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La aceptacin universal de la pena criminal siempre me ha intrigado.

Por ejemplo: cul


es la utilidad de la prisin perpetua? Si se me dice que es evitar la reincidencia, respondo que
entonces no hay ninguna razn para la perpetuidad: un genocida octogenario, invlido y
agonizante no puede volver a montar un aparato de terrorismo estatal. Si se me dice que es
evitar la comisin de delitos del mismo tipo por parte de otros, respondo que no es sa la
finalidad que parece perseguir el clima de venganza pblica que reina en los grandes procesos.
As, la pena, al menos tericamente, suele ser vista desde su funcin reparadora, aunque cabra
preguntarse cmo un dao puede reparar otro, o desde su funcin social, que tiene apoyo
emprico en los ndices de criminalidad y yo no pienso refutar. Sin embargo, no es la funcin
social del castigo lo que lleva a la gente a indignarse ante los grandes crmenes.

Penar a otro es afirmar la propia inocencia. Cuando me escandalizo ante el violador y


pido prisin perpetua, no lo hago slo porque quiero que las calles sean ms seguras. Si se
fuese el nico motivo, mis reclamos seran estrictamente legales y no iran acompaados de
una serie de refuerzos moralizantes tpicos (beatificacin de la vctima, demonizacin del
victimario, etc.). Cuando me escandalizo ante el violador y pido prisin perpetua, estoy
afirmando que yo no la merezco, puesto que no he cometido una violacin, y que no la
merecer, puesto que jams ser un violador. Como la violacin est fuera de mis posibilidades
(y, claro est, fuera de las posibilidades de quienes me son ms caros), no me preocupa el dao
que el castigo supone. Pero la violacin est realmente fuera de mis posibilidades? La
respuesta es insoportable; la venganza pblica consiste en rehuirla.

Se trata, por otra parte, del juicio y no del castigo. Un asesino serial muerto en un tiroteo
con la polica no es sometido al juicio de la opinin pblica; muy por el contrario, incluso
puede ser llorado, como lo atestiguan los dramas de televisin sobre grandes delincuentes. Lo
que juzgamos en los otros es lo que tememos llegar a ser; la muerte en combate tiene siempre
algo de heroico, y ser un hroe es la ambicin de todo hombre.

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