci6n, perfectamente revisables desde el momento en que hay de por medio un critetio de reflexién. Para no extendernes demasiado, nos remit mos a las eriticas que hace Frondizi de ello ® 'No quisiéramos terminat este apartado sin aludir a la dura critica hei- deggeriana de a ética de los valores centrada en el concepto de ser. Ll drama del hombre occidental, diré Heidegger, es que ha reducido el ser al valor, es decir, ao ha dejado al ser, ser sin més, y ha acabado por apreciar lo real desde lo valorativo. Lo que se trata ahora de ver es si no hay en el fondo de toda avaloraciéns una subjetivizacién de lo real; con lo «ual aca bariamos acusando a los objetivistas de una esubjetivizacisn» atin, mis refi nada que aquellos a quienes ellos mismos tachan de subjetivistas ® 31. Max ScHELLER. 0. 6. #0 BR Frowoizt, 0. 6. 135-143, Mid, 197 GRACIANO GONZALEZ R. ARNAIZ 5.3. ALGUNAS CUFSTIONES FINALES SOBRE EL VALOR Llegados a este momento de la investigacién, podemos advertir Ia cre- ciente incidencia del tema de los valores en el amplio y complejo contexto de lo cultural. Como nos recuerda Jakélevitch, para bien o para mal, la axiologla se manifiesta en mas ocasiones de las que quisiéramos: «Echadla por la puerta y volverd por la ventana» *, Axiologia que no se centra tanto en la exteriotizacién de tablas o escalas de valores, sino que mds bien apa- rece como anunciadora de una preferencia que spunta ya a algo antropocén trico como determinante de su comprensién. El «espacio inteigante» ™ en el que se da la relacién entee pensamiento y valor, inicia sus desvelos cuando se dice, mostrando ya asi que «el dis curso especulativo... esté... hecho de normatividad © impregnado de axio- logia» *. Todo ello, nos lleva a reconsiderar, desde el espacio ético, toda una comprensién de la racionalidad entendida como deduccién légica correc- ta, posibilidad de verifcacién, andlisis légico de términos, racionalidad estea- tégica... Tarea esta, como se ve, que excede con mucho los limites y posi- bilidades de esta investigacién. ‘Sin embargo, si quisiéramos plantear una serie de sugerencias que nos puedan ayudar a delimitar mejor el planteamiento de este tema, asi como a ‘una comprensién més ajustada del mismo. 5.3.1. El valor moral no se identifica con el valor ontoldgico EI primer aspecto que pretendemos desarrollar, se refiere al carécter pro- blemitico de a relacién entre ef ser metafisico entendido como valor, y ef valor moral. Dicha problematicidad la situarfamos en los siguientes puntos — Si la idea de Ia naturaleza del set es entendida como algo que con- tiene ya su fin, conforme propone Aristételes en su politica, los dis- ios desarrollos de la libertad del hombre no tendrian cabida”. Dicho en pocas palabras: si se tiene ya algo, eoémo ser libre para Megara serlo? 34V. Sanxtvevrrcn, La poradoja de la moral. Barcelona, 1983, 19. 35. Bi eespacio éticos, ugar en el que se Ventila la realizacién de lo humano es, cen Lévinas, ef Femitente original y unuirguico, em el estricto sentido de los terminos, de Ta aalturay de una realizacion personal social cfr, E. Levinas, Ein Découvrant Fevise tence avee Musser! «1 Heidegger. Pais, 1978, 215. Ben. Jana eviren, one, 22 ADA este respects baste con aludir tanto a las (esis existencialisas (cfr. JoP_ SAR. Twi. oh 6) coma a hs tesis marxistas de un desarrollo de «lo humanoy en la historia (ch A. Heller, Markovic J. Vara el desarrollo de estas caracterisicas, puede verse, JM, Patacios, ub problema de la fundamentacién metatisiva de los derechos huma: roan. et Revista de Filosofia (1983) sobre todo 7p. 267-271, ETICA DE LOS VALORES. UNA CUESTION ABIERTA — Si mantuvigramos esta misma posicién, existiria la posibilidul de deducir «debe» de «es». Lo cual en ia actual situacién chocaria con todos los planteamientos que a partir de Hume primero, y. Moore después, se han ido desarrollando. El comin denominador de toxlos ellos es'la imposibilidad de deducir «debe» de «es» ™ Por otra parte, si el valor es un valor ontoldgico, i. e., si corre pa tejo en el hombre, por ejemplo, con el valor persona situado en tuna determinada altura de valor por ser tal, no se ve cSmo podeia mos desprenderlo del ser que lo posee ya en-si; ni tampoco cabria la posibilidad de! contraste, por cuanto el valor estaria insito en el ser. No existitian disvalores, ni tampoco la posibilidad de distinguir «altures» de valor (més o menos, mejor 0 peor...) ‘Sin embargo, el valor moral estd matizado por la calidad, por lu calidad de lo bumano™ que sin cesar remite a algo més-allé-delser. Algo que le -atrasciende» ya que se mantiene como adistancia enigmndtica» sin dejarse reducir ni anegar en el ser®. 5:3.2. El valor moral no se identifica con el valor establecido Si en el terreno ontologico el valor remitia a algo mésallédel-ser, la incidencia «concreta» del valor, en lo que podriamos llamar, experiencia del valor vivido, prolonga el andlisis hacia otros derroteros no menos sugerentes. — De entrada, sefialatfamos, que lo categérico en moral viene apoyado en una actitud de ruptura con lo establecido, que temite, a través del contraste, a la asuncién de la cuota de responsabilidad en In crea cién del porveni . En este contest la referencia al valor devine clave para proponer

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