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Causa N° 6317 “Pérex Acuia, Roberto Carlos ree. de casacién” Sala IIL. CN.CP. seis, se retimen los miembros de la Sala Tercera de la Camara Nacional de Casacién Penal, doctores Guillermo J, Tragant, Eduardo R. Riggi y Angela E. Ledesma, bajo la presidencia del primero de los nombrados, asistidos por la Secretaria de Cémara, doctora Marfa de las Mercedes Lopez Alduncin, con el . objeto de dictar sentencia en la causa n° 6317 del registro de esta Sala, caratulada “Pérez Acufia, Roberto Carlos s/ recurso de casacién”. Representa al Ministerio Piblico el sefior Fiscal General doctor Juan Martin Romero Victorica, y ejercen la defensa de Roberto Carlos Pérez Acufia los doctores Adolfo Casabal Elia y Sofia Bouquet Roldan. Efectuado el sorteo para que los sefiores jueces emitan su voto, result6 que debja observarse el siguiente orden: doctor Eduardo Rafael Riggi, doctora Angela E. Ledesma y doctor Guillermo José Tragant. VISTOS Y CONSIDERANDO: El sefior juez doctor Eduardo Rafael Riggi dijo: PRIMERO: 1 Llega la causa a conocimiento de esta Aizada a raiz del recurso de casacién interpuesto por la defensa de Roberto Carlos Pérez Acufia a fs. 587/620 vta. y por el sefior representante del Ministerio Pitblico Fiscal a fs. 621/624 vta., contra la sentencia de fs. 569/578 via., dictada por el Tribunal Oral en Io Criminal n° 8, en cuanto resolvié “J) Condenar a Roberto Carlos Pérez Acufia (...) como autor penalmente responsable del delito de homicidio simple, ala pena de doce afios de prisién, accesorias legales y al pago de las costas (arts. 29, inciso 3° y 79 del Cédigo Penal; 403, 530 y 531 del Cédigo Procesal Penal)”. 2.- El Tribunal de mérito concedié solo el recurso de casacién - interpuesto por el sefior Fiscal General (fs. 631/643), el que fue mantenido en esta instancia a fs. 652. 3. Por su parte, ante la denegatoria de la via recursiva deducida, la defensa interpuso la presentacién directa que obra glosada a fs. 655/701, la que sometida al examen de admisibilidad de este Tribunal, fue concedida a fs. 709, quedando en definitiva el recurso de casacién de la defensa debidamente mantenido a fs. 717. 4.- En su recurso de casacién la defensa sostuvo, con ajuste a la causal prevista en el articulo 456 inciso 2° del Cédigo Procesal Penal de la Nacién, la ifivalidez del decisorio que impugna. All respecto, sefiala que “...la sentencia de V.E. esta viciada de nulidad insanable, porque hace pie, dentro de la prueba de cargo que -dicho sea de paso- selecciona arbitrariamente -como demostraré en el punto siguiente-, en las expresiones que le habria vertido Pérez Acuiia al Oficial Bessone como al Comisario Musto (a quien nada le dijo, adelanto) al tiempo del operativo policial inmediatamente realizado después de la muerte del delincuente de autos. En primer lugar (...) nuestro defendido nunca le hizo manifestacién alguna al Comisario Musto. Como surge nitido de su exposicin de fs. 1, el referido jefe policial reseid simplemente cuanto, segtin Bessone, a éste le habia referido Pérez Acuiia. O sea, ya vemos un grueso error de V.E. aldar lectura al acta inicial y atribuir cardcter de prueba de cargo -que de todas maneras estaria viciada, por lo que se dird- a una expresion que no es la‘del indicado Comisario sino la que éste tltimo le atribuye al oficial interviniente (dichos de dichos)”. Indican que Pérez Acuiia contradijo categéricamente al oficial Bessone en el careo que ambos sostuvieron en el debate, sin perjuicio de lo cual “computar como una prueba de cargo una verdadera ‘manifestacién espontéinea’ a la prevencién (...) es un recurso prohibido expresamente desde que se puso en vigencia nuestro ordenamiento procesal”. : Concluyeron el punto, seftalando que el tribunal de juico “tomé como licitos elementos de juicio que la ley prohibe valorar y, mucho mds en eqnira del imputado. Tal actitud quita al pronunciamiento toda su validez * jurisdiccional... Causa N° 6317 “Pérez Acuiia, Rol sree, de casacién Sala I. CNC, Seguidamente, y bajo el rétulo “arbitrariedades y absurdos” expresan los recurrentes que “no tenemos dudas acerca de que nos encontramos ante un caso de arbitrariedad manifiesta”. En ese orden, indican como primera hipétesis para explicar lo sucedido que el tribunal de mérito “omitié de modo arbitrario y deliberadamente parcial analizar la actitud, i final del propio Acosta, que estaba vivo poco antes de llegar el agente policial caprichosamente condenado y que habia sido herido de gravedad en su brazo derecho y que estaba caido con la cabeza sobre el suelo, inclinada hacia su lado tzquierdo, y que tenia sobre su mano izquierda, o muy cerca de ella, una pistola recién disparada y que una vaina servida de esa pistola estaba a pocos metros del muerto”. Agregan que los sentenciantes “en su afiin de demostrar lo indemostrable (que Pérez Acufta fue el matador) paso por alto una situacion Factica tan evidente que cualquier juez imparcial hubiera evaluado para llegar 4 alguna conclusion sobre ella, hasta descartarla incluso”. Destacan que la verdad teal de lo sucedido es que Pérez Acufia “persiguid al delincuente, seguido todo el tiempo por el testigo Cajide, disparé sélo tres tiros de adyertencia con su 9 mm. (0 sea no lo hizo nunca en contra del cuerpo de Acosta)”. Refieren también que “si el barrido se hubiera hecho en toda la extension del escenario del suceso, como era obligatorio, se hubieran podido determinar los rasiros del primer disparo, como lugar del impacto y, tal vez, el hallazgo de la correspondiente vaina servida”. A ese primer disparo, afiaden los Sefiores defensores el que impacté en la camioneta Fiat Fiorino estacionada en la cuadra en la que finalizé la persecucién, y la que impactara en el brazo de Acosta, indicando que esos son los tres tinicos tiros efectuados por Pérez Acuita. Sefialan que Ja hipétesis del suicidio se encuentra avalada por los siguientes elementos de juicio: “la herida mortal es tipicamente suicida [el orificio de entrada se encontraba en la regién temporal izquierda, ligeramente por delante y arriba del pabellén auricular). Su brazo derecho se encontraba herido por un disparo de 9 mm. que lo atravesé, por lo que es natural que esgrimiera su arma con la mano izquierda y se disparara en el temporal izquierdo. La trayectoria intracraneana del proyectil, ligeramente de adelante hacia atrés y de abajo hacia arriba es perfectamente concordante con la posicién del arma en actitud suicida (...) La pistola portada por Acosta disparada y cargada, es encontrada a 20 cm. de la mano izquierda de éste (...) Una vaina servida (...) del mismo calibre que posteriormente se identifica como disparada por el arma que portaba Acosta es encontrada a unos 4 mts. del pie derecho de su cadéver (...) Enel lugar no se encontré ninguna vaina del calibre del arma que portaba Pérez Acuia (...) El testigo Drij dice haber escuchado expresiones como ‘no me dejen, no me abandonen’ sin dudas atribuibles a Acosta”. Sostienen también que “ha sido descartada la hipétesis de un disparo accidental o ex profeso por parie de los ocupantes del automévil. Sin embargo, de haber Iegado Acosta junto al automévil ¢ intentar subir, debié necesariamente adelantar su cabeza primero y si entonces alguien del interior del yehiculo estiraba el brazo para disparar a Pérez Acuiia muy bien podria haber su arma tropezado con la cabeza de Acosta y producir el disparo fatal”. Afiaden en otro pasaje que “siguiendo con las hipétesis no evaluadas intencionalmente en perjuicio de Pérez Acuita, podria haber ocurrido que Acosta al sentirse herido, o simplemente al correr, cayera al suelo y golpeara el arma portada en su mano izquierda contra su cabeza dispardndole y produciendo su muerte”. Seguidamente, los impugnantes ingresan en el tratamiento de la “omisién de computar pruebas irrefutables”, Es asi que seftalan que no se tavieron debidamente en cuenta las declaraciones prestadas por los sefiores Cajide, Drij y por las sefioras Trotta y Saldias. Resaltan particularmente los dichos del testigo Cajide -quien afirms “si Pérez Acutia maté al delincuente lo 4

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