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Asociacién de Amigos del/Pais Fundaci6n para Ia Cultura y el Desarrollo E| =|" S| Guatemala, 14 de diciembre de 1998 Economia, politica y el “colapso” del Periodo Clasico 162 164 167 168 169 170 im im LazonadePetexbatiin Copan Sintesis sobre el colapso de las Tierras Bajas. 173 173, 174 175 | Esta Historia Populares una obra institucional de la Fundaci6n para la Cultura y el Desarrollo Elpresentefescicuo, basado en a Historia General do Guatemala, uo redactado por Oswaldo Chinchita Mazertagos ‘ 9.Cale27, Zona ‘i nce epoca: Foe 226508 an ai rete 96 Portada: Reconstruccién del sistema de fortificaciones de Dos Pilas (Petén). Cortesia de la National Geographic Society. istoria Popular de Gi La forma de los antiguos mayas se ha basa~ do, especialmente, en por los aspectos mas espectaculares y visibles de su cultura, tales como la escritura, el calendario, la arquitec- tura y las artes. Sin embargo, para entender a fondo la sociedad maya es necesario estu- diar aspectos fundamentales de su econo- mia, que provefa la sustentacién para la so- ciedad y cultura del Perfodo Clasico. De he- cho, el andlisis econémico de la civilizacién maya da cabida a algunas de las preguntas més interesantes para la investigacién mo- derna. {Cuél era la alimentacién de la po- blacién de las Tierras Bajas? {Bajo qué sis- temas agricolas producian los alimentos re- queridos por una poblacién creciente, consi- derando la naturaleza de los suelos de la region? {Existieron fuentes alternativas de alimentos, ademas de la agricultura, y cul fue su importancia? {Qué papel jugaba el comercio cercano y lejano? {Hasta qué pun- to intervenfa el Estado en la organizacién de los sistemas econémicos? {Cémo se expli- ca el colapso de la civilizacién maya clasica en términos econémicos? La mayoria de es- tas preguntas sdlo han sido parcialmente solucionadas, y en la actualidad son objeto de investigacion intensiva. Agricultura y subsistencia La base fundamental de la subsistencia en el Periodo Clasico fue la agricultura, y es- pecialmente el cultivo del maiz (Tustra- cién 99), Tradicionalmente se ha pensado que el sistema agricola mas importante fue el de quema y roza, en el cual, los suelos se preparan para la siembra por medio del corte y quema de la vegetacin existente (lustracién 98). La quema facilita la lim- pieza del terreno, elimina las plagas y libe- ra los nutrientes presentes en la vegeta- cién quemada. Después de cultivar estos terrenos, por uno o dos afios, las cosechas se reducen por el agotamiento de los nutrien- tes, la erosién y el crecimiento de malezas, por lo que es necesario dejarlos en barbe- cho varios afios. Los agricultores se ven obligados a trasladarse a otras parcelas para repetir el proceso, Durante el periodo de barbecho, los suelos se renuevan hasta al- canzar otra vez un nivel satisfactorio de productividad. Por otro lado, se trata de un sistema extensivo, en el que cada familia requiere una cantidad considerable de tie- rra en cultivo y en barbecho. Se ha calcula- do que la agricultura de quema y roza, con el maiz como cultivo principal, és capaz de sostener una poblacién de 60a 100 perso- nas por km?. E]| sistema de quema y roza es el mas utilizado en las Tierras Bajas desde la época colonial y, tradicionalmente, se le ha consi- derado como la base de la agricultura maya en la época prehispnica, Sin embargo, mu- chos autores han puesto en duda que este sistema haya sido capaz de sustentar las densas poblaciones que se registraron en las Tierras Bajas durante el Periodo Clasico ‘Tardio, Por ejemplo, en la zona central de Tikal se ha calculado una densidad de po- blacién de 600 a 700 personas por km’, mien- tras que en la periferia era de alrededor de 100 personas por km. Considerando estas cifras de poblacién, varios autores han propuesto otras posibi- lidades para la agricultura de quema y roza, que incluyen cultivos alternativos y el em- pleo de sistemas de agricultura intensiva. Entre los cultivos alternativos ha suscita- do considerable atencién el uso del arbol del ramén (Brosimum alicastrum). Este ar- bol produce una semilla, cuyo valor nutri- cional es similar al del maiz. Comparativa- mente, el ramén es mucho mas productivo, pues rinde aproximadamente 10 veces més que el maiz para la misma area sembrada. Se requieren solamente 0.40 hectdreas sem- bradas de ramén para sostener a una fami- lia de seis miembros, en tanto que con el maiz se requieren 5.5 hectreas. El ramén pudo haber sido una opcién importante. Por otro lado, contradice la idea de su impor- tancia el hecho de que las poblaciones mo- dernas de las Tierras Bajas no lo utilizan més que en época de crisis, cuando hay escasez de maiz. Considerando la continui- dad aparente en muchos patrones de sub- sistencia, este factor insta a poner en duda Ia idea de que el ramén fuera un elemento principal en la dieta maya, pero, atin asi, eonomia, Polliies yl Colapss ij Arete SH T55} debe tomarsele en cuenta como una alter- nativa dietética importante. El ramén quizds pudiera haberse culti- vado en huertos asociados con los grupos domésticos en los centros urbanos. Como se indicé en el Fasciculo 10, los asentamientos habitacionales en las Tierras Bajas se en- contraban, por lo general, lo suficientemen- te dispersos para permitir el cultivo de huer- tos con drboles frutales y la crianza de ani- males domésticos de valor dietético, tales como el chumpipe (pavo) y el perro. Aun- que seguramente no proveian el principal componente de la alimentacién, podian com- pletar la dieta en los centros urbanos. En algunos sitios se ha observado que, hasta el presente, existe una correlacién entre los conjuntos habitacionales y la presencia de Arboles de ramén y otras especies de valor econémico, productoras de frutas, nueces, fibras o resinas. Se ha pensado que la per: sistencia de estas especies pudiera ser el resultado de su cultivo por los mayas clasi- cos, en lugares aledafios a los conjuntos domésticos, En las tiltimas décadas se ha recabado mucha evidencia sobre el uso de sistemas de agricultura intensiva en las Tierras Bajas, durante el Periodo Clasico (lustracién 4). Estos sistemas son basicamente de dos cla- 97 Fotografia aérea de un terreno cortado y quemado dentro de un bosque secundario ubicado al sur del Lago Petén Itzé, resultado de un proceso previo de corte, quema, siembra y barbecho. Se observa la milpa al final de la estacién seca, en mayo 0 junio, antes de la siembra y la llegada de las lluvias. fies” ha otitis Historia Popular de ses: terrazas agricolas y campos elevados. Las terrazas servian para controlar el movi- miento del agua en las laderas, a la vez que permitian formar suelos mas gruesos..con ‘un mejor control sobre el movimiento de los nutrientes. De este modo, prolongaban la vida productiva de la tierra, e incrementa- ban la extensién del terreno cultivable. Se han localizado sistemas de terrazas en la regién de las Montafias Mayas (Belice), asi como en la zona de Petexbatiin (Petén) Los campos elevados permitian incorpo- rar a la agricultura las zonas inundadas, tales como los bajos y areas adyacentes a los Lagos y rios. Los svelos se drenaban por medio de canales, y los materiales extrai- debiero dos en este proceso se apilaban para formar plataformas de cultivo. De este modo se con- formaban suelos bien drenados y muy pro- ductivos, con e] beneficio de la irrigacién por medio de los canales. Se han localizado sistemas de campos elevados en varias par- tes de Belice, Quintana Roo y el noreste de Petén. Quedan muchas preguntas por respon- der en cuanto a la agricultura y patrones de subsistencia de los mayas cldsicos. Aunque se ha demostrado la existencia de sistemas de agricultura intensiva por medio de cam- pos elevados y terrazas, se desconoce el im- pacto de tales précticas sobre la poblacién de las Tierras Bajas en general. Es posible que su aprovechamiento haya sido beneficioso sola- mente para las poblaciones que habitaban en areas cer- canas, y no se sabe hasta qué punto tuvieron impacto so- bre las poblaciones mas ale- jadas. Por otro lado, no hay ‘acuerdo en cuanto a la fe lidad de los suelos de las Tie- rras Bajas y su capacidad productiva bajo el sistema de quema y roza. No se ha des- cartado la posibilidad de que este sistema, bien balancea- do, haya proveido la base principal de sustentacién para las poblaciones de las Tierras Bajas, a lo largo de los siglos. ybtener agua fresca, seguramente de alidad aos | para permit la entrada de agua. | pozos similares en otros sitios de | de Quirigua se encuentran entre los ue la disponible en las fuentes superficia- j sin n cesidad de caminar hasta ellas. Los pozos ppor grandes cafierias de cerémica, ae Comercio Para entender el papel del comercio en la sociedad maya clésica, es necesario tomar en cuenta las condiciones im- puestas por las rutas de co- municacién y los medios de transporte. No habia anima- les de carga, por lo que todo el transito terrestre se reali- zaba por medio de porteado- res que transportaban sus cargas en mecapales. Esto imponia limita- ciones severas para el acarreo de las merca- derias pesadas. Es poco probable que ali- mentos, tales como el maiz y frijol, se trasla- daran a largas distancias por via terrestre. Pudieron haberse movido con alguna facili- dad por medio de canoas en los rios y litora- les maritimos, pero este medio de conduc- cién solamente alcanzaba algunas partes de las Tierras Bajas. Muchos de los centros principales, como Tikal, se encontraban en localizaciones accesibles solamente por via terrestre. Considerando estas limitaciones, es poco probable que los alimentos bésicos se hayan comercializado a largas distancias. En cam- bio, otros productos alimenticios fueron ob- jetos importantes de comercio. Se extraia sal de minas de algunos lugares del norte de la Verapaz, Quiché y Huehuetenango. E] sitio Salinas de los Nueve Cerros se encuen- tra a orillas del Rfo Chixoy, en el noroeste de Alta Verapaz. Excavaciones efectuadas all{ han revelado una serie de grandes ollas que se utilizaban para evaporar el agua sa- litrosa de un arroyo local. El volumen de produccién obtenido con este sistema era mucho mayor que las necesidades del propio lugar, por lo que debe pensarse que la sal obtenida se comercializaba a lo largo de los Rios Chixoy y Usumacinta. También se ob- tenia sal marina en muchos lugares coste- ros, y se sabe que en la época de la conquista espaiiola habia un comercio activo de sal en la peninsula de Yucatan. ‘De mucho interés es €l comercio con va- rios lugares del Altiplano, que proveian a las Tierras Bajas de bienes que no se en- contraban en la regién, como, por ejemplo, la obsidiana. La materia prima mas utili- zada para la elaboracién de herramientas en las Tierras Bajas fue el pedernal, que se encuentra naturalmente en muchos luga- res de las Tierras Bajas. En el sitio de Col- ha, Belice, se han identificado los restos de grandes talleres, en que seguramente fa- bricaron artefactos de pedernal para una regién muy amplia, Aunque en proporcio. nes mucho menores, la obsidiana también fue utilizada en las Tierras Bajas, y, posi- blemente por su relativa escasez, era un 5 Weonomla, Pollties yal Colapso.7 jbceetetta O65} 98 Diagrama de modelos de cosechas de maiz en suelos peteneros de diferentes calidades, que se ‘encuentran a diversas distancias de los centros de ocupacién. Esta reconstruccién hipotética se basa en los datos que reportan las expectativas actuales de los agricultores en las éreas de San ‘Andrés y San José, Petén. La variacién en los grax dos de erosién es indicativa de los cambios en la productividad natural de fa campifia petenera. Los ‘suelos con alta fertilidad y bien drenados tienden a erosionarse fécilmente, mientras que los suelos con poca erosién tienden a tener problemas de drenaje. La distancia que hay entre un terreno y un centro de poblacién es, a menudo, un buen indica- dor de ia historia det uso de la tierra. material apreciado y frecuentemente utili- zado para propésitos rituales. Como se discutié en el Fasciculo 7, por medio del andlisis quimico es posible trazar Ja procedencia de los artefactos de obsidiana hasta sus yacimientos naturales. Este pro- cedimiento ha revelado valiosos detalles con- cernientes a las redes comerciales prehispa- nicas. Por ejemplo, se ha demostrado que la principal fuente de obsidiana para el sitio de El Mirador (Petén), durante el Preclasico Tardio, cambio de Jilotepeque (Chimalte- nango) a El Chayal (Guatemala); mientras que los sitios de Tikal y El Ceibal (Petén) siguieron obteniendo su obsidiana princi. palmente de Jilotepeque. El Chayal se con- virtis en el principal proveedor de Tikal has- ta en el Periodo Clasico, después del aban- 99 Canales entre los Lagos Petén Itza, Petenxil y Quexil dono de El Mirador. Esto sugiere una rela- cién comercial entre El Mirador y Kaminal- juy’ durante el Preclasico Tardio, que ex- cluy6, al menos parcialmente, a Tikal y El Ceibal. Otros materiales que también pueden tra- zarse hasta sus fuentes de origen son las conchas marinas, pues se sabe que algunas especies tienen habitats relativamente res- tringidos a lo largo de las costas, y en mu- chos casos se limitan a uno de los dos océa- nos, Atlantico 0 Pacifico. La concha Spon- dylus princeps fue muy apreciada por su aspecto llamativo y su color rojo. Se le utili- 26, como adorno personal y como materia prima para elaborar objetos de lujo, a lo largo de las Tierras Bajas. Su habitat natu- ral esté lit, 0 al Océano Pacifico, y para obtenerla en forma intacta, os necesario pes- carla en aguas cal:as. Por tanto, se ha pro- puesto la idea de que la mayoria de la Spon- dvlus utilizada en las Tierras Baias debié de haberse obtenido en la zona del golfo de Fonseca, y exportada desde alli hacia diver- sas partes del érea maya. Varios autores han planteado la tesis de que el intercambio de bienes suntuarios fue una parte importante del comercio en las ‘Tierras Bajas. Elementos de uso personal o ceremonial manufacturados en jade, con- cha, hueso y otros materiales valiosos fue- ron objetos de comercio, y seguramente tam- bign se intercambiaban como presentes en- tre los reyes y nobles. La cerdmica policro- ma también fue muy apreciada como objeto de intercambio. En algunos casos es posi- ble establecer el origen de los artefactos gracias a los textos jeroglificos inscritos en ellos. Por ejemplo, un pendiente de jade labrado con el nombre del Gobernante 4 de Piedras Negras, fue recuperado de las aguas de] cenote sagrado de Chichén Itza. Es pro- bable que este objeto haya pasado por mu- chas manos, desde que pertenecié al Gober- nante 4 hasta que fue arrojado como ofren- _ tos ocurrieron, en diferentes fechas, en cada da a las aguas del cenote. uno de los sitios y, de hecho, algunos de ellos El comercio fue un factor importante en se mantuvieron en plena actividad cuando la economia de las Tierras Bajas, en el Pe- ya muchos otros estaban abandonados. Del riodo Clasico. Desafortunadamente, no es mismo modo, la disminucién demografica no posible evaluar por métodos arqueolégicos la distribucién de muchos productos elabo- rados a partir de materiales perecederos, tales como los textiles y la mayoria de los productos alimenticios, Las condiciones de transporte di ponibles en el Periodo Clé roduccién de sal en’: Salin de los Nueve Cerros "El sitio Salinas de los Nueve Cerros esté situado a ‘orillas del Rio Chixoy (también conocido como ponibles en el Periode Clas | “Rio Salinas”), en las Tierras Bajas del norte de Alta | aearreo de cargas pesadas a VeFapaz. Sus habitantes explotaban la tinica fuente larga distancia, pero existié de sal mineral en el interior de las Tierras Bajas, lo un comercio activo de bienes que los. colocaba en una i6n privilegiada en menos voluminosos, entre los términos econémic ‘ que se encontraban muchos articulos suntuarios. El “colapso” al final del Periodo Clasico en las Tierras Bajas Uno de los problemas mas in- trigantes para la arqueologia en las Tierras Bajas mayas del norte es el colapso de la civilizacién, al final del Clé- sico. A grandes rasgos, se tra- ta de entender el por qué del abandono de los grandes cen- tros, que en muchos casos pa- rece haber ocurrido sibita- mente, poco tiempo después de su maximo apogeo. En un periodo relativamente corto, que abarea el fin del siglo Sera I Villy el 1X de la Bra Cristia. ared de hasta 15 m, de las na, la mayoria de sitios del} cuales se encontré una docena en el sitio. Con este Perfodo Clasico dejaron de _ sistema fueron capaces de abastecer de sal a una | erigir monumentos esculpi- | regién muy amplia de las Tierras Bajas. El sitio dos, al mismo tiempo quecesé | erecié mucho durante el Perfodo Clisieo, hasta al la construccién a escala mo- | numental. Por la misma épo- ca tuvo lugar un marcado des- censo demografico, que con- dujo al abandono de la mayo- ria de los sitios. Estos even- a en cacerolas ‘se almacenaba en diémetros de hasta al en Salinas de los Nueve Cerros continué escala hasta principios del siglo oc “i, =m ERE Abed BE Tsisis Popstar Te Tasiais FROM aR: necesariamente ocurri6, en todos los sitios, al mismo tiempo que el cese de la actividad monumental. Se han dedicado muchos esfuerzos para determinar las causas del colapso y de los procesos demograficos, econémicos, politi- cos y ecolégicos que implicé. A grandes rasgos, las explicaciones propuestas se pue- den clasificar en dos grupos. Por una par- te, algunos autores se concentran en facto- res de tipo ecolégico, tales como la explota- cién excesiva de los recursos y la interven- cién de catdstrofes naturales. Otros espe- cialistas han propuesto que la crisis fue, primordialmente, consectencia de proble- mas sociopoliticos, que pudieron ser de ori- gen interno o externo. Los factores inter- nos se refieren a fallas en el sistema socio- politico, que hubiesen ocasionado el cese de su funcionamiento y, eventualmente, la sa- lida de los habitantes de los centros urba- nos hacia areas rurales. Los factores exter- nos involucran la intervencién de grupos tradicionalmente ajenos a las Tierras Ba- jas, que habrian invadido partes del area, al final del Clasico, ocasionando o precipi- tando el proceso de crisis. Factores ambientales En la primera parte del siglo actual, algu- nos autores plantearan explicaciones de tipo catastréfico para el colapso maya, entre ellas, la mortandad ocasionada por enfer- medades epidémicas. Los estudios més re- cientes han revelado deficiencias nutricio- nales y otros problemas de salud, pero no se ha encontrado evidencia clara de tales epi- demias, por lo que estas explicaciones no tienen sustento. Sin embargo, en afios re- cientes han llamado la atencién otros facto- res de tipo ambiental y ecolégico. Los andlisis de polen efectuados en los sedimentos lacustres del centro de Petén han revelado un deterioro acelerado del am- biente en el Clasico Tardio. Se ha determi- nado que en el siglo VIII, la deforestacién alcanzé un nivel maximo, lo cual se refleja en la disminucién del polen de especies fo- restales v en el aumento del polen de maiz. pastos y malezas en los sedimentos lacus- tres. La deforestacién se debié al aumento de la poblacién, que requirié mayores ex- tensiones de tierra cultivada, mas consumo de madera como combustible y material de construccién, y espacios adicionales para viviendas y plazas publicas. La destruccién de la cubierta bos- cosa, combinada con el uso intensivo de los suelos de cul- tivo, ocasioné ero- sidny deslave de los suelos, que también fueron eliminados durante activida- des de construccién; ademas, la cobertu- ra del terreno con elementos arquitec- ténicos incrementé las tasas de desla- vey sedimentacién, lo cual se refleja en la presencia de gruesos niveles de barro en los sedi- mentos lacustres. El deterioroam- biental también se patentiza en las de- ficiencias nutricio- nales de la pobla- cién del Periodo Clasico. Los anali- sis de restos éseos encontrados en va- rios sitios de esta rogién indiean que sus habitantes su- frian graves defi- ciencias nutricio- nales, que redun- daban en proble- mas de crecimien- to y enfermedades. Sin embargo, hace fal- ta mucho trabejo para comprobar la verda- dera importancia de estos problemas, en relacién con el proceso de crisis. La canti- dad de restos éseos analizados son relati- vamente nequefias. v hace falta comparar- } amare A ww Gliese Politica yet Colapso.., Gaara SY 765} las con muestras significativas de épocas anteriores, a fin de demostrar que las defi- ciencias se agravaron consistentemente al final del Perfodo Clasico. Factores sociopoliticos Una de las teorias mas interesantes para explicar el co- lapso, propuesta a mediados de este siglo por Eric Thompson, se basa en factores sociopo- liticos, mas bien que ambientales. Thompson argu- mento que los go- bernantes y sacer- dotes explotaron inmoderadamente a la poblacién, con fuertes demandas de tributo y traba- jo para la construc- cidn de los grandes templos y palacios. Esto provocéd una serie de alzamien- tos, en los que los plebeyos derroca- ron a sus sefiores, quienes eran los unicos poseedores dc la alta cultura expresada en las artes monumenta- les y la escritura. Al caer el sistema politico que ellos controlaban, se perdieron parte de los conocimientos necesarios para desarrollar estas manifes- taciones culturales y la eapacidad de orga- nizar a la poblacién para tales propésitos. En una publicacién posterior, Thompson también elaboré la idea de una invasion externa como factor del colapso, especifica- mente en el drea del Rio de La Pasién. Varios autores habian observado la presen- cia de rasgos ajenos a la tradicién artistica maya clasica, en esculturas del sitio E] Cei- bal (llustraciones 101, 102, 103). Esas pe- culiaridades incluyen la falta de deforma- cidn craneana en los individuos representa- dos; la inclusién de elementos del vestuario y objetos rituales muy singulares; y el uso de ciertos signos jeroglificos, enteramente nuevos, ajenos a la escritura maya clasica, que aparecen combinados con los textos mas tradicionales. Llaman especialmente la atencién los signos, aparentemente calen- déricos, que aparecen encerrados en “eartu- chos” cuadrados, y que se diferencian mar- cadamente de Ja escritura maya clisica. Fue- ra de El Ceibal, estos signos aparecen en Jas esculturas tardias de Jimbal y Ucanal (Petén), y de otros sitios (lustracién 104). Excavaciones efectuadas en El Ceibal y en el sitio cercano de Altar de Sacrificios revelaron, también, la presencia de nue- vos tipos de cerdmica, conocidos como “anaranjado fino” y “gris fino’, los cuales compartian algunos rasgos iconogrdficos con las esculturas de El Ceibal, y que parecian ser de origen foraneo (Ilustra- cidn 9). Tanto la ceramica como las fechas de los monumentos de El Ceibal indican que este sitio permanecié activo hasta épo- cas muy tardias y, de hecho, experiment un florecimiento al final del Periodo Cla- sico, cuando la mayoria de sitios habia sido ya abandonada. Thompson combiné estas evidencias con sus interpretacioncs de los documentos his. téricos, que indicaban una gran expansién de los pueblos de lengua chontal durante el Periodo Postelasico. Estas comunidades habitaban la zona de la laguna de Térmi- nos y partes adyacentes de Tabasco y Cam- peche, donde se encontraban expuestos a influencia de asentamientos no mayas que habitaban més al ceste. En la época de la Conquista se les conocia como grandes mer- caderes, que controlaban el comercio a lo largo del litoral de la peninsula de Yuca- tan, hasta alcanzar partes de Izabal y Hon- duras. De acuerdo con la interpretacion de Thompson, un gruvo espeeifica de gente de reget Se SC lengua chontal, conocido como “putunes”, se expandis considerablemente al final del Clasico Tardio, hasta legar a controlar el sitio El Ceibal. Bata expansién pudo haber ocasionado la caida de los grandes sitios del Rio Usumacinta, y haber causado fuertes repercusiones en otras partes de las Tie- rras Bajas. ‘Con ambas propuestas, Thompson desa- rrollé la idea de que el colapso se debié a la caida de la autoridad centralizada en los si- tios principales, lo que pudo haber traido, como consecuencia, el movimiento de las po- blaciones de los nticleos urbanos hacia el area rural. En opinién de este autor, ello no oca- sioné necesariamente, un descenso de la po- blacién total, pues la poblacién simplemente se dispersé en las zonas rurales. Es impor- tante sefialar que el colapso no implies gran- des migraciones hacia las tierras altas de Guatemala o hacia la peninsula de Yucatan. Muchos autores se inclinan a pensar que el colapso de la sociedad maya clisica no puede explicarse como consecuencia de una sola causa. De acuerdo con la sintesis pro- puesta por Gordon Willey y Dimitri Shim- kin, la poblacién del Periodo Clasico Tardio experimenté una diferenciacién, cada vez mas marcada, entre la gente comin y los reyes y sefiores. La alimentacién pobre e inadecuada aumenté la vulnerabilidad de la poblacién ante las enfermedades, lo que afecté més perceptiblemente a los plebeyos, al tiempo que la presién demografica se in- tensificd, induciendo el deterioro ambiental y la reduccién del potencial agricola de la tierra. La incapacidad para producir alimen- tos suficientes incremento el deterioro de la salud y auments la vulnerabilidad de la po- blacién ante las enfermedades. Al mismo tiempo, esta sintesis incorporé las ideas de Thompson relativas a una intensificacién en la demanda de trabajo, por parte de los reyes y nobles, la que aumenté el sufrimien- to de los plebeyos, aunque esto no necesaria- mente tuvo como consecuencia un levanta- miento popular, Finalmente, la intrusién de grupos no mayas en el 4rea del Usumacinta pudo contribuir a la inestabilidad y produ- cir cambios drasticos en las redes tradicio- nales de comercio. Je Taatois oA A, Aligual que otros aspectos de la sociedad maya clasica, en el proceso que condujo al colapso existid una gran diversidad regio- nal y, por tanto, es necesario estudiar la formia en que se desarrollé en cada regién particular de las Tierras Bajas. En las sec- ciones siguientes se discuten aspectos espe- cificos relacionados con el colapso de Tikal, Copfin y la regién de Petexbatiin, que si bien muestran similitudes, a la vez fueron significativamente diferentes. Tikal El fin del Periodo Clasico, en Tikal, se carac- teriz6 por un descenso marcado de la pobla- cién, tanto en el centro como en la periferia. Sin embargo, un grupo pequefio permane- cid viviendo en la parte nuclear y continué manteniendo algunos patrones del ceremo- nial del Periodo Clasico, incluyendo la eree- cién de la Estela 11 y del altar 11, en el ano 869 vc. Se erigicron, de nuevo muchos mo- numentos del Periodo Clasico en recientes localizaciones, y en algunos casos hay evi- dencia de que los responsables de su reubi- cacién ya no comprendian el significado de la iconografia e inscripciones del Periodo Cla- sico. Los tiltimos habitantes de Tikal no tu- vieron la capacidad para emprender gran- des obras de construccién y utilizaron los antiguos edificios rituales como residencias. ‘Tampoco produjeron o adquirieron nuevos objetos ceremoniales y suntuarios; para ob- tenerlos saquearon tumbas y depésitos de épocas anteriores. El sitio de Jimbal, localizado a pocos ki- lémetros de Tikal, experimenté un breve florecimiento al final del Periodo Clasico, cuando sus habitantes erigieron algunos monumentos esculpidos, en una época en la que ya el sitio principal habia decaido. Los reyes conmemorados en estos’ monu- mentos utilizaron el glifo-emblema de ‘Tikal, lo que sugiere que pudieron haberse identificado como miembros de la familia real de ese sitio (ver Fasciculo 9). A la vez, emplearon algunos signos jeroglificos en- marcados en cartuchos cuadrados, simila- res a los que se observan en los monumen-

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