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VI LAS CULTURAS

LOCALES y REGIONALES
TARDÍAS

E s difícil señalar límites temporales


exactos para este período que deno-
minaremos de Las Culturas Locales
y Regionales Tardías, pues después de la desin-
tegración del poder central del Imperio Huari, su
influencia no desapareció sino más bien persistió,
sobre todo en la periferia y se nota más que nada
en el aspecto religioso. y la reacción frente a la
cesación del control central de parte de los diferen-
tes grupos étnicos fue muy variada. Y, en lo que se
refiere al segmento final de este período, tampoco
es fácil fijar una fecha, en cuanto señalar un momen-
to para el inicio del Imperio Incaico, es sin duda
arbitrario y de hecho ha creado discusiones entre
los especialistas. Por eso fijaremos dos fechas que a
nuestro juicio pueden marcar los límites de este
Período. El año 900 de nuestra Era que se puede
considerar como fin de lo que los arqueólogos han
llamado el Horizonte Medio, es decir el límite de
los tiempos en los que los epígonos de Huari se
mantienen más o menos claros. Y el año 1440 que,
según la cronología de Rowe, es la fecha que marca
las conquistas de los Incas a gran escala.
Este Período se caracteriza fundamentalmente
por una corriente general de todos los grupos étni-
144. Horquilla de oro usada quiZás como soporte
cos que habían sido sojuzgados por Huari hacia el de la lana para hilar. Chimú' ca. 900·1400 d.C. '. (Pacar·
regreso a sus viejas tradiciones, mostrando una namú). 29 cm x 3.5 cm.

143. Réplica en lámina de cobre dorado de una bolsa de cuero


con su respectit'O amarre. Bolsas similares han sido encontradas en
!Umbas mochicas y llevaban paHares con decoraci6n puntiforme
hechos por Pirograbado. Se tes ve también en tas decoraciones
Pintadas de las tmsijas mochicas y ~)Qnasociadas a personajes en
actitud de correr. Moche. ca. 300·500 aiios d.C. (Pacamamú).
7 cm x 4 cm. 181
DUCCIO BONA VIA

especie de rechazo a la cultura que les fue impuesta


por la fuerza. Pero si bien esto se logra, la impronta
de Huari no se pudo borrar nunca más y la podemos
entrever en los diferentes aspectos de las culruras
locales. Si tuviéramos que buscar una diferencia
entre este Período y el que se desarrolló antes de la
expansión Huari, podríamos decir que ella consiste
en que en el Período de las Culruras Locales y Re-
gionales Tempranas hubo una tendencia en el Area
Andina Central a buscar soluciones tecnológicas
nuevas, mientras que en este Período que estamos
analizando, han primado más bien los factores polí-
ticos, tratando de copiar quizá consciente o incons-
cientemente la idea imperial.
Sería prácticamente imposible analizar en este
145. Tazón. En la paree frontal representa la cara breve ensayo la historia cultural de todos los gru-
de un personaje con orejeras y con un tocado que en la parte
central lleva una cabeza de felino. Recuay. ca. princiPios pos étnicos, no sólo por razones de espacio sino
de nuestra Era-500 años d.C. (Recuay). 12 cm x 8 cm. también porque simplemente de muchos de ellos
sabemos muy poco o nada. Es más, ni siquiera de
todos conocemos su existencia, ya que no hay que
olvidar que el cuadro que nos ha llegado por la
tradición oral, es el modificado que nos han trans-
mitido los Inca que, como todos los vencedores,
elaboraron una historia oficial, sin duda de parte.
De modo que nos referiremos sólo a las culruras
más importantes o sobre las que tenemos mayor
información. Es de notar que para este Período,
además de la información arqueológica, se cuenta
con el testimonio histórico, es decir con la tradición
oral que recogieron los españoles y que nos han
transmitido en documentos escritos.

La Cultura Chimú y el Reino


de Chimor.
Con respecto al fenómeno Chimú, debemos
diferenciar dos términos que a veces se usan
ARTE E HISTORIA DEL PERU ANTIGUO

indistintamente, pero que tienen una connotación


muy diferente. Nos referimos a Chimú y Chimor.
Chimú es la cultura que se desarrolla en la Costa
Norte y que representa la continuidad de la tradi-
ción mochica al desaparecer Huari. Mientras que
Chimor es la denominación que nos ha llegado
por intermedio de los cronistas, y se refiere a una
dinastía mitológica que se estableció en la zona de
Trujillo y, por extensión, con este término se deno-
mina al reino o estado que organizó dicha dinastía.
Después de haber llegado por mar, no sabemos
exactamente de donde, hacia el año 1300 d.C. co-
menzó a conquistar las tierras aledañas a la ciudad
de Chanchán, que teóricamente ellos fundaron,
hasta lograr un dominio que, alrededor del año
1450 d.C., se extendería prácticamente desde la
actual Lima hasta las tierras al Norte de Lam-
bayeque. Los Incas terminaron con el poder de esta
dinastía al ocupar las tierras de los chimúes a-
proximadamente entre los años 1462 y 1470 de
nuestra Era.
Sabemos que los chimúes tuvieron una or- 146. ReciPiente de forma globular
ganización social rígida y con clases sociales que representa a un personaje que estuvo ricamente ataviado
con pieles de felino. Es posible que este tiPo
marcadas, aunque no conocemos los detalles. So- de reciPientes hayan sido utilizados en el culto al agua, la
bre su organización política hay dudas. Unos pien- cual salía por la vertedera que está sobre el tocado
san que la autoridad se concentraba en un solo del personaje. La Pieza ha sido hecha con caolín y decorada
con Pintura negativa. Recuay. ca. princiPios de nuestra
individuo y que éste manejaba el Estado por medio Era-500 años d.C. (Recuay). 18 cm x 16 cm.
de una clase de administradores que controlaban el
pago de los impuestos por parte de la población.
Mientras que otros sostienen que lo que más bien
existió fue un sistema corporativo dual, en el que
grupos sociales de los niveles más bajos de la or-
ganización se integrarían con los niveles más altos,
por medio de una serie de mitades por grados,
representadas por personajes importantes, llámense
jefes, señores o soberanos.
Su mundo sobrenatural estuvo formado por mu-
chas deidades locales, algunas de ellas estrecha-

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DUCCIO BONAVIA

mente vinculadas con fenómenos naturales, yen la


Costa Norte había muchos oráculos famosos de los
que quedaba aún memoria cuando llegaron los es-
pañoles. Además, existió un gran culto a la muerte,
con complicados rituales y gran riqueza de atuendos
y ofrendas, que podemos vislumbrar por los en-
tierros y las ricas colecciones que hay en los museos,
fruto en gran parte de saqueos clandestinos.
En función de los restos encontrados en los
basurales chimúes, se puede ver que la economía
tenía como recurso fundamental la agricultura y,
en segundo lugar, los animales terrestres, pues se
ha podido comprobar que la mayor fuente de pro-
teína animal ha sido proporcionada por las llamas.
Aunque los productos marinos no dejaron de ser
utilizados y en cantidades importantes.
Las ciudades de los chimúes se han hecho fa-
mosas, pero sin duda la más conocida es Chanchán,
que fue su capital. Esta ha sufrido tanto deterioro
desde que fue abandonada en los tiempos inme-
diatos a la Conquista, sea por factores naturales
que humanos, que lo que hoy podemos ver no son
sino los restos del gran centro construido por los
chimúes. Se calcula que su núcleo debió tener unos
6 km2, pero el área urbana debió ocupar entre 20 y
24 km2•
La ciudad tiene una organización muy comple-
ja, pero fundamentalmente se pueden diferenciar
tres sectores. En la parte central un grupo de recin-
tos que encierran estructuras similares y que se
conocen como "ciudadelas", en las partes Sur y Oes-
te los barrios marginales y en el Norte y el Oeste
una serie de grandes recintos. A ello hay que aña-
dir estructuras aisladas, como pirámides truncas,
caminos, cementerios, huertos hundidos y otros.
En la construcción de esta ciudad se ha utilizado
el adobe y el adobón sobre, cimientos de piedra,

147. ReciPiente de forma escultórica que represen-


ta a un guerrero con casco, porra y escudo. La Pie-
za ha sido hecha en caolín y decorada con Pintura
negativa. Recuay. ca. princiPios de nuestra Era-
500 años d.C. (Recuay). 33 cm x 21 cm.
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además de la madera y la caña. Los techos fueron


de paja. Pero lo que caracteriza a Chanchán, como
la mayoría de construcciones de estos tiempos y no
sólo chimúes, es la decoración de las paredes por
medio de tracerías en planorrelieve.
Los recintos de la parte central son diez, pero
sólo nueve de ellos muestran características forma-
les comunes. Destaca en todos ellos el sistema de
entradas y de acceso a las diferentes partes del con-
junto, hechos de tal manera de poder ejercer un es-
tricto control e impedir el paso masivo de personas.
Ello sobre todo en los lugares de acceso a los alma-
cenes, que eran uno de los componentes impor-
tantes del interior de las "ciudadelas". Además, te-
nían un sector de viviendas y una gran plataforma
funeraria, en la que venían enterrados los altos dig-
natarios con su séquito, que venía sacrificado a su
muerte. En un caso los arqueólogos han podido
calcular que se enterraron por lo menos 300 mu-
Jeres.
Pero en las "ciudadelas" no residía mucha gente,
en ellas vivían personajes de alto rango, quizá los
reyes Chimor, con sus allegados y sus sirvientes,
pero al mismo tiempo allí se almacenaban los pro-
ductos que, bajo fonna de tributo, eran traídos desde
la periferia. La población de Chanchán estaba
concentrada en los barrios marginales, y ocupaba
viviendas muy parecidas a las de los campesinos
aCUlales de la Costa Norte. Las excavaciones han
permitido diferenciar los diferentes barrios en los
que vivían agrupados los individuos que ejercían la
misma profesión. Eran en efecto artesanos.
Para el abastecimiento de agua la ciudad conta-
ba con una serie de pozos; se han podido ubicar
140 de ellos, que alcanzaban la capa freática y que
por medio de senderos en zig-zag permitían la
extracción del agua.

148. ReciPiente de cerámica para cuya manufactu-


ra se ha utilizado caolín. Representa un personaje
ricamente ataviado, con turbante y orejeras. Está
tocando una flauta. Recuay. ca. princi/Jios de nues-
86 tra Era -500 años d.C. (Recuay). 20 cm x 15 cm.
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Se ha especulado mucho sobre la cantidad de


personas que vivieron en Chanchán, las cifras más
aceptables oscilan entre 20 y,'40,000. y para ello es
importante tomar en cuenta que, a pesar de los
estudios realizados, hasta la fecha no sabemos a
ciencia cierta si toda el área central, es decir las
"ciudadelas", han sido ocupadas al mismo tiempo
o en forma sucesiva. Se ha especulado sobre la
posibilidad que cada "ciudadela" correspondió a uno
de los reyes de Chimor y que a su muerte el suce-
sor construia otra, dentro de un complejo sistema
de herencia. Pero ello no ha podido ser demostrado.
Chanchán fue el centro de una gran red de es-
tablecimientos rurales, por medio de los cuales se
ejercía el control sobre la población y sobre todo el
sistema productivo. En este sentido se daba gran
importancia al manejo del agua, base fundamental
para un mundo agrícola. Los canales chimúes se
han hecho famosos y se crearon verdaderos siste-
mas de riego, incluso intervalles, transportando el
agua de un valle a otro cuando ésta no era suficiente.
Los artífices chimúes fueron probablemente
entre los primeros que comenzaron a producir en
masa sus artesanías, de allí que haya cierta diferen-
cia de calidad, si es que se compara su producción
con la de sus antecesores, los mochicas. Pero lo-
graron obras de arte de alto valor. Probablemente
una de las artesanías más importantes ha sido la
textil, y hay que recalcar que los tejedores chimúes
supieron sacar provecho de los siete colores dife-
rentes que tiene el algodón nativo. Pero, al mismo
tiempo, hicieron mucho uso de la lana de alpaca.
Las técnicas más usadas fueron los tejidos llanos,
las telas dobles, el brocado, el tapiz, las gasas y el
bordado. Pero destacan sobre todo los tejidos de
plumas y las telas pintadas, sea con la técnica del
tie-dye, del plangui o el ikat.

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DUCCIO BONA VIA

En la cerámica se pierde, a nivel general, la


calidad de los tiempos mochicas, porque se co-
mienza a utilizar en forma masiva el molde, 10 que
permite aumentar la producción/ El cambio nota-
ble, con respecto a los tiempos de Huari, es el
regreso a la tradición mochica, no sólo con la rea-
parición del gollete estribo, sino también en los
motivos y en las formas. Pero quizá lo más distintivo
es la preferencia de los artesanos por la cerámica
reducida, la que reemplaza a la decoración pintada
sobre la cerámica oxidada. Y con ello el uso del
bajorrelieve decorativo.
También es importante la aparición del arcaísmo
que se nota en forma persistente, imitando temas
de Cupisnique y de Moche.
J 50. Nariguera ele oro. Nasca. ca. principio ele nuestra Era-

500 años d.e. (Procedencia desconocida). 14.4 cm x 11.5 cm. La metalistería Chimú es uno de los atractivos
más importantes en todos los museos del mundo
y, sin duda, la técnica alcanzada ha sido de altísi-
mo nivel (ver fotografías 181, 182 y 185). Destacan
los objetos soldados, dorados, enchapados, es-
tampados, vaciados a la cera perdida y los trabajos
de filigrana. Fue muy común la repetición, sobre
todo de vasos con caras humanas, que se hacían u-
tilizando hormas de madera. Se han hecho famosos
los tumi, cuchillos ceremoniales, reminiscentes de
los cuchillos sacrificales que utilizaron los mochicas.
Se ha generalizado la idea que las máscaras
funerarias fueron elaboradas con oro. En realidad
son de una aleación ternaria de oro, plata y cobre.
Con esta aleación lograron también el dorado por
eliminación; más conocido como mise-en-couleur.
Por otro lado, es interesante notar que si bien
los huari difundieron el uso del bronce cuproes-
tañífero, los chimúes no abandonaron la vieja
tradición del bronce arsenical.
Los inca aprovecharon de este adelanto tec-
nológico de los metalurgos chimúes y muchos de

151. ReciPiente de cerámica que muestra a un


personaje que lleva un tocado y una gran nari-
guera y que en la mano derecha lleva una cabeza
humana cercenada y en la izquierda lo que parece
ser un bastón. Nasca. ca. princiPios de nuestra
Era - 500 años el.e. (Procedencia desconocida).
190 28 cm x 14 cm.
DUCCIO BONAVIA

"152. Faja de tela (taPiz) con motivos estilizados.


ellos fueron llevados al Cuzco, como lo atestiguan
Nasca. ca. princiPios de nuestra Era - 500 años d.e. (Proce-
dencia desconocida). 21.5 cm x 225 cm. los cronistas españoles.
El espacio no nos permite ocuparnos de mu-
chas otras artesanías, como la escultura en madera,
el trabajo en turquesa y en otras piedras preciosas,
en concha, en hueso así como el de la calabaza que
recibió diferentes tratamientos.
Las huellas de la ocupación Chimú son muy
claras por el Norte hasta el área de Lambayeque,
donde la llegada de la gente de Chimor cortó la
tradición homónima, produciéndose una mezcla
cultural muy interesante. El gran centro de T úcume
atestigua la presencia Chimú.
En la parte meridional, la evidencia arqueológica
no concuerda con las tradiciones orales que
nos han sido transmitidas por los cronistas his-
panos. Es así que una clara huella Chimú la encon-
tramos hasta el valle de Huarmey, pero más al Sur,
si bien no es raro encontrar objetos de esta cultura,
no hay evidencia de una verdadera ocupación.
Mientras que en las crónicas se dice claramente
que al momento de la conquista incaica el dominio
Chimú llegaba hasta el valle del Rímac. Lo que ha
sucedido probablemente es que la ocupación de los
valles al sur de Huarmey se realizó muy poco tiempo
antes de la llegada de los Inca y la conquista no
pudo consolidarse. Por otro lado, es importante
recalcar que el Gran Chimú imponía en las zonas
conquistadas dinastías regionales que estaban bajo
su control, lo que no siempre es fácil ver en las evi-
dencias arqueológicas.
Entre los años 1460 y 1480 d.C. es cuando se
produce el choque entre los chimúes y los inca,
probablemente las dos naciones más fuertes del
mundo andino de entonces. La victoria incaica le
abrió a los nuevos llegados el camino para la
conquista de la costa.

153. Vasíja de cerámica que representa un perso-


naje con rasgos antropo-ornitomorfos. Viste un
atuendo muy rico y en la mano izquierda lleva
una cabeza cercenada. Huari. ca. 600-700 años
4 d. e. (Procedencia desconocida). 14 cm x 7 cm.
DUCCIO BONA VlA

Los Reinos de Cajamarca


y Huamachuco.

Garcilaso en sus Comentarios Reales de los Incas


menciona el reino de Cuismanco y lo sitúa entre
los valles de Lurín y La Fortaleza, pero sin duda se
trata de un error, pues hoy sabemos que en realidad
éste es el nombre de un reino que se asentó en
Cajamarca. Aunque no es muy seguro si el nombre
corresponde al reino o al rey, pues en este caso,
como en muchos otros de este período, los datos
históricos se pierden en el tiempo y son muy difíci-
les de comprobar arqueológicamente.
Por los documentos sabemos que este reino
estaba comprendido en el área delimitada por el
alto Marañón por el Este, hasta Chota por el Norte
y Huamachuco por el Sur. Además tenía algunas
colonias en la costa.
La distribución de esta cultura está señalada por
un tipo de cerámica muy característico y particular,
elaborada a base de caolín en vez de usar la arcilla
corriente, de modo que su pasta es blanca como la
de la porcelana. Sus formas también son particulares
y destacan sobre todo sus copas y sus tazas trípo-
des con decoración geométrica. Esta no es una tradi-
ción que nace en estos tiempos, ella es muy antigua
y se mantendrá hasta la llegada de los españoles.
La gente de Cajamarca mantuvo relaciones
estrechas con los chimúes y tuvieron un pacto de
alianza que, aunque infructuosamente, se puso en
vigencia cuando las huestes incaicas invadieron los
territorios cajamarquinos, a mediados del siglo ,
encontrando una fuerte resistencia por parte de la
población local.
Al Sur hubo otro pequeño reino, el de Huama-
chuco, que de una forma u otra mantuvo siempre
relaciones estrechas con Cajamarca. Se trata, en

196
154. A la izquierda se ve un vaso de plata que en la parte superior muestra una serie
de cabezas de felino estilizadas. Forma parte de una tradición local que se desarrolló en la zona de
Ica, en la Costa Sur, durante el Imperio Huari ca. 700-800 años d.C.
A la derecha un cuchillo de plata que corresponde, probablemente, a la misma época.
(Procedencia desconocida). El vaso mide 14 cm x 10.7 cm
yel cuchillo 18.5 cm x 12.5 cm.

197
DUCCIO BONA VJA

este caso también, de una tradición muy antigua,


que a pesar de haber tenido en su territorio una de
las urbes administrativas más importantes del
Imperio Huari, en Viracochapampa, su antiguo sitio
de Marcahuamachuco -cerca de la actual ciudad de
Huamachuco- volvió a ser un centro importante
para la región.
En este caso ni la información arqueológica ni
los datos históricos, permiten saber cual fue real-
mente la relación entre Huamachuco y Cajamarca.
Algunos autores se inclinan a aceptar una conexión
de tipo socio-económico, basada fundamentalmente
en un intercambio de productos. Mientras que otros
prefieren pensar en una relación de dependencia
de Huamachuco con respecto a Cajamarca, algo así
como un centro regional que tenía su capital en
Cajamarca. La verdad es que con la información
actual es imposible saber cual ha sido la realidad de
los hechos.
Por los datos históricos se desprende que, al
contrario de lo que sucedió en Cajamarca, cuando
llegaron los Inca a la región, la gente de Huama-
chuco no ofreció resistencia.

Los Reinos y Señoríos Altiplánicos.

La reconstrucción de la historia del Altiplano


en este Período plantea serios problemas, pues en
este caso también la información arqueológica no
encaja con los datos de los documentos, en los que
sin duda se ha plasmado la tradición oral de la
versión incaica, que modificó la verdadera historia
locaL No hay que olvidar que ésta fue una zona
particularmente conflictiva, pero al mismo tiempo
económicamente importante para los Inca, y ellos
tuvieron que intervenir en ella con fuerza para
imponer su orden.
155. Cántaro con la representación estilizada de un felino. Huari. ca. 600-700 años d.e.
(Procedencia desconocida). 19 cm x 15 cm.

199
DUCCIO BONAVIA

Después de la influencia y el dominio de Tia-


huanaco, el regreso a las tradiciones locales origi-
nó un mosaico de diferencias culrurales regionales
muy marcadas. Arqueológicamente hay dos estilos
cerámicos que destacan y que los especialistas han
llamado Allita Amaya y Callao, y cuya distribución
parece corresponder a los dos grandes reinos
mencionados en los documentos: el de los Lupaca
y el de los Colla. Arqueológicamente parece que
los Lupaca ruvieron relaciones con el Nor-este del
Altiplano y con el valle de Arequipa, mientras que
los Colla muestran influencias en algunos valles
costeños, como el deCaplina en T acna y Azapaen
Arica.
Las poblaciones que van asociadas al estilo
Callao son fortificadas. La distribución de este estilo
156. Tirador de lanza (conocido también
como estólica o propulsor). El gancho tiene forma de un señala un territorio muy vasto, que va desde la
personaje felínico que en la mano derecha lleva Cordillera Occidental hasta la costa pacífica de
una cabeza trofeo y en la izquierda un cuchillo (ver detalle
Arequipa, Arica y T acna. Por el Norte se extiende
en la fotografía 157). Huari. ca. 600-700 años
d.C. (Procedencia desconocida). El largo total de la pieza es hasta Sicuani y por el Sur por las planicies chileno-
de 64 cm. bolivianas, hasta territorio argentino. Mientras que
el estilo Allita Amaya es más circunscrito a la zona
de Chuquito.
Los documentos del siglo XVI señalan la
existencia también de otros reinos menores, aunque
la mayor información corresponde a los grandes
que hemos mencionado.
A pesar que hubo cierta unidad culrural, estos
diferentes grupos étnicos esruvieron siempre en
conflicto y le crearon serios problemas a los Inca,
hasta que fueron dominados.
La economía de estos grupos humanos se basó
fundamentalmente sobre dos recursos la agriculru-
ra especializada de los rubérculos y el pastoreo de
camélidos. Los documentos relatan como éstos
recorrían grandes distancias con sus caravanas de
llamas, llegando hasta la costa, para cambiar sus

00
157. Detalle del tirador de lanza de la fotografía 156

2e
DUCCIO BONA VIA

productos con los de otras ecologías. Se ha supuesto


que para que una organización de esta naturaleza
pudiera funcionar, debió existir una organización
política y económica apoyada por mecanismos
militares. Los datos arqueológicos no avalan este
planteamiento, e inclusive pareciera que la unidad
fue algo que se consolidó relativamente tarde, frente
a la amenaza incaica.
Sobre los Colla tenemos pocos datos arqueo-
lógicos. Hay restos atribuible s a esta cultura en los
alrededores de Puno y se supone que la capital pu-
do estar al Norte de la ciudad, en Hatuncolla. Se ha
ubicado sitios fortificados en los cerros, pero no
hay estudios que permitan ampliar la información.
La independencia de estos grupos étnicos
terminó cuando fueron anexados definitivamente
al Imperio Incaico por Topa Inca.

El Señorío Huanca de la Sierra Central.

La Sierra Central se presenta en este Período


como un conjunto de patrones multiétnicos sepa-
rados y bajo el mando de curacas. Muchos de ellos
fueron muy aguerridos, y le opusieron una fuerte
resistencia a los Inca, hasta que ellos también fueron
incorporados al Imperio hacia 1460.
De estos grupos, el más importante ha sido sin
duda el de los Huanca, que vivían en el área com-
prendida entre Jauja, Huancayo, Huancavelica y
Tayacaja.
Inicialmente fueron pequeñas comunidades que
poco a poco se fueron concentrando, hasta lograr
grandes asentamientos con defensas, tal es el caso
de Hatunmarca, en el Mantaro alto, y T unanmarca
en el valle de Yanamarca. Los mencionamos por-
que son entre los más importantes, pero en verdad
hay toda una serie de ellos. Todos estos poblados

W2
158. QuiPu. Huari ? ca. 500-900 años d.e. ? (Nasca). El largo máximo en
sentido horizontal es de 1 m.

203
DUCCIO BONAVlA

tienen características comunes y la más saltante es


la de estar siUlados en lugares fácilmente defensi-
bIes, y para ello se ha aprovechado al máximo los
fenómenos naUlrales, como son las pendientes muy
inclinadas, pero al mismo tiempo se ha construido
muros de fortificación.
Las comunidades de T unanmarca y HaUlnmarca
fueron muy grandes, y cumplieron la función de
centros políticos y ceremoniales que podían con-
trolar y dirigir las pequeñas comunidades que se
encontraban en los valles y quizá les sirvieron a
ellas como centros de refugio en caso de necesidad.

Pequeños Señoríos de la Costa Sur.

En la Costa Meridional, Garcilaso menciona


una serie de curacazgos menores, pero una vez más
no sólo sus datos no concuerdan o no pueden en-
contrar apoyo en los de la arqueología, sino inclusive
el cronista mestizo comete errores geográficos.
Para el valle de Chincha los documentos nos
señalan la existencia de un grupo étnicocohe-
sionado, que tenía una administración centraliza-
da y con una economía muy particular. Se dice que
sus pobladores se dedicaron fundamentalmente al
mercadeo, pero entendido en sentido indígena, es
decir basado en el trueque de productos. Con sus
balsas habrían recorrido toda la costa, llegando
inclusive a las playas del aCUlal Ecuador, de donde
traían el mullu, una concha de aguas calientes (el
Spondylus), que jugaba un rol muy importante en el
sistema de creencias del mundo andino y era un
producto muy preciado, tan es así que después de
la Conquista los españoles comerciaron con él.
Mientras que con sus recuas de llamas distribuían
y canjeaban sus productos por las serranías.
En efecto los arqueólogos han podido ubicar

159. Vaso escultórico que muestra en primer pla-


no un guerrero que coge por el pelo a un individuo
desnudo, quizá un prisionero. En la parte alta
algunos personajes están libando. Huari. ca. 600-
)4 700 años d.e. (Coishco). 37 cm x 22 cm.
DUCCIO BONAVIA

toda una serie de importantes centros urbanos, de


los que probablemente Tambo de Mora, en la
provincia de Chincha, fue la capital. Desde este
núcleo irradiaba todo un sistema de caminos, que
tenían sin embargo una particularidad que los
diferenciaba de los demás caminos utilizados en el
mundo andino. En efecto, parece que ellos no
cumplieron sólo una función utilitaria, sino también
ceremoniaL Sin embargo, y a pesar de toda esta
información, los datos arqueológicos hasta ahora
no han podido comprobar esta organización ad-
ministrativa aludida en los documentos, y es muy
extraño que no se haya encontrado rastro alguno
que pueda estar relacionado con el uso y cons-
trucción de las balsas.
Los artesanos chinchanos fueron muy diestros
en el manejo de la esterería y la canastería, pero al
mismo tiempo trabajaron muy finamente la made-
ra. Son conocidos sobre todo unos grandes instru-
mentos, que en los museos generalmente están
clasificados como remos, pero que en realidad
fueron usados en las ceremonias de la labranza de
la tierra (ver fotografías 187). Sin embargo, su
cerámica es hermosa y se distingue por su fina
hechura y decoración. La metalurgia también
destacó, sobre todo por sus vasos retratos que se
cree que son de plata, cuando en realidad son de
una aleación de cobre y plata (ver fotografía 188).
Fue sin duda una sociedad rica y ello se refleja
en la finura y cantidad de objetos que fueron
colocados en los entierros a manera de ofrendas.
Ello está atestiguado por los documentos colonia-
les, ya que el valle de Chincha fue dado en en-
comienda a Hernando Pizarro, y éste se dedicó a
saquear las tumbas de los cementerios prehis-
pánicos.
Los Inca tuvieron los primeros contactos con

160. Vaso de cerámica con decoración en


altorrdieve que representa plantas y edificios que
podrían ser depósitos. Huari. ca. 600-700 años
d.e. (Coishco). Mide 25.5 cm de altura, 20.5 cm
de ancho en la parte superior y 15.4 cm en la
W6 inferior.
DUCCIO BONA VlA

los chinchanos en los tiempos de Pachacuti, sin


embargo entraron a formar parte formalmente del
Imperio bajo el reinado de Topa Inca, cuando los
ejércitos incaicos se apoderaron también de los
vecinos valles desde Mala hasta Nasca, aproxi-
madamente hacia el año 1476.
lea, por su parte, ha sido siempre -ya lo hemos
visto- un centro muy importante, que tenía además
una buena organización social y política. Su capital
en estos tiempos estuvo al Sur de la actual ciudad
de lea.
Después de la caída del Imperio Huari, los
iqueños al igual que la mayoría de las poblaciones
andinas, inician un regreso a las tradiciones loca-
les. Ello se refleja muy claramente en los objetos
arqueológicos, fundamentalmente en la cerámica,
donde se originó un movimiento arcaizante que
copiaba motivos antiguos, y que tuvo tanta fuerza
que, al final, se convirtió en un estilo nuevo y ori-
ginal.
La cerámica de lea es definitivamente el estilo
más exhuberante de la Costa M~ridional y, al mismo
tiempo, el que influyó má~ sobre los otros estilos.
En él los artesanos lograron reducir y modificar
los elementos de influencia huari y copiaron los
patrones decorativos de la textilería. Es que la
tradición de hacer tejidos finísimos, que se inicia
con los artesanos de Paracas, no se perdió nunca
en la región. Y este estilo cerámico que logró belle-
za a base de tres colores, el negro, el blanco y el rojo
con motivos geométricos abstractos y sólo algunas
representaciones muy convencionalizadas de aves
u otros animales, llegó a tener tal prestigio, que se
impuso sobre los estilos locales vecinos y se mantu-
vo fuerte y vigoroso hasta los tiempos coloniales.
Si bien la metalurgia no fue algo en que des-
tacaron los artesanos iqueños, no por eso dejaron
161. Adorno de oro para tocado o alfiler de pecho o cabeza, en forma de ave. ?
(Ocoña). 35 cm x 19 cm.

209
DUCCIO BONAVIA

de producir, sobre todo vajilla de oro y plata y ar-


tefactos de cobre, más que nada cuchillos que
reemplazaron a los tradicionales de piedra.
Como ya hemos dicho, los inca se impusieron
en la región hacia 1476, pero en el caso de los
iqueños ellos aceptaron la sumisión sin mayor
resistencia, por admiración al Inca e inclusive a-
poyaron su régimen. Pero, cosa curiosa, cuando el
poder incaico se desintegró, la nobleza iqueña no
sólo reaccionó, sino que lo hizo en una forma muy
violenta e inusual en las poblaciones andinas.

Los Chanca.

Un grupo étnico muy importante de este


Período, pues jugó un rol decisivo en la formación
inicial del Imperio Incaico, fue sin duda el de los
Chanca. Pero a pesar de ello su historia es aún
nebulosa y está por escribirse. Es así que, si bien en
las fuentes históricas hay información, ella no es ni
completa ni precisa y, a pesar que se hicieron in-
tentos para tratar de relacionar alguna cultura
arqueológica con los datos de los documentos, no
se ha logrado, hasta ahora, un resultado satisfacto-
rio.
La información histórica nos dice que este grupo
étnico ocupó lo que fue la provincia Inca de Anda-
huaylas; no está claro, sin embargo, si fue una tribu,
una nación o una confederación. Lo que sí es e-
vidente, es que los Chanca fueron coetáneos con
los Inca, cuando éstos eran aún un pequeño seño-
río o curacazgo en el vecino valle del Cuzco. Siem-
pre por las mismas fuentes, sabemos que los Chan-
ca en un determinado momento se enfrentaron con
los Quechua, otro grupo étnico que habitaba al
Noroeste del Cuzco, y éstos establecieron una a-
lianza con los Inca para poder resistir. Parece que
162. Tejido de plumas. Estas éstán cosidas sobre
un tejido. La abertura central indica que era llevado en forma
de poncho. Horizonte Medio? ca. 600-900 años d.C.!'
(Ocona). 180 cm x 92 cm.

211
DUCCIO BONAVIA

los Chanca no se atrevieron a atacar el Cuzco has-


ta que el Inca Viracocha no estuviera viejo. Pero
cuando se presentó el momento, éste juzgó que
frente a las huestes Chanca, muy aguerridas, el
Cuzco hubiera sido imposible de defender y por
eso abandonó la ciudad con su séquito y con su
hijo Urcón, que era el heredero del trono. Sin em-
bargo otro hijo del Inca, Yupanqui, acompañado
por un grupo de generales, decidió quedarse a
defender la ciudad.
Alrededor de este acto heroico se ha creado una
de las más hermosas leyendas indígenas, que nos
ha sido transmitida por los cronistas hispanos. En
ella se narra como los Chanca atacaron el Cuzco, y
como en un determinado momento estaban por
vencer. Fue entonces cuando el hijo del Inca
comenzó a gritar y todas las piedras del campo de
batalla se convirtieron en soldados y los inca
terminaron vencedores. En señal de agradecimien-
to, a batalla concluida, Yupanqui ordenó que todas
las piedras fueran recogidas y colocadas en los alta-
res de la ciudad. Fue entonces que Yupanqui, a
pesar dé no ser el heredero, asumió el trono con el
nombre de Pachacuti, "el cataclismo". Hasta aquí
los datos históricos.
Como decíamos líneas atrás, los arqueólogos
han tratado de indentificar la cultura arqueológica
que pudiera corresponder a los Chanca históricos;
Es así que se ha propuesto que lo que se ha de-
nominado como cultura Arjalla, pueda corres-
ponder a este grupo étnico. Esta se encuentra
distribuida en la cuenca del río Pampas hasta su
confluencia con el Apurímac, y hacia el Oeste hasta
la confluencia del Apurímac con el río Mantaro.
Una de las características de esta cultura es el pa-
trón de establecimiento compuesto por casas
circulares de piedra, generalmente situadas en

163. "Cabeza falsa" que iba colocada encima de


un fardo funerario. Está formada por un tejido
que contiene un relleno. En la parte externa está
decorada con plumas cosidas de diferentes colores,
para definir las facciones del rostro y la deco-
ración del tocado. Horizonte Medio? ca. 500-900
años d.C. ? (Ocoña). 45 cm x 30 cm.
DUCCIO BONAVIA

hileras en la cresta de los cerros, en lugares es-


tratégicos. Sin embargo no se ha logrado un acuerdo
entre los especialistas, y hay una serie de problemas
con respecto a Arjalla; su posible asociación con
los Chanca se basa en datos muy endebles. La
verdad es que arqueológicamente de los Chanca
no sabemos nada.

La Costa Central y sus Señoríos.

Regresando nuevamente a la información que


nos ha dejado Garcilaso, encontramos en su relato
-como ya lo hemos señalado- que él menciona un
Reino de Cuismancu y lo ubica entre los valles de
Lurín y La Fortaleza. Se trata, no cabe duda y ya lo
hemos dicho, de un error, pues hoy sabemos con
seguridad que Cuismanco fue el reino de Cajamarca.
Veamos, sin embargo, que pasaba en la Costa
Central en estos tiempos.
Según las fuentes históricas, en los valles Rímac-
Chillón al llegar los Inca había dos importante
señoríos. En el Norte el cacicazgode Collique que
ocupaba el valle del Chillón y Carabayllo hasta las
alturas de lo que es hoy Santa Rosa de Quives.
Mientras que en la parte baja había varios señoríos
menores que estaban unidos con el curacazgo de
Lurín, y que formaban el señorío de !chma que
estaba prácticamente bajo el control político y
religioso de Pachacámac.
En este caso también es difícil concordar los
datos históricos con los arqueológicos y, si bien es
cierto que en el valle del Rímac existe una gran
cantidad de sitios arqueológicos que corresponden
a este Período, no hay ninguna evidencia que per-
mita entrever una unidad cultural, lo que natu-
ralmente no descarta algún arreglo de tipo político.
En el valle del Chillón ló que se nota son conflictos

14
164. Bonetes a cuatro puntas. El primero de la izquierda ha siito hecho
con la técnica "simitivelours" y el segundo (a la derecha) es un taPiz. Algodón y lana. Huari ca.
600-800 años d.C. (Ocoña). El de la parte inferior tiene una altura de 13 cm
y un ancho de 13 cm y el de la derecha 1 7 cm por 12 cm.

215
DUCCIO BONA VIA

entre la o las etnias que vivían en la parte baja del


valle con las de la parte alta. Pero cualquier otra in-
terpretación resultaría muy especulativa.
En el vecino valle de Chancay, al Norte de Lima,
hay toda una serie de grandes asentamientos ur-
banos, en los que destacan no sólo las áreas de
viviendas y los centros ceremoniales, sino también
las obras agrícolas. Y junto a ellos grandes ce-
menterios que se han hecho famosos por la gran
cantidad de cerámica, tejidos y metal que de ellos se
ha extraído en forma clandestina. No cabe duda
que en estos tiempos Ancón tuvo más relaciones
con Chancay que con los valles del Chillón y Rímac,
de los que más bien dependía en los tiempos de
Huari. Las comunidades de pescadores que allí
residían, seguramente dependían políticamente de
sus vecinos norteños.
El análisis de la cerámica de esta cultura muestra
que el estilo que caracteriza a este Período, es decir
lo que se conoce como Chancay Negro sobre Blan-
co, encuentra claramente sus antecedentes en va-
rios estilos que se desarrollaron en la zona después
de la caída de Huari, o sea algunos de aquellos
estilos que hemos denominado epigonales. El punto
de partida es la alteración de temas fundamentales
de Pachacámac, que origina una serie de motivos
geométricos en los que paulatinamente se va
suprimiendo el color, lo que lleva en un deter-
minado momento a la aparición del estilo Chan-
cay Negro sobre Blanco (ver fotografía 227). Es de-
cir, a la cerámica tan conocida en la Costa Central,
que muestra recipientes recubiertos de un engobe
blanco amarillento, sobre el que los motivos se han
pintado con un color negro de diferentes tona-
lidades, pero cuya variación es involuntaria y debida
al cambio de la temperatura en los hornos. En esta
cerámica que es muy variada y que, injustamente,

165. Diadema de oro con remate de plumas.


Huari. ca. 600-700 años d.C. (Ocoña). La parte
216 metática mide 29 cm x 18 cm.
DUCCIO BONAVIA

ha sido considerada como de poco valor y a menudo


despreciada, pero que tiene una elegancia y belleza
muy particulares, entre una gran variedad de formas
destacan los así llamados "chinos". Es decir los
recipientes de forma ovoide, con una cabezahumana
modelada, que invariablemente lleva dos grandes
orejeras y en cuyo cuerpo se ha esbozado dos manos
que sostienen una copa.
Pero en el caso de Chancay no es tanto la ce-
rámica la que destaca, sino más bien los tejidos, y
no sólo por su cantidad -que parece verdaderamen-
te increíble- sino también por su calidad. Si bien
sus artesanos no tuvieron barreras tecnológicas,
destacan sus tapices, los brocados, los rep, las piezas
teñidas por atado más conocidas como tie-dye, y las
telas pintadas. De sus tumbas se ha extraído tam-
bién una gran cantidad de tejidos de plumas, pero
sabemos que ellas no han sido elaboradas lo-
calmente, sino provienen del Norte. Se trata de telas
chimúes, que alcanzaron un gran prestigio y que
seguramente se obtenían por canje.
Pero probablemente lo más característico del
arte textil de Chancay, son sus tejidos calados de
un solo elemento y los de trama y urdimbre que
forman los tejidos reticulares que, muy a menudo,
se confunden con las gasas. Su función es esencial-
mente ornamental y son un invento de la cultura
Chancay.
Se ha planteado que los valles al Norte de
Chancay formaron en este Período una unidad
socio-política con éste. Si bien es cierto que hay
ciertas afinidades, arqueológicamente no vemos es-
ta pretendida unidad, si bien es verdad que estos
valles no han sido aún debidamente estudiados. Lo
que sí es posible que haya sucedido, aunque ello es
muy difícil de ser detectado arqueológicamente, es
que frente a las presiones de los chimúes, se haya

218
ARTE E HISTORIA DEL PERU ANTIGUO

formado algún tipo de alianza entre estos grupos


étnicos de la Costa Central, pues es aquí donde
-al decir de los cronistas- habrían sido derrotados
los ejércitos de Chimor antes de su choque con los
inca.

La Costa Meridional y sus Señoríos.

Siempre según Garcilaso, al Sur de Lima, entre


los valles de Chilca y Cañete, mandaba antes de la
llegada de los inca un señor llamado Chucuiman-
co. Lo que deja suponer la existencia de una orga-
nización política que tenía bajo su control estos
valles. En este caso Garcilaso es el único cronista
que nos da esta noticia, que no aparece en ningún
otro documento y que definitivamente los datos
arqueológicos no avalan.
En el caso del valle de Cañete sabemos que hu-
bo dos señoríos locales: el de Lunahuaná en la par-
te media y Guarco en la parte baja. El de Guarco se
hizo famoso, pues es uno de los grupos étnicos que
mayor resistencia presentaron a la invasión incaica,
tan es así que resistieron a los ejércitos del Inca tres
o cuatro años y las huestes imperiales tuvieron que
ser renovadas continuamente, pues no se adaptaban 166. Diadema de oro con remate de plumas.?
al cálido clima costeño. Para poder llevar a cabo (Procedencia desconocida). La parte metálica mide
44 cm x 15 cm.
exitosamente esta resistencia, el Inca mandó cons-
truir incluso una ciudad, con características urbanas
parecidas a las del Cuzco, y cuyos restos corres-
ponden a las ruinas de Incahuasi, en la provincia
de Cañete. Después de una difícil contienda, los
inca vencedores mandaron construir una fortaleza
junto al mar, de la que aún quedan los restos en
Cerro Azul.
Hay muchas ruinas en el valle de Cañete y nos
hablan de este pueblo que tuvo la valentía de
enfrentarse al Inca. Fue una cultura básicamente

219
DUCCIO BONAVIA

de pescadores y que utilizaban una cerámica muy


parecida a la de los chinchanos.

Señoríos menores de la vertiente oriental


andina.

En las vertientes orientales andinas hubo mu-


chos señoríos pequeños, de algunos de los cuales
hay datos en las fuentes históricas, de otros la
memoria se ha perdido, y además la investigación
arqueológica en dicha área es relativamente escasa.
En el área Sur del actual departamento de
Amazonas, los datos históricos señalan la existencia
de un reino llamado Chacha, muy aguerrido, al que
muy a menudo se atribuye algunas ruinas como las
de Cuelap, Revash y Chipuric. La arqueología ha
demostrado, sin embargo, que estos conjuntos
arqueológicos son anteriores en el tiempo y que no
hay evidencia de una unificación política en la zona
en este Período, y los cronistas señalan inclusive
que al llegar los Inca las poblaciones estaban muy
divididas.
Mientras que en la zona del alto Huallaga y del
alto Marañón sí conocemos la existencia de mu-
chos grupos étnicos, yen este caso las informaciones
proporcionadas por las fuentes históricas han po-
dido ser cotejadas con las de los arqueólogos y hay
coincidencia entre ellas.
Los grupos más conocidos son los Yacha que
vivían en las zonas altas de las riberas del rio
Huertas; los Chupachu en el alto Huallaga y sus
afluyentes y los Huamali en la actual provincia de
Huamalíes, del departamento de Huánuco.
Cada uno de estos grupos que moraban en
villorrios, desarrolló una arquitectura propia, pero
tuvo una característica común en el patrón de
ARTE E HISTORIA DEL PERU ANTIGUO

asentamiento. Es así que todos ellos estuvieron


simados en las partes altas de los cerros, en lugares
fácilmente defendibles, y siempre cerca al sistema
principal de los ríos. Ello es comprensible, en cuanto
sabemos que entre estas etnías había continuas
luchas. En las otras características culturales en-
contramos las mismas diferencias y parece que el
único momento en que se produjo una unificación
de tipo político, fue bajo el dominio de los Inca.

Los Inca.

Hay muchos grupos étnicos andinos de los que


no conocemos la historia de sus orígenes y, aunque
pueda parecer absurdo, uno de ellos es el de los
Inca. Y una vez más, aunque pueda parecer tedio-
so, tenemos que insistir que es difícil confrontar y
encontrar una equivalencia entre los datos apor-
tados por las fuentes históricas y la información
arqueológica.
Si bien es cierto que nos han llegado los relatos
míticos que los mismos pueblos andinos atribuían
167. Vasija escultórica de cerámica,que representa
a sus orígenes, ellos en cada una de las versiones probablemente un trono techado, o algo parecido, con un per-
son diferentes y no dejan de ser eso, o sea pura sonaje. Estilo local de la Costa Central. Horizonte Medio.
leyenda, a la que es prácticamente imposible darle ca. 700-900 años d.C. (Huacho). 25 cm x 14 cm.

un carácter histórico. Es así que junto a la leyenda


de Manco Capac y de su hermana-mujer Mama
Ocllo, que salen del lago Titicaca y que todos
conocemos y que, además, probablemente fue la
versión oficial, nos han llegado también otras
versiones diferentes. Una nos habla de los cuatro
hermano Ayar, que después de salir de T ampu Toco
o Pacari T ampu en el alto Apurímac, inician su
misión civilizadora. Pero hay una tercera versión,
quizá menos conocida, que narra las hazañas de
un hombre poderoso que sale de Tiahuanaco y que
tenía poderes sobrenaturales. Utilizándolos, asigna

221
DUCCIO BONAVlA

una parte del mundo a Manco Capac. Lo cierto es


que todas estas leyendas, por más hermosas que
sean, no nos ayudan mucho en la reconstrucción
de los orígenes incaicos.
La versión tradicional, que es además la que se
enseña en los colegios, es la de los trece Incas que
habrían reinado hasta la Conquista. Los estudios
que se han hecho han demostrado que gran parte
de esta historia es puramente legendaria, y que la
lista es una versión oficial que, como muchas de las
historias oficiales, no necesariamente refleja toda
la verdad. Es así que los historiadores han podido
e~tablecer que es sólo a partir del noveno Inca, es
decir a partir de Pachacuti, que se pueden ir
comprobando los hechos y las fechas. Todo lo
anterior queda en la nebulosa de la historia que,
por el momento, nos es inalcanzable. Quedan en
duda incluso los nombres de las tribus, pues hay
indicios para creer que con la llegada de Pachacuti
al poder, se habrían producido profundas mo-
d ificacio nes.
168. Pectoral y diadema de oro con remate de plumas.?
Por los datos históricos se desprende que, ha-
(Procedencia desconocida). El primero mide 15 cm x 28 cm y
el segundo 29.5 cm x 39 cm. cia mediados del siglo XIII, los Inca eran un
pequeño grupo tribal que ocupaba una parte de la
cuenca del Cuzco y que, recién en el siglo XIV, se
organizaron en forma de un señorío. Más tarde, es
decir en el siglo XV, y probablemente como res-
puesta a las presiones de los grupos vecinos, los
Inca se organizaron en forma de Estado.
En el área del Cuzco, además de los Inca, vivían
los Hualla, los Quehuar, los Quispicanchi y los
Ayamarca que ocupaban la zona donde, más tarde,
se levantará la ciudad del Cuzco. Y los principales
enemigos que tuvieron los Inca inicialmente fueron
las poblaciones que vivían en la cuenca de Lucre y
en el valle del Urubamba.
Vecinos muy poderosos de los Inca eran los
169. Vaso y reciPiente con dos picos y asa puente de oro. Lambayeque. ca. 700-800 años d.C. (Procedencia desconocida).
El primero mide 11.3 cm x 8 cm y el segundo 14 cm x 13.5 cm.

223
DUCCIO BONAVIA

Quechua, que inicialmente habitaban en la zona


de Abancay y Curahuasi, y con los que los Inca
tuvieron un pacto de alianza. y fue justamente la
contienda que este grupo étnico tuvo con los
Chanca, que como ya lo hemos visto, luego ataca-
rían a los mismos Inca, la que provocó la subida al
poder, por la vía del privilegio, del Inca Yupanqui
más conocido como Pachacuti. Fue él quien inició
la reforma y la organización del Estado incaico que,
rápidamente, se convertiría en Imperio. A pesar
que sus antecesores, Yahuar Huacac y Viracocha,
ya habían iniciado un movimiento conquistador.
Como deciamos, la información arqueológica
es muy escasa. En los tiempos en los que Huari
tuvo bajo sus dominios la zona del Cuzco hubo
una cultura local que los arqueólogos han llamado
Qotakalli, la cual aparentemente estuvo en buenas
relaciones con los Huari sin haber caido directamen-
te bajo su dominio. La evidencia actual indica que
la mezcla de las tradiciones locales de Qotakalli con
la foránea de Huari, dio como resultado una nueva
cultura local, conocida como Killke o Inca
Temprano.
Si seguimos la cronología de Rowe, la fecha
convencional para la fundación del estado Inca es
el año 1200 de nuestra Era y la coronación de
Pachacuti debió suceder en el año 1438. Este es el
lapso dentro del cual, sobre las bases de la cultura
Killke, se fue formando la organización que llevaría
a los Inca a las grandes campañas de conquista del
Area Andina Central, utilizando -que duda cabe-
la experiencia imperial de los Huari.
Desafortunadamente es muy poca la informa-
ción arqueológica que tenemos sobre Killke.
Sabemos que en los momentos iniciales de esta
cultura, los sitios de ocupación estuvieron ubicados
en las partes altas, por medidas defensivas, y siem-

24
171. Tapiz. Fines del Horizonte Medio o princiPio del Período Intermedio Tardío. ca. 900 años d.C.
(Paramonga). 76 cm x 61 cm.

226
ARTE E HISTORIA DEL PERU ANTIGUO

de la cultura Huari sobre Qotaqalli, que como di-


jimos no parece haberse dado por imposición sino
por influencia, dejó una huella muy marcada en
esta cultura y, sin duda, sobre las otras culturas
locales. No hay que olvidar que en la zona en los
tiempos de Huari allí no sólo se construyó una de
las ciudades más importantes de ese Imperio, sino
que allí estuvo la frontera meridional de sus do-
minios. Al desaparecer el control de los Huari, se
desató seguramente una lucha entre los grupos
étnicos que vivían en la cuenca del Cuzco y en sus
alrededores. Los que supieron imponerse fueron 1 72. AlIado derecho se ve una concha (Spondylus)
los Inca, que lograron mejor que los demás poner decorada, por incisión, con motivos geométricos. A la
izquierda se muestra la barra horizontal de una balanza que fue
en práctica el ejemplo imperial de Huari, que obser-
elaborada en una aleación de oro con plata. Intermedio Tardío?
varon en su propia tierra y cuyo yugo seguramente ca. 900-1400 años d.C. ? (Procedencia desconocida).
sufrieron en carne propia. Las bases del Imperio La concha mide 8 cm x 75 cm y el brazo de la balanza
3 cm x 10.3 cm.
Incaico estaban echadas.

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