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EL PERIÓDICO CULTURAL GRATUITO DISPONIBLE TAMBIÉN EN INTERNET

PARÉNTESIS Año 3 Número 11 ¤ Diciembre-Enero 2010 ¤ 10000 ejemplares

Premio del
IV Concurso de Microrrelatos

2 Poesía: Criptomemorias, de José


Ángel Valente, y El otro lado, de José
Manuel García Gil
3 Prosa: El gordo y el flaco, de Antón
Chéjov, y Mi hermano está deprimido, de
Etgar Keret
4 Estambul. Nina Simone
5 Un poco de coraje. Sin falta. Sobre
arte y literatura
6 Ganador y finalistas del IV Concurso
de Microrrelatos
7 Doce hombres sin piedad

José Antonio Garriga Vela:


Cosecha un éxito tras otro con su
novela Pacífico.
Contraportada
2 Paréntesis diciembre-enero 2010

Poesía de Siempre Poesía de Hoy


Periódico Paréntesis
C/Sánchez Pastor, 1, 1ºDcha.
29015 Málaga
José Ángel Valente (1929-2000)
Tlf. 952 60 82 44 El fulgor, antología poética
www.tallerparentesis.com
Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, 19’50€
periodico@tallerparentesis.com

ISSN: 1989-1121 CRIPTOMEMORIAS


Depósito Legal MA-577-2008
Debiéramos tal vez
reescribir despacio nuestras vidas,
Desarrollo y Dirección hacer en ellas cambios de latitud y fechas,
Rafael Caumel borrar de nuestros rostros en el álbum materno
toda noticia de nosotros mismos.
Asesoramiento
Antonio Almansa Debiéramos dejar falsos testigos,
perfiles maquillados,
Coordinación y publicidad huellas rotas,
Lola Lorente irredentas partidas bautismales.

Gestión O por toda memoria,


Jorge Rosa una ventana abierta, José Manuel García Gil
un bastidor vacío, un fondo Aguas prohibidas, 2008, Editorial Algaida, 12’50€
Redacción irremediablemente blanco para el juego infinito VI premio Ateneo de Sevilla de Poesía
Poesía de Siempre y de Hoy: del proyector de sombras.
Mauricio Ciruelos Nada.
Montserrat López
De ser posible, nada. EL OTRO LADO
Prosa de Siempre:
Hay una luz remota, sin embargo.
Rafael Caumel
José Ángel Valente
Antonio Almansa
Prosa de Hoy:
Pablo Betancourt
Es uno de esos días en que todo sale bien.
Viajes y Literatura: Tasio Peña Has recortado los periódicos atrasados
Rafael Caumel
y escrito un poema con el que estás
Pedro Rojano
francamente satisfecho.
Música y Literatura:
Una cena majestuosa, una película de cine
Jorge Rosa
mudo y todo el segundo movimiento
Escritura y Psicoanálisis:
de un concierto de Ravel han completado,
Emilio Mármol
de un modo benéfico,
Taller de Escritura:
tu ocio nocturno y solitario.
Rafael Caumel Entonces sales al pasillo para tirar la basura
Crítica literaria: y detrás tuya, una corriente traicionera
Antonio Almansa te cierra la puerta.
Los lectores escriben: Quedas en el rellano,
Eugenia Carrión sin llaves y a oscuras.
Montserrat López De lejos se filtra la vida del edificio
Damián Marrapodi y revives tus pasos
Espectáculos: como una dulce y vaga niebla.
Sergio de los Santos Preocupado por el despiste,
Convocatorias de concursos: y pensando en cómo hallar
Pablo Betancourt a estas horas un cerrajero,
Cartas de los lectores: te dices:
Lola Lorente Así también debe ser la muerte.
Entrevista: En la oscuridad del recibidor.
Lola Lorente Una puerta cerrada con la llave dentro.
Un fondo con luz al final de la escalera.
Maquetación y diseño gráfico Y tú muy quieto.
Diseño y Maquetación:
Con la basura prendida de la mano.
Rafael Caumel
Asistencia imágenes:
Pedro Rojano
Mauricio Ciruelos Si desea publicar un poema en la sección Poesía de Hoy, o un
Damián Marrapodi relato en Prosa de Hoy, envíelo junto a su nombre, apellidos,
dirección y teléfono a colaboraciones@tallerparentesis.com.
Paréntesis incluirá los mejores en los siguientes números del
periódico.
diciembre-enero 2010 Paréntesis 3

Prosa de Siempre
El gordo y el flaco, de Antón Chéjov (Editorial Sirpus)
olía a jamón y a posos de café. Tras él se ¡Qué críos éramos!... No tengas miedo. maletas, bultos y cajas se encogieron y
veía a una señora delgadita, su mujer, y Nafanaíl, ¡acércate a él!... Ésta es mi se arrugaron... La larga barbilla de su
a un colegial alto que hacía guiños con mujer, de soltera Vanzenbaj, luterana. mujer se alargó todavía más. Nafanaíl se
los ojos, su hijo. Nafanaíl pareció de nuevo meditar un cuadró y se abrochó todos los botones
—¡Porfiri! —exclamó el gordo al ver momento y se refugió luego detrás de su del uniforme.
al flaco—. Pero ¿de verdad eres tú?... padre. —Yo..., excelencia... ¡Oh, qué satis-
¡Querido amigo!... ¡Cuántos años! —¡Bien! ¿Y qué tal te va a ti la vida, facción!... Un amigo... de la infancia,
—¡Dios mío! —dijo el flaco con asom- amigo? —preguntó el gordo mirando a nada menos... ¡y resulta que es todo un
bro—. ¡Misha!... ¡Mi amigo de la infancia! su amigo con admiración—. ¿Trabajas? personaje!... ¡Je, je!...
¿De dónde sales? ¿Has prosperado? —Bueno…, ya está bien —dijo el
Los dos amigos de la infancia se die- —Sí, amigo, sí trabajo... Ya va a gordo con una mueca de disgusto—.
ron hasta tres besos y luego se observa- hacer dos años que soy asesor colegia- ¿Por qué empleas ese tono? Somos
ron mutuamente con los ojos llenos de do y tengo la condecoración de San amigos de la infancia, ¿no? ¿Por qué
lágrimas. Ambos se sentían gratamente Estanislao. El sueldo no es muy alto, pasas a tratarme como a un superior?
confundidos. pero ¿qué se le va a hacer?... Mi mujer —¡Por Dios, qué cosas dice usted! —
—¡Querido amigo! —empezó a decir da clases de música, y yo, en mis ratos contestó el flaco soltando una risita y
el flaco cuando terminaron de saludar- libres, fabrico pitilleras de madera, ¡unas encogiéndose todavía más—. La gene-
se—. ¡Esto sí que no me lo esperaba! pitilleras magníficas!, que vendo a rublo rosa atención que su excelencia me dis-
¡Vaya sorpresa!... A ver, mírame bien. la pieza... Y al que me compra diez o pensa es como un licor vivificante para
¡Sigues tan guapo como siempre!... ¡Tan más de diez, le hago un descuento. Total, mí... Éste, excelencia, es mi hijo
encantador y elegante!... ¡Ay, Dios mío! que vamos tirando. Antes trabajaba en la Nafanaíl... Mi mujer, Luisa..., luterana,
Bueno, ¿y qué es de ti? ¿Rico? delegación, pero ahora me han traslada- hasta cierto punto...
¿Casado?... Yo, como ves, sí me casé. do aquí, al mismo departamento, y aquí El gordo quiso decir algo, pero el
Ésta es mi mujer, Luisa, de soltera seguiré trabajando... Pero bueno, ¿y tú semblante del delgado expresaba una
Vanzenbaj..., luterana... Éste es mi hijo, qué? Seguro que ya eres consejero civil, veneración, una dulzura y una deferencia
Nafanaíl, alumno de tercer curso... ¡Y ¿eh?... ¿A que sí?... ¿No? tan grandes que el consejero secreto sin-
éste, Nafania, es mi amigo de la infan- —No, querido amigo. Sube un poco tió náuseas. Volviendo la cabeza, tendió
En la estación del ferrocarril de cia!... ¡Íbamos juntos a la escuela! más —dijo el gordo—, he llegado a con- una mano para despedirse.
Nikoláievski se encontraron dos amigos: Nafanaíl, después de meditar un sejero secreto. Tengo dos estrellas... El flaco le estrechó tres dedos, hizo
uno era gordo y el otro flaco. El gordo momento, se quitó la gorra. El flaco, súbitamente pálido, se una reverencia con todo su cuerpo y pro-
acababa de comer en la estación, y sus —Íbamos juntos a la escuela —repi- quedó de piedra, pero al punto una rrumpió en risitas como de chino: «¡Ji, ji,
labios, untados de aceite, relucían como tió el flaco—. ¿Te acuerdas de cómo te amplia sonrisa, que se expandió hacia ji!». La mujer puso una sonrisa. Nafanaíl
dos cerezas maduras. Desprendía un hacían rabiar llamándote Eróstrato por todos lados, se le dibujó en su rostro. entrechocó los talones y la gorra se le
olor a jerez y a azahar. El flaco, que en haber quemado un libro oficial con un Diríase que sus ojos y su cara echaban cayó. Los tres estaban gratamente atur-
aquel momento se apeaba del vagón, iba cigarrillo?... ¡A mí me llamaban Efialtes chispas. Su persona misma se contrajo, didos.
cargado con maletas, bultos y cajas, y porque me gustaba chivarme: ¡Ja, ja!... se encorvó y se empequeñeció... Sus

Prosa de Hoy
Mi hermano está deprimido, de Etgar Keret (La chica sobre la nevera y otros relatos, Ed. Siruela, 15’90€)
No es como si cualquier persona de mano pequeño—, mi novia me ha dejado La madre chilla. Hendriks le ha arranca-
la calle te contara que está deprimida. Se por un bombero. Odio los estudios en la do la nariz a su niño, pero de cuajo.
trata de mi hermano, que se quiere suici- universidad. Aquí tienes. Toma fuego. Y Ahora Hendriks está muerto. Mi hermano
dar. Y de toda la gente, viene a contár- mis padres son las personas más paca- lo ha matado y, además, se quiere suici-
melo precisamente a mí. Porque a mí es tas del mundo. dar, porque le resulta de lo más humillan-
al que más quiere, y también yo a él, Me lanza su Cricket. Lo cazo al vuelo. te que su novia le haya sido infiel con un
aunque sea un coñazo. Porque eso es lo Hendriks se escapa. Se abalanza sobre bombero. Y eso que a mí me parece muy
que es, un coñazo. el enano del peto, lo tumba sobre el cés- respetable que se trate precisamente de
Mi hermano pequeño y yo estamos ped y cierra sus terroríficas fauces rott- alguien que salva a los demás y todo
juntos en los jardines de la calle weilianas sobre la cara del niño. Mi her- eso. Aunque por él hubiera sido preferi-
Sheinkin, y mi perro Hendriks tira con mano y yo intentamos quitarle a Hendriks ble que follara con un camión de la basu-
todas sus fuerzas de la correa para inten- de encima, pero éste no lo suelta. La ra. Ahora la madre del niño se me echa
tar morderle la cara a un niño pequeño madre del peto se desgañita. El niño, por encima. Intenta sacarme los ojos con sus
que lleva un pantalón de peto. Con una su parte, permanece en un preocupante largas uñas cubiertas de un esmalte
mano lucho por sujetar a Hendriks y con silencio. Yo pateo a Hendriks con todas blanco y asqueroso. Mi hermano blande
la otra busco el mechero en el bolsillo. mis fuerzas, pero ni se inmuta. Mi herma- el hierro por el aire y vuelve a descargar
—No lo hagas —le digo a mi herma- no encuentra una barra de hierro en la un golpe, ahora sobre la cabeza de ella.
no. El mechero no está en ninguno de los hierba y se la descarga sobre la cabeza. No se le puede decir nada, está deprimi-
bolsillos. Se produce un ruido repugnante de hue- do.
—¿Y por qué no? —pregunta mi her- sos quebrados, y Hendriks se desploma.
4 Paréntesis diciembre-enero 2010

Viajes y Literatura Rafael Caumel

Pequeños detalles
Hay una ciudad europea en la que, cada garrafas de 10 litros llenas de sanguijue- menos, ya han revisado tu pipa. Cada
atardecer, atracan en los muelles barcas las. Aunque los observo durante un buen noche, después de tomar un par de tés,
de pesca que transforman sus cubiertas rato, no veo cuál pueda ser su clientela. entro en los lavabos del establecimiento.
en cocinas y cuyos marineros desplie- Lo más lógico es pensar en los pescado- Sobre cada urinario hay una taza de
gan, sobre la plataforma donde han ama- res que aborrotan las dos aceras del plástico azul. Me demoro por ver si algún
rrado, un conjunto de mesas y sillas bien puente Galata, desde donde arrojan sus cliente la usa. Después de ocho noches
alineadas. Es imposible comer un pesca- anzuelos al Bósforo. Pero, por más que sigo sin saber cómo la utilizan, y no logro
do más fresco. En esta Europa de pisci- al bisabuelo de Saladino ya le pareciese imaginarlo.
factorias, congelación y análisis bacterio- una práctica salvaje sangrar a los enfer- Tres. Entro en uno de los mejores
lógicos todavía existe un lugar así. mos, no puedo evitar que se me escape baños. Un señor, que tiene más de mas-
Habrá quien diga que Estambul está alguno de los fantasmas medievales de todonte que de hombre, me aplasta con-
en nuestro continente sólo de puntillas, mi equipaje cultural. Quizá esos gusanos tra un podio de mármol en la zona de
que aquello es Asia (queda más cerca de tengan el poder desatascador del sidol y vapor. Mis vértebras crujen. A continua-
lo que yo pensaba). Y no le faltará razón, sirvan como tratamiento eficaz contra las ción, sobre una tarima, me lava con agua
porque Europa es el único continente varices. Me quedo absorto mirando cómo caliente y muchísima espuma, como
limitado de forma artificial. escalan las paredes interiores de la nunca lo hizo mi madre.
Entendiendo por literatura una forma garrafa, la forma que tienen de arquear- Cuatro. El café turco no se filtra. Si se
de acercamiento al ser humano, la capa- se y usar como ventosa cada uno de sus te ocurre hundir la cucharilla, ya puedes
cidad de manifestar la extrañeza del dos extremos. Jamás pensé que esos olvidarte de él. Hay que echar el azucari-
mundo y una invitación a imaginar, no bichos tuviesen tanta movilidad. Por llo y removerlo lenta y superficialmente.
conozco una ciudad más literaria que supuesto, confirmo que el tapón está Porque existen otras maneras de hacer Son sólo cinco ejemplos. La ciudad
Estambul. Pasear por ella, tratar de habi- bien roscado. las cosas. de 20 millones de habitantes, de Santa
tarla, es una de las experiencias más vivi- Dos. Cada noche acudo a una tetería Cinco. De niño era un gesto habitual Sofía, la Mezquita Azul y Topkapi se la
ficantes que pueda permitirse un europeo que hay cerca del Gran Bazar. Aunque se caminar junto a un amigo cogidos del dejo a mi compañero Pedro, cuyo estilo
adocenado como yo. asoman algunos turistas, es un lugar fre- hombro. El contacto físico no era patri- le facilita la visión panorámica. Yo sigo
Tal vez las siguientes anécdotas sir- cuentado por autóctonos. Las estanterías monio exclusivo de la mujer. Ahora, en el perdido en las pequeñas cosas, con el
van para ilustrar esta percepción: están llenas de pipas de agua. Cada actual marco europeo de vigilancia deseo de volver a una de aquellas calles
Una. Junto al Bazar de las Especias, cliente habitual tiene la suya en depósito. sexual histérica, no me atrevería. Por las estrechas con mesas a ambos lados,
por las mañanas, encuentras a unos Los mozos mantienen el fuego, vigilan calles de Estambul puedes ver a hom- para sentarme en una de ellas ante un
ancianos con gorrito de lana que expo- las pipas, limpian las pavesas, reponen bres que conversan mientras dan un tablero de backgammon y un bote lleno
nen a los transeúntes su mercancia: brasas. Antes de poder percibir que tira paseo cogidos del brazo o del hombro. de margaritas.

Música y Literatura Jorge Rosa

Nina Simone y el chico del hielo


na leí la emocionada nota necrológica riosa –parecía una reina nubia– se incli-
que recordaba brevemente a Nina naba sobre el piano para acompañar su
Simone, sentí mezcladas la nostalgia y el voz quebrada e inimitable en un Ne Me
orgullo al recordar que yo fui, durante Quitte Pas de Jacques Brel: el amor o la
diez noches en el Village Gate, su chico desdicha, desde Nina Simone, cobró una
del hielo. nueva dimensión. La piel de aquella pan-
A comienzos de los sesenta alterna- tera solitaria brillaba, y su negritud des-
ba mis clases de teatro con el trabajo de afiante reclamaba la dignidad debida a
camarero en aquel club nocturno de sus antepasados. Pero nunca encontró
Manhattan. Poco antes de su actuación al hombre, al líder masculino y fuerte que
le llevaba en la bandeja una gran cubite- idealizó en su canción Young, Gifted and
ra de hielo junto a su whisky escocés. En Black.
el camerino, mientras esperaba el aviso Yo no terminé mis estudios de teatro,
A los dieciséis se frustró su deseo de corrientes feministas de EEUU. La muer- para salir al escenario, ella escuchaba a aunque regresé con otros bagajes ines-
estudiar piano clásico. Según ella, no le te de Martin Luther King, los atentados y Duke Ellington, Bob Dylan, Leonard perados: me dieron un buen dinero cuan-
concedieron la beca por ser negra. ejecuciones racistas en Alabama, sus Cohen... A veces tarareaba Here Comes do me despidieron del Village Gate; tuve
Comenzó acompañando al piano a deudas con el fisco y las dificultades que The Sun, de los Beatles, con una gracia una novia rubia, perversa e inolvidable
otros cantantes en un pub de Atlantic le impusieron las discográficas para gra- luminosa. Al cruzar la puerta metía cinco de New Jersey; aprendí a soplar el saxo-
City. A los veintiuno adoptó el nombre bar algunas de sus canciones –como dólares en el pequeño bolsillo superior fón y elaboré hamburguesas inmejora-
artístico de Nina Simone. En la década Mississippi Goddam o Four Women–, de mi chaqueta. Sobre la tarima y bajo el bles. Y sobre todas las cosas, mientras
de los sesenta formó parte activa de provocaron que iniciara un periplo erráti- cañón de luz, su voz gemía, tronaba o dure mi vida, fui durante diez noches el
movimientos por los derechos civiles: fue co (Barbados, Liberia, París, Ámster- susurraba; en todos los casos, sobreco- chico del hielo de Nina Simone.
arrestada por negarse a pagar impuestos dam,...) que duró hasta 2003 en Carry le gía a los espectadores, y a mí, que per-
destinados a financiar la guerra de Rouet, en la costa azul francesa, donde manecía medio escondido tras un enor-
Vietnam. Fue considerada una figura murió. me ficus, abrazando la bandeja contra mi Disco: Collection, The Nina Simone
emblemática del Black Power y las Cuando en un periódico de la maña- pecho. A veces, su figura densa e impe- (RCA 1997).
diciembre-enero 2010 Paréntesis 5

Escritura y Psicoanálisis Taller de Escritura


Un poco de coraje, por Emilio Mármol Sin falta, por Rafael Caumel
Hace falta cuando nos damos cuenta de fatuos con que se pretenden adornar los No son sólo adolescentes y veinteañeros Un texto sin faltas de ortografía sería
que los pequeños detalles, las sutilezas fugaces encuentros, un compromiso quienes dedican más de 4 horas al día a esperar demasiado en esas condiciones,
–que se escapan y distorsionan nuestro valiente con la hora que nos toca, una rezar las cuatro esquinitas: messenger, menos aún cuando, de cada dos pala-
mundo complacido en su apariencia de generosa apuesta por conectarse a los youtube, minijuegos y facebook. La acti- bras, una tiene que ser “jajaja” por exi-
armonía–, muestran con precisión las otros más allá de intereses poco since- vidad que despliegan ante el monitor es gencias del acuerdo tácito yo-te-río-tus-
vías de una percepción más real de ros, una postura, en fin, clara ante lo frenética. Su vista salta de una ventana a tonterías-y-tú-a-mí-las-mías.
nuestro acontecer que todo aquello en lo humano que nos toca y que no condes- otra, responden mensajes o comentan En el posicionamiento opuesto a esta
que nos confiamos a diario. Cuando des- ciende con la mayoritaria doblez moral una foto a la velocidad del rayo. Es un dispersión e inmediatez, la escritura
cubrimos que lo surreal es lo hiperreal, con que se liquidan los intereses políti- mundo virtual en continuo movimiento. exige concentración, para perfilar una
que hay más realidad en lo oculto que en cos y sociales. El principio que este medio impone es el idea, y dedicación, para expresarla
lo que se nos muestra y más verdad en de la dispersión. correctamente. Joseph Joubert escribió
nuestra ceguera que en lo que creemos que una falta, en moral, es un atenuante,
percibir, es inevitable que nos embargue pero cuando se trata de literatura es
la sensación de estar moviéndonos en un fatal. Averiguar qué paternalismo se le
terreno inquietante. Ese territorio que ha está reclamando al lector de un texto
sido calificado a lo largo de la historia lleno de incorrecciones lo dejo para mi
desde demoníaco, pasando por “lo falli- vecino psicoanalista.
do”, hasta inspirado (y con sus reaccio- Cuando un lector tropieza con una
nes: caza de brujas, tratamiento, crea- falta, queda desconcertado: la ficción se
ción artística), es un territorio ineludible rompe. Esa es la fatalidad. Si, como
para todo el que quiere escribir. recompensa a su esfuerzo de retomar la
Hace falta un punto de arrojo, de que- historia, le castigamos con otra falta
rer decir y compartir lo que se nos da (traspasando el margen de presunción
como más verdadero en nuestra visión de inocencia que llamamos errata), ya
de la realidad y que es tan diversamente podemos olvidarnos del lector. Se mar-
recibido por otras personas. Nuestro chó.
entorno ha crecido en la misma medida Cometer faltas de ortografía propias
en que se ha empequeñecido el mundo, de facebook o puntuar como quien echa
razón de más para prevenirse de la aco- sal a un tomate picado son incorreccio-
gida que pueda darse a lo que comunica- nes comunes. La cantidad de textos des-
mos, especialmente en lo escrito. cuidados que se envían a editoriales y
Cualquiera que esté cerca de esta pers- concursos es inquietante. E incluyamos
pectiva, sea que la niegue, la ignore o la también todas las autopublicaciones que
sostenga, no dejará de sentir el riesgo están embarrando esta posibilidad de
que esa aventura conlleva. Y no sólo por difusión (legítima, en principio).
la exigencia de belleza comunicable sino Es imprescindible tener un dicciona-
por algo no menos fascinante: una ver- rio y un manual de sintaxis a mano cuan-
dad que trascienda la luz con que se do revisamos nuestros textos, no por
alumbra la historia, una respetuosa cer- obligación de cumplir con las normas
canía que no intimide aunque inquiete, fijadas por la RAE, sino por respeto a
una calidez que no consienta los fuegos nuestro relato. Por respeto al lector.

Crítica Literaria Antonio Almansa

Sobre arte y literatura, de Joseph Joubert (Editorial Periférica, 12€)


«Quienes nunca piensan más allá de lo que dicen con escasos ejemplares –quizá para los familiares y amigos más cer-
y nunca ven más allá de lo que piensan canos– pero que fue suficiente para situar a Joubert en las cimas del
tienen un estilo muy decidido.» pensamiento francés.
La editorial Periférica publicó en España una nueva clasificación
de los aforismos de Joubert; los referidos al arte y la literatura.
El caso de Joseph Joubert es asombroso: jamás publicó un libro. Sugerencias y afirmaciones descritas con una agudeza, elegancia y
Escribió miles de páginas sublimes que, fatalmente, su exigencia maestría incontestables: «Sólo buscando las palabras se encuentran
obsesiva no aprobó por «falta» de belleza, «poco» elevadas o inopor- los pensamientos». «Tres condiciones son necesarias para hacer un
tunas. Debemos a su mujer que custodiara algunos de sus escritos buen libro: el talento, el arte y el oficio. Es decir: la naturaleza, la fac-
sobre historia, filosofía, diarios y las impagables notas que le hicieron tura y la costumbre». «Para escribir bien se necesita una facultad
inmortal para los que continuamos admirando sus reflexiones. A su natural y una dificultad adquirida».
mujer y a su mejor amigo, el también escritor francés François-René Durante mucho tiempo, hasta que la editorial Edhasa publicó
de Chateaubriand, que escogió para el editor muchas de las joyas Pensamientos en 1995, Joubert fue un autor «secreto», leído en fran-
escritas por Joubert. Catorce años después de su muerte, en 1838, cés; había sido atesorado y escondido por algunos escritores que
se divulgó aquella primera selección mediante una edición que contó debieron quererlo sólo para ellos.
6 Paréntesis diciembre-enero 2010

IV Concurso de Microrrelatos Paréntesis


En esta convocatoria se han presentado 3.723 cuentos procedentes de Ganador:
España y Latinoamérica. El jurado no tuvo fácil la elección del microrrelato
ganador y finalistas. Para proceder a designar el relato premiado, además La espera, de Tomás Onaindia Gascón (Caracas, Venezuela)
de otros parámetros, se contrastaron los tres textos presentados por cada
autor. Finalistas (ordenados por título):
Puesto que en la convocatoria anterior el jurado declaró desierto el premio,
la cuantía se suma a la del presente certamen, por lo que el premio para el Dar batalla, de Federico Pablo Demarchi (Rosario, Argentina)
ganador asciende a 2.000€. Secuencias absurdas, de Jesús F. Castro Lago (Cádiz, España)
Temperatura de oficina, de Alexandra Jamieson Barreiro (Madrid, España)
Agradecemos a los finalistas que nos hayan dado permiso para publicar sus Una tormenta criminal, de Juan A. González de las Casas (Madrid, España)
textos. Unilateral, de María Fernanda Trujillo León (Sevilla, España)
Presentamos en este número el microrrelato ganador y dos de los finalistas. Y seguimos, de Alejandro Carmelo Dato (Necochea, Argentina)
En el de febrero publicaremos los restantes. Enhorabuena a todos ellos.

Primer premio (2.000 €)


LA ESPERA

Se llamaba Gin pero en el barrio todos le decían la


Esfinge. Era una perra mestiza, lanosa, de color crema.
A media mañana salía del edificio tras los pasos de su
dueño con el andar cansino de quien sabe que le espera
una larga jornada. Ya de madrugada, era Gin la que abría
la marcha de vuelta a casa. Si el hombre se detenía, si
tropezaba y caía de bruces, si vomitaba apoyado contra
una pared, la perra lo esperaba. Entre el paseo de la
mañana y el de la madrugada, lo único que Gin hacía
durante horas, en invierno como en verano, era permane-
cer sentada en una acera, inmóvil, mirando fijamente la
puerta de un bar.

Tomás Onaindia Gascón


Caracas, Venezuela

Finalistas (I)
SECUENCIAS ABSURDAS DAR BATALLA

A lo lejos una preciosa joven sentada en un Te superan en número. Están armados, atentos, esperando
columpio colgado de un árbol disfruta con un amigo tu llegada y lo sabés. Sin embargo, tomás carrera, embes-
de un pícaro encuentro, hacia ellos se acerca un tís con todas tus fuerzas y cruzás la puerta llevándotelos
gran barco con los cañones todavía humeantes y por delante. Ellos caen, se golpean con sus ametralladoras
las velas completamente extendidas. Al barco le y sangran. Yacen inconscientes sobre el piso, casi muertos.
persigue un caballo, al caballo un grupo de centu- Exultante por haberte impuesto en tan desventajosa
riones, tras los centuriones se ve, algo más cerca situación, soltás una estentórea carcajada. Pero de pronto,
de mí, un castillo entre la niebla y unos campesinos tu cara se ensombrece, el estruendo de tu voz se extingue
descansando, los cuales todavía no se han dado en una mueca de dolor y no podés sino admitir que ya te
cuenta de la gran tormenta que se acerca por su están afectando tantas obligaciones, tantas presiones, tan-
izquierda. No me estoy enterando de nada. Se me tas hostilidades y que, cuando menos, deberías tomarte
hace difícil entender los museos. con más calma los juegos que compartís con tus hijos.

Jesús Castro Lago Federico Demarchi


Cádiz, España Rosario, Argentina
diciembre-enero 2010 Paréntesis 7

Espectáculos Sergio de los Santos

Doce hombres sin piedad (1957)


Director: Sidney Lumet deben ponerse de acuerdo, en el día
Guión: Reginald Rose más caluroso del verano, para enviarlo a
Actores: Henry Fonda, Lee J. Cobb, E.G. la silla eléctrica o, si cabe la mínima
Marshall y otros duda, dejarlo en libertad. ¿Inocente o
culpable?
(La verdadera justicia nos desvela a los A medida que avanza la tarde, la sala se
hombres la carga de prejuicio que escon- convierte en un desfile de orgullos y pre-
demos tras nuestras decisiones. Si no juicios. Cada uno de los miembros del
somos alumbrados por la razón, pode- jurado –el aire se vicia, las corbatas se
mos convertirnos en hombres sin pie- desatan y el agua de la máquina se
dad.) agota– deberá librarse de la carga de su
Doce hombres sin piedad es una intensa educación, conciencia impuesta y otros
y magnífica obra capital de la historia del hábitos para preguntarse si se está preci-
cine que critica el sistema judicial esta- pitando o no en su decisión.
dounidense y desprecia la pena de muer- Un viaje hacia la duda sana y reveladora
te. El director crea una atmósfera asfi- como contrapunto a la comodidad que
xiante, filmando gestos crispados e ínti- proporciona la “verdad colectiva”, asen-
mas dudas. tada en la desidia.
Un chico de clase baja ha matado con La mayoría de los jurados “intuyen” que
una navaja a su padre, o eso es lo que el preso no es inocente. Sólo el jurado
dicen los “hechos”. Una docena de hom- número 8 duda, y, apoyándose en la
bres conforman un jurado popular en objetividad y en argumentos acertados,
Estados Unidos, a finales de los 50. Son se encargará de conducirlos del prejuicio
doce personalidades diferentes que al juicio.

Jurado nº1: “Si creen que ustedes pue- o lo partiría en dos. Y lo hice. Hace dos Jurado nº7: “Yo gasto bromas, bebo, doy Jurado nº10: “No les debemos nada a
den presidir mejor este jurado, les cede- años que no lo veo”. palmadas en la espalda...”, sonríe mien- esta clase de gente. ¿Cuánto cuesta un
ré mi silla gustosamente”, dice con bue- tras pone los pies en la mesa y cruza los juicio? Con someterse a él ya ha tenido
nos modales. Jurado nº4: “Yo nunca sudo”. brazos tras la cabeza. “¡Otro que se demasiada suerte... Con una buena pali-
raja!”, grita cuando la duda asalta a algún za se ahorraría tiempo y dinero”.
Jurado nº2: “Yo creo que...”, y su voz Jurado nº5: “He presenciado más peleas miembro.
será sepultada por los gruñidos del a navaja que apretones de manos. He Jurado nº11: “Tenemos una gran respon-
número 3. conocido a muchos como el inculpado”. Jurado nº8: “En la vida nada es tan termi- sabilidad ante nosotros. No tenemos
nante ni absoluto. Los hombres pueden nada que ganar ni que perder. No haga-
Jurado nº3: “Usted, jurado número 8, una Jurado nº6: “Yo no sé suponer, es mi jefe estar equivocados”. “No sé si es inocen- mos de esto algo personal”.
especie de predicador con voz dulce, ha el que hace las suposiciones. Pero te. Yo sólo digo que nadie puede estar
tocado el corazón de unas cuantas supongamos que usted nos hace perder seguro de su culpabilidad”. Jurado nº12: “Yo siempre digo lo que se
'damas' aquí presentes... “. “¿Dudas? la cabeza a todos y votamos que el chico me ocurre en el momento”, sonríe mien-
¿Qué dudas? Eso son palabras, sólo es inocente cuando en realidad ha asesi- Jurado nº9: “¿Y qué sabe usted de tras dibuja distraído. “Cambio de opinión
palabras”, grita salpicando la mesa con el nado a su padre”, le espeta a solas al eso?”, le preguntan. “Lo sé... por expe- porque esto no es una ciencia exacta.
sudor de su frente antes de confesar: “le jurado número 8. riencia”, responde con mirada perdida el ¿Por qué no vamos a cenar?”
dije a mi hijo que haría de él un hombre perspicaz viejo.

La Asociación Cultural Paréntesis convoca el

V Concurso de Microrrelatos
Paréntesis
- Para autores de todo el mundo

- 3 obras en castellano con una extensión máxima de 150 palabras

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1.000 € al mejor microrrelato


Paréntesis
8 Paréntesis diciembre-enero 2010

Entrevista Lola Lorente

José Antonio Garriga Vela


José Antonio Garriga Vela (Barcelona, no se defendiera mucho. Únicamente
1954) reside en Málaga, es novelista y decía “soy inocente”, sin levantar la voz.
autor de libros de relatos y obras de tea- Luego, lo que me interesa en Pacífico
tro. Entre otras novelas, ha escrito son las relaciones personales.
Muntaner, 38 (Premio Jaén de Novela,
1996), El vendedor de rosas, Los que no ¿Cuánto hay de consciente y cuánto de
están (Premio Alfonso García Ramos de inconsciente en lo que escribe?
Novela, 2001) y Pacífico, que acaba de
ganar el Premio Dulce Chacón, 2009. Repaso mucho y está todo muy pen-
sado, pero reconozco que escribo de
¿Cuándo estuvo usted convencido de ser forma muy intuitiva. Aunque mucha gente
escritor? dice que no cree en la inspiración, yo sí.
Hay momentos de lucidez y otros terri-
Desde que me dedico profesional- bles en los que no te sale nada. Ahora
mente a ello, a partir de ganar el Premio mismo, estoy dándole vueltas a un cuen-
Jaén, en el 96. Antes había publicado, to que tenía que haber entregado hace
me encantaba escribir, pero decir “lo dejo días, y no viene.
todo y me pongo a escribir para vivir de
ello”, he podido hace 13 años. ¿Cómo podríamos ahondar más en las
Estudié Derecho, aunque no llegué a historias que escribimos?
ejercer, pero decía que era escritor (y me
daba un poco de apuro). Escritor se es De entrada, tienes que ser sincero.
cuando uno se toma en serio la escritura. Hay que perder la vergüenza, lo que no
puede hacer nunca un escritor es censu-
El narrador de Pacífico y usted, ¿qué tie- rarse a sí mismo. Luego está lo política-
nen en común? Son introvertidos, su rebeldía la llevan ¿Ficción o realidad? Qué elige. mente correcto; es horrible escribir en
por dentro. Es una rebeldía pasiva al esti- algún medio de comunicación porque te
Los gustos literarios. Me gustan lo de Gandhi. Ficción, siempre. Desgraciadamente, condicionan de una u otra forma.
Kafka y Hemingway. El hombre que está no puedo aislarme de la realidad porque Además, hay que sentir lo que cuen-
solo, sentado y quiere aventuras pero no ¿Todos sus personajes rompen con la sería peligroso. tas de una manera profunda. Cuando me
se mueve de la ciudad, que es Kafka, y el realidad? Hace 14 años fui a buscar trabajo al pongo con una novela, me planteo que
gusto por viajar, el escritor aventurero periódico Sur. Joaquín Marín me pregun- yo lo voy a vivir todo y lo voy a contar. Me
que era Hemingway. Son personajes ensimismados, tie- tó qué quería hacer. Como artículos de meto de cabeza, en el sentido de que lo
nen un trato limitado con la realidad, en el opinión hay muchos y no me atrae escri- que me rodea pierde consistencia, la rea-
¿Se puede ser ambos tipos de escritor? sentido de que son un poco sordos y dal- bir sobre la realidad (hay gente que lo lidad de mi vida la vuelco en la novela.
tónicos. Me atraen las personas que hace mejor que yo), le propuse un artícu- No hago literatura de la literatura. No
En estos tiempos en los que es tan están al margen, no les gusta la sociedad lo semanal de creación. Son cuentos, me gustan los escritores barrocos (aun-
fácil moverse de un sitio a otro, sí. Si algo como es y crean su propio mundo. historias que invento, tienen un principio que hay novelas barrocas fantásticas
me gusta tanto como escribir, es viajar; y un final. Estoy toda la semana con las como Paradiso). La literatura que me
me da ideas y ventila mi cabeza, aunque Esa ruptura con la realidad, ¿es propia orejas puestas para captar cualquier gusta es directa y está pegada a la reali-
a lo mejor no se nota, porque escribo también del escritor? detalle que me sirva. dad, aunque sea fantástica. Me refiero a
acerca de espacios comprimidos. Es un un lenguaje sencillo y no carente de poe-
pequeño mundo que puedo controlar, me De los escritores que a mí me gustan, ¿Así encuentra ideas para sus historias? sía. Los autores que me gustan son
gusta dominar visualmente la novela. sí. Siento envidia sana, y trato de apren- aquellos que te atrapan de una forma
Cuando estaba escribiendo Pacífico, me der de ellos. Escribo también como lec- Las saco de la vida cotidiana y de fácil. Que no es fácil hacerlo, por cierto.
imaginaba la calle Comercio como lo que tor, ¿no? sucesos que me llaman mucho la aten-
veía desde mi casa. No es falsa modestia, pero cuando ción. Salarios de risa, desempleo, un sistema
acabo un libro no estoy nada convencido. Los que no están surge de la historia educativo muy deficiente. Nuestra socie-
Sin embargo, el protagonista de Los que Al terminar Pacífico estaba deseando de un hombre en un pueblo de Navarra dad, ¿es demasiado pacífica?
no están construye ciudades imaginarias. sacar otro libro que lo eclipsara y, de que, durante la guerra civil, cuando mata-
pronto, empiezo a descubrir que el libro ba, decía: “hoy he dejado mudos a dos”. No veo a la sociedad pacífica, la veo
Pero son barrios y bloques militares. funciona. Quedé sorprendido al leer las Una vez que terminó la guerra, adoptó un inutilizada (cuando hablo de sociedad me
Entonces todo se hacía con barreras, críticas, y el premio que acaban de con- niño con espina bífida y no volvió a refiero a lo establecido). La gente se aco-
eran espacios asfixiantes, como en El cederme es muy literario, lo otorgan críti- hablar. moda, no tiene más remedio. Antes se
vendedor de rosas; sueñan con países cos, es un certamen al que no te presen- El germen de Pacífico fue un artículo militaba, lo hacía todo el mundo. Ahora
lejanos pero viven en un sitio cerrado. tas, no hay historias extrañas y nadie del periódico sobre el error jurídico de un se moviliza una pequeña parte de la
sabía nada, ni mi editor. hombre condenado por pederastia con sociedad, son gente que tiene muchísimo
Sus personajes no luchan contra la He tardado 7 años en escribir su propia hija. valor porque hay más métodos de repre-
adversidad. ¿Por qué? Pacífico. Es curioso porque, de no ser A partir de un tema de cuatro líneas sión, muy eficaces y sofisticados. En
por la obligación de acabarla, a lo mejor empiezo a extender. En los dos casos me cuanto a los rebeldes, la sociedad los
Encuentro absurdo que alguien inten- ni la habría publicado. La revisé tantas puse a pensar qué sería de esa persona fagocita, convirtiéndolos en clichés. Ahí
te demostrar tener la razón por medio de veces que, al final, me preguntaba si la a raíz de ocurrirle una cosa así. están las ONG y los okupas.
convencer a los demás, es como hacer gente iba a entender lo que yo quería En el caso de Pacífico, además, estu- Si yo estoy comprometido, nadie lo
concesiones a las reglas sociales, como decir en un pasaje determinado. Estar ve presenciando a diario el juicio sobre el ve. Los nuevos escritores lo tienen más
entrar en una sociedad que, como escri- tanto tiempo encerrado con una novela te asesinato de Rocío Wanninkhof, escribí difícil, es más complicado escribir que
tor, no me gusta. Mis personajes no se hace perder la perspectiva. artículos para el periódico y me llamó la antes. El peligro es que la gente se aco-
defienden físicamente ni verbalmente. atención el hecho de que aquella mujer moda.

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