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Furtwängler y el indescifrable fenómeno de la

nazificación
por A. Piscitelli

Tomándonos en solfa a la filosofía y en serio a todo lo demás


De http://www.filosofitis.com.ar/2005/01/10/furtwangler-y-el-indescifrable-fenomeno-de-la-nazificacion/#more-462

Horror y Memoria

Dos cuestiones concentran hoy el debate en torno a la Segunda


Guerra Mundial: sus horrores, hasta entonces sin precedentes,
y su memoria, aún en trabajoso proceso de construcción. Ambas
se entrelazan: los horrores afectaron a la población civil tanto o
más que a los combatientes; dilucidar su memoria y tomar
posición acerca de las responsabilidades constituye aún hoy una
pesada hipoteca.

No pasa día que alguien no trate de explicar cómo fue posible el horror del nazismo y que se multipliquen las
interpretaciones y los puntos de vista.

¿Por qué hombres comunes se convierten en asesinos?

A caballo de una oleada de revisionistas que no solo desconocen el Holocausto sino que insiste en que nada especial
sucedió en Alemania nazi, incluyendo la nefasta posición de David Goldhagen, autor de Los verdugos voluntarios de
Hitler (que a pesar de que su postura de carácter extremo y generalizador, ampliamente rechazado por el ámbito
historiográfico, sin embargo es rescatada por algunos ensayistas al no dejar de reconocer que, al haber tratado el tema
de ese modo, mantiene viva la memoria de lo ocurrido en la Shoá) La ética y el antisemitismo: una reflexión desde dos
aportes historiográficos por Marcela Viviana Santillán, la pregunta de fondo es una e invariable ¿Por qué hombres
comunes se convierten en asesinos? Según Goldhagen todos los alemanes eran antisemitas y potenciales
exterminadores, Hitler sólo les dio la oportunidad para realizar lo que siempre quisieron hacer.

Christopher R. Browning autor de Aquellos hombres grises (Edhasa)- ha afinado mucho mas la puntería y, se ha
ocupado de los victimarios, los ejecutores directos de las grandes matanzas. Browning investigó un caso
excepcionalmente documentado: el de un batallón de la policía alemana. No fueron las SS sino un grupo de hombres
relativamente comunes, reserva militar no enviada al frente de combate, sin entrenamiento ni formación ideológica
especial, los designados para ejecutar una parte espantosa de la matanza: recorrer en 1942 las aldeas campesinas
polacas, separar a los judíos, fusilarlos en el sitio o embarcarlos en los trenes que los llevarían a los campos de
exterminio.

A diferencia de Goldhagen, que combino el best-sellerismo con una curiosa teoría reduccionista , Browning (que lo
detesta personalmente) es un historiador, experto en complejidades y en zonas grises. Señala que el antisemitismo,
lejos de ser el dominante, fue un componente más de la cultura política alemana, que Hitler y los nazis
potenciaron, arrastrando por ese camino a los alemanes. Diez años de persecuciones contribuyeron a deshumanizar a
sus ojos a los judíos y a convertirlos en un otro extraño, antes de que en 1942 se lanzara la Solución Final.

Todo ello preparó el terreno para que seres comunes se transformaran en asesinos, salvo un grupo de ellos -quizá una
quinta parte- que se negó a sumarse a las matanzas y que pudo hacerlo sin por ello ser sancionado. Aquí Browning
toca un punto esencial: más allá de todos los condicionantes y explicaciones generales, que los historiadores
pueden explicar, hubo siempre una elección, una decisión. Negarse era posible: la responsabilidad, finalmente, fue
una cuestión estrictamente personal -tal como insiste Luis Alberto Romero en su reseña de la obra de Browning

Estos elementos contextuales nos llevan al tema que nos fascina cual es revisar no los extremos, sino los medios, no
ya los asesinatos comunes sino los no asesinos excepcionales. Como fue del caso de unos cuantos distinguidos
alemanes (desde Heidegger a Furtwangler) que, o bien simpatizaron (por un tiempo) directamente con los alemanes,
o en todo caso no rompieron jamás con el régimen, abriendo la puerta a controversias sin fin y a castigos de
desnazificación que muchos de ellos no compartieron, ni pudieron entender jamás.

El caso Wilhelm Furtwängler

EL caso de Wilhelm Furtwängler es sintomático al respecto (no menos llamativo es el de Oppenheimer tal como
examinamos hace un tiempo en Copenhagen).

El 7 de Octubre de 1944 en Berlín mientras los soldados morían, los civiles sufrían y los judíos eran asesinados, estaba
por empezar un concierto extraordinario. Ante una inmensa sala vacía la Orquesta Filarmónica de Berlín (junto con
la de Viena las dos mejores del mundo entonces y ahora) esperaba la señal de ataque que daría un segundo más tarde
Wilhelm Furtwängler. Un instante después se empezaba a grabar la Novena Sinfonía de Anton Bruckner -que por
otra parte seria irradiaba a los pocos minutos de conocerse el suicidio del Fuhrer en abril de 1945.

Se trata de una de las versiones más apasionadas y aclamadas jamás grabadas de esa obra, debido precisamente a la
intensidad, la angustia y el remordimiento con que Furtwängler vivió sus años de autoexilio en la propia Alemania.
Hostigado a más no poder por los nazis, no cedió enteramente empero a esas presiones, y pudo transmitir durante esos
terribles años de la guerra una sensibilidad y un amor por la música que sus compatriotas siempre le agradecieron, los
Nazis explotaron y los occidentales le cobrarían acusándolo de cómplice antes que de mártir.

Si la saga de Furtwangler es tan fascinante es porque en su caso se ve mejor que en ningún otro la tensión (insoluble)
que existe entre arte, sociedad y moralidad

Como corresponde a los verdaderos cazadores de tendencias, estados de ánimo, turbulencias del espíritu y visiones
irreconciliables de la realidad, fue la perspicacia del autor sudafricano nacido en 1934, Ronald Harwood convertir
toda esta tensión dramática en la obra de teatro Taking Sides (filmada en el 2001 por István Szabó).

Taking Sides

El Juicio de Nuremberg llevo a la horca o al suicidio a la veintena de genocidas que perdieron la guerra. Pero ¿qué
hacer con personalidades como el gran director de orquesta Wilhelm Furtwängler? ¿Haber permanecido en
territorio alemán, y haber tocado para los nazis lo contagiaba de la misma escoria que sirvió para condenar a los otros
acusados?

En la película se le da a un mayor del ejército norteamericano el archivo de Furtwängler, con las instrucciones de
construir toda la evidencia posible para enjuiciarlo. El mayor se mete obtusamente en un mundo que desconoce, y
aunque los propios miembros de la orquesta lo defienden y testimonian acerca del modo como Furtwangler salvó al
menos a 80 judíos de la muerte (incluyendo a la esposa de su propio concertino) el norteamericano esta convencido de
lo contrario.

Su principal argumento para el pedido de condena es la evidencia de que el director más conocido y apreciado del
mundo, -después de Toscanini, que por otro lado le hizo la vida imposible y contribuyó a que no pudiera viajar a USA
antes de la guerra para hacerse cargo de las mejores orquestas yanquis- tocó para Hitler. Pero hasta ese hecho
aparentemente indisputable es cuestionable.

La escena crucial de la obra de teatro/película es el interrogatorio en sí mismo, en donde el actor que personifica a
Furtwängler exhibe sin solución de continuidad orgullo, confusión, estar a la defensiva e incluso duda, de qué había
hecho realmente y de quién era el mismo.

Cuando Furtwängler toco en el cumpleaños de Hitler ¿lo hizo movido por la indiferencia o por una infernal presión?
¿O nadie le avisó y lo trampearon alevosamente? Esa escena documental insertada, que se ve al final de la película,
cuando Furtwängler se seca las manos que acaban de saludar a Hitler ¿es un truco de montaje -como dijo algún
crítico- o es el testimonio más evidente de que Furtwängler detestaba a Hitler al punto tal de enjugarse la manos ante
su solo contacto?

Gestos evanescentes
¿Qué significa ese gesto? ¿Tuvo lugar ese gesto? No lo sabremos nunca, pero en todo caso lo que sí sabemos es que
muerto Hitler lo que empezó fue la guerra acerca de Hitler. ¿Quién era realmente?, ¿cómo nació su maldad única?
Medio siglo después sabemos que Hitler no escapo de su bunker berlinés pero que se las había arreglado para escapar
de la explicación (bueno eso hasta que Ron Rosenbaum escribió su denso y fascinante Explicar a Hitler. Los
orígenes de su maldad (Siglo XXI, 1999).

Pero entrar en esas derivas explicativas llevaría mucho tiempo y sesera así que por ahora lo postergamos. Y además
después de examinar más de 20 teorías acerca de Hitler (desde Trevor-Roper a George Steiner, desde Claude
Lanzmann a David Irving), estamos en mejor condiciones que antes de saber por qué Alemania, por qué Hitler, por
qué el Horror?

Más testimonios para alimentar teorías de las zonas grises

La secretaria de Hitler que vivió para contarlo y para arrepentirse

Traudl Junge, que acompañó a Adolfo Hitler hasta su suicidio en el bunker de la Cancillería en 1945 y fue una fuente
muy rica para los historiadores, murió a los 82 años. Poco antes del fin dijo: Ahora he contado la historia de mi vida y
estoy lista para morir.

Una película sobre Hitler divide a los alemanes

El film El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel, genera revuelo en Alemania, donde 100 mil personas asistieron a su
estreno y la crítica se reparte a favor y en contra. Relata los últimos días del régimen nazi y ofrece una mirada
“humanizada” del genocida. El ex canciller alemán Helmut Kohl tomó partido: Espero que la vea mucha gente.

1 Anónimo { 02.09.05 at 5:08 pm }

Si quieren estudiar más el proceso no pierdan de vista Venezuela. Aquí el proceso está en desarrollo, sin
muchas muertes físicas pero con bastantes muertes legales y morales. Los parias sociales son la ex clase
media, los más de 20 mil excelentes profesionales de la industria petrolera despedidos y perseguidos, sacados
de sus casas a media noche bajo bombas lacrimógenas, confiscados sus ahorros y execrados de toda
posibilidad de trabajo dentro y hasta fuera del país.
Nos dividieron y sembraron una supuesta “conciencia de clases” según la cual los que llegamos a ser clase
media lo hicimos ignorando a los de abajo y ahora debemos pagar. Sin embargo, quienes votaron una y otra
vez por los malos gobernantes q nos llevaron a este punto del caudillo necesario? ….
Saludos

Aurora Nannini

2 Himmler { 02.09.05 at 8:32 pm }

No es bueno encasillar, ni estigmatizar en base a fundamentos de los, hasta el momento poco leales a su
nación y a los problemas de la gente común, llamados “Social-demócratas”. En vista de lo anterior, quizá uno
de los mayores errores de Hitler no fue haber exterminado a los judíos, sino a todos los socialdemócratas.
Furtwängler, y su genialidad jamás serán reemplazados, menos aún por Von Karajan. Estudien y conozcan la
historia de la música alemana antes de desprestigiar. Gracias.

4 cristian { 08.12.07 at 10:47 am }

Quizás convenga recordar que cuando todo transcurre bajo un régimen de opresión y censura, el poder de
discernimiento del común (y no tan común) de la gente se torna una quimera. He vivido la Argentina del
régimen dictatorial y no era muy sencillo enterarse de los acontecimientos, y tener una idea clara de lo que
sucedía.

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