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Dermocosmética-Capitulo 5 Page 1 of 9

LIBROS

DERMOCOSMÉTICA

CAPÍTULO 5

Funciones generales de la piel normal.


Clasificación cosmética de los tipos de piel

Luis Olmos Acebes

Profesor Titular de Dermatología de la Facultad de Medicina de Madrid

La piel establece la frontera entre el cuerpo humano y el ambiente que le rodea por lo que tiene
funciones de barrera obstructiva y de permeación del organismo, con todos sus sistemas, hacia el
exterior y del exterior hacia el organismo, manteniendo interrelaciones e influencias recíprocas. La
estructura de la epidermis con la capa córnea compacta, el pH de la superficie, el manto hidrolipídico, la
colonización por microorganismos saprofitos, los lípidos intercelulares, la actividad inmunológica de sus
células, la capacidad fotoprotectora, sensitiva, secretora, los tejidos adiposos, fibrosos, elásticos, etc.,
constituyen una notable barrera adaptable a las circunstancias.

Organo protector

La piel es un excelente aparato protector que nos defiende de la agresión ambiental, en estrecha
relación con la queratinización permeabilizante, dependiendo, por tanto, de factores como la región a
considerar, el espesor de la capa córnea, el pH, el potencial de oxido-reducción, la cantidad de
secreciones, etc.

Protección física.

La resistencia mecánica del conjunto epidérmico-dérmico está en relación con la región considerada
pero es bastante elevada, pues puede alcanzar 1,800 Kg por mm², aunque en algunas regiones, como
las palmas y plantas, es mayor por el espesor de la capa córnea, lo que se puede estimular en cualquier
región por frotamiento continuo. La constitución hipodérmica y del tejido subcutáneo, donde tramos
conjuntivo-elásticos (septos) separan los lóbulos adiposos, formados por masas redondeadas de células
cargadas de lípidos, como almohadón celulo-adiposo, protege la dermis y la epidermis de las fuerzas de
presión externas contra los planos profundos. En algunas zonas, como los párpados o el prepucio, el
tejido subcutáneo laxo, pobre en grasa, permite el desplazamiento en bloque sobre los planos profundos
protegiendo la piel contra los movimientos de tracción horizontal.

La capa córnea está formada esencialmente por queratina, proteína fibrosa compleja, de gran solidez a
causa de las uniones sulfuros de la cisteína, pero de gran plasticidad por la transformación de la
queratina a en queratina b. Los queratinocitos subyacentes son un gran almohadillado a causa de los
tonofilamentos y los desmosomas. A este amortiguamiento también contribuye el dermis, no solo con su
red fibrosa colágena y elástica, sino igualmente con la vascular y nerviosa, además de las glándulas,
músculos y la hipodermis con su tejido adiposo dispuesto en lóbulos separados por septos fibrosos, en
forma acolchada.

La piel no es una barrera calórica sino más bien una zona de intercambio entre le medio externo, de

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temperatura muy variable, y la temperatura corporal, mantenida de forma casi constante, y dada su baja
conductibilidad térmica (K = 0,0011), inferior al agua, la superficie cutánea es un indispensable órgano
periférico regulador de la temperatura, controlado por el hipotálamo, donde se encuentran los centros del
frío y del calor, que ordenan la vasoconstricción y vasodilatación de la amplia red circulatoria y la
abundante secreción de las más de dos millones de glándulas sudoríparas.

El panículo adiposo ayuda a mantener la protección de la irrigación sanguínea profunda frente a la


pérdida térmica pero la vasodilatación activa conduce la sangre caliente a la superficie cutánea y
acentúa dos mecanismos constantes de enfriamiento: el intercambio térmico con el medio exterior por
las corrientes aéreas y la emisión de rayos luminosos en la zona infrarroja y al contrario, la
vasoconstricción arteriolar refleja reduce el intercambio térmico con el exterior por las mismas razones.
La sudoración desempeña un papel considerable en el enfriamiento cutáneo por l a importante cantidad
de líquido que de modo insensible (perspiración), 500-700 g/día de agua, o con gran rapidez,
transpiración (~ dos millones de glándulas sudoríparas), puede pasar al estado gaseoso por la
evaporación (un gramo de sudor evacua 0,6 calorías). Una humedad atmosférica elevada impide la
evaporación reduciendo este mecanismo de control térmico.

El hombre adulto desprende a través de la piel, en 24 horas, aproximadamente 2.500 calorías, siendo
proporcional a la superficie y no al peso, aunque también es variable según las regiones, pues la
temperatura local depende del espesor, del vello, de su contenido en grasas y sobre todo de la
temperatura exterior. Esta pérdida de energía calórica se realiza por convección, es decir por los
movimientos del aire que desplaza el aire calentado por la piel (el abanicado aumenta la convección),
por radiación, es decir por fotones que se alejan de la superficie cutánea hasta que encuentran una
superficie absorbente o reflectante y por evaporación del agua epidérmica y de la sudoración que al
pasar del estado líquido al gaseoso absorbe energía y disminuye la temperatura.

Todas las pieles, incluso las más claras, están pigmentadas y la ausencia total de pigmento, como en los
albinos, acarrea insolaciones de repetición con graves alteraciones cutáneas , como cánceres, a partir
de la adolescencia. En la extremidad infrarroja del espectro solar, los rayos de gran longitud de onda
(8000Å) y de escasa energía penetran profundamente en el dermis ocasionando un aumento de calor y
una vasodilatación compensatoria sin pigmentación ni lesión duradera, la parte visible del espectro
todavía es más penetrante, con energía calórica en el rojo y amarillo (sobre todo en la piel coloreada, no
reflectante) y ya es pigmentante en sus más cortas longitudes de onda pero sobre todo es el espectro
ultravioleta, donde las longitudes de onda son más cortas, quien provoca la insolación y a la larga
alteraciones irreversibles de la epidermis y dermis, tanto más cuanto más clara sea la piel, por lo que la
evolución ha precisado una protección frente a las radiaciones ambientales con posibilidades
patológicas, y aunque cada persona tiene una sensibilidad diferente, según la constitución, la
localización, el espesor epidérmico, la calidad del manto hidrolipídico, la melanina producida por los
melanocitos basales y fagocitada por los queratinocitos constituye la pantalla ideal que detiene y filtra las
radiaciones nocivas descritas.

Este mecanismo de defensa contra las radiaciones se produce por pigmentación inmediata (máxima a
las 6-8 horas postexposición solar, con desaparición a las 24 horas), sin participación de la síntesis
melánica, sino simplemente la oxidación de la melanina preexistente y la redistribución de los
melanosomas en los queratinocitos y por pigmentación retardada (48 horas después de la exposición
solar) con aumento de la síntesis y la distribución melánica.

Protección química

La responsabilidad de esta función cutánea prácticamente la tiene la capa córnea, con su composición
de sustancias queratinizadas, más resistentes que incluso el pelo, y que forma parte del manto
hidrolipídico constituido por la emulsión de los productos del metabolismo epidérmico y las secreciones
de los anejos, dando una emulsión de tipo agua en aceite.

Esta emulsión establece una interacción específica a nivel molecular, en permanente intercambio de
renovación y formación, que mantiene el equilibrio dinámico y funcional de protección química, como
lubricante, agente higroscópico y neutralizante, independientemente de su función en la elasticidad,
temperatura y protección antimicrobiana.

En el metabolismo epidérmico se producen lípidos con funciones diferentes, según la profundidad a que
son producidos y localizados. Los fosfolípidos en los estratos profundos se relacionan con la regulación
del agua y el control de la descamación córnea, las ceras y ceramidas, de la granulosa participan en el
mantenimiento de la función barrera, pérdida transepidérmica de agua y regulación de la queratinización
y los esteroles y colesteroles actúan como emulsificantes de las grasas de superficie.

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Las secreciones sudorales constituyen la fracción hidrosoluble, los lípidos epidérmicos y de las glándulas
sebáceas son la fracción liposoble y los aminoácidos libres (lisina, glicina, alanina, ácido glutámico,
metionina, fenilendiamina, etc.) resultantes de la queratinización forman la fracción proteica de esta capa
más superficial y protectora de la epidermis.

En el momento del nacimiento el pH de la superficie cutánea es neutro pero a los 6 meses, este conjunto
de sustancias interrelacionadas se desarrollan, especialmente el ácido láctico de la secreción sudoral y
el ácido glutámico-aspártico de la epidermis y mantienen una acidez constante entre 4,5 y 6, según las
localizaciones, actuando como tampón frente a jabones, detergentes y cosméticos, de tal forma que
cuando disminuye de 4 o es superior a 10 aparece la lesión eccematosa.

Protección inmunológica

Como en el concepto de barrera epidérmica se considera la posibilidad de penetrar pequeñas moléculas


que actúen como haptenos se pueden desencadenar reacciones alérgicas de defensa, con la
participación de células de Langerhans epidérmicas, linfocitos, leucocitos y en general células
inmunocompetentes del sistema mononuclear fagocitario, provenientes del dermis que identifiquen los
antígenos, los neutralizen y los fagociten. En la piel hay todos los elementos inmunocompetentes
necesarios para la defenderse contra las sustancias extrañas participando, en caso de necesidad, toda
la cadena inmunológica, con las distintas combinaciones celulares y moleculares tipo linfocitos,
monocitos, histiocitos, interleucinas, anticuerpos, aminas vasoactivas, etc.

Órgano de equilibrio o de deposito

La hipodérmis, con sus lóbulos adiposos acolchados no solo sirve de protección física y diferenciación
sexual, sino fundamentalmente es una reserva metabólica y energética que puede ser utilizada según
las necesidades. Las necesidades energéticas del organismo para la vida cotidiana provienen de los
alimentos ingeridos que, para la regulación glucídica, pueden excesivos y conducen a la obesidad o
insuficientes y producen la delgadez. En el primero de los casos la obesidad es una reserva para cuando
aparece el segundo que mediante lipólisis, por oxidación de los ácidos grasos, libera las kilocalorías
necesarias para compensar la pérdida de ingesta (un gramo de lípidos consumidos producen 9
Kilocalorías).

En esta movilización de reservas juegan papel importante las hormonas tiroideas permitiendo la acción
estimulante de las catecolaminas sobre las lipasas intracelulares y la hipófisis, cuya patología tiene
numerosas muestras de síndromes de obesidad y delgadez, pero también son importantes los factores
constitucionales y sobre todo socio-económicos.

Órgano de excreción

Si se considera como excreción a la acción de expeler los residuos, la piel elimina cada 24-48 horas una
capa de escamas. Las técnicas modernas de inmunohistoquímica están contribuyendo notablemente al
conocimiento de la composición de las células cornificadas y por consiguiente de su importante función.
La epidermis sintetiza gran variedad de proteínas estructurales, entre otras, más de doce tipos
diferentes de queratinas, denominadas con la letra K, K5 y K14 en la capa basal, K1 y K10 en el estrato
espinoso, la involucrina y la loricrina en las envolturas más cornificadas, mientras que la filagrina,
procedente de la profilagrina derivada de la queratohialina, sobre todo, en la capa compacta,
participando de la agregación de los filamentos de queratina. Hay otros componentes como la
corneodesmosina que los queratinosomas llevan a los desmosomas, la queratolinina y muchos enzimas
que no solo facilitan y organizan la descamación sino que son esenciales para la hidratación de la piel
por el constante juego “tampón” que hace con las fracciones hidrófilas e hidrófobas.

El pelo crece cada día alrededor de 0,37 mm, lo que quiere decir que la piel está constantemente
eliminando todos los componentes pigmentarios y queratinizados del folículo piloso a lo que hay que
añadir las secreciones holocrinas de las glándulas sebáceas (asociadas como unidades fisiológicas),
que contienen de triglicéridos, ésteres céreos, escualeno, colesterol libre o esterificado, las apocrinas de
las glándulas sodoríparas (también asociadas a la unidad pilo-sebácea), ricas en grasas, amoniaco,
ácidos grasos volátiles y cromógenos.

En esta función excretora hay que incluir todo el resto de eliminaciones, como los lípidos inter e
intracitoplásmicos, proteínas y demás aminoácidos de las organelas celulares, las sales minerales y las
substancias orgánicas, entre otras la urea y el ácido láctico, de la sudoración ecrina.

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Órgano de absorción

Se acepta como absorción percutánea o transferencia al paso de una sustancia química aplicada en
la superficie cutánea hasta llegar al torrente circulatorio, lo que puede ser útil con fines terapéuticos pero
no es deseable desde el punto de vista fisiológico, por su posible toxicidad, mientras que penetración
de la piel es simplemente el paso de las sustancias hasta distintos niveles de la epidermis que puede
ser útil y necesario para el mantenimiento fisiológico.

En la superficie cutánea hay numerosas aparentes puertas de entrada para las sustancias externas,
como son las desembocaduras de las glándulas sudoríparas y sebáceas que, si bien no son auténticas
soluciones de continuidad y representa solamente 0,1-1% de la superficie corporal, con condiciones
difíciles de incorporación a través de un micro-orificio y contracorriente, en algunos casos, no son
despreciables las grandes superficies y condiciones fisiológicas que ofrecen a líquidos hidrosolubles e
iones.

Las vías inaparentes o intraepidérmicas de penetración de sustancias externas, incluidos los anejos,
tiene dos posibilidades: a través de los espacios intercelulares, sorteando todos los desmosomas y
demás contactos intercelulares y a través de las células mediante picnocitosis, endo y exocitosis, sin
exclusividad de ninguna, tanto aparentes como inaparentes.

Considerando que la superficie relativa de los espacios intercelulares representan entre 0,4 y 1% de las
células córneas, se ha estimado que la vía más directa de penetración es la intracelular o picnocitósica,
especialmente para las sustancias hidrosolubles, reservando la vía intercelular para pequeñas
cantidades de sustancias liposolubles, pero probablemente estos cálculos habrá que corregirlos porque,
sin duda, la epidérmis utilizará todas las vías según las necesidades y las sustancias en cuestión.

Órgano de secreción

Si se considera como secreción a “la acción de salir de las glándulas materias elaboradas por ellas y
que el organismo utiliza en el ejercicio de alguna función”, la función secretora de la piel está marcada
sobre todo por las glándulas sudoríparas, ecrinas y apocrinas y las glándulas sebáceas. La mayoría de
las glándulas ecrinas tienen como función primordial el equilibrio térmico, mediante la evaporación, pero
también con el sudor hay una eliminación de agua, sustancias orgánicas (urea, amoniaco, creatinina,
ácido úrico), ácidos (pirúvico, láctico, cítrico, acético, etc.) y aminoácidos, además de sustancias
inorgánicas (sodio, potasio, magnesio, calcio, cloruros, amonio, sulfatos, fosfatos, etc.), electrolitos y
enzimas que permiten emulsiones con otras secreciones y restos celulares para la protección química, la
protección antiinfecciosa y la eliminación de toxinas.

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La secreción apocrina consiste en una sustancia blanca espesa que por la acción de las bacterias libera
ácidos grasos aromáticos, feromonas, responsables, en parte, del olor corporal, con diferentes
significados sensitivos. La piel es capaz de excretar con el sudor ciertas sustancias aromáticas y de ello
se aprovechan varias culturas para modificar el olor corporal a través de la dieta.

La grasa eliminada por las glándulas sebáceas representa la mayor parte de los lípidos protectores de la
epidermis y junto con las otras secreciones y los restos celulares constituyen el manto hidrolipídico, en el
que los ácidos grasos y los triglicéridos constituyen el 6% y se mantienen constantes en todos los
individuos, aunque la acción del Propionibacterium puede hidrolizarlos y cambiar su concentración.

Órgano de los sentidos

A través de la superficie cutánea se puede distinguir sensaciones como el tacto (tacto, presión, vibración,
cosquilleo, hormigueo), que son perfectamente transmitidas por las terminaciones libres o por intermedio
de los pelos, aunque en los dedos parece especializarse los corpúsculos de Meissner, en las
semimucosas los de Kauser, en las sensaciones superficiales los de Merkel y en las de presión y
vibración los de Pacini. El dolor (picazón, quemazón, prurito, sensaciones desagradables) parece no
estar vinculado a ningún corpúsculo sino más bien a todos, incluidas las terminaciones libres, con la
condición de que sea un estímulo excesivo. La temperatura (calor, frío) tampoco tienen órganos
especializados aunque los superficiales se relacionan con el frío y los profundos con el calor. Hay
todavía sensibilidades complejas como la humedad, la suavidad, etc. cuyo mecanismo de producción no
está muy claro pero forman parte de las sensibilidades cutáneas como órgano de los sentidos.

Los diferentes tipos de piel

Desde el punto de vista dermocosmético la piel se puede clasificar según los más variados criterios:

1. Según la raza y el color

En cosmética se distingue básicamente la piel blanca, típica de la raza caucásica, y la piel negra,
teniendo en cuenta, que hay 36 tonos intermedios, lo que depende del contenido en melanina. Todas las
pieles, excepto patologías como el vitíligo o el piebaldismo, tienen el mismo número de melanocitos,
pero diferentes melanosomas. En la piel negra los melanosomas son de mayor tamaño, se degradan
más lentamente, son más activos y aunque el estrato córneo es del mismo espesor que en la blanca,
tiene mayor número de hileras y su estructura parece más compacta. Los individuos de color suelen
tener la piel grasa, con mayor actividad y número de las glándulas sebáceas y sudoríparas apocrinas,
facilidad para las discromias espontáneas y residuales y algunas patologías cutáneas, como los
queloides o pseudofoliculitis de la barba en los varones.

2. Según la edad.

Recién nacido

Tiene la piel inmadura, con la función de las glándulas sudoriparas y la termoregulación muy
imperfectas, pudiéndose ver, en la cara, algunos comedones, muchas veces todavía bajo la influencia de
las hormonas maternas.

Niño

La piel normal "ideal" es tersa, lisa, bien hidratada, sin discromias y bronceado uniforme.

Adolescente

Es el comienzo de la seborrea, poros dilatados, comedones, hipequeratosis y tendencia al acné.

Piel madura

Suele ser normal o tendente a la sequedad y a menudo mixta, con los primeros signos de
envejecimiento.

Piel senil

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El termino "envejecimiento intrínseco" o cronológico se refiere a los cambios que aparecen en la piel con
el paso del tiempo, caracterizándose por laxitud, arrugas finas, atrofias, mala cicatrización, frecuentes
hiperplasias y tumores, tanto en zonas expuestas como en zonas cubierta, lo que se diferencia del mal
llamado "fotoenvejecimiento" ocasionado por el sol, independientemente de la edad, y por tanto mejor
llamado fotodermatosis o heliodermatosis, que afecta fundamentalmente a las zonas expuestas y
también ocasiona una piel laxa pero con arrugas finas y gruesas, áspera, con pigmentación moteada y
telangiectasias.

3. Según el sexo.

La piel masculina no solo tiene más vello corporal, más glándulas sebáceas y mayor producción de
sebo, sino también más sudor con lo que tiende a ser grasa o mixta y bien hidratada, aunque por
influencia de los andrógenos puede presentar acné juvenil y alopecia androgénica más tarde, con
diferentes patologías en la barba, especialmente por el afeitado.

La piel femenina es más rica en glándulas sudoríparas apocrinas y está más sometida a las hormonas
(menstruación, embarazo climaterio) con las mismas posibilidades de padecer acné pero con cambios
cutáneos bruscos, como el descenso de la actividad de las glándulas, aumento de la queratinización
folicular, flushing, laxitud, estrias, etc.

4. Según la zona del cuerpo.

La cara:

Ojos y zona periorbital: Es la piel más fina y sensible del cuerpo, con el mayor riesgo de irritación o de
sensibilización, especialmente en la mujer, por los diversos tratamientos cosméticos (maquillaje,
sombras, lápices, tintes, depilación, tatuajes, lentillas).

Labios: La piel o semimucosa de labios carece de glándulas sudoríparas y también es muy fina y frágil
por la constante exposición a las agresiones externas (frío, viento, luz, sequedad del ambiente, de fumar,
traumatismos masticatorios y múltiples tratamientos cosméticos, como protectores labiales, barras de
labios, etc.), con frecuentes patologías como la dermatitis atópica, herpes labial, etc.

Zona perioral: Esta zona es muy sensible a las irritaciones y los eccemas por su fineza y rica
vascularización, siendo a veces difícil de diferenciar una dermatitis perioral de la rosácea.

Zona T o seborréica: Abarca la frente, la nariz con los surcos nasogenianos y la barbilla siendo la zona
seborréica por excelencia, por el gran número de glándulas sebáceas que hay.

El cuero cabelludo, las axilas y la zona genital constituyen las zonas pilosas por por excelencia aunque,
sobre todo en el varón, el vello corporal puede ser muy estacado en todo en cuerpo, excepto en las
palmas y plantas.

5. Según la producción de sebo y estado de hidratación de la piel.

La piel normal, eudérmica, típica de los niños, es lisa, tersa, flexible, bien hidratada, bien lubricada. La
epidérmis tiene aminoácidos libres y ácido glutámico que, por acción de los correspondientes enzimás,
sintetizan ácido pirrolidoncarboxílico (PCA) que regula la cantidad, disponibilidad y eliminación del agua
intraepidérmica formando parte del factor normal de humectación (FNM).

La piel grasa, típica de los adolescentes, es rica en sebo, bien hidratada, gruesa y resistente a las
agresiones externas, con los poros dilatados y tendencia al acné. Este tipo de piel tiene suficiente PCA y
regula muy bien la pérdida de agua.

La piel seca, alípica, puede ser de origen constitucional, como en los atópicos y en los rubios o nórdicos
y adquirida, por la acción del medio ambiente seco y con viento o por detergentes y otros cosméticos
inadecuados pero en todo caso es más fina de lo normal, la producción sebácea está muy disminuida o
es insuficiente para retener la pérdida de agua y presenta una clínica de inestabilidad neurovascular, con
eritemas, irritabilidad, fragilidad, poros poco visibles, descamación fina, tendencia a la fisuración y a la
involución precoz.

En las pieles secas, la disminución sebácea se caracteriza por la escasa cantidad de ácido glutámico y

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por consiguiente la menor concentración PCA, lo que ocasiona aumento de la pérdida de agua a través
de la superficie, debido a una menor retención de agua intraepidérmica, lo que se compensa con el
cambio morfológico de la epidérmis.

La piel mixta suele ser la combinación de la piel grasa en la zona T y la piel normal en el resto de la cara
aunque en ocasiones es la combinación de la piel normal y seca respectivamente.

6. Según fototipo

Los diferentes fototipos también condicionan la normalidad cutánea pues según sus medios de defensa
frente al sol o al frío deben de adaptarse a los cambios de latitud. Los individuos de color que cambian
su residencia a climas fríos pueden desarrollar un "prurito de invierno".

Fototipo 1 - Piel blanca con abundantes pecas, ojos azules o verdes, pelo blanco, rojizo, rubio claro.
Nunca se broncean, siempre se queman con el sol.

Fototipo 2 - Piel blanca rosada con algunas pecas, ojos claros, pelo rubio o castaño claro. Casi nunca se
ponen morenos, casi siempre se queman.

Fototipo 3 - Piel morena clara, con algunas pecas, ojos grises o marrones y pelo castaño. Broncean
gradualmente, se queman algo.

Fototipo 4 - Piel oscura, sin pecas, ojos marrones, pelo oscuro. Siempre se broncean, se queman poco.

Fototipo 5 - Piel muy oscura ojos y pelo oscuro. Raramente se quema y broncean mucho.

Fototipo 6 - Piel negra, ojos oscuros y pelo negro. Nunca se queman.

7. La piel sensible

Esta denominación proviene de su intolerancia al medio externo pero es superponible a la piel seca pues
es más fina, más permeable y más irritable que la piel normal y siempre con un terreno predispuesto o
bien por constitución o bien por agresión repetida y crónica.

CUTIS SECO

Características semiológicas

 Espesor disminuido.
 Orificios pilosebáceos poco perceptibles.
 Secreción sebácea y sudorípara escasa: superficie cutánea seca, opaca.
 Mala hidratación: por exceso de evaporación acuosa.
 Tendencia a la descamación.
 Intolerancia a la intemperie y a los jabones, en especial alcalinos.
 Involución etaria precoz.

Características histológicas

 Habitualmente: epidérmis adelgazada, a veces paraqueratosis.


 Glándulas sebáceas y sudoríparas disminuidas de volumen.
 Ocasionalmente: elastosis solar.
 Dilatación capilar.
 Hiperpigmentación de la capa basal.

Asociaciones frecuentes

 Queratosis pilar.

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 Estados ictiosiformes.
 Paraqueratosis de palmas y talones.

Complicaciones habituales

 Telangiectasias - Fragilidad capilar.


 Hiperpigmentaciones.
 Arrugas - Pliegues.
 Poiquilodermia del cuello.
 Dermatosis solar crónica.

Complicaciones infrecuentes

 Acné microquístico o papuloso.


 Rosácea (telangiectásica o papulosa).

CUTIS GRASO

Características semiológicas

 Espesor aumentado.
 Orificios pilosebáceos dilatados.
 Secreción sebácea y sudorípara >: superficie cutánea untosa, húmeda, brillante.
 Buena hidratación.
 Tendencia a formar comedones.
 Buena tolerancia a la intemperie y a los jabones.
 Involución etaria tardía.

Características histológicas

 Habitualmente, epidermis engrosada.


 Glándulas sebáceas hipertróficas.
 Ocasionalmente: comedones abiertos.
 Comedones cerrados.

Asociaciones frecuentes

 Hiperhidrosis.
 Hipertricosis.
 Seborrea y queratosis.

Complicaciones habituales

 Eccemátides.
 Acné pápulo-pustuloso.
 Alopecia.
 Quistes epidérmicos.

Complicaciones infrecuentes

 Hiperplasia adenomatoide sebácea.


 Rosácea pápulo-pustulosa.

Desde el punto de vista organoléptico se resume en el siguiente cuadro las características más
relevantes de los diversos tipos de piel:

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TIPO DE PIEL BRILLO PORO TACTO COLOR


NORMAL MATE POCO SUAVE UNIFORME
VISIBLE
SECA ALÍPICA MATE MUY SUAVE: jóvenes BLANCO-
CERRADO ÁSPERO: ROSADO
adultos
SECA DESHIDRATADA MATE CERRADO ÁSPERO VARIABLE
MARCHITO
GRASA NORMAL GRASO ABIERTO SUAVE UNIFORME
UNTUOSO
GRASA DESHIDRATADA GRASO ABIERTO DESCAMANTE CON
MARCHITO ERITEMAS
GRASA ASFÍCTICA OPACO GRUESO ACARTONADO PÁLIDO

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